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DERECHO DE LA EMPRESA

TEMA 2, LECCION 3: LAS FUENTES DEL DERECHO. LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA.

I- LA CUESTIÓN DE LAS FUENTES DEL DERECHO: CONCEPTO, CLASES Y PRINCIPIOS QUE


INFORMAN EL SISTEMA DE FUENTES.
• Tradicionalmente se distinguen dos sentidos de la expresión fuente de derecho:
- Formal: de acuerdo con el cual nos remitimos a los modos de expresión o exteriorización de las
normas jurídicas, a los cauces previstos por el ordenamiento jurídico para crear normas jurídicas (ley,
costumbre).
- Material: que hace referencia a las fuerzas o grupos sociales dotados de capacidad normativa,
legitimados para crear normas jurídicas (parlamento, grupos sociales, sindicatos).
• El art. 1 del C.c. enumera, jerárquicamente, como fuentes del ordenamiento jurídico español “la ley, la
costumbre y los principios generales del derecho”, independientemente de que cada parte del sistema pueda
utilizar su propio sistema de fuentes (el derecho penal o administrativo sólo toma como fuente la ley).
• La Constitución española ha reformado y reordenado el sistema de fuentes, siendo no sólo norma suprema del
ordenamiento jurídico, sino también fuente de las fuentes, ya que regula las demás fuentes del ordenamiento
jurídico. Además, determina quienes son los órganos competentes para crear normas jurídicas, su proceso de
elaboración y el valor de las mismas. Por ello, la Constitución debe añadirse y anteponerse a la lista tradicional
de fuentes del C.c., pues pasa a ocupar el vértice del sistema, prevaleciendo sobre toda disposición legal.
• Otra de las novedades introducidas por la norma suprema, es la concerniente a las relaciones entre las diversas
fuentes. Con anterioridad a 1.978 el sistema de fuentes se articulaba en torno a los principios de jerarquía (ley
superior en grado prevalece sobre ley inferior), temporalidad (ley posterior deroga ley anterior) y especialidad
(ley especial prevalece sobre ley general). La Constitución introduce el principio de distribución de
competencias entre Estado y Autonomías, que tiene como consecuencia inmediata el que un organismo no
pueda entrar a regular materias confiadas a otro. Si esta situación llegara a producirse, la norma reguladora
sería declarada nula, con independencia de su grado de jerarquía en el sistema de fuentes. En el caso de que el
conflicto surja en una materia o competencia común, prevalecería la norma estatal.
• Ahora bien, el criterio de jerarquía sigue jugando, por una parte, dentro de las materias de competencia estatal,
y por otra, dentro de las materias competencia de cada comunidad. Por otro lado, se mantienen los principios
de temporalidad y especialidad, dentro de cada uno de los círculos competenciales.

1- La Constitución española de 27 de diciembre de 1.978.


A) Caracterización general de la Constitución española: puede efectuarse desde una doble perspectiva:
1º- Caracteres formales:
• Se optó por una Constitución escrita y codificada frente al modelo británico, no escrita es su
totalidad.
• Su carácter extenso (169 artículos, 4 disposiciones adicionales, 9 disposiciones transitorias y 1
disposición derogativa), responde a su doble propósito: por una parte el de establecer un sistema
democrático en el que los poderes públicos estuvieran controlados, claramente delimitados, ampliando
con ello el marco de libertad y de garantía de los derechos individuales. Y por otra su finalidad
declarativa, cual es la de crear una especie de propaganda política, un molde de conducta social al que
deben adaptarse en su actuación tanto los poderes políticos como los ciudadanos.
• Su estructura se articula en tres partes fundamentales:
- Una parte declarativa, enunciativa, que recoge los principios de la Constitución (valores
superiores del ordenamiento jurídico), así como los derechos fundamentales.
- Una parte orgánica, que regula los poderes e instituciones del Estado.
- Una tercera parte, con los preceptos referidos a los procedimientos de reforma del texto.
Calificada como superrígida, prevé un procedimiento muy restringido y otro más agravado según
los cambios.
2º- Caracteres materiales:
• Se basa en la experiencia previa de otros textos constitucionales españoles y extranjeros.
• Es una Constitución imprecisa y ambigua en algunos preceptos, fruto del consenso y alta flexibilidad.
• Es igualmente una Constitución incompleta, no sólo por la presencia de lagunas jurídicas, sino también
porque remite la regulación de algunas instituciones básicas (Defensor del Pueblo, Tribunal
Constitucional…) a otra ley posterior, orgánica en su caso. Lo mismo ocurrió con la ordenación
jurídica del territorio español, que no se llevó a cabo en detalle, limitándose el título VII a establecer
dos vías de acceso a la autonomía.

