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Revista de Psicoanálisis

EDITADA POR LA ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA ARGENTINA

El psicoanálisis en los Estados Unidos

Chicago - 2009

Tomo LXVI, n° 1, 2009


BUENOS AIRES, REPÚBLICA ARGENTINA

ISSN 0034-8740
Secretaria Administrativa
SILVINA RICHICHI
Revista de Psicoanálisis
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PUBLICACIÓN TRIMESTRAL DE LA ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA ARGENTINA
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SOCIEDAD COMPONENTE DE LA FEDERACIÓN PSICOANALÍTICA DE AMÉRICA LATINA (FEPAL)
SARA HILDA FERNÁNDEZ CORNEJO

Corrección, Diagramación y Armado


DIEGO GRANERO

Ilustración de Tapa
Reproducción monocromática de El sujeto y el lenguaje, de José Fischbein
Comité Editor

Esta revista está incluida en el


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Intelectual N° 56.921
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que marca la ley 11.723

LILIANA NOEMÍ PEDRÓN MARTIN


CENTRAL (B)
ARGENTINO

SUC. 10 (B)

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CORREO

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Concesión N° 13513

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© Esta publicación es propiedad de la Asociación Psicoanalítica Argentina, JUDITH GOLDSCHMIDT DE SCHEVACH
Rodríguez Peña 1674, (C1021ABJ) Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
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Queda prohibida, sin la autorización escrita de la Asociación Psicoanalítica MARÍA LOURDES REY DE AGUILAR
Argentina, la reproducción total o parcial de los artículos publicados en la MARCELO DANIEL SALUSKY
REVISTA DE PSICOANÁLISIS por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la
reprografía y el tratamiento informático.

Impresión: Cosmosprin, E. Fernández 155, (1870) Avellaneda,


Buenos Aires, Argentina, en marzo de 2009.
Miembros del Consejo Editor Internacional
Índice
Eduardo Agejas (Buenos Aires), Lucía R. Martinto de Paschero Nota editorial
Alcira Mariam Alizade (Buenos Aires), (Buenos Aires), 7
Madeleine Baranger (Buenos Aires), Norberto Marucco (Buenos Aires),
Elias M. da Rocha Barros (San Pablo), Robert Michels (Nueva York), El psicoanálisis en los Estados Unidos
Carlos Basch (Buenos Aires), Thomas Ogden (San Francisco),
Ricardo Bernardi (Montevideo), Cecilio Paniagua (Madrid), • Homenaje a Heinz Kohut
Jorge Canestri (Roma), Ethel Person (Nueva York), Eduardo Guillermo Raggio 13
Guillermo Carvajal (Santa Fe de Andrés Rascovsky (Buenos Aires), • Introspección, empatía y psicoanálisis.
Bogotá), Owen Renik (San Francisco), Un examen de la relación entre el modo de observación y la teoría
Fidias Cesio (Buenos Aires), Lía Ricón (Buenos Aires), Heinz Kohut 17
Horacio Etchegoyen (Buenos Aires), Romualdo Romanowsky (Porto Alegre),
Antonino Ferro (Pavia), Anne-Marie Sandler (Londres), • ¿Es posible hacer pasar un camello por el ojo de una aguja?
Reflexiones sobre la forma en que nos habla el inconsciente y
Glen Gabbard (Houston), Gabriel Sapisochin (Madrid),
sus implicaciones clínicas
Leonardo Goijman (Buenos Aires), Fanny Schkolnik (Montevideo), Fred Busch 41
André Green (París), Evelyne A. Schwaber (Brookline),
Aiban Hagelin (Buenos Aires), Marianne Springer-Kremser (Viena), • Historia del psicoanálisis estadounidense desde sus orígenes hasta la
Charles Hanly (Toronto), Jaime Szpilka (Madrid), Segunda Guerra Mundial
Jaime Nos Llopis 57
Jürgen Hardt (Wetzlar), David Tuckett (Londres),
Max Hernández (Lima), José Luis Valls (Buenos Aires), • Técnica en la psicología del yo contemporánea
Paul Janssen (Dortmund), Juan Vives Rocabert (México DF), Cecilio Paniagua 79
Juan Jordán Moore (Santiago de Chile), Robert Wallerstein (Belvedere),
Otto Kernberg (Nueva York), Daniel Widlöcher (París), • El psicoanálisis en los Estados Unidos
Rómulo Lander (Caracas), Paul Williams (Londres). Irene Cairo 97
Jean Laplanche (París), • La psicología del yo en la Argentina
Arnaldo Smola 113

• La “plaga” del psicoanálisis. Psicoanálisis y lengua.


