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Sin duda este tema es básicamente un tema que corresponde a


la Criminalística, no obstante ello el fiscal debe conocer el
manejo de este procedimiento que incorpora y obliga este nuevo
modelo procesal en manos de la policía y de la fiscalía.

La cadena de custodia es uno de los pasos de la investigación


muy importante y que se traduce en la recolección, manejo,
preservación y almacenamiento de los elementos materiales de
prueba que luego de haberse sometido a un examen especial van
a constituir medios de prueba, para finalmente ser sometido al
contradictorio y sean consideradas como pruebas.

El reglamento que ha implementado el Ministerio Publico ha


señalado que la Cadena de Custodia se inicia con el
aseguramiento, inmovilización o recojo de los elementos
materiales y evidencias en el lugar de los hechos, durante las
primeras diligencias o incorporados en el curso de la
Investigación preparatoria; y, concluye con la disposición o
resolución que establezca su destino final. Asimismo se ha
considerado elaborar un formato de cadena de custodia, donde
los elementos materiales, evidencias y bienes incautados se
registraran en este mediante una descripción minuciosa y
detallada de los caracteres, medidas, peso, tamaño, color,
especie, estado, entre otros datos del medio en el que se
hallaron los elementos materiales y evidencias , de las técnicas
utilizadas en el recojo y pericias que se dispongan , en la cual no
se admiten enmendaduras. En caso que amerite una corrección,
esta se efectuara entre paréntesis, explicando los motivos que lo
generaron. Los bienes materiales y las evidencias recolectadas o
incorporadas, deberán ser debidamente rotulados y etiquetados
para su correcta identificación y seguridad e inalterabilidad.

Esta reglamentación es en merito al articulo 220.5 del CPP 2004


donde señala que la Fiscalía de la Nación, a fin de garantizar la
autenticidad de lo incautado , dictara el Reglamento
correspondiente a fin de normar el diseño y control de la cadena
de custodia, así como el procedimiento de seguridad y
conservación de los bienes incautados.

Al respecto es necesario precisar algunos conceptos como


evidencias, indicios, elementos de prueba y elementos de
convicción.

En el artículo 65.1 del CPP 2004 se dice que el Ministerio Publico


en la investigación del delito, deberá obtener los elementos de
convicción necesarios. Más adelante en el artículo 67.1 señala
que la policía en su función de investigación, entre otras
actividades investigativas, debe reunir y asegurar los elementos
de prueba que puedan servir para la aplicación de la Ley penal.
Luego en el numeral 2 , señala la de vigilar y proteger el lugar de
los hechos a fin de que no sean borrados los vestigios y huellas
del delito, así como de recoger y conservar los objetos e
instrumentos relacionados con el delito, así como todo elemento
material que pueda servir a la investigación. De modo que
nuestro código utiliza indistintamente estas palabras. Debemos
señalar que elemento de prueba es todo dato que se incorpora a
la investigación por el cual el fiscal va formando convicción de
modo que elemento de prueba y elemento de convicción tienen
la misma conceptualización ; no ocurre lo mismo con indicio y
evidencia.

El manual de Criminalística preparado por la Dirección de


Criminalística de la Policía Nacional conceptúa el ͞indicio͟ como
toda señal, vestigio, huella, marca u otro análogo que es hallado
en la escena del crimen y que necesariamente requiere de un
análisis o estudio por parte de los peritos o pesquisas que
intervienen en un hecho delictuoso o presumiblemente
delictuoso y que requiere de una respuesta. Y ͞evidencia͟ es la
respuesta de los estudios y/o análisis realizados a los indicios, es
real, factico, se da en la naturaleza y por lo tanto no se puede
dudar de su origen o resultado. Es observable, determinable y
perceptible por los sentidos.

Delimitado estos conceptos de lo que se trata es que todo lo que


se recoja del lugar de los hechos sea en forma debida con las
técnicas de la criminalística, y embalado, rotulado, trasladado y
enviado al lugar correspondiente y su custodia. Como ya se dijo,
en estos pasos que se dan de ahí cada eslabón que se une forma
una cadena , tiene que cumplirse una serie de datos y requisitos
que son necesarios con la finalidad de lo que se recoge
efectivamente es el mismo que se va a presentar en el juicio,
esto es mantener la originalidad del elemento de prueba .Con
una adecuada y correcta aplicación de este procedimiento se
garantiza la autenticidad , preservación e integridad del
elemento material de prueba , y que no quepa duda alguna si se
han seguido los pasos adecuados garantizando una correcta
recolección, descripción , cuantificación, individualización de lo
recogido , de modo que no se cuestione que hay alteración ,
contaminación , confusión o sustracción.
Es importante que, si bien le asiste al policía y al fiscal
conocer este procedimiento de la cadena de custodia, sin
embargo, ello no exime a los demás operadores de justicia para
evitar cometer algunos exabruptos en nuestras decisiones y en
procura de una correcta aplicación de la administración de
justicia.

Abundando, la cadena de custodia es el documento escrito en


donde quedan reflejadas todas las incidencias de una prueba. En
este documento se reflejan los movimientos y acciones ejercidas
sobre la prueba. La cadena de custodia se basa en los
procedimientos que aseguran las características originales de los
elementos físicos de prueba, comenzando desde la protección de
la escena , recolección , embalaje , transporte, análisis ,
almacenamiento, , preservación, recuperación, y disponibilidad
final de estos elementos e identifica a los responsables en cada
una de las etapas. La cadena de custodia tiene como objeto
demostrar que las muestras y objetos analizados, en cualquier
tiempo, son los mismos que se recogieron en el lugar de los
hechos .La cadena de custodia se debe llevar a cabo
científicamente .Nunca se debe olvidar que este proceso
compromete no solo a quien obtiene la evidencia en la escena
de los hechos, sino también a secretarios, técnicos, jueces,
fiscales, laboratorios, médicos forenses, peritos, etc. La cadena
de custodia asegura la autenticidad de la evidencia, y optimiza la
investigación criminal. Toda muestra o elemento probatorio
deberá ser sometido al registro de la cadena de custodia. La
cadena de custodia comprende aspectos muy complejos, por lo
tanto se requiere ser muy estricto en el cumplimiento de sus
normas. La evidencia debe someterse al rigor científico, y debe
tenerse en cuenta que lo técnico se refiere a los elementos que utiliza el método científico.
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r LEGALIDAD PROCESAL

En cuanto a los preceptos generales, se encuentra el principio de la


legalidad, cuya significación es en todo el derecho. De modo que cuando
resulte absolutamente indispensable restringir un derecho fundamental
para lograr los fines de esclarecimiento del proceso debe procederse
conforme a lo dispuesto por la Ley y ejecutarse con las debidas garantías
para el afectado.



