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PARADIGMA DE LA INVESTIGACIÓN SOCIAL THOMAS KUHN

Un paradigma es un determinado marco desde el cual miramos el mundo, lo


comprendemos, lo interpretamos e intervenimos sobre él. Abarca desde el conjunto de
conocimientos científicos que imperan en una época determinada hasta las formas de
pensar y de sentir de la gente de un determinado lugar y momento histórico. En sí, un
paradigma es sólo una manera de ver y explicar que son y cómo funcionan las cosas. Son
teorías elaboradas, bien sea sobre un aspecto particular del universo bien sea sobre su
totalidad. En resumen un paradigma es la manera como percibimos el mundo. El
paradigma, está constituido por supuestos teóricos, leyes y técnicas de aplicación que
deberán adoptar los científicos que se mueven dentro de una determinada comunidad
científica. Las personas que trabajan dentro de un paradigma ponen en práctica la ciencia
normal y en cuanto a está; durante los periodos de ciencia normal, domina un determinado
paradigma, mientras que en épocas de crisis este es cuestionado y substituido.
Ese estado de crisis se resolverá con el surgimiento de un paradigma nuevo y por lo
general este nuevo paradigma es incompatible con el anterior puesto que plantea una visión
más actualizada de la realidad. El nuevo paradigma enmarcará la nueva actividad científica,
hasta que choque con dificultades y se produzca una nueva crisis y una nueva revolución y
por lo tanto el surgimiento de un paradigma. Ninguna de las escuelas epistemológicas es
absolutamente independiente de las otras, es más, cada nuevo paradigma se deriva de
paradigmas anteriores que han evolucionado o que han nacido como respuesta o refutación
a paradigmas anteriores.
Según Khun, un nuevo paradigma gana vigencia cuando logra contestar preguntas
que los viejos paradigmas no podían. Así el nuevo paradigma gana terreno aunque el viejo
paradigma continué respondiendo más preguntas que el nuevo. Según Lakatos los viejos
paradigmas no desaparecen, solo se encapsulan y continúan existiendo hasta que se
reactualizan. En ciencias humanas algunos paradigmas se disputaron la hegemonía en las
cátedras universitarias desde la fundación de las primeras universidades hasta hoy.
Materialismo, idealismo, racionalismo, empirismo, positivismo, neo-positivismo,
humanismo, marxismo, fenomenológica, constructivismo son algunos de estos paradigmas
que de ninguna maneras son islas entre ellos, a pesar que hayan nacido enfrentándose a
alguna fuerza de pensamiento anterior.
Kuhn definió la ciencia como una actividad humana, un producto social en el que
interactúan factores internos y externos. Y el conocimiento como un acto intra-
paradigmático, cuyo resultado no es una representación de la realidad, sino la realidad
captada a la luz de las categorías perceptivas propias de cada tradición. Dichas categorías se
asimilan por medio de un proceso educativo, que convierte al estudiante o al científico en
miembro de una determinada comunidad de especialistas. La comunidad funciona dentro de
un esquema conceptual o marco de investigación, que no sólo condiciona la formulación de
las teorías, sino, también, la percepción de la experiencia y la clasificación de los
fenómenos. Por tanto, no hay una única forma de organizar conceptualmente los datos de
experiencia, ya que ésta siempre depende de una estructura teórica previa. Para Kuhn, ni
teoría, ni experiencia, ni la relación entre ambas puede darse al margen de un contexto
histórico-social.
Esto significa que la ciencia al igual que la filosofía, se ocupa pues, de la
producción de conocimiento. Mientras la filosofía se encarga del saber en general, la
ciencia está más delimitada en cuanto a las áreas del saber de las que se ocupa, empero
“todavía es arduo separar lo propiamente científico [sea cual fuere su valor actual de lo
propiamente filosófico” (Ferrater, 1969).