Comentario de las conferencias y charlas dictadas por
J. Lacan en las universidades norteamericanas
Liliana Szapiro 127
Comisión Directiva de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Trabajos libres del Congreso de Chicago - 2009


Presidente: Dr. Andrés Rascovsky • El uso de los sueños en el contexto clínico.
Vicepresidente: Dra. Ana María Viñoly Beceiro Convergencias y divergencias. Una propuesta interdisciplinaria
Secretaria: Lic. Mónica E. Hamra Susana Vinocur-Fischbein 137
Secretario Científico: Dr. Eduardo E. Agejas • Del acontecimiento psíquico al amor y la sexualidad
Néstor Alberto Barbon 161
Tesorero: Lic. Enrique M. Novelli
• El enactment como concepto clínico convergente de
teorías divergentes
Vocales : Lic. Justa Paloma Halac, Dra. Victoria Korin, Claudia Lucía Borensztejn 177
Lic. María Gabriela Goldstein, Dra. Lidia Bruno de Sittlenok,
Dr. Gustavo Dupuy, Lic. Emma N. Realini de Granero, Dr. Daniel Schmukler • Psicoanálisis del carácter: ¿una misión imposible?
Norma Cattaneo 193
• En las fronteras de lo analizable: la escisión, un caso clínico
Marta Dávila 209 Nota editorial
• El enigma de la reacción de aniversario
Isabel S. Eckell de Muscio 227
Hoy el nuevo Comité Editorial de la REVISTA DE PSICOANÁLISIS presenta
• Construyendo psicoanálisis: del trauma al trauma psíquico el primer número del año 2009, cuyo tema es “El psicoanálisis en los
Gustavo Jarast 241
Estados Unidos”. Al recorrer sus páginas se abre un panorama diverso
• Sentimiento de dolor y angustia, vectores de la vida psíquica y múltiple. Comenzamos con las reseñas, pedidas a autores que escriben
Marta Kreiselman de Mosner y sobre las diferentes escuelas, líneas y desarrollos teóricos. El psicoanáli-
Marisa Ingrid Mosner 263
sis argentino fue más afín a lo europeo, por razones que se comentan en
estas páginas, siguiendo a Freud y a Klein, y luego a Lacan; esa genera-
En memoria
ción que rechazó la psicología del yo, se nutrió, sin embargo, del yo y los
• Recordando a Carlos Mario Aslan mecanismos de defensa de Anna Freud, teórica fundante, aunque no
Andrés Rascovsky 279 habitara suelo americano; leyó a Hartmann, Kris y Loewenstein; se
interesó en el self y el narcisismo de Kohut; el hospitalismo de Spitz; el
autismo, la simbiosis e individuación de Mahler; se conmovió con la for-
taleza vacía de Bettelheim; aprendió el autismo de Leo Kanner; y discu-
rrió por infancia y sociedad de Erickson, el arte de amar de Erich
Fromm, la sexualidad femenina de Karen Horney. Si consultamos esos
textos fundacionales, encontraremos en las citas de bibliograficas a
Alexander, Gillespie, Frida Fromm Reichmann, y luego a Edith
Jacobson, Harold Searles, Peter Bloss, Otto Kernberg, entre otros. Más
tarde, a partir de los años setenta, surgieron en los Estados Unidos
voces que incorporaron las ideas kleinianas y poskleinianas, los inter-
subjetivistas, los teóricos de las relaciones objetales como Grotstein,
Ogden, Renik, Jacobs. La REVISTA DE PSICOANÁLISIS los ha publicado en
su mayoría, testimonio de su interés entre nosotros.
En las primeras páginas de este número encontrarán a Kohut y su
artículo prínceps sobre la empatía. El doctor Raggio lo introduce, para
situarnos en el contexto histórico de su aparición. Es un verdadero pla-
cer leer por primera vez en español este clásico de la literatura psicoa-
nalítica. Cabeza de escuela de la psicología del self, Kohut define el obje-
to de estudio del psicoanálisis, el inconciente, por su método específico
de observación: la empatía y la introspección. Sin experiencia introspec-
tiva no hay fenómeno psicológico, sino que éste será social o conductual
o somático.
Fred Busch, representante de la psicología del yo contemporánea,
explora lo que él considera una forma particular de expresión de lo
inconciente, que es el lenguaje-acción y su específica forma de ser inter-
pretado. Establece una diferencia con el lenguaje-comunicación que es
del preconciente. El planteo nos hace recordar el trabajo de Álvarez de
Toledo sobre el hablar, el interpretar y las palabras. Para Busch, lo pro-
fundamente inconciente es siempre puesto en acto, idea que desde la
8 9

