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ASÍ ES LA VIDA ……..

Y LA MUERTE

Cierto día, cuando la tarde comenzaba a despedirse, en una de las casas del pueblo agonizaba un
hombre. Eran el oficial Mayor de licencias municipales.

Los familiares cercanos atendían y confortaban cariñosamente a la preocupada esposa. Entre


murmullos y sollozos se escuchaba comentar al hijo mayor: -Ahorita que a mi padre aún le queda un
soplo de vida hay que traer al notario pues si muere intestado y hay “otra familia”, tal vez se atrevan a
pedir lo que legítimamente es nuestro.

-No, no,- contestó la hija menor - ¿Cómo te puede preocupar eso en este momento? Lo más
importante es que venga el sacerdote para que le aplique los santos oleos.

-¡Ay hijos!- señaló la esposa toda vestida de negro, con grandes lentes oscuros y chalina cubriendo
su cabeza. –No puedo creer que solo se les ocurra pensar en la muerte de su padre. Mejor pidamos a
Dios para que sobreviva y nos siga acompañando.- ¡Snif, Snif!- lloraba mientras con discreción cruzaba
sus dedos y tocaba madera. – Pero, si eso es lo que quieren, muy bien, yo no me voy a oponer, hagan lo
que convenga, voy a la capilla a pedirle a Dios que nos lo alivie.

En tanto, dentro de la reamara, Oficial Mayor casi expiraba, y sufría lo que él creía eran sus
últimos dólares.

Al frente de su cama apareció su Ángel Guardián diciendo: -¿Sabes quién soy?.

-¡Desde luego!- contestó el otro –Y agradezco infinitamente tú presencia –Mmmm- entrecerrando


los ojos –Aún recuerdo cuando de niño me ayudabas, ya te acordaras como sufrí con mi madre por lo
descuidada que siempre fue con mis papeles de identidad.

-Conozco perfectamente tú manera de ser y discernir, por lo mismo me encuentro aquí, ¿Te pudo
ayudar en algo?.

- ¡Claro que sí! Te suplico que me liberes de este tormento, ¡No puedo más! Facilítame la partida.

- ¿Te das cuenta exacta de lo que me estas solicitando?

-Se que llegó mi muerte, lo acepto. El dolor es intolerable. Mi mal, insalvable, ¡figúrate! Han
diagnosticado cáncer de próstata. ¡Ya no tengo esperanza!

-¿Estas convencido que no lo quieres intentar ya?

-¡Segurísimo! Por favor arregla lo que sea necesario para que mi vida llegue a su fin.

-Bien, ya que tan decidido estás, ahorita mismo voy a las oficinas- levantando su dedo – creo que
en unas cuentas horas todo el tramite estará realizado para que puedas descansar en paz.

-¿Necesitas algún documento?- señalo presuroso el futuro difunto, lo que ocupes o tengo en
orden- y guiñando un ojo –Me conoces.
-Oye, ¡Pues que estas pensando! Si esto lo tengo que hacer arriba no en el ayuntamiento. Allá mi
palabra si es de fiar, además no te olvides que ellos mismos me asignaron la tarea. Así que con tu
permiso, me voy para terminar pronto. Enseguida regreso.

Como una estrella en el todavía luminoso firmamento cruzó veloz el espíritu celestial para cumplir
su cometido. Pensó en la encomienda que se disponía a culminar, y no sabía que le deparaba el destino
después de esto. Recordó durante el trayecto cuando hace cincuenta y siete años fue asignado al
varón que naciera un día de septiembre, su nombre: Homero Paredes, bebé sietemesino, cuidados
extremos en su primera etapa de vida y el ángel – llevando gran cantidad de peticiones al creador para
que el pequeño lograra sobrevivir.

