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SABIDURIA Y FIRMEZA Compilado por: Mario ORTIZ GOMEZ

Rubrica: FILOSOFIA Tema: El Oriaté

EL ORIATÉ, OLÚWO Y BABALAWO


DOCUMENTOS DE RELIGION YORUBA

Autor: Osvaldo Shangó. Babalosha-Oriaté

Oriaté: Su denominación está estructurada por un nombre compuesto de dos


conceptos yorubá:

Orí.- Espíritu o Esencia Divina.

Até.- Lugar donde se concreta la adivinación o se manifiesta la divinidad. Sagrado


Tablero.

En África se le denominaba al Até a una esterilla de mimbre en forma circular


donde allí se exponían algunos productos que se vendían en los mercados. Por otro
lado, con el tiempo, se utilizó para tirarse el diloggún o kawris en forma predictiva.
En Cuba, la denominación Até y Okpón ni Ifá únicamente se utilizó para denominar
al Tablero de Madera consagrado que representa el movimiento circular del
Universo y el mismo planeta Tierra, con sus cuatro puntos cardinales. La palabra
Ení, en Cuba se utilizó como ESTERA DE MIMBRE alargada y no circular.

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Por ende, el significado de Oriaté es el siguiente:

Dignatario Intermediario, que sirve de comunicación entre las fuerzas divinas y los
hombres a través del oráculo del diloggún. Es Maestro de Ceremonia por
excelencia. Está considerado como, El Embajador de los Olúos con Poderes
Dignatarios ungido a través de una ceremonia reconocida en Ifá y/o aprendizaje
empírico muy específico. Es el conocedor de todas los rituales realizados dentro de
la Regla Osha y único capacitado para iniciar a los neófitos llamados a convertirse
en Oloshas.

La ceremonia para ungir a los llamados a convertirse en Oriaté se deriva del oddun
Irete Kután. Aquí es dónde Orula autoriza a los Babá Meyi a enseñar
adecuadamente a los hijos del Diloggún. Los que no tengan esta ceremonia, son
empíricos (Oriení) y no por ello dejan de tener la facultad de manejar los poderes
dignatarios de nuestro reglamento. Esta concepción que expongo de Oriení, es muy
mía, para diferenciar los dos conceptos. Aunque ya en la actualidad muchos
Oriateses no consagrados por Orunla, han sido reconocidos como tales a través de
su larga historia de trabajo y oficio.

Les pido de favor, hacer un imprescindible paréntesis...

Esta ceremonia hace mucho tiempo que no se realiza, precisamente por las
interminables discrepancias de preponderancia existentes, de manera abierta o
silenciosa, entre Olúwos, Babalawos y Oloshas. De todos modos, al final las partes
involucradas coexisten y se apoyan menesterosamente. Por ende, insisto y
enfatizo, que son improductivas e injustificables estas discrepancias.

También, por lo anteriormente explicado, Olúwos, Babalawos y Oriaté u Oriení no


quieren enseñar a ninguno de los que están dando sus primeros pasos dentro de la
fé yorubá. Y si enseñan, sólo aportan una fracción, para "no soltar la sopa"
completa y mantener (supuestamente) el control místico o la limpieza del ritual
(según algunos) dentro de las comunidades de iworos.

Están tratando de salvaguardar los secretos para que no se mal utilicen en el


transcurso y sólo facilitan con ello que muchos de los secretos aún existentes, se
distorsionen o se modifiquen con improvisaciones o acciones a medias que
proporcionan trastornos para los que acuden ingenuamente a los nuevos Oloshas.

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¿Es justo que esto pase?. Lo dejo a consideración y meditación de los
involucrados. Hago una formal invitación a que se replantee esta negativa posición
preponderante desde años.

