Professional Documents
Culture Documents
INDICE
UNA ACELERACIÓN EN LA HISTORIA 1
LA ESTRUCTURA DEL ÁTOMO SEGÚN NIELS BOHR 3
DE LA ESTRUCTURA DEL ÁTOMO A LA DEL NÚCLEO 5
CUESTIONES SOBRE EL ELECTRÓN: PAUL DIRAC 7
REPERCUSIONES EN LA FÍSICA 10
TEORIA DE LOS CUANTOS Y ASTROFÍSICA 12
EL SIGNIFICADO DE LA MECÁNICA CUÁNTICA 13
LA REALIDAD DEL MUNDO ATÓMICO 14
LA EXACTITUD DE LA FÍSICA CUÁNTICA 15
LA ESCALA CUÁNTICA 16
¿ PORQUÉ ES AZUL EL CIELO ? 18
UN NUEVO OFICIO DE FÍSICO 20
EL DESTINO SOCIAL DE LA FÍSICA CONTEMPORÁNEA 21
EL ARMA NUCLEAR 22
CIENCIA , TÉCNICA Y SOCIEDAD 24
ELOGIO DE LA INVESTIGACIÓN FUNDAMENTAL 26
FILOSOFÍA DE LA COMPLEMENTARIEDAD 27
No sabría dar en unas cuantas páginas un cuadro fiel del conjunto de investigaciones que, a partir
de finales de los años veinte, se desarrollaron tomando como base la teoría cuántica. Me
conformaré con indicar lo que me parece haber sido la marcha general, y con subrayar los datos
más destacados.
El camino general ha sido el de una profundización constante en el conocimiento de la estructura
fina de la materia. Se han abordado así dimensiones cada vez más pequeñas, utilizando energías
cada vez más altas. Se han aprehendido fenómenos y leyes profundamente escondidas. Pero en el
mismo tiempo, y correlativamente, se ha aplicado este conocimiento, progresivamente más
refinado, a la comprensión de fenómenos cada vez más numerosos, sin relación aparente, en su
origen, con el dominio de la física que estamos considerando.
REPERCUSIONES EN LA FÍSICA
Voy a ser más breve sobre el otro aspecto de los desarrollos de la física a los cuales ha dado origen
o impulso la revolución cuántica: no afectan a la comprensión cada vez más fina de las estructuras
de la materia; pero, sobre la base de conceptos fundamentales así formados, afectan de cerca a
dominios de la física aparentemente lejanos.
Esos desarrollos son tan considerables que sería vana pretensión presentar un cuadro exhaustivo.
Me limitaré, por tanto, a mencionar algunos ejemplos significativos.
La física del estado sólido está, de aquí en adelante, en condiciones de dar cuenta, con gran
precisión, del comportamiento de los metales, los semiconductores y toda suerte de cristales. En
particular, el comportamiento de la materia sólida a muy bajas temperaturas ha puesto de
manifiesto fenómenos como la superconductividad, que durante mucho tiempo han desafiado todo
intento de explicación. Sólo a partir de hipótesis básicas de la mecánica cuántica se han podido
comprender fenómenos así (valdría también como ejemplo la superfluidez de ciertos líquidos a
bajas temperaturas).
Otro ejemplo: el desarrollo de nuevos métodos instrumentales en física experimental. Los grandes
avances en las técnicas de ondas cortas contribuyeron al progreso de numerosas investigaciones en
todos los dominios de la física, desde la física del estado sólido a la de partículas. El conocimiento
de materiales como los semiconductores ha dado origen a nuevos dispositivos, mejorando la
detección de partículas, y los haces de partículas elementales son los mejores instrumentos para el
LA ESCALA CUÁNTICA
Si se quiere adquirir conciencia completa de esta precisión nueva que a la física aportan los
conceptos y los métodos que acabamos de recordar, considérese lo que yo prefiero llamar la escala
cuántica; es decir, la jerarquía de los sistemas materiales, tal como ha podido ser establecida desde
los años treinta.
Hemos dicho y repetido que la identidad del átomo subsiste en tanto en cuanto no sea afectado por
efectos cuánticos. Pero hay que añadir aquí que el umbral de excitación depende del carácter del
sistema. Este umbral es tanto más elevado cuanto más pequeña es la dimensión del sistema. Basta,
por ejemplo, una pequeñísima cantidad de energía para cambiar el estado cuántico de una gran
molécula; hacen falta energías centenares de millares de veces mayores para producir un cambio
en el interior del núcleo atómico. Esas consideraciones permiten construir la noción de escala
cuántica.
A temperaturas muy bajas, las moléculas de cada sustancia constituyen un gran elemento, un
cristal herméticamente cerrado en el que cada parte es idéntica a cualquiera otra. Si calentamos ese
cristal se producirán una fusión o una evaporación, cuyo resultado será un líquido o un gas.
