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Niños

Oposicionistas
y Desafiantes

Por Jaime Ernesto


Vargas-Mendoza
Asociación Oaxaqueña de
Psicología A.C.
2009
Al Análisis Conductual Aplicado (ABA) tradicionalmente se le identifica con
prácticas o manejo directo de contingencias, mediante un análisis funcional
bajo condiciones experimentalmente controladas, mientras que el Análisis
Conductual Clínico (CBA) se refiere a la aplicación del conductismo contextual
a la terapia conversacional de pacientes ambulantes, en escenarios no
hospitalarios, dándole énfasis a la conducta gobernada por reglas, el lenguaje
y las relaciones interpersonales (Dougher & Hayes, 2000).
Los niños oposicionistas y agresivos han sido sujetos tradicionales en la
aplicación del ABA, aún cuando el analista no tenga control personal sobre el
ambiente relevante. Desde sus inicios, el ABA se adaptó bien a este reto,
entrenando a los padres para que manejaran directamente las contingencias
relevantes en el hogar, siendo considerados, de hecho, como ingenieros
conductuales.
Estrategias similares son difíciles de imaginar, digamos, con el típico paciente
adulto ambulante que sufre de un desorden de ansiedad o de inadecuación
interpersonal.
Una de las características que se han dicho distinguen al CBA, es que se
enfoca precisamente en este tipo de población: clientes verbalmente capaces
a cuyas contingencias cotidianas el terapista no tiene control directo.
El enfoque de la CBA con pacientes ambulantes sugiere que el tratamiento
analítico conductual de los problemas infantiles solo debe interesarle al ABA,
postura que concuerda con la literatura relevante.
El reporte que aquí se resume, pretende ilustrar que el tratamiento de los
problemas de conducta infantiles en un ambiente natural, puede tener las
características recién mencionadas, que definen al CBA.
Caso Uno: Jenny
Jenny era una niña normal de 3 años, hija única de una pareja joven, que
buscó ayuda en una clínica ambulatoria, en relación con el manejo de sus
berrinches, que de acuerdo con ellos, “siempre” los había tenido: la niña tenía
explosiones de llanto hasta ponerse azul, desde que tenía solo unos meses
de edad, había mordido y pegado frecuentemente a su mamá e interactuaba
generalmente de forma coercitiva, hasta el momento. En la clínica le
programaron sesiones semanales a las que asistía toda la familia.
Durante la primera sesión, Jenny corrió alejándose y gritando para escapar
luego de que se dijera cualquier cosa por parte del terapista o de sus padres y
a veces con solo que se le acercara el terapista. Cuando gritaba, golpeaba los
muebles y otros objetos o se mordía las manos o los brazos.
En seguida, alguno de los padres se levantaba para agarrarla y protegerla.
En la segunda sesión, el terapista expuso sus observaciones e ilustró los
principios del análisis funcional y el entrenamiento en comunicación
funcional. Luego, se diseñó una intervención funcional semejante para la
tercera sesión, en donde las condiciones y su secuenciación fueron
elegidas por los padres y donde el padre iba a ejecutar y la madre estaría
apuntando en un registro la frecuencia de la conducta problema.
Cada condición tenía una duración de 10 minutos. Hubo 8 condiciones para
la sesión 3 a la 5:
1. En la condición 1, el padre proporcionaba un contacto físico contingente
(como consecuencia) a la conducta problema.
2. En esta condición lentamente le quitaba los zapatos y los calcetines, le
lavaba los pies y se los volvía a poner (que era una situación que la niña
demandaba) y además la tocaba cuado ocurría la conducta problema.
3. En esta condición, nadie reaccionaba cuando ocurría la conducta
problema (extinción).
4. La condición 4 era como la condición 1, donde se tocaba a la niña como
consecuencia de portarse mal.
5. Consistió en reforzar diferencialmente (tocar), por la emisión de conductas
alternativas (DRA).
6. Igual a la anterior, además de que aquí se le lavaban los pies, como la
niña demandaba.
7. La condición 7, eran otros 10 minutos de extinción.
8. La condición 8, era como la 1 y la 4, donde se le tocaba cada vez que se
portaba mal.

En la Tabla que aparece en la siguiente pantalla se muestra la frecuencia de


la conducta problema ocurrida en cada condición.
La conducta problema se definió como cualquiera de las siguientes
actividades: llorar, golpear algo o a alguien o morderse ella misma.
Condición Sesión 3 Sesión 5

