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Cuenta
Pública

Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

Cuenta
Pública

Ministro
Presidente
del
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes
Luciano
Cruz‐Coke
Carvallo

1.
INTRODUCCIÓN

1.1
BIENVENIDA


Les 
doy
 la 
bienvenida
a 
la
VII
Convención
Nacional 
de
la 
Cultura
que,
como
Ministro



Presidente
 del 
Consejo
 Nacional 
de
 la
 Cultura
 y
 de
 las
 Artes,
 tengo
 el 
honor
 y
 la

responsabilidad
 de 
 presidir,
 por
 mandato
 de 
 Su
 Excelencia 
 el 
 Presidente 
 de
 la

República.

No
es
casual
que
nos 
encontremos
en
Puerto
MonJ
para 
hacer
este 
balance 
de
lo
que



hemos
avanzado
en
el
desarrollo
cultural 
de
nuestro
país
y
de 
las 
tareas 
que 
tenemos

por
 delante.
 El 
 primer
 signo
 que 
 debemos
 dar
 mirando
 hacia 
el 
futuro
 es 
que
 no

podemos 
conMnuar
con
la 
centralización
de 
nuestro
país.
Tenemos 
una 
tarea 
pendiente

con
 las 
regiones.
 Y
 si 
 vamos
 a
 discuMr
 las 
políMcas
 culturales
 que
 regirán
 nuestro

trabajo
el 
próximo
 quinquenio
tenemos 
que
hacerlo
 como
 lo
hicieran
 en
 Amereida

Godofredo
 Iommi
y
 Alberto
 Cruz:
 dando
 vuelta 
el
mapa
 de
 América 
y
 poniendo
 el

norte
en
el
sur,
para
desde
ahí
salir
al
mundo.


Si 
estamos 
en
esta 
ciudad
y
 en
esta 
región
es 
justamente
porque
es 
voluntad
de
este



Gobierno
adquirir
un
compromiso
real
con
la 
presencia
y
el 
desarrollo
de
la
cultura 
en

nuestras 
 regiones.
 Nuestra 
 sede
 nacional 
 está
 en
 Valparaíso,
 cerca 
 de 
 70%
 de 
 los

recursos
solicitados 
para
el
próximo
año
a 
la
Dirección
de
Presupuestos 
en
materia 
de

Infraestructura 
y
de 

Recursos 
Humanos
está
desMnado
a 
regiones.
A
nivel 
de 
políMcas,

el 
62
 %
 de
 los
 recursos 
de 
los 
Fondos
 Cultura 
recientemente
 entregados
 han
 sido

desMnados
a
nuestras 
regiones.
Sin
embargo,
el
centralismo
atávico
de 
nuestro
país
se

reproduce
en
cada 
región
a
través 
de 
nuestras
capitales
regionales
sumiendo
en
una

lejanía
que
es
más 
que
geográfica
a
pueblos,
villas 
y
poblaciones 
en
donde
no
sólo
no

llega 
desarrollo
cultural,
no
llega 
Chile,
 
llega
poco
el 
Estado
proveyendo
en
ocasiones

de
condiciones
mínimas
de
subsistencia.


Cuando
 aquí
 hablamos
de
potenciar
 las 
regiones
no
hablamos
de
descentralización;



decir
 descentralización
 supone
la 
existencia
de 
un
centro
y
 de 
un
paradigma 
mental

que 
estamos 
empeñados 
en
romper:
SanMago
no
es
Chile,
Chile
no
termina
en
Puerto

MonJ,
ni 
en
La
Serena.
Por
esto
es 
que
estamos 
empeñados 
en
impulsar
la
creación
de

polos 
de 
desarrollo
 cultural 
regional,
 desde 
donde
potenciar
 nuestras
 fortalezas:
 la

tradición
de
nuestro
patrimonio,
el
imperio
de
nuestros
paisajes 
luminosos,
el 
sabor
de

la 
 gastronomía 
 de
 nuestra
 Merra,
 el 
 conocimiento
 milenario
 de 
 nuestros
 pueblos

originarios,
el
valor
 de
nuestras
expresiones 
ar_sMcas 
ricas 
en
mesMzaje
tan
propio
de

nuestro
pueblo
y
 tan
invisibilizado
por
 nosotros 
mismos,
hasta 
que
nuestra 
naturaleza


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Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

reservada
y
cautelosa,
nos 
recuerda 
lo
que
olvidamos...
Y
entonces 
vemos 
Chaitén,
que



de
pronto
explota,
nuestros 
poetas,
que
le 
ponen
palabras 
a 
lo
que 
el
mundo
piensa,


el 
movimiento
terrible 
de
la 
Merra
manifiesta
en
terremoto
su
bravura
y
 fortaleza,
 el

mar
y
el 
maremoto,

el 
hombre
que
se
oculta
en
las 
entrañas
de
la 
Merra
a 
buscar
en
lo

profundo
la
riqueza 
que
hay
 que
sacar
 afuera 
y
 que 
a 
veces 
nos
atrapa 
como
a
esos

mineros
que
bregan
hoy
por
su
vida.

Por
 eso
 es
tan
relevante
que
esta 
VII 
Convención
se
inaugure
en
Puerto
MonJ
y
 se



celebre
 en
 Puerto
 Varas,
 ciudad
 de 
 gran
 proyección
 de
 turismo
 cultural,
 donde

prontamente
inauguraremos
el 
Teatro
del 
Lago,
 un
ejemplo
 de
 iniciaMva
privada
de

desarrollo
cultural
con
apoyo
público,
de
los
Fondos
Cultura.

Quiero
 iniciar
 este 
balance 
saludando
 a
 esta 
zona:
 en
 especial
 a
 los
 habitantes 
de

Puerto
MonJ,
Osorno,
Llanquihue,
Palena,
 
Chiloé
y
 todas
las 
localidades
de 
la 
Región

de
los
Lagos.

1.2
LAS
FALENCIAS
DEL
TERREMOTO


Hemos
 venido
al 
sur
 de 
nuestro
 país 
a 
reflexionar
 sobre
 cómo
 queremos 
construir

nuestro
futuro.
Estamos
a 
pocos 
kilómetros
del 
epicentro
de 
la 
tragedia
que
marcó
el

desMno
de
cientos
de
personas
el
pasado
27
de
febrero.


Este
terrible 
terremoto
nos 
ha
permiMdo
constatar
que
bajo
el 
evidente
daño
humano



y
patrimonial
subyace
a
esta 
tragedia
un
terremoto
igualmente 
devastador;
aquel
que

amenaza
con
hacer
desaparecer
el
tesMmonio
de
una
manera
de
vivir.


Cuando
hablamos
de 
patrimonio,
de 
cultura,
lo
hacemos 
desde
nuestro
propio
retrato



como
nación,
 de
nuestras 
costumbres,
de
las 
tradiciones 
y
 modos 
de
vida
de
quienes

antes 
que
 nosotros
 habitaron
 y
 construyeron
 el 
 imaginario
 y
 conciencia
 común
 de

estas
Merras.

La 
historia
de
Chile
nos 
ilustra
generosamente
con
ejemplos 
de 
catástrofes 
naturales.



Sin
 embargo,
 durante 
 siglos 
 aquel
 sustrato
 consMtuyente 
 de 
 memoria 
 común
 que

llamamos
cultura
nacional
siempre
logró
sobreponerse.

Hoy
la
historia
puede
ser
disMnta.

Nuestros 
centenarios 
adobes
abaMdos 
y
el
derrumbe 
generalizado
del 
paisaje 
habitado



por
 nuestros
 antepasados,
 dan
 cuenta 
de
 algo
 que
 por
 años 
nos
 hemos
 negado
 a

atender
 y
 que
 hoy
 se
 nos 
 evidencia:
 estamos 
 perdiendo
 la
 batalla 
 por
 conservar

nuestra
memoria.


Por
 otra
parte,
la
indiscriminada 
sepultación
de
barrios
por
 parte
de
constructoras
de



negocio
rápido,
 la 
estrechez
 del
discurso
 economicista 
por
 sobre
aquel 
que 
confiere

real 
categoría 
a 
lo
 cultural
 y
 la
 laxitud
 de 
las
 autoridades 
para 
tomar
 iniciaMva 
en

legislación
de
protección
y
conservación
han
terminado
por
dejarnos 
hoy
 en
la 
vereda

de
 esta
 catástrofe,
 sin
 recursos,
 sin
 normaMvas 
 y
 con
 una
 insMtucionalidad
 torpe,

trunca 
y
 vacía 
respecto
de
nuestro
patrimonio.
En
esto
estamos 
empeñados 
y
pese
al

duelo
de
muchas 
familias,
a 
la
destrucción
de
viviendas,
 hospitales,
escuelas 
y
 de
un


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Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

valioso
 patrimonio,
 hoy
 podemos
 ver
 esa 
 misma 
 adversidad
 deviene
 en

reconstrucción.
 Y,
 más 
 notable
 aún,
 la
 tragedia
 moviliza 
 a
 cientos
 de
 personas,

insMtuciones
y
 representantes 
de 
la 
sociedad
civil 
que,
animados 
de
un
afan
solidario,

han
aportado
con
iniciaMvas 
para
que
la 
reconstrucción
anímica
y
material
de
la 
zona

sur
comience
a
ser
una
realidad.

A
los 
pocos 
días
de
asumir
mi
cargo
como
Ministro,
comprome_
mi
palabra 
en
función



de
mantener
el
presupuesto
para
los 
Fondos
Cultura,
que 
algunos
en
forma 
generosa

ofrecían
públicamente
 para
ayudar
 a
la
 reconstrucción
 nacional.
 Hoy,
 a 
pesar
 de 
la

situación
económica
que 
afecta
al 
país
producto
del 
terremoto,
podemos
comprobar

que 
los 
fondos
 concursables 
no
 se
 tocaron.
 Logramos
 poner
 de 
relieve 
la
 carencia

permanente
que 
Menen
los
arMstas 
y
al
mismo
Mempo,
supimos 
ponernos 
a
la 
altura
de

la 
realidad
 que
 nos 
 imponía
 esta
 tragedia.
 No
 sólo
 organizamos
 la 
 Caravana 
de
 la

Cultura,
un
programa
para
llevar
a 
las
zonas
afectadas 
espectáculos 
de
danza
y
música

para 
 reparar
 el 
 ánimo
 dolido.
 También
 hicimos 
 un
 esfuerzo
 extraordinario
 y

redesMnamos 
900
 millones
 de 
pesos
 de
 nuestro
 presupuesto
 vigente
 para 
 crear
 el

Programa
 de
 Apoyo
 a 
la
Reconstrucción
 Patrimonial,
 buscando
 generar
 una 
alianza

público‐privada
en
esta
gran
tarea
de

reconstrucción
de
nuestra
historia
derrumbada.

Tenemos 
que
reconocer
que
esta 
destrucción
no
sólo
responde
a 
la
fuerza
de
los
8.8



grados 
en
la 
escala 
de
Richter
 que
sacudieron
nuestra 
Merra,
 sino
también
a
nuestra

falta 
de
decisión
para 
crear
herramientas 
que
permitan
efecMvamente
resguardar
este

patrimonio
ante
estas 
tragedias.
Necesitamos 
hacernos 
cargo,
no
sólo
como
gobierno,

sino
como
sociedad,
de
que 
tenemos
una
responsabilidad
comparMda:
es 
obligación
de

todos 
resguardar
 nuestro
patrimonio
y
conservar
la
historia
para
que
nuestros 
hijos
la

conozcan.



Esta
es 
parte
de
las 
tareas 
ineludibles 
que
tenemos
hoy
 en
materia
cultural
y
 que
el



Presidente
ha 
compromeMdo
en
su
plan
de
Gobierno.
El
Presidente 
nos 
ha 
llamado
a

trabajar
 para
construir
 una 
sociedad
que
dé
el 
salto
al
desarrollo
de
manera
integral.

