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Por todo ello, nos interesa estudiar del modo más objetivo posible, lo que
hacemos, lo que lleva consigo un esfuerzo por no utilizar etiquetas calificadoras
de las acciones que realizamos. Son conductas lo que debe ser observado y
cambiado.
I) Definir el problema.
Antes de hacer cambios hay que saber qué es lo que se quiere cambiar.
Tome una hoja de papel y divídala verticalmente por una línea. Escriba en la
parte superior de una mitad Menos veces, y en la otra mitad Más a menudo,
Una vez que haya decidido exactamente que conductas del niño se desea
cambiar, puede surgir la tentación de abordar todos los problemas presentados
a la vez. Centrarse en cada problema, uno por uno, resolviendo uno antes de
pasar al siguiente.
Hay que ser modesto, los cambios tanto en los niños como en los adultos
tienden a producirse lentamente y por etapas.
Se debe tratar de aplicar una solución con constancia para que sea eficaz.
Los padres que pronto abandonan y son inconstantes pierden la autoridad.
Una vez que se ha tomado una decisión sobre cómo tratar un problema,
no debe fluctuar y rendirse. Por ejemplo, si se ha decidido ignorarle
sistemáticamente cuando el niño llora para que le compren caramelos en la
tienda, y si, tras dos veces de ir de compras con él, la madre no soporta los
lloriqueos y súplicas o las miradas hostiles de la gente y se rinde, agotada, no
sólo no ha resuelto el problema, sino que se ha aumentado.
Para que un niño deje de actuar de determinada manera se puede reforzar una
conducta alternativa que sea incompatible con la conducta indeseable o no
puede realizarse al mismo tiempo que ésta.
2º.-PRINCIPIO DE SACIEDAD
El adulto se limita a permitir que el niño descubra que los beneficios que
esperaba obtener de ella no están a la altura de sus expectativas.
¿Cuáles son las señales que sirven para discernir la conducta correcta?
a) Tiempo
b) Lugar
El consejo, "Allí donde fueres, haz lo que vieres", reconoce que el lugar donde
se está, también es una señal importante. La conducta adecuada en un lugar
no lo es en otros, de ahí que los niños necesitan ayuda para aprender con
exactitud qué lugares son adecuados para cada conducta.
Para enseñar a las personas a actuar de forma como nunca o rara vez lo han
hecho antes, es necesario reforzar los pasos sucesivos que llevan a la
conducta final.
Las dificultades que tienen algunos niños, tanto en el hogar como en el colegio,
se deben muchas veces a que no dominan las habilidades necesarias para
desempeñar las conductas más complejas que se esperan de ellos.
1.- Reforzadores.
Los hechos que refuerzan a una persona pueden no hacerlo con otra. P.e.
un niño que por lo general obtiene como notas en la escuela 4 y 5
probablemente será reforzado por un 6. Sin embargo, un niño acostumbrado a
sacar 9 y 10 probablemente considera el 6 como un castigo.
Un hecho será reforzador si constituye un progreso con respecto a lo que el
niño está acostumbrado a recibir.
Una vez que el niño aprende la conducta, conviene ayudar al niño a aprender
que no siempre hay un refuerzo inmediato, con el fin de prepararlo a las
condiciones reales de la vida.
Las personas prestigiosas para el niño son los agentes reforzadores más
eficaces. En general, y al igual que los adultos, los niños tienden a respetar a
las personas que han demostrado dominar situaciones mediante su habilidad o
su conocimiento, personas que los demás reconocen como importantes e
influyentes, y personas que tienen una actitud atenta, bondadosa y cariñosa
con el niño.
Los adultos pueden coordinar sus esfuerzos para reforzar el progreso. El
estímulo que proviene de dos o más personas significativas en la vida de un
niño suele ser más eficaz que los esfuerzos de cualquiera de ellas por si sola.
P.e. padres y profesores.
Se pueden reforzar por error las tendencias a una conducta deficiente. Por
lo general, el proceso comienza de una de dos maneras: no tomando en cuenta
al niño cuando se lo debería reforzar o reforzándolo cuando no se debería
hacerlo.
Tipos de refuerzos
c) Refuerzo material y social: Como p.e .el dinero, los juguetes, etc. Ejemplos
del segundo tipo serían, las sonrisas, los gestos de aprobación, prestar
atención, etc. Hay evidencia experimental de que este tipo de reforzador es
quizá el más importante en cuanto a efectividad.
