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Física Cuántica: Si No la conoces No la ves.

Ahora resulta que tenemos que ser físicos


para hablar de física. La física está mas cerca tuyo de lo que crees,
de lo que parece, la física permite establecer las leyes de lo posible
en este Universo. Las teorías, los teoremas, las fórmulas y los
experimentos buscan establecer las gran pregunta ¿Qué somos? y
¿Porqué? La Física Cúantica nos permite discernir entre cómo
sentimos al Mundo de cómo el mundo realmente es.

Te has preguntado alguna vez :¿Quién ve por nosotros?, ¿nuestros ojos? o ¿nuestro
cerebro?, ¿quien determina la realidad de las cosas?Tu cerebro no reconoce entre lo que
ve en su medio ambiente y lo que recuerda...porque son exactamente las mismas redes
neuronales, la misma neurofísica cerebral, la que está disparando ¡como podemos
continuar viviendo en un mundo como real si el ser que determina que es real es
intangible!!

Constantemente recreamos las mismas realidades pero, ¿Cómo es esto posible?, acaso
no es increíble que existiendo un infinito de posibilidades...somo inconcientes de

ellas?..¿Quién ve realmente por nosotros?


Solo podemos ver lo que conocemos..de alguna manera u otra un patrón autogenerado
establece un concepto a una idea y esta a un conocimiento...pero que pasa con las cosas
que no conocemos...que nunca hemos visto.....sencillamente nuestro cerebro no las tiene
ni remotamente registradas y por ende no las puede ver. NO LAS VEMOS.
Pueden estar a tu lado, o encima tuyo y no las vas a ver...porque no las conoces.

¿Es posible que estemos tan condicionados a nuestras vidas diarias que creemos que no
tenemos ningún control sobre ellas?entonces..el mundo extreno es mas real que el
interno ¿en serio?¿quien lo dice?

La Física Cuántica pretende demostrar que lo que


ocurre dentro de nosotros creará lo que ocurre fuera de nosotros. Desde la perspectiva
de la física tradicional es un paradigma recordar el pasado pero de la misma manera no
podemos tener acceso al futuro y el porque nuestros actos solo afectan al futuro y no al
pasado pero... ¿Porqué si la Física se comporta igual?
Si es que científicamente en escencia en la materia en realidad no hay absolutamente
nada, es completamente insustancial, entonces lo mas sólido que tenemos es un
pensamiento, un conjunto elaborado de bits de información que quiere decir que lo que
constituye mas las cosas no son las cosas sino las ideas, los conceptos, las experiencias
personales de ellas.

Una experiencia casi espiritual que dentro de un bio-traje cuasi perfecto experiementa
su relación con el entorno, observando, aprendiendo y recordando. Nuestra percepción
propia de nuestro entorno, nuestros conceptos mas sagrados....¿Estamos realmente
concientes como para comprender lo que significa por ejemplo la idea o principio de
Dios y lo que este concepto significa?, ¿Cómo la religión elimina ese concepto?,
¿Porque las principales religiones o grupos separan ese principio de nosotros?, debemos
dar oración, complacer, y a la muerte esperar recompenza! Dios debería trascender
nuestra propia naturaleza para imitar a través de nosotros la naturaleza de su esplendor
absoluto.¿Te has preguntado cómo es tu Dios y si se parece al de tu vecino?
acaso¿ tiene barba y viste de blanco...?

Nuestro Universo es mas grande de lo que creemos que es...

Y a este nivel estamos todos conectados y conectados al Universo mismo, inclusive con
Dios mismo, este es el principio fundamental de la espiritualidad no lo olvides, todos
nos afectamos, y todos somos una pequeña parte de Dios, creo que nuestro propósito
aquí es desarrollar nuestros dones de intencionalidad y aprender a ser creadores de
realidades eficaces y aprender a ser libres y terminar de conocernos responsablemente.

Entonces así. Pregunto: ¿conoces un OVNI? ¿un Extraterrestre?, ¿Cuál es tu


concepto... es realmente tuyo o asocias un concepto?¿Estamos realmente listos para ver?
¿Podremos ver? deja que de muy adentro empieces a comprender, la parte mental
déjasela a las películas en Hollywood. Investiga!
La física cuántica confirma que creamos nuestra
realidad.
La física moderna dice “tú si puedes”

Durante décadas, los poderes de la mente han sido cuestiones asociadas al


mundo “esotérico”, cosas de locos. La mayor parte de la gente desconoce que
la mecánica cuántica, es decir, el modelo teórico y práctico dominante hoy día
en el ámbito de la ciencia, ha demostrado la interrelación entre el pensamiento
y la realidad. Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos.
Sorprendentes experimentos en los laboratorios más adelantados del mundo
corroboran esta creencia.

El estudio sobre el cerebro ha avanzado mucho en las últimas décadas


mediante las “tomografías”. Conectando electrodos a este órgano, se
determina donde se produce cada una de las actividades de la mente. La
fórmula es bien sencilla: se mide la actividad eléctrica mientras se produce
una actividad mental, ya sea racional, como emocional, espiritual o
sentimental y así se sabe a qué área corresponde esa facultad.

Estos experimentos en neurología han comprobado algo aparentemente


descabellado: cuando vemos un determinado objeto aparece actividad en
ciertas partes de nuestro cerebro… pero cuando se exhorta al sujeto a que
cierre los ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica! Entonces, si el
cerebro refleja la misma actividad cuando “ve” que cuando “siente”, llega la
gran pregunta: ¿cuál es la Realidad? “La solución es que el cerebro no hace
diferencias entre lo que ve y lo que imagina porque las mismas redes
neuronales están implicadas; para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que
siente”, afirma el bioquímico y doctor en medicina quiropráctica, Joe
Dispenza en el libro “¿y tú qué sabes?”. En otras palabras, que fabricamos
nuestra realidad desde la forma en que procesamos nuestras experiencias, es
decir, mediante nuestras emociones.

La farmacia del cerebro

En un pequeño órgano llamado hipotálamo se fabrican las respuestas


emocionales. Allí, en nuestro cerebro, se encuentra la mayor farmacia que
existe, donde se crean unas partículas llamadas “péptidos”, pequeñas
secuencias de aminoácidos que, combinadas, crean las neurohormonas o
neuropéptidos. Ellas son las responsables de las emociones que sentimos
diariamente. Según John Hagelin, profesor de física y director del Instituto
para la ciencia, la tecnología y la política pública de la Universidad Maharishi,
dedicado al desarrollo de teorías del campo unificado cuántico: “hay química
para la rabia, para la felicidad, para el sufrimiento, la envidia…”

En el momento en que sentimos una determinada emoción, el hipotálamo


descarga esos péptidos, liberándolos a través de la glándula pituitaria hasta la
sangre, que conectará con las células que tienen esos receptores en el exterior.
El cerebro actúa como una tormenta que descarga los pensamientos a través
de la fisura sináptica. Nadie ha visto nunca un pensamiento, ni siquiera en los
más avanzados laboratorios, pero lo que sí se ve es la tormenta eléctrica que
provoca cada mentalismo, conectando las neuronas a través de las “fisuras
sinápticas”.

Cada célula tiene miles de receptores rodeando su superficie, como abriéndose


a esas experiencias emocionales. Candance Pert, poseedora de patentes sobre
péptidos modificados y profesora en la universidad de medicina de
Georgetown, lo explica así: “Cada célula es un pequeño hogar de conciencia.
Una entrada de un neuropéptido en una célula equivale a una descarga de
bioquímicos que pueden llegar a modificar el núcleo de la célula”.

Nuestro cerebro crea estos neuropéptidos y nuestras células son las que se
acostumbran a “recibir” cada una de las emociones: ira, angustia, alegría,
envidia, generosidad, pesimismo, optimismo… Al acostumbrarse a ellas, se
crean hábitos de pensamiento. A través de los millones de terminaciones
sinápticas, nuestro cerebro está continuamente recreándose; un pensamiento o
emoción crea una nueva conexión, que se refuerza cuando pensamos o
sentimos “algo” en repetidas ocasiones. Así es como una persona asocia una
determinada situación con una emoción: una mala experiencia en un ascensor,
como quedarse encerrado, puede hacer que el objeto “ascensor” se asocie al
temor a quedarse encerrado. Si no se interrumpe esa asociación, nuestro
cerebro podría relacionar ese pensamiento-objeto con esa emoción y reforzar
esa conexión, conocida en el ámbito de la psicología como “fobia” o “miedo”.

Todos los hábitos y adicciones operan con la misma mecánica. Un miedo (a


no dormir, a hablar en público, a enamorarse) puede hacer que recurramos a
una pastilla, una droga o un tipo de pensamiento nocivo. El objetivo
inconsciente es “engañar” a nuestras células con otra emoción diferente,
generalmente, algo que nos excite, “distrayéndonos” del miedo. De esta
manera, cada vez que volvamos a esa situación, el miedo nos conectará,
inevitablemente, con la “solución”, es decir, con la adicción. Detrás de cada
adicción (drogas, personas, bebida, juego, sexo, televisión) hay pues un miedo
insertado en la memoria celular.

La buena noticia es que, en cuanto rompemos ese círculo vicioso, en cuanto


quebramos esa conexión, el cerebro crea otro puente entre neuronas que es el
“pasaje a la liberación”. Porque, como ha demostrado el Instituto Tecnológico
de Massachussets en sus investigaciones con lamas budistas en estado de
meditación, nuestro cerebro está permanentemente rehaciéndose, incluso, en
la ancianidad. Por ello, se puede desaprender y reaprender nuevas formas de
vivir las emociones.

Mente creadora

Los experimentos en el campo de las partículas elementales han llevado a los


científicos a reconocer que la mente es capaz de crear. En palabras de Amit
Goswani, profesor de física en la universidad de Oregón, el comportamiento
de las micropartículas cambia dependiendo de lo que hace el observador:
“cuando el observador mira, se comporta como una onda, cuando no lo hace,
como una partícula”. Ello quiere decir que las expectativas del observador
influyen en la Realidad de los laboratorios… y cada uno de nosotros está
compuestos de millones de átomos.

Traducido al ámbito de la vida diaria, esto nos llevaría a que nuestra Realidad
es, hasta cierto punto, producto de nuestras propias expectativas. Si una
partícula (la mínima parte de materia que nos compone) puede comportarse
como materia o como onda… Nosotros podemos hacer lo mismo.

La realidad molecular

Los sorprendentes experimentos del científico japonés Masaru Emoto con las
moléculas de agua han abierto una increíble puerta a la posibilidad de que
nuestra mente sea capaz de crear la Realidad. “Armado” de un potente
microscopio electrónico con una diminuta cámara, Emoto fotografió las
moléculas procedentes de aguas contaminadas y de manantial. Las metió en
una cámara frigorífica para que se helaran y así, consiguió fotografiarlas. Lo
que encontró fue que las aguas puras creaban cristales de una belleza
inconmensurable, mientras que las sucias, sólo provocaban caos. Más tarde,
procedió a colocar palabras como “Amor” o “Te odio”, encontrando un efecto
similar: el amor provocaba formas moleculares bellas mientras que el odio,
generaba caos.

Por último, probó a colocar música relajante, música folk y música thrash
metal, con el resultado del caos que se pudieron ver en las fotografías.

La explicación biológica a este fenómeno es que los átomos que componen las
moléculas (en este caso, los dos pequeños de Hidrógeno y uno grande de
Oxígeno) se pueden ordenar de diferentes maneras: armoniosa o caóticamente.
Si tenemos en cuenta que el 80% de nuestro cuerpo es agua, entenderemos
cómo nuestras emociones, nuestras palabras y hasta la música que
escuchamos, influyen en que nuestra realidad sea más o menos armoniosa.
Nuestra estructura interna está reaccionando a todos los estímulos exteriores,
reorganizando los átomos de las moléculas.

