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Escultura del Negro Primero en San Fernando de Apure

Tomado de:
http://www.jacknoticias.com/2010/07/la-leyenda-del-negro-primero.html
Sábado, 31 julio del 2010 a las 20:44
Miguel Azpúrua.- En el sincretismo religioso del venezolano existe una figura
que tiene muchos devotos, es la del Negro Primero.
La representan con un busto de un hombre de raza negra, labios gruesos, nariz
achatada y pelo ensortijado; con uniforme de colores rojo y negro. ¿Pero quien
fue el Negro Primero? ¿Por qué se le venera? ¿Existió realmente? Bien, esas son
las interrogantes principales que hoy trataremos de responder desde el punto de
vista historiográfico. Su nombre era Pedro Camejo, había nacido en San Juan de
Payara, estado Apure, en la hacienda de un español de nombre Vicente Alonso.
Hijo de esclavos negros procedentes de Guadalupe, isla francesa en el grupo de
sotavento caribeño; se calcula que nació por 1790, de escasa preparación
educacional pero de carácter vivaz y ladino. Actuó en la guerra de Independencia
a las órdenes del asturiano José Tomás Boves, quien lo reclutó entre una partida
de negros cimarrones que se unieron al feroz realista en octubre de 1813.
Formará parte de la terrible “legión infernal” que asolaba los campos y pueblos
venezolanos, tenían autorización expresa de su jefe Boves, para que después de
tomar cualquier población, practicasen el pillaje, vandalismo, ingesta alcohólica
y violación de mujeres.
El Negro Primero estuvo con Boves hasta la muerte de éste en la batalla de Urica,
hoy estado Anzoátegui, el 5 de diciembre de 1814. Lloró la muerte del caudillo y
jefe y con otros de la mesnada volvió a los llanos apureños. En 1816 se alista
como voluntario a las órdenes de Francisco Aramendi y su batallón de caballería,
todos pertenecientes a las fuerzas del entonces comandante José Antonio Páez.
Camejo era alto, corpulento, valiente y decidido. Con Aramendi tomó parte en
las acciones de Mata de la Miel, Yagual, Achaguas y Banco Largo, en decisivos
combates favorables a los patriotas; el Negro Primero fue uno de los 150 lanceros
que tomaron parte en la legendaria batalla de las Queseras del Medio (2 de abril
de 1819) y en su pecho lució la condecoración “Orden de los Libertadores”; en la
culminación de la Campaña de Apure, emprendida bajo la supervisión directa de
El Libertador Simón Bolívar Palacios.
Existen menciones de que Bolívar se interesó por el Negro Primero y por ello
solicitó informes a Páez sobre él, charlaron sobre su incorporación al ejército
libertador, diciendo Camejo que al principio lo había hecho por codicia y por la
probabilidad de obtener prebendas y tierras, tal como El Libertador lo había
prometido; pero que luego comprendió que “la Guerra de Independencia era con
fines mas elevados”. Así son las leyendas que surgen de los hechos, que
transmitidos, bien sea oralmente o con otro tipo de testimonios, se engrandecen
de tal forma en las mentes del vulgo, quienes le atribuyen poderes milagrosos o
así lo esperan fervorosamente.
Cuenta el general José Antonio Páez en su Autobiografía: “Camejo, teniente de
caballería, se me acercó, en plena lucha en Carabobo el 24 de junio de 1821, y yo
le grité: -¿Por qué huyes cobarde? A lo que el Negro primero me contestó: -
¡General, vengo a decirle adiós, porque estoy muerto!; acto seguido él y su
caballo cayeron a mis pies”. En la batalla perdieron la vida el general Manuel
Cedeño “El bravo de los bravos de Colombia” y el coronel Ambrosio Plaza; este
último murió en los brazos de Bolívar expresando: “-Mi General muero con
gusto en este campo de victoria, llegué hasta donde no pudo Páez”.
Pedro Camejo –como relatamos- murió en la batalla de Carabobo, la más
importante acción de guerra de Venezuela y la que resultó decisiva para su
emancipación. Al Negro Primero –cuenta la leyenda- le apodaron así, porque
aseguraba que: “-Delante de mi solamente la cabeza de mi caballo”. Murió en
pleno combate, heroicamente, como le gusta a la conseja popular; y es por eso
que su gesta ha trascendido sobre hechos reales y su personalidad ha ido más allá
de mitos y leyendas. En tierras de encanto y superstición, tales como Sorte,
Yaracuy, santuario de la diosa María Lionza; el Negro Primero integra el panteón
pagano de la superchería y las falsas creencias, y será por ello que goza de la
devoción de un pueblo tan ingenuo, como lo fue él mismo…
Fuente: Miguel Azpurua desde Venezuela

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