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Este modelo médico, el más valioso de la era moderna, es un descubrimiento hecho por el
médico mexicano, Dr. Isaac Goiz Durán.
A partir de esto, los campos irregulares pueden modificarse por medio de imanes para
restablecer el equilibrio tanto Biomagnético (frecuencias celulares) como bioquímico (PH,
neurotransmisores, neuroreguladores, hormonas y enzimas).
El método supone que la gran mayoría de las enfermedades son provocadas por una
infección, ya sea micro, es decir subclínica, o macro infección a nivel manifiesto.
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Biomagnetismo
Según la Teoría del Par Biomagnético del doctor Isaac Goiz buena parte de las
enfermedades son producto de la combinación de alteraciones fundamentales del pH en los
órganos internos y la presencia de virus y bacterias.
De hecho, Goiz afirma que toda patología se inicia en dos puntos relacionados entre sí que
poseen las mismas características bioenergéticas aunque estén situados en distintos lugares
del cuerpo.
Es lo que llama “par biomagnético” y asevera que mientras en uno de esos puntos se produce
acidificación en el otro se produce alcalinización. Y eso hace que ¡en uno se acumulen los
virus y en el otro las bacterias! Es más, asevera que basta colocar dos simples imanes en
esos puntos para que los virus y bacterias que pueden afectar negativamente al organismo
¡pierdan su capacidad patógena!
Cuenta la leyenda que fue un pastor griego llamado Magnes la primera persona en descubrir
el poder de los imanes en Occidente. Se dice que un día, mientras llevaba su rebaño a pastar,
la punta férrica de su bastón fue atraída de improviso por una gran piedra situada en medio
del camino. Y bien por superstición, bien porque tuvo una inspiración genial, cuenta la leyenda
que insertó pedazos de la piedra en las suelas de sus sandalias y desde aquel momento pudo
caminar largas distancias sin experimentar fatiga.
Sus contemporáneos llamaron tan la extraña piedra “la piedra de Magnes” siendo de ahí de
donde deriva la palabra magnet (inglés) y, por ende, magnético. Por otra parte, el término
imán procede de la palabra latina adamas/adamantis que significa ‘piedra dura’.
La verdad es que podríamos mencionar una interminable lista de trabajos realizados sobre el
magnetismo en todo el mundo pero no harían sino confirmar lo ya descubierto… y desvelar
que aún queda mucho por descubrir. Y es que como ya hemos analizado en multitud de
ocasiones en nuestra revista, tanto con motivo de artículos sobre la antiquísima Acupuntura
como sobre las modernas tecnologías de diagnóstico y tratamiento, la Moraterapia o el Papimi
el ser humano no deja de ser un complejo sistema electromagnético.
Ahora bien, es preciso recordar que los campos magnéticos son anteriores a los eléctricos ya
que no precisan un impulso inicial para su desarrollo y está en su naturaleza comportarse
como lo hacen.
Dicho esto, hoy es sabido que cada órgano genera su propio campo magnético y que éste
está expuesto a continuos estados de actividad y descanso así como a influencias externas
como las que llegan a través de la comida, la bebida, las emociones… ¡y la contaminación
electromagnética! Y que, obviamente, para mantener un estado saludable es necesario que
esos campos magnéticos se hallen en equilibrio.
Y son desde luego muchos los campos externos con los que cada día le toca al ser humano
interactuar. El primer campo magnético con el que nuestro organismo tiene que estar en
perfecto equilibrio es el de nuestro propio planeta.
M.H. Halpern ya demostró su importancia para los organismos vivos al aislar a ratones del
campo magnético terrestre introduciéndoles en jaulas especiales.
No debe extrañarnos pues que hoy sean cada vez más los investigadores que se preguntan si
el gran número de nuevas patologías que se diagnostican - muchas de ellas articulares - no
se deberá a la suma de la disminución progresiva del campo magnético de la Tierra
denunciada por los investigadores japoneses Kawai y Ritake (un 5% anual) y la enorme
contaminación electromagnética que sufrimos.
Lo que a la vista de lo que hoy sabemos podría contribuir a corregir los desequilibrios
metabólicos que están en el origen de buena parte de las enfermedades. Hay que decir, sin
embargo, que nunca hasta ahora los imanes habían sido utilizados como propone el doctor
mexicano Isaac Goiz.