El valioso vacío atómico

Aunque ya los filósofos griegos especularon con su existencia, el átomo es


una realidad científica desde principios de siglo XX. La física atómica dio
paso a la teoría de la relatividad y de ahí, a la física cuántica. En las escuelas
de todo el mundo se enseña hoy día que el átomo está compuesto de partículas
de signo positivo (protones) y neutras (neutrones) en su núcleo y de signo
negativo (electrones) girando a su alrededor. Su organización recuerda
extraordinariamente a la del Universo, unos electrones (planetas) girando
alrededor de un sol o núcleo (protones y neutrones). Lo que la mayoría
desconocíamos es que la materia de la que se componen los átomos es
prácticamente inexistente. En palabras de William Tyler, profesor emérito de
ingeniería y ciencia de la materia en la universidad de Stanford, “la materia no
es estática y predecible. Dentro de los átomos y moléculas, las partículas
ocupan un lugar insignificante: el resto es vacío”.

En otras palabras, que el átomo no es una realidad terminada sino mucho más
maleable de lo que pensábamos. El físico Amit Goswani es rotundo:
“Heinsenberg, el codescubridor de la mecánica cuántica, fue muy claro al
respecto; los átomos no son cosas, son TENDENCIAS. Así que, en lugar de
pensar en átomos como cosas, tienes que pensar en posibilidades,
posibilidades de la consciencia. La física cuántica solo calcula posibilidades,
así que la pregunta viene rápidamente a nuestras mentes, ¿quién elige de entre
esas posibilidades para que se produzca mi experiencia actual? La respuesta
de la física cuántica es rotunda: La conciencia está envuelta, el observador no
puede ser ignorado”.

¿Qué realidad prefieres?

El ya famoso experimento con la molécula de fullerano del doctor Anton


Zeillinger, en la Universidad de Viena, testificó que los átomos de la molécula
de fullerano (estructura atómica que tiene 60 átomos de cárbón) eran capaces
de pasar por dos agujeros simultáneamente. Este experimento “de ciencia
ficción” se realiza hoy día con normalidad en laboratorios de todo el mundo
con partículas que han llegado a ser fotografiadas. La realidad de la
bilocación, es decir, que “algo” pueda estar en dos lugares al mismo tiempo,
es algo ya de dominio público, al menos en el ámbito de la ciencia más
innovadora. Jeffrey Satinover, ex presidente de la fundación Jung de la
universidad de Harvard y autor de libros como “El cerebro cuántico” y “El ser
vacío”, lo explica así: “ahora mismo, puedes ver en numerosos laboratorios de
Estados Unidos, objetos suficientemente grandes para el ojo humano, que
están en dos lugares al mismo tiempo, e incluso se les puede sacar fotografías.
Yo creo que mucha gente pensará que los científicos nos hemos vuelto locos,
pero la realidad es así, y es algo que todavía no podemos explicar”.

Quizás porque algunos piensen que la gente “de a pie” no va a comprender


estos experimentos, los científicos todavía no han conseguido alertar a la
población de las magníficas implicaciones que eso conlleva para nuestras
vidas, aunque las teorías anejas sí forman parte ya del dominio de la ciencia
divulgativa.

Seguramente la teoría de los universos paralelos, origen de la de la


“superposición cuántica”, es la que ha conseguido llegar mejor al gran
público. Lo que viene a decir es que la Realidad es un número “n” de ondas
que conviven en el espacio-tiempo como posibilidades, hasta que UNA se
convierte en Real: eso será lo que vivimos. Somos nosotros quienes nos
ocupamos, con nuestras elecciones y, sobre todo, con nuestros pensamientos
(“yo sí puedo”, “yo no puedo”) de encerrarnos en una realidad limitada y
negativa o en la consecución de aquellas cosas que soñamos. En otras
palabras, la física moderna nos dice que podemos alcanzar todo aquello que
ansiamos (dentro de ese abanico de posibilidades-ondas, claro).

En realidad, los descubrimientos de la física cuántica vienen siendo


experimentados por seres humanos desde hace milenios, concretamente, en el
ámbito de la espiritualidad. Según el investigador de los manuscritos del Mar
Muerto, Greg Braden, los antiguos esenios (la comunidad espiritual a la que,
dicen, perteneció Jesucristo) tenían una manera de orar muy diferente a la
actual. En su libro “El efecto Isaías: descodificando la perdida ciencia de al
oración y la plegaria”, Braden asegura que su manera de rezar era muy
diferente a la que los cristianos adoptarían. En lugar de pedir a Dios “algo”,
los esenios visualizaban que aquello que pedían ya se había cumplido, una
técnica calcada de la que hoy se utiliza en el deporte de alta competición, sin
ir más lejos. Seguramente, muchos han visto en los campeonatos de atletismo
cómo los saltadores de altura o pértiga realizan ejercicios de simulación del
salto: interiormente se visualizan a sí mismos, ni más ni menos que realizando
la proeza. Esta técnica procede del ámbito de la psicología deportiva, que ha
desarrollado técnicas a su vez recogidas del acervo de las filosofías orientales.
La moderna Programación Neurolingüística, usada en el ámbito de la
publicidad, las relaciones públicas y de la empresa en general, coincide en
recurrir al tiempo presente y a la afirmación como vehículo para la
consecución de los logros. La palabra sería un paso más adelante en la
creación de la Realidad, por lo que tenemos que tener cuidado con aquello que
decimos pues, de alguna manera, estamos atrayendo esa realidad.

La búsqueda científica del alma


En las últimas décadas, los experimentos en el campo de la neurología han ido
encaminados a encontrar donde reside la conciencia. Fred Alan Wolf, doctor
en física por la universidad UCLA, filósofo, conferenciante y escritor lo
explica así en “¿Y tú qué sabes?” de la que se espera la segunda parte en
pocos meses: “Los científicos hemos tratado de encontrar al observador, de
encontrar la respuesta a quién está al mando del cerebro: sí, hemos ido a cada
uno de los escondrijos del cerebro a encontrar el observador y no lo hemos
hallado; no hemos encontrado a nadie dentro del cerebro, nadie en las
regiones corticales del cerebro pero todos tenemos esa sensacion de ser el
observador”. En palabras de este científico, las puertas para la existencia del
alma están abiertas de par en par: “Sabemos lo que el observador hace pero no
sabemos quién o qué cosa es el observador”.

Hoy recuperadas por la física cuántica, muchas de estas afirmaciones eran


conocidas en la Antigüedad, como en el caso del “Catecismo de la química
superior”, de Karl von Eckartshausen.

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Cuadro 1 Nuestro cerebro: un ordenador que procesa información

A cada segundo, en una vida como la moderna llena de estímulos: nos


bombardean enormes cantidades de información. El cerebro solo procesa una
mínima cantidad de ella: 400 mil millones de bits de información por
segundo. Los estudios científicos han demostrado que sólo somos conscientes
de 2.000 mil de esos bits, referidos al medio ambiente, el tiempo y nuestro
cuerpo. Así pues, lo que consideramos la Realidad, es decir, aquello que
vivimos, es sólo una mínima parte de lo que en realidad está ocurriendo.
¿Cómo se filtra toda esa información?

A través de nuestras creencias: El modelo de lo que creemos acerca del


mundo, se construye desde lo que sentimos en nuestro interior y de nuestras
ideas. Cada información que recibimos del exterior se procesa desde las
experiencias que hemos tenido y nuestra respuesta emocional procede de estas
memorias. Por eso, los malos recuerdos nos impulsan a caer en los mismos
errores.

Cuadro 2: Cómo romper con esos malos hábitos del pensamiento

El cerebro crea esas redes a partir de la memoria: ideas, sentimientos,


emociones. Cada asociación de ideas o hechos, incuba un pensamiento o
recuerdo en forma de conexión neuronal, que desemboca en recuerdos por
medio de la memoria asociativa. A una sensación o emoción similar,
reaparecerá ese recuerdo en forma de idea o pensamiento. Hay gente que
conecta “amor” con “decepción” o “engaño”, así que cuando vaya a sentir
amor, la red neuronal conectará con la emoción correspondiente a cómo se
sintió la última vez que lo sintió: ira, dolor, rabia, etc. Según Joe Dispenza “si
practicamos una determinada respuesta emocional, esa conexión sináptica se
refuerza y se refuerza. Cuando aprendemos a “observar” nuestras reacciones y
no actuamos de manera automática, ese modelo se rompe”. Así pues, aprender
a “ver” esas asociaciones es la mejor manera de evitar que se repitan: la llave
es la consciencia.

Cuadro 3: La mecánica de la erección

La mejor metáfora del pensamiento creador es el miembro masculino. Una


sola fantasía sexual, es decir, un pensamiento erótico, es capaz de producir
una erección, con toda la variedad de glándulas endocrinas y hormonas que
participan en ello. Nada hay fuera de la mente del hombre pero, sin embargo,
se produce un torbellino hormonal que desemboca en un hecho físico
palpable. En el lado femenino, también el poder del pensamiento asociado al
erotismo se convierte a menudo en hechos físicos, demostrando la capacidad
del pensamiento para crear situaciones placenteras… o adictivas. Los más
firmes defensores del poder de la visualización llegan a proponer que se puede
obtener a través de ella casi todo lo que deseamos.

http://www.rafapal.com/?page_id=663

¿QUE ES UNA ONDA DE FORMA?


Muchos científicos y físicos cuanticos reconocel el poder de transmisión
en cualquier forma simple geometríca o como un diseño ondulado de un
rastro de energía, es un ONDA DE FORMA simple. Puede tener un patron
geométrico o puede ser un gesto de pincel simple como una onda que
contiene el significado completo, la intención y la energía de un momento
dado de intensidad mientras da forma a la realidad y puede tener en su
ser todas las cualidades que lo crearon. Es una semilla de fractal
enérgetico que dada la situación correcta continuará su crecimiento y
multiplicándose. Éstas son modelos y formas que crean la energía y
transmiten los patrones específicos, del pensamiento, nosotros hemos
estado usándolos en los templos, las iglesias, logotipos, publicidad y
podemos reconocer inmediatamente la armonía y desarmonia en ellos.
Ciertos modelos de la geometría sagrada parecen actuar recíprocamente
con su entorno armonizando y estabilizando sus moléculas, como si
organizara los átomos y electrones. Puede significar que un cierto diseño
de geometría YANTRA de ENERGÍA puede polarizar las partículas e
incluso podria purificar el agua, aumentando las cualidades y la armonía
en su entorno.
Paradigma holográfico cuántico,quantum lógico y
variables físicas en relación con ESP y PK.
por Gustavo Gabriel Cía
de EditorialBitacora Website

Introducción
El problema esencial de lo paranormal, es que su aparición viola uno de los principios
limitativos básicos de las creencias sobre el universo más caras a nuestra sociedad: la que
arma que no existe acción a distancia. La ciencia como un todo, tomó la postura de afirmar
que, a pesar de los datos recogidos, no hay sucesos paranormales. Enfrentada a una
contradicción entre una teoría (que es posible y que es imposible ) y un conjunto de hechos
(la información de la investigación psíquica y la parapsicología). La ciencia prefirió aferrarse a
la teoría e ignorar los hechos. Este procedimiento puede ser bueno para la tranquilidad y alivio
de los científicos, pero, por cierto, no es bueno para la búsqueda de la verdad. Si bien los
parapsicólogos sabían que sus datos eran reales; tuvieron que adoptar una estrategia
diferente:
(a) Metodología cuantitativa (test de cartas, dados, etc)
(b) análisis de variables y efectos de significación
Pero ya en 1960 Orne señalaba los sujetos actúan en el laboratorio diferente a como lo hacen
fuera de él.

Se analizará además, el paradigma holográfico-cuántico de Pribram, planteamientos de


entropía de Prigogine y otros modelos informacionales y modelos cuánticos en relación con
la transmisión de información o acciones a distancia en el marco antes mencionado. Se incluir
la experiencia significativa de Persinger en su trabajo de análisis de variables geomagnéticas
en relación con psi.

