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Sección:

Debate teórico
¿A qué llamamos políticas
públicas?

Miguel González Madrid*

LA UBICUIDAD DE LA POLÍTICA

D urante algún tiempo, particularmente en la épo-


ca culminante del Welfare State, era común es-
cuchar que el Estado “está en todas partes”. Pero
incluso, a principios del siglo XX, Weber ya había antici-
pado una tendencia estatista en la sociedad consistente
en la interpenetración entre el Estado y la sociedad, al
señalar la expansión de la dominación burocrático-legal
prácticamente a todos los ámbitos de la vida social,
con la probabilidad de que ello ocurriera en el marco de
una “democracia plebiscitaria”. El estudio del poder y la
política, entonces, no aludió sólo a las instituciones gu-
bernamentales, sino además a nuevos actores e insti-
tuciones que, desde el punto de vista de los pluralistas,
conformaban el sistema político (al respecto, véase Al-
mond, 1992: 241-269). Del mismo modo, otros autores
señalaron el desbordamiento del aparato estatal por el
poder de múltiples actores sociales (cf. Poulantzas, 1978
y Foucault, 1983); o como Giovanni Sartori ha insistido:
hay una notable difusión de la política y su existencia,
* Profesor investigador del departamento de Sociología de la
IZTAPALAPA 46 Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa
julio-diciembre de 1999 e investigador asociado al Centro de Estadística y Docu-
pp. 11-34 mentación Electoral (CEDE).
Miguel González Madrid

en consecuencia, es ubicua; tiene una ciudadanos y sus organizaciones. Ter-


localización diversa y simultánea. minemos por admitir esto, al parecer
En efecto, según Sartori, en la medi- evidente, no lo es en realidad cuando
da en que el Estado se extiende, los hablamos coloquialmente del Estado,
procesos políticos no pueden ser situa- y tampoco lo es cuando enfrentamos el
dos ya en el ámbito del Estado y de sus problema de pensar la complejidad con-
instituciones; la política termina así temporánea de las relaciones entre dos
situándose en el “sistema político” (Sar- entidades polarizadas, pero interdepen-
tori, 1995: 220), el cual es un espacio dientes y susceptibles de ser fragmen-
de interacciones y mediaciones entre ac- tadas: el gobierno y la sociedad civil.
tores e instituciones gubernamentales En segundo lugar, cuando se habla
y no gubernamentales, que “se consti- de “decisiones políticas” ello connota la
tuye como resultado de comportamien- elección de una serie de acciones que
tos de grupos [diversos] bajo la forma de se pueden llevar a cabo en distintos sec-
pactos constitutivos que cortan trans- tores de la sociedad, pero que tienen
versalmente al poder generado por las su apogeo mediante su formulación or-
estructuras basadas en la ley” (Portan-
ganizada en el dominio político o en el
tiero, 1983: 201).
de la autoridad pública. Sin embargo, ni
De entrada empezamos con dos se-
el dominio político ni la autoridad pú-
rias dificultades analíticas: la de definir
blica se reducen a las instancias guber-
tanto al Estado como a la política. Pero
namentales o no son algo que flota por
es posible convenir dos cosas al respecto:
encima de la sociedad; por el contra-
en primer lugar, lo que se ha llamado
rio, el dominio político se constituye por
“Estado” ha sido frecuentemente eclip-
una constelación de intereses en con-
sado por la noción de gobierno, debido
flicto, en tanto que la autoridad pública
a que durante mucho tiempo el Esta-
es un conjunto de dispositivos de poder,
do fue reducido a una instancia pura-
mente administrativa y garante de la algunos de los cuales son descentra-
seguridad jurídica (cf. el liberalismo eco- lizados y están alojados en áreas pró-
nómico) o bien a una función guberna- ximas a los ciudadanos (por ejemplo,
mental hiperactiva garante del desarrollo organismos de servicios públicos que
social y económico (cf. las interven- tienen facultades y competencias pro-
ciones gubernamentales en la época del pias, en pequeños sectores de la socie-
Welfare State). Pero en la tradición con- dad). La difusión del dominio político
tractualista clásica, como en la cons- como de la autoridad pública constitu-
titucionalista y aun en la marxista de ye, en efecto, una muestra de un tipo de
corte gramsciano, el Estado no puede re- “desmembramiento del Estado”, de modo
ducirse al gobierno e incluye, por ende, que lo político como lo público ya no son
a la sociedad civil o a la colectividad de identificables con lo gubernamental

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¿A qué llamamos políticas públicas?

(Meny y Thoenig, 1992: 91-92; además, una existencia fluctuante, corre por
Bobbio, 1989: 11-38; y De Cabo de la todos los hilos de conexión entre los go-
Vega, 1997). bernantes y los gobernados de manera
El estatuto de la política es así modi- bidireccional, y a veces con la posibi-
ficado cualitativamente, pues de un tipo lidad de muchas interrupciones, cortes
de acción o práctica común y corrien- y retornos. Esta visión remarca la difi-
te de un actor social en medio de una cultad de localizar el origen espacial de
constelación de intereses se pasa a un una política específica, pero además
tipo de acción que privilegia lo colectivo. apunta a subrayar la ingenuidad de
Sin embargo, esta transición no es me- quienes pretenden localizarla sólo en
cánica ni directa. El papel de filtro que algún texto o discurso. Es posible iden-
representa el sistema político ha teni- tificarla y localizarla analítica y empírica-
do que operar en un primer momento: mente, pero esto no está predeterminado,
organiza esos intereses según meca- porque la política pública desborda con
nismos de “conexión” y “desconexión” mucho el discurso gubernamental o
en trayectorias ascendentes —pero no público y no puede ser contenida en las
precisamente lineales— hacia “puntos estrechas fronteras del control jurídico
de decisión” estratégicos situados en el y burocrático-administrativo.
escenario de la autoridad pública (Gar- En la medida en que la política se
cía de la Cruz Herrero, 1995); o bien traduce como la orientación de la acción
según mecanismos de “selectividad es- o la no-acción en el espacio público,
tructural” que facilitan la organización puede decirse que “se extiende a cual-
de los diversos intereses en compati- quier área de la vida” (Landau, 1992:
bilidad con la determinación de priori- 276) o “está presente en todas partes”,
dades y contraprioridades, de intereses y ciertamente se convierte en un área
inmediatos y de largo plazo, etcétera común de preocupación de los gober-
(cf. Poulantzas, 1979 y 1977: 45 y 46; nantes y los ciudadanos, y en “un campo
Hirsch, 1977: 134-138 y Bachrach y Ba- de estudio consagrado por las ciencias
ratz, 1970). Lo público, a su vez, parece sociales” (Thoenig, 1997: 19).
operar en un segundo momento, pero Es evidente que, en los tiempos ac-
en el sentido de la formación visible y tuales de protagonismo social, ya no es
accesible de las preferencias colectivas suficiente una noción de política públi-
(Rabotnikof, 1997). El problema de la ca centrada sintomáticamente en la
formación de intereses públicos en el ám- función gubernamental del ordena-
bito de la conexión contradictoria entre miento de los intereses sociales o de la
la selectividad y la publicidad será abor- formulación de una oferta guberna-
dado en otra parte. mental a la sociedad. Del mismo modo,
La política (en su doble connotación la sociedad no puede ser una vaga y
de policy y de politics), entonces, tiene simple constelación equiprobable de

