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IMPACTO DEL HOMBRE EN LA BIOSFERA Y PROBLEMA DE LA

POBLACION HUMANA

El hombre no es más que una de las especies que pueblan la biosfera; sin embrago,
sus características hacen que su impacto en la misma sea mayor que el causado por
cualquier otra especie. Este impacto proviene de dos hechos: el aumento de población
y el consumo exagerado de energía característico de la especie humana.

La Humanidad tardó miles de años en alcanzar la cifra de mil millones de


habitantes, solo en cien años se había duplicado esa cifra, y en estos momentos la
población mundial se aproxima a los cuatro mil millones de habitantes, de seguir a tal
ritmo de crecimiento, este número se duplicará en treinta y cinco años. Este
crecimiento ha venido acompañado de un aumento en la vida media de la población
que hace que el hombre viva mucho más allá de su período reproductor.

Durante milenios, protegerse de los elementos naturales, defenderse de sus


predadores y, posteriormente, dominar la naturaleza, constituyó una obsesión para el
hombre. Esta larga epopeya se culmina hacia mediados del siglo pasado con la
revolución industrial, en la que la confianza profunda en la tecnología, da seguridad
al hombre de su capacidad de dominio del medio natural.

A lo largo de este periodo de tiempo el hombre ha modificado su entorno y


condicionado como consecuencia de sus actividades su futuro, y ha debido adaptarse
al medio transformado. El humo de las fábricas, el ruido y el ajetreo fabril
consecuencia de la revolución industrial, fue signo de orgullo y de progreso. Así
comenzó el hombre su aventura tecnológica, sin darse cuenta que con ella llevaba
también una serie de aspectos negativos cuyo alcance no podía entonces adivinar.

Pero esta equivocada imagen del progreso fue bien pronto puesta en evidencia. En
las grandes concentraciones urbanas e industriales de los países más desarrollados se
manifiesta por primera vez la preocupación por el medio ambiente y posteriormente
por la calidad de vida.

El origen de esta nueva preocupación hay que buscarlo en el deterioro del medio
ambiente producido por la influencia negativa de un desarrollo planteado,
fundamentalmente, bajo ópticas de carácter económico, en el que se persigue el logro
de elevadas tasas de crecimiento económico, sin tener en cuenta los costos sociales,
ni pretender paralelamente el mejoramiento cualitativo de las condiciones de vida.
Poco a poco el tema del medio ambiente se fue perfilando y enriqueciendo
intelectualmente de tal forma que a principios de los años setenta era ya un complejo
de temas científicos, sociales, ecológicos, políticos y económicos.

El rasgo más característico del medio ambiente es su amplitud, debido a que los
elementos que componen el medio ambiente están íntimamente interrelacionados
entre sí. No se pueden separar los temas de naturaleza de los urbanos. La
contaminación se transfiere de unos elementos naturales a otros.

  Una vez que el hombre ha conseguido cubrir sus necesidades mínimas vitales, es
decir sus mínimos biológicos, empieza a pensar en otras necesidades que también son
fundamentales, pero no tan urgentes, como son la salud, la calidad de su entorno, el
tiempo y los espacios para el ocio, la diversión, etc. El disponer con suficiencia de
todos estos elementos y en la calidad adecuada, es necesario para poder disfrutar de
un aceptable nivel de calidad de vida

Para los países menos favorecidos la preocupación fundamental es el desarrollo


económico, sin preocuparse en principio de la calidad de vida, ni por la calidad del
medio físico, puesto que el objetivo fundamental es cubrir las necesidades básicas de
orden material y se refieren a disponer de comida suficiente, viviendas adecuadas,
asistencia médica, vestidos, calzados, etc.

El concepto de calidad de vida es una visión sociológica que ha sido aceptada por la
mayor parte de países, debido a la toma de conciencia de los deterioros producidos
por el desarrollo económico poco controlado, entre los que se destacan los
ocasionados al medio ambiente.

El problema más grave que se presenta en la civilización moderna es que ha sido


construida sin el conocimiento de las leyes que rigen el medio natural y sin tener en
cuenta la naturaleza del ser humano. El medio ambiente es el escenario en que el
hombre desarrolla sus actividades y está compuesto por los elementos naturales y por
aquellos aportados por el hombre a lo largo de la historia, como son los factores de
carácter social, político, industrial y urbano. Es además la fuente de los recursos
naturales aire, agua, suelo, flora, y fauna. A todo ello habría que añadir también los
aspectos cualitativos de este conjunto de elementos, pues su calidad es esencial para
el desarrollo de los seres vivos. El medio y su estado es un condicionante para el
adecuado desarrollo e incluso para la supervivencia de todos los seres vivos. 

