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EL SISTEMA

E S PA Ñ O L D E
I N N O VA C I Ó N
S ITUACIÓN EN 2004
EL SISTEMA

E S PA Ñ O L D E

I N N O VA C I Ó N
S ITUACIÓN EN 2004

F U N DAC I Ó N C OT E C PA R A L A I N N OVAC I Ó N T E C N O L Ó G I C A
Coedición realizada por el Departamento de Ciencia, Tecnología y Universidad
del Gobierno de Aragón y el Instituto Tecnológico de Aragón.
Julio 2004

o 1998
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Fundación Cotec para la Innovación Tecnológica
Plaza del Marqués de Salamanca, 11, 2.º izquierda
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ISBN: 84-95336-43-X
Depósito Legal: M. 27459-2004
Índice

Prólogo 9
Resumen 13
Introducción 39
Parte I. Situación del sistema español de innovación en 2004
1. Los criterios para el análisis del sistema español de innovación 47
1.1 Las empresas 47
1.2 Las administraciones públicas 48
1.3 El sistema público de I+D 49
1.4 Las organizaciones de soporte a la innovación 51
1.5 El entorno 52
2. Las empresas 55
2.1 El esfuerzo innovador 55
2.2 La organización para la innovación 65
2.3 Resultados de la actividad innovadora 74
3. Las administraciones públicas 83
3.1 La administración central 83
3.2 Las administraciones autonómicas 102
3.3 La administración europea 109
4. El sistema público de I+D 111
4.1 Evolución 111
4.2 Calidad del sistema público de I+D 113
4.3 Relación del sistema público de I+D con el tejido productivo 114
5. Las organizaciones de soporte a la innovación 121
5.1 Los centros tecnológicos 122
5.2 Las organizaciones de transferencia de tecnología y de
sensibilización hacia la tecnología 130
5
5.3 Los centros de apoyo al aumento de productividad mediante la
modernización tecnológica de operaciones 133
5.4 Los parques tecnológicos y científicos 134
5.5 Las agrupaciones en red para investigación en tecnologías de interés
industrial 137
6. El entorno 139
6.1 Mercado 139
6.2 Capital riesgo y private equity 148
6.3 Capital humano 152
6.4 Percepción social de la ciencia y la tecnología 165
Parte II. Innovación y economía
7. Las fuentes económicas de la innovación 171
7.1 Las oportunidades tecnológicas 171
7.2 Los mercados y empresas 171
7.3 Actuación pública e instituciones 173
8. Los efectos económicos de la innovación 175
8.1 Crecimiento y productividad 175
8.2 Competitividad y estructura productiva 176
8.3 Una nueva economía 178
9. La economía española y la tecnología 181
9.1 Las empresas y los mercados 181
9.2 Una comparación microeconómica europea 184
9.3 La estructura productiva 190
9.4 La productividad 192
Parte III. Innovación y ciencia
10. La opinión de los expertos empresariales y del sistema
público de I+D 199
10.1 Variación del nivel de contratación 199
10.2 Características de las relaciones contractuales 200
10.3 Influencia de la empresa en la creación científica 201
10.4 Comportamiento comercial 202
10.5 Incidencia de la burocracia de la contratación pública 203
10.6 Hacia una más directa relación de los investigadores con
el mundo de los negocios 203
6
Parte IV. Diagnósticos y recomendaciones
11. Las empresas 211
11.1 Diagnósticos 211
11.2 Recomendaciones 217
12. Las administraciones públicas 221
12.1 Diagnósticos 221
12.2 Recomendaciones 228
13. El sistema público de I+D 235
13.1 Diagnósticos 235
13.2 Recomendaciones 240
14. Las organizaciones de soporte a la innovación 243
14.1 Diagnósticos 243
14.2 Recomendaciones 248
15. El entorno 251
15.1 Diagnósticos 251
15.2 Recomendaciones 256
Referencias 259
Siglas y acrónimos 263
Anexo I. Participantes en los debates para el Libro Blanco 267
Anexo II. Expertos participantes en la elaboración
del documento 277
Anexo III. Diagnósticos y recomendaciones del Libro Verde 283

7
Prólogo

El Libro Blanco de Cotec, publicado hace seis años, fue el primer análisis profun-
do y completo que se realizó en España para examinar nuestra situación compa-
rada en materia de innovación, un factor que ya en 1998 identificamos como la
clave más importante para el crecimiento económico y el desarrollo social. Plan-
teábamos algo que hoy resulta evidente. La competitividad no puede basarse en
costes bajos sino en prestaciones y calidad por la vía de la innovación.
En aquel Libro Blanco Cotec aplicó, por primera vez, el concepto, entonces no-
vedoso, de sistema nacional de innovación como el principal marco generador
de riqueza y bienestar en las sociedades avanzadas. Y, sobre la base de ese
modelo, se establecían una serie de diagnósticos y recomendaciones, sugirien-
do medidas y actuaciones para aumentar su eficacia. Aquel primer análisis cons-
tituyó un hito importante y el punto de partida de otros posteriores que han per-
mitido a todos los agentes implicados llegar a un mejor entendimiento de la si-
tuación de España en relación con la de otros países de nuestro entorno.
Aquellas propuestas han sido, de hecho, criterio de referencia tanto para el mun-
do empresarial como para las administraciones públicas. Y muchas de ellas han
tenido una clara influencia en decisiones importantes que se han producido en
los últimos años.
El sistema español de innovación ha evolucionado considerablemente y también
lo ha hecho nuestra capacidad de comprender los mecanismos que intervienen,
a favor o en contra, en los procesos innovadores. Y la intensidad de esa evolu-
ción nos ha hecho ver claramente la necesidad de aplicar de nuevo el modelo de
análisis del Libro Blanco adaptando su enfoque a la situación en que nos encon-
tramos hoy. En esta ocasión, abordando el estudio de un sistema más maduro
que requiere utilizar nuevos criterios mejor adaptados a la realidad actual.
Como ya ocurrió en la primera edición, en el largo proceso de elaboración del
nuevo Libro Blanco han participado, tanto en la fase previa con aportaciones in-
dividuales como en los debates posteriores, más de un centenar de expertos que
conocen bien desde diferentes ángulos los procesos de innovación que hoy tie-
nen lugar en España, porque pertenecen a todos los agentes implicados, desde
las administraciones públicas y las instituciones académicas hasta el mundo em-
presarial y financiero.
Cotec ha procurado fundar sus propuestas sobre un consenso muy amplio. La
sistematización de esos debates nos ha permitido alcanzar una sólida base de
acuerdo a partir de la cual se formulan los nuevos diagnósticos y se plantean las

9
nuevas recomendaciones. Vaya por delante nuestro agradecimiento a ese valioso
equipo de expertos que han participado en su gestación y especialmente a los
Patronos de Cotec que continúan colaborando de forma muy activa, con entu-
siasmo y generosidad.
¿Qué ha cambiado en estos seis años? En primer lugar, contrariamente a lo que
ocurría en 1998, la innovación está hoy claramente situada en la agenda pública
española, empieza a ser tomada en consideración en la estrategia empresarial y
a recibir atención en los programas políticos. Los últimos Gobiernos han sido muy
conscientes de la importancia de la innovación y han adoptado, de hecho, medi-
das importantes cuyos resultados son ya apreciables. Además, la innovación es
un tema que recibe cada vez más atención en los medios informativos, lo que sin
duda es reflejo de un mayor interés social. En casi todos esos ámbitos, por tan-
to, la innovación se valora con relevancia notable, como causa impulsora de cam-
bios sociales y económicos.
El nuevo Libro Blanco de Cotec pone en evidencia, sin embargo, que se ha pro-
ducido una evolución positiva pero todavía insuficiente. El sistema español de in-
novación ha incrementado su tamaño y, sobre todo, su diversidad, tanto en su di-
mensión sectorial como geográfica. Teniendo en cuenta el volumen de recursos
implicados es eficaz, pero se comprueba que tiene dimensiones demasiado re-
ducidas.
En el sistema, en cada uno de sus agentes, conviven unos pocos elementos que
actúan con notable eficacia con muchos otros todavía ajenos a la importancia de
la innovación tecnológica. Por ejemplo, las agrupaciones empresariales continúan
siendo poco activas en el campo tecnológico pero se comprueba que las empre-
sas que han optado por la colaboración en este ámbito, tanto entre ellas como
con la investigación pública, se han convencido a la vista de los resultados obte-
nidos. Desgraciadamente, al margen de esos casos muy destacables y dignos de
emulación, son los sectores de alta tecnología los que menos han avanzado en
estos años y han perdido competitividad en el ámbito europeo. Y esto ocurre
cuando nuestro mercado interior ha despertado a esta oferta que es atendida
principalmente por la vía de las importaciones.
El primer Libro Blanco de Cotec concluía que la moderna política industrial debía
ser fundamentalmente una política de fomento de la innovación. Insistía en que la
disponibilidad de tecnología no era el cuello de botella que limitaba el impulso de
la innovación tecnológica en España. Señalaba que el origen de los problemas se
situaba más bien en la urgente necesidad de crear un entorno que estimulara al
empresario a aceptar los riesgos de la innovación. Se trataba, pues, de un pro-
blema cultural, que reclamaba y sigue reclamando un profundo cambio de actitu-
des.
Hoy es preciso afirmar que, a pesar de los cambios señalados, las políticas de in-
novación no han alcanzado todavía la relevancia que la sociedad del conocimien-
to requiere. Hay que insistir, por ello, en que es necesaria una política de fomen-

10
to de la innovación más extensa que la política científica y tecnológica. Y, en ese
sentido, resulta esencial la revisión de la actual Ley de la Ciencia como un cami-
no necesario para dar un mayor peso político a la ciencia y la tecnología acorde
con sus implicaciones económicas.
Es precisa una política que impulse la transferencia de tecnología y la financiación
de las actividades de innovación, por la vía directa o indirecta, como es el caso
de los incentivos fiscales. Una política capaz de, por un lado, remover obstáculos
a la iniciativa empresarial y, por otro, inducir a otras políticas como las de cultura,
educación y regulación, a prever sus consecuencias sobre la actitud innovadora.
Del nuevo Libro Blanco de Cotec se deduce con claridad que la política de fo-
mento de la innovación no ha logrado inducir al gasto empresarial, sino que en
muchos casos lo ha sustituido. Es decir, que el aumento del gasto público no ha
tenido un efecto multiplicador en el sector privado.
La política debe servir para que las empresas, como principales agentes, innoven
de verdad y aprovechen para ello el potencial científico y tecnológico que ofrece
el sistema público de I+D. Para establecer esos objetivos, existe ya un buen ins-
trumento que es el recientemente aprobado Plan Nacional de I+D 2004-2007.
Ese Plan, que ha sido elaborado con la participación de muchos expertos, conti-
nua las líneas básicas del anterior (2000-2003) que, al margen de que no se con-
sidere satisfactorio su nivel de ejecución, no ha recibido críticas sustanciales ni a
sus objetivos ni a su estructura. La nueva legislatura ofrece, en ese sentido, la
ocasión de lograr su adecuada puesta en práctica.
El nuevo Libro Blanco de Cotec concluye con una visión relativamente optimista
sobre la capacidad que España empieza a poner de manifiesto. El ritmo de cre-
cimiento es en valores absolutos más que aceptable pero no es suficiente para
alcanzar a nuestros socios europeos, que no han dejado de avanzar en ese ca-
mino desde posiciones bastante más favorables que la nuestra. Para alcanzarles
tenemos que ir mucho más deprisa. Los avances, parciales aunque muy signifi-
cativos, logrados hasta ahora deberían constituir, por emulación, un estímulo ante
la magnitud de la tarea pendiente.
En consecuencia, ha llegado el momento de plantear un compromiso mayor, mu-
cho más firme y decidido que el que nos ha llevado hasta donde nos encontra-
mos hoy, si de verdad queremos que en un período razonable de tiempo España
ocupe un puesto destacado en Europa. Con ese objetivo, el nuevo Libro Blanco
de Cotec hace propuestas concretas y muy exigentes que en muchos aspectos
requieren cambios profundos y radicales.

José Ángel Sánchez Asiaín


Presidente de Cotec, marzo de 2004.

11
Resumen

A grandes rasgos, el sistema español de innovación presenta en 2004 una situa-


ción claramente mejor que hace seis años. Es notable el crecimiento, en este pe-
ríodo, de la diversidad del tejido empresarial español en capacidad tecnológica e
innovadora, así como la diferenciación regional, dos dimensiones que se cruzan y
que hacen que el sistema español sea hoy mucho más complejo y diverso que
entonces. Sin embargo, dentro de esta heterogeneidad, sólo se aprecian grandes
divergencias en contados sectores y localizaciones geográficas, por lo que la
descripción global a la que obliga un enfoque de ámbito nacional no pierde su va-
lidez, si se está dispuesto a admitir la existencia de singularidades que, por lo ge-
neral, presentan aspectos sensiblemente mejores que los que refleja la media del
conjunto nacional.
El sistema ha crecido en cantidad y calidad, en proporciones que por sí mismas
son más que aceptables, pero su grado de desarrollo está muy lejos de ser sa-
tisfactorio en comparación con nuestros socios europeos, y menos con Estados
Unidos. La distancia que nos separa de los países de nuestro entorno sigue sien-
do considerable, de modo que, pese a nuestro elevado ritmo de crecimiento, ne-
cesitaremos más de una década para alcanzarlos, a menos que podamos con-
seguir una verdadera explosión de nuestro sistema de innovación. Además, este
crecimiento debe ser selectivo. Los sectores de alta y media alta tecnología no
han crecido al ritmo de los otros sectores, y en consecuencia hoy son menos
competitivos, incluso en el mercado nacional. Si España comenzó su incorpora-
ción a los países industrializados en la década de los sesenta, ahora debe hacer-
lo al grupo de los tecnológicos, de lo contrario perderá de nuevo el tren de la his-
toria.
Otro hecho que se constata es que el sistema español de innovación funciona
con corrección, e incluso con envidiable eficiencia para un contado número de
empresas, dentro de un número restringido de sectores empresariales y con la
concurrencia de un escaso número de investigadores. Se trata de un sistema pe-
queño pero eficaz, en el que se integra una parte demasiado reducida de todos
los agentes que lo componen. La explosión, a la que más arriba se ha hecho re-
ferencia, debería suponer la integración en el sistema de un alto número de nue-
vos participantes de todos los subsistemas. Esta cuestión demanda no sólo que
los agentes crezcan en número sino también, y esto es mucho más difícil e im-
prescindible, que aprendan a colaborar entre ellos. El funcionamiento de las inter-
faces entre agentes ha sido siempre el cuello de botella de la eficiencia de los sis-
temas de innovación.
13
También se hace evidente que sólo en contadas ocasiones se ha producido la
agrupación empresarial con objetivos tecnológicos. Y esto se refiere tanto a los
entornos sectoriales como a las relaciones entre clientes y proveedores, ya sean
de grandes o pequeñas dimensiones. Es obligado decir que cuando ello ha teni-
do lugar, los resultados han sido tan positivos como los que se pueden encontrar
en los sistemas más desarrollados. De nuevo aflora la necesidad de un explosivo
aumento de experiencias positivas y en principio posibles.
En estos seis años, España ha asistido a un mayor reconocimiento de la importan-
cia de la tecnología y la innovación para el desarrollo y el bienestar del país. La so-
ciedad es más sensible y recibe continuamente mensajes en este sentido, pero es-
tos impulsos no se mantienen en el tiempo. Ni las decisiones empresariales ni las
políticas han cubierto las expectativas levantadas por las declaraciones. El número
de empleos tecnológicos no ha crecido de acuerdo con las estrategias empresa-
riales anunciadas ni tampoco los recursos públicos se han adaptado a la sociedad
del conocimiento, que ha sido aceptada como modelo para el inmediato futuro.
En el análisis realizado para preparar este documento se ha utilizado el modelo de
sistema de innovación postulado en 1998, que se compone de cinco agentes:
Empresa, Administraciones públicas, Sistema público de I+D, Organizaciones de
soporte a la innovación (denominadas Infraestructuras en 1998) y Entorno (mer-
cado, sistema educativo, sistema financiero...). Los diagnósticos y recomenda-
ciones que han sido consensuados, para cada uno de los agentes del sistema,
se resumen a continuación.

Empresas

Como se ha dicho más arriba, el esfuerzo en innovación empresarial ha crecido


en estos últimos años, tanto en los sectores manufactureros como, y de forma
especial, en servicios, pero el número de empresas que recurren a este mecanis-
mo para la mejora de su competitividad está todavía alejado del índice medio
europeo, aproximadamente el doble que el español. La opinión generalizada es
que gran parte de nuestro tejido productivo se dedica a tareas de niveles tecno-
lógicos medios o bajos o a la utilización de tecnología incorporada en bienes de
equipo y en productos semielaborados, lo cual conduce a mejoras competitivas
de corta duración y poco diferenciadoras en un mercado global. Esto explicaría
que la productividad media española haya crecido en la segunda mitad de la pa-
sada década con tasas inferiores a un tercio de la media europea.

Los productos españoles de tecnologías medias y bajas se comportan mejor


que hace seis años en los mercados exigentes, seguramente debido a mejoras
de calidad y gestión. Sin embargo, la aparición de nuevas empresas de base
tecnológica es todavía poco frecuente con lo que el valor añadido, el empleo y
las ventas en estos sectores, cruciales para el crecimiento económico, no han
14
aumentado al ritmo habitual en Europa y están muy lejos del de los EEUU. Una
estructura productiva como la española demanda pocos servicios tecnológicos y
en consecuencia escasea su oferta, por lo que las empresas de pequeñas di-
mensiones no encuentran ayudas para la incorporación de tecnología. Otra ca-
racterística de nuestro tejido empresarial es la escasez de grandes empresas en
sectores intensivos en tecnología, que actúen como tractoras de sus suministra-
dores y clientes.

La evolución positiva de la capacidad para producir riqueza y crear empleo de-


manda un claro aumento del nivel tecnológico y de la actividad innovadora de las
empresas. Esto sólo se puede conseguir con la adopción de estrategias que re-
curran a la tecnología como factor de competitividad. Estas estrategias van, por
una parte, a imponer la necesidad de identificar, asimilar y adaptar nuevas tecno-
logías a los procesos productivos. Y por otra, a determinar los caminos para lo-
grarlo, que pueden incluir la cooperación con otras empresas, la colaboración
con centros de tecnología e, incluso, la generación interna a través de actividades
de I+D. De esta actividad de I+D deberán derivarse desde mejores criterios para
futuras elecciones de tecnologías hasta oportunidades para la creación de em-
presas spin-off.

Otras facetas en las que existe consenso son el bajo nivel comparativo de las inver-
siones empresariales en tecnologías horizontales, la decreciente participación espa-
ñola en el mercado nacional de productos y servicios avanzados, y el escaso interés
por proteger los derechos de propiedad industrial e intelectual. Nuestro índice inver-
sor en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) para la empresa,
que afectan a la productividad de todos los procesos empresariales y permiten nue-
vas formas de hacer negocio, si bien presenta tasas de crecimiento anuales de dos
dígitos, es sólo similar a la media europea y tiene un crecimiento muy por debajo del
necesario para alcanzar en un período razonable a los países de nuestro entorno. El
mercado español de productos y servicios de alto contenido tecnológico y valor
añadido presenta ya características de consumo y competitividad similares al resto
de los mercados europeos. Sin embargo, hasta el momento presente, la empresa
española no ha aprovechado la oportunidad que proporciona el mercado cercano
en la demanda de bienes y servicios avanzados que, en una proporción muy eleva-
da, es satisfecha por importaciones. Y sigue siendo exageradamente escaso el nú-
mero de patentes españolas generadas anualmente, a pesar de que en los últimos
años la tasa de crecimiento ha sido superior a la media europea.
Para lograr la modernización que se reclama para el tejido productivo, las empresas,
especialmente a través de sus asociaciones, deberían colaborar en la definición de
las políticas públicas y aprovechar las oportunidades que ofrecen los programas de-
rivados de ellas como, y muy especialmente, los orientados a estimular la incorpora-
ción de investigadores y tecnológos y a la utilización de las tecnologías de la infor-
mación y las comunicaciones en sus procesos. Es también urgente que la innovación
y la tecnología sean objeto central de la gestión empresarial, actividades que debe-
rían estar sujetas a los procedimientos habituales de contabilidad analítica.
15
Administraciones
La Ley de la Ciencia de 1986 ha guiado hasta ahora la política científica y tecno-
lógica de la Administración General del Estado. El Plan de I+D que prevé esta Ley
está actualmente en su quinta edición y a lo largo de los años se ha convertido
en el eje de la mayor parte de la actuación pública.

Los fondos para actividades de ciencia, tecnología e innovación, que se presu-


puestan como la Función 54 de los Presupuestos Generales del Estado, han creci-
do significativamente, superando los cuatro mil millones de euros para 2004. Los
principales responsables del citado crecimiento son los créditos, que ascienden a
dos mil millones, casi el cincuenta por ciento destinado a proyectos tecnológicos
para Defensa. De los dos mil millones no reservados a créditos, seiscientos millo-
nes se destinan a gastos corrientes del sistema público de I+D y cuatrocientos a in-
versión, lo que deja alrededor de unos mil millones que se dedican a transferencias.

Con estas transferencias se financian las participaciones en programas interna-


cionales (ESA, CERN, ..), las fundaciones y las sociedades estatales, quedando
sólo unos quinientos millones para los Programas Nacionales de I+D, por los que
compiten, en programas específicos, los centros públicos de investigación y las
empresas. Una idea de la cifra captada por las empresas en forma de subven-
ciones se puede obtener de la Memoria de Actividades de I+D+I de 2002 de la
Comisión Ministerial de Ciencia y Tecnología, según la cual ese año las empresas
recibieron en forma de subvenciones unos cuarenta millones de euros, en impor-
tes unitarios medios del orden de los sesenta mil euros.

Las empresas recibieron además en el año 2002 cuatrocientos millones de euros


en forma de créditos del Ministerio de Ciencia y Tecnología y otros doscientos mi-
llones del CDTI, también en su mayor parte en forma de créditos.

Esta política de fomento de la innovación no ha tenido un claro efecto inductor


sobre los gastos de I+D empresarial. A pesar del fuerte crecimiento de la Función
54 en los últimos años, que ha superado el quince por ciento anual acumulativo,
el gasto empresarial ha mantenido un incremento constante anual del diez por
ciento. Una posible explicación es que las empresas han recibido directamente
una porción muy reducida de los fondos públicos y además en ayudas unitarias
de cuantía tan baja que no invita a emprender aventuras innovadoras y que, po-
siblemente, la disponibilidad de créditos sólo es capaz de sustituir la financiación
propia en gastos corrientes o en innovaciones de poco riesgo. Por otra parte, la
excesiva burocracia, los controles reiterados y los costes financieros derivados de
los créditos son también argumentos que disuaden a las empresas de recurrir a
las ayudas públicas, sobre todo a las pequeñas y medianas. Y esto es importan-
te dado el escaso número de empresas que innovan y el todavía menor de las
que realizan I+D sistemática.

Ha sido novedad en estos últimos años la creación del Ministerio de Ciencia y


Tecnología, y la introducción de una nueva fiscalidad de la innovación. El nuevo
16
Ministerio, nacido por fusión de organismos pertenecientes a antiguos ministe-
rios, todavía no ha alcanzado un grado suficiente de operatividad y menos aún el
peso político que exige la horizontalidad de su misión.
España se ha dotado en estos años de uno de los sistemas de créditos fiscales
más avanzados de la OCDE. Aunque todavía es reducido el número de empresas
que se acogen a estas ventajas, es de esperar que cada día sean más, a medi-
da que las prácticas de la gestión de la innovación se hagan más frecuentes, y
con ellas se adquiera mayor confianza para recurrir a este instrumento. Y ade-
más, la administración ha mejorado el proceso administrativo de la consulta vin-
culante, que había sido incluida como forma de reducir la inseguridad jurídica
Las CCAA han tomado conciencia de la importancia de las políticas de fomento
a la innovación y actualmente aportan cantidades similares a las que la AGE de-
dica a gastos y subvenciones. Sin embargo, sigue siendo difícil la coordinación
de las políticas de las diferentes administraciones, como también lo es entre los
propios departamentos ministeriales.
En la política de innovación no se ha dado a la transferencia de tecnología la con-
sideración que necesita un país como España, con un tejido empresarial de re-
ducido nivel tecnológico y con una gran proporción de PYME. No es posible con-
fiar en que esta necesidad sea atendida desde un instrumento diseñado básica-
mente para la generación de conocimiento, como es el Plan Nacional de I+D.
Afortunadamente, las CCAA están asumiendo responsabilidades para aquel fin, lo
cual es muy justificable dada la ventaja que supone la proximidad geográfica para
estimular este tipo de colaboración. Por otra parte la AGE podría estimular la
transferencia de tecnología mediante acciones específicas como, por ejemplo, el
apoyo a grandes proyectos cooperativos de iniciativa empresarial o de atención a
necesidades de la sociedad que permitieran también recurrir a la compra pública
de tecnología como instrumento de política de innovación.
Todas las anteriores razones justifican una revisión de la Ley de la Ciencia. Una
Ley que ha cumplido de forma excelente la misión de mejorar la capacidad del
sistema público de I+D, pero que fue ideada cuando el cuello de botella de la in-
novación en España era todavía la falta de conocimiento científico, y cuando en
el mundo aún no se había asumido la importancia de las interacciones entre los
diferentes agentes del sistema de innovación.
En el momento actual, se hace necesario disponer de un mecanismo que permi-
ta mantener una estrategia científica y tecnológica permanentemente actualizada
de la que puedan emanar los sucesivos Planes Nacionales de I+D. También es
preciso dotar al sistema de innovación de un marco legal para hacer posible una
más ágil capacidad de gestión de estos planes, evitando así las comentadas di-
ficultades burocráticas. Ésto ya lo han conseguido muchos países mediante la
creación de agencias adecuadas. Y también es necesario hacer un esfuerzo para
clarificar la misión que deberían cumplir los OPI en un moderno sistema de inno-
vación. Por otra parte, la modernización del sistema español de innovación re-
quiere un decidido compromiso con la transferencia de tecnología, la viabilidad de
17
las compras públicas de tecnología como instrumento de política de innovación y
el impulso a grandes proyectos estratégicos consensuados entre diversos agen-
tes del sistema. Estos son, entre otros, los objetivos que deberían plantearse en
el momento de revisar la actual Ley de la Ciencia.

Sistema público de I+D


El sistema público de I+D ha mantenido un crecimiento constante durante estos seis
años tanto en tamaño, al haber aumentado el número de investigadores en un 50%,
como en calidad, pues el porcentaje respecto al total mundial de artículos publica-
dos por españoles se ha incrementado en un 20% en el mismo período, al igual que
la frecuencia de sus citas en otras publicaciones. Se trata de un sistema de investi-
gación no homogéneo, como lo pone de manifiesto que, por ejemplo, sólo diez uni-
versidades y el CSIC son responsables del 65% de las publicaciones de calidad o
que sólo tres universidades hayan conseguido el 35% de los retornos académicos
españoles del V PM de la UE. Tras la expansión iniciada a mediados de la década
de los 80, no todos los centros han alcanzado su madurez.
Una faceta preocupante de la estructura de la investigación pública es su frag-
mentación en pequeños grupos que cooperan poco entre sí. Existe una carencia
de masa crítica suficiente para abordar proyectos de relevancia internacional y
para ofrecer una colaboración eficaz a las empresas. Una colaboración que ha
aumentado en estos años, pero en la que participa un reducido número de gru-
pos de investigación. Es frecuente que estos grupos lamenten que los problemas
propuestos por las empresas españolas sean menos atractivos desde el punto
de vista científico que los encargos que reciben de compañías extranjeras.
El número de investigadores del sistema público español, cuando se compara
con la población activa, está dentro de lo habitual en otros países europeos. La
cifra de 3,5 investigadores españoles por 1000 empleados es comparable a los
3,6 de Francia y superior a los 2,7 de Alemania. Sin embargo, los recursos de
que dispone en promedio cada investigador público español, unos sesenta y tres
mil euros anuales, es bastante inferior a los más de ciento cincuenta mil de un in-
vestigador alemán o los setenta y cuatro mil del francés. Una directa consecuen-
cia de esto es la menor disponibilidad de apoyo material y humano en el sistema
español, dificultad que se une a una menor consideración social y a la rigidez ca-
racterística de los ordenamientos laborales, basados en criterios funcionariales.
El sistema de investigación español ha alcanzado un nivel de calidad que permite
pensar en la posibilidad de que llegue a ser, dentro del conjunto europeo, un refe-
rente en algunos aspectos del conocimiento y de las realizaciones. Pero para ello
debe plantearse su crecimiento en la calidad, en el apoyo decidido en aquellos cam-
pos en los que ha demostrado eficacia, con el objetivo, ante todo, de llevar el nivel
medio de la investigación española a la excelencia. Con este fin, deben mejorarse
las condiciones y el atractivo de la profesión investigadora para mantener y atraer
18
personal de mérito científico, que pueda ver ante sí una carrera profesional. Y al mis-
mo tiempo, dotarle de medios materiales y humanos que faciliten su trabajo.
En nuestro tiempo, además de las misiones tradicionales de enseñar y crear nue-
vo conocimiento, la universidad ha sido requerida para que contribuya a la gene-
ración de riqueza y al aumento del bienestar de la sociedad. Las medidas toma-
das en nuestro país para hacer frente a estas necesidades no han dado resulta-
dos significativos en comparación con el potencial existente. Los Consejos
Sociales han sido poco activos en la identificación de necesidades de la sociedad
y en la difusión de las capacidades de sus universidades. La valorización de los
resultados de investigación mediante patentes o creación de empresas tecnológi-
cas no es todavía una práctica habitual en el sistema público de I+D, existiendo
problemas de gestión e impedimentos de tipo financiero y reglamentario que
afectan directamente al personal investigador.
Se hace necesario, por lo tanto, adaptar la estrategia y la gestión del sistema público
de I+D a aquella nueva demanda y conseguir fortalecer las relaciones con el entorno,
tanto para conocer sus necesidades de tecnología como para difundir el potencial
tecnológico público. Y no puede olvidarse que debe reconocerse como mérito aca-
démico la actividad de cooperación con la empresa. Todo ello debería hacer posible
que los temas relevantes para las necesidades sociales fueran tenidos en cuenta por
los programas de investigación, que se facilitara la movilidad de los investigadores, y
que se obtuvieran recursos adicionales para la actividad investigadora.

Organizaciones de soporte a la innovación


El sistema español de innovación, al igual que la mayor parte de los sistemas
avanzados, cuenta ya con una gran variedad de organizaciones dedicadas a dar
soporte a las empresas en sus actividades de innovación. Esta diversidad, que se
corresponde con la amplitud de aspectos que comporta la innovación, desde los
más elementales dirigidos a pequeñas mejoras de operaciones o a la utilización
de medios tecnológicos, hasta los más avanzados basados en I+D para la crea-
ción y el lanzamiento al mercado de nuevos productos, resulta beneficiosa para
el fortalecimiento de la competitividad empresarial. Con objeto de dejar constan-
cia de esta transformación, se ha creído conveniente llamar Organizaciones a lo
que en el Libro Blanco de 1998 se denominó Infraestructuras.
La experiencia positiva acumulada en los últimos años a partir del funcionamien-
to de estas organizaciones, debería permitir extraer conclusiones y aplicarlas en
la creación de las nuevas y en el sostenimiento o reorientación de las existentes,
para conseguir que se ajusten en mayor medida a las necesidades de los siste-
mas regionales de innovación y contribuyan a su eficiencia. Con todo, se detecta
todavía una falta de reconocimiento del papel que desempeñan, muchas veces
relegadas a un segundo plano frente a otros agentes del sistema, y que es perci-
bida muy especialmente por los centros tecnológicos, entre los que son ya bas-
19
tantes los que en estos últimos años han dado un salto cualitativo y cuantitativo
muy significativo en su capacidad. Otros, sin embargo, están todavía en el pro-
ceso de creación de credibilidad en los tejidos empresariales de sus entornos.
Una faceta que está escasamente cubierta en España por las actuales organiza-
ciones de soporte a la innovación, es el apoyo al aumento de la productividad de
las PYME a través de la modernización de sus operaciones. Sólo muy pocas con-
sultoras privadas y marginalmente algunos centros tecnológicos ofrecen estos
servicios, por lo que falta la masa crítica que existe en otros países para atender
esta necesidad, que se acusa en muchas empresas españolas y que es difícil de
atacar sin un decidido impulso público.
Los Parques Científicos y Tecnológicos, otra clase de organizaciones de soporte
a la innovación, son también abundantes en España. Actualmente hay diecisiete
en pleno funcionamiento y son muchos los proyectos nuevos en marcha. Tradi-
cionalmente se han creado con un fuerte apoyo regional y aprovechando la fi-
nanciación europea de los fondos estructurales. El resultado es, al igual que en el
caso de los centros, muy desigual. Estos entornos relacionales, cuya principal
función es la de propiciar la transferencia de tecnología hacia las empresas insta-
ladas en ellos, se han convertido en ocasiones en oportunidad para conseguir
suelo e infraestructuras a bajo coste y no han logrado estimular la innovación.
Otros sí lo han conseguido y son fuente de competitividad para su entorno.
Conviene prestar especial atención a los Parques Científicos creados en torno a
las universidades, por la función que pueden desarrollar como vehículos de trans-
ferencia de tecnología al tejido productivo próximo y por su potencial para hacer
posibles aventuras que den lugar al nacimiento de nuevas empresas tecnológicas
(spin-off). Ya hay ejemplos, en algunas regiones, de Parques Científicos en funcio-
namiento que se muestran activos en estos aspectos, siempre dentro de áreas
específicas. La especialización y el fuerte y continuado compromiso con la trans-
ferencia de tecnología al tejido empresarial son dos requisitos que las universida-
des deberían sopesar antes de decidir la creación de un Parque Científico.
Como se ha comentado anteriormente, la transferencia de tecnología no ha go-
zado hasta la fecha de toda la consideración que debiera. Las organizaciones de-
dicadas a ello, específicamente las OTRI, están atendiendo esta función, la cual,
en el caso de las asociadas al sistema público de I+D, se ve con excesiva fre-
cuencia limitada a tareas administrativas. Las buenas prácticas asumidas por las
estructuras de transferencia de algunas universidades españolas y extranjeras de-
berían servir de modelo.

Entorno
El mercado español es ya muy exigente en tecnología, pero su demanda es sa-
tisfecha fundamentalmente por las importaciones. Contrariamente a lo que ocu-
rría hace pocos años, es posible recurrir al mercado español para identificar ne-
20
cesidades y comprobar la idoneidad de nuevos productos para satisfacerlas. Es
una riqueza que ya está a disposición de las empresas españolas.
España no destaca por la velocidad con que se incorpora a la sociedad del co-
nocimiento, las inversiones en Tecnologías de la Información y las Comunicacio-
nes, en términos de PIB, durante los últimos seis años no han conseguido acer-
car a nuestro país a la media europea. Tampoco ha tenido gran influencia en el
fomento de la innovación el gran esfuerzo que está haciendo el país para moder-
nizar sus infraestructuras tradicionales.
Se han incorporado en el ordenamiento del sistema financiero español, los moder-
nos instrumentos ideados para la innovación. Tanto el segundo mercado como una
renovada legislación para el capital riesgo son novedades de los pasados años,
pero todavía no se hacen notar sus consecuencias. Hay pocas empresas en este
nuevo mercado y el capital semilla es escaso, aunque es posible que esto sea de-
bido al ya comentado reducido número de nuevas empresas de base tecnológica.
Son frecuentes las críticas al sistema educativo español, que atañen a todos los
niveles. Se reclama un mejor aprendizaje de las bases científicas y humanísticas,
una más adecuada formación profesional y una mejor capacidad de nuestros gra-
duados universitarios para aplicar, en sus primeros empleos, lo que han aprendi-
do.

Conclusión
Todo lo anterior resume la situación actual y recoge algunos pasos a dar para que
nuestro país se incorpore al grupo de países avanzados de nuestro entorno. Y
este objetivo todavía es alcanzable. Aunque España carecía de la tradición y en-
raizamiento de las características culturales propias de los países que vivieron la
«revolución industrial», a partir de los años sesenta del siglo pasado —por su-
puesto, en un marco de evolución tecnológica y de mercados mucho más lenta
que la actual— fue capaz de crear un capital humano eficiente, sobre todo en la
gestión, fabricación y comercialización de tecnologías medias que ha permitido
evolucionar para competir en el mercado global. En el tiempo actual, estos sec-
tores empresariales están bajo una renovación muy importante mediante la incor-
poración de nuevas tecnologías en sus procesos, mejoras continuas de su
capital humano y puesta al día de prácticas empresariales. Al mismo tiempo, apa-
recen nuevos sectores de actividad que demandan alto contenido de conoci-
miento, y que son origen de grandes innovaciones y de exigentes mercados, es-
tando sometidos a una rápida evolución. La base científica, empresarial y de ca-
pital humano de la que dispone en la actualidad nuestro país, permite pensar que
es posible dar el paso desde una economía basada en la aplicación rentable de
la mano de obra en tecnologías medias a otra, mucho más acorde con nuestro
nivel de vida, basada en el conocimiento, de forma análoga a lo que están ha-
ciendo las sociedades avanzadas.
21
En todo caso, nuestro país precisa dotarse de unas directrices estratégicas de
política científica y tecnológica que sean desarrolladas por un impulso decidido y
sostenido de la administración pública, y contar con una clase empresarial que
acepte la tecnología como vía de ventaja competitiva y con investigadores que
manteniendo su excelencia científica contribuyan a la creación de riqueza.

22
EMPRESAS
DIAGNÓSTICOS

D-EM 1. La diferencia entre la productividad total de los factores de la econo-


mía española y la de la UE se ha ampliado en los últimos años.

D-EM 2. Las empresas españolas de los sectores de media-alta y media tec-


nología han aumentado su peso en los mercados internacionales, principal-
mente por incorporación de tecnología ajena y mejora del capital humano. En
cambio, en los sectores de alta tecnología se detecta un estancamiento.

D-EM 3. El número de empresas que realizan I+D sistemática ha aumentado


sensiblemente en los últimos años. Sin embargo, el porcentaje de gastos de
I+D sobre los gastos de innovación de las empresas grandes y medianas es
mucho menor que para la media europea.

D-EM 4. El número de empresas innovadoras y los recursos dedicados a in-


novar han aumentado en estos últimos años, si bien siguen siendo claramente
inferiores a la media de la Unión Europea.

D-EM 5. Las empresas de los sectores de servicios incluyen, cada día más, la
innovación en sus estrategias.

D-EM 6. Las empresas españolas han conseguido mantener e incrementar sus


mercados en sectores exigentes en normativas y requerimientos medio-
ambientales.

D-EM 7. A pesar de que en Europa ya es una realidad la creación de nuevas


empresas de base tecnológica, en España todavía no se ha convertido en una
vía de modernización del tejido empresarial.

D-EM 8. Se ha producido una modernización de la organización de la empre-


sa en busca de una mayor competitividad. También se ha reconocido que la
tecnología es uno de los factores que contribuye a esta mejora.

D-EM 9. Ni la cooperación ni la subcontratación son estrategias habituales en los


procesos de innovación de las empresas españolas. En consecuencia no son
abundantes las empresas de servicios empresariales para la innovación, habien-
do incluso disminuido, en fechas recientes, las empresas de servicios de I+D.

D-EM 10. En España ha aumentado la preocupación empresarial por la forma-


ción continua, aunque en menor proporción que en el resto de Europa.

23
D-EM 11. Aun cuando la incorporación de las Tecnologías de la Información y
las Comunicaciones a las empresas ha sido uno de los factores de competiti-
vidad en los últimos años, las empresas españolas no han seguido la tenden-
cia de la Unión Europea. No sólo nuestro gasto es inferior a la media de la
Unión Europea, sino que su crecimiento es de los más bajos.

D-EM 12. Son pocas y concentradas en sectores específicos las empresas


españolas que tienen estrategias de protección de la propiedad industrial e
intelectual. España se mantiene en los últimos puestos europeos en número
de patentes, aunque en los últimos años su crecimiento es algo superior a la
media de la UE.

24
EMPRESAS
RECOMENDACIONES

R-EM 1. Para mantener y aumentar la competitividad de España en el merca-


do global es necesario que ésta se base en la innovación y que un mayor nú-
mero de empresas realice I+D de forma sistemática.

R-EM 2. Las grandes empresas deben considerar entre sus estrategias las
alianzas tecnológicas, la participación en pequeñas empresas de base tecnoló-
gica y la creación de spin-off, con objeto de aprovechar con más eficiencia
nuevas oportunidades de negocio.

R-EM 3. Las empresas deberían considerar como una vía de potenciación de


su capacidad investigadora la cooperación sistemática con grupos públicos de
I+D de su especialidad.

R-EM 4. Las empresas deben asumir un papel más activo en los mecanismos
institucionales existentes para participar en la definición de políticas de innova-
ción tecnológica. Las asociaciones empresariales son cauces adecuados para
trasladar sus inquietudes a las administraciones.

R-EM 5. Las PYME de todos los sectores deben aumentar su capacidad para
asimilar tecnología e incorporarla a todas sus operaciones como fuente de
competitividad.

R-EM 6. Las empresas deben tener en cuenta la oportunidad que ofrecen los
programas públicos de incorporación de investigadores y tecnólogos al tejido
productivo y estar dispuestas a alimentar con sus propias experiencias las su-
cesivas redefiniciones de estos programas.

R-EM 7. Las empresas deben utilizar las TIC para aumentar la eficacia de sus
procesos de innovación tecnológica en las etapas de diseño, producción y co-
mercialización.

R-EM 8. Las empresas deberían incluir en su estrategia la gestión de tecnolo-


gía, basada en la vigilancia tecnológica, la gestión de la I+D, la protección de la
tecnología propia y la explotación de los derechos derivados de ella, así como
la adquisición de tecnología ajena.

R-EM 9. Las empresas deben convertir en una práctica habitual gestionar, con-
tabilizar y dar publicidad de las inversiones en I+D e innovación, así como de
los resultados obtenidos.

25
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
DIAGNÓSTICOS

D-AD 1. Aunque los fondos públicos de la Administración General del Estado


destinados al fomento de la innovación han crecido significativamente entre
1997 y 2004. Este crecimiento se ha debido fundamentalmente a las partidas
destinadas a créditos, que en 2004 suponen más de la mitad del presupuesto.
A su vez, casi la mitad de estos créditos están dedicados a la investigación mi-
litar.

D-AD 2. Las administraciones públicas gestionan recursos de los Fondos Es-


tructurales para actividades de fomento de la innovación que refuerzan las ac-
tuaciones del Plan Nacional y de los planes regionales.

D-AD 3. Las modalidades de ejecución de la Administración aplicadas a los


fondos destinados al fomento de la investigación científica, técnica y aplicada
(Función 54), no han sido suficientemente atractivas a las empresas para indu-
cir un mayor gasto privado en I+D.

D-AD 4. Excesiva burocracia, criterios de selección poco empresariales, con-


troles reiterados y costes financieros extraordinarios, disuaden a las empresas
de participar en los programas de fomento a la innovación.

D-AD 5. Desde el año 2000, España cuenta con un sistema de créditos fisca-
les sobre los gastos para la mayoría de las actividades de innovación tecnoló-
gica. Los porcentajes de deducción y los conceptos implicados hacen del sis-
tema español uno de los más generosos de los países de la OCDE. Sin em-
bargo, son pocas las empresas que hasta el momento han recurrido a este
tipo de ayuda.

D-AD 6. El Espacio Europeo de Investigación, propuesto por la Comisión


Europea, es el ámbito donde el Sistema Español de Innovación deberá mover-
se obligatoriamente. Pero este ámbito deja fuera muchas de las necesidades
de países como España.

D-AD 7. No existe coordinación entre los aspectos tecnológicos de las políticas


de inversión de la AGE. No se aprovecha esta oportunidad para una coheren-
te política de innovación.

D-AD 8. Las Comunidades Autónomas van tomando protagonismo en la fi-


nanciación de la I+D y, especialmente, en las otras actividades de innova-
ción. La coordinación de estas políticas ha sido, hasta ahora, poco opera-
tiva.

26
D-AD 9. La Ley de la Ciencia, el marco básico de la política científica, no pre-
vé un cauce institucional adecuado para la definición y actualización de direc-
trices estratégicas en ciencia, tecnología e innovación.
D-AD 10. El Plan Nacional ha incluido programas orientados a la transferencia
y a la difusión de la ciencia y la tecnología, pero con escaso peso en compa-
ración al contexto internacional. Estas actividades están excesivamente frag-
mentadas, poco profesionalizadas, y el papel de los centros tecnológicos no es
suficientemente reconocido.

D-AD 11. A pesar de que en los años recientes el ordenamiento jurídico ha re-
ducido las barreras a la innovación, sigue habiendo limitaciones.

D-AD 12. La regulación de aspectos técnicos y de mercado ha tenido conse-


cuencias desiguales sobre la innovación.

D-AD 13. En los últimos años son frecuentes, en todos los niveles administra-
tivos, acciones de reconocimiento de la excelencia empresarial que todavía no
han influido significativamente en la mejora de la percepción social del empre-
sario.

D-AD 14. Las encuestas de innovación se han incorporado al sistema estadís-


tico español, después de una larga tradición en realización de estadísticas de
I+D.

D-AD 15. El sistema español de I+D no se ha dotado de mecanismos de se-


guimiento y evaluación de los resultados de programas y proyectos de I+D que
permitan su mejora.

27
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
RECOMENDACIONES

R-AD 1. El peso político de la ciencia, la tecnología y la innovación debe ser


acorde con la relevancia que estas cuestiones tienen en la actual economía del
conocimiento.

R-AD 2. La AGE, siguiendo unos objetivos estratégicos permanentemente ac-


tualizados, debe preparar los sucesivos Planes Nacionales de I+D. La defini-
ción de los programas y su gestión debería ser encomendada a organismos
con libertad de actuación (agencias), que dispongan de la flexibilidad y la con-
tinuidad que requieren las actividades de ciencia y tecnología.

R-AD 3. Las peculiaridades del sistema regional deben guiar las estrategias y
los planes de I+D+i de las administraciones autonómicas.

R-AD 4. Dadas las responsabilidades asumidas por las Comunidades Autóno-


mas, es fundamental la vertebración de sus políticas de I+D+i entre sí, y con la
Administración General del Estado.

R-AD 5. Es necesario trasladar a la Comisión Europea la preocupación sentida


por los países como España, sobre la urgencia de incorporar las actividades de
innovación distintas a la I+D a las políticas de la Unión Europea.

R-AD 6. Es necesario revisar el esquema español de ayudas de Estado a la


I+D+i para adaptarlo a patrones de la Unión Europea, donde la importancia de
los créditos es mucho menor y las cuantías anuales de las ayudas son mayo-
res y suficientes para arrastrar el gasto empresarial en proyectos ambiciosos
de I+D.

R-AD 7. Dadas las expectativas creadas por la fiscalidad de la I+D+i es nece-


sario hacer un esfuerzo para difundir sus ventajas y facilitar su aplicación, es-
pecialmente a las pequeñas empresas.

R-AD 8. Deben incluirse en la política científica y tecnológica grandes proyec-


tos de investigación de iniciativa empresarial que movilicen los recursos públi-
cos y privados, especialmente de las grandes empresas y de aquellas que
sean capaces de arrastrar la participación de sus suministradores y clientes.

R-AD 9. Las administraciones deben asumir, como una de las principales fina-
lidades de sus políticas de innovación, promover y fortalecer la transferencia de
tecnología, la cooperación entre el sistema público de I+D y las empresas, y la
creación de spin-off.

28
R-AD 10. Las políticas de innovación deben incluir instrumentos específicos
adaptados a las necesidades de las PYME.

R-AD 11. Las administraciones deben aprovechar los logros científicos y tec-
nológicos de los programas públicos en sus campañas de sensibilización so-
cial para la ciencia y la tecnología.

R-AD 12. Las compras públicas de tecnología deben ser consideradas un ins-
trumento de política de fomento de la innovación. Áreas como Defensa y Se-
guridad, ejecución de Infraestructuras o Sanidad son especialmente adecua-
das para aplicar este instrumento.

R-AD 13. Es necesario agilizar la realización de encuestas oficiales de innova-


ción y complementarlas con otras fuentes alternativas de información, orienta-
das al conocimiento de la coyuntura tecnológica.

29
SISTEMA PÚBLICO DE I+D
DIAGNÓSTICOS

D-SP 1. El sistema público de I+D ha sido capaz, en estos últimos años, de


mantener el crecimiento en su producción científica de calidad y de formar in-
vestigadores.

D-SP 2. La estructura actual del sistema público de I+D es consecuencia de la ex-


pansión iniciada a mediados de los ochenta, y no ha alcanzado la madurez que
caracteriza a los sistemas más evolucionados. Coexisten centros consolidados y
con investigadores de elevada edad media con otros de muy reciente creación.

D-SP 3. Los grupos de investigación españoles tienen, en general, dimensio-


nes reducidas, lo que hace que difícilmente puedan compatibilizar la excelencia
científica con las necesidades del tejido productivo, ni tampoco liderar proyec-
tos interdisciplinares de nivel internacional.

D-SP 4. Los grupos de investigación colaboran poco entre sí para alcanzar


masas críticas en su especialidad y mucho menos para el desarrollo de pro-
yectos multidisciplinares.

D-SP 5. La proporción de personal de apoyo y auxiliar en las plantillas del sis-


tema público de I+D, especialmente en la universidad, es escasa. Las grandes
instalaciones e infraestructuras de apoyo a la I+D no cuentan tampoco con
personal técnico suficiente que pueda garantizar su optima utilización.

D-SP 6. El nivel de contratación entre las empresas y el sector público de I+D


ha aumentado en los últimos años, tanto en el número de empresas contra-
tantes como en la frecuencia con la que recurren al sistema público. Sin em-
bargo, la mayoría de los contratos se refieren a temas muy alejados de la fron-
tera del conocimiento.

D-SP 7. Las recientes modificaciones de leyes y reglamentos que afectan al


sistema público posibilitan una cierta movilidad de los investigadores, que no
está siendo utilizada.

D-SP 8. Recientes cambios en la legislación general y en la organización del


sistema público han dificultado la gestión de la I+D pública.

D-SP 9. La cooperación y transferencia de tecnología desde el sistema público de


I+D ha seguido descansando en la figura de las OTRI. El sistema público de I+D
cuenta con cerca de un centenar, aunque casi todas ellas de dimensión extrema-
damente reducida y dedicadas fundamentalmente a actividades administrativas.

30
D-SP 10. Los Consejos Sociales muy raramente han asumido un papel activo
en el conocimiento de las necesidades tecnológicas de su entorno, ni en la di-
fusión de las capacidades de la universidad entre el tejido productivo más cer-
cano.

D-SP 11. En los últimos años se ha observado un interés creciente en el siste-


ma público de I+D por la valorización de los resultados de investigación a tra-
vés de patentes. Sin embargo, la explotación de la tecnología generada sigue
sin ser una práctica habitual.

D-SP 12. Actualmente existen ya universidades con programas para la crea-


ción de nuevas empresas basadas en tecnologías generadas en sus campus.
Algunas disponen incluso de sociedades de capital riesgo.

D-SP 13. España, al igual que la inmensa mayoría de los países con escasa
tradición científica, adquiere en el exterior la tecnología necesaria para su in-
vestigación.

31
SISTEMA PÚBLICO DE I+D
RECOMENDACIONES

R-SP 1. Ha llegado el momento de optar por el crecimiento basado en la cali-


dad y el mantenimiento selectivos de la capacidad investigadora del sector pú-
blico.

R-SP 2. La calidad internacional de los resultados, dada la madurez del siste-


ma público de I+D, debe ser la finalidad de cualquier planificación de la inves-
tigación pública española.

R-SP 3. Es necesario estimular la movilidad de los investigadores para lograr


un rápido aumento de la capacidad tecnológica y de investigación en el tejido
productivo.

R-SP 4. Es necesario un nuevo diseño de los instrumentos para la gestión de


los activos del sistema público de I+D y para la explotación de sus resultados.

R-SP 5. El sistema público de I+D debe asumir que tiene que contribuir a la
generación de riqueza y al bienestar social, procurando que los resultados de
su investigación puedan llegar a ser utilizados por el tejido productivo de su en-
torno.

R-SP 6. El sistema público debe asumir de forma generalizada entre sus obje-
tivos, la creación de spin-off con objeto de contribuir a la modernización del te-
jido empresarial español.

R-SP 7. Es necesario replantear el papel de los OPI dentro del sistema espa-
ñol de innovación y reflexionar sobre la oportunidad de seguir creando nuevas
instituciones sectoriales de I+D.

32
ORGANIZACIONES DE SOPORTE
A LA INNOVACIÓN
DIAGNÓSTICOS

D-OR 1. En España, se han creado desde hace años organizaciones de so-


porte a la innovación. Estas organizaciones son abundantes y muy variadas en
los sistemas de los países más avanzados.

D-OR 2. La tipología de las funciones que desarrollan las organizaciones de so-


porte a la innovación existentes en España incluye: la transferencia y sensibili-
zación hacia la tecnología, los servicios de ensayo y medida, los entornos para
la innovación, y los servicios de I+D y tecnología.

D-OR 3. En España coexisten organizaciones de soporte a la innovación muy


eficientes, consecuencia de su integración en el entorno sectorial, académico y
regional, con otras que no han conseguido todavía su plena aceptación.

D-OR 4. En España, las organizaciones dedicadas a la relación y sensibilización ha-


cia la tecnología, atienden fundamentalmente a cuestiones administrativas y de
identificación de recursos y conocimientos de sus instituciones, no habiendo asu-
mido responsabilidades en la difusión y comercialización de sus capacidades cien-
tíficas y tecnológicas.

D-OR 5. Sólo en contados entornos geográficos y sectoriales los centros tec-


nológicos han adquirido relevancia. La aparición de nuevos sectores de alto
contenido tecnológico plantea problemas específicos aún no resueltos.

D-OR 6. En España, no son frecuentes las organizaciones de soporte a la in-


novación con dedicación especial a asistir a las empresas en la modernización
de sus procesos productivos y de gestión tecnológica.

D-OR 7. Algunos centros tecnológicos han optado por establecer relaciones


de cooperación a largo plazo, tanto basadas en importantes objetivos estraté-
gicos de un número reducido de empresas, como para dar soluciones a las
necesidades colectivas de todo un sector.

D-OR 8. Sólo algunos parques tecnológicos han logrado hasta el momento


convertirse en entornos tecnológicos atractivos para las empresas. Actualmen-
te, se está asistiendo al desarrollo de los parques científicos.

D-OR 9. En España, todavía son incipientes las iniciativas para fomentar la


creación de agrupaciones en red que reúnan capacidades de centros de I+D
públicos y empresas, para la realización de investigación avanzada en un área
tecnológica de interés industrial.
33
ORGANIZACIONES DE SOPORTE
A LA INNOVACIÓN
RECOMENDACIONES

R-OR 1. Dada la experiencia acumulada en los años de funcionamiento de las


organizaciones de soporte a la innovación en España, ha llegado el momento
de ajustar su creación, reorientación y sostenimiento a las necesidades de los
sistemas regionales de innovación.

R- OR 2. Dado que las organizaciones dedicadas a la transferencia y sensibili-


zación hacia la tecnología tienen asignadas funciones que pueden alcanzar
desde la mera gestión administrativa hasta la completa promoción y comercia-
lización de las tecnologías, es necesario que su estructura y el perfil de sus re-
cursos respondan a la responsabilidad asumida.

R-OR 3. Las organizaciones de soporte a la innovación deben buscar una es-


trecha relación con el sistema público de I+D para disponer de conocimientos
actualizados y acceder a recursos humanos y materiales cualificados, así como
a instalaciones tecnológicas de coste elevado.

R-OR 4. Es necesario atender, con la intervención de profesionales con expe-


riencia empresarial, la manifiesta necesidad de ayuda que tienen las PYME
para modernizar sus procesos productivos y la gestión tecnológica.

R-OR 5. Debería analizarse la posibilidad de cooperaciones a largo plazo con


importantes objetivos de competitividad nacional y gran implicación empresa-
rial, con el fin de ser objeto de políticas y estrategias de innovación.

R-OR 6. Para que una universidad se implique en la creación de un parque


científico es imprescindible que entre sus principales misiones figure un serio
compromiso con la transferencia de tecnología al tejido empresarial en áreas
tecnológicas específicas.

34
ENTORNO
DIAGNÓSTICOS

D-EN 1. El mercado español ha evolucionado acercándose a los patrones de


la Unión Europea. Pero las importaciones son las que surten la demanda inte-
rior de productos de alta tecnología.

D-EN 2. Muchos indicadores de la sociedad de la información revelan un dete-


rioro, en los últimos años, de la situación española respecto al conjunto de la
Unión Europea.

D-EN 3. Los efectos de los programas públicos diseñados para acelerar la en-
trada en la sociedad de la información se han hecho notar en los servicios de
la administración pública y han sido muy escasos en la infraestructura de TIC,
en las aplicaciones empresariales, y en el uso privado de Internet.

D-EN 4. El gran desarrollo que ha experimentado el país en la disponibilidad de


infraestructuras tradicionales no ha tenido visibles consecuencias en el fomen-
to de la innovación en los sectores implicados.

D-EN 5. España dispone ya de un Nuevo Mercado financiero para empresas


tecnológicas y de alto crecimiento, en el que cotizan actualmente sólo 13
compañías.

D- EN 6. En España el capital riesgo, partiendo de niveles muy bajos, ha teni-


do incrementos porcentuales por encima de la media europea, aunque sus
fondos se dedicaron sólo de forma minoritaria a los sectores de alta tecnología
y empresas de reciente creación. El capital semilla es casi inexistente.

D-EN 7. La enseñanza obligatoria no desarrolla suficientemente las capacida-


des y actitudes necesarias para los desafíos de la sociedad del conocimiento.

D-EN 8. El porcentaje de estudiantes de formación profesional en España es


inferior al promedio de la Unión Europea.

D-EN 9. El número de estudiantes universitarios por cada millón de habitantes


es similar al de la UE. Sin embargo, la distribución por disciplinas de los gra-
duados universitarios y el gasto por estudiante se alejan del patrón de los paí-
ses europeos con sistemas educativos similares al español.

D-EN 10. Existe el convencimiento de que la formación universitaria no prepa-


ra para aplicar los conocimientos, ni desarrolla las capacidades personales ne-
cesarias para la actual sociedad del conocimiento.

35
D-EN 11. La participación de la población española en programas de forma-
ción continua es la mitad de la media europea, y la cuarta parte de la de los
países más avanzados.

D-EN 12. En España, las encuestas sobre espíritu emprendedor dan resultados
similares a la media de la UE. Sin embargo, el 85% del total de empresas
creadas pertenecen a sectores no tecnológicos.

D-EN 13. Aunque la sensibilidad medioambiental ha aumentado en España con


consecuencias, tanto en las políticas públicas como en la actuación empresa-
rial, todavía el valor de los parámetros está lejos de lo habitual en Europa.

D-EN 14. A lo largo de los últimos años la sociedad española no ha aumenta-


do sensiblemente su interés por la ciencia y la tecnología, siendo éste menor
que el que muestra la media europea.

36
ENTORNO
RECOMENDACIONES

R- EN 1. Se deben aprovechar las oportunidades que ofrece la madurez tec-


nológica que ya ha alcanzado el mercado español.

R- EN 2. Es necesario mejorar el atractivo de las empresas de base tecnológi-


ca, especialmente el de las de reciente creación, para el capital riesgo privado.

R- EN 3. Es necesario que desde sus primeras fases, el sistema educativo me-


jore el aprendizaje de las bases científicas y humanísticas, de por sí complejas,
que son fundamentales para una sociedad innovadora.

R-EN 4. Es necesario prestigiar la formación profesional, tanto ante la sociedad


como ante la empresa.

R-EN 5. La universidad debe ofrecer una enseñanza que atienda las demandas
sociales y empresariales de formación y estimule el espíritu empresarial, ha-
ciendo énfasis en una educación basada en las competencias, la profesionali-
dad y la empleabilidad.

R-EN 6. Debe ser responsabilidad de la persona asumir un compromiso para


actualizar sus conocimientos y capacidades, facilitando así su empleabilidad a
lo largo de toda la vida laboral.

R-EN 7. Es necesario cultivar la sensibilidad por las disciplinas de ciencia y tec-


nología.

37
Introducción

39
Este Libro Blanco contiene la descripción del estado actual del sistema español
de innovación y su evolución en los últimos seis años. Para su elaboración se ha
seguido la misma metodología que permitió en 1998 publicar el primer estudio
sobre el sistema español de innovación, recurriéndose a los criterios utilizados
entonces, debidamente actualizados, y a otros nuevos que se han considerado
necesarios, dada la evolución de la tecnología y la economía en el tiempo trans-
currido.
El proceso de elaboración ha constado de dos etapas bien diferenciadas. La pri-
mera fue la preparación del Libro Verde titulado «Documento para debate: Situa-
ción en 2003 del Sistema Español de Innovación». Este libro fue el resultado del
trabajo de un nutrido grupo de expertos y describía y analizaba la situación de
nuestro sistema de innovación, a partir de una extensa consulta bibliográfica, da-
tos contrastados y opiniones cualificadas, con el objetivo de servir de soporte
documental para los debates posteriores.
La segunda etapa se inició con los citados debates, realizados con expertos em-
presariales, académicos y políticos en diversas Comunidades Autónomas, con
objeto de tener en cuenta un amplio abanico de sensibilidades y experiencias.
Estos expertos debatieron extensamente, en cada ocasión, el contenido del Libro
Verde. A continuación, se elaboró el Libro Blanco incorporando el resultado de los
debates, eliminando los puntos de desacuerdo e incluyendo las ideas y los mati-
ces surgidos en los mismos.
El Libro Blanco está estructurado en cuatro partes. La primera es un análisis de
la situación del sistema español de innovación en 2004, realizada sobre la base
del modelo del sistema de innovación, utilizado ya en 1998, y que se compone
de cinco subsistemas: las empresas, las administraciones públicas, el sistema
público de I+D, las organizaciones de soporte a la innovación y el entorno.
La madurez ganada por nuestro sistema y un mayor conocimiento adquirido en
estos años sobre las peculiaridades del mismo, han permitido profundizar en las
relaciones que necesariamente existen entre el fenómeno de la innovación y las
características de su entorno más próximo. Esto ha dado lugar a tratar dos cues-
tiones no abordadas en el Libro Blanco de 1998.
Para la primera de estas cuestiones, las consecuencias de la innovación tec-
nológica en la economía de nuestro país, se contó con la participación de un
amplio grupo de economistas reunidos en un seminario titulado «Innovación
tecnológica y comportamiento de la economía española». Las reflexiones ex-
traídas de esta reunión sirvieron de base para la parte II, «Innovación y econo-
mía», que sintetiza las principales relaciones de la innovación con la economía
y caracteriza la situación española en esta cuestión y los retos y oportunidades
abiertos.
41
La segunda nueva cuestión abordada fue la influencia recíproca entre los proce-
sos empresariales y la actividad científica que se desarrolla en nuestro país. Para
tratar de entenderla se recogió la opinión de un buen número de investigadores
del sistema público y de expertos empresariales en investigación y desarrollo,
participantes en cuatro reuniones, cuyas principales conclusiones se recogen en
la parte III, «Innovación y ciencia».
La parte IV del documento reúne los diagnósticos y recomendaciones, para cada
uno de los cinco subsistemas, consensuados en los debates.

42
Parte I. Situación del sistema
español de innovación en 2004

43
Un sistema de innovación se define como «el conjunto de elementos que, en el
ámbito nacional, regional o local, actúan e interaccionan, tanto a favor como en
contra, de cualquier proceso de creación, difusión o uso de conocimiento eco-
nómicamente útil».
El conocimiento en el que se basa la innovación puede tener un contenido tec-
nológico o también referirse a un mejor entendimiento del mercado o a una me-
jor comprensión de la organización empresarial. Se habla por esta razón de inno-
vaciones comerciales, de innovaciones organizativas y, por supuesto, de innova-
ciones tecnológicas.

Figura 1.
Empresas Los agentes
del sistema
de innovación

Administración Sistema público de I+D

Organizaciones de soporte Entorno

Fuente: Cotec (1998).

A pesar de las evidentes diferencias entre estos tipos de innovaciones, es nece-


sario tener muy presente que en el momento actual es muy difícil encontrar inno-
vaciones que sean posibles, o que no se vean dificultadas, sin recurrir a usos
nuevos de la tecnología. Por ello, con mucha frecuencia se incluye, implícita o ex-
plícitamente, la innovación tecnológica cuando se habla de cualquier tipo de in-
novación. En todo caso, este documento está orientado específicamente a la in-
novación tecnológica.
Admitido que la innovación tiene lugar dentro de un sistema, es necesario para su
estudio determinar cuáles son los elementos que lo componen y cuáles son las
relaciones que se establecen entre ellos y sus consecuencias favorables o desfa-
vorables para la innovación.
Para analizar la situación actual del sistema español de innovación se ha recu-
rrido en este estudio a la partición de la figura 1, que ya fue utilizada en el Li-
bro Blanco de 1998 (Cotec, 1998). Los agentes o subsistemas que, además
de la empresa, componen este modelo de sistema de innovación son las ad-
45
Un sistema de innovación se define como «el conjunto de elementos que, en el
ámbito nacional, regional o local, actúan e interaccionan, tanto a favor como en
contra, de cualquier proceso de creación, difusión o uso de conocimiento eco-
nómicamente útil».
El conocimiento en el que se basa la innovación puede tener un contenido tec-
nológico o también referirse a un mejor entendimiento del mercado o a una me-
jor comprensión de la organización empresarial. Se habla por esta razón de inno-
vaciones comerciales, de innovaciones organizativas y, por supuesto, de innova-
ciones tecnológicas.

Figura 1.
Empresas Los agentes
del sistema
de innovación

Administración Sistema público de I+D

Organizaciones de soporte Entorno

Fuente: Cotec (1998).

