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Con el presente trabajo intentare hacer una comparación entre las aportaciones de dos
grandes escritores sobre la Historia de la vida de Jesús de Nazaret.

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, es catedrático de Religión en la Universidad de Duke (Durham, Carolina
del Norte). Destacado especialista en el estudio del judaísmo antiguo y de los orígenes del
cristianismo, y reconocido investigador en el contexto de la llamada «búsqueda del Jesús
histórico». Es autor, entre otras obras, de × 
   (1977), ×  
    
 (1983),  
     (1992) y, traducida al
castellano,           (2000). Esta Editorial ha publicado     

.

Este autor trata de dar desde una investigación exhaustiva, una respuesta sobre La figura
histórica de Jesús y proporciona una convincente visión de conjunto de la vida del Jesús
real y es una demostración práctica de cómo distinguir en los evangelios entre información
histórica y elaboración teológica. Sanders nos conduce paso a paso a lo largo de la
actividad pública de Jesús y examina con detalle los problemas más notables para su
comprensión, como los milagros, los seguidores de Jesús y sus adversarios, su última
semana en Jerusalén, su juicio y ejecución, la resurrección. Es una obra que nos puede
ayudar con referencia al Jesús histórico‘

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 (Añozga, Guipúzcoa, 1937) es un sacerdote español licenciado en
Teología por la Universidad Gregoriana de Roma (1962), Licenciado en Sagrada Escritura
por Instituto Bíblico de Roma (1965), Diplomado en Ciencias Bíblicas por la Escuela
Bíblica de Jerusalén (1966). Es conocido por haber sido el vicario general del obispo de
San Sebastián José María Setién. Su último libro ha sido criticado fuertemente y finalmente
ha sido retirado por la propia editorial PPC a pesar de contar con el nihil obstat e
imprimatur episcopal de monseñor Uriarte obispo de San Sebastián.

El teólogo y sacerdote José Antonio Pagola presenta su último trabajo, ³  


     A, donde hace un intenso y exhaustivo recorrido sobre la vida de
Jesús desde un punto de vista científico e histórico.
Según su autor, el libro consiste, como indica su título, en una    para
ayudar al hombre de hoy a acercarse a la figura de Jesucristo. En Jesús van a encontrar
pasión por un Dios amigo de la vida y compasión por los últimos, por las víctimas, por lo
que sufren.

Gracias a una amplia investigación el autor ha podido plasmar en su obra un perfil muy
detallado de Jesús y de la sociedad en la que vivía. Así, explica que nació durante el
reinado del emperador romano Augusto, aproximadamente en el año 4 a.C. y que el lugar
concreto es muy difícil de definir: algunos libros, como los evangelios de Mateo y Lucas
aseguran que fue en Belén por razones teológicas, y otros señalan que fue en Nazaret,
donde vivió toda su familia.

Para entender la verdadera historia de Jesús, el autor repara en aspectos muy concretos,
desde qué lenguas manejaba, la materna era el arameo pero sabía hebreo y algo de griego,
hasta su oficio como artesano y su educación en el seno de una familia judía. El
conocimiento del contexto sociocultural y religioso permite al lector, además, comprender
cómo se vivía en la época.

También hace mención al papel que tuvo Jesús en las curaciones que realizaba con diversos
tipos de enfermos. Según el autor, Jesús fue en su tiempo un   y   popular
que presentó su actividad curadora como signo de la llegada del reino de Dios a los sectores
más hundidos en el sufrimiento y la alienación.

Ambos autores nos refieren de una u otra manera a la persona de Jesús en todas sus
dimensiones.

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A continuación pretendo dar un enfoque general de cada uno de los autores de forma
individual de sus aportaciones sobre la persona de Jesús, vista desde sus planteamientos
propios de cada uno:
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Los estudios del NT se pasaron varias décadas diciendo que nuestro conocimiento sobre el
Jesús histórico se podía calificar de entre muy poco y prácticamente inexistente. Para el
autor el estudio de los evangelios que son las fuentes propias del conocimiento sobre Jesús
es sumamente duro. El conocimiento de los evangelios sigue estando muy difundido,
incluso en nuestra secularizada era, pero la comprensión de sus problemas críticos es menos
común.

