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Introducción

Hasta llegar el siglo XVI las diferentes civilizaciones artísticas de Occidente se habían
sucedido sin sobresalto. En siglo XV, Gótico y Renacimiento habían vivido uno al lado del
otro, en buena forma. Pero, a partir de del siglo XVI, el arte occidental se dividirá en
fuerzas contradictorias que esconden ideologías diferentes.

Dos figuras vienen a encarnar las ideologías opuestas: Erasmo y Lutero, el humanista y el
profeta, el conciliador y el revolucionario. Erasmo sueña con hacer entrar el Panteón en el
Paraíso. No viendo sino lo que las cosas tienen de común, lo intenta todo por salvar la
unidad espiritual de Europa. Lutero el hombre sediento de Dios, resucita del viejo fondo de
la Edad Media la imagen del hombre débil, el hombre gimiente bajo el destino pecador que
le impone un Dios terrible.

Italia se encontraba dividida por estas dos fuerzas. Sobre una base intelectual en Roma y
sensible en Venecia, Rafael y Tiziano definen las leyes del clasicismo, que subordina el
conjunto de la obra al equilibrio de todas sus partes entre sí, lo que hace que se atenúen los
rasgos y la expresión, nace de esta ruptura de equilibrio una desesperación que atormenta
los cuerpos y asombrece los rostros. Tales exigencias de la expresión, sabrá mantenerlas
Miguel Angel dentro de los limites de la belleza, y ahí radica su milagro.

De la confusa mezcla del clasicismo con el barroquismo, nace en Italia una crisis conocida
bajo el nombre de "manierismo". Salvo la escuela veneciana, las demás escuelas quedaran
afectadas por esta crisis, conduce a los artistas a la extravagancia en los gestos y las
expresiones, al alargamiento desmesurado de las proporciones y a las contorciones en las
actitudes.

Sin embargo el prestigio de Roma impuso el Renacimiento, y Europa se hallaba en un


dilema, que era esquivar los temibles modelos de Miguel Angel, Rafael o Leonardo ya que
se esta imponiendo el italianismo, es decir con el manierismo se estaba desplazando al
gótico flamígero. Esta crisis favoreció a la proliferación del manierismo en Amsterdam
(Países Bajos), Leyden (Holanda), Amberes (Bélgica), Fontainebleau ( Francia), Basilea
(Suiza), en el Danubio y en la Península Ibérica.

Apenas asimilado el Renacimiento, Europa en una revisión general de los valores, hallara
una madurez definitiva que, tras una nueva crisis de crecimiento, permitirá que el siglo
XVII, se pueda convertir en el siglo de oro europeo.

Este movimiento que tiende a crear un nuevo humanismo cristiano, pertenece precisamente
al siglo XVI, durante este extraordinario siglo se incubo un mundo de ideas, de formas y de
sentimientos contradictorios.

CONCEPTO, ORIGENES Y CAUSAS DEL RENACIMIENTO

Concepto de Renacimiento
Se denomina Renacimiento al periodo de la historia europea, caracterizada por un renovado
interés por el pasado grecorromano clásico y especialmente por su arte. Con el
Renacimiento, el hombre centra toda su actividad, en el hombre como tal, es decir después
del aletargamiento medieval el hombre piensa ahora con una libertad de espíritu, que le
conducirá a la libertad de pensamiento, el culto a la vida y el amor a la naturaleza son otros
aspectos importantes, además el Renacimiento estableció como fuentes de inspiración el
equilibrio y la serenidad. Pero lo más característico de esta época es la separación entre lo
cí vico y lo religioso.

1.1. Humanismo en el Renacimiento

Es la manifestación ideológica y literaria del Renacimiento. Los hombres del Renacimiento


trabajaron con mucho entusiasmo en estudiar metódicamente las obras de la antigüedad,
explorando ruinas, exhumando manuscritos y salvando de su destrucción valiosos
documentos. Para ello recibieron la protección de príncipes y Pontífices, que les
estimularon en sus investigaciones.

Primeramente se sintió interés tan solo por los autores y el arte latina, pero pronto se llego a
su fuente, o sea al arte y la cultura griega. Así se desarrollo una mentalidad erudita, critica y
apasionada por las ciencias y las artes, que se centro en el hombre y sobrestimo los valores
humanos, de ahí el nombre de Humanismo.

La sobrestimación de estos valores y los descubrimientos geográficos y técnicos, crearon el


orgullo y el individualismo del hombre renacentista. El Humanismo, tuvo sobre todo un
carácter literario donde Dante y Boccaccio son considerados como precursores del mismo.
Petrarca es considerado como el primer humanista.

1.2. Que fue el Renacimiento

Se denomina Renacimiento al movimiento cultural que surge en Europa el siglo XIV, y que
se muestra como característica esencial su admiración por la antigüedad grecorromana. Este
entusiasmo, que considera las culturas clásicas como la realización suprema de un ideal de
perfección, se propone la limitación en todos los ordenes, lo que explica el calificativo de
Renacimiento, pues en verdad, se trataba de un renacer, de un volver a dar vida a los ideales
que habían inspirado aquellos pueblos.

El Renacimiento, desde luego no fue una simple exhumación de las artes antiguas. El
interés por el arte grecorromano fue una consecuencia. En principio, se aspiro a una
renovación en todas las parcelas de la cultura humana, filosofía, ética, moral, ciencia, etc...
encaminada a la hechura de un hombre que fuera comprendido y resumen de todas las
perfecciones físicas e intelectuales. El hombre integral, el genio múltiple, en el que se
concilian todas las ramas del saber en una actitud fecunda, fue la gran creación del
Renacimiento que cristalizo en figuras que mantienen viva la admiración atravez de los
tiempos, como un Leonardo da Vinci, un Miguel Angel, un Rafael.

Orígenes del Renacimiento


El renacimiento tuvo su origen en Italia en los siglos XIV y XV, llegando a su apogeo al
iniciarse el siglo XVI. De Italia se extiende lentamente por Europa excepto Rusia. A lo
largo de los cincuenta años que van desde 1520 a 1570, discurre la madura plenitud del
Renacimiento y también se percibe su ocaso. Toda la Europa de Occidente toma parte
ahora en el movimiento de las artes y de las letras. La recepción de los gustos italianos se
generaliza, los grandes maestros surgen ya no solo en Italia, sino en todo el ámbito de las
monarquías occidentales.

Pero el desarrollo normal de la cultura renacentista se ve afectada por el hecho simultaneo


de las luchas religiosas derivadas de la revolución protestante. Así, en Alemania, se corto el
brote renacentista, al igual que en Francia con las guerras civiles de la segunda mitad de
quinientos. Además en los países adheridos a las confesiones protestantes, el credo
iconoclasta de los nuevos evangelios suprimió la ocasión de ejercitar el mecenazgo
eclesiástico y, al menos en la pintura y la escultura, suprimió la temática abundante de los
motivos iconográficos, con la rara salvedad de los temas bíblicos.

2.1. La extensión de la cultura

Gracias a la creación de universidades, escuelas y a medida que nos adentramos en el


quinientos, la arquitectura Italiana y la estatuaria se abren camino en diferentes países
europeos: en Inglaterra muy lentamente, pues el crisma religioso alejara de ahí a los artistas
italianos que habían sido llamados a trabajar en el país y eran los mas capacitados
propagadores de la renovación artística; en los piases escandinavos se daban también
algunas muestras esporádicas, debido al mecenazgo de los reyes; hasta en Polonia y en la
Rusia, Ivan III se recogía las ondas del arte italiano.

En Francia se hace más extensa la recepción del arte y la cultura italiana. Durante época de
Francisco I continua la construcción de suntuosas edificaciones. De entonces data el castillo
real de Chambord, el palacio preferido del rey para sus cacerías, pues aquellos castillos no
tenían ningún fin militar. En 1546 comienza Pedro Lescot la contracción del Louvre, que
seria el monumento triunfal de la arquitectura renacentista francesa, y poco después
Delorme levantaría las Tullerias.

En España es donde, fuera de Italia, el arte del bajo Renacimiento ha hecho más
considerables progresos. Teniendo ya el gusto italiano durante el reinado de los Reyes
Católicos, mas o menos combinando con un estilo local, la arquitectura continua ahí por los
mismos cauces bajo Carlos V. Durante el reinado de Felipe II se depura mucho el gusto, se
impone la sobriedad ornamental. El arte oficial de Felipe II favorece esta tendencia, Pedro
de Toledo y Juan de Herrera son los grandes arquitectos de El Escorial, su obra cumbre.

LA PINTURA EN ITALIA Y SUS AUTORES

Llegada del Renacimiento a Italia

Con la llegada del Renacimiento apareció una nueva e influyente clase social constituida
por los humanistas. Hasta entonces, la Iglesia había condicionado toda la vida cultural, pero
ahora la ciencia llegaba directamente al ciudadano, gracias al aristotelismo, en boga durante
los comienzos del Renacimiento. Ésta filosofía fue cediendo terreno al platonismo y el arte
empezó a basarse sobre la propia ciencia. La geometría y otras ramas de las matemáticas
ocuparon un lugar esencial en la nueva concepción de la cultura, se desecho el arte
puramente lineal y se busco con ahínco la forma tridimensional.

La pintura italiana de los comienzos del siglo XV es todavía narrativa y escoge los muros
de las Iglesias. La técnica, en especial con el fresco, es de gran sencillez. Sin embargo, con
la pintura al óleo, el artista abandona la limitada temática religiosa y se complace en
mostrar el esplendor de la forma, la luz y el espacio infinito.

