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ANEXO 3
MARCO CONCEPTUAL
PLAN DE INNOVACIÓN ESTRUCTURAL DEL PODER EJECUTIVO
13
CONTEXTO GENERAL Y ASPECTOS CONCEPTUALES
DEL PROYECTO DE INNOVACIÓN ESTRUCTURAL DEL PODER EJECUTIVO
Problemática detectada
La necesidad de mejorar la gestión del Estado aumenta en la medida que este asume su
responsabilidad de atender las grandes demandas sociales insatisfechas. Para ello, el aparato
estatal debe ser capaz de facilitar el crecimiento económico y de garantizar los servicios que
requiere la ciudadanía. Cuando esto no sucede, hay impedimentos para la solución de la
pobreza y las desigualdades económicas y sociales, lo que pone en cuestionamiento y hace
vulnerable el sistema democrático.
El aparato administrativo del sector público paraguayo denota profundas falencias, debidas en
general a un crecimiento desordenado. Entre las mismas es importante reconocer las siguientes:
• Base legal desactualizada y desordenada: instituciones creadas por leyes o decretos, sin
una lógica que responda a criterios definidos, e incluso incoherente.
• Superposición de funciones entre instituciones o falta de claridad sobre roles de las
instituciones públicas.
• Áreas de acción sin responsables específicos.
• Organización administrativa obsoleta, más que gerencia de políticas públicas moderna,
con sistemas de gestión pública caracterizados por la discrecionalidad en la actuación
gubernamental, con sistemas de control y evaluación poco desarrollados.
Además, de la estructura del Estado necesaria para brindar los servicios públicos que garanticen
mejores condiciones de vida a la población, aparece la necesidad de la implementación de
sistemas de gestión que resuelvan los problemas de coordinación y programación de esfuerzos y
enfoquen la satisfacción de necesidades.
En este marco, se impone la necesidad de realizar una profunda transformación de la estructura
organizacional estatal para atender en forma más eficiente y eficaz los compromisos
fundamentales que tienen los Gobiernos en materia de educación, salud, seguridad y justicia y
bienestar social, además del desarrollo de acciones para promover la transformación
productiva, la generación de empleo, y atender las necesidades de inversión pública en
infraestructura y logística.
Mandato
El Gabinete Social, en reunión de ministros y ministras de fecha 21 de septiembre de 2009 ha
encomendado a un equipo constituido por representantes de la Secretaría Técnica de
Planificación, la Secretaría de la Función Pública, la Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la
República y el Gabinete Civil de la Presidencia de la República, elaborar una propuesta que
oriente al Gobierno Nacional sobre las acciones a seguir para desarrollar una propuesta de
innovación en la estructura general de la administración pública paraguaya. Ello implica el
diseño de un Plan de Trabajo que, de forma participativa, conceptual y metodológicamente
rigurosa, brinde como resultado el planteamiento de un nuevo organigrama del Estado
paraguayo que contemple una estructura organizativa funcional a los objetivos estatales y a la
garantía del pleno ejercicio de los derechos ciudadanos.
Articulación con los Planes de Desarrollo
La presente propuesta se enmarca en los diversos Planes de Desarrollo nacionales que,
convergentemente, han delineado la necesidad de impulsar acciones de modernización o
reingeniería del Estado.
Los planes considerados para la elaboración de este documento son los siguientes: el Plan
Estratégico Económico y Social (PEES), elaborado en el año 2008 por el gabinete designado por
el Presidente Lugo antes de la toma de posesión del 15 de agosto, el Plan Estratégico del
Gobierno Nacional y los Gobiernos Departamentales, elaborado en el Taller de Planificación
Estratégico denominado Cerrito 1 en el mes de enero de 2009 y el Plan Nacional de Desarrollo
Social Paraguay 2020.