Por los años 30, las autoridades romanas de Judea ejecutaron a tres hombres. El tercero fue
ejecutado como criminal político de otro tipo. No había robado, saqueado, ni asesinado y
tampoco había almacenado armas. Fue convicto, sin embargo, de haber pretendido ser ³rey
de los judíosA, un titulo político. Los que asistían a la ejecución, se encontraban algunas de
las mujeres que habían seguido al tercer hombre, sin duda pensaban que sus esperanzas de
³insurgenciaA con éxito habían quedado destruidas y que el mundo apenas advertiría lo que
sucedía esa mañana de primavera.

Jesús llego a ser el centro de una religión nueva y se convirtió en una figura teológica, no
solo en el fundador histórico de un movimiento religioso, sino en alguien cuya persona y
obra eran materia del pensamiento filosófico y teológico. El autor en su libro no pretende
analizar lo que Dios hizo y no hizo a través de la vida y muerte de Jesús, ni el modo en que
Jesús participa o no participa en la divinidad, sino que se propone analizar al ser humano
Jesús que vivió en un determinado lugar y tiempo. Examinara más ampliamente la teología
propia de Jesús, pues esta constituye un elemento muy importante de su identidad.

Para el autor hay una continuidad entre lo que pensó Jesús y lo que pensaron sus discípulos
tras su muerte y entre lo que pensaron estos y lo que creyeron los cristianos de siglos
posteriores. Los documentos más o menos contemporáneos suyos, dejando aparte los del
NT, prácticamente no arrojan luz alguna sobre el ambiente social y político en que se
desenvolvió. Las fuentes principales de nuestro conocimiento de Jesús como tal, los
evangelios del NT, están viciados, desde el punto de vista del historiador, por el hecho de
que quienes los escribieron intentaban glorificar a su héroe.
La lectura de los informes sobre Jesús escritos durante este periodo de 200 años por
estudiosos serios y entregados pone de manifiesto que las conclusiones han sido
extraordinariamente diversas, hecho que induce a muchos a pensar que en realidad no
sabemos nada. La aprobación general de Jesús demuestra lo bien que hicieron su trabajo los
autores de los evangelios. Pretendían que la gente se volvieran hacia él, lo admirase y
creyera que fue enviado de parte de Dios y que el seguirlo les conduciría a la vida eterna.

Con relación a la vida de Jesús no hay dudas serias acerca del curso general de su vida,
cuando y donde vivió, aproximadamente cuando y donde murió y el tipo de cosas que hizo
durante su actividad pública. El contexto político en el que nació Jesús, era cuando Roma
dominaba sin oposición el Mediterráneo oriental. En realidad, Roma no gobernaba
Palestina en la concreción del día a día. Gobernaba Palestina indirectamente, bien a través
del un rey, etnarca o tetrarca. En Galilea durante los años en que vivió Jesús, Antipas fue un
tetrarca cliente semiindependiente. Tuvo tanta independencia como su padre Herodes el
Grande, aunque al parecer fue más blanco y menos implacable. Judea estuvo bajo el
sistema imperial alternativo, un gobernador romano y un reducido número de soldados
residían de forma permanente en Palestina. La mayoría de sus consejos eran aristócratas y
muchos eran sacerdotes aristócratas.

La Palestina judía no estaba al borde de la rebelión cuando fue ejecutado Jesús. Había
tensión entre los judíos, especialmente los jerosolimitanos y Pilato porque este paseo los
estandartes romanos por la ciudad.

El judaísmo en aspecto religioso creía en la existencia de un Dios verdadero, es decir, eran


monoteísta. Con relación a la elección divina y a la ley los judíos creían que Dios había
elegido a Israel y había establecido una alianza con el pueblo judío, una alianza que
obligaba al pueblo a obedecer a Dios y obligaban a Dios a guiar y proteger al pueblo. Con
relación al arrepentimiento, al castigo y el perdón quienes transgredían la ley debían hacer
reparación si sus delitos perjudicaban a otros, arrepentirse y ofrecer un sacrificio. Los
judíos tenían que adorar o servir a Dios y esto suponía sobre todo adorarle en el Templo de
Jerusalén.
Con relación a las fuentes sobre la persona de Jesús, el autor intenta presentar tres
problemas: las referencias a tiempos, personas y acontecimientos que aparecen en los
evangelios entran a veces en conflictos. A veces es difícil conciliar los relatos evangélicos
con Josefo y dos casos es difícil concentrar los evangelios con la astronomía. Los aspectos
inciertos de la cronología de la vida de Jesús no inducen a concluir que no sabemos nada, ni
significan que no hay absolutos y por tanto cabe cualquier reconstrucción concebible de los
acontecimientos, sabemos bastantes cosas sobre él, solo que debemos ser prudentes y
juiciosos y no irreflexivos y extremistas.