Consciencia, información y entropía


Las indicaciones son que la PSI-INFORMACIÓN obra recíprocamente y modifica la operación
de los más comunes sistemas de información biológica. La interacción es infrecuente,
irregular y limitada pero no insignificante. La información de las bases nucleicas encontradas
en el ADN o mensajero ARN de células biológicas, forman una ordenación dimensional. Esto
es un mecanismo familiar de información compilado en sistemas de comunicación humana.
Es la base para escribir en sistemas que usan alfabeto. También se usa en el código Morse y
en cintas computadoras (disquetes). La conformación de proteínas es una expresión de
información biológica en una forma tridimensional.

Puede no ser antojadizo postular una cadena psi-informacional conectando organismos con
todas esas partes del material y el medio ambiente del espacio temporal que es relevante o
significativo para la conducta organicista. Cuanto mayor es el recorrido de la conducta, más
amplio es el potencial para abarcar el sistema psi-informacional. Sabemos que existen tres
tipos de información:
(a) Genética: carente de retroinformación individual. Transmisión de generación a
generación.
(b) Información del medio ambiente.
(c) A nivel humano transmisión de datos con retroinformación. Se transmite a la próxima
generación.
Wigner, basándose en la teoría cuántica de hoy dice: "la posibilidad de la existencia de una
unidad autoreproductora es cero".

Eigen dice que en el terreno de la matriz simétrica del azar de Wigner, no suministra una
biología molecular con un punto de comienzo. Una buena descripción del problema de la
conciencia en relación con la información, la presenta Carlos A. Tinaco (1996). El plantea
que algunos psicólogos, sobretodo aquellos pertenecientes a la escuela denominada
Psicología Cognitiva, pretenden explicar la conciencia en términos de la teoría de la
información. En 1976, E. R. John postuló la existencia de siete niveles de información
procesados en el cerebro: sensación, percepción, conciencia, contenido de la conciencia,
experiencia subjetiva, el ser y la auto-conciencia. Cada uno de esos niveles es dependiente
de los inferiores e influenciado por los niveles superiores. John presenta extensos datos
electrofisiológicos como soporte a su clasificación.

En 1978, John Battista (1978) presentó otra clasificación, como sigue:


(a) conciencia e información
(b) diferentes formas de conciencia representan diferentes niveles de información
(c) intensidad de un estado de conciencia es función de sus contenidos informacionales
Incluso según Battista,
(a) la conciencia está presente en todo el universo, inclusive en el mundo físico,
(b) máquinas tales como computadoras, poseen conciencia,
(c) no solo los individuos, sino los grupos humanos, tienen conciencia.
El problema de la Psicología Cognitiva es que omite aspectos subjetivos de la conciencia, (los
procesos inconscientes).

Un sistema físico que presente un desenvolvimiento anti-entrópico, estaría indicando la


presencia de algún aspecto de la conciencia. Los seres vivos son sistemas abiertos que
presentan comportamiento que sigue organización creciente, indicadores de la presencia de
conciencia. Para intentar describirlos, existe la "termodinámica de los sistemas abiertos'',
elaborada por Prigogine (1981) - imagen derecha.

La conciencia, quizá , podría ser parcialmente analizada a través de variaciones de las


medidas cuantitativas de la entropía o de la información de un sistema físico. En esta
propuesta, incluimos algunos aspectos de PSI plausibles de ser registrados en la realidad
física. En este enfoque particular, concordamos en parte con Sarti (1987), al afirmar que PSI
es básicamente informacional y resultaría de la volición.

Cuantum lógico y PSI


Ante todo al hablar de Cuantum Lógico debemos definir que es un Cuantum. Cuantum es la
mínima cantidad de energía electromagnética que puede recibir o emitir una partícula. Dicha
partícula llevaría siempre una onda asociada u onda de fase (t) (electromagnética). En base a
esto, la mecánica del cuanto estudia el comportamiento de dichas partículas en coexistencia
con ondas de diferentes longitudes. Dicha partícula posee una "masa" y la masa podría
adoptar diferentes velocidades, magnitudes ligadas a condiciones mecánicas estructurales del
medio en el cual tiene lugar la progresión del móvil.

Cuando dichas ondas asociadas entran en fase concordante, se acumula energía vibratoria,
la propia del móvil, cuya velocidad cinemática concuerda con la progresión sucesivas de los
puntos (nodos) en los cuales se ha acumulado la energía. Dichos ''nodos'' son en realidad
reconocidos como acciones por la cual se les da el término de partículas; pero a veces,
suelen ser indistinguibles de su onda asociada. Estamos ante un fenómeno físico donde la
observación y la medición son indeterminadas. Citando el "principio de incertidumbre de
Heisenberg'', no es posible fijar la posición de un electrón en un instante dado, sino que hay
una ''probabilidad de que ocupe tal o cual punto''.

Evan Harris Walker (click imagen derecha) en su modelo de sistemas cuánticos


correlacionados intenta relacionar la interacción mente-cerebro con la interacción mente-
sistema cuántico. Tomando en cuenta tres variables: el observador, la observación y el
sistema observado. En su teoría estas variables se convierten en la conciencia, el feedback y
el azar (lo observado). ¿Cómo entra el azar? según el modelo de Walker, el primer punto
estriba en que el cerebro contiene un escaso número de procesos aleatorios. Para esta
afirmación dice basarse en los trabajos sobre la función del sistema nervioso central del Dr.
John Eccles.

En la teoría de Walker, resulta esencial que la conciencia sea capaz de operar en forma no
local y que pueda entrar en interrelación con un sistema físico que este siendo observado
en vez de quedar confinado en el propio cerebro. Esta es la naturaleza básica del modelo
de Walker; que la conciencia puede influir en acontecimientos al azar de modo directo,
tanto dentro de él mediante el colapso de la función ondulatoria de esos acontecimientos en el
acto de la observación.

El problema de la medición, plantea un interrogante ante el cual Niels Bohr (imagen


izquierda) dio su famosa interpretación de Copenhague, diciendo que los sistemas
macroscópicos no pueden considerarse del mismo modo que los sistemas microscópicos. La
medición es algo que simplemente ocurre y tiene que aceptarse. Según John Archibald
Wheeler (imagen derecha), físico de Princeton, no se produce el colapso de la función
ondulatoria, sino que todas las medidas posibles siguen existiendo y son realmente
observadas en algún lugar. Se trata de una idea inquietante que no admite prueba alguna en
favor de su validez. Walker propone un análisis del problema de la medición afectada por dos
o más observaciones, usando la paradoja E.P.R. En esencia, el experimento de Einstein-
Podolsky-Rosen (Reshick-Hallidan, 1982), en 1935, pretendía decidir si una partícula puede
tener posición y momento ( fórmula del momento t= r x p ) a la vez. Por aquel entonces se
aceptaba ya que cualquier intento directo de determinar la posición y el momento de una
partícula al mismo tiempo estaba destinada al fracaso.

Al medir la posición, el efecto mismo de la medición actúa sobre el momento de una forma
indeterminable y toda medición del momento destruye cualquier información previa acerca de
la posición.

Esencialmente lo que Einstein, Podolsky y Rosen (EM) pretendían era lo siguiente: Puesto
que es imposible determinar directamente la posición y el momento de una partícula al mismo
tiempo lo que necesitamos es una segunda partícula cómplice. Con dos partículas podemos
medir más cantidades a la vez. Si logramos relacionar de algún modo el movimiento de las
dos partículas, las mediciones realizadas simultáneamente en cada una de ellas, nos
permitirán echar una ojeada por debajo del velo de incertidumbre cuántica que, según Bohr,
nunca podría ser levantado.

Básicamente, lo que necesitamos hacer es que dos partículas cuánticas se acerquen,


interaccionen y se colapsen, a una gran distancia. Entonces podemos medir el momento de la
partícula 1. Así, por ley de acción y reacción, podremos deducir exactamente el momento de
la partícula 2. La medición, por supuesto, habrá afectado la posición de la partícula 1 pero
esto no importa. No puede haber afectado la posición de la partícula 2 que está ahora muy
lejos; en principio, puede hablarse de años luz de distancia.

Ahora bien, si medimos simultáneamente de forma directa la posición de la partícula 2,


entonces sabremos la posición y el momento de la partícula 1 en un mismo instante, y
habremos vencido el principio de incertidumbre. El argumento de ERP se fundamenta en dos
suposiciones cruciales, la primera es que una medición realizada en un lugar, no puede
afectar instantáneamente a una partícula en otro lugar muy distante. Esto se justifica porque,
en primer lugar, las interacciones entre sistemas, tienden a disminuir con la distancia. Es difícil
imaginar que un electrón afecte el movimiento y la posición de otro electrón situado a varios
metros, y no digamos a años luz, de distancia. Einstein desarrolló tal idea a lo que llamó ''la
acción fantasmal a distancia''.

Una importante razón para este rechazo era la creencia de Einstein de que ninguna señal o
influencia puede viajar más rápidamente que la luz. Este es un resultado clave de la teoría de
la relatividad y no debe ser abandonado ala ligera. Entre otras cosas la ausencia de señales
más rápidas que la luz es un elemento vital en el establecimiento de una misma definición de
pasado y futuro para todo el universo. Romper la barrera de la luz, es equivalente a enviar
señales al pasado. Esta ausencia de señales más rápidas que la luz, descarta una explicación
física o energética para la premonición y la transmisión de información a distancia por algún
medio físico, ya que la interacción cuántica de las partículas, tienden a disminuir con el
cuadrado de la distancia, violando la ley de entropía de sistemas cerrados .

En los años 60, John Bell partió de las dos suposiciones básicas de ERP, ausencia de
señales más rápidas que la luz y existencia de realidad objetiva, y con su ayuda determinó
las relaciones más generales que deben darse entre las mediciones de las partículas 1 y 2,
no solo en el momento y la posición, sino en la dirección y spin. Descubrió que había ciertos
tipos de mediciones capaces de distinguir entre las posiciones de Einstein y las de Bohr
(recordemos que Bohr se contraponía ala teoría EPR, argumentando que no se pueden
adscribir atributos como posición y momento a una partícula a menos que se efectúe una
observación de la partícula, las mediciones hechas por delegación no son aceptables ).

Es decir, las dos suposiciones mencionadas tenían consecuencias experimentales que no


podían obtenerse si Bohr tenía razón. Si Einstein tenía razón la desigualdad de Bell
encajada con un resultado en un experimento real. En 1981 Alain Aspect (imagen izquierda),
en París, inició una serie de experimentos en los que se examinaba simultáneamente los
ángulos de polarización de dos fotones emitidos por un mismo átomo y que se movían en
direcciones opuestas, culminando este experimento en 1982. Los resultados eran
inequívocos: Einstein estaba equivocado. La incertidumbre cuántica no puede ser eludida. La
manera como el experimento pone de manifiesto la diferencia entre la teoría cuántica y una
teoría ''realista'' cualquiera es de un cierto interés. Los experimentadores deseaban
comprobar hasta qué punto los resultados de las mediciones en el primer protón estaban
relacionadas con las del otro. Según la desigualdad de Bell, las teorías de tipo ''realista''
predicen unta cierta correlación máxima.

La mecánica cuántica, en cambio, predice un grado mayor de correlación, como si las dos
partículas cooperaran telepáticamente de un modo innatural. Los resultados mostraron una
correlación por encima del máximo permitido por la desigualdad de Bell, confirmando así
que la incertidumbre es intrínseca en la física cuántica. Podemos comparar la situación con
dos individuos que sentados espalda contra espalda, echen simultáneamente monedas al
aire. Si lo hacen completamente al azar, no cabe esperar correlaciones entre las caídas de las
dos monedas. La probabilidad de que al caer una moneda muestre cara, es la misma tanto si
la otra moneda muestra cara corno muestra cruz. Supongamos sin embargo, que las
monedas no se echen totalmente al azar, de modo que si sale cara en una moneda, sea más
probable que salga también cara en la otra, y lo mismo para las cruces. Las observaciones
mostrarán una definida correlación positiva entre los resultados de las dos monedas. En los
experimentos con las dos partículas, éstas no actúan independientemente al azar, ya que
ambas poseen un origen común. En consecuencia, es de esperar alguna correlación. El grado
preciso de esta correlación proporciona la prueba crucial.

