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Adolf Hitler

Adolf Hitler

Adolf Hitler (Braunau am Inn, Imperio austrohúngaro; 20 de abril de 1889 – Berlín, Alemania; 30 de abril de
1945), a veces en castellano conocido como Adolfo Hitler, fue un político alemán de origen austriaco, líder,
ideólogo y miembro original del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores que estableció un
régimen nacionalsocialista en Alemania entre 1933 y 1945 conocido como Tercer Reich.

Durante ese período, recibió y ocupó sucesivamente los cargos de Canciller Imperial de enero de 1933 a abril
de 1945, Jefe de Estado de 1934 a abril de 1945 y Comandante Supremo de las fuerzas armadas alemanas
durante la Segunda Guerra Mundial de septiembre de 1939 a abril de 1945.

La ideología de Hitler, que llevó como causa directa al estallido de la Segunda Guerra Mundial y al desarrollo
del Holocausto, se basaba en una serie de puntos de tipo visionario de carácter innegociable: la eliminación de
los judíos; la consecución de un «espacio vital» para garantizar el futuro de Alemania; la raza como
explicación de la historia del mundo y la lucha eterna como ley básica de la existencia humana.

Dwight David Eisenhower

(Dwight David Eisenhower) 34.º presidente de Estados Unidos de América (Denison,


Texas, 1890 - Washington D. C., 1969). Hijo de una modesta familia rural de Kansas,
recibió una educación religiosa y disciplinada. Estudió en la academia militar de West
Point, en la que entró como becario gracias a sus brillantes calificaciones (1911). Tras
graduarse en 1915, fue destinado a puestos de organización y oficinas que le
mantuvieron alejado de los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial. En los
años treinta sirvió como asistente del general MacArthur en Filipinas.
El general Eisenhower

Pero fue con el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939) y el consiguiente


crecimiento del ejército americano, cuando Eisenhower obtuvo su primer empleo con
mando sobre tropas, demostrando cualidades que le valieron el ascenso a general
(1941). La confianza que inspiró al jefe del Estado Mayor, George Marshall, hizo que
fuera nombrado comandante en jefe de la operación de desembarco en el norte de
África de británicos y norteamericanos (Operación Torch, 1942). A pesar de los errores
y problemas de aquella operación, el Magreb quedó en manos de los aliados y
Eisenhower conservó el mando. Desde aquella base se le encomendó el primer asalto
de los aliados al continente europeo, supervisando la invasión de Sicilia y la posterior
campaña de Italia.

Pero la principal acción militar de la carrera de Eisenhower fue el mando sobre el


desembarco de Normandía, destinado a abrir definitivamente un frente occidental
hacia el corazón de la Alemania nazi (Operación Overlord, 1944). El éxito de aquella
arriesgada y compleja operación de desembarco masivo contribuyó a acelerar el final
de la guerra y proporcionó a su responsable prestigio y popularidad.

Apoyado en la superioridad numérica y armamentística de sus tropas (reflejo de la


capacidad industrial de Estados Unidos), Eisenhower dirigió la ofensiva final victoriosa
contra el Tercer Reich a través de Francia y de la misma Alemania, hasta el encuentro
en el río Elba con las tropas de los aliados soviéticos que venían avanzando desde el
este (1945). Recibió entonces la rendición incondicional del ejército alemán y sirvió
brevemente como comandante en jefe de las tropas de ocupación estadounidenses en
Alemania. Luego sucedió a Marshall como jefe del Estado Mayor y organizó desde ese
cargo la desmovilización del enorme ejército que había combatido en la Segunda
Guerra Mundial. Tras un breve periodo como presidente de la Universidad de Columbia
de Nueva York (1948-51), volvió al ejército como comandante supremo de las fuerzas
de la OTAN.