Contacto físico contingente 4 4


Demanda y contacto contingente 5 6
Extinción 1 0
Contacto físico contingente 6 2
DRA 1 0
Demanda y DRA 0 0
Extinción 2 0
Contacto físico contingente 4 5
Como se ve en el cuadro, las técnicas de extinción y de reforzamiento
diferencial de conductas alternativas (DRA), fueron bastante efectivas para
reducir la conducta problema.
Los padres, por sí mismos, trasladaron el procedimiento para aplicarlo en el
hogar. Con objeto de reducir la dependencia de los padres sobre el
reforzamiento social que recibían del terapista, los padres aprendieron a
graficar la frecuencia de los berrinches, lo que les permitía apreciar una
tendencia a la reducción de estos, a pesar de las fluctuaciones individuales
de los episodios aislados. En cada sesión se analizaban las puntuaciones
y se hacía énfasis en las mejorías.
Al iniciar la cuarta sesión, los padres expresaron sus dudas acerca del
programa y explicaron que tomando a la niña en sus brazos y protegiéndola
cuando hacía el berrinche, evitaban que quienes fueran testigos del evento
se sobresaltaran, lo que les evitaba sentimientos de culpa, por lo que podría
apreciarse como unos padres no amorosos.
Siendo que la evitación experencial (evitación de sus sentimientos de culpa)
era lo que argumentaban los padres como pretexto para abandonar el
tratamiento, se tuvo que llevar a cabo un intenso trabajo de aceptación con
ellos, para ayudarlos a ver que sus sentimientos eran naturales y que eran
consecuencia de las contingencias sociales aversivas a las que habían
decidido exponerse. En la quinta sesión se retomó el análisis funcional, en
esa ocasión la madre aplicó las condiciones y el padre hizo el registro.
El tratamiento se suspendió luego de que pasaron tres semanas sin que
ocurriera un solo berrinche. El tratamiento concluyó en la sesión 14, en la que
se dieron indicaciones para prevenir que recayera.
Caso Dos: Peter
Los clientes de este segundo estudio fueron un niño normal de 6 años (Peter)
y su mamá (Laura).
Habiéndolo traído a su primera entrevista como paciente ambulante de la
clínica, Peter permanecía en el corredor, con su espalda pegada a la pared
y sus brazos cruzados, diciendo que el lugar parecía un hospital. Laura, sin
ningún éxito, trataba de llevarlo de un brazo, mientras él gritaba que quería
irse de ahí.
Mientras un terapista conducía la primera entrevista con Laura en un cubículo,
otra terapista, en el corredor, trataba de hablar con Peter, quien
continuamente gritaba. Cuando ella empezó a ignorarlo, el niño pateó las
paredes durante unos minutos antes de sentarse en el suelo a esperar que
saliera Laura.
Laura reportó que frecuentemente Peter se encerraba en su cuarto para que
ella le diera algo o para escapar de lo que ella le solicitaba. Él se deshacía de
sus visitantes a gritos, rechazaba los besos y los abrazos, comía solo
después de que había pasado la hora de los alimentos y rechazaba hablar
por teléfono. Tenía una Nana en casa, a la que sistemáticamente
desobedecía.
Cuando Peter tenía 2 años, su padre murió de cáncer. Laura lo llevó al
funeral, pero nunca le dijo a Peter que su padre había muerto. Al principio le
decía que andaba viajando. Después, cuando la historia incluía que se había
ido a reunir con Jesús, Peter trataba de lanzar piedras al cielo y empezaba a
actuar de manera oposicionista. Laura manifestó que en esa época se sentía
deprimida y reaccionaba a las demandas de Peter de manera punitiva.
Al dejar la clínica, Peter se tapó los oídos con ambas manos cuando la
terapista le solicitó que trajera su guitarra para la siguiente sesión, para
enseñarle a ella a tocar.
Pero, cuando laura llegó sola, la terapista le propuso llevar a cabo una sesión
semanal en la casa y otra sesión semanal en la clínica sin Peter, solo para
ella.
Cuando la terapista lo visitó en casa para la primera sesión, Peter estaba solo
con su Nana, viendo la televisión, y le advirtió que no lo molestara. Cuando su
madre llegó a la casa, no quiso besarla y le gritó que ella y la terapista tenían
que salirse. Al terminarse la hora, la terapista le dijo a Peter cuando sería que
ella volvería a visitarlo.
Como una observación, sobresalía que cuando el niño era agresivo, su
mamá trataba de restablecer la interacción de manera positiva.
La terapista, entonces, hizo un acuerdo con Laura para que luego de una
respuesta agresiva, ella siempre tuviera que esperarse a que él iniciara la
interacción y, antes de contestarle, preguntarle si ahora ya estaba en buena
disposición para platicar con ella (lo que aumentaba el costo de la respuesta).
La intención de esto era facilitar que Peter discriminara el efecto que tenía su
comportamiento sobre la conducta de su madre y al mismo tiempo, permitir
que Laura reforzara diferencialmente una interacción de Peter positiva y más
elaborada.
Para la segunda sesión, Peter estuvo jugando a que era un super héroe
de caricaturas. La terapista lo ignoraba cuando creía que su conducta era
agresiva y se mostraba receptiva cuando veía interacciones positivas.
Las interaciones coercitivas empezaron a disminuir durante las sesiones,
