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LEY N° 29060, LEY DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO

                                           

             
I.      ¿QUÉ ES EL SILENCIO ADMINISTRATIVO POSITIVO?

Es la aceptación tácita, por falta de pronunciamiento de la administración pública en

el tiempo señalado por ley, a solicitudes o reclamos de particulares presentadas a su

conocimiento, sirviendo como un instrumento para hacer efectivo el constitucional derecho

de petición,  contra la negligencia, desidia, inoperancia y hasta corrupción que

desgraciadamente permanecen, fundamentalmente entre los servidores y funcionarios de la

administración pública.

 II.    ALGO DE HISTORIA RESPECTO DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO Y SUS


APLICACIONES

En el mundo del derecho, el silencio ha tenido varias aplicaciones. Así, en el derecho

común, el silencio a una demanda planteada, se considera negativa; en el derecho

administrativo tradicional, el silencio se consideraba como una tácita denegación de la

solicitud;  con la modernidad, el silencio de la administración es equivalente a una

respuesta positiva, a una aceptación tácita, que nace por mandato de la ley, es decir, ipso

jure, y no requiere ningún otro pronunciamiento de la administración para ser reconocido.

Su objetivo es servir de garantía al administrado, de manera que ante la inacción del

Estado, este tenga la posibilidad de accionar los medios impugnativos que correspondan o

entender por otorgado el derecho solicitado, según se trate de silencio administrativo

negativo o positivo, respectivamente.

 III.  ¿QUÉ DISPONE LA LEY DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO POSITIVO?

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Con la Ley Nº 29060, los procedimientos de evaluación previa están sujetos al

silencio positivo, cuando se trate de solicitudes cuya estimación habilite para el ejercicio de

derechos preexistentes o para el desarrollo de actividades económicas que requieran

autorización previa del Estado -con excepción de aquellas que afecten significativamente

el interés público- así como de los recursos destinados a cuestionar la desestimación de una

solicitud o actos administrativos anteriores, y de aquellos procedimientos en los cuales la

trascendencia de la decisión final no pueda repercutir directamente en administrados

distintos del peticionario, mediante la limitación, perjuicio o afectación a sus intereses o

derechos legítimos.

 Conforme a lo antes señalado, constituyen excepción al silencio positivo, aquellos

casos con incidencia en la salud, el medio ambiente, los recursos naturales, la seguridad

ciudadana, el sistema financiero y de seguros, el mercado de valores, la defensa comercial;

la defensa nacional y el patrimonio histórico cultural de la nación, en aquellos

procedimientos trilaterales y en los que generen obligación de dar o hacer del Estado; y

autorizaciones para operar casinos de juego y máquinas tragamonedas. Asimismo, será de

aplicación el silencio negativo, para aquellos procedimientos por los cuales se transfiera

facultades de la administración pública, y en aquellos procedimientos de inscripción

registral, en tanto que en los procedimientos en materia tributaria y aduanera, el silencio

administrativo se regirá por sus leyes y normas especiales.

 La norma comentada dispone que los procedimientos administrativos, sujetos a

silencio positivo, se considerarán automáticamente aprobados si, vencido el plazo

establecido o máximo -es decir 30 días-  la entidad no hubiera emitido el pronunciamiento

correspondiente, no siendo necesario expedirse pronunciamiento o documento alguno para

que el administrado pueda hacer efectivo su derecho, sin embargo este podrá presentar una
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Declaración Jurada ante la propia entidad, con la finalidad de hacer valer el derecho

conferido ante la misma o terceras entidades de la administración, lo cual es también

aplicable a los procedimientos de aprobación automática.

 En el caso que los servidores y funcionarios y públicos, independientemente de su

régimen laboral o contractual, se nieguen injustificadamente a recibir la Declaración Jurada

antes mencionada o a reconocer al administrado la eficacia del derecho conferido por 

operar a su favor el silencio positivo, incurrirán en falta administrativa sancionable, previo

proceso administrativo disciplinario,  sin perjuicio de las responsabilidades civiles y

penales a que hubiera lugar, pudiendo para ello interponer el recurso de queja

administrativa establecido en la Ley del Procedimiento Administrativo General  o

presentar una denuncia al órgano de control interno de la entidad respectiva. Por otro lado,

cuando sean los administrados quienes hagan uso indebido de la citada Declaración Jurada,

declarando información falsa o errónea, estarán en la obligación de resarcir los daños

ocasionados y podrán además ser denunciados penalmente.

 IV.   MODIFICATORIAS RECIENTES AL SILENCIO ADMINISTRATIVO

El Decreto Legislativo Nº 1029, con la finalidad de promover una mayor celeridad

del procedimiento administrativo general,  proporcionando certidumbre respecto de la

notificación de los actos administrativos, así como de los plazos para resolverlos,  ha

modificado tanto la Ley del Procedimiento Administrativo General, como la Ley del

Silencio Administrativo.

 Entre las modificaciones, respecto de esta última norma, se establece que cuando

una entidad requiera la colaboración de otra a efectos de que le proporcione información

indispensable para la resolución del procedimiento administrativo con silencio positivo, el

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plazo para resolverlo podrá ser suspendido hasta por siete días, los cuales pueden ser

ampliados por tres días más,  debiendo para ello notificarse al administrado interesado

dentro de los tres días siguientes de requerida la información. En cuanto a los efectos del

silencio administrativo, estos surten a partir del plazo establecido o máximo, al que se le

adicionarán los cinco días señalados para la notificación administrativa según la Ley del

Procedimiento Administrativo. Por último,  como era lógico se precisa que en los

procedimientos sancionadores, los recursos destinados a impugnar la imposición de una

sanción, estarán sujetos al silencio negativo, sin embargo, cuando el administrado haya

optado por la aplicación  del silencio negativo, será de aplicación el silencio administrativo

positivo en las siguientes instancias resolutivas.

 Lo cierto es que a la fecha, la mayoría de entidades encargadas de aplicar el silencio

administrativo positivo, con el fin de proteger a sus servidores y funcionarios, han reducido

esta moderna institución jurídica a unos cuantos procedimientos administrativos,

desvirtuando así el objeto de esta importante ley, reservando el silencio administrativo

negativo a la gran mayoría de sus procedimientos, situación que corresponde a la brevedad

ser evaluada por la Presidencia del Consejo de Ministros, al  INDECOPI  y a la Defensoría

del Pueblo, conforme a las atribuciones conferidas por la propia Ley del Silencio

Administrativo, así como en cumplimiento de sus propias leyes orgánicas.    

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