A pesar de las evidentes diferencias entre estos tipos de innovaciones, es nece-


sario tener muy presente que en el momento actual es muy difícil encontrar inno-
vaciones que sean posibles, o que no se vean dificultadas, sin recurrir a usos
nuevos de la tecnología. Por ello, con mucha frecuencia se incluye, implícita o ex-
plícitamente, la innovación tecnológica cuando se habla de cualquier tipo de in-
novación. En todo caso, este documento está orientado específicamente a la in-
novación tecnológica.
Admitido que la innovación tiene lugar dentro de un sistema, es necesario para su
estudio determinar cuáles son los elementos que lo componen y cuáles son las
relaciones que se establecen entre ellos y sus consecuencias favorables o desfa-
vorables para la innovación.
Para analizar la situación actual del sistema español de innovación se ha recu-
rrido en este estudio a la partición de la figura 1, que ya fue utilizada en el Li-
bro Blanco de 1998 (Cotec, 1998). Los agentes o subsistemas que, además
de la empresa, componen este modelo de sistema de innovación son las ad-
45
ministraciones públicas, en sus diferentes niveles, el sistema público de I+D,
las organizaciones de soporte a la innovación, y el entorno, constituido por un
conjunto de componentes que no enfocan específicamente su actividad a la in-
novación, pero sin los cuales ésta sería imposible o mucho menos eficaz.
1.
Los criterios para el análisis del
Ejemplos de estos componentes son el sistema educativo, el sistema financie-
ro y el mercado. sistema español de innovación
Es de destacar el cambio de denominación del subsistema de organizaciones
Como consecuencia de la considerable evolución del sistema español de innova-
de soporte a la innovación, que en el Libro Blanco de 1998 se llamaba infraes-
ción en estos últimos años, y de la mejor comprensión del fenómeno de la inno-
tructuras. Cambio motivado por la gran diferenciación entre las entidades que
vación tecnológica y de sus efectos sobre la economía y sobre el propio sistema,
lo componen, que refleja el mayor grado de complejidad alcanzado por nuestro
se ha considerado necesario revisar la validez actual de los criterios de análisis
sistema de innovación.
que sustentaron el Libro Blanco de 1998, llegando a la conclusión de que era ne-
Debe advertirse, además, que el objetivo del análisis actual es analizar, por una cesario matizar algunos de ellos e incluir otros nuevos.
parte, la influencia de cada subsistema en el fenómeno de la innovación, y en to-
Es este capítulo se exponen brevemente, para cada uno de los subsistemas, los
dos los casos, adoptando el punto de vista de la empresa. Por estos motivos,
criterios en los que se ha basado su análisis, distinguiendo entre los ya utilizados
cuando se estudian los diferentes subsistemas sólo se abordan las cuestiones
en 1998 y los nuevos criterios que la realidad actual ha aconsejado incluir.
que tienen una consecuencia directa sobre la innovación empresarial.

1.1 Las empresas


La empresa es el elemento fundamental en el proceso de innovación, por ser el
principal agente especializado en ofrecer productos y servicios al mercado.
La innovación tecnológica es el principal mecanismo de competitividad. En con-
secuencia las empresas para culminar con éxito sus procesos innovadores, han
debido:
■ Incluir la tecnología en sus estrategias de búsqueda de competitividad. Una
medida de la calidad de las innovaciones es su contenido en tecnología pro-
pia, ya que conduce a mayores ventajas competitivas.
■ Organizarse para la innovación. La innovación es el resultado de un trabajo en
equipo y multidisciplinar. Esto lleva a una reorganización interna de las empre-
sas y a la cooperación con los agentes externos nacionales e internacionales
(sistema público, proveedores, clientes, competidores) que complemente las
capacidades propias.
■ Adecuar los recursos humanos a esta nueva forma de competir. La multidisci-
plinariedad, el trabajo en equipo, la capacidad de adaptación de las personas,
la asunción de responsabilidad, etc., requieren una continua formación de los
recursos humanos.

La aceleración del cambio tecnológico y la presión de la globalización creciente,


obligan a todo el colectivo empresarial a:

46 47
ministraciones públicas, en sus diferentes niveles, el sistema público de I+D,
las organizaciones de soporte a la innovación, y el entorno, constituido por un
conjunto de componentes que no enfocan específicamente su actividad a la in-
novación, pero sin los cuales ésta sería imposible o mucho menos eficaz.
1.
Los criterios para el análisis del
Ejemplos de estos componentes son el sistema educativo, el sistema financie-
ro y el mercado. sistema español de innovación
Es de destacar el cambio de denominación del subsistema de organizaciones
Como consecuencia de la considerable evolución del sistema español de innova-
de soporte a la innovación, que en el Libro Blanco de 1998 se llamaba infraes-
ción en estos últimos años, y de la mejor comprensión del fenómeno de la inno-
tructuras. Cambio motivado por la gran diferenciación entre las entidades que
vación tecnológica y de sus efectos sobre la economía y sobre el propio sistema,
lo componen, que refleja el mayor grado de complejidad alcanzado por nuestro
se ha considerado necesario revisar la validez actual de los criterios de análisis
sistema de innovación.
que sustentaron el Libro Blanco de 1998, llegando a la conclusión de que era ne-
Debe advertirse, además, que el objetivo del análisis actual es analizar, por una cesario matizar algunos de ellos e incluir otros nuevos.
parte, la influencia de cada subsistema en el fenómeno de la innovación, y en to-
Es este capítulo se exponen brevemente, para cada uno de los subsistemas, los
dos los casos, adoptando el punto de vista de la empresa. Por estos motivos,
criterios en los que se ha basado su análisis, distinguiendo entre los ya utilizados
cuando se estudian los diferentes subsistemas sólo se abordan las cuestiones
en 1998 y los nuevos criterios que la realidad actual ha aconsejado incluir.
que tienen una consecuencia directa sobre la innovación empresarial.

1.1 Las empresas


La empresa es el elemento fundamental en el proceso de innovación, por ser el
principal agente especializado en ofrecer productos y servicios al mercado.
La innovación tecnológica es el principal mecanismo de competitividad. En con-
secuencia las empresas para culminar con éxito sus procesos innovadores, han
debido:
■ Incluir la tecnología en sus estrategias de búsqueda de competitividad. Una
medida de la calidad de las innovaciones es su contenido en tecnología pro-
pia, ya que conduce a mayores ventajas competitivas.
■ Organizarse para la innovación. La innovación es el resultado de un trabajo en
equipo y multidisciplinar. Esto lleva a una reorganización interna de las empre-
sas y a la cooperación con los agentes externos nacionales e internacionales
(sistema público, proveedores, clientes, competidores) que complemente las
capacidades propias.
■ Adecuar los recursos humanos a esta nueva forma de competir. La multidisci-
plinariedad, el trabajo en equipo, la capacidad de adaptación de las personas,
la asunción de responsabilidad, etc., requieren una continua formación de los
recursos humanos.

La aceleración del cambio tecnológico y la presión de la globalización creciente,


obligan a todo el colectivo empresarial a:

46 47
■ Recurrir a la innovación tecnológica como instrumento de competitividad en ■ El fomento de la difusión de innovaciones y la transferencia de tecnología. Son
todos los sectores (manufactureros y de servicios). Las actividades tradiciona- cada vez más frecuentes los programas de comunicación, cuyo objetivo es la
les también necesitan apoyarse en el uso de la tecnología para permanecer en difusión de soluciones tecnológicas o la información al mundo empresarial de
sus mercados y entrar en otros nuevos. las capacidades tecnológicas que les son accesibles dentro de su entorno. La
responsabilidad de la administración en la vertebración del sistema de innova-
■ Orientar la innovación para satisfacer las exigencias éticas, normativas, cultu-
ción, también es el origen de programas de fomento de la colaboración entre
rales, medioambientales y sociales del mercado internacional y de los clientes
el sistema público y las empresas.
más próximos. Es necesario competir en los mercados nacionales con crite-
rios de excelencia internacional. Pero además, la empresa debe asumir res- ■ La regulación de aspectos relacionados directa o indirectamente con la inno-
ponsabilidades sociales no sólo con sus trabajadores, sino también con el en- vación tecnológica. La regulación nunca es neutra frente a la innovación tec-
torno. Esto es una pieza clave sobre la que se sostiene la innovación. nológica.
■ Gestionar la externalización. La presión de la competencia y la optimización de ■ La ordenación del sistema público de I+D. Las administraciones son respon-
recursos obliga a las empresas a concentrarse en el núcleo central de su ne- sables de orientar las actividades científicas y tecnológicas de los centros de
gocio, gestionando estratégicamente la externalización de actividades. investigación, tanto para conseguir la excelencia científica como para lograr la
■ Crear nuevas empresas de base tecnológica. La modernización de los tejidos transferencia al sistema productivo.
productivos debe basarse en spin-off empresariales y académicos.
■ La coordinación de las políticas de I+D e innovación. Las administraciones tie-
■ Incorporar las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) a sus nen la responsabilidad de coordinar sus políticas para conseguir el mejor uso
procesos empresariales. Se ha demostrado la importancia del uso de las TIC de los recursos disponibles.
en la mejora de la productividad de todos los sectores empresariales.
En estos últimos años y para el caso español se han producido modificaciones
■ Proteger su propiedad industrial e intelectual. La creación de nuevas empresas,
y ampliaciones en estos objetivos, que podrían resumirse en los siguientes pun-
el acceso a mercados internacionales y la apertura de los mercados laborales
tos:
exigen cuidar los derechos inherentes a los logros científicos y tecnológicos.
■ Recurrir a consultoras y servicios de ingeniería. La participación de empresas es- ■ Supresión de barreras a la creación y desarrollo de empresas. Las administra-
pecializadas en cuestiones de innovación tiene consecuencias relevantes, tanto en ciones están promoviendo reformas en su legislación para facilitar el desarro-
los procesos internos de las empresas como en el diseño de políticas públicas. llo de la actividad empresarial que va desde el lanzamiento de nuevas ideas
hasta la transferencia de la actividad a nuevos propietarios, y también para fa-
cilitar nuevos mecanismos de financiación, de asesoría y de consulta.

■ Promoción de una sociedad que valore el espíritu empresarial. La actitud in-


novadora se desarrolla cuando la sociedad tiene entre sus valores el aprecio
1.2 Las administraciones públicas por la creatividad, la asunción de riesgo, la ciencia y la tecnología.

■ Mejora de los indicadores de innovación como vía de toma de decisiones para


En la actualidad, las administraciones públicas de todos los países avanzados la definición de las políticas de fomento. La toma de datos sobre las activida-
apoyan activamente el proceso de innovación tecnológica. Este apoyo se con- des de investigación e innovación precisa mucha atención de las administra-
creta en una serie de políticas y actuaciones que afectan a todas las etapas de ciones si se quiere conseguir credibilidad de las estadísticas.
creación, difusión y uso del conocimiento. La ciencia, la tecnología y su utilización
por el tejido productivo y la sociedad son objeto de muy diversas acciones por
parte de las administraciones.
Tradicionalmente los principales objetivos de las administraciones han sido:
■ El fomento de la innovación. Incluye su apoyo financiero mediante la concesión de 1.3 El sistema público de I+D
subvenciones y créditos blandos y normas de política fiscal sobre las actividades
de innovación. Además, son frecuentes acciones intangibles como la emisión de El término sistema público de I+D se refiere al conjunto de todas las instituciones
recomendaciones o la realización de programas de prospectiva tecnológica. y organismos de titularidad pública dedicados a la generación de conocimiento
48 49
■ Recurrir a la innovación tecnológica como instrumento de competitividad en ■ El fomento de la difusión de innovaciones y la transferencia de tecnología. Son
todos los sectores (manufactureros y de servicios). Las actividades tradiciona- cada vez más frecuentes los programas de comunicación, cuyo objetivo es la
les también necesitan apoyarse en el uso de la tecnología para permanecer en difusión de soluciones tecnológicas o la información al mundo empresarial de
sus mercados y entrar en otros nuevos. las capacidades tecnológicas que les son accesibles dentro de su entorno. La
responsabilidad de la administración en la vertebración del sistema de innova-
■ Orientar la innovación para satisfacer las exigencias éticas, normativas, cultu-
ción, también es el origen de programas de fomento de la colaboración entre
rales, medioambientales y sociales del mercado internacional y de los clientes
el sistema público y las empresas.
más próximos. Es necesario competir en los mercados nacionales con crite-
rios de excelencia internacional. Pero además, la empresa debe asumir res- ■ La regulación de aspectos relacionados directa o indirectamente con la inno-
ponsabilidades sociales no sólo con sus trabajadores, sino también con el en- vación tecnológica. La regulación nunca es neutra frente a la innovación tec-
torno. Esto es una pieza clave sobre la que se sostiene la innovación. nológica.
■ Gestionar la externalización. La presión de la competencia y la optimización de ■ La ordenación del sistema público de I+D. Las administraciones son respon-
recursos obliga a las empresas a concentrarse en el núcleo central de su ne- sables de orientar las actividades científicas y tecnológicas de los centros de
gocio, gestionando estratégicamente la externalización de actividades. investigación, tanto para conseguir la excelencia científica como para lograr la
■ Crear nuevas empresas de base tecnológica. La modernización de los tejidos transferencia al sistema productivo.
productivos debe basarse en spin-off empresariales y académicos.
■ La coordinación de las políticas de I+D e innovación. Las administraciones tie-
■ Incorporar las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) a sus nen la responsabilidad de coordinar sus políticas para conseguir el mejor uso
procesos empresariales. Se ha demostrado la importancia del uso de las TIC de los recursos disponibles.
en la mejora de la productividad de todos los sectores empresariales.
En estos últimos años y para el caso español se han producido modificaciones
■ Proteger su propiedad industrial e intelectual. La creación de nuevas empresas,
y ampliaciones en estos objetivos, que podrían resumirse en los siguientes pun-
el acceso a mercados internacionales y la apertura de los mercados laborales
tos:
exigen cuidar los derechos inherentes a los logros científicos y tecnológicos.
■ Recurrir a consultoras y servicios de ingeniería. La participación de empresas es- ■ Supresión de barreras a la creación y desarrollo de empresas. Las administra-
pecializadas en cuestiones de innovación tiene consecuencias relevantes, tanto en ciones están promoviendo reformas en su legislación para facilitar el desarro-
los procesos internos de las empresas como en el diseño de políticas públicas. llo de la actividad empresarial que va desde el lanzamiento de nuevas ideas
hasta la transferencia de la actividad a nuevos propietarios, y también para fa-
cilitar nuevos mecanismos de financiación, de asesoría y de consulta.

■ Promoción de una sociedad que valore el espíritu empresarial. La actitud in-


novadora se desarrolla cuando la sociedad tiene entre sus valores el aprecio
1.2 Las administraciones públicas por la creatividad, la asunción de riesgo, la ciencia y la tecnología.

■ Mejora de los indicadores de innovación como vía de toma de decisiones para


En la actualidad, las administraciones públicas de todos los países avanzados la definición de las políticas de fomento. La toma de datos sobre las activida-
apoyan activamente el proceso de innovación tecnológica. Este apoyo se con- des de investigación e innovación precisa mucha atención de las administra-
creta en una serie de políticas y actuaciones que afectan a todas las etapas de ciones si se quiere conseguir credibilidad de las estadísticas.
creación, difusión y uso del conocimiento. La ciencia, la tecnología y su utilización
por el tejido productivo y la sociedad son objeto de muy diversas acciones por
parte de las administraciones.
Tradicionalmente los principales objetivos de las administraciones han sido:
■ El fomento de la innovación. Incluye su apoyo financiero mediante la concesión de 1.3 El sistema público de I+D
subvenciones y créditos blandos y normas de política fiscal sobre las actividades
de innovación. Además, son frecuentes acciones intangibles como la emisión de El término sistema público de I+D se refiere al conjunto de todas las instituciones
recomendaciones o la realización de programas de prospectiva tecnológica. y organismos de titularidad pública dedicados a la generación de conocimiento
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mediante la investigación y el desarrollo tecnológico. Estas instituciones juegan un ■ Valorizar los resultados de la investigación. El conocimiento que genera el sis-
importante papel en cualquier sistema de innovación, tanto por ser generadoras tema público de I+D es uno de sus principales activos en el momento actual.
de conocimiento como por su labor casi exclusiva en la formación de investiga- La gestión de este conocimiento que incluye la valorización, comercialización y
dores. en su caso protección, debe ser asumida como una de sus responsabilidades
ante la sociedad.
Tradicionalmente los objetivos de calidad del sistema público de I+D han sido:
■ Implicarse en la creación de empresas de base tecnológica. El sistema públi-
■ Enseñar y crear conocimiento científico. La función tradicional de la Univer- co debe contribuir a la creación de riqueza a través de la puesta en valor de
sidad ha sido la formación de personas capacitadas para ejercer profesio- los resultados de la investigación por medio de nuevas empresas de base tec-
nes imprescindibles para la vida y el bienestar de la humanidad. Posterior- nológica (spin-off).
mente, la Universidad sumó a sus funciones la creación de ciencia, respon-
sabilidad compartida con otros centros públicos de investigación no
universitarios, dotándose para ello de las infraestructuras científicas y tec-
nológicas necesarias.

■ Generar tecnología necesaria para la investigación científica. La experimenta- 1.4 Las organizaciones de soporte a
ción científica y más recientemente la captación, el proceso, el almacenamien- la innovación
to y el análisis de sus resultados han demandado avanzadas tecnologías que
habitualmente han sido creadas en el propio entorno científico. Este término engloba a un conjunto de entidades de muy diversa titularidad con-
■ Realizar las anteriores actividades en estrecha conexión con las necesidades cebidas para facilitar la actividad innovadora de las empresas, proporcionándoles
sociales del momento. En la actualidad esta conexión es estimulada por los medios materiales y humanos para su I+D, expertos en tecnología, soluciones a
gobiernos mediante la adaptación de normativa e incentivos, que deben incluir problemas técnicos y de gestión, así como información y una gran variedad de
el fomento de la movilidad de los investigadores entre sus propias instituciones servicios de naturaleza tecnológica. Las organizaciones de soporte a la innova-
y el tejido empresarial. ción se configuran como entidades de servicios avanzados, orientadas a comple-
mentar los recursos de las empresas en su función innovadora. Son particular-
En los últimos años se ha puesto de manifiesto la especial relevancia en el siste- mente importantes en el caso de las PYME, y sobre todo para las de sectores
ma público de I+D de los siguientes objetivos, cuya finalidad última es contribuir productivos tradicionales, que acceden con más dificultad a información, recur-
a la creación de riqueza y bienestar social: sos humanos y financieros e instalaciones para completar por sí mismas sus pro-
cesos de innovación. Sus objetivos tradicionales han sido:
■ Elevar la capacidad de producir ciencia para ser capaces de liderar proyectos
internacionales. La construcción del Espacio Europeo de Investigación (ERA) ■ Conseguir ser una interfaz eficiente entre el sistema público y las empresas.
sitúa al sistema público de I+D en un entorno internacional en el que tiene que Una importante función de las organizaciones de soporte es la intermediación
competir. La preocupación por alcanzar niveles de excelencia será más nece- entre las empresas y el sistema público de I+D, de forma que, a través suyo,
saria que nunca. se facilite tanto la transferencia de tecnología a las empresas, como el trasla-
do de los problemas tecnológicos a la investigación pública.
■ Formar personal investigador. El sistema público de I+D debe preocuparse de
■ Ofrecer a las empresas una amplia gama de servicios en apoyo a la innova-
la formación de personal auxiliar de apoyo a los investigadores, del cual exis-
ción. Las necesidades de las empresas que quieren innovar son muy amplias:
te un déficit notable en España.
conocimiento de la tecnología, formación continua y formación de “cuadros”,
■ Conocer las necesidades de la sociedad y difundir sus capacidades para re- traducción de problemas y de tecnologías, servicios tecnológicos, provisión de
solverlas. El sistema público de I+D debe tener una actitud activa para cono- paquetes tecnológicos, proyectos de I+D individuales o en colaboración, apo-
cer su entorno y dedicar parte de sus esfuerzos de investigación al servicio de yo en la búsqueda de financiación y comercialización de tecnologías, entre
la cultura, del bienestar y del desarrollo económico. otros.
■ Generar tecnología útil para el tejido productivo. Además el sistema público de ■ Proveer de entornos físicos y relacionales para la innovación. La existencia de
I+D deberá transferir esta tecnología, haciéndola accesible incluso a empresas organizaciones capaces de posibilitar un entorno propicio a la innovación, me-
de reducida capacidad tecnológica. diante la agrupación física de distintos agentes del sistema, que facilite sus re-
50 51
mediante la investigación y el desarrollo tecnológico. Estas instituciones juegan un ■ Valorizar los resultados de la investigación. El conocimiento que genera el sis-
importante papel en cualquier sistema de innovación, tanto por ser generadoras tema público de I+D es uno de sus principales activos en el momento actual.
de conocimiento como por su labor casi exclusiva en la formación de investiga- La gestión de este conocimiento que incluye la valorización, comercialización y
dores. en su caso protección, debe ser asumida como una de sus responsabilidades
ante la sociedad.
Tradicionalmente los objetivos de calidad del sistema público de I+D han sido:
■ Implicarse en la creación de empresas de base tecnológica. El sistema públi-
■ Enseñar y crear conocimiento científico. La función tradicional de la Univer- co debe contribuir a la creación de riqueza a través de la puesta en valor de
sidad ha sido la formación de personas capacitadas para ejercer profesio- los resultados de la investigación por medio de nuevas empresas de base tec-
nes imprescindibles para la vida y el bienestar de la humanidad. Posterior- nológica (spin-off).
mente, la Universidad sumó a sus funciones la creación de ciencia, respon-
sabilidad compartida con otros centros públicos de investigación no
universitarios, dotándose para ello de las infraestructuras científicas y tec-
nológicas necesarias.

■ Generar tecnología necesaria para la investigación científica. La experimenta- 1.4 Las organizaciones de soporte a
ción científica y más recientemente la captación, el proceso, el almacenamien- la innovación
to y el análisis de sus resultados han demandado avanzadas tecnologías que
habitualmente han sido creadas en el propio entorno científico. Este término engloba a un conjunto de entidades de muy diversa titularidad con-
■ Realizar las anteriores actividades en estrecha conexión con las necesidades cebidas para facilitar la actividad innovadora de las empresas, proporcionándoles
sociales del momento. En la actualidad esta conexión es estimulada por los medios materiales y humanos para su I+D, expertos en tecnología, soluciones a
gobiernos mediante la adaptación de normativa e incentivos, que deben incluir problemas técnicos y de gestión, así como información y una gran variedad de
el fomento de la movilidad de los investigadores entre sus propias instituciones servicios de naturaleza tecnológica. Las organizaciones de soporte a la innova-
y el tejido empresarial. ción se configuran como entidades de servicios avanzados, orientadas a comple-
mentar los recursos de las empresas en su función innovadora. Son particular-
En los últimos años se ha puesto de manifiesto la especial relevancia en el siste- mente importantes en el caso de las PYME, y sobre todo para las de sectores
ma público de I+D de los siguientes objetivos, cuya finalidad última es contribuir productivos tradicionales, que acceden con más dificultad a información, recur-
a la creación de riqueza y bienestar social: sos humanos y financieros e instalaciones para completar por sí mismas sus pro-
cesos de innovación. Sus objetivos tradicionales han sido:
■ Elevar la capacidad de producir ciencia para ser capaces de liderar proyectos
internacionales. La construcción del Espacio Europeo de Investigación (ERA) ■ Conseguir ser una interfaz eficiente entre el sistema público y las empresas.
sitúa al sistema público de I+D en un entorno internacional en el que tiene que Una importante función de las organizaciones de soporte es la intermediación
competir. La preocupación por alcanzar niveles de excelencia será más nece- entre las empresas y el sistema público de I+D, de forma que, a través suyo,
saria que nunca. se facilite tanto la transferencia de tecnología a las empresas, como el trasla-
do de los problemas tecnológicos a la investigación pública.
■ Formar personal investigador. El sistema público de I+D debe preocuparse de
■ Ofrecer a las empresas una amplia gama de servicios en apoyo a la innova-
la formación de personal auxiliar de apoyo a los investigadores, del cual exis-
ción. Las necesidades de las empresas que quieren innovar son muy amplias:
te un déficit notable en España.
conocimiento de la tecnología, formación continua y formación de “cuadros”,
■ Conocer las necesidades de la sociedad y difundir sus capacidades para re- traducción de problemas y de tecnologías, servicios tecnológicos, provisión de
solverlas. El sistema público de I+D debe tener una actitud activa para cono- paquetes tecnológicos, proyectos de I+D individuales o en colaboración, apo-
cer su entorno y dedicar parte de sus esfuerzos de investigación al servicio de yo en la búsqueda de financiación y comercialización de tecnologías, entre
la cultura, del bienestar y del desarrollo económico. otros.
■ Generar tecnología útil para el tejido productivo. Además el sistema público de ■ Proveer de entornos físicos y relacionales para la innovación. La existencia de
I+D deberá transferir esta tecnología, haciéndola accesible incluso a empresas organizaciones capaces de posibilitar un entorno propicio a la innovación, me-
de reducida capacidad tecnológica. diante la agrupación física de distintos agentes del sistema, que facilite sus re-
50 51
laciones para la transferencia de conocimiento, tales como los parques cientí- ■ El entorno financiero. La financiación es el obstáculo a la innovación más cita-
ficos y tecnológicos, puede contribuir a impulsar el desarrollo económico de la do por las empresas, independientemente de su dimensión, en todos los paí-
región. ses de la UE y prácticamente en todos los sectores.
■ El capital humano. La innovación depende en buena medida de formas de cono-
En los últimos años, una presión de la competencia cada vez más acusada obli-
cimiento tácito, incorporado a las personas y difícilmente codificable y de habilida-
ga a las empresas a buscar apoyos para la modernización de áreas en las que
des personales. Para el éxito del proceso innovador es crítica la existencia de ca-
tradicionalmente no participaban agentes externos. En sintonía con esta deman-
pital humano adecuado y su incorporación al mundo laboral. Los planes de estu-
da, las organizaciones de soporte a la innovación han de adaptar su oferta para
dio deben adecuarse a las demandas de un entorno en el que la aplicación de la
ser capaces de:
ciencia y la tecnología están presentes en todas sus actividades. Aun así, es ne-
■ Apoyar los procesos productivos y de gestión de las empresas. La adopción cesario complementarlos con adecuados programas de formación continua.
de nuevas tecnologías, y en particular de las TIC, tanto en los procesos pro-
ductivos como de gestión, es un arma de competitividad de las empresas. Estos tres factores se influyen mutuamente para reforzar la actitud innovadora de
la sociedad, de tal manera que su eficacia depende no sólo de cada uno de ellos,
■ Implicarse en el desarrollo de las estrategias tecnológicas empresariales.
sino también de la manera de interactuar entre sí.
Las empresas necesitan mantener su competitividad a largo plazo, dise-
ñando una estrategia tecnológica fiable y con garantías de que se pueda En los últimos años ha crecido la importancia de algunos aspectos del entorno
desarrollar. Las organizaciones de soporte a la innovación deben ofrecer que tienen un fuerte impacto en la innovación:
también soluciones integradas, apoyándose si es preciso en un funciona- ■ La consolidación de la sociedad de la información. El aprovechamiento de las
miento en red. tecnologías de la información y las comunicaciones para cualquier actividad de
■ Aunar virtualmente capacidades científicas y tecnológicas dispersas, para aco- la sociedad está marcando diferencias en los niveles de competitividad de los
meter investigación avanzada en proyectos pluridisciplinares centrados en tec- países.
nologías de interés industrial. Las empresas requieren que los proyectos de in- ■ El desarrollo sostenible y la responsabilidad social. La preocupación por la pre-
vestigación les proporcionen resultados integrados de fácil incorporación al servación de los recursos naturales y por la transparencia en la gestión públi-
mercado. Desde hace algunos años son varias las administraciones centrales ca y privada es una exigencia de la sociedad moderna.
y regionales que promueven asociaciones virtuales de investigación especiali-
■ La calidad de las infraestructuras tradicionales. Son necesarias para el esta-
zadas en áreas de interés industrial.
blecimiento y la expansión de actividades innovadoras.
■ La actitud social hacia el espíritu emprendedor. La construcción de una socie-
dad emprendedora descansa sobre una cultura positiva hacia la iniciativa em-
presarial y la aceptación de sus posibles fallos.

1.5 El entorno ■ La percepción social de la ciencia y la tecnología. Una actitud social positiva
ante los avances científicos y tecnológicos facilita la generación y la difusión de
Además de los agentes anteriormente descritos, una serie de factores en el en- las innovaciones.
torno de las empresas influyen en sus procesos de innovación:

■ El efecto dinamizador del mercado. En los mercados interiores de bienes y


servicios, la demanda ejerce un efecto dinamizador en el sistema de innova-
ción. Las características de la demanda privada derivadas de la cultura tecno-
lógica (conocimiento tecnológico y grado de exigencia) y el compromiso con el
desarrollo tecnológico de la demanda pública, explican muchos aspectos del
comportamiento innovador de las empresas en las sociedades desarrolladas.
Otros aspectos de los mercados de bienes y servicios, como son su grado de
apertura y la consiguiente presencia de competidores internacionales, influyen
en la actitud innovadora de las empresas.
52 53
laciones para la transferencia de conocimiento, tales como los parques cientí- ■ El entorno financiero. La financiación es el obstáculo a la innovación más cita-
ficos y tecnológicos, puede contribuir a impulsar el desarrollo económico de la do por las empresas, independientemente de su dimensión, en todos los paí-
región. ses de la UE y prácticamente en todos los sectores.
■ El capital humano. La innovación depende en buena medida de formas de cono-
En los últimos años, una presión de la competencia cada vez más acusada obli-
cimiento tácito, incorporado a las personas y difícilmente codificable y de habilida-
ga a las empresas a buscar apoyos para la modernización de áreas en las que
des personales. Para el éxito del proceso innovador es crítica la existencia de ca-
tradicionalmente no participaban agentes externos. En sintonía con esta deman-
pital humano adecuado y su incorporación al mundo laboral. Los planes de estu-
da, las organizaciones de soporte a la innovación han de adaptar su oferta para
dio deben adecuarse a las demandas de un entorno en el que la aplicación de la
ser capaces de:
ciencia y la tecnología están presentes en todas sus actividades. Aun así, es ne-
■ Apoyar los procesos productivos y de gestión de las empresas. La adopción cesario complementarlos con adecuados programas de formación continua.
de nuevas tecnologías, y en particular de las TIC, tanto en los procesos pro-
ductivos como de gestión, es un arma de competitividad de las empresas. Estos tres factores se influyen mutuamente para reforzar la actitud innovadora de
la sociedad, de tal manera que su eficacia depende no sólo de cada uno de ellos,
■ Implicarse en el desarrollo de las estrategias tecnológicas empresariales.
sino también de la manera de interactuar entre sí.
Las empresas necesitan mantener su competitividad a largo plazo, dise-
ñando una estrategia tecnológica fiable y con garantías de que se pueda En los últimos años ha crecido la importancia de algunos aspectos del entorno
desarrollar. Las organizaciones de soporte a la innovación deben ofrecer que tienen un fuerte impacto en la innovación:
también soluciones integradas, apoyándose si es preciso en un funciona- ■ La consolidación de la sociedad de la información. El aprovechamiento de las
miento en red. tecnologías de la información y las comunicaciones para cualquier actividad de
■ Aunar virtualmente capacidades científicas y tecnológicas dispersas, para aco- la sociedad está marcando diferencias en los niveles de competitividad de los
meter investigación avanzada en proyectos pluridisciplinares centrados en tec- países.
nologías de interés industrial. Las empresas requieren que los proyectos de in- ■ El desarrollo sostenible y la responsabilidad social. La preocupación por la pre-
vestigación les proporcionen resultados integrados de fácil incorporación al servación de los recursos naturales y por la transparencia en la gestión públi-
mercado. Desde hace algunos años son varias las administraciones centrales ca y privada es una exigencia de la sociedad moderna.
y regionales que promueven asociaciones virtuales de investigación especiali-
■ La calidad de las infraestructuras tradicionales. Son necesarias para el esta-
zadas en áreas de interés industrial.
blecimiento y la expansión de actividades innovadoras.
■ La actitud social hacia el espíritu emprendedor. La construcción de una socie-
dad emprendedora descansa sobre una cultura positiva hacia la iniciativa em-
presarial y la aceptación de sus posibles fallos.

1.5 El entorno ■ La percepción social de la ciencia y la tecnología. Una actitud social positiva
ante los avances científicos y tecnológicos facilita la generación y la difusión de
Además de los agentes anteriormente descritos, una serie de factores en el en- las innovaciones.
torno de las empresas influyen en sus procesos de innovación:

■ El efecto dinamizador del mercado. En los mercados interiores de bienes y


servicios, la demanda ejerce un efecto dinamizador en el sistema de innova-
ción. Las características de la demanda privada derivadas de la cultura tecno-
lógica (conocimiento tecnológico y grado de exigencia) y el compromiso con el
desarrollo tecnológico de la demanda pública, explican muchos aspectos del
comportamiento innovador de las empresas en las sociedades desarrolladas.
Otros aspectos de los mercados de bienes y servicios, como son su grado de
apertura y la consiguiente presencia de competidores internacionales, influyen
en la actitud innovadora de las empresas.
52 53
2.
Las empresas
En el Libro Blanco de 1998 la empresa era considerada el eslabón más débil del
sistema de innovación español. Los argumentos que apoyaban este juicio se
centraban fundamentalmente en la escasa cultura innovadora de la empresa es-
pañola, que es poco propensa a utilizar la tecnología como instrumento de com-
petitividad y que, en consecuencia, dedica pocos recursos a la innovación, enfo-
ca su esfuerzo innovador en los aspectos menos relacionados con la creación de
tecnología propia y no está organizada adecuadamente para la innovación, tanto
internamente como en su integración en estructuras externas de cooperación en-
tre empresas y con otros agentes del sistema.
En lo que sigue, se presentan las características más significativas de la actividad
innovadora de las empresas españolas, usando los datos disponibles más re-
cientes. En primer lugar, se detallan aspectos más próximos al input, como nú-
mero de empresas innovadoras, esfuerzos aplicados, capital humano disponible
y organización para la innovación, para, en la segunda parte, revisar algunos de
los output más directamente relacionados con la innovación, como las exporta-
ciones de alta tecnología o las patentes. En la parte II de este documento, «Inno-
vación y economía», se tratan con mayor amplitud algunos de estos temas, es-
pecialmente los que se refieren a la relación entre las actividades innovadoras y
los resultados económicos de las empresas.

2.1 El esfuerzo innovador


2.1.1 Número de empresas innovadoras
El indicador más básico del nivel de la cultura empresarial de innovación en un
país es el número de sus empresas que realizan innovaciones. A partir de aquí,
entran en consideración detalles más específicos, como las pautas concretas de
innovación o el tipo de innovación realizado, ya que de estas pautas o tipos se
derivan diferentes ventajas competitivas.1
Una empresa es innovadora cuando desarrolla productos o servicios, nuevos o
mejorados, y logra introducirlos en el mercado, o desarrolla procesos tecnológi-
camente nuevos o mejorados en sus métodos de producción de bienes o de
1
Por ejemplo, una medida de la mayor o menor capacidad de las innovaciones para elevar la
competitividad de la empresa es su contenido en tecnología propia.
55
prestación de servicios. Desde que se ha reconocido la importancia de la innova-
ción tecnológica en el crecimiento económico, se han hecho muchos esfuerzos
para intentar definir, de la forma más precisa posible, el complejo proceso de la
innovación, y medirlo objetivamente en distintos sectores productivos y entornos
geográficos. La herramienta básica para esta tarea son las encuestas de innova-
ción que realizan con distinta periodicidad los institutos de estadística de la ma-
yoría de los países desarrollados, basadas en la metodología definida por la
OCDE en el Manual de Oslo (OCDE, 1995).
En España la encuesta de innovación más reciente cubre el periodo 2000-2002,
y en ella declararon haber introducido en el mercado algún producto o servicio,
nuevo o mejorado, un 20,6% del total de empresas de los sectores incluidos en
la encuesta (INE, 2004). Para las ramas Industrial y de Servicios, los porcentajes
de empresas innovadoras fueron el 26,2% y el 18,3% respectivamente, este últi-
mo porcentaje casi idéntico al de la Construcción.
Respecto a la encuesta anterior, que cubría el periodo 1998-2000, se aprecia una
ligera subida del porcentaje total de empresas innovadoras, que entonces era el
19,8%. Esta subida se debe a la mayor actividad innovadora de las ramas de
Servicios, en la que declararon realizar actividades innovadoras un 4% más de
empresas que en el período anterior (14,4% en 1998-2000), y la de Construcción,
cuyo número de empresas innovadoras aumentó en casi un 130% (desde el
9,4%). En cambio, en la rama Industrial el porcentaje de empresas innovadoras
ha caído 7,5 puntos por debajo del 34,7% declarado en la encuesta anterior.
La referencia internacional más próxima en el tiempo es la encuesta europea de
innovación (Eurostat, 1999),2 que cubre el periodo 1994-1996. Según esta en-
cuesta, el porcentaje de empresas europeas innovadoras en dicho periodo fue el
51% de las industriales y el 40% de las de servicios. El porcentaje correspon-
diente de empresas industriales españolas, las únicas encuestadas en esa oca-
sión (las de servicios no lo fueron), fue el 29%, sólo superior al de Portugal.
Con las debidas reservas, dada la distancia en el tiempo y la distinta metodología
aplicada en ambas encuestas, parece que la situación en este aspecto no ha me-
jorado significativamente respecto a 1996, ya que, tanto en la rama industrial
como en la de servicios, los porcentajes de empresas innovadoras son en 2002
inferiores a la mitad de la media europea de seis años antes, habiendo incluso
disminuido el porcentaje de empresas industriales innovadoras en España.

2.1.2 Pautas de innovación

Un aspecto relevante a tener en cuenta al valorar la actividad innovadora de las


empresas es el grado en que éstas incluyen la tecnología en sus estrategias de
búsqueda de competitividad. Esta pauta de innovación, examinada en el Libro

2
Algunos avances parciales de resultados de la CIS3 (2001) de determinados países se usan en la
parte II «Innovación y economía» a efectos comparativos.
56
Blanco de 1998, es aún más relevante en 2004, ya que, en un mercado global,
es difícil que los países con mayores niveles salariales puedan mantener su ven-
taja competitiva sin recurrir a la tecnología.
Las pautas de innovación de las empresas con innovaciones tecnológicas se de-
ducen de la composición de sus gastos de innovación. Las dos pautas principa-
les, que se traducen en las partidas más importantes del gasto total, pueden re-
sumirse como aquellas que van dirigidas a crear tecnología propia, mediante la
realización de actividades de I+D interna o externa, y las que adquieren tecnolo-
gía a terceros, mediante la compra de equipos con tecnología incorporada o la
adquisición de conocimientos externos.
La primera pauta es más arriesgada, pero permite obtener, en caso de éxito, una
mayor ventaja competitiva. La segunda es más segura, al precio de una menor
competitividad, ya que la empresa mejora sus productos o servicios mediante
tecnología explotada previamente por otros y accesible a cualquier competidor.
Para la rama industrial, el principal tipo de actividad innovadora en 2000-2002 fue
la I+D, que absorbió, entre I+D interna y contratada, un 48,6% del total de gastos
de innovación. La partida siguiente fue la adquisición de tecnología incorporada en
el inmovilizado material, con un 35,8%. Respecto al periodo anterior se aprecia
una caída en el gasto total de innovación de casi un 10%, aunque ahora tiene ma-
yor peso la I+D, que en 1998-2000 era la segunda partida de gasto (40,3%), por
detrás de la adquisición de inmovilizado, que supuso el 41,3% del gasto total.

UE 15, 1994-1996 Tabla 1.


España, 1998-2000 España, 2000-2002 Industria Servicios Distribución
Industria Servicios Industria Servicios Esp UE UE porcentual de los
Gasto total en gastos de innovación
innovación,
miles de euros 6.938.009 2.943.716 6.273.200 4.674.971

I+D interna 30,71% 38,84% 37,29% 31,67% 37% 53% 46%

I+D externa 9,59% 6,64% 11,47% 12,76% 8% 9% 6%

Adquisición de
maquinaria y equipo 41,31% 25,09% 35,82% 27,47% 32% 22% 16%

Adquisición de otros
conocimientos externos 6,23% 15,73% 4,46% 7,4% 7% 4% 15%

Diseño, preparativos
para prod. /distribución 5,23% 3,07% 5,14% 9,37% 12% 6% 8%

Formación 1,87% 2,92% 1,53% 1,15% 1% 2% 3%

Comercialización 5,06% 7,7% 4,3% 10,19% 3% 4% 6%

Fuente: INE (2002a, 2004), Eurostat (1999).

57
La rama de servicios ha incrementado notablemente sus gastos de innovación, des-
de los 2,9 millardos de euros en 2000, a los 4,7 en 2002. Su principal partida de gas-
to es también la I+D, que supone un 44,4% del total (interna y contratada), seguida
por la adquisición de tecnología incorporada a maquinaria y equipo, con un 27,5%.
De nuevo, la referencia internacional se remonta a 1996. Según la encuesta eu-
ropea CIS2, cuyos resultados más significativos se incluyen en la tabla 1 junto
con los de las encuestas INE, los porcentajes promedio de gasto en I+D para la
rama industrial fueron entonces el 53% (I+D interna) y 9% (I+D externa). Como se
ve, España seguía en 2002 aún lejos de ese porcentaje, e incluso había reducido
su proporción de gasto en I+D respecto al de 1996.

Tabla 2a. 1998-2000 2000-2002


Empresas innovadoras
Total Total
y total de empresas Innovadoras % total empresas* Innovadoras % total empresas*

TOTAL SECTORES 29.228 19,77 147.840 32.339 20,64 156.681

Industria 15.919 35,02 45.456 12.119 26,23 46.195

Construcción 2.687 9,44 28.464 6.145 18,34 33.506

Servicios 10.623 14,43 73.614 14.077 18,28 77.008

Tabla 2b. 2000 2002


Empresas con
% Inno- % % Inno- %
actividad de I+D
Número vadoras* Total* Número vadoras* Total*

TOTAL SECTORES 9.247 31,6% 6,3% 5.526 17,1% 3,5%

I+D sistemática 4.247 14,5% 2,9% 4.644 14,4% 3,0%

I+D ocasional 4.832 16,5% 3,3% 883 2,7% 0,6%

INDUSTRIA 6.451 40,5% 14,2% 3.785 31,2% 8,2%

I+D sistemática 3.114 19,6% 6,9% 3.216 26,5% 7,0%

I+D ocasional 3.208 20,2% 7,1% 569 4,7% 1,2%

CONSTRUCCIÓN 544 20,2% 1,9% 90 1,5% 0,3%

I+D sistemática 153 5,7% 0,5% 67 1,1% 0,2%

I+D ocasional 388 14,4% 1,4% 22 0,4% 0,1%

SERVICIOS 2.250 21,2% 3,1% 1.652 11,7% 2,1%

I+D sistemática 980 9,2% 1,3% 1.361 9,7% 1,8%

I+D ocasional 1.236 11,6% 1,7% 291 2,1% 0,4%

(*) Calculado a partir de datos INE en la misma tabla.

Fuente: INE (2002a, 2004) y elaboración propia.


58
Esta reducción de gasto se corresponde con la reducción en el número y por-
centaje de empresas que declararon realizar algún tipo de actividad de I+D. Para
poder comparar la evolución entre las dos últimas encuestas a partir de las cifras
disponibles, la tabla 2 agrupa datos suministrados por el INE con cifras calcula-
das a partir de dichos datos.
Si se divide el número de empresas innovadoras en el período 2000-02 por el nú-
mero de las que declararon realizar actividades de I+D en el año 2002, el resulta-
do es aproximadamente un 31% en la rama industrial y un 12% en la de servi-
cios. Estos porcentajes son muy inferiores a los mostrados por las empresas de
la UE seis años antes, ya que, según la encuesta europea CIS2, el porcentaje de
empresas europeas innovadoras con actividad de I+D en 1996 fue el 69% en la
rama industrial y el 47% en la de servicios.
Comparando con la encuesta INE anterior, resulta que tanto el número como el
porcentaje de empresas que declaran actividad de I+D ha caído en los últimos
dos años en todas las ramas. La caída parece deberse sobre todo a que en 2002
hay muchas menos empresas con actividad de I+D ocasional que en 2000, y así,
aunque los porcentajes de empresas innovadoras con actividad de I+D de las ra-
mas industrial y de servicios han bajado del 32% al 17% y del 21% al 12% res-
pectivamente, cuando se calcula el porcentaje de las que desarrollan actividades
de I+D sistemática, éste se mantiene con poca variación en torno al 14,5% en la
rama industrial y sube del 9,2% al 9,7% en la rama de servicios.
Si se comparan las cifras de actividad de I+D con el número total de empresas
que componen el universo de la encuesta, puede estimarse que las que incluyen
la I+D como actividad sistemática en su estrategia para la competitividad repre-
sentan aproximadamente un 7% del total de empresas industriales españolas, y
un 1,8% de las de servicios, mientras que en las empresas de Construcción, el
porcentaje es el 0,2%.

2.1.3 Innovación en sectores industriales y no


industriales
A pesar de la importancia económica de los sectores no industriales en las eco-
nomías avanzadas, sus actividades de innovación han comenzado a estudiarse
sólo en época relativamente reciente. El principal motivo de este retraso ha sido
que su actividad innovadora tiene características propias, que requieren una
adaptación de los conceptos y definiciones clásicos de innovación, desarrollados
inicialmente para el sector manufacturero.
En España, la primera encuesta de innovación tecnológica que incluye un núme-
ro apreciable de sectores no industriales es la de 2000. La tabla 3 presenta algu-
nas cifras de esta encuesta y de la de 2002 desglosadas para estos sectores,
que permiten su comparación individual, y con los sectores de la rama industrial,
y examinar su evolución en los últimos dos años.
59
60
por sectores
Datos de innovación
Tabla 3.

1998-2000 2000-2002

Empresas % total Gasto, % gasto Empresas % total Gasto, % gasto


innovadoras empresas miles de euros rama innovadoras empresas miles de euros rama

TOTAL SECTORES 29.228 19,77% 10.174.259 32.339 20,64% 11.089.510

Total industria 15.919 35,02% 6.938.009 100,0% 12.119 26,23% 6.273.200 100,0%

Alimentación,
bebidas y tabaco 2.169 34,16% 701.949 10,1% 1.344 22,85% 416.944 6,6%

Textil, confección,
cuero y calzado 1.762 25,2% 290.957 4,2% 1.313 18,85% 144.795 2,3%

Madera, papel,
edición, artes gráficas 2.110 35,6% 682.639 9,8% 1.188 21,41% 316.314 5,0%

Química 835 53,01% 731.143 10,5% 810 49,52% 996.969 15,9%

Caucho y materias
plásticas 864 43,58% 238.484 3,4% 654 32,96% 156.884 2,5%

Productos minerales
no metálicos 1.099 32,79% 417.053 6,0% 946 25,23% 340.823 5,4%

Productos metálicos 2.228 30,21% 703.223 10,1% 1.875 23,29% 354.657 5,7%

Maquinaria y equipo
mecánico 1.533 43,78% 411.042 5,9% 1.319 37,83% 381.228 6,1%

Equipo eléctrico y
electrón. e instrument. 1.070 49,33% 767.458 11,1% 879 38,91% 575.484 9,2%

Material de transporte 575 39,17% 1.615.586 23,3% 504 31,68% 2.272.186 36,2%
1998-2000 2000-2002

Empresas % total Gasto, % gasto Empresas % total Gasto, % gasto


innovadoras empresas miles de euros rama innovadoras empresas miles de euros rama

Otras, reciclaje 1.377 35,29% 218.442 3,1% 1.070 28,21% 108.886 1,7%
Extractivas, energía
y agua 297 24,16% 160.033 2,3% 217 17,38% 208.030 3,3%
Construcción 2.687 9,44% 292.534 6.145 18,34% 141.340
Total servicios 10.623 14,43% 2.943.715 100,0% 14.077 18,28% 4.674.971 100,0%
Comercio y hostelería 5.246 12,86% 353.901 12,0% 6.471 16,81% 641.652 13,7%
Transportes,
almacenamiento 1.143 17,14% 238.578 8,1% 1.104 15,5% 328.412 7,0%
Correos y
telecomunicaciones 180 20,63% 393.333 13,4% 207 18,4% 1.445.788 30,9%
Intermediación financiera 523 46,36% 363.829 12,4% 370 32,27% 502.333 10,7%
Servicios a empresas 2.448 16,05% 1.378.854 46,8% 4.067 21,87% 1.577.653 33,7%
Actividades
informáticas 718 52,94% 439.940 14,9% 806 44,72% 343.020 7,3%

Servicios de I+D 110 70,73% 512.027 17,4% 104 48,8% 728.254 15,6%

Otros servicios
a empresas 1.621 11,8% 426.888 14,5% 3.158 19,05% 506.379 10,8%

Servicios públicos
sociales y colectivos 1.083 12,17% 215.220 7,3% 1.858 17,64% 179.132 3,8%

Fuente: INE (2002a, 2004) y elaboración propia.

61
Tabla 3.

por sectores
(Continuación)
Datos de innovación
Puede apreciarse la gran disparidad en la evolución del gasto según el sector de
que se trate. En la rama industrial, los sectores de Química (con Productos Far-
macéuticos) y Material de transporte, junto con el que agrupa las industrias Ex-
tractivas con Energía y Agua, fueron los únicos que aumentaron sus gastos, has-
ta un 40% en el caso de Material de transporte, mientras que los demás los re-
dujeron. De este modo, los dos primeros sectores concentraron en 2002 más de
la mitad del gasto en innovación de la industria.
En el caso de los Servicios, el gasto también se concentra en pocos sectores,
como son el de Comunicaciones, con un 31% del total de la rama, y el de Servi-
cios a empresas, con un 34%.3 Al contrario de lo que ocurre en la rama industrial,
se observa un crecimiento del gasto en todos los sectores, salvo el de Activida-
des informáticas y Servicios públicos, sociales y colectivos.
Conviene destacar que, pese a la lógica concentración de la actividad en los
sectores más intensivos en conocimiento, el porcentaje de empresas no in-
dustriales que declaran realizar actividades innovadoras en el periodo 2000-
2002 es superior al 15% en todos los sectores y en 2002 el número total de
empresas innovadoras es ya mayor en la rama de servicios que en la industrial.
También es notable el elevado gasto absoluto en innovación de algunos secto-
res con escaso esfuerzo innovador, pero con un gran peso económico, como
los de Construcción, Comercio y hostelería, Transportes o Intermediación fi-
nanciera.

2.1.4 Recursos dedicados a la I+D


Entre las actividades que contribuyen a la innovación tecnológica, la actividad de I+D
es la que ofrece más beneficios potenciales a las empresas que la realicen con éxito,
y es imprescindible para competir en los sectores de mayor intensidad tecnológica.
La figura 2 muestra la evolución del gasto de I+D empresarial entre 1990 y 2001,
recogido en la encuesta anual de I+D del INE. Puede verse que desde 1995 su
crecimiento ha sido sostenido, en un promedio superior al 10% anual, aunque el
descenso experimentado entre 1991 y 1995 sugiere una posible dependencia del
ciclo económico sobre la inversión en I+D.4
Más significativo es el esfuerzo empresarial en I+D, medido como porcentaje de
gasto con relación al PIB, y su comparación con el de otros países. El gasto
empresarial en I+D en 2001 representaba un 0,52% del PIB español, un es-
fuerzo inferior a la mitad del esfuerzo medio de los cuatro países más grandes
de nuestro entorno. La distancia se ha reducido entre 1990 y 2001, sobre todo
por la reducción del esfuerzo en los demás países, pero esta reducción no se

3
En la tabla 3, este sector se desglosa en Actividades informáticas, Servicios de I+D y Otros servicios
a empresas, responsables respectivamente del 7,3%, 15,6% y 10,8% del gasto total.
4
Son también notables las fluctuaciones que se observan en el crecimiento según se trate de un año
par o impar, lo que podría ser debido al método empleado para hacer la encuesta.
62
ha producido de forma continua, sino que, después de alcanzar un mínimo de
0,69 puntos porcentuales en 1998, la distancia ha vuelto a aumentar en los úl-
timos años (tabla 4).

Figura 2.
Gasto empresarial en I+D
Evolución del gasto de
las empresas
4.000
españolas en I+D
3.500 (1990-2002).
Millones de euros
3.000

2.500

2.000

1.500

1.000
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

Fuente: INE, Encuesta de I+D varios años.

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 Tabla 4.
I+D empresarial como
España 0,49 0,49 0,46 0,44 0,38 0,39 0,4 0,4 0,47 0,46 0,5 0,52 porcentaje del PIB
Alemania 1,98 1,81 1,7 1,58 1,51 1,5 1,49 1,54 1,57 1,7 1,75 1,8

Francia 1,46 1,48 1,51 1,48 1,45 1,41 1,41 1,39 1,35 1,38 1,37 1,37

Italia 0,76 0,69 0,67 0,6 0,56 0,53 0,54 0,52 0,52 0,51 0,54 0,56

Reino Unido 1,51 1,42 1,42 1,42 1,36 1,3 1,22 1,18 1,18 1,25 1,21

4 grandes 1,43 1,35 1,33 1,27 1,22 1,19 1,17 1,16 1,16 1,21 1,22 1,24

Distancia 0,94 0,86 0,87 0,83 0,84 0,80 0,77 0,76 0,69 0,75 0,72 0,72

Reducción
de la distancia 0,08 0,00 0,03 -0,01 0,04 0,03 0,01 0,07 -0,06 0,03 -0,01

Fuente: OCDE (2002a) y elaboración propia.

Aunque este aumento de la distancia se debe en parte al mayor crecimiento del


PIB español en los últimos años, las cifras muestran que, pese al continuo creci-
miento del gasto de nuestras empresas, éste debe incrementarse aún más si se
pretende alcanzar el nivel de los países de referencia.
63
Si se desglosa el esfuerzo en I+D por sectores, medido como porcentaje del Va-
lor Añadido de cada sector, se aprecia que el menor esfuerzo español no es sólo
un reflejo de la menor especialización tecnológica del país, sino que es una pau-
ta que se repite en todos los sectores, independientemente de la intensidad tec-
nológica de sus procesos productivos. Las cifras proporcionadas por la OCDE
(OCDE, 2002a)5 muestran que, en promedio, el esfuerzo en I+D en el conjunto de
los países para los que se dispone de datos es unas tres veces superior al de las
empresas españolas, siendo la máxima diferencia en el sector de Servicios, con
un esfuerzo español cuatro veces inferior a la media, y la mínima en el de Indus-
trias de Alta Tecnología (IAT) (figura 3).

Figura 3. Esfuerzo OCDE/España Dif. crecimiento España-OCDE


Esfuerzo relativo en
I+D de las empresas Total empresas
españolas y de las de Manufactureras
Servicios
países OCDE
IAT
y diferencial de su
IMAT
crecimiento por
IMBT
sectores productivos IBT
0% 100% 200% 300% 400% 500% -10% -5% 0% 5% 10%

IAT=Industrias de Alta Tecnología (CNAE 2423, 30, 32, 33, 353).


IMAT= Industrias de Tecnología Media-Alta (CNAE 24, 29, 31, 34, 352, 359).
IMBT= Industrias de Tecnología Media-Baja (CNAE 23, 25, 26, 27, 28, 351).
IBT= Industrias de Baja Tecnología (CNAE 15, 16, 17, 19, 20, 22, 36, 37).

Fuente: OCDE (2002a).

La evolución del esfuerzo en los últimos años muestra además un menor creci-
miento del esfuerzo promedio español, especialmente acusado en el sector de
Servicios, cuya consecuencia es que la distancia con la media de la OCDE au-
menta en vez de disminuir. Los sectores que están haciendo un mayor esfuerzo
para acortar la distancia son los de la Industria de Baja Tecnología (IBT) y de Me-
dia-Baja Tecnología (IMBT).6
La encuesta de innovación tecnológica permite estimar el reparto del esfuerzo en
I+D según el tamaño de las empresas. Puede verse (tabla 5) que las empresas de
menor tamaño con actividad sistemática de I+D realizan un esfuerzo considera-
ble, que llega a rebasar el 7% de su cifra de negocios7 en algunos casos y a ser
hasta cinco veces mayor que el de las empresas más grandes de su rama de ac-
5
Países incluidos: Canadá, USA, Japón, Corea, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania,
Irlanda, Italia, P. Bajos, Noruega, España, Suecia y Reino Unido.
Esfuerzo España 1999, resto entre 1997 y 2000. Crecimiento de España promediado para los
anteriores 9 años, resto, entre cinco y diez años.
6
Si se mantuviesen las diferencias de crecimiento promedio, el esfuerzo en I+D de las empresas de
IBT alcanzaría el promedio de la OCDE en 2016, y el de las IMBT en 2026.
7
Como referencia, el objetivo de esfuerzo de I+D para la UE en 2010 definido en el Consejo
Europeo de Barcelona es de un 3% del PIB, dos tercios del cual serían aportados por el sector
privado.
64
tividad. Este esfuerzo no se aprecia en las cifras totales, dado el escaso número
de empresas que recurren a la I+D como estrategia competitiva en los segmen-
tos de menor tamaño y al, en general, más reducido esfuerzo de las empresas de
mayor tamaño.

Industria Servicios Tabla 5.


Intensidad de I+D
10 50 100 10 50 100
sistemática.
Número de empleados a 49 a 99 a 249 > 250 a 49 a 99 a 249 > 250
(Gastos I+D/Cifra
% empresas con I+D de negocios) X 100
sistemática 3,6 13,53 25,04 50,47 0,83 2,68 4,33 9,27

Intensidad I+D (empresas


con actividad de I+D
sistemática) 2,17 2,3 1,77 0,88 7,26 7,16 3,61 1,43

Intensidad I+D
(total empresas) 0 0 1 0,63 0 0 0 0,22

Fuente: INE (2002a) y elaboración propia (datos no disponibles para 2002 en la fecha de publicación).

2.2 La organización para la innovación


2.2.1 El capital humano de las empresas
En una economía basada en el conocimiento, el nivel de formación de los em-
pleados juega un papel fundamental en los resultados de las empresas. En
este aspecto, la situación española ha mejorado respecto a 1995, como
muestran los datos de la tabla 6 (Eurostat, 2002a), que recogen el crecimien-
to del empleo entre 1995 y 2000 según el nivel de cualificación de los traba-
jadores. España prácticamente duplica los niveles de crecimiento en el em-
pleo de personal de media y alta cualificación con respecto a la media euro-
pea. Este mayor crecimiento ha hecho que, en el caso de los empleados con
educación superior, su porcentaje en 2000 sea mayor en España que en el
promedio de la UE, superando los niveles de países de referencia como Fran-
cia o Alemania.

Pero la situación no es la misma en el caso de los empleados con niveles inter-


medios de formación, equivalentes a educación secundaria, cuya proporción en
el total es menos de la mitad del promedio europeo. Además, el porcentaje de
empleados con baja cualificación es casi el doble de la media europea, sólo su-
perado por Portugal, y el empleo de este tipo de personal seguía creciendo en
España, mientras disminuía en el conjunto de Europa.
65
Tabla 6. Crecimiento, % A B D Dk E Fi F El It L P S UK EU
Crecimiento (1995-
2000) y porcentaje de Baja -5,3 0,5 1,7 2,2 0,7 -0,5 -0,6 -3,3 -3,3 -6,5 0,4 -3,2 -23,9 -3,2

empleo (2000) según Media -0,1 0,9 -0,8 0,5 6,6 1,2 0,7 4,4 5,0 9,7 1,9 0,9 10,2 3,6
nivel de cualificación
Alta 11,6 3,8 1,3 -0,4 8,7 9,7 4,5 4,0 4,2 4,5 -3,8 2,1 4,1 4,6

Empleo, % A B D Dk E Fi F El It L P S UK EU

Baja 20,3 30,9 17,2 21,9 53,9 22,8 30,0 43,1 45,1 33,0 76,7 20,5 13,2 29,6

Media 64,2 35,9 57,2 53,4 18,8 43,7 44,7 37,0 42,7 45,6 13,1 49,2 57,5 46,3

Alta 15,6 33,3 25,6 24,8 27,3 33,5 25,3 19,9 12,2 21,4 10,2 30,3 29,4 24,1

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: Eurostat (2002a).

Este perfil de cualificaciones refleja, por un lado, algunas de las carencias más no-
tables del sistema formativo español, como son la elevada tasa de abandono de
los estudios tras finalizar la educación primaria y el reducido número de estudian-
tes de secundaria que optan por la Formación Profesional. Pero también es sínto-
ma de una estrategia de competitividad empresarial que sigue apoyándose más en
la disponibilidad de mano de obra barata que en el conocimiento y la tecnología.
Figura 4.
Investigadores empresariales por 10.000 empleados en 2001
Número de
investigadores USA
JP
empresariales por
S
10.000 empleados. FIN
Países OCDE, 2001 N
CH
OCDE
D
B
UK
IRL
CAN
A
DK
F
UE
NL
AUS
España
IT
CZ
H
PL
EL
P
TUR
0 10 20 30 40 50 60 70

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: OCDE (2002a).
66
Las cifras sobre empleo en I+D empresarial reflejan un notable crecimiento en el
período 1998-2001 del personal dedicado a estas actividades, que ha pasado de
unas 30.000 personas equivalentes a dedicación plena (EDP) en 1997 a las
53.300 de 2002. De este personal, los investigadores eran unos 12.000 (EDP) en
1997, y 24.600 en 2002, lo que supone un crecimiento medio anual del 12%. En
términos de fondos disponibles, los investigadores no estaban en 2002 en una si-
tuación mucho mejor que en 1997, ya que el gasto medio por investigador, que
era de unos 164.000 euros en 1997, seguía en torno a los 160.000 euros en
2002.8
Pese a su crecimiento, el número de investigadores empresariales en relación con
el empleo total sigue siendo reducido, 12,3 investigadores por 10.000 empleados
en 2001, mientras que la media de la UE eran 26,5 investigadores y la de la
OCDE 39,8 (figura 4). En 2000, último año con datos comparables internacional-
mente, el gasto medio por investigador empresarial en España era un 83% del
gasto promedio equivalente en la UE (OECD, 2002b).9 Gasto medido en $ PPP.
En cambio, los investigadores empresariales españoles disponen de más perso-
nal auxiliar, con un promedio de tres técnicos/auxiliares por cada dos investiga-
dores, mientras que la proporción media europea es de un solo técnico/auxiliar
por investigador.

2.2.2 La formación continua en las empresas


El objetivo de la formación continua en las empresas es mantener y acrecentar su
capital humano mediante la adquisición por parte de sus empleados de nuevas
competencias o el desarrollo o mejora de competencias ya existentes.10 La for-
mación continua supone un esfuerzo inversor para la empresa, ya que debe fi-
nanciar la totalidad o parte de los costes directos de realización de los cursos y
además asumir los costes de oportunidad derivados de la ausencia de los em-
pleados de su puesto de trabajo durante las sesiones de formación.
En 1999, último año con datos comparables para toda la UE, un 36% del total de
las empresas españolas desarrollaban actividades de formación continua de su
personal, que involucraban a un 64% del total de los empleados (de todas las
empresas, incluidas las que no tuvieron actividad de este tipo). Ambos porcenta-
jes son inferiores a los promedios europeos, que fueron un 62% de las empresas
y un 88% de la población empleada. En cambio, los cursos impartidos fueron
algo más extensos en España, con un promedio de 42 horas por participante,
once más que la media europea, aunque a un coste medio relativo menor, 1,5%
del coste salarial total de la empresa, frente a un promedio europeo del 2,3% (ta-
bla 7).
8
INE, Encuesta de I+D, varios años.
9
Gasto medido en $ ppp.
10
Quedan por tanto excluidas de esta definición las actividades de formación inicial básica, como la
necesaria para familiarizarse con el trabajo, o las necesarias para el desempeño cotidiano de la
actividad, como la transferencia rutinaria de información.
67
Tabla 7. EU-15 B Dk D El E F Irl I L Nl A P Fi S UK No
La formación
continua en las % empresas

empresas con formación c. 62 70 96 75 18 36 76 79 24 71 88 72 22 82 91 87 86

(1999) % empleados
participantes 88 88 99 92 56 64 93 92 56 87 96 90 52 95 98 97 94
Horas /
participante 31 31 41 27 39 42 36 40 32 39 37 29 38 36 31 26 33
Coste
(% total salarial) 2,3 1,6 3,0 1,5 0,9 1,5 2,4 2,4 1,7 1,9 2,8 1,3 1,2 2,4 2,8 3,6 2.3

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: Eurostat (2002b).

Tanto en España como en el conjunto de la UE, el porcentaje de empresas que


proporcionó formación continua a sus empleados es menor cuanto menor es el
tamaño de la empresa, y al mismo tiempo es mayor la distancia entre el prome-
dio español y el europeo (tabla 8). Las principales razones expuestas por las em-
presas que no proporcionaron este tipo de formación fue por no considerarla ne-
cesaria (casi un 80% de los casos) y por falta de tiempo (25%).

Tabla 8. 10-19 20-49 50-249 250-499 500-999 >1000 TOTAL


Porcentaje de
empresas con EU-15 49 67 81 94 96 99 62

actividad de formación España 27 38 58 82 91 96 36


continua por número Fuente: Eurostat (2002b).
de empleados
(1999)
2.2.3 Cooperación para la innovación
Una forma de superar las limitaciones de personal y recursos para emprender ac-
tividades de innovación tecnológica, aparte de contratar I+D externa, es la cola-
boración con otros organismos, ya sean centros públicos u otras empresas pro-
veedoras, clientes o incluso competidoras.11
Según la Encuesta de Innovación Tecnológica de 2002, unas 5.300 empresas,
que representan aproximadamente un 18% de las empresas EIN (innovadoras o
con innovaciones en curso o no exitosas) colaboraron con alguna entidad exter-
na para realizar su innovación, según el desglose mostrado en la figura 5. La pro-
pensión a la colaboración es mucho mayor que en 2000, cuando sólo colaboró
un 9% (unas 2.900 de las 31.700 empresas EIN).

11
Se entiende como cooperación en innovación la participación activa en proyectos conjuntos de I+D
e innovación con otras instituciones y los proyectos propios oficialmente vinculados a los proyectos de
otras instituciones. La simple contratación fuera de la empresa, sin participación activa por parte de
ésta, no se considera cooperación.
68
Para las empresas industriales, proveedores, universidades y centros tecnológi-
cos son los principales tipos de entidad colaboradora para la innovación, mien-
tras que las empresas de servicios colaboran sobre todo con proveedores, uni-
versidades y consultoras, en porcentajes que, en general, no difieren significativa-
mente de los que declaran las empresas industriales, salvo el menor uso que
hacen de los recursos de universidades y centros tecnológicos y su mayor pro-
pensión a colaborar con proveedores.

Porcentaje de empresas EIN que cooperan con: Figura 5.


Cooperación para la
Centros Tecnológicos innovación de las
Industria
Organismos públicos de I+D Servicios empresas españolas
Universidades (2002)
Laboratorios comerciales o empresas de I+D
Expertos y firmas consultoras
Competidores y otras empresas de su misma rama
Proveedores
Clientes
Otras empresas de su mismo grupo

0% 1% 2% 3% 4% 5% 6% 7% 8% 9%

Fuente: INE (2004).

Otros datos, disponibles para varios años, sobre las pautas de cooperación para
la innovación de las empresas españolas, provienen de la Encuesta sobre Estra-
tegias Empresariales, realizada sobre un mismo panel de empresas (MCYT,
2003a)12. Refiriéndose a las empresas con menos de 200 trabajadores, esta en-
cuesta señala que el porcentaje de estas empresas que colaboran con universi-
dades y centros tecnológicos aumenta paulatinamente de un 29,6% en 1999 a
un 35,4% en 2001, y que también aumenta su colaboración tecnológica con
clientes (de un 36,3% a un 48,1%) y con proveedores (de un 44% a un 51,9%).
No ocurre lo mismo en el caso de colaboraciones con competidores, estableci-
miento de acuerdos de cooperación tecnológica o participación en empresas con
innovación tecnológica (tabla 9).
Otra encuesta, que permite la comparación internacional en este tema, es la rea-
lizada por la DG de Innovación de la CE (European Commission, 2002a), según la
cual, un 45% de las empresas europeas cooperan habitualmente para la innova-
ción, mientras que el porcentaje de empresas españolas con esta estrategia es el
36%. El porcentaje de empresas que no contemplan la cooperación entre sus es-
trategias de innovación es un 37%, frente al 27% de media de la UE. Ambas ci-
fras sitúan a España entre los países de la UE que menos uso hacen de las posi-
bilidades de la cooperación.