A primera vista, puede parecer que el experimento de Aspect, nos da un medio de mandar
sondas más rápido que la luz. En término de monedas, diríamos que la mayor probabilidad de
que al sacar yo cara, también saques cara se debe a que se envió un mensaje secreto
mediante un simple código, por ejemplo: cara igual apunto, cruz igual a coma. Si la
correlación no alcanza el 100% habrá ruido en el mensaje; pero practicando lo suficiente,
podremos transmitirlo con exactitud.

Ahora bien, si pensamos más detenidamente, nos daremos cuenta de que esta posibilidad es
ilusoria. El resultado de cada una de mis operaciones de echar mi moneda aunque
correlacionado con sus operaciones de echar la tuya, sigue siendo completamente
impredecible, puesto que yo no puedo hacer que mi moneda caiga mostrando cara o cruz,
según mi voluntad. Si cae mostrando cara sabré que es muy probable que la tuya muestre
también cara; pero esto no me sirve de nada.

No poseo ningún control sobre la secuencia de puntos y comas que se establece y el mensaje
degenera en ruido blanco.

Paradigma Holográfico Cuántico y PSI


A principio de los años 70, el neurofisiólogo Karl Pribram (imagen izquierda), investigador del
Centro de Estudios Avanzados y de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de
Stanford (California), elaboró una teoría holográfica del funcionamiento cerebral que permite
dar cuenta de algunos hechos establecidos en el mundo de la memoria: el conocido Modelo
Holográfico del Cerebro. El concepto de paradigma holográfico comenzó a principios de
siglo con el famoso biólogo C. Scheider quien, en 1905, sugiriera que la percepción es forma,
y la forma percepción, de manera análoga a como nuestro cuerpo es formado según la
morfogénesis del embrión. Década después, el neurocientífico Karl Lashley, del que llegó a
ser discípulo Pribram, planteó que las líneas de fuerza según las que se desarrolla el embrión
pueden formar patrones de interferencia. Luego, en 1947, surgió la idea matemática de los
hologramas de manos del científico húngaro Dennis Gabor; sus ecuaciones abstractas
vinieron a concretizarse primero con el laser, y luego, en 1965, con el invento del holograma
por Emmet Leith y Juris Upatnicks.

Pribram dio con lo que le faltaba a Lashley y dedujo que la memoria es almacenada en el
cerebro como un holograma. Nacía así el modelo holográfico del cerebro. Bohm (imagen
derecha), con su "variables ocultas'', plantea un orden implícito oculto tras la apariencia
ordenada de la realidad. Terence McKenna (1993) - imagen izquierda -, etnobotánico e
investigador de los estados alterados de la conciencia, plantea que el ADN y las partículas
subatómicas operan de acuerdo con principios holográficos. Eugene Dolgoff, parapsicólogo e
investigador, plantea que sus experiencias de finales de la década de los 60, que demuestran
que no hay transferencia de energía en los fenómenos psíquicos, confirman la naturaleza
holográfica de la realidad pues nada se mueve de un lado a otro, simplemente porque en el
estarte holográfico de la materia no existe el otro lado.

Un holograma es una imagen tridimensional que se crea empleando un rayo de luz coherente
(láser) para hacer que surja, la imagen nítida del objeto que se fotografió. Además tiene la
notable característica de que si se parte la imagen por la mitad en cada una de las dos
mitades aparecer la imagen tridimensional entera; no importa cuantas veces la particionemos,
cada fragmento revelar la imagen completa y tridimensional del original. En el trabajo de
Pribram de 1991, "cerebro y percepción: holonomía y estructura en el procesamiento de
imágenes'', se analiza la contribución de cada estructura cerebral al proceso perceptivo,
desde la retina hasta la corteza frontal, en el marco de nuevos procesos matemáticos.

También usa modelos cuánticos para dar cuenta de los niveles de procesamientos dendríticos
y nanoneurológicos de la función perceptual. Pribram con esto afirma que el cerebro es una
entidad holográfica que interpreta un universo holográfico. Los conductores de la conciencia,
cita Pribram, serían unas estructuras microtubulares de proteínas, (los microtúbulos), alojados
en el citoplasma por todo el cuerpo y, en particular en el cerebro, en las neuronas. Según
Stuart Hameroff anestesiólogo e investigador en esta rea, la red de microtúbulos dentro de la
red neuronal, sería el escenario donde se desarrollada el drama cuántico de la conciencia.
Stephen Hawking, especialista en relatividad global y cosmología, postula que la conciencia
es el producto de un fenómeno de coherencia cuántica en el cerebro.

G. G. Globus, neurocientífico, plantea que todos los mundos posibles, en el sentido de los
universos paralelos de Wheeler, Everett, y otros, están dentro del cerebro, en un estado de
latencia conocido como superposición cuántica. Con respecto a la dualidad cuántica entre
observador y observado, se adapta ala condición de aislamiento, de soledad, esto sugiere
precisamente una subjetividad inaccesible a la observación externa, característica propia de la
conciencia.

Breves notas sobre el estudio de Pensinger y la ESP en sueños


El período de 24 hs, en el que los más exactos sueños telepáticos ocurrieran durante los
estudios en el maimónides expusieron una actividad magnética normal que los días anteriores
o posteriores. Esta configuración V significativa estadísticamente y serie temporal en la
actividad geomagnética no fue evidente durante aquellos períodos donde menos sueños
exactos sucedieron. Cuando la actividad magnética alrededor del tiempo del experimento más
pronunciado de sueño telepático fue comparado con la actividad geomagnética hacia el
tiempo del sueño espontáneo telepático que Gumey, Podmore y Myers (1905) tenían en su
colección similares (no discutibles estadísticamente) patrones de tiempo que fueron
observados. En el análisis de ambos experimentos y experiencias espontáneas indicaron que
estas fueron más exactas (o probablemente más seguras) durante el intervalo de 24 hs.,
cuando el índice de promedio diario contrario estaba aproximadamente en +/- 3 Gammas.
Cuando el índice excedía a diario las extensiones de aproximadamente 20/25 Gammas, las
experiencias telepáticas se tornaban poco probables.

Conclusiones
Considerando el modelo de Walker (1974) en su totalidad podremos llegar a una conclusión
definitiva en el estado actual de la física del cuanto: Examinaremos los puntos álgidos de la
teoría de Walker.
1 - El primer punto, estriba en que a diferencia de la afirmación de Walker, basada
aparentemente en trabajos del Dr Eccles, no hay una base sólida para afirmar
verdaderamente que el sistema mente/cerebro como él lo llama, puede actuar como un
auténtico generador aleatorio, provocando el colapso de la función ondulatoria y afectando a
un sistema exterior a él, mediante P. K.

2 - El afirma que dos partículas después del colapso y ambas pertenecientes al mismo
sistema, pueden salvar la indeterminación cuántica y transferir información a distancia, lo cual
es falso. Ya que en el colapso de ambas partículas el momento cinético no se mantiene
constante, y el impulso no sería igual en toda la trayectoria, afectando a ambas partículas,
estas estarían perdiendo gradualmente energía cinética, degenerándose en radiación
electromagnética y dispersando la señal provocando el llamado "ruido blanco''. Conclusión la
información no podría ser llevada (y menos colocada) a grandes distancias, siendo probable
que el radio de acción sea reducido y la poca probabilidad de transmisión por interrelación de
sistemas cuánticos (PK y ESP).

3 - Según la paradoja experimental EPR, una medición realizada en un lugar no puede afectar
instantáneamente a otra partícula en otro lugar muy distante (telepatía) ESP. Entre otras
cosas la ausencia de señales más rápidas que la luz, es un elemento vital en el
establecimiento de una misma definición de pasado y futuro para todo el universo. Lo que
descuenta la explicación científica de una transmisión física para la precognición o la
retrocognición.

4 - El teorema de Bell, confirma la incertidumbre en la física cuántica, mostrando una mayor


correlación que la permitida por la desigualdad de Bell. En el experimento de Aspect con la
polarización de fotones, el resultado es verdaderamente que si la correlación no alcanza el
100%, habrá "ruido" en el mensaje. Aparte los sistemas correlacionados siguen siendo
completamente impredecibles. Citando el ejemplo de monedas (ya dado anteriormente) yo no
puedo hacer que la moneda caiga mostrando cara o cruz, según mi voluntad. Si cae
mostrando cara, sabré que es muy probable que la de la otra persona que tiró
simultáneamente otra moneda, muestre cara también; pero esto no sirve de nada. No
poseemos ningún control sobre la secuencia de puntos y comas que se establece entre los
sistemas (o partículas) y el mensaje degenera en ruido blanco. Considerando esto, cabria
preguntarse, si el fenómeno parapsicológico no responde a las coordenadas tiempo y espacio
(prescinde totalmente de ellas) y no puede ser transmitido por energía alguna, cual es la
verdadera naturaleza de este fenómeno?. La explicación posiblemente sólo puede estar más
allá de la ciencia ortodoxa y convencional.

5 - Con respecto a la función de la entropía, citando al mismo Prigogine, entramos en el


principio del caos, donde la información si tuviera algún tipo de vehículo energético, se
degradaría, recordando los límites que imponen las leyes de termodinámica con respecto a la
distancia en sistemas cerrados y/o semiabiertos.

6 - Analizando el paradigma holográfico-cuántico; si bien el modelo es digno de investigación


ulterior, no explica satisfactoriamente la adquisición de información a distancia sin estímulos
de ninguna naturaleza. Si explica según la teoría de la información el ordenamiento
dimensional de la información biológica y la comunicación humana (con sus limitaciones).
7 - Es interesante, sin embargo, el estudio de Persinger sobre las variables geomagnéticas
en función de ESP y PK, sin embargo, volvemos sobre el tema de la distancia y la ausencia
del estímulo físico. Además, el mismo Persinger reconoce que no se necesita dicha
alteración, sino que la acción de la hormona ACTH (adenocorticotrópica), glucocorticoides, y
su acción sobre la región hipocámpica-amigdalina, asociado a una labilidad lóbulotemporal,
ACTH y glucocorticoides aumentados, permiten el acceso a ESP y PK (entre otras cosas),
además del patrón que encuentra de abuso sexual infantil, entre algunos de estos sujetos.
Cabe destacar que la acción de PSI, tanto en la investigación cuantitativa como en los casos
espontáneos, no responden a patrones traumáticos o patológicos (ejemplo de clasificación
cabras-ovejas).

Debemos adoptar una posición de estudio global del contexto en donde se desarrollan estos
fenómenos, su naturaleza profundamente humana, su significado de trascendencia, y sobre
todo, la crisis global planetaria, para encontrar el significado de la función PSI, en la
naturaleza humana. Estudios de este tipo están aún por hacerse, con valor, profundidad y el
deseo honesto de aplicar, tanto el método científico, como el filosófico humanista, para llegar
a una comprensión holística del universo, su destino final, y la función del hombre en el
contexto evolutivo de la conciencia en el universo.