Tal vez fue por eso que paulatinamente se convirtió en un hombre obsesivo, neuróticamente
riguroso, cuyo camino labró gracias a sus esfuerzos y buenas maneras. Logró ser oficial mayor de
licencias municipales, puesto en el que se desempeño por cinco lustros, donde había conseguido que
ningún moroso saliera sin castigo de aquellas oficinas. Pensaba Homero que: “el que la hace la paga” – y
en ese caso con creces, pues había quienes llevaban seis meses o más intentando arreglar sus asuntos.
Pero si habían incurrido en falta, Homero se encargaría de que sufrieran lo conveniente. Y quien sabe
debido a que, todo el pueblo resultaba moroso. ¡Como gozaba Homero! Observando desde su despacho
en el segundo piso cuando los usuarios iban de una ventanilla a otra, de una fila a otra y así
interminablemente.

-En fin- suspiró el ángel -Todo inicia termina, le toco a Homero su fecha es hoy-. Pensando esto
llegó a las alturas en donde se dirigió a el departamento de información en el que una espíritu muy sexi
atendía mientras se pintaba las uñas.

-Dígame joven- se dignó a expresar sin descuidar su labor de embellecimiento.

-Señorita, ¿En donde puedo promover una defunción?

-¿Es para usted?

-Como se le ocurre ¿Qué no ve que yo ya tengo alas? Es para mi protegido.

-¿Trae su carta poder?

-¿Mi qué?

-Su carta poder, ya no se puede realizar ningún trámite si no la presenta.

-¿Desde cuándo- contestó el ángel asombrado – se necesita eso para representar al adscrito?.

Molesto el de alado repuso: -Y, ¿Por qué a mi nunca me notificaron eso?

La verdad es que a todo el mundo se le comunicó, tal vez cambio de domicilio y no lo reportó.

-¿Cómo crees que un ángel guardián puede cambiar de dirección. Se nos asigna un cuerpo y en el
vivimos de manera permanente.

-De cualquier forma, no podrá llevar a cabo nada sin esa carta. El siguiente.
Muy fastidiado el ángel se regresó a casa de Homero con la interna sensación de importancia que
surge cuando la frustración aparece.

Al llegar al lado del agónico, el hombre ansioso preguntó -¿Todo listo, angelito? ¿Me muero? Si,
si, así es. Ya siento que mi vida se termina.

-No hombre, no alucines, la verdad es que nada conseguí. Salieron allá arriba con que necesito una
carta poder.

-Te lo dije, y yo lo entiendo, no puede ser que en las alturas todo sea tan descontrolado. Me da
gusto saber que voy a llegar a un lugar en el que manejan el concepto de orden. Y tú, más que mi ángel
guardián pareces mi desgracia. ¿Cómo es posible que yo siempre me he jactado de rectitud me
relacione contigo? ¡Tan descuidado!

-Homero, no voy a considerar eso último que me dijiste pues se que estas desesperado. En fin,
arreglemos el problema para llevar a cabo el trámite. Por cierto; ¿Cómo es una carta poder?

- Tiene que ser firmada por un notario y sellada convenientemente, en la que yo otorgo la
autoridad de representarme.

Ah, ahora entiendo. Por favor Homero redáctala, yo tengo un amigo arcángel que puede dar su
firma.

Con cuidado realizaron el documento, muy despacio pues los dolores invadían al hombre y esto
limitaba si efectividad. Al quedar terminada con la firma de Homero al calce, el ángel partió
nuevamente para llevar a termino su cometido.

En la misma casa, mientras tanto, la esposa –y próxima viuda- hablaba con el médico que atendía a
su marido.

- Doctor, ¿Así que considera que esa operación le brindará a mi esposo posibilidades de recuperar
su salud?

- Recuperar no, pero evitamos que avance, además en gran medida los tiene invadidos. Dado que
esta operación resulta a vergonzante sugerimos a la familia que sea el enfermo quien decida.

- Disculpe mi ignorancia. ¿Para que dice que sirven los testículos?

- Permítame explicarle señora, estos tienen que ver con la identidad de los hombres su concepto
de fuerza, de valor, su sexualidad y en fin, de su tranquilidad; pero en este caso tiene que decidir
entre mantenerlos en su sitio o la vida de su marido.

- Doctor, una cosa tan importante no puedo definitivamente decidirla sin consultar primero con
los hijos, ¿Con cuanto tiempo contamos para tomar una resolución?

