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VI. .

OBSERVACIONES SOBRE EL FOLKLORE

Giovani Crocioni (en el volumen Problemi fundamen-


tali del folclore, Zanichelli, Bolonia, 1928) critica por con-
fusa e imprecisa la distribución del material folklórico
propuesta por Pitré en 1897, en Ia introducción ala Biblio-
gralia delle tradizioni popolari y propone una distribu-
ción en cuatro secciones: arte, literatura, ciencia, moral
popular, Pero también esta distribución es criticada por
imprecisa, mal definida y demasiado amplia. En la uFiera
Letteraria> del 30 de diciembre de 1928, Raffaele Ciam-
pini pregunta: o¿Es una distribución {éniiÉá} ¿Cómo
haremos entrar en ella, por ejemplo, lai-sufe-rsticiones?
¿Y qué quiere decir esto de moral popu,lar? ¿_ Éggp*e$tu"
4jarla-Stg4itigseile? ¿Por qué no hablar, entónces, do
Pdéile?éciise que, hasta ahora, el folklore se ha estu-
d-iaslq-esencialmenie como un elemerii6@' [n
ñ"tia"i; móta ahóia sólo se ha recogidofrarerial erudito
y la ciencia del folklore ha consistido esencialmente en*]
lor -"slg4igsilg Égllpara la recogida, la selección y Ia ¡;

clasificación ilé éstos materiales, es decir, en el estudio de


las cautelas prácticas y de los principios empíricos nece-
sarios para desarrollar con provecho un aspecto particu-
Iar de la erudición; con esto no queremos menospreciar
la importancia y el significado histórico de algunos gran- t
des estudic¡sos del folklore). Se le debe estud_ig¡., en cam- ..{
bio, como (concepción del mundo v de la vida' I
cita -imolÍ- V. I
jn gran parte- gg_d-e_t"lglinad_os*estratos"fdctCmi:
ua@g elfiegtp-g y.en--el-eJpacio) dela so-ciedad, en cor-r- , ÁU4
traposición (también esengialmente implfcita,. mecánica, ' \
É i
dEiéEtr^-)EIál concepciones del mundo <oficialesr.(o, '
en
sentido más amplio, a las.concepciones de los sectores cul-
lól"cle tá Socíedad, histtuióamente determinadcrr.) surgidas

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c-on Ia evolución histórica. (De aquí proviene la estrecha derno, con la diferencia capital de que las religiones---la
tEIá"iOn entre el folklore y ..gitia_o -qomún1; éste es el católica en primer lu gar-. s on elaboraiü3T3i*Cié @q
folklore filosófico.) Una "t no sólo dasD por los inteleqt-u.4fe_s (ver supra) y-_p9r hie-rarquía
- n-a-emnoráda y asiiTémá¡¡*t¡óieuedéI mundo
concepción
,qcle¡iAs1l_cq y piesentan, por tanto, problemas especiales
i cii, el pueblo (es de-
eI conjunto de las clases subalternas e instrumentales (cabe examinar si esta elaboración y esta sistematización
I son necesarias para mantener el folklore diseminado y di-
I de todos los tipos de sociedad que han existido hasta aho-
versificado: las condiciones de la Iglesia antes y después
1 - tu) no puede tener, por definición, concepciones elabo-
de la Reforma y del Concilio de Trento y la diversa evolu-
| {adas,'sistemáticas y políticamente organizadas y centrali- ción histórico-óultural de los países reformados y de los
{ . ?adas en su contradictorio desarrollo;. sino también múl-
'-L ortodoxos después de la Reforma y Trento son elementos
,i,l { -tiple; no sólo en el sentido de diverso y yuxtapuesto sino muy significativos).
I Jambién en el de estratificado, desde el más vasto al me- n
También es cierto que existe una (I4grgklel+U".eblo,¿
| .4_os vasto, si no se debe hablar de un conglomerado indi- entendida como un ggsjgqtg dg¡gqnEilra{o (el .l liempo f
X