vertiente intersubjetivista surge hoy con el concepto de enactment. La pendiente americana, según el modelo de la tradición independiente
técnica para analizar la compulsión de repetición expresada de este británica. Así, la autora teje redes de influencia de autores, escuelas, ali-
modo en la acción, incluye la consideración de la contratransferencia neaciones, en una trama que muestra el pluralismo del psicoanálisis
que está basada en la comunicación empática y provoca una reacción de americano hoy.
sorpresa. El final del trabajo produce justamente este agradable efecto. Arnaldo Smola traza el derrotero de las ideas de la psicología del yo
Jaime Nos Llopis, en su “Historia del psicoanálisis estadounidense”, en la Argentina y los factores que determinaron su destino. Las razones
analiza las primeras cuatro décadas, lo que nos permite entender el pre- del rechazo de dichas ideas coinciden con la aceptación de la teoría klei-
dominio de la psicología del yo en la primera etapa y las revisiones pos- niana, como más afín al alma argentina. El autor repasa los nombres de
teriores que han llevado al pluralismo teórico y técnico del psicoanálisis los autores más influyentes y los temas que ellos abordaron, como el pro-
americano actual. Nos Llopis indaga las razones de la aceptación y difu- yecto de definir una psicología psicoanalítica abarcativa de la personali-
sión de las nuevas ideas en los Estados Unidos ancladas en una idea libe- dad, el análisis de la creatividad, las teorías del desarrollo normal y
ral, en tensión con una actitud más conservadora. La referencia de Nos patológico, los trabajos con pacientes psicóticos en instituciones, el estu-
Llopis a los psicoanalistas que emigraron a los Estados Unidos, expul- dio del narcisismo y las patologías borderline, entre otros.
sados de Europa por la Segunda Guerra Mundial, da un panorama de la Liliana Szapiro reseña un aspecto particular de la presencia de Lacan
genética de las ideas que allí surgieron. El autor describe dos vertientes en los Estados Unidos, su participación en un congreso sobre constructi-
en el psicoanálisis freudiano: una definida como científico-natural, que vismo en la John Hopkins University invitado por reconocidos lingüistas.
predominó en las décadas del cincuenta y el sesenta con el auge de la psi- Ella elige, de este modo, subrayar el contacto más que la crítica por todos
cología del yo, y otra humanístico-literaria, hermenéutica y narrativa, conocida de Lacan al desarrollo de la psicología del yo. Su auditorio y su
que surgió en la década del setenta. Nos Llopis concluye esta instructi- prédica tuvo más espacio en este ámbito, y la autora hace una síntesis
va reseña con una mención de las diferentes escuelas psicoanalíticas. breve de las ideas vertidas en esas conferencias. Al final hay una nota
Llegamos al trabajo de Cecilio Paniagua que propone deshacer mitos interesante del encuentro de Lacan con Chomsky.
como falsas creencias; por ejemplo, el que invoca al triunvirato teórico La segunda parte de este número incluye los trabajos de los colegas
de Hartmann, Kris y Loewenstein como representantes máximos o úni- de nuestra institución que han sido seleccionados por el referato inter-
cos de la psicología del yo en la actualidad, y la superficialidad con la que nacional del Comité del Congreso de Chicago - 2009.
se ha tomado la idea del punto de vista adaptativo psicoanalítico. El El trabajo de Susana Vinocur-Fischbein ha sido galardonado con el
autor nos invita a pensar en las consecuencias técnicas del revoluciona- “Ticho Foundation Lectureship Award”, un premio que tiene el objetivo
rio cambio de la metapsicología que implicó la segunda tópica freudiana, de estimular a un analista en proceso de desarrollar un cuerpo de tra-
a partir de la cual se concibe que los mecanismos de defensa del yo son bajo teórico. Aquí la autora propone el análisis de los sueños en un con-
inconcientes. Cecilio Paniagua menciona a Fred Busch como el autor texto interdisciplinario, poniendo en contacto la teoría del signo de
que propone actualmente un nuevo paradigma de interpretación, dife- Peirce para analizar la función de los sueños, conceptualizándolos en
rente del paradigma mutativo de Strachey. Finalmente, Paniagua resu- una perspectiva triádica, con la teoría del campo intersubjetivo de los
me en dieciséis ítems los elementos salientes de este cambio en la técni- Baranger en su posterior utilización clínico-técnica, describiendo el pro-
ca, y sostiene que este cambio es el que minimiza de modo más efectivo ceso como una semiosis infinita.
la influencia de la sugestión, tema que ha sido objeto de anteriores tra- Néstor Barbon plantea la necesidad de un encuentro madre-bebé
bajos del autor publicados en nuestra colección. determinante de la estructuración psíquica que permite la posibilidad de
Irene Cairo nos trae una visión refrescante y vital del panorama amar y disponer del propio cuerpo. El autor presenta un caso clínico en
actual en los Estados Unidos, basada en su propia historia, conocimien- el que se puede pensar la transformación desde un bebé que ha sido
tos y entrevistas. Una especie de “Who is who?” que conecta nombres, dejado caer, en términos de Winnicott, hasta alguien que puede pensar
ideas, filiaciones. Complemento de la reseña de Nos LLopis, Cairo se la esperanza, siguiendo a Piera Aulagnier.
adentra en cuestiones de la política institucional psicoanalítica. Aborda Claudia Borensztejn toma el concepto actual de enactment o puesta
el tema del borramiento de límites entre psicoanálisis y psicoterapia. en acto como herramienta conceptual útil para la clínica del componen-
Presenta a Nancy Chodorow (socióloga de Berkeley), quien, viniendo de te de actuación que pueda estar presente en la comunicación entre el
la vertiente humanística, se incluye en una línea de pensamiento inde- paciente y el analista. Rastrea su origen en las conceptualizaciones de
10 11

