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CRISIS FINISECULAR Y SIGLO XX: POESÍA Y TEATRO

REACCIÓN CONTRA EL TEATRO CLÁSICO: TEATRO ÉPICO Y DEL ABSURDO

I.- EL TEATRO DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX. INTRODUCCIÓN

En el teatro de la primera mitad del siglo XX se dan los mismos fenómenos de renovación que
en la poesía o la narrativa. La mayoría de los –ismos vanguardistas tienen su vertiente teatral.
Todos los autores del período (incluso muchos de los que se mantienen en los cánones de la
comedia burguesa tradicional) buscan nuevas posibilidades dramáticas, expresivas y
escenográficas.

En la nueva evolución del teatro tiene mucho que ver el desarrollo del cinematógrafo. A medida
que este evoluciona y va ganando público, el teatro debe plantearse redefinir sus objetivos: ya
no tiene por qué ser reflejo fiel de las costumbres y la sociedad burguesas y eso abre el camino
para la investigación sobre la forma, la abstracción y la denuncia.

Hay también dos factores interno que influyen poderosamente en su evolución:

- El desarrollo tecnológico que abre múltiples posibilidades escenográficas (iluminación,


atrezzo…)
- La importancia creciente de los directores de escena y el desarrollo de diversas técnicas
de actuación que van desde la identificación total actor-personaje hasta el extrañamiento
más furioso.

Las principales tendencias estéticas del teatro de principios de siglo son:

- Renovación del teatro tradicional: teatro naturalista. Crisis del teatro naturalista.
- Teatro de vanguardia (surrealismo).
- Teatro épico.
- Teatro del absurdo y de la crueldad.
- Teatro tradicional, de raíz burguesa.

II.- RENOVACIÓN DEL TEATRO TRADICIONAL: EL TEATRO NATURALISTA. CRISIS


DEL TEATRO NATURALISTA.

Los primeros planteamientos que plantean la necesidad de renovar el teatro burgués surgen de
un ensayo de Zola, El naturalismo en el teatro. En esta obra propone aplicar los principios del
naturalismo al teatro, analizando científicamente al ser humano y sus circunstancias, ofreciendo
una imagen objetiva de la realidad y con un claro objetivo de denuncia.

A finales del siglo XIX surgen en Europa autores (Chéjov, Ibsen) que, partiendo del modelo de
la comedia burguesa, ponen de relieve la hipocresía de las relaciones sociales y la soledad del
individuo frente a una sociedad que, para mantener su aparente estabilidad, no dudará en
defenderse de la manera más radical contra cualquier intento de poner en duda su sistema de
valores. Este teatro, cargado en muchas ocasiones gran calidad poética, servirá de base para el
nuevo teatro naturalista.

Los autores más importantes de esta tendencia son:

- ANDRÉ ANTOINE (1858-1943). Su objetivo era crear un teatro de corte naturalista


donde todo fuera verdadero, real como la vida misma. Este naturalismo no sólo debe
afectar a los argumentos, sino a la escenografía y a la interpretación. Antoine acaba con
el modo decimonónico del recitado; el actor debe conducirse en escena del modo más
natural posible, como si el público no existiera. Esta teoría se denomina de “la cuarta
pared”, pues el actor debe considerar que una pared invisible le separa del público y
puede abandonarse completamente a la creación de un personaje verosímil sin atender a
las convenciones.
- Stanislavski (1813-1938). Es el director de escena más importante del siglo XX. Su
objetivo es también conseguir la “verosimilitud”. De sus escritos teóricos se elaboró el
“método Stanislavski” de interpretación. La verosimilitud se alcanza cuando el actor, a
través de una intensa investigación sobre sí mismo y sobre la obra, es capaz de fundirse
con el personaje, establecer lazos sentimentales con él aún a costa de su estabilidad
emocional. Este método sirvió no sólo para revolucionar el mundo de interpretación en
el teatro, sino también en el cine, pues fue impuesto por Strassberg (discípulo de
Stanislavski) en el famoso Actor’s Studio de Nueva York.

A finales del siglo XIX comienza a producirse una reacción contra los postulados naturalistas
también en el teatro. Es cuando el simbolismo se introduce en la escena. Ahora se propugna el
abandono del realismo del escenario y se busca la construcción del “arte total” y, sobre todo, la
burla y el escándalo. La obra que señala este cambio de mentalidad es Ubú rey, de Alfred Jarry.

El estreno de Ubú rey fue un éxito y un escándalo. Jarry dinamita la concepción clásica y
burguesa del teatro desde sus cimientos: el lenguaje y el argumento. Ubú se basa en la sorpresa
y la provocación. La obra está llena de burla, de irreverencia, de absurdos, parodias,
irracionalidad, caricatura y seres y comportamientos grotescos.

III.- TEATRO DE VANGUARDIA: SURREALISMO

El expresionismo rechaza el naturalismo para el teatro, resaltando el valor de la realidad


subjetiva y del pensamiento. Se caracteriza por el uso del monólogo poético. Este teatro se
caracteriza por lo grotesco, la distorsión, lo irracional, la angustia, el desconsuelo y también la
rebeldía. En estas obras tienen gran importancia los sueños y los mitos colectivos.

El precursor de este nuevo teatro es Strinberg, pero el teórico y autor más importante es Antonin
Artaud (1896-1948), cuyas ideas teatrales recogió el mismo en El teatro y su doble. Artaud es el
creador del llamado “teatro de la crueldad”, que intenta mostrar los conflictos más profundo del
ser humano. Intenta hacer emerger el instinto, el desgarro y la violencia del ser humano, su
“primitivismo” y su “salvajismo”.