Con relación a los problemas de las fuentes primarias es que, los primeros cristianos no
escribieron una narración de la vida de Jesús, sino que más bien hicieron uso de unidades
individuales y de ese modo se conservaron. Los primeros cristianos revisaron algunos
materiales y crearon otros. Los evangelios fueron escritos de forma anónima. El evangelio
de Juan es bastante diferente de los otros tres evangelios, y es principalmente en éstos
donde se debe buscar información sobre Jesús. Los evangelios carecen de muchas de las
características de una biografía y debemos distinguirlos especialmente de las biografías
modernas.

Una es que los evangelios tal como han llegado hasta nosotros no fueron escritos por
testigos oculares basándose en un conocimiento de primera mano sobre Jesús. La otra es
que hay diferencias importantes entre los primeros tres evangelios y el cuarto. Los
evangelios, tal como los conocemos eran citados en la primera mitad del siglo II, pero
siempre anónimamente. El esquema general de la vida de Jesús es el mismo y muchas de
las unidades también lo son. Juan se aparta de ellos. Su esquema narrativo es diferente y el
material de sus discursos guarda escasa semejanza con los dichos de los sinópticos. En los
sinópticos muchas de las curaciones de Jesús son expulsiones de demonios. Cuando se le
pide un signo de autoridad Jesús se niega a darlo. El Jesús sinóptico pregunta a los
discípulos quien dice la gente que es él, pero no hace comentarios explícitos sobre ese
tema. El tema principal del material de dichos sinópticos es el Reino de Dios. Quizá lo más
sorprendente sea la diferencia en el estilo de la enseñanza.

Los evangelios sinópticos carecen de la mayoría de las cosas que hoy en día esperamos
encontrar en la historia de la vida de alguien: apariencia, personalidad o carácter de Jesús.
Con relación a los contextos, el autor visualiza dos. El primero es el contexto teológico en
el cual los evangelios sinópticos especialmente Mt y Lc, sitúan el relato. La mayoría de los
primeros cristianos compartían esa estructura mental. El segundo es el contexto brindado
por cuanto sabemos de lo que ocurrió inmediatamente antes de que Jesús empezara su obra
y poco después de que la terminara: el contexto inmediato de su actividad pública. Los
evangelios se escribieron con pleno conocimiento del hecho de que el propio movimiento
de Jesús se difundía mucho mejor entre los gentiles que entre los judíos.

Los evangelios presentan a Jesús como salvador del mundo entero, pero es un salvador
universal que encaja dentro de la historia judía de la salvación. Los autores desde sus
propias perspectivas, escribieron la verdad, e invitaban al lector que la creyera. El
historiador responde que desea distinguir una clase de verdad de la otra, y estudiar
solamente la segunda, la mundana. Según los evangelios, Jesús empezó su ministerio activo
después de ser bautizado por Juan. Este contexto es históricamente crucial, puesto que es el
marco de la misión global de Jesús.

El escenario del ministerio de Jesús, parece haber sido un pequeño pueblo galileo llamado
Cafarnaúm. Fue cerca de allí donde llamó a sus discípulos principales, dos parejas de
hermanos: Pedro Y Andrés y Santiago y Juan. Jesús también predico y curo en los demás
pueblos y aldeas de Galilea, pero sin embargo considero que su ministerio era de
trascendencia para todo Israel. Toda esta obra ministerial de Jesús va a estar preparada
primeramente por momentos de oración para un preparar la misión que iba a efectuar. Para
el autor todo esto puede estar montado por los evangelios sinópticos desde una elaboración
mitológica basada en hechos.

Los relatos sinópticos de la vocación de los discípulos nos permiten ilustrar el modo en que
se desarrolla la tradición. Los discípulos futuros ya sabían algo sobre Jesús, de manera que
cuando les llamó tenían alguna idea de quién era. Los sinópticos sitúan la historia de Jesús
en el contexto de la historia judía de la salvación.

