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Interpretativo
El defensor del paradigma interpretativo no sólo corrobora la autonomía y
diversidad de las ciencias histórica-sociales frente a las naturales, sino que afirma su
superioridad, pues sólo el método Verstehen permitiría esa inteligibilidad profunda que
subyace al conocimiento del mundo social y de los actos.
La idea es que se la vida humana es en esencia distinta de la vida del mundo natural,
entonces tendrá que estudiarse con métodos diferentes de los positivistas. El subjetivista no
puede por tanto, adoptar, el lenguaje de las variables, ni en la fase de observación empírica,
debida a la importancia de los componentes intencionales subjetivos, que por definición
escapan a la cuantificación subjetiva, ni en la fase de análisis de los datos, porque no puede
imaginarse el análisis de la conducta humana en términos de interacción de componentes
separados (variables). La unidad del ser humano impide que el todo se pueda reducir a la
suma de las partes.
Critica posturas radicales y nuevas tendencias
Las líneas maestras de lo que se considera los dos paradigmas que han definido
históricamente, al margen de diversas especificaciones, el planteamiento y las técnicas de
investigación social, haciendo referencia a los conceptos fundamentales y a quienes se
podrían considerar los padres fundadores de la sociología.
Por lo que respecta al paradigma positivista, hemos visto que prestaba una gran
atención y cuidado a la formulación y el desarrollo de técnicas y procedimientos empíricos,
sobretodo en el periodo neopositivismo. La radicalización de esta tendencia ha derivado en
una especie de empirismo antiespeculativo, dominado por el mito del método y el dato, en
el que el objetivo del científico social ya no es formular teorías y después comprobarlas
empíricamente, sino recopilar y describir datos con la ingenua ilusión de que los datos
hablaran por si mismo.
En segundo lugar, se desplaza la atención del contenido del método. En la tensión
entre la teoría y comprobación empírica, dar prioridad a la segunda ha significado excluir
del ámbito de las consideraciones teóricas aquellos interrogantes que no fueran traducibles
de manera inmediata y simple a procedimientos empíricamente comprobables, en un
proceso de reducción de la complejidad teórica hasta la trivialización más externa.
El enfoque del paradigma que se denomina interpretativista tampoco está exenta de
problemas. La crítica se ha centrado n tanto en los planteamientos weberianos iniciales,
como en sus intérpretes y seguidores, que llevaron la orientación hacia el individuo,
weberiana original a sus últimas consecuencias. En Weber aún está muy presente la tensión
por la superación de la subjetividad; él no excluye la posibilidad de alcanzar formas de
generalización cognitiva, es decir, los tipos ideales, y una parte importante de sus
exposiciones metodológicas está orientada a conciliar causalidad y comprensión; por
último, aunque parte del individuo, no descuida la problemática sistémica ni la dimensión
institucional de la sociedad.
Las nuevas corrientes de las reflexiones sociológicas desarrolladas a partir de los
años sesenta, también conocidas como sociología necocomprensiva, en cambio hicieron
hincapié en el carácter subjetivista del planteamiento weberiano inicial. Así mismo,
desplazaron la atención al mundo de la vida cotidiana y la interacción intersubjetiva. Este
desplazamiento ha dado más fuerza a las dos criticas del paradigma interpretativo
formuladas por sus oponentes.
En la primera crítica sostiene que el subjetivismo extremo excluye la posibilidad
misma de que exista la ciencia, y en particular la ciencia social. El hecho de que la acción
humana tenga siempre un elemento de singularidad, su irreductibilidad a componentes
sociales externos al individuo, o incluso la afirmación de que la realidad es una
construcción subjetiva, todo ello niega la posibilidad de llegar más allá del individuo, de
formular generalizaciones supraindividuales, y niega, por tanto la objetividad del
conocimiento.
En segundo lugar, se acusa al enfoque interpretativo, siempre por la atención que
rpesta al individuo, de excluir de sus intereses lo que debería ser el objeto de la reflexión
sociológica por excelencia: las instituciones. Con ello corre el peligro de dejar fuera de su
ámbito de estudio aspectos de la sociedad que, aunque también tienen su origen en la
interacción social, han adquirido autonomía respecto de los individuos y sus elecciones. La
misma critica de fondo se formula de manera ligeramente distinta acusando a la sociología
fenomenología, a la etnometodologia y al interaccionismo simbólico de haberse ceñido a
los microsociologico, de haber limitado sus propios intereses a la interacción, a las
relaciones interpersonales de no querer o no poder aplicar sus planteamientos a problemas
que trascienda a los hechos de la vida cotidiana.
La radicalización de ambos enfoques puede tener graves consecuencias. Si el
planteamiento positivista se lleva hasta sus últimas consecuencias podría producirse una
reducción progresiva del alcance de la investigación, que quedaría centrada en el dato
empírico y limitada a una mera descripción del mismo. Por su parte, el subjetivismo
extremo pone en duda la propia existencia de la ciencia social, excluyendo la posibilidad de
realizar generalizaciones supraindividuales y afirmando que la realidad es una construcción
subjetiva. Un desarrollo reciente del paradigma interpretativo ha sentado las bases del
denominado postmodernismo, una suerte de rechazo del concepto tradicional de ciencia,
entendida como orden y racionalidad, simplicidad y generalización, a favor de la paradoja,
la contradicción y la exaltación de las diferencias.