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FI, EL NÚMERO DE DIOS φ

Presentado por:

Alejandra Forero Peña

526326

Odontología

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

Docente: Fanny Bautista

16 de mayo de 2011
OBJETIVO

 Mi objetivo principal, más que estudiar matemáticamente, o


geométricamente Fi de una forma teórica y dura, es; tomando nuestro
cuerpo y universo como una obra, analizar la forma en que Fi está
presente, también como lo estuvo en la antigüedad y cómo se ha perdido
en nuestra actual sociedad artificial, considerando también posibles motivos
del por qué se ha perdido esta tendencia.
INTRODUCCIÓN

Desde tiempos remotos, el ser humano desarrollando sus habilidades artísticas,


en un intento por acercarse a la “ingeniería de Dios”, ha descubierto un número
presente y constante en la naturaleza, el número Fi, del que nuestro creador hizo
uso, otorgándonos algo de su perfección.

Los antiguos griegos instauraron los conceptos de simetría, equilibrio, proporción y


armonía a través de Fi, se trata de un número que tiene propiedades interesantes
y que fue descubierto y utilizado en la antigüedad, no como una unidad fija, sino
como razón o proporción. Esta proporción la encontramos presente en algunas
figuras geométricas, también en partes del cuerpo, y en general en la naturaleza;
En la morfología de diferentes elementos como caracolas, nervaduras de las hojas
de algunos árboles, el grosor de las ramas, proporciones humanas, etc.

Fi, como relación, determina la belleza como un conjunto. Las antiguas


estructuras, monumentos, esculturas y pinturas que se derivan de dicha razón e
incorporan grandes conceptos, motivo de estudios por filósofos y matemáticos,
aplicados por artistas, arquitectos e ingenieros durante aquella época y a lo largo
de generaciones posteriores, pero a medida que pasa el tiempo, esta tendencia se
ha ido perdiendo. Probablemente por la segmentación del conocimiento, es decir,
antiguamente el filósofo era artista y matemático, en la actualidad, el matemático
se dedica exclusivamente a limitados campos en esta área.
FI, EL NÚMERO DE DIOS φ

No necesitamos de un análisis matemático complejo, basta con una observación


profunda. Para afirmar que el cosmos, puntualmente la tierra entendida como vida,
está llena de una fuente creadora que ha dispuesto espacialmente ciertas
proporciones, ha moldeado desde la simetría de las moléculas, hasta las grandes
formas de una galaxia de una manera tan perfecta que sólo la idea de un ser
superior y perfecto podría explicar.

El hombre, aún con limitaciones en cuanto a lo perceptible, limitaciones si tenemos


en cuenta la complejidad del universo, ha creado un sistema para interpretar éste
de la forma más precisa, a través de la invención de los números. Los números
son abstracciones que nos dan la posibilidad de hacer relaciones entre ellos y de
este modo comprender las conexiones existentes entre la naturaleza. Algunas
relaciones como Pi (3,1416…), la razón de circulo y el diámetro, e (2,716...), base
numérica de los logaritmos naturales, (la geometría exponencial de la Naturaleza).

Y un número, con gran contenido místico, Fi, una razón natural igual a
1,6180339..., de la que actualmente, en el mundo tan artificial que hemos creado,
ya no se hace mención y resulta ridículo pensar en las matemáticas como algo
más que algoritmos de computadores, y lógicas cuadriculadas en donde no hay
espacio para las matemáticas de Dios, es verosímil aseverar al observar por
ejemplo la relación entre la distancia entre las espiras del interior de un caracol,
que nuestro dios creador es un gran matemático, escultor, artista y arquitecto.

Este número tan perdido en nuestra sociedad de cuatro paredes, lo podemos


hallar en:

La relación entre la cantidad de abejas macho y abejas hembra en un panal

La disposición de los pétalos de las flores

La distribución de las hojas en un tallo

La relación entre las nervaduras de las hojas de los árboles

La relación entre el grosor de las ramas principales y el tronco, o entre las ramas
principales y las secundarias

La distancia entre las espirales de una piña


La Anatomía de los humanos se basa también en una relación Phi exacta:

La relación entre la altura de un ser humano y la altura de su ombligo.

La relación entre la distancia del hombro a los dedos y la distancia del codo a los
dedos.