En el apartado de los milagros el autor intenta dar algunas informaciones. En el mundo


moderno, los milagros de Jesús han desempeñado un papel fundamental en la evaluación
del cristianismo. Algunos han considerado los milagros obviamente ficticios y han
concluido que el cristianismo está basado en un fraude, mientras que otros encuentran en
ellos la prueba de que Jesús era más que meramente humano, el Hijo de Dios encarnado.
Los primeros cristianos pensaban que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios y un taumaturgo.
Según los evangelios Jesús obro dos tipos de milagros: milagros de curación y milagros del
ámbito de la naturaleza (relativos a los alimentos y el mar). En los milagros de curación, el
acento se pone a menudo sobre la fe. Los autores de los evangelios y probablemente la
tradición cristiana primitiva anterior a nuestros evangelios, se extendieron sobre la
reputación de Jesús como exorcista eficaz. Las únicas acciones que los evangelios
sinópticos atribuyen directamente a Jesús son el hablar, el tocar y el utilizar saliva, pero los
pasajes que mencionan el uso de saliva no son expulsiones de demonios. Con relación a los
milagros los evangelios apócrifos representan a Jesús obrando milagros de unas formas
fantásticas y grotescas, esto no está presente en los evangelios canónicos.

Los milagros que van relacionado con la naturaleza están la tempestad en el mar y los
relacionados con la alimentación están las multiplicaciones de los panes y los peces. Para el
autor la significación de los milagros se puede visualizar de la siguiente manera: todas las
curaciones son explicaciones psicosomáticas o victorias de la mente sobre la materia,
algunos milagros fueron meras coincidencias, se ha sugerido que algunos milagros fueron
solamente aparentes, la sicología de grupo se ha utilizado a menudo para explicar los
milagros de las multiplicaciones y algunas historias de milagros pueden ser leyendas a las
que se ha dado apariencia histórica. Esta necesidad de explicaciones racionales es moderna.

Los evangelios sinópticos no indican que quienes buscaban y obtenían curaciones de Jesús
lo llamaran ³Hijo de DiosA, aunque si atribuyen esta opinión a los demonios. Los datos de
los evangelios acerca de la reacción pública ante los milagros de Jesús apuntan en la misma
dirección. La gente no dudó de que era un taumaturgo, pero esto no les movió a convertirse
en seguidores suyos, ni a concluir que era el portavoz definitivo de Dios. La categoría
interpretativa más importante de los evangelios es que los milagros muestran que en Jesús,
Dios estaba empezando la victoria sobre el mal y sus consecuencias. Los milagros como
tales no expresaban la esperanza escatológica, solamente comunicaban esa esperanza para
los que entendían.
Con respecto al Reino de Dios, según el autor, Jesús pensaba que Dios estaba a punto de
traer el Reino y que su voluntad se haría en la tierra como el cielo. La esperanza de Jesús
relativa al reino encaja dentro de las esperanzas mantenidas por largo tiempo y en
profundidad entre los judíos que continuaban esperando que Dios redimiera a su pueblo y
constituyera un Reino nuevo, en el cual Israel estaría seguro y en paz y los gentiles
servirían al Dios de Israel.

La tendencia de Jesús de manera global es la enseñanza de la compasión por la fragilidad


humana. El tono del ministerio de Jesús fue compasivo y no critico. Había que ser
perfectos, pero Dios era indulgente. Jesús mismo no vivió una vida rigurosa y escrita. Jesús
llamaba a los pecadores y les ofrecía su amistad mientras todavía eran pecadores. El
perfeccionismo de Jesús no le hizo rehuir la compañía ni siquiera de los peores elementos
de la sociedad, por el contrario la buscaba y desde ahí intentaba manifestar el Reino de
Dios, desde la misericordia y la humildad.

Ni las mujeres que ungieron el cuerpo de Jesús, ni Pedro y los demás apóstoles de
Jerusalén, ni Pablo, ni los adversarios de Pablo en Galacia pensaban que Jesús hubiera
dicho a sus discípulos que no tenían que guardar las leyes del sábado ni las alimentarias.