El quattrocento

Durante el siglo XV, la Florencia de los Medicis vivió un momento culminante de la


pintura.

Fra Angélico represento los primeros esbozos del Renacimiento, de su maestro Fray
Lorenzo de Mónaco asimilo el brillante colorido. Toda la temática es religiosa y lo más
notable de las obras, frescos y retablos, se encuentran en el convento de San Marcos, en
Florencia.

Masaccio represento mucho en la conquista de valores táctiles. Gran parte de sus obras se
han perdido, pero aun se pueden admirar los frescos que realizo en la Iglesia del Carmen de
Florencia.

Fra Filippo Luppi realizo bellísimas Madonas. A Andrea del Castagno se le deben los
frescos del convento de Santa Apolonia, los más monumentales del arte Florentino. En éste
artista se nota la influencia del escultor Donatello y del pintor Masaccio.

Las escuelas

SIGLOS XIII-XIV. EL TRECENTO

Escuela Florentina

El primer pintor de quien se tiene datos es Cimabue, del que se conservan dos tablas con
igual motivo: Una Virgen, en asiento de marfil, con el niño en brazos y rodeada de ángeles.
Hay evidentes vestigios bizantinos, tanto en la simetría de la composición como la
expresión asombrada de los rostros, y el oro profuso del fondo. Giotto de Bondone, se le
debe el estudio directo de la naturaleza. Sus figuras poseen emoción y movimiento. Sus
obras más importantes son los veintiocho frescos que tiene la Iglesia San Francisco de Asís.

Escuela Sienesa

Duccio di Buonisegna, es el primer pintor sienes importante. Su obra capital es la Madona


para la catedral, en la que trata de introducir alguna expresión y realismo, aunque siga muy
apegado a la rigidez iconita del arte bizantino. Su discípulo mas celebre fue Simone
Martini, sabe dar a sus figuras más gracia y soltura, como lo revela la encantadora
Anunciación, del museo de los Oficios.

SIGLO XV. EL CUATTROCENTO

Escuela Florentina

Los artistas Gentile da Fabriano, Paolo Ucello y Andrea del Castagno aportaron nuevos
conocimientos y técnicas, y se plantean problemas de representación visual, como el de la
perspectiva, que fue una preocupación dominante entre los pintores de la época. Sin
embargo, el arranque de toda la pintura moderna es la obra de Masaccio, pintor que en su
fugaz existencia dejo ver las posibilidades de su talento en unos frescos que pinto en la
capilla Brancarrio de la Iglesia del Carmen, en Florencia. Muchas son las cualidades que
hacen de esta pintura un hito: El estudio directo de la naturaleza, la fuerza de la pincelada,
el impresionismo de efectos, la ilusión de luz, la expresión humana de los gesto. Por
primera vez en la pintura el aire envuelve a los cuerpos y se siente una atmósfera real.
Masaccio observa la degradación de los colores por la distancia y se nota la influencia que
la calidad de la tela tiene en la estructura de los pliegues. Interesado en hacer una pintura
sólida, Masaccio rechaza los colores brillantes y emplea blancos y negros para modelar los
cuerpos. De Masaccio parte la línea realista que, accidentalmente seguirá la pintura italiana
al alejarse del idealismo.

Los últimos grandes artistas del siglo se resienten en la sensualidad del ambiente y buscan
inspiración en los temas mitológicos paganos que caracterizan el Renacimiento. Los
mismos temas piadosos pasan a ser un pretexto para mostrar el fausto de la alta burguesía
florentina. Sus paisajes son muy a menudo las amenazas campiñas toscanas, los de brillante
corte de los Medicis, y sus escenarios urbanos, los asuntos palacios de la época.

Sandro Botticelli, también protegido de los Medicis, pinto alegorías de refinada sensualidad
en las que reflejaba el gusto paralizante de sus mecenas. Botticelli mantiene un estilo
cortado, ceñido, que se basa naturalmente en un dibujo firme, que aísla la figura con todo
rigor. Los cuerpos, deformados por una estilización que busca mas que nada el ritmo
plástico, tiene sin embargo, una gracia particular que encuentra su razón de ser en le
apariencia de ingravidez. Las figuras de Botticelli carecen de peso y dan la impresión de
moverse flotando sin tocar el suelo. Realizó también unos frescos en la capilla Sixtina y una
serie de ochenta dibujos para ilustrar la divina comedia.

Escuela de Perusa

A la elegancia un poco dura de Florencia, aparece Piero de la Francesa, su principal


representante, se intereso mucho por los problemas del claroscuro y perspectiva; en
particular le apasionaron los luminosos, pero no tanto por el efecto de la luz sobre las cosas,
como por la naturaleza de las mismas. Sus ensayos en este sentido llegan a dar la sensación
de que sus figuras están modeladas en material dotada de luz propia, intima, radiante. Los
frescos como la Leyenda de la Santa Cruz, en el ábside de la Iglesia de San Francisco, en
Arezzo, son una obra de arte en luminosidad.
Su discípulo Melozzo de Forli es celebre por sus ángeles músicos. Otro gran pintor de la
escuela es Pedro Vanuci, llamado el Perugino, artista que en su tiempo gozo de larga fama.
La dulzura de la luz general del cuadro, el dibujo irreprochable de la figura y la poesía de
sus paisajes de fondo, justifican el nombre de Perugino, que hubiera podido lograr más
duraderos laureles si no se hubiese dejado llevar por un sentimentalismo que hace
amanerada su pintura. Sus obras más importantes son los frescos de la Capilla Sitian y los
de la sala de Cambio, en Perusa, su patria.

Escuela Veneciana

Ésta escuela que empezó tardíamente sobrevive a las de Florencia y Roma, agotadas en el
siglo XVI. En siglo XVII aun nos sorprende con un narrador espléndido, como Tiepolo,
gran colorista y con Guardi y Canaleto, que nos retratan la vida pintoresca de la Venecia
dieciochesca. El apogeo artístico de Venecia corresponde al siglo XVI, pero ya en este
destacan Gentil Bellini y su hermano Gian Bellini, que combinan las ganas encendidas de
Ticiano con un difuminado a lo Leonardo. Un pintor siciliano establecido en Venecia,
Antonello de Mesina sobresale por el fuerte realismo de sus retratos, mientras que
Capaccio, autor de la Leyenda de Santa Ursula, se distingue en la realización de vastas
composiciones de genero.

Escuela de Padua

El nombre de Andrés Mantegna sirve por si solo para dar prestigio a esta escuela.
Interesado en las cuestiones de la representación visual del objeto, Mantegna presenta con
frecuencia en sus cuadros una dificultad perspectiva, que resuelve con elegancia. Sus
impecables escenarios arquitectónicos, tomados de la antigüedad, ofrecen puntos de fuga
muy a ras del suelo, huidas de línea hacia el centro del cuadro en prodigiosa ilusión de
profundidad. Los escorzos de sus figuras son, por el mismo motivo, violentos y de
complicada resolución dibujistica, como el extraordinario Cristo Muerto.

SIGLO XVI

Escuela Milanesa

Cuenta con un solo nombre, Leonardo da Vinci, no fue solo pintor, dejo escritos
interesantes sobre ingeniería, química, y otras ciencias; escultor, músico, escritor. La
suavidad de las formas, la delicadeza del color, el esmero en el detalle, el exquisito
difuminado, el famoso esfumado Leonardesco, la conjunción de sensualidad, la expresión
lejana de sus ojos de gruesos párpados, y la de las manos, elegantes y finas, son notas
inconfundibles de su estilo.

Los problemas técnicos torturaron a Leonardo toda su vida. Por eso sus obras son escasas, y
algunas a punto de perderse por el deterioro de los materiales de empleo. Pocas pinturas
habrán suscitado más comentarios que la celebre Gioconda, de su corta producción se
puede citar Santa Ana, La Virgen de las Rocas y La Ultima Cena pintada para el refectorio
del convento de Santa María de las Gracias en Milán.
Escuela Romana

Los más importantes son: Rafael Sanzio y Miguel Angel.

Rafael, aunque vivió poco, dejo una obra vasticima que significa la síntesis de las mejores
cualidades de los pintores precedentes, unificadas y reavivadas por u autentico genio de la
fabulación plástica. De Masaccio aprende Rafael a dar equilibrio a las figuras, de Leonardo
la pureza del dibujo y los secretos del difuminado; de Fra Bartolome la firmeza de la
composición. Pero la gracia, la riqueza narrativa, los traía el, para dar realidad a la
constante idea del Renacimiento.

Como retratista, ocupa un lugar eminente: Retratos de Julio II, de la Fornaria, Baltasar de
Castiglione, etc., dotados de una aguda penetración psicológica. Pero a las obras son sus
Madonas, de un naturalismo idealizado: Madona del Jilguero, Madona de la Silla, Madona
de la Paz, La Bella Jardinera, etc...

La obra pictorica de Miguel Angel responde también a esa tendencia a lo grandioso, a lo


dramático y exasperado que hemos visto en sus esculturas. Miguel Angel transplanta al
campo de la pintura los medios expresivos de la estatuaria. La máxima ilusión de relieve, el
además esforzado, el gesto patético, caracteriza el estilo pictórico de Miguel Angel.