Referencias
• CHARI, CT.K. (1974). Parapsychology, quantum logic, and information theory.
En Quantum Physics and Parapsychology (pp.74-84). Proceedings of an International.
Conference held in Geneva, Switzerland. Parapsychology Foundation (Ed. ): New
York, NY.
• DAVIS, Paul (1985). Superfuerzas. Salvat: Barcelona.
• EYSENCK, HANS & SARGENT (1993). Explicando lo Inexplicado: Los
misterios de lo paranormal. Debate: Madrid
• GURNEY, Edmund; PODMORE, Frarnk; MYERS, Frederick (1905). Les
Allutinations Telepathiques Alcan. París
• MCKENNA, Therence (1993), La Nueva Consciencia Psicodélica. Planeta:
Buenos Aires
• NOVILLO PAULI, Enrique (1984). Los Fenómenos Parapsicológicos: Psi en
laboratorio: Kapelusz. Buenos Aires
• RESNICK-HALLIDAY, S. (1982), Física II (pp,557, 583-587). Continental:
México
• PERSINGER, Michael & KRIPPNER, Stanley (1989), Dream ESP experiments
and geomagnetic activity. Journal of the American Society for Psychical Research 83,
pp. L01-l06. POPPER, Karl (1985). Teoría Cuántica y el Cisma en Física (Post
Scriptum a la Lógica de Investigación Cientifica). Vol. III. Tecnos: Barcelona.
• PRIGOGINE, 1. (1981). Entre el Tiempo y la Eternidad. Alianza: Madrid.
• SARTI, G. (1989). Tópicos Avancados en Parapsicología. Uniao: Gov.
Valadares.
• TINOCO, Carlos A. (1996). Orientaciones para el Estudio de la Consciencia.
Revista Argentina de Psicología Paranormal 7, pp. 85-96.
• WALKER, Evan Harris (1974). Foundations of paraphysical and
parapsychological phenomena. En L. Oteri (Ed.). Quamtum Physics and
Parapsychology (pp.1-53). Parapsychology Foundation: New York, NY.
http://www.bibliotecapleyades.net/esp_paradigmaholo02.htm

La Conexión Cuántica y el factor Psi.


"Cuando llegamos al nivel atómico, el mundo objetivo del tiempo y el espacio ya no
existe, y los símbolos matemáticos de la física teórica sólo se refieren a probabilidades,
no a hechos", aseguraba Werner Heisenberg, uno de los padres de la Física Cuántica.

¿Podría ser psi una interacción entre procesos mentales y procesos cuánticos
externos?... Así lo cree el físico Evan Harris Walker, llegando a desarrollar incluso una
estructurada "Teoría Cuántica de Psi".

Pero ya los parapsicólogos de vanguardia venían observando desde hacía tiempo


determinados modelos enunciados por la Física Cuántica —cuyo objeto de estudio es el
mundo de las partículas subatómicas— que no sólo avalarían, de alguna manera, la
existencia de ciertos fenómenos psi, sino que incluso arrojarían algo de luz sobre su
paradójica naturaleza.

Por eso, en 1974, la "Parapsychological Foundation" de Nueva York celebró en Ginebra


(Suiza) un congreso bajo el título "Física Cuántica y Parapsicología" en el que
participaron físicos de renombre. "La colaboración incipiente entre parapsicólogos y
físicos es el indicio de una nueva fase interdisciplinaria de la investigación
parapsicológica", anunciaba por entonces el prestigioso parapsicólogo Hans Bender.

En principio, la función psi desafía las leyes mecanicistas planteadas por la física
clásica. Pero no lo hace con las leyes indeterministas de la teoría cuántica, que no se
rigen por la causalidad sino por la probabilidad, y que rompen con la imagen que
teníamos hasta ahora del tiempo, el espacio y la masa. "Si se permite a la física cuántica
violar las 'leyes de la naturaleza' tal como fueron concebidas por los físicos clásicos, la
PES puede reclamar también el mismo derecho", escribe Arthur Koestler en 'Las Raíces
del Azar'.

No es de extrañar, pues, que fenómenos como la telepatía, la precognición y la


psicokinesis hayan llamado la atención de algunos físicos teóricos como Brian
Josephson, Jack Sarffati, Michael Talbot o Fritjof Capra, que han llegado incluso a
aventurarse en la investigación parapsicológica, ante la perplejidad de sus colegas más
conservadores. El mundo microscópico que nos revela la Mecánica Cuántica es tan
imprevisible, perturbador y borroso como el mundo de los fenómenos paranormales.

Los dos mundos se burlan de nuestro sentido común. Y curiosamente, en ambos, la


conciencia parece jugar un papel fundamental. Los físicos teóricos han buscado sin
éxito determinadas 'variables ocultas' que sirvan para describir el sistema cuántico y
resolver el problema de la medición.

Algunos de ellos, como Eugene Wigner, han pensado que quizás haya que buscarlas en
la propia conciencia humana: "Los físicos descubrimos que es imposible dar una
definición satisfactoria de los fenómenos atómicos sin hacer referencia a la conciencia".
Si el principio cuántico implica a la mente de una manera esencial, encontramos
nuevamente en ello un nexo con lo paranormal... "Al fin y al cabo, un conjunto de ideas
que otorgue un papel importante al observador que realiza las mediciones y un posible
papel a la conciencia de dicho observador parece abrir las puertas a los fenómenos
psíquicos", apuntan los psicólogos Hans J. Eysenck y Carl Sargent. Es más, los axiomas
esenciales de la mecánica cuántica, según el físico Costa de Beauregard, exigen que se
produzcan fenómenos psíquicos...
El 'Principio de Incertidumbre' de Heisenberg, por ejemplo, determina que cuando
observamos el mundo subatómico ya estamos alterándolo, por el mero hecho de su
observación. El observador se convierte así en participante. En base a este postulado,
¿resulta descabellada la acción de la mente sobre la materia estudiada por la
Parapsicología?... En absoluto. Es más, los numerosos experimentos psicocinéticos
llevados a cabo por el físico alemán Helmut Schmidt, empleando "Generadores de
Sucesos Aleatorios" (basados en la desintegración radioactiva del estroncio-90), han
permitido detectar esta aparente vinculación entre lo psi y lo cuántico.

"La idea de que la Psicokinesis actúa solamente sobre procesos aleatorios parece
intelectualmente atractiva y coherente con los experimentos que estamos realizando.
Quizás apunta a una profunda relación entre la PK y la teoría cuántica", sostiene
Schmidt. Otro modelo teórico perteneciente a la Mecánica Cuántica, y que ya ha sido
confirmado experimentalmente, es la "Paradoja E.P.R." (iniciales de Einstein, Podolsky
y Rosen), según la cual, dos partículas elementales que han estado alguna vez
correlacionadas formando un único sistema, aunque sean separadas una de otra miles de
kilómetros mantendrán una conexión no causal y seguirán transfiriéndose información
de forma instantánea.

¿Esta misteriosa comunicación a distancia no recuerda en cierta manera la transmisión


telepática?... De hecho, la idea de que existan partículas de energía psíquica, semejantes
a los neutrinos, actuando como portadoras de la señal telepática, no resulta disparatada
para ciertos científicos. El astrónomo V. A. Firsoff las llegó a bautizar con el nombre de
"mindones", mientras que el matemático Adrian Dobbs, prefirió denominarlas
"psitrones". Estas hipotéticas partículas trasladarían la información psi de una mente a
otra, e incluso por sus velocidades hiperlumínicas, podrían traspasar las barreras del
tiempo, explicando así fenómenos como la precognición.

Como vemos, es tal la conexión entre el mundo cuántico y las facultades psi que, en
algunos círculos especializados, ya se ha comenzado a hablar de "Parapsicología
Cuántica". Pero es posible que la respuesta final a los fenómenos psi se encuentre más
allá del universo del quantum... Mente holográfica ¿Y si hemos de buscar el origen de
los fenómenos psi en una realidad transpsíquica, como sugería Carl G. Jung?.

Podría tratarse teóricamente de un dominio extraespacial y extratemporal en el que


tienen lugar acontecimientos anómalos, o dicho de otro modo, donde residiría la
información paranormal. Nuestra mente, a modo de sintonizador, establecería conexión
con ese "campo psi", que estaría más allá del marco de referencia causal de nuestra
realidad material. De hecho, muchos físicos teóricos sugieren que en el nivel
subatómico la realidad posee una dimensión adicional. Un nivel más profundo de la
realidad en el que todo está interconectado, y que el profesor de Física Teórica David
Bohm llamó "Orden Implicado".

Según este novedoso enfoque teórico, ya no podemos entender el universo como una
máquina, sino como un gigantesco holograma multidimensional, donde pasado,
presente y futuro existen simultáneamente. Es más, el físico Michael Talbot señala que
"según Bohm ve la cuestión, si cada partícula de la materia se interconecta con todas las
demás, el cerebro mismo puede ser visto como infinitamente interconectado con el resto
del universo".
Puede incluso que la conciencia esté también estructurada de forma holográfica, como
afirma el destacado neurofisiólogo Karl Pribam. Este "paradigma holográfico" —según
el cual el cerebro es un holograma que interpreta un universo holográfico— nos podría
aclarar muchas dudas sobre la naturaleza de los fenómenos psi. "Si existe lo paranormal
—dice el propio Bohm— sólo puede entenderse mediante su referencia al orden
implicado, puesto que en ese orden todo está en contacto con todo lo demás y, en
consecuencia, no hay ninguna razón intrínseca para que lo paranormal sea imposible".

El filósofo Sam Keen, otro explorador de la conciencia holográfica, aclara por su parte
que "lo que llamamos PES (Percepción Extra Sensorial) y experiencia paranormal cabe
que no sean más que nuestra inmersión en las dimensiones atemporales que constituyen
la estructura holográfica de nuestras mentes". En un universo en el que todo está
íntimamente interconectado, ya no hace falta que la información viaje de un punto a
otro. La información sería, por tanto, la sustancia última de la realidad, de acuerdo al
"modelo holográfico".

Entenderíamos así fenómenos como la telepatía, la clarividencia o la psicokinesis.


Serían sucesos que, al trascender el tiempo y el espacio, no son transmitidos, sino que
son simultáneos y están en cualquier parte. "Nada necesita ir de aquí para allí porque en
esa esfera no existe ningún allí", dice el hológrafo Eugene Dolgoff para referirse a la
función psi. Los físicos Harold Puthoff y Russell Targ, del Stanford Research Institute
(SRI), investigaron durante la década de los setenta a psíquicos que experimentaban con
la llamada "visión remota".

Al no depender este fenómeno de ningún factor energético conocido, concluyeron que


debía de guardar relación con el nivel de interconexión cuántica. Los experimentos PES
realizados por los parapsicólogos Stanley Krippner y Charles Tart, también encuentran
en el "modelo holográfico" su explicación más plausible. Pero no sólo desde la Física se
habla de otros niveles subyacentes de la realidad que están más allá del espacio y del
tiempo. Desde la Biología, Rupert Sheldrake —entusiasta del paradigma holístico— nos
habla de los "campos morfogenéticos" (campos-M), que serían regiones no materiales
de influencia que actúan a través del tiempo y el espacio, y que, mediante un proceso
que él llama "resonancia mórfica", moldean la forma, el desarrollo y el comportamiento
de los organismos.

Según esta sugerente teoría —ya experimentalmente demostrable— la memoria no se


ubicaría en el cerebro, sino que es inherente a la naturaleza. Todo parece apuntar a que
los sistemas naturales heredan una memoria colectiva de todas las cosas anteriores de su
misma clase, sin importar lo lejos que puedan estar ni el tiempo transcurrido desde que
existieron. Para este notable bioquímico de Cambridge, los fenómenos psi tienen plena
cabida en su modelo teórico: "Son muchas las pruebas anecdóticas de la existencia de la
telepatía, son muchas las personas que dicen haberla experimentado, y ha sido detectada
en muchos experimentos parapsicólogicos.

Estas pruebas son muy discutidas, principalmente porque desde el punto de vista
científico convencional, la telepatía, como los otros presuntos fenómenos
parapsicológicos, es teóricamente imposible. En cambio, en el contexto de la resonancia
mórfica, es teóricamente posible".
A la Parapsicología todavía le queda mucho camino por recorrer para hallar la
verdadera naturaleza de los fenómenos psi. Sin embargo, el objetivo no parece estar
demasiado lejano, gracias al apoyo multidisciplinario que está recibiendo en las últimas
décadas, sobre todo desde el campo de la Física moderna, que con sus innovadores y
excitantes postulados, da sentido a la existencia de hechos que hasta hace bien poco
parecían transgredir las leyes de la naturaleza. Como aseguraba el físico Michael Talbot,
"siempre habrá en ciencia nuevas perspectivas que descubrir". Los fenómenos
paranormales, sin lugar a dudas, son una de ellas..