La visión que Jesús tenia sobre su papel en el plan de Dios, él se consideró a si mismo
poseedor de plena autoridad para hablar y actuar en nombre de Dios. El término ³Hijo de
DiosA se usa en los evangelios de tres maneras principales: a veces es un circunloquio para
denotar una persona o el que habla yo, al predicar su propia muerte Jesús habló del ³Hijo
del hombreA y se llama ³Hijo del hombreA al que vendría del cielo y marcaría el comienzo
del Reino de Dios.

Con relación a la ultima cena el autor destaca cinco escenas principales: Jesús entro en
Jerusalén sobre un borrico, la gente le dio la bienvenida gritando: ³HosannaA. Fue al
templo, donde volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas.
Compartió una última cena con sus discípulos y dijo que no volvería a beber vino ³hasta el
día en que lo beba nuevo en el Reino de DiosA. Los guardias del sumo sacerdote lo
detuvieron y lo llevaron ante éste y su consejo, algunos testigos le acusaron de haber
amenazado con destruir el Templo, pero no fue hallado culpable. Sus captores lo mandaron
a Pilato, quien lo interrogo y después lo mandó crucificar por pretender ser ³el rey de los
judíosA.

El autor intenta presentar también dos teorías de por qué fue detenido Jesús: una es que
entendieron mal. Caifás y Pilato pensaban que tenía en mente un reino de este mundo y que
sus seguidores estaban a punto de atacar al ejército romano, lo ejecutaron erróneamente
como rebelde. Otra teoría es que a Jesús fuera detenido a causa de diferencias teológicas
con la mayoría de los judíos, encabezados por los fariseos. Creía en el amor y la
compasión, ideas que los fariseos abominaban y discrepaba del mezquino legalismo y
ritualismo, de los que ellos eran partidarios, por estas razones conspiraron para hacer que lo
mataran.

Al parecer el autor se va por la primera, ya que para él Caifás tomo una decisión y no actuó
movido por discrepancias teológicas, sino por su principal responsabilidad política y moral,
el de mantener la paz y prevenir disturbios y derramamiento de sangre.

Con relación a la resurrección, el autor indica que esto no forma parte de la historia del
Jesús histórico, pertenece más bien a las consecuencias de su vida.

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La intención de este autor es la de tratar de saber quien está en el origen de sus fe a la hora
de estudiar o investigar sobre la persona de Jesús, ya que a él no le interesa vivir de un
Jesús inventado por él ni por nadie. Para él es irritante oír hablar de Jesús de manera vaga e
idealista, o diciendo toda clase de tópicos que no resistirían el mínimo contraste con las
fuentes que poseemos de él. Es triste comprobar con que seguridad se hacen afirmaciones
que deforman gravemente el verdadero proyecto de Jesús y con qué facilidad se recorta su
mensaje desfigurando su buena noticia.

Jesús fue recordado por quienes le conocieron más de cerca como una buena noticia. La
vida concreta de Jesús es la que sacude el alma, sus palabras sencillas y penetrantes
seducen. El Jesús narrado por los evangelios es más vivo que el catecismo, su lenguaje, más
claro y atractivo que el de los teólogos. Jesús aporta un horizonte diferente a la vida, una
dimensión más profunda, una verdad más esencial. Su vida es una llamada a vivir la
existencia desde su raíz última, que es un Dios que solo quiere para sus hijos e hijas una
vida más digna y dichosa. El contacto con él invita a desprenderse de posturas rutinarias y
postizas, libera de engaños, miedos y egoísmo que paralizan nuestras vidas, introduce en
nosotros algo tan decisivo como es la alegría de vivir, la compasión por los últimos o el
trabajo incansable por un mundo más justo.

Jesús invita a vivir su experiencia de un Dios Padre, más humano y más grande que todas
nuestras teorías, un Dios salvador y amigo, amor increíble e inmerecido a todos. Hay que
volver a las raíces, a la experiencia primera que desencadenó todo. No basta confesar que
Jesús es la encarnación de Dios si luego no nos preocupa saber cómo era, que vivía o como
actuaba ese hombre en el que Dios se ha encarnado. Nada es más importante en la Iglesia
que conocer, amar y seguir más fielmente a Jesucristo.

El autor para introducirnos en el mundo de ese Jesús que él nos quiere presentar trata de
hacer un recorrido por todo el ambiente social, político y religioso en el que Jesús más tarde
toma contacto. Todo el ambiente político y social va a estar marcado por la dinastía de los
Herodes.