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actores que exigen cada vez su tajada académico norteamericano por 1940
de poder, ni un simple telón de fondo (Navarro Reyna, 1995: 9).
que sirve a la aplicación y socialización Laswell mostró en 1951, en un ar-
de políticas. La cuestión es compleja y tículo acerca de “La orientación de las
requiere nuevas propuestas analíticas, políticas”, una singular preocupación
tanto como evidencias empíricas. Aquí por alejarse de los especialismos y, en
optamos por lo primero, y nuestros consecuencia, por alentar el trabajo de
argumentos tratan de sustentarse en equipos multidisciplinarios en las áreas
aportaciones recientes de algunos auto- del dominio político-administrativo: la
res en torno a la complejidad y varia- cuestión era “cómo crear una integra-
bilidad de las intermediaciones que se ción completa de los objetivos y métodos
registran entre lo gubernamental y lo de la acción pública y privada”, en el
no gubernamental. Por otra parte, pen- contexto de la reconstrucción política y
samos que la noción de lo público es económica exigida por los impactos de
fundamental para construir la de po- la Segunda Guerra Mundial. Para él, el
lítica pública, pero requiere también trabajo integrador y multidisciplinario
ciertas adecuaciones. A pesar de estas iba ganando terreno en la academia y
sugerencias, nuestro intento de cons- en las administraciones públicas contra
truir una noción nueva de políticas pú- tendencias, en el pasado inmediato, al
blicas es modesto y apunta a propor- aislamiento y la especialización; pero
cionar algunos elementos para próximos hacía falta además que la academia y
análisis. las administraciones públicas llevaran
a cabo un trabajo conjunto, sin menos-
cabo de la autonomía y la objetividad
LA POLÍTICA PÚBLICA Y LOS EXPERTOS científica. Treinta y cinco años después,
William Ascher constataba, sin em-
La constitución de la política pública, bargo, que paradójicamente las policy
como algo distinto de la tradicional y sciences estaban amenazadas justo por
deshilvanada intervención guberna- la “insidiosa especialización técnica” o
mental que caracterizó al Estado liberal, el “enfoque unidisciplinario” (Ascher,
fue percibida particularmente a través 1992: 192-195).
de las investigaciones pioneras de Ha- Mediante la conjunción señalada se-
rold D. Laswell en torno a los reque- ría posible lograr dos cosas: a) conocer
rimientos de racionalidad del trabajo mejor el “proceso de la política”; y b)
conjunto de los políticos y los adminis- “aumentar la racionalidad de las deci-
tradores, desde principios de los cin- siones” (Laswell, 1992a: 80). Con la pro-
cuenta; aunque el propio término de puesta de Laswell estaban naciendo las
política pública había sido sugerido en “ciencias de política” (policy sciences):
algunos trabajos publicados en el medio una multidisciplina que se ocuparía de

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¿A qué llamamos políticas públicas?

“los problemas fundamentales del hom- ción de ese tipo de escenarios se facili-
bre en sociedad” con la mayor raciona- taba. La política pública adquiría así
lidad posible y el uso de técnicas y mé- un contenido social, pero también valo-
todos eficaces para la formulación y rativo. El diseño de la política pública
análisis de las alternativas posibles de era ya una tarea de filtración y ordena-
acción (Dror, 1992: 121 y 122). Para- miento fino del ser y de las posibilidades
lelamente a esa orientación multidis- del ser, en compatibilidad con la percep-
ciplinaria fue reconocida una cierta ción analítica de las preferencias socia-
preferencia empírico-pragmática en el les. Las policy, en consecuencia, eran
estudio de los problemas sociales que producto de la racionalidad alojada en
se heredaba de Charles Merriam y de el seno de los equipos multidisciplina-
“John Dewey y de otros filósofos nortea- rios de los expertos y en los centros de
mericanos”) (Laswell, 1992a: 89 y 98), colaboración entre el gobierno y la aca-
Es evidente que Laswell se sentía demia, y se distinguían claramente de
fascinado por el avance de la ciencia y las politics propias de los intereses uni-
direccionales de actores sociales par-
la técnica, así como por la aparición
ticulares (Laswell, 1992a: 83).
espectacular de equipos gubernamen-
Debe observarse que, a pesar de su
tales de planificación social y económica
presentación sofisticada y su orienta-
y la conformación de una sociedad
ción a problemas sociales, las policy
plural e informada. Según Laswell, los
sciences estaban atrapadas en el es-
cambios que requerían los norteame-
trecho ámbito de las intervenciones gu-
ricanos no podían depender ya de de-
bernamentales, tanto en la concepción
cisiones desastrosas ni de la influencia
laswelliana como en las de otros precur-
unidireccional del “patrón revoluciona-
sores. En su trabajo de 1951 Laswell
rio” ruso dominante en la época. De ahí
es incapaz de evadir el fundamenta-
una sugerencia que ocupa un lugar lismo de las intervenciones guberna-
central en las policy sciences, y prácti- mentales de la época, mientras que
camente en todas las variantes de estu- Yehezkel Dror extrapola el desarrollo
dio de las políticas públicas: la cons- técnico-científico de las políticas a un
trucción de “hipótesis globalizadoras”, desarrollo de las cualidades y la forma-
es decir, de escenarios probables (más ción de los tomadores de decisiones, e
o menos factibles y viables) de cons- incluso a una conversión de las “unida-
trucción futura de la realidad social (cf. des de expertos en ciencias de política”
Laswell, 1992a: 96-97). en unidades constitucionalmente facul-
Siendo la multicausalidad una de las tadas para presentar directamente sus
premisas metodológicas de las policy “análisis y recomendaciones” a “los
sciences, contra cualquier tipo de deter- cuerpos de autoridades electas y al pú-
minismo, principalmente económico blico en general” (Dror, 1992: 138-144;
(Ascher, 1992: 190-191), la construc- además, 1990 y 1994).