Ese 
es
el 
sello
que 
dará 
a
su
Gobierno:
construir
un
país 
de 
oportunidades,
donde
cada

persona 
pueda 
abrirse
su
propio
camino,
 a 
parMr
 de 
sus 
aspiraciones 
y
 anhelos,
 pero

en
una
sociedad
que
provea
responsablemente
de
las
herramientas
para
ir
creciendo.


La 
terrible 
tragedia 
del
27
de
febrero
nos
mostró
que
como
sociedad
somos 
capaces
de



levantar
 sobre
nuestra 
historia 
dañada 
una 
nueva 
forma
de
desarrollo.
 Esta
mañana

nos
toca
mirar
hacia
el
futuro.

1.3
LOS
CIMIENTOS
CULTURALES



En
 materia
 cultural
 esto
 significa
 avanzar
 con
 mayor
 decisión
 en
 un
 camino
 que

nuestros
predecesores
ya
se
habían
 aventurado.
 Sería 
presuntuoso
pretender
 luchar

por
 preservar
 memoria 
 y
 construir
 mejores 
 futuros,
 sin
 considerar
 las
 genealogías

insMtucionales 
anteriores.
 En
mi 
primera
Cuenta
Pública
quiero
reconocer
 a 
aquellas

personas
 que
 dieron
 vida 
 a
 la
 insMtucionalidad
 hoy
 vigente,
 que
 construyeron
 sus

cimientos.
Me
permito
hoy
mencionar
a 
quienes 
contribuyeron
de 
manera 
decisiva
a 
la

instalación
de
nuestro
Consejo:
 Claudio
Di 
Girolamo,
Manuel 
Antonio
Garretón,
Milán


3
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de
la
Cultura
y
las
Artes

Ivelic,
Agus_n
Squella
y,
 parMcularmente,
el
ex
 ministro
José
Weinstein,
quien
asumió



la 
 compleja 
 labor
 de
 instalar
 y
 posicionar
 la 
cultura
 dentro
 de
 la
 complejidad
 del

sistema
público
y
reunir
a
un
grupo
humano
en
pos 
de
un
desago
país,
que
comenzó
a

hacer
visible
la 
cultura
en
nuestro
aparato
estatal 
y
 en
nuestra 
sociedad,
tarea
que
fue

conMnuada 
por
 la 
ex
 ministra
Paulina
UrruMa.
Quiero
reconocer
también
la 
abnegada

labor
de 
quienes
han
pasado
por
el
Directorio
Nacional,
haciendo
un
trabajo
gratuito
y

a 
veces
ignorado
por
 la
sociedad.
 Vaya
entonces 
para 
nuestros
directores
nacionales

pasados,
mi
homenaje
y
pido
para
ellos
un
cálido
aplauso.

Quiero
hacer
 una
especial 
mención
a 
todos 
los 
funcionarios 
y
 trabajadores
que
han



parMcipado
alguna 
vez
en
el
Consejo
de 
la
Cultura,
así
como
también
a 
quienes
día 
a

día
laboran
actualmente
en
él,
entregando
su
profesionalismo
al
desarrollo
de
las 
artes

y
la
cultura.
En
Valparaíso,
en
SanMago
y
 
en
todas 
las
regiones 
hay
cientos 
de 
hombres

y
 mujeres 
que,
 desde
disMntas 
insMtuciones
culturales
públicas 
y
 privadas,
 impulsan

con
su
labor
diaria
el
desarrollo
cultural
del 
país.
Valoro
profundamente 
su
esfuerzo
y

quiero
 invitarlos 
hoy
 a 
trabajar
 con
 la 
misma 
convicción,
 a 
asumir
 que
el 
desarrollo

cultural
que
ya 
se
ha
instalado
en
la
agenda 
pública,
debe
conquistar
 el 
protagonismo

que
requiere
para
ser
un
eje
en
el
desarrollo
de
Chile.

Sobre
estos 
cimientos
estamos 
mirando
hoy
 al
futuro,
 dibujando
en
esta
Convención



una 
carta
de 
navegación
para 
los 
próximos 
cinco
años.
Si
la
cultura
es,
como
creía
T.
S.

Eliot,
“todo
aquello
que
hace 
de
la 
vida 
algo
digno
de 
ser
vivido”,
nuestro
rumbo
como

país 
Mene
que
estar
 marcado
 por
 un
desarrollo
cultural 
que 
enMenda 
a
la
sociedad

como
un
lugar
 justo
“digno
de
ser
 vivido”,
donde
veamos
en
la 
que 
la 
cultura 
aquella

forma 
común
de
vivir
juntos 
y
esta 
conciencia 
permee
todas
las 
capas
de
la
sociedad
y

las
acMvidades
de
nuestros
habitantes.


Tenemos 
 que
 trabajar
 en
 base
 a 
 un
 concepto
 amplio
 e
 inclusivo
 de 
 cultura,
 que

permita 
acoger
no
sólo
variadas 
manifestaciones 
ar_sMcas,
sino
también
la
diversidad

de
nuestra 
idenMdad
y
 nuestra
geograga.
Señala
Mario
Vargas 
Llosa,
"la 
cultura 
puede

ser
 experimento
 y
 reflexión,
 pensamiento
 y
 sueño,
 pasión
 y
 poesía
 y
 una 
revisión

críMca 
 constante 
 y
 profunda 
 de
 todas 
 las
 cerMdumbres,
 convicciones,
 teorías
 y

creencias.
Pero
ella 
no
puede
apartarse 
de
la 
vida
real,
de
la 
vida
verdadera,
de
la 
vida

vivida,
 que
 no
 es 
nunca 
la
 de
 los 
lugares 
comunes,
 la
 del 
arMficio,
 el
 sofisma 
y
 la

frivolidad,
sin
riesgo
de
desintegrarse".

No
podemos 
trabajar
en
base
a
un
desarrollo
cultural 
que
permanece
en
los
bordes 
de



la 
sociedad,
que 
se
congratula
con
estar
en
los 
espacios 
propios
de
los 
arMstas
y
olvida

su
 proveniencia 
 de
 la 
 raíz
 misma 
 de
 la 
 sociedad
 de
 donde
 emerge.
 No
 podemos

conMnuar
un
camino
sólido
hacia
el
desarrollo
si 
no
le
concedemos 
a
la 
cultura
el 
valor

y
la
estatura
que
merece.
Tenemos
que
poner
a
la
cultura
en
el
centro
del
debate.


La 
pregunta
que
tenemos
que 
hacernos
es:
¿Con
qué
profundidad
comprendemos 
la



acción
del 
arte 
y
la
cultura
en
el 
desarrollo
cívico
y
personal 
de
los
chilenos?

¿Qué 
rol

le
suponemos
en
nuestra
sociedad?


Lo
 anterior
 pasa
 primero
 por
 responder
 si
 como
 sociedad
 le 
 conferimos 
un
 papel

decoraMvo,
o
si 
le
reconocemos 
el 
poder
transformador
profundo
que 
muchos 
creemos


4
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de
la
Cultura
y
las
Artes

Mene
 en
 la 
 calidad
 de
 vida
 de 
 las 
 personas.
 En
 este
 senMdo,
 basta 
 observar
 el

fenómeno
 producido
 por
 insMtuciones 
 como
 las 
 Orquestas
 Juveniles,
 logrando

oportunidades 
de
 transformación
 social 
eficaces 
en
 la 
vida 
de
personas 
de 
sectores

vulnerables
o,
 en
otro
aspecto,
 el
valor
 económico
agregado
que
produce
el
turismo

cultural
en
la
vida
urbana
y
en
la
generación
de
divisas
en
los
países
desarrollados.


Para 
tomar
 un
rumbo
en
nuestra 
carta
de
navegación
cultural,
tenemos 
primero
que



reconocer
 que 
no
hemos
logrado
impulsar
 de 
manera
sustanMva
el 
consumo
cultural

constante,
al
menos
en
los
sectores
más
vulnerables
de
nuestra
sociedad.

Según
la 
Encuesta
de 
ParMcipación
y
Consumo
Cultural
(de 
2009)
los 
segmentos 
D
y
 E



Menen
apenas
un

13%

y
un
5%
de 
asistencia
a
eventos
culturales 
y
la 
gran
mayoría 
de

estos 
se
 realiza
 de
 manera 
 gratuita,
 lo
 que 
no
 logra
 crear
 hábitos 
de
 consumo
 de

cultura
 sostenidos,
 inhibiendo
 a 
 los
 sectores
 más 
 vulnerables 
 de
 la 
 posibilidad
 de

mejorar
 su
calidad
de
vida 
por
medio
del 
acceso
a 
la
cultura.
Esta 
encuesta 
es 
uno
de

los 
 pocos
 índices 
 con
 que
 contamos 
 para 
 evaluar
 el 
 acceso
 cultural 
 de
 nuestra

población,
 lo
 que
 nos 
 señala
 una 
 falencia 
 en
 los 
 instrumentos 
 de
 evaluación
 de

nuestras
políMcas
de
manera
objeMva
y
sostenida
en
el
Mempo.

Si 
Chile
apuesta 
al 
desarrollo
en
la 
próxima 
década,
 creo
que 
es
gravitante 
poner
 a 
la



cultura
en
el 
centro
de 
la 
sociedad
de
oportunidades
para
lograrlo
de
manera 
integral.

Ello
implica 
entender
que 
la
cultura 
no
es 
un
suntuario
de
carácter
accesorio,
sino
una

efecMva
herramienta
de 
desarrollo
social
en
el
entendido
cabal 
de
que 
la
pobreza
es

mucho
más
que
una
situación
económica,
es
una
condición
cultural.

Ha
llegado
la
hora
de
hacernos
cargo.

2.
 EJES
DE
ADMINISTRACIÓN
 PRESIDENTE
 SEBASTIÁN
 PIÑERA
 /
 MINISTRO
 LUCIANO



CRUZ
COKE

2.1
BALANCE
2005
–
2010:
“CHILE
QUIERE
MÁS
CULTURA”

Hoy,
el
documento
“Chile
quiere
más 
cultura”
llega
a 
su
fin.
Tras 
cinco
años
de
vigencia



nos 
enfrentamos 
a 
la
tarea 
de
evaluar
su
implementación,
 aprender
 de
los
errores 
y

valorar
sus
aciertos
para
construir
futuro.
Un
balance 
debe 
dar
cuenta
de 
las
falencias

de
la 
estructura
y
señalar
las 
posibilidades 
de 
reconstrucción
para 
cumplir
con
los 
fines

que
nos
hemos
propuesto.


Las 
52
 medidas 
que
se
recogieron
en
este
documento
buscaron
dar
 respuestas 
a
una



serie 
de
interrogantes 
que
rondaban
el
mundo
de 
la 
cultura.
Sin
embargo,
el 
resultado

hacia 
 el
 final
 del 
 quinquenio
 no
 es 
 alentador:
 solamente
 un
 23%
 de
 las
 medidas

presenta 
 un
 nivel 
 de
 cumplimiento
 total 
 y
 otro
 23%
 llegan
 a
 un
 nivel
 de
 
 alto

cumplimiento.
Es
decir,
solo
24
medidas
llegaron
a
algún
grado
de
implementación
por

parte
de
la
insMtucionalidad
cultural 
que 
el
país
se
ha 
dado,
el 
Consejo
Nacional
de
la

Cultura 
y
 las 
Artes.
 
 Tampoco
ha 
sido
posible
dar
 cumplimiento
a 
los 
compromisos

realizados
 al
 interior
 del
 aparato
 público
 con
 otras
 reparMciones:
 de
 las

recomendaciones 
hechas 
por
 la 
Dirección
 de
Presupuesto
el 
año
2008,
 
a 
marzo
de


5
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

2010
 sólo
 se
 había
 cumplido
 el
 18%.
 Pero,
 no
 quiero
 detenerme
 por
 mucho
en
 el

análisis 
 del
 cumplimiento
 de
 nuestras 
 políMcas 
 culturales,
 ya 
 habrá
 Mempo
 para

aquello,
 
sino
en
la 
formulación
de
una
pregunta 
de
futuro,
que
creo
muy
 aMngente 
a

este
espacio
de
reflexión
que
nos 
damos 
una 
vez
al
año:
 ¿es 
hoy
 suficiente 
el
Mpo
de

insMtucionalidad
para
el
Mpo
de
país
que
queremos 
construir,
después
de 
casi
10
años

de
concebida?