. gesto de fragmentos de todas las concepciones del mundo


y-.en ele-spgqig) de máximas para la conducta práctic4 y
.y-de la vida que sg han sucedido en la historia, de la ma-
yoi pá?Teüó lálcuales, además, sólo en el folklore se en- {q.gos_tum. res que de ella derivan o que han producido;
moral esffechamente ligadá, como las supersticiones, a
].cuéñfian los documentos que han sobrevivido, mutilados
r.y refundidos.
las creencias religiosas reaies: ,h3¿-ipperativos mucho
El pensamiento y la ciencia moderna también dan nue- más fuert-es, tenacés y efectivos qué-los de-la nmoral, ofi- 1,.
t'os elementos al "folklore modernor[¡,ues algunas nocio- iláljá*üi¿tt esfera se deben distinguir diversos f
éstratos: "t "ttá
-fo-9iliar"{-os.,- reflejo de condiciones de vida
nes científicas y algunas opiniones, separadas de su con-
texto y más o menos desfiguradas, caen continuamente pasada consiguiente, conservadores y reacciona-
y,"!.og
por
en el dominio popular y se <insertano en el mosaico de la rios, y Los que constituyenuna serie de innovacionesr a
tradicióñ"f la Scoperta dell'Anterica de C. Pascarella mues- menudo creádiiias y progresivas, espontáneamente deter-
tra cór¡i-ó' pueden asimilarse extrañamente las nociones minadas por formas y condiciones de vida en proceso de i
difundidas por los manuales escolares y por las universi- desarrollo y en contradicción con la moral de los estratos ¡
dades populares sobre Cristóbal Colón y sobre una serie dirigentes solamente distintas de ella. j
-o encuentra
Ciampini muy acertada la proposición de
-"
¿' de opiniones cien El folklore sólo se puede com-
prender como gnfre-flgjpl_de las condiciones de la vida cul- Crocioni de enseñar el folklore en las escuelas donde se
r "Lur4l del pueblc, a preparan los futuros maestros, pero niega que pueda plan"
\'lf 1 clel folklore nrolonsuen-su existenci tearse la cuestión de la utilidad del folkloreo (existe, in.
ñes va han sido dudablemente, una confusión entrer la "ciencia del folk.
a combinaciones extrañas. lorer, el <conocimiento del folklore, y el ufolklore)), es
Existe, ciertamente, una orqllgió¡-"-del pugb_l,oD, espe- decir, la (existencia del folklore>; parece que Ciampini
cialmente en los países católicos y ortodoxos, muy diferen- se refiere precisamente a la <existencia del folklorer, es
te a la de los intelectuales (que sean religiosos) y especial- decir, que el maestro no debería combatir la concepcióq-
mente a la religión orgánicamente sistematizada por la tolemaica propia del folklorc). Para Cianrpini, el folk- fl

jerarquía eclesiástica. A pesar de rodo, se puede sostener lore (?) es un fin en sí tnismo o liene úrie¡merrte la uti- I
queJCIdasl.Sq:e.[Cia!9s, incluso las más estilizadas y refi' liclacl cle ofrecer a un ¡>ueblo los elemc¡rtus para ,n .ono- ]
tradas, *gé&l}lgf,,, en relación con el pensamiento mo' ciu¡ientc¡ rnás ¡rrnlund<.¡ de sí rnislrro (aquÍ, el folkloic I