Biografía

Nieto del séptimo Duque de Marlborough e hijo de una estadounidense descendiente de una acaudalada
emprendedora llamada Jennie Jerome y de Randolph Churchill, destacado político conservador, tras ser
internado en Ascot por su padre y estudiar luego en Harrow, se alistó en el ejército británico. Combatió en
India, en Sudán y en Sudáfrica. Aprovechó sus sucesivos destinos para trabajar como corresponsal para
diversos periódicos, lo que le permitió financiar sus viajes. La popularidad que alcanzó le permitió dedicarse a
la política.
En 1905 fue nombrado subsecretario de las colonias, en 1908 ministro de Comercio, ministro del Interior en
1910, y en 1911 fue nombrado Primer Lord del Almirantazgo. Durante la Primera Guerra Mundial fue
considerado uno de los responsables del desastre del desembarco de Galípoli. Marchó al frente donde
comandó una unidad de combate en primera línea. Tras ser eximido de su culpa por el Parlamento, pasó a ser
ministro de Municiones. Hacia el final del conflicto sería ministro de Guerra y ministro del Aire.

Durante el período de entreguerras fue nombrado ministro de Hacienda por Stanley Baldwin. Sin embargo, en
los años treinta caería en desgracia debido a su oposición a la política de apaciguamiento seguida por los
gobiernos conservadores y laboristas. El advenimiento de Hitler al poder no hizo más que aumentar sus
advertencias.

Al empezar la Segunda Guerra Mundial volvió al gobierno. Fue nombrado de nuevo primer lord del
Almirantazgo y, en mayo de 1940, fue elegido primer ministro, en sustitución de Neville Chamberlain, que
dimitió tras el desastre de Noruega. El ejemplo de Churchill y su magnífica oratoria le permitieron mantener
la cohesión espiritual del pueblo británico en las horas de prueba que significaron los bombardeos
sistemáticos de Alemania sobre Londres y otras ciudades del Reino Unido. Finalmente, aunque los aliados
ganaron la guerra, Churchill perdió las elecciones de 1945 ante el laborista Atlee.

En 1951 Churchill volvió a ser Primer Ministro, si bien delegó cada vez más tareas en sus ministros. En enero
de 1955 dimitió por motivos de salud. Le sucedió en el cargo Anthony Eden. Al morir, en 1965, el pueblo
británico le rindió un gran homenaje. Se celebró un funeral de estado, honor que durante el siglo XX
solamente recibieron Frederick Roberts y él.

BENITO

Benito Amilcare Andrea Mussolini (Dovia di Predappio, Forlì, 29 de julio de 1883 – Giulino di Mezzegra,
28 de abril de 1945) fue un militar, político y dictador italiano. Primer ministro del Reino de Italia con
poderes dictatoriales desde 1922 hasta 1943, cuando fue depuesto y encarcelado brevemente. Escapó gracias a
la ayuda de la Alemania Nazi, y recibió el cargo de presidente de la República Social Italiana desde
septiembre de 1943 hasta su derrocamiento en 1945, y posterior muerte por ejecución.

Mussolini —también conocido como el Duce— pasó de ser el número 3 en el escalafón del Partido Socialista
Italiano y dirigir su rotativo Avanti!, a promover el fascismo dentro de Italia. Durante su mandato estableció
un régimen cuyas características fueron el nacionalismo, el militarismo y la lucha contra el liberalismo y
contra el comunismo, combinadas con la estricta censura y la propaganda estatal. Mussolini se convirtió en un
estrecho aliado del canciller alemán Adolf Hitler líder del Nazismo, sobre quien había influido. Bajo su
gobierno, Italia entró en la Segunda Guerra Mundial en junio de 1940, como aliado de Alemania Nazi. Tres
años después, los aliados invadieron el Reino de Italia y ocuparon la mayor parte del sur del país. En abril de
1945, trató de escapar a Suiza, pero fue capturado y ejecutado a tiros, cerca del lago de Como por partisanos
comunistas. Su cuerpo fue llevado a Milán donde fue ultrajado.

Hirohito

(Showa Tenno) Emperador del Japón (Tokyo, 1901 - 1989). Era hijo primogénito del
emperador Yoshihito, al cual sucedió en 1926. Recibió una educación nacionalista y
tradicional bajo la tutela de los militares, y completó su formación con un viaje sin
precedentes a Europa occidental, que le causó gran impresión. Al regresar de aquel
viaje hubo de asumir la regencia en nombre de su padre, aquejado de una enfermedad
mental (1921).