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• Es una Constitución potencialmente transformadoras; tiene una vocación de transformación de la


sociedad hacia un modelo de democracia avanzada.
B) La constitución como fundamento de la organización del poder público:
• Se deduce del preámbulo y del art. 1.1 de la CE que, “España se constituye en un estado social y
democrático de derecho”.
a) Soberanía popular y Constitución:
• La CE es una constitución democrática y popular, fruto del consenso de la mayoría de los partidos
políticos y refrendada por el pueblo español. La Constitución indica que la última palabra corresponde
al pueblo español, asegurándose la fundamentación democrática de los tres poderes del Estado
(legislativo, ejecutivo y judicial).
• La soberanía puede calificarse como poder único e indivisible, pero no en sentido absoluto, ya que
se prevé la posibilidad de ceder a organismos supranacionales parte del ejercicio de competencias de
la soberanía del Estado, pero sin que ello signifique que el pueblo español deja de ser soberano.
b) El principio de división de poderes:
• La división de poderes se encuentra implícitamente reconocida en el art. 1 de la CE, y se materializa a
lo largo del resto del texto constitucional. Así, el art. 66.2 atribuye la potestad legislativa a las Cortes,
el art. 97 la potestad ejecutiva al Gobierno y el art. 117.1, la administración de la justicia a jueces,
magistrados y tribunales.
• La función legislativa no se atribuye en exclusiva a las Cortes generales, sino que en el marco de sus
competencias los Parlamentos autonómicos gozan también de potestad legislativa. Además, las Cortes
pueden delegar en el Gobierno la potestad de dictar normas con rango de ley sobre ciertas materias.
• La división de poderes responde a la reiterada necesidad de fijar límites al poder.
C) La Constitución como norma jurídica:
• Las anteriores a 1.978, salvo la de 1931, eran documentos políticos, formulaciones pragmáticas no
exigibles ante los tribunales de justicia. Carecían de fuerza vinculante. La CE del 78 rompe esta tradición.
a) Preminencia de la Constitución: su eficacia normativa:
• La Constitución es la norma suprema. Esta posición preminente se manifiesta en diferentes
caracteres:
1- Fuerza derogatoria o anuladora: es resultado de la aplicación de principios de temporalidad
(ley posterior deroga ley anterior) y de jerarquía normativa (ley superior deroga ley inferior). Sus
efectos se producen respecto de todas aquellas normas incompatibles con la Constitución vigentes
en el momento de su entrada en vigor. La fuerza anuladora atañe a la normativa postconstitucional
que no sea conforme el texto constitucional.
2- Superioridad formal: viene dada por el órgano creador de la norma y por el procedimiento
de elaboración de la misma. Procedimiento de elaboración que determina a su vez el
procedimiento de reforma.
b) El Tribunal Constitucional: los recursos de inconstitucionalidad:
• Como toda norma jurídica la CE está protegida por los jueces y tribunales de justicia ordinarios,
vinculados por la misma y por el resto del ordenamiento jurídico. Pero además, la Constitución goza
de la protección de un órgano específico: el Tribunal constitucional.
• Este órgano, intérprete supremo de la Constitución, está sujeto exclusivamente a esta última y a su
propia ley orgánica, pero no al resto del ordenamiento jurídico. Ello le permite asegurar la adecuación
de todo el sistema normativo a los mandatos constitucionales, garantizando su eficacia a través de una
serie de recursos:
1- Recurso de inconstitucionalidad: control objetivo o abstracto sobre la constitucionalidad o
no de una norma, que se hace con independencia de su aplicación a casos específicos. Están
legitimados para interponer este recurso en un plazo de tres meses desde la aprobación de la ley:
EL Presidente del Gobierno, el Defensor del Pueblo, 50 senadores, 50 diputados y en ciertos casos
los Gobiernos y Parlamentos autonómicos.
2- Cuestión de inconstitucionalidad: recurso directo y concreto que se plantea con motivo de
la aplicación específica de una norma. Puede plantearla exclusivamente el juez, ya sea de oficio o
a instancia de parte, cuando tenga dudas de una norma a aplicar en un caso concreto.
3- Recurso de amparo: único recurso que puede ser interpuesto por los ciudadanos
directamente. Es un recurso de carácter extraordinario, que tiene por objeto la tutela de los
derechos fundamentales de la Constitución frente a las vulneraciones procedentes de los poderes