LAS RESPUESTAS DEL POSITIVISMO A LAS TRES CUESTIONES DE FONDO


Ontología: realismo ingenuo
Esta posición deriva de todo lo que hemos dicho sobre la «codificación» de la realidad
social, y puede ser expresada sintéticamente mediante dos proposiciones: a) existe una
realidad social objetiva, externa al hombre, ya sea éste el estudioso o el objeto de estudio, y
b) esta realidad es conocible en su esencia real.
Epistemología: dualista y objetivista
ley natural. Se afirma la posibilidad del conocimiento gracias a dos hechos:
a) el estudioso y el objeto estudiado son considerados entidades independientes
(dualismo), y
b) el estudioso puede estudiar el objeto sin influir en él o ser influenciado por él
(objetividad).
La investigación se produce a través de «un espejo unidireccional». El conocimiento adopta
la forma de «leyes» basadas en las categorías de causa efecto. Éstas existen en la realidad
externa independientemente de los observadores («leyes naturales»): la tarea del científico
es «descubrirlas». No se teme que haya riesgo de que los valores del investigador puedan
deformar su lectura de la realidad social, ni de que suceda lo contrario. Esta posición, que
excluye los valores a favor de los hechos, deriva de la visión del hecho social entendido
como dato externo e inmodificable.

Metodología: experimental y manipulativa. Los métodos y las técnicas de la


investigación positivista así como su planteamiento de fondo se basan en el empirismo
clásico de las ciencias naturales. Es decir, se asumen todos los principios del método
empírico: a) tanto en su modo inductivo de proceder, que del particular observado llega a
formulaciones generales, b) como en su formalización matemática, que, aunque no siempre
alcanzable, representa sin embargo la aspiración de fondo del científico positivista. La
técnica ideal sigue siendo aun con las limitaciones de su aplicabilidad a la realidad social la
del experimento, fundada sobre la manipulación y el control de las variables implicadas, así
como en la separación alejamiento entre observador y observado.

LAS RESPUESTAS DEL NEO Y POST POSITIVISMO A LAS TRES


CUESTIONES DE FONDO
Ontología: realismo crítico
Análogamente al caso del positivismo, se presume la existencia de una realidad externa al
hombre; pero a diferencia de lo defendido en ese paradigma ésta es conocible sólo de un
modo imperfecto: ya sea por la inevitable imprecisión de todo conocimiento humano, ya
sea por la naturaleza misma de sus leyes, que tienen carácter probabilístico.
Este punto de vista también ha sido llamado «realismo crítico »: realismo, en tanto que
asume que existen en la realidad relaciones de causa efecto fuera de la mente humana;
crítico, para subrayar esa postura de sospecha continua y esa propensión a la duda que el
científico debe tener hacia todos los logros de la ciencia.
Epistemología: dualismo: objetividad modificados; leyes de corto alcance,
probabilísticas y provisionales. Con respecto a la cuestión de la relación estudioso
estudiado, el dualismo en el sentido de separación y no interferencia entre las dos
realidades ya no es defendido. Se tiene conciencia de los elementos de perturbación
introducidos sobre el objeto estudiado por el sujeto estudiante y del efecto de reacción que
puede derivar de ello.
La objetividad del conocimiento sigue siendo el objetivo ideal y el criterio de referencia,
pero puede ser alcanzado sólo de modo aproximado.
En el proceso cognoscitivo cobra valor el modo de proceder de la deducción, a través del
mecanismo de falsación de las hipótesis. El propósito sigue siendo llegar a generalizaciones
en forma de leyes, aunque limitadas en su alcance, probabilísticas en su fuerza de
aplicación y provisionales en el tiempo.
Metodología: experimental manipulativa modificada. Las fases operativas de la
investigación siguen siendo fundamentalmente las que fueron planteadas por el
neopositivismo en nombre de una separación sustancial entre investigador y objeto
estudiado (experimentos, manipulación de las variables, entrevistas cuantitativas, análisis
de fuentes estadísticas, etc.). Apertura, sin embargo, a los métodos cualitativos. Importancia
de la comunidad científica a la crítica de las adquisiciones y los procesos de confirmación
de las mismas (los resultados repetidos tienen mayor probabilidad de ser ciertos).