La relación entre la altura de la cadera y la altura de la rodilla.

La relación entre el primer hueso de los dedos, y la primera falange, o entre la


primera y la segunda, o entre la segunda y la tercera

Si dividimos todas las relaciones anteriores, obtendremos un resultado igual a


1,6180339..

Así pues, Fi al igual que Pi Y E, no es un número fijo, sino una relación natural del
que la fuente creadora entendida como Dios, hizo uso profuso en formas
esenciales, desde sistemas de estrellas hasta virus.

En el siglo VI, antes de cristo, Pitágoras, se estableció en Crotona, Italia, y fundó


la "Hermandad Pitagórica", una escuela de filosofía y matemáticas, una especie
de secta de la que él era el maestro.

En la secta, pretendían de explicar la vida mediante números, pues el principio de


la hermandad era : "Todo es número". Se comunicaban mediante un símbolo
secreto: la estrella de 5 puntas, que se obtiene trazando las diagonales de un
pentágono regular. Estudiándolo descubrieron que, si se divide en cualquier
pentágono regular el valor de la diagonal entre el valor del lado, el número que
obtienes es siempre el mismo: 1,61803 39887 49894 84820 45868 34365 63811
77203 09179 80576 28621 35448 62270 52604 62818 90244 97072 07204 18939
11374 84754 08807 53868 91752 12663 38622 23536 93179 31800 60766 72635
44333 89086 59593 95829 05638 32266 13199 28290 26788 06752 08766 89250
17116 96207 03222 10432 16269 54862 62963 13614 43814 97587 01220 34080
58879 54454 74924 61856 95364 86444 92410 44320, y se han encontrada más
de un billón de decimales más.

Aunque es sorprendente la antigüedad del número, siglo sexto a.C, es aún más
sorprendente, que construcciones más antiguas como la pirámide de Keops, y el
Partenón, fue descubierto que están en proporción áurea.

Los antiguos griegos adoptaron Fi como la proporción Divina, como una medida
sagrada en arte y arquitectura llena de misterio. Ellos buscaron guía divina en el
oráculo de de Fi, cuyo símbolo fue una serpiente enrollada alrededor de un huevo.
El Partenón, una construcción maravillosa y muy antigua de Atenas esta
compuesto de muchos rectángulos Fi.

En arte y arquitectura, Fi está considerado como la proporción más estética. Pero


como es de esperarse en la sociedad actual, pocos artistas o arquitectos utilizan la
proporción divina en sus diseños.

Una de las propiedades de Fi, es la regeneración, esto, más que un análisis


matemático, en mi concepto, guarda estrecha relación con las propiedades de la
tierra viva, si hacemos un rectángulo con lados de proporciones Fi (1x1,618). Y
dentro de él trazamos un cuadrado blanco, el rectángulo que queda tiene lados en
proporción Fi.

Ahora, si hacemos un cuadrado en este nuevo rectángulo, de dimensiones más


reducidas, en otro color. Nos queda otra vez un rectángulo cuyos lados están en
proporción Fi. Si seguimos repitiendo este proceso, sin importar el número de
veces, ocurre exactamente lo mismo, una y otra vez en razón de Fi.

Así en dos dimensiones, vemos que PHI es un armónico natural, una razón única
capaz de regenerarse a si misma de nuevo y de nuevo en cada reducción en
escala. Este efecto busca entonces formas geométricas estables.

Recientemente, estudios científicos avanzados han demostrado que lo que intuían


estos hombres era cierto.

En la odontología, se ha descubierto que las piezas dentales, van apareciendo y


creciendo siguiendo proporciones áureas, y de este modo lo hacen otros rasgos
faciales, como la sonrisa respecto al arco dental.
Las anchuras de los cuatro incisivos, desde el incisivo central hasta el premolar,
se encuentran entre si en proporción áurea.

La relación entre el ancho del arco de la sonrisa entre el ancho de los 8 dientes
que podemos observar al sonreír, es también áurea.

Cuando los dientes no están juntos, la línea de los labios divide la parte inferior del
rostro según la proporción áurea.