Coincido que todo no se puede enseñar de "un sólo tirón", además de no ser
posible; que el Olosha debe mostrar interés por el aprendizaje y mostrar a las
claras que sus valores y principios son sólidos e inquebrantables. Pero creo, que se
ha generalizado el procedimiento de sobre ortodoxia, que se maneja por algunos
distinguidos y respetables dignatarios de nuestras prácticas yorubá.

Está sucediendo lo mismo que pasó en tiempos anteriores. Muchos de los ya


fallecidos, se llevaron a la tumba muchísimos secretos y las generaciones actuales
han acudido a modificaciones o añadiduras a través de inspiración o por estudios
colaterales, a través de libros de ifá que llegan a sus manos de manera clandestina
o de conceptos aprendidos al azar.

Los ancestros tuvieron otros motivos para ocultar algunas verdades místicas.

Por poner algunos ejemplos, tenemos las contradicciones de que si Aggayú va


directo o se hace con oro. Que si Óba va directo o se hace con oro, que si Nanú
nace con humiero de agua y coco o con humiero tradicional. Que si Oggán lleva o
no diloggun. Que si Naná Burukú y Nanú son la misma cosa o que ambas viven en la
misma vasija. Que si Naná Burukú no es de la familia arará como bien afirman
muchos conocedores de los rituales san lazarenos; que si Ayaó nace al pie de Iroko
(La Ceiba) o nace sobre una mesa con mantel adornado de pétalos de flores, que si
la mencionada espiritualidad vive colgada del techo dentro de una canasta de
mimbre o vive junto a Yansá o sobre la mesa principal dónde se consumen los
alimentos cotidianos, etc. En fin, variadas y variadas argumentaciones que pululan
dentro del reglamento y nadie llega a ponerse de acuerdo. Y lo chistoso, por no
decir penoso, es que todos esos secretos litúrgicos provienen de la misma raíz o del
mismo tronco místico que se asentó en Cuba.

Y ¿cuál es la causa de lo anterior?. Digo yo, que las causas se apoyan en las
improvisaciones en pos de beneficio personal de quién las hace, propiciado por el
hermetismo y prejuicios desconsiderados de nuestros dignatarios místicos.

Es preocupante....

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Claro está, sabemos de antemano, que el reglamento es uno sólo y las tradiciones
son muchas. Estamos de acuerdo, no lo ponemos en tela de juicio.

Pero creo, que, ya va siendo hora de invitar a los dignatarios representantes de los
dos sagrados reglamentos (REGLA OSHA Y REGLA IFÁ), que lleguen a una
conclusión sana para transmitir el conocimiento a los nuevos que van llegando (que
así lo merezcan) y de este modo evitar que los rituales ancestrales sigan
tergiversándose con improvisaciones dañinas abundantes en los tiempos actuales.

Es imposible e improbable mantener oculta por mucho tiempo la verdad. Ya que


esta no es patrimonio de uno o varios individuos. De algún modo se infiltrará el
conocimiento hacia los auténticos interesados. No olvidemos, que, estamos en la
Era del Conocimiento y nadie podrá controlar que éste se expanda a quiénes
verdaderamente lo merecen. No hay porqué preocuparse, digo yo, ahí están los
Orishas, ellos sabrán qué hacer cuándo alguien inmerecido alcance el umbral de la
sacrosanta verdad.

Si no de todos, de la mayoría, se debe saber que nuestros misterios están


salvaguardados por los Ibikeji Oloddumare (doble astrales o espirituales que
residen en otros planos superiores) y éstos no van a permitir que el hermetismo
imprescindible sea transgredido por personas irresponsables o no preparadas para
dominar y manipular los secretos místicos de nuestra liturgia. Un argumento
cognoscitivo en manos de un individuo sin preparación o de naturaleza egocéntrica
se disuelve inmediatamente o no llega a funcionar.

