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Carlos Taibo Movimientos _ antiglobalizacion {QUE SON? ,QUE QUIEREN? {QUE HACEN? IcATARATA) DISERO DE CUBIERTA. ESTUDIO PEREZ-ENCISO © CARLOS TAIBO. 2007 TEL 91 892 0504 FAX 91592 4936 WWW.CATARATA ORG. MOVIMIENTOS ANTIGLOBALIZACION, {QUE SON? {GUE QUIEREN? ,QUE HACEN? SBN, 978-84-8919-306-8 DEPOSITO LEGAL: M-17.448-2007 [ESTE MATERIAL HA SIOO EDITADO PARA SER DISTRIBUIDO. LA INTENCON [DE LOS EDITORES ES QUE SEA UTILIZADO LO MAS AMPLAMENTE POS'- ‘BLE. QUE SEAN ADQUIRIDOS ORIGINALES PARA PERMITIR LA EDICION [DE GTROS NUEVOS ¥ QUE. DE REPRODUCIR PARTES. SE HAGA CONS- ‘TAR EL TITULO Y LA AUTORIA, (INDICE PROLOGO 11 CAPITULO 1. GLOBALIZACION. RAPINA NORTEAMERICANA. EUROPA FORTALEZA 15 La globalizaci6n capitalista 15 Los rasgos 16 jDescentralizada e igualitaria? 19 Una filosofia macabra 22 Los poderes politicos reculan 23 Una apisonadora cultural 25 Hegemonia estadounidense y nuevo desorden internacional 26 La pulsin imperial de los Estados Unidos 28 Contestaciones de la hegemonia 32 La Europa fortaleza 34, Los mitos dela UE 34 . 38 CAPITULO 2. QUE SON LOS MOVIMIENTOS? 43 Algo mas que palabras 43 Elescenario 46 Mayo de 1968, nuevos movimientos sociales, zapatismo 4.9 Movilizaciones en el decenio de 1990 52 Los hitos de desarrollo 54. jPor qué nacen? 55 Las limitaciones de la izquierda tradicional 58 Diversidad y geografia 59 Campafias y propuestas 62 Clasificar los movimientos 65 CAPITULO 3. RETOS Y PROBLEMAS 49 Contracumbres y foros 70 El referente politico 74. Desembarco de la socialdemocracia 76 Fronteras difusas 77 La derecha antiglobalizacién 80 Divisiones y lenguaje 81 El programa 83 Sin resultados practicos 85 Avvueltas con las formas de organizaci6n 87 ,Intermitentes, inconstantes ¢ indisciplinados? 91 Los medios de comunicacién 92 La cuestién de la violencia 95 CAPITULO 4. UN BALANCE GENERAL Y PROVISIONAL 99 Las virtudes_ 99 Garant ae Una somera conclusién 103 CAPITULO 5. ,CUANDO NOS TOCARA A NOSOTROS? LA REVUELTA ERANCESA DEL OTONO DE 2005 105 Los hechos 106 Las razones 108 Elentorno 110 La version oficial de los hechos: la paranoia ‘securitaria’ 113 Hablemos, mejor, de explotacién y de injusticia 116 CAPITULO 6 UN EP/LOGO LOCAL 121 PARA SABER MAS 159 PROLOGO Este libro es una versién ampliada y actualizada de otro que, con el titulo Los movimientos de resistencia frente a la globalizacién capitalis~ ta, fue publicado por Ediciones B en 2005. Las dos obras tienen su origen en una doble y personal circunstancia: la certificacién, a tra- vés de un sinfin de actos publicos, del interés que los movimientos que han decidido plantar cara a la globalizacién en curso suscitan, por un lado, y la informacién derivada de muchas conversaciones con activistas, desarrolladas en muy diversos lugares, por el otro. De esa doble circunstancia nacié el propésito de perfilar un texto que, con vocacién fundamentalmente pedagégica y concebido desde un prisma ideolégico singular. permitiese estimular, hasta donde ello fuera posible, el debate sobre los movimientos. Aestas alturas no es preciso demostrar que las redes que con- testan la globalizacién capitalista—mis adelante bucearemos en las disputas terminoldgicas que levantan— configuran una realidad novedosa que, tras perturbar, por fortuna, el funcionamiento de muchas instituciones —no s6lo las del sistema: también las de la izquierda en él integrada—, ha generado expectativas hace aftos impen- sables. No es aventurado afirmar que en los hechos no nos hemos topado con nada similar desde el mayo de 1968 y la contestacion, poco después, de la guerra de Vietnam. Los movimientos han vuelto a poner sobre la mesa discusiones que, como las relativas a la u PROLOGO democracia formal y sus carencias, parecian