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Por ende, el significado de Oriaté es el siguiente:
Dignatario Intermediario, que sirve de comunicación entre las fuerzas divinas y los
hombres a través del oráculo del diloggún. Es Maestro de Ceremonia por
excelencia. Está considerado como, El Embajador de los Olúos con Poderes
Dignatarios ungido a través de una ceremonia reconocida en Ifá y/o aprendizaje
empírico muy específico. Es el conocedor de todas los rituales realizados dentro de
la Regla Osha y único capacitado para iniciar a los neófitos llamados a convertirse
en Oloshas.
La ceremonia para ungir a los llamados a convertirse en Oriaté se deriva del oddun
Irete Kután. Aquí es dónde Orula autoriza a los Babá Meyi a enseñar
adecuadamente a los hijos del Diloggún. Los que no tengan esta ceremonia, son
empíricos (Oriení) y no por ello dejan de tener la facultad de manejar los poderes
dignatarios de nuestro reglamento. Esta concepción que expongo de Oriení, es muy
mía, para diferenciar los dos conceptos. Aunque ya en la actualidad muchos
Oriateses no consagrados por Orunla, han sido reconocidos como tales a través de
su larga historia de trabajo y oficio.
Esta ceremonia hace mucho tiempo que no se realiza, precisamente por las
interminables discrepancias de preponderancia existentes, de manera abierta o
silenciosa, entre Olúwos, Babalawos y Oloshas. De todos modos, al final las partes
involucradas coexisten y se apoyan menesterosamente. Por ende, insisto y
enfatizo, que son improductivas e injustificables estas discrepancias.
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¿Es justo que esto pase?. Lo dejo a consideración y meditación de los
involucrados. Hago una formal invitación a que se replantee esta negativa posición
preponderante desde años.
Coincido que todo no se puede enseñar de "un sólo tirón", además de no ser
posible; que el Olosha debe mostrar interés por el aprendizaje y mostrar a las
claras que sus valores y principios son sólidos e inquebrantables. Pero creo, que se
ha generalizado el procedimiento de sobre ortodoxia, que se maneja por algunos
distinguidos y respetables dignatarios de nuestras prácticas yorubá.
Los ancestros tuvieron otros motivos para ocultar algunas verdades místicas.
Y ¿cuál es la causa de lo anterior?. Digo yo, que las causas se apoyan en las
improvisaciones en pos de beneficio personal de quién las hace, propiciado por el
hermetismo y prejuicios desconsiderados de nuestros dignatarios místicos.
Es preocupante....
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Claro está, sabemos de antemano, que el reglamento es uno sólo y las tradiciones
son muchas. Estamos de acuerdo, no lo ponemos en tela de juicio.
Pero creo, que, ya va siendo hora de invitar a los dignatarios representantes de los
dos sagrados reglamentos (REGLA OSHA Y REGLA IFÁ), que lleguen a una
conclusión sana para transmitir el conocimiento a los nuevos que van llegando (que
así lo merezcan) y de este modo evitar que los rituales ancestrales sigan
tergiversándose con improvisaciones dañinas abundantes en los tiempos actuales.
Pero una cosa es salvaguardar los legados místicos adecuadamente y otra muy
diferente es negarlos impunemente a quién, como Olosha, tenga el mejor y más
sano deseo de propagar la autenticidad de los ritos yorubá. Para eso están los
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Orishas, con sólo preguntarles con coco o a través de los oddunes que ofrezcan se
podrá saber si es adecuado o no el transmitir cualquier conocimiento solicitado.
Regla Osha y Regla Ifá, como esencias divinas, prevalecerán a través de los
tiempos, pero ¿qué pasará con los pocos o muchos secretos que aún quedan y no se
han puesto a la disposición de Oloshas honestos que sólo quieren dignificar el buen
nombre de las prácticas?. Con un hermetismo desconsiderado y sobre ortodoxo
sólo se viabiliza la proliferación de innovadores e improvisados, que se aprovechan
de la credibilidad de los que limpiamente se acercan a estas prácticas hermosas,
llenas de tanta limpieza y poder sacrosanto.
El Oriaté debe ser del sexo masculino y que en su signo de Itá venga predestinada
su función como tal. Aunque, tenemos noticias de muchas mujeres que en su
tiempo fungieron como Obbatero u Oriaté, pero con el pasar del tiempo,
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comprendiéndose los grandes esfuerzos físicos que debían realizar tales oficiantes,
quedó que el Oriaté u Oriení fuera del sexo masculino.
Según algunas versiones de respeto, el oficio de Oriaté puede dejar "infertil" a una
mujer si se dedicara a ello. Por otro lado, como sus órganos femeninos son tan
delicados, los esfuerzos que se realizan para cargar los animales en el momento del
sacrificio, pudiera afectarles su naturaleza y su salud. Un Obbatero, no se enfoca
únicamente a "tirar el caracol", tiene múltiples funciones dentro de un Igbodú ni
Osha. Jamás menosprecio y discrimino la maravillosa y útil función de la mujer
dentro de nuestras prácticas, sólo considero que no es conveniente que realicen
estas operaciones porque pueden afectarse irreversiblemente. De todos modos,
libre de elección estamos todos para decidir por un lado o por el otro.
El Oriaté puede ser menor en edad iniciática, que cualquier otro Olosha presente
en un ritual sagrado, pero en el momento de la magna ceremonia funge como
mayor y merece todo un especial respeto. Aunque para fungir como Oriaté o Oriení
el sacerdote en cuestión debe haber pasado por un intenso proceso de aprendizaje,
porque se supone que en el ceremonial osha no puede darse ninguna
improvisación.
