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1) Son oidores inteligentes, prestan atención a la palabra, han educado sus oídos para
Dios, se deleitan en escuchar la palabra, por eso crecen en su fe (Rom.10:17), no se
distraen, ante una palabra de revelación, ellos la capturan, saben discernir que palabra
recibir y le dan valor eterno a la palabra de revelación, en ellos la palabra es viva y eficaz,
los guía y lleva al éxito. La clave está en ser influenciado por la palabra de Dios, porque
ella buscará hacernos unos fructíferos para el Reino.
2) Valoran la semilla: la persona “buena tierra” una vez que recibió la semilla, le prodigó
cuidado, protección, la regó, la abonó, le cantó, esperó en ella, sabía que iba a dar fruto y
no cualquier fruto sino uno glorioso; la palabra es Dios mismo, él está comprometido en
hacerla realidad, la palabra es un documento legal; tener y guardar una palabra es
involucrar a Dios y trabajar con él confiado en que se cumplirá.
3) Viven con entendimiento: Efe. 5:15 “Mirad, pues, con diligencia como andéis, no como
necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”, hay
una comisión divina de vivir con sabiduría, de ser personas sabias e inteligentes. Sabiduría
esta directamente relacionada a madurez del carácter, emociones, y pensamientos a
través del trato del Espíritu Santo. La sabiduría (Prov. 2:1-12) hace a la persona caminar
en rectitud, le enseña a tomar decisiones correctas; son personas discretas, prudentes, de
buen juicio, justas en sus conclusiones y análisis, se apartan del mal, y reconocen que es
Dios la fuente inagotable, por eso lo buscan y le obedecen; quien busca la sabiduría y
como oro la atesora tendrá una vida larga porque ella lo guiará, no vivirá distraído, sino
que será certero y llevará mucho fruto.
La capacidad productiva de la palabra hace de ella el mejor negocio del mundo, es
imposible que si la guardamos, la atesoramos, la creemos, la confesamos, la obedecemos,
no produzca a su máxima capacidad, ella nos hará gente sabia, emprendedora, veloces,
prósperos, con abundancia, con expansión, posesión, dominio y gobierno. Si la palabra
vino de Dios, El está comprometido en hacerla realidad y espera encontrar un lugar fértil
donde ella pueda crecer a su máxima capacidad.
¿Estas dispuesto(a) a ser ese lugar donde repose la semilla más poderosa del mundo? Los
grandes hombres y mujeres que han sido un depósito temporal de una palabra eterna,
experimentaron lo imposible de Dios como posible: Abraham, José, María, Pedro, Pablo,
Jesús, la palabra encontró en sus corazones libertad para crecer y producir frutos
exquisitos con sabor a gloria. Que tu corazón sea tierra fértil para la semilla que Dios está
plantando sobre esta generación. Dile ¡heme aquí, hágase tu voluntad!
Declaración de fe:
“Señor heme aquí, soy tu plantío, la semilla más poderosa del mundo ha sido sembrada
en mi corazón, la cuido, le creo, la obedezco, ella me hará un(a) triunfador(a), sabio(a),
entendido(a), prudente, diligente, fuerte, prospero(a), emprendedor(a), llevo muchos
frutos para mi Padre, hago su voluntad de ganar personas para el reino y formarlos como
discípulos, la semilla crecerá y dará a luz miles de hijos para mi Dios”.
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