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Se entiende el aprender como un proceso amplio, integral y continuo en el cual los sujetos
desarrollan o adquieren conocimientos, habilidades y actitudes para sobrevivir y responder
creativamente a los cambios en el medio, evolucionar, transformar y progresar. Además, es un
proceso de socialización en el cual los modelos mentales se van estructurando coherentemente
para determinar la manera de pensar, sentir y actuar.
Así, el aprendizaje colaborativo se presenta como una alternativa (en tanto metodología
dinámica, participativa, de construcción social de la personalidad) en el uso compartido del
conocimiento, en el derecho de todos a aprender de todos, en el valor de los sentimientos. El
aprendizaje colaborativo hace posible que la igualdad de derechos se convierta en igualdad de
oportunidades, pues permite descubrir el valor de trabajar juntos, privilegia entre los estudiantes el
respeto, la tolerancia, el pensamiento crítico y creativo, la habilidad de tomar decisiones, la
autonomía y la autorregulación. Por lo tanto, el aprendizaje colaborativo se puede considerar como
un modelo educativo innovador que propone una manera distinta de organizar lo que sucede en el
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Tomado de Martha Corredor , y otros. Aula Virtual: una alternativa en Educación Superior. Bucaramanga: Ediciones UIS. 2003
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aula e implica agrupar a los estudiantes en equipos pequeños y heterogéneos para potenciar el
desarrollo de cada uno de éstos con la colaboración de los demás miembros del equipo.
La aplicación del aprendizaje colaborativo en el aula presenta cierta resistencia entre los estudiantes,
y de manera enfática entre los más aventajados, porque están acostumbrados a involucrarse en una
lucha de ganadores y perdedores en la que quieren ser siempre los mejores, y en los alumnos no
aventajados porque no creen que tengan posibilidades de éxito; ambas situaciones competitivas
desarrollan una interdependencia negativa en el logro de sus propósitos de aprendizaje. Los
estudiantes también prefieren trabajar de manera individual, en sus propios objetivos de
aprendizaje; sus propósitos nada tienen que ver con lo que hagan los demás y, de igual forma, los
propósitos de los demás nada tienen que ver con él; esto es consecuencia lógica de la cultura del
individualismo que suele predominar en el entorno educativo.
En todos los casos, el docente debe vivenciar primero el proceso de aprendizaje colaborativo para ser
capaz de inducirlo y dirigirlo en sus estudiantes como estrategia de enseñanza y aprendizaje. De
igual forma, la práctica del aprendizaje colaborativo como estrategia en las prácticas pedagógicas
requiere mayor compromiso por parte del docente, quien debe tener la capacidad de generarlo en el
aula a partir de dos premisas: no se trata de un proceso de ejecución mecánica que produce
resultados inmediatos y sólo se madura y se hace realmente eficaz a través de un quehacer
reflexivo, planificado y de perfeccionamiento continuo.
Cinco principios hacen que un grupo colaborativo pueda funcionar de forma eficiente y corroborar
que los esfuerzos colaborativos son más productivos que los competitivos y los individuales.
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Primer principio. Interdependencia positiva
Los participantes en grupos colaborativos obtienen resultados que superan la capacidad individual.
Sin embargo, tienen dos responsabilidades: aprender el material asignado y asegurarse que todos
los miembros del grupo también lo hagan. El estudiante necesita aprender a conocer y valorar la
recíproca dependencia de los integrantes del equipo de trabajo.
El docente promueve la interdependencia positiva al hacer que los estudiantes realicen tareas
comunes y al pedirles cuentas en forma individual y grupal. Si se desea que los estudiantes
disfruten trabajando en grupos colaborativos, es necesario que sientan que sus esfuerzos son
apreciados y que se les respeta como individuos; esto implica que el esfuerzo que hace un
estudiante por aprender y estimular el aprendizaje de los demás es observado, reconocido, valorado
y festejado.
[…]
El segundo principio consiste en facilitar el éxito del otro por parte de los
propios integrantes del grupo. Los estudiantes deben realizar juntos una
labor en la que cada uno promueva el éxito del otro, compartiendo los
recursos existentes de una manera eficaz y eficiente, ayudándose tanto
en lo académico como en lo personal, por ejemplo, explicando al otro lo
que sabe y respaldándose en el empeño por aprender.
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Tercer principio: Habilidades interpersonales y de equipo
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Quinto principio. Procesamiento grupal.
El quinto principio del aprendizaje colaborativo es la evaluación grupal,
que se entiende como la reflexión que ha de realizar el grupo de una
forma continua para identificar qué acciones resultaron útiles, para seguir
realizándolas, y qué acciones no
fueron adecuadas, cuáles no se
realizaron, cuáles se hicieron de
manera incorrecta o no eran las
apropiadas para realizar la tarea. En
cierto modo, es identificar las “alertas”
en un proceso de seguimiento realizado
por cada grupo con el único fin de
mejorar.