12
El panel está formado exclusivamente por empresas manufactureras de más de diez empleados.
69
Tabla 9. Tamaño de la empresa
Colaboración Empresas que mantuvieron
colaboraciones externas 200 y menos Más de 200
para la innovación (porcentaje) 1999 2000 2001 1999 2000 2001

Con universidad y/o centros


tecnológicos 29,6 32,3 35,4 62,5 61,5 61,3

Con clientes 36,3 45,6 48,1 49,1 52,3 56,9

Con proveedores 44,2 50,4 51,9 61,1 64,7 65,2

Con competidores 4,0 4,9 4,4 9,5 7,8 9,9

Acuerdos de cooperación
tecnológica 4,9 6,2 5,1 17,7 15,5 15,4

Participación en empresas
con innovación tecnológica 5,3 5,8 4,4 18,7 21,6 18,2

Participación en programas
de investigación UE 0,4 1,3 0,6 7,1 7,1 7,9

Ninguna de las formas


de colaboración anteriores 35,0 23,9 24,7 14,8 12,4 12,3

Fuente: MCYT (2003a).

2.2.4 Los servicios para la innovación


La oferta de servicios externos adecuados es otra fuente de recursos que, su-
mada a los recursos internos de la empresa y a las posibilidades de cooperación,
permite a las empresas realizar con personal y equipos externos parte de las ta-
reas necesarias para la mejora de sus productos o servicios, reduciendo así las
barreras a la innovación, especialmente para las empresas de menor tamaño.
Las empresas que ofrecen este tipo de servicios son, básicamente, las de In-
vestigación y Desarrollo, Servicios técnicos de ingeniería y Servicios y análisis
técnicos. Con un campo de actuación más amplio, también pueden colaborar
en la actividad innovadora las empresas de Servicios informáticos.13 El volumen
de este sector empresarial es por tanto un buen indicador de las facilidades
que encuentran las empresas en su entorno para realizar sus actividades inno-
vadoras.
Comparando las cifras de VAB generado en estos sectores con el VAB total nacio-
nal puede verse que la evolución en el periodo 1998-2001 ha sido positiva para to-

13
En la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) bajo los epígrafes 73 (Investigación
y Desarrollo), 74.2 (Servicios técnicos de arquitectura e ingeniería), 74.3 (Servicios y análisis técnicos) y
72 (Actividades Informáticas).
70
dos ellos, que aumentaron su peso en el conjunto del Valor Añadido total, excepto
para el de Servicios de I+D, que disminuyó incluso en valor absoluto. Así, el sector
de Servicios informáticos aumentó su VAB (precios corrientes) un 95% entre 1998
y 2001, y entre 1999 y 2001 el de Servicios técnicos de arquitectura e ingeniería
creció un 29%, y el de Ensayos y análisis técnicos un 40%. En cambio, el VAB del
sector de Servicios de I+D disminuyó un 36% entre 1998 y 2001 (figura 6).

VAB de servicios empresariales respecto a VAB total


Figura 6.
Evolución del peso
Servicios informáticos de los sectores
Servicios I+D
1,20% de servicios para
Servicios Arquitectura e Ingeniería
la innovación
1,00% Ensayos técnicos

0,80%

0,60%

0,40%

0,20%

0,00%

1998 1999 2000 2001

Fuente: INE (2003a, 2003b) y elaboración propia.

En 2001, el tamaño medio de una empresa de Servicios informáticos era de


nueve empleados, generando un VAB medio de 320.000 euros. Estas cifras
medias eran de seis empleados y 120.000 euros en Servicios de I+D, diez em-
pleados y 263.000 euros en las empresas de Ensayos y análisis, y dos emplea-
dos y 76.000 euros en las de Servicios técnicos de arquitectura e ingeniería.
Para este último sector, las cifras que permiten estimar el peso de los Servicios
de ingeniería frente a los otros subsectores (Servicios de arquitectura, Servicios
de cartografía y Otros) son las del último desglose disponible, realizado en la en-
cuesta de servicios de 1997. Entonces, el subsector de Servicios de ingeniería
aportaba un 53% al VAB conjunto, su empresa típica tenía tres empleados y ge-
neraba un VAB de 95.000 euros.
Otro tipo de empresas interesante por su contribución a la formación perma-
nente de la población productiva es el integrado en el sector de Servicios de for-
mación permanente. Por desgracia, los únicos datos disponibles sobre la evolu-
ción de este sector, que agrupa a las empresas de formación de adultos junto a
las academias y las escuelas de conducción, son los de número total de em-
presas, suministrados en el DIRCE. Su evolución, mostrada en la figura 7, ha
sido de un fuerte crecimiento entre 2000 y 2002 para caer en 2003 por debajo
del nivel de 1999, con un total de 2.100 empresas de más de diez empleados
en toda España.
71
Figura 7.
Empresas de formación permanente con más de diez empleados
Evolución del número
de empresas de
3.000
formación permanente
2.800

2.600

2.400

2.200

2.000
1999 2000 2001 2002 2003

Fuente: DIRCE, varios años.

2.2.5 Uso de las tecnologías de la información


El uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) por parte
de las empresas de un país ha demostrado ser un factor importante en su creci-
miento económico. Dicho uso puede considerarse desde dos aspectos, que sue-
len ser consecutivos en el tiempo: en una primera fase, las TIC, utilizadas ade-
cuadamente e integradas en los procesos empresariales, hacen más eficaces los
flujos de trabajo dentro de la propia compañía, lo que repercute directamente en
su productividad y competitividad. Esta etapa ha sido recorrida, en mayor o me-
nor medida, por amplios sectores productivos en la mayoría de los países de
nuestro entorno.
En una segunda fase, hoy día menos madura, propiciada por los desarrollos
más recientes en tecnología de comunicaciones y apoyada por la evolución
de la reglamentación del comercio internacional, las empresas utilizan las TIC
para obtener visibilidad y capacidad comercial en el mercado global. El co-
mercio electrónico permite vender productos y servicios a escala mundial, y
promete anular, o al menos reducir a niveles mínimos, los costes de transac-
ción, que tradicionalmente han sido una de las principales trabas al comercio
internacional.

72
Un primer indicador del uso general de estas tecnologías en España lo propor-
ciona el informe OCDE sobre Tecnología de la Información (OCDE, 2002c), que
compara los mercados relativos de los paquetes de software y de los servicios de
Tecnología de la Información en 2001 y el crecimiento medio de dichos mercados
en el periodo 1992-2001. Puede verse (figura 8) que el volumen del mercado es-
pañol, medido en relación con su PIB es uno de los menores de la UE, y casi
cuatro veces inferior al de los países más avanzados.

Figura 8.
Mercado de software/PIB (2001) Crecimiento medio (1992-2001) Mercado de software
1,20% 25%
profesional y de
1,00%
20% servicios de
0,80%
15% Tecnologías de la
0,60%
10% Información, en
0,40%
5%
España y otros países
0,20%
OCDE.
0,00% 0%
Poland
Korea
Portugal

Turkey

Mexico

New Zeal
Czech

Mexico

Italy
Swizerland
UK
Australia

Portugal

Japan

Spain
Belgium
Italy

Greece

Canada
Slovakia

Australia

Norway
USA

Germany
Korea

Sweden
France
Japan

Netherlands
Finland

Hungary

Hungary

Australia
Canada

Ireland
New Zeal

Spain

Turkey

Denmark
Finland
Slovakia
Netherlands

Belgium
Norway

Austria

Czech
Ireland
Denmark

Germany

Poland
Greece
France
USA
UK
Sweden
Switzerland

Mercado de servicios TI/PIB (2001) Crecimiento medio (1992-2001)


8% 20%

6% 15%

4% 10%

2% 5%

0% 0%
Belgium
Canada
Gemany

Turkei
Japan
Spain

New Zeal
Poland

ITaly
France
Czech

Portugal

Turkey

Spain
Czech
Mexico
France

Norway

Swedwn
Australia

Australia
Mexico

Switzerland
Italy

Greece

Slovakia

Denmark

Austria
New Zeal

Netherlnds
Slovakia
Korea
Finland

Hungary

Finland
Canada

Ireland

Portugal

Hungray

UK
Netherlands

Belgium

USA
Norway

Austria

Ireland

Korea
Denmark

Germany

Poland
Greece
Japan
USA
UK
Sweden
Switzerland

Fuente: OECD (2002c).

Las cifras de crecimiento no muestran una tendencia a que la situación mejore,


ya que el crecimiento medio entre 1992 y 2001 del mercado español, un 6,4% en
el de paquetes software y un 4,1 en el de servicios de Tecnología de la Informa-
ción, es inferior a la media de los 28 países de la OCDE, que fue del 12,3% y el
6,0% respectivamente.
Las cifras de la Comisión Europea sobre uso de las TIC en los países de la UE se
resumen en la tabla 10 (Eurostat, 2002c). El porcentaje de empresas españolas
con acceso a Internet y usuarias de Intranet era en 2000 muy próximo a la media
de los países incluidos en el documento.14 En cambio, el porcentaje que hacía
uso específicamente de alguna modalidad de compra-venta electrónica era muy
inferior.

14
Las cifras no incluyen los datos de Francia.
73
Tabla 10. Porcentaje de empresas
Uso de TIC en los por país (2000): Tot Dk D El E I L Nl A P Fi S UK
países de la UE
Con Intranet 36 29 44 22 31 21 22 73 27 28 26 41 27

Con acceso web 68 87 67 51 67 66 55 65 76 72 91 90 63

Con sitio web propio 46 63 67 29 7 9 41 35 54 30 60 68 50

Usuarias de EDI 19 19 25 5 4 5 17 57 15 20 16 15 15

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Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: Eurostat (2002c).

2.3 Resultados de la actividad


innovadora
2.3.1 Peso de los sectores con mayor contenido
tecnológico
Como se verá en la parte II de este documento «Innovación y economía», la es-
tructura productiva del total de la industria española converge con la de los gran-
des países europeos, excepto en lo que se refiere a los sectores de alto conteni-
do tecnológico, que se analizan a continuación.
Los sectores de alto contenido tecnológico, o basados en el conocimiento,
son sectores productivos caracterizados por su rápida renovación de conoci-
mientos, muy superior a otras ramas de actividad, y por su grado de comple-
jidad, que exige un continuo esfuerzo en investigación y una sólida base tec-
nológica.15
El peso relativo de estos sectores en el conjunto del sistema productivo, aunque,
naturalmente, no excluye que los sectores tradicionales también puedan aumen-
tar su competitividad mediante la diferenciación tecnológica, es un buen indica-
dor de hasta qué punto las empresas usan la diferenciación tecnológica en su es-
trategia competitiva.
Las empresas españolas basadas en el conocimiento aportaron en 1999 un 19,6%
al valor añadido total del país, frente al 26,0% de media de la UE en 1998 y al 26,2%

15
Según clasificación de la OCDE (http://www.oecd.org)
74
de la OCDE en 1997 (OCDE, 2002a)16. Como muestra la figura 9, España no desta-
ca especialmente en este aspecto, ya que en 1999 ocupaba el número 22 entre los
26 países considerados. El crecimiento medio anual del peso del sector en el con-
junto de la economía española fue del 3,47% entre 1985 y 1999, frente al 2,07 de
media de la UE (1990-98) y el 5,07% de la OCDE (1990-97), lo que no permite es-
perar que, desde entonces, la situación relativa haya variado significativamente.

Participación en el VAB de los sectores intensivos en conocimiento Figura 9.


IRL Peso de los sectores
B intensivos en
CH conocimiento.
CAN
Países OCDE (1999)
D
USA
UK
KOR
F
Nl
OCDE
H
UE
CS
IT
S
P
J
FI
A
DK
España
MX
NZ
N
GR
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: OCDE (2002a).

La clasificación de la OCDE distingue dentro de este grupo entre Industria de Alta


Tecnología (MAT) y Tecnología Media-Alta (MMAT), cuyos pesos en España son,
respectivamente, el 1,3% (1,8% UE, 2,1% OCDE) y 4,9% (5,8% UE, 5,6%
OCDE). El sector de Servicios, correos y telecomunicaciones tiene un peso del
2,7% (2,3% UE, 2,6% OCDE), y los Servicios financieros y empresariales un
10,7% (15,2% UE, 14,8% OCDE). El menor peso económico relativo de los sec-
tores más intensivos en conocimiento se refleja asimismo en su porcentaje de
ocupados, que en 1999 era en España uno de los más bajos de la UE, sólo por
delante de los de Portugal y Grecia (Eurostat, 1999).
16
Las empresas basadas en el conocimiento comprenden las de los sectores de industria de Alta
tecnología (CNAE 2423 + 30 + 32 + 33 + 353), las de Tecnología media-alta (CNAE 24 excl. 2423 +
29 + 31 + 34 + 352 + 359), Correos y comunicaciones (64), Financieras y seguros (65-67) y Servicios
a empresas (71-74).
75
Examinando por separado las tendencias de los sectores manufactureros de Alta
tecnología (MAT) y los de servicios (SAT), puede apreciarse una mejor evolución de
estos últimos, que entre 1998 y 2000 experimentaron en España un crecimiento
medio anual del 3,6% en Valor Añadido y un 2,1% en empleo, siendo los creci-
mientos medios europeos en ese período el 2,4% y el 1,5% respectivamente
(European Commission, 2002b). En cambio, los sectores MAT crecieron en Espa-
ña un 0,6% en Valor Añadido y un 0,3% en empleo, mientras que el conjunto de
Europa creció un 2,5% en VA y al mismo tiempo redujo el empleo en un 1,6%, lo
que indica, además del menor crecimiento del Valor Añadido aportado por la in-
dustria española de Alta Tecnología, una disminución de su productividad en com-
paración con la media europea.

2.3.2 Creación de nuevas empresas de base


tecnológica
El menor peso de los sectores más intensivos en conocimiento en la economía
española podría verse compensado con la creación de nuevas empresas de base
tecnológica (NEBT), pero los datos disponibles, procedentes de fuentes secun-
darias, tampoco muestran una tendencia favorable en este aspecto.
Por ejemplo, en el caso de uno de los sectores de fuerte contenido tecnoló-
gico probablemente más prometedores y con mayor ritmo de creación de
NEBT, como es el de la biotecnología, las cifras publicadas por la DG de Em-
presa de la CE sitúan en España sólo 32 de las 2.092 empresas europeas de-
dicadas a biotecnología en diciembre de 2000, menos de una empresa por
millón de habitantes, por debajo de la media de la mayoría de los países de
nuestro entorno (tabla 11) (European Commission, 2002c)17.

Tabla 11. D UK F S Ch Nl I B Fi Dk Ir N E
Empresas de
biotecnología (2000) Empresas de
biotecnología 504 448 342 235 93 79 64 55 53 51 39 37 32

Id por millón de
habitantes 6,1 7,5 5,7 26,4 12,9 4,9 1,1 5,4 10,2 9,6 10,3 8,2 0,8

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: European Commission (2002c).

Otra referencia relevante en este tema son los resultados del programa NEOTEC
(CDTI, 2002), lanzado en noviembre de 2001 para apoyar la creación de NEBT.

17
Las cifras, usadas por haberse recopilado con una metodología que permite la comparación entre
los distintos países analizados, son notoriamente inferiores a las suministradas por la Asociación
Española de Bioempresas (http://www.asebio.com) que en su informe 2001 indica un total de 225
empresas, con un crecimiento en el último año del 13% y 20 nuevas empresas.
76
En 2002 se recibieron 172 proyectos de nuevas empresas, de los que fueron
aprobados 31, con un fuerte predominio de las Tecnologías de la Información y
las Comunicaciones, actividad de casi el 60% de las empresas creadas. La in-
versión total movilizada por NEOTEC ascendió a 18,68 millones de euros, cifra
que, comparada con las cifras de ASCRI (Asociación Española de Capital Ries-
go), equivale a un 89,4% de la inversión total en capital semilla realizada en Es-
paña en 2001, lo que da una idea del ritmo anual de creación de empresas apo-
yadas por entidades de capital riesgo.

2.3.3 Actividad exportadora


Las exportaciones de productos de alta tecnología han experimentado un creci-
miento continuado en el periodo 1996-2000, que sin embargo no ha logrado
igualar el ritmo de crecimiento de las importaciones. La tasa de cobertura en este
tipo de productos descendió desde el 47% de 1996 al 38% de 2000 (figura 10)
(INE, 2003c). El descenso de la tasa de cobertura puede atribuirse en parte al ma-
yor uso de equipos de alta tecnología por parte de las empresas españolas, que
confirma la pauta de innovación, mencionada anteriormente, basada en la adqui-
sición de tecnología incorporada al inmovilizado material.

Comercio exterior de productos de alta tecnología, MEUR Figura 10.


Evolución de las
20.000
importaciones y
18.000
exportaciones de
16.000 Importaciones
14.000 Exportaciones productos de alta
12.000 tecnología
10.000 (1996-2000)
8.000
6.000
4.000
2.000
0
1996 1997 1998 1999 2000

Fuente: INE (2003c).

Pero este descenso de la tasa de cobertura está también motivado por la me-
nor competitividad de la industria española en el mercado de alta tecnología.
España contaba en 1999 con una cuota del 0,59% de la exportación total mun-
dial de productos de alta tecnología, sólo superior, entre los países de la UE, a
las de Portugal y Grecia. Además, dicha cuota había experimentado entre 1995
y 1999 una disminución media anual del 4%, una de las más pronunciadas de
la UE, sólo inferior a las de Italia y Portugal (figura 11) (European Commission,
2001).

77
Figura 11.
Cuota de mercado de alta tecnología (1999) Variación cuota (1995-1999)
Cuota
de la exportación US 19,75 Ir 7,7
Jp 9,95 NL 6,8
mundial de productos F 7,39 Fi 6,41
de alta tecnología D 7,32 B,L 4,77
UK 6,31 El 3,92
y su variación. NL 4,54 Su 2,62
Países OCDE Ir 2,67 US 0,89
It 1,64 Dk 0,66
Su 1,44 F 0,07
B,L 1,44 -0,01 UK
Fi 0,83 -0,46 A
A 0,74 -1,27 D
Dk 0,66 -3,99 E
E 0,59 -6,52 P
P 0,1 -6,87 It
El 0,05 -8,49 Jp
0 5 10 15 20 25 -15 -5 5 15

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: European Commission (2001).

Este retroceso en el segmento de alta tecnología contrasta con el avance experi-


mentado por las empresas industriales españolas en segmentos más tradiciona-
les, en años más recientes. Según los datos de Eurostat (Structural Business Sta-
tistics, SBS plus), las empresas industriales manufactureras españolas, que acu-
mulaban en 1998 un 7,1% de la producción total europea, habían aumentado
esta proporción en 2000 hasta el 7,8%, y en cuanto a exportaciones, la cuota es-
pañola pasó del 3,6% al 4,7% del total europeo en el mismo periodo (Gordo, E.,
et al., 2003).
El desglose de estas cuotas de exportación por país y su variación en puntos
porcentuales entre 1998 y 2000, por segmentos de tecnología alta, media-alta,
media-baja y baja se muestra en la figura 12. España mantuvo sin variación en el
periodo 1998-2000 su cuota del 2% de la exportación total europea en el seg-
mento de alta tecnología, pero pasó del 3,5% al 5,4% en el de tecnología media-
alta, del 4,5% al 5,8% en el de tecnología media-baja y del 4,0% al 5,1% en el de
baja tecnología.

78
Cuotas de exportación de productos industriales (2000) y variación
Figura 12.
de la cuota entre 1998-2000 según tipo de tecnología Cuotas y variaciones
Variación % Variación % de cuota del total
6 0 de exportaciones
2 E B-L
4 Ir NL Alta
1 Ir Media-alta europeas,
P A UK
2 Fi B-L 0 Fi Dk It F según nivel de
Gr S Gr
0 P E F -1 S NL tecnología. Países UE
A Dk UK
-2
-2 It -3
-4 -4
-5
-6 D D
-6
-8 -7
0 5 10 15 20 25 0 5 10 15 20 25 30 35
Cuota, % Cuota, %
Variación % Variación %
3 3
2,5 It Media-baja 1,5 B-L Baja
1 E
2 UK It
E 0,5 A
1,5 0 Gr P Dk NL F
Gr -0,5 Ir FI
1 P Fi A
-0,5 UK -1 S
Ir Dk
S F -1,5
-1 B-L
NL D -2
-1,5 -2,5 D
-2 -3
0 5 10 15 20 25 0 5 10 15 20
Cuota, % Cuota, %
Nota: Códigos de países según fuente.
Fuente: Gordo, E., et al. (2003).

2.3.4 Generación de patentes


Otro indicador de la actividad innovadora de un país basada en la creación de
tecnología propia es el grado de protección de sus resultados, medido a través
del número de patentes solicitadas por entidades del país.
Patentes europeas 1998 y crecimiento anual Figura 13.
Número de patentes
Crecimiento %
14 europeas por millón de
12 habitantes y su tasa de
E IRL
10 FIN crecimiento anual.
GR
8 P Países UE.
6 B S
L DK
4 I D
A
F NL
2
0 UK
0 20 40 60 80 100 120 140 160 180 200
Patentes por millón de habitantes

Nota: Los ejes indican los valores medios de la UE.


Códigos de países según fuente.
Fuente: Eurostat (2000).
79
Los datos disponibles comparables internacionalmente, del año 1998 (Eurostat,
2000), muestran la débil posición española en este aspecto, con 10 solicitudes
de patente europea por millón de habitantes, muy por debajo de las 88 de media
europea. El crecimiento medio anual del número de patentes presentadas por en-
tidades españolas, un 11,3%, mostraba mayor dinamismo que el crecimiento
medio europeo, que era sólo del 3,2% (figura 13).18 Si se consideran las patentes
de alta tecnología, la posición relativa es más baja, con 3,1 patentes de entida-
des españolas por millón de habitantes frente a 27,8 de media europea. Las ci-
fras de crecimiento medio anual, que deben valorarse con precaución dado lo re-
ducido de las cantidades de partida, eran de un 116,4% para España y 97,2%
para Europa.
La retrasada posición española puede ser un reflejo de la menor propensión em-
presarial a la I+D, ya que este es el principal input generador del output patentes.
Para valorar, aunque sea de forma aproximada, la eficacia de la I+D empresarial
en este aspecto, es interesante relacionar el número de solicitudes de patente
con el gasto empresarial en I+D.19
Como puede apreciarse en la figura 14, la eficacia media de la I+D empresarial
europea para convertir sus resultados en patentes, con 0,44 patentes generadas
por millón de euros de gasto empresarial en I+D, es casi el doble de la cifra equi-
valente española, de 0,25 patentes. El bajo número de solicitudes de patente
provenientes de entidades españolas parece por tanto deberse no sólo a su me-
nor gasto en I+D, sino también a una menor propensión a patentar los resultados
de la investigación.

Figura 14.
Patentes/MEUR de gasto empresarial en I+D
Número de patentes
europeas por millones 0,6

de euros de gasto 0,5

empresarial en I+D. 0,4

Países UE (1998) 0,3


0,2
0,1
0
Nl D I A UE Fi B El F Dk S UK E Irl P

Fuente: INE, Eurostat y elaboración propia.

18
De mantenerse los ritmos respectivos de crecimento, se igualaría la media europea
aproximadamente en 2027.
19
Aunque las solicitudes de patentes provienen de todos los sectores, es razonable suponer que un
porcentaje importante vendrá del sector empresarial.
80
2.3.5 El desarrollo sostenible
La necesidad de adaptar el proceso productivo para que sea respetuoso con el
medio ambiente, y no condicione el bienestar de las generaciones futuras, ha sido
reconocida internacionalmente. Este reconocimiento tuvo como consecuencia
más destacada la aprobación del Protocolo de Kyoto por la Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático,20 que impone normas que son ya,
o serán a medio plazo, de obligado cumplimiento para las empresas de los países
firmantes, entre los que se encuentran los miembros de la Unión Europea.
Por este motivo, en la evaluación de la competitividad y capacidad innovadora de
las empresas deben tenerse ahora en cuenta nuevos aspectos como el grado de
eficiencia medioambiental o de adopción de técnicas de gestión medioambiental
que aseguren un desarrollo sostenible.
Un indicador utilizado para estos fines es el denominado índice de eco-eficiencia,
que se define como la relación entre la producción económica y el impacto pro-
ducido sobre el medio ambiente, medido en forma de emisiones contaminantes
o agotamiento de recursos naturales (European Commission, 2002e).

Figura 15.
Eco-eficiencia energética: MEUR por equivalente a mil toneladas de petróleo consumidas
Eco-eficiencia de las
14.000 empresas europeas
12.00 (2000)
10.00
8.000
6.000
4.000
2.000
0
L GR FIN P B S E NL UK I EU A F D DK IRL

Eco-eficiencia en efecto invernadero: MEUR por equivalente a mil toneladas de CO2 emitidas

4.000
3.500
3.000
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
GR B E L NL P UK I A EU FIN F D S DK IRL

Fuente: European Commission (2002e).

20
http://unfccc.int/resource/docs/convkp/kpspan.pdf
81
Las gráficas de la figura 15 muestran la eco-eficiencia de los países de la UE en
aspectos como el consumo energético y la generación de gases que producen
efecto invernadero, medidas en forma de millones de euros generados por el
equivalente a un millar de toneladas de petróleo consumidas, o de CO2 emitido,
respectivamente. En ambos casos la eficiencia española se situaba en el año
2000 en torno al 60-70% de la media europea, y además disminuyó entre 1990-
2000, mientras que la eficiencia media de la UE aumentó en el mismo periodo un
13% en el consumo de energía y un 30% en emisión de gases con efecto inver-
nadero (European Commision, 2002e).
El mayor compromiso empresarial con el desarrollo sostenible se refleja en la
adopción voluntaria de procedimientos de gestión medioambiental, como los de-
finidos por la norma internacional ISO 14001 y la EMAS (Eco-Management and
Audit Scheme) de la Unión Europea. En este aspecto, la situación española, con
0,9 certificaciones ISO 14001 por cada 1000 empresas, es algo mejor que la me-
dia europea (0,8) y mejor que la de países como el Reino Unido, Francia o Italia,
pero aún está a bastante distancia de los países más avanzados en este campo
(figura 16).

Figura 16.
Certificaciones ISO 14001 por 1.000 empresas
Certificaciones
en gestión 10
9
medioambiental 8
por 1.000 empresas. 7
6
Países UE 5
4
3
2
1
0
GR P B I F L UK EU E D A NL IRL FIN DK S

Fuente: European Commission (2002e).

82
3.
Las administraciones públicas
En los últimos años, las políticas de investigación, desarrollo tecnológico e inno-
vación han sido objeto de una atención creciente por parte de los gobiernos de
los países más desarrollados como consecuencia del convencimiento general de
que el conocimiento científico y tecnológico es un factor determinante en la nue-
va economía. El papel de los gobiernos y los retos que deben afrontar como con-
secuencia de la transformación de la economía se abordan en la parte II de este
documento titulada «Innovación y economía».

3.1 La administración central


3.1.1 Presupuesto público y Gasto total en I+D

La política de I+D e innovación de la Administración General del Estado (AGE)


queda reflejada anualmente en la composición y volumen de las partidas que los
Presupuestos Generales del Estado (PGE) destinan a estos conceptos. La Fun-
ción 54 de Investigación Científica, Técnica y Aplicada agrupa los programas pre-
supuestarios entre los que se distribuyen los fondos destinados a I+D e innova-
ción.
La Función 54 ha triplicado su presupuesto global desde 1996 (figura 17). Este in-
cremento procede en su mayor parte, de los fondos destinados a créditos. Con-
cretamente, en el año 2004 han supuesto el 52% de la Función 54, y se emple-
an fundamentalmente para la financiación de proyectos de I+D de defensa y otros
de carácter civil.
Los fondos que la AGE dedica a investigación para la defensa representan una
parte muy importante de los recursos presupuestados para I+D. En el año 2004,
el 31% de la Función 54 se ha destinado a ese concepto, es decir, aproximada-
mente 1.373 millones de euros, de los cuales 1.070 millones lo fueron en forma
de créditos.
Adicionalmente a los recursos presupuestados procedentes de la Función 54, el
Plan Nacional de I+D recibe apoyo financiero de la UE para las regiones Objetivo
1 y Objetivo 2, a través de los Fondos Estructurales. En lo que se refiere a las ac-
tuaciones de la AGE, en las regiones Objetivo 1 la dotación financiera para activi-
dades de I+D+i en el periodo 2000-2006 es de 2.353 millones de euros. El 70%
83
de esta cantidad es financiado a través de los Fondos Estructurales y la financia-
ción del 30% restante le corresponde a la AGE. En las regiones Objetivo 2 la do-
tación financiera para ese periodo es de 1.452 millones de euros, de los que la
AGE financia el 5% y los Fondos Estructurales el 95%. En resumen, esto supone
que para el periodo 2000-2006, el Plan Nacional dispone de 3.026 millones de
euros procedentes de Fondos Estructurales, aproximadamente 500 millones de
euros al año.

Figura 17. 5.000


Evolución de 4.500
la Función 54. 4.000 Total
3.500 Excluido Capítulo VIII
Millones de euros 3.000
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

Fuente: MCYT( 2003b) y Presupuestos Generales del Estado de 2004.

Pero, el aumento desde 1996 de los recursos disponibles para I+D+i en los PGE,
no parece haber estimulado el aumento del gasto en I+D que en 2002 represen-
tó el 1% del PIB, muy por debajo de la media europea que en ese año fue el 2%
(tabla 12).

Tabla 12. 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002


Evolución del gasto
en I+D como España 0,83 0,82 0,89 0,88 0,94 0,96 1,03

porcentaje del PIB UE-15 1,88 1,87 1,88 1,92 1,95 1,98 1,99

Fuente: Eurostat (2003).

En España, este gasto fue ejecutado en un 15% por el sector de administracio-


nes públicas, un 30% por las universidades y el 55% por las empresas (tabla 14),
mientras que en la UE, en media, el 66 % de los gastos en I+D son ejecutados
por el sector empresarial y hay países como Suiza, Finlandia, o Alemania, en los
que este porcentaje es superior al 70% (European Commission, 2003a).

La respuesta de las empresas a los incentivos y ayudas para realizar actividades


de I+D depende, no solamente del volumen de recursos disponibles, sino tam-
bién del tipo de instrumento empleado. Las administraciones españolas conti-
núan utilizando mayoritariamente los créditos blandos como instrumento de fi-
nanciación para las empresas, aun en periodos como el actual, en el que los ba-
jos intereses en el mercado de capital restan atractivo a ese tipo de instrumento.
84
La Encuesta sobre Innovación Tecnológica en las Empresas referida al año 2000
(INE, 2002a), pone de manifiesto que un 30,9% de las empresas manufactureras
innovadoras recibieron, durante el período 1998-2000, alguna ayuda a la innova-
ción (básicamente préstamos o subvenciones). La proporción de empresas que
accedieron a ayudas es virtualmente la misma en los sectores de alta y baja in-
tensidad en tecnología. Entre las empresas con gastos intramuros de I+D en
2000 la proporción es ligeramente superior, un 36%, pero la proporción de em-
presas que informan haber percibido financiación directa (subvenciones) es sólo
un 15,3%. La proporción de empresas pertenecientes a sectores de alta intensi-
dad en tecnología que las recibieron es sólo algo superior al de empresas en los
sectores de baja intensidad (18,1 frente a 13,5%). En cuanto a la importancia de
los fondos recibidos, el ratio de los fondos percibidos a los gastos de I+D intra-
muros es del 17,1%, con una ligera diferencia a favor de los sectores altamente
intensivos en tecnología (16,1 frente a 11,3%).
Además de los datos proporcionados por las estadísticas, también las empresas
vienen denunciando la baja cuantía de las subvenciones recibidas. En 2002, la
media de ayudas concedidas para los proyectos de I+D del Plan Nacional, fue de
unos 65.000 euros en subvenciones y de 75.000 euros en anticipos. En ese mis-
mo año, la subvención media por proyecto de I+D, dentro de los programas ges-
tionados por la Dirección General de Política Tecnológica del MCYT, fue de unos
70.000 euros. Existe además una reciente preocupación por las consecuencias
que puede tener la nueva Ley 38/2003 General de Subvenciones sobre la gestión
de este tipo de ayudas.

Subvenciones Anticipos Tabla 13.


N.º proyectos (millones de euros) (millones de euros) Proyectos de I+D
solicitados y
Solicit (x) Aprob (y) y/x Solicit (x) Aprob (y) y/x Solicit (x) Aprob (y) y/x aprobados en las
12.940 5.818 46% 5.549 380 7% 1.740 432 23% convocatorias del Plan
Nacional de I+D (2002)
Fuente: CICYT (2004).

En conjunto, el apoyo financiero público se revela escaso (en la proporción de


empresas a las que afecta, en la proporción de las que reciben financiación di-
recta y en la cuantía recibida), así como muy poco diferenciado entre los sectores
de alta y baja intensidad tecnológica.
Estudiando con detalle el impacto de las subvenciones sobre el esfuerzo tecno-
lógico de las empresas manufactureras españolas durante los noventa se ha en-
contrado «adicionalidad» de las ayudas (los fondos se añaden a los fondos priva-
dos e incluso estimulan la inversión privada), así como la existencia de un poten-
cial estimulador del esfuerzo por parte de la financiación directa de las actividades
de I+D que sin embargo, es muy escasamente utilizado por las autoridades. Las
razones son probablemente el carácter limitado de los fondos empleados y la
ausencia de predisposición a asumir riesgos en su asignación.
85
Con todo ello, los fondos públicos, y el pretendido giro hacia la innovación de las
políticas de ciencia y tecnología, no parecen haber influido de forma notable en el
comportamiento innovador de las empresas. De acuerdo con la encuesta del INE,
en el periodo 2000-2002 (INE, 2004) el porcentaje de empresas innovadoras era
del 20,6%, sin embargo, el número de empresas que realizaban I+D sistemática
era sólo del 3%, lo que parece estar indicando que las empresas españolas no
abordan actividades de innovación arriesgadas, y confirma que las políticas de in-
novación no han conseguido estimular ese comportamiento. En la figura 18, se
puede observar que, los grandes incrementos iniciados en 1997 en el capítulo VIII
de la Función 54, han ido acompañados de incrementos del gasto empresarial en
I+D de magnitud mucho más reducida.

Figura 18.
100% 4.500
Evolución e
4.000
incremento anual 80%
3.500
de los gastos 60%
3.000
empresariales en I+D
40% 2.500
y del capítulo VIII
de la Función 54 20% 2.000
1.500
0%
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 1.000
-20%
500
-40% 0
Incremento anual de los gastos empresariales I+D (%) Incremento anual del Capítulo VIII (%)
Gastos empresariales I+D (M€) Capítulo VIII (M€)

Fuente: Elaboración propia a partir de MCYT (2003b).

La tabla 14 ofrece los datos de ejecución y financiación por sectores de los gas-
tos de I+D en el año 2002. Las administraciones públicas fueron el origen del
40% de los fondos ejecutados en ese año, es decir de 2.812 millones de euros.
Tabla 14. Origen de los fondos
Origen y ejecución
Sectores de Empresas Admón. Enseñanza
de los fondos totales
ejecución Total % e IPSFL Pública Superior Extranjero
españoles dedicados
a I+D (2002). Total 7.193 100,0 3.565 2.812 325 491
Millones de euros % 100,0 49,6 39,1 0,4 0,7

Empresas 3.926 54,6 3.307 375 14, 231

Admón. Pública 1.108 15,4 52 931 28 96

Enseñanza Superior 2.142 29,8 193 1.502 283 163

IPSFL 17 0,2 13 3 0,2 1

Fuente: INE (2003d).


86
En ese mismo año, de acuerdo con la Memoria de Actividades de I+D+i de la
CICYT, se destinaron a subvenciones 553 millones de euros y 664 millones de
euros a anticipos.

Figura 19.
Total subvenciones: 553 millones de euros
Distribución
Acciones
porcentual de las
Potenciación de especiales subvenciones
RRHH 6%
22% aprobadas por
Apoyo a
la innovación y modalidades de
transferencia** participación (2002)
3%
Proyectos de I+D***
Equipamiento 68%
científico-técnico*
1%

*** No incluye la inversión elegible cofinanciada con FEDER (492,3 Meuros).


*** No incluye la financiación indirecta canalizada a través de la línea CDTI-ICO (210,0 Meuros).
*** No incluye financiación directa de proyectos del CDTI no orientados a ningún programa del PN (226,8 Meuros)
ni los créditos recomendados por el CDTI para el Programa Nacional de Espacio (30,7 Meuros).

Fuente: CICYT (2004).

Figura 20.
Total anticipos: 664 millones de euros
Distribución
porcentual de los
Acciones
especiales anticipos aprobados
29% por modalidades de
Proyectos de I+D*** participación (2002)
65,1%
Apoyo a
la innovación y
transferencia**
1%

Equipamiento
científico-técnico*
4,9%
*** No incluye la inversión elegible cofinanciada con FEDER (492,3 Meuros).
*** No incluye la financiación indirecta canalizada a través de la línea CDTI-ICO (210,0 Meuros).
*** No incluye financiación directa de proyectos del CDTI no orientados a ningún programa del PN (226,8 Meuros)
ni los créditos recomendados por el CDTI para el Programa Nacional de Espacio (30,7 Meuros).

Fuente: CICYT (2004).

La Función 54 en el año 2002 preveía una aplicación de 3.792 millones de euros


(de ellos 1.988 millones en préstamos), mientras que la encuesta de I+D (INE,
2003d) recoge, como se ha dicho más arriba, un total de 2.812 millones de eu-
ros recibidos desde las administraciones públicas por los agentes españoles. Hay
87
que tener en cuenta que además las administraciones regionales, a través de sus
presupuestos, aportan al sistema más de 2.400 millones de euros.
Se observa pues, una importante distancia entre los fondos presupuestados por
las administraciones y lo ejecutado por los agentes del sistema de innovación.
Pueden contribuir a las diferencias que, una parte debe destinarse al gasto inter-
no de los Ministerios y que es posible que parte de los préstamos no sean real-
mente percibidos por las unidades de I+D (según la metodología del INE las cifras
son obtenidas por consulta a los agentes ejecutores de I+D).

3.1.2 Creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología


En el año 2000 se creó el MCYT, con competencias en ciencia, tecnología, y socie-
dad de la información. En él se han concentrado la gestión de la mayor parte de los
fondos destinados a la I+D e innovación y las competencias en esa materia corres-
pondientes a la AGE. Así, el 84% de la Función 54 de Investigación Científica, Técni-
ca y Aplicada de los Presupuestos Generales del Estado de 2003, fue gestionado por
este Departamento. Sin embargo, la creación del Ministerio no ha supuesto cambios
sustanciales en la forma de gestionar estas partidas. El hecho de que actualmente
sólo destine un 2% de su presupuesto al capítulo de gastos (gastos de personal, de
bienes corrientes, servicios y gastos financieros), es decir, a su funcionamiento inter-
no, podría justificar en parte la opinión generalizada de que este Ministerio no ha con-
seguido dar respuesta a las grandes expectativas que su creación suscitó.

3.1.3 Creación de la Fundación OPTI


La Fundación Observatorio de Prospectiva Tecnológica Industrial (OPTI) se cons-
tituyó el 15 de diciembre de 1999. El Patronato de dicha Fundación está com-
puesto por entidades tanto públicas como privadas, con capacidad tecnológica
propia y vinculación con el mundo tecnológico. Sus actividades se centran en la
prospectiva tecnológica, la vigilancia tecnológica y el análisis de la evolución tec-
nológica. Se orienta a la generación de una base de información y conocimiento
sobre tendencias y previsiones de futuro acerca del impacto e influencia de la tec-
nología en la industria, el empleo y la competitividad, con la finalidad de servir de
apoyo para la toma de decisiones de carácter estratégico, tanto por las empre-
sas como por las administraciones. El OPTI realiza informes de prospectiva tec-
nológica industrial, de tendencias tecnológicas sectoriales y publica regularmente
boletines de prospectiva y vigilancia tecnológica.

3.1.4 Creación de la FECYT


La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) fue creada en
2001 a iniciativa del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Opera como una entidad
88
sin ánimo de lucro y con autonomía funcional, con el objeto de prestar un servi-
cio continuado y flexible al sistema español de ciencia-tecnología-empresa. La
FECYT actúa como una plataforma de encuentro, análisis y debate interdisciplinar
e intersectorial, en la que participan y se integran representantes cualificados de
las comunidades científica, tecnológica y empresarial del país, dedicando espe-
cial atención al mundo asociativo en estos ámbitos. La Fundación impulsa tam-
bién la divulgación del conocimiento en materia de ciencia y tecnología, con el fin
de crear la necesaria cultura científica y tecnológica entre los ciudadanos. Ade-
más promueve la presencia internacional de la investigación española.

3.1.5 Políticas directas de fomento


La Ley de la Ciencia de 1986 (Ley 13/1986), marco legal de la política de I+D+i,
estableció el Plan Nacional como un mecanismo integrador, de programación ágil
y eficaz, para la fijación de prioridades, programación, coordinación y gestión de
las actividades de investigación promovidas por los organismos dependientes de
la AGE. A consecuencia de esta Ley se creó la Agencia Nacional de Evaluación y
Prospectiva (ANEP) con el fin de «evaluar, con el máximo rigor e independencia
los asuntos científico-técnicos que le fueran encomendados por el Gobierno de la
Nación». Esta agencia se ha dedicado a la evaluación ex-ante de los proyectos
presentados al Plan Nacional, así como del contenido científico de otras acciones
de política científica y tecnológica, lo que ha sido decisivo para mejorar la calidad
de la actividad científica del país. Sin embargo, la ANEP ha sido requerida en muy
pocas ocasiones para evaluar proyectos tecnológicos.

El Plan Nacional, de acuerdo a la Ley 13/1986 que lo creó, establecería los grandes
objetivos en I+D para periodos plurianuales, ordenando las actividades para su con-
secución en programas que realizarían los Ministerios responsables en la materia.

El Plan Nacional de I+D para el periodo 2000-2003, se diseñó con el objetivo de


definir una estrategia global de ámbito estatal para el fomento de la innovación.
Este Plan reunió todas las actuaciones públicas gestionadas por los distintos mi-
nisterios, abarcando desde la investigación básica hasta la innovación. Toda la
política científica y tecnológica de la AGE se ha incluido en este único instrumen-
to de planificación, que fue concebido sólo como un mecanismo ágil para orien-
tar las tácticas de los agentes del sistema, no para soportar sus decisiones es-
tratégicas. Para determinadas acciones que se quieren impulsar, la ventana tem-
poral del Plan (cuatro años) queda superada. Esta situación conduce a que la
práctica diaria se centre en la ejecución del Plan y no deje lugar para acciones de
planificación estratégica del propio MCYT, ni para inducirlas en los agentes.

Las acciones del Plan Nacional de I+D 2000-2003 han seguido centradas en el
fomento de la investigación científica, aunque la innovación y la transferencia de
tecnología han formado también parte de sus objetivos estratégicos (ver tabla
15). Asociados a estos objetivos, se establecieron unos objetivos cuantitativos,
89
para un conjunto de indicadores del sistema de innovación. Sin embargo, de
acuerdo a los datos de que se dispone, esos indicadores están lejos de alcanzar
los valores deseados (ver tabla 16).
Tabla 15. 1. Incrementar el nivel de la ciencia y la tecnología españolas, tanto en tamaño como en
Objetivos estratégicos calidad.
del PN de I+D
(2000-2003) 2. Elevar la competitividad de las empresas y su carácter innovador.

3. Mejorar el aprovechamiento de los resultados de I+D por parte de las empresas y de la


sociedad española en su conjunto.

4. Fortalecer el proceso de internacionalización de la ciencia y la tecnología españolas.

5. Incrementar los recursos humanos cualificados, tanto en el sector público como en el


privado.

6. Aumentar el nivel de conocimientos científicos y tecnológicos de la sociedad española.

7. Mejorar los procedimientos de coordinación, evaluación y seguimiento técnico del PN.

Fuente: CICYT (1999)

Tabla 16. 1998 Objetivo Datos


Indicadores asociados Indicadores de recursos económicos 2003 INE*
a objetivos
estratégicos del PN % gasto en I+D respecto del PIB 0,95 1,29 0,96

de I+D (2000-2003), % gasto en I+D+i respecto del PIB 1,55 2,00 1,7
y valores alcanzados
% gasto en I+D ejecutado por el sector empresarial 49,1 65,3 52,4

% de empresas innovadoras respecto total empresas 12 25 29

Creación de nuevas empresas de base tecnológica


a partir de centros públicos de I+D y centros tecnológicos — 100 n.d.

1998 Objetivo Datos


Indicadores de recursos humanos 2003 INE*

Número de investigadores por 1.000 de población activa 3,3 4,0 4,4

% de investigadores en el sector empresarial 23 27 23,7

Personal de I+D por 1.000 de población activa 5,5 7,0 6,9

% de personal de I+D en el sector empresarial 37 44 37

Nuevos contratos y plazas de investigador en el sistema público de I+D — 2.000 n.d.

Inserción de doctores en el sector empresarial — 500 n.d.

Inserción de tecnólogos en PYME y centros tecnológicos — 1.000 n.d.

* INE 2002, Estadística de I+D (datos del año 2001). INE 2002, Encuesta de Innovación (datos del
año 2000).

Fuente: Elaboración propia a partir de CICYT (1999), INE (2002a), INE (2002b).
90
El recientemente aprobado Plan Nacional de I+D 2004-2007 ha establecido unos
objetivos estratégicos para los próximos cuatro años similares a los que se fijaron
para el periodo 2000-2003. Están dirigidos a aumentar la capacidad científica y
tecnológica, mejorar la coordinación de las administraciones e instituciones del
sector público, y elevar la capacidad tecnológica de las empresas. A estos obje-
tivos se han asociado un conjunto más amplio de indicadores, para los que, en
muchos casos, el valor a alcanzar es inferior al fijado para 2003 en el anterior Plan
(tablas 17 y 18).

OBJETIVOS ESTRATÉGICOS RELACIONADOS CON EL SISTEMA ESPAÑOL DE Tabla 17.


CIENCIA-TECNOLOGÍA-EMPRESA Objetivos estratégicos
del PN de I+D
1. Incrementar el nivel de la ciencia y la tecnología españolas, tanto en tamaño como en (2004-2007)
calidad.

2. Aumentar el número y la calidad de los recursos humanos, tanto en el sector público


como en el privado.

3. Fortalecer la dimensión internacional de la ciencia y la tecnología españolas, con espe-


cial referencia al Espacio Europeo de Investigación e Innovación.

4. Potencial el papel del sistema público en la generación de conocimiento de carácter


fundamental.

5. Mejorar la visibilidad y comunicación de los avances de la ciencia y la tecnología en la


sociedad española.

OBJETIVOS ESTRATÉGICOS RELACIONADOS CON LA COORDINACIÓN


DEL SISTEMA ESPAÑOL DE CIENCIA-TECNOLOGÍA-EMPRESA

6. Reforzar la cooperación entre la Administración General del Estado y las CCAA y, en


particular, mejorar la coordinación entre el PN de I+D+I y los planes de I+D+I de las
CCAA.

7. Mejorar la coordinación entre los órganos de gestión del PN, así como perfeccionar los
procedimiento de evaluación y gestión del PN.

8. Impulsar la cooperación y coordinación entre las instituciones del sector público de I+D.

OBJETIVOS ESTRATÉGICOS RELACIONADOS CON LA COMPETITIVIDAD


EMPRESARIAL

9. Elevar la capacidad tecnológica e innovadora de las empresas.

10. Promover la creación de tejido empresarial innovador.

11. Contribuir a la creación de un entorno favorable a la inversión en I+D+i.

12. Mejorar la interacción, colaboración y asociación entre el sector público de I+D y el


sector empresarial.

Fuente: CICYT (2003).

91
Tabla 18. INDICADORES DE RECURSOS ECONÓMICOS 2004 2005
Indicadores asociados
a objetivos % gasto interno total en actividades de I+D respecto del PIB 1,10 1,22

estratégicos del PN % gasto innovación respecto del PIB 1,90 2,10


de I+D (2004-2007)
% gasto en I+D ejecutado por el sector empresarial 56,40 57,60

% de la Función 54 sobre los PGE 1,66 1,70

Cuota de producción científica respecto al total mundial 2,75 2,77

% de empresas innovadoras respecto total empresas 27,00 28,00

Incremento acumulado de nuevas empresas de base tecnológica


creadas a partir de iniciativas del sector público 40 60

% de patentes europeas de residentes en España/total 1,00 1,30

% de retorno económico de la participación española


en el PM de I+D de la UE 6,40 6,50

INDICADORES DE RECURSOS HUMANOS

Investigadores por 1.000 de población activa 4,7 4,8

% de investigadores en el sector empresarial 26,0 27,0

Personal empleado en I+D por 1.000 de población activa 7,1 7,2

% de personal empleado en I+D en el sector empresarial 42,0 43,0

Incremento neto de nuevos contratos y plazas de investigadores


en el sistema público 700 800

Inserción de doctores en el sector empresarial y en centros


tecnológicos 300 350

Inserción de tecnólogos en PYME y centros tecnológicos 500 550

Fuente: CICYT (2003).

a) Programa de Fomento de la Investigación Tecnológica (PROFIT)


El PROFIT fue lanzado por el antiguo Ministerio de Industria y Energía y luego
adaptado a los Programas del Plan Nacional en el año 2000. Está dirigido princi-
palmente a las empresas, y persigue los siguientes objetivos: Incentivar la aplica-
ción del conocimiento y la incorporación de nuevas ideas al proceso productivo y
contribuir a las condiciones que favorezcan el aumento de la capacidad de ab-
sorción tecnológica de las empresas, el fortalecimiento de los sectores y merca-
dos de rápido crecimiento, y la creación y desarrollo de las empresas de base
tecnológica, especialmente las de elevada tecnología.
Las ayudas del PROFIT para la financiación de proyectos de I+D e innovación, se
conceden en forma de anticipos reembolsables y subvenciones, aunque estas úl-
timas en mucha menor cuantía (tabla 19).
92
Programa Nacional/Acción estratégica Número Número Subvenciones Préstamos Ayudas totales
proyectos* beneficiarios aprobadas aprobados aprobadas
Biotecnología 120 89 6.934,5 5.504,9 12.439,4
Diseño y producción industrial. Área general 315 221 7.478,4 137.324,3 144.802,7
Diseño y Producción. Acción estrat. Máquina-Herramienta 117 74 4.526,5 19.205,7 23.732,1
Diseño y Producción. Área tecnológica Material Ferroviario 62 23 13.384,3 57.511,2 70.895,5
Materiales 224 184 9.804,7 17.607,0 27.411,7
Procesos y Productos Químicos 55 43 1.188,5 22.235,1 23.423,6
Recursos Naturales 37 33 1.925,6 3.152,0 5.077,6
Recursos y Tecnologías Agroalimentarias 92 85 2.356,8 10.560,7 12.917,5
Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones 528 339 28.181,2 142.180,1 170.361,3
Socioeconomía 32 29 2.417,1 2.417,1
Biomedicina 63 57 10.291,0 59.151,0 69.442,0
Aeronáutica 68 31 859,0 52.503,1 53.362,1
Automoción 139 82 4.762,9 53.507,0 58.269,9
Energía 100 70 3.443,6 29.698,5 33.142,1
Espacio 41 24 2.883,5 2.883,5
Medio Ambiente, Acción estrat. Tratamiento Residuos 92 64 2.875,1 12.559,5 15.434,6
Sociedad de la Información 274 213 14.376,7 53.458,0 67.834,7
Transportes y Ord. Territorio. Acción Seguridad en el Transporte 32 25 1.173,6 3.798,8 4.972,3
Transportes y Ord. Territorio. Acción Gestión integrada 60 44 3.276,9 11.575,9 14.852,8
Acción Horizontal Apoyo a Centros Tecnológicos** 185 56 11.240,1 4.200,5 15.440,7
Total 2.636 1.786 133.379,9 695.733,2 829.113,2
* Se computan cada año los proyectos aprobados en la convocatoria del ejercicio más los proyectos aprobados en convocatorias anteriores con ayuda plurianual en el ejerci-
cio de referencia.
** Se incluyen proyectos de TIC y Sociedad de la Información.

Fuente: MCYT (2004).

93
Tabla 19.
Anticipos y
subvenciones

Miles de euros
aprobados para

2003 dentro de los


convocatoria PROFIT
proyectos de I+D en la

programas nacionales.
b) Las ayudas del CDTI
Por otra parte, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) facilita a
las empresas instrumentos financieros preferenciales que apoyan la realización de
proyectos de distintos tipos: proyectos de desarrollo tecnológico, proyectos de
innovación tecnológica, proyectos de investigación industrial concertada y pro-
yectos de promoción tecnológica (tabla 20). Esta financiación ha ido incremen-
tándose en los últimos años (figura 21).

Tabla 20. Proyectos aprobados


Resumen de las
actuaciones del CDTI Número 568

(2002) Desarrollo e innovación tecnológica 429

Concertados, Cooperativos e Investigación Industrial Concertada 68

Promoción Tecnológica 40

Neotec 31

Total inversión (miles de euros) 518.958

Desarrollo e innovación tecnológica 436.570

Concertados, Cooperativos e Investigación Industrial Concertada 56.944

Promoción Tecnológica 6.764

Neotec 18.680

Aportación CDTI (miles de euros) 226.818

Desarrollo e innovación tecnológica 182.356

Concertados, Cooperativos e Investigación Industrial Concertada 31.821

Promoción Tecnológica 4.058

Neotec 8.583

Fuente: Cotec (2003a), a partir de datos CDTI (2002).

Figura 21.
250 227
Financiación directa 206 204
CDTI a proyectos 193
200 173
nacionales.
145
Millones de euros 150 125

100

50

0
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

Fuente: Cotec (2003a), a partir de datos CDTI (2002).


94
Además de esta financiación propia, el CDTI facilita, el acceso a financiación ban-
caria preferencial, en colaboración con el Instituto de Crédito Oficial. Durante
2002 se evaluaron positivamente 880 solicitudes, de las cuales 762 recibieron fi-
nanciación por un importe de 210 millones de euros.
El CDTI gestiona el programa NEOTEC, lanzado en noviembre de 2001, para
apoyar la creación de empresas de base tecnológica en España. De esta mane-
ra la política española ha incluido también el fomento de la actitud emprendedo-
ra como medio para renovar el tejido empresarial y convertir las nuevas ideas en
riqueza. Este nuevo instrumento supone una aportación de capital semilla públi-
co a la escasa financiación española en la modalidad de capital riesgo. En 2002,
el CDTI recibió 172 proyectos de nuevas empresas, de los que fueron aprobados
31, con una inversión total movilizada de 18,68 millones de euros (CDTI, 2002).
Las áreas de conocimiento de las nuevas empresas muestran el fuerte predomi-
nio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, actividad de casi
el 60% de las empresas creadas.
Como referencia internacional de programas públicos de apoyo a la creación de
empresas de base tecnológica, puede citarse el programa de actividades de
transferencia de tecnología del Ministerio de Comercio e Industria (DTI) del Reino
Unido que, con un presupuesto de 250 millones de libras (aproximadamente 360
millones de euros) para el periodo 2002-2003, contribuyó a la creación de 199
empresas spin-off entre 1999 y 2000 (DTI, 2002).

c) El Programa Nacional de apoyo a la innovación y transferencia de tecnología


Para responder a los objetivos de innovación y transferencia de tecnología dentro
del Plan Nacional se definió un Programa Nacional de apoyo a la innovación y
transferencia de tecnología.

N.º ayudas* Subvención Anticipo Créditos CDTI Tabla 21.


(miles de (miles de (miles de Distribución de las
euros) euros) euros) ayudas del programa
Proyectos de innovación nacional de apoyo a la
tecnológica (CDTI) 40 22.081,4 innovación y a la
Iniciativa NEOTEC (CDTI) 31 8.883,1
transferencia de
tecnología (líneas
Apoyo a centros tecnológicos
puestas en marcha o
(PROFIT)** 156 8.221,1 6.362,0
resueltas en 2002)
Ayuda a OTRI 21 1.744,2

PETRI (proyectos) 61 4.150,1

TOTAL 309 14.115,4 6.326,0 30.664,5


* Ayudas gestionadas por la DG de Investigación, DG de Política Tecnológica, DG de Sociedad de
la Información y CDTI. No se incluyen las ayudas del PROFIT que corresponden a los programas
nacionales;
** Incluye ayudas para proyectos y acciones especiales.
Fuente: CICYT (2004).
95
Ante esta diversidad de posibilidades las empresas pueden acudir simultánea-
mente al Plan Nacional y al CDTI, que tienen modos de gestión diferentes, lo que
complica la burocracia.

d) Apoyo a la potenciación de recursos humanos de I+D+i


Los recursos humanos han sido también objeto de las políticas de I+D+i, condu-
ciendo a la puesta en marcha de acciones concretas en esta área integradas en
el Plan Nacional: Acción de Incorporación de Doctores a Empresas (IDE), Progra-
ma Ramón y Cajal, Programa Torres Quevedo.
En España, aunque en valor absoluto el número de investigadores está muy por
debajo de países como Alemania y Francia, cuando se considera el número de
investigadores respecto al tamaño del país (número de habitantes), se observa
que el verdadero déficit del sistema español de innovación está en los investiga-
dores del sector privado. El número de investigadores del sector público por ha-
bitante coincide con la media de la UE y está a niveles similares a los de Alema-
nia, Francia o Reino Unido (ver tabla 22). Además, cuando se compara la distri-
bución de los investigadores por sectores con el resto de los países de la UE (ver
figura 22), España, Portugal y Grecia destacan por una considerable menor pro-
porción de investigadores en el sector privado.
Tabla 22. N.º INVESTIGADORES N.º INVESTIGADORES POR 1.000 HAB.
Número de
Empresas Sist. Publ. Miles hab. Emp/1000 hab. Sp/1000 hab.
investigadores EDP en
el sector privado y Bélgica 16.476 13.419 10.222 1,6 1,3

público (1999) Dinamarca 8.575 9.640 5.321 1,6 1,8

Alemania 150.150 105.110 82.087 1,8 1,3

Grecia 2.315 12.471 10.884 0,2 1,1

España 15.178 45.774 39.626 0,4 1,2

Francia 75.390 81.904 60.294 1,3 1,4

Irlanda 5.290 2.927 3.754 1,4 0,8

Italia 26.192 38.694 57.646 0,5 0,7

Países Bajos 19.359 20.788 15.809 1,2 1,3

Austria 13.021 7.174 8.092 1,6 0,9

Portugal 1.994 11.688 10.174 0,2 1,1

Finlandia 10.555 14.510 5.165 2,0 2,8

Suecia 22.822 17.046 8.858 2,6 1,9

Reino Unido 92.133 64.704 58.535 1,6 1,1

EU-15 459.450 445.848 376.467 1,2 1,2

EEUU 1.015.700 183.034 279.062 3,6 0,7

Japón 433.758 209.405 126.686 3,4 1,7

Fuente: Elaboración propia a partir de European Commission (2003b).


96
Figura 22.
Portugal 12,7 21,9 52,3 13,1 Número de
Grecia
investigadores (EDP)
15,6 13,5 70,6 0,3
en los sectores:
España 24,7 19,4 55 1 empresa,
Italia 40,4 21,1 38,5 0 administración,
educación superior
Finlandia 41,6 16,2 40,9 1,3
y otros. Porcentaje
Dinamarca 46,5 21,2 31 1,2 sobre el total (1999)
Francia 47 15,7 35,4 2

Países Bajos 47,7 19,8 31,4 1,2


UE-15 50 14,2 34,3 1,6

Bélgica 54,5 4 40,4 1,1

Reino Unido 56,2 9,1 30, 3 4,4

Suecia 57,2 6,1 36,6 0,1

Alemania 58,8 15 26,1 0

Irlanda 64,4 3,7 32 0

Austria 64,4 4,8 30,7 0,1

Japón 65,8 4,7 27,1 2,4

EEUU 83,3 3,8 11,2 1,7

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Empresa Administración Educación Superior Otros

Fuente: European Commission (2003b).

Con el fin de paliar el déficit en el número de investigadores del sistema español


de ciencia y tecnología y consolidar la situación de los que estaban en situación
precaria en el sector público, el MCYT puso en marcha en estos últimos años di-
ferentes programas, ya mencionados, de incorporación de investigadores.
En el año 1997 se abrió la iniciativa IDE (Incorporación de Doctores a las Empre-
sas), sustituida en 2001 por el Programa Torres Quevedo, que permitía también la
incorporación de tecnólogos a las empresas y centros tecnológicos. En la primera
convocatoria de este último programa se firmaron 357 contratos. Las entidades
con mayor número de contratos fueron las PYME con el 77%, las grandes empre-
sas 8% y los centros tecnológicos 15% (Cotec 2003a, a partir de datos del MCYT).
En el año 2001 se inició el Programa Ramón y Cajal para la incorporación de in-
vestigadores al sistema público de I+D. En la primera convocatoria, el número to-
tal de investigadores contratados e incorporados a centros públicos de I+D fue
de 774, lo que supuso un gasto de más de 5.400 millones de pesetas.
97
Para el desempeño eficaz de la actividad investigadora es importante la disponi-
bilidad de personal auxiliar de I+D. En España, como puede apreciarse en la fi-
gura 23, la relación entre personal empleado en I+D e investigadores ha seguido
una evolución decreciente en las últimas dos décadas, aunque con diferencias
según el sector. Concretamente, el sector de Enseñanza superior ha mantenido
constante esta relación en los últimos años, contrariamente al sector Estado o
Empresa en los que ha disminuido. Sin embargo, cuando comparamos con otros
países de la UE, es precisamente el sector universitario el que presenta un déficit
mayor en personal auxiliar (figura 24).

Figura 23. 4,0


Personal I+D/número
3,5
investigadores
3,0

2,5

2,0

1,5

1,0

0,5

0,0
81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01
19 19 19 19 19 19 19 19 19 19 19 19 19 19 19 19 19 19 19 20 20

Total Administración Empresas Enseñanza superior

Fuente: Elaboración propia a partir de datos INE varios años.

Figura 24.
3,0
Personal empleado en 2,5
2,5 2,3 2,3 2,3 2,2
I+D/número 2,0 2,1 2,1 2,0 2,0
1,9 1,9
investigadores (1999) 2,0 1,7
1,5 1,6
1,5
1,5 1,2

1,0

0,5

0,0
España Alemania Francia Italia Reino Unido UE

Administración Empresas Enseñanza superior

Fuente: Elaboración propia a partir de OCDE (2002b).

e) Ayudas al equipamiento científico-técnico


La realización de las actividades de I+D precisa de la adquisición y renovación de
equipos y de las infraestructuras científico-técnicas adecuadas. A través del Plan
98
Nacional, la AGE ha dispuesto varios tipos de actuaciones para la financiación del
equipamiento científico-técnico e infraestructuras. En el año 2002 se aprobaron
ayudas por valor de 534 millones de euros, el 94% en forma de subvenciones y
el resto en anticipos destinados a parques científicos y tecnológicos.

SOLICITADO APROBADO Tabla 23.


Ayudas para
N.º Subvención Anticipo N.º Subvención Anticipo equipamiento
Parques científicos y tecnológicos 92 282,2 30 32,5 científico-técnico e
infraestructura.
Redes informáticas y telemáticas* 134 124,7 102 64,5
Distribución por tipo
Instrumental y equipos* 1.171 376,5 737 234,7 de actuación (2002).
Construcción y/o ampliación
Millones de euros
de centros de investigación* 283 567,1 129 194,2

Investigación en infraestructuras
y equipamiento del MFOM 32 1,6 6 0,3

Instalaciones y equipos
instrumentales del SNS 105 15,8 62 7,4

TOTAL 1.817 1.085,7 282,2 1066 501,9 30,4

* Cofinanciación FEDER.

Fuente: CICYT (2004).

OBJETIVO 1 OBJETIVO 2 Tabla 24.


Ayudas aprobadas
Redes informáticas y telemáticas 38.531,6 12% 26.857,9 14% para equipamiento
Instrumental y equipos 147.161,6 48% 87.510,1 47% científico-técnico e
infraestructura en
Construcción y ampliación de centros 122.791,0 40% 71.450,8 38%
cofinanciación con
Total 308.484,2 100% 185.818,8 100% FEDER (2000-2002).
Miles de euros
Fuente: Elaboración propia a partir de CICYT (2004).

99
Tabla 25. Solicitadas Aprobadas 2000-2002
Ayudas aprobadas
N.º Inversión total N.º Inversión total
para infraestructuras (miles de euros) (miles de euros)
en cofinanciación
Regiones Objetivo 1 1.047 618.127,2 624 308.484,2
con FEDER por CCAA
y regiones Objetivo 1 y Andalucía 232 133.789,6 177 100.366,0
2. (2000-2002) Asturias (Principado de) 18 15.705,6 12 12.001,6

Canarias 52 18.122,0 35 11.990,5

Castilla y León 136 83.330,7 91 42.568,7

Castilla-La Mancha 107 50.604,2 53 16.794,1

Comunidad Valenciana 308 183.612,9 145 55.970,6

Extremadura 34 20.288,4 25 12.496,8

Galicia 84 71.707,1 50 38.489,4

Murcia (Región de) 76 40.966,6 36 17.806,5

Regiones Objetivo 2 541 450.216,9 344 185.818,8

Aragón 30 14.996,6 28 17.781,1

Baleares (Islas) 10 17.581,4 9 6.852,1

Cataluña 134 194.311,7 90 75.871,7

Madrid (Comunidad de) 200 104.667,0 120 44.317,1

Navarra (Comunidad Foral) 30 52.345,1 17 6.974,1

País Vasco 106 56.142,8 68 31.156,5

Rioja (La) 31 10.172,1 12 2.866,2

Total regiones Objetivos 1 y 2. 1.588 1.068.344,0 968 494.303,0

Fuente: CICYT (2004).

Las ayudas concedidas mediante subvenciones han contado con la cofinancia-


ción de fondos FEDER. El 37% de ellas se destinaron a la construcción y amplia-
ción de centros de investigación y un 47% a instrumental y equipos (ver tabla 23).
Las actuaciones cofinanciaciadas con fondos FEDER en las regiones Objetivo 1
en el periodo 2000/2002 alcanzaron un valor de 308 millones de euros, y en las
regiones Objetivo 2 de 186 millones de euros, repartidas según conceptos como
está indicado en la tabla 24, y por comunidades autónomas en la tabla 25.

3.1.6 Incentivos fiscales


Otro instrumento de financiación de la I+D y la innovación con el que cuentan las
empresas son los incentivos fiscales. La Ley 43/1995 de Impuesto sobre Socie-
100
dades recogió la posibilidad de deducción en la cuota por los gastos efectuados
en actividades de I+D y, posteriormente, la Ley de medidas fiscales, administrati-
vas y de orden social para el año 2000 mejoró las condiciones de deducción por
I+D e incluyó la posibilidad de obtener créditos fiscales por gastos realizados en
otras muchas de las actividades de innovación tecnológica. Aunque esa mejora
de las condiciones se tradujo en un incremento tanto del número de empresas
beneficiarias como de la deducción generada (ver tabla 26), el 85% de las em-
presas innovadoras siguieron sin aprovechar estas ventajas.21

1999 2000 % Incremento Tabla 26.