INFLUENCIA DEL HOMBRE SOBRE LA BIOSFERA

La degradación de la biosfera por la acción antropogenia se remonta casi a la


aparición del hombre sobre la tierra. El hombre primitivo vivía en perfecta armonía
con el medio, siguiendo reglas ecológicas de comportamiento. El hombre primitivo
era parte integrante de los ecosistemas, como uno de los múltiples elementos que
componen la biocenosis, incorporado como las otras especies, a los ciclos de la
materia y a los flujos de energía de la biosfera.

El descubrimiento del fuego por los cazadores paleolíticos se constituyo en el


primer descubrimiento tecnológico de la humanidad, se utilizó para acorralar especies
de caza y hoy se disponen de pruebas de que la cubierta vegetal de Europa fue
arrasada por ellos. Esta acción del fuego, junto con otras actividades humanas, ha
originado la extensión de las sabanas y han modificado sensiblemente la composición
de la fauna de vertebrados en diversas regiones del globo.
El impacto del hombre sobre la biosfera se incrementa con la aparición de la
agricultura, la segunda revolución tecnológica de la humanidad. El desarrollo de la
agricultura permitió un crecimiento demográfico sin precedentes y ha condicionado
todas las estructuras sociales que le sucedieron. Las ciudades son una consecuencia
de la revolución agrícola.

El desarrollo de la agricultura se considera la primera perturbación de la biosfera


causada por el hombre. Los biomas naturales fueron sustituidos por pastizales,
plantaciones forestales y cultivos. Se reemplazó la diversidad de las comunidades
vegetales naturales por un pequeño número de especies de cultivo, más convenientes
para la alimentación humana, se realizó una deforestación masiva, se arruinaron
inmersos territorios al degradar el suelo y se comenzó la desertificación hoy
claramente apreciable.

El crecimiento desmesurado ha motivado una presión excesiva sobre los recursos


naturales, transformándolos en ecosistemas sencillos y menos estables de cultivo
agrícola o de pastoreo. También la falta de formación ecológica de la sociedad al
aplicar técnicas no apropiadas, al cambiar el uso potencial del suelo y el proceso de
urbanización se han constituido en las causas de un auténtico despilfarro de los
recursos naturales.

Si suponemos que todo el periodo de evolución y formación de la tierra hasta


nuestros días es equivalente al periodo de un año. En este caso hasta el mes de febrero
tendría lugar la formación de la tierra. El nacimiento incipiente de la vida se
apreciaría en septiembre. A principios de diciembre la vida se extendería sobre la
tierra inerte. Los primeros hombres irrumpirían hora y media antes de acabar el año y
en los últimos sesenta segundos, un minuto, que para nosotros representa 10.000
años, tendría lugar el proceso de deterioro de la biosfera causado por el hombre.

En el año 1000 éramos menos de 500 millones, en el año 2000 llegamos a 6.000
millones y en 1930 no éramos más que 2.000 millones. El censo humano sobrepasará
los 9.000 millones en el año 2050, si seguimos a este ritmo, en esta explosión
demográfica. La población humana aumenta en unas 10 mil personas cada hora, 85
millones por año. Y para más agravio, la gran mayoría de los recursos son
consumidos por una minoría en los países llamados desarrollados.  Sumemos a este
exceso de población, el enorme consumo de recursos naturales que exige nuestro
desarrollo tecnológico y comprenderemos el injusto abuso al que sometemos nuestro
planeta. Los demás problemas ambientales son consecuencia directa de la
superpoblación humana y del consumo desmesurado de recursos ambientales debido
al desarrollo tecnológico.     

        El consumo energético que conlleva el desarrollo humano radica actualmente en


las llamadas “energías sucias”, basadas en los biocombustibles fósiles, carbón y sobre
todo, petróleo; estas energías son altamente contaminantes, no solo por los gases
nocivos que se desprenden a la atmósfera en su utilización, sino por los vertidos al
mar (las mareas negras) y los residuos que generan, muchos no biodegradables, como
los plásticos derivados del petróleo. Por nuestro bien, es de esperar que se utilicen en
un futuro energías más limpias: solar, eólica, de biomasa, y sobre todo, la de fusión,
la energía de las estrellas, de gran potencia, aunque su tecnología, todavía no está
suficientemente desarrollada