- Digamos que hasta mañana, así podemos disponer sin complicación del quirófano de mi primo
Andrés, porque obviamente ustedes no desean que se le opere en un hospital público.

- ¡Me ofende usted, doctor! ¡Desde luego que no! Me imagino a la gente del pueblo murmurando, ya
ve que el pobrecito ha sido muy respetado, pero nunca bien querido.
- Señora, por hoy me despido, continúe dándole los analgésicos, pues hasta ahorita es lo único que
puede actuar en su organismo.

Mientras el galeno se retiraba, la dama caminó en busca de sus hijos, en su cara se observo una
sonrisa de esas que difícilmente se pueden interpretar y en su pensamiento repetía sin cesar. –Con que
sin testículos. Homero, llegó mi turno. A ver si después de esto continuas exigiendo que cuente el
numero de frijoles que se cocinan en una olla o el de huevos que hay en dos kilos que compramos cada
tercer día. O peor aun el numero de cuadritos que tiene un rollo de papel sanitario para dividirlo
“convenientemente” y que nadie se salga de la norma. -¡Hijos!- grito al mismo tiempo que se dirigía a la
biblioteca para tomar el lugar que por lo general su marido utilizaba, esperó a que la familia estuviera
reunida y solemnemente expresó: -Los he llamado para darles una noticia, el Dr. Me ha comunicado que
una intervención quirúrgica puede darle una buena oportunidad de vida a su padre, como me temo que
él no va a acceder, solicito su apoyo para tomar una decisión conveniente.

- Yo creo, mamá – dijo el hijo, después de escuchar que si es por su vida le debemos obligar.

- Pero – replico la hija ¿Cómo vamos a estar seguros de hacer lo correcto?}

- No podemos dudar de los beneficios de la intervención, así que sugiero decirle y de acuerdo a
su respuesta buscar alternativas.

- ¡De acuerdo! – al unísono respondieron los otros.

Mientras tanto, el ángel de la guarda ya había conseguido la firma del arcángel y sintiéndose con
todo en regla voló a la oficina, se dirigió nuevamente al espíritu sexi aún con el esmalte de las uñas.

- Señorita, vine ayer y me pidió que trajera una carta poder, ahora ya la tengo, ¿Me puede
informar donde tramito una defunción?

- Permíteme – tomando el papel entre sus manos -¿Sabe que? No se la puedo aceptar……

- ¿Por qué no la puede aceptar? – contesto alterado el ángel olvidando la esencia de su ser.

- No tiene la firma del notario de aquí. Quien se la tiene que firmar es el arcángel Martínez
Gómez.

- Pero quien me la firmo también es arcángel ¡y me conoce!

- Con más razón fíjese, dado que su amigo pudo ser parcial al realizar su trabajo.

- Oiga, ¿Qué no sabe a quién se está dirigiendo?........ ¡Mire! Soy un ángel y eso no lo conseguí
haciendo fraude ¿verdad?

- Bueno, eso solo lo sabe su conciencia, por si o por no vaya a la ventanilla cuatro para que pasen
el documento a firma.

Después de hacer fila por una eternidad (y el ángel sabía mucho sobre eso) por fin llegó ante el
empleado que con radio prendida y el periódico por un lado atendía sin siquiera pararse del escritorio.

- ¿Qué se le ofrece?
- Joven, me dicen que es indispensable que el Arcángel Martínez Gómez me firme este poder.

- ¿Qué trámite va a realizar?

- Una defunción.

- ¿Ya viene firmado por el otorgante?

- Si señor, ya.

- Entonces ya no necesita algo más, vaya directamente a la ventanilla 7.

- ¿seguro que no tengo que pasarlo a firma?

- Ándele, ándale. Conozco mi trabajo.

Ya allá va el alado en busca de una nueva ventanilla, a las que ya consideraba como una nueva
aventura, aunque en el fondo le preocupaba enormemente que el tiempo corría, Homero en la misma
situación de dolor y el sin echarle una mano como era su celestial obligación. Hizo la consabida fila
para llegar junto con la secretaria del encargado de defunciones: entregó su carta poder, ella la
observó y comenzó a llenar una hoja de un altero en la mesa.