Número de empresas
N.º de empresas beneficiarias 2.719 4.389 61,4% beneficiarias de los
N.º de PYME beneficiarias 704 1.149 63,2% incentivos fiscales y
deducción generada
Deducción generada 326 Ma 560 Ma 72%

Deducción generada en las PYME 12,5 Ma 28,77 Ma 129%

Fuente: Cortes Generales 2002. Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, n.º 160, pp.
8117-8118.

Aunque no se dispone todavía de ningún informe de la Administración que anali-


ce de manera exhaustiva el empleo por parte de las empresas de las ventajas fis-
cales a la innovación, los primeros datos proporcionados por la Encuesta sobre
Estrategias Empresariales sobre su aplicación por parte de las empresas denotan
que existen algunos problemas pendientes (tabla 27). Sólo la mitad de las em-
presas de mayor tamaño (más de 200 trabajadores) y una tercera parte de las de
menor (200 y menos trabajadores) están haciendo uso de este instrumento. Un
llamativo 15% de las empresas de mayor tamaño y un tercio de las de menor in-
forman desconocer los incentivos, lo que seguramente debe interpretarse como
un desconocimiento de los mecanismos concretos, accesibilidad, etc. Finalmen-
te, algo más de un tercio de las empresas, independientemente de su tamaño,
conoce los incentivos pero no los aplica. Como la aplicación de los incentivos im-
plica la adopción de prácticas contables avanzadas, hay que concluir que hasta
un tercio de las empresas encuentran el coste de adaptar sus prácticas contables
superior a las ventajas fiscales que les puede reportar.

21
En el año 2000, según la Encuesta de Innovación Tecnológica en las Empresas 29.228 empresas de
más de 10 empleados eran innovadoras.
101
Tabla 27. Menos de Más de Más de
Los incentivos fiscales Número de empleados 10-20 21-50 51-100 101-200 200 201-500 500 200
(2001)
Porcentaje de empresas
que hacen I+D 9,0 17,6 33,1 43,7 20,5 65,5 76,2 69,3

De ellas:

No conoce (%) 51,6 41,2 28,9 19,1 33,3 19,2 9,4 15,2

Conoce pero no aplica (%) 38,7 35,3 28,9 34,9 34,3 34,0 39,1 36,1

Aplica (%) 9,7 23,5 42,2 46,0 32,4 46,8 51,5 48,7

Total (%) 100 100 100 100 100 100 100 100

Fuente: MCYT (2003a).

Sin embargo, una encuesta realizada por Cotec a empresas decididamente inno-
vadoras muestra que el 88% de ellas se habían aprovechado de los beneficios
fiscales a actividades de I+D; y el 65%, de los beneficios a otras actividades de
innovación.
En abril de 2003 se modificó la Ley 43/1995 de Impuesto sobre Sociedades. Con
esta modificación, el Ministerio de Ciencia y Tecnología o un organismo depen-
diente de él, podrá emitir informes vinculantes para la Administración Tributaria,
relativos al cumplimiento de los requisitos científicos y tecnológicos necesarios
para poder disfrutar de los incentivos fiscales por actividades de I+D e innovación
tecnológica. El procedimiento para la emisión de los informes motivados de ca-
rácter vinculante se regula en el Real Decreto 1432/2003 de 21 de noviembre de
2003. Estos informes no son necesarios para beneficiarse de las ventajas fiscales
por actividades de I+D e innovación, ya que se puede seguir el procedimiento ha-
bitual directamente con la Administración Tributaria. Estos informes darán mayor
seguridad a las para discernir y decidir sobre si las actividades que llevan a cabo
son susceptibles o no de acogerse a este tipo de ventaja fiscal.

3.2 Las administraciones


autonómicas
Las comunidades autónomas han desarrollado las competencias de fomento de
la investigación, han procedido a dictar normas, en ocasiones de rango legal y en
otras de carácter reglamentario (tabla 29), y a desarrollar actuaciones propias. A
pesar de ello, como muestran las figuras 25 y 26 el volumen de los gastos dedi-
cados a I+D e innovación sigue presentando una gran disparidad en todo el
territorio nacional.
102
Figura 25.
Rioja (La) 29.489 Gastos internos en I+D
País Vasco 581.744
(2002). Miles de euros
Navarra (Comunidad Foral) 130.881
Murcia (Región de) 97.633
Madrid (Comunidad de) 2.277.822
Galicia 293.195
Extremadura 71.380
Comunidad Valenciana 547.944
Cataluña 1.628.042
Castilla-La Mancha 105.296
Castilla y León 317.673
Cantabria 48.348
Canarias 173.088
Baleares (Islas) 45.271
Asturias (Principado de) 98.933
Aragón 160.346
Andalucía 585.667
0 500.000 1.000.000 1.500.000 2.000.000 2.500.000 3.000.000

Fuente: INE (2003d).

Figura 26.
Rioja (La) 70.555 Gastos en innovación
País Vasco 922.989 (2000). Miles de euros
Navarra (Comunidad Foral) 174.265
Murcia (Región de) 152.137
Madrid (Comunidad de) 2.636.979
Galicia 418.963
Extremadura 40.860
Comunidad Valenciana 808.924
Cataluña 2.751.103
Castilla-La Mancha 254.848
Castilla y León 391.327
Cantabria 118.459
Canarias 111.851
Baleares (Islas) 44.286
Asturias (Principado de) 153.559
Aragón 489.097
Andalucía 634.056
0 500.000 1.000.000 1.500.000 2.000.000 2.500.000 3.000.000

Fuente: INE (2002a).

103
Todas las comunidades han desarrollado planes para la promoción de la investi-
gación, el desarrollo tecnológico y la innovación, destinando el conjunto de las
comunidades autónomas alrededor de 2.400 millones de euros de sus presu-
puestos (tabla 28).

Tabla 28. Miles de euros y porcentajes de distribución sobre el total


Fondos dedicados por
las comunidades TOTAL

autónomas para Fondos propios* Otras fuentes** miles euros %


fomento y desarrollo
Andalucía 341.127,30 16.707,30 357.834,70 14,3
de I+D+i (2002)
Aragón 68.355,00 68.355,00 2,7

Asturias 73.909,80 73.909,80 3,0

Baleares (Islas) 29.993,60 3.744,60 33.738,20 1,3

Canarias 87.899,20 87.899,20 3,5

Cantabria 27.398,80 7.017,50 34.416,30 1,4

Castilla y León 195.402,50 1.140,00 196.542,50 7,9

Castilla-La Mancha 174.071,30 7.002,30 181.073,60 7,2

Cataluña 347.323,00 347.323,00 13,9

Com. Valenciana 331.420,30 2.037,40 333.457,80 13,3

Extremadura 59.252,80 59.252,80 2,4

Galicia 157.863,80 157.863,80 6,3

Madrid 342.946,10 6.385,00 349.331,10 14,0

Murcia 67.573,10 67.573,10 2,7

Navarra 27.756,20 27.756,20 1,1

País Vasco 104.952,10 104.952,10 4,2

La Rioja 20.352,90 20.352,90 0,8

TOTAL 2.457.597,80 44.034,20 2.501.632,10 100

* Incluye estimaciones sobre la parte de FGU y del presupuesto de hospitales dedicados al fo-
mento de actividades de I+D+i en 2002.
** Incluye fondos procedentes de la UE y de otros organismos ajenos a la propia comunidad.

Fuente: CICYT (2004).

Muchas comunidades autónomas incluyen en estos planes de fomento a la inno-


vación el estímulo a la creación de empresas. Las acciones son variadas y pue-
den comenzar en la fase de detección de potenciales proyectos en los laborato-
rios, incluyendo aportaciones de capital riesgo. Las experiencias de los Trampoli-
nes Tecnológicos del CIDEM, el Vivero Virtual de «madri+d», el Proyecto Campus
104
y el Programa Atlantis gestionados por el Instituto de Fomento de Andalucía son,
entre otros, buenos ejemplos de estas acciones. Buena parte de las iniciativas de
este tipo se realizan en combinación con los viveros de empresas de los parques
científicos y muchas de ellas se apoyan en proyectos europeos, como por ejem-
plo el programa PAXIS (Pilot actions of excellence for innovative start-up).
La creciente importancia de las políticas regionales en I+D+i hace que la coordi-
nación con la Administración Central sea cada día más necesaria. La Ley de la
Ciencia de 1986 creó el Consejo General de la Ciencia y la Tecnología, integrado
por representantes de la Administración del Estado y de las comunidades autó-
nomas, para la coordinación de las actuaciones en el campo de la investigación.
Más tarde, el Plan Nacional creó como mecanismo general de cooperación los
Acuerdos Marco, que en la actualidad han firmado trece comunidades autóno-
mas con el MCYT. Sin embargo, la impresión general es que la coordinación efec-
tiva no se ha producido.
El desarrollo de estas políticas de innovación regionales se ha beneficiado nota-
blemente de la creciente importancia que la Comisión de la UE está dando a la
innovación como vía de desarrollo regional, cuyo principal instrumento son los
Fondos Estructurales.

105
106
autónomas
comunidades
de I+D+i de las
Normativa y planes
Tabla 29.

LEYES PLANES OTRA NORMATIVA


III Plan Andaluz de Investigación
Andalucía
2000-2003.
Plan Director de Innovación y Des-
arrollo Tecnológico 2001-2003
Aragón Ley 9/2003 de 12 de marzo de Primer Plan de I+D y Transferen- Decreto Legislativo 5/2000, de 29 de junio, por el que se aprueba el
fomento y coordinación de la in- cia de Conocimiento en Aragón Texto Refundido de la Ley reguladora del Instituto Tecnológico de
vestigación y desarrollo y la Aragón. (Este Instituto es un centro público para la promoción de la
transferencia de conocimiento investigación y el desarrollo, que orienta su actividad a impulsar la
en Aragón innovación tecnológica de las empresas)
Asturias Plan de Investigación, Desarrollo
Tecnológico e Innovación 2001-
2004
Islas Baleares Ley 7/1997de 20 de noviembre, I Plan de Investigación y Des-
de las Islas Baleares, que regula arrollo Tecnológico de las Illes
la investigación y el desarrollo Balears 2001-2004
tecnológico
Canarias Ley 5/2001, de 9 de julio, de la Plan Estratégico de Innovación Decreto 203/2002, de 20 de diciembre, por el que se regula la Co-
Comunidad Autónoma de Cana- 2000-2006 misión de Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación y el
rias, de promoción y desarrollo Consejo Asesor de Ciencia, Tecnología e Innovación en cumplimien-
de la investigación científica y la to de lo expuesto en el artículo 3 de La Ley territorial 5/2001, de 9
innovación de julio
Cantabria Plan Estratégico de Desarrollo
Tecnológico de Cantabria para
los años 2002-2006.
Plan de Innovación de Cantabria
2002
LEYES PLANES OTRA NORMATIVA
Ley 17/2002. de 19 de diciem- Estrategia Regional de I+D+I
Castilla y León
bre, de fomento y coordinación 2002-2006.
general de la investigación cientí-
fica, desarrollo e innovación tec-
nológica (I+D+I) en Castilla y
León.
Castilla-La Mancha I Plan Regional de Investigación Decreto 123/1998 por el que se crea la Comisión Regional de Cien-
Científica y Desarrollo Tecnológi- cia y Tecnología y establece las bases del Plan Regional de Investi-
co 2000-2003. gación Científica y Desarrollo Tecnológico (PRICYT)
I Plan Regional de Innovación de
Castilla-La Mancha 2000-2003.

Cataluña III Plan de Investigación de Cata- Decreto 195/1991 de 16 de septiembre, que regula la coordinación
luña 2001-2004. de la investigación y reorganización de la Comisión Interdeparta-
I Plan de Innovación de Cataluña mental de Investigación e Innovación Tecnológica.
2001-2004.
Comunidad Foral En fase de elaboración la ley de Plan Tecnológico de Navarra Decreto Foral 360/2000, de 20 de noviembre, por el que se aprue-
de Navarra fomento de la investigación y Co- 2000-2003. ba el régimen de ayudas a la investigación y desarrollo y a la inno-
nocimiento científico y técnico. vación. (BON n.º 150, de 13-12-00).

Comunidad de Madrid Ley de la Comunidad de Madrid III Plan Regional de Investigación Orden 618/96, de 12 de abril sobre investigación técnica, que regu-
5/198, de 7 de mayo, de investi- Científica e Innovación Tecnoló- la las ayudas a municipios para realización de estudios o proyectos
gación científica y tecnológica. gica 2000-2003. de investigación.

Comunidad Valenciana Ley 7/1997, de 9 de diciembre, Plan Valenciano de Investigación Decreto 79/2003 de 27 de junio del Consell de la Generalitat, por el
de la Comunidad Valenciana, de Científica, Desarrollo tecnológico que se crea y regula la Comisión Delegada del Consell para la In-
investigación científica y tecnoló- e Innovación. vestigación e Innovación Tecnológica. DOGV n.º 4533 del 30-06-
gica. 2003.

107
Tabla 29.

autónomas
(Continuación)
comunidades
de I+D+i de las
Normativa y planes
108
(Continuación)
autónomas
comunidades
de I+D+i de las
Normativa y planes
Tabla 29.

LEYES PLANES OTRA NORMATIVA


II Plan Regional de Investigación,
Extremadura
Desarrollo Tecnológico e Innova-
ción de Extremadura 2001-2004.
Galicia Ley del parlamento de Galicia Plan Gallego de Investigación,
12/1993, de 6 de agosto, de fo- Desarrollo e Innovación Tecnoló-
mento de la investigación y del gica 2002-2005.
desarrollo tecnológico
La Rioja Ley de la Comunidad Autónoma I Plan Riojano 1999-2000. Decreto 61/98, de 6 de noviembre, relativo a la organización y pla-
de La Rioja a3/1998, de 16 de nificación de la política científica y tecnológica, en el que se regulan
marzo, de fomento, coordinación de forma detallada los Planes, los Centros y el Registro de Investi-
y desarrollo de la investigación y gación y Desarrollo Tecnológico.
el desarrollo tecnológico.
Murcia Plan de Ciencia y Tecnología Re-
gión de Murcia 2003-2006.
País Vasco Plan de Ciencia y Tecnología Decreto 221/2002, de 1 de octubre, por el que se actualizan las bases
2001-2004. de regulación de la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Orden de 7 de octubre de 2002, del Consejero de Industria, Co-
mercio y Turismo por la que se regula el Programa de Ayudas a la
Investigación Estratégica-Programa ETORTEK.
Orden de 7 de octubre de 2002, del Consejero de Industria, Comer-
cio y Turismo por la que se regula el Programa de Ayudas a los Agen-
tes Científico-Tecnológicos integrados en el Red Vasca de Ciencia,
Tecnología e Innovación de Euskadi para la investigación genérica, y a
la entidad de coordinación de los mismos-Programa SAIOTEK.
Orden de 6 de noviembre de 2002-Programa de Apoyo a Capital
Humano y Movilidad Geográfica de Recursos Humanos. (Orden de
modificaciones de 17 de septiembre de 2003).
Norma Foral 7/93, de 7 de mayo, por la que se regula el Programa
de Innovación Tecnológica Empresarial.
Fuente: Elaboración propia.
3.3 La administración europea
La actual política de I+D de la UE está dirigida fundamentalmente al apoyo de la in-
vestigación tecnológica aplicada de carácter industrial, para lo que cuenta con el
4% del total del presupuesto de la UE. La gestión de los recursos presupuestados
para I+D recae casi en su totalidad sobre la Dirección General de Investigación, ex-
cepto la parte que se destina a actividades de innovación distintas a I+D, que ges-
tiona la Dirección General de Empresa. Sin embargo, en los últimos años, la políti-
ca de cohesión viene asignando recursos a innovación de forma creciente a través
de los Fondos Estructurales gestionados por la Dirección General Regional.
La creación del Espacio Europeo de Investigación (ERA) propuesta por la Comisión
y que recibió el apoyo del Consejo Europeo, tiene como objetivo proporcionar la
ciencia y tecnología que contribuya a alcanzar el nuevo objetivo estratégico de la
UE, convertirse en la economía del conocimiento más competitiva y dinámica del
mundo. Pero la conversión de la ciencia y tecnología generadas en nuevos proce-
sos, productos y servicios competitivos no está contemplada en el ERA. El VI Pro-
grama Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico, aprobado en junio de
2002, y que es el principal instrumento para la construcción del ERA, asigna a las
actividades específicas de innovación menos del 2% del total del presupuesto.
Pero además, el Programa Marco no contempla la financiación de la investigación bá-
sica, lo que en parte ha conducido al proceso de discusión abierto sobre la necesidad
de crear un nuevo instrumento, conocido como ERC (European Research Council),
para financiar la ciencia básica necesaria para la futura tecnología empresarial.
En los sucesivos Programas Marco la participación española ha crecido en térmi-
nos de retorno. Los recursos obtenidos por los grupos de investigación públicos
y privados por esta vía han supuesto alrededor de 895 millones de euros en el
periodo 1998-2002 correspondiente al V Programa Marco.

9 Figura 27.
Evolución de la
8 8,4 7,4
7,4 participación española
7 6,5
6,3
6,6 Liderazgo en el Programa Marco
6,3
6 5,5
6,5
% 5 6,1
Retornos
4 Contribución
4,9 Liderazgo
3
3,4
2

0
IIPM 87-91 IIIPM 91-94 IVPM 95-98 VPM 99-02

Fuente: MCYT (2003d).


109
Sin embargo, la participación ha sido muy heterogénea concentrándose más del
85% de los retornos en cinco comunidades autónomas (Madrid, Cataluña, Anda-
lucía, Comunidad Valenciana y País Vasco). Las empresas españolas que han
participado en el V Programa Marco han sido 1.303, y han obtenido algo más del
50% del retorno español. Parece claro que sólo un número reducido de empre-
sas tiene interés y/o capacidad para participar y que, las áreas prioritarias y las
modalidades de participación siguen sin adaptarse a los intereses y necesidades
de las empresas españolas.
El VI Programa Marco aprobado en junio de 2002 y del que recientemente se han
abierto las primeras convocatorias, cuenta con nuevos instrumentos de participa-
ción (redes de excelencia y proyectos integrados) mucho mayores que los ante-
riores en cuanto a recursos y participantes. Existe la opinión generalizada entre
los agentes de que las nuevas modalidades de participación van a dificultar la
participación española y a frenar el ritmo de crecimiento en el liderazgo de pro-
yectos.

110
4.
El sistema público de I+D
El sistema público de I+D comprende las instituciones y organismos de titularidad
pública dedicados a la generación de conocimiento mediante la investigación y el
desarrollo. Esta definición engloba principalmente a la universidad y a los orga-
nismos públicos de investigación.

La utilidad para la innovación del sistema público de I+D depende no sólo de la ca-
lidad de la ciencia y la tecnología que desarrolla, sino también de su articulación
con el tejido productivo. Además, ejerce también una importante labor en la forma-
ción de investigadores, imprescindibles para cualquier sistema de innovación.

4.1 Evolución
El sistema público de I+D ha seguido creciendo en los últimos cinco años en tér-
minos de centros y número de investigadores. El número de investigadores EDP
(equivalencia de dedicación plena) en el sector público en el año 2002 era de 58.352,
lo que supone un incremento de 46% respecto al año 1996, debido mayoritariamen-
te al aumento de los investigadores universitarios que han pasado de 31.000 en
1996, a cerca de 46.000 en 2002 (INE, 2003d). Aunque este incremento se debe en
parte a que, desde el año 2000, la Estadística de I+D del INE, siguiendo las reco-
mendaciones del Manual de Frascati, incluye como investigadores los becarios doc-
torales y posdoctorales. En España, los investigadores que desarrollan su actividad
en el sector público suponen más de dos tercios del total, mientras que en la UE esta
proporción es de 50%.
Durante estos últimos años el sistema público ha incorporado, de forma masiva,
investigadores formados, a centros de I+D públicos o privados sin ánimo de lu-
cro, a través del Programa Ramón y Cajal. En el año 2001, en la primera convo-
catoria, este programa absorbió 5.400 millones de pesetas y atrajo 774 investi-
gadores.
En 1999, el gasto en I+D del sistema público español fue de unos 1.500 millones
de euros (figura 28), el 0,42% del PIB, mientras que la media europea era el
0,65%. Sin embargo, lo que representa sobre el total nacional el gasto en I+D del
sector público sigue siendo una proporción más elevada que la de la media de
los países de la OCDE (figura 29). Concretamente, el gasto del sector público re-
presenta en España el 47% del total nacional, mientras que en los países de la
OCDE, en media, es el 27,6% (OCDE, 2002b).
111
Figura 28.
2.500.000
Evolución del gasto 2.000.000
del sistema público de 1.500.000
1.000.000
I+D. Miles de euros 500.000
0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

Administración pública Enseñanza superior

Fuente: INE, varios años.

Figura 29.
60
Evolución del gasto en
40
I+D del sector público.
20
Porcentaje sobre el
0
total 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

OCDE España

Fuente: OCDE (2002b).

En estos años, se han producido en el sistema público de I+D cambios jurídi-


cos y de organización administrativa muy significativos. Las competencias de
investigación del antiguo Ministerio de Educación y Ciencia y del Ministerio de
Agricultura fueron transferidas al nuevo MCYT. Se finalizó el proceso de transfe-
rencia de las competencias en enseñanza superior a las comunidades autóno-
mas y en diciembre de 2001 se aprobó la Ley Orgánica de Universidades, que
deroga la Ley de Reforma Universitaria de 1983, y que ha llevado al sistema
universitario español a entrar en un proceso de reorganización en el que toda-
vía está inmerso.
Como consecuencia de lo anterior, el Consejo Superior de Investigaciones Cien-
tíficas (CSIC), el Instituto Nacional de Investigación Agraria y Alimentaria (INIA), el
Instituto Español de Oceanografía (IEO), el Centro de Investigaciones Energéticas,
Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) y el Instituto Geológico y Minero de
España (ITGE) quedaron adscritos al MCYT a través de la Secretaria de Estado
de Política Científica, quedando el Instituto de Salud Carlos III (ISC III) adscrito al
Ministerio de Sanidad y Consumo, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial
(INTA) y el Canal de Experiencias Hidrodinámicas del Pardo (CEHIPAR) al Ministe-
rio de Defensa y el Centro de Estudios y Experimentación (CEDEX) al Ministerio
de Fomento. Además en 2001 se modificaron dos artículos de la Ley 13/86 con
el fin de flexibilizar el funcionamiento de los OPI. Con el primero se reguló la con-
tratación de personal laboral (modificación del artículo 17) y, con el segundo, se
abrió la posibilidad a los investigadores de estos organismos de incorporarse por
un plazo máximo de cuatro años a empresas y retornar posteriormente a su
puesto de trabajo (modificación del artículo 19).
112
4.2 Calidad del sistema público de
I+D
Tras un periodo de notables transformaciones que se inició en los años 80 (creci-
miento en número de centros y personal investigador, Ley de Reforma Universita-
ria, Ley de la Ciencia), en el año 1998 el sistema público de I+D mostraba una
considerable mejora de su calidad, reflejada en un incremento de la producción
científica medida en número de publicaciones incluidas en el Science Citation In-
dex (SCI).
La producción ha seguido aumentando (tabla 30). En 1996, las publicaciones en
instituciones españolas suponían el 2,23% de total mundial y en 2001 han pasa-
do a ser el 2,69% (INE, 2002b). La productividad (nº de artículos /investigadores
EDP del sector público) fue en 1996 de 0,50 y en el año 2001 esta cifra se man-
tenía en 0,44 (MCYT, 2003b). Comparando la producción con otros países en nú-
mero de publicaciones científicas por millón de habitantes, España (613) se sitúa
por debajo de la media de la UE (818) y del resto de los países de la Unión a ex-
cepción de Luxemburgo, Portugal, Grecia, Italia e Irlanda (European Commission,
2002d). Sin embargo teniendo en cuenta otro indicador, el número de artículos
por personal en I+D, España ocupa el primer puesto del grupo que forman los 15
países de la UE, Estados Unidos y Japón, y el quinto si se consideran solamente
el número de artículos por investigador.

1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 Tabla 30.
Producción científica
N.º publicaciones (1991-2001)
científicas* 11.903 13.824 15.309 16.214 18.283 20.080 22.077 23.783 25.065 24.073 26.349

N.º publicaciones/N.º
investigadores del
sector público** 0,41 0,46 0,48 0,44 0,50 0,50 0,53 0,52 0,54 0,43 0,44

Public. en % de la
producción mundial 1,68 1,91 2,01 2,02 2,12 2,23 2,35 2,51 2,57 2,44 2,69

* Número de trabajos realizados en instituciones españolas, en las que al menos un autor pertenece a la institución.
** En Equivalencia a Dedicación Plena y sólo Administración Pública y Enseñanza Superior.

Fuente: MCYT (2003b).

En cuanto a la calidad de las publicaciones, una idea puede obtenerse del indi-
cador de los artículos altamente citados de un país como porcentaje del número
total de publicaciones científicas. En este caso España alcanza un 0,47%, mien-
tras que EEUU tiene un 1,64%, Reino Unido 1,1%, Alemania 0,97%, Francia
0,88% e Italia 0,73% (European Commission, 2002d).
Los datos anteriores indican que los investigadores españoles presentan una alta pro-
ductividad a pesar de no poseer un número de técnicos de apoyo y una estructura
113
administrativa equivalente a la de otros países europeos. Sin embargo, el impacto de
sus publicaciones es menos homogéneo y de menor nivel que la media europea.
La participación de los grupos de investigación en las convocatorias competitivas
de programas internacionales como el Programa Marco (PM) de la UE, puede ser
también una medida de la calidad del sistema público de I+D, en tanto que la
participación en este tipo de programas supone entrar en competencia por los re-
cursos para investigación con grupos de otros países.
Las universidades españolas han mantenido más o menos constante la partici-
pación en los sucesivos PM en términos de fondos captados (alrededor del 25%
de los fondos totales conseguidos por entidades españolas), aunque ha dismi-
nuido el número de grupos que participan, lo que significa que se ha producido
una concentración de recursos en un número menor de grupos pero con partici-
pación económica media superior. Sin embargo esta participación ha sido muy
heterogénea. En el IV PM, 13 universidades obtuvieron el 72% de los fondos lo-
grados por el sector universitario. Más aún, tres universidades, la Politécnica de
Madrid y Cataluña y la Universidad de Barcelona obtuvieron el 35%. Situación
que se ha repetido aproximadamente en los mismos términos en el V PM. Esto
indica que aparentemente sólo un número reducido de grupos de investigación
concentrado en un número más reducido aún de universidades parece haber al-
canzado niveles de excelencia internacional, al menos en las áreas prioritarias del
PM. Los OPI han disminuido la participación del IV al V PM en términos de fon-
dos conseguidos, pasando de un 20% a un 17%.

4.3. Relación del sistema público de


I+D con el tejido productivo
Aunque en estos años se percibe un paulatino incremento de las relaciones entre
el sistema público y la empresa en actividades de I+D e innovación (véase Capítu-
lo 10), que ha permitido mejorar el conocimiento y entendimiento mutuo, el poten-
cial científico y tecnológico del sistema público de I+D sigue sin ser suficientemen-
te aprovechado por el tejido empresarial, y menos aún por las pequeñas empresas.
La parte del gasto en I+D del sector público financiado por la industria refleja la
relación entre estos dos elementos del sistema. En España el 7,3% del gasto en
I+D de la Administración pública es financiado por la industria. El valor de este in-
dicador para la UE es del 8,8% (figura 30). En el caso del sector de Enseñanza
Superior, la industria financia en España el 7,7% del gasto en I+D, mientras que
el valor para la UE es del 6,8% (figura 31). El sector de enseñanza superior espa-
ñol es el tercero de los países de la UE en porcentaje de gasto en I+D financiado
por la industria, solo detrás de Alemania y Bélgica (European Commission,
2003b).
114
Figura 30.
25 Porcentaje del gasto
20,4 21,1
de I+D del sector de
20
16,5 administraciones
14,2 públicas financiado
15
10,8 por la industria (1999)
10 8,8
7,3
5,7
5 3,8 3,8
2,1 2,3 2 1,8
1,1 1,2 0
0

Países Bajos
Bélgica

Dinamarca

Alemania

Grecia

España

Francia

Irlanda

Italia

Austria

Portugal

Finlandia

Suecia

Reino Unido

EU-15

EEUU

Japón
Fuente: European Commission (2003b).

Figura 31.
12 11,3
10,9 Porcentaje del gasto
10 de I+D del sector de
enseñanza superior
8 7,7 7,2
6,6 6,8
6,3 financiado por la
6 industria (1999)
5 4,8 5,1 4,7
3,9
4 3,4
2,1 2 2,3
2 1,2

0
Países Bajos
Bélgica

Dinamarca

Alemania

Grecia

España

Francia

Irlanda

Italia

Austria

Portugal

Finlandia

Suecia

Reino Unido

EU-15

EEUU

Japón

Fuente: European Commission (2003b).

El número de contratos entre universidades y empresas para actividades de


I+D ha seguido una tendencia creciente (ver figura 32). Según datos de la
RedOTRI, en el periodo 1996-1998, las OTRI de las universidades facturaron
41.000 millones de pesetas procedentes de contratos con empresas (media
anual de 13.667 millones de pesetas (82 millones de euros). En el año 2000
la facturación por contratos con empresas fue de 20.630 millones de pesetas
(124 millones de euros), en el 2001 de 133 millones de euros y en 2002 de
252 millones de euros.

115
Figura 32.
18.000
Número de contratos
de I+D gestionados 16.000

por la RedOTRI 14.000


de universidades 12.000
Total
10.000
Con Empresas
8.000 Con Admón.

6.000

4.000

2.000

0
1996 1997 1998 1999 2000

Fuente: RedOTRI (2003).

En el caso de los organismos y centros de I+D no universitarios un 35,5%


(15.675 millones de pesetas (94 millones de euros) de los ingresos extrapresu-
puestarios generados en 2001 correspondieron a contratos con empresas (MCYT
2002).
La Encuesta de Innovación del INE (INE, 2002a) muestra que las universidades
son el principal agente con el que colaboran las empresas innovadoras, más que
con proveedores o clientes. Aunque esta misma encuesta indica que las universi-
dades, centros públicos de investigación y centros tecnológicos, no son una
fuente importante de información para la innovación, hecho que se agudiza para
las empresas de menos de 100 trabajadores.
El personal formado en las universidades y centros públicos de investigación
que se incorpora a las empresas es también una forma de transferir tecnolo-
gía y conocimiento al sector productivo, y de facilitar la comunicación entre
ambos.
Además de los titulados de reciente graduación, en los últimos años se han pues-
to en marcha acciones para la incorporación de personal con experiencia investi-
gadora a las empresas, en concreto de doctores. A través de la acción IDE (In-
corporación de Doctores a Empresas) se concedieron más de 600 ayudas para
la contratación de doctores por las empresas. A finales de 2001 la Acción IDE fue
sustituida por el «Programa Torres Quevedo» abierto también a la incorporación
de tecnólogos, lo que ha permitido que en el año 2002, fueran contratados 203
doctores y 154 tecnólogos.
Sin embargo, la reglamentación del sistema público no es favorable para que in-
vestigadores del sector público puedan desarrollar parte de su actividad en em-
presas durante un periodo de tiempo, ni tampoco para la creación de spin-off. La
Ley Orgánica de Universidades 6/2001, de 21 de diciembre de 2001 (LOU) indi-
ca, en su artículo 41, que la vinculación entre la investigación universitaria y el sis-
116
tema productivo, como vía de articulación de la transferencia de tecnología podrá
llevarse a cabo a través de la creación de empresas de base tecnológica, en cu-
yas actividades podrá participar el personal docente e investigador de las univer-
sidades conforme al régimen previsto en el artículo 83. Dicho artículo desvía a los
Estatutos, en el marco de las normas básicas que dicte el Gobierno, las condi-
ciones de esta participación. Considerando la Ley de Incompatibilidades del Per-
sonal al Servicio de las Administraciones Públicas 53/1984, existe una fuerte difi-
cultad en la participación del profesor en el capital social y en los órganos de ad-
ministración de la spin-off (artículo 12.1.b). La Ley de Incompatibilidades impide el
reconocimiento de compatibilidad si el profesor desarrolla su actividad a tiempo
completo. La solución de excedencia voluntaria se ve dificultada por la normativa
de reingreso al servicio activo que deberá hacerse a través del correspondiente
concurso de acceso (LOU, Artículo 67, Reingreso de excedentes al servicio acti-
vo) (Cotec 2003b).
En otros países, como por ejemplo Francia y Alemania, se han acometido en los
últimos años, reformas legislativas que promueven la valorización de los resulta-
dos de investigación (Cotec, 2003c).
En Francia, la Ley de orientación y programación de la investigación promulga-
da en 1982 precisa en su artículo 5 que la política de investigación y desarrollo
tecnológico apunta no sólo al aumento de los conocimientos, sino también a la
valorización de los resultados de la investigación. En la misma línea, la Ley de
enseñanza superior de 1984, en su artículo 4, confiere a los centros de ense-
ñanza superior la misión de valorizar los resultados de la investigación que rea-
lizan. Estas disposiciones se complementan con las más recientes de la Ley de
12 de julio de 1999 sobre innovación e investigación, que suavizan los obstá-
culos jurídicos para el aprovechamiento del potencial de la investigación públi-
ca por el tejido productivo; entre sus aspectos más significativos destaca la po-
sibilidad para las universidades de crear servicios de actividades industriales y
comerciales con unas reglas presupuestarias más ágiles. Esta última ley esta-
blece también un marco de autorización para que el profesorado universitario
pueda participar en la creación de empresas como socio o directivo. La autori-
zación se otorga por dos años y se puede renovar dos veces. Durante el
período autorizado, el profesor cesa en sus actividades públicas y al término del
mismo puede reincorporarse a su trabajo de origen, pudiendo asimismo ser
autorizado a mantener en el capital de la empresa hasta un 15% o a ser miem-
bro del consejo de administración.
En Alemania, el Ministerio Federal de Educación e Investigación lanzó en 1996
una Iniciativa sobre Patentes, orientada a promover un uso más amplio de los
resultados de la investigación pública. Tres años después, el mismo Ministerio
estableció las reglas para poner en funcionamiento una nueva forma de gestión
de la ciencia, sustituyendo las prácticas administrativas tradicionales por el con-
trol de calidad por medio de una orientación consistente de los resultados.
A pesar de las dificultades descritas, en el año 2001 se crearon en las univer-
sidades españolas 80 nuevas empresas de las cuales 39 pueden ser califica-
117
das como spin-off o start-up de acuerdo a la definición de la OCDE.22 Las
universidades han introducido estructuras para la promoción de este tipo
de empresas. Actualmente, diecinueve universidades de la RedOTRI cuentan
con un programa de creación de empresas, cinco participan con capital en
alguna de sus spin-off y tres lo hacen en alguna sociedad de capital riesgo
(RedOTRI 2003).

Figura 33.
Número de empresas
2001
creadas

Hasta dic. 2000

0 20 40 60 80 100 120

Total empresas creadas Spin-off y start-up

Fuente: RedOTRI (2001).

La evolución en el número de solicitudes de patentes por los centros públicos de


investigación, es indicativa también de un cierto avance en el sector público de
I+D hacia la comercialización y valorización en términos económicos de los resul-
tados de la investigación. Las solicitudes de patentes por las universidades re-
presentaron en el año 2001 más de 2/3 del total solicitado por el sistema público
de I+D, aunque su distribución es muy heterogénea, concentrándose el 80% de
las patentes en el 20% de las universidades. La positiva evolución de la solicitud
de patentes en las universidades se ha visto sin duda influida por la exención a
estas instituciones del pago de las tarifas por la solicitud de patentes nacionales.
El CSIC tiene mayor número de solicitudes de patentes internacionales, y también
es más activo en la comercialización del conocimiento a través de licencias (Gar-
cía, C.E., et al., 2003).
En cualquier caso, la explotación de la tecnología generada no es una práctica
habitual en el sistema público de I+D, lo que puede deberse a factores tales
como el bajo número de patentes con valor económico dentro del mercado tec-
nológico, la falta en el país de un tejido empresarial innovador, o la escasez de re-
cursos financieros y de capacidades de gestión dentro de las universidades (Gar-
cía, C.E. et al., 2003).

22
De acuerdo a la definición de la OCDE, las spin-off son empresas nuevas fundadas por personal de
la institución para desarrollar y comercializar una invención, y las start-up, son nuevas empresas para
desarrollar o comercializar una invención desarrollada por la institución pero no fundada por personal
de la institución (RedOTRI 2003).
118
600 Figura 34.
Solicitud de patentes
500 en el sistema público
de I+D
400

300

200

100

0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Otros OPI Universidades Total

Fuente: CICYT (1991-2002) en García, C.E., et al., (2003).

119
120
121
5.
Las organizaciones de soporte
a la innovación
En todos los países avanzados existen organizaciones de soporte a la inno-
vación con capacidades muy heterogéneas, tanto desde el punto de vista
cualitativo como cuantitativo, que con frecuencia se solapan en su oferta.
Esta riqueza que se podría percibir como fuente de ineficiencia se ha demos-
trado beneficiosa y son sólo las mejores prácticas en el desempeño de su
función las que marcan la supervivencia y el éxito en el mercado, de las me-
jores organizaciones.
Las organizaciones de soporte a la innovación más avanzadas disponen de re-
cursos propios de I+D, pero existen también otras que son meras oficinas de re-
direccionamiento hacia centros más capacitados para solucionar los problemas
de las empresas que acuden a ellas. La mayor parte de las organizaciones se en-
cuentran en una situación intermedia y son capaces de proporcionar por sí mis-
mas servicios tecnológicos, para lo cual cuentan con recursos humanos y mate-
riales cualificados. Las mejor equipadas poseen amplios laboratorios para prue-
bas de calidad y homologaciones, en los que las empresas también pueden
recibir formación.
Las organizaciones de soporte a la innovación, existentes en España, son de di-
versos tipos. Las conocidas como centros tecnológicos tienen una orientación
sectorial o tecnológica, más o menos especializada, y disponen por lo general de
recursos propios capacitados para ofrecer directamente a las empresas presta-
ciones de carácter tecnológico, sean o no de I+D. La realización de actividades
de I+D se encuentra entre los requisitos establecidos por la Administración del
Estado en el Real Decreto 2609/1996 para que un centro pueda inscribirse en el
registro oficial como Centro de Innovación y Tecnología (CIT). Actualmente hay 75
CIT inscritos en el registro, de ellos 50 están asociados a la Federación Españo-
la de Entidades de Innovación y Tecnología (FEDIT) que cuenta con un total de 60
miembros.
Otras organizaciones españolas de soporte a la innovación centran su función en
facilitar la relación para la transferencia de tecnología y en la sensibilización de los
clientes hacia la tecnología. Entre ellas, las más conocidas son las Oficinas de
Transferencia de Tecnología (OTRI), los Centros de Enlace para la Innovación
(CEI), los Centros Europeos de Empresas e Innovación (CEEI) y los recientes cen-
tros de difusión tecnológica.
Las OTRI son oficinas creadas desde la oferta de la tecnología para la transfe-
rencia de resultados de la I+D pública y su aprovechamiento comercial. También
son organizaciones que facilitan la transferencia las Fundaciones Universidad-Em-
121
presa y, en el ámbito europeo, los Centros de Enlace para la Innovación que pro-
mueven la utilización de los resultados de los proyectos financiados por la Unión
Europea.
En los últimos años se han creado por algunas Comunidades Autónomas y tam-
bién por asociaciones empresariales, portales Internet para poner en contacto la
oferta con la demanda.
Los Centros de Empresas e Innovación son centros promovidos por la Unión
Europea en todo su territorio, con el objetivo de dinamizar los recursos locales
para estimular la creación de empresas innovadoras o la diversificación de em-
presas existentes.
Recientemente se han promovido, en la Comunidad Autónoma de Madrid, pe-
queñas oficinas para la difusión de la tecnología orientada a la demanda, deno-
minadas centros de difusión tecnológica. Están distribuidas por toda la región y
tienen como finalidad difundir el uso de la tecnología entre las PYME y procurar-
les asistencia técnica y gerencial de manera personalizada. En otros países estas
pequeñas oficinas cubren la mayor parte del territorio nacional, tal es el caso de
los business links del Reino Unido o de los réseaux de diffusion technologique de
Francia.
Un tipo de organizaciones de soporte a la innovación muy específicas son los
laboratorios de ensayo y prueba que ofrecen servicios para calidad y certifi-
cación y reúnen medios materiales y recursos humanos especializados, de di-
fícil justificación como recursos internos de las empresas, habida cuenta de
su coste y la necesidad esporádica de su utilización. En España existen va-
rios.
Finalmente, hay otra clase importante de organizaciones que basan su apoyo a la
innovación en propiciar un entorno físico y relacional apropiado para contribuir a
su impulso: son los Parques Tecnológicos y los Parques Científicos, de los cuales
existen ejemplos en España.

5.1 Los centros tecnológicos


La distribución territorial de los centros tecnológicos continúa siendo muy des-
igual, según se muestra en la tabla 31 en la que se han contabilizado 85 centros,
integrando a todos los Centros de Innovación y Tecnología que figuran actual-
mente en el registro oficial y a 10 centros más, no incluidos en el registro, pero
que están asociados a FEDIT.

122
Comunidad Autónoma N.º de centros* Tabla 31.
Distribución de los
Comunidad Valenciana 18 centros tecnológicos
País Vasco 17 por CCAA

Castilla León 10

Cataluña 8

Madrid 6

Navarra 5

Andalucía 4

Murcia 4

Aragón 3

Baleares 3

Galicia 3

Castilla La Mancha 2

Asturias 1

Extremadura 1

* Centros de Innovación y Tecnología inscritos en el registro del MCYT y Centros asociados a


FEDIT.

Fuente: Elaboración propia a partir de FEDIT (2003) y de datos del MCYT.

Aunque, por lo general, las empresas siguen percibiendo un desajuste entre la


oferta tecnológica de los centros tecnológicos y sus propias necesidades para in-
novar (Cotec, 2003a), algunas regiones, como el País Vasco y la Comunidad Va-
lenciana, destacan por el papel relevante que asumen los centros tecnológicos en
su sistema regional de innovación.
En todo caso, según se desprende de los datos de FEDIT que se recogen en la
tabla 32, los centros asociados a esta federación demuestran una actividad cre-
ciente en la prestación de distintos servicios a las empresas.

123
Tabla 32. Número de prestaciones
Número de
prestaciones de los Año 1999 Año 2002

centros tecnológicos Tipo de actuación (55 miembros) (60 miembros)

por tipo de actuación I+DT propia 975 3.702


(1999 y 2002)
I+DT bajo contrato 2.235 8.306

Servicios 137.750 249. 591

Difusión 2.150 8.962

Formación 1.790 3.350

Fuente: FEDIT (2003).

Aunque muchos centros tecnológicos se especializan en prestar servicios puntuales


y dar soluciones a los problemas de corto alcance de las empresas, hay algunos cen-
tros que establecen con las empresas compromisos continuados basados en la con-
fianza mutua y llegan incluso a participar en la estrategia tecnológica de sus clientes.
Esta práctica se ha demostrado muy beneficiosa para el aumento de la competitivi-
dad de la empresa y el crecimiento del centro tecnológico. Son ejemplos claros algu-
nos centros de los sectores de la automoción, la cerámica y el calzado que han sido
un elemento fundamental en la estrategia de desarrollo de estos sectores.
Los mejores centros tecnológicos internacionales crean, al igual que las universi-
dades, empresas de base tecnológica a partir de los resultados de sus líneas de
investigación, llegando a acuerdos con las empresas que hubieran participado en
su financiación. En España empieza a haber una sensibilización en algunos cen-
tros por estos aspectos.
El mercado de muchos centros tecnológicos sigue siendo muy local. Se observa,
sin embargo, por parte de algunos de ellos una estrategia por extender su mercado
a todo el territorio nacional e incluso a otros países. Entre los ejemplos de estas
prácticas está la estrategia de diversificación geográfica de INESCOP, el Instituto
Tecnológico del Calzado, que ha transformado sus pequeñas unidades base, esta-
blecidas ya desde hace 20 años en las zonas geográficas donde se localizaban em-
presas de su sector, en centros más amplios capaces de prestar servicios de forma
coordinada, formando así una red nacional. Adicionalmente en Perú y en Túnez
existen «centros homólogos de INESCOP» que funcionan prácticamente como uni-
dades técnicas propias. Otros ejemplos son la corporación Tecnalia, que dispone
actualmente de sedes en Chile, Argentina, Brasil y China y el centro tecnológico Leia
que colabora con Cuba en desarrollos en el campo de la medicina y de la energía.

5.1.1 La estructura de ingresos


Los centros tecnológicos obtienen la mayor parte de sus ingresos a partir de la
facturación a empresas. La estructura de financiación ha variado poco desde
124
1999, aunque se observa un incremento relativo de cuatro puntos porcentuales
en los ingresos procedentes de la contratación con empresas. En el año 2002, la
facturación a empresas (excluido IVA) de los centros de FEDIT supuso el 59% de
sus ingresos, la financiación pública competitiva el 27% y la financiación pública
no competitiva el 14%.
La financiación pública competitiva a los centros tecnológicos proviene en su ma-
yor parte de la participación en proyectos europeos. La cuantía de las subven-
ciones obtenidas del V Programa Marco por los centros asociados a FEDIT ha
supuesto el 11% del total de las subvenciones españolas. En la convocatoria de
junio de 2003 del VI Programa Marco, los centros tecnológicos más importantes
participaron en la cuarta parte de las propuestas presentadas por España.
Las ayudas del Plan Nacional de I+D a centros tecnológicos se han canalizado
fundamentalmente a través de la acción de apoyo a centros tecnológicos del Pro-
grama de fomento a la investigación técnica (PROFIT). En la tabla 33 se incluyen
las ayudas otorgadas, en millones de pesetas, en las convocatorias de los años
2000 y 2001 por tipo de proyecto.

Convocatoria 2001 Convocatoria 2000 Tabla 33.


Apoyo a centros
Proyectos N.º Subvención* Anticipo* N.º Subvención* Anticipo* tecnológicos (PROFIT)
De demostración tecnológica 8 32,0 5 111,8

De desarrollo competitivo 82 814,2 21,2 41 448,5

Estudios de viabilidad técnica 7 48,2 5 26,8

De investigación industrial 23 188,0 10 124,2

Acciones favorecedoras
de cooperación internacional 14 98,9 7 101,0

Otros 42 205,3 1.281,9 162 3.485,1

Total 176 1.386,6 1.303,1 230 4.297,4

* En millones de pesetas.

Fuente: MCYT (2003c).

En el año 2001, las ayudas concedidas se redujeron considerablemente respec-


to a las del año anterior. Además sólo se aprobaron algo menos de la tercera par-
te de las solicitudes. En el País Vasco y la Comunidad Valenciana tuvieron su ori-
gen la mayor parte de las solicitudes, seguidas de Cataluña y Castilla y León. El
número de centros con algún proyecto aprobado fue de 55.
Finalmente, la financiación del Plan de I+D a centros tecnológicos para participar
en proyectos en colaboración con otros agentes ha sido muy poco significativa.
Independientemente de la procedencia de los fondos, la actividad de I+DT ha co-
brado en su conjunto, en los últimos años, mayor peso relativo en el total de las
125
actividades de los centros tecnológicos, según se puede observar en la figura 35
que muestra la distribución de los ingresos por actividad de los centros de FEDIT
en 1996 y en 2002.

Figura 35.
Ingresos año 1996: 141 millones de euros
Origen de los ingresos
de los centros Difusión
de FEDIT 7%
Formación
(1996 y 2002) 12%

Proyectos
de I+DT
45%

Servicios
36%

Ingresos año 2002: 283 millones de euros

Otros
Difusión 4%
Formación 3%
7% Proyectos
de I+DT
propia 30%

Servicios
19%

Proyectos
de I+DT
bajo contrato
37%

Fuente: FEDIT (2003).

En el año 2002, los 60 centros de FEDIT dedicaron a la realización de I+DT pro-


pia un total de 85 millones de euros, por lo general se trataba de proyectos rea-
lizados con fondos públicos no competitivos, que tenían por objetivo la adquisi-
ción de capacidades para posterior aprovechamiento de las empresas. Sólo al-
gunos centros dedican fondos propios a investigación estratégica.
126
Los proyectos de I+DT bajo contrato son de dimensión reducida, según se
puede deducir de su precio medio y teniendo en cuenta los recursos necesa-
rios en número y calidad para ese tipo de actividad. En la tabla 34 se incluyen
los ingresos medios de los centros de FEDIT, por tipo de prestación, en el año
2002.

Tipo de actuación Ingresos medios por prestación (euros) en 2002 Tabla 34.
Ingresos medios de los
I+DT propia 22.934 centros de FEDIT por
I+DT bajo contrato 12.607 tipo de prestación
(2002)
Servicios 215

Difusión 947

Formación 5.580

Fuente: FEDIT (2003).

Según los datos de las memorias de FEDIT la media de ingresos por proyecto de
I+DT contratado que en 1999 era de unos 6 millones de pesetas, se redujo en
2002 a la tercera parte. Sin embargo, esta organización indica que los datos de
1999 no incluían proyectos de innovación tecnológica que sí fueron considerados
como proyectos de desarrollo tecnológico en el 2002. Asimismo, en su opinión la
incorporación gradual de contratación de proyectos de I+DT de centros que an-
teriormente no lo hacían y que obviamente, por ser nuevas actividades empren-
didas, son de menor envergadura, hace que haya crecido el número de proyec-
tos bajando el presupuesto medio de los mismos.

5.1.2 Tamaño de los centros tecnológicos


y cooperación entre centros
En el periodo 1996-2002 el tamaño medio de los centros tecnológicos españo-
les, al igual que su actividad, aumentó aunque debido sólo a unos pocos, siendo
todavía muchos los que precisan incrementar su tamaño para lograr desarrollar
apropiadamente su función en el sistema de innovación.
Según los datos de FEDIT, en el año 2002 la media de personal por centro
asociado era de 108 personas, habiendo experimentado un crecimiento del
80% desde el año 1996. Sin embargo, sólo siete centros de los 60 afiliados a
FEDIT tenían una plantilla por encima de la media (más de 108 personas) y ha-
bía 24 centros con menos de 30 empleados. El personal de plantilla era casi el
66% del total de empleados, los becarios eran el 24% y el personal subcon-
tratado el 10%.
En ese mismo período 1996-2002, la inversión anual por centro se triplicó, sien-
do en el año 2002 algo más de un millón de euros y había 8 centros con inver-
127
sión por encima de la media. El inmovilizado neto por centro casi se duplicó, sien-
do en el año 2002 de 3,45 millones de euros y había 18 centros por encima de
la media. Los ingresos por centro experimentaron un crecimiento del 60%, sien-
do en el año 2002 la media de ingresos por centro de FEDIT de 4,72 millones de
euros y sólo 18 centros tuvieron una facturación por encima de esa media. Había
15 centros que ingresaban menos de 1 millón de euros al año.

Con el fin de conseguir una mayor eficiencia en el desempeño de su función,


se han emprendido últimamente por parte de algunos centros iniciativas en-
caminadas a dotarse de mayores recursos bien por medio de uniones entre
centros o mediante el establecimiento de redes entre ellos. Así por ejemplo,
se ha constituido la corporación tecnológica Tecnalia, resultado de la unión de
voluntades de cinco centros tecnológicos del País Vasco, que dispone de cer-
ca de 1.000 investigadores. Su facturación en el año 2002 fue de más de 58
millones de euros. Reúne a 118 empresas y entidades en sus órganos de go-
bierno, tiene 17 sedes (90.000 m2) y cuenta anualmente con más de 2.500
clientes.

Otros ejemplos de iniciativas de agrupaciones regionales que apuntan a articular


y desarrollar sinergias en materia de Investigación, Desarrollo e Innovación entre
los centros que las integran son EITE, la Asociación Vasca de Centros de Investi-
gación Tecnológica constituida en 1986, que integra a seis centros tecnológicos
del País Vasco, y REDIT, la recientemente creada Red de Institutos Tecnológicos
de la Comunidad Valenciana que reúne a dieciséis institutos tecnológicos de la
Comunidad Valenciana. La facturación total de los centros de EITE en el año
1999 fue de 11.055 millones de pesetas, el 37% de la facturación de los más de
50 centros que estaban asociados a FEDIT en ese año. Si bien tanto EITE como
REDIT tienen como uno de sus objetivos prioritarios, la contribución al desarrollo
económico y social de su región por medio del uso de la tecnología como herra-
mienta para elevar la competitividad de sus empresas, ambas organizaciones
contemplan también en su estrategia la extensión de sus servicios a empresas de
otras regiones de España y de otros países, dedicando importantes recursos a
atender estos mercados.

La cooperación con centros extranjeros despierta también un interés creciente


entre los centros tecnológicos españoles. Algunos centros establecen relacio-
nes muy estrechas con sus homólogos de otros países para reforzar por me-
dio de la cooperación y la complementariedad su competitividad internacional.
Tal es el caso de varios centros sectoriales que mantienen acuerdos con cen-
tros análogos de la organización francesa CTI (Centres Techniques Industriels)
o de la alemana AiF (Arbeitsgemeinschaft Industrieller Forschungvereinigungen)
para ofrecer servicios comunes y complementarios en las áreas de actividad
de su sector. Esta voluntad de colaboración se extiende también hacia Iberoa-
mérica, como lo demuestra la firma en abril de 2002 de un acuerdo para el fo-
mento de la cooperación entre centros (Comité Iberoamericano de centros tec-
nológicos).
128
5.1.3 Relación de los centros tecnológicos
con el sistema público de I+D
Los centros tecnológicos han percibido tradicionalmente a la universidad como
un competidor a la hora de captar clientes, más que como una posible fuente de
conocimiento y tecnología. En los países con un sistema de innovación de mayor
tamaño son mucho más habituales las organizaciones de soporte a la innovación
que tienen un conocimiento profundo de la tecnología generada en las universi-
dades. Por lo general, el centro tecnológico español en su cultura, salvo algunas
excepciones, no ha tenido como prioridad la cooperación con el entorno científi-
co. Ello ha provocado que los centros tecnológicos no siempre hayan logrado ser
una interfaz activa entre el sistema público de I+D y las empresas. De hecho hay
mayor flujo de transferencia de tecnología de las universidades a las empresas
que de las universidades a los centros tecnológicos. Y los proyectos conjuntos de
centros tecnológicos con universidades son escasos.

Un hecho que produce un mayor acercamiento entre la universidad y los centros


tecnológicos es la movilidad de los investigadores propiciada por la proximidad geo-
gráfica y por la procedencia universitaria de algunos gestores de centros tecnológi-
cos. Existen en España bastantes centros que aprovechan muy eficientemente su
proximidad a la universidad para proveerse de ciencia y tecnología y de recursos
humanos, investigadores y becarios, en un esquema flexible. Algunos ejemplos, en-
tre otros posibles, son el Instituto de Ingeniería del Conocimiento, el Centro de In-
vestigación y Desarrollo en Automoción (CIDAUT), el Centro de Estudios e Investi-
gaciones Técnicas de Guipúzcoa (CEIT) y el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC).

Por otra parte, la financiación pública a proyectos en colaboración de los centros


tecnológicos con el sistema público de I+D ha sido escasa. En el Plan Nacional
de I+D 2000-2003 sólo fueron 36 los proyectos en colaboración, que recibieron
en total 2,5 millones de euros.

Es de destacar la reciente iniciativa del Gobierno Vasco para impulsar la creación


de Centros de Investigación Cooperativa (CIC) en los que tienen una participación
muy significativa los agentes científicos y tecnológicos del País Vasco, en particu-
lar los centros tecnológicos, pero también la Universidad del País Vasco, empre-
sas y otros agentes sociales. Los CIC están dirigidos al desarrollo de capacida-
des en ámbitos estratégicos y conjugan actividades orientadas a la investigación,
a la explotación de resultados mediante licencias y spin-off, a la formación y a la
transferencia de tecnología.

5.1.4 Gestión de los centros tecnológicos


Son muchos ya los centros tecnológicos españoles que disponen de modelos de
gestión reconocidos por los estándares internacionales. También se puede seña-
129
lar, la presencia consolidada de las empresas en los órganos de gestión de los
centros tecnológicos. En 1996 había 7.130 empresas (asociadas, patronas, etc.)
involucradas en la gestión de los 48 centros asociados a FEDIT, en el año 2002
eran 10.301 las empresas ligadas a los 60 centros asociados. La media de em-
presas por centro ha aumentado en un 15% en ese periodo. Los centros tecno-
lógicos más importantes establecen sus planes estratégicos contando con la co-
laboración muy estrecha de su tejido empresarial. El valor añadido de la partici-
pación de las empresas en los órganos de gestión debe enfocarse hacia la
focalización de las actividades.
Los parámetros de gestión de los centros tecnológicos (ingresos por empleado,
incremento de ingresos por proyectos de I+D contratados, número de spin-off
generados, ingresos por patentes explotadas, etc.) deben estar sujetos a evalua-
ción, sobre todo si el centro cuenta con financiación pública. Las buenas prácti-
cas internacionales indican que el apoyo público a la creación de organizaciones
de soporte a la innovación debe estar condicionado a la existencia de tecnología
y de mercado y la continuidad en la asignación de fondos, sujeta al resultado de
evaluaciones del desempeño de su función. Así por ejemplo las Faraday
Partnerships del Reino Unido y los centros universidad-empresa de los EEUU
cuentan, para su creación, con financiación pública cuya continuidad temporal
está condicionada a los resultados positivos de una evaluación al cabo de unos
años. También, el montante de algunas subvenciones concedidas a organizacio-
nes de soporte en Francia es proporcional a su cifra de contratos con empresas
en el año anterior (Cotec, 2003c).

5.2 Las organizaciones de


transferencia de tecnología y de
sensibilización hacia la tecnología
La mayor parte de este tipo de organizaciones de soporte a la innovación está
constituida por oficinas de transferencia de resultados de investigación (OTRI). Es-
tas oficinas se crearon a finales de 1988 con el apoyo de la CICYT para activar las
relaciones de las universidades y de los centros públicos de investigación con otros
elementos del sistema español de innovación. Años más tarde, mediante Orden de
16 de febrero de 1996 se creó un Registro Oficial de OTRI gestionado por la pro-
pia CICYT, abierto además a OTRI de entidades privadas sin ánimo de lucro.

El número de OTRI registradas a finales de 2001 era de 164, de las cuales 54 co-
rresponden a universidades, 14 a organismos públicos de investigación, 42 a fun-
daciones universidad-empresa o similares y 72 a centros tecnológicos y afines
(CICYT, 2002).
130
Las OTRI realizan una importante gestión administrativa, pero sigue siendo insufi-
ciente su dedicación a la promoción de las acciones de transferencia, lo que re-
percute en un escaso conocimiento y falta de valoración positiva de los servicios
de estas oficinas por parte de las empresas, aspecto identificado como impor-
tante por las tres cuartas partes de los expertos consultados por Cotec para la
evaluación de los problemas del sistema español de innovación (Cotec, 2003a).

La creación de las OTRI ha permitido un mayor aprovechamiento comercial de los


resultados de la I+D pública, pero esta iniciativa no se ha complementado con
suficientes medidas de adecuación legislativa, necesarias para las actuales con-
diciones en las que el sistema público ha de asumir un papel mucho más activo
en la compresión de las necesidades sociales y la difusión de sus posibilidades
tecnológicas.

En la Encuesta de la RedOTRI de Universidades de 2001, organización que fue


constituida en marzo de 1997, se reconoce que las universidades españolas aún
no han desarrollado suficientes estructuras de gestión de I+D+i, acordes con el
crecimiento de estas. Según los datos de esta organización, el número de perso-
nas equivalentes a dedicación plena (EDP) que trabajaba en sus OTRI era, a últi-
mos del año 2001, de 435. De ellas el 45% era personal técnico, el 48% perso-
nal de gestión y el 7% becarios. Estas cifras suponen una media, en EDP, de un
técnico por 165 investigadores. Cada técnico gestiona una media de 85 contra-
tos y un volumen económico de 2,5 millones de euros.

Es evidente que un mayor compromiso del sistema público de I+D con las nece-
sidades sociales necesita organizaciones de transferencia más proactivas y capa-
ces para difundir sus posibilidades tecnológicas y que la eficiencia no puede des-
cansar únicamente en la atención a la demanda que es capaz de llegar hasta
ellas.
Esta deseable labor de marketing de las organizaciones de transferencia de tec-
nología se facilita sin duda mediante la organización en red que también posibilita
un enriquecimiento de la oferta. La propia Encuesta ya mencionada de la Red
OTRI reconoce que resulta necesario hacer más visible el papel de las universida-
des en los procesos de innovación y transferencia y que, para ello, se requiere un
mayor y mejor desarrollo de las unidades de interfaz de las universidades y de su
colaboración en red. Lo mismo puede hacerse extensible a las OTRI de los OPI.

En línea con esta percepción, existe una tendencia en los países más avanzados
a crear organizaciones de oferta de transferencia de tecnología capaces de ofre-
cer las capacidades de varios centros de investigación. Un ejemplo es el NTTC
(National Technology Transfer Center) de EEUU que reúne la oferta de los labora-
torios federales y de algunas universidades y dispone además de centros regio-
nales y oficinas locales para aproximarse a la demanda. Otro ejemplo de carácter
regional es la Knowledge House que combina los recursos de las seis universida-
des del noroeste de Inglaterra para contribuir a elevar la competitividad de las in-
dustrias de la región mediante la transferencia de tecnología (Cotec, 2003c). En
131
nuestro país hay ya algunas iniciativas de este tipo en algunas CCAA como por
ejemplo en la Comunidad Valenciana. Es importante que una vez creadas, estas
redes consigan desarrollar una función activa dinamizadora de la transferencia de
tecnología. Otro ejemplo de oferta global de la tecnología desarrollada por el sis-
tema público de I+D es el portal de la Comunidad de Madrid, «madri+d», que ade-
más de facilitar a las empresas el acceso a los grupos de investigadores públicos
de la Comunidad, también les ofrece otros servicios de apoyo a la innovación. En
Cataluña, el CIDEM (Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial), en colabora-
ción con el DURSI (Departamento de Universidades, Investigación y Sociedad de
la Información) y con todas las universidades catalanas creó, en el año 2000, la
Red de Centros de Soporte a la Innovación Tecnológica (XIT), para potenciar la
transferencia de tecnología a las PYME y el apoyo a sus proyectos de I+D+i. Esta
red aglutina hoy a 70 centros que, en el año 2003, prestaron sus servicios a unas
1.800 empresas y consiguieron un volumen de ingresos de 36 millones de euros.

Existen también otras organizaciones de transferencia de tecnología, como son


por ejemplo los Centros de Enlace para la Innovación, promovidos por la Unión
Europea y dedicados a la transferencia transnacional de los resultados de los pro-
yectos de I+D de los programas comunitarios, mediante un funcionamiento de to-
dos ellos en red. Actualmente existen operativos 68 centros (hay siete en Espa-
ña) creados como organizaciones independientes en treinta países y que involu-
cran a unas doscientas cincuenta organizaciones. En algunas ocasiones son
pequeñas oficinas que funcionan a modo de consultorías y en otros casos son
unidades constituidas en el seno de departamentos de centros tecnológicos, de
cámaras de comercio o de universidades que incluyen, como parte de su misión
la colaboración al desarrollo regional mediante la innovación y la tecnología. Ac-
túan en colaboración con otros agentes y organizaciones locales: universidades,
centros públicos y privados de investigación, agencias para la innovación, etc.

Otra iniciativa de la UE es la creación de Centros de Empresas e Innovación


(CEEI). En 1984, la Dirección General de Política Regional (DG XVI) de la Comisión
de las Comunidades Europeas lanzó el programa CEEI con el objetivo de sensi-
bilizar y dinamizar los recursos locales para estimular la creación y desarrollo de
empresas innovadoras y la diversificación de las existentes. En la actualidad hay
en toda la UE 145 CEEI agrupados en red. De ellos, 21 se ubican en España y
forman la Asociación Nacional de CEEI Españoles (ANCES).
Como ejemplos de prestaciones de los CEEI a empresas, se pueden citar: eva-
luación de proyectos innovadores, elaboración de planes de negocio, simplifica-
ción del acceso a la financiación, apoyo al proceso de internacionalización, orga-
nización de la cooperación territorial entre empresas, instalación de nuevas em-
presas en incubadoras, formación empresarial y seguimiento de proyectos. Los
CEEI también ofrecen servicios a las entidades territoriales, como por ejemplo:
establecimiento de diagnósticos de las necesidades de las empresas, aplicación
de medidas a favor de las PYME dentro de los programas regionales, nacionales
o europeos, así como difusión de la innovación y del espíritu empresarial.
132
5.3 Los centros de apoyo al
aumento de productividad mediante
la modernización tecnológica de
operaciones
En España son escasas las organizaciones de soporte a la innovación dedicadas
muy específicamente a asistir a las empresas en la modernización de sus proce-
sos productivos y de gestión. Estas organizaciones, habituales en otros países
y cuyo ejemplo más claro son probablemente los centros MEP (Manufacturing
Extension Partnership) de EEUU (Cotec, 2003c), constituyen un apoyo importan-
te para el aumento de productividad de las empresas de sectores tradicionales y
en particular de las PYME.
Entre las prestaciones más comúnmente ofrecidas por estos centros, se pueden
citar: el asesoramiento para la innovación de procesos y para la introducción y
utilización de nuevas herramientas de ayuda a la producción, el apoyo para la so-
lución de problemas o de situaciones de retroceso en el negocio, el diseño de
plantas de fabricación, incorporación de la gestión de la calidad medioambiental
a la producción y el fomento del uso de tecnologías limpias, las auditorías ener-
géticas, la reducción de inventarios, la implantación de sistemas de gestión del
negocio, el desarrollo de mercados, la gestión de la calidad y el desarrollo de re-
cursos humanos y su orientación a la mejora continua, la planificación financiera
y el comercio electrónico.
Para realizar estos servicios, los centros cuentan con técnicos que disponen de
experiencia industrial y por tanto son capaces de entender bien los problemas
y las necesidades de las empresas ayudándoles a localizar recursos y tecnolo-
gías, evaluando soluciones alternativas y apoyando su incorporación a la em-
presa, así como solventando problemas concretos, como por ejemplo la deter-
minación de las causas de defectos en productos, la modificación del diseño de
plantas de fabricación para mejorar el rendimiento o el diseño de un progra-
ma de formación para los empleados. Asimismo estos técnicos pueden ofre-
cer a las empresas soporte para superar situaciones con impacto negativo en
su negocio, tales como descenso de ventas, pérdida de cuota de mercado y
aumento de costes.
Una parte de nuestro tejido empresarial que no ha conseguido modernizarse al
mismo ritmo que otras empresas del mercado internacional, podría beneficiarse
de la existencia de un número suficiente de este tipo de centros. Es notorio, por
ejemplo, el retraso relativo que tienen algunas de nuestras PYME en la incorpora-
ción de las tecnologías de la información y de las comunicaciones a sus opera-
ciones o en la adopción del comercio electrónico. El porcentaje de empresas es-
pañolas que realizan ventas on-line es la sexta parte que en el Reino Unido, esta
diferencia sin duda está repercutiendo en una pérdida de la competitividad de
nuestras empresas.
133
5.4 Los parques tecnológicos y
científicos
Un Parque Científico o Tecnológico es, según la Asociación de Parques Científi-
cos y Tecnológicos de España (APTE): «Un proyecto, generalmente asociado a un
espacio físico, que:
1.º Mantiene relaciones formales y operativas con las universidades, centros de
investigación y otras instituciones de educación superior.
2.º Está diseñado para alentar la formación y el crecimiento de empresas basa-
das en el conocimiento y de otras organizaciones de alto valor añadido pertene-
cientes al sector terciario, normalmente residentes en el propio Parque.
3.º Posee un organismo estable de gestión que impulsa la transferencia de tec-
nología y fomenta la innovación entre las empresas y organizaciones usuarias del
Parque.»
A finales del año 2003, son 55 los parques que forman parte de APTE. De ellos
muchos son de reciente creación y los parques socios que están realmente ope-
rativos son 17. En la tabla 35 se muestra la distribución geográfica de estos par-
ques en funcionamiento.