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públicos. La mayoría de las veces no cabe interponer este recurso hasta haber agotado previamente
otras vías.

2- La ley como fuente del derecho: sus diversos sentidos.


• En un sentido amplio, ley equivale a derecho objetivo, abarcando la expresión todas las normas del
ordenamiento jurídico (se incluyen por tanto las normas consuetudinarias).
• En un sentido más restringido; Ley es la regla de derecho dictada reflexivamente y en forma solemne por la
autoridad legítima del Estado. Es decir que sólo serían leyes las normas emanadas de los poderes públicos
legitimados para dictarlas, en forma escrita, y revestidas de cierta solemnidad. Quedan incluidos por tanto los
reglamentos y demás normas emanadas del gobierno. Se excluyen por tanto las normas consuetudinarias.
• En un sentido limitado y técnico, la ley es la norma establecidas por las asambleas legislativas investidas de
potestad legislativa: las cortes generales y los parlamentos autonómicos. A este significado se suele aludir ocn
el término “normas con rango de ley”.
A) Las normas con rango de ley:
• Hay varias formas de ley distintas entre sí. Tras la promulgación actual de la Constitución, la ley pasa a
ocupar el segundo lugar en la jerarquía normativa del sistema de fuentes, por debajo de la Constitución
pero por encima de los reglamentos y demás normas del ordenamiento jurídico.
• Esta supremacía legislativa, debida a que la participación parlamentaria la convierte en “expresión
popular”, hace que no existan materias excluidas de su ámbito de regulación, y que, por mandato
constitucional, ciertas materias sólo podrán regularse a través de este tipo de norma. Esto se conoce con el
nombre de “reserva de ley”.
a) Las leyes orgánicas y las leyes ordinarias: el criterio para esta distinción es doble:
• El diferente grado de participación parlamentaria en el proceso de aprobación, modificación o
derogación de la norma. El Art. 81.2 de la CE dispone que la aprobación, modificación o derogación
de las leyes orgánicas exigirá mayoría absoluta del Congreso, en una votación final sobre el conjunto
del proyecto. En cambio las leyes ordinarias requieren la mayoría simple de los votos emitidos en cada
cámara (Congreso y Senado).
• Las diferentes materias objeto de regulación por uno y otro tipo de norma. El Art. 81.1 de la CE
enumera como leyes orgánicas las relativas al desarrollo de los derechos fundamentales y de las
libertades públicas, las que aprueban los Estatutos de Autonomía y el régimen electoral general y las
demás expresiones previstas en la Constitución. Quedan incluidas: las bases de la organización militar,
el Defensor del Pueblo, La suspensión individual de derechos fundamentales, el orden sucesorio de la
Corono y la iniciativa popular para la presentación de proposición de ley. Cuestiones básicas que
requieren dotarlas de la mayor estabilidad posible.
• En cuanto a la posición de la ley orgánica en el sistema de fuentes, existen diferentes tesis
doctrinales, pero parece que debe prevalecer el principio de competencia (el legislador constituyente
optó por la separación de ámbitos competenciales para establecer, las relaciones entre leyes orgánicas
y ordinarias), sobre el principio de jerarquía, sin perjuicio de que en caso de conflicto se recurra al
principio de jerarquía.
b) Las leyes autonómicas:
• Los Estatutos de Autonomía son la norma que fija la estructura organizativa básica de la
Comunidad Autónoma y que establece las reglas fundamentales a las que habrán de atenerse los
órganos de la misma para desarrollar su actividad. Es decir, cumple en la Comunidad Autónoma la
función de la Constitución a nivel estatal.
• El principio que rige entre la ley estatal y ley autonómica es meramente competencial. La ley de la
Comunidad Autónoma no vale ni más ni menos que la estatal. Sólo podrá conocer de aquellas materias
cuya competencia haya sido asumida por la Comunidad Autónoma.
B) La función legislativa del poder ejecutivo:
• La CE atribuye el poder legislativo a las Cortes. No obstante, bajo ciertas condiciones y circunstancias, el
Gobierno puede dictar “actos con fuerza de ley”, que gozan de la misma fuerza y jerarquía.
a) La legislación delegada y el decreto legislativo:
• Las Cortes podrán delegar en el Gobierno la potestad de dictar normas con rango de ley sobre materias
para las que no se exija ley orgánica, materializándose en el decreto legislativo.
• Es necesario que las Cortes habiliten al Gobierno para que dicte disposiciones con rango de ley.
• La delegación se efectuará mediante ley de bases cuando su objeto sea la formación de un texto
articulado, o ley ordinaria, cuando se trate de la refundición de varios textos legales preexistentes.