Hace una descripción de la ciudad a la que pertenecía Jesús, como es el caso de Galilea.
Con relación al aspecto religioso Pangola destaca la importancia del Templo de Jerusalén
pero a la vez afirma su desvío con relación a su verdadero objetivo por lo que dice: el
templo era, sin duda, la casa de Dios, pero ahora representaba también un centro de poder
que los sometía directamente al sistema de recaudación de los diezmos y demás tasa
sagradas. Hace referencia al carácter judío que tenían los galileos, aunque hablaban el
arameo debido a la expansión de los asirios. Galilea no era Judea. La ciudad santa de
Jerusalén quedaba lejos por lo que la vida religiosa no giraba en torno al templo a sus
sacrificios. El templo era para los judíos el corazón del mundo, por eso en Nazaret al orar
orientaban su mirada hacia Jerusalén.
Con relación al seno familiar el autor trata de resaltar que: Jesús no vivió en el seno de una
pequeña celular familiar junto a sus padres, sino integrado en una familia más extensa.
Como todos los niños de Nazaret, Jesús vivió los siete u ocho primeros años de su vida bajo
el cuidado de su madre y de las mujeres de su grupo familiar.

La vida en Nazaret era dura, el hambre era amenaza real en tiempos de sequia severa o
después de una mala cosecha. Las familias hacían todo lo posible para alimentarse de los
productos de sus tierras sin tener que depender de otros. Por eso Jesús con su modesto
trabajo era tan pobre como la mayoría de los galileos de su tiempo.

El autor habla de Jesús como el sin esposa ni hijos, ya que Jesús no convive con una mujer
no es porque desprecie el sexo o minusvalore la familia, es porque no se casa con nada ni
con nadie que pueda distraerlo de su misión al servicio del reino, no abraza a una esposa
pero se deja abrazar por prostitutas que van entrando en la dinámica del reino, después de
recuperar junto a él su dignidad, no besa a unos hijos propios, pero abraza y bendice a los
niños que se le acercan.

Con Jesús todo comienza a ser diferente, el temor al juicio deja paso al gozo de acoger a
Dios, amigo de la vida. Jesús invita a la confianza total en un Dios Padre. Después de su
bautismo y su estadía en el desierto Jesús no se instala en su casa de Nazaret, sino que se
dirige a la región del lago de Galilea y se pone a vivir en Cafarnaún, en casa de Simón y
Andrés. La vida itinerante de Jesús en medio de ellos es símbolo vivo de su libertad y de su
fe en el reino de Dios. No vive de un trabajo remunerado, no posee casa ni tierra alguna, no
tiene que responder ante ningún recaudador, no lleva consigo moneda alguna con la imagen
del Cesar, ha abandonado la seguridad del sistema para entrar confiadamente en el reino de
Dios. Su vida itinerante al servicio de los pobres deja claro que el reino de Dios no tiene un
centro de poder desde el que haya de ser controlado.

Con relación al Reino de Dios en Jesús no era especulación, sino un símbolo bien conocido,
que recogía las aspiraciones y expectativas más hondas de Israel. Una esperanza que Jesús
encontró en el corazón de su pueblo y que supo recrear desde su propia experiencia de
Dios, dándole un horizonte nuevo y sorprendente. Este reino tal como lo presenta Jesús, es
algo sencillo, alcance de aquellas gentes a los cuales el se dirigía. Jesús habla con toda
naturalidad del reino de Dios como algo que está presente y al mismo tiempo como algo
que está por llegar.

Todo el mensaje de Jesús va a estar enmarcado por diversas parábolas para ayudar a la
gente a ver en la misericordia el mejor camino para entrar en el reino de Dios. Jesús sufre al
ver la enorme distancia que hay entre el sufrimiento de los hombres, mujeres y niños
hundidos en la enfermedad y la vida que Dios quiere para sus hijos e hijas. Cuando se
acerca a ellos para despertar su confianza en Dios, liberarlos del mal y devolverlos a la
convivencia, Jesús les está mostrando antes de nada que son dignos de ser amados.