Es cierto, también, que cada Olosha, que se considere responsable y moralmente


íntegro, debe cuidar los misterios litúrgicos para que no sean mal utilizados por
personas inescrupulosas o faltas de interés comunitario. No es mal intencionado
interés egoísta de atesorar conocimiento para mantener el control de los demás, es
necesaria función del Olosha ante nuestras herramientas místicas, que no a todos
les llega con la misma intensidad ni con igual premura. Todo interesado en
penetrar los secretos místicos de nuestras prácticas, tiene que mostrar o demostrar
a los Ibikejí Oloddumare su genuino interés de aprender.

Pero una cosa es salvaguardar los legados místicos adecuadamente y otra muy
diferente es negarlos impunemente a quién, como Olosha, tenga el mejor y más
sano deseo de propagar la autenticidad de los ritos yorubá. Para eso están los

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Orishas, con sólo preguntarles con coco o a través de los oddunes que ofrezcan se
podrá saber si es adecuado o no el transmitir cualquier conocimiento solicitado.

Que se enseñe dosificada y cautelosamente, pero que se enseñe. Que en lo gradual


no existan vestigios de informaciones a medias.

Regla Osha y Regla Ifá, como esencias divinas, prevalecerán a través de los
tiempos, pero ¿qué pasará con los pocos o muchos secretos que aún quedan y no se
han puesto a la disposición de Oloshas honestos que sólo quieren dignificar el buen
nombre de las prácticas?. Con un hermetismo desconsiderado y sobre ortodoxo
sólo se viabiliza la proliferación de innovadores e improvisados, que se aprovechan
de la credibilidad de los que limpiamente se acercan a estas prácticas hermosas,
llenas de tanta limpieza y poder sacrosanto.

Continuamos después del paréntesis....

Muchos (la inmensa generalidad) están fungiendo como Oriaté de manera


empírica, ya que no están reconocidos ante Orunla (El Testigo de la Creación).
Por ende, no deberían autotitularse como Oriaté sino como Oriení, ya que estos
últimos descubren los misterios del oráculo sobre una estera, no sobre un tablero
de madera (Até). A pesar que puedan dominar a la perfección todos los rituales
concebidos dentro del reglamento osha.

El Oriaté Consagrado se le entrega en la ceremonia Irete Kután una Igba con


Poderes Místicos que le facilita, al que fungirá como Maestro de Ceremonia, un
contacto más directo con las divinidades. Se supone, que Ifá es el canal más
allegado a Oloddumare y, para creer más en el concepto, los mismos orishas
acudían a Orula para saber cómo encaminar sus pasos por la tierra y para ayudar a
sus seguidores.

Como bien dije anteriormente, el Oriaté es el Intermediario entre los Olúwos y


Babalawos con los Oloshas y futuros iniciados en la "Santería". También los Oriení
hacen la misma función y muchos representantes de Ifá respetan y consideran las
funciones que se derivan de tan connotados y experimentados individuos.

El Oriaté debe ser del sexo masculino y que en su signo de Itá venga predestinada
su función como tal. Aunque, tenemos noticias de muchas mujeres que en su
tiempo fungieron como Obbatero u Oriaté, pero con el pasar del tiempo,

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comprendiéndose los grandes esfuerzos físicos que debían realizar tales oficiantes,
quedó que el Oriaté u Oriení fuera del sexo masculino.

Según algunas versiones de respeto, el oficio de Oriaté puede dejar "infertil" a una
mujer si se dedicara a ello. Por otro lado, como sus órganos femeninos son tan
delicados, los esfuerzos que se realizan para cargar los animales en el momento del
sacrificio, pudiera afectarles su naturaleza y su salud. Un Obbatero, no se enfoca
únicamente a "tirar el caracol", tiene múltiples funciones dentro de un Igbodú ni
Osha. Jamás menosprecio y discrimino la maravillosa y útil función de la mujer
dentro de nuestras prácticas, sólo considero que no es conveniente que realicen
estas operaciones porque pueden afectarse irreversiblemente. De todos modos,
libre de elección estamos todos para decidir por un lado o por el otro.