Joseph Sandler y su convergencia con las ideas de Betty Joseph acerca Todos los trabajos aquí presentados retornan de un modo u otro al
de la identificación proyectiva. Sostiene que muchos autores argentinos tema del trauma, de lo temprano, de lo inaccesible, del carácter, de lo
abordaron este tema implícitamente en sus escritos, especialmente los nunca representado, y proponen los modos de llegar a ello, y las formas
Baranger con su concepto de campo dinámico. La autora describe dos en que puede pensarse la labor del analista que actualmente intenta ir
tiempos del enactment acercando así un vértice intersubjetivo al estudio más allá de sí mismo, más allá de la roca viva.
de la acción en el marco del método y la técnica analítica. Invitamos a que todos nos acompañen en este recorrido.
Norma Cattaneo revisita el concepto de carácter en la obra freudia-
na, recorriendo el tema de las identificaciones, los traumas tempranos, Claudia Lucía Borensztejn
la escisión del yo, para luego abordar el carácter como inasequible al Directora
análisis y preguntarse: ¿cómo aproximarse, en la cura, a este blasón,
esta armadura, el Gran Otro que habita al paciente? Y responder… tal
vez… la transferencia. Plantea la labor del analista como la de un poeta
que se ocupa del “siempre” más que del “antes”.
Marta Dávila centra su comunicación en un caso clínico de un pacien-
te que ataca las palabras de su analista y le impide pensar. Para com-
prenderlo, articula múltiples vértices teóricos relacionados con la pro-
blemática del vacío, la patología del narcisismo y la escisión. Recuerda las
ideas de Green sobre la posición fóbica central. La propuesta técnica es la
de editar o fundar una nueva inscripción psíquica en la relación transfe-
rencial para que el paciente pueda sentir que tiene derecho a ser y a vivir.
Isabel Eckell de Muscio nos presenta un paciente con los efectos
somáticos de un duelo no elaborado por la muerte de su padre, bajo la
forma del enigma de la reacción de aniversario, como una peculiar forma
de repetición, manifestada en el soma y vinculada con situaciones
traumáticas tempranas. La autora nos recuerda a Franz Alexander, fun-
dador de la Escuela Psicosomática de Chicago, quien, junto a sus colegas
French y Pollock, estudió y describió un grupo de enfermedades psico-
somáticas que se conocen como las Chicago Seven.
Gustavo Jarast retoma el tema del trauma no recordable, el que requie-
re de la participación del analista para que adquiera una representación
psíquica inédita. El autor describe en qué consiste la contribución que el
analista realiza “para la formación de una suerte de ‘argamasa’ con la cual
poder ir recuperando territorio psíquico y subjetivo”, y dice: “[...] el ana-
lista deberá tener muy presente los riesgos de que en esta construcción o
reconstrucción el analizado no quede atrapado en el nuevo trauma que
significaría quedar arropado en la identidad –ajena– de su analista”.
Jarast ilustra su exposición con una inquietante viñeta clínica.
Marta Kreiselman de Mosner y Marisa Mosner trazan un recorrido de la
noción de dolor y sus fuentes en el cuerpo, la realidad y los vínculos. En pri-
mer lugar, las autoras recorren los textos de Freud para abordar la trans-
misión generacional del dolor, y luego toman otros autores como Kaës y
Tisseron, para volver a Freud antes de presentar tres viñetas clínicas. Las
autoras postulan que crecer es tolerar el dolor del desasimiento.
12

