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El US-DR-CAFTA Y LA INTEGRACION ALTERNATIVA.

Por H. Galván
Email: triunfaremos@gmail.com
Julio 5 2006

Fort-de-France. La segunda fecha acordada para el DR-CAFTA ha fallado como la


primera. El país no pasó la prueba para “adaptarse” a las condiciones previas
requeridas para que los Estados Unidos permitieran la implementación del Acuerdo.
El país del norte es quien dicta las reglas y establece las condiciones. País, que
según él, no las cumple, país que no entra al acuerdo, aun lo haya negociado.

La excusa ahora es la controversia generada por la interpretación de los EUA de


una cláusula del acuerdo, ya negociada, y que debe ser interpretada a su manera.
No importa, si ya la negociación fue una adhesión, ellos también se abrogan el
derecho de “interpretar” las cláusulas, en sí las normas. Son precisamente juez y
parte.

Entre o no entre en vigencia el tratado, no es el problema o el asunto central para


los sectores dominados. Que se atrase un poco sólo pone en riesgo las jugosas
ganancias de los importadores y otros sectores que aguardan hacer su agosto. Su
retraso también da ingresos extras al gobierno, que bien pueden servir, o para más
viajes, o para el Metro, o para los vestidos y obras de caridad de la Primera Dama.
El riesgo de perder posibles inversiones no está profundamente documentado, y su
resultado no es concluyente. Como tampoco estuvieron documentados los demás
impactos a la hora de adherirnos al acuerdo.

Lo que hay detrás del acuerdo comercial con los Estados Unidos, y lo importante de
este asunto, es precisamente su consecuencia como una trascendental modificación
de la estructura comercial e institucional en general de la República Dominicana,
mas allá de lo que podemos evaluar. El estado Dominicano ha marcado un antes y
un después, y aún no se ha dado cuenta.

Pero lo que se trata es de un acuerdo que responde a una forma de integración


tradicional, que prioriza lo económico, y sobre todo lo comercial, sobre otros
aspectos no menos importantes. Es una forma de integración muy a los Estados
Unidos, donde en lo fundamental, se protegen los intereses de aquel país y sus
capitalistas.

Priorizar el comercio, sobre el desarrollo, es sencillamente poner la carreta delante


del burro. Liberalizar el comercio no es malo, pero eso no es garantía, ni de
crecimiento económico, ni de desarrollo. La experiencia ha sido clara en ese
sentido.

Pero se trata de una forma de integración muy parcial, que además de que no
responde al desarrollo integral de los países participantes, responde en lo
fundamental a una concepción de agregación de mercados. Con mercados más
grandes, hay mayor posibilidad de colocar sus excedentes monopolísticos, en
algunos casos subsidiados. Además da la posibilidad de colocar sus capitales,
especialmente para especulación, en los mercados que el neoliberalismo des-reguló
completamente hace varias décadas. Y como si todo esto fuera poco, esta forma de
integración, permite al país poseedor del capital, tener una inmensa masa de fuerza
laboral, muy localizada, totalmente desprotegida, desempleada, desarticulada,
desideologizada, hambreada, que permite subexplotarla en beneficio del capital, y
de los capitalistas.
En sí, esta forma tradicional de integración norte-sur, y reciproca, y que tubo un
importante concretización en 1994 con el NAFTA, está imbuida y matizada por la
ideología neoliberal, permitiendo así que se impongan principios como la
desregulación, la privatización, la competencia, la eliminación de los subsidios (de
un solo lado), etc.

Al no incluir Trato especial y diferenciado, o al vulgarizarlo, como lo hace el US-DR-


CAFTA-, no se pueden reconocer y trabajar las asimetrías o diferencias
estructurales entre los países; la competencia entonces no conduce a generar
eficiencia, sino desaparición, precarización. El ajuste a veces es imposible.

Así, en estas formas tradicionales de integración, que restringen el desarrollo, se


incluyen los aspectos que benefician únicamente a las grandes multinacionales, y a
los tenedores del capital. Se incluyen e imponen los llamados temas de Singapur, a
saber: Propiedad intelectual, compras gubernamentales, Algunos Servicios,
facilitación al comercio, solución de controversias, etc.

Asi, fácilmente se avanza la agenda de los países desarrollados (y sus


multinacionales). La agenda que no puede avanzar en la OMC, o en el ALCA, se
impone en tratados con grupos pequeños y sumamente débiles, con gobiernos
profundamente serviles, corruptos y poco institucionales.

Y es que estos acuerdos y estas formas tradicionales de integración, no son más


que una parte de la última ofensiva del Capital Contra El Trabajo; no están hechos
desde la óptica de los pueblos, por tanto, buscan beneficiar fundamentalmente a
quienes y para quienes se negocian.

Esta forma de integración no conduce a una verdadera integración, mas bien


conduce al dominio, por lo que no son sustentables. Es preciso mirar hacia el sur,
donde se están desarrollando procesos concretos y promisorios de integración,
basados en principios como la solidaridad, la complementariedad, el desarrollo
mutuo y la convivencia. Petrocaribe, el ALBA, y el Tratado de Comercio de los
Pueblos, son ejemplos de este proceso de integración alternativa que apenas inicia.
Debemos reinventar la integración para construirla. Estas experiencias serán
tratadas a fondo, en otros trabajos.

*Inspirado en la Ponencia “integración Tradicional vs Integración Alternativa: Una


perspectiva histórica” presentada el 7 de julio de 2006 en el I Foro Social del
Caribe, l'Université des Antilles et de la Guyane, Martinica

Galván, personalmente considero que es la inversa... poner el desarrollo sobre el comercio es poner la carreta
delante del burro. Y es muy evidente si analizamos la Europa de la post-guerra, el este asiático, China/India,
Chile y México. El comercio crece, el Estado se ajusta a ese crecimiento y trata de incentivarle más a crecer a
través de su propia institucionalización. Es increíble como el demonio del socialismo y los existencialistas, el
consumismo, ha demostrado ser la más efectiva forma de lograr el desarrollo de los pueblos... oh! cosas de la
vida.
Orlando Gómez

Debería preguntarle a los mexicanos quien ha salido más beneficiado después del TLC entre USA, Canadá y
México. Sepa usted estimado autor que el monto total de las importaciones procedentes de República
Dominicana que ingresen a territorio norteamericano se diluirá dentro de un mar de millones de dólares (unos
cuantos trillones de dólares americanos) resultando imperceptible ante los ojos de cualquier ser humano
sensato; sin embargo para nosotros representa una oportunidad única el poder introducir nuestros productos
en uno de los mercados más importantes del mundo con ciertos privilegios que otras naciones no cuentan.
Adicionalmente, podríamos alentar la entrada de nuevas cuotas de inversión extranjera que indudablemente es
el camino que han tomado los países que apuestan seriamente por disminuir sus niveles de pobreza (China,
India, Chile, etc...)y elevar los niveles de consumo y la eficiencia de sus instituciones. Le recuerdo además, Sr.
militante, que el Monstruo Imperial del Norte realiza el 95% de sus transacciones comerciales con países
ajenos a nuestra América Latina, en otras palabras, podríamos desaparecer mañana y en términos económicos
nada pasaría al norte del río Bravo. Esperemos no suceda a la inversa, pues desaparecerían hasta las boinas
negras y los t-shirts con la hoz y el martillo...
A. Labori

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