El Oriaté puede ser menor en edad iniciática, que cualquier otro Olosha presente
en un ritual sagrado, pero en el momento de la magna ceremonia funge como
mayor y merece todo un especial respeto. Aunque para fungir como Oriaté o Oriení
el sacerdote en cuestión debe haber pasado por un intenso proceso de aprendizaje,
porque se supone que en el ceremonial osha no puede darse ninguna
improvisación.

Oriaté.- Dignatario Maestro de Ceremonia Consagrado por Ifá.

Oriení.- Venerable Sacerdote Osha. Maestro de Ceremonia Empírico o


Independiente de Ifá.

Lamentablemente, nos estamos enfrentando a actos u oficios de algunos individuos


de dudosa procedencia religiosa, que están tergiversando el buen curso de los
rituales secretos y sagrados de nuestra cultura milenaria. Hoy todos los sacerdotes
varones quieren ser Maestros de Ceremonia, cuando es de todos sabido, que para
oficiar dentro del Igbodú hay que tener una experiencia básica y haber tomado
Pinaddo, como mínimo. Luego, lo invariable sería profundizar en el conocimiento,
para que al ofrecer el sagrado oficio, no se desmerite su investidura y no afecte el
desarrollo espiritual del religioso que solicita su orientación mística.

Un buen Oriaté u Oriení, debe dominar todos los secretos místicos y herméticos
que se imponen dentro de un igbodu, dominar con cierta perfección (mínimo) los
designios oraculares a través de oddu del diloggún, tener un amplio repertorio de

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suyeres (cantos litúrgicos) de oficio, jamás permitirse el lujo de improvisar y
reconocer que cuándo no sepa algo es su deber ilustrarse con quién sepa más.

Jamás, por ética, ningún Oriaté u Oriení, deberá discrepar con los Awoses y
viceversa; ya que ambas potencias de sabiduría deben trabajar al unísono y de
manera armónica. Es conveniente para que cualquier ritual o menester litúrgico
llegue a concluir exitosamente, tanto para el interesado que se ofrece, cómo para
la imagen que se está representando, se mantenga el más cordial y elemental
respeto ante el oficio de las partes.

Los tres primeros días de la iniciación (Oriaté u Oriení) es el máximo responsable


de todo lo relacionado con el ritual dentro del Igbodú (Cuarto de Santo) y el iyawó
le pertenece hasta que es entregado el Día de Itá a sus Padrinos con una ceremonia
(Awara Awara nigboró, Kashe Itá, Kashe Osha, Awara Awara nigboró) realizada
bajo el Trono y con la presencia de todos los Omó Kologbá Olofi o Testigos de
Santo, en compañía del iniciado o iyawó. Este evento litúrgico se concluye después
del Ebbó Oriateo del Nyoko Osha. Por ende, las recomendaciones venidas y
orientadas por el Oriaté u Oriení en esos tres días son esenciales a tomar en
consideración y con el más absoluto de los respetos. Esto lo convierte en el Padrino
de Ogdón del Iyawó y futuro Iworo.

Siempre es recomendable, que, cualquier Casa Templo tenga "de planta" a un sólo
Oriaté u Oriení, ya que éste tiene una marcada e importante función en todo el
desarrollo del Iyawó que se inicia. Se aconseja, además, que, se mantenga el
mismo Maestro de Ceremonia en todos los posteriores rituales litúrgicos que se
lleven a cabo en la Casa Templo en cuestión, ya que con esto se garantiza la
conveniente armonía y equilibrio en todos los sucesos místicos que se ofrezcan a
futuro en el territorio religioso en actividad. Cada Babalosha o Iyalosha vibrará
adecuadamente si mantiene siempre el mejor contacto y la mejor relación con el
mismo Maestro de Ceremonia.