pero no en otros momentos del día, según Laura.
En las sesiones de consejería, se acordó con Laura que despertaría a Peter
todas las mañanas, antes de irse ella a trabajar. Lo ayudaría a hacer sus
tareas en la noche y aleccionaría a la Nana a que le dejara la comida sobre la
mesa solo a la hora adecuada, manteniendo los alimentos fuera de su alcance
en otros momentos del día.
Como Peter se negaba a levantarse en la mañana y se enojaba cuando le
mencionaban la tarea, laura se dio por vencida luego de una semana.
Pero, luego de tres días, Peter se quejó de que ella no lo tomaba en cuanta
antes de irse. Laura se sorprendió y le dijo que había pensado que no era
justo levantarlo tan temprano. Solo cuando él insistió, ella volvió a hacerlo. De
acuerdo con la Nana, el niño se levantaba de la cama inmediatamente
después de que salía su mamá, y reclamaba por su desayuno. Peter también
espontáneamente empezó a hacer su tarea.
La cuarta sesión se dio un día diferente a los acostumbrados, mientras Laura
no estaba. La terapista no le había avisado a Peter que iría. Él la recibió
cálidamente y pasaron una hora agradable jugando.
La quinta sesión, de regreso al programa normal, nuevamente la interacción
fue amistosa y espontánea. La terapista le mostró un juguete que había traído
para él, pero no pudo hacer que lo recibiera. En lugar de ello, él se puso a
hablar de lo que haría si lo tuviera y finalmente hizo un berrinche cuando
recibió el juguete sin haberlo solicitado.
En las sesiones de consejería, al discutir las observaciones de la terapista y
los reportes de Laura, se infirió que mucha de la conducta agresiva se
relacionaba a la dificultad que tenía Peter para expresarle a alguien lo que
quería. Laura decidió que solo le daría las cosas, si lo solicitaba directamente e
ignoraría las solicitudes indirectas.
En la sexta sesión, Peter recibió bien a la terapista y jugaron hasta que, al final
de la sesión, durante una condición demandante accidental (ella le pidió su
atención para una explicación), hizo un berrinche y se encerró en su cuarto. En
la siguiente sesión, se encerró en su cuarto cuando llegó la terapista. Cuando
salió, casi media hora después, traía el album fotográfico de la boda de sus
padres, sonriente mostró a su padre y se rió cuando vió una foto donde sus
padres se besaban. Al retirarse la terapista, le dio un regalo, que él aceptó
contento.
De la sesión ocho a la diez, Peter fue más hablador que nunca y tomó
iniciativas para proponer diversos juegos.
Durante las sesiones 11 y 12, Peter mostró mejoría al hablar de sus deseos,
haciendo solicitudes sin ser agresivo, a lo que la terapista generalmente
aprobaba.
En la sesión 19, Peter anunció que no quería más terapia, explicando que
consideraba que se inmiscuía en su intimidad y le pidió a su mamá que no
hablara sobre su vida en la casa. Laura le dijo que no lo obedecería, pero
aceptó su decisión de ya no participar. Luego, ella reportó que los berrinches
se mantenían ausentes y que en diversas ocasiones había intentado adivinar
sus sentimientos, lo que interpretaba como que él se preocupaba por ella.
Discusión
La Evitación Experencial y otros conceptos de la terapia de Aceptación y
Compromiso (Hayes, Strosahl & Wilson, 1999) resulta relevante tanto en el
caso de Laura quien, tratando de controlar sus sentimientos y los de Peter, le
ocultaba la muerte de su esposo y en el caso de los padres de Jenny quienes
reforzaban los berrinches de la niña para evitar sentimientos aversivos.
Teniendo como resultado los problemas de sus hijos.
En el caso de Peter no se llevó un registro de la frecuencia de su conducta y
la supervisión de basó sobretodo en los reportes de Laura. No fue posible
atribuirle causalmente los cambios a la intervención, como sería el caso si se
hubiera empleado un diseño experimental, como suele hacerse en el Análisis
Conductual Aplicado (ABA).
Así como el ABA se basa en la posibilidad de planear las contingencias,
el Análisis Conductual Clínico (CBA) enfatiza el estar preparado para lo
impredecible, con objeto de reforzar las mejorías y debilitar los
comportamientos problemáticos. Hay que hacer notar que el rechazo de
Peter a colaborar con la terapia, dando buenas razones, se consideró como
una mejoría “en vivo”, así como la aceptación de Laura de su decisión.
Todo esto sugiere que los desarrollos dentro del CBA pueden tener mas que
ofrecer al ABA de lo que sugiere la literatura actual, aún en el tratamiento de
los problemas derivados del escenario de los niños oposicionistas y
desafiantes.
REFERENCIA :

Luc Vandenberghe y Cristiane Basso


Informal Construction of Contingencies in
Family-Based Interventions for Oppositional
Defiant Behavior.
The Behavior Analyst Today, Vol. 5, Num.2,
2004
 En caso de citar este documento por
favor utiliza la siguiente referencia:  

 Vargas-Mendoza, J. E. (2009) Niños


oposicionistas y desafiantes . México:
Asociación Oaxaqueña de Psicología A.C.
En http://www.conductitlan.net/niños_oposicionistas.ppt

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