El PEES plantea impulsar una reforma de la organización del Estado en materia de
responsabilidades de la política económica y adopta como medida la elaboración de un Proyecto
de Ley sobre Reforma Organizacional del área económica para ser remitido al Congreso
Nacional. Por su parte, el Plan Estratégico del Gobierno Nacional y los Gobiernos
Departamentales estableció como prioridad en el ámbito político institucional la necesidad de
Implementar una Política de Modernización y Fortalecimiento Operativo del Estado, que
permita la optimización y el rediseño de su administración.
Finalmente, el Plan Nacional de Desarrollo Social (PNDS), plantea la necesidad de mejorar la
coordinación interinstitucional para la implementación de políticas sociales, a través de
programas y proyectos integrales dirigidos a la entrega de productos y servicios destinados a la
satisfacción de las demandas de la sociedad, principalmente dirigidas a la población en situación
de pobreza, para un mejor abordaje territorial de las acciones gubernamentales.
En este contexto de múltiples planificaciones que establecen como prioridad un rediseño de la
administración pública, la presente propuesta se delinea con un enfoque que tiene como nota
distintiva el fortalecimiento de la capacidad de respuesta estatal a las necesidades y demandas
ciudadanas, para la vigencia plena de los derechos económicos, sociales, culturales y
ambientales, con participación de la ciudadanía en las decisiones. Es así que la idea de
construcción de ciudadanía permea toda la propuesta y se entiende como una habilitación
sustancial para el desarrollo de capacidades organizativas, productivas y de influencia de los
diversos sectores sociales, en particular de los sectores históricamente excluidos de la sociedad
paraguaya.
Iniciativas previas y actuales de Modernización de la Administración y Gestión Pública
La Administración Pública del Paraguay ha registrado un importante crecimiento en las últimas
dos décadas. La ingeniería del Estado registra una ola expansiva en la transición democrática
con el marco constitucional de 1992 que crea nuevas institucionalidades de control como la
Contraloría General de la República, de organización y juzgamiento electoral como el Tribunal
Superior de Justicia Electoral y de conformación y juzgamiento del Poder Judicial como el
Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, entre otras. En el
ámbito del Poder Ejecutivo, específicamente en la esfera de la Presidencia de la República, en las
dos últimas décadas se han creado, hasta agosto de 2008, 12 (doce) Secretarías Ejecutivas con
rango ministerial, que se sumaron a la Secretaría Técnica de Planificación, entidad que data de
1962.
También a partir de 1992 se inicia un incipiente proceso de descentralización con el
otorgamiento de autonomía política a los gobiernos municipales y la creación de las
gobernaciones departamentales.
En tanto se producía este proceso de generación de una nueva institucionalidad estatal que
indudablemente implicó un crecimiento, se inició un proceso de privatización de empresas
públicas bajo presión en la región de la ola de las reformas denominadas de primera generación,
o de ajustes estructurales. Con la sanción de la Ley 1615/2000 General de Reorganización y
Transformación de Entidades Públicas Descentralizadas y de Reforma y Modernización de
Organismos de la Administración Central se produjo la privatización de 4 empresas públicas: LAP
(Líneas Aéreas Paraguayas, CAPASA (Cañas Paraguayas), FLOMERES (Flota Mercante del Estado)
y ACEPAR (Aceros Paraguayos), de las cuales LAP es la única cuya privatización es considerada
exitosa por algunos sectores. Dos años después, y luego de sistemáticas protestas de sectores
campesinos y obreros fue sancionada la Ley 1932/2002 Que suspende los efectos de la Ley 1615;
en virtud a la misma, las demás empresas públicas que estaban incluidas en el proceso
adquirieron las características de sociedades anónimas pero no se produjo la venta de las
mismas por lo que el Estado paraguayo continúa siendo propietario del 100% de su patrimonio.
Entre estas entidades se encuentran la COPACO SA (antigua ANTELCO), la ESSAP SA (antigua
CORPOSANA), entre otras.
