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Imagina que un día cualquiera despiertas, son cuarto para las siete, hace un poco de frío y no

quieres levantarte; pero estás justo a tiempo para bañarte y alistarte para la escuela... ni modo,
a la regadera. Ya toda guapa o guapo, con cada cabello en su lugar y el uniforme muy limpio y
planchado, vas a la cocina para desayunar y, ¡zaz!, en vez de huevos revueltos y chocolate
con leche o licuado de plátano y papaya picada, tu mamá te sirve un suculento plato de...
¡comida para perro!

Ahora piensa en el día en que te felicitó tu maestra


por haber hecho un muy buen trabajo, de haber
tenido una estrella seguro te la hubiera pegado en la
frente. Tú, feliz, sólo piensas en llegar a casa para
ver a mamá y darle la noticia, ¿qué esperarías que
ella hiciera? Quizá un beso, un abrazo grande, lindas
palabras y, por supuesto, un postre rico, pero...
¿Cómo reaccionarías si ella en lugar de ponerse feliz
se lanzara contra ti y te atacara co n diminutos y
dolorosos pellizcos? Muy mal, supongo, todos lo
haríamos.

Seguro que te preguntas: ¿hacia dónde vamos con


todo esto? Pues vamos a conocer a una señora, a la
peor de todas, a la más mala y cruel del mundo ²
quien sabe si del real o del ficticio ² que vivió en un tiempo que se desconoce, en el norte de
un lugar que no aparece ²ni por equivocación² en los mapas, un sitio llamado Tarambul que
quizá fue borrado después de que esta mujer lo habitó y marcó su historia.

Francisco Hinojosa, escritor, y Rafael Barajas ³El Fisgón´, caricaturista e ilustrador, fueron
los responsables de dar a conocer esta historia, que quedó impresa en un libro al que
llamaron, obviamente, È   
 . Pero, ¿por qué es la peor? La lista de
razones podría resultar infinita, pero te daremos algunas: les pegaba a sus hijos todo el
tiempo, por portarse bien y por portarse mal, por sacar diez, nueve, ocho, siete o cinco en
los exámenes, disfrutaba poniéndoles limón en los ojos cada ma ñana; podrías pensar que
no era tan mala si los alimentaba religiosamente cada día, pero en cada una de sus
comidas les servía latas de alimento para perro y ²quizá² de postre les daba un puñado
de croquetas... esa información no está comprobada.
No conforme con eso, está gorda señora, de uñas largas, filosos colmillos y ojos enrojecidos
tal vez por su enojo permanente o a causa de la falta de sueño, provocada por sus maléficas
maquinaciones, molestaba, acosaba y lastimaba ²ya fuera con pellizcos, pata das, mordidas y
alguno que otro codazo ² a todo aquél que cruzara por su camino... hasta que un buen día,
los habitantes del pueblo ²incluidos los insectos² optaron por huir y dejarla sola. È 
  
despertó y no tuvo otra cosa que escuchar más que silencio; sólo una
paloma mensajera había quedado atrapada en Tarambul con ella.

Pasaron los días y la mujer ya no sabía qué hacer,


cómo hacer, la pobre paloma ya no tenía plumas que
le arrancara... la señora moría del aburrimiento hasta
que tuvo una idea brillantísima: mentir, primero a la
paloma, a quien le hizo creer que era su amig a.
Luego, cuando ya se la había ganado, la mandó con
una nota dirigida a los habitantes prófugos; en ella les
pedía perdón y se mostraba arrepentida por su
conducta; ellos le creyeron y volvieron a Tarambul.

È   
 los abrazó, fingía muy bien
al demostrarles su supuesto cariño. En cuanto el
pueblo quedó a oscuras, la mujer edificó en torno a él
una muralla que aprisionaría a todos por el resto de
sus vidas. Hombres, mujeres, niños, jóvenes,
ancianos, vacas, perros, gallinas, lombrices, etcétera, no dieron crédito a lo que veían: su
pueblo se había convertido en una inmensa prisión custodiada, ni más ni menos que por È 
  


Su vida se había convertido en un infierno, la situación a esas alturas era insostenible: se


reunieron a escondidas de la mala mujer para intentar salvarse, tras darle muchas vueltas
surgió una gran idea, pero, ¿funcionaría? Si quieres saberlo te recomendamos correr a la
biblioteca de aula, la biblioteca escolar o la librería, lee È   
 y conoce
tanto los pormenores como el desenlace de esta historia. Nos gustaría mucho saber qué
opinas de esta mujer y de los
demás personajes.

(  

‡ Hinojosa, Francisco: È 


  
 México, Fondo
de Cultura Económica, octava
reimpresión de la segunda edición,
2002.

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È
 
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