Las medidas que disponga la autoridad, en los supuestos indicados en el


artículo anterior, deben realizarse con arreglo al principio de
proporcionalidad y en la medida que existan suficientes elementos de
convicción. La resolución que dicte el Juez de la Investigación Preparatoria
debe ser especialmente motivada, al igual que el requerimiento del
Ministerio Público.

Es de precisar que los requerimientos del Ministerio Público serán


motivados y debidamente sustentados, tal como así lo establece el
artículo 122° numeral 5. El Juez de la Investigación Preliminar, salvo norma
específica, decidirá inmediatamente, sin trámite alguno. Si no existiere
riesgo fundado de pérdida de finalidad de la medida, el Juez de la
Investigación Preliminar deberá correr traslado previamente a los sujetos
procesales y, en especial, al afectado. Asimismo, para resolver, podrá
disponer mediante resolución inimpugnable la realización de una
audiencia con intervención del Ministerio Público y de los demás sujetos
procesales, que se realizará con los asistentes.

Cuando la Policía o el Ministerio Público, siempre que no se requiera


previamente resolución judicial, ante supuestos de urgencia o peligro por
la demora y con estrictos fines de averiguación, restringa derechos
fundamentales de las personas,, corresponde al Fiscal solicitar
inmediatamente la confirmación judicial. El Juez de la Investigación
Preparatoria, sin trámite alguno, decidirá en el mismo día o a más tardar al
día siguiente confirmando o desaprobando la medida ejecutada por la
Policía o la Fiscalía, salvo que considere indispensable el previo traslado a
los sujetos procesales o, en su caso, la realización de una audiencia con
intervención del Fiscal y del afectado. La resolución que ordena el previo
traslado o la audiencia no es impugnable.

Respecto de la realización de la audiencia, rige en lo pertinente el artículo


8o.



Contra el auto dictado por el Juez de la Investigación Preparatoria en los


supuestos previstos en el artículo anterior, el Fiscal o el afectado puede
interponer recurso de apelación, dentro de tercero día de ejecutada la
medida. La Sala Penal Superior absolverá el grado previa audiencia con
intervención de los sujetos procesales legitimados.

El afectado también puede solicitar el reexamen de la medida ante el Juez


de la Investigación Preparatoria si nuevas circunstancias establecen la
necesidad de un cambio de la misma. El Juez, discrecionalmente, decidirá
si la decisión la adopta previo traslado a los demás sujetos procesales o
mediante u«a audiencia que señalará al efecto. Contra el auto que
resuelve la solicitud de reexamen procede recurso de apelación, según el
trámite previsto en el numeral anterior.

Contra los autos expedidos por la Sala Penal Superior dictadas en primera
instancia sólo procede recurso de reposición.


 

  

La Policía, en el marco de sus funciones, sin necesidad de orden del Fiscal


o del Juez, podrá requerir la identificación de cualquier persona y realizar
las comprobaciones pertinentes en la vía pública o en el lugar donde se
hubiere hecho el requerimiento, cuando considere que resulta necesario
para prevenir un delito u obtener información útil para la averiguación de
un hecho punible. El intervenido tiene derecho a exigir al Policía le
proporcione su identidad y la dependencia a la que está asignado.

Es necesario precisar que la identificación se realizará en el lugar en que la


persona se encontrare, por medio del correspondiente documento de
identidad. Se deberá proporcionar al intervenido las facilidades necesarias
para encontrarlo y exhibirlo. Si en ese acto se constata que su
documentación está en orden, se le devolverá el documento y autorizará
su alejamiento del lugar.

Cuando existiera fundado motivo que el intervenido pueda estar vinculado


a la comisión de un hecho delictuoso, la Policía podrá registr arle sus
vestimentas, equipaje o vehículo. De esta diligencia específica, en caso
resulte positiva, se levantará un acta, indicándose lo encontrado, dando
cuenta inmediatamente al Ministerio Público.

En caso no sea posible la exhibición del documento de id entidad, según la


gravedad del hecho investigado o del ámbito de la operación policial
practicada, se conducirá al intervenido a la Dependencia Policial más
cercana para exclusivos fines de identificación. Se podrá tomar las huellas
digitales del intervenido y constatar si registra alguna requisitoria. Este
procedimiento, contado desde el momento de la intervención policial, no
puede exceder de cuatro horas, luego se le permitirá retirarse. En estos
casos, el intervenido no podrá ser ingresado a celdas o c alabozos ni
mantenido en contacto con personas detenidas, y tendrá derecho a
comunicarse con un familiar o a la persona que indique. La Policía deberá
llevar, para es tos casos, un Libro-Registro en el que se harán constar las
diligencias de identificación realizadas en las personas, así como los
motivos y duración de las mismas.

Siempre que sea necesario para las finalidades del juicio o para las
finalidades del servicio de identificación se pueden tomar fotografías del
imputado, sin perjuicio de sus huellas digitales, incluso contra su voluntad
en cuyo caso se requiere la expresa orden del Ministerio Público, y
efectuar en él mediciones y medidas semejantes. De este hecho se
levantará un acta.

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Para el descubrimiento y ubicación de los partícipes en un delito causante
de grave alarma social y para la incautación de instrumentos, efectos o
pruebas del mismo, la Policía dando cuenta al Ministerio Público podrá
establecer controles en las vías, lugares o establecimientos públicos, en la
medida indispensable a estos fines, al objeto de proceder a la
identificación de las personas que transiten o se encuentren en ellos, al
registro de los vehículos y al control superficial de los efectos personas,
con el fin de comprobar que no se porten sustancias o instrumentos
prohibidos o peligrosos.

La Policía abrirá un Libro Registro de Controles Policiales Públicos. El


resultado de las diligencias, con las actas correspondientes, se pondrá de
inmediato en conocimiento del Minis terio Público.

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Cuando se trate de investigaciones por delitos violentos, graves o contra


organizaciones delictivas, el Fiscal, por propia iniciativa o a pedido de la
Policía, y sin conocimiento del afectado, puede ordenar:

a) Realizar tomas fotográficas y registro de imágenes; y,

b) Utilizar otros medios técnicos especiales determinados con finalidades


de observación o para la investigación del lugar de residencia del
Investigado.

Estos medios técnicos de investigación se dispondrán cuand o resulten


indispensables para cumplir los fines de esclarecimiento o cuando la
investigación resultare menos provechosa o se vería seriamente
dificultada por otros medios.