Lo explicamos.
Y es que con la colocación de los polos positivo y negativo de imanes naturales de especial
potencia en puntos concretos del organismo interrelacionados entre sí Goiz ha conseguido
aumentar los beneficios de los campos magnéticos en un amplio rango de enfermedades.
Obviamente, como ocurre con muchas otras terapias novedosas, sus trabajos no han sido
aún estudiados por otros colegas y no cuentan por tanto con el respaldo de la llamada
“comunidad científica” - una entelequia, por cierto, que sólo existe en la mente de algunos.
Posteriormente, en 1988, recibiría una invitación para asistir al primer curso sobre
Biomagnetismo que organizó la Sociedad de Medicinas Alternativas de Guadalajara (México)
teniendo la oportunidad de oír hablar allí al doctor Richard Broeringmeyer sobre terapias
energéticas, la Terapia Polar y la importancia del pH en la salud.
Un conocimiento que sería la base que terminaría dando lugar a su teoría del Par
Biomagnético.
EL PH Y LOS IMANES
Como en su día explicamos cada órgano del cuerpo - y todos sus tejidos - tienen un mayor o
menor grado de acidez o alcalinidad. Algo que se conoce midiendo la concentración de
hidrógeno - es decir, el potencial de hidrógeno, lo que abreviadamente conocemos como pH.
Se trata de un dato útil porque la mayoría de las personas enfermas tienen un exceso de
iones electropositivos (toxinas, radicales libres…) que acidifican las células, los órganos, la
sangre y las secreciones. El pH normal de la saliva de una persona con una dieta naturista
libre de productos químicos y que consume alimentos no procedentes de animales muertos es
igual al de la sangre: 7.4.
Es decir, ligeramente alcalino (el pH neutro es de 7.0.) Sin embargo, la mayor parte de la
gente enferma tiene un pH que oscila entre 6.0 y 7.0 (de ácido a neutro). Y cuanto más
enfermos más ácido suele ser su pH. Así, las personas con cáncer terminal o metástasis
masiva tienen por lo general un pH muy ácido (entre 5.5 y 6.0).
Son muchos los investigadores y médicos que sostienen que para buscar el equilibrio cuando
el organismo está acidificado éste hace básicamente dos cosas:
• buscar las sustancias que precisa para contrarrestar los radicales
libres
• expulsar del cuerpo toxinas (radicales libres y toxinas son las dos
principales causas de la acidificación)
Es decir, usa las vitaminas, minerales y oligoelementos antioxidantes que tiene a su alcance
y, paralelamente, se deshace de las toxinas a través de las vías naturales de eliminación del
cuerpo:
• las heces
• la orina
• las mucosidades
• el sudor
Proceso de desintoxicación que cuando es intenso a veces da lugar a problemas
dermatológicos - eccemas, acné, dermatitis, psoriasis y otros desórdenes de la piel - al salir
las toxinas a través de la piel y que a veces es diagnosticado como una “enfermedad” cuando
en realidad no constituye sino la consecuencia del rápido proceso de desintoxicación.
Y otro tanto ocurre con las llamadas enfermedades agudas o recurrentes que no serían en
muchos casos sino la consecuencia de las disfunciones que produce en tejidos y órganos la
carencia de las sustancias antioxidantes que el cuerpo se ha visto obligado a extraer de ellos
para combatir la acidificación - cuestión de prioridades - algo que no habría tenido que hacer
si la persona dotase periódicamente a su cuerpo de ellas mediante una alimentación
adecuada o una suplementación inteligente.
Evidentemente si esa aportación sigue sin tener lugar durante mucho tiempo aparecen las
llamadas enfermedades crónicas ya que los tejidos y órganos empezarían a tener carencia de
las sustancias que el organismo se ve obligado a “robarles” para combatir la acidificación y
podrían producirse daños importantes que produzcan disfunciones.
Pues bien, si recogemos una muestra de sangre, eliminamos el fluido hasta quedarnos sólo
con los glóbulos rojos y acercamos un imán podremos ver al microscopio cómo las células
giran y apuntan en una dirección.
El imán, en pocas palabras, ¡polariza los iones de las células! (un ión es un átomo con un
electrón de más o de menos).