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• La delegación se otorgará de forma expresa, para materia concreta, y con fijación de plazo de ejercicio.
b) El decreto ley.
• El art. 86.1 de la CE establece que en caso de extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno podrá
dictar disposiciones legislativas provisionales que tomarán la forma de decretos-leyes y que no podrán
afectar al ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, a los derechos, deberes y libertades de
los ciudadanos regulados en el título I, al régimen de las Comunidades Autónomas, ni al derecho
electoral general.
• En este caso el Gobierno ejerce un poder propio sometido a ciertos límites: la previa existencia de una
situación extraordinaria y urgente (a juicio del gobierno) y el carácter provisional de la norma (El
Congreso deberá, en un plazo de 30 días, convalidarlo, derogarlo o, acordar su tramitación como ley
ordinaria urgente).
C) La potestad reglamentaria del gobierno:
• Así como la ley es el acto normativo del Parlamento, el reglamento es el acto normativo del Gobierno.
Dentro de los reglamentos existe una jerarquía determinada por la autoridad de la que proceden:
- Decretos: procedentes del Consejo de Ministros.
- Ordenes: dictadas por las comisiones delegadas del gobierno o por cada Ministro en el ámbito de
su departamento.
- Disposiciones de órganos inferiores (resoluciones, circulares, instrucciones, etc...).
• Los reglamentos suelen ejecutar, desarrollar o complementar leyes anteriores existentes. Por ello, un
reglamento nunca podrá vulnerar una ley, ni podrá regular materias sometidas al principio de reserva de ley
si no existe autorización expresa de una ley.
D) Criterios de ordenación de las leyes:
1- La Constitución, norma suprema y cima del ordenamiento jurídico. A ella se encuentran sujetas, y
conforme a ella deben interpretarse las leyes y el resto del ordenamiento.
2- La ley, jerárquicamente subordinada a la Constitución y por encima de los reglamentos.
a) Ley orgánica, cuya aprobación, modificación o derogación requiere mayoría absoluta del
Congreso. Tiene por objeto la regulación de las materias enumeradas en el art. 81 de la CE.
b) Ley ordinaria: para algunos autores la relación es meramente competencial, y para otros juega
también el principio de jerarquía. La postura del TC es de complementación de ambos principios.
Tenemos la ley estatal y ley autonómica.
c) Normas con rango de ley, de carácter excepcional, emanadas del Gobierno: decretos legislativos y
decretos leyes.
3- El reglamento, subordinado jerárquicamente a la Constitución y a la ley: decreto, orden acordada
por comisiones delegadas del Gobierno, orden ministerial y otro tipo de disposición general. Entre ellos
rige, a su vez, el principio de jerarquía normativa interna.
• A estos dos principios de jerarquía y competencia, debe sumarse los ya mencionados de
temporalidad y especialidad.

3- Los tratados internacionales.


