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En este mismo orden de ideas, Victoria Novelo (1991, s/p), expresa el término
con relación al sindicalismo mexicano (por citar un antecedente latinoamericano, en
el nivel meso del contexto de ese país), que debe distinguirse la “democracia formal”
como la referida a “los procedimientos de elección en presencia de una oposición
efectiva (y no meramente institucionalizada)”.
Este es un punto comparativo que se circunscribe actualmente a la vivencia de
nuestro país, toda vez que los ciudadanos y ciudadanas, y el propio gobierno
Revolucionario, reconoce la existencia y participación del sector opositor, que
inclusive, forma un significativo espacio dentro de la Asamblea Nacional.
Continuando con la terminología del tema que se aborda, debe recordarse
entonces que la democracia es, a manera de resumen, un sistema de gobierno que
proviene del pueblo, es del pueblo y para el pueblo, y el cual está representado por un
conjunto de también ciudadanos y ciudadanas electos por la mayoría, a cuya cabeza
se encuentra un Presidente.
Este es el caso de la República Bolivariana de Venezuela, nación que en el
transcurso de su historia ha transitado por un nutrido grupo de experiencias desde el
Descubrimiento, pasando por la Conquista, Colonización, Independencia, Dictadura,
Rebelión y Derrocamiento, hasta el inicio de la Democracia como sistema de
gobierno (contemporaneidad, modernidad), para llegar a lo que hoy día, en la
postmodernidad del siglo XXI se conoce como la transformación Revolucionaria de
la misma democracia, para reelaborarla con el ideal de una más justa participación
protagónica en todos los elementos base de la política.
Esta característica, entre otras más, es una de las señales de lo que sucede
actualmente en nuestro país, cabiendo destacar entonces, que la democracia, como
una propiedad de los sistemas sociales avanzados, se concibe poseedora de la
dimensión “Formal”, entendiéndola como la existencia de determinadas reglas
generales de poderes, derechos y obligaciones de las diversas instituciones y
entidades que componen el sistema social.
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Ahora bien, cuando se analiza críticamente la democracia formal, se puede
contraponer también el término “democracia liberal”, el cual funcionó
frecuentemente, bajo el principio de una perfecta simetría de oportunidades “legales”
para ejercer el voto (una vez que se permitió el de las mujeres y minorías étnicas y
raciales) en un contexto de brutales asimetrías sociales y financieras.
Por ello, la democracia de “élites de poder” fue la democracia "realmente
existente" que se expandió por diversas regiones latinoamericanas.
Hoy día, en Venezuela, se reconoce que sin el involucramiento sistemático e
institucionalizado de la sociedad civil en los procesos de toma de decisiones y de
implementación de políticas, las posibilidades de una consolidación democrática
definitiva se harían más remotas.
La respuesta a la falsa dicotomía entre opción autoritaria o democrática para
asegurar la justicia social, es la transición democrática hacia un nuevo paradigma de
desarrollo humano, democrático, participativo y sustentable, líneas que desde hace ya
11 años ha ido puliendo el gobierno revolucionario, para aperturar tanto la
participación política desde las bases organizadas de las comunidades como su igual
participación al derecho al trabajo productivo y sustentable.
Aunado a ello, tal como lo explican Urcuyo y Colaboradores (1991) cuando
exponen respecto a la Tesis Distribucionista, lo siguiente:
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Partiendo de esto, podría considerarse una ambigüedad, al proponer lo que en
cierto grado es una utopía, entre el vínculo de igualdad material y de oportunidades.
El bienestar material, desde el punto de vista de quien redacta, es un elemento
agregado al bienestar social, venido de la suma de los individuales; mientras mayores
sean las satisfacciones a necesidades y requerimientos básicos y fundamentales:
Salud, educación, alimentación, vestimenta, podrán sujetarse los esfuerzos porque lo
laboral-productivo, y por ende lo material agregado a esta satisfacción, puedan
alcanzarse.
Así por ejemplo, una cita real de la democracia que expresa la democracia
formal revolucionaria, es las consideraciones de políticas de vivienda que promueve
el gobierno nacional, para todas aquellas numerosas familias afectadas por los
diluvios acontecidos hace pocos meses; además de considerar dentro de estas
acciones, las soluciones a corto, mediano y largo plazo, en este mismo sentido, para
quienes se encuentran en situación de riesgo de pérdida de sus viviendas.
A la par de esto, no solo la población de escasos recursos está siendo atendida,
sino también la clase media y profesional, en su situación de estafados por parte de
quienes “comerciaban de manera ilegal y fraudulenta” bienes muebles, afectando
económica, social y moralmente a un gran número de familias.
Es justicia, que la democracia todavía formal, del gobierno revolucionario,
tome en sus manos dichas situaciones, como parte de su líneas de acción que se
encuentran plasmadas en el I Plan Nacional Socialista de Desarrollo Económico y
Social de la Nación.
En definitiva, hoy, en nuestra República, se continua la lucha de pensamientos e
ideas, llevadas a la acción, para que definitivamente no quede duda alguna, por parte
de los detractores del sistema “democráticamente instaurado” desde 1998, que la
participación general y real de nuestros ciudadanos y ciudadanos, indistintamente de
su postura individual política, es la mejora aliada para “dejar respirar libremente” la
justicia política de la actual democracia formal “Revolucionaria y Democrática”, para
poder reconocerse como profunda.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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