AH

under you, over you, on you,


about you, slaked in a desert, the
pools, the shadow of a face,
a perfect answer, it was not
myself I could not imagine, it
was the substance of no understanding,
leaning over the waterfront, going
out to sea, of Money and milk and
crackers

on the other hand, founded on


actual existence the pool placed
with its ripples widening to the edge,
growing the watercress, the
iced surface, the dinner table
sparkled with lamps, and the
silver moon waned into happy
nightgales and bright forests

* Robin Blazer

AH
debajo de ti, sobre ti, en ti / acerca de ti, saciado en el desierto, los / estanques,
la sombra de un rostro, / una réplica perfecta, no era / a mí a quien no podía
imaginar, era / la sustancia de ningún entendimiento, / inclinado sobre el
borde del agua, yendo / hacia el mar, de miel y leche y / galletas

por otro lado, situado en / la existencia presente el estanque juega / con sus
ondas ampliándolas hacia la orilla, / reverdeciendo el berro, la / superficie de
hielo, las lámparas dando destellos / en la mesa de la cena, y la / luna de plata
menguando entre alegres / ruiseñores y bosques resplandecientes
(Traducción: José Luis Bobadilla.)

* Robin Blazer nació en 1925, en Denver, Colorado. Su obra está reunida en The
Holy Forest: Collected Poems (2007) y The Fire: Collected Essays (2006), ambos
publicados por la Universidad de California.
Agradecemos a Gustavo Dupuy por la sugerencia y el contacto con la revista El
poeta y su trabajo / 30 (Otoño, 2008), y a su director Hugo Gola, quien ha autoriza-
do transcribir este poema.
REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 13-16

Homenaje a Heinz Kohut


Introducción al trabajo “Introspección, empatía y
psicoanálisis. Un examen de la relación entre el
modo de observación y la teoría”

*Eduardo Guillermo Raggio

La celebración del próximo Congreso de la Asociación Psicoanalítica


Internacional a realizarse en Chicago es una excelente oportunidad para
rendir homenaje a Heinz Kohut (1913-1981), una de las figuras más im-
portantes de la historia del psicoanálisis, quien vivió la mayor parte de
su vida en esa ciudad y en la que desarrolló su obra.
Nuestra Revista ha realizado valiosos aportes para la difusión de su
obra. En 1969 (no 2) editó “Formas y transformaciones del narcisismo”
(1966), en 1980 (no 3) “Reflexiones sobre el narcisismo y la furia narci-
sista” (1972), y en 2002 (no 1) “Introspección, empatía y el semicírculo
de la salud mental” (1981), con una Introducción de Miguel Á. Paz.
C. Strozier, su biógrafo, comenta que una de las características de los
encuentros con Kohut fue que el interlocutor sentía, después de los mis-
mos, la certeza de haber aprendido algo; la lectura de este autor produjo
en mí el mismo sentimiento, renovando y ampliando mi perspectiva clí-
nica. Entiendo que no fue un cismático, sino una nueva voz en el mundo
del psicoanálisis.
La publicación de este ensayo, el cual inicia su original trayectoria
científica, constituye un adecuado testimonio de nuestro reconocimien-
to. Presentado en 1957 ante el Instituto al cual él pertenecía, su título
revela dos de los vectores que más tarde se constituirían en pilares de sus
formulaciones. Pone especial énfasis en la argumentación que propone a
favor de la relación entre el método y la elaboración de la teoría. A dife-

* Dirección: Zapata 542, 7º “B”, (C1426AEJ) Ciudad Autónoma de Buenos Aires,


Argentina.
eduardoraggio@arnet.com.ar
14 EDUARDO GUILLERMO RAGGIO HOMENAJE A HEINZ KOHUT 15