Muerto Yoshihito, Hirohito fue coronado en 1926, adoptando para su reinado el nombre
de Showa («Paz y armonía»). Hubo de hacer frente al ascenso del poder de los
militares, que desde 1927-31 impulsaron la penetración japonesa en Manchuria,
mientras promovían en el interior conspiraciones tendentes a sustituir los gobiernos de
partido por una dictadura militar bajo la cobertura del emperador.

Hirohito, inclinado a comportarse como un monarca constitucional al estilo europeo,


luchó mientras pudo contra esas tendencias, castigando a los culpables (especialmente
con ocasión de la insurrección militar de 1936). Sin embargo, atenazado por el temor a
perder el Trono, acabó por admitir la política imperialista que impusieron los militares
desde que estalló la guerra con China (1937), así como el alineamiento con la
Alemania nazi y el ataque a Estados Unidos, que hicieron entrar a Japón en la Segunda
Guerra Mundial (1941).
“Holocausto” es una palabra de origen griego que significa “sacrificio por fuego” . El Holocausto fue
la persecución y asesinato de seis millones de judíos por parte del gobierno nazi. Todo esto se
realizó basado en la creencia que tenían los alemanes de que eran una raza superior, y por tanto,
los judíos eran una raza considerada inferior y merecían morir.
Además de judíos, los alemanes también consideraban razas inferiores a los gitanos, los
discapacitados y algunos grupos eslavos como polacos y rusos. Por razones políticas otros grupos
perseguidos fueron los homosexuales, los testigos de Jehová, los comunistas y los socialistas.
Antes de empezar la Segunda Guerra Mundial, los alemanes ya habían creado campos de
concentración para encarcelan a todos los grupos perseguidos.

Durante la guerra, los nazis crearon los ghettos, campos de detención temporal y campos de
trabajos forzados. En ellos, forzaban a la población judía a vivir en condiciones realmente
miserables. Los aislaban de la población no judía así como de las otras comunidades judías. Los
nazis crearon más de 400 ghettos.

Entre 1942 y 1944, los nazis deportaron a millones de judíos desde los territorios ocupados a los
campos de exterminio, donde fueron ejecutados en instalaciones diseñadas especialmente para
ello.
Los alemanes nazis obligaban a los judíos a realizar trabajos forzados para el gobierno alemán,
así como a llevar insignias que los marcaban como judíos.

Algunos ghettos importantes fueron los de Varsovia (donde ocurrió la sublevación más importante
en el año 1943), Vilna, Bialystok, Czestochowa y Lodz.
Durante los últimos meses de guerra, muchos prisioneros de guerra fueron trasladados en las
llamadas “marchas de la muerte” para evitar la liberación de éstos por parte de los aliados.
Los crímenes cometidos durante el Holocausto devastaron la mayoría de las comunidades judías
de Europa.

HIROSHIMA Y NAGASAKI

En agosto de 1939, el sabio Albert Einstein había escrito al presidente de Estados Unidos, advirtiéndole de
que la desintegración nuclear en cadena podía producir una bomba atómica más devastadora que cualquiera
de las armas hasta entonces conocidas.En un esfuerzo secreto con Canadá y Gran Bretaña, Roosvelt dió curso
a un trabajo de investigación que cinco años más tarde culminaría con el lanzamiento de la bomba atómica
sobre la población civil de Hiroshima.En realidad, una primera bomba atómica fue lanzada como prueba en el
desierto de Nuevo México.
El 26 de julio de 1945, el presidente norteamericano Harry Truman lanzó una proclama al pueblo japonés,
conocida luego como la Declaración de Potsdam, pidiendo la rendición incondicional del Japón so pena de
sufrir una devastadora destrucción aunque sin hacer referencia a la bomba atómica.Según la proclama, Japón
sería desposeído de sus conquistas y su soberanía quedaría reducida a las islas niponas.Además los dirigentes
militares del Japón serían procesados y condenados restableciéndose la libertad de expresión, de cultos y de
pensamientos.
 