. Otra acción negativa del hombre es el deterioro de espacios verdes, bosques y


selvas. Alrededor del 6% del área continental se encuentra cubierta por la selva
tropical; cada año se destruye el 1% de estas áreas verdes del planeta. Estas masas
verdes son verdaderos pulmones del planeta que oxigenan el ambiente
(fotosintéticamente), atraen las lluvias al mantener un ambiente húmedo, protegen al
suelo de la erosión, son el hábitat de gran cantidad de seres vivos, son fuente de
alimento y medicinas naturales… Nosotros, con nuestra miopía intelectual estamos
acabando con tales recursos naturales, explotándolos de forma desmesurada para
obtener espacios abiertos para la agricultura, ganadería, madera para las industrias
madereras y del papel; estas explotaciones quizá sean necesarias pero deberían
llevarse a cabo de forma más comedida y racional sin que primaran intereses
económicos y lucrativos dudosos, tales como obtener madera barata mediante
incendios provocados en los bosques, o para satisfacer intereses urbanísticos. Con la
tala desmesurada de estos espacios verdes, favorecemos la desertización, privando a
los terrenos de estos bosques y provocando la excesiva erosión, con el
empobrecimiento o desaparición de los suelos y la desaparición de las formas de vida.
En la desaparición de los bosques y selvas, también contribuyen los incendios,
muchos de ellos provocados. 

La contaminación es otra de las agresiones humanas al ambiente, esta


contaminación se realiza en la tierra, en el agua y en el aire. El medio terrestre está
siendo contaminado por residuos humanos de todo tipo: vertidos de aguas sucias,
exceso de abonos, plaguicidas,… y sobre todo residuos sólidos urbanos, las basuras,
que muchas veces no se gestionan debidamente, ensuciando los campos y muchas de
ellas como los plásticos no son biodegradables. Las aguas dulces y saladas se
ensucian constantemente, por los vertidos de aguas residuales de ciudades, industrias,
etc., vertidos petrolíferos (mareas negras), residuos radiactivos, etc. La atmósfera se
contamina mediante todo tipo de gases y partículas de desecho procedentes de los
transportes, industrias, fábricas, ciudades, etc.; estos gases incrementan el
calentamiento global (efecto invernadero), o contribuyen a deteriorar la capa de
ozono, o provocan las lluvias ácidas que deterioran la flora y la fauna, o hacen el
ambiente irrespirable.   La disminución de la biodiversidad es otro de los grandes
problemas que sufre la biosfera. Se estima que cada día perdemos 100 especies de
plantas y animales. De esta forma se pierde un recurso, no solo por su interés
biológico en sí, sino por que se desequilibran los ecosistemas de los que formas parte
estas especies y además porque pueden ser de utilidad al hombre como ser fuente de
fármacos y de nuevos productos alimenticios. En este sentido, la especie humana es la
principal causante de la actual extinción de formas de vida.   Otro factor negativo es
el agotamiento de recursos naturales por la creciente demanda humana causada por la
superpoblación y el desarrollo humano. Recursos no renovables tales como, los
combustibles fósiles, minerales y rocas, y sobre todo, agua dulce, escasean cada vez
más; el que los combustibles se agoten, a la larga, puede ser beneficioso, pues de esta
forma se utilizarán energías alternativas menos contaminantes; pero hay un recurso
semirrenovable, el agua dulce, del que depende la humanidad y este recursos es cada
vez más escaso, estando los problemas de abastecimiento de agua dulce cada vez más
generalizados, favorecidos por la desaparición de bosques que atraen a las lluvias y
por la desertización. Es posible que se pueda obtener agua dulce a partir de agua
salada, pero, esto todavía no se ha conseguido de manera rentable.  

Además de todas estas agresiones, no se descarta una posible guerra nuclear, con
la emisión de radiaciones que dañen las especies vegetales y animales, además de
acabar con parte o toda la humanidad.   ¿Qué deberíamos hacer ante este negro
panorama? En primer lugar, tomar conciencia del problema; parece ser que poco a
poco lo estamos haciendo, pero las acciones propuestas para remediarlo, suponiendo
que se propongan, no siempre se cumplen, o se cumplen de forma débil, lenta e
insuficiente: hay fuertes intereses económicos establecidos en juego que paralizan las
posibles acciones y los políticos, que son los que tiene mayor poder a este respecto,
muchos de ellos implicados en estos juegos de intereses, no actúan con la eficacia
debida.  