- ¿Nombre?

- ¿El mío?

- ¿Es usted el difunto? – por fin levantó la mirada la espiritual mujer que le atendía -No
¿Verdad?- ahora dígame como se llamo en vida el muerto?.

- ¿Qué muerto señorita? Apenas vengo a solicitar que muera mi representado – contestó el ángel
desesperado presintiendo lo peor.

- Ah, entonces no es en esta ventanilla tiene que pasar a la 17.

- Mire, me acaban de decir que es en esta en la que debo presentarme.

- Más bien no entendió, se confunde muy fácil la siete con la diez y siete seguidito ocurre que
vienen a esta en lugar de la correspondiente.

Casi a punto de llegar al paroxismo, el representante de Homero no pudo más y subiendo la voz
dijo: - No estoy tonto y si vine a esta, es por que a esta me mandaron no porque me confundí.

- No se altere, esta bien, no se confundió. Pero en fin de cuentas hay una confusión, aquí es
solamente para aquellos que van difuntos y tienen algún trámite. Usted debe pasar a la diez y siete
que es para solicitud de defunción.

La arranco la carta poder, sintiendo que su supremo espíritu se contagiaba con terribles
sentimientos, mismos que jamás creyó experimentar, se cambio de lugar hacia la ventanilla diez y
siete. Y nuevamente la fila. Estando ahí se dio cuenta que ángeles y espíritus que formaban la misma se
veían todos con una cara de enfado y cansancio, pensó que definitivamente con todo lo que había
ocurrido su expresión era la misma. Cruzó los dedos y cerro con fuerza sus ojos para suplicar al
creador que ahora si ese fuera el lugar apropiado.

- ¿Qué, que le van a hacer a mis qué? – se escuchó vociferar a Homero frente a sus hijos y mujer
- ¿Pues ustedes están pensando? Mejor mátenme si ya no me quieren. Si ya no les significo, si todo el
tiempo que me he sacrificado por su bienestar solo vale que me quieran meter cuchillo a la primera de
cambio. ¡Mejor muerto!.

- Pero papá.- observó su hija – esto es solo por tu bien. Precisamente por que no queremos que
mueras es que nos atrevemos a sugerirlo y además nos hemos propuesto convencerte.

- Mi amor – intervino su mujer con melcocha en la voz. – Creo que hemos demostrado toda la vida
lo que te amamos y no me parece justo- indignada- que dudes de nuestras buenas intenciones.

- Me han amado, me han amado, ya parece – contesto Homero – si bien que me di cuenta de todo
lo que gastaban de todo el desorden que en sus papeles que tienen, si de verdad me hubieran amado…..
por ejemplo tú hijo mío, nunca te hubieras atrasado con el pago de de tu licencia sanitaria. ¡Eso es! La
verdad es que nunca les ha preocupado mantener mi imagen limpia y recta, así que no hablemos más del
asunto, no me opero y ya.- Y giro sobre su espalda para cortar la comunicación. Ante esto, los tres
familiares salieron desconsolados de la recamara. ¿Qué es lo que vamos a hacer?- decía sollozante la
hija.

A la madre en ese momento se le ilumino su rostro.

- ¡Yo tengo la solución! Algo que nunca rechazaría tu padre es……¡Un memorándum!. Claro, si la
orden de intervenirse quirúrgicamente le llega de arriba no podrá rechazarlo. Así que ¡vamos a ver al
presidente municipal! No dejará de ayudarnos.

Allá en lo alto, el paciente ángel rezaba a todos los santos para mantener la cordura, respetar a
los otros y no perder la aureola por mal comportamiento. Por fin había llegado a la ventanilla 17, ya le
habían recibido la solicitud y le pidieron que esperara hasta que escuchara el nombre de su
encomendado, de esto ya había pasado otra eternidad.

- Al ángel de Homero Paredes, ángel de Homero Paredes – se escuchó en medio de la sala. El


susodicho al oír su nombre brinco hacía donde le llamaban.

- Soy yo señorita, ¿ya esta mi autorización?

