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MATERIAL LECTURA
Para poder iniciar esta lectura primero es necesario entender que el concepto sobre los
principios y derechos fundamentales en el ámbito laboral concepto que se establece por la
Organización Internacional de Trabajo- OIT.
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La Declaración precisa que los derechos fundamentales del trabajo son universales y deben
ser respetados a todas las personas en todos los países, sin importar el nivel de desarrollo
económico de cada uno.
Los principios han sido incorporados al ordenamiento jurídico como normas, en cuyo caso
han dejado de ser reglas de derecho para convertirse en normas jurídica, es decir que todo
trabajador debe conocer para evitar que sus derechos sean vulnerados o no se cumplan los
compromisos pactados en el contrato de trabajo.
Existen diferentes enumeraciones de los principios del derecho laboral, lo que significa
que el señalamiento de las mismas obedece a las diversas opiniones que tienen los
tratadistas ya que desean que todos los ámbitos de la relación laboral sean protegidos.
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el principio es una norma jurídica y por lo tanto, de obligación aplicable por parte del
juez o del intérprete.
Por ejemplo si un trabajador acusa a su empleador de haberlo despedido y éste niega tal
afirmación, el Juez no podría darle la razón al trabajador, porque no se trata de
duda en la interpretación de la norma jurídica, sino en la prueba del despido. Si el
trabajador no prueba el despido se absuelve al empleador. Esta es la reiterada
jurisprudencia en el derecho laboral. En conclusión, el in dubio pro operario es muy concreto.
También se puede utilizar cuando exista una duda a cerca del valor de una cláusula de un
contrato individual, o colectivo, o de la Ley, pero no debe ser aplicado por las autoridades
judiciales para crear nuevas instituciones.
Aquí se trata de resolver un conflicto de normas que se produce cuando dos o más de éstas
regulan simultáneamente el mismo hecho, de modo incompatible entre sí. En tal situación,
el problema central es el de seleccionar la norma aplicable.
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Este es un tema planteado en la teoría general del derecho que propone tres criterios
sucesivos para la determinación de la norma aplicable, que son la jerarquía de la norma, la
especialidad de la norma y la temporalidad de la misma. De suerte que si las normas
divergentes tienen rango distinto, debe preferirse la de mayor jerarquía frente a la inferior.
Por el contrario si ambas tienen el mismo rango la escogida será la de alcance especial
sobre la general. Pero, si tienen igual ámbito, esto es ambas son especiales o
generales, debe preferirse la posterior sobre la anterior.
El derecho del trabajo a su vez ha formulado un principio específico para la solución del
conflicto que se denomina la aplicación de la norma más favorable. Así cuando dos normas
regulen incompatiblemente el mismo hecho, debe escogerse a la que conceda mayores
ventajas para el trabajador.
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constituye una base firme donde se asienta el derecho del trabajo. Es alrededor de este
principio que se ha constituido la no disponibilidad, por parte del trabajador, y la obligación
del empleador de respetar su contenido, teniendo en cuenta que las normas laborales están
dotadas de un mandato imperativo.
No podría ser de otra manera si se tiene en cuenta que el derecho del trabajo es
protector de la parte más débil, que es el trabajador, que busca atenuar la desigualdad
entre los sujetos del contrato de trabajo. Para lograr tal propósito es que el derecho le riva
al trabajador de la capacidad de renunciar o disponer de ese mínimo de beneficios
que las normas le acuerda.
Cuando hablamos del contrato de trabajo como base para ingresar al derecho del
trabajo, no nos estamos refiriendo a un contrato similar al contrato establecido en el
Código Civil, que busca proteger los intereses personales de los contratantes y en ese
sentido se busca su fiel cumplimiento.
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puede obligar a que preste servicios si no lo desea. Es por eso que el derecho del trabajo
permite la renuncia del trabajador.
Ante esta situación, es necesario señalar que el artículo 27º de la Constitución dispone que
“La ley otorga al trabajador adecuada protección contra el despido arbitrario”. En
diferentes acciones de amparo, el Tribunal Constitucional ha sostenido que la
Constitución prohíbe el despido arbitrario y que por lo tanto resulta inconstitucional
cualquier norma legal subalterna que autorice tal comportamiento. En consecuencia la
Constitución peruana está inspirada en el principio de continuidad, que hace de la
relación de trabajo un acto jurídico de ejecución duradera , salvo que las partes le
pongan un límite a la duración del contrato de trabajo.
Esta tarea es cada vez más frecuente en la medida que van apareciendo situaciones
de simulación con el propósito de apartar las relaciones de trabajo del ámbito del
derecho laboral, para ubicarlas en ámbitos distintos que no reconocen beneficios
laborales.
Tal sucede, por ejemplo con contratos parecidos al contrato de trabajo como son la
locación de servicios, los servicios no personales, la locación de obra, el
contrato de intermediación o de tercerización.
Por este principio, cuando exista discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo
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que surge de documentos o acuerdos deber darse preferencia a la realidad de los
hechos.
Lo anterior significa que la realidad no puede ser un tema subjetivo, por el contrario, de lo
que se trata es de fijar los límites de esa verdad, es decir que se convierta en algo objetivo
que supere a las subjetividades.
De manera que la primera tarea será ubicar ese perfil objetivo, analizar la imperatividad
del mismo y su irrenunciabilidad por parte del trabajador, el contrato de trabajo que
canaliza la veracidad o primacía de la realidad, las formas a través de las cuales se
desnaturaliza esa realidad y la correspondiente solución mediante la aplicación del
principio, sobre cualquier hecho o circunstancia que trate de oscurecer la transparencia.
Si tenemos en cuenta que las relaciones en el derecho laboral son muy conflictivas, surge
para ambas partes la necesidad de la razonabilidad para poner fin a esa
conflictividad.
En tal sentido, el trabajador debe cumplir con su labor prestando sus servicios de la mejor
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manera; por su parte, el empleador debe abonar todos los derechos que le
corresponde a la otra parte.
Así, no es posible el fraude entre ambas partes, toda vez que el contrato de trabajo no lo
permite. El trabajador que debiendo producir, no lo hace, afecta el principio de la buena
fe. De igual manera, actúa de mala fe el empleador que mediante simulación, sale de los
alcances del contrato laboral.