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CANTO
El canto podemos decir que es, la emisión de voz con medida y entonación,
con expresión, en forma suave, medio o fuerte, cuya proyección debe hacerse
al exterior, contra la cara, utilizando todos los recursos del aparato vocal y
respiratorio, con técnica e impostación correctas, cuya consecuencia sea el
mayor rendimiento vocal y sonoro, sin forzamiento de garganta ni fatiga vocal.
Existe la creencia de que hay dos registros: uno agudo llamado de cabeza, y
otro grave, llamado de pecho, y entre ellos una nota que los separa, llamado
“nota de paso”.Es decir que por nota de pasaje o paso se entiende un cambio
de registro, o dicho de otra manera, un cambio de posición por el movimiento
de la laringe y la transformación de la abertura glótica para la unión de las
notas bajas y centrales con las agudas.
Dentro de los registros de una misma voz, surge la necesidad pedagógica de
una formación vocal, que amplíe la tesitura de la voz al máximo y unifique con
el mayor grado de perfección los distintos registros. Donde termina un registro
empieza otro y ese paso debe cubrirse sin que se note el cambio. Para el paso
hay tres posibilidades: abrir el sonido, pasar a falsete, ó cubrir la voz. Si
abrimos el sonido se pueden producir sensaciones desagradables, pinchazos,
gallos, formación de nódulos, etc. La voz de falsete, como lo indica su nombre,
es falsa, al acercarse las cuerdas vocales por la parte baja. Es necesario cubrir
la voz para ir hacia el agudo, con un alargamiento faríngeo-bucal y un
ahuecamiento del mismo, al tiempo que se produce un descenso de la laringe.
El labio superior se proyecta hacia delante, estirándose y ciñéndose lo posible
a los dientes, creciendo más en altura que anchura, y colocando la voz en los
agudos muy delante.
Cubrir no es cerrar ni ahogar el sonido, sino “colocar” el agudo para conseguir
su verdadera resonancia.
En el registro agudo se empleará la resonancia facial y en el registro grave la
torácica. Sino se efectúa el paso de la voz de pecho a la cabeza el timbre es
desagradable, feo y chillón.
No todas las personas tienen el paso en las mismas notas. De una manera
personal se puede decir, que la nota de “paso” se halla en los sopranos entre
las notas Si3-Mi4; en los contraltos entre MI3-La3; en los tenores entre Mi3-
Fa#3; en los barítonos entre Re3-Mi3; en los bajos entre Re3- RE#3.
El método pedagógico utilizado para el paso es el de la cobertura de los
sonidos. Para el mecanismo de la cobertura hay que hacer una amplia
respiración con apoyo diafragmático-abdominal, alargamiento faríngeo-bucal, y
ahuecamiento.
Dice el gran tenor Hipólito Lázaro, que para el pase de la voz de pecho a la
cabeza se toma un aliento profundo por la nariz, se retiene ese aire dentro del
abdomen y se dirige al paladar, llevándolo poco a poco hasta colocarlo en el
labio superior como punto de apoyo. A su vez la garganta se tiene muy abierta,
para dejar paso al aire, de forma, que no roce la laringe.
Para cubrir los sonidos agudos, se atacan éstos, iniciando suavemente su
colocación pero manteniéndose y abriendo bien para no ahogar la voz.
Cuando se observa que la voz va perdiendo igualdad y que comienza a costar
su emisión, ese es el lugar donde se encuentra el paso o transición; entonces
hay que trabajar de forma que cuando lleguemos a él, uno o dos tonos antes
habremos cambiado al registro superior, por lo que así resultará fácil la emisión
de esa o esas notas que se resistían a ser emitidas con claridad.
Cuando se llega al dominio de la media voz, realmente se está en posesión de
los secretos del canto. Igualmente ocurre con los sonidos filados. El estudio de
estos dos, es de larga adquisición. Para su estudio se toma una nota cómoda y
se ejercita en ella desde el “medio fuerte hasta el piano” y viceversa, sin perder
su timbre y color, procurando no caer en el falsete, declamar en ella, articularla
y matizarla.
Una vez dominada se pasa a la superior ½ tono más alto, y así sucesivamente.
Para solucionar el problema del pase, ahuecar mucho la boca; hacer mucha
bóveda; abrir bien la garganta atrás a lo ancho, para después abrir delante a lo
alto, con cara como de bostezo; obscurecer el sonido con determinadas
vocales y proyectar el mismo hacia la parte delantera del paladar, colocándolo
en el labio superior.
Para las notas tenidas se recurre al apoyo de la voz, buscando la sensación
palatal anterior y la fijación del sonido para que éste no oscile ni de sensación
de inestabilidad.
La voz se modifica y toma una sonoridad distinta según la manera de emitir los
sonidos y según el funcionamiento de la resonancia de pecho, de la boca o de
la cabeza.
La voz de garganta también tiene su sonido, pero éste es áspero, seco, sin
brillo y sin resonancia.
Para cantar bien es preciso la homogeneidad de la voz en toda su extensión,
con igualdad en toda ella y sin cambios de timbre ni sonoridad, sin confundir
esto con la expresión e interpretación que el cantor debe realizar con su voz.
O
E
Las vocales fundamentales tanto para el canto como para la dicción son: A-O-
U. Para el comienzo de su estudio se suele invertir el orden: U-O-A.
La U parece la más fácil de colocar delante, luego la O, para llegar a la
colocación de la A bajando más la mandíbula.
El orden de estudio de las vocales, por tanto es el siguiente: U-O-A-E-I
El orden de las vocales de más adelante hacia atrás es: U-I-E-O-A.
• En combinaciones directas: ma, ne, li, ru, so, ja, me, ni, lu, ro, sa, ge, mi,
nu, lo, ra, se, gi, mu, no, la, re, si, ju, mo...
• En combinaciones inversas: am, en, il, ur, os, an, el, ir, us, om, al, er...
Todo lo dicho para la voz hablada sirve también para la voz cantada.
Las técnicas de la voz hablada y de la voz cantada se diferencian solamente en
el ritmo, medida y mantenimiento de los sonidos, pero la base física es común
a los dos. El alumno que practique estos ejercicios para la palabra, se
beneficiará enormemente también para la práctica del canto y viceversa. Tanto
la voz hablada como la voz cantada requieren:
1. La pronunciación exacta de las vocales.
2. La articulación correcta de las consonantes.
3. No dejar caer las silabas finales.
4. Agilización de los labios y de la lengua.
5. Abrir y ahuecar bien la boca en forma ovalada.
6. Ejercicios con vocales, sílabas, palabras, frases, poesías y prosa.
7. Cambio de tono a distintas alturas.
8. Lectura en distintos tonos.
9. La respiración es lo fundamental, y por lo tanto no se puede descuidar.
10. Relajación muscular laríngea.
11. Impostación vocal.
Así pues, una buena técnica, tiempo y trabajo llegan “hacer surgir” una voz
cantada. Pero el instrumento no basta. Es necesario hacerlo vibrar
melodiosamente, presionando menos al espirar, articulando mejor y empleando
debidamente los resonadores.