rencia de todo texto introductorio de una disciplina científica que suele K. Jaspers) y el psicoanálisis, reafirmando que el “objeto del psicoanálisis
comenzar por una caracterización que, a la vez, presenta y delimita el es el inconsciente” y la empatía queda asociada con un instrumento de co-
objeto de estudio, Kohut redefine el problema cuestionando la naturale- nocimiento de la vida psíquica consciente propia de la psicología compren-
za de la metodología empleada. Sostiene que lo que conduce al resulta- siva, y este criterio se constituye en un fuerte obstáculo para la inclusión de
do de una investigación científica está relacionado con los métodos uti- la empatía en el psicoanálisis.
lizados, no sólo se trata, por lo tanto, del tema que define la ciencia, sino En el análisis que hace Kohut de las resistencias opuestas a la in-
también operativamente del método de investigación predominante. La trospección, advierte las limitaciones objetivas respecto de su aplicación,
introspección y la empatía tienen que estar presentes como “constitu- “la confiabilidad de la empatía declina cuanto más difiere lo observado
yentes esenciales” de toda observación para que pueda ser considerada del observador”. Esto puede verse cuando se evalúan las condiciones
psicológica, delimitando, a su vez, el campo de investigación. para empatizar con estados regresivos o infantiles.
Este ensayo causó muchos malentendidos respecto de su obra, los que Resulta extremadamente difícil hacer una introspección de los signi-
tuvo que ir explicando sistemática y reiteradamente durante los veinti- ficados de las interacciones más tempranas entre la madre y el niño, in-
cinco años posteriores. tento que podría llevar hacia un marco referencial propio de la psico-
Ya a partir de los años cincuenta comienza a compartir su creciente logía social, que puede ser comparado pero no equiparado con los resul-
malestar en discusiones informales en el Instituto, porque advierte, en tados de la psicología introspectiva.
ese momento, que las principales orientaciones de los psicoanalistas es- En su mirada del conflicto endopsíquico e interpersonal, al examinar
tadounidenses estaban influenciadas por métodos de observación pro- el concepto de transferencia de Freud destacando las diferencias propias
pios de otras disciplinas científicas, en particular las ciencias biológicas, de las neurosis de los estados borderline y las psicosis, se revelan im-
las sociales y la etología (Alexander, Spitz, Erikson y Mahler, por ejem- portantes precedentes de desarrollos más tardíos. La empatía persisten-
plo). Consideraba que estos enfoques podrían conducir a inadecuaciones te con pacientes muy perturbados conducía a estados más tempranos
y errores en el campo psicoanalítico. Sostiene, en suma, que las obser- que permitían reconocer “una psiquis no estructurada luchando por
vaciones y teorías psicoanalíticas deben surgir del setting analítico. mantener el contacto con un objeto arcaico o para sostener una tenue se-
Para este autor, el psicoanálisis es una psicología profunda introspec- paración del mismo”. En este caso, el analista “no es una pantalla para
tiva-empática, y es éste el método de observación que utilizaron Breuer la proyección de estructuras internas”. “Él es aquel objeto arcaico con el
y Freud desde sus comienzos; el énfasis puesto en la asociación libre y cual el analizando trata de mantenerse en contacto [...].” Destacar la im-
en el análisis de las resistencias, tendió a oscurecer el hecho de que la portancia precursora de estas conceptualizaciones me parece obvio.
esencia del psicoanálisis radica en la inmersión empática prolongada del En el apartado sobre dependencia, uno de los temas que subraya es
observador científico en lo observado. la ambigüedad del concepto, que puede tener significados biológicos y
Aquí reside la gran innovación de Kohut: la empatía deja de ser una psicológicos. Se trata de un concepto biológico cuando nos referimos a la
condición necesaria del trabajo analítico, como todos pensamos a partir condición de dependencia y de un concepto psicológico cuando nos refe-
de Freud y Ferenczi, para constituirse en la esencia misma del método. rimos a través de la observación introspectivo-empática “al deseo de ser
Luego, a lo largo de este artículo y en diferentes apartados, Kohut dependiente”.
examina esquemáticamente varios conceptos psicoanalíticos que serán Kohut plantea las dificultades que se presentan para poder acceder a
temas que desarrollaría en trabajos posteriores: resistencias contra la la pulsión a través de la introspección, método que permite revelar la
introspección, organizaciones mentales tempranas, conflicto endopsí- presencia de deseos.
quico e interpersonal, dependencia, sexualidad, agresión, pulsiones, Por último, sobre las reflexiones que Kohut formula acerca del deter-
libre albedrío y los límites de la introspección intentando demostrar minismo y el libre albedrío sólo me resta recomendar su atenta lectura.
cómo el modo de observación de ellos es el que define sus contenidos. En el 50o aniversario de la Sociedad Psicoanalítica de Chicago, su hijo
Al análisis que realiza sobre las “resistencias contra la introspección” yo Thomas expuso su último trabajo “Introspección, empatía y el semicírcu-
le agregaría una de origen teórico que puede ayudar a comprender el re- lo de la salud mental”, en el que vuelve una vez más sobre el tema de la
chazo que generó este trabajo. En 1927, H. Hartmann publica empatía. Relata que todos los discutidores que había tenido en su presen-
“Comprensión y explicación”, trabajo en el que trata de establecer una tación del ’57, tanto los que lo habían elogiado como sus detractores, no lo
comparación crítica entre la llamada “Psicología Comprensiva” (W. Dilthey, habían entendido. Es mi intención que la lectura de este trabajo provoque