El 
objeMvo
declarado,
se 
dictó
la
Ley
19.891,
que
creó
el
Consejo
Nacional
de
la 
Cultura



y
 las 
Artes,
 tanto
 en
 el
 texto
 de 
la
 misma 
ley
 como
 en
toda
 su
 extensa 
discusión,

perseguía 
que
 la 
realidad
 de 
una
 insMtucionalidad,
 en
 palabras 
de
Agus_n
 Squella,

“fragmentada 
 y
 dispersa”,
 debía 
 superarse
 o
 corregirse 
 mediante 
 la
 radicación
 en

manos 
de
una 
sola
autoridad
de
las 
competencias
vinculadas
al 
diseño
de 
políMcas
y
la

gesMón
en
el
ámbito
de
la 
cultura,
 incluida
su
dimensión
patrimonial.
 En
definiMva
su

objeMvo
no
era
otro
que 
superar
y
corregir
el
carácter
fragmentario
de
competencias 
y

uniformar
 bajo
 criterios
 de 
 unidad
 los
 aspectos 
 vinculados 
 a
 políMcas 
 públicas

culturales.

Esa 
dispersión
luego
de
transcurrido
el 
Mempo
aún
persiste 
y
se 
ha 
agudizado‐pese
a 
la



creación
del
Consejo
 de
la 
Cultura‐
 en
otros
organismos 
públicos 
con
 competencias

culturales 
como
 DIBAM,
 Consejo
 de
 Monumentos
 Nacionales,
 MINVU,
 Dirección
 de

asuntos
 culturales 
 de 
 Relaciones 
 Exteriores,
 Dirección
 de 
 Arquitectura
 del
 MOP,

Subdere
 y
 en
 las 
disMntas 
secciones 
de
patrimonio
 de
 otros
 ministerios,
 como
 por

ejemplo
Minsal,
MOP,
 el 
MINVU,
CONAMA,
CONAF,
 entre
otros,
sin
mencionar
 que 
el

ministerio
 del
Interior
 maneja 
a
 través 
de 
las 
intendencias 
el
 2%
 de
los 
Fondos 
de

Desarrollo
Regional
que
se
desMna
a
cultura,
 donde
hasta 
la 
fecha
no
hemos
tenido

tampoco
un
decir.
 Ello
ha
ido
instalando
una 
serie
de
 
ineficiencias 
y
 duplicidades
de

recursos,
mal 
uso
y
pérdida
de
recursos 
fiscales,
metas 
sectoriales 
dispersas,
sumadas

a 
la 
falta
de 
compeMMvidad
respecto
de
otros 
ministerios 
en
cuanto
a 
sueldos,
 y
 
 la

obligatoriedad
 de
recurrir
 a
 coordinaciones
permanentes 
con
 otras
insMtuciones 
en

cuanto
 a
 asuntos
 internacionales,
 patrimonio
 y
 lectura,
 así
 como
 problemas 
 de

jerarquía 
administraMva 
y
 de 
homologación
con
los
otros
ministerios 
nacionales 
y
 con

los 
ministerios 
de
 cultura
internacionales,
 dada 
la 
categoría
 de
servicio
público
 que

detenta
el
Consejo
de
la
Cultura 
en
la 
escala 
administraMva 
y
su
dependencia
final 
del

Ministerio
de
Educación.

La 
pregunta 
que
debemos
plantearnos
son
relevantes
y
en
los
albores 
de 
la
creación
de



una 
nueva 
políMca
 es
cuando
 corresponde
 hacerlas:
 ¿Es 
la
 insMtucionalidad
pública

dedicada
 a
 la 
cultura
 que 
nos
 hemos
 dado
 en
 la
 prácMca,
 aquella 
que
 vela
 por
 el

patrimonio
de 
su
propio
país,
más 
allá
de
que
esta
misión
le 
corresponde
por
ley?
¿De

qué 
insMtucionalidad
pública
hablamos 
cuando
ésta 
se
ha 
desentendido
de
la
labor
de

promover
a
nuestros
arMstas
y
nuestros 
productos 
culturales 
en
el 
extranjero,
cuando

aún
siendo
de
su
competencia 
legislaMva,
transfiere
importantes
recursos 
de 
su
propio

presupuesto
sin
control
mensurable
de
sus
resultados?
¿De
qué
insMtucionalidad
cultural 
hablamos 
cuando
ella
está 
vedada 
de
voz
y
 de 
voto

de
los 
medios
de
comunicación
masivos,
incluso
de
aquellos 
de
carácter
 público
o
de

organismos
autónomos
que
proveen
de 
fondos 
concursables 
que
 el 
mismo
servicio,

teniendo
uno
de
los
experMses
más 
importantes 
en
el
Estado
para
hacer
 concursos,

transfiere
paradojalmente
para
otro
concurso?

6
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

Sin
 embargo,
 más 
 que 
 detenernos 
 en
 las 
 explicaciones 
 de
 nuestra 
 adolescencia

insMtucional,
 
 sin
el 
mezquino
afán
 de
 buscar
 responsables,
 sino
de
idenMficar
 esos

puntos 
de
fuga
de 
la 
insMtucionalidad,
 los 
invito
a 
trabajar
 hoy
 para
responder
 esas

interrogantes,
parMendo
por
hacer
un
diagnósMco
con
honesMdad
sobre
en
qué 
punto

nos 
encontramos
 
 para
 poder
 dibujar
 nuestro
 rumbo
 a 
la 
adultez,
 que
 es 
lo
 que

realmente
debe
importarnos.

Quiero
decirles 
que
no
es 
meramente
un
problema 
de 
legislación‐
en
menor
 o
mayor



medida 
la
tenemos,
 perfecMble,
 estamos 
todos
de
 acuerdo
 pero
 la 
tenemos.
 Es 
un

problema
de
hacer
valer
aquellos 
derechos,
de 
asumir
una 
responsabilidad
que
hemos

delegado.
 Es,
 creo,
 un
 problema 
 de
 voluntad
 políMca,
 un
 asunto
 de 
 romper
 un

paradigma 
 mental 
 y
 asumir
 de
 una
 vez
 y
 para
 siempre
 que
 se
 ha 
 creado
 una

insMtucionalidad
 para
 precisamente
 romper
 con
 esta
 atomización
 atávica 
existente,

con
el
complejo
de
subdesarrollo
existente
respecto
de
la
cultura.


Afortunadamente
 contamos 
 con
 una
 insMtucionalidad
 vigente.
 Pero
 quienes
 hemos



tomado
a 
cargo
la
responsabilidad
 de 
conducir
 esta
estructura
estamos 
conscientes

que 
toda 
insMtución
desarrolla
su
vida
combinando
conMnuidad
y
renovación.
A
la 
hora

de
los
balances 
no
nos
conformamos
con
lo
avanzado.
El 
avance
de
la 
políMca 
y,
más

aún,
del 
desarrollo
cultural 
de
nuestro
país 
es 
el
deber
del 
Consejo
de 
la 
Cultura.
Es 
su

razón
 de
 ser.
 Hemos
 dado,
 es 
 cierto,
 primero
 pasos.
 Pero
 estamos
 aún
 ante
 una

insMtucionalidad
carente 
de
las 
necesarias 
fortalezas
y
de
una 
dinámica 
de
trabajo
que

señala
falencias
para
cumplir
con
tamaña
tarea.

El 
 documento
 que
 hoy
 llega 
 a
 su
 fin
 ha 
 demostrado
 ser
 un
 conjunto
 de 
 buenas

intenciones,
de
metas 
que
sobrepasan
sus
posibilidades 
reales
de
implementación
en

una 
insMtucionalidad
como
la 
nuestra.
Quiero
hacer
hoy
un
llamado
a
sincerar
nuestras

falencias,
 a 
 sacar
 lecciones
 de
 la
 experiencia 
 y
 el
 camino
 recorrido,
 a 
 reconocer

nuestras 
necesidades 
y
capacidades
reales 
y
 trabajar
en
definir
políMcas 
culturales
que

puedan
 tener
 una
 verificación
 objeMva
 de
 sus 
 avances 
 y
 de 
 su
 necesidad
 para 
 el

desarrollo
general
de
nuestra
sociedad.


En
este
senMdo,
es
cierto,
el 
documento
“Chile
quiere 
más 
cultura”
marcó
un
horizonte



de
 lo
 deseable.
 Y
 en
 ese 
 deseo
 la 
 historia 
 orgánica 
 es
 indesmenMble.
 Hago
 un

reconocimiento
 a
los 
miembros 
del
 Consejo
que
 han
 dedicado
 su
 mejor
 esfuerzo
 a

implementar
dicha
políMca 
que
marcó
un
trazado
y
 permiMó
la
construcción
de
unos

cimientos
para
seguir
trabajando
hoy.

Por
 eso
es 
que
el 
trabajo
preparatorio
que
han
realizado
las 
Convenciones 
Zonales 
ha



girado
 no
 sólo
 en
 torno
 al 
 balance,
 sino
 en
 establecer
 la 
 dimensión
 de
 nuestras

desigualdades 
en
el
cumplimiento
de
planes 
y
programas 
de
acción.
Los 
resultados 
de

cada 
Convención
Zonal
idenMficaron
las
inquietudes
de
cada
macrozona.
No
obstante,

podemos 
idenMficar
preocupaciones 
transversales 
como
por
ejemplo:
la
elección
de
la

temáMca 
patrimonial
en
cada
una 
de
ellas,
la 
necesidad
de 
levantar
indicadores 
para 
la

toma 
de
decisiones
tanto
a 
nivel 
central 
como
regional,
el 
requerimiento
de 
promover

una 
políMca 
comunicacional 
del 
Consejo
de
la 
Cultura 
para 
difundir
 las 
acMvidades 
del

campo
 cultural,
 entre
 otras
 líneas
 de 
 trabajo.
 El
 año
 2010
 nos 
 muestra
 un
 nuevo


7
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

escenario,
 una 
nueva 
configuración
 de
 lo
 público
 y
 de
 lo
 políMco
 y,
 a 
 su
 vez,
 una

reconfiguración
del
campo
cultural,
el 
cual 
ha
experimentado
transformaciones 
a 
las

que
nuestra
arquitectura
administraMva
ha
demostrado
no
responder
con
eficacia.


Hoy
 nos 
 enfrentamos 
 a 
 un
 gran
 desago.
 No
 sólo
 tenemos
 que 
 ordenar
 los

procedimientos
administraMvos
de 
esta
insMtucionalidad;
 tenemos
la 
tarea 
mayor
 de

renovar
la 
noción
misma 
de
gesMón
de
políMcas
culturales.
La
elaboración
de
la 
Nueva

PolíMca
Cultural 
es
nuestra 
principal 
preocupación.
Estamos
trabajando
arduamente 
en

un
 proceso
colecMvo,
 profundamente
 parMcipaMvo,
 donde
elaboraremos 
la 
carta
de

navegación
que 
nos
señale 
el 
rumbo
y
 horizonte
para 
el
desarrollo
del 
arte
y
la 
cultura

nacional.






2.2
PROYECCIONES
POLÍTICA
CULTURAL
2011
‐
2016

Hoy
miramos 
con
esperanza 
el
futuro
para 
nuestro
Consejo
Nacional
de
la
Cultura 
y
las



Artes.
 Nos 
 hemos
 trazado
 un
 horizonte
 que
 busca
 desarrollar
 las 
 áreas 
 ar_sMcas,

posibilitar
 la
 salida
 al 
 extranjero
 de
 nuestros 
 productos
 culturales,
 fortalecer
 el

desarrollo
cultural 
en
las 
regiones 
a 
través 
de
nuevos
polos
de 
desarrollo
y
 avanzar
en

la
senda
del
cercano
vínculo
entre
la
cultura
y
la
economía.