IV.- TEATRO ÉPICO Y DE COMPROMISO

A raíz de la revolución rusa (1917) surge en la URSS el movimiento “Octubre teatral” que ve el
teatro como un instrumento de la propaganda política, de ideología comunista. Representantes
de esta tendencia son Meyerhold y, sobre todo Erwin Piscator, para el cual la función
pedagógica del teatro es más importante que la estética y debe busca una reacción en el
espectador.

De Piscator surge el término teatro épico, es decir, aquel teatro donde lo importante no es que
pasen cosas en escena (que sea dramático), sino que se narren y expliquen (de ahí lo de “épico”)
unos hechos de carácter ejemplarizante.
El autor más representativo de esta tendencia es Bertold Brecht, que funde el teatro épico y el
compromiso político, utilizando una técnica de distanciamiento (extrañamiento). Busca un
teatro crítico que denuncie las contradicciones de las conductas entre las personas y la sociedad.

El distanciamiento implica recordarle al espectador que está asistiendo a un espectáculo,


impidiendo la identificación (que es la base del teatro desde la tragedia griega). En el teatro
épico, al final no hay catarsis (purificación del espectador porque ha compartido el sufrimiento
de los personajes), sino crítica.

Para lograr el extrañamiento e impedir al identificación del espectador con el actor y el


argumento Brecht utiliza diversos recursos: distintos tipos de lenguaje, mezcla de farsa y drama,
la parábola, personajes narradores, adelantar sucesos de la historia, romper la tensión dramática
con canciones o proponiendo un modelo de actuación no naturalista que no parta de la
identificación actor-personaje.

Brecht busca cambiar la sociedad, denunciar la injusticia y la explotación del hombre por el
hombre. Sus obras más importantes son Tambores en la noche, Vida de Galileo, Madre Coraje
y sus hijos y El círculo de tiza caucasiano.

V.- TEATRO DEL ABSURDO

Surge en Francia en los años 50 y es reflejo en el teatro del existencialismo filosófico y


narrativo, que denuncia la soledad y la falta de valores de la Europa surgida de la II Guerra
Mundial.

La fuente de la que se nutre este movimiento es el teatro de Ibsen y su método del


“desenmascaramiento”, que denunciaba la distancia entre la apariencia y la verdadera realidad
del ser humano. La insistencia en este aspecto conduce, por una parte, el teatro épico de Brecht,
y, por otro, al existencialismo y el teatro del absurdo.

El hombre vive consciente de que está viviendo una vida impuesta, dirigida, cuyo fin es la
muerte y del que ha desaparecido la figura de un Dios (amable o vengador) dejando al hombre
sin esperanza.

El mundo se rige por la incoherencia, lo ilógico y el disparate. Esta es la auténtica realidad que
se busca denunciar.

Los autores más importantes son Samuel Beckett, Eugène Ionesco y Luigi Pirandello.

• Luigi Pirandello (1867-1936). Es el autor puente entre Ibsen y el teatro del absurdo. Su
obra dramática se caracteriza por la técnica innovadora y por su carácter reflexivo, tanto
sobre la propia naturaleza de la escritura y el teatro como sobre la naturaleza del ser
humano. Sus obras principales son La razón de los demás, Enrique IV, Esta noche no se
improvisa y Seis personajes en busca de autor.

• Eugène Ionesco (1912-1994). Su teatro refleja la agresividad, la soledad, la


incomunicación, la conciencia del sinsentido de la existencia y la falta de esperanza.
Sus obras más importantes son La cantante calva, El Rinoceronte y Las sillas.

• Samuel Becket (1906-1989). El conjunto de su producción fue reconocida con el


Premio Nobel de Literatura. Cultivó en principio la novela, que abandonó para
dedicarse casi exclusivamente al teatro. En su obra encontramos una dura crítica a la
sociedad y una visión pesimista del ser humano. Trata temas como la imposibilidad de
la comunicación entre los hombres, la soledad, el problema de la identidad en el mundo
contemporáneo, la desolación, la falta de sentido de la vida, la ausencia (o indiferencia)
de Dios. Su teatro causó escándalo y rechazo por al ausencia de acción y de lógica en la
representación de los personajes.

• Su obra más importante es Esperando a Godot. En un escenario


marcado por la indefinición y la desolación dos personajes
deshumanizados esperan infructuosamente la llegada de un ser
desconocido, llamado Godot, a quien ninguno de los dos conoce.
Consumen el tiempo inútilmente en esa espera, aunque no tienen otra
cosa mejor que hacer, y entran en contacto con otros seres tan absurdos
y alienados como ellos. Ni la acción ni el diálogo avanza nunca y los
personajes se ven atrapados en ese bucle del que no tienen capacidad
para salir.

• Jean Genet.- siguiendo el modelo del teatro del absurdo y los pasos de Antonin Artaud,
su obra se inserta en el “teatro de la crueldad”. En él la denuncia de la hipocresía y del
absurdo social se mezcla con una violencia irracional que domina a unos personajes
alienados, que casi han perdido su condición humana, y que se convierten en salvaje
ejecutores. Violencia y sexo, dominio y tiranía se mezclan en obras como Las criadas y
El balcón.

VI.- TEATRO TRADICIONAL

Todas estas innovaciones técnicas, estéticas y éticas del teatro no son las dominantes en escena,
las que reciben el mayor apoyo de público. Al tiempo que se desarrolla este teatro de vanguardia
se sigue cultivando un teatro de raíz eminentemente burguesa, tradicional en sus temas,
tratamiento de los personajes y estructura. Es el teatro que sigue los convencionalismos de la
comedia burguesa, introduciendo una suave (a veces bastante ácida) crítica social y donde es
importantísimo el valor poético y literario del lenguaje. Los autores más representativos son
Bernard Shaw y Jean Giraudoux.

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