Actualmente se habla del llamado “desarrollo sostenible”: un desarrollo humano


que no sea tan agresivo con el medio ambiente y que permita su saludable existencia;
pero este equilibrio entre el desarrollo humano y la preservación del medio ambiente
es difícil y requiere una acción conjunta y coordinada de todos los estamentos
sociales, de toda la humanidad. Aunque la ciencia y la técnica podrían, mediante
inventos y acciones adecuadas superar muchos de estos problemas (agua dulce a
partir de agua salada, alimentos transgénicos, repoblación forestal, nuevos sistemas
agrícolas, energías limpias, control de lluvias, reciclaje de basuras, bacterias que
degradan residuos, etc.) tiene que haber un cambio de mentalidad en los grupos de
poder de la humanidad para llevar a cabo tales acciones de forma eficaz; no solo es
un problema científico y tecnológico, sino también, y sobre todo, un problema ético,
social y político. La verdad es que el futuro se ve bastante turbio.  De todas maneras,
suponiendo que la humanidad desaparezca antes de lo que como especie se espera, y
que la biosfera quede dañada por su culpa, ésta se recuperaría, en un plazo prudencial
y quizá nuestra desaparición, como la de los dinosaurios, diera la oportunidad al
desarrollo y evolución de otras formas animales…. Esperemos que esto no suceda y
seamos nosotros los que evolucionemos y originemos especies más directamente
relacionadas con nosotros, en nuestra línea, pero más inteligentes y sabias, que
posiblemente se expandan por el sistema solar y quizá por otras zonas del espacio.
INTRODUCCION

Probablemente, va a ser el hombre y su acción sobre el medio ambiente, el que va a


determinar las características del futuro más inmediato de la biosfera. Dos rasgos
fundamentales distinguen a la evolución humana de la del resto de seres vivos: una
rápida y potente evolución cultural, que se suma a la más lenta y común con otros
seres vivos, la evolución genética, y como consecuencia de esta cultura, una acción
sobre el medio ambiente de gran envergadura, que ningún ser vivo había producido
hasta la fecha; como consecuencia el hombre, puede influir sobre su propio proceso
evolutivo, para bien o para mal.

Quizá el problema más importante que sufre la humanidad es la superpoblación. La


naturaleza es sabia y cuando otras poblaciones de seres vivos, aumentan en exceso, de
forma natural se autorregulan, pues hay una resistencia ambiental que frena el
aumento excesivo de cualquier población; además los depredadores mantienen a raya
a las poblaciones de las presas, estableciéndose un equilibrio entre las poblaciones de
depredadores y presas; por lo tanto el exceso de población se elimina naturalmente,
mediante la acción de depredadores, o de infecciones o de mortandad a causa de falta
de recursos y las poblaciones mantienen un cierto equilibrio con su ambiente.
Pero en el caso de la especie humana, la cosa cambia: No tiene enemigos en otros
animales, ha logrado superar gran parte de las enfermedades microbianas, los
adelantos médicos, impiden que haya una mortandad como en otros animales y se
reproduce a un ritmo considerable. Los enemigos del hombre son los propios
humanos; pero a pesar de las guerras, que existen desde que la humanidad hizo su
aparición sobre el planeta y que en cierto modo son mecanismos autorreguladores de
las poblaciones humanas, la especie humana ha aumentado de forma alarmante y lo
sigue haciendo.
CONCLUSION

El hombre, hasta el momento ha permanecido en la cima de la pirámide


depredadora y no existe en la actualidad ninguna criatura que le dispute el puesto. El
mayor asesino de la tierra es el hombre y hasta mata por deporte. El depredador mata
para sobrevivir El hombre es auto destructor y es consciente del asesinato que está
cometiendo.

El hombre se ha convertido en el voraz destructor de la fuente natural de su propia


vida, en su afán por superarse y, que en cierta forma se siente un poco Dios; creador,
inventor, transformador, dueño de la vida, patrón del universo, se olvida que todas las
cosas en la naturaleza no están hechas por azar, que cada especie ocupa su lugar en la
rueda de la vida, que cada una tiene un rol. Destruye su hábitat con verdadera saña,
como si odiara la bellísima morada en que vive, y a las criaturas que le acompañan y
viven con él. Acaba con las plantas que son su abrigo, su alimento y medicina, sin el
menor agradecimiento, sin la más mínima consideración. Destruye y aniquila.
Bombardea la tierra y todo ser vivo que se le atraviese con fuerza destructora.

Y así pudiéramos hacer una relación de cuanta cosa destruye o intenta destruir el
hombre en su paso por la tierra y cada generación, como si fuese la última que fuera a
existir. El hombre busca utilizar los recursos que le brinda la naturaleza en su
beneficio, y no está mal que se intervenga en cierta medida en el ciclo natural, pero es
necesario siempre respetar el equilibrio interno elemental de la vida con el medio
ambiente.

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


INSTITUTO UNIVERSITARI PEDAGÓGICO
MONSEÑOR RAFAEL ARIAS BLANCO

INTEGRANTES
Bolívar Marilena C.I 16.734.225
Carrizales Marielena C.I 15.123.135
García Angélica C.I 18.692.745
González Elinora C.I 12.481.868
López Gaudi C.I 16.330.789
Noguera Ysmary C.I 16.099.008
Olivares Nathalia C.I 17.199.693

INTEGRAL 8-A

Maracay, Noviembre de 2008

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