Su obra maestra, el techo de la Capilla Sixtina, es una majestuosa interpretación del


Génesis, en el que se agitan más de trescientas figuras de tamaño mucho mayor que el
natural. Años más tarde, en la pared frontal de la misma Capilla, pinto su tremendo Juicio
Final.

El cinquecento

El siglo XVI, señala el apogeo de la pintura renacentista italiana y constituye una de las
épocas más brillantes del arte universal. No podía ser de otra manera con la coincidencia en
el tiempo y en el espacio de maestros de la talla de Leonardo da Vinci, Miguel Angel,
Rafael y Corregio.

Así como Florencia ejerció la homogénea artística en la centuria anterior, ahora es Roma la
que irradia al mundo entero el poderoso influjo de estos artistas. Los pintores posteriores se
limitaron a seguir las normas trazadas por los grandes maestros.

Solamente Venecia mantuvo un estilo original, basado en el intenso cromatismo y en una


pincelada ancha decidida que buscaba llegar a una especie de vibración luminosa de
colores. Hasta cierto punto esta ciudad permaneció al margen de la creación artística de los
grandes maestros romanos.

Principales artistas

Los principales artistas de la época fueron los siguientes:


Sandro Botticelli

Nació en Florencia en 1445 como Alessandro di Mariano Fillipepi Fue acusado


anónimamente en 1502, ante la Uffiziali di Notte, la institución ante la cual los ciudadanos
Florentinos podían denunciarse mutuamente por crímenes reales o imaginarios, por un acto
de sodomía con uno de sus ayudantes. Independientemente que la denuncia fuese basada en
hechos ciertos o no, hay un dato significativo de la vida de Botticelli: Nunca se marcho del
hogar familiar. Otros detalles que hablen de su sexualidad pueden encontrarse en sus obras:
Sus bellísimos ángeles, de sexualidad ambigua, abrazándose entre ellos...

Leonardo da Vinci

Nació en 1452 y a los 24 años fue objeto de una denuncia anónima por practicas
homosexuales. La acusación involucraba a un prostituto de 17 años, Jacopo Saltarelli, del
cual se decía que había tenido relaciones con varios hombres, incluidos Leonardo y su
maestro Verrochio. Aunque todos fueron declarados inocentes, el interés sexual de
Leonardo se centraba en hombres más jóvenes, a muchos de los cuales contrataba como
ayudantes. Uno de ellos fue Salai que según Vassari era un joven de belleza y gracias
extraordinarias, con un hermoso cabello que llevaba en bucles, y que encantaba a su amo.
Al parecer Leonardo mimo y consintió a Salai perdidamente. En 1497, ante una carta
factura de ropa del muchacho, el pintor escribió, "Esta es la última vez, querido Salai que te
doy más dinero". Sin embargo vivió con el otros 18 años más. Formo otras amistades
intimas con sus ayudantes, lo que hace pensar que los escogía por su apariencia física.
Francesco Metzi vivió con Leonardo hasta su muerte y heredó gran parte de sus bienes.

Miguel Angel Buonarroti

Tenia 57 años cuando conoció a Tommaso Cavalieri en el verano de 1532 en Roma.


Hermoso y de aguda inteligencia, Cavalieri tenia poco más de 20 años y procedía de una
influyente familia romana. El amor apasionado de Miguel Angel por Tommaso se describe
en sonetos que tratan tanto del amor físico como espiritual.

La relación entre Miguel y Tommaso responde al ideal platónico de un hombre maduro que
ama a otro mucho más joven. Es posible que Tommaso no respondiera a la pasión del
genio. No obstante la relación duro 30 años hasta que el artista murió.

Rafael Sanzio

Nació el 6 de febrero de 1483 en Urbino, su primer maestro fue su padre Giovanni, quien
era pintor de la corte de Urbino, pero su adiestramiento formal se lleva a cabo en el taller de
Pietro Perugino.

Llego a Florencia en 1504, cuando el Renacimiento llegaba a la cúspide de su esplendor, el


pintor busco aprender nuevas cosas en la ciudad, así fue como Miguel Angel tomo la
severidad y la fuerza en el dibujo, y de Leonardo el claroscuro esfumado.
En 1548, Rafael dio inicio a una obra importantisima: "Transfiguración"; esta presenta una
visión ausente en los anteriores trabajos del artista. No alcanzo a terminarla y el día de su
entierro a la cabeza de su ataúd estaba la inconclusa "Transfiguración".

LA PINTURA EN OTROS PAISES EUROPEOS

Impacto del Renacimiento en Europa

El impacto fue el siguiente:

España

Aunque la pintura española de la baja edad media acusa el influjo de las escuelas Sienesa y
Florentina, hasta el siglo XVI no puede hablarse de una arte contemporánea renacentista.
Algunos pintores españoles viajaron a Italia, mientras que artistas italianos fueron a la
Península Ibérica, y este intercambio unido a la influencia de los maestros Flamencos,
permitió la divulgación de las nuevas tendencias estéticas.

Portugal

Durante el siglo XVI, Portugal contó con una escuela pictórica que se movió dentro de las
normas del arte Flamenco, pero acabo nacionalizándose. Los retratos de la iglesia de San
Francisco están firmados por Francisco Enríquez de quien apenas se tiene noticias.

Alemania

En la primera mitad del siglo XVI, Alemania cuenta con varias figuras de primer nivelen la
pintura universal. Los artistas trabajan en este país para los burgueses y no para los de la
corte, y en el arte del grabado se encuentran abundantes temas civiles para complacer
precisamente a esta clase social.

Países Bajos

La influencia italiana también alcanzo a estas tierras, reflejándose en los diversos trabajos
de los grandes maestros Flamencos. Avanzando el siglo XVI, como la escuela de brujas
había perdido la importancia que tenia, la de Amberes la sustituyó en el lugar que ella
ocupaba.

Francia

La pintura Francesa de esta época se caracteriza por la acción de corrientes distintas: La


italiana y la flamenca. Aunque en Francia residieron temporalmente Leonardo da Vinci y
Andrea del Sarto, en realidad la influencia italiana se produjo en este país a raíz de la
llegada de los manieristas que difundieron el estilo de Parmesano y de Rafael.

Conclusión
El Renacimiento, es la consecuencia de un interés por el pasado grecorromano, con el cual
se buscaba volver a dar vida a los ideales que habían inspirado a aquellos pueblos. De este
movimiento surgieron las grandes figuras como Leonardo da Vinci , Rafael y Miguel
Angel, que son los que mantienen viva nuestra admiración atravez de los tiempos.

Italia es donde surge el Renacimiento en los siglos XIV, XV y logra su mayor apogeo a
principios del siglo XVI. Este se extiende por Europa lentamente gracias a la creación de
universidades, escuelas y de las grandes construcciones como El Escorial o El Louvre.

Cuando entre en Italia el Renacimiento, se trata de buscar la forma tridimensional y


desechar el arte puramente lineal. En el quettrocento, en Florencia la pintura se vivió en un
momento culminante con la aparición de los primeros artistas y de las distintas escuelas. El
cinquecento representa la época más brillante del arte universal, donde aparecen todos los
grandes artistas.

Sandro Botticelli nació en Florencia en 1445 y fue acusado anónimamente por actos de
sodomía con uno de sus ayudantes, en sus obras se pueden encontrar detalles que
demuestran su verdadera sexualidad.

Leonardo da Vinci nació en 1452 y a los 24 años también fue acusado ante el tribunal por
tener relaciones sexuales con sus ayudantes. Francesco Metzi vivió con Leonardo hasta su
muerte y heredo gran parte de sus bienes.

Miguel Angel Buonarroti conoció a Tommaso Cavalieri cuando tenia 57 años, esta relación
responde al ideal platónico de un hombre maduro que ama a uno mucho más joven.

Rafael Sanzio nació en Urbino un 6 de febrero de 1483, llego a Florencia cuando el


Renacimiento estaba en la cúspide. Nunca alcanzo a terminar su obra "Transfiguración",
pero cuando murió a la cabeza de su ataúd se encontraba la inconclusa obra.

El impacto del Renacimiento en países como: España, Portugal, Alemania, Países Bajos y
Francia, fue bastante duro, ya que los artistas de esos países emigraron a Italia y luego
regresaron a sus países a imponer el Renacimiento italiano.

Lo que se quería demostrar con este trabajo, es la importancia que tuvieron los siglos XIV,
XV, XVI y XVII, para que en la actualidad no seamos unos ignorantes sin ningún tipo de
cultura.
Introducción

La historia de las ideas políticas siempre se encuentra muy relacionada con la historia de
los pueblos.

La historia del pensamiento político no es la clave para entender el pasado, el presente y


menos para poder disernir el futurode la historia política

En este trabajo me dediqué a investigar sobre un régimen político el cual centra el poder en
una persona, este regimen es el absolutismo. Su maximo exponente fue Luis XIV... pero a
tenido otros protagonistas de los cuales también me he preocupado de escribir.

ABSOLUTISMO

"El Estado soy yo" . La conocida sentencia de Luis XIV de Francia resume en pocas
palabras la esencia del absolutismo: un régimen político en el que una persona, el soberano,
ejerce el poder con carácter absoluto, sin límites jurídicos ni de nunguna otra naturaleza.

Resulta totalmente artificial oponer los tumultos de la Reforma a la soberana majestad del
"siglo de Luis XIV".