Tabla 35. COMUNIDAD AUTÓNOMA N.º DE PARQUES


Distribución por CCAA
de los parques socios Andalucía 1 parque tecnológico

de APTE 1 parque científico-tecnológico

en funcionamiento 1 campus de ciencias de la salud

a finales de 2003 Asturias 1 parque tecnológico


1 parque científico-tecnológico

Aragón 1 parque tecnológico

Baleares 1 parque tecnológico

Castilla León 1 parque tecnológico

Cataluña 1 parque tecnológico


1 parque científico

Galicia 2 parques tecnológicos

Madrid 1 parque científico-tecnológico

País Vasco 3 parques tecnológicos

Comunidad Valenciana 1 parque tecnológico

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de APTE.

134
La proliferación de parques tecnológicos en los últimos años no siempre ha ido
acompañada de una coordinación con otros aspectos estratégicos relacionados
de la política científico tecnológica regional, ni con las realidades del tejido em-
presarial y de la comunidad científica de la región. La competitividad entre CCAA
por la imagen y la consecución de fondos ha desvirtuado en ocasiones las bue-
nas prácticas en la creación de parques tecnológicos de futuro poco cierto.
Como consecuencia, la eficacia de los parques es muy desigual y muy depen-
diente del tipo de empresas y de centros que están ubicados en ellos.
Los entornos físicos y relacionales para la innovación que internacionalmente han
logrado un mayor reconocimiento, como puede ser el caso de Silicon Valley, han
basado el elemento crucial de su éxito en la fertilización cruzada y para ello han
prestado especial atención a una combinación de factores, como son por ejem-
plo la importancia de masa crítica de centros de investigación, la cooperación de
agentes locales interesados, una gestión profesionalizada y unos objetivos claros
así como una buena planificación, todo ello alineado con las fortalezas regionales.
Según los datos de APTE,23 en el año 2002 el número de empresas ubicadas en
los parques españoles en funcionamiento era 1.266, habiendo experimentado un
crecimiento del 153% desde 1997. El empleo ha manifestado un crecimiento si-
milar, siendo en la actualidad el número de personas empleadas 31.450, de las
cuales un 25% trabajan en I+D. La facturación en ese período se ha multiplicado
por cuatro veces y media, siendo en 2002 de 4.716 millones de euros. El sector
que disponía, en el año 2002, de un mayor número de empresas en los parques
era el de TIC (320 empresas).
Según la misma fuente, en el año 2002 había en los parques 122 centros de I+D
y tecnológicos y 156 empresas de ingeniería, consultoría y asesoría. A pesar de
esta presencia de organizaciones de provisión de tecnología para las empresas,
la transferencia de tecnología continúa haciéndose con dificultad en la mayor par-
te de los parques.
Una gran parte de los parques de nueva creación son parques científicos. Se en-
tiende por parque científico aquella estructura de servicios que, principalmente,
como entidad jurídica independiente, dispone de unos espacios de calidad, ges-
tionados de forma profesional, donde se establece una fuerte interacción entre in-
vestigación pública y privada, e innovación. Estos espacios se hallan, en general,
dentro de un campus universitario o en una zona próxima, con una clara influen-
cia del entorno académico (Rubiralta, 2003).
Este tipo de Parque está muy bien valorado por los investigadores públicos que
trabajan con empresas y piensan que la proximidad geográfica que propician es-
tos parques entre los centros públicos y las empresas puede facilitar considera-

23
APTE aporta datos de 12 parques en funcionamiento: P. Tecnológico del Vallés, P. Balear de
Innovación Tecnológica, P. Científico de Barcelona, P. Científico y Tecnológico de Sevilla, P. Científico y
Tecnológico de Gijón, P. Tecnológico de Álava, P. Tecnológico de Andalucía, P. Tecnológico de Asturias,
P. Tecnológico de Castilla León, P. Tecnológico de Galicia, P. Tecnológico de San Sebastián, P.
Tecnológico de Vizcaya.
135
blemente sus relaciones y por tanto la transferencia de tecnología. Así es fre-
cuente en estos parques la instalación de CEEI u otro tipo de incubadoras para
impulsar la creación de empresas innovadoras apoyando los procesos de spin-off
mediante la oferta de espacio e instalaciones de calidad. Ejemplos de ello son la
incubadora de empresas de base tecnológica del Parque Científico de las Univer-
sidades Autónoma y Complutense de Madrid y la Bioincubadora CIDEM-PCB
instalada en el Parque Científico de Barcelona. Es muy importante el papel de las
incubadoras académicas tecnológicas en el campo de la biotecnología, donde las
infraestructuras universitarias son fundamentales para la competitividad de estas
bioempresas spin-off y para mejorar su supervivencia. En este campo no existen
grandes infraestructuras científicas de apoyo fuera del sistema público, ya que no
hay centros tecnológicos importantes con este equipamiento.
Entre los factores de éxito de los parques científicos está la presencia de una
buena universidad con un buen nivel investigador y con material y equipamien-
to científico. Los empresarios valoran además de la intensidad y calidad de co-
nocimiento como fuente de transferencia de tecnología, la calidad de la ense-
ñanza como origen de recursos humanos bien cualificados y las posibilidades
de reciclaje y formación permanente para sus empleados. El crecimiento consi-
derable del número de universidades en los últimos años, muchas veces con
poca demanda de alumnos y profesorado de cualificación muy desigual, hace
arriesgada la creación de parques científicos sin suficientes capacidades reales.
Otro factor de éxito es el acierto en los criterios de selección de empresas cu-
yas necesidades tecnológicas deberán nutrirse en gran parte de su entorno
científico.

La gestión de los parques se ha ido profesionalizando cada vez más, conjunta-


mente con la creciente complejidad de los modelos de parques que existen y van
apareciendo en España y de los objetivos de desarrollo científico, tecnológico,
económico y social que se pretenden en los diferentes proyectos. Prácticamente
todos los parques que existen en España disponen de un equipo de gestión per-
manente. Estos equipos se han especializado en la gestión de nuevas formas de
organización adaptadas al desarrollo de los parques, en la gestión económica,
gestión de infraestructuras y servicios generales, como también en la gestión es-
pecializada de servicios científicos y técnicos, mantenimiento, clientes, redes co-
merciales, difusión, actividades de incubación de empresas, e incluso en la ges-
tión de la relación con las administraciones públicas y con el sistema público de
I+D.

Las ayudas públicas a los parques se instrumentan principalmente en forma de


créditos. Según los últimos datos publicados (CICYT, 2002), el MCYT adjudicó en
el año 2001, en el marco del Plan Nacional de I+D, ayudas a entidades de dere-
cho público y entidades sin fines de lucro en parques científicos y tecnológicos
por un importe total de 30,42 millones de euros en forma de anticipos reembol-
sables. La convocatoria estaba dirigida a dotar de ayudas para equipamientos e
infraestructuras destinados a la realización de proyectos. Se priorizaron las ayu-
136
das a proyectos de genómica, proteómica, y nanotecnologías. La ayuda media
por proyecto fue de 174,6 millones de pesetas.

Los criterios de eficiencia en que se basan los ejercicios de benchmarking in-


ternacional entre los parques científicos y tecnológicos más desarrollados son,
por ejemplo, el número de nuevos productos o los beneficios generados, el
crecimiento del empleo sostenible y el número de start-up de alta tecnología,
relativizados todos ellos con respecto a la inversión realizada, así como tam-
bién la sostenibilidad de la competitividad internacional de las empresas loca-
les. Estos datos rara vez están disponibles para los parques españoles. Como
se ha visto anteriormente, los indicadores al uso suelen incluir, por ejemplo, el
número de empresas y el de centros de investigación ubicados en el parque,
el número de contratos o el importe de la financiación de las empresas a los
centros de investigación, el empleo de titulados en el parque y la financiación
externa a los proyectos de I+D.

5.5 Las agrupaciones en red para


investigación en tecnologías de
interés industrial
Estas organizaciones se basan en reunir virtualmente capacidades de centros de
I+D públicos, y en ocasiones también privados, potenciando su conexión e inter-
relación para la realización de investigación avanzada en un área tecnológica de
interés industrial, no requiriendo ninguna infraestructura física nueva que no sea el
fortalecimiento de las redes de comunicación. En España no son habituales estas
agrupaciones. Una excepción, entre alguna otra posible, son quizás los Centros
de Investigación Cooperativa promovidos recientemente por el Gobierno del País
Vasco, ya descritos anteriormente, aunque al abordar estos centros una innova-
ción más amplia, no centrada exclusivamente en la investigación, no responden
exactamente a este perfil.
En Europa, son más habituales y son varias las administraciones centrales y re-
gionales que contribuyen a financiar la creación y los proyectos de estas agrupa-
ciones en red para realizar investigación en beneficio de su industria. Un ejemplo
son las redes de investigación promovidas por el estado de Baviera agrupadas en
la asociación Abayfor (Cotec, 2003c). Se trata de instituciones virtuales, tempora-
les e interdisciplinares, formadas por investigadores de distintas universidades de
Baviera y en ocasiones de algún instituto público. Están especializadas por áreas
y realizan proyectos de interés para la industria en colaboración con socios em-
presariales que, en ocasiones participan en la creación de la red. FORPRION es
una de estas redes, fue creada en julio de 2001 y estará operativa hasta junio de
137
2006. Su actividad se centra en el diagnóstico y la terapia de enfermedades prió-
nicas en personas y animales.
Otro ejemplo son los Leading Technology Institutes (LTI), promovidos por el go-
bierno holandés que instrumenta ayudas para su creación, aunque la iniciativa de
la misma recae en las empresas, siendo seleccionados los socios no empresaria-
les según las capacidades requeridas. Un de los LTI mas conocido es el DTI, Ins-
tituto holandés de polímeros (Cotec, 2003c).

138
6.
El entorno
Además de los agentes descritos en los anteriores apartados, una serie de facto-
res en el entorno de las empresas influyen en sus procesos de innovación. La es-
trecha relación entre tres de estos factores, como son la demanda de bienes y
servicios, los mecanismos de financiación de las empresas y las características
del capital humano, ha sido puesta de manifiesto por numerosos expertos.
En los mercados interiores de bienes y servicios, la demanda ejerce un efecto di-
namizador en el sistema de innovación. Por otra parte, los mecanismos de finan-
ciación de la innovación son un factor determinante en la actividad innovadora de
las empresas y en la creación de otras nuevas. Por último, la innovación depen-
de en buena medida de formas de conocimiento tácito, incorporado en las per-
sonas y difícilmente codificable. Por ello, para el éxito del proceso innovador es
crítica la existencia de capital humano adecuado y su incorporación al mundo la-
boral.

6.1 Mercado
Las exigencias del mercado constituyen uno de los motores de la innovación. La
demanda de bienes y servicios nuevos o mejorados, con la calidad requerida, fia-
bles, competitivos en precios y de fácil utilización es un incentivo para que las
empresas acometan, en sus procesos de producción y en sus planes de nego-
cio, los cambios necesarios para responder a estos retos.

6.1.1 El consumo de productos industriales


El efecto dinamizador del mercado sobre la innovación es tanto mayor cuanto
más se corresponde con una demanda de productos y servicios de alta tecnolo-
gía. En el mercado manufacturero interior, la cuota de los sectores más intensivos
en tecnología ha experimentado un crecimiento en el período 1996-2001 aunque
éste no ha sido muy significativo, según se muestra en la tabla 36.

139
Tabla 36. Estructura del consumo aparente de productos industriales*
Estructura del Industria manufacturera Año 1996 Año 2001
consumo aparente de
productos industriales Sectores de alta intensidad tecnológica 9,1% 10,1%

(porcentaje a precios Sectores de intensidad tecnológica medio-alta 29,8% 32,0%


constantes 1990)
Sectores de intensidad tecnológica medio-baja 22,5% 24,4%

Sectores de baja intensidad tecnológica 38,6% 33,4%

Total industria 100% 100%

* El consumo aparente es un indicador aproximado de la demanda interna.

Fuente: MCYT (2003c).

Sin embargo, el desplazamiento de la demanda interna hacia productos manu-


factureros con mayor contenido tecnológico se ha cubierto en gran medida con
un aumento de importaciones que, por otra parte, han crecido en todos los sec-
tores en el periodo considerado, según se muestra en la tabla 37.

Tabla 37. Participación de las importaciones en el consumo aparente*


Participación Industria manufacturera Año 1996 Año 2001
de las importaciones
en el consumo Sectores de alta intensidad tecnológica 55% 64,3%

aparente (porcentaje a Sectores de intensidad tecnológica medio-alta 51,4% 58%


precios constantes
Sectores de intensidad tecnológica medio-baja 20,3% 21,3%
1990)
Sectores de baja intensidad tecnológica 14,6% 17,6%

Total industria 29,4% 34,5%

* El consumo aparente es un indicador aproximado de la demanda interna.

Fuente: MCYT (2003c).

Combinando los datos de ambas tablas, se puede deducir que en la estructura


de la demanda interna se ha reducido la proporción cubierta por producción na-
cional en los sectores de intensidad tecnológica alta y medio-alta (en el primero la
proporción ha pasado del 4,1% del total de demanda a la industria al 3,6% y en
el segundo del 14,5% al 13,4%). También se ha reducido la cuota cubierta por
producción nacional de los productos de baja intensidad tecnológica. Sólo en los
sectores de intensidad tecnológica medio-baja la producción nacional ha cubier-
to una mayor demanda, del 17,9% de toda la demanda interna industrial en 1996
al 19,2% en 2001.
No obstante, la pérdida relativa de mercado nacional se ha visto compensada en
parte por un aumento de las exportaciones como puede verse en la tabla 38.

140
Industria manufacturera Año 1996 Año 2001 Tabla 38.
Participación de las
Sectores de alta intensidad tecnológica 38% 45,6% exportaciones en la
Sectores de intensidad tecnológica medio-alta 48,9% 52,5% producción industrial
(porcentaje a precios
Sectores de intensidad tecnológica medio-baja 22,1% 20,7%
constantes 1990)
Sectores de baja intensidad tecnológica 14,2% 16,9%

Total industria 25,2% 27,5%

Fuente: MCYT (2003c).

En esta tabla, también se observa que son los sectores de intensidad tecnológi-
ca medio-baja los que han reducido el porcentaje de su producción dedicado a
exportaciones, mientras que en todos los demás sectores este porcentaje ha au-
mentado.
La globalización de los mercados dificulta la extracción de conclusiones sobre los
efectos de los mercados nacionales como motores de la actividad empresarial.
No obstante, de los datos anteriores se podría concluir que la demanda nacional
de productos industriales de tecnología medio-baja es un mercado en el que las
empresas que fabrican en España son competitivas. Por el contrario los produc-
tos de mayor contenido tecnológico demandados por el mercado español proce-
den en su mayor parte de importaciones, bien por carencia de esas tecnologías
en las empresas españolas o por falta de competitividad de las mismas que diri-
gen estos productos a otros mercados con otras características de exigencia. La
reducción de la cuota de mercado cubierta por producción nacional en los sec-
tores de baja tecnología puede ser debida a una pérdida de competitividad pro-
ducida por un mayor precio de la mano de obra que el de otros países que se in-
troducen en nuestro mercado.

6.1.2 Las Tecnologías de la Información


y las Comunicaciones y el desarrollo
de la Sociedad de la Información
Uno de los sectores cuyo crecimiento tiene mayor impacto en la competitividad
de los países es el de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones,
siendo habituales las referencias a la contribución de este sector al crecimiento
económico. Las TIC constituyen además el motor principal del desarrollo de la
denominada Sociedad de la Información, cuya evolución depende del grado de
difusión de estas tecnologías en su seno y de cómo se utilizan por las empresas,
las administraciones y los ciudadanos. Por otra parte, la creación y expansión de
los nuevos servicios e infraestructuras que requiere la Sociedad de la Información
depende en gran medida del marco legislativo y de cómo éste se orienta en ma-
yor o menor grado al fomento de la innovación.
141
La posición relativa de España en el contexto europeo respecto a una gran parte
de los indicadores utilizados para medir el grado de desarrollo de la Sociedad de
la Información ha empeorado en el período 1996-2001. En la tabla 39 se incluye
la evolución de algunos indicadores.

Tabla 39. Año 1996 Año 2001


Evolución de algunos
indicadores de la España UE Distancia España UE Distancia

Sociedad de la Mercado TIC/PIB (%) 3,8 5,5 -1,7 4,4 7,0 -2,6
Información
Mercado TI/PIB (%) 1,6 3,2 -1,6 1,9 4,2 -2,3

Mercado Telecom/PIB (%) 2,2 2,3 -0,1 2,5 2,8 -0,3

Ordenadores personales
por 100 habitantes 7,9 16,7 -8,8 16,8 30,5 -13,7

Hosts conectados a Internet


por 1.000 habitantes 1,6 6,5 -4,9 23 39,6 -16,6

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del MCYT.

Otros datos de EITO indican que el gasto per cápita en TIC en España en el año
2002 era de 878 euros, lo que supone el 36% del de los EEUU, el 42% de Japón
y el 58% del gasto medio de Europa occidental.

Figura 36.
Suiza 2.791
Gasto en TIC per 2.430
EEUU
capita en euros (2002) Suecia 2.369
Dinamarca 2.237
Noruega 2.178
Japón 2.102
Reino Unido 2.000
Holanda 1.944
Finlandia 1.766
Austria 1.614
Bélgica y Luxemburgo 1.610
Alemania 1.579
Irlanda 1.536
Europa Occidental 1,522
Francia 1.491
Italia 1.116
España 878
Portugal 814
Grecia 689
0 500 1.000 1.500 2.000 2.500 3.000

Fuente: EITO (2003).

El relativo estancamiento de España en el desarrollo de la Sociedad de la Infor-


mación se refleja en el ranking general de países de la Unión Europea elaborado
por la fundación AUNA, cuyo resultado se incluye en la tabla 40.
142
Desarrollo Tabla 40.
Población Infraes- Internet de la in- Gasto
Posición Seguridad Entorno Índice Posición relativa
usuaria de e-gobierno tructura en la fraestruc- público
relativa de la red innovador general
Internet TIC-PC empresa tura-ban- TIC de los países europeos
da ancha
en el desarrollo
1 Ho Ir RU Di Au Al Su Fi Su
de la Sociedad
2 Fi Su Ir Su Al Su Ho Ir Di de la Información
3 Di Fi Be Fi Ir Ho RU Su Fi

4 Su Di Lu RU Fi Be Po Ho RU

5 Al RU Po Lu Su Au Be Al Ho

6 RU Es Fr It Ru Di Lu Lu Al

7 Po Po Au Ho Di Fr Fr Fr Ir

8 Au Gr Di Fr Ho RU Al RU Au

9 Be Fr Ho Be Be Fi Ir Di Be

10 Lu It Su Al Lu Po Di Be Fr

11 Ir Au Fi Au Po Es Fi Au Po

12 Es Al Al Es Fr It Gr It Lu

13 Fr Be It Ir It Ir Au Po It

14 It Ho Es Po Es Lu It Es Es

15 Gr Lu Gr Gr Gr Gr Es Gr Gr

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: AUNA (2003).

El ranking ha sido elaborado a partir del valor en el año 2002, o en ocasiones


2001, de 28 indicadores agrupados bajo ocho conceptos. Nuestro país continúa
rezagado y ocupa una de las últimas posiciones en todos los conceptos, salvo en
el de e-gobierno, que mide el número de servicios de la Administración pública
on-line, en el que está en el puesto 6 de 15. En el índice general, elaborado divi-
diendo la suma de los valores para cada país por la suma de los valores máximos
registrados para cada uno de los indicadores, España ocupa el penúltimo lugar,
sólo por delante de Grecia.
El Consejo de Ministros ha aprobado recientemente un conjunto de acciones y
proyectos, reunidos bajo la denominación España.es, que tiene por objetivo im-
pulsar el necesario desarrollo de la Sociedad de la Información. Este plan tiene
tres líneas rectoras: reforzar la oferta de contenidos y servicios que favorezcan la
demanda, mejorar la accesibilidad en sentido amplio, ofreciendo puntos de acce-
so público y haciendo un esfuerzo en formación y comunicación de las ventajas
de la Sociedad de la Información y conectar a la PYME, aumentando su relación
de negocio a través de Internet con el fin de que pueda acceder a servicios de la
Sociedad de la Información.
España.es tendrá una duración de dos años (2004-2005) y un coste aproximado
de 1.029 millones de euros. La previsión es que el coste sea soportado por la
143
AGE en un 63%, las CCAA en un 27% y el sector privado en un 10%. El Progra-
ma está estructurado en seis áreas de actuación según se muestra en la figura
37 en la que se detalla el presupuesto para cada una de ellas.

Figura 37.
Áreas de actuación ACTUACIONES DE administraciones.es educación.es pymes.es
CARÁCTER
de España.es VERTICAL 1890 M€ 241 M€ 132 M€

navega.es 240 M€
ACTUACIONES DE
CARÁCTER contenidos.es 220 M€
HORIZONTAL
comunicaciones.es 16 M€

Fuente: MCYT.

Habida cuenta del resultado de la anterior iniciativa gubernamental INFO XXI, que
fue creada con propósito análogo y cuyos efectos han sido muy limitados, existe
un cierto escepticismo en relación con España.es. Según sectores importantes
de TIC, el nuevo programa está dirigido a incrementar la demanda, pero no apun-
ta a fomentar la innovación mediante la oferta de productos avanzados por parte
de los fabricantes y tampoco incentiva la inversión de los operadores en infraes-
tructuras y aplicaciones avanzadas.
Algunas asociaciones empresariales son de la opinión de que la ralentización
de las inversiones en nuevas infraestructuras de telecomunicaciones que se ha
producido en los últimos años, en España y en toda Europa, es debida en par-
te a las medidas adoptadas para la implementación práctica de los objeti-
vos establecidos en el marco regulatorio de la Unión Europea. Mientras que
los objetivos planteados eran consecuentes con el necesario impulso para el
desarrollo de la Sociedad de la Información, las medidas establecidas se han
orientado a facilitar la apertura del mercado, pero sin fomentar la ampliación de
la oferta y la inversión. Esta menor inversión de los operadores ha provocado
una caída de los ingresos de los fabricantes, lo que ha tenido consecuencias
negativas en su esfuerzo en I+D, que se ha visto afectado por la necesaria re-
ducción de costes.
Una muestra del mencionado desacoplo entre los objetivos planteados para la li-
beralización y las medidas adoptadas para conseguirlos se puede percibir en la
proclamación formal por parte de la Comisión Europea del principio de neutrali-
dad tecnológica de sus actuaciones regulatorias y el excesivo intervencionismo
que en la práctica se ha producido sobre algunas nuevas tecnologías de las que
se ha llegado a hacer incluso un mercado regulado, facilitando el acceso a terce-
ros a precios que desincentivaban la asunción de riesgos para la búsqueda de
otras alternativas tecnológicas.

144
Otro problema que también ha contribuido a ralentizar la inversión ha sido el ex-
cesivo afán recaudatorio de algunas administraciones encareciendo las licencias,
así como las tasas fiscales por el uso del espectro radioeléctrico.
Todo ello ha derivado en que, si bien el incremento de la competencia que ha
permitido el marco regulatorio europeo para la liberalización de los mercados de
telecomunicaciones se ha traducido en una fuerte reducción de los precios de los
servicios, sin embargo la previsión de instalaciones de infraestructuras y el lanza-
miento de servicios y aplicaciones basados en nuevas tecnologías no se está
cumpliendo en la medida deseada. Sería deseable una evolución del marco re-
gulatorio hacia una menor intervención gubernamental, sobretodo en mercados
emergentes, de forma que se propiciara la competencia entre distintas platafor-
mas tecnológicas.

6.1.3 La demanda pública de bienes y servicios


La demanda de bienes y servicios por parte del sector público constituye un mer-
cado importante que contribuye al crecimiento económico. En la Unión Europea,
las compras públicas representan aproximadamente el 16% del PIB (European
Commission, 2003c).
Desde hace años en algunos países la Administración, en su papel de compo-
nente fundamental del sistema nacional de innovación, ha utilizado las compras
públicas como un instrumento de impulso a la innovación tecnológica. Quizás el
ejemplo más evidente es el de Estados Unidos que, mediante sus programas de
Defensa y otros programas civiles interesados en una mayor atención a los admi-
nistrados, ha propiciado la aparición de novedades tecnológicas que se han ido
incorporando a productos de mercado.
En España, la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) de los Agentes Públicos
que reúne las inversiones públicas destinadas a fines no militares importó, en el
año 2000, 23.829 millones de euros. De ellos 20.410 millones correspondieron a
inversión de las Administraciones Públicas (AAPP), lo que representa un 3,37%
del PIB, y el resto a inversiones realizadas por empresas y organismos de titulari-
dad pública. Ese mismo año, la inversión en Defensa fue de 1.510 millones de
euros que fueron dedicados a la modernización de la Fuerzas Armadas (un 53%),
al mantenimiento de armamento y materiales (un 33%), a I+D (un 12%) y a otras
inversiones.
En la tabla 41 se comparan las cifras de FBCF de las AAPP, per cápita y como
porcentaje del PIB, en España y en Europa en 1996 y en 2000.

145
Tabla 41. Unión Europea* 1996 2000
Formación Bruta
de Capital Fijo FBCF de las AAPP per cápita (euros) 424,3 519,3

de las AAPP en EU-15 FBCF de las AAPP/PIB (%) 2,6 2,3


y en España
España

FBCF de las AAPP per cápita (euros) 363,0 517,5

FBCF de las AAPP/PIB (%) 3,07 3,37

* Eurostat.

Fuente: Ministerio de Fomento.

En el año 2000, la Formación Bruta de Capital Fijo de las AAPP per cápita en Es-
paña se igualó a la del conjunto de países que forman la Unión Europea. El por-
centaje que sobre el PIB representa este agregado de la demanda ha aumenta-
do en España entre 1996 y 2000, mientras que en la UE en su conjunto ha dis-
minuido, siendo en ambos años superior en España.
De la FBCF de las AAPP en el año 2000 en España, un 22,2% correspondió a in-
versión en equipamiento social y un 49,6% a inversión en infraestructuras. La par-
tida dedicada a infraestructuras se distribuyó según los destinos indicados en la
figura 38.

Figura 38.
Inversión total de las AAPP en infraestructuras en 2000: 10.123 millones de euros
Distribución de la
inversión de las AAPP
Urbanizaciones
en infraestructuras por 6%
destino (2000)
Saneamientos Otros
8% 5%

Obras hidráulicas
12%
Carreteras
Comunicaciones 40%
2%

Aeropuertos
4%

Puertos y costas Transporte ferroviario


4% 19%

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Fomento.

146
A pesar del esfuerzo inversor en esos años, los grandes programas públicos de
desarrollo de infraestructuras no han contemplado en su estrategia, como valor
añadido, el fomento de la innovación en los sectores productivos involucrados.
Una manera de hacerlo podría ser, por ejemplo, destinando un porcentaje de la
inversión a promover la innovación en las empresas de esos sectores o también
introduciendo en los criterios de adjudicación además de la competitividad en
precio y la calidad, la incorporación de tecnología nueva.
Una parte muy específica de las compras públicas son los pedidos de bienes o
servicios muy exigentes en tecnologías nuevas y todavía no disponibles en el
mercado, pero con probabilidad de poder materializarse, en un período razona-
ble. Es lo que se conoce como compras públicas de tecnología. También esta
denominación se aplica a los pedidos de ejecución de obras avanzadas que
comportan productos, sistemas, procesos o servicios con tecnologías nuevas o
mejoradas.
En Europa, este instrumento ha sido prácticamente ignorado por la mayoría de
los gobiernos y sólo recientemente se observa una atención creciente para adap-
tar las legislaciones tradicionales de regulación de las compras públicas, estable-
cidas en un contexto muy diferente de la realidad actual, a unas necesidades muy
dinámicas e intensivas en tecnología, características de la nueva economía basa-
da en el conocimiento.
En España, las compras públicas de tecnología no son objeto de una especial
consideración o tratamiento en la actual legislación de contrato de las Admi-
nistraciones Públicas (Cotec, 2004). La actual legislación empuja a los pode-
res públicos a posponer la decisión de comprar tecnología hasta que el sec-
tor privado u otras administraciones la hayan creado, perdiendo así la oportu-
nidad de actuar de locomotora de la innovación y dilatando la incorporación
de nuevas soluciones tecnológicas que pudieran ser útiles para el bien co-
mún. Para evitar esto, se debería reconocer que las compras públicas de tec-
nología son un caso específico de compras públicas y requieren un trata-
miento propio con criterios de selección competitivos pero basados en capa-
cidades tecnológicas y habilidades para interactuar y no bajo la base pura de
competición en precio.
Sería conveniente, para sintonizar nuestra contratación administrativa con las po-
líticas de innovación tecnológica, que se flexibilizaran los procedimientos para dar
paso a verdaderos «diálogos competitivos» que permitan que la colaboración de
las empresas ya empiece por la aportación de soluciones a objetivos que persiga
la Administración, siguiendo el ejemplo de lo que ya se hace en el Derecho fran-
cés y a la vista también de las innovaciones que en esta materia se han introdu-
cido en el Derecho comunitario.

147
6.2 Capital riesgo y private equity
Desde mediados de la década de los 90 hasta el año 2001, el capital riesgo experi-
mentó en España una fase expansiva. Sin embargo ésta se ha visto frenada en los
años 2001 y 2002, en línea con un entorno de incertidumbre y desaceleración eco-
nómica (ASCRI 2003). En cualquier caso, esa fase de expansión llevó a un crecimien-
to del capital riesgo del 33,14%, en el periodo 1995-2001, ocho puntos por encima
de la UE (ver figura 39), lo que significó la consolidación del sector en nuestro país.

Figura 39. Portugal 4,02


Crecimiento medio Países Bajos 15,02
Reino Unido 16,41
anual de capital riesgo Japón 17,58
(1995-2000) Belgica 18,09
Francia 23,93
UE-15 25,09
Italia 27,53
EEUU 29,66
Irlanda 30,2
Alemania 31,23
España 33,14
Finlandia 37,75
Grecia 45,14
Dinamarca 61,88
Suecia 82,75
Austria 122,12

Fuente: European Commission (2003b).

Esta actividad financiera está legislada específicamente por la Ley 1/1999 de 5 de


enero, reguladora de las Entidades de Capital-Riesgo y de sus sociedades ges-
toras. Adicionalmente, a través de la Ley 6/2000, el MCYT aprobó un programa
con el que se pretendía mejorar la capitalización de empresas de base tecnológi-
ca. Este programa se basa en la concesión de préstamos sin interés a las enti-
dades de capital riesgo que inviertan en acciones de empresas de base tecnoló-
gica de reciente creación. Sin embargo, de acuerdo con la Asociación Española
de Entidades de Capital Riesgo (ASCRI), la aprobación del desarrollo operativo
del programa, que se produjo a través del RD 601/2002, de 28 de junio, no ha
respondido a las expectativas. Los importes de las operaciones no alcanzan va-
lores que estimulen el interés de inversores privados, a esto se unen periodos de
autorización largos que no encajan en la dinámica de la transacción.
En 2002 se crearon 12 nuevas entidades de Capital Riesgo, de forma que en ese año
el número total era de 93. De estos operadores, 74 eran privados (los fondos gestio-
nados eran de origen privado) y 19 públicos. Según el volumen de dinero gestiona-
do, 38 entidades son grandes, es decir, gestionan más de 60 millones de euros, 25
son medianas y 30 pequeñas al gestionar menos de 12 millones de euros.
Existe una concentración geográfica de las inversiones en dos comunidades au-
tónomas, Madrid y Cataluña, aunque se observa en los últimos años un creci-
miento de la actividad inversora en el resto de las comunidades (ASCRI 2003).
148
6.2.1 Fuentes de capital
En 2002 en España, la captación de nuevos de fondos de private equity ascen-
dió a 640 millones de euros, lo que significa una disminución respecto al año an-
terior en el que se recaudaron, 751 millones de euros (EVCA 2003).
La principal fuente de nuevos fondos fueron los bancos, contribuyendo con 290
millones de euros, el 48%. Las agencias de los gobiernos central y regional apor-
taron el 20% de los fondos (123 millones de euros). La procedencia de los fon-
dos fue principalmente nacional (57% del total), el 29% procedía de países euro-
peos y el resto de países fuera de Europa (EVCA 2003).

Fondo de Fondos
Figura 40.
Compañías de seguros
3,7% Fuentes de nuevos
2,4%
Empresas no financieras fondos de Private
Fondos de pensiones
10,4%
7,4% Equity (2002)
Particulares
8,1%

Entidades
Agencias financieras
gubernamentales 47,8%
20,2%

Fuente: EVCA (2003).

6.2.2 Inversión
La inversión en 2002 fue de 968 euros, lo que supone una caída del 19% con
respecto al año 2001. El 11% de esta inversión se destinó a las fases de semilla
y start-up y el resto a las de expansión (64,4%) y buyout (adquisición con apa-
lancamiento 24,6%) (EVCA 2003).
El comportamiento inversor en el resto de países de la UE es heterogéneo. En
2001 mientras que en España el 72,9% de la inversión en private equity se des-
tinó a la creación y expansión de empresas, en el conjunto de la UE este por-
centaje fue del 49,6% (ver tabla 42). Si bien, cuando se considera la inversión en
capital semilla y start-up con respecto al PIB, España es el país de la UE con el
tanto por mil más bajo (0,17), a excepción de Portugal. Si se considera también
la fase de expansión, la cifra aumenta a 1,35 lo que sitúa a España por encima
de la media de la UE. Esto pone de manifiesto que la mayor parte de la inversión
se destina a la fase más avanzada de creación de una empresa, y aunque este
comportamiento es similar en todos los países de la UE, a excepción de Finlan-
dia, en España es más acentuado (ver figura 41).

149
150
riesgo (1995-2001)
Inversión en capital
Tabla 42.

Inversión en Capital Riesgo, 2001 (millones de euros) Proporción Porcentaje de variación 2000-2001 Tanto por mil del PIB en 2001
de capital
riesgo en el Semilla Capital
Países Semilla Start-up Expansión Total equity capital Semilla Start-up Expansión Total y Start-up riesgo

Bélgica 27 72 201 300 73,3 -65,7 -61,3 -23,0 -42,9 0,39 1,17
Dinamarca 60 92 147 299 90,2 4.554,3 181,6 16,7 86,6 0,84 1,65
Alemania 172 982 1.154 2.709 61,1 -56,1 -22,1 -27,4 -28,6 0,56 1,30
Grecia 1 31 60 91 88,0 : 232,7 -45,7 -23,5 0,24 0,70
España 5 106 763 874 72,9 61,4 -46,1 34,2 13,7 0,17 1,35
Francia 30 531 720 1.282 39,0 -57,2 -51,0 -61,8 -57,8 0,39 0,88
Irlanda 1 37 86 124 85,8 -26,4 -66,8 -13,9 -41,5 0,32 1,06
Italia 21 270 745 1.037 47,4 -83,7 -33,8 -22,9 -31,2 0,24 0,85
P. Bajos 1 183 745 929 49,2 174,6 -50,9 -28,7 -34,5 0,43 2,16
Austria 8 34 86 127 86,5 -34,4 -30,2 -2,9 -14,3 0,20 0,61
Portugal 0 16 57 73 67,4 : -48,0 -45,1 -45,8 0,13 0,60
Finlandia 25 116 72 213 82,8 10,2 2,4 -35,8 -14,2 1,04 1,57
Suecia 24 215 664 902 44,2 -17,0 7,8 98,8 60,7 1,02 3,85
RU 125 804 1.736 2.666 38,5 94,3 -48,1 -61,3 -56,3 0,58 1,68
UE-15 * 500 3.488 7.638 11.626 49,6 -38,0 -37,1 -37,1 -37,9 0,43 1,29
EEUU ** 922 10.351 25.708 36.981 81,5 -72,5 -63,1 -62,1 -62,0 0,99 3,26
Japón *** : 5.133 11.175 6.308 67,5 : 0,7 -4,0 -0,2 0,97 1,21

* Los datos de Luxemburgo no están incluidos en la media de la UE-15; Los datos de Grecia no están incluidos en los totales de la UE-15 para 1993 y 1994. ** EEUU Start-
up incluye semilla/start-up y etapas iniciales. *** Japón: semilla está incluido en start-up. La definición de capital riesgo es diferente en EU-15, EEUU y Japón.

Fuente: European Commission (2003b).


Japón 19 Figura 41.
81
EEUU 70 Porcentaje de
30
UE-15 66 inversión en capital
34
Reino Unido 65 riesgo según fase de
35
Suecia 74 desarrollo (2001)
26
Finlandia 34
66
Portugal 78
22
Austria 67
33
Países Bajos 80
20
Italia 72
28
Irlanda 70
30
Francia 56
44
España 87
13
Grecia 66
34
Alemania 57
43
Dinamarca 49
51
Bélgica 67
33
0 20 40 60 80 100
Semilla y start-up Expansión

Fuente: European Commission (2003b).

Desde el punto de vista sectorial, los fondos se destinaron sólo de forma minori-
taria a sectores de alta tecnología (8,5% de la inversión). El interés de los inver-
sores se dirigió a sectores de perfil más tradicional como los Productos de Con-
sumo (24,4%), Productos y servicios industriales (10,2%), Química y materiales
(10,7%) u Otros servicios (19,8%).
Cuando se compara con los países miembros de la UE, se observa que en Es-
paña el porcentaje de inversión de capital riesgo en sectores de alta tecnología
está por debajo de la media europea (ver figura 42).

53 Figura 42.
EU-15* 32
Reino Unido 59 Inversión capital
46
Suecia 37
77 riesgo en sectores de
Finlandia 57 alta tecnología.
58
Portugal 21
25 2001 2000 Porcentaje sobre el
Austria 12
55 total de la inversión
Paises Bajos 44
17 (primer semestre de
Italia 41
43
Irlanda 74 los años 2000 y 2001)
59
Francia 53
58
España 42
28
Grecia 8
28
Dinamarca 30
86
Bélgica 58 74
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
* Los datos de Alemania y Luxemburgo no están disponibles. No están incluidos en la media de UE15.

Fuente: European Commission (2003b).


151
La distribución de la inversión de equity capital por sectores es muy dispar entre
los países de la UE. En general es al sector de la electrónica al que se destina un
mayor porcentaje de esa inversión, destacando países como Irlanda, Finlandia o
Dinamarca (figura 43).

Figura 43. Inversión de Equity Capital* en los sectores de alta tecnología


Inversión de Equity
100%
Capital en los sectores 7
90% 17 3 21
de alta tecnología
36
(2001) 80%
47
50 20 54 6
70% 59 60 61 62 8 58
64
74 74 72
60% 79
12 17
50% 6
5
90 4
40% 16 5 7 3
9 7
11 6 65
30% 4
50 45 8
43 45
20% 34 14 36
30 25 27 29 28
10% 23 20 19
12
0%

n
o
Italia

EEUU
ia

ia
ria
a

ia
ña

gal

ndia
ania
arca

jos

**

Japó
Unid
Irland
Bélgic

Grec

Suec
Franc

EU15
Aust
Espa

s Ba

Portu
Alem

Finla
Dinam

Reino
Paíse

Electrónica Biotecnología Medicina/Salud Otros

* Incluye capital riesgo, buy-out y sustitución.


** No está incluido Luxemburgo.

Nota: Definición de sectores de alta tecnología para la UE y EEUU: Electrónica, Biotecnología y Salud.
Definición de alta tecnología para Japón: Ordenadores, Telecomunicaciones, Semiconductores
y otros productos electrónicos, Internet, Salud y Biotecnología.
Fuente: European Commission (2003b).

6.3 Capital humano


La prosperidad económica de una sociedad no depende de lo brillantes que sean
unas pocas personas, sino de su capacidad de producir a gran escala personas
competentes en todas las áreas de la vida.24 Las palabras que Keynes pronunció
en 1944 son, si cabe, aún más relevantes en la actualidad, cuando las socieda-
des más avanzadas pretenden basar sus economías en el conocimiento. En lo
24
«Economic prosperity depends not on how brilliant a few people are, but on how large a scale you are
able to produce competent people in all walks of life». Discurso de Keynes a la Marshall Society, 1944.
152
que sigue se revisan algunos aspectos del capital humano en España, su com-
posición y su adaptación al tejido productivo, comparándolo con los países de
nuestro entorno.
Un indicador comparativo básico es el nivel de recursos de que dispone el siste-
ma educativo. España invirtió en 2001 el 4,5% de su PIB en educación,25 medio
punto porcentual por debajo del 5% de media de la Unión Europea. La figura 44
muestra la posición española respecto a los demás países de la UE. La media de
años de formación de la población productiva española era de 9,9 años, sólo su-
perior entre los países de la UE a los 8 años de Portugal. La media europea era
de 11,5 años.

Porcentaje de PIB en educación


Figura 44.
Gasto en educación
10 como porcentaje del
PIB, países UE (1998-
8 2001)

0
S Dk A Fi F P B EU Nl Irl UK D E I El

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: Eurostat.

En 1999, la composición de la población española entre 25 y 64 años según su


nivel máximo de formación era un 42% con estudios primarios, un 37% con for-
mación secundaria (23% de nivel básico y 14% de nivel superior), y un 21% tenía
estudios superiores. En comparación con los porcentajes correspondientes del
resto de los países de la UE, Estados Unidos y Japón (European Commission,
2002d)26 el porcentaje de población española con sólo estudios primarios o se-
cundarios básicos27 es el segundo más alto entre los países comparados, mien-
tras que el de población cuyo nivel máximo de formación es la secundaria de gra-
do superior es el segundo más bajo. En cambio, el porcentaje de población es-
pañola con estudios superiores coincide aproximadamente con la media europea
(figura 45).

25
Eurostat. Los datos para el resto de los países son, según su disponibilidad, de los años 1998 a
2001.
26
Niveles de formación agrupados por estratos que permitan la comparación internacional.
27
En la actual estructura educativa española corresponde al nivel de educación obligatoria.
153
Figura 45.
Porcentaje de población según nivel de estudios
Porcentaje de
población según nivel
Primaria y sec. básica Media Superior
de estudios (1999)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
USA UK D Jp Dk S A Fi Nl L F B Irl El I E P

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: European Commission (2002d).

6.3.1 La educación primaria


El primer nivel, de educación primaria, sienta las bases para la formación de los
estudiantes de secundaria y titulaciones superiores. La principal referencia para la
comparación internacional de este nivel educativo es el Programa de Evaluación
Internacional de Estudiantes (PISA) (OCDE, 2003b)28 realizado por la OCDE en el
año 2000 entre 265.000 estudiantes de quince años de 32 países, y cuyas cifras
más significativas se resumen en los gráficos de la figura 46.
El primer gráfico compara el gasto acumulado por estudiante de educación pri-
maria con el nivel de vida de cada país, medido a través del PIB por habitante. El
gasto español, de unos 36.700 dólares por estudiante en 1998, coincide con
bastante aproximación con el promedio de los países de la OCDE para el nivel de
renta del país.
Los otros tres gráficos comparan la eficacia de los respectivos sistemas educati-
vos para formar a sus estudiantes en las áreas de comprensión de textos escri-
tos, capacidad matemática y conocimientos científicos, relacionando las puntua-
ciones medias en cada área con el gasto realizado por estudiante.

28
http://www.pisa.oecd.org.
154
Figura 46.
Gasto por estudiante ($) Calificación lectura Gasto por estudiante
80.000 560
A DK FIN
de primaria
70.000 USA 540 IRL
CH AUS comparado con PIB
60.000 I KOR J
N 520 UK
SJ BF S A
50.000 F
B AUS 500 CZ DK
N USA (1998) y calificaciones
E I CH
P E UK D D
40.000
480 POL H GR PISA (2000)
IRL P
30.000 KOR
GR 460
20.000 H
POL CZ 440
10.000 MX MX
0 420
0 5.000 10.000 15.000 20.000 25.000 30.000 35.000 40.000 0 10.000 20.000 30.000 40.000 50.000 60.000 70.000 80.000
PIB/hab ($) Gasto/estudiante ($)

Calificación matemáticas Calificación ciencia


560 560
KOR FIN J KOR
540 FIN J
AUS CH 540 UK
UK A
520 IRL B F S IRL A
CZ DK 520 CZ AUS
500 N USA S
H D 500 H N USA
480 E E D B F CH
460 POL I 480 POL I DK
P
440 GR
460 GR P
420
440
400
MX MX
380 420
0 10.000 20.000 30.000 40.000 50.000 60.000 70.000 80.000 0 10.000 20.000 30.000 40.000 50.000 60.000 70.000 80.000
Gasto/estudiante ($) Gasto/estudiante ($)

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: OCDE (2003b).

Puede verse que, en las tres modalidades, el rendimiento de los estudiantes es-
pañoles no se desvió significativamente del que cabría esperar de los recursos
invertidos en su formación, aunque manteniéndose siempre por debajo del pro-
medio que correspondería a su nivel de gasto,29 y siempre por debajo de la me-
dia del total de los países. Destaca negativamente el área de matemáticas, don-
de la puntuación de los estudiantes españoles les situó en el puesto 18 de un
total de 23.30
España tiene además una de las tasas más elevadas de abandono de los estu-
dios al terminar la enseñanza obligatoria entre los países de nuestro entorno. En
el año 2002, un 29% de la población española entre 14 y 18 años cuyo nivel má-
ximo de formación era la enseñanza secundaria obligatoria, no continuaba estu-
diando, cuando el promedio en la UE era de sólo un 19%. La figura 47 muestra
los porcentajes de abandono de estudios en los países para los que se dispone
de datos, incluidos algunos países candidatos, donde España ocupa el segundo
puesto, sólo por detrás de Portugal.

29
Esto indica que hay campo para la mejora de los resultados no sólo aumentando el presupuesto,
sino también mediante la optimización del proceso de formación.
30
El relativamente peor rendimiento de los estudiantes españoles en matemáticas se confirma por los
resultados anuales de la Olimpiada Matemática Internacional para estudiantes de secundaria, donde la
mejor posición española desde 1995 a 2003 fue la número 46 (http://imo.math.ca/results/CRBY.html).
155
Figura 47. Población entre 14 y 18 años con formación secundaria inferior
Tasa de abandono de % que no continúa estudiando

los estudios al finalizar 50


la enseñanza
40
obligatoria. Países UE
y candidatos (2002) 30

20

10

Irl
Sk
Pl

Fn

Hu

Ee

No
Lt

Nl
Dk
El
Cz

B
D

F
Si

EU15
Lv
Bg
Ro
L

I
E
P
Nota: Códigos de países según fuente.
Fuente: Eurostat (2003).

6.3.2 La enseñanza secundaria


Las opciones para los estudiantes europeos que deciden continuar realizando
estudios de formación secundaria una vez finalizado el período de educación
obligatoria son, básicamente, el bachillerato general y la formación profesional
(vocational training). España destaca tradicionalmente en este aspecto por la ma-
yor preferencia por el bachillerato general, que en 199431 era la opción elegida por
el 59% de los estudiantes de secundaria, mientras que la media europea era del
41%. La proporción de estudiantes de secundaria superior que eligieron forma-
ción profesional en los países de la UE se muestra en la figura 48.

Figura 48. Porcentaje de estudiantes de secundaria en FP (1994)


Porcentaje de
90
estudiantes de 80
secundaria superior en 70
FP o equivalente. 60
Países UE (1994) 50
40
30
20
10
0
D A I Nl B S L UK Fi Dk F E El Irl P EU–15

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: Cuestionario UOE según Eurostat (2003).

31
Fecha más reciente con datos comparables internacionalmente. Cuestionario Unesco/OECD/
Eurostat (UOE).
156
La Formación Profesional, en la medida en que es capaz de proporcionar de for-
ma rápida y flexible los profesionales requeridos por el tejido productivo, ha de-
mostrado ser una herramienta útil para corregir los desajustes entre oferta y de-
manda de empleo. Esta mejor adaptación a la demanda de la FP se refleja en
casi todos los países de la UE con una menor tasa de paro en la población con
este tipo de formación que la del resto de población con educación secundaria
(figura 49, datos de 1994). Sólo España, con unas elevadas y similares tasas de
paro en ambas modalidades de formación secundaria es la excepción a esta re-
gla, junto con Portugal y Grecia.

Tasa de paro de la población con educación secundaria (%) Figura 49.


Tasa de paro de la
40
población con
35 General educación secundaria.
30 FP
25 Países UE (1994)
20
15
10
5
0
P El Nl D Dk UK I B F E Fi EU–15

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: Cuestionario UOE según Eurostat (2003)

La situación parece mejorar, ya que en los últimos años se ha incrementado


notablemente en España la demanda de los ciclos formativos de FP. El nú-
mero de estudiantes de ciclos formativos de Grado Medio ha pasado de
75.766 en el curso 1997-1998 a 158.337 en el curso 1999-2000 y a 191.550
en el curso 2000-2001. En ciclos formativos de Grado Superior, el número de
estudiantes ha pasado de 79.900 en el curso 1997-1999 a 148.439 en el
1999-2000 y a 185.928 en el curso 2000-2001 (MEC, 2003).
El sistema educativo ofrece 139 titulaciones en 22 familias profesionales. Las grá-
ficas de la figura 50 muestran cómo una cuarta parte de los alumnos se concen-
tra en la especialidad de Administración, mientras que en otras familias profesio-
nales, para las que se están demandando profesionales, como las de Edificación
y Obra Civil, Mantenimiento y Servicios a la Producción, Hostelería y Turismo, y
Restauración, el número de alumnos matriculados es bastante inferior. Por otra
parte, están surgiendo nuevas actividades para las que no existe aún la titulación
correspondiente, como geriatría, tratamiento de la piedra ornamental, o el uso de
las Tecnologías de la Información y de la Comunicación.

157
Figura 50.
Porcentaje de estudiantes de FP de grado medio
Especialidades más en las doce familias más solicitadas (curso 1998-99)
solicitadas en FP de
Madera y Mueble
grado medio y Química
superior. Actividades Agrarias
Mantenimiento y Servicios a la Producción
Curso 1998-99
Hostelería y Turismo
Imagen Personal
Fabricación Mecánica
Comercio y Márketing
Mantenimiento de vehículos autopropulsados
Sanidad
Electricidad y Electrónica
Administración
0 5 10 15 20 25 30

Porcentaje de estudiantes de FP de grado superior


en las doce familias más solicitadas (curso 1998-99)

Comunicación, Imagen y Sonido


Química
Actividades Marítimo Pesqueras
Fabricación Mecánica
Edificación y Obra Civil
Hostelería y Turismo
Servicios Socioculturales y a la Comunidad
Comercio y Márketing
Sanidad
Electricidad y Electrónica
Informática
Administración
0 5 10 15 20 25 30

Fuente: MEC (2003).

6.3.3 La enseñanza superior


La inversión total española en enseñanza superior en 1998 (European Commission,
2002d),32 unos 26.400 millones de euros, representaba un 1,11% de su PIB, un
esfuerzo ligeramente superior a la media europea del 1,09%. El crecimiento del
gasto entre 1995 y 1998 mantenía también un ritmo similar al promedio europeo.
La figura 51 muestra la posición de España entre los países de la UE tomando
como referencia estos indicadores.

32
Último año con cifras comparables internacionalmente.
158
Figura 51.
Gasto en enseñanza superior (1998) y crecimiento 1995-1998
Crecimiento Gasto en enseñanza
1995-1998 superior como
500
Dk
porcentaje del PIB y
su crecimiento.
400 Países UE

300
P

200
I EU15
E Irl
100 NL
D UK
F A
0
0,5 0,7 0,9 1,1 1,3 1,5 1,7

Gasto, porcentaje PIB

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: OCDE (2003c).

En 1998 se graduaron en España unos 240.000 estudiantes de enseñanza supe-


rior. Su distribución por especialidades no difiere significativamente del patrón
medio europeo, con un ligero sesgo hacia las Ciencias Sociales y Humanidades
(3.600 graduados por millón de habitantes, frente a 3.000 de promedio europeo),
y una proporción algo menor de graduados en las áreas de Ciencia, Ingeniería y
Salud. Las cifras respectivas para la mayoría de los países europeos, EEUU y Ja-
pón se presentan en la tabla 43.33

A B Dk Fi F D Irl I Nl E S UK UE USA Jp Tabla 43.


Estudiantes de
Ciencia 291 217 427 476 1.111 389 2.046 274 280 564 342 1.095 635 626 198
enseñanza superior
Ingeniería 304 500 711 1.457 1.372 730 1.468 483 587 774 680 964 837 662 1.659
graduados en 1998
Salud 345 882 1.781 1.872 617 1.118 1.075 529 1.120 876 910 1.380 946 1.193 1.013
por millón de
Soc. habitantes, según
Humanid. 1.612 2.023 2.746 3.052 4.802 1.566 5.974 1.822 2.964 3.619 1.988 4.278 3.007 4.809 4.281
especialidad
Nota: Códigos de países según fuente.
Fuente: OCDE (2003c)

Comparando la inversión total en enseñanza superior con el número de estu-


diantes graduados ese año se obtiene una estimación aproximada de los
recursos disponibles por estudiante en cada país y de la eficacia del sistema
educativo, en términos de gasto necesario para formar un licenciado. España

33
No se dispone de datos de Portugal y Grecia.
159
invirtió en 1998 un promedio de 110.000 euros por estudiante graduado
de enseñanza superior, lo que representa un 56% de la inversión media euro-
pea. Las cifras de los países de la UE, EEUU y Japón se muestran en la figu-
ra 52.

Figura 52. Gasto total en enseñanza superior por estudiante graduado en miles de euros (1998)
Gasto en enseñanza
superior por 600
estudiante graduado 500
(1998)
400

300

200

100

0
A S DK D B I NL EU–15 USA JP FI F E UK IRL

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: OCDE (2003c).

El mayor acceso a la educación en los últimos años hace que el porcentaje de


población con estudios superiores aumente en las capas más jóvenes, un fenó-
meno común en los países de nuestro entorno. España, aunque en peor situa-
ción en cuanto al nivel de formación de los segmentos de población de mayor
edad que los países más avanzados, no presenta un perfil especialmente dife-
renciado en este aspecto, como muestra la figura 53.
Actualmente está en marcha un proceso de reforma de los estudios universitarios
con el objetivo de lograr la equiparación de las titulaciones superiores en todos
los países de la UE en 2010, denominado «proceso de Bolonia», por la ciudad
donde en 1999 se adoptó este compromiso.
Figura 53.
35
Porcentaje de
población con 30
25-34
formación superior, 25 35-44
por edades. Países UE, 45-54
20 55-64
EEUU y Japón (2001)
15

10

0 A B DK FIN F D GR IRL I JP NL P E S UK USA

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: OCDE (2003c).
160
El proceso de Bolonia plantea unas titulaciones oficiales centradas en dos nive-
les, el de Grado, que englobaría a los actuales Licenciados, Ingenieros y Arqui-
tectos, y el de Postgrado, que englobaría los títulos de Máster y Doctor. Aunque
el proceso permite cierto margen de flexibilidad y todavía no se ha definido la
nueva estructura de los currículos, los cambios previstos podrían afectar a la fór-
mula actualmente vigente en España, con dos niveles de titulación universitaria,
de grado medio y de grado superior.

6.3.4 La formación continua


El rápido avance de la tecnología hace cada vez más necesario en las econo-
mías avanzadas un reajuste de los conocimientos de la fuerza de trabajo que los
adecue a las nuevas demandas del tejido productivo. Una medida de la eficacia
de ese reajuste la proporciona el número de personas que participan en progra-
mas de formación continua. En 2000, el porcentaje de participación de la pobla-
ción española entre 25 y 64 años en este tipo de programas fue de un 4,9%, algo
más de la mitad del promedio europeo (8,4%), y a considerable distancia de los
países más activos (Reino Unido y países nórdicos), con tasas de participación en
torno al 20% (figura 54).

Porcentaje de población entre 25 y 64 años que participa en programas


Figura 54.
de educación continua Participación en
programas de
25
formación continua.
20 Países UE (2000)
15

10

0
El F P L E D I B EU-15 Nl Fi Dk UK S

Nota: Código de países según fuente.


Fuente: European Commission (2002d).

6.3.5 El ajuste del sistema educativo a las


necesidades del mercado de trabajo
Un indicador del grado de adecuación del perfil de formación de la población a
las necesidades de su tejido productivo puede obtenerse comparando la distri-
bución por nivel educativo de la población empleada con el de la población ge-
neral (tabla 44) (European Commission, 2002d).

161
Tabla 44. A B D Dk E F Fi El I Irl L Nl P S UK EU Jp USA
Coeficientes de
15-65
desajuste entre los años,
niveles de formación 1995 16,5 29,5 21 14,3 16,9 20,7 23,1 13,3 19 25,6 15,9 12,6 11,4 14,6 13,2 19,5 5,8 24,5
de la población total y 15-65
años,
de la población 2000 20,6 27,7 13,4 12,9 15,4 22,4 20,1 15,3 21,1 24,2 14 15 8,2 14,8 16,5 19,1 6,2 22,4
empleada 25-34
años,
2000 11,1 13,6 10 21,7 20,7 16,8 21,8 31,9 12,1 15 3,8 10,2 21,4 19,1 8 8,2 26,1 0,4

Nota: Los coeficientes de desajuste serían nulos en caso de ajuste perfecto de los niveles de forma-
ción de la población empleada y de los de la población general; cuanto mayor sea el valor del
coeficiente, mayor es el desajuste.
Nota: Códigos de países según fuente.
Fuente: European Commission (2002d).

Las cifras de España muestran una mejora del nivel de ajuste entre 1995 y 2000,
periodo en el que el coeficiente de desajuste para la población general en edad
productiva (entre 15 y 65 años) se redujo de 16,9 a 15,4. Ambas cifras son me-
jores que las cifras promedio de la UE (19,5 y 19,1) y muestran también una ten-
dencia más rápida hacia un mejor ajuste. Sin embargo, si se compara el perfil de
formación de la población más joven, entre 25 y 34 años, la situación es peor,
con un coeficiente de desajuste en España de 20,7, frente a un promedio euro-
peo de 8,2, lo que indica que las nuevas promociones de estudiantes están peor
adaptadas a las necesidades del tejido productivo.
Otro indicador interesante del ajuste entre el sistema educativo y el productivo lo
proporcionan las tasas de paro de los distintos estratos de población según su
nivel de formación. En el año 2000, las tasas de paro de la población española
con niveles de formación básica, secundaria y superior, eran del 15,4%, 14,4% y
11,2% respectivamente. En los tres casos dichas tasas eran superiores a las ta-
sas medias de paro europeas, observándose la mayor diferencia en el estrato de
educación superior, 2,3 veces mayor (figura 55).
Figura 55. Tasa de paro según nivel educativo (%, 2000)
Tasa de paro según
20
nivel educativo.
18 Primaria
Países UE (2000)
16 Secundaria
14 Superior
12
10
8
6
4
2
0
L Nl P Irl Dk A S Uk B EU D I F El Fi E
Nota: Códigos de países según fuente.
Fuente: European Commission (2002d).
162
6.3.6 El espíritu empresarial
La propensión a la creación de la propia empresa refleja una actitud personal y
una tradición en la sociedad que valoran las oportunidades económicas del auto-
empleo, tienen una imagen positiva de la figura del empresario y también una ma-
yor disposición a asumir riesgos. Este rasgo cultural es, evidentemente, un requi-
sito importante y determinante del ritmo de creación de nuevas empresas.

Preferencia por el autoempleo Figura 56.


Preferencia por el
80%
autoempleo
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
P USA Irl I E El UK EU F Dk L D A B S Nl N Fi

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: European Commision (2002g).

Tradicionalmente, convertirse en empresario era una aspiración mucho más habi-


tual entre la población estadounidense que entre la europea. No obstante, una re-
ciente encuesta realizada en los distintos países de la UE ha detectado que la
preferencia por el empleo por cuenta ajena no es una característica uniforme en
toda la Unión, y que, en concreto, España es uno de los países donde se obser-
va un espíritu empresarial superior al promedio. Los resultados de la encuesta in-
dican que un 56% de la muestra española prefiere el autoempleo como opción
laboral, mientras que el promedio europeo era sólo el 45% (figura 56) (European
Commission, 2002g). No obstante, este mayor espíritu emprendedor no se refle-
ja en mejores resultados concretos, ya que el porcentaje de encuestados que re-
conocían haber creado su propia empresa era sólo el 16%, algo inferior al 17%
de media europea. Además, de éste 16%, sólo la mitad (8%) tenía su empresa
activa, también por debajo del promedio europeo (10%) (figura 57).

163
Figura 57.
Porcentaje de población que ha creado una empresa
Porcentaje de
población que ha 30%
Empezando < 3 años > 3 años Ya no
creado una empresa
25%

20%

15%

10%

5%

0%
El USA Dk I Fi Irl UK Nl EU P E D A L S F B

Nota: Códigos de países según fuente.


Fuente: European Commission (2002g).

Según datos publicados por el consorcio GEM (Global Entrepreneurship Moni-


tor),34 más de la mitad de las empresas creadas en España se concentraba en
2002 en los sectores orientados al consumidor, como Venta al detalle, Restaura-
ción, Hostelería y Servicios al consumidor, con un 27,8% de las empresas na-
cientes, y Enseñanza, Salud y Servicios sociales con un 25%. Los sectores de
Manufactura, Transportes, Construcción, Venta al por mayor y Comunicaciones
supusieron un 33,3% de las empresas creadas, y los Servicios comerciales como
Intermediación financiera, Consultoría, Actividades inmobiliarias y Servicios a pro-
fesionales el 11,1%. El 2,8% restante de nuevas empresas se creó en el sector
extractivo.
Según la misma fuente, la innovación tecnológica inducida por la actividad em-
prendedora parece bastante reducida, ya que, en el año 2002, sólo un 1,8% de
las empresas nacientes introducían una nueva tecnología inexistente el año ante-
rior. Sin embargo, un 20% de las nuevas empresas consideraban que su produc-
to o servicio era una novedad para todos sus clientes, al introducir productos o
servicios ya existentes en otros países pero desconocidos en España. En más del
72% de los casos, los emprendedores consultados se dirigían a un mercado na-
cional maduro y con un nivel de competencia elevado.

34
http://www.gemconsortium.org. Datos para España: Instituto de Empresa (http://www.ie.edu).
164
6.4 Percepción social de la ciencia
y la tecnología
Los estudios sociales sobre la ciencia y la tecnología han ido alcanzando creciente
importancia en las últimas décadas. Las decisiones políticas en materia de investi-
gación, desarrollo e innovación de los países desarrollados, han tomado conciencia
de la importancia de indicadores sociales —cultura científico-técnica, actitud de la
sociedad ante la ciencia y la tecnología, interés por estas cuestiones— para pro-
poner y desarrollar programas de promoción tanto en el ámbito básico como apli-
cado. El avance del conocimiento en ciertos ámbitos del saber —salud, medio am-
biente, agricultura, oceanografía, espacio— y la aplicación de tecnologías en terri-
torios análogos están muy condicionados al apoyo social, tanto para incentivar su
financiación pública y privada, como para facilitar el desarrollo empresarial.
Esta declaración es más sencilla de formular que de ponerla en práctica. La par-
ticipación social en el debate sobre I+D+i requiere una mayor educación e infor-
mación de la sociedad.
Para identificar estos parámetros se vienen utilizando las encuestas de opinión pú-
blica, inspiradas en los dos marcos principales de aproximación a este tema: el
americano del «scientific literacy» y el británico de «public understanding of scien-
ce». Los resultados obtenidos a partir de estos dos marcos en Europa —los
Eurobarómetros han sido el instrumento básico— han revelado ambigüedades y la
diversidad existente entre los Estados Miembros respecto a sus valores e intereses.
Estos resultados apuntan a la necesidad de realizar estudios específicos para
cada país que permitan profundizar en el conocimiento de las peculiaridades y re-
alizar un mejor análisis comparativo de los resultados a nivel europeo.
La realización de este tipo de estudios en España ha permitido constatar que:
— La sociedad española es una de las que posee un nivel más bajo de conoci-
miento sobre cuestiones científicas y tecnológicas.
— Sin embargo, los encuestados declaran poseer interés por estas cuestiones.
Es posible que esta respuesta sea reflejo de una actitud que desea acomo-
darse a la posición «más correcta», en lugar de reflejar una expresión real de
ese interés.
— La televisión es la principal fuente de información, aunque la cantidad y cali-
dad de esa información es muy criticada.
— La variable educación es decisiva como indicador del mayor interés, nivel de
información y capacidad de crítica sobre las actividades de los medios de co-
municación en el terreno científico-técnico.
— Internet es el medio más valorado para conseguir información sobre ciencia y
tecnología, pero su acceso está restringido a un determinado conjunto de es-
tratos sociales (buen nivel educativo, situaciones económicas favorables).
165
— Revistas, libros, museos ejercen una influencia positiva, pero limitada, en la
consecución de una información sobre ciencia, que debería transformarse en
cultura científica y técnica.
— El análisis multivariante de las encuestas revela que la población española
está formada en un 50 por ciento de personas entusiastas sobre las cuestio-
nes científico-técnicas, con la mitad de ella formada por entusiastas, poco crí-
ticos, y la otra mitad por entusiastas moderados. El resto comprende a los
desinformados, a los desinteresados y a los críticos desinformados.