El indudable crecimiento del aparato del Estado a que condujeron estos procesos de reforma se
produjo, en muchos casos, de forma desordenada, y contradiciendo los componentes
emblemáticos de los procesos de reforma de los años 80 y 90 que se focalizaban de forma muy
importante en lograr un Estado mínimo, achicando estructuras y la envergadura del empleo
público; de hecho, el objetivo de instalar una nueva institucionalidad del periodo democrático
que suplantara a la vigente en época de la dictadura stronista trajo aparejado, además del
crecimiento de la estructura, un aumento en el empleo público.
Los procesos mencionados tuvieron también como consecuencia divisiones territoriales poco
coordinadas (división política, regiones sanitarias, militares, supervisiones educativas, judiciales,
entre otras), además de superposiciones de programas y proyectos, lo que obstaculiza la
coordinación de acciones y la búsqueda de una mejora en la prestación de los servicios
públicos, lo que a su vez genera ineficacia e ineficiencia en el accionar gubernamental.
Por otra parte, es necesario mencionar que existen actualmente una serie de iniciativas de
modernización de la Gestión Pública en diversas instituciones. La Unidad Técnica de
Modernización de la Administración Pública (UTMAP), el Ministerio de Hacienda, la Secretaría
de la Función Pública, la Secretaría Técnica de Planificación y otros organismos del Estado
ejecutan acciones de fortalecimiento institucional con el apoyo de la cooperación internacional.
Finalmente, cabe decir que la organización actual del Poder Ejecutivo carece de criterios
definidos para una clasificación que permita un análisis de las modificaciones que deben
realizarse.
Marco conceptual básico de la propuesta
Las bases conceptuales sobre las que se asienta la presente propuesta se anclan en el contenido
que se otorga a los paradigmas de democracia y gobernabilidad pues ambos conceptos
constituyen pilares del sistema que defiende y apuntala este gobierno.
En este marco, la democracia es entendida como el sistema que comprende elementos formales
y sustantivos que garantizan el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos. Los aspectos
formales como la vigencia de las leyes, la realización de elecciones para el recambio de los
gobiernos, la separación de poderes, se complementan con aspectos sustantivos como la
implementación de procesos participativos y el reconocimiento y la valoración de la diversidad
existente en las sociedades. De esta forma, y con el marco establecido en la Constitución
Nacional de 1992, la democracia es entendida como democracia representativa, participativa y
pluralista.
En cuanto a la gobernabilidad, el concepto clave es el de gobernabilidad democrática. Ello
implica que la capacidad de ejecutar proyectos por parte de los gobiernos debe estar sujeta a
cuánto responden los mismos a las demandas y necesidades de las sociedades.
La Gestión Pública
La administración pública del siglo XXI demanda transformaciones dinámicas y profundas, y en
este sentido, se entiende que el cambio pasa por la modernización de las ideas, los
pensamientos, para renovar las prácticas y construir instituciones confiables, amables, cercanas
a la gente, transparentes, honestas y capaces de dar cuenta de las necesidades reales de la
sociedad. Se plantea entonces un renovado paradigma, tanto en cuanto al concepto de Estado y
de lo público, como de la democracia y del desarrollo, que necesariamente implica un cambio de
las actitudes y las formas de hacer las cosas.
Una reforma moderna requiere entonces inteligencia, flexibilidad, sensibilidad y creatividad,
esta no es tarea de expertos/consultores internacionales, sino de los liderazgos emprendedores
de diversos ámbitos de la vida colectiva (política, sindical, empresarial, social, religiosa, cultural,
etc.) y fundamentalmente de quienes orientan los cambios institucionales, los y las directivos/as
públicos, quienes deben recrear su rol provocando y dirigiendo la acción y el aprendizaje
colectivo al interior de la administración pública.