Bajo diversas formas, el absolutismo ha sido la forma de gobierno de muchos países en


distintas épocas. Sin embargo, se ha reservado dicho término para designar, en un sentido
específico, el ejercicio del poder en un momento histórico y espacial concreto: el de las
monarquías absolutas europeas de los siglos XVI al XVIII. Muchos autores distinguen un
primer períido, correspondiente al siglo XVI, de monarquía autoritaria, que no llegaría a ser
plenamente absoluta hasta mediados de la centuria siguiente.

El siglo XVI, es un siglo innovador, lo es también en el campo de las ideas políticas. La


Europa de comienzos del siglo XVI es un mosaico de cuerpos políticos muy diferentes.
Junto a reinos diversamente organizados, pero ya sólidamente implantados en su
independencia nacional, existen repúblicas urbanas y señoríos nacidos en torno a una
ciudad, así como principados laicos o eclesiásticos, cuya autonomía es tan efectiva en
Alemania como en la Italia desembarazada de la ficción misma del poder imperial.

El siglo XVII es un siglo de crisis. Crisis económicas, políticas, guerras desórdenes de los
Países Bajos, religiosas y crisis intelectuales.

En vinculación con el progreso del poder real en ciertos Estados, se elabora una doctrina -la
del absolutismo- que se define como una soberanía monárquica sin límites y sin control,
que no reconoce a los súbditos más que el deber de obedecer. El absolutismo sale
aparentemente reforzado de estas crisis. El siglo XVII se nos muestra así como el apogeo
del absolutismo; pero es un absolutismo precario, híbrido y en vías de ser rebasado.

Precario, ya que las causas que favorecen temporalmente el absolutismo tienen que
provocar, a más o menos plazo, su disolución

Híbrido, porque el absolutismo del siglo XVII hace descansar la noción de soberanía
simultáneamente sobre los elementos tradicionales (los deberes del monarca, el contrato, la
costumbre, las leyes fundamentales del reino) y sobre elementos nuevos ( mercantilismo y
utilitarismo).

Anacrónico, ya que, aunque el absolutismo reine, no sin luchas, en la mayor parte de


Europa, se derrumba em el país más ampliamente abierto el capitalismo moderno:
Inglaterra.

Por otro lado, la política permanece ideológicamente en la dependencia de la religión


cristiana. Y, sobre todo, el equilibrio de las fuerzas sociales, las condiciones materiales y el
estado de las técnicas oponen tales obstáculos a la instauración de un poder realmente
concentrado, que las tesis absolutistas, susceptibles por lo demás de interpretaciones
ampliamente divergentes, encuentran vivísimas oposiciones. Es preciso señalar, además,
que los conflictos mezclan siempre las cuestiones religiosas con las cuestiones políticas.

Hemos de ver como las expresiones del absolutismo reflejan una secularización del
pensamiento político cuyos orígenes aparecen ya en la Edad Media.

El absolutismo se concebió principalmente como la negación del feudalismo. La monarquía


absoluta continúa estando limitada por la ley divina y la ley natural, y el que se oponga a la
dispersión feudal no significa despotismoy tiranía.

El carácter nacional de las monarquías se afirma claramente en Francia e Inglaterra.

Desarrollo Historico

Las teorías medievales del derecho divino suponían el poder dividido, por voluntad de
Dios, en dos grandes brazos: espiritual y temporal. La iglesia, y a su cabeza el pontífice de
Roma, se reservaba la potestad sobre los asuntos espirituales, mientras que el poder
temporal era ejercido por otras instituciones, encabezadas por el rey. Aun cuando los
conflictos entre ambas autoridades fueron continuos, a fines de la edad media el origen
divino del poder real era conmúnmente admitido por los tratadistas y el pueblo. Sin
embargo, la potestad real estaba limitada por fueros, leyes y privilegios de muy variado
signo.

A fines del siglo XVI cobró fuerza el fenómeno nacional, en íntima relación con el cual
nació el absolutismo. Con el desarrollo de éste, el rey no sólo tendió a asumir la totalidad
del poder temporal, sino que pretendió convertirse en cabeza de una iglesia nacional.
Aunque en las monarquías que siguieron fieles a Roma se incrementó la injerencia del
soberano en los asuntos eclesiásticos, ésta no llegó a afirmarse por completo. En los países
en los que triunfó, la reforma dio pie, sin embargo, a la creación de iglesias nacionales,
encabezadas por los monarcas correspondientes. La teoría del origen divino del poder real
fue aceptada y apoyada decididamente por Lutero y Calvino, cuyas doctrinas ofrecieron a
los gobernantes la oportunidad de sustituir por el suyo propio el poder de la iglesia romana.
Han visto la luz diversas teorías que explican el surgimiento del absolutismo en la Europa
renacentista. Parece evidente que los nuevos medios de guerra - armas de fuego y tácticas
de ataque y defensa muy elaborada - requerían la constitución de ejércitos profesionales y
permanentes, con la consiguiente inversión de unos medios económicos que la nobleza
feudal no estaba en condiciones de aportar. El incremento del comercio y las
comunicaciones resultó decisivo para la consolidación de grandes estados nacionales como
Francia, España e Inglaterra, que desde un primer momento estuvieron estrechamente
ligados a las monarquías reinantes. Se produjo así un proceso de anulación de los
privilegios locales y regionales, y la transferencia de sus jurisdicciones y poderes a las
instituciones encabezadas por el monarca.

Para poner orden en la fragmentada sociedad medieval, los gobernantes de los nuevos
estados necesitaban centralizar todos los poderes. Con tal objeto se desarrolló una
burocracia.

Causas religiosas del absolutismo.-

a) El recuerdo de las guerras de religión está todavía vivo. No cabe duda de que en una y
otra parte se lanzan violentos ataques contra el absolutismo; pero, en definitiva, el
absolutismo sale reforzado de ellos. En los países desgarrados por la guerra la mayoría de la
población sólo aspira a la paz, contando con el monarca para garantizarla.

b) Tanto en Inglaterra como en Francia se manifiesta un sentimiento común de


independencia respecto al Papado. Mientras que Inglaterra permanece fiel al anglicanismo,
el galicanismo es la doctrina oficial de la Monarquía de los Parlamentos y de los obispos de
Francia. La declaración de 1682 significa a este respecto el remate de una larga evolución.
El triunfo del galicanismo frente a las teorías ultramontanas libera a la Monarquía de todo
sentimiento de obediencia respecto a Roma. Anglicanismo y galicanismo caminan en la
dirección del absolutismo.

Causas políticas.-

a) Los Movimientos revolucionarios contribuyen a reforzar el Poder, a hacer sentir la


necesidad de orden y de la paz no sólo en los círculos gobernantes, sino en los medios
populares. La dictadura de Cromwell sigue a la revolución de 1649, y el absolutismo de
Luis XIV está profundamente marcado por el recuerdo de la Fronda. El tema de la paz civi
domina el pensamiento político del siglo XVII, en especial el de Hobbes.

b) Las guerras, sin embargo, se suceden a lo largo del siglo, exigiendo una concentración y
un reforzamiento del Poder. En lo inmediato consolidan el absolutismo, pero a la larga
contribuyen a destruirlo. De esta forma el peligro exterior favoreció, sin duda, el
absolutismo de Richelieu; pero las guerras de finales de siglo precipitaron el ocaso del
absolutismo francés y el nacimiento del liberalismo europeo.

Supervivencias feudales y particularismos locales

En Francia, desde Luis XI; en Inglaterra, a partir de los dos primeros Tudor, y en la España
de Fernando e Isabel, la autoridad del rey no cesa de afirmarse. El impuesto permanente, el
ejército permanente y la multiplicación de los funcionarios reales dan forma a un Gobierno
central y a una Administración provincial que controlan a las autoridades locales o las
substituyen. A estos rasgos corresponden una adhesión o una resignación por parte de los
súbditos. Esta modernización no rebasa ciertos límites; a pesar de sus tendencias
autoritarias y centralizadoras, los Gobiernos han de tener en cuenta numerosos
particularismos y han de respetar, en la forma y a veces en el fondo, las franquicias de las
colectividades urbanas o provinciales.

El absolutismo monarquico

La corriente favorable al absolutismo monárquico es más facil de seguir, a pesar de la


diversidad de sus aspectos. Se trata, en primer lugar, de la aceptación tradicional y, por así
decirlo, natural de la autoridad existente, de la obediencia enseñada desde hace siglos por la
Iglesia; numerosos autores laicos y eclesiásticos repiten incansablemente la necesidad de
esa aceptación, ocupando este tema un lugar predominante en la literatura política inglesa
de la primera mitad del siglo XVI.

Francia gozó después de la guerra de los Cien Años de una mayor estabilidad política. La
monarquía tenía un prestigio casi místico, el del rey taumaturgo, ungido de la Sainte
Ampoule y que cura las escrófulas. Sobre este fondo de creencias populares, algunos
panegiristas bordan, en provecho de grupos sociales más restringidos, variaciones de
alcance principalmente literario: simbología de las flores de lis, leyenda troyana destinada a
exaltar la línea real y que será más tarde ilustrada laboriosamente por la Franciade de
Ronsard. Cabe considerarlas como una trasposición, en otros registros, del pensamiento de
los doctores y licenciados in utroque iure que pulen a placer definiciones y comentarios
sobre el poder real, sin gran originalidad por lo demás, ya que todos beben en las mismas
fuentes clásicas del derecho romano (cuyas sentencias la Edad Media no ha bía ignorado),
incluso cuando concuerdan poco con la realidad política del momento. El rey es emperador
en su reino; aunque esta frase también se utiliza en Inglaterra, en Francia, donde la
tradición de los legistas posee mucho vigor, se la acompaña con desarrollo de mayor
profundidad.