La relación entre el diámetro de la boca y el de la nariz es igual a fi, esta es la


verdadera belleza, una belleza natural que Dios nos ha otorgado, no una pseudo-
belleza que pretendemos adornar con implantes y maquillaje

Es Fi la relación entre el diámetro externo de los ojos y la línea inter-pupilar,


cuando la tráquea se divide en sus bronquios, si se mide el diámetro de los
bronquios por el de la tráquea se obtiene fi, o el de la aorta con sus dos ramas
terminales. Y aun así nos atrevemos a decir que somos imperfectos, en textos
bíblicos encontramos que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, y nuestra era
sostenida en el mundo ya corrupto, se ha empeñado en destruir la obra de Dios,
somos la obra de Dios, somos su imagen, destruimos a nuestro creador y nos
destruimos a nosotros mismos.

En acupuntura, los puntos básicos se distribuyen en el rostro en rectángulos de


oro, no es una coincidencia que la cara puede encuadrarse en un rectángulo
áureo, podemos evidenciar que nuestro creador utilizó Fi, en cada uno de sus
diseños y lo vemos más claramente, si dividimos el rostro dibujando un segmento
sobre las cejas, obtenemos un nuevo rectángulo áureo en la parte superior, y
podemos seguir indefinidamente con este proceso de forma que obtenemos una
serie de puntos de intersección entre los rectángulos obtenidos. Pues
sorprendentemente esos puntos coinciden con los tradicionales puntos de energía.

Ahora, somos entonces en resultado de una casualidad, la mezcla de gases y de


más factores que influyeron azarosamente en nuestra creación tan perfecta, es el
dinamismo de nuestras células hasta el funcionamiento de los ecosistemas netas
disposiciones aleatorias?

Se hace necesario el concepto de un Dios creador, si queremos comprender el


motivo de tanta perfección.

Si contemplamos por ejemplo, más allá de las reacciones químicas, de la


fotosíntesis, es belleza pura como la estructura tan organizada y perfecta de un
girasol, busca el sol y se abre a él.
Otro matemático que estudió el número Fi, fue un hombre llamado Fibonacci quien
en un experimento, estaba contando sus conejos y se dio cuenta que una pareja
(macho y hembra) tienen un par (hembra y macho) cada mes.

Al principio tienen 1 par, al final del 1 mes tienen 1, al final del segundo mes
tienen 2 pares uno adulto y uno bebe), al final del tercer mes tiene 3 pares, al final
del cuarto tiene 5 pares, al final del quinto tiene 8 pares, y esto continua en lo que
se le llamo serie de Fibonacci:

(1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144…)


Viendo la imagen del girasol, nos damos cuenta de que se forman espirales hacia
afuera y hacia adentro si se cuentan veremos que son 21 y 34 (dos números
consecutivos de la serie de fibonacci)
CONCLUSIONES

El gran misterio de Fi, hallarlo en la naturaleza de una manera tan constante, el


motivo de estudio de filósofos, matemáticos, ingenieros, arquitectos en la
antigüedad, vivir inmersos en una obra donde cada color y forma está dispuesta
de una manera no aleatoria, sino en una proporción divina, es motivo de admirar y
declarar la existencia de una fuerza perfecta creadora.

Sin embargo, el ser humano, con sus avances, ciertamente, cuanto más descubre
más se fragmenta, el hombre que desde tiempos remotos, ha luchado por la
supervivencia tiende ahora a la autodestrucción, debe ser este estado el
cataclismo de la obra de nuestro creador. La forma en que tratamos nuestro
cuerpo y tratamos la tierra viva, la encontramos reflejada diariamente en la miseria
que vemos y cuestionamos tanto.

Cómo puede estar un mundo en donde el individuo atenta contra su propia


integridad, si no amamos la obra de Dios, si no nos amamos a nosotros mismos,
qué podemos esperar del trato que nos da el vecino?, Y aun así nos lamentamos
porque nuestro Dios nos ha olvidado.

Considero que el ser humano, ya con el conocimiento de la proporción áurea, y


con la conciencia total de la belleza que poseemos en nuestros cuerpos, y en la
tierra que tanto dañamos con asfalto, debería volver a un estado natural, a hacer
contemplaciones interminables de que somos un diseño divino, agradecer y
disfrutar nuestro estado humano. A retornar a la tierra, y de este modo,
regenerarla tal como Fi hace en sus sucesiones.

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