Paradigma de Cuestión Social


El concepto cuestión social supone un nuevo acercamiento a esa misma realidad, la
de la tradicional pobreza que afecta a una parte de la población o la de la moderna miseria
universalizada que se denuncia bajo el nombre de pauperismo.
Primero porque se realiza desde posturas ideológicamente más avanzadas y que
lejos de partir de análisis estáticos de la realidad que en parte evitan adoptar nuevas
actitudes ante el fenómeno- creen que la causa de la pobreza ni es natural, ni debe dejarse
en manos del voluntarismo o de los propios individuos por ese mal afectados (es un
problema colectivo, de toda la sociedad, no individual). Para los pioneros autores de la
cuestión social en Europa se trata de un mal de la sociedad fruto de una mala organización,
bien de esa sociedad, bien simplemente del sistema de trabajo resultante de la nueva
economía industrial y, por tanto, se adentran en el estudio social con las manos rebosantes
de fórmulas, utópicas o no, para resolver el problema.

Interpretativo
El defensor del paradigma interpretativo no sólo corrobora la autonomía y
diversidad de las ciencias histórica-sociales frente a las naturales, sino que afirma su
superioridad, pues sólo el método Verstehen permitiría esa inteligibilidad profunda que
subyace al conocimiento del mundo social y de los actos.
La idea es que se la vida humana es en esencia distinta de la vida del mundo natural,
entonces tendrá que estudiarse con métodos diferentes de los positivistas. El subjetivista no
puede por tanto, adoptar, el lenguaje de las variables, ni en la fase de observación empírica,
debida a la importancia de los componentes intencionales subjetivos, que por definición
escapan a la cuantificación subjetiva, ni en la fase de análisis de los datos, porque no puede
imaginarse el análisis de la conducta humana en términos de interacción de componentes
separados (variables). La unidad del ser humano impide que el todo se pueda reducir a la
suma de las partes.
Critica posturas radicales y nuevas tendencias
Las líneas maestras de lo que se considera los dos paradigmas que han definido
históricamente, al margen de diversas especificaciones, el planteamiento y las técnicas de
investigación social, haciendo referencia a los conceptos fundamentales y a quienes se
podrían considerar los padres fundadores de la sociología.
Por lo que respecta al paradigma positivista, hemos visto que prestaba una gran
atención y cuidado a la formulación y el desarrollo de técnicas y procedimientos empíricos,
sobretodo en el periodo neopositivismo. La radicalización de esta tendencia ha derivado en
una especie de empirismo antiespeculativo, dominado por el mito del método y el dato, en
el que el objetivo del científico social ya no es formular teorías y después comprobarlas
empíricamente, sino recopilar y describir datos con la ingenua ilusión de que los datos
hablaran por si mismo.
En segundo lugar, se desplaza la atención del contenido del método. En la tensión
entre la teoría y comprobación empírica, dar prioridad a la segunda ha significado excluir
del ámbito de las consideraciones teóricas aquellos interrogantes que no fueran traducibles
de manera inmediata y simple a procedimientos empíricamente comprobables, en un
proceso de reducción de la complejidad teórica hasta la trivialización más externa.