Factores decisivos

Los inicios de la Edad Moderna coinciden con la creciente consolidación de los Estados
nacionales. La poliarquía medieval resulta paulatinamente reemplazada por comunidades
centralizadas en las que los interses nacionales prevalecen sobre las particularidades
locales.

El Rey ya no es un primus inter pares . Se presenta ahora como cabeza de un estdo


nacional con límites territoriales cada vez más precisos. Surge la noción jurídica de "
frontera", desaparecen los llamados "espacios vacios" y comienza a desarrollarse una
verdadera cartografía terrestre.

Las casas reinantes comienzan a requerir un número creciente de colaboradores que


integran las primeras burocracias estatales. En el siglo XV los estados italianos crean, con
carácter estble, la diplomacia. A partir del siglo XVI las monarquías europeas establecen
embajadas estables que frecuentemente son asignadas a la alta nobleza.

Este proceso de centralización se cumple bajo el signo del absolutismo. El desconocimiento


de la autoridad religiosa del sucesor de Pedro, el Romano Pontífice, mueve a reyes y
príncipes a asumir atribuciones religiosas. Los límites derivdos de la distinción entre lo que
es de Dios y lo que pertenece al César comienzan a esfumarse, generando abusos y
despotismo. Tales tendencias son manifiestas en la primera etapa del protestantismo. Pero
también en monarquías católicas como las de Francia y España aparecen corrientes que
llevan en embrión desviaciones cesaropapistas. El Concordarto de Bolonia (1516) otorga a
los reyes de Francia el derecho de "presentación" de obispos y abades. Y en España los
Reyes Católicos y luego Carlos V obtienen el reconocimiento del Real Patronato.

El aumento del poder real -observa Vázquez de Prada-, que venía a significar mayor
eficacia del Estado, se hizo a costa de la nobleza. Sus miembros, al disminuir sus
prerrogativas locales, optaron frecuentemente por incorporarse a los cargos y oficios reales
de la Corte. En los cargos administrativos fueron designados a menudo hombres egresados
de las universidades que pertenecían a los estratos burgueses. El pueblo llano, por su parte,
no opuso dificultades al avance de la autoridad real, y poco a poco los monarcas quedaron
como árbitros entre los distintos cuerpos sociales.

Otros factores contribuyen a consolidar el poder absoluto de los reyes: el comercio


internacional, la expansión de las monarquías europeas hacia América, Africa y Asia y las
nuevas técnicas de guerra, fundadas en el empleo de la pólvora que torna vulnerables a las
hasta entonces inexpugnables castillos de los señores feudales. Pero de mayor importancia
son los factores ideológicos: la obediencia pasiva predicada por algunos reformadores, el
amoralismo de los discípulos de Maquiavelo y las doctrinas francesas que tienden a afirmar
el poder real para superar las divisisones derivadas de las guerras de religión. Por lo demás,
desde los siglos XIV y XV, se incubaba un ruptura de la síntesis elaborada por Alberto
Magno, Tomás de Aquino y sus discípulos. Las últimas fases de la filosofía del Medioevo

-apunta Bidart Campos- habían disociado dos ámbitos que hasta entonces estaban
íntimamente vinculados: el de la filosofía y el de la teología, la razón de la fe, la
naturaleza y la gracia. En lo específicamente político esa ruptura impulsará a prescindir de
los límites éticos que deben observar gobernantes y gobernados, estableciéndose de esta
forma las bases de los totalitarismos contemporáneos.

Protagonistas

Claude de Seyssel y la monarquía moderada

Esta realidad se percibe muy bien en La Grand´ Monarchie de France (1519), obra en la
que Claude de Seyssel expresa su preferencias por una monarquía moderada. Seyssel
(1450-1520), que escribe en su retiro tras una brillante carrera administrativa, diplomática y
episcopal al servicio de Francia - y especialmente de Luis XII -, no es en absoluto un
teórico abstracto. Sin disimular los incovenientes que en principio puede comportar la
monarquía, cree que el régimen al que ha servido, tal y como él lo describe, es el mejor
posible: mezcla de monarquía, aristocracia y democracia. El poder real está "refrenado por
tres frenos": las obligaciones de conciencia del rey y el carácter cristiano de la monarquía,
los Paralmentos y "las buenas leyes y ordenanzas y costumbres que están establecidas de tal
manera que casi no pueden romperse ni aniquilarse". Su análisis de la constitución
consuetudinaria del reino - que considera como ideal -, es significativa po sus mismas
ambigüedades. No proporciona una delimitación precisa, ni de los poderes del rey, ni de los
derechos de los Parlamentos (practicamente no se plantea el tema de los Estados
Generales). El rey no puede cambiar la Ley Sálica; por consiguiente, tiene conciencia de las
leyes fundamentales del reino, pero éstas no son definidas. Seyssel, aunque rechaza el
término de absolutismo (para él , equivalente al de tiranía), sólo erige, sin embargo, frente a
la voluntad real, obstáculos "que se pueden doblegar".

Seyssel defiende una concepción aristocrática y tradicional, contradicha y sobrepasada muy


ponto por las teorías absolutistas de los legistas si se toman las fórmulas al pie de la letra.

La diferencia entre la monarquía moderada y la monarquía absoluta, considerable en el


terreno conceptual, se reduce en la práctica.

Si los frenos elogiados por Seyssel pierden su eficacia la responsabilidad del hecho no
incumbe a la difusión de esquemas jurídicos absolutistas. Eminentes jurisconsultos
sostienen todavía, hacia la mitad del siglo, que el poder real es "más moderado que
absoluto".
Lo importante es que la balanza de las fuerzas se inclina del lado de la autoridad real. Las
doctrinas se modelan, con entusiasmo o con reticencias, en esa dirección. Sin embargo,
donde el fenómeno encuentra una expresión intelectual más notable y original es en Italia.

Maquiavelo, Nicolás

La experiencia de la vida pública de la Florencia renacentista permitió a Nicolás


Maquiavelo desarrollar un teoría política realista y pragmática cuya característica más
destacada fue la separación de la moral de los individuos y la del estado.

Nicolás Maquiavelo, nombre castellanizado de Niccoló Machiavelli, nació en Florencia,


Italia, el 3 de mayo de 1469. Es poco lo que se conoce acerca de los primeros años de su
vida. Parece que recibió una aceptable formación humanística, si bien no llegó a aprender el
griego, uno de los elementos fundamentales de la educación de la época. En 1498, tras los
cambios sobrevenidos em Florencia después de la ejecución de Savonarola, el monje que
intentó imponer ascéticas formas de gobierno y religión, Maquiavelo fue promovido a un
importante puesto, jefe de la segunda cancillería, a la temprana edad de 29 años.
Inicialmente su función estaba referida a los asuntos internos de la república, pero después
fue nombrado secretario del consejo ejecutivo de la ciudad (los Diez). La primera misión
importante de Maquiavelo fue la llevada a cabo el año 1500 ante la corte de Francia. A su
vuelta desempeño otras tareas diplomáticas.

Testigo de las duras acciones llevadas a cabo por César Borgia contra sus enemigos de la
ciudad de Sinigaglia, se convirtió en admirador y amigo de aquél, creyendo que sus
cualidades serían la solución para porner fin al desorden reinante en los estados italianos.
Muerto el papa Alejandro VI, padre de César Borgia, ymuy poco después su sucesor, fue
elegido Julio II, implacable enemigo de la familia Borgia. Entonces se produjo la caída de
éste, y Maquiavelo, su antiguo admirador, celebró su prisión.

Elegido Piero Soderini gonfalonier (primer magistrado) de Florencia, Maquiavelo se


convirtió en su mano derecha, inspirando la creación de una milicia y la división del
territorio en distritos, bajo su propia supervisión.

Las luchas de Florencia contra los estados vecinos llegaron a su momento más crítico
cuando la Santa Liga, dirigida por el papa, marchó sobre la república. Soderini fue
sustituido y Maquiavelo perdió supuesto. En 1513, acusado de conspiración, fue
encarcelado y sometido a tormento. Libre poco después, pero reducido a la pobreza,
Maquiavelo se retiró con su familia a una pequeña propiedad cercana a la ciudad. Fue allí
donde escribió su obra más famosa, Il principe (1513), dirigida a "liberar a Italia de manos
de los bárbaros", en la que expuso su teoría política. Según Maquiavelo, el príncipe ideal
debía establecer un poder absoluto capaz de acabar con la corrupción política y las
disensiones internas del estado, y para ello recomendaba todos los medios, incluso la
mentira y la violencia. En la práctica política posterior, el maquiavelismo se asoció a la
falta de todo principio moral en la actuación del estado. Se ha dicho que uno de los modelos
que pudo considerar Maquiavelo para conformar su teoría, aparte del ya citado César
Borgia, fue el rey españor Fernando el Católico.

Maquievelo murió en Florencia el 21 de junio de 1527. Además de sus obras políticas, fue
autor de una notable comedia titulada La mandragola (1524; La mandrágora).

Un Patriota Italiano.-

Las ideas de Maquiavelo han suscitado, desde el siglo XVI hasta nuestros días.

Maquiavelo, patriota italiano, no deja de envidiar la solidez de los Estados nacionales como
Francia o España, a pesar de que descubre en ellos barbarie feudal. Pero en la Italia
anárquica, que soporta el peso de sus divisiones, agravadas por la nefasta presencia de la
Santa Sede y las intervenciones extranjeras, el problema político se muestra, por el
contrario de difícil solución.