Estas medida: podrán dirigirse contra oirás personas si, el supuesto del
literal a) del numeral anterior, la averiguación de las circunstancias del
hecho investigado se vieran, de otra forma, esencialmente dificultadas o,
de no hacerlo, resultaren relevantemente menos provechosas. En el
supuesto del literal b) del numeral anterior, se podrá dirigir contra otras
personas cuando, en base a determinados hechos, se debe considerar que
están en conexión con el investigado o cuando resulte indispensable para
cumplir la finalidad de la investigación, sin cuya realización se podría
frustrar dicha diligencia o su esclarecimiento pueda verse esencialmente
agravado.

Se requerirá autorización judicial cuando estos medios técnicos de


investigación se realicen en el interior de inmuebles o lugares cerrados.

Las medidas previstas en el presente artículo también se pueden llevar a


cabo si, por la naturaleza y ámbito de la investigación, se ven
irremediablemente afectadas terceras personas.

Para su utilización como prueba en el juicio, rige el procedimiento dé


control previsto para la intervención de comuni caciones.

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La Policía, por sí dando cuenta al Fiscal - o por orden de aquél, podrá


inspeccionar o disponer pesquisas en lugares abiertos, cosas o personas,
cuando existan motivos plausibles para considerar que se encontrarán
rastros del delito, o considere que en determinado lugar se oculta el
imputado o alguna persona prófuga, procede a realizar una inspección.

La finalidad de la pesquisa es comprobar el estado de las personas,


lugares, cosas, los rastros y otros efectos materiales que hubiere, de
utilidad para la investigación. De su realización se levantará un acta que
describirá lo acontecido y, cuando fuere posible, se recogerá o
conservarán los elementos materiales útiles.

Si el hecho no dejó rastros o efectos materiales o si estos han


desaparecido o han sido alterados, se describirá el estado actual,
procurando consignar el anterior, el modo, tiempo y causa de su
desaparición y alteración, y los medios de convicción de los cuales se
obtuvo ese conocimiento. Análogamente se procederá cuando la persona
buscada-no se halla en el lugar.

De ser posible se levantarán planos de señales, descriptivos y fotográficos


y toda otra operación técnica, adecuada y necesaria al efecto.

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Ooy en día ya hay un casi unánime consenso en que no existen derechos
absolutos. En este sentido, la libertad puede ser restringida, y no sólo
cuando se encuentre un individuo en flagrancia o bajo condena judicial,
sino también cuando resulte indispensable para el esclarecimiento de un
delito (aun no siendo imputado del hecho) (Fernando UGAZ ZEGARRA, La
Prueba en el Nuevo Código Procesal Penal p.324).

De ahí que la Policía, por sí -dando cuenta al Fiscal- o por orden de aquél,
cuando resulte necesario que se practique una pesquisa podrá disponer
que durante la diligencia no se ausenten las personas halladas en el lugar
o que comparezca cualquier otra.

El legislador ha establecido un límite, ya que la retención sólo podrá durar


cuatro horas, luego de lo cual se debe recabar, inmediatamente, orden
judicial para extender en el tiempo la presencia de los intervenidos,
atendiendo ello a la razonabilidad y proporcionalidad de los hechos.

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El registro de persona es también una forma de pesquisa donde la Policía,


por sí -dando cuenta al Fiscal- o por orden de aquél, cuando existan
fundadas razones para considerar que una persona oculta en su cuerpo o
ámbito personal bienes relacionados con el delito, procederá a registrarla.
Recuérdese que antes de su realización se invitará a la persona a que
exhiba y entregue el bien buscado. Si el bien se presenta no se procederá
al registro, salvo que se considere útil proceder a fin de completar las
investigaciones. Es necesario recalcar que el registro se efectuará
respetando la dignidad y, dentro de los límites posibles, el pudor de la
persona. Corresponderá realizarlo a una persona del mismo sexo del
intervenido, salvo que ello importe demora en perjuicio de la
investigación. Este registro puede comprender no sólo las vestimentas que
llevan el intervenido, sino también el equipaje o bultos que portare y el
vehículo utilizado. Pero antes de iniciar el registro se expresará al
intervenido las razones de su ejecución, y se le indicará del derecho que
tiene de hacerse asistir en ese acto por una persona de su confia nza,
siempre que ésta se pueda ubicar rápidamente y sea mayor de edad. De
todo lo acontecido se levantará un acta, que será firmada por todos los
concurrentes. Si alguien no lo hiciera, se expondrá la razón.

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Los poderes públicos, tanto la Administración como el Poder Judicial, se


ven obligados con cierta frecuencia a practicar diversas diligencias que
tienen por objeto el examen (superficial o en profundidad) del cuerpo
humano de una persona viva. Tales diligencias abarcan desde
investigaciones de la Administración aduanera o penitenciaria hasta
cacheos policiales o diligencias probatorias ordenadas por el órgano
judicial y practicadas con frecuencia por d Médico Forense, tanto en el
curso de un proceso penal (las más frecuentes) como en otros órdenes
jurisdiccionales (como el análisis de sangre para la investigación, de la
paternidad en el proceso civil) (Fernando OERRERO-TEJEDOR ALGAR,
Intervenciones Corporales: Jurisprudencia Constitucional

El Juez de la Investigación Preparatoria. a solicitud del Ministerio Público,


puede ordena: un examen corporal del imputado para establecer hechos
significativos de la investigación siempre que el delito esté sancionado con
pena privativa de libertad mayor de cuatro años. Con esta finalidad, aú n
sin el consentimiento del imputado, pueden realizarse pruebas de análisis
sanguíneos, pruebas generales u otras intervenciones corporales, así
como exploraciones siempre efectuadas por un médico u otro profesional
especializado. La diligencia está condicionada a que no se tema
fundadamente un daño grave para la salud del imputado, para lo cual si
resulta necesario se contara en un previo dictamen pericial

Si el examen corporal de una mujer puede ofender el pudor, sin perjuicio


que el examen lo realice un médico u otro profesional especializado, a
petición suya debe ser admitida otra mujer o un familiar.

El Fiscal podrá ordenar la realización de ese examen si el mismo debe


realizarse con urgencia o hay peligro por la demora, y no puede esperar la
orden judicial. En ese caso, el Fiscal instará inmediatamente la
confirmación judicial.
La diligencia se asentará en acta. En esta diligencia estará presente el
Abogado Defensor del imputado, salvo que no concurra pese a la citación
correspondiente o que exista fundado peligro de que la prueba se
perjudique si no se realiza inmediatamente, en cuyo caso podrá estar
presente una persona de la confianza del intervenido siempre que pueda
ser ubicada en ese acto. En el acta se dejará constancia de la causal
invocada para prescindir de la intervención del Abogado Defensor y de la
intervención de la persona de confianza del intervenido.