El Oriaté está llamado a respetar íntegramente las tradiciones y costumbres de las


Casas Templos a las que se le llame para oficiar. Él no podrá imponer sus
disciplinas, a menos que estas vayan orientadas al respeto íntegro del reglamento
tradicional, que ningún Olosha puede violentar o desobedecer.

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El Oriaté está llamado, como Maestro de Ceremonia, a salvaguardar las tradiciones
y reglas que a través de los siglos se han venido haciendo en cada ritual o
ceremonia.

O l ú w o : Venerable Sacerdote ante Ifá y OIoddumare.

Es el iniciado en la Regla de Ifá. Antes de convertirse en Representante de Ifá pasó


por el proceso de coronación en Regla Osha o Kariosha. Por ende, tiene santo
coronado. Tiene la potestad para convertirse en testigo y observador de cualquier
iniciación de la santería dentro del Igbodú. Con reconocidas y sublimes potestades
místicas (Olofi, Odduduwa, Osain, Orum, Orí, Baba Eggun y otras) que lo
convierten en cabeza mayor de una comunidad de Babalawos.

No inicia directamente, es decir, no está involucrado en el ritual intrínseco y


hermético que se da lugar dentro del Igbodú; pero debe hacer el Ebbó de Entrada,
presentar la navaja en el momento de rigor y pasado los tres meses debe iniciar el
proceso de Ebbó Meta del Iyawó sobre el Até o Tablero.

Sólo el Oriaté puede continuar con todo lo demás. Algunas opiniones de respeto
consideran, que, el Olúo es el Sacerdote que se convierte en Padrino de una
Comunidad de Babalawos.

B a b a l a w o : Padre de los Secretos de Adivinación.

Es iniciado en la Regla de Ifá. Tiene Santo Lavado, por ende, no pasó por el proceso
de iniciación riguroso dentro de Regla Osha. No es Olosha ungido. Según algunos,
no tiene potestad para ser testigo u observador de ninguna iniciación dentro de
Regla Osha y mucho menos de presentar la navaja en el momento de rigor.

El anterior concepto es apoyado por la mayoría de los Oloshas, con una razón
imposible de eludir: "No puedes participar de algo en lo que no has sido iniciado".

Aunque, según Las Sagradas Escrituras de Ifá, en el oddun Osá Alafagbeyó (9-8)
al Babalawó está autorizado por Orula a participar directamente, con sus funciones
básicas, dentro del Igbodú en una Iniciación de Osha o Kariosha. Ya que posee la
potestad de conocer todos los secretos o así debe ser.

En el particular, ningunas de las partes se ponen de acuerdo. Eso sin atreverme a


mencionar (por vergüenza), las declaraciones despectivas, prejuiciosas o

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peyorativas que se enfocan silenciosamente (además de fomentarlas) entre las
mencionadas partes. Lo cual, únicamente desmerita la imagen de la investidura
que representan.

Creo, a mi humilde consideración, que la invitación queda abierta para que


observemos sin fronteras y con admiración el oficio que se deriva de tan
connotados Maestros de Ceremonias y nos olvidemos de las "pequeñeces" que
puedan estar intrínsecas en lo más oculto de las almas de estos individuos.
Digamos como dice la Iglesia Católica en su práctica litúrgica: "No mires nuestros
pecados y toma a bien la fe de tu iglesia".

"Qué tire la primera piedra quién esté limpio de pecado".

Es reconocible e irrefutable, que muchos otros argumentos se exponen en las


Sagradas Escrituras de Ifá y se ignoran o se velan con enfoques que sólo benefician
el hermetismo desmedido dentro de las filas de los Representantes de Ifá, basados
muchas veces en prejuicios improcedentes.

O r i a t é : Venerable Embajador Religioso entre Regla Ifá y Regla Osha.


Dignatario Maestro de Ceremonia en Osha.

Es el máximo responsable de todos los rituales dentro del Igbodú Osha, con
conocimiento, experiencia, pinaddo y consagrado ante Ifá por potestad del oddun
Irete Kután, a través de la Ceremonia de Obbatero.