Para elevarse el príncipe deberá ser "un hombre hábil o bien protegido por la fortuna".

Elegirá con cuidado a sus consejeros y evitará el cederles la menor parcela de autoridad; se
dedicará tan sólo a defender y extender su poder por todos los medios, incluso el crimen si
es necesario: "Vale más ser temido que ser amado".

Pero el príncipe debe cuidar su reputación; su fortaleza mayor es la adhesión de su pueblo.


La hipocresía se convierte para el príncipe en un deber. Si logra conservar su vida y su
Estado, "todos los medios que haya aplicado serán juzgados honorables".

Al proponer como modelo a César Borgia, Maquiavelo permanece dentro de la lógica de su


concepción, pero subraya involuntariamente la fragilidad de sus aforismos. Exagera, sin
duda, la grandeza de propósitos que atribuye al hijo del papa Alejandro VI; por otra parte,
el papel que concede en la Historia a la fortuna le sirve de explicación un poco fácil del
fracaso final, rápido y total de su héroe.

Un Admirador de la República Romana.-

Disipada esta quimera, Maquiavelo vuelve a sus reflexiones de republicano fiorentino, en


los márgenes de Tito Livio. Sigue a Aristóteles, y, sobre todo, a Polibio. "El príncipe, los
grandes y el pueblo gobiernan conjuntamente el Estado". Insiste en la importancia del pacto
constitucional, pero apenas trata de los derechos de los ciudadanos aunque sí lo suficiente
como para condenar a César: la Roma que exlata es la Roma republicana. El régimen civil,
según Maquiavelo, es incompatible con la existencia de una nobleza feudal. Toda su teoría
republicana, de inspiración romana, apenas puede encontrar, por consiguiente, campo de
aplicación en un momento en el que el municipio y la república urbana libre agonizan en
Italia.

Secularización y exaltación del Estado.-

Aunque la idea del Estado ocupa el centro de su pensamiento no llega a formular su teoría.
El Estado, para él, es un dato, un ser al que no pretende explicar como filósofo. Tampoco
siente Maquiavelo la necesidad de legitimar la subordinación del individuo al Estado. Su
República tiene exigencias tan autoritarias como la tiranía del príncipe. La política es un
arte racional.

Maquiavelo detesta y desprecia el gobierno de los sacerdotes, y es también adversario del


poder temporal de la Santa Sede. No contento con laicizar el Estado, querría subordinarle
por completo la religión, a la que concibe como instrumento de poder y elemento de
cohesión social. El fondo mismo de su pensamiento político conduce a Maquiavelo a una
posición, más que antirreligiosa, anticristiana.

Esta secularización y exaltación del Estado acarrean numerosas consecuencias: hostilidad


contra el Imperio y contra todo lo que puede recordar el universalismo cristiano;
desconfianza y desprecio hacia las aristocracias nobiliarias de origen feudal; concepción
particularmente "realista" de las relaciones entre los Estados.

El Estado tiene como tendencia natural a extenderse. En estas condiciones se comprende la


importancia primordial de la organización militar dentro de un Estado.

El lugar de Maquiavelo en el pensamiento político de su tiempo.-

"Hay que agradecer a Maquiavelo y a los escritores de este género - escribió Francis Bacon
- el que digan abiertamente y sin disimulo lo que los hombres acostumbran a hacer, no lo
que deben hacer".

Maquiavelo expulsa de la política toda metafísica y corta de una manera radical, el vínculo
entre la ciudad de Dios y la ciudad de los hombres.

Lutero, Martín
Como iniciador de la Reforma religiosa del siglo XVI y por tanto del protestantismo,
Martín Lutero es una de las figuras clave de la civilización occidental y de la cristiandad.

Nació Lutero - cuyo nombre en alemás era Martin Luther - el 10 de noviembre de 1483 en
Eislebe, Sajonia-Turingia, Alemania, hijo de un minero que prosperó y llegó a ser consejero
en la pequeña ciudad de Mansfeld. Lutero creció en ésta en un ambiente piadoso y de
estricta disciplina. Tras estudiar en Magdeburgo y Eisenach ingresó en la Universidad de
Erfurt, donde se graduó como bachiller en artes en 1505. Decidió entonces seguir la vida
religiosa y solicitó su admisión en los agustinos de Erfurt.

Este carece de experiencia personal de los problemas políticos, los descubre a través del
Evangelio y de San Pablo, en un perspectiva puramente religiosa. En los años de su
"conversión" - es decir, antes del asunto de las indulgencias (1517) - plantea dos temas que
seguirán siendo fundamentales a lo largo de toda su predicación: el carácter divino de toda
autoridad establecida y la separación radical entre la Fe y la Ley. Lleva hasta el último
extremo el precepto cristiano, más matizado en otros doctores, que ordena una sumisión
incondicional a la autoridad, debido a que ésta tiene un origen y una misión divinas. Pero la
ciudad de Dios no puede realizarse en la Tierra: "El mundo de la ley es, por completo, el
mundo del pecado". Las consecuencias políticas de este corte total entre lo temporal y lo
espiritual no son sencillas, ya que cada hombre se encuentra comprometido a la vez en
ambos órdenes en el de la sujeción y en el de la libertad.

Lutero decidió poner por escrito sus opiniones y redactó en 1520 tres célebres tratados que
supusieron la base del luteranismo y el inicio de la Reforma. En ellas afirmaba la salvación
del hombre sólo por la fe.

En 1521 fue excomulgado.

En 1525 contrae matrimonio.

En la segunda dieta de Speyer, en 1529, se aprobó un decreto por el que los estados
católicos actuaban duramente contra Lutero y sus seguidores; éstos elevaron una protesta, y
surgió así la denominación de protestantes.

Extendido el protestantismo, pronto comenzaron a hacerse notar diferencias entre sus


seguidores.

Lutero falleció en su ciudad natal, Eisleben, el 8 de febrero de 1546. Tras su muerte se


agudizaron las disensiones no sólo entre las iglesias protestantes sino en el seno del propio
luteranismo, pero su figura permaneció siempre como la del gran inspirador de la Reforma.

Calvino, Juan

Entre los grandes del naciente protestantismo del siglo XVI, Juan Calvino descolló por sus
singulares dotes pata la organización política y eclesiástica, y su influencia fue decisiva
para la difusión de la nueva fe en Europa, el norte de América y otras regiones del mundo.
Calvino, cuyo nombre francés era Jean Cauvin o Calvin, nació en Noyon, localidad de la
Picardía, en el norte de Francia, el 10 de julio de 1509. Hijo del secretario del obispado de
su ciudad natal cursó estudios de humanidades en famosos colegios parisienses y más tarde
leyes en las universidades de Orleans y Brujas, donde tuvo como maestros a importantes
pensadores de la época. En 1532, Calvino evidenció sus sólidos conocimientos de latín e
historia con su edición del tratado de Sénea De clementia (Sobre la clemencia).

Poco después de publicar esta obra, Calvino se convirtió al protestantismo, pero cuando el
grupo de teólogos reformadores al que pertenecía fue ilegalizado en Francia, abandonó
París. A principios de 1535 se instaló en Basilea, Suiza, allí apareció al año siguiente su
obra fundamental, Christianae religionis institutio (Instituciones de la religión cristiana).
Se trataba de un brillante resumen de las doctrinas protestantes, donde, entre otras cosas,
postulaba la predestinación de los elegidos, rechazaba los sacramentos tal como los
entendía el catolicismo y esbozaba un nuevo esquema de organización para la nueva forma
del cristianismo. Con esta obra, traducida al francés en 1541, Calvino se convirtió en uno
de los principales teólogos protestantes.

Todavía en 1536, tras un breve viaje a Italia - donde mostró su talento político para atraer el
apoyo de los poderosos hacia el protestantismo -, al pasar por Ginebra fue invitado a
permanecer en ella. Calvino permaneció allí dos años, pero elaboró un código litúrgico y
moral tan severo que fue expulsado por el consejo ginebrino.

Desde 1538 hasta 1541 residió en Estrsburgo, donde creó una nueva liturgia y asentó
nuevas instituciones parroquiales, al tiempo que dirigía personalmente una congregación.
Conoció a importantes teólogos luteranos como Melanchton y Martín Lutero.

No menos hostil que Lutero respecto a los "fantásticos" que pretenden liberar al cristiano
del orden político tradicional, Calvino tiene el mérito de oponerles una construcción más
racional y, por ello, más universalmente eficaz que la Obrigkeitstaat luterana.

Durante los años siguientes, tras eliminar a todos sus opositores - sin dudar en ejecutarlos
cuando lo considera preciso -.

A partir de 1550 se dedicó sobre todo a apoyar a otros grupos protestantes afines a sus tesis
y a proporcionar coherencia a su doctrina.

Juan Calvino murió en Ginebra el 27 de mayo de 1564, lo que no impidió la continua


expansión de las iglesias reformadas.

Bodin, Jean
Nace en Angers en 1530. Su vida está cargada de extraños matices. En un siglo en el que la
posición religiosa tiene implicancias políticas, no resulta nítida su militancia confesional.
Algunos le atribuyen ascendencia israelita. Habría profesado como carmelita, siendo
después eximido de sus votos por haberlos formulado a edad muy temprana. Se cuestionó,
también, su catolicismo, y se le consideró un hugonote disimulado. Lo cierto es que Bodin
fue un jurista que integró el núcleo de los políticos, liderados por el Canciller Michel L´
Hopital. Ante las sangrientas guerras de religión, que amenezaban con destruir el reino de
Francia, este grupo auspició una política de tolerancia procurando afirmar la autoridad real
por encima de las discrepancias confesionales.