El Japón quedaba sujeto a pagar indemnizaciones, sus ejércitos serían desmantelados y el país tendría que
soportar la ocupación aliada.Conociendo la mentalidad de los japoneses, es evidente que Truman buscaba el
efecto contrario al que manifestaba públicamente.Los japoneses, humillados en su orgullo, no se rendirían y 
entonces Truman podría lanzar su anhelada bomba atómica, más como un mensaje intimidatorio hacia Stalin
que pensando en la derrota japonesa que ya era casi un hecho.El 29 de julio el premier japonés Suzuki como
era previsible rechazó la propuesta de Truman.El 3 de agosto, Truman dio la orden de arrojar las bombas
atómicas en Hiroshima, Kokura, Niigata o Nagasaki.El objetivo le era indistinto y la suerte de cientos de
miles de almas inocentes parecieron no importarle demasiado.El 6 de agosto despegaba rumbo a Hiroshima la
primera formación de bombarderos B-29.Uno de ellos, el Enola Gay, piloteado por el coronel Paul Tibbets,
llevaba la bomba atómica; otros dos aviones lo acompañaban en calidad de observadores.Súbitamente
apareció sobre el cielo de Hiroshima el resplandor de una luz blanquecina rosada, acompañado de una
trepidación monstruosa que fue seguida inmediatamente por un viento abrasador que barría cuanto hallaba a
su paso.Las personas quedaban calcinadas por una ola de calor abrazador.Muchas personas murieron en el
acto, otras yacían retorciéndose en el suelo, clamando en su agonía por el intolerable dolor de sus
quemaduras.Quienes lograron escapar milagrosamente de las quemaduras de la onda expansiva, murieron a
los veinte o treinta días como consecuencia de los mortales rayos gamma.Generaciones de japoneses debieron
soportar malformaciones en sus nacimientos por causa de la radiactividad.Unas cien mil personas murieron en
el acto y un número no determinado de víctimas se fue sumando con el paso de los días y de los años por los
efectos duraderos de la radiactividad.  
 
A pesar de la magnitud del desastre, los japoneses decidieron seguir luchando hasta el final en una prueba de
su valor como pueblo guerrero. El 9 de agosto otra bomba, esta vez de plutonio, caía sobre la población de
Nagasaki.Los efectos fueron menos devastadores por la topografía del terreno pero 73.000 personas perdieron
la vida y 60.000 resultaron heridas. Contra todos los pronósticos, el ministro de guerra japonés Korechika
Anami comunicó inmediatamente que el Japón seguiría peleando hasta perder a su último hombre. Por esas
horas dramáticas, los oficiales del Ejército y la Armada se enfrentaban al pesimismo del emperador Hirohito
que se mostraba dispuesto a firmar la rendición incondicional. Un intento de golpe de estado causó la muerte
de soldados leales al emperador y de algunos oficiales rebeldes, lo cual demuestra que aún después del
devastador efecto de las bombas atómicas, los japoneses seguían debatiéndose entre pelear y rendirse sin
amedrentarse ante el peligro de una tercera bomba. Numerosos oficiales incluyendo al propio Anami se
suicidaron por medio del harakiri(ritual milenario) antes de rendirse al enemigo. La misma actitud siguieron
muchos soldados y civiles en el campo de batalla que se mataban entre ellos frente a los captores que no
podían dar crédito a semejante fanatismo. Recién el 15 de agosto, casi una semana después de Nagasaki, el
pueblo japonés escuchaba por primera vez la voz de su emperador que había tenido que descender de su
condición divina para convencer a su pueblo de que debía rendirse.Sin pronunciar la palabra "rendición" dijo
que la guerra había terminado. Contra la creencia de muchos, Japón decidió rendirse no tanto por el efecto de
las bombas atómicas sino por el ataque artero de la Unión Soviética desde Manchuria el día 8 de agosto de
1945. Cuando un millón y medio de rusos con sus fuerzas blindadas se lanzaron en el interior de Manchuria,
los japoneses comprendieron que era inútil seguir resistiendo. Este hecho desmiente el típico cinismo de los
historiadores occidentales que aún hoy sostienen que las bombas atómicas fueron necesarias para acortar la
guerra y, por ende, para "ahorrar" la vida de miles de soldados que los aliados habrían perdido en su intento
por invadir el Japón. Aún si esto fuera cierto, nada justifica haberle provocado la muerte instantánea a por lo
menos 180.000 civiles inocentes que no eran soldados ni formaban parte de un objetivo militar.     

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