- Todo listo joven – le respondió sonriente la encargada- solo falta que me entregue cuatro
fotografías y comprobante de domicilio.

El ángel sintió que todo era en vano que nunca iba a conseguir llevar a cabo el trámite
correspondiente y sintiéndose derrotado preguntó: - Señorita, ¿Por qué hacen tan complicado el
procedimiento? ¿ que esta pasando ahora? Me acuerdo que antes todo era tan sencillo.

Lamentablemente ahora somos más tanto arriba como abajo, y si a eso le añade que muy pocos,
pero de verdad muy pocos son los que se preocupan por tener sus cosas en orden…… estas son las
consecuencias.
- Pero ¿Cómo podemos tener las cosas sin falla? No nos comunican lo que debemos de hacer.

- Eso es lo que todos dicen, siempre esperando que de acá todo les envíen ya resuelto. Haber……
¿Cómo nunca se dio una vueltecita para saber como estaban realizándose estos asuntos?

- Señorita, o cuido a quien me toca o ando a vuelta y vuelta. ¡Por Dios no es ilógica!

- Seré muy ilógica, pero sin dificultades, seguro que a mi no me pasa lo que usted esta viviendo.

Mientras el ángel se retiraba para conseguir los últimos documentos recordó las palabras dichas al
final por la encargada. El había escuchado eso en alguna parte, le resultaban muy pero muy conocidas.

Y reflexionando sobre esto llegó a casa de Homero encontrándola completamente vacía. Se


asustó, creció su indignación, pues por estar allá arriba de ventanilla en ventanilla, ahora si que había
perdido a su encomendado. ¿Qué cuentas podría dar si no lo encontraba? ¿Se habría muerto? Y si era
así y el no lo sabia, podría perder alguno de sus grados jerárquicos, ¡Cuando se había visto que se
perdieran un ángel y su custodiado! -¡bah!- pensó enfadado, todo había ocurrido por tanto engorro con
los trámites. Escuchó ruidos en la entrada de la casa, sutilmente se acercó y pudo observar que era la
próxima viuda y uno de sus hijos, el mayor.

- Ay hijo, que bueno que tu Homero se convenció de la operación, tal vez con esto viva más.
Recuérdame de enviar un regalo al Presidente Municipal por su intervención, solo así conseguimos que
tu padre accediera. ¡como siempre! Todo con memorándum, ya mañana entra al quirófano y el problema
habrá terminado.

- Ojala que tengas razón y con eso salgamos de apuros, pero…… yo tengo mis dudas. ¿Qué pasaría
si mi papá, por el coraje ante lo que le van a hacer se vuelve más exigente?

- No hijo, dices que cuando les hacen esa operación se portan muy mansos, ¡Igual que los
animalitos!

El ángel que todo el había escuchado se preguntaba de que habrían operado a Homero, pero en fin
¡De lo que fuera! El tenía instrucciones precisas para conseguir que muriera lo antes posible.
Recogiendo los documentos que le hacían falta partió nuevamente a las oficinas. Como casi no había
demorado encontró al frente de la ventanilla 17 a la misma empleada que le había atendido antes.

- Señorita, aquí traigo todo lo que me solicitó. ¿Esta completo?

- Claro que si, se nota que le urge. Muy bien, venga mañana por la resolución.

- ¡Como que mañana! – grito el ángel desesperado, - Si ya le estoy entregando todos los
documentos, si todo esta en regla…… ¿Por qué no lo pasa a firma en este momento?.

- Con mucho gusto lo haría, pero ya no me es posible, la documentación que el Sr. Arcángel
alcanza a despachar ya eta completa, no tiene ningún caso que envié un papel que va a quedar sin
atender ¡Capaz y entre el papel aje hasta se pierda!

- Y ahora ¿Hasta cuando voy a recoger esa orden de defunción? Señorita me urge, por favor
agilice todo lo que pueda el trámite.
- Mire, haré todo lo posible, en realidad su petición estará lista mañana a las 12 pm, pero l voy a
ayudar. Venga a las 10 y se la entrego.