166
Parte II. Innovación y economía

167
La innovación es un hecho económico. La llevan a cabo básicamente las empre-
sas, sujetas a los incentivos que hallan en los mercados y el apoyo (o las barre-
ras) que les proporciona el entorno. El grado de innovación que caracteriza las
empresas de un país en un momento dado está, en primer lugar, muy relacio-
nado con lo que se ha dado en llamar las oportunidades tecnológicas, que de-
penden en general de la evolución de la ciencia, y en cuyo aprovechamiento y
desarrollo también juegan un papel factores como los conocimientos y experien-
cia previamente acumulados. Pero el grado de innovación también está estrecha-
mente relacionado con los incentivos que proporcionan los mercados para la ge-
neración e introducción de innovaciones, así como las condiciones generadas
para su funcionamiento por las instituciones y las actuaciones públicas.
El grado de innovación interesa por el enorme impacto que se sabe que tiene en
el crecimiento económico y, en consecuencia, en el bienestar. Una medida están-
dar de crecimiento económico es la evolución del producto por unidad de traba-
jo (ya sea trabajador u hora de trabajo) o productividad del trabajo de la econo-
mía. Esta medida resulta particularmente apropiada cuando el mercado de traba-
jo se halla en una situación de «pleno empleo». La productividad del trabajo está
estrechamente relacionada con lo que se ha llamado progreso técnico o cambio
tecnológico, que consiste en el desplazamiento en el tiempo de la frontera de po-
sibilidades de producción de la economía, y que es una función de la innovación.
Esto explica que la innovación sea hoy en día objeto de atención pública priorita-
ria desde el punto de vista económico. Se ha señalado con acierto que las auto-
ridades económicas de todos los países dedican más esfuerzos que nunca a di-
señar y tratar de aplicar políticas de estímulo de la innovación y para la transfor-
mación de la innovación en crecimiento económico.
Los siguientes capítulos tienen por objeto sintetizar las principales relaciones de
la innovación con la economía, así como caracterizar la situación de la economía
española en relación a la tecnología y los retos y oportunidades abiertas. Co-
mienza, por tanto, resumiendo los mecanismos económicos que constituyen
fuentes impulsoras de la innovación. Repasa, a continuación, los efectos econó-
micos producidos por la innovación, poniendo el acento en el crecimiento, el
cambio de la estructura productiva y los retos de política económica introducidos
por las transformaciones en el funcionamiento de los mercados. El siguiente tema
es la caracterización de lo que puede llamarse la posición tecnológica de la eco-
nomía española. Se trata de establecer dónde estamos en comparación con los
logros tecnológicos de otras economías similares y a qué ritmo está cambiando
la economía española, el grado de adecuación del entorno de las empresas, y los
efectos de la innovación sobre la estructura productiva y la evolución de la pro-
ductividad total de los factores.

169
7.
Las fuentes económicas de la
innovación
¿Qué condiciones económicas estimulan la innovación y su transformación en
crecimiento económico? Hoy día existe un amplio consenso en que es la inver-
sión privada, en un marco de suficiente inversión pública complementaria, quien
a través de mercados flexibles proporciona las mejores condiciones para el des-
arrollo de la innovación y el crecimiento económico. Los mecanismos que operan
en el logro de la innovación pueden resumirse en tres fuentes económicas: las
oportunidades tecnológicas, el funcionamiento de los mercados y las empresas,
y las instituciones y acción pública (Steil, Victor y Nelson 2002).

7.1 Las oportunidades tecnológicas


Las oportunidades de desarrollar una tecnología aparecen desigualmente distri-
buidas en el tiempo y por áreas. La evolución de la ciencia es un factor impor-
tante subyacente a la aparición de oportunidades tecnológicas, pero hay casos
en que el desarrollo de una tecnología industrial ha precedido a la ciencia. En
cualquier caso, para que una oportunidad tecnológica sea objeto de aprovecha-
miento en un momento y área dada, resulta importante tanto la acumulación de
conocimiento científico como de experiencia industrial previa.
Las oportunidades tecnológicas definen la frontera del cambio técnico que resul-
ta posible, pero la búsqueda y logro de innovaciones en la frontera es un proce-
so sujeto a una alta incertidumbre. El proceso de innovación en la frontera nece-
sita de experimentación y asunción de riesgos, por lo que el cambio técnico apa-
rece altamente correlacionado con los esfuerzos desplegados por las empresas.
La iniciativa privada constituye una fuerza idónea para llevar a cabo esta experi-
mentación, y la rotación en las empresas que lideran los mercados constituye la
mejor prueba de la dificultad de predecir los resultados y/o adaptar las empresas
a las condiciones cambiantes.

7.2 Los mercados y empresas


La existencia de un mercado de tamaño suficiente constituye el primer incentivo
para llevar a cabo la introducción de innovaciones. Un mercado de gran tamaño
171
puede proporcionar una importante recompensa a la introducción de innovacio-
nes de producto y al recorte de costes unitarios mediante las innovaciones de
proceso. El tamaño del mercado, sin embargo, no es algo dado. Las innovacio-
nes radicales de producto o los abaratamientos importantes de precios debidos
a innovaciones de proceso pueden dar lugar al desarrollo de nuevos mercados, a
veces incluso totalmente inesperados. El tamaño del mercado puede verse ade-
más afectado por la existencia de barreras legales (aranceles, regulación de es-
tándares, etc).
La introducción de innovaciones necesita el estímulo de la «apropiabilidad» (Arrow
1962). Se llama apropiabilidad a la posibilidad de obtener una rentabilidad del va-
lor social creado (en beneficio de los consumidores y otras empresas). Lo que di-
ficulta la introducción de las innovaciones es la existencia de unos altos costes fi-
jos de la innovación (independientes de la producción que se vaya a llevar a cabo)
en relación a los costes marginales o unitarios del producto. La incertidumbre, y
las peculiares propiedades del conocimiento como bien económico (es difícil ex-
cluir a otros agentes de su uso una vez puesto en circulación), complican las po-
sibilidades de apropiabilidad.
La falta de unas condiciones suficientes de apropiabilidad está en la base de la
inhibición de muchas actividades innovadoras de las empresas. A veces, la em-
presa simplemente no emprende actividades regulares de innovación porque no
lo encuentra rentable. En otras ocasiones, es el nivel de actividad innovadora el
que resulta insuficiente en relación con la rentabilidad social de la actividad. En los
dos casos (no se realiza o se realiza insuficientemente) se dice que se produce un
fallo de mercado. El funcionamiento exclusivo de los mecanismos competitivos
lleva a una asignación subóptima, lo que es un hecho frecuente en presencia de
importantes costes fijos o irrecuperables, efectos externos e importante incerti-
dumbre e imperfecciones en la información.
Los derechos de propiedad intelectual, representados principalmente por las pa-
tentes, constituyen un paliativo parcial a estos problemas (los incentivos a la in-
novación mediante subvenciones y ventajas fiscales son otro). Sin embargo, los
derechos de propiedad intelectual son desigualmente utilizados según activida-
des. Las empresas, para proteger sus ventajas competitivas, a menudo confían
principalmente en el secreto, la complejidad de imitación o mecanismos similares
(nótese que las patentes significan generalmente la revelación de la información),
aunque hoy se está produciendo de nuevo un auge de la patentación. Por otra
parte, una regulación inadecuada y un uso anticompetitivo de los derechos de
propiedad pueden acabar dificultando la difusión de innovaciones.
No existe una conclusión clara acerca de la relación entre tamaño de las empre-
sas e innovación, lo que probablemente se debe a que esta relación cambia mu-
cho con las actividades. En las actividades con tecnologías maduras y relativa-
mente estables, acostumbran a predominar empresas de gran tamaño y se pro-
duce escasa entrada, aunque estas empresas acostumbran a su vez a estar
relacionadas con suministradores de menor escala. En las tecnologías de evolu-
172
ción más rápida, empresas de pequeño tamaño que presentan altas tasas de
crecimiento parecen concentrar una parte muy importante de la innovación. De
hecho, parece claro que, aunque la empresa individual siga siendo el agente de
la innovación, las empresas de alto contenido tecnológico tienden a concentrarse
en «clusters» geográficos donde se benefician de las condiciones creadas (in-
fraestructura adecuada, fuerza de trabajo cualificada...) a la vez que de los efec-
tos externos generados por las empresas presentes (Fujita, Krugman y Venables
1999).
Por otra parte, un buen número de las actividades más dinámicas de innovación
son llevadas a cabo por empresas de carácter transnacional. Un aspecto que ha
interesado permanentemente acerca de estas empresas es su estrategia de dis-
tribución de las actividades de I+D a través del mundo. Las investigaciones más
recientes, tienden a poner de manifiesto estrategias complejas. En la instalación
de centros de I+D estas empresas buscan satisfacer dos objetivos distintos y
complementarios: adaptar las tecnologías a las condiciones locales de operación,
pero también absorber adecuadamente los efectos externos generados en los
«clusters» de actividades tecnológicas o por las empresas líderes en la actividad.
Una forma de superar las dificultades que plantea la realización de actividades de
innovación, y que se ha abierto paso con fuerza, es la cooperación entre empre-
sas. Esta cooperación, que puede tomar muchas formas (cooperación con com-
petidores, clientes, proveedores) y extenderse a instituciones públicas (universi-
dades, centros públicos de investigación) permite repartir costes y riesgos. Los
analistas han venido considerando que estos acuerdos constituyen una forma efi-
ciente de impulsar la inversión innovadora.

7.3 Actuación pública e instituciones


Otro aspecto importante de los resultados económicos es que se basan en la
existencia de un conocimiento y experiencia públicos a libre disposición de todos
los agentes. Este conocimiento y experiencia se han generado tradicionalmente
en las universidades, centros públicos de investigación y centros tecnológicos,
mientras que también son alimentados por los conocimientos que trascienden al
dominio público de la actividad de las empresas. Una parte importante de este
conocimiento se deriva de la investigación básica. La financiación de la genera-
ción de este conocimiento corre a cargo de los estados, que la consideran un
gasto dedicado a la provisión de un importante «bien público» (o bien utilizable
por todos los agentes, que difícilmente puede ser objeto de apropiabilidad, y cuya
provisión puramente privada sería insuficiente).

La existencia de este conocimiento disminuye los costes fijos de la innovación, fa-


cilitando que las empresas se sitúen en la frontera de posibilidades de innovación.
173
Una importante herramienta de la innovación es precisamente la cooperación de
las empresas con las universidades y los centros públicos, que se ha tendido a
desarrollar crecientemente bajo distintas formas. Uno de los aspectos más im-
portantes es el papel jugado por estas instituciones como lugar de formación de
personal científico y fuente de recursos humanos de alta cualificación para las
empresas. El desarrollo de esta cooperación, estimulada conscientemente desde
los gobiernos, ha situado en el centro el tema de los incentivos de las institucio-
nes y los investigadores públicos, estrechamente ligado a los derechos de pro-
piedad intelectual.
Es pues manifiesto que la actuación pública económica tiene dos importantes
áreas de actuación con un gran impacto en las actividades de innovación: la re-
gulación y desarrollo de los derechos de propiedad intelectual y la financiación
pública del conocimiento y el apoyo a las actividades de las empresas. Una ter-
cera, cuya importancia se deriva del hecho de que los agentes implicados inter-
accionan en el mercado, es la política de competencia en los mercados. Sin em-
bargo, existen otras áreas en que la actuación pública repercute, de forma más
indirecta pero importante, en las actividades de innovación: el funcionamiento del
sistema educativo y la regulación del mercado de trabajo, el funcionamiento de
los mercados de capitales y en particular del capital-riesgo, y la política de com-
pras públicas.

174
8.
Los efectos económicos de la
innovación
La innovación es hoy objeto de renovada atención desde el punto de vista econó-
mico porque existe un amplio consenso en considerarla el principal motor del cre-
cimiento económico (Scherer 1999). Hace 50 años, con la generalización de la me-
dida del producto de los países, empezó a desarrollarse una «contabilidad del cre-
cimiento» que puso de manifiesto la importancia del cambio técnico como
determinante del crecimiento del producto por trabajador. Solow (1957) encontró
que el progreso técnico explicaba el 80% del crecimiento de la productividad en la
economía americana durante la primera mitad del siglo. Los modelos modernos de
crecimiento económico tienen como denominador común, al menos desde Romer
(1980), el esfuerzo por «endogeneizar» este crecimiento, tomándolo como el resul-
tado de las acciones de innovación tecnológica de los agentes de la economía.
Al reconocimiento del papel de la innovación en el crecimiento ha seguido el inte-
rés por la medida de su impacto, y el examen acerca de cómo cambia las pro-
pias condiciones de la economía. A continuación se resumen tres importantes as-
pectos de los efectos de la innovación: su impacto en el crecimiento de la pro-
ductividad, su efecto en la competitividad y el cambio de la estructura productiva,
y su papel en la transformación de la economía y generación de nuevos desafíos
para la acción pública.

8.1 Crecimiento y productividad


La contabilidad del crecimiento constituye un sencillo modelo aplicable a todos
los niveles de la economía, desde la propia empresa hasta el conjunto del país
(véase, por ejemplo, Griliches 2000). A cualquiera de estas escalas, el crecimien-
to de la productividad del trabajo se puede dividir en el impacto del crecimiento
del capital por unidad de trabajo y el impacto del cambio técnico, normalmente
bautizado con el nombre de «productividad total de los factores». Esta variable re-
fleja el crecimiento que queda por explicar tras dar cuenta de los cambios en las
dotaciones de los factores.
El incremento del capital por trabajador o «profundización del capital» aumenta
los servicios de capital obtenidos por unidad de trabajo. Con el transcurso del
tiempo, los servicios proporcionados por las sucesivas generaciones de bienes
de equipo requieren una fuerza de trabajo más cualificada, por lo que conviene
175
corregir adecuadamente la medida de la fuerza de trabajo por las variaciones en
el capital humano incorporado. Además, con un capital físico rápidamente cam-
biante, su valoración y depreciación adecuadas también generan serios proble-
mas de medida. Existen además otros problemas de medida (como, por ejemplo,
el impacto del ciclo económico o de los cambios de largo alcance). El valor resi-
dual calculado o productividad total de los factores constituye así una medida,
imperfecta pero universalmente utilizada, de la contribución del cambio técnico al
crecimiento del producto por unidad de trabajo.
El crecimiento de la productividad total de los factores de los países industrializados
durante los años 90 refleja, entre otras cosas, el impacto de la adopción de las nue-
vas tecnologías y en especial de las TIC (véase, por ejemplo, Pilat y Lee, 2001). La
difusión masiva de los ordenadores, por ejemplo, ha constituido una ampliación del
capital y de los servicios de capital por unidad de trabajo, que también se espera
que contribuya a incrementar la productividad total de los factores a través de su
papel en el cambio de los procesos productivos. Los efectos de los ordenadores y
de muchas otras TIC en la productividad total de los factores se han revelado, sin
embargo, difíciles de aprehender. Uno de los factores más decisivos es que son
efectos que sólo pueden realizarse plenamente si se producen procesos de «co-in-
vención», que desarrollen las aplicaciones potenciales (Bresnahan 2002). No son,
por tanto, efectos que pueda esperarse que se sigan automáticamente a la simple
adopción. En otros casos la condición es el alcance progresivo de las economías de
red (economías que dependen de la adopción generalizada de una tecnología).

8.2 Competitividad y estructura


productiva
La innovación es uno de los principales factores en que residen las ventajas com-
petitivas, o características distintivas de las empresas que resultan difíciles de re-
plicar por parte de los competidores.
En general, se puede decir que las empresas tienen más o menos «capacidad»,
en el sentido de que revelan mayor o menor aptitud para competir, según el va-
lor que adopten dos elementos: la máxima calidad con la que pueden producir y
sus costes unitarios de producción (o productividad, puesto que ésta determina
los costes), en cada línea de producto (Sutton 2000). Normalmente se supone
que se pueden colocar en el mercado productos caracterizados por distintas
combinaciones calidad-productividad (siempre existen compradores dispuestos a
adquirir mayor calidad a costa de cierto incremento del precio y viceversa). Pero
la empresa está limitada por dos fronteras: la formada por las combinaciones ca-
lidad-productividad más alejadas del origen, o combinaciones posibles de acuer-
do con el estado de la tecnología, y la frontera que representa las combinaciones
176
por debajo de las cuales la empresa no es viable. Las dos fronteras comprenden
lo que se llama el «umbral» de capacidad de este mercado.

Las empresas pueden incrementar su calidad y su productividad, y por tanto su


competitividad, pero esto requiere la innovación (de producto y de proceso). Ade-
más, en un mundo donde proliferan los nuevos productos y se multiplica infor-
mación difícil de procesar por los consumidores, la reputación es un medio im-
portante para sostener las ventas, y exige gastos de promoción como señal dis-
tintiva de la calidad.

Los mercados difieren en la efectividad de los gastos de innovación dirigidos a in-


crementar la «capacidad». Pueden distinguirse al menos tres tipos extremos de
industrias. Por una parte, están las industrias de baja intensidad tecnológica, con
procesos estandarizados, donde la proporción de gastos de I+D y promoción
acaba siendo relativamente baja. Pero cuando la efectividad de estos gastos es
alta, conviene distinguir dos situaciones polares. Puede que las actividades de
I+D puedan expandirse a lo largo de diferentes «trayectorias tecnológicas», dan-
do lugar a una proliferación de alternativas tecnológicas, productos y en conse-
cuencia empresas especializadas, o bien tratarse de un sector en el que las tra-
yectorias tecnológicas acaban colapsando en una sola, con la consecuencia de
que los gastos se acumulan y el mercado tiende a concentrarse mucho indepen-
dientemente de su tamaño. La competencia en los dos últimos tipos de industria
tenderá a desplazar constantemente el «umbral», y en el último de los casos con
la consecuencia de que sólo algunas empresas podrán permanecer en el largo
plazo (concentración).

Una estructura productiva dinámica, con alta capacidad de crecimiento, se ca-


racteriza por el peso de empresas y sectores con elevadas «capacidades» («la ri-
queza de las naciones reside hoy en la capacidad de sus empresas...», Sutton,
2000). De ahí que los países observen atentamente la evolución de la composi-
ción de sus industrias y procuren estimular el desarrollo de empresas y sectores
de alta intensidad tecnológica.

Las empresas de alta «capacidad» no están repartidas aleatoriamente por la ge-


ografía (del mundo, de las propias naciones). Se encuentran formando «clusters»
que se explican por los ahorros de costes de transporte, coordinación, contrata-
ción, etc. que proporciona un tejido de empresas de altas «capacidades» com-
plejamente relacionadas. En particular, la acumulación y aprovechamiento de co-
nocimientos tecnológicos parece jugar un papel clave en la consolidación de es-
tos emplazamientos.

Uno de los factores clave que retiene a las empresas en estos emplazamientos (o
al menos el «núcleo» de sus actividades), es el capital humano reunido. Los co-
nocimientos tácitos acumulados en los empleados, la especialización de algunas
tareas conducidas por grupos concretos de los mismos etc. son características
que generan altos costes con una movilidad excesiva. Se trata de una razón aña-
dida para que las empresas se apeguen a estas concentraciones geográficas y
177
para que, además, estas concentraciones acaben reuniendo en los países indus-
trializados altas «capacidades» de las empresas con altos salarios de los emple-
ados, contra lo que a menudo se había especulado.

8.3 Una nueva economía


La innovación tecnológica también está transformando el propio funcionamiento
de la economía y, en consecuencia, generando nuevos retos a la intervención gu-
bernamental. Por una parte, las últimas décadas han sido testigo de un impor-
tante proceso de liberalización y cambio regulatorio en las industrias, a menudo
alimentado por las transformaciones inducidas por el desarrollo tecnológico. En
particular, se ha producido una drástica reducción en el número de actividades
que hoy día se consideran sujetas a características severas e inevitables de mo-
nopolio natural (se dice que existe monopolio natural cuando la producción en
una sola empresa es menos costosa que la misma producción realizada en va-
rias).
Pero, por otra parte, la evolución reciente de la tecnología ha concentrado la in-
novación en actividades industriales con características (adicionales a las econo-
mías de escala y alcance) que hacen difícil que el simple funcionamiento de los
mecanismos competitivos genere resultados adecuados. Se trata a menudo de
productos que presentan importantes economías de red (el valor para el usuario
es creciente con el número de usuarios), son complementarios (tienden a ser pro-
ductos demandados conjuntamente) o requieren la adopción de estándares (el
valor para el usuario depende de su compatibilidad con productos existentes).
La evolución reciente ha dejado en desuso viejos conceptos, políticas y hasta el
mismo término «política industrial», pero el interés por el cambio técnico ha tras-
ladado al centro de atención el papel de los gobiernos y su actuación como «ca-
talizadores» de la innovación y estimuladores de su difusión en la economía. Des-
de este punto de vista, es lógico que los tres temas de política económica que
han ocupado el centro de los debates sean la competencia, la financiación de las
actividades de innovación y la propiedad intelectual.
La política de competencia ha estado siempre presidida por la existencia de rela-
ciones complejas, y a veces conflictivas, entre los medios para conseguir la efi-
ciencia asignativa y la eficiencia productiva. La eficiencia asignativa se refiere a la
relación adecuada del precio con respecto al coste marginal que, en general, tie-
ne el peligro de separarse más de lo necesario para recuperar los costes fijos,
como efecto del ejercicio de poder de mercado por las empresas que lo poseen.
Precios demasiado altos desaniman parte de la demanda y, por tanto, apartan re-
cursos de su asignación productiva óptima (frenando, por ejemplo, la difusión de
la innovación). La eficiencia productiva se refiere al alcance del mínimo coste po-
178
sible de producción, que implica la consecución de economías de escala y al-
cance, decisiones adecuadas de compatibilidad y esfuerzo en la redución de
costes por parte de las empresas (esfuerzo, por ejemplo, innovador).
Los mercados tecnológicamente intensivos, donde tiene lugar una parte funda-
mental de la innovación, plantean numerosos dilemas de competencia. Fusiones
y posiciones dominantes favorecen la eficiencia productiva pero conducen a ma-
yor poder de mercado y pueden convertirse en una fuente de ineficiencias asig-
nativas. La cooperación entre empresas en I+D y en actividades de innovación se
considera una forma eficiente de compartir costes y riesgos elevados, pero
acuerdos excesivos o su extensión a otros terrenos pueden dañar la eficiencia
asignativa. Estándares y decisiones de compatibilidad pueden contribuir a reducir
seriamente los costes pero también a dar ventajas excesivas a una sola empresa.
Si algo es hoy ampliamente compartido es que una política de competencia acti-
va resulta una condición necesaria para estimular la innovación.
El apoyo financiero gubernamental resulta clave en el desarrollo de la innovación.
No se trata sólo del papel del sistema público de I+D en la generación de exter-
nalidades al alcance de los innovadores, sino también de la necesidad de una po-
lítica activa de apoyo público a las actividades privadas de innovación, incluso la
que se realiza con fines comerciales, que contribuya a paliar los efectos de los fa-
llos de mercado (Trajtenberg 2002).
Dos consideraciones han ido adquiriendo fuerza en este terreno en los últimos
años hasta reunir un importante consenso. Primero, que es el sector privado
quien está en mejores condiciones de evaluar la dirección, riesgos y rentabilida-
des asociados a los proyectos de innovación ligados a las fases comerciales, en
los que el sector público debe proporcionar un apoyo no «intencional» o no «di-
reccional», mientras refuerza la financiación de las actividades más básicas. Se-
gundo, que las distintas formas de apoyo financiero (principalmente ventajas fis-
cales y subvenciones a proyectos de I+D) tienen papeles específicos a jugar y
que pueden y deben combinarse con el estímulo del papel del capital-riesgo, muy
importante ya en muchas economías.
El auge de la innovación, en especial en los nuevos sectores de la economía, ha
producido un resurgir del interés por la protección de los derechos de propiedad
intelectual. En EEUU, por ejemplo, existen presiones a favor de una extensión de
los derechos de protección, se ha producido un incremento de hecho de la pa-
tentación, y existe un importante aumento de los litigios en torno a las patentes.
Internet es uno de los factores, aunque no el único, que presiona en este senti-
do. Por otra parte, la patentación por las universidades, antes una fuente sin cos-
te de muchos conocimientos e invenciones, se ha convertido también en una
práctica habitual. Ante esta evolución, algunas voces han pasado a insistir en los
efectos perjudiciales que para la difusión y aplicación de las innovaciones puede
tener el desarrollo de formas excesivas o inadecuadas de protección. En particu-
lar, mientras que la protección de algunas actividades de los organismos públicos
parece proporcionar un mecanismo adecuado de incentivos, algunos analistas
179
sugieren que la tendencia reciente a la proliferación de la protección puede difi-
cultar el papel de la difusión del conocimiento público.
Los próximos años traerán con seguridad transformaciones de las prácticas y del
propio sistema mundial de patentes, a menudo basadas en una negociación in-
ternacional de derechos que cada vez adquieren más importancia justamente en
este ámbito. La adecuada inserción de los sistemas nacionales en el concierto
mundial, y en el caso de Europa el sistema europeo, será una tarea clave de po-
lítica tecnológica.

180
9.
La economía española y la
tecnología
España posee una capacidad tecnológica relativamente débil, lo que resulta par-
ticularmente claro cuando se compara con la del promedio de sus socios en la
UE y cuando se examina esta capacidad en relación a la que correspondería a su
propio peso económico actual. Las inversiones en actividades tecnológicas son
menores, la capacidad innovadora resulta insuficiente, y se teme que este des-
equilibrio tenga implicaciones negativas en el crecimiento sostenido futuro de la
producción y el empleo.
Tener un diagnóstico preciso de las debilidades tecnológicas de la economía es-
pañola es importante. Este apartado está dedicado a caracterizar la posición tec-
nológica de la economía española, examinando tanto la realidad microeconómica
como los grandes agregados macroeconómicos. En primer lugar, se describe la
evolución y situación presente de las actividades tecnológicas de las empresas. A
continuación se repasa la evolución de la estructura productiva y, finalmente, el
papel que la innovación puede haber jugado en la evolución de la productividad
global de los factores.

9.1 Las empresas y los mercados


¿Qué rasgos presenta la actividad tecnológica de las empresas españolas? En
primer lugar, la década de los noventa ha sido una década de cambio lento pero
firme hacia la mayor realización de actividades tecnológicas. Esto puede apre-
ciarse, para las empresas manufactureras, con los datos sobre actividades tec-
nológicas incluidos en la «Encuesta sobre Estrategias Empresariales» (ESEE) del
antiguo MINER. Son datos a escala de empresa, proporcionados por una mues-
tra representativa de dos subpoblaciones (las empresas de 10 a 200 trabajado-
res y las empresas con más de 200 trabajadores), con una estructura de panel
para el periodo 1990-2000 que permite utilizar fructíferamente la dimensión tem-
poral de las observaciones. La importancia de las empresas manufactureras se
deriva del hecho de que concentran la mayor parte de las actividades tecnológi-
cas de las empresas (por ejemplo, en 2001, sus gastos en I+D supusieron un
70% del total).
Al examinar la evolución de las actividades tecnológicas es importante tener pre-
sente el contexto competitivo en el que se movieron las empresas. A comienzos
181
de los años noventa, las manufacturas españolas estaban acabando de comple-
tar un proceso de cambio productivo radical iniciado, a mediados de los ochen-
ta, con la adhesión a la CEE y la consiguiente introducción de una perspectiva
cierta de integración económica con el mercado único de 1992. Durante este pe-
ríodo la mayoría de las empresas llevó a cabo cambios tecnológicos básicos, tan-
to en sus procesos como en sus productos, así como cambios organizativos,
mientras una importante proporción se veía obligada a cesar en su actividad al no
poder adaptarse.

Cuando se examinan desde el principio de los noventa, los mercados manufactu-


reros revelan una tendencia continua a la internacionalización. Esto obligó a las em-
presas a competir en los mercados domésticos en medio de una creciente presen-
cia de productos equivalentes, manufacturados con las tecnologías disponibles
más avanzadas, y convirtió en cada vez más importante la capacidad tecnológica
y la salida y consolidación de las ventas en el exterior, tanto por razones competiti-
vas como de dimensión. Este proceso afectó además especialmente a las indus-
trias con productos de alta y media intensidad tecnológica. En estas industrias, los
indicadores de apertura de los mercados ([exportaciones+importaciones]/produc-
ción doméstica) habían alcanzado ya en 2001 respectivamente el 140% y 120%.
La proporción de la producción doméstica exportada se situó en este año alrede-
dor del 50% y la proporción de la demanda doméstica cubierta con importaciones
(importaciones/[producción no exportada+importaciones]) fue del orden del 60%.
Las principales tendencias observadas se pueden resumir como sigue.

En primer lugar, la proporción de empresas de cualquier tamaño con actividades


de I+D (intramuros, contratadas, o ambas cosas a la vez) ha tendido a crecer du-
rante toda la década, lenta pero firmemente. Además, aunque muchas empresas
encuentran óptimo combinar las actividades de I+D con la importación de tecno-
logía, la realización exclusiva de esta última actividad es también una forma de
actividad tecnológica. Cuando se considera la importación de tecnología, resulta
que la proporción de empresas con actividades tecnológicas todavía ha crecido
más. Por otra parte, mantener empleo dedicado a I+D muestra un mayor com-
promiso con la realización permanente de actividades formales de I+D. Y la pro-
porción de empresas de todos los tamaños con empleo en I+D también ha ten-
dido a crecer. Al final de la década puede decirse que al menos un 5% adicional
de las empresas manufactureras de más de 10 trabajadores habían pasado a te-
ner actividades formales de I+D.

En segundo lugar, el gasto de I+D nominal por empresa con actividades de I+D
creció durante la década hasta más que doblarse. Más significativo es todavía
que el ratio de este gasto con respecto a las ventas, o el esfuerzo tecnológico (el
ratio del gasto en I+D más las importaciones de tecnología con respecto a las
ventas), tendieron a incrementarse en varias décimas, lo que implica que, en una
fase con una expansión media particularmente alta de las ventas, el incremento
del gasto tecnológico fue todavía superior. Esto ocurre en las empresas de los
dos tamaños considerados, que de hecho presentan gastos relativos de I+D y
182
esfuerzos similares, mostrando que la diferencia entre empresas grandes y pe-
queñas reside fundamentalmente en la probabilidad de realizar actividades de I+D
pero no en la intensidad relativa una vez que las realizan.
En tercer lugar, también los resultados tecnológicos crecen significativamente.
Por una parte, tienden a aumentar las proporciones de empresas que introducen
innovaciones de proceso y producto, en particular las relativas a las empresas de
mayor tamaño. Por la otra, al final del periodo parece observarse por primera vez
un incremento del número medio de patentes obtenidas por las empresas espa-
ñolas. El incremento afecta, como era de esperar dado el contexto competitivo ya
explicado, al número de patentes obtenidas en el extranjero.
En cuarto lugar, los datos muestran que, a lo largo de los noventa, se produce un
incremento decidido de la proporción de empresas que adoptan y pasan a utili-
zar tecnologías avanzadas (representadas por los datos sobre el uso de máqui-
nas herramientas de control numérico, robótica y diseño asistido por ordenador o
CAD). Las tasas de penetración de estas tecnologías registran avances superio-
res a 15 puntos porcentuales en las empresas grandes y tasas no mucho meno-
res en las de menor tamaño.
En resumen, durante los años noventa tiende a crecer la proporción de empre-
sas de cualquier tamaño con esfuerzo en I+D, tiende a avanzar significativa-
mente el tamaño relativo de este esfuerzo en las empresas que lo protagonizan,
se incrementan los resultados obtenidos, tanto en términos de innovaciones
como en términos de patentes extranjeras, mientras que en el conjunto de las
manufacturas se observa un incremento decidido en la adopción y uso de tec-
nologías avanzadas. No puede negarse, por tanto, que se produce una progre-
siva transformación de la importancia de las actividades tecnológicas en las em-
presas manufactureras. La cuestión principal reside entonces en la distancia
que estas mismas empresas y estructura productiva mantienen todavía con res-
pecto a los competidores de otros países industrializados, y si las tasas de
cambio observadas son suficientes para alcanzar la magnitud del cambio dese-
able en el plazo necesario.
La «Encuesta sobre Innovación Tecnológica en las Empresas» referida al año
2000, realizada por el INE, proporciona la visión global más reciente disponible de
las actividades innovadoras de las empresas. Esta encuesta forma parte de una
operación estadística coordinada a escala europea (los Community Innovation
Survey o datos CIS) que, en principio, posibilita la comparación europea de los
datos sobre innovación. Pero los datos del 2000 (correspondientes al CIS3) to-
davía no han sido puestos en circulación por Eurostat y sólo están por el mo-
mento parcialmente accesibles país a país. Sin embargo, y con el fin de permitir
un análisis comparativo, se han reunido los datos correspondientes a España y al
conjunto de países de la UE con los que tiene más sentido la comparación de los
datos españoles (Alemania, Francia y Reino Unido, véase la siguiente sección). El
objetivo es proporcionar una valoración de la posición tecnológica actual relativa
de España.
183
La encuesta incluye, junto a las manufacturas, las actividades energéticas, la cons-
trucción y varias ramas de servicios. Se trata de una encuesta dirigida a ofrecer es-
timaciones de los valores de una serie de variables clave relativas a la innovación en
la población de empresas de más de 10 trabajadores. La datos de la encuesta pre-
sentan un acuerdo básico, hasta donde se puede comparar, con las cifras para el
año 2000 procedentes de la encuesta (metodológicamente distinta) que se ha utili-
zado para analizar la evolución de las Manufacturas durante los años noventa. Debe
tenerse en cuenta que los valores medios deben estar mucho más cercanos a los
correspondientes a la subpoblación de 200 y menos trabajadores que a los de las
empresas de mayor tamaño (debido a las ponderaciones con que cada subpobla-
ción debe entrar en un agregado). Por otra parte, las diferencias en las definiciones
se aclaran en el texto. A continuación se resume la imagen que estos datos ofrecen
de las actividades innovadoras de las empresas españolas y sus resultados.
En el año 2000, un 14,3% de las empresas manufactureras presentaban gastos
en I+D realizada intramuros (una empresa de cada tres en las industrias de alta
intensidad tecnológica, una de cada diez en las de baja). Cuando a la I+D intra-
muros se añaden los gastos en I+D contratada, adquisición de maquinaria y equi-
po avanzado, adquisición de conocimientos y otros gastos ligados a la produc-
ción o introducción de innovaciones, se obtienen los gastos de innovación. Un
32,6% de las empresas presentaba gastos de innovación. Por otra parte, algo
más de una de cada diez empresas manufactureras mantenía empleados dedi-
cados a actividades de I+D. Los gastos de I+D intramuros y los gastos de inno-
vación como proporción de las ventas, o esfuerzo en I+D e innovación, respecti-
vamente, eran el 0,8% y el 2,7% para las empresas con gastos positivos. El es-
fuerzo en I+D es algo superior en los sectores de alta intensidad tecnológica
mientras que el esfuerzo en innovación resulta ser algo mayor en los sectores de
menor intensidad tecnológica.
Como resultado de sus actividades, algo más de un tercio de las empresas infor-
man haber introducido alguna innovación en 2000 o los dos años anteriores (es
decir, durante el período1998-2000). Un cuarto de las empresas informan haber
introducido alguna innovación de proceso y otra cuarta parte alguna innovación
de producto. Además, un 27% de las ventas de estos años está basada, para las
empresas innovadoras, en los productos innovados, y las empresas innovadoras
mantienen en vigor en media 1,2 patentes.

9.2 Una comparación


microeconómica europea
A continuación se procede a una comparación detallada de los datos de inno-
vación en la industria manufacturera de España y tres grandes países de la UE
184
(Alemania, Francia, y Gran Bretaña). La comparación está realizada utilizando
los datos originales de la encuesta de innovación correspondiente al 2000
(CIS3) en los cuatro países, elaborados en cada país por expertos nacionales.
Se han cotejado con datos menos detallados que Eurostat ha proporcionado, a
través de la base de datos New-Cronos, y tienden a presentar una completa
identidad en los «ratios» relativos a los gastos y un grado de acuerdo razonable
en lo que respecta a los porcentajes de empresas que realizan las actividades
concernidas.
La estadística europea de innovación todavía está lejos de alcanzar su madu-
rez, por lo que las comparaciones entre países deben ser realizadas con pru-
dencia, en particular cuando se refieren a un solo concepto. Esta precaución
es necesaria aunque el ámbito de referencia con que se trabaje sean las ma-
nufacturas, en las que los conceptos manejados cuentan con mayor tradición.
En primer lugar, los tamaños relativos de muestra difieren de forma importante
para los países, con lo que los errores estadísticos asociados a las diferentes
estimaciones son muy variados. En segundo lugar, la «traducción» de los con-
ceptos de una misma pregunta y su presentación en los cuestionarios nacio-
nales, así como los distintos marcos institucionales, dan lugar a diferencias de
contenido en las respuestas todavía poco analizadas. En tercer lugar, la obli-
gatoriedad o no de la encuesta genera diferencias en los incentivos de los en-
cuestados con consecuencias estadísticas. Finalmente, las diferentes prácticas
estadísticas para hacer frente a la falta de respuesta o la respuesta parcial in-
ducen diferencias adicionales (a veces incluso entre los datos de un mismo
país referidos a distintas preguntas). El conjunto de datos que se presenta
debe entenderse más bien proporcionando una imagen útil y fiable cuando se
toma como un todo.
Los cuadros que se comentan constituyen un resumen de una información más
extensa para los mismos países, referida a 11 sectores manufactureros y dos
grandes agregaciones de los mismos, según la clasificación de la OCDE (secto-
res intensivos en tecnología y sectores no intensivos en tecnología). Esta infor-
mación también incluye un mayor número de indicadores y submuestras, así
como algunas comparaciones referidas a la información europea de innovación
de 1996 (CIS2).
El resultado de la comparación es el siguiente:
España presenta dos importantes diferencias en cuanto a la estructura de sus ma-
nufacturas (tabla 45). Primero, la proporción de empresas en los sectores intensi-
vos en tecnología es de una de cada 5, mientras que en el resto de países esta
proporción es de una de cada 3 (Alemania) o se acerca más a este valor (Gran
Bretaña, Francia). Segundo, las empresas españolas de ambos grupos de secto-
res son de menor tamaño que las de los otros países. El tamaño medio de la em-
presa española, medido en número de trabajadores, es sólo algo superior al 50%
del tamaño de las empresas europeas y únicamente en algunos casos resulta más
comparable con el tamaño de las empresas del resto de países (como, por ejem-
185
plo, en el caso de las empresas intensivas en tecnología de España y Gran Breta-
ña). Esto implica una diferencia todavía mayor en el peso de los sectores intensi-
vos en tecnología cuando este peso se mide por el empleo o las ventas.

Tabla 45. Estructura de las manufacturas Tamaño de las empresas


Estructura de las (Porcentaje de empresas) (Número medio de trabajadores)
manufacturas y
tamaño de las A E F GB A E F GB

empresas (2000) Sectores intensivos


en tecnología 33 20 27 31 253,4 125,3 231 149,7

Sectores no intensivos
en tecnología 67 80 73 69 106 60,7 108 100,1

Total manufacturas 100 100 100 100 155,1 73,9 142 115,6

Nota: Empresas de 20 ó más trabajadores.


Fuente: Encuesta CIS3 (avance de resultados).

Esta diferencia de tamaño es común tanto a las empresas no innovadoras como


a las innovadoras, e incluso es algo más pronunciado en el caso de las innova-
doras (seguramente porque en España hay mayor proporción de empresas inno-
vadoras de pequeño tamaño). El tamaño medio de la empresa innovadora espa-
ñola se acerca mucho al de las británicas en algún sector intensivo en tecnología
(química) o incluso lo supera en otro (transporte), aunque quede lejos de los ta-
maños alemanes y franceses en estos sectores, pero es sistemáticamente más
reducido en todos los demás sectores. Esto, que probablemente está relaciona-
do con el peso todavía muy importante de los mercados domésticos (siendo el
de España mucho más reducido), no tiene porqué constituir un problema mien-
tras no dificulte el desarrollo de las innovaciones (cuyas inversiones pueden re-
querir cierta escala). Más bien puede ser sintomático de las propias diferencias
que se aprecian en las actividades de innovación que, como es sabido, constitu-
yen una de las fuentes más seguras de crecimiento.

España presenta una importante diferencia con respecto al resto de países en las
proporciones de empresas que emprenden actividades innovadoras, especial-
mente actividades de I+D (tabla 46). La tabla debe interpretarse con cautela, por-
que parecen existir ciertos problemas de subestimación de los gastos de innova-
ción en el caso de Francia y de definición relativa de los gastos y empleo en I+D
en Gran Bretaña. Pero del conjunto de los datos resulta una evidencia clara. En
los sectores intensivos en tecnología, menos de un tercio de las empresas espa-
ñolas presentan gastos intramuros en I+D, cuando esta proporción tiende a ser
mucho mayor, al menos en Alemania y Francia. En los sectores no intensivos en
tecnología, sólo un 10% de las empresas españolas presentan gastos intramuros
de I+D, mientras que esta proporción es significativamente superior en los mis-
mos países. El comportamiento relativo de las empresas españolas mejora algo
sin embargo cuando se considera el conjunto de los gastos de innovación (los
186
gastos de innovación añaden a los gastos de I+D intramuros los gastos de I+D
externa, de adquisición de maquinaria avanzada y conocimientos, así como gas-
tos de formación, marketing de productos nuevos etc.). La similitud con los da-
tos de Francia (que de todas formas no son plenamente comparables) podría es-
tar indicando que gran parte de la diferencia está centrada en que muchas em-
presas españolas se quedan en el estadio de incurrir en gastos de innovación
que no implican emprender actividades de I+D intramuros. Los datos de empre-
sas con empleo en I+D, menos sujetos a problemas de definición, presentan una
seria diferencia en contra de las empresas españolas de todos los sectores con
respecto a las de Alemania y Gran Bretaña.

Gasto en I+D intramuros Gasto en innovación Empleo en I+D Tabla 46.


(Porcentaje de (Porcentaje de (Porcentaje de Proporción de
empresas con gasto) empresas con gasto) empresas con empleo) empresas con
actividades de
A E F GB A E F GB A E F GB innovación (2000)

Sectores intensivos
en tecnología 57 29 47,7 35 75,7 44,7 50,3 60,7 60,3 27,5 — 51,7

Sectores no intensivos
en tecnología 30,3 10,8 23,9 16,2 58,9 29,7 27,2 47,4 32 10,3 — 26,9

Total manufacturas 38,9 14,3 30,4 22,3 64,3 32,6 33,5 51,3 41,2 13,6 — 34,3

Nota: Empresas de 10 ó más trabajadores, excepto para Francia (empresas de 20 ó más trabajado-
res).
El símbolo «—» significa datos no disponibles.
Fuente: Encuesta CIS3 (avance de resultados).

Las empresas españolas que realizan gastos de I+D e innovación presentan, en


los sectores intensivos en tecnología, un esfuerzo (gasto como proporción de las
ventas) significativamente menor que el de las empresas comparables de los
otros países. El esfuerzo en los sectores no intensivos en tecnología resulta, por
el contrario, comparable. La tabla 47 pone de relieve que el esfuerzo en I+D de
las empresas españolas que realizan gastos de I+D es un tercio del esfuerzo de
las empresas de Alemania, Francia y Gran Bretaña, y que el principal origen de
esta diferencia se encuentra en el esfuerzo en los sectores intensivos en tecnolo-
gía, donde el esfuerzo relativo de la empresas españolas es todavía menor. Las
diferencias no son en cambio tan pronunciadas en el empleo en I+D, lo que su-
giere que parte de las diferencias monetarias pueden estar relacionadas con el
coste del personal de I+D (ya sea por una distinta composición de los equipos o
por el nivel general de los sueldos y salarios en las actividades de innovación). Y
tampoco son tan pronunciadas en los gastos de innovación, lo que de nuevo su-
giere el mayor papel en las empresas españolas de los gastos de innovación que
no alcanzan a ser actividades de I+D intramuros. La tabla 47 sugiere también cla-
ramente que el esfuerzo de las empresas españolas de los sectores no intensivos
en tecnología es muy similar al de las empresas del resto de países.
187
Tabla 47. Esfuerzo en I+D Esfuerzo innovador
Esfuerzo en (gastos en I+D intramuros (gastos en innovación Porcentaje de
innovación de las sobre ventas, %) sobre ventas, %) empleados en I+D
empresas innovadoras
y de las empresas con A E F GB A E F GB A E F GB

empleo en I+D (2000) Sectores intensivos


en tecnología 4,2 1,1 3,8 4,1 7,2 2,5 5,5 7,6 7,5 5,7 10,1 11,2

Sectores no intensivos
en tecnología 0,7 0,5 1 0,4 2,9 2,9 1,8 3 2,8 3,2 3,5 2,7

Total manufacturas 3 0,8 2,8 2,4 5,8 2,7 4,2 5,5 5,9 4,5 7,7 7

Nota: Empresas de 10 ó más trabajadores, excepto para Francia (empresas de 20 ó más trabajado-
res)
Fuente: Encuesta CIS3 (avance de resultados).

Las empresas españolas presentan, sin embargo, niveles relativamente altos de


obtención de innovaciones, y porcentajes relativamente elevados en la proporción
de las ventas que representan los productos sensiblemente mejorados a través
de las innovaciones en los últimos tres años. Los datos de la tabla 48 muestran,
por una parte, que las empresas españolas han tendido a obtener innovaciones
en un porcentaje muy similar al de las empresas de Francia y Gran Bretaña. Los
datos más detallados muestran, además, que los porcentajes tienden a ser algo
mejores en el caso de las innovaciones de proceso. Por otra parte, la importan-
cia de las ventas basadas en productos innovados tiende a ser la misma que la
de las empresas de Gran Bretaña, aunque resulte inferior a la importancia que tie-
nen para las empresas de Alemania (existen indicaciones de que los datos de
Francia pueden estar subestimando el porcentaje de ventas innovadoras). Los re-
sultados de estas respuestas están usualmente muy influidos por la heterogenei-
dad de las apreciaciones sobre lo que constituye una innovación, y los resultados
tienden a diferir cuando se completan con matizaciones como la de si los pro-
ductos obtenidos son nuevos para la empresa o para el mercado. Sin embargo
también constituyen una medida básica de dinámica, por la que las empresas
que han experimentado más cambios recientes tienden a presentar porcentajes
más elevados que el resto, aun cuando los niveles de esfuerzo de partida sean
distintos. Desde este punto de vista los datos parecen reflejar que, pese a la de-
bilidad comparativa del esfuerzo innovador, la innovación constituye en las em-
presas españolas una actividad que ha experimentado un importante crecimiento
reciente.

188
Empresas innovadoras* Ventas innovadoras Tabla 48.
(Porcentaje de empresas con innovación de las empresas con Resultados de la
de producto y/o proceso innovación de producto** innovación (2000)

A E F GB A E F GB

Sectores intensivos
en tecnología 72,8 53,4 56,1 48,2 51,7 37,8 22,7 38

Sectores no intensivos
en tecnología 58,5 38 34,8 32,8 30,4 24 10,7 20,8

Total manufacturas 63,3 41,1 40,6 37,6 45 32,4 18,7 30,4

* Empresas de 20 ó más trabajadores.


* Empresas de 10 ó más trabajadores, excepto para Francia (empresas de 20 ó más trabajadores).
Proporción que representan los productos nuevos o sensiblemente mejorados en la cifra de ne-
gocios, %.

Fuente: Encuesta CIS3 (avance de resultados).

La tabla 49 descompone las diferencias que se observan para una serie de indi-
cadores entre los valores españoles y el valor correspondiente para el país con el
que se compara. Por ejemplo, la primera «Diferencia total» dice que España tie-
ne, de cada 100, 27,5 empresas menos con empleo en I+D que las que tiene
Alemania, y la segunda que España presenta un esfuerzo medio de I+D intramu-
ros de 1,8 puntos porcentuales menos que el de Alemania. Estas diferencias se
descomponen en dos. El primer componente, la contribución de las «Diferencias
sector a sector», mide la diferencia que presenta el indicador español con res-
pecto al valor que tomaría en una España «virtual» donde las medidas en cada
sector presentaran valores alemanes. En el ejemplo serían 23,9 empresas menos
ó 1,1 puntos porcentuales menos. El segundo componente, la contribución de la
«Diferencia de estructura productiva», mide la diferencia que presenta el indicador
correspondiente a una Alemania «virtual» que tuviera la estructura productiva es-
pañola con respecto al que realmente tiene. En el ejemplo 3,6 empresas menos
ó 0,7 puntos porcentuales menos. El cuadro pone de relieve que la parte más im-
portante de las diferencias que presenta España no radican en la estructura pro-
ductiva, pese a ser diferente, sino en los valores que presentan sector a sector
los indicadores de las empresas. Aunque estos valores son a menudo especial-
mente diferentes en los sectores de alta intensidad tecnológica.

189
Tabla 49. España-Alemania España-Francia España-Gran Bretaña
Comparación entre
España y otros países Contribuciones a la Contribuciones a la Contribuciones a la

europeos (2000) diferencia en el diferencia en el diferencia en el

Porcentaje Esfuerzo Porcentaje Esfuerzo Porcentaje Esfuerzo


de empresas en I+D Esfuerzo de empresas I+D Esfuerzo de empresas I+D Esfuerzo
con empleo intramuros innovador con empleo intramuros innovador con empleo intramuros innovador
en I+D (%) (%) en I+D (%) (%) I+D (%) (%)

Diferencias sector
a sector -23,9 -1,1 -1,9 — -1 -0,6 -18,1 -1 -1

Diferencia de
estructura -3,6 -0,7 -1 — -0,3 -0,4 -2,4 -0,3 -0,3

Diferencia total -27,5 -1,8 -2,9 — -1,3 -1 -20,5 -1,3 -1,3

Notas: Empresas de 10 ó más trabajadores, excepto para Francia (empresas de 20 ó más trabajado-
res).
Se consideran dos sectores: Intensivos y no intensivos en tecnología. La estructura producti-
va es el porcentaje de empresas (trabajadores) en cada sector.
Diferencias sector a sector: Diferencia que presenta España con respecto a lo que ocurriría si
cada sector presentara el valor de los indicadores del país con el que se compara.
El símbolo «—» significa datos no disponibles.
Fuente: Elaboración propia a partir de CIS3 (avance de resultados).

9.3 La estructura productiva


Las pronunciadas diferencias que existen en el esfuerzo tecnológico de las em-
presas según el sector en el que operan pone de relieve lo importante que resul-
ta, desde el punto de vista del esfuerzo tecnológico global de un país, la compo-
sición de la producción o estructura productiva. Por una parte revela el grado de
especialización alcanzado en uno u otro tipo de industrias mediante la compe-
tencia en los mercados mundiales. Por la otra, muestra las potencialidades de
crecimiento económico y las carencias y necesidades que planteará. ¿Cuál es el
diagnóstico de la estructura productiva española actual?

Estudios sobre la composición y el cambio en la estructura productiva y distri-


bución geográfica en las manufacturas de los países de la UE desde finales de
los ochenta, medidas por una desagregación a tres dígitos CNAE, muestran
que los cambios han sido modestos (Gordo, Gil y Pérez 2003). Pese a las con-
diciones creadas por el proceso de integración, tanto la especialización pro-
ductiva como la concentración geográfica de la producción han experimentado
escasos cambios (Gordo, Gil y Pérez). Entre los pocos cambios destaca, sin
embargo, el notable incremento del peso de las industrias altamente intensivas
en tecnología en tres países de pequeño tamaño (Irlanda, Finlandia y Suecia), y
190
una tendencia a la concentración geográfica de las actividades de algunas in-
dustrias de baja intensidad tecnológica (en especial textil, vestido y calzado) en
el sur de Europa.

La estructura productiva española, que ya sufrió un cambio radical en los ochen-


ta, ha continuado convergiendo hacia la estructura productiva de los países
europeos de gran tamaño (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia), con la que ha
llegado a presentar una elevada similitud. La diferencia más importante con res-
pecto a estos países reside, sin embargo, en el escaso peso relativo de las in-
dustrias de alta intensidad tecnológica.

Durante los años noventa España presentó una tendencia al crecimiento de las
industrias de media-alta intensidad en tecnología, que se ha combinado con una
evolución razonable de las actividades de muchas industrias de baja intensidad
tecnológica. El resultado ha sido una ganancia de posiciones a escala europea en
las industrias de intensidad tecnológica media-alta, junto con una fuerte partici-
pación en la concentración que se ha producido de las de baja.

Sin embargo, los escasos cambios registrados en la actividad productiva, aun


cuando ésta se ha tratado de caracterizar por una desagregación elevada, cons-
tituyen una llamada de atención sobre el carácter intraindustrial de muchos de
los cambios importantes. Debe esperarse, por ejemplo, que en aspectos como
la calidad y el contenido en tecnología avanzada de las variedades de productos
intercambiadas en cada mercado se haya producido una especialización y con-
centración de actividades adicional. Por otra parte, los «saltos» producidos en
las actividades de algunos países pequeños revelan en realidad la importancia
de la dinámica de concentración geográfica de ciertas actividades en clusters
geográficos, a los que no son ajenas las decisiones de localización de las multi-
nacionales. Actividades productivas concretas altamente intensivas en tecnolo-
gía, insertadas en las estructuras productivas de los países grandes, están ex-
perimentado procesos similares, sin que los datos sectoriales revelen de nuevo
estos cambios a causa del tamaño de los sectores y el carácter intraindustrial de
los cambios.

Por otra parte, el análisis de la estructura de las manufacturas debería comple-


tarse con el de la evolución de los servicios, sobre los que los datos todavía son
escasos. Los servicios ligados a la industria, por ejemplo, constituyen una fuente
importante de progreso tecnológico industrial y las evoluciones relativas de éste y
otros sectores pueden implicar importantes diferencias en las condiciones del
crecimiento.

En resumen, España presenta hoy una especialización productiva cercana a la de


los países de mayor tamaño de la UE. Es una especialización productiva particu-
larmente vigorosa en las industrias de media-alta intensidad en tecnología que,
sin embargo, presenta una importante debilidad relativa en las industrias de alta
intensidad tecnológica. En un mundo dominado por la especialización intraindus-
trial y el desarrollo de la concentración geográfica de las actividades tecnológica-
191
mente avanzadas, los próximos cambios en la estructura productiva española de-
penderán crucialmente de las inversiones que España logre en estas actividades
mientras mantiene el fomento de la innovación en el resto.

9.4 La productividad
El crecimiento de la productividad global de los factores constituye, como ya se
ha explicado, el principal indicador económico de los efectos de crecimiento eco-
nómico derivados de la innovación. El examen atento de la evolución de la pro-
ductividad del trabajo y sus dos componentes, la intensificación del capital y la
productividad global de los factores, se ha convertido así en una práctica habitual
a la hora de valorar los efectos económicos del comportamiento de las econo-
mías.
Numerosos trabajos han documentado, para la economía española, el impacto
de la innovación de los noventa en el crecimiento de la productividad global de
los factores a escala microeconómica, esto es, para conjuntos de empresas o
sectores, básicamente en las manufacturas (de la Fuente y Jaumandreu, 2000).
Distintos trabajos han confirmado la estrecha relación entre el crecimiento de la
productividad global de los factores y el stock de conocimientos acumulado a es-
cala de empresa a través de las actividades de I+D. Otros han medido con éxito
la operación de spillovers, o efectos positivos sobre la productividad de la em-
presa de las actividades innovadoras llevadas a cabo en el mercado por otras
empresas. También se ha mostrado, e incluso medido, la relación directa entre
los incrementos de la productividad y la introducción de innovaciones de proce-
so. Finalmente, se ha procedido a separar del capital físico la parte invertida en
TIC para valorar la parte de los incrementos de productividad del trabajo atribui-
ble a la intensificación del capital basada en estas tecnologías, obteniendo con-
tribuciones positivas razonables.
La evidencia macroeconómica, sin embargo, no es tan concluyente. La producti-
vidad del trabajo y, especialmente, la productividad total de los factores, crecie-
ron muy intensamente durante los noventa en los EEUU, en especial en la se-
gunda mitad. En cambio, han crecido notablemente menos en la UE. Y los datos
macroeconómicos españoles presentan, además, un menor crecimiento con res-
pecto al crecimiento de estas medidas en la media de la UE. El único dato opti-
mista es el mayor impacto de las inversiones españolas en capital humano (de la
Fuente y Doménech, 2002).
Una posibilidad obvia es que estas diferencias estén relacionadas con el papel de
las TIC en la economía de los EEUU, que muchas mediciones presentan como
fuertes impulsoras del crecimiento más reciente (en los sectores productores TIC,
en los sectores compradores, y con efectos para el conjunto de la economía).
192
Los trabajos que han valorado el impacto de las TIC en el conjunto los países
de la OCDE concluyen que existen importantes diferencias de crecimiento entre
países ligadas al peso de los sectores productores TIC en la economía, y al im-
pacto TIC en otros sectores, en parte por diferencias en el vigor de la competen-
cia. Pero también que el grado de heterogeneidad en los factores explicativos del
crecimiento es elevado. Además, es preciso tener en cuenta el carácter de las
TIC, que necesitan de «co-invención» e inversiones adicionales para que sus
efectos se vayan haciendo patentes. Quizá Europa (y posiblemente España en
mayor medida) estén reflejando en parte el retraso temporal en la adopción, uso
intensivo y adaptación de estas tecnologías.
Parte de la diferencia de crecimiento entre España y la media de la UE puede de-
berse también a otros factores, derivados de problemas de medida e incluso de
la propia imperfección del indicador. En cualquier caso, lo que se conoce de la
evolución de la productividad pone de relieve simultáneamente la necesidad y la
oportunidad de mejorar notablemente el comportamiento macroeconómico a tra-
vés de una apuesta decidida por la inversión en innovación.

193
Parte III. Innovación y ciencia

195
El objetivo de la parte III de este documento es analizar la relación entre ciencia e
innovación en España en el día de hoy. El análisis se basa en la opinión recogida
en varios paneles de expertos académicos y empresariales que intervienen regu-
larmente en procesos de colaboración. Como resumen puede adelantarse que la
situación ha mejorado notablemente desde unos niveles de extremada dificultad.
Actualmente, las empresas realmente interesadas en establecer una nueva cola-
boración encuentran muchas más facilidades que hace unos años, lo cual no
quiere decir que para aquellas que inician estos procesos el camino esté exento
de dificultades.

197
10.
La opinión de los expertos
empresariales y del sistema
público de I+D
Dice Natham Rosenberg en su libro Inside the black box (1982), que si el género hu-
mano hubiera utilizado sólo las técnicas que comprendía en un sentido científico, ha-
ría mucho tiempo que hubiera desaparecido. En el año 2003, deberíamos decir que
si el hombre no consigue crear de forma acelerada técnicas a partir del conocimien-
to científico, es decir tecnologías, será muy difícil que mantenga su nivel de bienestar.

En todos los países, y particularmente en España, la generación de ciencia es el


trabajo especializado de un selecto grupo de investigadores profesionales, finan-
ciados con dinero público. La investigación tecnológica, que consiste en aplicar
el conocimiento científico a la creación de mejores técnicas, es una responsabili-
dad compartida entre el colectivo investigador público y el empresarial. La inten-
sidad y eficacia de la interacción entre los dos colectivos investigadores se con-
sidera que es una medida de la calidad de cualquier sistema de innovación.

El número de contratos firmados entre empresas e investigadores públicos es un in-


dicador grosero de estas interacciones, que no hace referencia ni a las consecuencias
de aquella relación ni a sus dificultades o facilidades que la han acompañado. Por otra
parte, como en la mayoría de los países, los datos disponibles para España son es-
casos y responden a entornos particulares, que no son indicativos de todo lo que
ocurre en la realidad. En el capítulo primero se han recogido algunos de estos datos
y se han podido obtener una serie de conclusiones, pero para el propósito de este
documento es conveniente disponer de información tan completa como sea posible.

En este capítulo se presenta el resultado de una serie de consultas realizadas a


expertos empresariales y del sector público de investigación. Estas consultas han
sido realizadas a grupos constituidos en paneles de discusión, formados unas ve-
ces por expertos sectoriales representantes de ambos colectivos y otras por gru-
pos multidisciplinares con filiación exclusivamente empresarial o pública. La com-
posición de estos paneles está recogida en el anexo II.

10.1 Variación del nivel de contratación


Todos los paneles, independientemente de su composición, han manifestado que
el nivel de contratación entre las empresas y el sector público de investigación ha
aumentado significativamente desde1998.
199
El número de empresas contratantes ha aumentado y también la frecuencia con
que recurren a establecer nuevas relaciones. Es de notar que se ha producido un
mayor incremento en el caso de las pequeñas y medianas empresas. También
coinciden los panelistas en que hay importantes diferencias sectoriales y geográ-
ficas.
Para algunos sectores, los programas de ayuda pública tanto nacionales como
comunitarios han sido eficaces catalizadores de la colaboración entre las empre-
sas y el sistema público de I+D.

10.2 Características de las


relaciones contractuales
La consulta ha puesto de evidencia que las relaciones contractuales son ac-
tualmente más fáciles. Y esta opinión es compartida por las dos partes contra-
tantes. La empresa opina que el sector académico tiene una mucha mayor ca-
pacidad para entender los problemas empresariales y para adaptarse a sus
condiciones de trabajo. Por su parte, los investigadores han notado un claro au-
mento del conocimiento tecnológico de las empresas, lo que les permite pre-
sentar sus problemas en un lenguaje más fácil de entender por el investigador.
La distancia entre los lenguajes de cada colectivo sigue siendo una de las ba-
rreras más difíciles de superar, lo que sólo se consigue cuando la colaboración
es una práctica habitual.
Parece detectarse que se ha entrado en un círculo virtuoso por el cual, el
aumento de capacidad tecnológica de las empresas les induce a una mayor in-
corporación de personal formado en tecnología, que a su vez facilita la relación
con los investigadores. Con ello se posibilita la obtención de buenos resultados,
que consecuentemente justifican nuevas incorporaciones de tecnólogos y por lo
tanto el aumento de la capacidad tecnológica.
Como norma general, los expertos consultados admiten que los contratos que
se firman actualmente son de menor volumen económico individual que hace
unos años y que están más orientados a solucionar problemas tecnológicos
muy relacionados con la estrategia a corto plazo de la empresa. Esta nueva si-
tuación está muy relacionada con la mayor contratación con pequeñas y me-
dianas empresas.
De nuevo aparecen claras diferencias sectoriales. En algunos sectores, el princi-
pal objetivo es el desarrollo de productos adaptados a normativas internacionales
y esto ocurre fundamentalmente en el colectivo de pequeñas y medianas empre-
sas. En otros, son más numerosos los proyectos relacionados con proyectos co-
munitarios y por lo tanto tecnológicamente más ambiciosos. También han apare-
200
cido, aunque todavía no es una práctica compartida por todos los sectores, rela-
ciones de confianza entre empresa y grupo de investigación que dan lugar a la
externalización sistemática de ciertos tipos de investigación.
La seria crisis que atraviesa el sector de las TIC, ha afectado a sus relaciones con
el sistema público de I+D. Es una opinión muy extendida entre sus expertos, que
la pérdida de una capacidad tecnológica empresarial que costó mucho conseguir
es un camino sin vuelta atrás. El cierre de plantas de los grandes grupos interna-
cionales tiene consecuencias negativas para la contratación con el sector públi-
co, porque las relaciones dependen ahora, más que antes, de decisiones de las
oficinas centrales que de las filiales españolas.

10.3 Influencia de la empresa en la


creación científica
Todos los panelistas han coincidido en la opinión de que la única influencia de la
contratación empresarial española en la creación científica es a través de la pre-
sentación de temas tecnológicos de los que puede derivarse una necesidad de
investigación científica.
La necesidad de resolver problemas tecnológicos relativamente urgentes, deja
poco margen a las empresas para planteamientos más a largo plazo, lo que se
traduce en la ya comentada reducción del importe individual de los contratos, y
también en menores plazos temporales. Los panelistas no han detectado que
este acercamiento al colectivo académico haya inducido relaciones con objetivos
tecnológicos más amplios.
Por otra parte, los grupos académicos de investigación se ven en la necesidad
de optar entre la prestación de servicios tecnológicos como núcleo de su acti-
vidad o simplemente como una razón de acercamiento al potencial cliente em-
presarial, para inducir contratos de mayor atractivo tecnológico. La primera op-
ción se mantiene sólo en situaciones muy concretas y orientadas a sectores tra-
dicionales.
El colectivo académico denuncia que los trabajos de mayor interés científico pro-
ceden de contratos con empresas de otros países, normalmente motivados por
las publicaciones de impacto internacional, que demuestran habilidades que re-
sultan atractivas para las avanzadas estrategias tecnológicas de aquellos contra-
tantes. Se ha detectado que en la actualidad, existen grupos académicos cuya
investigación atiende mayoritariamente a la demanda internacional. Es muy posi-
ble que sólo a través de la aparición de empresas spin-off de estos grupos sea
posible acelerar la creación de un mercado nacional para la oferta de esta capa-
cidad, que ha nacido de la reciente política científica del país.
201
10.4 Comportamiento comercial
Los panelistas coinciden en que no existe todavía una estructura de mercado de
la tecnología que puede obtenerse del sistema público de I+D. Es más, no de-
tectan que se hayan producido avances en este sentido en estos últimos años,
más allá de la ya citada mejor disposición por parte de los investigadores, un ma-
yor y más concreto interés de las empresas por la tecnología y, por supuesto, una
mayor facilidad en el proceso de contratación derivada de la experiencia adquiri-
da y de la labor de las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación
(OTRI).
Las empresas no tienen de forma espontánea más ni mejor información sobre la
potencial oferta y reconocen que no notan ninguna presión comercial. Por este
motivo, puede decirse que la transferencia de la tecnología creada por el sistema
público de I+D no sigue las pautas comerciales que son habituales para las em-
presas.
El colectivo investigador sí ha notado una mayor exigencia de las empresas, sien-
do cada vez más frecuente que los contratos deban seguir los procedimientos
establecidos por los departamentos empresariales de compras, lo que supone un
mayor esfuerzo para los grupos de investigación. Al mismo tiempo, la empresa es
más exigente en plazos y resultados, justificada por una mayor relación de los
contratos con los negocios.
Las empresas también notan una mayor receptividad a sus exigencias por
parte del colectivo académico aunque, la falta de una total confianza en el
cumplimiento de sus condiciones, sigue siendo una barrera que limita la cola-
boración.
Aunque los panelistas no creen que en el establecimiento del contrato pueda
prescindirse de los investigadores ni de los responsables de la I+D empresarial, sí
creen muy conveniente que existiera una práctica de información sistemática que
llegara a las empresas, de esta manera aflorarían oportunidades que abrirían
campos de colaboración. También hay acuerdo en la poca eficacia de los mu-
chos documentos sobre las capacidades tecnológicas que han producido las uni-
versidades. Se tiene la convicción de que son meras listas de contenidos disci-
plinares, pero que no reflejan las habilidades reales de los grupos de investiga-
ción. No es por tanto éste un camino aconsejable para publicitar la oferta
universitaria.
Es de notar, por otra parte, que el colectivo investigador considera que su
mejor oportunidad comercial son los congresos. En ellos dan a conocer sus
resultados y reciben preguntas sobre la continuación de los trabajos. La ma-
yoría de contratos con empresas extranjeras tienen este origen, lo que es sin
duda una buena confirmación. En el caso de los sectores productivos tradi-
cionales, que celebran congresos nacionales desde antiguo, existe también
esta percepción.
202
10.5 Incidencia de la burocracia de
la contratación pública
Todos los panelistas coinciden en dos cuestiones. La primera se refiere a la per-
sistencia de prácticas burocráticas, que en algunas ocasiones pueden haberse
complicado, especialmente con la adscripción de algunos OPI al Ministerio de
Ciencia y Tecnología. Esto parece haber afectado de forma más importante al
funcionamiento interno de las instituciones que al proceso de contratación pro-
piamente dicho. En la segunda cuestión en la que hay pleno acuerdo, es en que
se ha aprendido a convivir con las reglas impuestas por la burocracia y que por
lo tanto no suponen un serio problema para las empresas y grupos de investiga-
ción experimentados, más allá de los problemas que la lentitud burocrática pue-
da inducir en los plazos de ejecución.
Sin embargo, los expertos opinan que la burocracia puede ser una dificultad aña-
dida para los principiantes y que deben ser los grupos de investigación los que
tienen que asumir las dificultades del aprendizaje de sus clientes empresariales.