Es así que la administración pública debe convertirse en un ámbito creador de valor, de
seguridad jurídica, promotora y garante de la imparcialidad, la transparencia, la flexibilidad, el
pragmatismo y la armonización de intereses, como valores que preceden a la capacidad técnica
e incluso a la estricta legalidad. En todo esto es imprescindible la colaboración público‐privada,
no se trata de un trabajo aislado, meramente tecnocrático, sino por el contrario, incluyente,
crítico, ampliamente participativo.
Estas transformaciones, también conllevan procesos de instalación o reformas del servicio
público, llamados profesionalización, acciones inevitables cuando se apuesta a la transformación
social, pues definen las posibilidades de responder a las demandas y necesidades de las
sociedades, por cuanto apuntan a quienes deben formular, implementar y evaluar las políticas
públicas que se desarrollan.
Principios orientadores de la propuesta
La Innovación de la Administración Pública:
• Forma parte de los cambios sociales y por tanto no se produce en el vacío. No es posible
desarrollar cambios al margen del sistema político y económico al cual se circunscribe la
administración pública, concebida como un subsistema de la sociedad en general y del
sistema político en particular. La Innovación de la Administración Pública propuesta se
asocia a reformas de tipo político, cultural, social, económico y legal.
• Está orientada al desarrollo económico y social, así como a la protección ambiental. No
constituye un fin en sí mismo.
• Está estrechamente vinculada con la planificación y programación económica y social.
Por consiguiente, esta propuesta tendrá como eje fundamental al Sistema de
Planificación, Programación, Presupuestación, Monitoreo y Evaluación, puesto que la
necesaria vinculación de la reforma administrativa al proceso de desarrollo exige su
indispensable relación en la función de planificación.
• Constituye un proceso planificado y evaluado. No es sólo un buen propósito, es una
actividad programada. Su concepción y desarrollo obedecen a un Plan de Acción.
• Será global en su concepción pero gradual y selectiva en su implementación, sustentada
en los principios de integralidad y universalidad.
• Será circunscripta a los ámbitos jurisdiccionales que el marco político administrativo y
legal establezcan. Aunada al principio de simultaneidad es posible realizar reformas en
los distintos niveles de Gobierno, en los órganos de los poderes del Estado, así como en
las dependencias e instituciones de la administración pública centralizadas y
descentralizadas.
• En cuanto a su dimensión temporal debe ser un acto constante y renovado de
modernización y mejoramiento continuo.
• Será participativa y democrática, al mismo tiempo que se sustentará en la voluntad y
apoyo político. Sólo una acción iniciada desde los más altos niveles de Gobierno y
consensuada podrá brindar resultados efectivos en la tarea de reformas.
• Evitará los cambios meramente formales y racionalistas adoptando también enfoques
conductuales.
• Se llevará a cabo en base a criterios técnicos y científicos, partiendo de un estudio
cuidadoso y lo más completo posible de la realidad existente.
Alcances de la propuesta
Esta propuesta tiene como objetivo básico promover la innovación de las instituciones del Poder
Ejecutivo a través del rediseño de su estructura y organización.
En tal sentido, se propone realizar inicialmente este proceso en el ámbito de la Presidencia de la
República y de los Ministerios del Poder Ejecutivo considerando que el mismo puede apuntalar
la coordinación de las políticas públicas en la extensa red de organismos y entidades
dependientes de este poder del Estado, abordando así la fragmentación de las acciones y la
superposición de funciones, competencias, programas y emprendimientos.
La ejecución de este programa de innovación institucional es un tema central de las políticas
públicas que impulsa el Gobierno, y requiere un Acuerdo para la Gobernabilidad y el Desarrollo,
que debe ser suscrito por las fuerzas políticas representadas en los Poderes del Estado,
respaldado por los sindicatos, organizaciones gremiales, empresariales y de la sociedad civil,
entre otras, reafirmando así que el accionar de las instituciones no depende de los intereses de
grupos minoritarios, que el gobierno es incluyente y reconoce que a partir de marcadas
diferencias es posible la articulación social para alcanzar el bienestar común.