Después de esto y con la derrota colgada al hombro, el ángel partió de regreso a la tierra
buscando el hospital en el que Homero era atendido, cosa que no le dio mucho trabajo, llego a los pies
de la cama en la que durmiendo se hallaba. Pensó en despertarlo para contarle todo lo que había
ocurrido pero se detuvo considerando dos cosas: una, que sabia de los intensos dolores que Homero
sufría y su estaba dormido era por que algún tipo de control tenia en este momento. Y dos, que
Homero se molestaría mucho por que él no había tenido todos sus papeles en regla para resolver sin
demora el trámite. Así era Homero inflexible hasta la exageración: HASTA EL PECADO. Cuantas
personas habrán tenido que pasar en la oficina de licencias municipales las mismas angustias que ahora
vivía. Nunca había comprendido bien a su entenado. ¿Malo o enfermo? Nadie supo la verdadera razón
de su dureza.

Al otro día decidió irse temprano para llegar rápido a la oficina y recoger ya la resolución. Eran
como las nueva con quince minutos cuando se aposentó ante la ventanilla en la que se formaban delante
de él unas doce personas pacientemente sabiendo que era su ultima fila , espero por casi dos horas
hasta llegar al frente para encontrar que la espíritu que ahora atendía era diferente a la del día
anterior. ¿Disculpe? La señorita que atendió la ventanilla el día de ayer. ¿Se encuentra?

- No, hoy es su día libre. ¿Qué se le ofrece?

- Es que ella quedo de entregarme hoy a las diez un documento.

- Lo siento, pero aquí las resoluciones de otorgan a las doce pm y no puedo atenderlo, así que por
favor espere en la sala hasta que escuche su nombre.

- Pero ella se comprometió…………

- Yo no ¿verdad?, entonces no estorbe y espere a que le llamen.

Desesperado el ángel se retiro al patio centras sin más que hacer que intentar disminuir a través
de sus rezos la furia que en su estomago sentía por las cosas que le ocurrían en el lugar. Dando vueltas
a la ventanilla con la pretensión de que la que atendía no se olvidara de el y entregara aunque sea por
enfado, lo más rápido posible su papel.

Eran ceca de las 2 pm, cuando escucho entre otros muchos su nombre: -¡Homero Paredes!- por
favor venga a la fila y espere turno, así lo hizo, cerca de media hora después llegó al frente en donde
le entregaron un sobre sellado. – Aquí tiene la orden, recuerde que es irrevocable, firme aquí por
favor, hoy a las 4.30 de la tarde se cumplirá. Apenas le da tiempo de ir a avisar.

Volando el ángel regreso al hospital y para su sorpresa Homero no se encontraba en la cama, así
que se lanzo a buscarlo por todos lados, cuando paso por la cafetería observó a la esposa platicando
con el presidente municipal quien decía: - A que Homero tan machito que siempre fue y haber tenido
que acabar como señorita, ¡Que lastima!.

- No lo digas así, lo hombre no está en eso si no en la manera de vivir. Fue irremediable. –


contestó ella- ojalá que lo tome con tranquilidad cuando despierte de la anestesia, hace un rato me
avisaron que había concluido la operación, que iban a dejarlo en reposo absoluto, no parece haber
complicaciones.

Al escuchar el ángel, supo a donde ir y ahí encontró a l funcionario que apenas volvía a cobrar
consciencia de quien era, se acercó sigilosamente y le dijo: -Homero, Homero ya esta todo listo, aquí
tengo tu documento.

El oficial mayor extendió la mano para tomar el sobre y revisarlo. – A las 4.30 se acaba…que
bueno. Oye dice aquí, que ya cumplí mi condena. ¿A que se refiere?

- La verdad no se, después de todo lo que tuve que pasar allá arriba, no me detuve a leer el
documento. En fin si ya pasó, ya pasó.

- ¿Sabes que mientras tú andabas por allá me operaron?

- Si, oye y… ¿De que?

- Ven acércate que nadie más escuche… - Y le susurró lo ocurrido al oído-… ¿Crees que allá arriba
soliciten alguna secretaria? Cuestiono mientras exhalaba su último suspiro.

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