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Sin duda, esa es una versión mejora- administración gubernamental (la vida
da de la idea del mejor gobierno de los “pública” gubernamental) (Laswell,
filósofos o de los científicos: el gobierno 1992: 106), Torgerson sugiere “desa-
de los tecnócratas. Hacia los años cin- rrollar no sólo un conocimiento de la so-
cuenta y sesenta, la ciencia y la técnica ciedad, sino también un conocimiento
aparecen unificadas en la política, bajo en la sociedad” (Torgerson, 1992: 210).
una clara orientación positivista que ¿Qué significa esa propuesta de
persigue la conexión de hechos para Torgerson? Significa que es necesario
“facilitar” la toma de decisiones sobre volver la mirada hacia el contexto social,
cursos posibles de acción. El cono- ya no precisamente para percibir (me-
cimiento aparece bajo el dominio de la dir, cuantificar) de lejos los impactos
política o, mejor dicho, del interés de de las políticas, la que sería “una visión
las burocracias y los políticos. Así, se- tecnocrática estrecha”, sino ante todo
gún Douglas Torgerson: para estimular la “participación pública”
o “ciudadana” en la investigación de po-
En el contexto del estado administrativo líticas (Torgerson, 1992: 220-223 y ss.,
moderno, el análisis [de políticas] tiende en donde ejemplifica con la llamada “In-
a proyectar un aura tecnocrática, refor- vestigación Berger”, llevada a cabo en
zando la vieja noción positivista de que 1974 sobre los impactos del gasoducto
la ciencia proporcionará, de alguna ma- del valle de Mackenzie, al noroeste del
nera, las soluciones precisas y certeras territorio norteamericano). Pero, si se
que necesitamos para mantener el pro- observa bien, Torgerson está hablando
greso del orden existente (Torgerson, de un tipo de participación que apenas
1992: 206). permite a amplios sectores de habitan-
tes afectados por una política deter-
La crítica de Torgerson a la concep- minada comunicar sus testimonios y
ción “ilustrada” y “tecnocrática” de la po- sentimientos con respecto “a los errores
lítica pública es contundente, y tiende pasados y a las esperanzas futuras”.
entonces a considerar la relevancia del La investigación referida tuvo el
ámbito de la sociedad. Trata de ofre- mérito de obtener información testimo-
cer una alternativa plausible y comien- nial acerca de los impactos de una po-
za por construir una propuesta análoga lítica concreta, mediante “audiencias
a la que Laswell hizo en un artículo públicas” “formales y comunitarias”. No
publicado en 1970: de manera similar obstante, si se tiene en cuenta todo el
a la necesidad de conocer también cómo proceso de políticas —desde la cons-
afecta la vida “civil” (la de los organis- trucción del problema público hasta la
mos empresariales, religiosos, sindica- evaluación de políticas, pasando por
les y otros) el diseño de la política que la formulación de cursos de acción y la
se hace en los círculos políticos de la puesta en marcha del curso de acción

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¿A qué llamamos políticas públicas?

elegido—, es evidente concluir al respec- transformaciones de la relación gobierno-


to que la participación pública no puede sociedad hoy en día. En las sociedades
ser constreñida a la etapa de evaluación en donde se ha distendido tal relación,
de impactos. De cualquier manera, la su- gracias al desempeño democrático de
gerencia de Torgerson consistente en los ciudadanos y sus organizaciones,
considerar ese aspecto dinámico del con- la política pública tiende a concebirse
texto social debe ser bienvenida, no sólo más como acción que involucra activa-
porque abre una nueva perspectiva de mente a los actores sociales que como
la investigación del proceso de políticas, intervención gubernamental que pro-
que estaba en gérmen en la obra de Las- mueve la participación social (como era
well, sino porque con ello es posible “el el caso tratado por Torgerson).
esclarecimiento y reconocimiento de inte- Esta distinción ha sido sugerida por
reses” y la propia asunción de valores Jean-Claude Thoenig en un trabajo publi-
socialmente dominantes (Torgerson, cado originalmente en francés, en 1996.
1992: 224 y 227). Pero en 1989, él e Yves Meny, en su li-
De cualquier manera, no debemos bro Las políticas públicas, habían lanza-
perder de vista que en el caso traído a do ya una propuesta de construcción
comentario la participación “pública” o distinta de la noción de política pública,
“ciudadana” sigue atrapada en el forma- alejada del estatocentralismo o de la vi-
to impuesto por los expertos y los políti- sión estrecha y juridicista de la autori-
cos, porque éstos, al desarrollar “una dad pública. De acuerdo con la tradición
aguda conciencia de su propia fragili- anglosajona, racionalista y pragmática,
dad y falibilidad”, quieren recuperar la política pública no sería otra cosa que
eficacia y efectividad. A los ciudadanos “un programa de acción gubernamental
se les reconoce como portadores de in- en un sector de la sociedad o en un es-
tereses y valores, los cuales son un tipo pacio geográfico [concreto]”, el cual se
de orientación de las políticas al llevarse acompaña con ciertas preferencias valo-
a cabo investigaciones de campo. Pero, rativas del decisor, se respalda en la
¿es suficiente esta actitud “pospositi- determinación de ciertos montos de re-
vista”, como la llama el propio Torger- cursos y logra imponerse como un acto
son, para desmistificar los vínculos público a los “administrados” (Meny y
entre el gobierno y la sociedad en el pro- Thoenig, 1992: 90 y 91). De modo que
ceso de políticas? muchas definiciones “incluyen una vi-
sión de la política pública como la acción
por parte del Estado dirigida a cumplir
DE LA POLÍTICA PÚBLICA A LA ACCIÓN PÚBLICA ciertos objetivos” (Méndez M., 1993: 116).
La anterior es una concepción top
La distinción entre política pública y ac- down (“desde arriba”) de las políticas
ción pública está en el centro de las públicas, y ella connota un origen es-