El enfoque del paradigma que se denomina interpretativista tampoco está exenta de
problemas. La crítica se ha centrado n tanto en los planteamientos weberianos iniciales,
como en sus intérpretes y seguidores, que llevaron la orientación hacia el individuo,
weberiana original a sus últimas consecuencias. En Weber aún está muy presente la tensión
por la superación de la subjetividad; él no excluye la posibilidad de alcanzar formas de
generalización cognitiva, es decir, los tipos ideales, y una parte importante de sus
exposiciones metodológicas está orientada a conciliar causalidad y comprensión; por
último, aunque parte del individuo, no descuida la problemática sistémica ni la dimensión
institucional de la sociedad.
Las nuevas corrientes de las reflexiones sociológicas desarrolladas a partir de los
años sesenta, también conocidas como sociología necocomprensiva, en cambio hicieron
hincapié en el carácter subjetivista del planteamiento weberiano inicial. Así mismo,
desplazaron la atención al mundo de la vida cotidiana y la interacción intersubjetiva. Este
desplazamiento ha dado más fuerza a las dos criticas del paradigma interpretativo
formuladas por sus oponentes.
En la primera crítica sostiene que el subjetivismo extremo excluye la posibilidad
misma de que exista la ciencia, y en particular la ciencia social. El hecho de que la acción
humana tenga siempre un elemento de singularidad, su irreductibilidad a componentes
sociales externos al individuo, o incluso la afirmación de que la realidad es una
construcción subjetiva, todo ello niega la posibilidad de llegar más allá del individuo, de
formular generalizaciones supraindividuales, y niega, por tanto la objetividad del
conocimiento.
En segundo lugar, se acusa al enfoque interpretativo, siempre por la atención que
rpesta al individuo, de excluir de sus intereses lo que debería ser el objeto de la reflexión
sociológica por excelencia: las instituciones. Con ello corre el peligro de dejar fuera de su
ámbito de estudio aspectos de la sociedad que, aunque también tienen su origen en la
interacción social, han adquirido autonomía respecto de los individuos y sus elecciones. La
misma critica de fondo se formula de manera ligeramente distinta acusando a la sociología
fenomenología, a la etnometodologia y al interaccionismo simbólico de haberse ceñido a
los microsociologico, de haber limitado sus propios intereses a la interacción, a las
relaciones interpersonales de no querer o no poder aplicar sus planteamientos a problemas
que trascienda a los hechos de la vida cotidiana.
La radicalización de ambos enfoques puede tener graves consecuencias. Si el
planteamiento positivista se lleva hasta sus últimas consecuencias podría producirse una
reducción progresiva del alcance de la investigación, que quedaría centrada en el dato
empírico y limitada a una mera descripción del mismo. Por su parte, el subjetivismo
extremo pone en duda la propia existencia de la ciencia social, excluyendo la posibilidad de
realizar generalizaciones supraindividuales y afirmando que la realidad es una construcción
subjetiva. Un desarrollo reciente del paradigma interpretativo ha sentado las bases del
denominado postmodernismo, una suerte de rechazo del concepto tradicional de ciencia,
entendida como orden y racionalidad, simplicidad y generalización, a favor de la paradoja,
la contradicción y la exaltación de las diferencias.