Un buen Oriaté u Oriení, debe dominar todos los secretos místicos y herméticos
que se imponen dentro de un igbodu, dominar con cierta perfección (mínimo) los
designios oraculares a través de oddu del diloggún, tener un amplio repertorio de
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suyeres (cantos litúrgicos) de oficio, jamás permitirse el lujo de improvisar y
reconocer que cuándo no sepa algo es su deber ilustrarse con quién sepa más.
Jamás, por ética, ningún Oriaté u Oriení, deberá discrepar con los Awoses y
viceversa; ya que ambas potencias de sabiduría deben trabajar al unísono y de
manera armónica. Es conveniente para que cualquier ritual o menester litúrgico
llegue a concluir exitosamente, tanto para el interesado que se ofrece, cómo para
la imagen que se está representando, se mantenga el más cordial y elemental
respeto ante el oficio de las partes.
Siempre es recomendable, que, cualquier Casa Templo tenga "de planta" a un sólo
Oriaté u Oriení, ya que éste tiene una marcada e importante función en todo el
desarrollo del Iyawó que se inicia. Se aconseja, además, que, se mantenga el
mismo Maestro de Ceremonia en todos los posteriores rituales litúrgicos que se
lleven a cabo en la Casa Templo en cuestión, ya que con esto se garantiza la
conveniente armonía y equilibrio en todos los sucesos místicos que se ofrezcan a
futuro en el territorio religioso en actividad. Cada Babalosha o Iyalosha vibrará
adecuadamente si mantiene siempre el mejor contacto y la mejor relación con el
mismo Maestro de Ceremonia.
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El Oriaté está llamado, como Maestro de Ceremonia, a salvaguardar las tradiciones
y reglas que a través de los siglos se han venido haciendo en cada ritual o
ceremonia.
Sólo el Oriaté puede continuar con todo lo demás. Algunas opiniones de respeto
consideran, que, el Olúo es el Sacerdote que se convierte en Padrino de una
Comunidad de Babalawos.
Es iniciado en la Regla de Ifá. Tiene Santo Lavado, por ende, no pasó por el proceso
de iniciación riguroso dentro de Regla Osha. No es Olosha ungido. Según algunos,
no tiene potestad para ser testigo u observador de ninguna iniciación dentro de
Regla Osha y mucho menos de presentar la navaja en el momento de rigor.
El anterior concepto es apoyado por la mayoría de los Oloshas, con una razón
imposible de eludir: "No puedes participar de algo en lo que no has sido iniciado".
Aunque, según Las Sagradas Escrituras de Ifá, en el oddun Osá Alafagbeyó (9-8)
al Babalawó está autorizado por Orula a participar directamente, con sus funciones
básicas, dentro del Igbodú en una Iniciación de Osha o Kariosha. Ya que posee la
potestad de conocer todos los secretos o así debe ser.
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peyorativas que se enfocan silenciosamente (además de fomentarlas) entre las
mencionadas partes. Lo cual, únicamente desmerita la imagen de la investidura
que representan.
Es el máximo responsable de todos los rituales dentro del Igbodú Osha, con
conocimiento, experiencia, pinaddo y consagrado ante Ifá por potestad del oddun
Irete Kután, a través de la Ceremonia de Obbatero.
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hechos. Muchos son los nombres que podríamos mencionar en éste espacio y para
ellos mi más respetable reconocimiento, por la hermosa labor que vienen
realizando para bien de nuestras prácticas.
IMPORTANTE:
Son los Olúwos o Babalawos los llamados a realizar los sacrificios de animales en
una Iniciación o Nyoko ni Osha. A defecto de estos o por autorización de los
mismos, entonces el Oriaté u Oriení podrá fungir como Babashoggún o Sacrificador
de Animales.
Tomemos en cuenta, que, muchas Casas Templos tienen una línea pro ifá y otras
ignoran descuidadamente la función de los reconocidos Representantes de Ifá, por
las razones que ya hemos mencionado en párrafos anteriores.
Orunla es tan Orisha como cualquier otra deidad que nos amparan y guían dentro
de nuestro maravilloso panteón yorubá. La palabra de Orula (4-5), como Principal
Testigo de la Creación, es muy importante para el desarrollo de cualquier creyente
nuestro, sea o no iniciado en Osha.
Muchos de los que conocen a la perfección los mandatos del oráculo del diloggún,
no me dajarán mentir, cuando en ocasiones muy especiales se debe orientar al
creyente, iniciado o no, a dirigirse a Orunla para que éste nos ofrezca su sagrado
mensaje. Y muchos Oloshas o ahijados comunes, requieren del Abofaka o Ikofá
Orunla para que su desarrollo por la vida se haga con más apoyo y protección.
Es incomprensible reconocer las potestades de Orunla para unas cosas y para otras
negarlas impunemente.
Sería como negar la palabra de Obbatalá, Shangó u otra deidad nuestra. Y digo
nuestra, para enfocar mejor "el lente" del Lector; porque todas las deidades están
para ayudarnos porque todos somos sus hijos y protegidos. Las deidades no
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padecen de ninguna preferencia o privilegio hacia alguna criatura viviente. Orula
es tan nuestro (de los Oloshas e Iworos) como cualquier otra espiritualidad
existente en nuestro amplio panteón yorubá.
Generalmente los hijos de Elegguá, Shangó, Oshún y Obbatalá son los más llamados
a convertirse en Dignatarios Representantes de la Regla Ifá. Según versiones, los
hijos de Oggún no deben pasar a Ifá, a menos que su signo lo indique de manera
muy rigurosa. En el caso específico de los Omó Elegguá, casi siempre están
marcados para convertirse en Olúos. Raro es que un Omó Elegguá, se quedé
fungiendo en Osha para toda su vida, a menos que esté imposibilitado por el rigor
del hermetismo.
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