El Ministerio Público, o la Policía Nacional con conocimiento del Fiscal, sin


orden judicial, podrán disponer mínimas intervenciones para ob servación,
como pequeñas extracciones oe sangre, piel o cabello que no provoquen
ningún perjuicio para su salud, siempre que el experto que lleve a cabo la
intervención no la considere riesgosa. En caso contrario, se pedirá la orden
judicial, para lo cual se contará con un previo dictamen pericial que
establezca la ausencia de peligro de realizarse la intervención.

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Otras personas no inculpadas también pueden ser examinadas sin su


consentimiento, sólo en consideración de testigos, siempre que deba ir
constatado, para el esclarecimiento de los hechos, si se encuentra en IU
cuerpo determinada huella o secuela del delito.

En otras personas no inculpadas, los exámenes para la constatación de la


descendencia y la extracción de análisis sanguíneos sin el consentimiento
del examinado son admisibles si no cabe temer ningún daño para su salud
y la medida es indispensable para la averiguación de la verdad.

Los exámenes y la extracción de análisis sanguíneos sólo pueden SCI


efectuados por un médico.

Los exámenes o extracciones de análisis sanguíneos pueden ser rehusados


por los mismos motivos que el testimonio. Si se trata de menores de edad
o incapaces, decide SU representante legal, salvo que esté inhabilitado
para hacerlo por ser imputado en el delito, en cuyo caso decide el Juez.

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El funcionario policial, ya sea en su misión de prevención de delitos o en el
curso de una inmediata intervención como consecuencia de la posible
comisión de un delito mediante la conducción de vehículos, podrá realizar
la comprobación de tasas de alcoholemia en aire aspirado.

Si el resultado de la comprobación es posi tiva o, en todo caso, si se


presentan signos evidentes de estar bajo la influencia de bebidas
alcohólicas u otro tipo de sustancia prohibida, el intervenido será retenido
y conducido al centro de control sanitario correspondiente para realizar la
prueba de intoxicación en sangre o en otros fluidos según la prescripción
del facultativo.

La Policía, cuando interviene en operaciones de prevención del delito,


según el numeral 1) del presente artículo, elaborará un acta de las
diligencias realizadas, abrirá un Libro-Registro en el que se harán constar
las comprobaciones de aire aspirado realizadas, y comunicará lo ejecutado
al Ministerio Público adjuntando un informe razonado de su intervención.

Cuando se traía de una intervención como consecuencia de la posible


comisión de un delito y deba procederse con arreglo ai numeral 2) del
presenté rige lo dispuesto en el numeral 4) del artículo 210°, esto es el
procedimiento que se sigue para el registro de personas.



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Fuera de los casos de flagrante delito o de peligro inminente de su


perpetración, y Siempre que existan motivos razonables para considerar
que se oculta el Imputado O alguna persona evadida, o que se encuentran
bienes delictivos o COSIS relevantes para la investigación, el Fiscal
solicitará el allanamiento y registro domiciliario de una casa habitación,
casa de negocio, en sus dependen* las cerradas, o en recinto habitado
temporalmente, y de cualquier otro lugar cerrado, siempre que sea
previsible que le será negado el ingreso en acto de función a un
determinado recinto.
Del texto normativo (art. 214°) se infiere que no se requiere autorización
judicial en los casos de flagrancia o peligro inminente para la realización
de un delito, siempre y cuando se elabore el acta que recoja el actuar de
los participantes.

La solicitud consignará la ubicación concreta del lugar o lugares que


habrán de ser registrados, la finalidad especí fica del allanamiento, las
diligencias a practicar, y el tiempo aproximado que durará.

Los motivos que determinaron el allanamiento sin orden judicial constarán


detalladamente en el acta.

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Para la expedición de la resolución judicial que autoriza el allanamiento


debe contener: el nombre del Fiscal autorizado, la finalidad específica del
allanamiento y, de ser el caso, las medidas de coerción que correspondan ,
la designación precisa del inmueble que será allanado y registrado, el
tiempo máximo de la duración de la diligencia, y el apercibimiento de Ley
para el caso de resistencia al mandato.

Recuérdese que la orden tendrá una duración máxima de dos semanas,


después de las cuales caduca la autorización, salvo que haya sido expedida
por tiempo determinado o para un período determinado, en cuyo caso
constarán esos datos.

  

En cuanto al desarrollo de la diligencia, al iniciarse se entregar á una copia


de la autorización al imputado siempre que se encuentre presente o a
quien tenga la disponibilidad actual del lugar, comunicándole la facultad
que tiene de hacerse representar o asistir por una persona de su
confianza.

Pero si no se encuentran las personas arriba indicadas, la copia se


entregará y el aviso se dirigirá a un vecino, a una persona que conviva con
él, y a falta de ellos, sólo de ser posible, al portero o a quien haga sus
veces.
En todo caso la diligencia se circunscribirá a lo autorizado, redactándose
acta. Durante su desarrollo se adoptarán las precauciones necesarias para
preservar la reputación y el pudor de las personas que se encuentren en el
local allanado.

  +)

Ahora bien, cuando sea el caso, el Fiscal solicitará que el allanamiento


comprenda también la detención de personas y la incautación de bienes
que puedan servir como prueba o ser objeto de decomiso. Para ello se
debe tener la información necesaria y prever lo que pu eda acontecer en el
lugar donde se va a realizar el allanamiento, de modo que se puede
requerir el allanamiento, con la detención preliminar judicial de las
personas que se han identificado, así como de la incautación de bienes
que guardan estrecha relació n con el hecho que se investiga. En este caso
se hará un inventario en varios ejemplares, uno de los cuales se dejará al
responsable del recinto allanado.

En el allanamiento, si el Fiscal lo decide, podrá comprender el registro


personal de las personas presentes o que lleguen, cuando considere que
las mismas pueden ocultar bienes delictivos o que se relacionen con el
mismo. El Fiscal, asimismo, podrá disponer, consignando los motivos en el
acta, que determinada persona no se aleje antes de que la diligencia haya
concluido. El transgresor será retenido y conducido nuevamente y en
forma coactiva al lugar.

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  +

El Fiscal puede requerir al propietario, poseedor, administrador, tenedor u


otro requerido para que entregue o exhiba un bien que constituye cuerpo
del delito y de las cosas que se relacionen con él o que sean necesarias
para el esclarecimiento de los hechos investigados, se negare a hacerlo o
cuando la Ley así lo prescribiera, el Fiscal, solicitará al Juez de la
Investigación Preparatoria ordene su incautación o exhibición forzosa. La
petición será fundamentada y contendrá las especificaciones necesarias.
Pero la Policía no necesitará autorización del Fiscal ni orden judicial
cuando se trata de una intervención en flagrante delito o peligro
inminente de su perpetración, de cuya ejecución dará cuenta inmediata al
Fiscal. Cuando existe peligro por la demora, la exhibición o la incautación
debe disponerla el Fiscal. En todos estos casos, el Fiscal una v ez que tomó
conocimiento de la medida o dispuso su ejecución, requerirá al Juez de la
Investigación Preparatoria la correspondiente resolución confirmatoria.