10.6 Hacia una más directa relación


de los investigadores con el mundo
de los negocios
Sin duda, el colectivo científico y el mundo empresarial se mueven con valores
distintos hacia objetivos diferentes, y esto es necesario para que cada uno cum-
pla con sus misiones, que en nuestra civilización se han mostrado eficaces para
su bienestar. Sin embargo, en la actual economía del conocimiento no es defen-
dible la ausencia de una fluida comunicación ni la falta de comprensión mutua de
los motivos que justifican las dos formas de proceder.
La modernización de los tejidos productivos debe basarse en la explotación eco-
nómica de nuevas tecnologías y en la puesta rápida en el mercado de los avan-
ces de la investigación. Pero una característica del conocimiento como bien es la
fuerte asimetría de información entre sus poseedores y los potenciales adquirien-
tes. Su solución sólo está en las relaciones de confianza que puedan aparecer en
este mercado. Si el mundo de los negocios quiere aprovechar las ventajas com-
petitivas derivadas de la investigación debe incluir en él a buenos conocedores de
lo que ocurre en el colectivo investigador.
Preguntados los panelistas sobre si serían posibles y aconsejables hoy en Espa-
ña prácticas, habituales en países avanzados, de inclusión de investigadores en
los órganos de gestión o de asesoramiento del mundo empresarial, la respuesta
203
ha sido unánimemente afirmativa, aunque se ha considerando de muy difícil
puesta en práctica en el caso de los órganos de gestión. Se coincide en que el
éxito de un número creciente y ya significativo de colaboraciones ha hecho posi-
ble que España cuente con investigadores que están familiarizados con la visión
empresarial de la tecnología y con su lenguaje. Estos investigadores estarían ca-
pacitados para transmitir confianza a los órganos decisorios empresariales sobre
los potenciales beneficios de soluciones tecnológicas vislumbradas en los labora-
torios y, por lo tanto, avalar futuras inversiones con su experiencia.
Junto con esta unánime postura favorable a la intensificación y formalización de
relaciones de las empresas con representantes cualificados del colectivo investi-
gador, los panelistas han hecho notar su temor a posibles reacciones adversas
por parte de algunos grupos académicos minoritarios, defensores de la indepen-
dencia a ultranza de la investigación universitaria.
Cuadro 1. El número de apartados de contenido tecnológico que aparecen en los documentos de so-
La presencia de las licitud de patentes ha crecido de forma significativa en todos los países, sea cual sea el lu-
citas científicas en las gar de registro. Las figuras 1.1 y 1.2 presentan la evolución en algunos países, notándose la
patentes gran diferencia entre las patentes japonesas en EEUU y la Unión Europea.

Figura 1.1.
1987-1991 1992-1996
Número de apartados de
Japón
contenido tecnológico EEUU
por patente europea de Reino Unido
cada país EU-15
Francia
Alemania
España
Italia

0 1 2 3 4 5 6
Número

Fuente: European Commission (2003b).

Entre las causas de esta tendencia está seguramente el gran aumento de las patentes de los
sectores tecnológicos avanzados, aunque los estudios demuestran que es un fenómeno ge-
neralizado.
Figura 1.2.
1987-1991 1992-1996
Número de apartados de
contenido tecnológico EEUU

por patente en EEUU Reino Unido

de cada país España

EU-15

Francia

Alemania

Japón

Italia

0 0,5 1 1,5 2 2,5

Fuente: European Commission (2003b).

204
El número medio de citaciones de artículos científicos incluidas en la descripción de la pa- Cuadro 1.
tente, Figuras 1.3 y 1.4, ha variado en líneas generales en el mismo sentido. La presencia de las
citas científicas en las
patentes
1987-1991 1991-1996
Figura 1.3.
Citas científicas en (Continuación)
España
patentes europeas
Reino Unido

Francia

EU-15

Alemania

Italia

0 1 2 3 4 5 6 7 8
Número

Fuente: European Commission (2003b).

España es una excepción en el caso de patentes americanas, seguramente debido al redu-


cido número que se presentan, lo que hace que no se mantenga la significación estadística.

Figura 1.4.
1987-1991 1991-1996
Citas científicas en
España patentes en EEUU
Reino Unido

Francia

EU-15

Alemania

Italia

0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5 4 4,5


Número

Fuente: European Commission (2003b).

La procedencia de las citas científicas varía de un país a otro, como recoge la figura 1.5, pero
en Europa siempre se mantiene la preponderancia del origen europeo.

Figura 1.5.
España 19,3 41,0 25,3 1,2 13,3
Origen de las citas
científicas en las
Reino Unido 16,0 42,9 18,9 10,2 12,1 patentes europeas
(1992-1996) (%)
Francia 9,6 44,2 27,1 6,2 12,9

Alemania 14,1 41,3 26,8 5,9 11,9

Italia 11,0 50,6 21,7 6,4 10,2

Nacionales Otros UE EEUU Japon Resto

Fuente: European Commission (2003b).

205
Cuadro 2. Anualmente se publica el Informe de competitividad de la Escuela de Negocios suiza IMD,
La infraestructura que presenta el resultado de una encuesta mundial y el del análisis de una larga serie de re-
científica gistros administrativos de 30 países. La finalidad del informe es presentar la posición relativa
y tecnológica de los países analizados en una «lista de competitividad», basada en una metodología pro-
de España (2003) pia. Según ésta, intervienen en la competitividad cuatro factores cuyo nombre es suficiente-
mente explicativo: Rendimiento económico, Eficiencia gubernamental, Eficiencia empresarial
e Infraestructuras.

El factor Infraestructuras está compuesto por los siguientes bloques: Básicas, Tecnológicas,
Científicas, Salud / Entorno y Educación. Los elementos que en la metodología de IMD per-
miten medir la competitividad de la Infraestructura Científica y Tecnológica se han recogido
en las tablas 2.1 y 2.2, donde se han incluido los valores o, en su caso, puntuaciones otor-
gadas por el panel consultado, para España junto con el lugar que ocupa en la ordenación
de más a menos, para cada criterio.
Tabla 2.1
Número de
Valoraciones,
Valor/Puntuación orden/30
puntuaciones y posición
relativa de España en la Gasto total en I+D (2001) 5.592 M$ 12
ordenación de Gasto total en I+D per cápita (2001) 138,9 $ 11
competitividad de su
Gasto total en I+D en % PIB (2001) 0,96% 14
infraestructura científica
Gasto empresarial en I+D (2001) 3.036 M$ 12
Gasto empresarial en I+D per cápita (2001) 75,38 $ 11
Personal investigador (2001) 134.100 10
Personal investigador EDP/1000 hab. (2001) 3,33 8
Personal investigador de las empresas (2001) 54.220 12
Personal investigador en las empresas
en EDP/1000 ha. (2001) 1,346 10
Influencia de la Investigación básica en el
desarrollo económico futuro (2003) 3,971 puntos/10 20
Porcentaje de titulaciones universitarias
en ciencia e ingeniería (1999) 25,81 23
Artículos científicos en revistas reconocidas
(1999) 12.289 10
Adecuación de la enseñanza científica
en las escuelas (2003) 4,343 puntos/10 15
Interés de los jóvenes por la ciencia y la
tecnología (2003) 4,457 puntos/10 24
Patentes concedidas a residentes (2000) 1.752 11
Patentes concedidas en el extranjero
a residentes (2000) 1.992 11
Eficacia del sistemas de patentes y protección
de derechos de copia (2003) 5,86 puntos/10 11
Número de patentes vigentes/100.000 hab.
(2000) 360,2 10
Patentes concedidas a residentes/personal
empresarial de I+D (2000) 36,8 12

Fuente: IMD (2003).


206
Cuadro 2.
Tabla 2.2.
Número de La infraestructura
Valoraciones,
Valor/Puntuación orden/30
puntuaciones y posición científica
Cooperación tecnológica entre empresas 4,714/10 18 relativa de España en la y tecnológica
Entorno legal favorable al desarrollo y ordenación de de España (2003).
aplicación de la tecnología 5,943/10 15 competitividad de su
(Continuación)
infraestructura
Disponibilidad de financiación para
tecnológica
el desarrollo tecnológico 4,63/10 13
Exportaciones de alta tecnología 7,106 US$ 14
% de exportaciones de alta tecnología
sobre el total de exportaciones
industriales 7,66% 21
Garantías para la seguridad de los datos 5,304/10 14
Inversión en telecomunicaciones 1,314% PIB 3
Líneas telefónicas fijas 460/1000 hab. 10
Costes llamada internacional teléfono
fijo a EEUU 0,689 US$ por 3 min. 10
Abonados a telefonía móvil 824,5/1000 hab. 3
Adecuación de las comunicaciones
para su economía 6,31/10 20
Adecuación de las TI a los
requerimientos empresariales 5,657/10 25
Capacidades y habilidades en TI 6,232/10 23
% de ordenadores en uso respecto
al total mundial 1,295% 15
Número de ordenadores 224/1000 hab. 11
Usuarios de Internet 260,40/1000 hab. 12
Número de servidores seguros por
millón de hab. 19,23 8
Coste de acceso a Internet durante
20 h. en hora punta 34,60 US$ 12
Provisión de un acceso adecuado
a Internet 6,200/10 26

Fuente: IMD (2003).

207
Parte IV. Diagnósticos y
recomendaciones

209
11.
Las empresas

11.1 Diagnósticos
Inclusión de la tecnología en las estrategias de búsqueda
de competitividad

D-EM 1. La diferencia entre la productividad total de los factores de


la economía española y la de la UE se ha ampliado en los últimos
años.

■ En el último quinquenio del siglo pasado la tasa de crecimiento de la produc-


tividad de los factores ha sido en España del 0,17, en la UE 0,54 y en EEUU
1,68.
■ Según el Informe sobre la Competitividad Europea 2001, las diferencias entre
los crecimientos de la productividad total de los factores de los distintos paí-
ses son debidas entre otras causas a la aceleración del ritmo de generación
de innovaciones de proceso y de producto, y a la difusión y adopción de nue-
vas tecnologías, en particular TIC.
■ Los efectos de las TIC sólo pueden conseguirse plenamente si se producen
procesos de «co-invención». Es decir, cuando estas tecnologías se integran en
los procesos empresariales y logran incrementar su eficacia.

D-EM 2. Las empresas españolas de los sectores de media-alta y me-


dia tecnología han aumentado su peso en los mercados internaciona-
les, principalmente por incorporación de tecnología ajena y mejora del
capital humano. En cambio, en los sectores de alta tecnología se de-
tecta un estancamiento.

■ El modo más frecuente de innovación tecnológica sigue basándose en la ad-


quisición de tecnología incorporada disponible en el mercado internacional.
■ Las empresas de media-alta y media tecnología compran tecnología, que incor-
poran eficazmente a sus procesos productivos y al desarrollo de sus productos.
211
■ En tecnología media-alta, la proporción de la demanda interna cubierta con
producción nacional descendió entre 1996 y 2001 del 14,5% al 13,4%,
mientras que en el caso de productos de tecnología media aumentó en
ese período del 17,9% al 19,2%. La globalización de los mercados de pro-
visión de tecnologías puede incrementar esta tendencia en los próximos
años.

D-EM 3. El número de empresas que realizan I+D sistemática ha au-


mentado sensiblemente en los últimos años. Sin embargo, el porcenta-
je de gastos de I+D sobre los gastos de innovación de las empresas
grandes y medianas es mucho menor que para la media europea.

■ A pesar del reciente incremento, son pocas todavía las empresas que realizan
I+D de forma sistemática. Pero el número de contratos con los grupos de in-
vestigación públicos ha aumentado y también el número de tecnólogos em-
presariales.

■ El porcentaje de gastos de I+D sobre la cifra de negocios en las empresas es-


pañolas, independientemente de que pertenezcan a sectores que la OCDE ca-
lifica de baja, alta o media tecnología, es menos de la mitad de la media de la
OCDE. En el caso de los servicios es la cuarta parte.

■ El porcentaje de gastos de I+D sobre los gastos de innovación de las empre-


sas industriales españolas era el 37% en el año 2002, mientras para empresas
europeas era el 57% en el año 1996.

■ Los sectores de alta tecnología se han estancado o incluso disminuido en su


contribución al PIB español. La competitividad de estos sectores depende di-
rectamente de su capacidad de generar tecnología propia.

Recurso a la innovación tecnológica como instrumento de


competitividad en todos los sectores (manufactureros y de
servicios)

D-EM 4. El número de empresas innovadoras y los recursos dedicados


a innovar han aumentado en estos últimos años, si bien siguen siendo
claramente inferiores a la media de la Unión Europea.

■ En 2002 el porcentaje de empresas innovadoras en España era el 26,2% de


las industriales y el 18,3% de las de servicios. En 1996, en la Unión Europa,
estos porcentajes eran el 51% y el 40%, respectivamente.
212
■ La intensidad de innovación (porcentaje de los gastos de innovación respecto
a la cifra de negocios) de las empresas españolas es del orden del 60% de la
media de la Unión Europea.

D-EM 5. Las empresas de los sectores de servicios incluyen, cada día


más, la innovación en sus estrategias.

■ La preocupación por la innovación está presente en todos los subsectores de


servicios.

■ Según la Encuesta de Innovación del INE, el porcentaje medio de gastos de


innovación sobre la facturación de las empresas innovadoras del sector servi-
cios es el 1,6%, y el de las empresas innovadoras del sector industrial el 1,8%.

■ La preocupación por la innovación está presente en todos los subsectores de


servicios, incluso en los menos intensivos en conocimiento. La modernización
de muchos servicios se basa en la incorporación de tecnología.

■ La tecnología ha dado lugar a la aparición de empresas de pequeña dimen-


sión dentro del campo de servicios tecnológicos, que sin embargo deben
competir con la oferta de organismos públicos y centros subvencionados.

■ La modernización de muchos servicios se basa en la incorporación de tecnología.

Orientación de la innovación para la satisfacción de las


exigencias normativas, culturales, éticas, medioambien-
tales y sociales del mercado internacional y de los clientes
más próximos

D-EM 6. Las empresas españolas han conseguido mantener e incre-


mentar sus mercados en sectores exigentes en normativas y requeri-
mientos medioambientales.

■ La adaptación del mercado español a las exigentes normativas europeas


ha sido muy rápida y las empresas han conseguido asumir estos compro-
misos.

■ Las empresas españolas de los sectores de tecnologías medias y medias-al-


tas, han aumentado su cuota de exportación del 3,5% al 5,4% del total de las
exportaciones industriales europeas.

■ En la segunda mitad de la década de los 90 se ha producido la internaciona-


lización de empresas españolas, fundamentalmente del sector servicios.
213
■ Según el Enterprise Policy Scoreboard 2002 de la CE, en el año 2000, nueve
empresas españolas de cada 10.000 contaban con la certificación en gestión
medio ambiental ISO 14001. La media europea era de sólo ocho empresas,
aunque en los países más avanzados llega a superar las cincuenta.

Creación de nuevas empresas de base tecnológica

D-EM 7. A pesar de que en Europa ya es una realidad la creación de


nuevas empresas de base tecnológica, en España todavía no se ha
convertido en una vía de modernización del tejido empresarial.

■ Ni en las empresas, ni en el colectivo académico ha prendido la cultura de la


transferencia de tecnología mediante la creación de nuevas empresas tecnoló-
gicas.
■ Sólo 34 empresas de base tecnológica fueron financiadas en 2003 por el pro-
grama NEOTEC de la Administración Central. La inversión total movilizada en di-
cho programa ascendió a 21,8 millones de euros. En 2002 el capital aportado
por NEOTEC supuso el 90% de la inversión total española en capital semilla.
■ De las 2.092 empresas europeas de biotecnología existentes en el año 2000,
sólo 32 eran españolas.
■ Mientras el 91% de las empresas españolas que poseen ordenadores tienen
informatizada la totalidad de la gestión de la contabilidad y la tesorería, sólo el
52% tiene informatizada la producción y el 64% las compras y suministros. La
interconexión de equipos con proveedores y clientes está presente sólo en un
6% de empresas, frente a un 21% de la media europea.

Organización para la innovación

D-EM 8. Se ha producido una modernización de la organización de la


empresa en busca de una mayor competitividad. También se ha reco-
nocido que la tecnología es uno de los factores que contribuye a esta
mejora.

■ A lo largo de la década de los 90, la apertura al mercado europeo obligó a una


profunda transformación de la organización empresarial española.
■ La tasa de crecimiento de los empleos de media y alta capacitación ha sido en
España el doble que en la media de la UE. Sin embargo, la empresa españo-
la casi duplica a la media europea en empleos de baja calidad.
214
■ Los grupos de investigación públicos constatan que la comunicación con la
empresa en cuestiones tecnológicas es actualmente más fluida.

■ La incorporación de bienes de equipo por la industria española ha aumentado


en todos los sectores, excepto en los de bajo nivel tecnológico.

■ Ha aumentado el número de empresas que incluyen capítulos dedicados a la


tecnología en sus planes estratégicos.

D-EM 9. Ni la cooperación ni la subcontratación son estrategias habi-


tuales en los procesos de innovación de las empresas españolas. En
consecuencia no son abundantes las empresas de servicios empresa-
riales para la innovación, habiendo incluso disminuido, en fechas re-
cientes, las empresas de servicios de I+D.

■ Según la Encuesta de Innovación del INE de 2000, sólo un 18% de las em-
presas innovadoras colaboraron con alguna entidad externa para realizar su
innovación. Sin embargo, las grandes empresas de algunos sectores mani-
fiestan que la subcontratación de actividades de I+D+i forma parte de su es-
trategia habitual.

■ El VAB generado por el sector servicios de I+D en España, disminuyó un 36%


entre 1998 y 2001.

■ El VAB de las empresas de servicios de arquitectura e ingeniería creció un


29% entre 1998 y 2001. Las dedicadas al Sector de la Construcción son es-
pecialmente activas, y se agrupan en asociaciones para ser más eficaces.

Adecuación de la capacidad de los recursos humanos a


la nueva forma de competir

D-EM 10. En España ha aumentado la preocupación empresarial por la


formación continua, aunque en menor proporción que en el resto de
Europa.

■ Los empleados de las empresas españolas con programas de formación con-


tinua representan el 64% del total. En la UE este porcentaje es el 88%.

■ En el año 1999, el coste de las actividades de formación continua representaba en


España el 1,5% del total salarial, mientras que en la UE era el 2,3%.

■ El porcentaje de empresas con programas de formación continua sobre el to-


tal, en los segmentos de menor tamaño, es poco más de la mitad de la me-
dia europea.
215
Incorporación de las Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones (TIC) a los procesos empresariales

D-EM 11. Aun cuando la incorporación de las Tecnologías de la Infor-


mación y las Comunicaciones a las empresas ha sido uno de los facto-
res de competitividad en los últimos años, las empresas españolas no
han seguido la tendencia de la Unión Europea. No sólo nuestro gasto
es inferior a la media de la UE, sino que su crecimiento es de los más
bajos.

■ El volumen del mercado español en TIC en relación con su PIB es cuatro ve-
ces inferior al de los países más avanzados.

■ Entre 1992 y 2001, el crecimiento medio del gasto en paquetes software


fue de un 6,4%, y en Servicios y Tecnologías de la Información de un 4,1%.
La media de los países de la OCDE fue de un 12%, y el 6% respectiva-
mente.

■ Las nuevas formas de negocio, como por ejemplo el comercio electrónico, no


son empleadas por las empresas españolas. El 6% de las empresas españo-
las usaban comercio electrónico en el año 2000, mientras que la media de la
Unión Europea era el 18%.

■ Según el Informe Sedisi/DMR Consulting, «Las Tecnologías de la Sociedad de


la Información en la Empresa Española 2003», sólo el 52% de las empresas in-
corporan las TIC en sus procesos de producción.

Protección de la propiedad industrial e intelectual

D-EM 12. Son pocas y concentradas en sectores específicos las em-


presas españolas que tienen estrategias de protección de la propiedad
industrial e intelectual. España se mantiene en los últimos puestos eu-
ropeos en número de patentes, aunque en los últimos años su creci-
miento es algo superior a la media de la UE.

■ El número de patentes europeas solicitadas por entidades españolas, por ha-


bitante, era en el año 1998 un 11% del promedio de la Unión Europea.

■ El número de solicitudes de patentes de alta tecnología por millón de habitan-


tes en 1998, fue 3,1 en España, frente a 27,8 en la Unión Europea.

■ El crecimiento medio anual ha sido mayor en España que en la Unión Europea


(11,2% frente a 3,2%).
216
11.2 Recomendaciones

R-EM 1. Para mantener y aumentar la competitividad de España en el


mercado global es necesario que ésta se base en la innovación y que
un mayor número de empresas realice I+D de forma sistemática.

■ Es preciso acelerar el abandono de prácticas competitivas basadas en bajos


costes y en la exclusiva renovación de medios productivos, sustituyéndolas
por estrategias de diferenciación basadas en la creación y adaptación de nue-
vas tecnologías.
■ Es urgente identificar áreas en las que España pueda intensificar su especializa-
ción con objeto de conseguir relevancia en el nuevo mercado europeo ampliado.
■ Sigue siendo necesario que la mayoría de las empresas consideren la tecnolo-
gía en sus planes estratégicos.
■ Las empresas a través de la I+D sistemática se capacitan para detectar, defi-
nir y adquirir la tecnología que necesitan.

R-EM 2. Las grandes empresas deben considerar entre sus estrategias


las alianzas tecnológicas, la participación en pequeñas empresas de
base tecnológica y la creación de spin-off, con objeto de aprovechar
con más eficiencia nuevas oportunidades de negocio.

■ Hay ejemplos de alianzas tecnológicas que, contrariamente a muchas de las


puramente comerciales, han resultado exitosas.
■ La creación de pequeñas empresas de base tecnológica y la participación en
ellas, son caminos adecuados para modernizar el tejido productivo.
■ Estos caminos permiten reducir los problemas de gestión de las nuevas em-
presas.

R-EM 3. Las empresas deberían considerar como una vía de potencia-


ción de su capacidad investigadora la cooperación sistemática con
grupos públicos de I+D de su especialidad.

■ Los grupos públicos de I+D reúnen recursos humanos muy capacitados y me-
dios tecnológicos muy avanzados.
■ El mundo empresarial reconoce que actualmente es más fácil la relación con
el mundo académico, y ya existen experiencias exitosas de colaboración.
217
■ Las empresas deberían disponer de personal debidamente cualificado para
iniciar y mantener estas relaciones de cooperación con grupos académicos.
■ La iniciativa empresarial para la creación de centros mixtos de I+D con univer-
sidades es una práctica habitual en los países más desarrollados.

R-EM 4. Las empresas deben asumir un papel más activo en los meca-
nismos institucionales existentes para participar en la definición de polí-
ticas de innovación tecnológica. Las asociaciones empresariales son
cauces adecuados para trasladar sus inquietudes a las administraciones.

■ La práctica habitual para el diseño de los instrumentos públicos incluye la for-


mación de comisiones en las que es imprescindible la participación empresa-
rial activa.
■ La presencia empresarial en las comisiones debe velar para que criterios como
son la masa crítica, la posibilidad de «apalancamiento» (arrastre) de recursos
privados o el estímulo de tecnologías emergentes, sean determinantes para la
selección de proyectos.

R-EM 5. Las PYME de todos los sectores deben aumentar su capaci-


dad para asimilar tecnología e incorporarla a todas sus operaciones
como fuente de competitividad.

■ La capacitación tecnológica de su personal debe ser una prioridad en sus ac-


tividades de formación interna. Nuevos medios, como el e-learning facilitan y
estimulan los procesos de formación.
■ Los programas públicos de ayuda a la innovación tienen entre sus objetivos la
incorporación y formación de recursos humanos.
■ Cuando la estrategia de la PYME no justifique la existencia de una función es-
pecífica de I+D, entre las funciones de la dirección técnica debe figurar la iden-
tificación y definición de las futuras tecnologías y de vías para su asimilación.
■ La cooperación con otras empresas y con agentes especializados de su entor-
no, como asociaciones sectoriales y centros tecnológicos, es un camino para
aumentar la capacidad tecnológica y tener acceso a recursos adicionales.

R-EM 6. Las empresas deben tener en cuenta la oportunidad que ofre-


cen los programas públicos de incorporación de investigadores y tec-
nólogos al tejido productivo y estar dispuestas a alimentar con sus
propias experiencias las sucesivas redefiniciones de estos programas.

218
■ Las ayudas públicas, por ejemplo el programa Torres Quevedo, rebajan consi-
derablemente el coste de incorporación y adaptación de profesionales a los
requerimientos de las empresas.
■ La opinión de las empresas es necesaria a la hora de adaptar las ayudas pú-
blicas a las peculiaridades del mercado laboral.

R-EM 7. Las empresas deben utilizar las TIC para aumentar la eficacia
de sus procesos de innovación tecnológica en las etapas de diseño,
producción y comercialización.

■ En los procesos de innovación, las TIC contribuyen tanto al aumento de la efi-


cacia de los procesos existentes como a la introducción de nuevas formas de
innovar.
■ La plena eficacia de las TIC solamente se consigue cuando estas hacen po-
sibles nuevas formas de trabajo gracias a un proceso que se conoce como
«co-invención».

R-EM 8. Las empresas deberían incluir en su estrategia la gestión de


tecnología, basada en la vigilancia tecnológica, la gestión de la I+D, la
protección de la tecnología propia y la explotación de los derechos de-
rivados de ella, así como la adquisición de tecnología ajena.

■ La I+D debe estar conectada con la estrategia de negocio (nuevos modelos


de financiación, incentivos para los trabajadores, creación de empresas de
base tecnológica).
■ La decisión entre creación de tecnología propia o de adquisición de tecnología
ajena deberá fundamentarse en una vigilancia adecuada del mercado tecnoló-
gico, lo que permitirá optimizar costes y acelerar la puesta en el mercado de
sus nuevos productos y servicios.
■ La decisión de crear tecnología propia debe conllevar un análisis de la oportu-
nidad de realizar la I+D correspondiente usando recursos propios o mediante
subcontratación.
■ La adquisición de tecnología externa debe apoyarse en recursos tecnológicos
y legales que permitan una búsqueda adecuada de las tecnologías óptimas y
una gestión de la contratación de licencias favorable para la empresa.
■ Para algunos sectores la gestión de los derechos de propiedad industrial e in-
telectual (patentes y copyrights) son vitales para su negocio, ya sea como me-
dida de protección frente a la competencia o como fuente de ingresos por
venta de licencias.
219
R-EM 9. Las empresas deben convertir en una práctica habitual gestio-
nar, contabilizar y dar publicidad de las inversiones en I+D e innova-
ción, así como de los resultados obtenidos.

■ En las campañas de creación de imagen y reputación, las empresas deberían


incluir la difusión de datos sobre actividades innovadoras. Es ya una práctica
en las empresas con mejor imagen, la inclusión de sus gastos en innovación
en sus informes periódicos.
■ El recientemente creado sistema de certificación, con acrediación ENAC, de
proyectos de I+D tiene, entre otros valores, dar visibilidad a las actividades de
innovación de las empresas.
■ La correcta gestión de la innovación y la I+D debe basarse en una correcta
contabilidad analítica de estas actividades.
■ Las empresas deben tomar conciencia de que las encuestas oficiales sobre
I+D e innovación son de gran relevancia a la hora de definir políticas públicas
y empresariales.
■ Los resultados de las inversiones en I+D e innovación aumentan las expecta-
tivas de rentabilidad futura de la empresa y la visión positiva ante sus accio-
nistas.

220
12.
Las administraciones públicas

12.1 Diagnósticos
Fomento de la innovación

D-AD 1. Aunque los fondos públicos de la Administración General del


Estado destinados al fomento de la innovación han crecido significati-
vamente entre 1997 y 2004, este crecimiento se ha debido fundamen-
talmente a las partidas destinadas a créditos, que en 2004 suponen
más de la mitad del presupuesto. A su vez, casi la mitad de estos cré-
ditos están dedicados a la investigación militar.

■ En 2004, la Función 54 (Investigación Científica, Técnica y Aplicada) de los


Presupuestos Generales del Estado ha sido dotada con unos 4.400 millones
de euros. Entre 1996 y 2004 estos fondos se han triplicado.
■ Los créditos han pasado de ser el 5% del total de los fondos en 1997 a más
del 50% en 2004. En los países de la OCDE las ayudas del Estado basadas
en créditos representan menos de un 20% del total.
■ Los recursos destinados a investigación para la Defensa suponen el 31% del
total de la Función 54. Las partidas destinadas a créditos para la Defensa,
1.070 millones de euros, constituyen el 47% de todos los préstamos incluidos
en la Función 54.

D-AD 2. Las administraciones públicas gestionan recursos de los Fon-


dos Estructurales para actividades de fomento de la innovación que re-
fuerzan las actuaciones del Plan Nacional y de los planes regionales.

■ Las características de los Fondos Estructurales condicionan las políticas de las


administraciones en la medida en que obligan a realizar inversiones en las zo-
nas Objetivo 1 y 2.
■ Anualmente unos 500 millones de euros procedentes de Fondos Estructurales
están disponibles para ser aplicados a proyectos concretos en regiones Obje-
221
tivo 1 y 2, siempre que vayan acompañados por recursos procedentes del
Plan Nacional. Recursos que se detraen de la competitividad abierta que ca-
racteriza los programas de I+D.
■ Dada la importancia que los Fondos Estructurales han adquirido en las políti-
cas tanto estatales como regionales de fomento de la innovación, será nece-
sario seguir muy de cerca la evolución de este instrumento de política regional
que sin duda se verá afectado por la ampliación de la UE.

D-AD 3. Las modalidades de ejecución de la Administración, aplicadas


a los fondos destinados al fomento de la investigación científica, técni-
ca y aplicada (Función 54), no han sido lo suficientemente atractivas a
las empresas para inducir un mayor gasto privado en I+D.

■ El MCYT dispone, en el año 2004, de unos 800 millones de euros para trans-
ferencias, lo que representa el 18% del total de la Función 54. De ellos, unos
500 millones se destinan a las convocatorias de proyectos de I+D+i, en las
que pueden participar grupos de investigación del sistema público y empresas
en régimen de concurrencia competitiva.
■ En la convocatoria de 2002 del Plan Nacional, se aprobaron el 46% de los
proyectos, pero sólo se aprobó el 7% de las subvenciones solicitadas, y el
23% de los créditos. En ese año, las empresas recibieron en forma de sub-
venciones unos 40 millones de euros.
■ En 2003, los proyectos de I+D aprobados en las convocatorias PROFIT dentro
de los Programas Nacionales, destinaron unos 700 millones de euros a anticipos
y 130 a subvenciones. La subvención media concedida a proyectos de I+D por
la Dirección General de Política Tecnológica del MCYT fue de 78.500 euros.
■ El reducido importe unitario de las subvenciones no es compatible con una
política de estímulo de la inversión privada y recuerda las prácticas de la vieja
política industrial.

D-AD 4. Excesiva burocracia, criterios de selección poco empresaria-


les, controles reiterados y costes financieros extraordinarios, disuaden
a las empresas de participar en los programas de fomento a la innova-
ción.

■ Los procedimientos administrativos vigentes no se adaptan a las peculiarida-


des de la innovación.
■ En opinión de las empresas, la selección de las propuestas se guía por crite-
rios excesivamente administrativos y científicos.
222
■ Las empresas denuncian insistentemente que los avales exigidos para acce-
der a subvenciones reducen su capacidad de acceso a crédito privado y les
hacen incurrir en nuevos costes financieros.
■ La reciente Ley 38/2003 General de Subvenciones introduce un nuevo mar-
co cuyas consecuencias para la innovación deberán ser evaluadas a la luz
de las peculiaridades de la innovación, una actividad que se beneficia en los
países desarrollados de importantes subvenciones gestionadas con agili-
dad.

D-AD 5. Desde el año 2000, España cuenta con un sistema de créditos


fiscales sobre los gastos para la mayoría de las actividades de innova-
ción tecnológica. Los porcentajes de deducción y los conceptos impli-
cados hacen del sistema español uno de los más generosos de los
países de la OCDE. Sin embargo, son pocas las empresas que hasta el
momento han recurrido a este tipo de ayuda.

■ En abril de 2003, se modificó la Ley del Impuesto de Sociedades para regular


la consulta vinculante con objeto de reducir la inseguridad jurídica en la apli-
cación de las medidas fiscales. Ya ha sido aprobado por el Consejo de Minis-
tros mediante un Real Decreto el procedimiento que regulará la consulta vin-
culante.
■ Según la contestación a una interpelación parlamentaria (Boletín del Congreso
de los Diputados del 8/05/2002), en el año 2000 se generó una deducción de
560 millones de euros.
■ En una encuesta realizada por Cotec a empresas decididamente innovadoras,
un 88% de ellas habían obtenido beneficios fiscales gracias a actividades de
I+D, y un 65% por actividades innovadoras distintas a la investigación. Las
empresas denuncian especiales dificultades de aplicación de la desgravación
en el caso de proyectos en que interviene software.

D-AD 6. El Espacio Europeo de Investigación, propuesto por la Comi-


sión Europea, es el ámbito donde el Sistema Español de Innovación de-
berá moverse obligatoriamente. Pero este ámbito deja fuera muchas
de las necesidades de países como España.

■ El Espacio Europeo de Investigación tiene el objetivo de proporcionar el cono-


cimiento y la tecnología que permitan convertir la economía europea en la más
competitiva del mundo en la sociedad del conocimiento. El Programa Marco
es el instrumento de fomento de tecnología empresarial.

223
■ En el día de hoy está en discusión la necesidad de un nuevo instrumento co-
nocido como ERC (European Research Council), que atienda la generación de
la ciencia que hará posible la futura tecnología empresarial.
■ Sin embargo, el Espacio Europeo de Investigación ha tenido hasta el momen-
to una preocupación testimonial por las actividades de innovación tecnológica
distintas de la I+D. En la Comisión Europea son las Direcciones Generales de
Empresa y Regional, las que muestran mayor sensibilidad hacia el fomento de
la innovación.

La coordinación de las políticas de I+D e innovación

D-AD 7. No existe coordinación entre los aspectos tecnológicos de las


políticas de inversión de la AGE. No se aprovecha esta oportunidad
para una coherente política de innovación.

■ La modernización de infraestructuras no ha apalancado gastos en innovación


tecnológica.
■ No existen proyectos estratégicos que aúnen los intereses tecnológicos de di-
ferentes departamentos ministeriales. Se pierde por lo tanto la oportunidad de
estimular la cooperación empresarial para el aumento de la capacidad tecno-
lógica.
■ El Plan Nacional de I+D no ha logrado implantar mecanismos eficientes de
coordinación entre los organismos necesitados de tecnología.

D-AD 8. Las Comunidades Autónomas van tomando protagonismo en


la financiación de la I+D y, especialmente, en las otras actividades de
innovación. La coordinación de estas políticas ha sido, hasta ahora,
poco operativa.

■ Se estima que aproximadamente la tercera parte del presupuesto público de


I+D del país procede de las Comunidades Autónomas. En estas partidas es-
tán incluidas y tienen gran peso las aportaciones procedentes de los Fondos
Estructurales de la UE.
■ La mayoría de la Comunidades Autónomas cuentan ya con planes de I+D+i y
leyes de ciencia, asumiendo su papel clave para el fomento de la innovación.
■ Muchas Comunidades Autónomas se han dotado de agencias de desarrollo
para gestionar estos planes, que incluyen desde ayudas directas a proyectos
hasta la provisión de capital semilla.

224
■ La función asesora del Consejo General de la Ciencia y Tecnología integrado
por todas las Comunidades Autónomas, está resultando poco efectiva. Sin
embargo, el camino iniciado mediante la creación de grupos de trabajo forma-
do por representantes de las distintas administraciones ha comenzado a dar
resultados.
■ La mayoría de las Comunidades Autónomas han firmado Acuerdos Marco con
la AGE, pero sin contenidos reales.
■ La ausencia de una sistemática coordinación entre las CCAA y la AGE está
poniendo en peligro la eficacia de algunos programas de la AGE, especial-
mente de los que se refieren a capital humano o a infraestructuras.

La ordenación del sistema público de I+D

D-AD 9. La Ley de la Ciencia, el marco básico de la política científica,


no prevé un cauce institucional adecuado para la definición y actuali-
zación de directrices estratégicas en ciencia, tecnología e innovación.

■ El Plan Nacional de I+D, creado por la Ley de la Ciencia, se ha convertido en


el instrumento por excelencia de la política científica y tecnológica.
■ El Plan Nacional se ha convertido en un sustituto inadecuado de la política
científica y tecnológica. La práctica diaria se centra en la ejecución del Plan, lo
que ha desplazando el diseño de estrategias.
■ El capital físico y humano del sistema público de I+D exige planteamientos a
largo plazo.
■ La Universidad, principal institución investigadora del país, recibe fondos para
su sostenimiento de las administraciones sólo en función de su misión docen-
te, sin tener en cuenta su capacidad investigadora.

Fomento de la difusión de innovaciones y de la


transferencia de tecnología

D-AD 10. El Plan Nacional ha incluido programas orientados a la trans-


ferencia y a la difusión de la ciencia y la tecnología, pero con escaso
peso en comparación al contexto internacional. Estas actividades es-
tán excesivamente fragmentadas, poco profesionalizadas, y el papel de
los centros tecnológicos no es suficientemente reconocido.

225
■ La existencia de unidades especializadas en transferencia y difusión de ciencia
y tecnología es una característica de los sistemas de innovación de los países
avanzados (Business Links, Réseau Interrégional de Diffusion Technologique,
Small Business Development Centers, etc.).

■ En España existen organizaciones de interfaz, con escasos recursos, que


cumplen estas funciones. La mayoría pertenecen a universidades, OPI y cen-
tros tecnológicos, y pocas a asociaciones empresariales.

■ La modalidad de proyectos en cooperación, con la participación de centros


tecnológicos, abrió un nuevo camino para la transferencia de tecnología. Pero
el número de proyectos ha sido muy escaso.

■ Las administraciones locales españolas muestran interés por el fomento de la


innovación y la transferencia de tecnología en su ámbito de actuación.

La regulación de aspectos relacionados directa o


indirectamente con la innovación tecnológica

D-AD 11. A pesar de que en los años recientes el ordenamiento jurídi-


co ha reducido las barreras a la innovación, sigue habiendo limitacio-
nes.

■ En la actualidad, los requisitos para la creación de empresas no difieren sensi-


blemente de las prácticas europeas.
■ Sin embargo, el personal del sistema público de I+D sigue teniendo dificulta-
des para participar en aventuras empresariales.
■ La Administración española, siguiendo las recomendaciones de la UE, está
dando pasos para adaptar la legislación mercantil a las exigencias del nuevo
marco competitivo mundial.
■ El ordenamiento del sistema financiero español ha incorporado instrumentos y
procedimientos característicos de los países más innovadores (Nuevo Merca-
do, regulación de capital riesgo).
■ La cuestión de la patente comunitaria sigue sin resolverse.
■ No existen incentivos para los inversores individuales (business angels) en nue-
vas empresas de base tecnológica.

D-AD 12. La regulación de aspectos técnicos y de mercado ha tenido


consecuencias desiguales sobre la innovación.

226
■ En todos los países, los procesos reguladores son muy sensibles a los valores
culturales de la sociedad.
■ La introducción de regulaciones medioambientales, alimentarias y de seguri-
dad ha inducido nuevas oportunidades para desarrollar nuevos productos y
procesos.
■ La política de privatizaciones no ha tenido consecuencias positivas sobre la in-
novación.

Promoción de una sociedad que valore el espíritu


empresarial

D-AD 13. En los últimos años son frecuentes, en todos los niveles ad-
ministrativos, acciones de reconocimiento de la excelencia empresarial
que todavía no han influido significativamente en la mejora de la per-
cepción social del empresario.

■ La UE promueve el día del emprendedor.


■ La AGE premia la excelencia empresarial anualmente mediante los Premios
Príncipe Felipe.
■ La mayoría de las Comunidades Autónomas han establecido procedimientos
de reconocimiento a sus «empresas excelentes».

Mejora de los indicadores de innovación como vía de


toma de decisiones para la definición de las políticas de
fomento

D-AD 14. Las encuestas de innovación se han incorporado al sistema


estadístico español, después de una larga tradición en realización de
estadísticas de I+D.

■ Existe el convencimiento en el mundo empresarial de que la cumplimentación


de cuestionarios para las estadísticas de I+D e innovación es difícil. Esto pue-
de afectar a la calidad de los resultados, especialmente en algunos sectores.
■ El sistema público de I+D no dispone de sistemas de registro de datos capa-
ces de dar respuestas precisas a las cuestiones que el Manual de Frascati re-
comienda.
227
■ El continuo proceso de mejora de las encuestas y estadísticas de I+D e inno-
vación dificulta la comparación temporal de los datos.
■ Pese a las mejoras introducidas, el actual CNAE todavía no es capaz de refle-
jar los cambios habidos en la estructura productiva.
■ Los ejercicios de benchmarking de la UE, cada vez más relevantes, están ba-
sados en los resultados de estas encuestas.

D-AD 15. El sistema español de I+D no se ha dotado de mecanismos de


seguimiento y evaluación de los resultados de programas y proyectos
de I+D que permitan su mejora.

■ Existen iniciativas recientes dirigidas a un conocimiento más detallado de los


resultados de las acciones. Ejemplo de ello son las actuaciones iniciadas por
la FECYT y la ANEP.
■ La experiencia del Programa Marco de la UE demuestra la complejidad y el vo-
lumen de recursos que requieren acciones de este tipo.
■ El nuevo Plan Nacional de I+D 2004-2007, contempla instrumentos y normas
para su seguimiento.

12.2 Recomendaciones

R-AD 1. El peso político de la ciencia, la tecnología y la innovación


debe ser acorde con la relevancia que estas cuestiones tienen en la ac-
tual economía del conocimiento.

■ Recientes decisiones gubernamentales, con suficiente sostén teórico, se han


mostrado ineficaces por falta de un sólido compromiso político.
■ El volumen de los recursos dedicados al fomento de la ciencia, la tecnología y
la innovación, y la forma de aplicarlos, son la mejor medida del peso de estas
políticas. El objetivo del Plan Nacional 2004-2007 de alcanzar el 1,4% del PIB
en gasto de I+D, está muy alejado de los objetivos comunitarios.
■ Sólo la continuidad garantizará la eficacia de las políticas científicas, tecnológi-
cas y de innovación, cuyos resultados se materializan en el medio y largo plazo.
■ El actual ordenamiento jurídico tendría que adaptarse a las necesidades de la
sociedad del conocimiento, como muchos de los diagnósticos aconsejan.
228
R-AD 2. La AGE, siguiendo unos objetivos estratégicos permanente-
mente actualizados, debe preparar los sucesivos Planes Nacionales de
I+D. La definición de los programas y su gestión debería ser encomen-
dada a organismos con libertad de actuación (agencias), que dispon-
gan de la flexibilidad y la continuidad que requieren las actividades de
ciencia y tecnología.

■ Existen numerosas experiencias internacionales, y algunas nacionales, de or-


ganismos de gestión reconocidas por su eficacia.
■ Es necesario hacer un esfuerzo para encontrar las fórmulas que hagan posi-
bles estos organismos dentro del ordenamiento jurídico actual.
■ En el proceso de definición de los objetivos estratégicos en ciencia y tecnología,
es necesario fomentar la participación de todos los agentes del sistema de inno-
vación, especialmente de las empresas, sin olvidar las de los sectores tradicio-
nales. Muchos de ellos son responsables de porcentajes significativos del PIB.

R-AD 3. Las peculiaridades del sistema regional deben guiar las estra-
tegias y los planes de I+D+i de las administraciones autonómicas.

■ Los sectores con fuerte implantación regional pueden requerir actividades de


investigación difíciles de atender por los planes de ámbito nacional.
■ Sin duda las actividades de innovación adicionales a la I+D son específicas y ne-
cesitadas de soluciones rápidas, por lo que tiene gran valor encontrar un apoyo
en su ámbito más cercano. Esto es especialmente importante para las PYME.

R-AD 4. Dadas las responsabilidades asumidas por las Comunidades


Autónomas, es fundamental la vertebración de sus políticas de I+D+i
entre sí, y con la Administración General del Estado.

■ La I+D+i regional debe abrirse a la colaboración y a los mercados internacionales.


■ Las economías de escala y la creciente complejidad científica y tecnológica
hacen necesaria la búsqueda de la complementariedad en los ámbitos regio-
nal, nacional y europeo.

R-AD 5. Es necesario trasladar a la Comisión Europea la preocupación


sentida por los países como España, sobre la urgencia de incorporar
las actividades de innovación distintas a la I+D a las políticas de la
Unión Europea.
229
■ Es necesario inducir la sensibilidad por el proceso completo de la innovación
dado que los Programas Marco no la han tenido nunca como un objetivo prin-
cipal.
■ Es necesario convertir, de hecho, el Espacio Europeo de Investigación en el
concepto más amplio de Espacio Europeo de Innovación, en el que debería
quedar incluido el primero, con todas sus actuales características.
■ La Comisión Europea debería integrar, bajo una responsabilidad única, todas
las acciones encaminadas al fomento de las actividades incluidas en la inno-
vación tecnológica, hoy dispersas en tres Direcciones Generales.

R-AD 6. Es necesario revisar el esquema español de ayudas de Estado


a la I+D+i para adaptarlo a patrones de la Unión Europea, donde la im-
portancia de los créditos es mucho menor y las cuantías anuales de las
ayudas son mayores y suficientes para arrastrar el gasto empresarial
en proyectos ambiciosos de I+D.

■ En los países de la OCDE las subvenciones y la fiscalidad suponen más del


60% de las ayudas de Estado a la I+D.
■ En 2003, sólo el 20% de los fondos públicos dedicados a fomento de la inno-
vación correspondía a subvenciones a fondo perdido. Según los datos de la
UE, las empresas manufactureras españolas reciben por empleado en con-
cepto de ayudas a la I+D el 49% de la media europea.
■ El espectacular incremento del Capítulo VIII (créditos) de la Función 54, ha su-
perado el 15% anual acumulativo, no ha ido acompañado de un incremento
paralelo de los gastos empresariales de I+D, que han mantenido un incremen-
to constante anual del 10% (figura 18).
■ En 2003, la subvención media por proyecto de I+D dentro de los programas
gestionados por la Dirección General de Política Tecnológica del MCYT, fue
78.500 euros.

R-AD 7. Dadas las expectativas creadas por la fiscalidad de la I+D+i es


necesario hacer un esfuerzo para difundir sus ventajas y facilitar su
aplicación, especialmente a las pequeñas empresas.

■ Según la legislación fiscal española, la contabilidad debe reflejar correctamen-


te todos los gastos susceptibles de desgravación, por lo que es necesario que
las empresas se habitúen a contabilizar sus gastos de innovación.
■ Las sesiones organizadas por la administración para difundir las ventajas fis-
cales, deben estar orientadas a demostrar la simplicidad del método y la faci-
lidad de aplicación.
230
■ Los Informes Motivados, que no son obligatorios, otorgan seguridad jurídica.
Las empresas denuncian el excesivo coste de los Informes Técnicos para ob-
tener aquellos Informes Motivados.
■ La empresas no entienden que sean necesarios Informes Motivados para
aquellas actividades de I+D+i de proyectos que han recibido ayudas del Plan
Nacional de I+D o del Programa Marco.
■ Según el reciente Real Decreto 1432/2003 de 21 de noviembre que regula la
emisión del informe motivado del MCYT para la consulta vinculante al MH, «la
falta de contestación en el plazo de tres meses no implicará la aceptación de
los criterios expresados por el consultante en el escrito de petición de informe
ni determinará efectos vinculantes para el Ministerio de Ciencia y Tecnología»,
por lo que presumiblemente su eficacia quedará mermada.

R-AD 8. Deben incluirse en la política científica y tecnológica grandes


proyectos de investigación de iniciativa empresarial que movilicen los
recursos públicos y privados, especialmente de las grandes empresas
y de aquellas que sean capaces de arrastrar la participación de sus su-
ministradores y clientes.

■ En España, un número reducido de grandes empresas contribuye a la cuarta


parte de los gastos empresariales en I+D.
■ En muchos sectores, las cadenas de valor son solamente inducidas por las
grandes empresas implantadas en el país.
■ Las grandes empresas con potencial tecnológico cuentan con la perspectiva
necesaria para orientar la I+D de sus suministradores y clientes.
■ La recién creada figura de proyectos tecnológicos estratégicos del actual Plan
Nacional de I+D podría ser utilizada con este fin.
■ Estos grandes proyectos podrían atraer centros de investigación de empresas
internacionales.

R-AD 9. Las administraciones deben asumir, como una de las principa-


les finalidades de sus políticas de innovación, promover y fortalecer la
transferencia de tecnología, la cooperación entre el sistema público de
I+D y las empresas, y la creación de spin-off.

■ Las administraciones deben facilitar la aparición de entes de naturaleza públi-


ca o privada con suficiente autonomía financiera, con la exclusiva misión de
promover y gestionar la transferencia de tecnología del sistema público de I+D
al tejido productivo.
■ La cooperación es el más eficiente vehículo de transferencia de tecnología,
porque permite la comunicación de problemas y soluciones tecnológicas y al
231
mismo tiempo la preparación de personal investigador para su posterior incor-
poración al mundo empresarial.
■ Es necesario prestar más atención a la labor de los centros tecnológicos como
agentes de provisión de tecnología a las empresas.
■ Los centros mixtos universidad-empresa creados con ayuda pública han de-
mostrado ser en muchos países, vías adecuadas para facilitar la cooperación.
■ La legislación debería adaptarse para permitir e incentivar la participación de
los investigadores públicos en spin-off y en otras aventuras empresariales.

R-AD 10. Las políticas de innovación deben incluir instrumentos espe-


cíficos adaptados a las necesidades de las PYME.

■ Hay que asumir que la gestión de la transferencia de la tecnología y el fomen-


to de la cooperación requieren recursos e instrumentos especializados cuando
se trata de la PYME y que no pueden ser consideradas acciones marginales
en ninguna política de innovación.
■ Los instrumentos de política de innovación dirigidos a las PYME, deben bus-
car especialmente la agilidad, la simplificación burocrática y la reducción de
costes inducidos.
■ La política de innovación debe tener en cuenta la diversidad de la capacidad
tecnológica de las PYME.

R-AD 11. Las administraciones deben aprovechar los logros científicos


y tecnológicos de los programas públicos en sus campañas de sensi-
bilización social para la ciencia y la tecnología.

■ La Semana de la Ciencia está ganando popularidad y es un marco adecuado


para dar a conocer los resultados de la política científica y tecnológica.
■ Es necesario que el contribuyente sea consciente de la utilidad de los recursos
destinados al fomento de la ciencia y la tecnología.

R-AD 12. Las compras públicas de tecnología deben ser consideradas


un instrumento de política de fomento de la innovación. Áreas como
defensa y seguridad, ejecución de Infraestructuras o Sanidad son es-
pecialmente adecuadas para aplicar este instrumento.

■ Las compras públicas de tecnología deben ser consideradas un caso especí-


fico de contratación pública, que requiere un tratamiento propio basado en cri-
terios de selección competitivos que primen las capacidades tecnológicas.
232
■ En la Unión Europea, las compras públicas representan aproximadamente el
16% del PIB. Una parte considerable de ellas podrían convertirse en compras
públicas de tecnología.
■ La actual legislación española obliga a las administraciones a posponer la
compra de productos avanzados hasta que estén disponibles. Sería muy ne-
cesaria una reforma de la actual legislación de contratación de las administra-
ciones públicas.

R-AD 13. Es necesario agilizar la realización de encuestas oficiales de


innovación y complementarlas con otras fuentes alternativas de infor-
mación, orientadas al conocimiento de la coyuntura tecnológica.

■ El plazo de disponibilidad de resultados es un determinante fundamental de su


utilidad para la toma de decisiones políticas
■ Los paneles de empresas para el análisis de la evolución de la innovación tec-
nológica es una práctica habitual en los países avanzados.

233
13.
El sistema público de I+D

13.1 Diagnósticos
Enseñanza y creación de conocimiento científico

D-SP 1. El sistema público de I+D ha sido capaz, en estos últimos años,


de mantener el crecimiento en su producción científica de calidad y de
formar investigadores.

■ En 2001, el 2,7% de los artículos publicados en revistas de prestigio mundial


fue de origen español. En 1996 era el 2,2%.
■ En 1999, el 0,47% de los artículos españoles fue altamente citado en otras
publicaciones, mientras que para EEUU este porcentaje era del 1,64% y para
Alemania el 0,97%.
■ El número de investigadores españoles del sistema público ha pasado de
40.000 en 1996 a 58.350 en 2002.

D-SP 2. La estructura actual del sistema público de I+D es consecuen-


cia de la expansión iniciada a mediados de los ochenta, y no ha alcan-
zado la madurez que caracteriza a los sistemas más evolucionados.
Coexisten centros consolidados y con investigadores de elevada edad
media con otros de muy reciente creación.

■ La excelencia investigadora está concentrada en un número reducido de cen-


tros. La participación de tres universidades concentró el 35% de los recursos
académicos involucrados en el V PM.
■ En el periodo 1999-2001, el 49% de las publicaciones científicas y tecnológi-
cas españolas en revistas internacionales de excelencia procedían de 10 uni-
versidades y el 15% del CSIC.
■ Actualmente, el personal investigador del CSIC tiene una edad media de 56,2
años.
■ Las universidades de reciente creación han supuesto un acercamiento del
personal investigador al tejido productivo, pero sus grupos de investigación
son jóvenes y no han podido consolidarse todavía.
235
Aumento de la capacidad de producir ciencia para liderar
proyectos internacionales

D-SP 3. Los grupos de investigación españoles tienen, en general, di-


mensiones reducidas, lo que hace que difícilmente puedan compatibili-
zar la excelencia científica con las necesidades del tejido productivo, ni
tampoco liderar proyectos interdisciplinares de nivel internacional.

■ El número de investigadores del sistema público de I+D, inscritos voluntaria-


mente en la página web de oferta tecnológica de «madri+d», es de unos
13.900, encuadrados en unos 4.700 grupos de investigación.
■ La Ley de Ordenación Universitaria reconoce la figura de grupo de investiga-
ción, juntamente con el departamento, como elemento de la estructura inves-
tigadora universitaria. Corresponde a los estatutos de cada universidad la de-
finición del concepto de grupo, atendiendo a criterios de eficacia.

D-SP 4. Los grupos de investigación colaboran poco entre sí para al-


canzar masas críticas en su especialidad y mucho menos para el des-
arrollo de proyectos multidisciplinares.

■ Las empresas denuncian la excesiva atomización y la dificultad de contratar


proyectos multidisciplinares, viéndose con frecuencia obligadas a recurrir a
centros extranjeros.
■ La solución de muchos problemas de la sociedad y de las empresas requiere
una aproximación multidisciplinar. El establecimiento de proyectos de este tipo
ha precisado de impulsos exteriores al colectivo académico.

D-SP 5. La proporción de personal de apoyo y auxiliar en las plantillas


del sistema público de I+D, especialmente en la universidad, es esca-
sa. Las grandes instalaciones e infraestructuras de apoyo a la I+D no
cuentan tampoco con personal técnico suficiente que pueda garantizar
su optima utilización.

■ Desde 1996, la relación de personal empleado en I+D por investigador ha dis-


minuido en los OPI y se ha mantenido constante en las universidades.
■ En 1999, esta relación era en media, en las universidades españolas, de uno
auxiliar por cada cinco investigadores, mientras que en la UE era de dos por
cada tres investigadores. En el caso de los OPI, la relación es parecida a la de
236
la UE, pero no satisfactoria. Además en España no es frecuente encontrar per-
sonal suficientemente formado para estas labores auxiliares.
■ El aprovechamiento de estas instalaciones por parte del sector privado, especial-
mente las PYME, está fuertemente obstaculizado por falta de personal auxiliar.

Generación de tecnología útil para el tejido productivo

D-SP 6. El nivel de contratación entre las empresas y el sector público


de I+D ha aumentado en los últimos años, tanto en el número de em-
presas contratantes como en la frecuencia con la que recurren al sis-
tema público. Sin embargo, la mayoría de los contratos se refieren a te-
mas muy alejados de la frontera del conocimiento.

■ La parte III de este documento, recoge las opiniones de un amplio panel de


expertos, del sector público y privado, consultados sobre esta cuestión.
■ Los expertos académicos lamentan el bajo nivel científico de los contratos.

Realización de las anteriores actividades en estrecha


conexión con las necesidades sociales del momento

D-SP 7. Las recientes modificaciones de leyes y reglamentos que afec-


tan al sistema público posibilitan una cierta movilidad de los investiga-
dores, que no está siendo utilizada.

■ Desde hace poco tiempo, los investigadores de los OPI ya pueden incorporar-
se a empresas por un periodo de hasta cuatro años con la posibilidad de re-
tornar al sistema público. En el caso de las universidades esta posibilidad que-
da sujeta a sus estatutos.
■ En Francia, esta preocupación motivó una reforma recogida en la Ley 12 de
julio de 1999 sobre innovación e investigación

D-SP 8. Recientes cambios en la legislación general y en la organiza-


ción del sistema público han dificultado la gestión de la I+D pública.

■ Los investigadores denuncian una mayor complejidad en la incorporación de


personal y en los procedimientos de adquisición de equipos y materiales.
237
■ La creación del MCYT supuso un cambio en la dependencia administra-
tiva de los OPI que, de hecho, ha complicado los procedimientos de ges-
tión.
■ La Ley de Organización y Funcionamiento de la Administración del Es-
tado (LOFAGE) no tiene en cuenta las peculiaridades de la gestión de
la I+D.

Conocimiento de las necesidades de la sociedad y


difusión de las capacidades del sistema público para
resolverlas

D-SP 9. La cooperación y transferencia de tecnología desde el


sistema público de I+D ha seguido descansando en la figura de
las OTRI. El sistema público de I+D cuenta con cerca de un cen-
tenar, aunque casi todas ellas de dimensión extremadamente
reducida y dedicadas fundamentalmente a actividades administra-
tivas.

■ De media, las OTRI de las universidades cuentan sólo con un técnico por cada
165 investigadores.
■ El reducido tamaño de las OTRI les impide realizar funciones comerciales cer-
ca de su entorno productivo.
■ En la situación actual, difícilmente podría pensarse en un sistema público de
I+D que no contara con este tipo de soporte administrativo.

D-SP 10. Los Consejos Sociales muy raramente han asumido un papel
activo en el conocimiento de las necesidades tecnológicas de su en-
torno, ni en la difusión de las capacidades de la universidad entre el te-
jido productivo más cercano.

■ La percepción social no reconoce que la universidad haya asumido entre sus


objetivos prioritarios la necesaria atención a la ciencia y tecnología que su en-
torno próximo requiere.

■ Un ejemplo que demuestra el potencial del Consejo Social para ayudar a cum-
plir esta función de la Universidad, es la creación de Agencia de Acreditación
en Investigación, Desarrollo e Innovación Tecnológica (AIDIT) por las Universi-
dades Politécnicas de Barcelona y Madrid.

238
Valorización de los resultados de la investigación

D-SP 11. En los últimos años se ha observado un interés creciente en


el sistema público de I+D por la valorización de los resultados de in-
vestigación a través de patentes. Sin embargo, la explotación de la tec-
nología generada sigue sin ser una práctica habitual.

■ En 1996, las universidades presentaron alrededor de 100 solicitudes de pa-


tentes. En 2000 esta cifra superaba las 300 solicitudes. Ese mismo año, los
OPI presentaron alrededor de 150 solicitudes.
■ En lo referente a las patentes internacionales, en 2001, el CSIC tenía 528 pa-
tentes, 367 de las cuales estaban registradas en otros países. A finales de
2000, las universidades contaban con 110 patentes internacionales de un to-
tal de 1.045.
■ En 2000, las OTRI de las universidades españolas notificaron un ingreso de
1,2 millones de euros por un total de 114 licencias en explotación. En 2000, el
CSIC ingresó más de dos millones de euros de la explotación de licencias.

Implicación en la creación de empresas de base tecnológica

D-SP 12. Actualmente existen ya universidades con programas para la


creación de nuevas empresas basadas en tecnologías generadas en
sus campus. Algunas disponen incluso de sociedades de capital ries-
go.

■ Diecinueve universidades han establecido programas para la creación de spin-


off que con frecuencia facilitan acceso a capital semilla público o privado.
■ La Universidad de Santiago de Compostela ha sido pionera en establecer su
propio fondo de capital riesgo, UNIRISCO, con un capital de 5 millones de
euros que da apoyo financiero a 20 star-up.
■ La RedOTRI de universidades ha notificado la creación de setenta y siete nue-
vas empresas en 2001. Treinta y seis de ellas consideradas spin-off o start-up
según la OCDE.
■ El sector biotecnológico, uno de los que han demostrado más sensibilidad por
la creación de spin-off denuncia, como carencia del sistema público de I+D, la
limitada cultura empresarial de los investigadores, la escasez de gestores, la
ausencia de masa crítica en áreas estratégicas y el bajo número de propues-
tas de proyectos.
239
Generación de la tecnología necesaria para la investigación
científica

D-SP 13. España, al igual que la inmensa mayoría de los países con es-
casa tradición científica, adquiere en el exterior la tecnología necesaria
para su investigación.

■ La industria española de material científico es prácticamente inexistente.


■ Esta actividad requiere la existencia de tecnólogos y personal auxiliar de in-
vestigación cualificados.

13.2 Recomendaciones

R-SP 1. Ha llegado el momento de optar por el crecimiento basado en


la calidad y el mantenimiento selectivos de la capacidad investigadora
del sector público.

■ El número de investigadores del sistema público por habitante no difiere de la


media europea.
■ El número de investigadores cualificados y reconocidos por el sistema debe
aumentarse en aquellas áreas que, por su especial interés, deban potenciarse
o mantenerse.
■ Un crecimiento ordenado exige un plan de carrera investigadora.
■ Las estrategias de recursos humanos del sistema público de I+D deberían
considerar la contratación de personal técnico y auxiliar para prestar apoyo a
los grupos de I+D.

R-SP 2. La calidad internacional de los resultados, dada la madurez del


sistema público de I+D, debe ser la finalidad de cualquier planificación
de la investigación pública española.

■ Es necesario que aumente el número de grupos de investigación con proyec-


ción internacional.
■ La excelencia también ha de valorarse por la capacidad de la investigación
para generar tecnología.
240
R-SP 3. Es necesario estimular la movilidad de los investigadores para
lograr un rápido aumento de la capacidad tecnológica y de investiga-
ción en el tejido productivo.

■ Los OPI cuentan ya con mecanismos orientados a facilitar esta movilidad.


■ La experiencia adquirida en las empresas debe ser valorada como un mérito
para la carrera profesional del investigador
■ Los grupos de investigación orientados a proveer de tecnología a su entorno
son fuente de investigadores para el tejido productivo.

R-SP 4. Es necesario un nuevo diseño de los instrumentos para la ges-


tión de los activos del sistema público de I+D y para la explotación de
sus resultados.

■ En un mercado ya maduro de conocimiento y tecnología, urge plantearse nue-


vas estrategias para valorizar los activos del sistema público de I+D. La co-
mercialización de sus capacidades y su orientación a la mejora de la competi-
tividad del tejido empresarial deben guiar estas nuevas estrategias. Cualquier
acción individual debe diseñarse, como mínimo, con una dimensión regional y
con pretensiones de proyección internacional.
■ Las infraestructuras científico-técnicas de tamaño medio (plataformas tecnoló-
gicas) deben garantizar desde su implantación, su disponibilidad y utilidad
para todo el sistema español de innovación, mediante la operación individual y
en red.
■ La valorización de la propiedad industrial e intelectual requiere una gestión
(protección y explotación) profesionalizada que, por su coste y especificidad,
sólo puede estar disponible en una dimensión como mínimo regional.

R-SP 5. El sistema público de I+D debe asumir que tiene que contribuir
a la generación de riqueza y al bienestar social, procurando que los re-
sultados de su investigación puedan llegar a ser utilizados por el tejido
productivo de su entorno.

■ En los sistemas de innovación avanzados existe una multiplicidad de infraes-


tructuras de transferencia de tecnología a las empresas que toman el relevo del
sistema público de I+D para llevar las soluciones tecnológicas a las empresas.
■ Las etapas de investigación más cercanas a la aplicación industrial son muy
exigentes en dedicación y habilidades. Es preciso que el sistema público de
I+D reconozca estos esfuerzos y los valore para la carrera académica.
241
■ Las instituciones deberían ver en los contratos con las empresas una oportuni-
dad para incrementar sus recursos financieros e incentivar a los investigadores.

R-SP 6. El sistema público debe asumir de forma generalizada entre


sus objetivos, la creación de spin-off con objeto de contribuir a la mo-
dernización del tejido empresarial español.

■ En todos los países la investigación académica es uno de los motores princi-


pales de la creación de nuevas empresas de base tecnológica. Por esto está
en estrecho contacto con entornos financieros y empresariales que valorizan
sus resultados.
■ Los spin-off son un camino abierto al desarrollo profesional de los investiga-
dores, pero que necesita el apoyo de instrumentos administrativos que suplan
su falta de experiencia de gestión empresarial.

R-SP 7. Es necesario replantear el papel de los OPI dentro del sistema


español de innovación y reflexionar sobre la oportunidad de seguir
creando nuevas instituciones sectoriales de I+D.

■ Los OPI presentan una enorme diversidad fruto de su origen y evolución. Una
diversidad que se ve aumentada con la aparición de nuevas instituciones,
como los institutos de investigación sanitaria, el CNIO, etc.
■ Recientemente la prensa se ha hecho eco de la propuesta presentada al
MCYT por el CSIC, para tranformar este OPI en una Entidad de Derecho Pú-
blico, que debería dotar de la flexibilidad para la gestión económica y de per-
sonal que los investigadores vienen demandando repetidamente y cuya falta
también denuncian los empresarios que recurren a sus servicios. Conseguir
este objetivo es importante, y sin duda necesario, pero debería aprovecharse
esta ocasión para iniciar una profunda reflexión sobre el papel que los OPI de-
berían asumir dentro del sistema español de innovación.
■ Probablemente el cumplimiento de las misiones que eventualmente se fijen
para las instituciones ejecutoras de la I+D pública no universitaria exigirá una
adaptación de su marco jurídico y del régimen de personal.
■ El marco jurídico debe tener en cuenta que estas instituciones son a la vez
centros de costes y centros de beneficios, y por lo tanto necesitan una ges-
tión y financiación flexibles.

242
14.
Las organizaciones de soporte a
la innovación

14.1 Diagnósticos
Interfaz eficiente entre el sistema público y las empresas

D-OR 1. En España, se han creado desde hace años organizaciones de


soporte a la innovación. Estas organizaciones son abundantes y muy
variadas en los sistemas de los países más avanzados.

■ La mayor parte de las modalidades de organizaciones de soporte a la innova-


ción existentes en los sistemas de innovación avanzados, se encuentran tam-
bién en España.
■ La distribución regional de las organizaciones de soporte a la innovación no es
homogénea.
■ La variedad de organizaciones de soporte a la innovación existentes responde
a objetivos diferentes y consecuentemente a exigencias específicas en recur-
sos, tecnologías y cualificación de su personal.