Es
en
este
senMdo
que
hoy
trabajamos
en
torno
a
cinco
grandes
ejes
de
acción:

EJE
1:
MODERNIZACIÓN
INSTITUCIONAL
EJE
2:
FOMENTO
A
LAS
AUDIENCIAS
EJE
3:
INDUSTRIAS
CREATIVAS
EJE
4:
EDUCACIÓN
Y
CULTURA
EJE
5:
INFRAESTRUCTURA
Y
GESTIÓN

EJE
1:
Modernización
Ins[tucional


Durante
estos
estos 
primeros 
meses 
nuestros 
esfuerzos
han
estado
dirgidos 
a
sentar



las 
bases 
para
lograr
que
el 
Consejo
de
la 
Cultura
sea
una
insMtución
de
excelencia 
y
en

darle
un
senMdo
al 
trabajo
diario
que 
nuestros 
cerca 
de
700
funcionarios
ejecutan
día

tras 
día.
 Al 
asumir
 el
cargo,
el 
Consejo
 de
la
Cultura 
presentaba 
deudas
 por
 más 
de

1.400
 millones 
de
pesos 
y
 el 
servicio
se
encontraba 
en
la
categoría 
G
de 
DICOM,
 es

decir
 la
 de
 mayor
 riesgo.
 Los 
 problemas 
 obedecían
 principalmente
 a
 desórdenes

administraMvos 
y
 procedimientos
mal 
ejecutados,
opinión
avalada
por
los 
informes 
de

Contraloría 
 y
 que 
 mantuvo
 al
 Consejo
 de 
 Cultura 
 en
 la 
 prensa 
 deteriorando

gravemente

su
presMgio
ante 
la 
ciudadanía.

Hoy,
se 
está
tratando
de

recomponer
su

imagen
y
hemos 
mejorado
la 
relación
con
los 
proveedores,
 hemos
repactado
deudas,

puesto
 plazos 
de
 pago
y
 pagado
 cerca
del 
30%
 de
lo
 adeudado,
 y
 hemos 
salido
de

DICOM
 en
 busca
 de
 recomponer
 las 
confianzas
 en
 el
 servicio.
 Esto
ha
sido
posible

gracias 
 al 
 esfuerzo
 de
 los 
 nuevos 
 jefes 
 administraMvos 
 quienes 
 trabajando
 sobre

horario
y
con
dedicación
exclusiva
mandatados 
por
el
ministro
y
su
equipo
asesor
han

logrado
en
poco
Mempo
lo
que 
se
mantuvo
por
años.
 
Por
otro
lado,
se 
ha
contratado


8
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

un
servicio
de
auditoría
administraMva
con
una
consultora
externa
al 
servicio,
con
el 
fin



no
 sólo
 de
 detectar
 errores
 de
 administraMvos,
 sino
 también
 de 
 modernizar

procedimientos
 en
 una
 insMtución
 que
 requiere
 con
 urgencia
 mejorar
 su
 orgánica

interna.

Quiero
detenerme
para 
dirigirme 
un
momento
a
los 
funcionarios.
Todos
queremos 
una



insMtución
cuya 
dinámica 
de
funcionamiento
esté
enfocada
a 
dar
un
buen
servicio
al

público
–a 
nuestro
público
objeMvo
compuesto
por
creadores 
y
público
beneficiario
de

la 
cultura‐,
y
 también
a
tener
 una
dinámica 
de
desarrollo
de
políMcas 
culturales
que

demuestre 
ser
eficiente
y
pueda
medir
el
impacto
de 
los 
recursos
uMlizados.
Debemos

ser
una 
insMtución
que
como
lugar
de
trabajo
provea
de
condiciones
materiales 
dignas

para 
 todos 
 sus
 funcionarios,
 un
 lugar
 seguro,
 bien
 iluminado
 y
 provisto
 de 
 las

condiciones
 mínimas
 para 
 bien
 hacer
 nuestra
 labor.
 En
 eso
 hemos
 estado,

fortaleciendo
 el
 trabajo
 en
 las
 sedes 
 regionales,
 buscando
 que
 estén
 ubicadas

preferentemente
 en
 los
centros
 históricos 
de
las
capitales 
de
cada 
región.
 También

estamos 
 proveyendo
 de
 espacios
 mínimos 
 de
 encuentro,
 espacio
 de
 casino,
 como

logramos
implementar
recientemente
en
la 
sede
de
Valparaíso,
donde
hicimos 
realidad

una 
 demanda
 de
 largo
 aliento
 en
 nuestra 
 sede
 principal.
 Y
 también
 estamos

desarrollando
 un
 plan
 de
 reconversión
 que
 permita 
 a 
 los 
 funcionarios
 pasar
 a

incorporar
 la 
exigua 
planta 
de 
sólo
 50
 existentes
hasta
hoy
 y
 mejorar
 sus 
derechos

laborales,
acompañado
de 
un
proceso
de
homologación
de
grados
entre
el 
personal 
de

contrata
y
planta
y
los
contratos
a
honorarios.

El 
hecho
de
mejorar
nuestras 
condiciones
generales 
conlleva
un
esfuerzo
por
 mejorar



nuestros
 rendimientos
 y
 hacer
 bien
 nuestro
 trabajo,
 exigencia 
 que
 toca
 desde
 el

Ministro
 hasta 
 el
 úlMmo
 funcionario
 administraMvo
 del 
servicio.
 Por
 esto,
 seremos

exigentes
 en
 evaluar
 y
 calificar
 nuestro
 trabajo
 y
 generosos 
también
 a 
 la 
hora
 de

premiar
 y
 reconocer
 a
 los 
funcionarios
 compromeMdos 
 con
 el 
 trabajo
 bien
 hecho,

como
son
la
mayoría
de
los
trabajadores
de
Cultura.

En
el 
marco
del
Plan
de
Modernización
del 
Estado
que
está
impulsando
el 
Gobierno
del



Presidente
Piñera,
implementaremos
tambien
un
plan
de
modernización
 
del
Consejo

de
 la
 Cultura
 que
 se
 inicia
 con
 el
 establecimiento
 de 
 protocolos
 administraMvos

permanentes
que 
permitan
agilizar
 los
procesos 
internos
y
 con
la 
instalación
 de
una

plataforma 
informáMca
independiente
del 
Ministerio
de
Educación,
que
nos 
permita 
un

mejor
control
de
gesMón,
menor
burocracia
y
mayor
eficiencia
administraMva.

Nos
 hemos 
 propuesto
 ser
 capaces 
 de 
 desarrollar
 políMcas 
 culturales 
 cuyos



cumplimientos 
sean
 verificables 
en
 sus 
disMntas 
etapas 
de
 avances,
 implementando

sistemas
de
evaluación
de 
los 
programas
existentes
y
 de
los 
nuevos 
que
deberemos

impulsar,
 en
 conjunto
 con
 Mideplan.
 Generaremos
 indicadores 
 cualitaMvos 
 y

cuanMtaMvos 
 para
 la
 correcta 
 toma 
 de 
 decisiones
 del 
 servicio.
 Las
 encuestas
 de

Consumo
Cultural 
como
la
Cuenta 
Satélite
de
Cultura 
son
un
gran
aporte
para
ello,
sin

embargo,
son
insuficientes 
para
señalar
la
contribución
que
ha 
realizado
el 
Consejo,
a

través 
de
sus
programas
y
 fondos 
concursables,
en
el 
desarrollo
de
nuestras
industrias

culturales.


9
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

En
ese
senMdo,
estamos
fortaleciendo
la 
Unidad
 de
Estudios
para
que
el 
próximo
año



sea 
un
departamento
en
nuestra 
insMtución,
cuyo
trabajo
apuntará
a
la
generación
de

metodologías 
de
seguimiento
y
 evaluación
de
los 
programas 
y
 políMcas 
culturales,
así

como
 a
 la 
 provisión
 de 
 insumos 
 metodológicos
 y
 estadísMcos 
 a
 los 
 demás

departamentos.
 Se
instaurará 
un
 observatorio
cultural
que
promueva 
la 
creación
de

vínculos
con
universidades
y
centros
de
estudios
en
invesMgación
cultural.


Asimismo,
hemos
reordenado
el 
organigrama 
interno
del
Consejo
de 
la
Cultura
en
cada



departamento
y
 unidad
para 
reforzar
 el
carácter
 ejecuMvo
e 
integrado
de
las 
nuevas

políMcas 
culturales,
parMcularmente
de
los
llamados
departamentos 
programáMcos 
con

respecto
a
los 
de 
carácter
administraMvo,
con
el 
convencimiento
que
una 
insMtución
no

debe
tener
dos
almas
sino
una
sola.

Hemos
hecho
reformulaciones
en
 el 
Departamento
 de
 Comunicaciones,
 a
parMr
 del



hecho
que
hemos
detectado
que
nuestra 
insMtución
carece
de
una
idenMdad
pública.

La 
II
Encuesta 

Nacional 
de 
ParMcipación
y
 Consumo
Cultural
realizada
el 
2009,
señala

que 
 el 
 43,5
 %
 de
 los 
 entrevistados
 nunca
 ha 
 escuchado
 hablar
 del 
 Consejo
 de
 la

Cultura.
 Se 
da
la
paradoja 
que
ciertos 
programas
del 
Consejo
–como
Bafona,
Escuelas

de
Rock
 o
Fondart‐
 son
 más
reconocidos 
por
 la
comunidad
que
la 
propia 
insMtución

que 
los
alberga
y
en
muchos
casos 
no
existe 
una 
asociación
entre
la 
insMtución
madre 
y

el 
programa
específico.
El
nuevo
Departamento
de 
Comunicaciones
está 
trabajando
en

el 
desarrollo
de
una
políMca
comunicacional 
que
logre 
una 
idenMdad
única
de 
nuestra

insMtución,
 que 
difunda 
sus 
alcances 
con
 una
línea
 visual 
y
 comunicacional 
común,

donde
 se 
potenciarán
 las
 nuevas 
tecnologías 
y
 la 
gesMón
 de
proyectos 
estratégicos


que 
se
transformen
en
hitos 
relevantes 
dentro
de 
la
agenda 
cultural 
del
país.
Asimismo

todas
 las
 publicaciones
 que
 haga
 el 
 Consejo
 de
 la 
 Cultura 
 se
 harán
 desde

comunicaciones 
 rompiendo
 la
 cadena
 de
 ediciones 
 inconexas 
 de
 unidades 
 y

departamentos,
para
lograr
 llegar
a
un
público
más 
amplio
con
contenidos
editoriales

que 
den
cuenta
de
nuestra 
labor.
 Debemos 
demostrar
 que
 como
 insMtución
 somos

líderes 
 de
 opinión
 en
 nuestro
 propio
 ámbito
 especifico.
 Somos 
 nosotros 
 quienes

debemos
adelantar
los
temas,
ponerlos
en
la
discusión
pública
y
señalar
los
debates.

Dentro
de
esta
misma
lógica
de
una
fortalecimiento
 de 
la
insMtucionalidad
 vigente,



creemos 
que 
el 
Consejo
de
Cultura
debe
tener
una
mayor
ingerencia
en
la 
subvención

pública
para
la
construcción
y
desarrollo
de
infraestructura 
cultural.
La
ley
del 
Consejo

en
su
ar_culo
número
3
señala
como
función
del 
Consejo

“desarrollar
la 
cooperación,

asesoría
 técnica
 e
 interlocución
 con
 corporaciones,
 fundaciones 
 y
 demás

organizaciones
privadas
cuyos
objeMvos 
se
relacionen
con
los 
objeMvos
del
Consejo”.