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Esta resolución autoritativa especificará el nombre del Fiscal autoriza do, la


designación concreta del bien o cosa cuya incautación o exhibición se
ordena y, de ser necesario, autorización para obtener copia o fotografía o
la filmación o grabación con indicación del sitio en el que tendrá lugar, y el
apercibimiento de Ley para el caso de desobediencia al mandato.

Se aplicará, en lo pertinente, las mismas reglas para la resolución


confirmatoria.

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Cuando se ha obtenido la autorización, el Fiscal la ejecutará


inmediatamente, contando con el aux ilio policial. Si no se perjudica la
finalidad de la diligencia, el Fiscal señalará día y hora para la realización de
la diligencia, con citación de las partes. Al inicio de la diligencia se
entregará copia de la autorización al interesado, si se encontrare
presente.

En cuanto a los bienes objeto de incautación deben ser registrados con


exactitud y debidamente individualizados, estableciéndose los
mecanismos de seguridad para evitar confusiones o alteración de su
estado original; igualmente se debe identificar al funcionario o persona
que asume la responsabilidad o custodia del material incautado. De la
ejecución de la medida se debe levantar un acta, que será firmada por los
participantes en el acto.

Si se trata de incautación de bienes muebles se procederá de manera que


se tomen bajo custodia y si es posible se inscribirá en el registro
correspondiente. Si se trata de bienes inmuebles o de un derecho sobre él,
se operara de manera que se anote en el registro respectivo dicha
medida.

La fiscalía de la Nación a fin de garantizar la autenticidad de lo incautado


dictara el reglamento correspondiente a fin de normar el diseño y control
de la cadena de custodia, de seguridad y conservación de los bienes
incautados.

El Fiscal y la Policía podrán devolver al agraviado o terceros los objetos


incautados, con conocimiento del Juez de la Investigación Preparatoria.
Así mismo podrá devolverlos al imputado si no tuviere ninguna relación
con el delito. La devolución podrá ordenarse provisionalmente y en
calidad de depósito.

Por otro lado cuando no se a identificado al autor o al perjudicado, el bien


incautado trascurrido 6 meses, es rematado. Que se realiza previa
decisión de la fiscalía que conoce del caso si no se ha normalizado la
Investigación Preparatoria o pre via orden del Juez de la Investigación
Preparatoria si existe proceso abierto, a pedido del Fiscal. El remate se
llevara a cabo por el órgano administrativo competente del Ministerio
Publico según las directivas reglamentarias que al efecto dicte la Fiscal ía
de la Nación. Se seguirán las siguientes pautas:
a) Valorización Pericial

b) Publicación de un aviso en el periódico oficial o en carteles a falta de periódico

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También puede ser objeto de exhibición forzosa o incautación las actuaciones y documentos
que no tienen la calidad de privados. Cuando se trate de un secreto de estado el Fiscal acudirá
al Juez de la Investigación Preparatoria a fin de que proceda.

Quien tenga en su poder los actos y documentos requeridos esta obligado a exhibirlos o
entregarlos inmediatamente al Fiscal incluso su original.

Cuando se invoque secreto profesional, el Fiscal realizara las indagaciones necesarias a ese
efecto, y si considera infundada la oposición a la exhibición o incautación, instara la
intervención judicial. El Juez de la Investigación Preparatoria, previa audiencia, si considera
fundada la petición del fiscal ordenara la incautación.
Cuando se invoque Secreto de Estado, el Fiscal acudirá al presidente del Consejo de Ministros
solicitando conforme ese carácter.

El Fiscal acudirá al Juez de la Investigación Preparatoria para que previa audiencia con
asistencia de las partes decida si clausura la investigación por existir Secreto del Estado

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El Fiscal podrá tener copias de las actuaciones y de los documentos incautados restituyendo
los originales.

Por otro lado los servidores o funcionarios públicos podrán expedir copias, extractos o
certificaciones los documentos restituidos en original o copia, por el Fiscal, pero deberá hacer
mención en ellos de la incautación existente.

Si el documento incautado forma parte de un volumen o un registro del cual no puede ser
separado y el Fiscal no considera conveniente extraer copia, el volumen o el registro
permanecerá en depósito judicial. El funcionario público con la autorización del Fiscal, expedirá
a los autorizados que lo soliciten, asiendo mención de la incautación.

 

 

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Los objetos que son materia de una interceptación son:

Las cartas, pliegos, valores, telegramas, y otros objetos de correspondencia o envió postal en
las oficinas o empresas públicas o privadas, postales o telegráficas, dirigidos al imputado o
remitidos por él, aun bajo nombre supuesto.

Una de la característica de esta medida es que es reservada y sin conocimiento del afectado.

El Juez de la Investigación Preparatoria resolverá mediante tramite reservado e


inmediatamente. Se tendrá en cuenta los principios de razonabilidad y proporcionalidad. La
denegación de la medida podrá ser apelada por el Fiscal.

.

En cuanto sea recabada la autorización judicial, el Fiscal por si o encargando su ejecución a un


funcionario de la Fiscalía o un efectivo policial realizara inmediatamente la diligencia de
incautación e interceptación.

El Fiscal leerá la correspondencia o revisara el contenido del envió postal retenido. Si tiene
relación con la investigación dispondrá su incautación, dando cuenta al Juez de la Investigación
Preparatoria. Si no tuvieren relación con el hecho investigado serán devuelto a su destinatario
directamente o por intermedio de la empresa de comunicaciones

Ô   &/

Luego realizadas las investigaciones se pondrá en conocimiento del afectado todo lo actuado,
quien puede instar el reexamen judicial dentro del plazo de 3 días de notificado.
La audiencia se realizara con asistencia del afectado, de su defensor y de las demás partes.

En dicha audiencia, el Juez decidirá si la diligencia se realizo correctamente.

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Si la persona en cuyo poder se encuentra la correspondencia, al ser requerida se niega a


entregarla, será informada que incurre en responsabilidad penal. Si persiste en su negativa se
redactara acta, y se le iniciara la investigación pertinente.

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El Fiscal cuando existan suficientes elementos de convicción para considerar la comisión de un


delito sancionado con pena superior a los 4 años de privación de libertad y la intervención sea
absolutamente necesaria para proseguir las investigaciones, podrá solicitar al Juez de la
Investigación Preparatoria la intervención y grabación de comunicaciones telefónicas, radiales
o de otras formas de comunicación.