definitivamente arrinconadas. Han hecho renacer, en paralelo, la conciencia sobre los problemas vinculados con la justicia, el medio ambiente y los derechos de las minorias. A diferencia de muchos de sus presuntos antecesores, y en suma, no le tienen demasiado cario al ejercicio del poder y, en una de sus modulaciones centrales, sus activistas no se interesan tanto por si mismos como por el reconocimiento de los derechos de los otros. Por detras de la eclosién de los movimientos ~su éxito ha tenido un visible efecto expansivo— se aprecia algo evidente: cada vez hay mas gentes que estin mds hartas de mas cosas. En este caldo de cultivo, y en palabras del colectivo Wu Ming, los movimientos demandan "ideas, gestos y palabras que restituyan la dignidad de la oposicién al estado presente de los hechos, pero también un prin- cipio de esperanza para imaginar su superacién”!. Muchos pronés ticos sugieren, por afiadidura, que nos hallamos ante un impulso de larga duracién —los mas optimistas han augurado la posibilidad de que estemos ante un nuevo 17892—, que obliga a concluir que ni la historia ni el conflicto social han terminado en modo alguno. Nada més apropiado al respecto que retomar las palabras de Marx: “Se trata de describir una presién reciproca, sorda, de todas las esferas sociales, una sobre otra, un descontento general inerte, una limitacién que se reconoce tanto como se desconoce, el todo ence- rrado en un sistema de gobierno que, viviendo de la conservacién de cada mezquindad, no es sino la mezquindad en el gobierno ? Es menester dejar claro desde el principio, con todo, lo que este libro quiere ser y lo que no desea ser en forma alguna. Aunque su autor firma como profesor de Ciencia Politica, su reflexion en estas paginas es la de un activista que no oculta que sus prejuicios le impiden perfilar una tesis presuntamente cientifica e impregnada de fria objetividad. Al respecto no esta de mas subrayar —dicho sea entre paréntesis— que existe una creciente y preocupante dis- tancia entre el grueso de la literatura académica y los movimientos reales, Estos apenas se ven afectados por aquélla, cada vez mas integrada en la l6gica de la legitimaci6n, casi siempre vergonzante, de los sistemas que padecemos. A menudo la respuesta de la acade- mia no lo es simplemente de incomprensién: revela un rechazo 12 manifiesto hacia formas de organizacién y de accién que se consi- deran fuera del canon —el renacimiento libertario al que asistimos produce, en particular, ampollas— y, en la mayorfa de los casos, pone también de relieve una cautelosa defensa de medidas muy timidas que, en el terreno de los derechos o de las politicas socia~ les, deben desplegarse siempre con el exquisito cuidado de no des~ estabilizar un Apice las instituciones existentes*. El lector podra comprobar inmediatamente que no es ésta la linea de conducta que reivindica este libro, claramente contestataria de la logica del capi- talismo, y no sélo, por cierto, de la del neoliberalismo. Conviene aclarar, por otra parte, que el foco de atencién de la mayoria de las consideraciones vertidas en estas paginas lo proporcionan los movimientos que nos son mas préximos: si asi se quiere, aquellos que han adquirido carta de naturaleza en la Europa occidental. Forzoso es reconocer que resulta sensiblemente menor el espacio que se reservaa las redes, a buen seguro que mas nutridas ¢ impor- tantes, que han cobrado vigor en el ‘Tercer Mundo. Agreguemos, por lo demés, que la invitacién a la reflexién que recorre la mayoria de los epigrafes que siguen ha aconsejado otorgar una importancia reducida a la tarea de contabilizar organizaciones y campafias, con- tracumbres y foros. El propésito mayor de estas paginas no es apor- tar una guia de