Jesús no solo curaba a los enfermos, sino que también se acercaba a los poseídos y los
liberaba de los espíritus malignos. La actuación de Jesús con los endemoniados provocó un
impacto mucho mayor que sus curaciones. La gente quedaba sobrecogida y se preguntaba
dónde estaba el secreto de una fuerza tan poderosa. Esta actuación de Jesús estaba
encaminada a presentar el reino de Dios. Las fuentes cristianas resumen la actuación de
Jesús afirmando que se dedicaba a dos tareas: anunciar la buena noticia del reino Dios y
curar las enfermedades y dolencias en el pueblo.

Jesús gozaba experimentando ya el reino de Dios en la curación de los enfermos y en la


liberación de los poseídos, eran los que más lo necesitaban, pero no los únicos, pronto se
acercaron a él los más indigentes de Galilea. Es el amor compasivo el que está en el origen
y trasfondo de toda la actuación de Jesús, lo que inspira y configura toda su vida, la
compasión no es para él una virtud más, una actitud entre otras. Jesús toca al leproso y no
es Jesús el que queda impuro, sino el leproso quien queda limpio.

Jesús sorprende a todos al sentarse a comer con cualquiera, su mesa está abierta a todos,
nadie se ha de sentir excluido, no hace falta ser puro, no es necesario limpiarse las manos,
puede compartir su mesa gente poco respetable, incluso los pecadores que viven olvidados
de la alianza, Jesús no excluye a nadie. El mensaje de Jesús era tan seductor que resultaba
increíble. Jesús entiende y vive estas comidas con pecadores como un progreso de curación,
ofrece su confianza y amistad, los libera de la vergüenza y la humillación, los rescata de la
marginación, los acoge como amigos, a toda esta vivencia Jesús los llama reino de Dios.
Los pobres y los enfermos, los impuros y los pecadores, los publicanos y las prostitutas le
entendían y lo acogían. Las mujeres que se acercaron a Jesús pertenecían por lo general al
entorno más bajo de aquella sociedad. Jesús las mira de manera diferente y las mujeres lo
captan.

En la nueva familia de Jesús todos comparten vida y amor fraterno, los varones pierden
poder y las mujeres ganan dignidad, para acoger el reino del Padre hay que ir creando un
espacio de vida fraterna, sin dominación masculina. En el movimiento de Jesús son los
niños los que en su pequeñez tienen autoridad. Son los más importantes y han de ocupar el
centro, porque son los más necesitados de cuidado y de amor. Los demás, los grandes y
poderosos, empiezan a ser importantes cuando se ponen a servir a los pequeños y débiles.

Los enfermos y atormentados por espíritus malignos experimentaban en su propia carne la


fuerza curadora de un Dios amigo de la vida. Los mendigos y desposeídos, victimas de toda
clase de abusos y atropellos, comenzaban a sentir a Dios como su defensor y Padre. Los
pecadores, las prostitutas y los indeseables se sentían aceptados, mientras comían con su
amigo Jesús, en su corazón se despertaba una fe nueva antes desconocida. Jesús habla
repetidamente en sus parábolas de la compasión, del perdón, de la acogida a los perdidos,
de la ayuda a los necesitados: el amor a Dios y el amor al prójimo. El amor a Dios y al
prójimo es la síntesis de la ley, el principio supremo que da nueva luz a todo el sistema
legal.

Para Jesús, el amor a Dios tiene una primacía absoluta y no puede ser reemplazado por
nada. Es el primer mandato. No se disuelve en la solidaridad humana, lo primero es amar a
Dios: buscar su voluntad, entrar en su reino, confiar en su perdón. La oración se dirige a
Dios, no al prójimo, el reino se espera de Dios, no de los hermanos. El reino de Dios exige
organizar el mundo no en dirección a la violencia, sino hacia el amor y la compasión.

La experiencia de Dios fue central y decisiva en la vida de Jesús, el profeta itinerante del
reino, curador de enfermos y defensor de pobres, el poeta de la misericordia y maestro del
amor, el creador de un movimiento nuevo al servicio del reino de Dios, no es un hombre
disperso, atraído por diferentes intereses, sino una persona profundamente unificada en
torno a una experiencia nuclear: Dios, el Padre de todos. Jesús alimenta su experiencia
desde una vida diaria de oración en una actitud contemplativa en un ambiente de silencio y
soledad, desde una relación de Padre e Hijo, ya que a Jesús le gustaba llamar a Dios como
Padre. Jesús vive esta cercanía amorosa de Dios con asombrosa sencillez y espontaneidad.
La fe en Dios lo empuja a ir directamente a la raíz: la defensa de la vida y el auxilio a las
víctimas.