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trictamente institucional de la acción sociales en un juego de suma positiva,


orientada a problemas públicos. Se pri- y se limita a procesar las demandas y a
vilegia ahí el trabajo de los expertos y recibir apoyos como consecuencia de
los decisores. La política pública parece las políticas derivadas. Es un círculo
nacer del desempeño técnico, legal y vicioso, aunque visto “desde abajo” (vi-
administrativo de las burocracias; pare- sión bottom up).
ce emerger del proceso de racionalidad Ambas perspectivas son equívocas,
legal-burocrática para consumo de una como bien han señalado Meny y Thoe-
sociedad pasiva o condescendiente. Se nig, y lo son no sólo porque representan
constituye, pues, en una variable inde- trayectorias unilaterales y unilineales,
pendiente de cualquier determinación sino porque además suponen un lugar
contextual, y se le identifica fundamen- único de nacimiento de las políticas
talmente con la decisión pública. Esta públicas: la autoridad gubernamental
noción estatista ha sido duramente o los grupos sociales. Esa es una “ilu-
cuestionada en diversos trabajos publi- sión natalista”. Sin embargo, también
cados recientemente, a pesar de que en son posibles otros escenarios, según
los trabajos pioneros de Laswell está estos mismos autores: una política ya
contenido el presupuesto de una cola- existente que tiene dificultades para ser
boración “público-civil”. llevada a cabo, o que se ha atorado en
En la perspectiva pluralista, sin alguna de las ramas, abre la posibilidad
embargo, la política pública se origina de ser reemplazada por otra política (cf.
literalmente en la constelación de de- esta percepción típica en Charles Lind-
mandas sociales, y más propiamente blom); una política que se interrumpe
en el corazón del conflicto de intereses puede ser rediseñada o sustituida, una
de los diversos actores. Una represen- política que se separa de los objetivos
tación clásica de esta trayectoria la originalmente trazados y tiende a diluir-
ofrece David Easton a través de su mo- se puede provocar el diseño de otras,
delo de insumo-producto con el que etcétera.
explica el funcionamiento del sistema Si la política pública es situada en
político, a pesar de su retroalimentación dos escenarios genéticos (el gobierno o
(Easton, 1996). Esta es también una la sociedad), es porque ella tiene una
concepción unilateral de la política pú- existencia ubicua, pero no existe la cer-
blica, pues está planteada como varia- teza de un lugar privilegiado: justa-
ble completamente dependiente del mente se encuentra ahí una paradoja
contexto: su nacimiento “recuerda un consistente en la determinación de los
proceso de ascenso a partir de deman- equilibrios entre el gobierno y la socie-
das aisladas” (Meny y Thoenig, 1992: dad en el ámbito de la publicidad. El
110). El gobierno parece actuar neutral- concepto de política pública es uno de
mente ante las presiones de los grupos esos conceptos ambiguos o definidos

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¿A qué llamamos políticas públicas?

de manera imprecisa, que no puede que- gencia sistémica (cf. Crozier y


dar reducido a un solo escenario. No Friedberg, 1990). Si se trata de
obstante, hoy en día hay consenso en una recuperación parcial —aun-
torno a su localización en un espacio que significativa— de la concep-
eminentemente público, que ni es pri- ción descentralizada del poder y
vado (particular y cerrado) ni guberna- la política que connota el análisis
mental (legal-burocrático). de Crozier y Friedberg, es porque
La transición de las concepciones la noción de “actor social” tiende
tradicionales de la política pública a a ocultar la perspectiva de los
concepciones compatibles con la multi- movimientos sociales y la domi-
rracionalidad de la realidad social y con nación de clase (Meny y Thoenig,
el hecho de que el conflicto —y no la 1992: 75).
cooperación— de intereses es la estra- • En segundo lugar, la noción de
tegia dominante socialmente requiere, lo público se constituye en un es-
por lo tanto, de una cierta ruptura epis- cenario relevante y alternativo a
temológica. La consideración de la po- la estrategia de adelgazamiento
lítica pública como acción pública o el gubernamental, así como al he-
paso de la noción de política pública a cho mismo de que el sistema polí-
la de acción pública constituye tal rup- tico funciona regularmente como
tura. Ese es el aporte de Thoenig, que un filtro que facilita la “selec-
no puede ser pasado por alto por dos tividad estructural” de los múlti-
razones: ples intereses y de las opciones
mismas de políticas.
• En primer lugar, las correas de
transmisión entre el gobierno y Trataremos ahora estas dos cues-
la sociedad se han instalado con tiones con el afán de arribar al seña-
muchas mediaciones en el marco lamiento de los parámetros básicos de
de las olas democráticas contem- una concepción más amplia de la políti-
poráneas, y son bidireccionales ca pública.
y complejas; en coherencia con
ello, Jean-Claude Thoenig, junto
con Yves Meny, ha sugerido tra- El sistema de acción y lo público
bajar con el concepto de “sistema
de acción”, siguiendo en parte la En este trabajo la noción de sistema de
contribución de Michel Crozier y acción presupone la de sistema político.
Erhard Friedberg, en El actor y el Sin profundizar al respecto, baste decir
sistema, en torno a la interacción que, en ese sentido, aquella designa una
(o combinación) entre la estra- forma específica de organización del
tegia del actor social y la contin- conflicto de intereses y de mediación

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entre ellos para encontrar algún punto distribución de la correlación de


de equilibrio inestable. Debemos señalar fuerzas.
dos cosas al respecto: en primer lugar, • Una red de acciones visibles y no
no sólo están presentes ahí los intere- visibles (de acciones y no-accio-
ses de actores (y movimientos) sociales nes), que pueden ser registradas
diversos, sino también los de los grupos textualmente o, al contrario, sim-
constitutivos de los poderes de gobier- bólicamente.
no; en segundo lugar, la “acción” no está • La orientación de la acción hacia
desarticulada, pero tampoco supone el la provocación de cambios so-
avasallamiento de las estructuras sisté- ciales, pero no necesariamente de
micas para su articulación. innovaciones. Los cambios, para-
Si la noción restringida de política dójicamente, pueden llevar una
pública designa una acción específica o alta carga conservadora.
incluso una no-acción orientada a un
problema público (Lukes, 1985: 19-27), Esta primera imagen de la acción
pública muestra sólo el lado protagóni-
con una tendencia a ser desplegada de
co, activo (su “contenido” o “sustancia”,
arriba hacia abajo o bien inversamente,
según Meny y Thoenig). Una segunda
la noción ampliada designa una forma
imagen nos muestra el proceso me-
tridimensional de la acción. En princi-
diante el cual ocurren las acciones y
pio, sostenemos que la política pública
asumen su papel los actores. Muchos
es un sistema de acción pública que está
estudios de política pública remiten fre-
constituido por tres elementos (cf. Meny
cuentemente al ordenamiento de las
y Thoenig, 1992: 103-104):
acciones y del reparto de actores según
ciertos episodios (etapas o momentos)
• Un reparto o una distribución di-
(Véase el diagrama en página siguiente).
versificada y variable de actores
Aunque esa segunda imagen pueda
gubernamentales y no guber- parecer en algunos casos una secuencia
namentales, no obstante que en prefijada y unilineal de las cosas, Meny
muchos casos empíricos la au- y Thoenig se han encargado de adaptar
toridad gubernamental aparez- el encadenamiento de episodios del pro-
ca como un actor específico y ceso conforme a los mismos supuestos
central. Los actores son más o señalados anteriormente con respecto
menos activos, según les sea re- a los diversos escenarios de nacimien-
querido, y el reparto puede cam- to de una política pública: a) aunque
biar de una política a otra. Esta formalmente existe un punto de parti-
variación del reparto de actores da del proceso (los problemas públicos),
es lo que suele llamarse también, la acción pública puede ser susceptible
en los estudios neomarxistas, una de un rediseño o de una franca inte-

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¿A qué llamamos políticas públicas?