los movimientos, sino, antes bien, analizar virtudes y problemas que obliguen a pensar sobre aquéllos. Momento es éste de subrayar, también, que el autor es cons- ciente de que los movimientos configuran una realidad tan plural que de ella todo puede decirse y todo es verdad, aunque todo, tam- bién, sea discutible. Se trata, en otras palabras, de instancias que, afortunada y desgraciadamente a la vez, son inaprehensibles. Ello se antoja asi hasta tal punto que no siempre es sencillo determinar, tampoco, si un movimiento se ajusta o no al perfil propio de la con- testacién de la globalizacién capitalista. Aunque lo anterior, en si mismo, probablemente carece de importancia, la conciencia al res- pecto configura un saludable estimulo para huir de una tentacién: la de identificar, sin complejos, resistencia y antiglobalizacién. Hay, cémo no, resistencias que obedecen a otras claves. Este es el momento adecuado para recordar, por lo demas, que antes de la primera version en castellano de este libro —la ya mentada 13 PROLOGO realizada por Ediciones B— vio la luz otra en lengua gallega. Obligado resulta agradecer a Fran Alonso, de Ediciéns Xerais de Galicia, y a la direccién de Ediciones B las facilidades dadas para que pueda apare- cer esta nueva y remozada publicacién, Otro tanto eabe hacer con los diarios El Correo, El Pais, Fl Periddico de Cataluna y La Vanguardia, con la revista El viejo topo y con la asociacién Hermanos, Amigos y Compaiieros de José Couso, que han permitido la reproduccién de textos que aparecen citados en el lugar correspondiente. Recordemos, en fin, que el libro que el lector tiene entre sus manos apenas se deja llevar por el designio de impartir conse- jos a nadie, y menos ain por el de hacerlo con las generaciones mas j6venes: si, por un lado, los integrantes de estas tiltimas saben, con certeza, lo que les conviene, por ¢l otro no hay motivo para que quienes tenemos més edad nos enorgullezcamos de nada. Hora es de empezar a aprender de los mas jévenes, como lo sugiere el titu- lo, afortunado, de un libro de Salvador Marti: El movimiento antigto- balizacién explicado a mis padres®. Ellos, y sobre todo ellas, nos han ensefiado, entre otras cosas, que no basta con certificar que los movimientos existen: hay que creer, también, que tienen futuro y que ese futuro es el nuestro. CARLOS TAIBO Marzo de 2007 NOTAS 1, Wu Ming. Esta revolucién no tiene rostro (Acuarela. Madrid, 2002). pag. 89. 2. T. Negri, entrevista en Corriere della Sera (30 de julio de 2001). 3. K. Marx, cit. en Wu Ming, op. cit.. pig. 186 4. Véase D. Graeber, "The Globalization Movement and the New Left”.en S. Aronowitz y H. Gautney (dirs.), Implicating Empire. Globalization and Resistance in the 2rst Century Order (Basic, Nueva York, 2003). pag. 325, 5. Salvador Marti, £1 moviment antiglobalitzacié explicat als meus pares (Columna. Barcelona, 2002) 4 CAPITULO 1 GLOBALIZACION, RAPINA NORTEAMERICANA. EUROPA FORTALEZA El propésito de este capitulo inicial es resumir, a manera de entor- no, los principales datos que manejan los movimientos de resisten- cia frente a la globalizacién capitalista. Al respecto acometeremos tres grandes tareas, En virtud de la primera examinaremos lo que comtnmente se entiende, desde los movimientos, por globalizacién. Con arregio a la segunda prestaremos atencién a algunos de los ele- mentos que configuran un orden internacional, el de principios de este siglo XI, claramente marcado por la hegemonia de los Estados Unidos. En un tercerestadio, en fin, haremos que la mirada descien- da sobre lo que nos es més préximo, la Union Europea de estas horas, una instancia que desde la izquierda tradicional se ha juzgado, sin lugar ala duda, con generosidad poco justificada. LA GLOBALIZACION