No
obstante,
 hasta
el
día
de
hoy
 la 
transferencia 
del 
16
 %
de
nuestro
presupuesto
a

corporaciones
y
 fundaciones 
culturales
de
 derecho
privado
 se
 ha
 limitado
 a 
ser
 un

pago
 de
 subvenciones 
 que
 no
 se 
 enmarcan
 dentro
 de
 un
 plan
 integral
 de

infraestructura 
 y
 gesMón
 cultural 
 a 
 nivel
 país 
 y
 que 
 no
 cuenta 
 con
 índices 
 de

rentabilidad
social,
ni 
trabaja 
con
objeMvos
transversales.
Es
por
esto
que
he
creado
la

Unidad
 de
 Coordinación
 y
 Evaluación
 de
 Convenios
 Ins[tucionales,
 enMdad
 que

velará 
por
el
establecimiento
de 
un
modelo
de 
transparencia 
acMva 
en
la 
asignación
de

los 
recursos
públicos 
y
de
integración
con
la 
red
de
infraestructura 
cultural 
a 
nivel 
país,

que 
combine,
la 
Red
comunal
de
52
centros 
culturales,
el
Plan
de
Teatros 
Regionales 
y


10
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

la 
Red
de
transferencias
del
Consejo
de 
Cultura,
como
un
todo
sistemico,
que
genere

capacidades
de
gesMón
combinadas
para
potenciar
nuestros
recursos
culturales.

Tenemos 
 a
 nuestro
 cargo
 la
 responsabilidad
 de
 impulsar
 reformas
 necesarias 
 para

mejorar
 la 
 insMtucionalidad
 e
 impulsar
 el 
 desarrollo
 cultural.
 La 
 nueva 
 Unidad

Legisla[va,
 que
tendrá 
a
su
 cargo
 el
estudio
 e
impulso
 de
reformas 
legislaMvas 
que

permitan
 potenciar
 por
 medio
 del 
 perfeccionamiento
 legal 
 de
 nuestras 
 normas

jurídicas
el
ordenamiento
normaMvo
que
rige
a
nuestra
acMvidad
e
insMtuciones.

Sin
embargo,
 cuando
hablo
de
modernización
de 
la
insMtucionalidad
cultural
no
sólo



estoy
 hablando
 del 
 funcionamiento
 interno
 del 
 Consejo
 de 
 la
 Cultura
 y
 de
 sus

programas.
 El
fortalecimiento
y
 jerarquización
 de
la
insMtucionalidad
 cultural
es
una

necesidad
evidente.
 Hoy,
cuando
un
terremoto
nos 
enfrenta
a 
la
dura 
tarea 
de 
tener

que 
 reconstruir,
 ha 
 quedado
 en
 evidencia
 nuestra
 carencia 
 de
 herramientas
 para

enfrentarlo,
 debemos,
 entonces,
 resolver
 de
 manera
 coherente
 y
 consistente,
 la

dispersión
insMtucional
que
acoge 
segregadamente
nuestra
cultura,
como
mencioné
al

comienzo.
 La
 duplicidad
 de
 funciones
 en
 materia
 de
 patrimonio,
 de
 fomento
 a
 la

lectura
 y
 de
 internacionalización,
 dispersando
 responsabilidades
 y
 herramientas 
de

fomento,
ha 
demostrado
su
insuficiencia 
para 
responder
a 
las
demandas
del 
país
y
del

campo
cultural
que
se
abre
en
el
siglo
XXI.


La 
cultura 
se
ha
ganado
un
lugar
y
debemos 
dotarla
de
los 
mecanismos
necesarios 
para

seguir
 creciendo,
expandiendo
su
alcance 
y
 lograr
índices 
de 
inversión
presupuestaria

al 
nivel
de
los 
países
desarrollados.
 Tenemos
muchos 
desagos 
urgentes.
 Afrontarlos

requiere
 con
 urgencia
 de 
 
 dotar
 a
 la
 cultura
 de 
 un
 estatuto
 a 
 la
 altura
 de
 las

circunstancias.


EJE
2:
Fomento
a
las
Audiencias


Así
como
entendemos 
que
la
cultura 
es
fundamental
en
el 
mejoramiento
de
la
calidad



de
vida 
y
el 
desarrollo
integral
de
las 
personas,
también
es 
misión
de
una 
sociedad
que

se 
quiere
justa,
verla 
como
una 
oportunidad
de
desarrollo.
No
podemos
quedarnos 
de

brazos 
 cruzados
 cuando
 vemos 
 que
 el 
 incremento
 notorio
 que
 han
 tenido
 los

mecanismos 
de 
fomento
 a
la
creación
no
 se 
ha 
visto
 acompañado
 por
 un
aumento

sustanMvo
del
consumo
cultural,
ni
de
las
audiencias.


En
materia
de
audiencias,
tenemos 
una
realidad
que
reconocer:
no
estamos 
llegando
a



los 
más 
desprovistos 
de
nuestra 
sociedad.
 Mientras 
en
asistencia 
a
eventos 
culturales

el 
 segmento
 social 
 ABC1
 promedia
 un
 30,6%,
 el 
 segmento
 E
 lo
 hace 
 con
 un

desalentador
2,6%.


No
 podemos
 quedarnos 
 sin
 actuar
 cuando
 vemos 
 que 
 el
 consumo
 cultural 
 sólo

aumenta 
 en
 los
 segmentos 
 más
 acomodados
 de
 la 
 población.
 Mi 
 desago
 es
 muy

ambicioso
y
el
compromiso
es
disminuir
esta 
desigual 
brecha 
que
existe 
hoy.
El 
acceso

y
 la
parMcipación
 debe 
traducirse
 en
 oportunidades
 concretas
para 
quienes
más
lo

requieren,
y
así
logren
vincularse
de
manera
permanente
y
acMva
con
la
cultura.

11
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

Por
eso,
con
el 
objeto
de
dar
acceso
a 
la 
cultura
a
más
chilenos 
y
reverMr
la 
brecha 
de



desigual
acceso
a 
la 
cultura 
que
mencionaba
antes,
hoy
nos 
encontramos 
en
plena
fase

de
estudio
de
un
programa
de
subsidio
 a
la
demanda
cultural
 de
grandes 
alcances 
y

con
especial 
foco
en
aquellos 
con
menos 
posibilidades
de
acceso
a 
bienes 
culturales,

que 
permita,
por
una 
parte,
aumentar
los
índices 
de 
parMcipación
de 
la
sociedad,
como

a 
 su
 vez,
 impulsar
 y
 fomentar
 el 
 desarrollo
 del 
 campo
 cultural 
 en
 cuanto
 a

oportunidades 
laborales
y
 posibilidades 
de
autosustentabilidad.
 Esto
puede
significar

una 
verdadera 
revolución
 democraMzadora 
en
la 
promoción
 de
 los
 derechos 
de
las

audiencias 
en
cuanto
a
sus 
posibilidades 
de
acceso
y
 sus
oportunidades 
de
elección

libre
 de
 aquellos
 bienes
 y
 servicios
 culturales 
 de
 su
 preferencia,
 lo
 que
 a 
 la
 vez

esMmulará 
a 
la 
oferta
a
ofrecer
mayor
canMdad
y
más 
atracMvos 
servicios 
tendientes
a

la 
saMsfacción
de
esta 
demanda.
 Para 
ello
se
encuentra 
con
nosotros 
Evaristo
Nunes

del
Ministerio
de 
Cultura 
Brasilero
donde
el 
Presidente
Lula
Da 
Silva
está 
llevando
a

cabo
un
plan
llamado
Vale
Cultura.

Sin
 embargo,
 esta 
 trenza
 no
 funciona 
 con
 el
 fortalecimiento
 de
 solo
 uno
 de
 los

elementos
de
la
cadena.
El 
 primer
 frente 
 que
 estamos 
 atacando
 es 
 el
 de 
 la
 difusión
 en
 materia
 cultural.

Tenemos 
que
lograr
que
el
público
conozca
la 
oferta 
cultural 
y
lo
estamos 
haciendo
en

todo
el
país
a 
través 
de
un
 programa 
de
carteleras
 culturales
 en
 radios
 regionales,

gesMonado
desde
el
propio
Consejo
de 
la 
Cultura
y
también
en
un
proyecto
que
uMlice

las 
plataformas 
digitales 
y
 redes 
sociales
para
llegar
 a 
un
público
más
amplio
 y
 más

proclive 
al
lenguaje
actual 
no
sólo
para 
que
se
informen,
sino
para
que 
sientan
que
los

bienes
culturales
deben
ser
parte
de
su
vida
coMdiana.


Los
lugares
en
donde
habita 
hoy
la
cultura
son
museos,
galerías,
salas
de
exhibición,
de

cine,
 teatro
o
música 
a
las 
que
Mene 
acceso
una
elite
a
la 
que
pocos 
pertenecen.
En

sociedades
altamente 
mediaMzadas
como
la
nuestra,
 en
que
el
número
de
teléfonos

celulares 
 supera 
 al 
 número
 de
 habitantes 
 y
 el 
 de
 televisores
 al
 de 
 familias,
 los

fenómenos
 de
 producción
 de
 conocimiento
 se
 transmiten
 masivamente
 por
 la

televisión
y
crecientemente
a
través
de
los
nuevos
medios
tecnológicos.

Asi 
 y
 todo
 la 
 cultura
 casi
 no
 está
 presente
 en
 la
 televisión,
 ni
 en
 su
 contenido

programáMco,
ni
en
sus 
tandas
comerciales
‐no
hay
 recursos
que 
financien
la 
costosa

difusión

televisiva‐,
y
escasamente
en
los
medios
portables.

Por
 otra
 parte 
 la 
 ausencia 
 del 
 Consejo
 de 
 Cultura 
 en
 instancias 
 de
 decisión
 de

contenidos 
televisivos
como
el 
Consejo
Nacional
de
Televisión
(al 
que,
desde
el 
Consejo

de
 la 
 Cultura
 se 
 le
 transfieren
 4.000
 millones 
 de 
 pesos 
 para
 ser
 paradojalmente,

dispuestos
a
fondos 
de
fomento
a
TV
de 
“alto
contenido
cultural”),
dan
cuenta 
de
una

realidad:
la 
cultura 
ha 
sido
relegada 
a 
un
lugar
 marginal.
 
Peor
aún,
seis 
años 
después

de
creada 
la
insMtucionalidad
cultural,
el
Consejo
de 
la
Cultura
no
organiza 
ni
parMcipa

en
los 
Premios
Nacionales 
de
literatura,
música 
y
artes,
máximos 
reconocimientos
que

otorgamos
a
nuestros
creadores
que
siguen
radicados
en
el
Ministerio
de
Educación.


Hoy,
cuando
se 
discute
en
el 
Congreso
la 
ley
de 
televisión
digital
terrestre,
tenemos
la



oportunidad
de
abrirnos 
un
espacio
e 
insertar
la 
cultura 
en
la 
gran
plaza
pública
que
es

este
 medio
 de 
comunicación.
 Hemos 
estado
 ausentes 
del
debate
 desde
 2008.
 Hoy



12
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

reclamamos 
nuestro
derecho
a
formar
 parte 
de
las
decisiones 
que
ahí
 se 
tomen
en



virtud
del
rol
público
de
la
televisión
y
de
sus
implicancias
en
la
sociedad.


Nuestra 
tarea 
no
es
seguir
 los 
cambios,
sino
acompañarlos 
de
manera 
responsable
y



sin
improvisaciones.
 Debemos 
adelantarnos
a 
los
escenarios 
que
se 
aproximan,
y
 por

ello
 trabajamos 
en
proyectos 
donde
el
Consejo
de
la
Cultura,
 en
 representación
del

mundo
cultural,
tenga 
voz
y
 voto
en
instancias 
de 
fomento
a 
la
televisión
de
calidad

cultural,
 con
 el
 objeMvo
 de
 tener
 una 
industria 
 audiovisual
 floreciente
 que
 resulte

atracMva
también
como
negocio
y
que
sea
generadora
del 
material
que
será 
necesario

disponer
 para
 llenar
 las
 necesidades 
propias
 de 
 las 
parrillas
 programáMcas 
 que 
 se

abrirán
 con
 el
 nuevo
 cambio
 tecnológico.
 Sin
 embargo,
 se
 equivocan
 quienes

presumen
que
esta
revolución
que
se
adviene
es 
de 
plataformas,
interfaces
o
soportes

de
transmisión‐
aquellas
decisiones 
están
tomadas 
y
bien
tomadas:
la 
norma 
japonesa‐
brasilera
es
la
adecuada 
para
un
país
de 
nuestras
caracterísMcas 
geográfico‐culturales.

