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ANTOLOGÍA DE PEDRO SALINAS.

"...Cada beso perfecto aparta el tiempo,


le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
ESA, A LA QUE YO QUIERO donde puede besarse todavía..."

A esa, a la que yo quiero,


no es a la que se da rindiéndose, EL SUEÑO
a la que se entrega cayendo,
AYER TE BESÉ EN LOS El sueño es una larga
de fatiga, de peso muerto,
LABIOS... despedida de ti.
como el agua por ley de lluvia.
hacia abajo, presa segura ¡Qué gran vida contigo,
de la tumba vaga del suelo. Ayer te besé en los labios. en pie, alerta en el sueño!
A esa, a la que yo quiero, Te besé en los labios. Densos, ¡Dormir el mundo, el sol,
es a la que se entrega venciendo, rojos. Fue un beso tan corto, las hormigas, las horas,
venciéndose, que duró más que un relámpago, todo, todo dormido,
desde su libertad saltando que un milagro, más. El tiempo en el sueño que duermo!
por el ímpetu de la gana, después de dártelo
de la gana de amor, surtida, no lo quise para nada ya, Menos tú, tú la única,
surtidor, o garza volante, para nada viva, sobrevivida,
o disparada -la saeta-, lo había querido antes. en el sueño que sueño.
sobre su pena victoriosa, Se empezó, se acabó en él. Pero sí, despedida:
hacia arriba, ganando el cielo. voy a dejarte cerca,
Hoy estoy besando un beso; la mañana prepara
estoy solo con mis labios. toda su precisión
Los pongo de rayos y de risas.
PENSARTE ES TENERTE no en tu boca, no, ya no... Afuera, afuera, ya,
-¿Adónde se me ha escapado?-. lo soñado flotante,
¡Cómo me dejas que te piense! Los pongo marchando sobre el mundo,
Pensar en ti no lo hago solo, yo. en el beso que te di sin poderlo pisar,
Pensar en ti es tenerte, ayer, en las bocas juntas porque no tiene sitio,
como el desnudo cuerpo ante los besos, del beso que se besaron. desesperadamente.
toda ante mí, entregada. Y dura este beso más
Siento cómo te das a mi memoria, que el silencio, que la luz. Te abrazo por vez última:
cómo te rindes al pensar ardiente, Porque ya no es una carne eso es abrir los ojos.
tu gran consentimiento en la distancia, ni una boca lo que beso, Ya está. Las verticales
y más que consentir, más que entregarte, que se escapa, que me huye. entran a trabajar,
me ayudas, vienes hasta mí, me enseñas No. sin un desmayo, en reglas.
recuerdos en escorzo, me haces señas Te estoy besando más lejos. Los colores ejercen
con las delicias, vivas, del pasado, sus oficios de azul,
invitándome. de rosa, verde, todos
Me dices desde allá a la hora en punto. El mundo
que hagamos lo que quiero va a funcionar hoy bien;
-unirnos- al pensarte, me ha matado ya el sueño.
y entramos por el beso que me abres, Te siento huir, ligera,
y pensamos en ti, los dos, yo solo. de la aurora, exactísima,
hacia arriba, buscando
la que no se ve estrella,
el desorden celeste,
AFÁN PARA NO SEPARARME DE TI que es sólo donde cabes.
Luego, cuando despierto,
Afán para no separarme de ti, no te conozco casi,
por tu belleza, lucha por no quedar en dónde quieres tú, cuando, a mi lado, tiendes
aquí en los alfabetos, en las auroras, en los labios. los brazos hacia mí
Ansia de irse dejando atrás anécdotas, vestidos, caricias, diciendo: "¿Qué soñaste?".
de llegar atravesando todo lo que en ti cambia, Y te contestaría: "No sé,
a lo desnudo y a lo perdurable. se me ha olvidado",
Y mientras siguen dando vueltas y vueltas, entregándose, si no estuviera ya
engañándose, tus rostros, tus caprichos y tus besos, tu cuerpo limpio, exacto,
tus delicias volubles, tus contactos rápidos con el mundo, ofreciéndome en labios
haber llegado yo al centro puro, inmóvil, de ti misma, el gran error del día.
y verte cómo cambias, y lo llamas vivir,
en todo, en todo si, menos en mí, dónde te sobrevives.