• Los Tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, forman parte
del ordenamiento jurídico interno.
• La posición jerárquica en la ordenación de las fuentes, arroja claramente el resultado de subordinación a la
Constitución de los Tratados internacionales.
• Los Tratados vienen a constituir un escalón infraconstitucional y supralegal, una suerte de escalón intermedio
entre la Constitución y la ley. Esta tesis puede ser admitida para los tratados que hayan sido aprobados con
intervención del poder legislativo y no puede ser aplicada a los tratados celebrados sólo por el Gobierno. Las
relaciones entre leyes y tratado son muy complejas.
• Para contraer obligaciones internacionales contrarias a la Constitución o a la ley se exige la reforma de la
Constitución o la autorización del legislador, sin cuyos requisitos sólo cabe obligarse en la medida de que no se
vulnere con ello la legalidad. Construida válidamente la obligación, no cabe que sea alterada por ningún órgano
del gobierno, ni siquiera el legislador, por que supondría la negación del principio pacta sunt servanda, por lo
que el tratado se aplicará por encima de la ley.

4- El problema del derecho derivado de la CEE.

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• La Comunidad Europea, crea un auténtico ordenamiento jurídico obligatorio dentro de su ámbito competencial,
que se impone a los Estados miembros, y debe ser coordinado con los ordenamientos propios o internos de
cada uno de los estados.
• En nuestro país, el artículo 93 de la Constitución hizo posible la atribución de competencias a la UE, mediante
un reparto de competencias denominado principio de atribución, según el cual la UE ejerce exclusivamente las
competencias cedidas por los estados, y las demás permanecen bajo la soberanía de éstos.
• El derecho comunitario se suele dividir en derecho originario o primario (es el que se contiene en los tratados
constitutivos y sus sucesivas modificaciones de Maastrich o Niza en donde se diseñan las instituciones de la
UE y los principios y libertades básicas del mercado común) y el derecho derivado o secundario (es el que
procede de las instituciones de la UE destacando los reglamentos, las directivas y otras normas menores).
• Los reglamentos tienen alcance general, son obligatorios en todos sus elementos y directamente aplicables en
cada Estado miembro sin necesidad de adaptación a su derecho interno. Son como leyes pero con origen la UE.
Su entrada en vigor determina la inaplicación del derecho interno que sea contrario a su contenido, pues el
reglamento goza de primacía en los ámbitos competenciales que pertenecen a la UE.
• Las directivas son similares, pero conceden un plazo a cada estado miembro para la transposición de la
directiva al derecho interno y la realización de las modificaciones y adaptaciones pertinentes, siguiendo el
principio de autonomía institucional. La Directiva surte efectos desde su entrada en vigor.
• Las directivas plantean problemas en la práctica por depender su plena eficacia de su incorporación al derecho
de cada estado miembro. Así, desde que la directiva entre en vigor, y hasta que expire el plan para su
incorporación, si el estado tiene una normativa sobre la materia regulada contraria a ésta, y la directiva fija un
contenido claro y determinado, se puede invocar ante los tribunales nacionales el principio de interpretación del
derecho interno conforme a lo dispuesto en la directiva.
• El principio de primacía significa que ante un conflicto entre Derecho estatal y Derecho comunitario los
operadores jurídicos deben aplicar siempre de forma preferente la norma comunitaria.

II- LAS DEMAS FUENTES DEL DERECHO.


1- La costumbre: concepto, caracteres y clases. Normas consuetudinarias.
• En nuestro ordenamiento jurídico la costumbre es también fuente de derecho. Es la “norma creada por la propia
comunidad mediante la reiteración de comportamientos que se consideran socialmente de necesaria
observancia”. Son verdaderas normas jurídicas, cuya violación acarrea, no una mera recriminación social, sino
una responsabilidad de tipo jurídico. No suelen darse a conocer por escrito, sino por su uso continuado.
• Tradicionalmente han sido exigidos por la doctrina dos requisitos para poder hablar de una costumbre:
- Un elemento material: la observancia reiterada de un comportamiento.
- Un elemento espiritual: la convicción social de su carácter obligatorio (la “opinio iuris”).
• La costumbre es una fuente de carácter subsidiario; sólo regirá en defecto de ley aplicable.
• Es una de las dos excepciones en que el tribunal no tiene el deber de conocer el derecho (principio “iura novit
curia”, sino que será el litigante que la invoque quien deberá probar su existencia, contenido y alcance.
• De acuerdo con su relación con la ley, se suelen clasificar en:
- Contra legem (o contraria a lo preceptuado legalmente): se encuentran prohibidas por el art. 1 C.c.
- Secundum legem (o conformes con lo dispuesto por la ley).
- Praeter legem (contemplan situaciones no reguladas legalmente): admitidas por el art. 1.3 del C.c.