DIAGRAMA 1
El proceso de políticas públicas

▲ ▲

IDENTIFICACIÓN ALTERNATIVAS Y IMPLEMENTACIÓN EVALUACIÓN


DE UN PROBLEMA DECISIÓN

Apreciación de los Formulación de Instrumentación de la Reacciones a la


acontecmientos alternativas de solución política [asignacion de acción
(situación) recursos y
Análisis o evaluación responsabilidades] Juicios sobre la
Definición de un de las alternativas eficacia y la
problema (probabilidades, Comunicación del efectividad
circunstancias, plan de acción [resultados, efectos e
Constelación de impactos) impactos]
intereses Cronograma
Previsión y evaluaciones Juicios sobre la
Organización de de riesgos Evaluación del plan eficiencia
las demanadas de acción [rentabilidad,
(objetivos) productividad, etc.
Seguimiento y control
Representación y Elección de una de las acciones
acceso ante las opción/ concretas
autoridades Decisión final
públicas

Creación de una
Demanda de la coalición [redes
acción pública públicas de poder] Resultados
Posibilidad de
agendar el Legitimación de la Acción política o
problema política elegida Efectos o impactos reajuste

▲ ▲ ▲

Resolución de un problema
o final de una política

Fuente: Adaptado de Meny y Thoenig, 1992: 106, con aportaciones tomadas de Díaz de Santos ediciones,
1995: 255-260, y Aguilar Idáñez y Ander-Egg, 1994: 44.

rrupción; y b) la acción pública puede concepción distinta del proceso: difícil-


terminar o no terminar. mente éste transcurre linealmente, me-
El primer supuesto implica que la diante una sucesión ininterrumpida de
sucesión de episodios del proceso es episodios, a pesar de la racionalidad que
sólo indicativa y tiene una utilidad más se le imprima, pero nunca en el extremo
bien analítica. El señalamiento de las imposible de la exhaustividad.
posibilidades de interrupción o de re- El proceso, más bien, es a la vez un
torno en cada episodio plantea ya una ciclo que admite altibajos y un recicla-

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miento de relativos fracasos o fallas, tal la preferencia de identificación del lugar


como lo ilustran las flechas de avance de procedencia de la acción: gobierno o
y retroceso en el diagrama 1. Por lo tanto, sociedad, expertos o actores sociales,
la lógica que se impone al conjunto del centralizada o descentralizada, etcétera.
proceso no se impone necesariamente (Al respecto, véase un excelente análisis
a cada episodio. Por lo demás, esto sig- en torno a dos tradiciones de investiga-
nifica que la superposición de lógicas ción, la europea y la angloamericana,
corresponde a la diversa y cambiante en Moya, 1998: 85-142).
distribución de circunstancias y actores Hasta el momento hemos descrito
a lo largo del proceso de políticas. sólo series de elementos necesarios a
El segundo supuesto implica que, la acción pública, y eso nos permite de-
según sea la política específica y concre- cir, en suma, que ésta es un sistema de
ta, cada episodio puede desarrollarse acción pública que tiende a imponerse
entonces con una doble lógica, lo cual en un sector de la sociedad, que está
enuncia la posibilidad adicional de con- ordenado mediante un ciclo de opera-
tradicciones y francas rupturas del pro- ciones diferenciadas, y existe en un
ceso. Simplemente, una política no contexto específico y concreto que con-
tiene garantizada su continuación o ter- densa orientaciones valorativas.
minación, pero es posible que las fallas, Desde luego, en esta definición am-
interrupciones o fracturas de una polí- pliada de la política pública están pre-
tica sirvan al nacimiento de otra (como sentes otros elementos señalados por
en parte está presupuesto en el modelo Meny y Thoenig. Pero es importante
de racionalidad incremental de Charles destacar dos cosas: (a) una definición
Lindblom). En otras palabras: una polí- ampliada como la que se ofrece no
tica puede no terminar, pero es proba- puede pasar por alto el hecho de que
ble que tampoco el problema público o, unas y otras políticas no existen aisla-
en su caso, la falla de la política por la damente; “de ahí la necesidad de no
que nació. aislar artificialmente el campo del aná-
Una tercera imagen, distinta del re- lisis del contexto más general de la ac-
parto de los actores y del acomodo epi- ción [pública]” (Meny y Thoenig, 1992:
sódico de los actos y medios, muestra 95); y (b) una recomendación analíti-
las condiciones contextuales reales ca de este tipo nos permite recuperar la
en las que los elementos de las otras idea de Mark Evans en torno a la confi-
imágenes existen y son concretos. No guración de “redes de políticas públicas”,
queremos decir que el contexto determi- mediante las cuales, a su vez, es posible
na la existencia de los otros elementos visualizar los componente reales del pro-
o a la inversa; eso depende de la teoría ceso y del sistema de acción, al contra-
asumida o desarrollada en torno a la rio de las mistificaciones creadas por las
relación acción-contexto, así como de nociones de la “caja negra” de David

22
¿A qué llamamos políticas públicas?