Antología poética. Pedro Salinas. 2009


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PARA VIVIR NO QUIERO... PERDÓNAME POR IR ASÍ
BUSCÁNDOTE...
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres. Perdóname por ir así buscándote
¡Qué alegría más alta: tan torpemente, dentro
vivir en los pronombres! de ti.
Perdóname el dolor alguna vez.
Quítate ya los trajes, Es que quiero sacar
las señas, los retratos; de ti tu mejor tú.
yo no te quiero así, Ese que no te viste y que yo veo,
disfrazada de otra, nadador por tu fondo, preciosísimo.
hija siempre de algo. Y cogerlo
Te quiero pura, libre, y tenerlo yo en lo alto como tiene
irreductible: tú. el árbol la luz última
Sé que cuando te llame que le ha encontrado al sol.
entre todas las gentes Y entonces tú
del mundo, en su busca vendrías, a lo alto.
sólo tú serás tú. Para llegar a él
Y cuando me preguntes subida sobre ti, como te quiero,
quién es el que te llama, tocando ya tan sólo a tu pasado
el que te quiere suya, con las puntas rosadas de tus pies,
enterraré los nombres, en tensión todo el cuerpo, ya
los rótulos, la historia. ascendiendo
Iré rompiendo todo de ti a ti misma.
lo que encima me echaron Y que a mi amor entonces le conteste
desde antes de nacer. la nueva criatura que tú eres.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo, QUE SE APAGUEN LAS
te diré: LUMBRES
«Yo te quiero, soy yo».
¡Que se apaguen las lumbres,
que se paren los labios,
que las voces no digan
SI ME LLAMARAS ya más: «Te quiero» ¡Que
un gran silencio reine,
¡Si me llamaras, sí, una quietud redonda,
si me llamaras! y se evite el desastre
que unos labios buscándose
Lo dejaría todo, traerían a esta suma
todo lo tiraría: de aciertos que es la tierra!
los precios, los catálogos, Que apenas la mirada,
el azul del océano en los mapas, lo que hay más inocente
los días y sus noches, en el cuerpo del hombre,
los telegramas viejos se quede conservándole
y un amor. al amor su futuro,
Tú, que no eres mi amor, en esa leve estrella
¡si me llamaras! que los ojos albergan
y que por ser tan pura
Y aún espero tu voz: no puede romper nada.
telescopios abajo,
desde la estrella, Tan débil está el mundo
por espejos, por túneles, -cendales o cristales-que
por los años bisiestos hay que moverse en él
puede venir. No sé por dónde. como en las ilusiones,
Desde el prodigio, siempre. donde un amor se puede
Porque si tú me llamas morir si hacemos ruido.
-¡si me llamaras, sí, si me llamaras!- Sólo
será desde un milagro, una trémula espera,
incógnito, sin verlo. un respirar secreto,
una fe sin señales,
Nunca desde los labios que te beso, van a poder salvar
nunca desde a voz que dice: hoy,
"No te vayas." la gran fragilidad
de este mundo.

Y la nuestra.
Antología poética. Pedro Salinas. 2009
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SIN VOZ, DESNUDA