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.:ia rui fi..,qg -: qc m ien o y c ie n cia del f ol kloro,
$f ;f
.Er esrudro -..-o_n
cte lae supersticiones
i r
). dad de este tipo, realizada en profundidad, corresponderá
con la ftnalldacl de ex- en el plano intelectual a lo que fue la Reforma en los
terminarlas sería para Ciampini como si el folkloro
suicidase; en cambio, ¡la ciencla no es más que
lo países protestantes.
un co-
nocimiento desinteresado, un fin en si mism"i p"io,
tonces, ¿por quó señalar el folklore en las escuelas ""_
dónáu Derecho natural y folklore
s€ preparan los maestros? ¿para aumentar su cultura
desinteresada? ¿para indicarlis t" q"" no deben
Como se ve, las ideas de Ciampini son muy confusas
¿"rt*i.i Toilavía hoy se critrca, en la mayot'ía de los casos en
e forma periodfstica y superficial, no rnuy brillante, el lla-
incoherentes,- pues
-en
otro lugar el mismo "Ciu*pi"i .o ma.do derecho natural (ver algunas elucubraciones de &Iau-
conoce que el Es-tad9 no es agnóstico, sino que
.oncepción propia de ra vida y riene er deber
tiéne una rizio Maraviglia y los sarcasmos y burlas, más o menos
¿" áii"". convencionales y rancios de los periódicos y las revistas).
. qa,r1, e$u¡ar a las masas nacionales. Ahora bien,
ll:lu,acjrvid?gljglmativa
f gsta ¿Cuál es el significado de esta crítica?
I del Estado, expresada, ademái Creo que para entender lo que ocurre es necesario dis-
I :,- ,".1 Ia actividad política_ general,. en Iá escuela _espe_
no se desarrolla sobre Ia nada y a partir cle
tinguiralgunas de las expresiones tradicionales del concep-
to de uderecho natural": a) la expresión católica, con-
X Ii :-tul,T:nte_,
^... J3 nada: en
-realidad,
entla- en concurrenciá, en contra- tra la cual los comentaristas no se atreven a torrrar una
c.on las denuis concépóionés explícitas e implfci-. posición clara, pese a que el concepto de <derecho natu-
I F-:*_Ot éstas,.rye dglaq más tenaces e importintes"
I 9!,y.",Tlre ral, sea una parte esencial de la doctrina social y políti
ap,Slore;,9s, nccesario, por consiguicnte, usúperarloo.
i, :l: ca católica. Sería interesante recordar la estrecha rela-
.trsro qulere decir que, para el maestro, conocei
cl .i[ol_ ción existente entre la religión católica, tal como la han
kloreo significa conocer óuáles son las ¿**¿,
entendido siempre las grandes masas, y los "principios
del mundo y de Ia vida que operan de hecho "on""p.;.r._ Io'fo"_á- inmortalcso de 1789. Los mismos miembros de la jerar-
ción intelectu-al y moral de-las generacioncs más "" j<lvenes qula católica admiten esta relación cuando afirman que la
para extirparlas y.susfitui¡l.as por concepcioncs Revolución francesa fue una uherejíao, o bien que de ella
ionsiclc-
ffilfg¡=eriore5- En realidad, desdc las escuelas más ele_ surgió una nueva herejía, es decir, reconocen que Ia Revo-
mentales hasta.,. las cátedras dc agricultura, el folklore
Jución provocó una escisión en la misma mentalidad fun'
c-!a yA slsfcmáticamente combatido y obligado*á damental, en Ia misma concepción del mundo y de la
i"tro."-
dg¡¡ en5eflar el foklore a los maestros debería ser un vida: por otro lado, sólo a9í puede explicarse la historia
re-
fu.grzo "en,esta tarea sistemática. religiosa de la Revolución francesa y la adhesión en masa
cierte Or-r" para alcanzar estc ob.ietivo dcbería cam- de una población que todavía era profundamente religio-
hiarse el espíritu de las in-ve-stigaciones folkloristas, pro- sa y católica a las nuevas ideas y a la política revolucio-
fundizarlo
-y ampliarlo. El folñlore no debe "orr.ébirr.
como un elemento
naria de los jacobinos contra el clero. Por esto se puede
extraño, raro o pintoresco, sino como decir que, desde el punto de vista conceptual, los prin'
algo muy seri<r que debe tomarr" cipios de la Revolución francesa no superan la religión,
esta manera la enseñanza será eficai -t.ry en serio. Sólo de
y {e-terminará la pues pertenecen a su misma esfera mental; sólo Ia supe-
fllaricióLde una nueva cultura en las gru"'d"r=ñá3ás po. ran los principios históricamente superiores (en cuanto
pgla_{gl, es decir,-colmará la distancia que separu Ia cul- que expresan exigencias nuevas y superiores) a los de la
tura moderná de la cultura popular o foiklore. Una activi- Revolución francesa, es decir, los principios que se fun'
:

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damentan en la realidad efectiva de la fuerza y de la lu- nes "jurídicas) populares, que adoptan la forma de ode-
' cha; b/ ,la expresiou*de^dtversos'grupos intelectuales, de 'recho naturalo y constituyen el folklore jurídico. Se trata
diversal tendencias político-jurídicas, en torno a Ia cual de üúá-óoirieiite impoitante *muy importante- como
li_i giiado, hasta ahoia, la polémica ciántífica sobre el ude- lo demuestra la organización de las Corti d'Assise y de
iéóhG a{.füia-l;;. tlcue3iiéñ ha sido resuelta, básicamente, una serie de rnagistraturas arbitrales o de conciliación en
" pbr
qCfoee\;áI f qSqnpg_el qqg g9 tr-ata de corrientes po I i t i - todos los terrenos de las relaciones individuales y de gru-,
99s y'publicísticas que tenían una significación y una im- po: todas ellas han de juzgar, precisamente, teniendo en I
-lpqitancia -piopias en büanto q.re eipresaban éxigencias cuenta el nderechoo tal como lo entiende el pueblo, con- l
reales en la forma dogmática y sistemática de Ia llamada trt¡lado por el derecho positivo u oficial. ,_"-.1
cigpql? dei derecho (ver el análisis de Croce). La polémica Sería erróneo creer que esta cuestión ha dejado de te-
(aparente) de los actuales cultivadores de la ciencia det
rrer importancia con la abolición de los jurados popula-
derecho se dirige contra esta tendencia; al no distinguir res; J,ringún magistrado puede prescindir totalmente de Ia
entre el contenido real del (reivindica-
"derecho natural> opinión: es probable, pues, que la cuestión vuelva a plan- i..
ciones concretas de carácter político.económico-social), la tearse en otra forma y con dimensiones mucho mayores
fórma de l¿t¡'teorización y las lustificaciones mentales que que en el pasado, lo cual no dejará de plantear peligros
el derecho natural da al contenido real, estos juristas son y una nueva serie de problemas.
más acriticos y antihistóricos que Ios tapados por el más
tosco de los conservadurismos (un conservadurismo refe-
rido a las cosas pasadas e <históricamente> superadas y P r ehi s t or ia c on t enx por án e6
eliminadas); c) en realidad, !q polémica se propone frenar
1
I Ia posible influencia sobre-los intelectuales jóvenes (po- Raffaele Corso llarna ,ip¡q!!.sJ_oriq contemporánea' el
\ siblé--Í, ekfii¡ra) de lai corrientes populares del
I "derecho conjunto de los hechos folklóricos: se tra[á-únicamente de
49!9{gl¿, es dgci¡, el eonjunto de opiniones y creencias
I

un juego de palabras para definir un fenómeno complejo.