CAPITALISTA La palabra globalizacion inunda hoy todos los debates, de tal suerte que cada cual le atribuye el significado que més le conviene. Razones sobradas hay para concluir, de cualquier modo, que el reflotamiento del vocablo en cuestién, operado acaso a mediados del decenio de 1990. obedecié a una tramada operacién que escondia aviesas € interesadisimas intenciones. En virtud de éstas se hizo lo posible 45 CARLOS TAIBO para procurar un término que, adobado de rasgos razonablemente saludables, permitiese dejar de lado otros —asi, capitalismo 0, ms ain, imperialismo— que es licito sostener que retrataban de manera cabal muchas de las relaciones econémicas del momento. Recuérdese al res- pecto que un estudio realizado en 1999 por la universidad norteameri- cana de Maryland lleg6 a la conclusién de que la mayoria de los estadounidenses entendia tan generosa como ingenuamente, sin mas, que la globalizacin era “el crecimiento interconectado del mundo”. Un 61 por ciento pensaba que el gobierno norteamericano debia promover la causa de la globalizacién, en tanto s6lo un g por ciento estimaba que habia que poner freno al proceso correspondiente!. La operacién mencionada dejé en posicién delicada a quienes nada saludable acertaban a apreciar en lo que en adelante, y de manera machacona, se dio en llamar globalizacién, un proceso mar- cado inexorablemente —como tendremos la oportunidad de subra- yar— por la especulacién, la concentracién de la riqueza, la deslocalizacién, la desaparicin de controles politicos y colchones sociales, y, en fin, la ratificacién de viejas desigualdades y exclusiones. Desde los movimientos que nos ocupan en este libro, la reaccién mas comin, pragmatica aunque no del todo convincente, estribé en acatar el término globalizacidn, haciéndolo acompanar, eso si, para recuperar capacidad critica, de adjetivos como capitalista 0 neolibe- ral (hay que recalcar, cuantas veces sea preciso, que los dos adjeti- vos que acabamos de emplear en modo alguno son sinénimos: puede rechazarse la logica propia del neoliberalismo sin hacer otro tanto, en cambio, con la del capitalismo, como pueden rechazarse simultaneamente una y otra). Agreguemos que en algunos casos, y con muy liviano éxito, se intenté rescatar, por lo demas, la palabra mundializacidn, con la vista puesta en que permitiese identificar, con problemas visibles, una suerte de globalizacién saludable por la que nos interesaremos en el capitulo siguiente. Los nascos De algo que hemos afirmado en el epigrafe anterior puede derivar- se una conclusién equivocada: la de que el capitalismo que hoy pade- cemos no ha experimentado cambio alguno de relieve con respecto a 16 MOVIMIENTOS ANTIGLOBALIZACION sus rasgos del pasado, de tal suerte que, en consecuencia, no esta~ ria justificado que empledsemos un término nuevo para describir su realidad presente. Aunque ya hemos seflalado nuestro recelo en Jo relativo a la idoneidad de la palabra globalizacién, no llevaremos tan lejos nuestra disensién como para afirmar que el capitalismo ha permanecido inmutable con el paso del tiempo. Una rapida consideracién de los cambios operados en la tex- tura del sistema econémico que nos ocupa obliga a recalcar que en la segunda mitad del siglo XX se hicieron valer circunstancias novedosas. Una de ellas la aporté el crecimiento, espectacular, yeri- ficado en los intercambios comerciales. Recuérdese al respecto que en esos cincuenta aios el comercio internacional crecié doce veces mientras la produccién lo hacia sélo seis. El proceso se vio acom- panado, por lo demas, de un puriado de fenémenos importantes entre los que se contaron un general retroceso de las barreras adua~ neras, el auge —formidable— de los flujos especulativo-financieros y el