Por: Moisés Garrido

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El principio de incertidumbre y la dualidad onda-


partícula en el experimento de las dos ranuras.
El principio de incertidumbre y la dualidad onda-partícula en el experimento de
las dos ranuras.

Ya vimos como el spin de las partículas y el comportamiento denominado efecto


túnel, disipan la noción de que las partículas subatómicas son objetos comunes en el
sentido que los entendemos en nuestra vida diaria. Veremos aquí nuevas pruebas al
respecto.

Las partículas subatómicas, poseen una naturaleza similar a la de las ondas, lo cual
significa que no es posible a veces hablar de ellas como si existieran en alguna
localización única y precisa. Este hecho fue expuesto por Heisenberg, uno de los
fundadores de la teoría cuántica, en su famoso principio de incertidumbre. Este
principio se ve mas claramente cuando se refiere específicamente a la idea de la
trayectoria, es decir la combinación de la posición y la velocidad. Heisenberg señaló
que mediante un procedimiento experimental se puede determinar la velocidad o el
momento (en su acepción física) de la partícula, y mediante otro procedimiento, la
posición; pero nunca simultáneamente ambas mediciones. Como consecuencia de este
principio, podemos saber por ejemplo que en cierto instante un electrón partió de una
fuente, y podemos también saber que muy poco después incide en una placa fotográfica
dejando una marca. Pero lo que nunca podemos saber es como llegó desde la fuente a la
placa, por eso carece de sentido decir que la partícula siguió una trayectoria o recorrido
hecho de puntos continuamente conectados entre sí en el espacio. El principio de
incertidumbre no significa que no podamos medir la posición y la velocidad por no
contar con instrumentos de una precisión adecuada, es decir no significa una
incapacidad de medición externa; sino que es una cualidad intrínseca del mundo
subatómico. Un electrón no tiene una posición y una velocidad definida y precisa en el
mismo momento. Si el electrón fuera consciente, no podría conocer en cada instante y
simultáneamente donde está y hacia donde se dirige. Matemáticamente esto se expresa
como Dx.Dp>h/2p; lo que significa que el error en la medición de la posición “x”
multiplicado por el error en la medición del momento “p” siempre deberá ser mayor a
una constante “h/2p”, es decir que por mas que minimicemos uno de los errores, es
decir seamos más precisos en dicha medición, necesariamente aumentaremos el error en
la otra medición para mantener el valor del producto limitado a la inecuación anterior.
El hecho de que una partícula parezca poseer cierto grado de incertidumbre acerca del
lugar donde se encuentra es solo parte del problema. La partícula parecería estar
insegura de qué es ella misma (una crisis de identidad diría yo en el plano psicológico,
salvo que las partículas no tienen psicología ¿o si?), porque en ciertas ocasiones
presenta las características de una partícula y en otras las características de una onda.
Cómo explica la física cuántica esa aparente paradoja nos lleva a un debate que ha
durado los últimos 300 años comenzando con Newton y terminando en París con el
experimento de Alain Aspect, algo del mismo vimos en el punto anterior. Agreguemos
ahora algo más. En 1690 Huygens propuso que la luz se transmite en ondas esféricas
que se propagan a partir de una fuente luminosa. Newton rechazó la teoría ondulatoria y
en 1704 propuso que la luz estaba compuesta por partículas diminutas. Un siglo después
otro físico, Thomas Young, inclinó la balanza a favor de Huygens probando que la luz
poseía ciertas propiedades que sólo era posible asociar con una onda. Esto era así
debido a que la luz en un famoso experimento conocido como el experimento de las dos
ranuras, producía interferencia, y para los físicos, cuando dos fenómenos interfieren
entre sí se dice que se propagan en el espacio como una onda. ¿Cómo fue esto?, Young
colocó una pequeña fuente luminosa que proyectaba su luz a través de dos delgadas
ranuras practicadas en un trozo de material opaco. Esta luz luego de pasar por las
ranuras, se proyectaba en una pantalla. Young comprobó que en lugar de haber dos
franjas de luz en la pantalla, como debería ocurrir si la luz fueran partículas que viajan
en línea recta, había una serie de franjas brillantes y oscuras de diferentes intensidades.
Su conclusión fue que este era un patrón de interferencia que solo se explica por el
supuesto de que la luz que pasa por las ranuras tiene características ondulatorias. Esta
versión se aceptó y duró otros cien años, hasta que aparecieron dos fenómenos que no
se podían explicar con los conceptos de la física clásica, el primero consistió en el
problema de la radiación del cuerpo negro, fenómeno estudiado por Planck, mientras
que el segundo era el llamado efecto fotoeléctrico, fenómeno estudiado por Einstein,
donde este propone nuevamente el concepto de la luz como compuesta por partículas.
Mas delante otro físico, Louis de Broglie planteó el enigma siguiente: si así como las
ondas podían comportarse como partículas (la luz), ¿podría ser que las partículas (los
electrones) se comportaran como ondas?. Hizo un bosquejo matemático de este
fenómeno que más tarde fue comprobado experimentalmente. Se comprobó entonces
que el universo estaba compuesto por entidades cuánticas que a veces podían
comportarse como ondas y a veces como partículas. Esto era realmente asombroso al
menos para los físicos. Uno de ellos, Heisenberg, solía preguntarse después de discutir
largamente con Bohr:

“¿Puede la naturaleza ser tan absurda como nos parece en estos experimentos
atómicos?”.

Para resolver la aparente paradoja de la dualidad onda / partícula del universo, algunos
físicos (nótese el ingenio y la audacia para proponer algo tirado de los pelos) sugirieron
que tal vez no deba pensarse que la materia está formada por ondas de materia, sino más
exactamente, como ondas de probabilidad (ver el capítulo de ondas). Esto de las ondas
cuánticas como ondas de probabilidad es realmente un concepto tortuoso y que el
entendimiento a mi entender sólo lo acepta por acostumbramiento cuando ha escuchado
y leído mucho al respecto. Este concepto significa que lo que pasa a través de las
ranuras en el experimento de las dos ranuras es una onda de probabilidades. La ecuación
que describe como una onda cuántica se mueve- la ecuación de Schrödinger- no
describe una onda material, sino que lo que realmente describe matemáticamente es la
probabilidad de encontrar el fotón o el electrón (la entidad cuántica) en un lugar
definido. Sobre este cuadro pintado a partir de los estudios del físico Max Born,
cualquiera de estas entidades cuánticas mientras no sean observadas, literalmente no
existen con la forma o identidad de una partícula. Hay una cierta probabilidad de
encontrarla aquí u otra probabilidad de encontrarla mas allá, y en principio podría estar
en cualquier parte del universo, por supuesto con diferente probabilidad de que esto así
ocurra. Algunas ubicaciones son mucho más probables que otras de allí como veremos
que cuando marcan la placa fotográfica, existirán líneas de mayor impacto, lo que indica
mayor probabilidad y otras de menor impacto o probabilidad. Esta característica permite
explicarnos el efecto túnel; una “partícula” parece pasar a través de una barrera de
potencial simplemente porqué su función de onda le asigna una cierta probabilidad de
que exista del otro lado de dicha barrera, por eso se da esa percepción de que la
“partícula” se desvanece desde el lado de la barrera donde fue lanzada y aparece del
otro lado de la barrera “como si” hubiera un túnel en la misma.

Esto que llegó a ser una de las interpretaciones más aceptables de la física cuántica,
trajo consigo consecuencias perturbadoras para nuestra comprensión de la realidad.

Por ejemplo, en el experimento de la doble ranura, las bandas de interferencia


producidas por los fotones al pasar por las ranuras revelan claramente la naturaleza
ondulatoria de la luz. Sin embargo, si la pantalla opaca contra la cual se proyectan los
haces de luz, es sustituida por una placa fotográfica, cada fotón que incide en ella deja
sólo un punto donde hizo impacto, lo cual revela que el fotón posee una índole que lo
asemeja a una partícula. ¿Qué pasaría si pudiéramos dejar pasar de a un fotón por vez?.
Bien esto se logró y cada fotón dejaba una marca en la placa fotográfica mostrando su
identidad como partículas, pero a medida que van pasando mas y mas fotones las
marcas de los impactos en la placa fotográfica, dibujan el patrón de interferencia de las
ondas, es decir cada fotón que se dirige hacia la doble ranura elige un camino diferente.
Si de repente se tapa una ranura, entonces el patrón de interferencia deja de producirse.
¿Cómo sabe éste o aquél fotón cuando la segunda ranura está descubierta y cuando no?
Si cada fotón pasa por una sola ranura, ¿cómo conoce la situación en que se encuentra la
otra ranura y por lo tanto el tipo de figura que debe construirse en la placa fotográfica?
La respuesta que da la física cuántica es asombrosa, profunda y rara diría yo. Dice que
cada fotón, de alguna manera, pasa por ambas ranuras al mismo tiempo y en
consecuencia es portador de alguna suerte de conocimiento de la situación en que están
ambas ranuras en el momento en que incide en la placa fotográfica. Es decir cuando el
fotón está en tránsito no existe como un único objeto. Durante esa fase parece capaz de
manifestarse como varias contrafiguras probabilísticas de sí mismo y explora todos los
senderos que se le abren simultáneamente y que le están permitidos. Sólo al llegar a la
placa vuelve a su estado de partícula solitaria. Este experimento resulta similar con
electrones y otras entidades cuánticas que tienen la facultad de existir simultáneamente
en varios estados probables distintos. Esta es la razón por la cual los físicos hablan de
las fases ondulatorias de esas partículas no como ondas materiales sino como ondas
cuánticas de probabilidad. Esta capacidad de las partículas subatómicas para existir en
mas de un lugar al mismo tiempo plantea algunas cuestiones profundas. Una involucra
una controversia respecto del observador, ¿cuál es el rol que desempeña el observador
humano en todo esto? En virtud del principio de incertidumbre por el cual no tiene
sentido hablar de la trayectoria de una partícula en el espacio, y la capacidad de la
misma de estar en mas de un sitio al mismo tiempo, parece carente de sentido pensar
que dicha partícula sea algo real si no existe un observador humano. Antes de que el
fotón del experimento haya dejado su marca en la placa fotográfica (cuando hacemos la
observación), lo mas que podemos decir de él, es que se asemeja a un fantasma y parece
existir al mismo tiempo en todos sus trayectos posibles. Otra pregunta es la siguiente: si
los bloques de construcción subatómicos de los objetos materiales no poseen las
características de los objetos materiales, ¿qué grado de realidad tiene el mundo en qué
vivimos?, ¿Mediante qué extraños procedimientos permite la naturaleza que la aparente
solidez del mundo se desintegre en la fantasmal y esquizofrénica multiplicidad de
probabilidades que constituyen el mundo subatómico?

Este experimento de la doble ranura que permitió deducir la doble identidad de


determinadas entidades cuánticas, no solo fue realizado con fotones, sino también con
electrones y más tarde con átomos que hasta ahora siempre fueron reconocidos en su
acepción como partículas fundamentales a partir de las cuales todo nuestro mundo real
está construido. Ahora bien si estas se comportan como ondas-partículas, ¿dónde se
encuentra la línea divisoria entre el mundo de la física cuántica y el mundo de la física
clásica?, ¿Dónde los objetos pierden su condición de ondas para comportarse como
nuestro sentido común nos indica como partículas? .