La filosofía política de Bodin -afirma George H. Sabine- es una mezcla singular de cosas
viejas y nuevas... una amalgama de superstición, racionalismo, misticismo, utilitarismo y
tradicionalismo. Para Marcel Prelot, empero, es un autor original. Considera que es difícil
situarlo porque no siendo maquiavélico, aristotélico, tomista o utópico, sus teorías tienen,
sin embargo, un poco de estas corrientes de pensamiento.

Hobbes, Thomas

Jean Bodin es la gran fgura del absolutismo en el siglo XVI. En el siglo XVII es Thomas
Hobbes quien lleva dicha corriente de pensamiento hasta sus últimas consecuencias.

La defensa realizada por Thomas Hobbers de la monarquía autoritaria en su célebre


Leviathan basada en sus concepciones acerca de la naturaleza humana que hicieron de él el
primer gran empirista británico.

Hobbes nació en Westport (actual Malmesbury), Wilshire, Inglaterra, el 5 de abril de 1588.


Era hijo de un vicario y, tras estudiar en Oxford, fue designado preceptor del hijo de Lord
Cavenedish, segundo conde de Devonshire, a quien acompañó en su viaje por Francia e
Italia. Posteriormente, siempre como tutor, pasó largas temporadas en Europa continental y
conoció personalmente a Galileo, que ejercería gran influencia en su obra. En 1629 vuelve
a París donde estudia las ciencias de la naturaleza y las matemáticas. Hacia 1637,
encontrándose ya en Inglaterra concibe la idea de exponer sus doctrinas a través de un triple
tratado que sintetice sus teorías filosóficas y políticas. Hobbes redactó The Elements of
Law, Natural and Politic (Elementos de la ley natural y política), obra que circulaba ya en
manuscrito en 1640. En ella postulaba un filosofía natural basada en un materialismo
mecanicista, según el cual los únicos objetos de la filosofía, que ha de seguir el método
geométrico, son la materia y el movimiento, cuyas combinaciones matemáticas originan
todas las cosas. La conciencia no sería sino el movimiento nervioso, y la política el estudio
de los contactos entre los cuerpos nerviosos, es decir, los hombres. Sobre estas bases
sentaría su defensa el absolutismo monárquico.

Por lo que respecta a la teología, Hobbes la excluía del campo de la filosofía, pues aun
cuando consideraba que las leyes naturales respondían a los mandatos divinos, nada era
posible conocer racionalmente acerca de Dios.
La vida de Hobbes fue sacudida por los acontecimientos políticos ocurridos en Inglaterra a
lo largo del siglo XVII. Partidario de los Estuardo, se refugia en Francia cuando en 1640
Carlos I convoca el Parlamento Largo. En 1650 se publican dos fragmentos de su autoría
bajo los títulos Human Nature y De Corpore Politico. Su obra más conocida, Leviathan, or
the Matter, Form and Power of a Commonwealth, Ecclesiastical and Civil (1651; Leviatán,
o la materia, la forma y el poder de un estado eclesiástico y civil ). Sus ideas disgustaron a
los partidarios de la corriente absolutista de derecho divino. Según Hobbes, la primera ley
natural del hombre es la autoconservación, que lo induce a imponerse sobre los demás: "El
hombre es un lobo para el hombre". Para construir una sociedad, todo ser humano ha de
renunciar a parte de sus deseos y establecer un " contrato social", cuyo garante es la
soberanía. Para que ésta sea efectiva ha de recaer en un sola persona, y de ahí la
conveniencia de la monarquía absoluta. Es de hacer notar, de cualquier forma, que, a
diferencia de autores anteriores, para Hobbes la soberanía del rey no residía en el derecho
divino, sino en el mantenimiento del contrato que le había dado tal soberanía.

En 1651 Hobbes regresó a Inglaterra y publicó De corpore (1655) y De homine (1658), que
ampliaban sus teorías físicas y psicológicas, Tras la restauración de 1660 gozó del favor
real, pero ante las acusaciones de ateísmo lanzadas sobre él por los estamentos eclesiásticos
preferió no intervenir en la vida pública.

En Hobbes prevalece un absolutismo diferente. Jacques Chevalier señala que se obra


inspira en concepciones mecanicistas y en ideas sensualistas, materialistas y utilitaristas.
Ello motivó que en los últimos años de su vida, a partir de la restauración de los Estuardo,
se viera envuelto en interminables polémicas, especialmente con el Canciller Hyde, conde
de Clarendon, y con los obispos anglicanos, que lo acusaban de ateísmo, herejía y
blasfemia.

Thomas Hobbes murió a los 91 años en Hardwich Hall, Derbyshire, el 4 de diciembre de


1679. Su influencia sobre el empirismo fue grande y, curiosamente, sus tesis sobre el
contrato social serían reinterpretadas por pensadores como Jean-Jacques Rousseau para
desacreditar las concepciones monárquicas que el pensador británcio quiso defender.

Bossuet

Nace Jacques-Bénigne Bossuet en Dijón, el 27 de septiembre de 1627. Canónigo de Metz,


Obispo de Condon y después de Meaux, preceptor de Delfín, célebre orador y apologista,
Bosseut es una de las figuras más importantes del largo reinado de Luis XIV. Polemiza con
protestantes, jansenistas y quietistas. Se inclina en la polémica entre el Rey de Francia y el
papa Inocencio XI hacia el galicanismo.

Bossuet, además, sostiene la heterodoxa teoría según la cual el concilio general tiene
supremacía con relación al Papa. En la referida Declaración se sostiene que "la Santa Sede
Apostólica debe respetar las reglas, las costumbres y las constituciones concedidas al reino
y a la Iglesia galicana" (francesa).
A diferencia de Hobbes, su punto de partida es aristotélico. En el Libro Primero de La
Política sostiene como el estagirita que el hombre está hecho para vivir en sociedad . Su
punto de llegada, empero, será absolutista, como el del autor del Leviathan. Pero el
absolutismo del preceptor del Delfín presenta características distintas.

Aun cuando teóricamente considera aceptables todas las formas de gobierno establecidas,
se inclina Bossuet claramente por la monarquía. Para él la monarquía es sagrada. Bossuet
afirma efáticamente que la monarquía es absoluta. Frente al Rey, aunque sea un gobernante
injusto o pagano, los súbditos deben obedecer. No hay en Bossuet lugar para la jus
resistendi de los escolásticos. Sólo podría desobedecerse al Príncipe cuando este ordenara
algo contra Dios.

A pesar de su absolutismo, Bossuet no auspicia en modo alguno el ejercicio de un gobierno


arbitrario. El príncipe debe sujetarse a los mandatos de la justicia, la equidad y el derecho
natural. Pero esta sumisión a tales ordenamientos heterónomos no supone que quede sujeto
a ninguna potestad humana.

Bossuet propone una monarquía paternal cuyo titular actúe limitado y condicionado por el
único "contrapeso verdadero del poder": el temor de Dios.

Para Bossuet como para Hobbes -comenta Jean Touchard-. la última palabra de la política
es la sumisión al poder; pero llegan a esta conclusión común por caminos opuestos:
individualismo laico y utilitarismo en Hobbes, respeto por la tradición y abandono a la
Providencia en Bossuet. El absolutismo de Hobbes y el de Bossuet son, por consiguiente,
diferentes.

Bossuet piensa en un rey absoluto, pero embebido del espíritu cristiano de justicia y de
rectitud. Lo equivocado radica en suponer que el monarca absoluto es el que mejor puede
llevar a cabo un gobierno justo".

EL ESTADO

Para referirse al Estado Bodin utiliza el vocablo República. La define como recto gobierno
de varias familias y de lo que les es común, con potestad soberana.

Otro aspecto importante es la afirmación de que las familias y lo que les es común (los
patrimonios) son anteriores al Estado. En su extensa obra Bodin refuta el utopismo
colectivista, y toda forma de comunismo, y se empeña en preservar a la familia y al derecho
de propiedad de cualquier desborde autoritario. Este enfoque sugiere desde el comienzo la
serie de graves contradicciones que encierran su pensamiento. En efecto, no obstante
tratarse de un precursor y un propulsor del absolutismo monárquico, plantea desde las
primeas páginas de su libro limitaciones que no se condicen con esa visión del poder
político.
Sin perjuicio de señalar la confusión que se advierte entre Estado y gobierno, la definición
de Bodin suscita varios comentarios. En primer lugar, destacamos que Bodin se refiere en
su tratado a las Repúblicas rectamente gobernadas. Se aparta así del plano de los hechos,
por el que se inclinaba Maquiavelo, para referirse exclusivamente a formas de Estados
legítimas.

La soberanía

Los textos referidos a la potestad soberana que debiera regir en toda República son los que
reflejan con mayor claridad la tendencia absolutista de Bodin.

Define a la soberanía como summa in cives ac subditos legibusque soluta potestas (poder
supremo sobre los ciudadanos y súbditos, no sometido a leyes). En la versión francesa la
soberanía aparece definida como puissance absolue et perpetuélle d´ une république
(potestad absoluta y perpetua de una república).