Describir los diversos paradigmas de la investigación sus tipos y modalidades


A raíz del debate epistemológico, la palabra paradigma, en cuanto expresión
lingüística asociada al campo de la investigación, ha conquistado ciertos espacios
connotativos que la sitúan en un lugar privilegiado y que le otorgan un cierto carácter de
concepto unívoco, casi obligante, hasta el punto de que mucha gente cree que al hablar de
paradigma se habla de investigación o de filosofía de la investigación. En realidad no es
así. Paradigma es, en sí misma, una palabra tan banal e intrascendente como cualquier otra.
Su fama se debe a la circunstancia particular en que fue usada por el sociólogo Thomas
Kuhn, quien se interesó en los radicales cambios de aceptación pública que ocurrían en el
terreno de las ciencias naturales y quien intentó explicar tales cambios desde una
perspectiva histórica y sociocultural (Kuhn, 1975).
Thomas Kuhn utilizó la palabra paradigma para referirse a cada una de estas
conquistas de conocimiento científico que se iban imponiendo con el tiempo y que, como si
fueran "modas" u ondas artísticas (casi como los ciclos de los cantantes), comenzaban por
desplazar a la tendencia vigente, seguían hasta imponerse como tendencia dominante y ter-
minaban siendo desplazadas por otro nuevo paradigma naciente y así, sucesivamente,
siempre dentro de un mismo esquema estructural que él proponía como explicación a las
revoluciones científicas. Su influencia fue tan grande que la palabra paradigma se populari-
zó y se convirtió en una verdadera referencia conceptual. Sin embargo, ni el mismo Kuhn,
para el momento de su famosa publicación, tenía un concepto bien claro y definido de esa
palabra (Kuhn, 1978). El resto lo hizo toda aquella secuela de reseñadores, lectores y
filósofos que dieron a la obra de Kuhn una notable resonancia internacional. No obstante, la
palabra en cuestión ya había sido usada por Platón y Aristóteles en el sentido de "modelo" y
"ejemplo" (Abbagnano, 1986:888), que no tenían nada que ver con las revoluciones
científicas, e, incluso, era de uso común en la lingüística de mediados del siglo XX para
aludir a ciertas estructuras "semiológicas" (Saussure, 1969) en un sentido muy diferente al
de Kuhn. Así, pues, en sí misma, esta expresión no tiene por qué estar vinculada
univocamente a un concepto epistemológico importante ni tiene por qué ser de uso sa-
cralizado u obligatorio cuando se hace referencia a las variaciones en la ciencia o a las
opciones de investigación científica. En realidad, no pasa de ser un término estrechamente
conectado a la interpretación sociohistórica de Kuhn, término que se llena de riesgos cuan-
do se le intenta extender a las cuestiones filosóficas subyacentes. De hecho, un célebre
filósofo contemporáneo de Kuhn, sensible a las importantes observaciones de éste, prefirió
reinterpretarlas bajo el concepto de "programas de investigación" (Lakatos, 1983).
Mientras con el término paradigma las revoluciones científicas parecen concebirse
como enfrentamientos súbitos e inesperados entre particulares construcciones de conoci-
miento y entre determinadas tendencias epistemológico-metodológicas, el término "pro-
grama de investigación" parece incluir la idea de "paternidad" o "generación" (más que de
"choque") entre dos hitos de conocimiento, casi como si cada uno de ellos contuviera en sí
mismo la semilla de un sucesor "revolucionario" que lo habrá de desplazar en su momento
oportuno; en ese sentido, cada vez que un movimiento científico empieza a crecer y a des-
plazar al anterior, está al mismo tiempo gestando en sí mismo a otro movimiento que, tarde
o temprano, terminará a su vez planteando una subsiguiente revolución. Visto así, la
diferencia estaría en que, mientras la palabra "paradigma" concibe las revoluciones
científicas como estructura de SUCESOS, la palabra "programa' las concibe como
estructura de PROCESOS (más adelante se entenderá esta diferencia).
En todo caso, lo importante de esta acotación está en que "paradigma" no es un
concepto tan neutro o tan general que pueda ser usado ingenua e inocentemente para hacer
referencia, sin más, a cualquier opción de investigación, a cualquier tendencia o a cualquier
movimiento científico. Por tal razón, al aludir a estas cosas, preferimos usar corrientemente
las palabras enfoque o modelo (científico o de investigación), dejando el término pa-
radigma, siempre con sus comillas, como especie de cita textual que haga alusión a la
célebre polémica en las ciencias sociales. En conclusión, paradigma se usa comúnmente
hoy en día para designar una postura, una opción o un modo sistemático de investigar,
opción que se expresa en típicas vías técnico-instrumentales y que responde a un fondo
filosófico o manera de ver el mundo, el conocimiento humano y sus procesos de produc-
ción. Si se entiende así, si se consideran los riesgos de inexactitud al generalizar esa palabra