Este
cambio
no
se 
trata
de
tecnología,
 sino
 de
contenidos.
 Es 
ahí
 donde
debe
estar

puesto
el
foco
de
nuestro
esfuerzo
si 
queremos 
dar
un
salto
sustanMvo
en
la
educación

de
nuestros
habitantes,
proponiendo
vías
alternaMvas 
a
las 
posibilidades
finales 
de
su

educación.
No
queremos 
estar
 fuera 
de 
esta 
revolución,
muy
por
 el 
contrario:
cultura

debe
estar
en
el
centro
de
esta
discusión.

EJE
3:
Industrias
Crea[vas


Entendemos
una 
cultura 
cuando
sabemos
de
su
literatura,
su
gastronomía,
su
filosoga,



su
 música,
 su
 arquitectura,
 su
 forma 
 de
 celebrar,
 su
 lenguaje,
 su
 habitar,
 sus

expresiones
 simbólicas
 y
 todo
 ese 
 entramado
 de
 signos
 que 
 nos 
 hablan
 de
 una

idenMdad.
Es 
fundamental
comprender
que
la
cultura 
forma
como
muchas 
otras 
áreas

de
 la
 sociedad
 un
 sistema 
 económico
 complejo
 con
 parMcularidades 
 propias
 y

movimientos 
 singulares,
 en
 los
 que
 recién
 nosotros 
 damos
 los
 primeros 
 pasos 
 y

comenzamos
nuestra
especialización.
Por
ello
es 
imprescindible
fomentar
el 
desarrollo

de
 industrias
 creaMvas,
 en
 aquellas 
 áreas
 de
 la 
 cultura
 que
 sean
 suscepMbles 
 de

generar
 fuentes 
 laborales 
 y
 posibilidades 
 de 
 internacionalización,
 por
 lo
 que
 es

necesario
promover
el 
vínculo
entre 
economía 
y
cultura
en
especial 
en
las 
áreas 
donde

operan
nuestros
consejos
sectoriales:
libro,
música
y
audiovisual.


El 
rodaje
de 
una 
película,
por
ejemplo
puede 
llegar
a
generar
cerca
de
200
puestos 
de



trabajos 
 y
 promover
 sectores 
 como
 transporte,
 alimentación,
 hotelería,
 turismo
 y

servicios
varios.
La
generación
de
divisas 
para 
la
locación,
tanto
en
pago
de
impuestos,

como
beneficios
laterales 
de 
visibilidad
y
 posicionamiento
son
enormes.
 La
selección

de
una
película 
en
un
fesMval
de
presMgio
en
el 
mundo
hace
bastante 
más 
que 
toda
la

inversión
turisMca 
anual 
de
un
país 
pequeño:
miremos 
el 
caso
de
Finlandia,
Dinamarca

o
 Corea,
 países
 que 
 admiramos 
 por
 su
 desarrollo
 económico
 ¿Puede
 una 
 nación

desarrollarse
económicamente
sin
 desarrollar
 su
cultura?
 ¿qué
sustentabilidad
en
 el

Mempo
puede
tener
un
desarrollo
carente
de
desarrollo
cultural?


El 
fomento
 a 
la
 creación
 y
 la
industria,
 no
 puede
ir
 separado
 de 
una
estrategia 
de



posicionamiento
 internacional.
 Estamos 
 haciéndonos 
 cargo
 de
 lo
 que
 la 
 ley
 nos

mandata:
 definir
 las 
políMcas
de 
internacionalización
culturales,
 para 
lo
cual
estamos

impulsando
 un
 trabajo
 coordinado
 entre 
 todas 
aquellas
 insMtuciones 
 que 
 también


13
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

trabajan
en
la
promoción
de 
nuestro
país
en
el
exterior
 (Cancillería,
ProChile,
 CORFO,



Fundación
 Imagen
 de 
 Chile)
 con
 el
 fin
 de
 tener
 una 
 presencia
 sólida,
 visible 
 y

permanente
 de 
nuestra 
cultura 
en
 el
 extranjero,
 contribuyendo
 a 
una 
imagen
 más

integral
de
la
idenMdad
de
nuestro
país.


Bajo
la 
mirada 
de 
la 
cultura 
como
oportunidad
de
desarrollo,
es
muy
importante 
que



decidamos 
incorporar
 a 
las 
industrias 
dentro
 de
 las 
políMcas 
de
 desarrollo
 cultural.

Hasta 
hoy,
hemos
fomentado
con
éxito
la
creación
ar_sMca.
Pero
le
hemos
exigido
a 
los

arMstas 
 que 
 sean
 también
 difusores
 de
 su
 obra 
y
 la 
fuerza
 de
 los 
hechos 
 nos 
ha

demostrado
que 
los 
creadores 
no
son
necesariamente
quienes
Menen
la 
especialidad

de
manejar
instrumentos
de 
difusión
de
su
obra,
mientras 
existe 
crecientemente
en
el

pais 
 un
 desarrollo
 de
 intermediarios,
 que 
 se
 ha 
 profesionalizado
 en
 detectar

oportunidades 
de 
desarrollo,
 lograr
 la 
llegada
a 
los 
públicos
y
 crear
 nuevas 
fuentes

laborales.
 Los
especialistas
en
economía 
cultural,
 como
 Bruno
 Frey
 van
 más 
lejos 
y

sosMenen
que 
una 
industria 
cultural 
basada
en
los 
fondos,
si
no
están
especificamente

focalizados,
 Menden
 a
 perverMr
 el 
 sistema,
 transformando
 a 
 los 
 creadores 
 en

burócratas
 perseguidores
 del 
 incenMvo
 económico,
 desnaturalizando
 su
 propia

creación
ar_sMca
para
ponerla
al 
servicio
del 
cumplimiento
de 
las
bases 
de
concurso
o

de
 las 
intencionalidades
políMcas
o
temáMcas 
de
 turno.
 El 
Estado
 debe 
fomentar
 la

creación
con
la 
disposición
de 
fondos 
de 
concurso
focalizados 
para
los 
creadores,
 por

una 
 parte,
 pero
 por
 otro
 lado
 debe
 crear
 las
 herramientas 
 e 
 instrumentos
 para

permiMrles
 salir
 a
 terreno
 en
 condiciones
 equitaMvas 
 y
 compeMMvas
 a
 buscar
 los

recursos
para
financiar
sus
proyectos.

En
 este
 contexto
 estamos 
 trabajando
 en
 una 
 fuerte
 modernización
 del
 principal

instrumento
de
fomento
a
la 
creación
que 
Mene 
el 
Consejo
de 
la
Cultura:
los 
fondos

concursables.
 Reflejo
de
este
proceso
que
culminará
el 
2013
–cuando
se
cumplan
20

años
del
Fondart‐
 hemos
decidido
 relanzar
 estos 
fondos
como
 Fondos
 Cultura,
 con

nuevas 
líneas 
de
concursos‐
que
incorporan
por
 ejemplo
la
Arquitectura
y
 el 
Diseño,

líneas 
de 
larga 
demanda 
y
espera,
así
como
un
mejoramiento
en
la
transparencia
de
la

selección
a
través 
de
la 
incorporación
de 
jurados
recomendados
por
 universidades 
y

por
 delegaciones 
 extranjeras,
 y
 también
 unificando
 las 
 fechas 
 de
 los
 fondos 
 e

impulsando
una 
fuerte 
estrategia 
comunicacional 
que
promueve
el 
mes
de
sepMembre

como
período
único
de
postulación,
con
el 
fin
de
que
los 
procesos
de
adjudicación
y

ejecución
de 
los
proyectos 
ganadores 
coincidan
con
el
año
calendario
y
 permitan
una

mejor
uMlización
de
los 
recursos.
Lo
que
perseguimos 
es
lograr
que
el
instrumento
no

se 
transforme
en
una
necesidad
permanente.
 Queremos
que
nuestras 
herramientas

permitan
a 
los 
creadores
y
gestores 
conquistar
la
autogesMón
y
la
autosustentabilidad:

que 
ganar
 un
Fondo
Cultura 
signifique
un
verdadero
cambio
en
la 
vida 
y
 el 
trabajo
de

nuestros
arMstas
y
terminar
con
la
profesión
del
eterno
postulante.

Dentro
 de
 esta 
 modernización
 de
 los
 fondos,
 fomentaremos 
 invesMgaciones 
 que

evalúen
 tanto
 sus
 procedimientos
 como
 los
 resultados
 obtenidos 
 a
 parMr
 de
 su

ejecución,
en
tanto
medición
 de
sus 
resultados,
 impacto
y
 rentabilidad
social 
de
sus

líneas
concursables.


Trabajaremos
fuertemente
en
la 
internacionalización
de 
la
industria
editorial
chilena,



valorizando
 la
 originalidad
 de 
 nuestros
 autores.
 En
 música,
 promoveremos
 la


14
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

asociaMvidad,
como
mecanismo
para
conformar
 una
industria
que 
abarque
todas 
las



etapas 
del 
proceso
de
creación
y
difusión
de 
la 
música 
nacional.
Tan
importante
como

lo
anterior
es
el 
trabajo
que
ya 
estamos
realizando
para
promover
la 
música 
chilena 
en

las 
radios 
nacionales.
 Creo
firmemente
en
los
incenMvos 
más
que 
en
las
cuotas.
 Por

eso,
hemos 
establecido
un
sistema
de
incenMvo
financiero
de
acuerdo
al 
porcentaje 
de

música
nacional
que 
incluyan
las 
radios 
en
su
parrilla
y
 promoveremos
una 
exención

tributaria
que
premie
a
aquellos
que
difunden
nuestra
música.

En
materia
 audiovisual,
 la
situación
es 
preocupante:
 durante 
2009
 se
estrenaron
14



películas,
con
solo
547.511
espectadores
(equivalente 
al
3,79%
de
la 
asistencia
al 
cine),

mucho
menor
a 
las
940
mil
del
2008
y
ni
hablar
del 
año
2003,
cuando
1,7
millones 
de

personas
fueron
a 
ver
 cine
chileno,
representando
un
15%
 del
total 
de
asistencias 
al

cine.
Las
películas
chilenas,
según
la 
asociación
de
distribuidores 
de
cine,
pierden
casi

el 
80%
de
sus 
asientos
a 
la 
segunda 
semana
de
estrenadas.
La
generación
de 
incenMvos

a 
los
exhibidores
que
promuevan
su
 permanencia
puede
ser
 de
ayuda,
 pero
hoy
 se

hace
urgente
‐al
igual
que
se 
ha 
hecho
en
EE.UU.
o
Brasil‐
promover
el 
desarrollo
de 
un

circuito
de
HD
 paralelo
 que 
dé
 cabida 
a
esa
enorme
canMdad
 de
contenidos 
que 
el

desarrollo
tecnológico
nos 
ha
traido.
Sin
embargo,
si 
queremos 
exportar
nuestro
cine 
al

exterior
y
llenar
salas,
debemos 
hacer
mayores 
esfuerzos 
por
mejorar
el
producto
y
no

temerle
 a 
 ponernos 
 un
 estándar
 internacional,
 lo
 que
 implica 
 profesionalizar
 los

guiones
 y
 la
 promoción
 de
 nuestras 
películas.
 GraMfica 
 ver
 una 
 nueva 
 camada
 de

creadores
 jóvenes 
 con
 nueva 
 acMtud,
 que
 han
 perdido
 un
 mal 
 entendido
 “pudor

ar_sMco”,
 que 
se
 está 
atreviendo
 a
 explorar
 géneros 
y
 comprender
 que
 relato
 y
 la

narración
son
elementos
necesarios
para
mantener
la
atención
del
espectador.