Todos los miembros del grupo deben evaluar en qué medida están alcanzando sus metas,
determinar las acciones positivas y negativas de cada uno para tomar decisiones acerca de cuáles
conductas conservar y/o cuáles modificar. El docente debe estructurar algunas actividades en las
que pueda comprobar que el grupo está realizando su procesamiento grupal, por ejemplo: un día sin
previo aviso se les pregunta individualmente que enumeren las actividades que han modificado, las
que han conservado y las nuevas que han propuesto después de una evaluación grupal. Todos los
integrantes deben responder de igual manera si efectivamente han realizado el procesamiento
grupal.
La formación de grupos
Los estudiantes pueden ser agrupados de varias formas, pero el procedimiento menos adecuado es el
de dejar que los estudiantes elijan sus propios grupos, a menos que se trate de un grupo experimentado
en el proceso de aprendizaje colaborativo con habilidades interpersonales ya
formadas y que haya alcanzado el máximo nivel de excelencia.
Los grupos formados por los propios estudiantes suelen ser en forma general
homogéneos; es decir, estudiantes de un mismo nivel de habilidades,
deshabilidades académicas (bueno, regular, malo), muy amigos entre sí, sólo
mujeres, sólo hombres. Los estudiantes reunidos en grupos heterogéneos incluyen
estudiantes de uno y otro sexo, diferente procedencia social y habilidades. Cuando
los niveles de desempeño son muy diferentes, el trabajo en grupos colaborativos
se transforma en una ayuda y no en una debilidad, como suele suceder en la enseñanza tradicional.
En forma general son más efectivos los grupos heterogéneos que los homogéneos, porque realizan
razonamientos más elaborados, dan y reciben explicaciones más frecuentemente y tienen en cuenta
una perspectiva más amplia. Lo anterior hace que un grupo heterogéneo aumente necesariamente su
comprensión, la calidad de su razonamiento y la precisión de aprendizaje a largo plazo.
El docente puede conformar los grupos heterogéneos realizando un diagnóstico para explorar las
potencialidades que tienen los estudiantes en diferentes áreas del desarrollo, como el área cognitiva,
donde puede incluir procedimientos para la solución de problemas, el área afectiva y actitudinal;
también puede clasificar estudiantes por estilo de aprendizaje, al azar, o azar estratificado usando
como indicador el promedio que lleva cada alumno.
No obstante, el docente debe tomar decisiones cuando identifica estudiantes aislados dentro del
grupo, porque son estudiantes en riesgo que necesitan apoyo; es necesario ubicarlos donde
construyan relaciones positivas. Un estudiante sin mucho interés en lo académico suele ocuparse
más de las tareas cuando pertenece a un grupo colaborativo en el que sus compañeros se interesan
por las tareas y por él.
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Número de estudiantes por grupo. No existe un número mágico ideal, depende de la tarea; la
experiencia de la aplicación de aprendizaje colaborativo en el aula nos dice que “entre menor sea el
número de integrantes, mejor”. Cuanto más numeroso es el grupo, se puede afirmar que existen
aspectos positivos y aspectos negativos que se muestran en la tabla siguiente:
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Tabla 3. Aspectos positivos y negativos en los grupos numerosos
Aspectos positivos Aspectos negativos
A veces, miembros del grupo con baja autoestima, o que no tienen los requisitos académicos, o
tienen menos habilidades, o se sienten rechazados, o no se atreven a participar para “ no dañar” el
logro de la tarea dejan que otros integrantes completen su tarea; los docentes designamos a esta
forma de actuar “efecto polizón” pues repercute negativamente en el grupo colaborativo ya que hace
que la responsabilidad individual sea cada vez menor o que una persona del grupo adopte toda la
responsabilidad; se presenta entonces la situación de ”el rico se hace más rico”.
La ganancia de puntos y recompensas grupales incentiva que los estudiantes acepten el desafío de
ser los mejores, de realizar proyectos de creación, lo cual redunda en el incremento de su autoestima.
Referencias
Ferreiro R. y Calderón M. El ABC del aprendizaje cooperativo. Trabajo en equipo para enseñar y
aprender. México: Editorial Trillas, 2000.
Johnson David y Johnson Roger. Aprender juntos y solos. Aprendizaje cooperativo, competitivo e
individualista. Argentina: Editorial Aique. 1999
Johnson David, Johnson Roger y Johson Edythe. Los nuevos círculos del aprendizaje: la cooperación en
el aula y la escuela. Argentina: Editorial Aique. 1999.
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