2- Los usos normativos.


• Algunos autores hablan de usos interpretativos y usos no interpretativos o normativos. Otros autores prefieren
hablar de la función normativa del uso y la función interpretativa del uso.
• La función normativa del uso, esto es, su alcance conformador o imperativo para las partes, se encuentra
contemplado en el tenor del art. 1258 del C.c.: “los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, y
desde entonces obligan, no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a todas las
consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso y a la ley”. Como puede
observarse, el uso es una regla o pauta de comportamiento negocial, obligatorio para los contratantes, que se
superpone al contenido pactado o estipulado.
• La función meramente interpretativa de los usos negociales viene admitida en el tenor del art. 1287 del C.c.: “el
uso o la costumbre del país se tendrán en cuenta para interpretar las ambigüedades de los contratos, supliendo
en éstos la omisión de cláusulas que de ordinario suelen establecerse”. Es, por tanto, una función supletoria. Si
las partes no lo han previsto, los usos integran o complementan el contrato en ese punto.

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3- Los principios generales del derecho: concepto y funciones.


• El art. 3 del C.c. finaliza la enumeración del sistema de fuentes con los principios generales del derecho,
afirmando que: “se aplicarán en defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del
ordenamiento jurídico”. Tales principios encuentran su fundamento en la comunidad entera, a través de sus
convicciones y creencias.
• Muchos se encuentran recogidos de modo expreso en los textos legales: principio de igualdad, el de jerarquía
normativa o el principio de “iura novit curia”. Otros están de modo implícito, como el principio de autonomía
privada. Junto a ellos, existen otros principios que la doctrina denomina lógico-sistemáticos, que se desprenden
de las disposiciones concretas: principio de libertad de forma, principio de autorresponsabilidad, etc.
• Los principios generales del derecho cumplen tres funciones:
1- Constituyen el fundamento de todo el ordenamiento jurídico.
2- Orientan la función interpretativa.
3- Son auténtica fuente de derecho en ausencia de norma legal o consuetudinaria.

4- Los convenios colectivos.


A. La principal particularidad de las fuentes del derecho del trabajo radica en que entre ellas puede figurar, en
determinadas condiciones, la autonomía colectiva, o poder conjunto de decisión de los representantes de los
trabajadores y empresarios. A la autonomía colectiva se le reconoce poder normativo en determinados aspectos
laborales, y se ejercita a través de la negociación colectiva laboral y su fruto es el convenio colectivo.
• La negociación colectiva puede ser definida (artículo 37.1 de la CE) como el proceso formalizado de diálogo
entre representantes de los trabajadores y empresarios encaminado, en ejercicio de su autonomía colectiva, a la
consecución de un convenio colectivo regulador de las relaciones entre ambos, así como de las condiciones a
que han de ajustarse los contratos de trabajo en un ámbito determinado.
• El campo de juego habitual del convenio colectivo es la empresa o el sector de actividad. Pero el convenio
colectivo de trabajo puede tener un ámbito general o interprofesional. Así resulta de la posibilidad de
negociación colectiva a varios niveles reflejada en el estatuto de los trabajadores.
B. Según el círculo de trabajadores y empresarios que van a quedar dentro de su campo de aplicación, los
convenios colectivos pueden clasificarse en convenios de eficacia general o erga omnes (extiende sus efectos
sobre la totalidad de los trabajadores y empresarios incluidos en su ámbito funcional y territorial de aplicación,
sin distinguir entre afiliados y no afiliados) y eficacia limitada (limita su radio de acción sólo a aquellos
empresarios y trabajadores directamente representados por los sujetos negociadores).
• La eficacia general no es una característica consustancial al convenio colectivo. Precisa de una atribución legal
que debe ir acompañada de una intervención normativa del legislador en la ordenación de la actividad
negociadora. La legislación española ha optado por conceder eficacia general a los convenios colectivos
negociados y concluidos de acuerdo con el título III del estatuto de los trabajadores, o convenios estatutarios.
• A falta de una indicación legal en sentido contrario, el convenio colectivo limita sus efectos a quienes están
representados por las partes negociadoras por vínculos de afiliación o de apoderamiento expreso. Si no se ha
producido dicha atribución legal de eficacia erga omnes, el convenio colectivo tiene, en principio, eficacia
limitada. Tal es el caso de los convenios extraestatutarios en el ordenamiento español.
• El régimen jurídico del convenio extraestatutario será determinado por la voluntad de las partes negociadoras,
que gozan de gran autonomía. La eficacia de los pactos no puede ser puesta en entredicho si los mismos
respetan la jerarquía normativa y se sujetan a los límites legales, es decir, si son aplicables en sus propios
términos y no afectan a quienes han quedado fuera de su ámbito de aplicación.