El caso es que Isaac Goiz decidió aplicar en la práctica diaria las teorías de Broeringmeyer
sobre la Terapia Polar del potencial de hidrógeno, el deterioro de los órganos y los imanes.
Sólo que ante la imposibilidad tecnológica de conseguir una medición externa del pH interior
de nuestros órganos comenzó a trabajar con mediciones indirectas.
A esos dos puntos - uno de polaridad positiva, el otro de polaridad negativa - los denominaría
“par timo-recto” y desde entonces identifica el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida
(SIDA).
El posterior trabajo con miles de pacientes le llevaría a encontrarse con que en la práctica
totalidad de las enfermedades existen “pares biomagnéticos”; es decir, que en cada patología
existe un campo magnético propio con sus polos “norte” y “sur” - como en una pila.
Y con tiempo y paciencia identificó todos esos polos. Es más, descubriría que el desequilibrio
de esos campos magnéticos da origen a la aparición de patologías concretas.
Según Goiz el polo positivo - que se genera por exceso de H+ (iones de hidrogeno) - tiende
hacía la acidificación y da lugar a la presencia y desarrollo de virus. Por su parte, el polo
negativo se genera por déficit de H+ y por la presencia de radicales libres, tiende hacia la
alcalinidad y lo que propicia es la presencia y desarrollo de bacterias y otros gérmenes.
¿Cómo? Pues actuando sobre los polos adecuados en cada caso mediante imanes. Luego
volveremos sobre esto.
Antes debemos decir que de esa dualidad bioenergética se desprende - siempre según Goiz -
otro principio fundamental al que llamó Nivel Energético Normal (NEM) y que define los límites
bionergéticos en donde se llevan a cabo correctamente todos los procesos metabólicos
celulares de los organismos humanos en estado de salud y que, en razón de temperatura, no
pueden salirse de un grado (de 36° a 37°), en razón de su absorción electromagnética está en
el orden de los 400 amstrongs y en razón del pH está muy próximo al valor neutro de la
escala convencional con una tolerancia de apenas tres décimas en ambos sentidos.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Uno de los principales problemas con los que Goiz se encuentra para que sus colegas
acepten su trabajo es que hasta el momento la medición de los polos biomagnéticos es de
orden cualitativo e indirecto a través, como ya se ha explicado, de la combinación de tests de
Kinesología e imanes.
Dicho esto, hay que explicar que de acuerdo a los principios de la práctica de la terapia - fruto
del trabajo de muchos años por parte de Goiz - la mejor forma de rastrear los polos
biomagnéticos (la enfermedad) es situar al paciente en decúbito supino sobre una base firme,
especialmente de madera o material aislante para evitar interferencias con los imanes.
Se aconseja que el paciente mantenga puestos sus zapatos ya que éstos permiten valorar el
acortamiento o la elongación del miembro inferior derecho.
Una vez tumbado el paciente boca arriba se rastrean los puntos denominados de diagnóstico.
Basta colocar sobre ellos el polo negativo de un imán y comprobar en cada ocasión si las
piernas tienen la misma longitud o una parece más corta que la otra.
Para ello se toman los talones del paciente y se levantan las piernas unos 30° ya que así es
más fácil constatar cualquier alteración.
Si así sucede, es decir, si la pierna derecha parece más corta que la otra - la diferencia puede
oscilar entre 1 y 5 centímetros - es que ese punto está alterado.
“La verdad - confiesa Goiz - es que no entendemos aún - cuando lo
entendamos se acabarán todas las enfermedades - por qué se polariza en un
instante todo un órgano hacia el lado positivo por exceso de iones, cayendo
en un estado de acidez en su totalidad y eso, a su vez, condiciona - como
consecuencia necesariamente lógica - la polarización de otro órgano en
sentido opuesto, es decir, hacia la alcalinidad por déficit de hidrogeniones y
presencia de radicales libres complejos con polaridad negativa.
Aun cuando las consecuencias finales de ambos polos son las mismas, la
degeneración de la materia, dicha degeneración es diferente en su
manifestación.
Según Goiz, como las cargas energéticas del par biomagnético tienen la misma intensidad, el
mismo número de partículas elementales y la misma frecuencia bioenergética al enfrentar una
carga con su polaridad contraria se anulan - por efecto de la inducción magnética - sus
potenciales respectivos. ¡Y ello lleva a restaurar el equilibrio natural del pH de los órganos
afectados!