Easton y del “triángulo de hierro” cues- ciones gubernamentales y no guberna-


tionada por Hugh Heclo, quien alternati- mentales; la participación es evidente,
vamente propone estudiar la existencia pero variable en los mismos o en distin-
de “redes de asuntos” en torno al poder tos episodios; los intereses y las metas
ejecutivo, así como su alcance limitativo se hacen cada vez más visibles, según
hacia dentro y hacia fuera (Evans, la eficacia de los sistemas de informa-
1998: 229; y Heclo, 1993: 257-284). ción y las exigencias normativas de
Sin entrar a una revisión de la noción participación; distintos sectores de la co-
heurística de “redes de políticas públi- lectividad están atentos a lo que ocurre,
cas”, que parece tener su antecedente cuando no interesados en participar de
en la de “redes de asuntos”, podemos manera directa o indirecta; de mane-
decir que la noción ampliada de política ra ocasional o cíclica cambian los flu-
pública aquí ofrecida es compatible jos y la intensidad de la participación,
suficientemente con aquélla, particular- etcétera.
mente con la idea de que las políticas Parafraseando a Nora Rabotnikof en
públicas se conforman y se desarrollan torno a la multiplicidad de sentidos de
en “un mundo social más amplio” y lo público, susceptible a los cambios
“siempre están en proceso de constitu- históricos pero compatible con los re-
ción”: “no son entidades fijas ni determi- quisitos básicos de la democracia tanto
nadas” y condensan, como hemos visto, representativa como directa, podemos
relaciones de poder, coaliciones, procesos decir que la política pública en sentido
de intercambio, influencias contextua- ampliado es producto de una compleja
les, múltiples reglas del juego, interde- red de intereses y metas que conciernen
pendencia de metas y valores, etcétera. a una forma específica de constitución
A la vez, son susceptibles de reproducir de una colectividad, que se hacen regu-
contradicciones, incongruencias y rup- larmente visibles y que se mantienen
turas características de la vida social abiertos a opiniones y objeciones de di-
(cf. Evans, 1998: 256; además, en torno versa índole (Rabotnikof, 1997: 15-21
a la parte final de esta idea, que parece y ss.). Sin embargo, una compleja red
reconocer cierta aportación marxista, de intereses y metas de tal naturaleza
cf. Poulantzas, 1979). no puede ser organizada en el vacío y
El carácter público de la acción orien- tampoco la instancia organizadora es
tada a problemas sociales (que por ello repelente a esos intereses y metas. Esta
mismo son reconocidos como proble- es una cuestión relacionada con el tipo
mas públicos) comienza a ser aclarado: de teoría de Estado que tratemos de
hay una multiplicidad de actores (algu- asumir; aquí no haremos explícita-
nos más relevantes o significativos que mente este intento, pero es necesario
otros, según sea el juego de intereses y dar por sentado, al menos, que: a) no
su aparición en la escena) y de institu- hay una instancia organizadora neutra

23
Miguel González Madrid

y tampoco una interacción equipro- dispersaría como un arcoiris en me-


bable entre los múltiples actores; b) no dio de la multiplicidad de gotas de agua
existe una relación instrumental entre o de cristales de hielo: los intereses pú-
el gobierno y los grupos o las clases blicos estarían constituidos en conexión
sociales; y c) la burocracia ejerce una con el color de los asuntos públicos.
función activa en la organización de in-
tereses, pero no se constituye como un
monolito y tampoco mantiene resis- LOS PÚBLICOS Y EL INTERÉS PÚBLICO
tencia y opacidad a las contradicciones EN ESCENA

que ocurren “fuera”.


La pertinencia de estas aclaracio- Es bien conocida la tesis de Marx acerca
nes nos lleva a admitir, en adelante, la de que la burguesía, en sus tiempos re-
existencia de múltiples públicos, cada volucionarios, hizo presentar sus inte-
uno de los cuales intenta —frente a una reses de clase como los intereses de toda
autoridad pública susceptible de ser la sociedad, formando así un nuevo tipo
presa de incoherencias y contradic- de interés general (supuestamente tam-
bién unitario e indivisible). De la misma
ciones— defender y en su caso hacer
manera, se trató de hacer extensiva esta
dominante un formato específico de
tesis a los intentos revolucionarios del
colectividad, de bien común, de bie-
proletariado. Esta cuestión, que hoy en
nestar colectivo, de interés general o de
día parece irrelevante o constreñida a
interés público. Tal como habían antici-
un ámbito puramente ideológico, es
pado Rittel y Webber, en 1975, el creci-
también tratada por algunos teóricos
miento complejo de la población y la
de la elección racional para explicar la
aparición de diversas preferencias valo-
formación de la acción colectiva. La
rativas hacen “anacrónica” “la concep-
discusión sobre la formación de un in-
ción unitaria del ‘interés público’ indi- terés público compatible con la lógica
viso” (Rittel y Webber, 1993: 184). Y, de la política pública, puede ser tratada,
ciertamente, como dicen Andrew Arato según la plantea Juan José García de
y Jean L. Cohen, “sólo una concepción la Cruz Herrero, en torno al proceso
unitaria y monista del espacio público complejo de formación del interés públi-
implicaría forzosamente la exclusión”, co: “¿por qué y cómo un solo individuo
y en realidad “siempre hubo una multi- puede defender un interés colectivo al
plicidad de públicos en la sociedad civil defender su interés particular?”. De la
moderna” (Arato y Cohen, 1999: 42; misma manera, se puede plantear: ¿có-
además, Olvera Rivera, 1999: 72 a 74). mo logra la autoridad pública constituir
De la misma manera, entonces, la multi- el interés público ante dos macroes-
plicidad de públicos supone la exis- cenarios posibles de despliegue de los
tencia de múltiples vías de constitución individuos, las organizaciones y los mo-
del interés público, el cual, a su vez, se vimientos sociales?

24
¿A qué llamamos políticas públicas?

Ilustración: Juan C. Castagnino

25
Miguel González Madrid

Esta última forma de plantear la La discusión en torno a la transición


cuestión nos permite hacer una doble o articulación de intereses ha sido de-
e importante precisión: el interés público sarrollada durante mucho tiempo, so-
no está preestablecido y tampoco se bre todo desde la filosofía de Hegel y la
constituye unitariamente, sino que tiene perspectiva histórica y dialéctica de
que pasar por el tamiz de la autoridad Marx hasta las teorías económicas de la
pública o de la legitimación social. Vale elección racional. La discusión sigue
enfatizar aquí dos cosas: a) la autoridad siendo pertinente a la luz de la consti-
pública, en última instancia, es el esce- tución real de espacios públicos, de una
nario de reconocimiento de intereses, pluralidad de públicos y de una gran va-
pero no agota las posibilidades de for- riedad de acciones públicas.
mación de la acción colectiva; y b) el Ni siquiera podemos referirnos a la
interés público es susceptible de ser producción de ese tipo de entidades en
legitimado de distinta manera según el términos singulares e invariantes. Ello
entramado de los distintos públicos, por ya es un signo de que, como dice Nora
lo que su propio despliegue tiende a ser Rabotnikof, lo público tiene diversos
ubicuo. De manera más simple: los sentidos y una significación histórica;
públicos entienden (y legitiman) de dis- sin embargo, ahora podemos decir que
tinta manera el interés público; éste no lo público tampoco es exactamente una
está preestablecido ni se impone homo- entidad única y singular, en cuyo seno
génea o unitariamente. puede flotar literalmente una constela-
La transición del interés individual ción específica de intereses. Por lo tanto,
al interés público implica, por un lado, entre las autoridades públicas y los
el reconocimiento de un cambio cualita- ciudadanos existe un complejo circuito
tivo de los intereses de un sector de la multipolar de espacios y de actores pú-
población, y por otro, la formación de blicos que se pueden diferenciar real y
múltiples espacios públicos en donde analíticamente. La idea de un circuito
hay una “representación abierta” del in- de ese tipo implica una concepción de
terés colectivo. Este tipo de represen- la ubicuidad de esos espacios y actores,
tación es un “modelo de articulación de del mismo modo que toda política tiende
intereses” que resulta de la posibilidad a adquirir la misma característica: a
de que “un solo ciudadano [o un grupo fluctuar, a variar, a resituarse, a ser re-
o una organización] expresa el interés levados, a pasar a un lugar secundario,
de todo el colectivo de afectados en a ser eclipsados, etcétera.
algún foro democrático, llegando a pro- El circuito multipolar que presenta
vocar el debate público de este interés”, García de la Cruz Herrero para explicar
lo cual puede hacer por medio de vías la formación de los intereses públicos,
democráticas (García de la Cruz He- admite en consecuencia diversas tra-
rrero, 1995: 39 y 40). yectorias entre los ciudadanos y los