Para 
compeMr
 en
el 
mercado
 extranjero
 tenemos 
que
 igualar
 la
 calidad
 técnica 
de

nuestros
productos 
audiovisuales.
Por
eso,
mientras 
por
una
parte,
estamos 
apoyando

la 
realización
en
 digital,
 al
mismo
Mempo
 incenMvamos 
la 
presencia
en
 fesMvales
de

clase
mundial 
en
calidad
técnica 
de
primer
nivel 
apoyando
dos
producciones 
onerosas

en
 35
 mm
 en
 toda 
 su
 linea
 de 
 producción.
 Asimismo
 debemos
 promover
 las

coproducciones 
 y
 buscar
 asociaMvidad
 en
 el
 extranjero,
 coherentemente 
 con
 una

legislación
que
sea 
compeMMva 
y
nos
permita 
atraer
inversión
nacional 
y
extranjera 
por

la 
vía 
de
exenciones
tributarias 
premiando
el 
riesgo
de
capital 
en
películas
nacionales.

Ya
nos 
hemos 
dado
cuenta
en
el 
mundo
cultural
que 
la 
sola 
existencia 
de
un
fondo
no

soluciona 
el
problema,
por
lo
que
estamos
trabajando
en
un
proyecto
que 
mejore
la

ley
de 
cine
existente
y
 permita 
condiciones 
idoneas 
de
inversión
y
compeMMvidad
que

nos 
equiparen
 con
 países
 como
 Colombia,
 ArgenMna
 o
 Brasil‐
 solo
 por
 nombrar
 a

nuestra
competencia 
laMnoamericana‐
para 
converMr
a 
Chile 
en
un
espacio
privilegiado

que 
se
convierta 
en
plataforma
de
producción
para
que
la
industria
cinematográfica
y

televisiva
 extranjera
encuentre
en
nuestro
país
un
lugar
 ferMl 
para 
la 
inversión
 y
 su

presencia
promueva
el
desarrollo
de
la
industria
local.


Sabemos
bien
 que 
las
llamadas 
industrias 
creaMvas 
consMtuyen
el
núcleo
 estructural



que 
permite 
la 
conversión
de 
la 
creaMvidad
en
un
producto
y/o
 servicio,
 vía 
directa

para 
 traducir
 la 
 cultura 
 y
 la 
 creaMvidad
 en
 impacto
 económico
 sobre
 un
 espacio

determinado.
Son
éstas

las 

que 
en
la
actualidad
generan
empleos,
pagan
impuestos,

crean
 riqueza 
 y
 mejoran
 la
 compeMMvidad
 y
 posibilidades 
 de
 proyección
 de
 los

territorios.

15
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

Por
 eso
tenemos
que
pensar
con
perspecMva 
de
integración.
Si
algo
hemos 
aprendido



es 
 que
 dadas 
 nuestras
 dimensiones 
 debemos
 trabajar
 en
 red,
 debemos 
 buscar

integracion
No
podemos
trabajar
 en
el
desarrollo
de
las
industrias 
culturales
aislados

de
otras
insMtuciones,
menos 
cuando
hablamos 
de 
generar
 valor
 agregado
a 
nuestro

desarrollo
 como
 país.
 Potenciar
 nuestras
 riquezas,
 relacionar
 nuestra 
 idenMdad
 y

nuestra
cultura,
 generando
alianzas
con
 el
turismo,
 es 
mandatorio.
 “Chile 
no
es 
un

país,
 es
 un
 paisaje”,
 dijo
 Nicanor
 Parra,
 y
 estamos 
 en
 un
 punto
 de
 quiebre
 para

visibilizar
 no
sólo
 nuestra
riqueza
geográfica,
 sino
 también
 nuestra
riqueza 
humana.

Trabajando
 para
 converMr
 a 
 turismo
 y
 patrimonio
 en
 un
 binomio
 que 
 permitan

visibilizar
nuestro
país,
estableciendo
alianzas
para 
un
desarrollo
conjunto
con
Sernatur

del
Turismo
Cultural‐Patrimonial
ya 
estamos 
comenzando
por
un
primer
y
significaMvo

paso:
 incorporar
 los 
 servicios
 de 
 información
 turísMca 
 en
 todas
 nuestras
 sedes

regionales.


Estar
 en
 las 
grandes 
ligas 
implica 
también
 reforzar
 el
 resguardo
que
 hacemos
a 
los

derechos 
 de 
 propiedad
 intelectual,
 ley
 que
 firmó
 el
 Presidente
 de 
 la
 República

simbólicamente 
el 
23
 de
abril,
 en
las
celebraciones
del 
Día 
del 
Libro.
 Este 
resguardo

pasa 
 primero,
 por
 establecer
 sanciones
 y
 procedimientos 
 que 
 buscan
 reforzar
 la

protección
de
los 
derechos
de
nuestros
creadores
y
de
las
industrias 
del 
sector,
a 
través

de
la 
Mpificación
de
nuevos
delitos,
 el 
establecimiento
 de 
mayores 
penas
y
 mejores

procedimientos;
 ampliando
 la
 protección
 al
 mundo
 digital,
 mediante 
 el

establecimiento
 de 
procedimientos
judiciales
expeditos 
que 
garanMcen
 un
 adecuado

resguardo
ante
las
frecuentes
infracciones
que
se
cometen
por
medios
digitales.

Si 
bien
 la 
 nueva 
ley
 instaura 
un
 adecuado
 marco
 de
 excepciones 
y
 limitaciones
 al

derecho
de
autor
y
 derechos
conexos,
 todas 
ellas 
enmarcadas 
dentro
del 
sistema 
de

excepciones
 permiMdas
 en
 el
 Acuerdo
 sobre
 los 
 Aspectos
 de 
 los
 Derechos
 de

Propiedad
Intelectual 
Relacionados 
con
 el
Comercio
de
la 
Organización
Mundial
del

Comercio,
 no
 permiMremos
 como
 autoridades 
que
 se
 desnaturalice
 la 
norma
 y
 se

pasen
a
llevar
los
derechos
de
nuestros
creadores.


Es 
 fundamental 
 comprender
 que
 si
 vamos 
 a 
 potenciar
 nuestra
 industria 
 cultural



nacional
a
traves
de
nuestras
creaciones 
es 
gravitante 
proteger
estos 
derechos 
ya
que

son
la
base
de
cualquier
sistema
economico
cultural
civilizado.

La 
modernizacion
de 
nuestros 
instrumentos 
implica 
necesariamente
tambien
dotar
 a

nuestros
arMstas,
gestores 

y
productores 
de
una
legislación
a 
la 
altura 
de
los
Mempos

con
herramientas
efecMvas 
para 
buscar
 recursos 
financieros 
por
 si
mismos
y
 en
este

senMdo
si
bien
La 
Ley
 de
Donaciones 
Culturales,
 que 
ha 
demostrado
ser
 efecMva,en

terminos 
de
aumento
de 
donaciones,
no
lo
ha 
sido
en
el
numero
de
donantes,
necesita

también
converMrse
en
un
instrumento
ágil
para
vehiculizar
donaciones
privadas
hacia

proyectos
de
cultura,
ampliando
la
base 
de
donantes,
 permiMendo,
 por
ejemplo,
 que

contribuyentes
 de
 Segunda 
 Categoría
 o
 contribuyentes 
 que
 llevan
 contabilidad

simplificada,
 o
 bien,
 que 
 empresas 
 que 
 registran
 pérdidas 
 puedan
 parMcipar
 en

proyectos
de
cultura,
reservado
hoy
principalmente
a 
grandes 
empresas.
Ese
proyecto

está
ya
en
la
SEGPRES
y
esperamos
comience
su
tramite
legislaMvo
cuanto
antes.


También
es 
prioritario
hoy
 modificar
 de
la
Ley
 de 
Monumentos 
Nacionales,
proyecto



en
el 
que
nuestra
unidad
legislaMva
ya
trabaja
con
Consejo
de
Monumentos
Nacionales


16
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

dotandola 
de
instrumentos 
de 
incenMvo
a
la 
protección,
 conservación,
 restauración
y



puesta 
 en
 valor
 de
 los
 monumentos 
 nacionales,
 que
 permitan
 a 
 los 
 propietarios

transformar
edificios
históricos
en
monumentos
vivos,

dando
los 
primeros
pasos 
inexorables 
para
dar
cabal
posibilidad
a 
la 
sociedad
civil
de

intervenir
en
algo
de
su
absoluta
competencia 
como
es 
tomar
acción
responsable
en
la

preservación
de
la
memoria 
histórica
que
le 
pertenece 
y
que
esta 
no
sea
un
gravamen

sobre
un
bien
privado
impuesto
desde
el
Estado.

EJE
4:
Educación
y
Cultura


Circunscribir
la 
labor
de
la 
cultura 
a
la 
formación
de 
audiencias 
o
al
consumo
cultural 
o



a 
la 
presencia
en
los 
espacios 
de
ocio
de
los
chilenos,
sería 
una
reducción
inaceptable

para 
quienes 
conocemos
de 
su
eficacia 
de
la
cultura
en
la 
penetración
reparatoria
que

Mene
como
agluMnante
del
tejido
social 

y
 como
herramienta
eficaz
de
transformación

social 
en
zonas 
de 
alta 
vulnerabilidad
social:
hablo
de
barrios 
pobres,
zonas
marginales,

cárceles.
Es
otro
de
nuestros
ejes:
Cultura
y
educacion.
Es 
un
deber
moral 
estar
presentes
desde
la 
formación
de
nuestros 
ciudadanos.
Por
eso,

otro
 de
 los 
 grandes 
 líneas 
 de
 trabajo
 de
 la 
actual 
 administración
 es 
producir
 una

arMculación
 estratégica
 con
 el 
 Ministerio
 de
 Educación
 en
 virtud
 de 
 potenciar
 las

capacidades
de
ambos
para
buscar
un
desarrollo
integral
de
los
ciudadanos
del
futuro.

En
estos 
primeros 
meses
de
trabajo
ya 
hemos 
avanzado
en
el
desarrollo
de 
programas



conjuntos
concretos
que
apuntan
en
dos
líneas
básicas.

El 
primero,
un
plan
 coordinado
de
 fomento
 a
 la
lectura
en
todo
el
país,
 en
todos 
los

estratos
 socioeconómicos 
y
 en
 todas
las
 edades,
 buscando
desacralizar
 la 
lectura 
y

converMrla
 en
 una
 herramienta 
 de
 crecimiento
 coMdiano
 que 
 se 
 encuentre
 en

bibliotecas 
pero
 también
 en
 los
 espacios
 ciudadanos.
 Próximamente,
 el 
 Presidente

anunciará
la 
coordinacion
mulMsectorial 
de
un
plan
de
fomento
a 
la
lectura
que 
llegará

a 
todos
los 
rincones 
del 
país 
y
que
irá 
acompañado
con
un
plan
de
mejoramiento
de
las

bibliotecas 
en
 su
 infraestructura 
y
 en
 su
 gesMón.
 La 
implementación
 conjunta
 con

Mineduc
 de
este
programa 
asoma 
como
una 
de 
las
principales
tareas 
en
materia 
de

lectura,
 así
 como
 incidir
 posiMvamente
 en
 los 
bajos 
índices 
de 
lectura 
que
 ostenta

nuestro
país.

En
segundo
lugar,
 estamos
ampliando
nuestro
espacio
de 
intervención
en
la 
Jornada



Escolar
Completa..
La
arMculación
real 
con
el
Ministerio
de
Educación
no
solo
debe
ser

un
 gesto
 de
 buenas 
intenciones.
 El 
fomento
 a
la
creaMvidad
 mediante 
contenidos
y

didácMcas 
de
carácter
ar_sMco
y
cultural 
debe
ir
 acorde
con
la 
malla
curricular.
Es
así,

que 
los 
programas 
integrados 
a 
la
jornada 
educacional 
completa
abarcarán
todos
los

sistemas
educaMvos,
 desde 
párvulos
a
4º
 medios,
 ampliando
el 
impacto
 de 
público.

