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DOCTORADO EN FILOSOFIA
Estamos asistiendo sin duda a un resurgimiento de Aristóteles en el siglo XXI, luego de todo lo
que se habla y se opina sobre su método, su propuesta filosófica y su estilo de abordar los
temas de interés humano.
Considerando que toda actividad intelectual fecunda tiene͟ lecturas͟ conforme las
circunstancias y los aconteceres, nos encontramos con que el legado de Aristóteles confirma
lo duradero de su obra, nos da la impresión a cada instante de que se trata de algo muy actual
y revelador, en ocasiones nos cuestionamos si en verdad hemos tenido esos grandes adelantos
de los que presumimos y alardeamos; también resulta interpelador el hecho de considerar
que a pesar de la labor desarrollada por los intelectuales que han hecho hermenéutica de la
filosofía aristotélica hemos agotado su significación y su aporte.
De Aristóteles se han hecho estudios profundos, se han develado sus métodos, se han
recreado sus caminos enciclopédicos, confirmado sus influencias e influjos, sus apegos y
renuncias, no han pasado salvados sus evasivas e inconclusiones con el sueño de
sorprenderlo, ya que esas es la tarea de sus retractores, sin embargo parece que la debilidad
de algunas de sus aportaciones lo único que han logrado es fortalecerlo.
Haciendo a un lado el método y estructura, nos vamos a concentrar en este artículo a analizar
su estilo, es decir, la parte seductora de su mensaje, qué lo hace atractivo, por qué arranca los
comentarios de legos como yo.
Nos dice Tomás Calvo en sus comentarios al libro De Anima (Ed. Gredos, pag 20) que ͞el libro I
se abre con una exposición Ͷmuy de estilo aristotélicoͶ acerca del objeto a tratar y de las
dificultades o aporías con que se enfrentará la obra, además de ofrecer ciertas consideraciones
de carácter metodológico. El resto del libro se dedica a un análisis crítico minucioso de las
teorías acerca del alma mantenidas por sus predecesores͟. Vemos aquí claramente dos
cuestiones importantes. Una, Aristóteles aborda desde su óptica qué se ha dicho sombre un
asunto o un tratado, cosa que nos remite necesariamente a una ontología, entendida ésta
como el espacio filosófico o como un exhaustivo y riguroso esquema conceptual o
conocimiento del ente.
La epistemología se tiene a sí misma como su propio objeto. Cuando pregunta por una cosa,
no pregunta qué atributos la componen, qué entelequias la articulan, de qué manera difiere
del sujeto; ni siquiera objetos problemáticos como los libros (¿objeto-sujetos?) son de interés
estrictamente epistemológico. La pregunta epistemológica ͚¿qué es?͛ es equivalente a la
pregunta ontológica ͚¿qué es?͛ solo formalmente. Pues la epistemología pregunta qué es
͚cosa͛ y qué es ͚es͛ y qué es ͚¿qué es?͛, específicamente en el sentido de cómo es pensable.
Una cosa no es simplemente ni una cosa ni un objeto, para la epistemología.
Ahora bien, continúa Calvo ͞Una vez llevado a cabo este recorrido histórico-crítico, el libro II
retoma sistemáticamente y de modo directo la cuestión fundamental de qué es el alma. En su
c. 1 se define al alma como entidad y como entelequia o acto primero del cuerpo͟. Nos
encontramos ahora sí en un marco epistemológico, ahora si se contesta ¿qué es el alma?, pero
desde la perspectiva esencial ya no desde fuera como lo hicimos en el párrafo anterior.
Emplícito a los abordajes anteriores existe la metodología, que consiste desde un plano en
responder a la pregunta ¿Ú ? ¿cómo llegamos a obtener y a entender el conocimiento
deseado?, ¿cuál es el proceso que debemos seguir para alcanzar dicho conocimiento? Estas
preguntas hacen reflexionar sobre cómo obtener el conocimiento manteniendo la coherencia
con las dimensiones precedentes.
Es común que los autores e intelectuales aborden los asuntos desde la ontología y la
epistemología, pero no lo hagan con la misma facundia hasta la metodología; algo hay en
nuestra estructura mental que le apetece y agrada que las ideas o conceptos tengan su punto
de llegada justamente en donde iniciaron, y para que ello ocurra debemos recorrer justo esa
pista o plan de viaje, siguiendo el camino de Aristóteles.
Aparece aquí mi hipótesis de que la obra de Aristóteles es agradable e influyente por ese
camino que recorre.
Así como nos asomamos a la obra ͞de Anima͟ la podemos hacer por ͞la metafísica͟ la ͞Etica͟
etc. y vamos a encontrar la dicha pista o plan de viaje; por razones de tiempo y respeto al
tiempo del lector no haremos un recorrido exhaustivo de dichas obras, pero dejamos en el
lector la inquietud de hacerlo.
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA:
Metafísica. Ed.