Pero no todo aquel que ejerce poder es titular de soberanía. Sobre el punto Bodin es
categórico: "Si el pueblo otorga su poder a alguien de por vida, en calidad de oficial, o
teniente, o bien para descargarse solamente del ejercicio de su autoridad; en ese caso no es
en absoluto soberano, sino simple oficial, o teniente, o regente, o gobernador, o guardián y
arrendatario de la autoridad ajena". Pero "si el poder absoluto se le entrega pura y
simplemente, sin calidad de magistrado, ni de comisario, ni de manera precaria, es por
completo evidente que ése es, y se puede llamar monarca soberano: pues el pueblo se ha
desprendido y despojado de su poder soberano, para investirlo: y en él, y sobre él se halla
transferido todo su poder, autoridad, prerrogativas y soberanías". Esta últia posibilidad, que
es la auspiciada por Bodin para Francia, significa abandonar las tesis medievales según las
cuales el príncipe es un vicario de la comunidad para optar por una donación irreversible
que sirve de sustento al poder absoluto.

Para que no queden dudas acerca de lo que debe entenderse por poder absoluto, Bodin
expresa: "El pueblo o los señores de una República pueden otorgar puramente y
simplemente el poder soberano y perpetuo a alguien para que disponga de los bienes, de las
personas, y de todo el estado a su antojo, y entregarlo después a quien le plazca".

El absolutismo de Bodin se encuentra definitivamente perfilado en otros textos en lo que


expresa que "el monarca queda separado del pueblo"; que "no tiene que rendir cuentas sino
a Dios"; que "no puede prestar juramento sino a Dios"; que "el punto principal de la
majestad soberana y poder absoluto consiste principalmente en dar leyes a los súbditos en
general sin si consentimiento", y que "la soberanía no está limitada ni en poder, cargo ni
tiempo determinado".
Puesto que el pueblo se ha despojado y privado absolutamente de su poder para
transferirlo al soberano, e investido con él, entonces el soberano ya no forma parte del
pueblo y del cuerpo político: "queda separado del pueblo", ha sido convertido en un toto,
un todo separado y trascendente, que se encarna en su viviente persona soberana, y
merced a lo cual el otro todo, el todo inmanente del cuerpo político, es gobernado desde
arriba. Cuando Jean Bodin dice que el príncipe soberano es la imagen de Dios, esta
frase debe interpretarse con la plenitud de su fuerza, e implica que el soberano -sometido
a Dios, pero que no tiene que rendir cuentas sino a El- trasciende el todo político lo
mismo que Dios trasciende el Cosmos.

Agrega Maritain que en la perpectiva de Bodin soberanía implica el poder supremo


separado y trascendente -no en la cúspide (como en el Medioevo), sino por encima de ella
("par dessus tous les sunjects")- que gobierna desde arriba a todo el cuerpo político. Por
eso dicho poder es absoluto (ab-soluto, es decir desligado, separado) y consiguientemente
ilimitado, tanto en la extensión como duración, y sin tener que rendir cuentas a nadie en la
tierra.

Los limites

A pesar de tan catgóricos textos, Bodin reconoce en otros pasajes de su obra la existencia
de límites que deben ser rigurosamente observados por quien ejerciere el poder doberano.
Tal contraste pone de manifiesto un contradicción derivada de las influencias asimiladas
por el autor de los seis libros de la República. Max Adam Shepard considera que Bodin se
encuentra en la encrucijada entre la noción medieval del príncipe sometido a la ley y la
noción moderna (absolutista) del príncipe liberado de cualquier ley sobre la tierra. La
primera conduce al constitucionalismo de Locke y Montesquieu. La segunda, a través de
Hobbes, al totalitarismo. En Bodin la coontradicción no aparece resuelta.

En el esquema de Bodin -afirma Prelot- no hay lugar para el derecho de rebelión. Los
súbditos deben obedecer la ley incluso si ésta les parece injusta.

Varios son los límites que marca Bodin. Figuran entre ellos: -1- la ley divina; -2- la ley
natural; -3- los pactos celebrados con los súbditos; -4- las leyes fundamentales del Reino.
También el derecho de propiedad constituye una importante limitación.

Las formas de gobierno

Bodin se manifiesta adverso a toda forma mixta de gobierno.Se inclina por vincular las tres
formas clásicas con su concepto de soberanía: "no hay más que tres Estados o clases de
República: la monarquía, la aristocracia y la democracia.
El Estado de naturaleza

Hobbes toma como punto de su teoría política la supuesta existencia de una etapa presocial
en la que el hombre es un lobo para el hombre: Homo hominis lupus.

El pesimismo antropológico de Hobbes, conforme surge del texto transcripto, es total.


Considera que el hombre es un ser intrínsecamente corrompido, un egoísta que busca la
satisfacción de sus impulsos sin sujeción a ninguna norma trascendente. Observamos así un
abandono sin tapujos de la tradición medieval, de San Agustín, Santo Tomás y la
neoclásica. El derecho natural, en la versión de Hobbes constituye una verdadera
adulteración. Derecho natural: "la libertad que cada hombre tiene que usar su propio poder
como quiera, para la conservación de su propia naturaleza".

Sobre la base de esa autonomía plena, Hobbes estima que en el estado de naturaleza "cada
hombre tiene derecho a hacer cualquier cosa, incluso en el cuerpo de los demás". Así
queda explicado, en el enfoque de este autor, el estado de guerra de todos contra todos en el
que se vive antes de constituir el estado. "Todos los hombres tienen derecho a todas las
cosas y, por tanto, donde no hay Estado nada es injusto".

Origen del estado

Los hombres abandonan la vida presocial en busca de la seguridad . El impulso que motiva
al hombre al tránsito hacia la vida comunitaria -según Hobbes- es el cuidado de la propia
conversación. Para llegar a esa meta será menester constituir un "poder visible" que "tenga
a raya" a los hombres sujetándolos mediante el "temor al castigo".

A fin de preservar la seguridad individual los hombres convienen en celebrar un contrato.


Es éste muy distinto al pacto de sujeción de la Edad Media. Se trata ahora de un único
convenio multilateral para fundar el Estado y crear un Poder supremo.

"El acuerdo de los hombres es sólo por contrato, es artificial. Para lograr que su Acuerdo
sea constante y duradero se necesita un Poder Común capaz de librarlos del temor y de
dirigir sus actos en pro del Beneficio Común" .

"La úncia manera de erigir ese Poder Común, para defenderlos de una invasión de
Extranjeros y de las injusticias de uno y otro, y por consiguiente darles la seguridad
necesaria para que puedan alimentarse de su propia industria y de los frutos de la tierra y
vivir contenyos, es confiriendo todo su poder y fuerza a un Hombre, o a una Asamblea de
hombres, que pueda reducir todas sus Voluntades, por pluralidad de votos, en una sola
Voluntad: lo cual quiere decir, designar un Hombre o una Asamblea de hombres para que
encarne a sus personas; es una verdadera Unidad de todos ellos en un sola Persona".
"Yo autorizo y cedo mi Derecho de gobernarme a este Hombre, o a esta Asamblea de
Hombres, con esta condición: que tu le cedas también tu Derecho y que autorices todas sus
acciones de la misma manera". Hecho esto, la Multitud, unida en una persona, se llama
República, en latín civitas. Así se genera el gran LEVIATHAN, o mejor (para hablar con
mayor reverencia) el Dios Mortal al cual debemos, bajo el Dios Inmortal, nuestra paz y
defensa. En él consiste la Esencia de la República; la cual es Una Persona que actúa como
una gran multitud, merced al Contrato natural de todos ellos, con lo cual lo han convertido
en el Autor, a fin de que emplee la fuerza y los medios de todos ellos, como juzgue
pertinente para su Paz y Defensa Comunes".

"Y esta Persona es llamado SOBERANO, y se dice de ella que tiene PODER SOBERANO:
y quienes son súbditos suyos".

El Leviathan

El titular del poder soberano: el Leviathan. Este ser tiene un poder absoluto. No hay en este
esquema para límites como los concebidos por Bodin, El Estado, luego de constituido, pasa
a ser la úncia fuente de orden jurídico. Aquí nos encontramos con el más radical
positivismo jurídico.

La doctrina de Hobbes contribuye a poner en relieve la pendiente hacia el absolutismo


promovida por los primeros impulsores del protestantismo. La oposición de Hobbes al
Pontífice Romano es total, pero la potestad religiosa no queda vacante, la asume el nuevo
Leviathan.

Hobbes es un precursor del totalitarismo contemporáneo. Diseña un sistema de ideas que


sirve de sustento al m completo absolutismo. No hay espacio en su sistema para la libertad
religiosa. Tampoco para la afirmación de otros derechos o libertades que deriven de la ley
natural. Sólo lo que aparezca consagradi en la ley positiva tiene para Hobbes verdadero
imperio. Su enfoque es así marcadamente relativista. Es menester ceñirse a lo que exprese
el Leviathan. Los derecho individuales, sólo tendrán vigencia en tanto sean expresamente
reconocidos en el ordenamiento positivo. El Estado tiene una única obligación: preservar la
seguridad, ejercer de modo efectivo la autoridad.

Jorge García Venturini, en su obra Politea, coincide con Jacques Maritain al considerar que
"el dios mortal hobbesiano"es el antecedente directo del estado totalitario hegeliano.
Conclusión

El absolutismo retorna a sus originarias concepciones paganas. Reuniendo en una misma


mano el cetro y la cruz, confundiendo lo que corresponde al César y lo que corresponde a
Dios, se hace totalitario.

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