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En las fotos que ilustran el reportaje, -realizado en la novena planta de la sede central de
Telefónica, sita en Gran vía de Madrid ( España)-, se le ve seguro de sí mismo. ¿O no tanto? En
su despacho, -antigua reliquia victoriana donde las haya-, pueden verse la típica estantería
repleta de libros a medida y una enorme mesa con escasos papeles ordenados
estratégicamente. Sobre ella, un marco de madera que sobrecoge por su tamaño, -demasiado
grande-, y que nos plantea una de las incógnitas más suculentas, ya que su ubicación no nos
permite vislumbrar el rostro de la persona que le mira, mientras firma los nuevos aumentos de
tarifas, los talones para vete tu a saber qué mandatario corrupto o los acuerdos de
especulación con no sabemos que gobierno transatlántico.
En cualquier caso, -y eso nos parece muy grave-, ni un computador, ni un disquette, ni un CD; y
ni siquiera un enchufe que nos demuestre que lo han apartado para que no estorbe la foto,
por lo que debemos abandonar la esperanza, -si a alguien le quedaba alguna-, de que este alto
mandatario de las finanzas, puede alguna vez comprender al usuario de Internet.
No cabe duda de que con este potencial, Telefónica podrá hacer frente a cuantas multas
millonarias se le impongan, al fin y al cabo, será el cliente quien finalmente se hará cargo de
esos desembolsos y el Estado brasileño quien recaude algún que otro millón, para sus
maltrechas arcas. Todo está previsto y controlado, incluso cual será el coste de una infracción,
que triplicaría los beneficios.
Al fin y al cabo todo deberá quedar en familia y no sería la primera vez esto ocurriera. Ya el
año pasado, tanto Telefónica como TCI, no tuvieron inconveniente en echar un “cable” al
empresario y desembolsar la bonita cantidad de 56 millardos de pesetas para salvar a
Cablevisión.
Según un refrán de Villalonga: la amistad por la amistad y la burra por lo que vale, y en este
caso seguro que es así.
El presidente de Telefónica no conoce Internet, pero tiene muy claro cual es su valor
estratégico y los dividendos que este invento le puede proporcionar. Es más, Telefónica está
dispuesta a exprimir el mercado de Internet sin hacer ninguna inversión extra. Según
Villalonga, la infraestructura actual cumple todos los requisitos para ofrecer un servicio de red
de calidad. Se jacta de los 9.000 millones que las RDSI le proporcionan mensualmente y
asegura no interesarle el cable o cualquier otro invento en el que tenga que invertir. Sus
expectativas son las meramente especulativas, por lo que los beneficios deben ser del 100%.
Desde la terraza de su despacho, impecablemente vestido y con aire de triunfador, lanza la
mirada hacia el infinito como ignorando a España, -esto es terreno ya conquistado y arrasado.
Sus ojos se dirigen al otro lado del Atlántico. Nuevos territorios para conquistar, nuevos
clientes que expoliar. ¡Su futuro!
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