más allá del concepto original y si, además, queremos un curriculum libre de tomas
polémicas de posición, entonces convendría más, probablemente, hablar de enfoques o
modelos de investigación (teóricos, epistemológicos o metodológicos).
EMPIRISMO: el conocimiento fiable se produce y se valida a partir de los datos recogidos
por vía sensorio-perceptiva en aquellas situaciones en que tipicamente ocurren los eventos
estudiados (ejemplo: conducir bajo efectos del alcohol produce accidentes de tránsito, ya
que así lo muestran las estadísticas de accidentes y/o las experiencias de cualquier persona).
(a2) RACIONALISMO: el conocimiento fiable se produce y se valida a partir de las
cadenas de pensamiento y de los mecanismos de razonamiento controlado (ejemplo:
conducir bajo efectos del alcohol debe producir accidentes de tránsito, ya que, comparadas
las características de las sustancias alcohólicas con las de la neurofisiología humana y con
las del funcionamiento mecánico-vial del automóvil, se deduce que aquellas sustancias
distorsionan las reacciones neurofisiológicas ante los requerimientos críticos del
funcionamiento mecánico-vial).
(b1) REALISMO: las realidades que son objeto del conocimiento humano existen en sí
mismas, independientemente de las personas y del sujeto que trate de conocerlas. El mundo
exterior no se modifica por lo que las personas piensen de él, sino que sigue su propio curso
aunque el ser humano lo interprete de diversas maneras (ejemplo: al estudiar las relaciones
entre el alcohol y los accidentes de tránsito, debe excluirse cualquier ingerencia de las
condiciones personales, tanto del investigador como de los sujetos investigados y de los
sujetos sociales en general, en la descripción y explicación de los hechos; cualquier
ingerencia de este tipo constituye un sesgo importante que tiende a mostrar la realidad no
como es en sí misma sino como la ven las personas).
(b2) IDEALISMO: las realidades objeto de conocimiento pueden o no existir en sí
mismas, lo cual es irrelevante. Lo importante, en cuanto objeto de conocimiento, es la
reconstrucción mental que, a nivel de simbolismos socioculturales compartidos
colectivamente, hacen de dichas realidades los miembros de una sociedad determinada en
un momento histórico determinado. Poco importa la realidad como es en sí misma, ya que,
como tal, la gente no interactúa con ella; importa en cuanto representación simbólica o
construcción psico-social, que es el modo en que la gente interactúa con ella: las personas
no actúan frente al mundo tal como éste es sino tal como ellas lo ven (ejemplo: en el caso
de la relación entre el alcohol y el tránsito, son muy importantes los datos provenientes de
la interpretación que tengan los sujetos acerca de dicha relación, es decir, más interesa
plantear una relación entre el contexto simbólico sociohistórico, el alcohol y el tránsito
automotor, antes que una relación parcializada y descontextualizada entre los dos últimos
elementos).
(c1) DOGMATISMO: el ser humano es capaz de alcanzar verdades estables y unívocas;
por tanto, la investigación debe aspirar a resultados que sean sin más verdaderos o falsos.
Las verdades son tales independientemente de las épocas y espacios, de las creencias y
opiniones (ejemplo: si se ha logrado determinar una relación significativa entre alcohol y
accidentes y si este logro ha sido garantizado por los sistemas de investigación, no hay por
qué seguir replanteándolo ni discutiéndolo: es una verdad estable).
(c2) ESCEPTICISMO: no existen las verdades absolutas ni definitivas. Sólo existen
aproximaciones que pueden ir ganando en "verosimilitud" y en grados de certidumbre con
respecto a otras aproximaciones rivales. Los conocimientos no se verifican sino que sólo
pueden desecharse. Ningún conocimiento plausible pasa de ser una "verdad-por-ahora". Las
verdades se mantienen sólo provisionalmente, mientras funcionen y mientras no surjan
hechos que la contradigan (ejemplo: las teorías que expliquen adecuadamente la relación
alcohol-tránsito serán tomadas en cuenta sólo en una trayectoria evolutiva, a lo largo del
curso de los hechos, y serán evaluadas en la expectativa de nuevos hechos posibles y bajo
comparación con otras teorías rivales). Mientras la propuesta del marxismo ortodoxo
(idealismo vs materialismo) parecía demasiado general, esta última propuesta de ocho
combinaciones obtenidas desde tres ejes puede parecer demasiado sutil, al menos para los
efectos operativos de las soluciones curriculares. Podríamos entonces analizar más en
amplitud y en contextualización estos tres ejes básicos (preservándolos como hipótesis
nuclear inicial) e ir más allá de ellos en busca de un punto intermedio entre lo general y lo
detallado. Es lo que se expone en el siguiente subtítulo, siempre a manera de propuesta
dentro de un programa de formación de investigadores en ciencias sociales.

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