D-OR 2. La tipología de las funciones que desarrollan las organizacio-


nes de soporte a la innovación existentes en España incluye: la trans-
ferencia y sensibilización hacia la tecnología, los servicios de ensayo y
medida, los entornos para la innovación, y los servicios de I+D y tec-
nología.

■ Las OTRI, las fundaciones universidad-empresa, y las recientes oficinas de di-


fusión facilitan la relación entre clientes y potenciales suministradores, llegando
incluso a asesorar en el establecimiento de contratos y en la búsqueda de fi-
nanciación.
■ Las organizaciones de ensayo y medida evitan a las empresas inversiones y
gastos de formación para atender a necesidades esporádicas. En algunos
243
sectores, como el de construcción, los laboratorios nacidos para resolver
cuestiones de calidad tienen capacidad para actuar como estas organizacio-
nes e incluso se han agrupado en federaciones para conseguir servicios más
integrados.
■ Los parques científicos y tecnológicos son entornos donde se instalan empre-
sas y entidades de generación de tecnología para facilitar su interrelación.
■ Los centros tecnológicos adaptan tecnologías a las necesidades de sus em-
presas clientes y pueden realizar para ellas actividades de I+D. Unos se espe-
cializan en atender necesidades sectoriales y otros en proveer tecnologías es-
pecíficas. Sólo cuando disponen de instalaciones y recursos humanos ade-
cuados y suficientes pueden cumplir satisfactoriamente esta función.

D-OR 3. En España coexisten organizaciones de soporte a la innova-


ción muy eficientes, consecuencia de su integración en el entorno sec-
torial, académico y regional, con otras que no han conseguido todavía
su plena aceptación.

■ Una organización de soporte a la innovación es plenamente eficiente cuando


sus potenciales clientes valoran los servicios ofrecidos, las administraciones
actúan como estimuladores de la aportación de recursos privados y, finalmen-
te, las entidades generadoras de conocimiento cercanas son competentes en
los campos de actuación de la organización y la aceptan como vehículo de
transferencia.
■ Sólo la existencia de un tejido empresarial necesitado de los servicios de la or-
ganización de soporte a la innovación justifica su creación.
■ En el caso de los centros tecnológicos, existen en España algunos que
aprovechan muy eficientemente su relación con la universidad, pero son aún
muchos los que no tienen como prioridad la cooperación con el mundo cien-
tífico.

Oferta a las empresas de una amplia gama de servicios en


apoyo a la innovación

D-OR 4. En España, las organizaciones dedicadas a la relación y sen-


sibilización hacia la tecnología, atienden fundamentalmente a cues-
tiones administrativas y de identificación de recursos y conocimien-
tos de sus instituciones, no habiendo asumido responsabilidades en
la difusión y comercialización de sus capacidades científicas y tecno-
lógicas.

244
■ En España, la inmensa mayoría de estas organizaciones actúan desde la ofer-
ta. La falta de actividad comercial les impide detectar necesidades tecnológi-
cas de su entorno más próximo que pudieran ser atendidas por la oferta que
representan.
■ En lo que se refiere a las OTRI, están cumpliendo con su función administrati-
va de contratación con las empresas. En el periodo comprendido entre 1996
y 2000 el número de contratos aumentó en un 50%.
■ Algunas fundaciones universidad-empresa están dedicadas fundamentalmen-
te a la formación, aunque también proporcionan servicios administrativos para
la investigación bajo contrato.
■ En el marco comunitario, los centros de enlace para la innovación (CEI) pres-
tan servicios de relación y sensibilización para la tecnología creada al amparo
de los programas de la UE.
■ Los Centros Europeos de Empresa e Innovación (CEEI) se orientan fundamen-
talmente a la creación de nuevas empresas, también las de base tecnológica,
y ofrecen otros servicios más o menos relacionados con la innovación.
■ Existen servicios de difusión tecnológica en instituciones oficiales y empresa-
riales. Muy recientemente se han creado las figuras de «centros de difusión
tecnológica» y de «agentes tecnológicos» en la Comunidad Autónoma de Ma-
drid.

D-OR 5. Sólo en contados entornos geográficos y sectoriales los cen-


tros tecnológicos han adquirido relevancia. La aparición de nuevos
sectores de alto contenido tecnológico plantea problemas específicos
aún no resueltos.

■ El papel de los centros tecnológicos en los sistemas regionales de innovación


es muy desigual. Destaca su importancia en los sistemas del País Vasco y de
la Comunidad Valenciana.
■ La mayor parte de los centros sigue teniendo un tamaño muy reducido. Espa-
ña no dispone de centros tecnológicos con la dimensión e importancia de
otros países europeos. La plantilla media de los centros de FEDIT era en el
año 2002 de 108 personas y sólo siete centros de los 60 asociados tenían una
plantilla superior a la media.
■ Algunos centros se han unido para dar una oferta integrada de servicios.
■ Los centros tecnológicos para el sector de la biotecnología no ofrecen un so-
porte de infraestructuras y equipos avanzados. Las empresas sólo pueden re-
currir al equipamiento científico de las universidades donde la prioridad que re-
ciben es baja.

245
Apoyo a los procesos productivos y de gestión de las em-
presas

D-OR 6. En España, no son frecuentes las organizaciones de soporte a


la innovación con dedicación especial a asistir a las empresas en la
modernización de sus procesos productivos y de gestión tecnológica.

■ La mayoría de los centros tecnológicos están orientados a ofrecer servicios


tecnológicos avanzados, y atienden las necesidades de mejora de los proce-
sos productivos de forma marginal.
■ Algunas asociaciones profesionales españolas han creado centros que se han
orientado a prestar este tipo de servicios. Un ejemplo que podría seguirse en
muchos sectores tradicionales.
■ Por otra parte, las empresas que ofrecen estos servicios son poco nume-
rosas y no existen programas de ayuda para las potenciales PYME clien-
tes.

Implicación en el desarrollo de las estrategias tecnológicas


empresariales

D-OR 7. Algunos centros tecnológicos han optado por establecer


relaciones de cooperación a largo plazo, tanto basadas en impor-
tantes objetivos estratégicos de un número reducido de empresas,
como para dar soluciones a las necesidades colectivas de todo un
sector.

■ La velocidad del cambio tecnológico demanda una cooperación continuada


que adelante las soluciones tecnológicas.
■ Cuando existe esta relación, las empresas demuestran tener una capacidad
tecnológica probada que guía al centro tecnológico.
■ El concepto de investigación colaborativa ha permitido el uso eficiente de gas-
tos en I+D orientados a satisfacer cuestiones normativas de uso obligado para
un sector.

246
Provisión de entornos físicos y relacionales para la inno-
vación

D-OR 8. Sólo algunos parques tecnológicos han logrado hasta el mo-


mento convertirse en entornos tecnológicos atractivos para las empre-
sas. Actualmente, se está asistiendo al desarrollo de los parques cien-
tíficos.

■ Una parte muy importante de la facturación del total de los parques científicos
y tecnológicos se concentra en tres parques.
■ El Parque Científico de la Universidad de Barcelona y el Parque Científico de
las Universidades Autónoma y Complutense de Madrid han iniciado ya su fun-
cionamiento. El primero cuenta con veinte empresas spin-off y el segundo con
once.
■ El Plan Nacional de I+D abrió, a finales del 2001, una importante línea de fi-
nanciación a entidades establecidas en parques científicos y tecnológicos,
para equipamiento e infraestructuras destinadas a la realización de proyectos.

Agrupación virtual de capacidades científicas y tecnoló-


gicas multidisciplinares y dispersas geográficamente

D-OR 9. En España, todavía son incipientes las iniciativas para fomen-


tar la creación de agrupaciones en red que reúnan capacidades de
centros de I+D públicos y empresas, para la realización de investiga-
ción avanzada en un área tecnológica de interés industrial.

■ La agrupación en red supone el desarrollo de capacidades físicas e intelec-


tuales que permitan a centros de investigación y empresas, distantes geográ-
ficamente, realizar investigación avanzada en colaboración, en un área tecno-
lógica de interés industrial.
■ Las agrupaciones en red para investigación de aplicación industrial, existentes
en Europa, se han mostrado eficaces para dar visibilidad social a capacidades
existentes. Son ejemplos Abayfor en Baviera y los Leading Technology Institu-
tes en Holanda.

247
14.2 Recomendaciones

R-OR 1. Dada la experiencia acumulada en los años de funcionamien-


to de las organizaciones de soporte a la innovación en España, ha lle-
gado el momento de ajustar su creación, reorientación y sostenimien-
to a las necesidades de los sistemas regionales de innovación.

■ Las organizaciones de relación y sensibilización son las más recomendables


para aquellos entornos empresariales poco receptivos a la tecnología.
■ La existencia de necesidades y de capacidad de absorción de tecnología, así
como el compromiso empresarial de financiación deben ser los criterios para
la creación y sostenimiento de las organizaciones de provisión de servicios de
ensayo y medida y de I+D y tecnologías.
■ En algunos países, el importe de las ayudas públicas viene determinado por la
capacidad demostrada de captar proyectos entre las PYME.

R-OR 2. Dado que las organizaciones dedicadas a la transferencia y


sensibilización hacia la tecnología tienen asignadas funciones que pue-
den alcanzar desde la mera gestión administrativa hasta la completa
promoción y comercialización de las tecnologías, es necesario que su
estructura y el perfil de sus recursos respondan a la responsabilidad
asumida.

■ La función de gestión administrativa de muchas de las actuales OTRI es im-


prescindible para el buen funcionamiento del sistema español de innovación.
■ La difusión y comercialización de tecnologías requiere organizaciones especia-
lizadas. En el sistema de innovación británico, muchas de sus universidades
han creado empresas propias con esta única finalidad.
■ El concepto de transferencia de resultados de investigación nació cuando to-
davía tenía credibilidad el modelo lineal de innovación. Actualmente, es nece-
sario comercializar la capacidad de los grupos de investigación y adelantar la
transferencia a la obtención de resultados de la investigación.

R-OR 3. Las organizaciones de soporte a la innovación deben buscar


una estrecha relación con el sistema público de I+D para disponer de
conocimientos actualizados y acceder a recursos humanos y materia-
les cualificados, así como a instalaciones tecnológicas de coste eleva-
do.

248
■ La estrecha y continuada relación con el sistema público de I+D permitirá
aprovechar un amplio abanico de oportunidades de colaboración.
■ En los países avanzados, los recursos más numerosos, más costosos y más
cualificados para la I+D se concentran en el sistema de educación superior.

R-OR 4. Es necesario atender, con la intervención de profesionales con


experiencia empresarial, la manifiesta necesidad de ayuda que tienen las
PYME para modernizar sus procesos productivos y la gestión tecnológica.

■ Para las PYME es muy importante recibir ayuda para la comprensión de sus
problemas tecnológicos y para la implantación de las tecnologías requeridas.
■ Para suministrar estos servicios sólo es necesaria experiencia profesional para
detectar los problemas y guiar a las PYME hasta las entidades capaces de su-
ministrar la solución.
■ La necesidad de atención individualizada a un número elevado de empresas
no sensibilizadas, requerirá el concurso de un gran número de profesionales y
la intervención pública para estimular este mercado potencial.
■ La figura de apoyo a la creación de unidades de I+D+i en el entorno privado,
creada en el actual Plan Nacional de I+D, podría ser utilizada para atender esta
necesidad, dentro de la línea de lo que se denominó centros de competencia
en el anterior Plan Nacional.

R-OR 5. Debería analizarse la posibilidad de cooperaciones a largo pla-


zo con importantes objetivos de competitividad nacional y gran impli-
cación empresarial, con el fin de ser objeto de políticas y estrategias
de innovación.

■ Los centros tecnológicos podrían ser aglutinadores de intereses empresariales


y académicos en estas importantes iniciativas.
■ Los participantes en estas iniciativas deben asumir fuertes compromisos eco-
nómicos, de futuro institucional y de prestigio, que son la mejor garantía de
éxito que pueden encontrar las administraciones a la hora de asignación de
sus ayudas.

R-OR 6. Para que una universidad se implique en la creación de un par-


que científico es imprescindible que, entre sus principales misiones, fi-
gure un serio compromiso con la transferencia de tecnología al tejido
empresarial en áreas tecnológicas específicas.

249
■ La existencia de departamentos con probada experiencia de colaboración con
las empresas debe ser un requisito imprescindible para iniciar la creación de
un parque científico, cuya función se centra en el establecimiento de una fuer-
te interacción entre investigación pública y privada, e innovación, propiciada
por la proximidad geográfica y la voluntad de los participantes.
■ Los estudiantes de las universidades implicadas en la creación de un parque
científico deberían tener la posibilidad de recibir formación sobre la creación de
empresas.
■ Los parques científicos, desde el primer momento, deben definir y mantener la
especialización en un número limitado de áreas tecnológicas, como han hecho
aquellos que han tenido mayor éxito.
■ Los parques científicos deben buscar un serio compromiso con entidades fi-
nancieras conocedoras de los sectores tecnológicos seleccionados.

250
15.
El entorno

15.1 Diagnósticos
El efecto dinamizador del mercado

D-EN 1. El mercado español ha evolucionado acercándose a los patro-


nes de la Unión Europea. Pero las importaciones son las que surten la
demanda interior de productos de alta tecnología.

■ La demanda de productos de alta y media alta tecnología ha pasado de su-


poner el 38,9% de la demanda total en 1996 al 42,1% en 2001.
■ La participación de las importaciones para el consumo aparente de productos
de alta tecnología ha pasado de ser el 55% al 64% y para el de productos de
media tecnología ha pasado del 51,4% al 58%.

La consolidación de la sociedad de la información

D-EN 2. Muchos indicadores de la sociedad de la información revelan


un deterioro en los últimos años de la situación española respecto al
conjunto de la Unión Europea.

■ Entre 1996 y 2001 la distancia con la media europea se ha incrementado en


0,9 puntos en el valor del mercado de TIC en términos de PIB.
■ La diferencia entre España y la UE en el número de ordenadores por cada 100
habitantes ha pasado de ser 8,8 en 1996 a 13,7 en 2000.
■ La distancia entre España y la UE en el número de hosts conectados a Internet
por cada 10.000 habitantes ha pasado de ser 4,9 en 1996 a 16,6 en 2001.
■ Actualmente la inversión per cápita española es sólo la tercera parte de la de
EEUU y poco más de la mitad de la media de Europa occidental.

D-EN 3. Los efectos de los programas públicos diseñados para acele-


rar la entrada en la sociedad de la información se han hecho notar en
los servicios de la administración pública y han sido muy escasos en la
infraestructura de TIC, en las aplicaciones empresariales, y en el uso
privado de Internet.
251
■ España es el sexto país en la UE en e-gobierno, mientras que es el penúltimo
en el índice global de la sociedad de la información.
■ Las asociaciones empresariales denuncian que el nuevo programa España.es
sigue orientado fundamentalmente al fomento de la demanda y no incentiva
suficientemente la oferta de tecnología.
■ El impulso dado en los últimos años a las infraestructuras de banda ancha se
ha debido más a la propia iniciativa empresarial que al efecto de las políticas
de la Administración, que han buscado ese desarrollo intentando fomentar
más la competencia que la propia innovación.

La calidad de las infraestructuras tradicionales

D-EN 4. El gran desarrollo que ha experimentado el país en la disponi-


bilidad de infraestructuras tradicionales no ha tenido visibles conse-
cuencias en el fomento de la innovación en los sectores implicados.

■ Las contrataciones públicas no tienen en cuenta las posibilidades de genera-


ción de tecnologías derivadas de los grandes presupuestos involucrados.
■ Los Planes Nacionales de I+D y los Programas Marco han considerado de for-
ma marginal las necesidades de innovación en la obra pública. Sin embargo,
son las únicas oportunidades que tienen las empresas del sector, porque el Mi-
nisterio de Fomento no ha demostrado tener sensibilidad para esta cuestión.

El entorno financiero

D-EN 5. España dispone ya de un Nuevo Mercado financiero para em-


presas tecnológicas y de alto crecimiento, en el que cotizan actual-
mente sólo 13 compañías.

■ El Nuevo Mercado fue creado en diciembre de 1999, empezando a funcionar


el 10 de abril de 2000.
■ Para el seguimiento del Nuevo Mercado, se creó un índice all share denomi-
nado IBEX NM, con base 10.000 el 7 de abril de 2000.

D- EN 6. En España el capital riesgo, partiendo de niveles muy bajos,


ha tenido incrementos porcentuales por encima de la media de la
Unión Europea, aunque sus fondos se dedicaron sólo de forma minori-
taria a los sectores de alta tecnología y empresas de reciente creación.
El capital semilla es casi inexistente.
252
■ La media de crecimiento anual entre 1995 y 2001 del capital riesgo español
fue del 33,14% frente al 25,09% de la UE.
■ En 2001, el capital riesgo español fue del 1,35 por mil del PIB, frente al 1,29
por mil de la UE y el 3,26 por mil de EEUU. Sólo el 8,5% de los fondos de ca-
pital riesgo se destinó a sectores tecnológicos.
■ La inversión en las fases de semilla y start up representó, en 2001, el 13% del
capital riesgo español, frente al 34% de la UE.
■ En el año 2001, de las participaciones accionariales no negociadas en bolsa,
las de los sectores de alta tecnología representaron en España el 26%, frente
al 38% de la UE.
■ Desde el año 2000, existe un programa público, cuya eficacia se ha puesto en
duda, para concesión de préstamos sin interés a las entidades de capital riesgo
que inviertan en acciones de empresas de base tecnológica de reciente creación.

El capital humano
D-EN 7. La enseñanza obligatoria no desarrolla suficientemente las ca-
pacidades y actitudes necesarias para los desafíos de la sociedad del
conocimiento.

■ El gasto español por estudiante de primaria se corresponde con el nivel de


desarrollo del país.
■ La capacidad que adquieren los estudiantes españoles en comprensión de la
lectura, entendimiento de las matemáticas y conocimientos científicos, se sitúa
por debajo de la media de los países de la OCDE.
■ España figura entre los países de la UE con mayor tasa de abandono de los
estudios tras finalizar la enseñanza obligatoria.

D-EN 8. El porcentaje de estudiantes de formación profesional en Es-


paña es inferior al promedio de la Unión Europea.

■ El 59% de los estudiantes que deciden continuar los estudios eligen el bachi-
llerato frente a la formación profesional. La media de la UE es del 41%.
■ Algunas de las especialidades más demandadas por la economía del conoci-
miento, no están debidamente atendidas por la oferta actual de formación.

D-EN 9. El número de estudiantes universitarios por cada millón de habi-


tantes es similar al de la UE. Sin embargo, la distribución por disciplinas
de los graduados universitarios y el gasto por estudiante se alejan del pa-
trón de los países europeos con sistemas educativos similares al español.
253
■ El gasto total universitario español en términos de PIB es similar al de la UE.
Sin embargo, el gasto por estudiante universitario es aproximadamente la mi-
tad de la media de la UE.
■ El reparto de estudiantes por especialidades es similar al de la UE aunque con
un peso ligeramente mayor en las carreras de ciencias sociales y humanas. El
peso de las especialidades de ciencia e ingeniería es inferior en España.
■ El menor gasto por estudiante perjudica especialmente a las carreras experi-
mentales.

D-EN 10. Existe el convencimiento de que la formación universitaria no


prepara para aplicar los conocimientos, ni desarrolla las capacidades
personales necesarias para la actual sociedad del conocimiento.

■ Los graduados españoles manifiestan que la formación recibida en la Universidad


no les capacita para insertarse en el mercado laboral. Entre las carencias denun-
ciadas figuran los conocimientos de informática, capacidad de trabajar bajo pre-
sión, capacidad de negociación, capacidad para planificar, organizar y coordinar,
habilidad para resolver problemas concretos y habilidad para la comunicación oral.
■ Las empresas tienen la percepción de que los programas de estudios y el en-
trenamiento práctico no son adecuados a sus demandas. El coste y el tiempo
necesario para la adaptación de los graduados a la forma empresarial de re-
solver los problemas tecnológicos y de aprovechar las oportunidades de la
tecnología se consideran excesivamente elevados. Una iniciativa que aborda
esta cuestión es el consorcio Career Space del sector TIC.
■ Los Ministerios de Educación y Ciencia de los países de la UE acordaron en
junio de 1999 establecer un Sistema Europeo de Enseñanza Superior (SEES),
recogido en la Declaración de Bolonia. El SEES establece dos ciclos principa-
les de enseñanza superior, que uniformizarán los sistemas universitarios de to-
dos los países de la UE. La intención de la Declaración de Bolonia es ofrecer
una educación adaptada al mercado de trabajo.
■ En España, el tejido empresarial todavía no valora la formación adicional que
supone la enseñanza de tercer ciclo.
■ La preocupación por la falta de adaptación a las demandas empresariales está
presente en el sistema universitario, hasta tal punto que existen ya experien-
cias en algunas facultades y escuelas de estrecha colaboración con empresas
para la definición de contenidos curriculares y para la docencia.

D-EN 11. La participación de la población española en programas de


formación continua es la mitad de la media europea, y la cuarta parte
de la de los países más avanzados.

254
■ Según la encuesta sobre formación continua de Eurostat, en 2002, el porcen-
taje de españoles entre 25 y 64 años que habían participado en este tipo de
programas, en las cuatro semanas anteriores a la encuesta, fue de un 5%. El
promedio europeo era el 8,5%, y el de los países más activos (Reino Unido y
países nórdicos), se situaba en torno al 20%.

D-EN 12. En España, las encuestas sobre espíritu emprendedor dan re-
sultados similares a la media de la UE. Sin embargo, el 85% del total de
empresas creadas pertenecen a sectores no tecnológicos.

■ El 56% de los españoles prefieren el autoempleo como opción laboral, mien-


tras que el promedio europeo era sólo el 45%.
■ El 16% de los encuestados, frente al 17% de la UE, manifestaron haber crea-
do su propia empresa, pero en España sólo en el 8% eran empresarios en ac-
tivo frente al 10% de la media europea.

Desarrollo sostenible y responsabilidad social

D-EN 13. Aunque la sensibilidad medioambiental ha aumentado en Es-


paña con consecuencias tanto en las políticas públicas como en la ac-
tuación empresarial, todavía el valor de los parámetros está lejos de lo
habitual en Europa.

■ La ecoeficiencia de la empresa española es la mitad de la de Europa.


■ En 2001, el Ministerio de Medio Ambiente publicó un documento titulado «Es-
trategia de desarrollo sostenible», pero hasta la fecha no se ha comenzado la
elaboración de un plan para su desarrollo.
■ Sin embargo, el número de empresas con certificación ISO 14001 está en lí-
nea con la media europea, 0,9 certificaciones por mil en España.

Actitud social hacia la ciencia, la tecnología y la innovación

D-EN 14. A lo largo de los últimos años la sociedad española no ha au-


mentado sensiblemente su interés por la ciencia y la tecnología, sien-
do éste menor que el que muestra la media europea.

■ Estudios realizados en España indican que, la sociedad española, demuestra


interés por la ciencia y la tecnología, sin embargo, es una de las que posee un
nivel más bajo de conocimiento sobre estas cuestiones.
255
■ Estos mismos estudios revelan que la población española está formada en un
50% por personas entusiastas en cuestiones científico-técnicas. De este por-
centaje, una mitad está formada por entusiastas poco críticos, y la otra mitad
por entusiastas moderados. El resto comprende a los desinformados, a los
desinteresados y a los críticos desinformados.

15.2 Recomendaciones
R- EN 1. Se deben aprovechar las oportunidades que ofrece la madu-
rez tecnológica que ya ha alcanzado el mercado español.

■ Los bienes y servicios de alta tecnología que demanda el mercado español


pueden ser ya referencias para los planteamientos estratégicos de las empre-
sas.
■ El análisis de las importaciones, de los royalties y de las licencias adquiridas
puede ayudar a detectar estas oportunidades.

R- EN 2. Es necesario mejorar el atractivo de las empresas de base


tecnológica, especialmente el de las de reciente creación, para el capi-
tal riesgo privado.

■ Se debe potenciar la calidad, no sólo desde la perspectiva de los aspectos


más puramente tecnológicos, sino también atendiendo aquellas otras necesi-
dades concretas que permiten al Capital Riesgo tomar una decisión positiva
de inversión (como la capacidad de gestión, la política interna de propiedad in-
telectual, la cartera de alianzas, la estrategia internacional, los modelos de ne-
gocio, etc.).
■ Debería incentivarse la continuidad de los inversores privados y especializados
que actualmente inviertan en estas fases en España mediante el lanzamiento
de una serie de medidas de soporte que potencien la realización, por un lado,
de nuevas inversiones, y por otro, el soporte adicional en el medio plazo de las
inversiones ya realizadas.
■ Se debería potenciar la atracción de capital riesgo internacional. Se trata de
inversores más especializados en este tipo de inversiones, que permitirían po-
der abordar planes de expansión según las necesidades del propio proyecto.
■ Los emprendedores científicos deberían encontrar fácilmente ayuda para la pre-
paración de planes de negocio adaptados a los inversores de capital riesgo.
256
■ La Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo considera que la línea
de apoyo a la capitalización de empresas de base tecnológica del MCYT (RD
601/2002) fija importes de las operaciones que no alcanzan valores que esti-
mulen el interés de los inversores privados, y que los periodos de autorización
son excesivamente largos.
■ Las necesidades de financiación (semilla/start-up) de las empresas de nueva
creación, y más aún las de las empresas de servicios, son unitariamente redu-
cidas por lo que, para que resulten atractivas a los fondos de capital riesgo
son necesarios mecanismos incentivadores eficaces.

R- EN 3. Es necesario que desde sus primeras fases, el sistema educa-


tivo mejore el aprendizaje de las bases científicas y humanísticas, de por
sí complejas, que son fundamentales para una sociedad innovadora.

■ El aprendizaje de las bases científicas y humanísticas exige un esfuerzo de


profesores y alumnos.
■ La comprensión de las bases científicas y humanísticas exige la adquisición de
capacidades teóricas y experimentales, así como el desarrollo de actitudes
analíticas, de la creatividad, de la curiosidad y del rigor.
■ La motivación y actualización del profesorado es un requisito para una ense-
ñanza eficaz.

R-EN 4. Es necesario prestigiar la formación profesional, tanto ante la


sociedad como ante la empresa.

■ La formación profesional adaptada a la demanda empresarial es la más efi-


ciente para el mercado laboral.
■ El compromiso empresarial es imprescindible para conseguir una formación
profesional bien concebida y bien ejecutada.
■ El aprendizaje de habilidades exige un profesorado altamente cualificado y
prácticas en empresas.

R-EN 5. La universidad debe ofrecer una enseñanza que atienda las


demandas sociales y empresariales de formación y estimule el espíritu
empresarial, haciendo énfasis en una educación basada en las compe-
tencias, la profesionalidad y la empleabilidad.

■ Universidad y empresa deberían tratar de definir conjuntamente el diseño de


programas de estudio y buscar fórmulas para su financiación, gestión y eva-
luación conjunta.
257
■ Las empresas deberían tomar parte más activa en la formación de los estu-
diantes universitarios.
■ Las prácticas en empresas deberían impulsarse hasta alcanzar en cobertura,
duración y contenidos, el nivel habitual en la UE.

R-EN 6. Debe ser responsabilidad de la persona asumir un compromi-


so para actualizar sus conocimientos y capacidades, facilitando así su
empleabilidad a lo largo de toda la vida laboral.

■ La aceleración del cambio tecnológico hace necesario que los trabajadores


adquieran nuevas destrezas a lo largo de su vida laboral.
■ Tanto el Estado como las empresas deben hacer posible el acceso a progra-
mas de formación continua.
■ Se trata de un valor cultural a transmitir por la familia, el sistema educativo y el
conjunto de la sociedad.
■ Hay una serie de tecnologías horizontales que afectan a múltiples ramas de
actividad, y deberían ser conocidas en la medida adecuada por sus potencia-
les usuarios, formando parte de la enseñanza obligatoria.

R-EN 7. Es necesario cultivar la sensibilidad por las disciplinas de cien-


cia y tecnología.

■ La enseñanza primaria y secundaria deben renovar los contenidos y la didác-


tica de las asignaturas científicas.
■ Se deben mejorar las aptitudes y la eficiencia del profesorado y dotar a las ins-
tituciones educativas de laboratorios e instalaciones para la enseñanza prácti-
ca.
■ La sociedad en su conjunto debe contribuir a la promoción de esta sensibili-
dad mediante forums, prensa diaria y especializada, programas de TV, iniciati-
vas de las administraciones locales, academias y asociaciones empresariales,
etc.

258
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Siglas y acrónimos

AAPP Administraciones Públicas


AGE Administración General del Estado
AIDIT Agencia de Acreditación en Investigación, Desarrollo e Innovación
tecnológica
ANEP Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva
ANCES Asociación Nacional de CEEI Españoles
APTE Asociación de Parques Tecnológicos de España
ASCRI Asociación Española de Capital Riesgo
CAD Computer Aided Design
CCAA Comunidades Autónomas
CDTI Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial
CE Comisión Europea
CEDEX Centro de Estudios y Experimentación
CEE Comunidad Económica Europea
CEEI Centro de Empresas e Innovación
CEHIPAR Canal de Experiencias Hidrodinámicas del Pardo
CEI Centro de Enlace para la Innovación
CEIT Centro de Estudios e Investigaciones Técnicas de Guipúzcoa
CICYT Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología
CIDAUT Centro de Investigación y Desarrollo en Automoción
CIDEM Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial
CIEMAT Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnoló-
gicas
CIS Community Innovation Survey
CNAE Clasificación Nacional de Actividades Económicas
CNIO Consejo Nacional de Investigaciones Oncológicas
CSIC Consejo Superior de Investigaciones Científicas
DG Dirección General
DIRCE Directorio Central de Empresas
DTI Department of Trade and Industry
EC European Commision
EDP Equivalente a Dedicación Plena
EDI Electronic Data Interchange
EEUU Estados Unidos de América
EIN Empresas Innovadoras o con innovaciones en curso o no exitosas
EIT Asociación Vasca de Centros de Investigación Tecnológica
EITO European Information Technology Observatory
EMAS Eco-Management and Audit Scheme
ERA European Research Area
263
ERC European Research Council
ESEE Encuesta sobre Estrategias Empresariales
EVCA European Venture Capital Association
FBCF Formación Bruta de Capital Fijo
FECYT Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología
FEDER Fondo Europeo de Desarrollo Regional
FEDIT Federación Española de Entidades de Innovación y Tecnología
FGU Fondo General Universitario
GEM Global Entrepreneurship Monitor
IAT Industrias de Alta Tecnología
IBT Industrias de Baja Tecnología
ICO Instituto de Crédito Oficial
IDE Incorporación de Doctores a Empresas
I+D Investigación y Desarrollo
I+DT Investigación y Desarrollo Tecnológico
IEO Instituto Español de Oceanografía
ISCIII Instituto de Salud Carlos III
IMAT Industrias de Media-Alta Tecnología
IMBT Industrias de Media-Baja Tecnología
IMD Institute for Management Development
INE Instituto Nacional de Estadística
INTA Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial
IPSFL Instituciones Privadas Sin Fines de Lucro
ITC Instituto de Tecnología Cerámica
ITGE Instituto Geológico Minero de España
KEUR Miles de euros
LOU Ley Orgánica de Universidades
MAT Sectores Manufactureros de Alta tecnología
MMAT Sectores Manufactureros de Tecnología Media-Alta
MCYT Ministerio de Ciencia y Tecnología
MEC Ministerio de Educación y Cultura
MEP Manufacturing Extension Partnership
MEUR Millones de euros
MFOM Ministerio de Fomento
MH Ministerio de Hacienda
MINER Ministerio de Industria y Energía
NEBT Nuevas Empresas de Base Tecnológica
NTTC National Technology Transfer Center
OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
OPI Organismo Público de Investigación
OPTI Observatorio de Prospectiva Tecnológica Industrial
OTRI Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación
PAXIS Pilot Actions for Excellence for Innovative Start-up
PCB Parque Científico de Barcelona
PGE Presupuestos Generales del Estado
264
PIB Producto Interior Bruto
PISA Programme for International Student Assesment
PM Programa Marco
PN Plan Nacional
PROFIT Programa de Fomento de la Investigación Tecnológica
PYME Pequeña y Mediana Empresa
RD Real Decreto
REDIT Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana
RRHH Recursos Humanos
SAT Servicios de Alta Tecnología
SBS Structural Business Statistics
SCI Science Citation Index
SNS Sistema Nacional de Salud
TI Tecnologías de la Información
TIC Tecnologías de la Información y las Comunicaciones
UE Unión Europea
UOE Unesco-OCDE-Eurostat
VA Valor Añadido
VAB Valor Añadido Bruto

265
Anexo I
Participantes en los debates
para el Libro Blanco

267
Madrid
15 de enero de 2004

Javier Alonso (Unión Fenosa)


Alfonso Beltrán (Ministerio de Ciencia y Tecnología)
Luis Cabra (Repsol YPF)
Fernando Cortina (Instituto Nacional de Estadística)
José de Lara (Global Aquafish)
José Luis de la Fuente (Iberdrola)
Roberto del Navío (Najeti)
José Antonio Díaz (UNED)
Nieves Díaz (Ministerio de Ciencia y Tecnología)
Francisco Freire (El Corte Inglés)
Javier Fuentes (Iberdrola)
Eloy García (Universidad de Alcalá de Henares)
Julio Guzmán (Ministerio de Ciencia y Tecnología)
Antonio Hidalgo (ETSI Industriales)
Daniel Martín (Técnicas Reunidas)
Cesar Maurín (CEOE)
María Luisa Poncela (Ministerio de Ciencia y Tecnología)
Iñigo Segura (FEDIT)
María Vallet (Universidad Complutense de Madrid)
Antonio Vila-Coro (Mologén)

269
Valencia
11 de febrero de 2004

Miguel Alborg (IDI EIKON)


Salvador Bresó (AIMME)
Jesús Casanova Payá (CEEI Valencia)
Ana Cortés (OTRI - Universidad de Valencia)
Joaquín Forriol (LAFITT, S.A.)
José María Gómez Gras (Universidad Miguel Hernández)
Manuel López Estornell (Alto Consejo Consultivo en Investigación y Desarrollo de
la Presidencia de la Generalitat Valenciana)
Joaquín Mafé (Impiva)
Miguel Ángel Martínez (Inescop)
Francisco Más Verdú (Impiva)
Andrés Moratal (Centro de Apoyo a la Innovación, Investigación y la Transferencia
de Tecnología - Universidad Politécnica de Valencia)
Roberto Parras Cortés (Impiva)
Angela Pérez Pérez (Sistemas Genómicos, S.L.)
María Luisa Poncela (Ministerio de Ciencia y Tecnología)
Javier Portoles (TAULLEL)
Carlos Pujadas (Dimensión Informática)
Ernest Reig (Universidad de Valencia)
Jesús Rodríguez Marín (Universidad Miguel Hernández)
Juan Manuel San Martín Blázquez (Impiva)
Sebastián Subirats (AINIA)
Eduardo Tomás Dolado (Secretaría Autonómica de Industria y Comercio)

270
Avilés
19 de febrero de 2004

Carlos Avello (Fundación Itma)


Juan Carlos Bada (Instituto de Productos Lácteos de Asturias - IPLA)
Javier Belzunce (Universidad de Oviedo)
José Cardín Zaldivar (Valle, Ballina y Fernández, S.A.)
Pedro Ángel Castro Alonso (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agro-
alimentario - SERIDA)
Carlos de la Fuente (Fundación CTIC)
Juan Díaz (Seresco, S.A.)
Mª. Antonia Díaz (Instituto Nacional del Carbón - INCAR)
Javier Echevarría (Corporación Alimentaria Peñasanta, S.A. - CAPSA)
Antonio J. Fernández Segura (IDEPA)
Esteban Fernández Sánchez (Universidad de Oviedo)
Alfredo Fombella Rozada (Cerámica del Nalón, S.A.)
Ana María García Solar (Club Asturiano de la Innovación)
Joaquín García Rico (TSK Electrónica y Electricidad, S.A.)
José Manuel García Sánchez (Ingeniería y Diseño Europeo, S.A.)
Francisco Javier González Canga (Duro Felguera, S.A.)
José Angel González Pérez (Fundación para la Investigación Científica y Tecnoló-
gica - FICYT)
Ricardo González González (Industrias Lácteas Asturianas, S.A. - ILAS)
Santos González Jiménez (Universidad de Oviedo)
Emilio Gumiel Bergantiños (Parque Científico-Tecnológico de Gijón)
Manuel Hernández Espina (Técnica de Conexiones, S.A. - TEKOX)
José Antonio Hevia Corte (Ideas en Metal, S.A.)
Javier Lecumberri (Rioglass Astur, S.A.)
José Luis López Enríquez (Alsa Grupo, S.A.)
Eduardo Menchaca (DuPont Ibérica, S.L.)
Alejandro Menéndez Geleaz (Federación Asturiana de Empresarios - FADE)
Adriano Mones Bayo (Grupo de Empresas Temper, S.L.)
Adriano Mones de Fe (Grupo de Empresas Temper, S.L.)
Jesús Manuel Muñíz Castro (Dirección General de Minería, Industria y Energía)
Ramón Noblejas Peralta (Samoa Industrial, S.A.)
Faustino Obeso Carrera (Aceralia Corporación Siderúrgica, S.A.)
Javier Olabarri Bustillo (Ornalux, S.A.)
Pedro Orejas (Industrial Química del Nalón, S.A.)
Roberto Paraja Tuero (Telecable de Oviedo, S.A.)
Andrés Sampedro (Universidad de Oviedo)
Herminio Sastre Andrés (Consejería de Educación y Ciencia)
Francisco Javier Sebastián (Universidad de Oviedo)
Miguel Ángel Valverde Valverde (ThyssenKrupp Norte, S.A.)
José Vázquez Pérez (Sidercal Minerales, S.A.)
271
Barcelona
25 de febrero de 2004

Ramón Albiol (CIDEM)


Enric Banda (Fundació Catalana per a la Recerca)
Eugenia Bieto (ESADE)
Gerard Cervelló (SCYTL)
Xavier Correig (Universitat Rovira i Virgili)
Miguel Durán (La Caixa)
Xavier Ferrás (CIDEM)
Antonio Flores (Competitive Design Network)
Xavier López Luján (Fundación Ascamm)
Jordi Mas (Fundació Catalana per a la Recerca)
Augusto Mayer (ZANINI)
Jordi Mestre (EEDS Advanced Engineering)
Emilià Pola (ACER)
Marius Rubiralta (Parque Científico de Barcelona)
Anna Sánchez (AIDIT)
Perfecte Sanchís (ENCOPIM)
Ramón Sanguesa (Universidad Politécnica de Barcelona)
Marc Simón (La Caixa)
Rolf Tarrach (Universidad de Barcelona)
Josep María Tarragó (FICOSA)
Xavier Testar (Universidad de Barcelona)
Jaume Valls (Universidad de Girona)
Josep María Vilalta (DURSI)
Ignasi Villalobos (La Caixa)

272
Patronato Cotec
2 de febrero de 2004

Marc Alba (DMR Consulting)


Esperanza Caro (Consejería de Empleo y Desarrollo Tecnológico - Junta de An-
dalucía)
Carlos Fernández (Indra)
Andrés Font (Fundación Auna)
Higinio González-Mayo (OHL)
Teresa González (IMADE)
Laura Guijarro (IBM)
Rubén Henríquez (PharmaMar)
Patricia Llopis (IBM)
Ricardo Manso (Enresa)
Miguel Marías (Cámara de Comercio e Industria de Madrid)
Francisco Martín Carbajal (Socintec)
Mauro Martín Megía (Fundación Campollano)
José Miguel Mata (Instituto de Ingeniería del Conocimiento)
Francisco Javier Méndez (Cámara de Comercio e Industria de Madrid)
Francisco Menéndez (Eurocontrol)
Manuel Muniesa (Instituto Tecnológico de Aragón)
Gregorio Muñoz Abad (Consejería de Economía y Empleo - Junta de Castilla y
León)
Juan Pérez-Tinao (Inabensa)
Enrique Puig (DMR Consulting)
Fernando Rey (Grupo Antolín Irausa)
José María Salinas (Consejería de Economía, Industria e Innovación - Región de
Murcia)
Francisco Manuel Solís (Consejería de Educación y Ciencia - Junta de Andalucía)
Luis Ignacio Vicente del Olmo (Telefónica I+D)

273
FEDIT
17 de febrero de 2004

Roberto Gracia San Miguel (LABEIN), presidente de FEDIT


Juan Carlos Merino Senovilla (CIDAUT), vicepresidente de FEDIT
Íñigo Segura Díaz de Espada, director de FEDIT
Salvador Bresó Bolinches (AIMME), vocal de FEDIT
Ramón María Bueno Zuluaga (TECNIKER), vocal de FEDIT
Iñaki Letona Picaza (GAIKER), vocal de FEDIT
Xavier López Luján (ASCAMM), vocal de FEDIT
Javier Muñoz (AITEX)
Sebastián Subirats Huerta (AINIA), vocal de FEDIT

274
SEOPAN. Comisión de I+D+i
15 de marzo de 2004

Enrique Aldama, presidente de SEOPAN


Higinio González-Mayo (OHL), vicepresidente de la Comisión de I+D+i de SEOPAN
Carlos Bosch (Dragados)
Francisco Capilla (FCC)
Alejandro del Valle (SEOPAN)
Pedro González-Haba (SEOPAN)
Juan M. Mieres (Necso)
Fidel Ignacio Plaza (Ferrovial)

275
Anexo II
Expertos participantes en la
elaboración del documento

277
Asesores
Jesús Ávila (Centro de biología molecular Severo Ochoa)
Enric Banda (Secretario General de la European Science Foundation –ESF–)
Alfonso González Hermoso de Mendoza (Consejería de Educación. Comunidad
de Madrid)
Higinio González Mayo (OHL)
Jordi Jaumandreu (Universidad Carlos III)
Carlos López Cacicedo (ex director técnico de Repsol YPF)
Luis Oro (Universidad de Zaragoza)
Marius Rubiralta (Parque Científico de Barcelona)
Luis Sanz Menéndez (CSIC)
Enric Tortosa (IMEDEA)

Colaboraciones solicitadas
Laura Cruz (Unidad de Políticas Comparadas del CSIC)
Emilio Muñoz (Unidad de Políticas Comparadas de CSIC)
Juan Manuel Morón (Consultor)

Equipo de trabajo
Juan José Mangas
María Josefa Montejo
Manuel Poza
Adelaida Sacristán

279
Reunión sobre I+D empresarial
José Luis Adanero (Amper)
Carlos Fernández (Indra)
Juan Carlos Gómez (Fundación Lilly)
José Antonio Gutiérrez (Fundación Lilly)
Juan Manuel Morón (Consultor)
Manuel Quintana (Freixenet)

Reunión sobre el sector público de I+D


Carmen Andrade (Instituto Eduardo Torroja)
Guillermo Calleja (Universidad Rey Juan Carlos)
Narciso García Santos (Universidad Politécnica de Madrid)
Manuel Núñez (INIA)

Reunión sobre innovación en tecnologías de la


información y las comunicaciones
Manuel Alcoba (DMR)
Fernando Briones (Centro Nacional de Microelectrónica)
Francisco Cáceres (Sainco)
Antonio Castillo (Telefónica I+D)
José Ramón Dorronsoro (Instituto de Ingeniería del Conocimiento)
Manuel Hermenegildo (Universidad Politécnica de Madrid)
José María Insenser (Sidsa)
José Miguel Mata (Instituto de Ingeniería del Conocimiento)
Juan Manuel Meneses (Universidad Politécnica de Madrid)

Reunión sobre innovación en química


Antonio Álvarez (Tolsa, S.A.)
Ernesto Carmona (CSIC)
Agustín Escardino (ITC - Universitat Jaume I)
Faustino Obeso (Aceralia)
Luis Oro (Universidad de Zaragoza)
Fernando Temprano (Repsol YPF)

280
Seminario: «Innovación tecnológica y
comportamiento de la economía española»
Manuel Balmaseda (Servicio de Estudios del BBVA)
David Cierco (ICAE)
Ángel de la Fuente (Instituto de Análisis Económicos CSIC)
Ángel Estrada (Servicio de Estudios del Banco de España)
Ibón Galarraga (Socintec)
María Gil (Banco de España)
Alfonso González Hermoso de Mendoza (Consejería de Educación - Comunidad
de Madrid)
Esther Gordo (Servicio de Estudios del Banco de España)
Elena Huergo (Universidad Complutense de Madrid)
Jordi Jaumandreu (Universidad Carlos III de Madrid)
Joseba Jaureguizar (Gobierno Vasco)
Gregorio Muñoz Abad (Dirección Gral. de Industria e Innovación Tecnológica de
Castilla y León)
Eloisa Ortega (Banco de España)
Miguel Sebastián (Universidad Complutense de Madrid)
Francisco Javier Velázquez (Universidad Complutense de Madrid)
Xavier Vence (Universidad de Santiago de Compostela)

Reunión para revisión del Libro Verde


Joan Bellavista (APTE)
Antonio Jiménez Álamo (Intelligent Data)
Javier López Facal (CSIC)
José Luis López Gómez (Patentes Talgo)
Jaume Piulats (Merck Farma y Química)
Javier Quesada (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas)
Diego Ruiz Quejido (Telefonica I+D)
Marta San Román (Hispano Ferritas)
Fernando Temprano (Repsol YPF)
Javier Urzay (Farmaindustria)
Eduard Valentí (Laboratorios Esteve)
Carmen Vela (Inmunología y Genética Aplicada)
Antonio Viedma (Universidad Politécnica de Cartagena)

281
Anexo III
Diagnósticos y recomendaciones
del Libro Verde

283
EMPRESAS (LIBRO VERDE)
DIAGNÓSTICOS
D-EM 1. La diferencia entre la productividad total de los factores (PTF) de la
economía española y la de la UE se ha ampliado en los últimos años.
D-EM 2. Las empresas españolas de los sectores de media-alta y media tec-
nología han aumentado su peso en los mercados internacionales, principal-
mente por incorporación de tecnología ajena y mejora del capital humano. En
cambio en los sectores de alta tecnología se detecta un estancamiento.
D-EM 3. El número de empresas que realizan I+D sistemática ha aumentado
sensiblemente en los últimos años. Sin embargo, el porcentaje de gastos de
I+D sobre los gastos de innovación de las empresas grandes y medianas es
mucho menor que para la media europea.
D-EM 4. El número de empresas innovadoras y los recursos dedicados a in-
novar han aumentado en estos últimos años, si bien sigue siendo inferior a la
media europea.
D-EM 5. Las empresas de los sectores de servicios incluyen cada día más la
innovación en sus estrategias.
D-EM 6. Las empresas españolas han conseguido mantener e incrementar sus
mercados en sectores exigentes en normativa y requerimientos medioambientales.
D-EM 7. A pesar de que en Europa ya es una realidad la creación de nuevas
empresas de base tecnológica, en España todavía no se ha convertido en una
vía de modernización del tejido empresarial.
D-EM 8. Se ha producido una modernización de la organización de la empre-
sa en busca de una mayor competitividad, habiéndose reconocido que la tec-
nología es uno de los factores que más contribuye a esta mejora.
D-EM 9. Ni la cooperación, ni la subcontratación son estrategias habituales en
los procesos de innovación de las empresas españolas. En consecuencia no son
abundantes las empresas de servicios empresariales para la innovación, habien-
do incluso disminuido, en fechas recientes, las empresas de servicios de I+D.
D-EM 10. Ya es habitual en España la preocupación empresarial por la forma-
ción continua.
D-EM 11. Aun cuando la incorporación de las Tecnologías de la Información y
las Comunicaciones a las empresas ha sido uno de los factores de competitivi-
dad en los últimos años, las empresas españolas no han seguido la tendencia
europea. No sólo nuestro gasto es inferior a la media de Europa, sino que su
crecimiento es de los más bajos.
D-EM 12. Son pocas y concentradas en sectores específicos, las empresas espa-
ñolas que tienen estrategias de protección de la propiedad industrial e intelectual.
España se mantiene en los últimos puestos europeos en número de patentes,
aunque en los últimos años su crecimiento es algo superior a la media de la UE.
285
RECOMENDACIONES
R-EM 1. Para mantener y aumentar la competitividad de España en el mer-
cado global es necesario que un mayor número de empresas emprenda activi-
dades de innovación y de I+D sistemática, y que las que ya las realizan incre-
menten los recursos dedicados.
R-EM 2. Las grandes empresas deben considerar en su estrategia la partici-
pación en pequeñas empresas de base tecnológica con objeto de aprovechar
con más eficiencia nuevas oportunidades de negocio y la creación de spin-offs
tecnológicos a partir de sus experiencias.
R-EM 3. Las empresas deberían considerar como una vía de potenciación de
su capacidad investigadora la cooperación estable con grupos académicos de
I+D de su especialidad.
R-EM 4. Las empresas deben asumir un papel más activo en los mecanismos
institucionales existentes para participar en la definición de políticas de innova-
ción tecnológica.
R-EM 5. Las empresas, especialmente las PYME, deben aumentar sensible-
mente los recursos humanos cualificados en sus actividades de innovación tec-
nológica e I+D.
R-EM 6. Las empresas deben tener en cuenta la oportunidad que ofrecen los
programas públicos de incorporación de investigadores y tecnólogos al tejido
productivo y estar dispuestas a alimentar con sus propias experiencias las su-
cesivas redefiniciones de estos programas.
R-EM 7. Las empresas deben utilizar las TIC para aumentar la eficacia de sus
procesos de innovación tecnológica en las etapas de diseño, producción y co-
mercialización.
R-EM 8. Los negocios deberían incluir en su estrategia la gestión de tecnolo-
gía, basada en la vigilancia tecnológica, la gestión de la I+D, la protección de la
tecnología propia y la explotación de los derechos derivados de ella, así como
la adquisición de tecnología ajena.
R-EM 9. Las empresas deben convertir en una práctica habitual gestionar,
contabilizar y dar publicidad de las inversiones en I+D e innovación, así como
de los resultados obtenidos.

286
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
(LIBRO VERDE)
DIAGNÓSTICOS
D-AD 1. Los fondos públicos de la Administración General del Estado (AGE)
destinados al fomento de la innovación (Función 54) han crecido significativa-
mente entre 1997 y 2003. En este crecimiento hay que incluir los recursos para
investigación militar, e importantes partidas destinadas a créditos. Estas últimas
han representado más de la mitad del presupuesto en 2003.
D-AD 2. Las administraciones públicas gestionan recursos de los Fondos Es-
tructurales para actividades de fomento de la innovación que refuerzan las ac-
tuaciones del Plan Nacional y de los planes regionales.
D-AD 3. La ejecución de los fondos destinados a fomento de la investigación
científica y técnica y aplicada (Función 54), no ha sido capaz de inducir un sig-
nificativo aumento del gasto privado en I+D.
D-AD 4. Desde el año 2000, España cuenta con un sistema de créditos fiscales
sobre los gastos para la mayoría de las actividades de innovación tecnológica.
Los porcentajes de deducción y los conceptos implicados hacen del sistema es-
pañol uno de los más generosos de los países de la OCDE. Sin embargo, son
pocas las empresas que hasta el momento han recurrido a este tipo de ayuda.
D-AD 5. El Espacio Europeo de Investigación, propuesto por la Comisión
Europea, es el ámbito donde el Sistema Español de Innovación deberá mover-
se obligatoriamente. Pero este ámbito deja fuera muchas de las necesidades
de países como España.
D-AD 6. Las Comunidades Autónomas van tomando protagonismo en la fi-
nanciación de la I+D y por supuesto en las otras actividades de innovación.
Pero sus intervenciones no están coordinadas entre sí, ni con la Administración
General del Estado.
D-AD 7. No existen mecanismos para la definición y actualización de directri-
ces estratégicas en ciencia y tecnología. La Ley de la Ciencia, el marco básico
de la política científica, tampoco los contempla.
D-AD 8. El Plan Nacional ha incluido programas orientados a la transferencia y
a la difusión de la ciencia y la tecnología, pero el peso de estas actividades es
mucho menor que el habitual en los países de nuestro entorno. En España, es-
tas actividades están excesivamente fragmentadas y poco profesionalizadas.
D-AD 9. En los años recientes, el ordenamiento jurídico ha reducido las ba-
rreras a la innovación.
D-AD 10. La regulación de aspectos técnicos y de mercado ha tenido con-
secuencias desiguales sobre la innovación.
287
D-AD 11. En los últimos años, son frecuentes en todos los niveles administrati-
vos acciones de reconocimiento de la excelencia empresarial, que todavía no han
influido significativamente en la mejora de la percepción social del empresario.
D-AD 12. Las encuestas de innovación se han incorporado al sistema estadísti-
co español, después de una larga tradición en realización de estadísticas de I+D.
D-AD 13. El sistema español de I+D no se ha dotado de mecanismos de se-
guimiento y evaluación de los resultados de programas y proyectos de I+D que
permitan su mejora.

RECOMENDACIONES
R-AD 1. El peso político de la ciencia, la tecnología y la innovación debe ser
acorde con la relevancia que estas cuestiones tienen en la actual economía del
conocimiento.
R-AD 2. La AGE, siguiendo unos objetivos estratégicos permanentemente ac-
tualizados, debe preparar los sucesivos Planes Nacionales de I+D+i. La defini-
ción de los programas y su gestión debería ser encomendada a organismos con
libertad de actuación (agencias), que dispongan de la flexibilidad, la profesiona-
lidad y la continuidad que requieren las actividades de ciencia y tecnología.
R-AD 3. Las peculiaridades del tejido productivo regional deben guiar las es-
trategias y los planes de I+D+i de las administraciones autonómicas.
R-AD 4. Dadas las responsabilidades asumidas por las Comunidades Autó-
nomas, es fundamental la vertebración de sus políticas de I+D+i entre sí, y con
la Administración General del Estado.
R-AD 5. Es necesario trasladar a la Comisión Europea la preocupación senti-
da por los países como España, sobre la urgencia de incorporar las actividades
de innovación distintas a la I+D a las políticas de la Unión Europea.
R-AD 6. Es necesario revisar el esquema español de ayudas de Estado a la
I+D+i para adaptarlos a patrones europeos donde la importancia de los crédi-
tos es mucho menor y las cuantías anuales de las ayudas son suficientes para
arrastrar el gasto empresarial en proyectos ambiciosos de I+D.
R-AD 7. Dadas las expectativas creadas por la fiscalidad de la I+D+i es nece-
sario hacer un esfuerzo para difundir sus ventajas y facilitar su aplicación, es-
pecialmente a las pequeñas empresas.
R-AD 8. En la política científica y tecnológica es necesario definir grandes pro-
yectos de investigación que movilicen los recursos públicos y privados, espe-
cialmente de las grandes empresas que son capaces de arrastrar la participa-
ción de sus suministradores y clientes.
288
R-AD 9. Las administraciones deben asumir como una de las principales fi-
nalidades de sus políticas de innovación, fortalecer la transferencia de tecnolo-
gía y la cooperación entre el sistema público de I+D y las empresas
R-AD 10. Las administraciones deben aprovechar los logros científicos y tec-
nológicos de los programas públicos en sus campañas de sensibilización social
para la ciencia y la tecnología.
R-AD 11. Las compras públicas de tecnología deben ser consideradas un
instrumento de política de fomento de la innovación.
R-AD 12. Es necesario agilizar la realización de encuestas oficiales de innova-
ción y complementarlas con otras fuentes alternativas de información, orienta-
das al conocimiento de la coyuntura tecnológica.

289
SISTEMA PÚBLICO DE I+D
(LIBRO VERDE)
DIAGNÓSTICOS
D-SP 1. El sistema público de I+D ha sido capaz, en estos últimos años, de
mantener el crecimiento en su producción científica de calidad y de formar in-
vestigadores.
D-SP 2. La estructura actual del sistema público de I+D es consecuencia de
una reciente expansión y está lejos de la situación estacionaria que caracteriza
a los sistemas más evolucionados. Coexisten centros consolidados y con in-
vestigadores de elevada edad media, con otros de muy reciente creación.
D-SP 3. Los grupos de investigación españoles tienen dimensiones reducidas
lo que hace que difícilmente puedan compatibilizar la excelencia científica con
las necesidades del tejido productivo, ni tampoco liderar proyectos interdiscipli-
nares de nivel internacional.
D-SP 4. Los grupos de investigación no colaboran entre sí para alcanzar ma-
sas críticas en su especialidad y mucho menos para el desarrollo de proyectos
multidisciplinares.
D-SP 5. La proporción de personal de apoyo y auxiliar en las plantillas del sis-
tema público de I+D, especialmente en la universidad, es escasa. Las grandes
instalaciones e infraestructuras de apoyo a la I+D no cuentan tampoco con per-
sonal técnico suficiente que pueda garantizar su optima utilización.
D-SP 6. El nivel de contratación entre las empresas y el sector público de I+D
ha aumentado significativamente en los últimos años, tanto en el número de
empresas contratantes como en la frecuencia con la que recurren al sistema
público. Sin embargo, la mayoría de los contratos se refieren a temas muy ale-
jados de la frontera del conocimiento.
D-SP 7. Las recientes modificaciones de leyes y reglamentos que afectan al
sistema público posibilitan una cierta movilidad de los investigadores, que no
está siendo utilizada.
D-SP 8. Recientes cambios en la legislación general y en la organización del
sistema público han dificultado la gestión de la I+D pública.
D-SP 9. La cooperación y transferencia de tecnología desde el sistema públi-
co de I+D ha seguido descansando en la figura de las OTRI. El sistema público
de I+D cuenta con cerca de un centenar, aunque casi todas ellas de dimensión
extremadamente reducida y dedicadas fundamentalmente a actividades admi-
nistrativas.
D-SP 10. Los Consejos Sociales muy raramente han asumido un papel acti-
vo en el conocimiento de las necesidades tecnológicas de su entorno, ni en la
290
difusión de las capacidades de la universidad entre el tejido productivo más
cercano.
D-SP 11. En los últimos años se ha observado un interés creciente en el sis-
tema público de I+D por la valorización de los resultados de investigación a tra-
vés de patentes. Sin embargo, la explotación de la tecnología generada sigue
sin ser una práctica habitual.
D-SP 12. Actualmente existen ya universidades con programas para la crea-
ción de nuevas empresas basadas en tecnologías generadas en sus campus.
Algunas disponen incluso de sociedades de capital riesgo.
D-SP 13. España, al igual que la inmensa mayoría de los países con escasa
tradición científica, adquiere en el exterior la tecnología necesaria para su in-
vestigación.

RECOMENDACIONES
R-SP 1. Ha llegado el momento de optar por el crecimiento y el manteni-
miento selectivos de la capacidad investigadora del sector público.
R-SP 2. La calidad internacional de los resultados, dada la madurez del siste-
ma público de I+D, debe ser la finalidad de cualquier planificación de la investi-
gación pública española.
R-SP 3. Es necesario estimular la movilidad de los investigadores para lograr
un rápido aumento de la capacidad tecnológica y de investigación en el tejido
productivo.
R-SP 4. Es necesario un nuevo diseño de los instrumentos para la gestión de
los activos del sistema público de I+D y para la explotación de sus resultados.
R-SP 5. El sistema público de I+D debe asumir que tiene que contribuir a la
generación de riqueza y al bienestar social procurando que los resultados de su
investigación puedan llegar a ser utilizados por el tejido productivo de su entor-
no.
R-SP 6. El sistema público debe asumir entre sus objetivos la creación de
spin-off con objeto de contribuir a la modernización de tejido empresarial espa-
ñol.
R-SP 7. Es necesario replantear el papel de los OPI dentro del sistema espa-
ñol de innovación y reflexionar sobre la oportunidad de seguir creando nuevas
instituciones sectoriales de I+D.

291
INFRAESTRUCTURAS DE SOPORTE
A LA INNOVACIÓN
(LIBRO VERDE)
DIAGNÓSTICOS
D-IN 1. En España, se han creado desde hace años infraestructuras de so-
porte a la innovación. Estas infraestructuras son abundantes y muy variadas en
los sistemas de los países más avanzados.
D-IN 2. La tipología de las funciones que desarrollan las infraestructuras exis-
tentes en España incluye: la transferencia y sensibilización hacia la tecnología,
los servicios de ensayo y medida, los entornos para la innovación, y los servi-
cios de I+D y tecnología.
D-IN 3. En España coexisten infraestructuras muy eficientes, consecuencia de
su integración en el entorno sectorial, académico y regional, con otras que no
han conseguido todavía su plena aceptación.
D-IN 4. En España, las infraestructuras dedicadas a la relación y sensibiliza-
ción hacia la tecnología, atienden fundamentalmente a cuestiones administrati-
vas y de identificación de recursos y conocimientos de sus instituciones, no ha-
biendo asumido responsabilidades en la difusión y comercialización de sus ca-
pacidades científicas y tecnológicas.
D-IN 5. Sólo en contados entornos geográficos y sectoriales los centros tec-
nológicos han adquirido relevancia. El tamaño y la oferta de servicios pueden
ser la causa de que muchos no hayan conectado todavía con las necesidades
empresariales. La aparición de nuevos sectores de alto contenido tecnológico
plantea problemas específicos aún no resueltos.
D-IN 6. En España no son frecuentes las infraestructuras con dedicación es-
pecial a asistir a las empresas en la modernización de sus procesos producti-
vos y de gestión tecnológica.
D-IN 7. Algunos centros tecnológicos han optado por establecer relaciones
de cooperación a largo plazo, tanto basadas en importantes objetivos estraté-
gicos de un número reducido de empresas, como para dar soluciones a las ne-
cesidades colectivas de todo un sector.
D-IN 8. Sólo algunos parques tecnológicos han logrado hasta el momento
convertirse en entornos tecnológicos atractivos para las empresas. Actualmen-
te, se está asistiendo al desarrollo de los parques científicos.
D-IN 9. En España todavía son incipientes las iniciativas para fomentar la
creación de infraestructuras virtuales que reúnan capacidades de centros de
I+D públicos y empresas para la realización de investigación avanzada en un
área tecnológica de interés industrial.
292
RECOMENDACIONES
R-IN 1. Dada la experiencia acumulada en los años de funcionamiento de las
infraestructuras de soporte a la innovación en España, se deben ya establecer
criterios para su creación, reorientación y sostenimiento.
R-IN 2. Dado que las infraestructuras dedicadas a la transferencia y sensibili-
zación hacia la tecnología tienen asignadas funciones que pueden alcanzar
desde la mera gestión administrativa hasta la completa promoción y comercia-
lización de las tecnologías, es necesario que su estructura y el perfil de sus re-
cursos respondan a la responsabilidad asumida.
R-IN 3. Las infraestructuras deben buscar una estrecha relación con el siste-
ma público de I+D para disponer de conocimientos actualizados y acceder a
recursos humanos y materiales cualificados así como a instalaciones tecnológi-
cas de coste elevado.
R-IN 4. Es necesario atender, con la intervención de profesionales con expe-
riencia empresarial, la manifiesta necesidad de ayuda que tienen las PYME para
modernizar sus procesos productivos y la gestión tecnológica.
R-IN 5. Debería analizarse la posibilidad de cooperaciones a largo plazo con
importantes objetivos de competitividad nacional y gran implicación empresa-
rial, con el fin de ser objeto de políticas y estrategias de innovación.
R-IN 6. Para que una universidad se implique en la creación de un parque
científico es imprescindible que entre sus principales misiones figure un serio
compromiso con la transferencia de tecnología al tejido empresarial.

293
ENTORNO
(LIBRO VERDE)

DIAGNÓSTICOS
D-EN 1. El mercado español ha evolucionado acercándose a los patrones
europeos. Pero las importaciones son las que surten la demanda interior de
productos de alta tecnología.

D-EN 2. Muchos indicadores de la sociedad de la información revelan un de-


terioro de la situación relativa española respecto al resto de Europa, para los úl-
timos años.

D-EN 3. Los efectos de los programas públicos diseñados para acelerar la


entrada en la sociedad de la información se han hecho notar en los servicios de
la administración pública y han sido muy escasos en la infraestructura de TIC,
en las aplicaciones empresariales y en el uso privado de Internet.

D-EN 4. El gran desarrollo que ha experimentado el país en la disponibilidad


de infraestructuras tradicionales no ha tenido visibles consecuencias en el fo-
mento de innovación en los sectores implicados.

D-EN 5. España dispone ya de un Nuevo Mercado financiero para empresas


tecnológicas y de alto crecimiento en el que cotizan actualmente 13 compa-
ñías.

D-EN 6. En España, el capital riesgo, partiendo de niveles muy bajos, ha teni-


do incrementos porcentuales por encima de la media europea, aunque sus fon-
dos se dedicaron de forma minoritaria a los sectores de alta tecnología. El ca-
pital semilla es casi inexistente.

D-EN 7. La enseñanza obligatoria no desarrolla suficientemente las capacida-


des y actitudes necesarias para los desafíos de la sociedad del conocimiento.

D-EN 8. El porcentaje de estudiantes de formación profesional en España es


inferior al promedio europeo.

D-EN 9. El número de estudiantes universitarios por cada millón de habitan-


tes es similar al de la UE. Sin embargo, la distribución por disciplinas de los gra-
duados universitarios y el gasto por estudiante se alejan del patrón de los paí-
ses europeos con sistemas educativos similares al español.

D-EN 10. Existe el convencimiento de que la formación universitaria no pro-


porciona los conocimientos y las capacidades personales necesarias para la
actual sociedad del conocimiento.

D-EN 11. La participación de la población española en programas de forma-


ción continua es la mitad de la media europea, y la cuarta parte de la de los
países más avanzados.
294
D-EN 12. En España, las encuestas sobre espíritu emprendedor dan resulta-
dos similares a la media de la UE. Sin embargo, el 85% del total de empresas
creadas pertenecen a sectores no tecnológicos.
D-EN 13. Aunque la sensibilidad medioambiental ha aumentado en España
con consecuencias tanto en las políticas públicas como en la actuación em-
presarial, todavía el valor de los parámetros está lejos de lo habitual en Europa.
D-EN 14. A lo largo de los últimos años la sociedad española no ha aumen-
tado sensiblemente su interés por la ciencia y la tecnología, siendo éste menor
que el que muestra la media europea.

RECOMENDACIONES
R-EN 1. Se deben aprovechar las oportunidades que ofrece la madurez tecno-
lógica que ya ha alcanzado el mercado español.
R-EN 2. Es necesario mejorar el atractivo de las empresas de base tecnológi-
ca, especialmente el de las de reciente creación, para el capital riesgo privado.
R-EN 3. Es necesario que desde sus primeras fases, el sistema educativo me-
jore el aprendizaje de las bases científicas y humanísticas, de por sí complejas,
que son fundamentales para una sociedad innovadora.
R-EN 4. Es necesario prestigiar la formación profesional tanto ante la sociedad
como ante la empresa.
R-EN 5. La universidad debe ofrecer una enseñanza que atienda las demandas
sociales y empresariales de formación, haciendo énfasis en una educación ba-
sada en las competencias, la profesionalidad y la empleabilidad.
R-EN 6. Debe ser responsabilidad de la persona asumir un compromiso para
actualizar sus conocimientos y capacidades facilitando así su empleabilidad a lo
largo de toda la vida laboral.
R-EN 7. Es necesario cultivar la sensibilidad por las disciplinas de ciencia y
tecnología.

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