sobre los (propios> derechos que circulan ininterrumpi-
I

difícil de clefinir con pocos palabras. Puede recordarse a


damente entre las masas populares y que se renuevan con- este propósito la relación entre las llamadas <(artes meno-
tinuamente bajo el impulso de las condiciones reales de
.r,es, y lis llamadas (artes mayores), es decir,'éñ-tiál.r"s
vida y de la confrontación espontánea cntre el m<¡do tividad dc lt¡s creadores de arte y la de los artesanos (de
de ser de las diversas capas sociales. las cr¡sas de lujo o, por lo rnenos, no inmediatamente uti-
- La religión influye mucho sobre estas corrientes, la
" religión en todos los sentidos, desde Ia realmente sentida litarias). Las artes menores siempre han estado vinculadas
a las artcs mayores, siempré han dependido de ellas. Así,
y practicada, hasta la organizada y sistematizad.a por la 'sl.folklore sicmprc ha estado vinculado a la cultura de la 7
jerarquía, {
\ que no puede renunciar al concepto de derecho clase dominantc y há ex[iaido de ella, a su manera, mo- i
I popular. Pero en estas corrientes también influyen, a tra- -{ivos que harr terminado combinándose con ,u" t u¿i.is' h^ar
i vés de canales intelectuales incontrolables y capilares, una nes préceclcntcs. Por lo demás, nada más contradictorio -*'
serie de conceptos difundidos por las corrientes laicas del y fragmentario que el folklore. Se trata, en todo caso, de
derecho natural; llegan, incluso, a convertirse en odere- una-"prehistoriaD rnuy relativa y discutible, y nada sería
cho natural>, a través de las mezclas más diversas y ex- más desespcranzado que querer encontrar las diversas
trañas... algunos programas y proposiciones del <histo- estratificaciones cn una misma área folklórica. Pero, ni
' ricismop. Etiste, por consiguiente, una masa de opiniO- siquiera la comparación entre diversas áreas sea
-aunque
334 335
ésta la única orientación metodológica racional- permite
llegar a cc¡nclusiones taxativas; sólo permite llegai a con-
ieturas probables, pues es difícil trazar la historiá de las
influencias recibidas por cada área; además, a menudo se
.t' corrparan entidadcs hcterogéneas. El folklore, en parte
por lo menos, e-q r4ucho más móvil yTlüctüanté que la len-
I gru y los dialectos. Lo mismo puédé decirse de Ia rela-
I ción entre la cultura de la clase culta y la lengua litera-
I r'ia: en su parte sensible, la lengua se modifica mucho me-
f nos que el contenido cultural y sólo en la semántica se
I nuede registrar naturalmente una adecuación entre la for-
ma sensible y el contenido intelectual.
\
Los cantos populares

, Ermolad.nuberi)ltra formulado una división y una dis-


. tinción de los iáfitós populares: a/ p¿¡rtos compuestos por
S{¡gghlg_V p_ara el pueblo; ó) cantos dmpuesios párd el---
ÉueblLpero nó por el pueblo; c,) cantos no compuestos
ini-.p-o:-el..plreblo ni para el pueblo, pero adoptados por
léstp p_o¡.ql11e_se adecúan a su manera de pensar y de sentir.
., ! [!le parece que todos los cantos populares se pueden
f /V deben reducir a esta tercera categoría, -p-'oÍqu,e_ lo que
i, ff .¿jgfiggg_g el canto popular, en el marco de una nación ¡r
'K I de.-su-9*q!tur_a,-no es el hecho artístico ni el origen histór+
I rico, sino su modo de concebi4 el mundo y la vida, eir
J contraste con la sociedad oficiaiJ En esto, y sólo en esDd
," deU" buscarse el carácter ocoleciivo, del Lanto popular
{ y del pueblo mismo. De este hecho derivan otros crite-
{ rios de investigación folklórica: qrrJn-el.plreblo no es una
I colectividad homogénea de cultura sino que presenta nu-
j merosas estratificaciones culturales, diversamente com-
I biE4das.V que no siempre pueden identificarse, en su pu-
, reza*en-determinadas colectividades populares históricas;
I p; .cierto, sin embargo, que el mayor o menor grado de
;, ;*aislamiento) histórico de estas colectividades permite
' Uta
cierta. identificación.

,*

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