TÚ NO PUEDES QUERERME Sin armas. Ni las dulces


sonrisas, ni las llamas
Tú no puedes quererme: rápidas de la ira.
estás alta, ¡qué arriba! Sin armas. Ni las dulces
Y para consolarme sonrisas, ni las llamas
me envías sombras, copias rápidas de la ira.
retratos, simulacros, Sin armas. Ni las aguas
todos tan parecidos de la bondad sin fondo,
como si fueses tú. ni la perfidia, corvo pico.
Entre figuraciones Nada. Sin armas. Sola.
vivo, de ti, sin ti. Ceñida en tu silencio.
«Sí» y «no», «mañana» y «cuando»
Me quieren, quiebran agudas puntas
me acompañan. Nos vamos de inútiles saetas
por los claustros del agua, en tu silencio liso
por los hielos flotantes, sin derrota ni gloria.
por las pampas, o a cines ¡Cuidado! que te mata
minúsculos y hondos. -fría, invencible, eterna-
Siempre hablando de ti. eso, lo que te guarda,
Me dicen: eso, lo que te salva,
"No somos ella, pero el filo del silencio que tú aguzas.
¡si tú vieras qué iguales!"
Tus espectros, que brazos
largos, que labios duros
tienen: si, como tú.
SI TÚ SUPIERAS QUE...
Por fingir que me quieres,
me abrazan y me besan. ¡Si tú supieras que ese
Sus voces tiernas dicen gran sollozo que estrechas
que tú abrazas, que tú en tus brazos, que esa
besas así. Yo vivo lágrima que tú secas
de sombras, entre sombras besándola,
de carne tibia, bella, vienen de ti, son tú,
con tus ojos, tu cuerpo, dolor de ti hecho lágrimas
tus besos, si, con todo mías, sollozos míos!
lo tuyo menos tú. Entonces
Con criaturas falsas, ya no preguntarías
divinas, interpuestas al pasado, a los cielos,
para que ese gran beso a la frente, a las cartas,
que no podemos darnos qué tengo, por qué sufro.
me lo den, se lo dé. Y toda silenciosa,
con ese gran silencio
de la luz y el saber,
me besarías más,
y desoladamente.
Con la desolación
del que no tiene al lado
otro ser, un dolor
ajeno; del que está
solo ya con su pena.
Queriendo consolar
en un otro quimérico
el gran dolor que es tuyo.

Antología poética. Pedro Salinas. 2009


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Poética y evolución

Define la poesía como un ahondamiento en la realidad, "una aventura hacia lo absoluto. Se llega
más o menos cerca, se recorre más o menos camino: eso es todo". Reduce a tres los elementos
de su creación: "Estimo en la poesía, sobre todo, la autenticidad. Luego, la belleza. Después, el
ingenio" Y en efecto, en Salinas el sentimiento y la inteligencia se hermanan de modo singular:
cada uno permite ahondar en el otro. De ahí que, según Leo Spitzer, la principal característica de
su arte consista en el "conceptismo interior", que se manifiesta en paradojas y condensación de
conceptos. Prefiere los versos cortos y sobre todo la silva, y renuncia casi siempre a la rima. La
aparente sencillez de sus versos hizo que Lorca les llamase prosías.

La obra poética de Salinas suele dividirse en tres etapas:

• La etapa inicial (1923-32) está marcada por la influencia de la poesía pura de Juan
Ramón Jiménez y los ecos de las vanguardias futurista y ultraísta. La idea de la
depuración y perfección poéticas y el protagonismo que van cobrando en ella los temas
amorosos perfilan lo que será su etapa de plenitud. Pertenecen a esta etapa Presagios
(1923), Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931).
• La etapa de plenitud (1933-39) está formada por la trilogía amorosa inspirada en su
amor por una estudiante estadounidense que conoció en España: La voz a ti debida,
cuyo título está tomado de un verso de la Égloga tercera de Garcilaso de la Vega, Razón
de amor y Largo lamento, cuyo título está tomado de un verso de Gustavo Adolfo
Bécquer. Todos estos versos están escritos en heptasílabos blancos o sin rima, pero
progresivamente van añadiéndose endecasílabos hasta que la proporción se invierte en
el último libro. Se usa frecuentemente de la enumeración y existe cierto tono conceptista
("Todo quiere ser dos", "Serás, amor, un largo adiós que no se acaba" etc.)

La voz a ti debida (1933) presenta la historia de una pasión amorosa, desde su


nacimiento hasta el final.
Razón de amor (1936) examina lo que queda del amor cuando éste acaba. La pasión y
el dolor de la separación son, por lo tanto, los temas centrales del libro.
Largo lamento (1939) continúa la línea marcada en las obras anteriores.

• La etapa del exilio (1940-51) está formada por El contemplado (1946), extenso poema
en que dialoga con el mar de San Juan de Puerto Rico; Todo más claro y otros poemas
(1949), donde trata el tema de la creación a través de la palabra, y su obra póstuma
Confianza (1955), afirmación gozosa de la realidad vivida.

Antología poética. Pedro Salinas. 2009


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