Con relación a la muerte para el autor, Jesús la entiende como siempre ha entendido su
vida, un servicio a Dios a favor de todos. Se ha desviado día a día por los demás, ahora si es
necesario, morirá por los demás. Su muerte fue el servicio último y supremo al proyecto de
Dios, su máxima contribución a la salvación de todos. Jesús fue ejecutado en la cruz, la
sentencia fue dictada por el gobernador romano, hubo una acusación previa por parte de las
autoridades judías, solo Jesús fue crucificado, nadie se preocupó de eliminar a sus
seguidores.
El reino de Dios defendido por Jesús pone en cuestión al mismo tiempo todo aquel
entramado de Roma y el sistema del templo. Las autoridades judías, fieles al Dios del
templo, se ven obligadas a reaccionar: Jesús estorba. Invoca a Dios para defender la vida de
los últimos. Caifás y los suyos lo invocan para defender los intereses del templo. Condenan
a Jesús en nombre de su Dios, pero, al hacerlo, están condenando al Dios del reino, el único
Dios vivo en el que cree Jesús. Lo mismo sucede con el Imperio de Roma. Jesús no ve en
aquel sistema defendido por Pilato un mundo organizado según el corazón de Dios. Él
defiende a los más olvidados del Imperio; Pilato protege los intereses de Roma. El Dios de
Jesús piensa en los últimos; los dioses del Imperio protegen la paz romana. No se puede, a
la vez, ser amigo de Jesús y del César; no se puede servir al Dios del reino y a los dioses
estatales de Roma.

Con relación a la resurrección de Jesús el autor, dice que el encuentro con el resucitado
transforma de raíz a los discípulos. Jesús les ofrece de nuevo su confianza: su infidelidad
queda curada por el perdón; pueden iniciar una vida nueva. Con Jesús todo es posible. Es
tanta su alegría que no se lo pueden creer. Jesús les infunde su aliento y los libera de la
tristeza, la cobardía y los miedos que les paralizan. Por lo que los evangelios han sido
escritos no solo para saber quien fue Jesús, sino para anunciar que es, de hecho, una vez
resucitado, para sus seguidores y que puede esperar de él la humanidad.
A la luz de la resurrección todo cobra una profundidad grandiosa que no podían sospechar
cuando le seguían por Galilea. Aquel Jesús al que han visto curar, acoger, perdonar, abrazar
y bendecir es el gran regalo que Dios ha hecho al mundo para que todos encuentren en él la
salvación. La resurrección ha mostrado que Dios estaba con el crucificado de manera real,
sin intervenir contra sus verdugos, pero asegurando su triunfo final.

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En cada uno de los autores encontraremos sus diferencias y sus semejanzas, ya que cada
uno desde su forma de ver e investigar han sabido indagar muy bien el tema del Jesús
Histórico.

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La diferencia que puedo observar en ambos autores antes mencionados es que ambos se
diferencian en el modo de presentar todo el contexto histórico de Jesús con relación al
esquema y también al momento de indagar sobre la persona de Jesús, yo siento que Pagola
es más detallista que Sanders, es decir, tiene un estilo más sencillo que Sanders. También
otra diferencia es que ambos tienen objetivos distintos al momento de hacer la
investigación sobre la persona de Jesús, con relación a vivencia desde la fe y su crecimiento
espiritual. Cada uno escribe desde contextos diferentes.

 

La semejanza que pude encontrar en estos dos autores leído es que ambos toman como
fuentes principales los evangelios, sus esquemas de investigación estar en la misma línea,
ambos reflejan a profundidad la experiencia vivida por Jesús con relación a Dios Padre, con
la gente y con las autoridades de su tiempo. Ponen claro ambos el ambiente en que se
realizó el ministerio de Jesús, los milagros, el enfoque del Reino de Dios, los valores del
Reino de Dios, la muerte y la resurrección de Jesús. Es como la semejanza que se puede
observar y captar al momento de leer paralelamente ambos autores. Otra semejanza es que
ambos buscan saciar una sed de conocer y profundizar sobre el personaje de la historia que
tanto ha dado hablar, Jesús de Nazaret.
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