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 13-16


16 EDUARDO GUILLERMO RAGGIO

en los colegas una reacción diferente, más allá de compartir o discrepar


con sus ideas.
Agradezco especialmente la traducción y el asesoramiento de la li-
cenciada María Teresa Huttrer, psicóloga, Magister en Psicoanálisis y
Especialista en Psicología del Self.

DESCRIPTORES: INTROSPECCIÓN / EMPATÍA / MÉTODO / INVESTIGACIÓN / PSICOANÁLISIS

KEYWORDS: INTROSPECTION / EMPATHY / METHOD / INVESTIGATION / PSYCHOANALYSIS

PALAVRAS-CHAVE: INTROSPECÇÃO / EMPATIA / MÉTODO / INVESTIGAÇÃO / PSICANÁLISE

(Este trabajo fue seleccionado para su publicación el 9 de marzo de 2009.)

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 13-16


REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 17-40

*Introspección, empatía y
psicoanálisis
Un examen de la relación entre el
modo de observación y la teoría

Heinz Kohut

Resumen

El estudio precedente intentó demostrar que la introspección y la empatía son


ingredientes esenciales de la observación psicoanalítica y que los límites del psi-
coanálisis están, por ende, definidos por los límites potenciales de la introspec-
ción y la empatía. Se discutieron varias inexactitudes, omisiones y errores en la
utilización de los conceptos psicoanalíticos. Se pudo mostrar que estos defectos
se debían a la negligencia del hecho de que la teoría psicoanalítica –la teoría de
una ciencia empírica– es un derivado del campo de las experiencias internas ob-
servadas por medio de la introspección y la empatía.

DESCRIPTORES: INTROSPECCIÓN / EMPATÍA / MÉTODO / INVESTIGACIÓN / PSICOANÁLISIS

Summary
INTROSPECTION, EMPATHY, AND PSYCHOANALYSIS.
An Examination of the Relationship Between Mode of Observation and Theory

The preceding examination attempted to demonstrate that introspection and


empathy are essential ingredients of psychoanalytic observation and that the
limits of psychoanalysis are, therefore, defined by the potential limits of intro-
spection and empathy. Several specific inaccuracies, omissions, and errors in the

* Trabajo presentado por primera vez en Chicago, con motivo de la reunión por el 25º
aniversario del Instituto de Psicoanálisis de Chicago en noviembre de 1957. Publicado en
el Journal of the American Psychoanalytic Association (1959), 7, págs. 459-483. Una ver-
sión abreviada fue presentada en París en la reunión de la Asociación Psicoanalítica
Internacional en julio de 1957.
Traducido al español por la licenciada María Teresa Huttrer.
18 HEINZ KOHUT

use of psychoanalytic concepts were discussed. It was shown that these defects
were due to the neglect of the fact that psychoanalytic theory –the theory of an
empirical science– is derived from the field of inner experiences observed
through introspection and empathy.

KEYWORDS: INTROSPECTION / EMPATHY / METHOD / INVESTIGATION / PSYCHOANALYSIS

Resumo
INTROSPECÇÃO, EMPATIA E PSICANÁLISE.
Uma análise da relação entre o modo de observação e a teoria

O estudo precedente tentou demonstrar que a introspecção e a empatia são


itens essenciais da observação psicanalítica e que os limites da psicanálise, por
conseguinte, são definidos pelos limites potenciais da introspecção e da empa-
tia. Discutiu-se sobre várias inexatidões, omissões e erros na utilização dos con-
ceitos psicanalíticos. Conseguiu-se demonstrar que estes defeitos se deviam à
negligência do fato que a teoria psicanalítica –a teoria de uma ciência empírica–
é um derivado do campo das experiências internas observadas através da in-
trospecção e da empatia.