▪ Se debe tener muy claro qué conducta se está tratando de reforzar, y estar
seguro de que el reforzador está siendo contingente sobre nuestra conducta-
objetivo.
▪ La contigüidad temporal es decisiva para la efectividad de los reforzadores. A
medida que la contigüidad temporal es menor, el reforzamiento puede perder
efectividad y, además, se corre el riesgo de reforzar otra conducta distinta a la
que es nuestro objetivo.
-Si cada cierto número de veces que el sujeto realice la conducta deseada,
entonces sería refuerzo de razón fija.
2.- La extinción.
Para lograr que el niño deje de actuar de determinada manera, hay que evitar
cualquier recompensa o refuerzo después de la conducta indeseable.
Una persona puede abandonar una conducta cuando está cansado de ella y de
sus "recompensas " (Principio de Saciedad) o cuando no obtiene recompensa
alguna por ella (Principio de Extinción). Según la situación de que se trate,
cualquiera de estos dos principios puede resultar más eficaz que el otro. No se
debe emplear ambos principios de forma alternada, sino elegir uno y aplicarlo
consecuentemente.
Para que la extinción sea eficaz, es necesario que desaparezca todo refuerzo y
no sólo parte de el. Aunque un adulto deje de reforzar una conducta
indeseable, puede suceder que otras personas cercanas al niño
deliberadamente o no, sigan reforzándola.
3.- El castig:
Consiste en eliminar algo grato, o bien de proporcionar algo que resulte
molesto al sujeto, siempre que responda con una conducta distinta a la
deseable, facilitando así la extinción de la misma.
e) Los que recurren a un excesivo uso del castigo acaban siendo personas
tensas y desagradables. Generan en los que los rodean también tensión.
▪ Estudiar los pros y los contras que puede llevar consigo la aplicación de
castigo.
Una ficha es un objeto, un bono, un papel firmado, etc que se puede cambiar
por cosas materiales o actividades que tienen valor de reforzador para el
individuo.
Hay que llevar una contabilidad con las fichas ganadas cada día, las fichas
gastadas, las fichas perdidas y las acumuladas.
5.- Feedback:
7.- Moldeado:
Se utiliza sobre todo para implantar conductas que faltan en el repertorio del
sujeto o que existen en éste, pero de manera muy rudimentaria.
En la aplicación de esta técnica hay que tener especial cuidado en definir con
claridad los objetivos y los pasos intermedios para que no haya dudas respecto
a que conductas se va a aplicar el reforzamiento o que conductas van a estar
bajo el procedimiento de extinción.
Por el enojo que causa en quien se aplica, su uso tiene que ser restrictivo.
El sujeto está en un lugar que debe estar libre de actividades atractivas o que
le distraigan. Permanecerá en ese lugar un tiempo prefijado, posteriormente
vuelve al entorno primero.
Aunque las conductas, en definitiva están mantenidas, sobre todo, por sus
consecuencias, hay situaciones en que los estímulos anteriores a la conducta
tienen el control de la conducta.
La probabilidad de una conducta puede aumentar o disminuir mediante la
presentación o retirada de los estímulos discriminativos.
Esta técnica tiene una amplia aplicación y puede ser combinada con otras,
tanto para el desarrollo de conductas como para eliminación de conductas no
adaptativas.
Muchos animales y el ser humano aprenden viendo las acciones que hacen los
demás y tratando después de ensayarlas. Se trata de las conductas de
imitación y del valor del ejemplo, que se han utilizado desde siempre.
a) Hay cierta semejanza entre las características del modelo -sexo, edad,
problemas, raza, actitudes...- y las del observador.
c) Si el modelo tiene prestigio a los ojos del observador, tanto más eficaz.
Los padres se preocupan a veces por la posibilidad de que sus hijos caigan
bajo la influencia de malas compañías. Sin embargo, las malas compañías
constituyen un peligro serio sólo cuando las buenas no proporcionan el
refuerzo que un niño necesita.
6. Todo aquél que posea habilidades o atributos deseados. Los jóvenes suelen
admirar a las figuras que se destacan en la TV, cine, música... Aunque la
publicidad ya explota estas figuras destacadas para que elogien las ventajas de
una marca de cigarrillos o de cosméticos, también pueden servir de modelos
para otro tipo de conductas, tanto deseables como indeseables.
Por lo común, cuanto menos sabemos sobre un tema, más influyen sobre
nuestros juicios los modelos prestigiosos.