O r i e n í : Venerable Sacerdote en Osha. Popularmente se les conoce como


"Caracoleros o Italeros".

Es el máximo responsable, con conocimientos empíricos y vasta experiencia


(también con pinaddo) en todos los rituales dentro del Igbodú Osha. Funge como
Oriaté a través del reconocimiento general en las comunidades de creyentes e
iniciados. Según opiniones de connotados Representantes de Ifá, desde la primera
mitad del siglo XX no hay en la diáspora ningún Obbatero. Todos los que han
fungido (y fungen) posterior a la cronología fueron y son empíricos.

En mi opinión particular, ambas denominaciones merecen el más relevante de los


respetos, siempre y cuando estén fungiendo como ya lo hacen los reconocidos y
experimentados Maestros de Ceremonias, que hoy en día se imponen con sus

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hechos. Muchos son los nombres que podríamos mencionar en éste espacio y para
ellos mi más respetable reconocimiento, por la hermosa labor que vienen
realizando para bien de nuestras prácticas.

IMPORTANTE:

Son los Olúwos o Babalawos los llamados a realizar los sacrificios de animales en
una Iniciación o Nyoko ni Osha. A defecto de estos o por autorización de los
mismos, entonces el Oriaté u Oriení podrá fungir como Babashoggún o Sacrificador
de Animales.

Tomemos en cuenta, que, muchas Casas Templos tienen una línea pro ifá y otras
ignoran descuidadamente la función de los reconocidos Representantes de Ifá, por
las razones que ya hemos mencionado en párrafos anteriores.

Orunla es tan Orisha como cualquier otra deidad que nos amparan y guían dentro
de nuestro maravilloso panteón yorubá. La palabra de Orula (4-5), como Principal
Testigo de la Creación, es muy importante para el desarrollo de cualquier creyente
nuestro, sea o no iniciado en Osha.

Muchos de los que conocen a la perfección los mandatos del oráculo del diloggún,
no me dajarán mentir, cuando en ocasiones muy especiales se debe orientar al
creyente, iniciado o no, a dirigirse a Orunla para que éste nos ofrezca su sagrado
mensaje. Y muchos Oloshas o ahijados comunes, requieren del Abofaka o Ikofá
Orunla para que su desarrollo por la vida se haga con más apoyo y protección.

Es incomprensible reconocer las potestades de Orunla para unas cosas y para otras
negarlas impunemente.

Quién se adjudique el derecho de truncar las funciones de las mencionadas


potestades existentes por Oloddumare, está truncando salvajemente el desarrollo
de cualquier ahijado que necesite del sendero de Ifá. Por no decir, que está
violando arbitrariamente una magia, que como humano, sólo tenemos la obligación
de intermediar, no de decidir como si fuéramos la misma deidad.

Sería como negar la palabra de Obbatalá, Shangó u otra deidad nuestra. Y digo
nuestra, para enfocar mejor "el lente" del Lector; porque todas las deidades están
para ayudarnos porque todos somos sus hijos y protegidos. Las deidades no

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padecen de ninguna preferencia o privilegio hacia alguna criatura viviente. Orula
es tan nuestro (de los Oloshas e Iworos) como cualquier otra espiritualidad
existente en nuestro amplio panteón yorubá.

Generalmente los hijos de Elegguá, Shangó, Oshún y Obbatalá son los más llamados
a convertirse en Dignatarios Representantes de la Regla Ifá. Según versiones, los
hijos de Oggún no deben pasar a Ifá, a menos que su signo lo indique de manera
muy rigurosa. En el caso específico de los Omó Elegguá, casi siempre están
marcados para convertirse en Olúos. Raro es que un Omó Elegguá, se quedé
fungiendo en Osha para toda su vida, a menos que esté imposibilitado por el rigor
del hermetismo.

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