26
¿A qué llamamos políticas públicas?

distintos “puntos de decisión [pública]”: abajo y de abajo-arriba, las políticas


trayectorias que pueden cruzar “zonas públicas apuntan a intereses, deman-
de insensibilidad”, zonas de “conexión” das o requerimientos que: 1) logran al-
o de “desconexión” colectiva o indivi- canzar en algún momento un estatuto
dual, de predominio escalonado, de in- público (el momento de su inclusión en
fluencias, etcétera. Así, mediante esas agenda), y 2) han sido decantados tanto
trayectorias, las distancias entre lo en el proceso de conexiones y descone-
privado y lo público se reducen drásti- xiones que caracteriza al conflicto del
camente, puesto que un interés particu- cual proceden, como en su inscripción
lar tiene siempre alguna posibilidad de concreta en la agenda pública.
fluir por el circuito y de imponerse en Conforme a la descripción que hace
algún grado en los distintos puntos de García de la Cruz Herrero, podemos es-
decisión de las autoridades públicas. tablecer que: a) tal estatuto es anuncia-
Este escenario “híbrido” de la priva- do según las trayectorias de intereses se
cidad-pública “es consecuencia de la hacen ascendentes, superan las distin-
superación de una falsa paradoja basa- tas zonas del circuito; y b) es reconocido
da en la duplicidad de los sistema de- plenamente en tanto alcanza de manera
mocráticos, la división ideológica entre efectiva los puntos de decisión pública.
lo privado y lo público”, pero produce Nuevamente encontramos en esta
también, entre los actores a los cuales serie de descripciones la idea de que el
se les facilita alguna trayectoria (por sistema político, como sistema de me-
ejemplo, por medio de los medios de diaciones y selectividad estructural
comunicación), cierta “ilusión de poder entre lo gubernamental y lo no guber-
público” (García de la Cruz Herrero, namental, no existe como algo aparte o
1995: 57 y 64-65; además, véase deteni- alternativo a lo público. Por el contrario,
damente los cinco esquemas mostrados ambas instancias se entrecruzan, tiene
por este autor, que son representaciones una existencia transpuesta, pero sus
gráficas de lo que aquí llamamos circuito efectos no se confunden. “La defensa
multipolar). de intereses ante las autoridades públi-
Lo dicho en esta sección nos lleva a cas”, como en parte titula García de la
concluir que no existe un espacio pú- Cruz Herrero a su trabajo, supone ne-
blico, ni un interés público, sino muchos cesariamente un flujo de intereses a
espacios públicos y muchos intereses través de un dispositivo de filtros (ten-
públicos, cuyo encadenamiento produce siones, desplazamientos, ocultamiento,
un circuito multipolar complejo, siem- desconexiones) en los trayectos interme-
pre orientado en torno a puntos varios dios, de manera que el estatuto público
de decisión situados en el escenario de de los intereses es reconocido plena-
las autoridades públicas. Así, en un flu- mente precisamente cuando se logra su-
jo variable y entrecruzado de arriba- perar esos filtros.

27
Miguel González Madrid

Desde un punto de vista neomar- simple y singular (a la medida de los


xista puede decirse al respecto que, de intereses en juego) entre las autoridades
esa manera, ciertos intereses se hacen públicas y los ciudadanos, de la misma
dominantes o incluso hegemónicos: manera que con una idea estática y
tienden a imponerse sobre los demás, unilineal de lo público para una época
pero su relativo éxito dependería de la determinada de la historia.
construcción de liderazgos y de un or- Lo dicho anteriormente nos lleva a
denamiento del conjunto de intereses agregar que los ciudadanos, individual
en el largo plazo, bajo una lógica de sa- o colectivamente, no registran los mis-
tisfacción de intereses básicos o rele- mos patrones de participación en la
vantes de los actores no hegemónicos constitución y defensa de los intere-
y de un sacrificio de ciertos intereses ses públicos, como a veces se persigue
de corto plazo del actor hegemónico (cf. idealmente. En realidad hay un proceso
Poulantzas, 1979; y Jessop, 1984). segmentado, diferenciado y variable de
Haría falta, desde luego, vincular con participación. En muchos estudios se
mejores argumentos las imágenes des- insiste, por ejemplo, en lo que sería una
criptivas que presenta García de la Cruz gran variedad de nichos de participa-
Herrero con este tipo de apreciaciones ción: una comunidad, un barrio, una
neomarxistas, pero al menos debe colonia, una organización, un grupo,
quedar en claro que en esa defensa de una comisión, un consejo, un comité)
intereses, en primer lugar, no hay un (Cedemun, 1997; Aguilar Rodríguez,
vacío en el cual se produzca algo así 1997); de formas y tipos de partici-
como el “efecto Casimir” en la física, en- pación; y de cambios de elección de las
tre dos objetos polarizados: una tácita formas, los tipos y los nichos de parti-
atracción o bien una tácita repulsión, cipación. Un actor puede así, frecuen-
según los objetos sean planos o esféri- temente, fluctuar de un nicho a otro,
cos, respectivamente; y en segundo lu- como de una forma a otra y de un tipo
gar, no hay tampoco un espacio público a otro, porque además los propios in-
preestablecido, sino diversos espacios tereses particulares (de grupo o indivi-
públicos construidos socialmente por duales) no son unitarios ni establecidos
las mismas conexiones y ascensos de de una vez para siempre. Esta cues-
intereses. Como bien sostiene Olvera Ri- tión ha suscitado incluso importantes
vera: “con el concepto de esfera pública controversias en torno al cambio o al
no se designa un espacio cuyo potencial conflicto de preferencias sociales en el
democrático está teóricamente prede- seno de amplios sectores de la pobla-
finido; [por el contrario] se trata de un ción, justamente porque los individuos
conjunto de diferentes espacios cuya o los grupos tienen dos o más intereses
naturaleza real es muy variada”. Esto opuestos en una misma situación (cf.
rompe con cualquier idea de interacción Maguire, 1984: 135-147).