desarrollo de técnicas que afectaron a la producci6n en masa, a la segmentacién de los procesos productivos, a la rapidez y la efi- ciencia en el transporte, al control a distancia de los procesos y, en suma, al despliegue de operaciones ~empleemos la expresién, acaso inadecuada, que ha acabado por imponerse— en tiempo real. La consolidacién de una nueva légica econdmica en la que lo inmaterial y el conocimiento adquirieron relieve singular se vio probablemente acelerada por la quiebra de los sistemas de tipo soviético y por el agotamiento de los rasgos singularizadores que impregnaban el modelo chino. El resultado fundamental de todo lo anterior fue Ja agudiza- cin de fendmenos preexistentes que, de resultas, pasaron a exhi- bir dimensiones inéditas. El primero de ellos, y a buen seguro el mas importante, lo configuré el desarrollo experimentado por los flujos de cariz especulativo. Recuérdese, y el dato es escalofriante por si solo, que en el planeta contempordneo se mueven sesenta veces mas recursos en operaciones de naturaleza estrictamente especulativa que los que corresponden a transacciones que impli- can una compraventa efectiva, material, de bienes o servicios. Los movimientos especulativos que se registran en una decena de dias tienen hoy, en consecuencia, un valor similar al de la produccin 7 CARLOS TAIBO anual total de esos bienes y servicios”. El fendmeno en cuestién se halla inexorablemente vinculado con el aprestamiento de estrate- gias de lo que ha dado en lamarse contabilidad creativa; en ellas el ocultamiento de la informacién es elemento central. Ha alentado, por lo demas, el despliegue de crisis muy agudas, como las que han atenazado a los dragones asidticos, a Rusia, a México o a Argentina. Un segundo fenémeno cuyo relieve se ha radicalizado con el paso del tiempo ha sido la concentracién de los capitales. Los acti- vos afectados por fusiones se multiplicaron por siete en los dos ultimos decenios del siglo XX°, de tal suerte que hoy cualquiera de las cien empresas mayores muestra un volumen de negocios supe- rior al de las exportaciones de cualquiera de los 120 paises mas pobres', Asi las cosas, parece que puede afirmarse que al calor de la globalizacién capitalista la riqueza en el planeta se halla cada vez mas concentrada. Una tercera novedad la ha aportado lo que ha dado en llamar- se, no sin polémica, deslocalizacién. Son muchas las empresas que se han trasladado a otros escenarios geograficos, las mas de las veces en busca de una mano de obra barata que explotar, de venta- jas fiscales de uno u otro cariz y, en su caso, de gobiernos autorita- rios que permitan garantizar la obtencién del beneficio mas rapido ydescarnado. Importa subrayar que la deslocalizacién ha hecho que el mimero de puestos de trabajo en los paises del Norte menguase sin que, como contrapartida, creciesen significativamente, en cambio, los empleos ofertados en el Sur. La cuarta circunstancia novedosa ha sido una general desapa- ricién de normas reguladoras, en virtud de lo que ha dado en Ila- marse desregulacién: mientras las privatizaciones avanzaban, iban desapareciendo controles y trabas para los capitales en el marco de un proceso claramente alentado por el Fondo Monetario Internacional (FMD y sus planes de ajuste, por la Organizacién Mundial del Comercio (OMC) y por lo que efimeramente intenté ser el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI). Una de las mani- festaciones actuales de este tipo de politicas la proporciona el Acuerdo General sobre el Comercio y los Servicios, en virtud del cual, y al amparo de la OMG, en 2002 cada Estado se comprometié a proporcionar a los demas firmantes una lista de los servicios que 18

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