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El material, el imprescindible. No rellenar demasiado el área de trabajo para que éste no nos
moleste al dibujar. Libreta u hoja, lápiz y goma, lo básico.
ACTITUD
La primera cosa que nos pasa si intentamos dibujar a conciencia, intentando crear una obra
decente, es esa impresión de que no avanzamos. Los dibujos nos salen torcidos, mal
proporcionados o incluso, ese perfil tan simple a simple vista es impensable plasmarlo en
nuestra hoja en estos instantes.
VISUALIZACIÓN Y TRAZO
Coge un objeto, sitúalo delante de ti.
Mira unos segundos y realiza una línea imitando un trozo de ese objeto. Vuelve a mirar el
objeto y continúa trazando. Sigue el procedimiento hasta terminar el dibujo.
Te habrás dado cuenta que en este periodo no has mal interpretado tus trazos. Simplemente
has ido reproduciendo tal cual veías. Esta es la idea a asimilar.
A partir de este momento vamos a realizar ejercicios para facilitar nuestra adaptación a un
dibujo más espontáneo y fluido.
EMPEZAR A DIBUJAR
Vamos a empezar a dibujar.
Para lograr soltura de la muñeca es el momento de utilizar esos folios rayados y sucios para
trazar líneas rectas de arriba a abajo. Todas ellas paralelas entre sí.
Cada línea ha de hacerse en un único movimiento de muñeca. La línea será suave (no se debe
apretar la hoja, ya que la fricción exagerada sobre el papel entorpece el avance de la mina),
rápida y constante.
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Al realizar las líneas rápidamente y de un único trazo evitamos estar pensando el camino que
traza la punta del lápiz. La línea sale mucho más recta y uniforme.
Rellena las últimas líneas sobre una hoja blanca, para ir perdiendo el miedo a la hoja desierta.
Ahora repite el procedimiento pero extendiendo la línea a lo largo de la hoja. Para ello, debes
mover el brazo.
Como hiciste con la línea corta, el trazo ha de hacerse de un mismo tirón y espontáneo.
Las últimas líneas realízalas sobre una hoja blanca.
La última etapa será trazar círculos sobre la hoja. Deben ser círculos frescos y naturales, sin
pensar en su perfección o uniformidad.
Haz un círculo. El segundo que intente imitar la dimensión del anterior. Vuelve a trazar otro
círculo e imita este con el próximo. Repite hasta rellenar unas cuantas hojas.
Terminado los ejercicios ya tendrás suficiente confianza en ti mismo como para empezar a
dibujar objetos reales.
El hecho de reproducirlo sin utilizar la memoria proporciona un trabajo más pesado y lento,
pero más detallista y real.
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COMPOSICIÓN Y EQUILIBRIO
Según que hoja se utilice podrás plantear un dibujo u otro. Sin embargo la composición puede
ir impuesta totalmente por el dibujante, dejando márgenes y aprovechando mejor unas u
otras zonas del papel. La colocación del dibujo y de sus elementos en posiciones determinadas
denota sensaciones. El dibujo apaisado denota tranquilidad y solidez. Es apto para describir
panorámicos paisajes. Un dibujo vertical demuestra fragilidad. Las ilustraciones en diagonal
representan fuerza y dinamismo.
A medida que experimentemos podremos descubrir otros formatos de equilibrio.
Para simplificar la teoría, solamente tenemos que evitar centrar la atención en el centro,
colocar la atención ligeramente desplazada, o incluso situarlo en un extremo de la hoja.
Tenemos que entender el dibujo como un escenario de teatro donde los elementos se
descomponen en profundidades. Los objetos que están más cerca del espectador, los primeros
planos, son más detallados y aumentados. A medida que nos alejamos los trazos se vuelven
más imprecisos y pequeños.
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EL BOCETO EN VOLÚMENES
Ahora es el momento de subir un escalón en el arte del dibujo.
Hasta la fecha, simplemente hemos reproducido lo que veíamos tal cual. En este momento
tendremos que entender lo que vemos para transformar lo de nuestro alrededor en objetos
simples volumétricos.
Todo elemento puede descomponerse en agrupaciones de cubos, esferas, cilindros y
pirámides.
Escoge el motivo que quieras dibujar. Es aconsejable que la primera vez que empieces a
dibujar te decantes por algún objeto inmóvil. Si tenías pensado escoger una persona, déjalo
para más adelante, ya que aguantar la misma posición durante cierto tiempo es cansador y
provocará que nuestro figurante se mueva, modificando la posición inicial.
Ve realizando líneas suaves resiguiendo las formas. En caso que se produzcan imprecisiones no
utilices la goma, resigue de nuevo la línea, rectificando al lado de la línea incorrecta. De este
modo no se pierde tiempo ni se desconcentra de la idea actual.
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Cuando acabemos tendremos ante nosotros una obra fresca, donde el artista ha ido
representado líneas a medida que avanza en su creación.
Para estudiarlos se tiene el círculo cromático; donde se ordenan colores primarios, secundarios
y mezclas de estos.
Los colores primarios son aquellos que no se obtienen por la mezcla de ningún otro color; sin
embargo a partir de la mezcla de estos se obtienen otros colores. Son ejemplo: el azul, el
amarillo y el magenta o rojo.
Los colores secundarios vienen formados gracias a la mezcla de la misma cantidad de dos
primarios. El verde (mezcla de amarillo y azul), naranja (mezcla de amarillo y magenta) y el
violeta (mezcla de azul y magenta) son colores secundarios.
Los colores terciarios se obtienen de la mezcla de un primario con su secundario más cercano.
Como se intuye variando la cantidad de mezcla de primarios con secundarios obtenemos una
amplia gama de colores que se irán formando paulatinamente como una transición continua
de colores.
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Existe una nomenclatura de la relación entre posiciones de colores en el circulo cromático.
Mientras que los colores cercanos se llaman armónicos o relativos. Los colores opuestos en el
círculo cromático reciben el nombre de complementarios.
Otra relación que podemos obtener del círculo cromático según su posición es la de colores
cálidos o colores fríos. Los colores cálidos se encuentran en la zona amarilla y sus próximos,
mientras que los colores fríos son aquellos dispuestos alrededor del azul. Cada uno expresa,
como su nombre indica, una sensación diferente de temperatura.
Otro aspecto importante en la teoría del color son los valores tonales ideales, para crear
atmósferas y sensaciones de profundidad o espacio. El tono refleja brillantez u oscuridad,
creando así una sensación de dimensión en una superficie completamente plana como puede
ser un lienzo. Contra posicionando colores o mezclando diferentes tonalidades obtendremos
temas más vivos y rítmicos.
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