III- LAS REGLAS CREADAS POR LOS PARTICULARES.


• La autonomía privada es el poder de la persona para reglamentar y ordenar las relaciones jurídicas en las que es
o ha de ser parte. Algunos autores la consideran como fuente de derecho. No nos sumamos a esta opinión, la
fuerza vinculante de estas normas obedece a la existencia de un previo consentimiento prestado por los
contratantes, sin posibilidad de extenderse al resto de la sociedad. Carece de generalidad.
• El negocio jurídico constituye la expresión máxima de la autonomía privada. El negocio jurídico es el acto a
través del cual las partes persiguen un fin digno de tutela jurídica. Hay que distinguir entre hecho jurídico
(suceso al cual el derecho liga determinados efectos, al margen de la voluntad individual) y acto jurídico
(comportamiento voluntario dotado de transcendencia jurídica).

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• Como cauce de exteriorización de la autonomía privada, el negocio jurídico crea normas, pero normas
únicamente vinculantes para sus autores, y respecto de ese negocio concreto. Ejemplo de negocio jurídico por
excelencia es el contrato.

IV- LA JURISPRUDENCIA COMO PRETENDIDA FUENTE DEL DERECHO.


• En sentido amplio, la jurisprudencia es la doctrina y criterios que establecen jueces y tribunales al interpretar y
aplicar las normas jurídicas. En su significado técnico estricto, sólo es jurisprudencia la doctrina emanada de
las resoluciones judiciales que pronuncia el tribunal supremo a través de sus 5 salas.
• El artículo 1º apartado 6 del C.c. establece que “la jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con
la doctrina que, de modo reiterado, establezca el tribunal supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y
los principios generales del derecho”.
• Por tanto, la jurisprudencia no es fuente de derecho de nuestro ordenamiento jurídico, pero desempeña un
destacado papel como complemento del mismo.
• El tribunal supremo tiene encomendada, a través del recurso de casación, la tarea de asegurar una
interpretación y aplicación uniforme y correcta de las normas jurídicas. Ahí reside el valor complementario de
la jurisprudencia, y al mismo tiempo fundamental.
• Hoy en día se vive un momento “jurisprudencial” del derecho: por el desprestigio de las leyes y la doctrina, que
mantiene en multitud de cuestiones criterios contrapuestos.
• Requisitos de la jurisprudencia:
1. Que proceda del tribunal supremo y en concreto de la sal dedicada a la materia en cuestión.
2. Que el criterio pertenezca al razonamiento principal de la sentencia (ratio decidendi) y no se trate
de afirmaciones incidentales y colaterales (obiter dicta).
3. Que el criterio sea estable, que coincidan al menos dos sentencias basadas en el mismo criterio.
4. Que exista sustancial identidad entre los casos concretos decididos por las sentencias y aquel otro
al que se le quiere aplicar la doctrina juridisprudencial.
• Funciones de la jurisprudencia:
1. Una función de interpretación de las normas, aclarando la significación de expresiones ambiguas.
2. Una función de interpretación integradora de las normas, cuando se introducen en ellas variantes,
que, sin aparecer expresamente en las mismas, son exigidas por su coherencia sistemática dentro del
ordenamiento.
3. Una función de consagración de los principios generales de derecho, extrayéndolos del
ordenamiento y aplicándolos en los casos que procedan con arreglo al sistema de fuentes.

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