La orden judicial puede dirigirse contra el investigado o contra personas de las que cabe
estimar fundadamente,

El requerimiento del Fiscal y la resolución judicial, deberá indicar el nombre y dirección del
afectado por la medida de ser posible la identidad del teléfono o cualquier otro medio de
comunicación. Las empresas telefónicas y de telecomunicaciones deberán posibilitar la
diligencia de intervención y grabación o registro, bajo apercibimiento de ser denunciados por
delito de desobediencia a la autoridad.

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La intervención de comunicaciones telefónicas, radiales o de otras formas de comunicación


será registrada mediante su grabación magnetofónica u otro medio técnico que asegure la
fidelidad del registro. La grabación será entregada al Fiscal quien dispondrá su conservación y
cuidara que la misma no sea conocida por terceras personas.

Debe el Fiscal disponer la transcripción escrita de la grabación, levantándose el acta


correspondiente, se pondrá en conocimiento del afectado todo lo actuado, quien puede instar
el reexamen judicial, dentro del plazo de 3 días de notificado. La notificación al afectado será
posible en tanto no pusiere en peligro la vida o la integridad corporal de terceras personas. El
secreto requerirá resolución judicial motivada a un plazo que el Juez fijara.

La audiencia judicial del reexamen se realizara en el más breve plazo.


 
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La Policía o el Fiscal al realizar un registro personal, inspección en un lugar, encuentra en poder


del intervenido o en el lugar objeto de inspección o allanamiento un documento privado, y no
ha recabado la orden de incautación, se limitara a asegurarlo sin examinar sui contenido, sin
perjuicio que el Fiscal lo ponga a inmediata disposición judicial.

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El Fiscal cuando existan motivos suficientes para estimar que una persona tiene en su poder
documentos privados útiles para la investigación, solicitara al Juez de la Investigación
Preparatoria dicte orden de incautación.

La resolución autoritativa se expedirá y contendrá el nombre del Fiscal a quien autoriza, la


persona objeto de intervención.

Recabada la autorización, el Fiscal la ejecutara inmediatamente se levantara el acta de


incautación indicándose las incidencias del desarrollo de la misma.

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La Fiscalía, o la Policía por orden del Fiscal, cuando se trata de indagaciones indispensables
para el esclarecimiento de un delito, puede inspecciona, los libros, comprobantes y
documentos contables y administrativos de una persona natural o jurídica. Si de su revisión
considera que debe incautar dicha documentación total o parcial y no cuente con orden
judicial, se limitara asegurarla, levantando el acta correspondiente.

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El Juez de la Investigación Preparatoria a solicitud del Fiscal podrá ordenar, reservadamente y


sin tramite alguno el levantamiento del secreto bancario

El Juez previo pedido del Fiscal, podrá proceder a la incautación del documento, títulos-
valores, sumas depositadas y cualquier otro bien o el bloqueo de las cuentas, razón para
considerar que tiene la relación con el hecho punible investigado, aun que no pertenezcan al
imputado o no se encuentren registrados a su nombre.

Las empresas o entidades requeridas con la orden judicial deberán proporcionar


inmediatamente la información, las actas y documentos, si así se ordena.

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El Juez a pedido del Fiscal levantara la reserva tributaria y requerirá a la administración


tributaria la exhibición o remisión de información, documentos y declaraciones de carácter
tributario que tenga en su poder.
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El Juez a pedido del Fiscal dispone la clausura o la vigilancia temporal de un local por un plazo
no mayor de 15 días, prorrogables por un plazo igual si la circunstancia lo exigiera. Podrá
disponer la inmovilización de cosas muebles que no puedan ser mantenidas en depósito.

La resolución que autoriza la clausura o vigilancia de locales contendrá el nombre del Fiscal
que solicita la autorización del local o bien mueble, el tiempo de duración de la mediada y el
apercibimiento de ley.

El fiscal dictara las medidas más apropiadas para la custodia y conservación de las cosas
muebles.

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Se emplean indistintamente términos como el de prueba prohibida o prohibiciones


probatorias, prueba ilegalmente obtenida, prueba ilícita o ilícitamente obtenida, prueba
ilegítimamente obtenida, prueba inconstitucional, prueba nula, prueba viciada, prueba
irregular, o incluso el de la prueba clandestina.

López Barja de Quiroga apunta que la terminología utilizada para calificar a este tipo de prueba
en el proceso penal no es uniforme. Las razones que pueden inspirar los diferentes nombres
respecto de este tipo de pruebas pueden tener fundamento en tanto que existen pruebas que
son lícitas pero que su obtención se debe a mecanismos ilícitos, otras veces existen pruebas
que serán siempre ilícitas (por haberlo declarado así la Ley); independientemente de cómo se
obtengan o cómo se introduzcan en el proceso penal, por tanto su realización será siempre
prohibida. En todo caso siempre que nos ocupemos de este tema, estaremos haciendo
referencia a la existencia de normas jurídicas destinadas a limitar la prueba en el proceso
penal, por lo que es preferible usar el nombre general de ͞pruebas ilícitas͟, para referirnos a
dichas limitaciones de la prueba en el proceso penal.

El profesor Asencio Mellano aporta una aproximación al concepto de pruebas ilícitas a partir
de algunas consideraciones sistémico-jurídicas de las cuales se puede establecer que dichas
pruebas en sí mismas consideradas implican una limitación tanto de los datos que pueden ser
susceptibles de investigación, como los medios que pueden ser utilizados a los fines de
obtener la convicción judicial requerida para la información de la sentencia.

No se trata no obstante, de restricción al principio de libre valoración de la prueba ya que,


como es sabido, en un Estado de Derecho, una resolución condenatoria ha de surgir de una
apreciación libre del juzgador, de los medios de prueba incorporados al proceso penal, más no
de determinaciones legales tendientes a atar su convicción. Dichas pruebas, entonces, deben
tener la consideración de tales y deben ser practicadas de conformidad con las garantías
sancionadas por el ordenamiento jurídico. En este sentido, si consideramos que exista una
motivación efectiva de las resoluciones judiciales se debe haber incorporado de manera
suficiente las pruebas pertinentes; es decir, debe haber existido una ͞actividad probatoria
suficiente͟ a efectos de destruir la presunción de inocencia y no una ͞mínima actividad
probatoria͟, por lo que es factible afirmar que una prueba obtenida ilícitamente e incorporada
al proceso en tales términos no estaría respetando dicha condición de la actividad probatoria a
la vez que estaría vulnerando el derecho fundamental al debido proceso y a la presunción de
inocencia.