El efecto túnel.
Este se trata de la capacidad que tienen las partículas subatómicas como los electrones
para pasar, en ciertas circunstancias, a través de barreras aparentemente impenetrables.
Imaginemos que estamos en una pista de skateboard, esas que son abovedadas, donde
los skaters se deslizan desde un lado hacia el otro alcanzando según sea la velocidad que
llevan, la parte superior de la pista. Supongamos que colocamos dos de esas pistas
unidas por la parte superior, de forma tal que se asemeja a dos U pegadas. Si nos
colocamos en el fondo, debajo de todo de la pista, y hacemos rodar una bola pesada
como una bala de cañón o una bocha de crocket hacia arriba, nuestro sentido común nos
indica que debemos darle una determinada fuerza para que alcance la parte superior, y
caiga rodando por la otra pista que está pegada, de lo contrario volverá siempre por el
mismo camino que subió. Ahora imaginemos que estamos en este proceso y que cuando
la bola llega a la mitad de la pista, desaparece y cae por la otra pista contigua. Esto que
está en contra de nuestro sentido común es exactamente lo que ocurre en el mundo de
las partículas subatómicas y que se denomina efecto túnel. ¿Cómo es que se logra, este
experimento? En vez de la bala de cañón lo que tenemos es un electrón, y en vez de la
doble pista, tenemos una barrera de energía que para el electrón es un obstáculo
efectivo. Si la barrera de energía es lo suficientemente fuerte, un electrón disparado a
ella se limitará a rebotar. Sin embargo, a diferencia de una bala de cañón, un electrón
parece saber de antemano las limitaciones que supone el obstáculo al cual se acerca y
antes de llegar a la misma desaparece para volver a materializarse del otro lado de la
barrera, es como si se abriera un túnel en la barrera energética. Este efecto tiene
consecuencias mensurables en el plano de la vida diaria, por ejemplo puede ser utilizado
para amplificar ciertas señales electrónicas. También es causante de la radioactividad
nuclear. Aquí, el núcleo actúa como barrera que aprisiona a las partículas en su interior,
pero que estas logran superar mediante el efecto túnel produciendo así el fenómeno de
la radioactividad nuclear. La denominada fusión nuclear que se produce en los núcleos
de los átomos de hidrógeno generando la energía en el interior del sol es explicada a
través del efecto túnel

El spin de las partículas.


Lo primero que se tiende a pensar sobre las partículas subatómicas como el electrón es
que se asemejan a pequeños planetas que recorren órbitas en el espacio. Esta analogía es
parcialmente correcta, los físicos consideran válido decir que las partículas rotan en
torno de un eje tal como la tierra rota sobre su eje mientras gira alrededor del sol. A esta
rotación similar a la de la tierra, alrededor de su eje, es a lo que se denomina el spin de
la partícula. Sin embargo esta rotación sobre su eje o spin es peculiarmente distinta a la
que tiene lugar en los casos macro como la tierra y los planetas. Cada partícula
subatómica tiene una forma diferente de rotación o un spin propio, que para
diferenciarse se les da un número al que se denomina el spin de dicha partícula. Así el
spin de un fotón toma un valor igual a 1, mientras que el de un electrón es ½ mientras
que otras partículas tienen un valor 0 para su spin. ¿Cuál es el significado de estos
números? De acuerdo al físico Paul Davies, cuando uno hace girar un globo terráqueo
hasta dar una vuelta completa, lo debe hacer en un ángulo de 360º. Bueno con el
electrón no ocurre lo mismo, si se lo gira 360º, solo ha recorrido la mitad de su camino
(por eso el spin=1/2), o sea para dar la vuelta completa debe girar 720º. Esto que
contradice la comprensión que nuestro sentido común nos ofrece de los objetos y la
realidad, según Davies sugiere, se debe a que tal vez en el nivel subatómico la realidad
posea una dimensión adicional que para ser abarcada exige una rotación completa de
720º. Los efectos de esta dimensión adicional se hacen sentir solo en el plano de lo ultra
pequeño, el micro mundo cuántico y por lo tanto, a diferencia del electrón, los seres
humanos y los otros objetos de gran tamaño, han perdido la facultad de distinguir entre
estos dos ángulos de rotación. Cualquiera sea la explicación, lo cierto es que esta extra-
dimensionalidad del electrón tiene sus efectos en nuestro mundo. Así el campo
magnético producido por un electrón al consumar el spin (recordemos que una carga
cuya velocidad varía en el tiempo produce un campo magnético. La velocidad del
electrón en su spin varía al ser un movimiento circular), tiene exactamente el doble del
valor que se le podría calcular si fuera producido por la rotación de una esfera cargada
eléctricamente con la misma carga de un electrón.

Tres realidades que atentan contra el sentido común


Habíamos mencionado que implícito en el desarrollo de la física se encuentra la
búsqueda de la composición última de la materia. Siempre que alguien intenta una
búsqueda y sobre todo en el mundo científico, existe una cierta suposición de la
respuesta a las preguntas, esto es existen hipótesis, como también modelos semejantes a
los que el que investiga está familiarizado. En la pregunta anterior acerca de los bloques
básicos a partir de los cuales está construida la materia, existía la idea de que estos
podrían asemejarse a pequeños ladrillos. Pues bien una de las más importantes lecciones
propinadas por la física cuántica es que justamente este no es el caso, es decir, los
ladrillos o bloques básicos no tienen las características que nuestro sentido común nos
dice que deberíamos encontrar. Esto nos deja una lección: la que nos dice que las
respuestas a ciertas preguntas que tienen que ver con el desarrollo de la física cuántica,
implican conceptos que no somos capaces de visualizar directamente. Veamos para ello
tres casos ilustrativos que muestran realidades que atentan contra nuestro sentido
común:

El spin del electrón.

El efecto túnel.

El principio de incertidumbre y la dualidad onda-partícula de la luz: el experimento de


las dos ranuras.

Visión sobre la materia sólida.


En el año 1900 el físico Max Plank demostró que otros ciertos efectos en física
solamente podían ser explicados si la luz era una partícula. Siguieron muchos
experimentos para demostrar que, de hecho, la luz era también una
partícula, y Albert Einstein recibió el premio Nobel en 1921 por su trabajo
que demostraba que la naturaleza de partícula de la luz podía explicar el
“efecto fotoeléctrico”. Este era un experimento donde la luz de baja energía
(roja), cuando se aplicaba sobre un material fotoeléctrico, hacía que este
material emitiera electrones de baja energía (de movimiento lento), mientras
que la luz de alta energía (azul) hacía que el mismo material emitiera
electrones de alta energía (de alta velocidad). Sin embargo, una gran
cantidad de luz roja solamente producía más electrones de baja energía, y
nunca electrones de alta energía. En otras palabras, la energía no podía ser
“ahorrada”, sino que debía ser absorbida individualmente por los electrones
en el material fotoeléctrico. La conclusión fue que la luz venía en paquetes, en
pequeñas cantidades, y así se comportaba tanto como una partícula o como
una onda.

De modo que la luz es a la vez una partícula y una onda. Bien, es algo
inesperado, pero quizás no totalmente extraño. Pero el experimento de la
doble ranura guarda otro truco bajo la manga. Se podía enviar un fotón (o
“cuanto” de energía) a través de una sola ranura a la vez, con un intervalo
suficientemente largo en el medio, y eventualmente surgiría un punto que
luciría como el producido cuando una luz muy intensa (muchos fotones)
pasara a través de la ranura. Pero ocurrió algo muy extraño. Cuando se
envía un único fotón a la vez (esperando entre cada pulso láser, por ejemplo)
hacia la pantalla cuando las dos ranuras están abiertas, lo que eventualmente
se forma es un patrón de líneas oscuras y brillantes alternadas. Hmmm...
¿cómo puede suceder ésto, si solamente un fotón a la vez era enviado a través
del aparato?.

La respuesta es que cada fotón individual debía (para poder producir un


patrón de interferencia) haber pasado a través de ambas ranuras. Este, el
más simple de los experimentos sobre la rareza cuántica, ha sido la base para
muchas de las interpretaciones intuitivas de la física cuántica. Podemos
entender, entonces, cómo los científicos concluyen, por ejemplo, que una
partícula de luz no es una partícula hasta que se la mide en la pantalla.
Sucede entonces que una partícula de luz es más bien una onda antes de ser
medida. Pero no es una onda en el sentido de una ola de mar. No es una onda
de materia sino que, aparentemente, es una onda de probabilidad. Es decir,
que las partículas elementales que conforman a los árboles, a la gente y a los
planetas, a todo lo que vemos a nuestro alrededor, son aparentemente
distribuciones de posibilidades hasta que son medidas (es decir, medidas u
observadas). ¡Ésto es lo que quedó de la visión victoriana sobre la materia
sólida!.

La neurología cuántica podría explicar los mecanismos


de la conciencia.
El “soporte físico” del psiquismo se hallaría en las propiedades básicas de
la materia

En los últimos 30 años han ido madurando en biología y neurología un


cuerpo de teorías y de investigaciones empíricas hacia el
conocimiento de los fundamentos cuánticos de la materia viviente.
Una de ellas es la neurología cuántica, que relaciona los procesos de
la conciencia humana con las propiedades de campo de las
partículas elementales. Esta nueva neurología no sólo explica mejor
al hombre, sino que es más armónica y congruente con los
planteamientos religiosos. Por Juan Antonio Roldán.
Lo que hoy conocemos como neurología cuántica está conectado con los nombres de
Hameroff, Penrose y Popp. Si los avances hoy logrados con esta nueva disciplina se
reafirman, se habrá construido una imagen de la vida alejada del mecanicismo, más
congruente con nuestra experiencia y también más armónica con una metafísica teísta .

Aunque se trate de resultados científicos neutros de por sí y, por ello, también


compatible con una metafísica atea o agnóstica, la neurología cuántica nos introduce en
un campo de problemas –Evolución y neurología cuántica- que será objeto de la primera
sesión del seminario de la Cátedra CTR en el curso 2006-2007, que se celebrará el 16 de
noviembre 2006 con la intervención de Óscar Castro, de la UA de Barcelona.

Para entender el eco de las ideas surgidas recientemente en torno a la llamada


neurología cuántica basta recordar que el hombre, durante miles y miles de años de
historia, ha sido para sí mismo el gran enigma del universo. Pero no sólo se trataba del
enigma del hombre, sino del enigma universal de la vida. En medio de un mundo de
objetos inanimados, tierra, aire, fuego y agua, productos de un aparente dinamismo
ciego de las fuerzas y energías del universo, la vida representaba un fenómeno extraño,
muy difícil de entender, desde sus mínimas manifestaciones orgánicas, hasta los
vegetales, el mundo animal en toda su complejidad y, sobre todo, el mundo humano.

La experiencia psíquica: holismo e indeterminación

¿Por qué es un enigma la vida? La sensación de enigma, de sorpresa ante la vida, surge
del contraste entre el mundo inorgánico, sometido a un dinamismo ciego, y la vida
representada en la autoexperiencia humana. El hombre se ve como un agente que se
siente a sí mismo de una forma holística, en su propio cuerpo y en el mundo objetivo
externo, de tal manera que dirige su vida en libertad, con indeterminación. Lo
inorgánico ni es agente, ni se siente, y está determinado por las fuerzas dinámicas ciegas
del universo. No es libre.

El sentir se especifica como “sentir holístico”: el propio cuerpo se siente como un


ámbito que se extiende espacialmente pero que se presenta unificado por la sensación
interior; además el mundo externo se siente como ámbito accesible, como queda patente
en la visión. Holismo significa totalidad: sentir el propio ser y el mundo como ámbitos
unificados. El gran psicólogo americano James J. Gibson hizo la mejor descripción
fenomenológica de esta sensación holística.

Pero, además, ser agente es sentir la propia indeterminación que permite la elección
libre. Es evidente que la autoexperiencia psíquica humana no es de absoluta libertad e
indeterminación (ya que está también sometido a altas dosis de determinación): pero, en
su grado, ambas cosas son reales en el hombre y, sin embargo, no están dadas en el
mundo inorgánico.

El hombre, pues, proyecta sobre la vida el enigma de su propia forma de ser. En la vida,
en sus múltiples manifestaciones, es donde comienza a constituirse el enigma que estará
plenamente formado en el hombre. Por ello, la vida es un enigma global: el enigma que
comienza en la vida hasta hacerse humano.

Primeras explicaciones filosóficas


Cuando el hombre intentó conocer racionalmente el mundo, y así nació la filosofía, trató
de dar una respuesta al enigma de la vida. Lo vemos en la filosofía india y budista, así
como en otras filosofías orientales. La filosofía presocrática griega, el comienzo
racional de occidente por el tránsito del mito al logos, se centra precisamente en un
intento de solución al enigma de la vida y del mundo inorgánico.