En un gas como el aire, a la temperatura normal cada molécula se mueve por sí misma según su
propia trayectoria; las moléculas rebotan unas con otras, a merced de múltiples colisiones,
siguiendo movimientos irregulares. Esos movimientos de las moléculas no son, en consecuencia,
idénticos; cambian constantemente. Pero si es cierto que los movimientos son disímiles, las
moléculas deben ser siempre idénticas las unas a las otras. Decimos, en nuestro vocabulario, que
las energías de colisión no son suficientemente fuertes para destruir el estado cuántico de las
moléculas.
Si todavía elevamos más la temperatura, las energías de colisión sobrepasarán a las energías de
excitación de las moléculas. El movimiento interno de átomos y electrones va a participar en el
intercambio de energía. Son las temperaturas a las cuales el gas comienza a radiar y a emitir luz. A
temperaturas superiores, las moléculas se dividen en átomos y después los electrones son
arrancados del seno de los mismos. Entonces los átomos pierden su identidad, su individualidad y
su especificidad, los electrones y los núcleos se desplazan libremente, al azar.
Una situación como esa se presenta en el interior de las estrellas, a temperaturas muy altas. Es
posible, sin embargo, crear en los laboratorios condiciones similares para un grupo reducido de
átomos. Ese es el objeto de lo que llamamos física de plasmas. En ese nivel de energía los núcleos
atómicos conservan todavía su identidad, mientras que los átomos han perdido sus cualidades
específicas. Hasta que no se introducen en el sistema energías de millones de electronvoltios,
como sucede en los grandes aceleradores de partículas, no se excitan los estados cuánticos más
FILOSOFÍA DE LA COMPLEMENTARIEDAD
Se comprenderá que no comparta el punto de vista. hoy tan extendido, según el cual la ciencia
seria inhumana o deshumanizaría al mundo. Los que sostienen esta opinión consideran que la
ciencia trata de verlo todo en términos matemáticos, excluyendo o rechazando una parte
considerable de la experiencia humana: la de la emoción, la de lo irracional. Los juicios de valor,
la distinción entre el bien y el mal, los sentimientos personales... tantas realidades que supuesta-
mente no tienen cabida en la ciencia. Se concluye que el desarrollo unilateral del pensamiento
científico ha suprimido aspectos importantes y preciosos de la experiencia humana; que produce
un individuo alienado en un mundo dominado por la tecnología y la ciencia.
Para afrontar estos problemas creo necesario recurrir al concepto adelantado por Bohr de la
complementariedad. Introdujo Bohr este término, como se sabe, en 1927, en el congreso
internacional de física celebrado en Como con ocasión del centenario de la muerte de Alessandro
Volta. Su objetivo era dar una fórmula general que permitiera pensar adecuadamente la
discordancia profunda que existía entre la representación clásica de los fenómenos físicos y su
representación cuántica.
El ejemplo elegido por Bohr en Como fue el de la naturaleza de la luz. Se propuso acordar las
representaciones clásica y cuántica. ¿La continuidad, criterio esencial subyacente de la
representación clásica, debía entrar en contradicción permanente e irremediable con el carácter
esencialmente discreto, discontinuo de los procesos atómicos? Bohr sugirió que convenía
comprender el carácter complementario que presentan las descripciones de los sucesos en ambos
lenguajes, más que reabsorber las antítesis. Si se quiere, decía, comprender la naturaleza como un
todo, hay que expresarse por medio de modos de descripción complementarios.
Muy rápidamente Bohr dio al principio de complementariedad un significado que desbordaba am-
pliamente el objetivo inicial. Por ejemplo, en la célebre conferencia de 1933, aventuró la idea de
que el fenómeno de la vida, de una parte, y las realidades aprehendidas por la física y por la
química, de otra, mantienen relaciones de contradicción susceptibles de ser pensadas en términos
de complementariedad. Toda tentativa, explicaba, de verificar la validez de la física y la química
en todos sus detalles y en una célula viva la mataría inevitablemente y destruiría el objeto mismo
de la investigación. Existiría así un nuevo estado diferente de la materia, totalmente acorde y con
las leyes de la física, pero que estaría fuera de su aplicación regular.
Sea cual sea el destino de esta idea, que los progresos de la biología molecular parecen confirmar,
Bohr, al ensanchar como lo hizo el concepto de complementariedad, me parece haber propuesto
una manera de pensar singularmente profunda y útil. Hay un modo científico de comprender las
cosas, de comprender cada fenómeno, pero eso no excluye la existencia de una experiencia
humana que subsiste, y subsistirá siempre, fuera de la ciencia. Ilustremos este punto con un solo
ejemplo: ¿cómo puede ser descrita desde el punto de vista científico una sonata de Beethoven'?
Desde el punto de vista físico es una oscilación casi periódica compleja transmitida por la presión
del aire; fisiológicamente, es una sucesión compleja de impulsos nerviosos.