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La prueba ilícita es aquella que se obtiene con infracción de derechos fundamentales,


entendiendo por obtención aquella labor tendente a allegar un resultado probatorio al
proceso, esto es , tanto la actividad de búsqueda e investigación de la fuente de prueba,
cuanto la labor de obtención del resultado a partir de una fuente de prueba por mecanismos
que violan los derechos fundamentales: aplicación a la fuente de un método ilícito y extracción
de un resultado que en sí mismo viola un derecho esencial.

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En principio, todos los derechos fundamentales de la persona reconocidos en el Capítulo I
Título I de la Constitución serían susceptibles de afectación. Sin embargo, dada la naturaleza
de lo que es materia concreta del proceso penal, en la doctrina se ha señalado que los que
resultan más susceptibles de ser quebrantados son los derechos a la integridad física, a la
libertad personal, a la intimidad, a la propia imagen, a la inviolabilidad del domicilio, al secreto
de las comunicaciones, etc. Es interesante anotar de manera referencial que, según da cuenta
San Martín Castro, el segundo párrafo del artículo XI del Título Preliminar del Proyecto de
Código Procesal Penal de 1995 establecía que ͞carecen de objeto legal los elementos de
prueba obtenidos mediante violencia moral, psíquica o física o cualquier otro medio que
menoscabe la voluntad, la indebida intromisión en la intimidad de domicilio, la
correspondencia, las comunicaciones, los documentos y los archivos privados, así como las
demás que se obtengan con violación de los derechos fundamentales de la persona͟.

En tal sentido, es sintomático que nuestra Constitución haya previsto de modo expreso dos
prohibiciones de valoración de prueba en los artículos 2.10 y 2.24h referidos a los documentos
privados obtenidos con violación del secreto e inviolabilidad y a las declaraciones obtenidas
mediante violencia moral, psíquica o física, respectivamente. Quizás el constituyente consideró
que estos dos derechos fundamentales ʹ al secreto e inviolabilidad de las comunicaciones y
documentos privados y a la integridad física, violencia moral y psíquica -, sean dos de los
derechos con mayores posibilidades de afectación.

Es interesante mencionar que los derechos a la intimidad y a la dignidad podrían sufrir


menoscabo a través de ciertos actos de injerencia o intromisión en las que el imputado es
objeto de prueba, tales como las extracciones de muestras corporales de sangre, piel o cabello,
principalmente cuando hay oposición del examinado, así como también en los exámenes
corporales, si es que se practican inobservando las reglas establecidas o contrariando el
principio de proporcionalidad.

En nuestro país los derechos fundamentales procesales están contemplados en elartículo 139º
como ͞principios y derechos de la función jurisdiccional͟, en el Capítulo reservado al Poder
Judicial, a excepción de la presunción de inocencia que está considerado en la rúbrica
͞Derechos fundamentales de la persona͟, artículo 2.24, literal e). Esta situación podría
llevarnos a pensar que la vulneración de estos derechos de naturaleza procesal, al no estar
expresamente previstos en la Constitución dentro del grupo de derechos fundamentales, no
daría lugar a la aplicación de la regla de exclusión. Sin embargo, no debe olvidarse que los
derechos
fundamentales susceptibles de ser vulnerados por la prueba ilícita son los
consagrados en el Capítulo I del Título I de la Constitución, pero teniéndose en
cuenta lo prescrito por la propia Constitución en su artículo 3° que incluye a los
demás derechos no enumerados que ella garantiza, otros de naturaleza análoga o
los que deriven de la dignidad humana, del Estado de Derecho, entre otros.

Es por eso que inferimos que en una actividad probatoria donde no se respete las garantías
mínimas del debido proceso, los derechos a contar con un abogado defensor, a no declarar
contra sí mismo, etc., se estaría atentando contra la idea misma del Estado democrático de
derecho y de la dignidad de la persona humana, razón por la cual, frente a una infracción de tal
naturaleza, nada impediría la aplicación de la regla de exclusión.

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La prueba obtenida con vulneración de derechos fundamentales, sea de manera


directa o indirecta, genera una consecuencia en el ámbito jurídico, cual es la
prohibición de tenerla en cuenta o valorarla en el marco del proceso. Circulan en la
doctrina y la jurisprudencia, como se sabe, diversas etiquetas terminológicas para
referirse a esta consecuencia, a saber: ineficacia, nulidad, inaprovechabilidad,
inutilizabilidad, inadmisibilidad, inapreciabilidad, etc. Sobre este aspecto coincidimos
con Gálvez Muñoz en el sentido que todas las denominaciones parecen referirse a lo
mismo, es decir, ͞que las pruebas así obtenidas no pueden tener eficacia alguna en el
proceso.͟

La prueba ilícitamente obtenida no debe generar efecto o consecuencia alguna en la


formación de la convicción o certeza del juzgador sobre los hechos o enunciados del
proceso.

De igual forma debemos referirnos también a la nulidad de los actos procesales, la cual
también produce ineficacia de los actos viciados, es por eso que se tiene que
establecer una diferencia entre nulidad e ineficacia en virtud de la obtención de
prueba ilícita.

á* ha establecido las siguientes diferencias entre nulidad y exclusión


probatoria:

a) La nulidad recae sobre actos procesales, mientras que el alcance de la exclusión
probatoria es más amplio en tanto comprende, además de los actos dentro del
proceso, también y principalmente actos extraprocesales.
b) La fuente directa de las nulidades es la ley formal, generalmente los códigos
procesales, en tanto que la exclusión probatoria tiene su origen expreso o implícito
en la Constitución.
c) La nulidad exige la aplicación del principio —
   por el cual se aplica a
las formalidades imperativas la legislación del lugar en que se lleva a cabo el acto,
de tal manera que, habiéndose realizado bajo la cobertura de las formalidades de
una jurisdicción en particular, sería válido y surtirá efectos en cualquier otra. Esta
aplicación no sería admitida por la exclusión probatoria, si es que en el lugar de
ejecución del acto rige la prohibición, a pesar de haber sido actuado en un lugar
donde el acto es plenamente válido.
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' 4

Es en los Estados Unidos de Norteamérica donde surgió, primero, la regla de exclusión


Probatoria de prueba ilícita y, posteriormente, la doctrina de los frutos del árbol
envenenado.
En el derecho estadounidense, como en cualquier otro ordenamiento, la prueba es de
gran importancia, al punto que rigen las llamadas D  — — 
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(Reglas Federales de Evidencia) que son de alcance general. Pro de mayor importancia
es la elaboración realizada por los jueces en la resolución de los casos sometidos a su
consideración, elaboración a la que, precisamente, se debe la regla de exclusión
probatoria de la prueba ilícita directa y derivada, así como las múltiples excepciones
actualmente vigentes.
Se dieron casos en los que la declaración de un testigo fue admitida, no obstante que
el testigo había sido obtenido a través de un registro ilícito, bajo el argumento de la
voluntariedad de la cooperación del testigo. También el valerse de evidencia obtenida
por agentes policiales que habían actuado al amparo de una ley que posteriormente
fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema. Otro caso es donde se hizo valer
prueba obtenida en un registro ilegal contra el tercero no titular del derecho afectado.