Esta experiencia dual (lo inorgánico y la vida) le llevó a explicar la realidad por dos
principios causales: la “forma” como principio del ser y de la unidad que explica el
orden y la vida; la materia como principio del devenir y de la multiplicidad, del caos,
desorden y del movimiento caótico ciego. Es la teoría “hilemórfica” de Aristóteles (todo
se produce por la interacción entre forma y materia). Estas ideas quedaron anticuadas
una vez que la ciencia moderna fue construyendo su descripción del universo, de la vida
y del hombre.

La ciencia moderna hacia el mecanicismo determinista

La ciencia moderna comenzó a construirse desde una expectativa nueva que


abandonaba el dualismo heredado de la filosofía griega. Su expectativa fue que el
universo debía explicarse como un sistema unitario que, desde su origen, había
producido en su interior todas las cosas. Se trataba del enfoque monista (todo se ha
producido desde un mismo constituyente del universo).

Sin embargo, algunas circunstancias (el tipo de matemática, el maquinismo de los siglos
XVII-XVIII, la influencia del cartesianismo, los comienzos de la ciencia como pura
“física”, etc.) hicieron que la ciencia moderna derivara pronto a la filosofía del
mecanicismo determinista.

El universo aparecía en ella como un inmenso clockwork en que todo suceso está
absolutamente determinado por una cadena de causas y afectos cerrados: es la época de
Newton, de Laplace, del sistema gravitatorio universal que culmina con la filosofía
científica de Einstein. Este determinismo todavía se mantiene en ciertos sectores de la
ciencia actual: el modelo de la “máquina” ha sido sustituido por el “ordenador” y las
teorías computacionales presentan una imagen robótica del hombre.

Reduccionismo y dualismo: el problema del soporte físico del psiquismo

Pero la evolución de la ciencia hacia el determinismo físico (que después pasó a la


biología, la neurología y la antropología) hizo entrar en crisis la aspiración monista y
unitaria de la ciencia. Por una parte, la ciencia debía explicar la experiencia psíquica (el
holismo y la indeterminación); por otra, la ciencia era de hecho determinista.

¿Cómo explicar entonces la vida y el hombre dentro de una visión monista y unitaria del
universo? Unos forzaron las cosas hasta “reducir” la vida y el hombre a las
explicaciones mecánico-deterministas de la ciencia física: así nació el concepto de
“reduccionismo”. Incluso nació una epistemología objetivista (conductista) en su apoyo,
al decir que la ciencia ni siquiera debía explicar la experiencia psíquica interna.

Otros, en cambio, se resistieron ante la tendencia reduccionista y recurrieron de nuevo


al “dualismo”: si la ciencia sólo constata un tipo de realidad que no explica el
psiquismo, entonces es que éste debe explicarse por otro tipo de realidad no reducible a
la física (es el dualismo psico-físico en los siglos XIX y XX).

Quienes no estaban a gusto ni en el reduccionismo ni en el dualismo, sino que aspiraban


a la imagen monista más genuina de la ciencia han entendido, a lo largo de las últimas
décadas, que el problema consiste en explicar cómo el mundo psíquico ha “emergido”
del mundo “físico”.

Para ello era necesario un tipo de física que hiciera comprensible por qué el mundo
físico es un “soporte” que hace comprensible la emergencia de la vida. Es el problema
del soporte físico en que se asienta el psiquismo animal y humano (y que no era
comprensible desde el puro mecanicismo-determinista vigente).

Mecánica del caos y mecánica cuántica

No obstante, el hecho es que la física del XIX-XX ha realizado avances muy


importantes, cuya posible contribución al entendimiento del “soporte físico del
psiquismo” no se vio en un principio. Se trata de la mecánica estadística y del caos, por
una parte, dentro todavía de la mecánica clásica, y, por otra, la extraordinaria novedad
de la mecánica cuántica.

Se ha llegado a ver, pues, que el mundo macroscópico de la mecánica clásica no es


absolutamente determinado (apto para el diablo de Laplace), sino que tiene una
dinámica regida por procesos caóticos que sólo permiten cálculos probabilísticos y
estadísticos. La superficie de la tierra, por ejemplo, es un ámbito físico macroscópico
que “soporta” los movimientos imprevisibles, indeterminados, del mundo animal.

Con la mecánica cuántica la ciencia ha conocido que el mundo microfísico no se


comporta como el macrofísico. Parecen ser dos mundos diferentes que sin embargo
forman una unidad: el macrofísico nace del microfísico. En el mundo cuántico la
materia y la radiación (cuya relación no se entendía en el siglo XIX) se unen en la
dualidad corpúsculo-onda. Así, la materia llena campos físicos de una manera extraña y
la individualidad o permanencia en el tiempo de las partículas desaparece.

Además partículas y vibraciones de un campo parecen estar al mismo tiempo en una


multitud de estados (superposición cuántica), colapsándose de unos a otros con aparente
indeterminación. Asimismo, la materia cuántica aparece y desaparece de forma
sorprendente en referencia a un campo originario o “vacío cuántico” del que sería algo
así como una fluctuación vibratoria.

Por último, es difícil entender la forma de causalidad que rige en ese mundo en el que se
ha constatado una acción a distancia o causación no local que permitiría la interacción
entre sistemas de materia cuántica sin conexión inmediata en el espacio (los llamados
efectos EPR, Einstein, Podolsky y Rosen).

Materia bosónica y materia fermiónica

La mecánica cuántica entiende que se han producido en el universo un tipo de partículas


mas primitivas, denominadas bosones, y otro tipo posterior de partículas más complejas
llamadas fermiones. Los bosones serían más difusos, inestables y tendentes a constituir
campos físicos unitarios. Los fermiones, en cambio, habrían dado lugar al mundo de los
objetos macroscópicos estables.

De la materia bosónica (por ejemplo fotones) se comenzó a hablar desde el


descubrimiento de los “condensados de Bose-Einstein” en 1924. Son partículas que
tienen lo que se llama una función de onda simétrica y fácilmente se diluyen unas en
otras formando un campo de vibración unitario en el que las partículas individuales
desaparecen.

Se constituyen entonces estados que se llaman de “coherencia cuántica”. En cambio, la


materia fermiónica (electrones o protones) tiene una función de onda antisimétrica que
impide la disolución de unas partículas en otras (aunque en condiciones experimentales
extremas también se ha conseguido coherencia cuántica con fermiones).

Cada partícula permanece, pues, en su independencia, sea partícula o vibración


ondulatoria. La combinación de estas partículas ha permitido el surgimiento de las
estructuras físicas, de la materia macroscópica y de los objetos estables de nuestro
mundo visible macroscópico. En este la materia quedaría “atrapada” establemente y
quedaría determinada por las estructuras físicas.

Coherencia cuántica y la hipótesis Hameroff-Penrose

Esta hipótesis parte de la admisión, común en el emergentismo, de que la materia tiene


la propiedad de producir “sensación”. ¿Por qué es así? No lo sabemos, pero hay que
postular que es así, ya que de otra manera no se podría explicar nunca que el universo
haya producido la vida y el hombre. Esto supuesto la hipótesis Hameroff-Penrose:
especula que el “soporte físico” de la sensibilidad-conciencia en los seres vivos debería
hallarse en las propiedades cuánticas más primigenias de la materia.

Si fuera así, si esta hipótesis heurística (de búsqueda) se cumpliera, sería entonces más
fácil entender que las propiedades de campo de la materia fueran el soporte de las
propiedades holísticas del psiquismo y, al mismo tiempo, su indeterminación fuera
igualmente un soporte apropiado para la indeterminación, apertura, libertad de la vida y
del hombre.

Se trataría así de un nueva visión de la física más apropiada para la explicación del
psiquismo; probablemente la única alternativa hoy visible en el horizonte a una física
preferentemente corpuscular, discontinua, en un espacio métrico (incapaz de explicar el
holismo psíquico) y determinista (incapaz de explicar la indeterminación y flexibilidad
de la vida).

No cabe duda de que los seres vivos tienen un cuerpo macroscópico que se ha formado
evolutivamente con materia fermiónica, menos apta para fundar campos unitarios e
indeterminación. Habría que hallar de qué manera la vida posee también materia
cuántica primigenia, bosónica, y formas de coherencia cuántica que “soportaran
físicamente” la sensación, el holismo, la indeterminación y la agencialidad de la vida.

La hipótesis Hameroff-Penrose supone que estos nichos de materia en estado cuántico


se hallarían en el interior hueco de los microtúbulos. Estos son unas estructuras
filamentosas formadas en el citoesqueleto de todas las células con variadas funciones
evolutivas.
Una de ellas sería la de producir la sensación y los estados de conciencia. Por acción a
distancia no local (los efectos llamados EPR) entrarían interacción por coherencia
cuántica sistemas complejos de neuronas en el cerebro. Estos sistemas cuánticos serían
el soporte físico de la sensación-conciencia.

En estado normal los micrúbulos estarían en el estado de superposición cuántica


(indeterminación ante una variedad de estados posibles). En el momento de su
participación en una actividad psíquica (por ejemplo, ver una imagen) los microtúbulos
dejarían la superposición y sufrirían la “reducción objetiva” o colapso de su función de
onda a una vibración determinada que entraría en coherencia cuántica en el sistema de
microtúbulos que participan en esa actividad.

Esta actividad cuántica estaría relacionada con las redes neuronales macroscópicas, y la
bioquímica interior a la neurona, ascendentemente (vg. cuando la imagen exterior
impone una imagen) y descendentemente (vg. cuando el pensamiento dirige el
movimiento). Estas cuestiones están siendo investigadas en la actualidad.

Los biofotones de Popp

La biofotónica estudia la emisión y absorción de luz en tejidos vivientes. Tiene una


larga historia, pero Fritz Albert Popp contribuyó recientemente a la revitalización de
esta disciplina. Propuso una hipótesis sobre la relación de la luz y los campos en la
producción de ciertos tipos de cáncer que no fue bien recibida. Esto le causó problemas,
pero hoy está fuera de toda duda experimental el papel de la luz en la materia viva: los
campos de coherencia cuántica creados en los tejidos vivientes y el papel de la luz en
los procesos de intercomunicación celular.

Más allá de los puros hechos experimentales se podría especular, y muchos lo hacen,
que estos fenómenos de coherencia cuántica podrían también estar relacionados con la
sensación. Entonces se entendería que la materia biológica es ya “viviente” en sus
tejidos básicos.

Si estas ideas progresaran deberían ponerse en concordancia con la hipótesis Hameroff-


Penrose en la línea de entender cómo los tejidos vivientes están integrados con el
sistema nerviosos para producir la autoexperiencia propia del psiquismo como
sensación integral holística del cuerpo.

Una valoración justa de la neurología cuántica

Algunas de estas ideas han sido utilizadas desmedida y, a nuestro entender,


incorretamente (como ha pasado en el New Age y otros grupos) para justificar ideas
religiosas o esotéricas. Por ello algunos científicos han aplicado la fallacy of gilt by
asociation (es malo si tiene que ver con la religión). Pero la cuestión no es esta: sino la
explicación de la experiencia psíquica, un hecho empírico incuestionable producido
dentro del universo.

Queremos también dejar constancia de que, a nuestro entender, la nueva perspectiva de


la neurología cuántica es neutra metafísicamente. Puede ser asumida en una metafísica,
o filosofía, atea o agnóstica; pero también puede ser asumida en una metafísica teísta.
Lo que en todo caso parece también aceptable es que esta nueva neurología no sólo
explica mejor al hombre, sino que es más armónica y congruente con los planteamientos
religiosos.

Artículo elaborado por Juan Antonio Roldán, de la Cátedra CTR, con ocasión de la
sesión del Seminario de la Cátedra sobre “Evolución y neurología cuántica”, el 16 de
noviembre de 2006.

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