Con
ello
pretendemos 
culMvar
el
lenguaje 
de
las 
artes
y
su
estéMca 
de 
manera
integral,

acompañando
a
los
estudiantes
desde
los
primeros
años
de
formación.
Por
 otro
 lado,
 hemos
 comenzado
 a 
 poner
 en
 marcha 
 un
 plan
 coordinado

conjuntamente
con
 la 
Fundación
para 
la 
Superación
 de 
la 
Pobreza
 y
 Mideplan
 para

reestablecer
 los 
 criterios 
 de
 focalización
 y
 localización
 de
 nuestros 
 programas 
 de

acceso
cultural
en
barrios 
vulnerables.
Con
un
nuevo
mecanismo
de 
fomento
al
acceso

de
 procesos
 culturales,
 buscaremos 
 instalar
 y
 potenciar
 capacidades
 en
 comunas


17
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

vulnerables
dejando
un
legado
sontenible 
en
el
Mempo
en
los 
barrios 
y
 comunidades



en
que
el 
programa
se 
inserte 
uMlizando
las 
capacidades
de 
los 
profesionales 
que
se

pondrán
a
disposición
de
este
Servicio
Pais 
Cultural,
 que
programa
comenzará
el 
año

2011
y
reecogerá 
la 
experiencia
aportada 
por
el
Programa
Creando
Chile
en
mi
barrio

que
ya
concluye.



EJE
5:
Infraestructura
y
Ges[ón

Sabemos
 que
 el 
 desarrollo
 cultural
 requiere
 necesariamente 
 de
 un
 espacio
 para

desarrollarse.
 Sin
 embargo,
 la
 infraestructura 
 no
 es 
 un
 valor
 por
 sí
 solo
 si
 no
 es

gesMonado
 de
 manera
 que 
 provea 
 por
 una
 parte
 financiamiento
 y
 por
 otra 
 una

programación
 adecuada
a
su
realidad
local,
 capaz
de
cobijar
 expresiones 
incluyentes

de
alta
calidad.
De 
manera
que
en
materia 
de
Infraestructura 
y
GesMón
también
hemos

desarrollado
un
plan
consistente
de
trabajo.

En
 mis 
visitas
 por
 disMntas
 ciudades
 de
 Chile 
he
 escuchado
 las
 necesidades
de
 los

arMstas 
 y
 gestores
 culturales:
 requieren
 lugares 
 que
 alberguen
 sus 
 expresiones

creaMvas,
 espacios
de
encuentro
con
el
público.
Tenemos 
aquí
un
claro
desequilibrio

entre
la 
infraestructura 
cultural
que
 se
ha 
consolidado
en
SanMago
 y
 la
que
 hemos

construido
en
regiones.
Pero
tenemos 
una 
buena 
noMcia
y
 grandes
planes
en
este
senMdo.
 El 
próximo
 4
 de

sepMembre 
inauguraremos 
el 
Centro
Gabriela 
Mistral,
un
centro
madre 
que 
junto
con

los 
 otras
 insMtuciones 
culturales
 que
 el 
Consejo
 apoya 
(Matucana 
100,
 Balmaceda

1215,
 Teatro
Municipal
de
 SanMago,
 Centro
 Cultural 
Palacio
 La 
Moneda 
entre
 otras

corporaciones
y
fundaciones),
nos
permiMrá

arMcular
una 
gran
red
cultural 
a
nivel 
país

y
 en
conexión
con
otros 
países.
Desde
esta
infraestructura 
ya 
construida
en
SanMago

apoyaremos,
 tanto
 a 
 nivel 
 programáMco
 como
 de 
 gesMón,
 el 
 desarrollo
 de 
 una

necesaria
infraestructura
a
nivel
regional.


Estamos 
pronto
a
inaugurar
 varios 
espacios 
para 
la
cultura 
del
programa 
de
Centros



Culturales
 para
 ciudades
 de 
 más 
 de
 50.000
 habitantes,
 un
 programa 
 para 
 los

requerimientos
comunales
de
cada 
territorio
que
implica 
una
inversión
de
70
millones

de
dólares
de
aquí
al
2012.
Hemos 
visto
el 
buen
funcionamieto
de 
los 
centros 
de
La

Florida,
Rancagua
y
de
éste,
el
Diego
Rivera,
de
Puerto
MonJ.
 
Y
antes 
de
fin
de
año,

abrirán
sus
puertas 
el 
de
Alto
Hospicio,
Coquimbo,
Villa
Alemana,
San
Joaquín,
Quinta

Normal,
Colina
y
San
Fernando.

Ahora 
nos 
toca
dotar
 a 
estos
centros
de
un
 sistema
de
 gesMón
 que 
sea
eficiente 
y

sostenible 
 en
 el 
 Mempo.
 Tenemos 
 que 
 pensar
 de 
 forma 
 integrada;
 los 
 esfuerzos

aislados
en
esta
materia 
quedan
pequeños 
para 
el 
desago
que
tenemos 
por
delante.
Es

por
ello,
que
estamos 
desarrollando
un
plan
de 
gesMón
cultural 
que
permita
potenciar

la 
descentralización
y
regionalización
cultural,
apoyando
de
manera
integral
el 
acceso
a

las 
 audiencias
 de 
 los
 bienes
 culturales
 y
 aprovechando
 de
 manera
 inteligente
 la

experiencia
de
los
centros
culturales
que
se
han
desarrollado
en
SanMago.

No
creo
en
la
descentralización.
Este
término
implica 
reconocer
un
centro
a 
parMr
del

cual
se
 define
 el 
resto.
 Como
decía 
al
abrir
 esta
 Cuenta 
Pública,
 creo
 más 
bien
 en

impulsar
 nuevos 
centros,
 nuevos 
polos
 de 
desarrollo
 que 
 puedan
 irradiar
 regiones

completas
 como
 ha
 sucedido
 con
 el
 Teatro
 Regional
 del 
Maule,
 en
 Talca.
 Estamos

trabajando
 en
proyectar
 a
futuro
nuevos 
centros 
que 
arMculen
 una 
red
 nacional
de


18
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

teatros 
regionales
para 
recibir
y
 producir
espectáculos 
de
proyección
internacional,
ya



sea 
mediante
la 
rehabilitación
de
infraestructura 
existente
que 
se 
ha 
deteriorado
en
el

Mempo,
como
es 
el 
caso
de 
los 
teatros
de
Iquique
y
Punta
Arenas,
o
bien
a 
través
de
la

construcción
 de
 nuevos
teatros
 en
 ciudades
de
 reconocido
 vigor
 turísMco
y
 cultural

como
La
Serena
y
Concepción.


Sin
 embargo,
 tenemos 
 que 
 ser
 responsables
 cuando
 proyectamos
 nuevas



infraestructuras.
Al
Estado
sin
duda 
le
compete 
un
rol 
importante
en
su
construcción
y

mantención
en
el
Mempo.
Pero
debemos
ser
 creaMvos 
en
pensar
 modelos 
de 
gesMón

sostenibles 
en
el 
largo
plazo,
lo
que
necesariamente
pasa 
por
una
alianza 
con
el 
mundo

privado
 y
 las 
 autoridades
 regionales 
 que
 enMendan
 que
 la
 responsabilidad
 del

desarrollo
social 
es 
una 
tarea
comparMda.
 
 En
ese 
senMdo
ya 
hemos 
comenzado
un

camino,
 buscando
instancias 
de
mayor
 parMcipación
en
las 
decisiones
de 
los
fondos

desMnados
a
cultura
a
nivel
regional,
y
también
a 
través
de
una
necesaria 
modificación

de
 nuestros 
 instumentos 
 legislaMvos
 que
 incenMven
 la
 responsabilidad
 de
 nuestra

sociedad
en
materias
de
cultura.


CONCLUSIONES

Bien
amigos,
esta
mañana
he 
esbozado
los 
grandes 
desagos
que 
nos 
hemos 
impuesto



como
nueva
administración.
Son
programas 
y
 proyectos
que
desde 
el 
sur
 apuntan
a

cinco
ejes
y
muchos
desagos 
a
los
cuales
hacer
frente.
No
es
una 
tarea
para
asumir
de

forma 
aislada.
Necesitamos
de
la
parMcipación
y
del 
compromiso
del
mundo
cultural
y

en
especial 
de
todos 
ustedes
que 
nos
acompañan
en
esta 
jornada.
Quiero
agradecer

especialmente
a 
Gonzalo
MarMn
y
a 
Drina 
Rendic,
quienes 
han
liderado
la 
organización

de
este
esplendido
evento
que
disfrutamos
este
fin
de
semana.

Hoy,
 cuando
estamos 
dando
inicio
 a
nuestra 
VII
Convención
 Nacional 
de 
la 
Cultura,



quiero
invitarlos
a
sumarse
y
a
trabajar
por
el
desarrollo
cultural
de
nuestro
país.


Estamos 
en
 un
 año
 histórico.
 El
Bicentenario
 nos
 impone
 la 
obligación
 de
 celebrar


nuestra
historia
con
la
responsabilidad
de
pensar
en
el
legado
del
futuro.


Los
invito
a
mirar
el 
futuro
con
audacia,
a 
tomarnos 
los 
espacios 
que
le 
corresponden
a



la 
cultura,
a 
ir
más
allá
y
trabajar
en
pos
de
un
desarrollo
integral 
de 
nuestra 
sociedad,

donde
se
enMenda 
que
la 
cultura 
Mene 
el 
poder
de
transformar
y
mejorar
la
calidad
de

vida
de 
todos
los
chilenos.
 Los 
invito
a
esMmular
 la 
producción
de 
conocimiento
que

garanMce
 la 
 protección
 de
 los
 derechos
 culturales,
 y
 que
 genere
 prosperidad

económica
y
social.

Tengo
la 
certeza
de
que
sólo
puede
asegurarse
el
desarrollo
equilibrado
mediante
la

integración
de
los
factores 
culturales.
Las
estrategias 
para
alcanzar
el 
desarrollo
deben

tomar
en
cuenta 
la
dimensión
histórica,
social
y
cultural 
de 
cada 
sociedad.
Un
país 
que

pretende 
desarrollarse 
sin
tener
 en
 cuenta
la 
cultura,
 puede
producir
 una
sociedad

indiferente,
finalmente
estéril
y
posiblemente
equivocada
de
rumbo.


En
un
Informe
de 
la 
Comisión
Mundial 
de
Cultura
y
 Desarrollo,
 de 
la 
 
 UNESCO,
 se



declara 
respecto
al 
tema 
de 
cultura 
y
 desarrollo
 
que
“Situar
 la 
cultura 
en
el
núcleo


19
Cuenta
Pública
Consejo
Nacional
de
la
Cultura
y
las
Artes

del
 desarrollo
 consMtuye
 una 
 inversión
 esencial 
 en
 el
 porvenir
 del
 mundo
 y
 la

condición
del
éxito
de
una 
globalización
bien
entendida 
que
tome
en
consideración

los
principios
de
la
diversidad
cultural”.

Tenemos 
 que
 trabajar
 entonces 
 para 
 anclar
 la 
 cultura
 en
 todas 
 las 
 políMcas
 de

desarrollo,
se
refieran
a 
la 
educación,
medioambiente,
comunicación,
o
el 
turismo,
y

de
sostener
 el
desarrollo
del
sector
 cultural
mediante
industrias
creaMvas.
 De 
este

modo,
 a 
la 
vez
que
contribuye
a 
la 
reducción
de
la 
pobreza,
la 
cultura
consMtuye
un

instrumento
de
cohesión
social.


Como
Ministro
Presidente
del
Consejo
de 
la 
Cultura
y
de
las 
Artes,
doy
inicio
a 
esta
VII



Convención
Nacional
asumiendo
junto
a 
ustedes
‐miembros 
del 
Directorio
Nacional,

consejeros,
 miembros 
 del 
 comité
 consulMvo,
 autoridades,
 funcionarios 
 y
 público

asistente‐,
que
ha
llegado
la
hora 
de
hacernos 
cargo
de
construir
 un
ambicioso
futuro

donde
la
cultura
sea
verdaderamente
condición
esencial
del
desarrollo
de
nuestro
país.



Muchas
gracias.

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