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El artículo 11.1 de la LOPJ española dispone: ͞En todo tipo de procedimiento se


respetarán las reglas de la buena fe. No surtirán efecto las pruebas obtenidas, directa
o indirectamente, violentando los derechos o libertades fundamentales͟. Esta es la
regla de exclusión de prueba ilícita positivizada en el país ibérico.
Sin embargo, la elaboración fue primeramente jurisprudencial, a través de la
sentencia STC 114/1984 de 29 de Noviembre, dictada por el Tribunal Constitucional
español en un recurso de amparo interpuesto en un caso de origen laboral. La acción
había sido interpuesta por un redactor de un periódico de Alicante que fue despedido,
en vista que en el proceso laboral que se siguiera a su instancia se consideró como
prueba de la causal de despido una grabación fonográfica de una conversación por él
mantenida con un funcionario del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Dicha
grabación había sido efectuada por su interlocutor sin conocimiento del accionante.
Éste alegó que se había vulnerado su derecho constitucional al secreto de las
comunicaciones. El Tribunal Constitucional ibérico denegó el amparo solicitado pero
estableció las líneas iniciales básicas de la doctrina sobre la prueba ilícita en dicho país.
En esta sentencia se estableció por primera vez que la interdicción procesal de la
prueba ilícitamente adquirida deriva de la posición preferente de los derechos
fundamentales en el ordenamiento jurídico y de su inviolabilidad, aun cuando también
señaló la inexistencia de un derecho fundamental autónomo a la inadmisibilidad de la
prueba ilícitamente obtenida.
A partir de la STC 81/98 de 2 de Abril que se produce un cambio fundamental en la
doctrina del Tribunal Constitucional español sobre las pruebas ilícitas. En ella el Alto
Tribunal elabora el concepto de conexión de antijuricidad para permitir la admisión y
valoración de prueba derivada de otra de origen ilícito. En el Fundamento Nro. 4, la
sentencia dice:
͞En consecuencia, si desde la perspectiva natural las pruebas de que se trate
no guardasen relación alguna con el hecho constitutivo de la vulneración del derecho
fundamental sustantivo, es decir, si tuviesen una causa real diferente y totalmente
ajena al mismo, su validez y la consiguiente posibilidad de valoración a efectos de
enervar la presunción de inocencia sería, desde esta perspectiva, indiscutible͙͟

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Alemania tiene una tradición bastante antigua en lo que se refiere a la prueba ilícita
pues ya en 1903 Ernst Beling había escrito su      
 en el que consideraba
que los supuestos de ͞prohibiciones probatorias͟ son límites al principio de
averiguación de la verdad.
En la doctrina alemana se distingue entre prohibiciones de producción de la prueba y
prohibiciones de valoración. Las primeras, a su vez, se subdividen en prohibiciones de
temas probatorios, prohibiciones de medios probatorios, prohibiciones de métodos
probatorios y prohibiciones probatorias relativas. Las segundas pueden ser
prohibiciones de valoración probatoria dependientes y prohibiciones de valoración
independientes. Las dependientes prohíben la valoración de prueba mediante
infracción de reglas referidas a los presupuestos y al modo en que ella debe ser
adquirida. Las independientes, en cambio, suponen la adquisición regular de prueba a
través de injerencias estatales en la esfera de derechos fundamentales de una persona
pero que resultan excluidas del proceso debido a que su valoración vulneraría otros
derechos también protegidos constitucionalmente.


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La particular organización política federal del Estado argentino implica también una
particular organización de la administración de justicia, de tal modo que no
necesariamente las soluciones a las que arriba el sistema federal coinciden con las que
corresponden a las jurisdicciones provinciales.
En el ordenamiento nacional argentino no existe norma positiva que explicite la regla
de exclusión de prueba ilícita, razón por la cual Oairabedián sostiene que en esta
materia puede hablarse de una laguna jurídica cuya solución pasa por entender que las
exclusiones probatorias son una consecuencia implícita de normas constitucionales,
aun cuando el código Procesal Penal de la Nación prohíbe expresamente la declaración
del imputado obtenida bajo el influjo de la violencia. En cambio, ordenamientos
provinciales como el de Córdoba sí tienen prevista norma expresa de prohibición de la
prueba ilícita, a partir del art. 41 de su constitución que prescribe: ͞Los actos que
vulneren garantías reconocidas por esta Constitución carecen de toda eficacia
probatoria͙͟, disposición que es reproducida en el art. 194 del Código Procesal Penal.
Igualmente el código Procesal Penal de la provincia de Buenos Aires, en su art. 211,
prescribe una regla general de admisibilidad de prueba ilícitamente adquirida, del
mismo modo que el art. 148 del Código Procesal Penal de la provincia de Chubut.

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El Código Procesal Penal no desarrolla de una manera explícita y sistemática la


cuestión de la prueba ilícita. Sin embargo, el tercer párrafo del artículo 276 (Exclusión
de pruebas para el juicio oral) prescribe: ͞Del mismo modo, el juez excluirá las pruebas
que provinieren de actuaciones o diligencias que hubieren sido declaradas nulas y
aquellas que hubieren sido obtenidas con inobservancia de garantías fundamentales.͟
Como ha sido expresado en la doctrina chilena, la carencia de un desarrollo
sistemático de la institución en el cuerpo del Código Procesal Penal no significa que la
regla de exclusión de prueba ilícitamente obtenida no tenga aplicación en el sistema
chileno, pues ella se deriva de la situación privilegiada que ocupan las normas
fundamentales dentro del ordenamiento constitucional.

En cuanto a las excepciones a la regla de exclusión de prueba ilícita, el art. 215


(objetos y documentos no relacionados con el hecho investigado) del Código Procesal
Penal contiene una disposición interesante, a saber: ͞Si durante la práctica de la
diligencia de registro se descubriere objetos o documentos que permitieren sospechar
la existencia de un hecho punible distinto del que constituyere la materia del
procedimiento en que la orden respectiva se hubiere librado, podrán proceder a su
incautación previa orden judicial. Dichos objetos o documentos serán conservados por
el fiscal.͟ El precepto pareciera validar la excepción del hallazgo casual, pero a través
de un posterior mandato judicial y la conservación por parte del fiscal de los objetos o
documentos casualmente hallados.

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