28
¿A qué llamamos políticas públicas?

Pero eso no es precisamente lo re- Si la noción genérica de lo público


levante; al fin y al cabo una sociedad supone la conformación de una volun-
consolidada democráticamente puede tad colectiva que se impone de manera
proveer de múltiples opciones de parti- abierta y accesible, su concreción en una
cipación. El hecho es que, en una socie- diversidad de públicos supone un in-
dad en la que la libertad de los modernos terés diferenciado por la participación,
dispone de espacios temporales nota- aun si no se trata de una democracia
blemente reducidos en comparación directa. Detrás de los públicos diversos
con los de la libertad de los antiguos, y se encuentran las categorías diversas de
en la que los nichos y las formas de ciudadanos marcados por intereses di-
participación no son ya reserva exclu- ferenciados y orientados más al con-
siva de unos cuantos, sino oportunida- flicto que a la cooperación. Siendo esto
des mediadas por el tipo de condiciones así, lo público no ha podido eliminar
de vida de las personas, de los grupos los filtros del sistema político, aunque
o de las clases, los patrones de partici- tiende efectivamente a saturarlos de vez
pación son variados y variables, además en cuando con crecientes demandas con-
de que el interés individual de partici- densadas; pero por otra parte, los públi-
pación obedece a preferencias, metas y cos están siempre dispuestos a modificar
deseos específicos en un momento con- sus propios intereses o sus preferencias
creto, y no en todos los momentos. sociales precisamente cuando hallan
Ello nos lleva a preguntar, por cierto, un sistema político con mecanismos de
con Willian N. Nelson, en qué medida filtración bastante rígidos o angostos.
es deseable la democracia participa- Esa es una paradoja de la democra-
tiva si, a pesar de la abstracta igualdad cia contemporánea que a su vez estig-
de derechos ciudadanos, no hay una matiza a las políticas públicas: si éstas
igualdad en “categoría” e “interés”. Teó- se configuran justamente en los espa-
ricamente puede suponerse que la de- cios de intermediación, a pesar de un
mocracia participativa (directa o activa) relativo creciente acceso de los ciudada-
es más atractiva que la democracia ba- nos y sus organizaciones, el gobierno
sada en la representación de intereses, mantiene controlada la mayor parte de
porque desarrolla un alto sentido de la los puntos de decisión. Aun en el caso
cooperación y fuertes lazos comunita- de que la autoridad pública no sea ya
rios. Aunque en la forma o en sí misma precisamente un conjunto de reglas e
la democracia participativa es deseable, instituciones gubernamentales, sino un
en el marco de una sociedad multipo- organismo descentralizado orientado a
larizada, heterogénea y fragmentada administrar y garantizar también una
por intereses diversos, ella se hace, si serie de bienes o servicios públicos a
no impracticable, al menos difícil de ciertos sectores de la sociedad (Meny y
extenderse. Thoenig, 1992; 91 y 92), ella define ge-

29
Miguel González Madrid

neralmente puntos de decisión que no Tanto una concepción estatocentralista


pueden ser objetos de asalto o de con- como una pluralista social de las políti-
troversia, sin que ello ponga en duda cas dejan de ser plausibles, y no por el
su legitimidad, y eso ya representa el deseo de una nueva concepción, sino
reconocimiento de que lo público no precisamente porque la realidad está
puede desplegarse homogéneamente en paradójicamente ordenada por proce-
el marco de un sistema dominante de sos de accesibilidad como de interme-
democracia representativa. Simplemen- diación, por circuitos de flujo abierto
te, la democracia participativa (directa) de los intereses como por circuitos dis-
no puede ser “estirada” en el denso te- crecionales de selectividad, negocia-
jido de la democracia representativa, ción, influencia y compromisos.
con ciertos casos excepcionales. Algunas “políticas públicas” trans-
curren todavía en procesos dominados
por instancias gubernamentales, a
A MANERA DE CONCLUSIÓN pesar del debilitamiento del estatocen-
tralismo por estrategias de descentrali-
La noción estrecha, limitada, unilineal zación administrativa. Otras parecen
de políticas públicas debe formar ya marcar nuevas trayectorias eminente-
parte del pasado. Pero el argumento de mente no gubernamentales, pero no
rechazo de cualquier tipo de políticas están todavía colocadas en posiciones
top down no debe llevarnos a caer en la dominantes. En consecuencia, las polí-
trampa liberal de que, entonces, es me- ticas apenas comienzan a adquirir un
jor un “Estado mínimo” o la competen- estatuto público, diferenciado y varia-
cia social mercantilizada. Nuestra idea ble, justamente porque su conformación
de “Estado”, implícita en las secciones y desarrollo recorren una vasta y com-
anteriores, consiste en una trama de pleja red de espacios públicos, de zonas
instituciones, reglas, actores e intereses de conexión y desconexión en las cons-
que se definen en un ordenamiento en- telaciones de intereses, de flujos abiertos
trecruzado, multipolarizado y mediado: de intereses y filtros de selectividad es-
lo gubernamental y lo no gubernamen- tructural que, en sentido estricto, pue-
tal, lo individual y lo colectivo, las mino- den facilitar su procesamiento, de la
rías y las mayorías, los administradores misma manera que lo pueden interrum-
y los administrados, las grandes organi- pir o abortar.
zaciones y las pequeñas organizaciones, Las políticas públicas, por lo tanto,
etcétera. son construcciones sociales concretas,
El Estado ya no se percibe prepon- que están orientadas a problemas que
derantemente como gobierno, pero tam- definen públicos concretos en situacio-
poco la sociedad (civil) es una sociedad nes concretas, los cuales son reconocidos
desembarazada de autoridad pública. y ordenados en el curso de trayectorias

30
¿A qué llamamos políticas públicas?

del conflicto o de la cooperación entre Almond, Gabriel


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