Tras la sesión el terapeuta podrá comprobar cómo las piernas recuperan su simetría normal
levantando las piernas del paciente.
En cuanto al número de sesiones depende del tipo de dolencia así como de su gravedad y
antigüedad pero la práctica parece indicar que una secuencia inicial de tres sesiones - una a
la semana - basta para obtener una gran mejoría en la mayoría de los casos.
“Durante dos años y medio de práctica continua del Biomagnetismo con
nuestros pacientes - nos contaría Sergio Córdova, director del Centro de
Terapias Naturales Ohani en Santiago de Chile - hemos podido constatar que
la gran mayoría de las enfermedades siguen un patrón común que comienza
con la acumulación de conflictos emocionales y/o estrés que producen una
disminución de la eficiencia del sistema inmunitario.
IMANES Y MICROORGANISMOS
En este marco de relaciones entre cargas positivas-negativas y pH, Goiz da un paso más.
Afirma que cuando estos pares se desequilibran, en el punto del par polo sur-positivo (de
ambiente ácido) se encuentran determinados virus mientras que en el punto del par polo
norte-negativo (de ambiente alcalino) se hallan ciertas bacterias.
Virus y bacterias han sido identificados por Goiz a lo largo de su investigación y puestos en
relación a través del campo magnético que forma cada par biomagnético.
“De acuerdo al concepto teórico del Par Biomagnético - escribe Goiz - el virus
patógeno tiene dos elementos morfológicos: cápside y virón (una sola
partícula de virus). El primero con carga negativa puesto que se trata de una
mucoproteína, y el segundo con carga positiva puesto que se trata de una
porción de nucleoproteína y, específicamente, de ADRN.
Por ejemplo:
• En el caso de la diabetes Goiz sostiene que la mayor parte son
“falsas diabetes” producidas por microbios como estafilococos
aureus, Chlamydia Trachomatis, espiroquetas, algunos virus,
salmonella typhi, amebiasis intestinal parasitaria, etc., que pueden
originar “falsas” diabetes por diversos motivos, como el deterioro
químico de la insulina contaminada por los desechos metabólicos
tóxicos de estos gérmenes, que pueden estar en el páncreas o no.
Siguiendo con los tratamientos de Goiz, en la familia de “enfermedades” que constituyen los
distintos tipos de reumatismo, artritis o artrosis los desechos liberados por diversos
microorganismos serían los encargados de atacar la membrana sinovial que cubre el cartílago
de las articulaciones produciendo así inflamación, luego degeneración y finalmente graves
deformaciones.
Pues bien, Goiz afirma que al tratar el reumatismo articular en el par nervio inguinal derecho-
articulaciones se consigue no sólo un efecto analgésico y una disminución de la inflamación y
del tiempo de reparación de los tejidos dañados.
Obviamente según la teoría del Par Biomagnético muchos otros microorganismos son los
causantes de enfermedades de difícil abordaje para la medicina alopática como algunos tipos
de Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple, psoriasis, etc., que estarían especialmente
causadas por virus fármaco-resistentes.
Y todos ellos pueden ser reforzados en su efectos patógenos - tal y como sostiene también la
doctora Ulda Clark - por otras sustancias tóxicas como metales pesados - el mercurio de las
amalgamas, plomo, aluminio, etc. - algunos conservantes, colorantes, drogas, pesticidas y
otras sustancias presentes en los alimentos industrializados.
Recordemos que la toxicidad aumenta la acidificación del órgano - el ambiente donde mejor
se desarrollan los virus - al tiempo que el desequilibrio provoca que en el otro polo del par el
ambiente progresivamente alcalino permita la acción de las bacterias lo que, según Goiz,
completa el círculo que pone en marcha la acción tóxica de los virus.
Razón por la cual para volver al equilibrio inicial es de especial importancia la aplicación de
imanes naturales en los pares biomagnéticos.
Lo aquí expuesto no es, como el lector podrá suponer, más que una simple introducción a la
Teoría del Par Biomagnético. Es mucho lo que queda por desarrollar:
• los distintos pares
• los ejes magnéticos presentes en el ser humano
• la importancia de los ejes según los hemisferios de la Tierra…
Todo un campo de estudio que se abre ante quienes están interesados en la influencia de los
campos magnéticos en la salud.