PALAVRAS-CHAVE: INTROSPECÇÃO / EMPATIA / MÉTODO / INVESTIGAÇÃO / PSICANÁLISE

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 17-40


REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 41-55

*¿Es posible hacer pasar un


camello por el ojo de una aguja?
Reflexiones sobre la forma en que nos habla el
inconsciente y sus implicaciones clínicas

**Fred Busch

Resumen

En este artículo examinaré la propuesta de que cuanto más nos acercamos al


contenido inconsciente, más probable es que éste se exprese mediante una
forma particular de acción denominada lenguaje-acción. Las palabras se aseme-
jan entonces a actos concretos. Freud fue el primero en referirse a este tipo de
lenguaje, al decir que era “la compulsión a repetir en la acción”. Más adelante,
Loewald lo llamó “acción de lenguaje” y los kleinianos aludieron a esas circuns-
tancias en las que las verbalizaciones intentan “hacer” o “provocar” algo. De
hecho, si tenemos en cuenta el desarrollo de los procesos de pensamiento, ad-
vertimos que éstos no tienen como fundamento las imágenes (según creímos en
un principio), sino más bien una acción codificada en esquemas sensoriomoto-
res.
En el artículo se examinan las implicaciones que esto tiene para el tratamien-
to, entre las cuales cabe mencionar la importancia de la contratransferencia para
la comprensión del lenguaje-acción, la necesidad de convertir las acciones en re-
presentaciones, y el énfasis puesto en el proceso más que en el contenido cuando
se quiere trocar las fantasías y defensas inconscientes en pensamiento precons-
ciente.

DESCRIPTORES: LENGUAJE / ACCIÓN / INCONSCIENTE / COMPULSIÓN A LA REPETICIÓN / CONTRA-


TRANSFERENCIA / REPRESENTACIÓN

* Este artículo se publicó por primera vez, en una versión más extensa, en el
International Journal of Psychoanalysis, vol. 90, parte 1.
** Dirección: 246 Eliot Street, Chestnut Hill, MA 02467, Estados Unidos.
drfredbusch@gmail.com
42 FRED BUSCH

Summary
CAN YOU PUSH A CAMEL THROUGH THE EYE OF A NEEDLE?
Reflections on how the unconscious speaks to us and its clinical implications

In this paper I explore the proposition that the closer we get to unconscious
content, the more likely it will be expressed in a particular form of action called
action-language. This is where words become more like concrete actions. First
described by Freud (1914) as repetitions in action, it was further elaborated by
Loewald as actions in speech, and portrayed by the Kleinians as when verbal-
izations attempt to do something or bring something about. In fact, if we look
at the development of thought processes, we realize that imaging is not the
foundation of thought (as we first believed), but rather it is action encoded in
sensori-motor schema.
The implications for treatment are discussed. These include: the importance
of the use of countertransference in understanding action-language; the neces-
sity of changing actions into representations; and the emphasis on the process
rather than the content in changing the unconscious fantasies and defenses
into preconscious thimking.

KEYWORDS: LANGUAGE / ACTION / UNCONSCIOUS / REPETITION COMPULSION / COUNTERTRANS-


FERENCE / REPRESENTATION

Resumo
É POSSÍVEL UM CAMELO PASSAR PELO BURACO DE UMA AGULHA?
Reflexões sobre a forma em que o inconsciente nos fala e
suas implicações clínicas

Neste artigo examinarei a proposta de que quanto mais nos aproximamos do


conteúdo inconsciente, mais provável é que este se expresse mediante uma
forma particular de ação denominada linguagem-ação. As palavras se assemel-
ham a atos concretos. Freud foi o primeiro a se referir sobre este tipo de lin-
guagem ao afirmar que era “a compulsão a repetir na ação”. Mais tarde,
Loewald a chamou “ação da linguagem” e os kleinianos se referiram a essas cir-
cunstâncias em que as verbalizações tentam “fazer” ou “provocar” alguma
coisa. De fato, se levamos em consideração o desenvolvimento dos processos do
pensamento, advertimos que estes não têm como fundamento as imagens (como
acreditávamos anteriormente), mas sim uma ação codificada em esquemas
sensório-motores.
Também são examinadas as implicações que isto tem para o tratamento,
entre as quais cabe mencionar a importância da contratransferência para a com-
preensão da linguagem-ação, a necessidade de transformar as ações em repre-
sentações e a ênfase posta no processo mais que no conteúdo quando se preten-
de trocar as fantasias e defesas inconscientes em pensamento pré-consciente.

PALAVRAS-CHAVES: LINGUAGEM / AÇÃO / INCONSCIENTE / COMPULSÃO À REPETIÇÃO / CONTRA-


TRANSFERÊNCIA / REPRESENTAÇÃO

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 41-55


REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 57-77

Historia del psicoanálisis


estadounidense desde sus
orígenes hasta la Segunda Guerra
Mundial

*Jaime Nos Llopis

Introducción

La revisión histórica de las primeras cuatro décadas del psicoanálisis de


los Estados Unidos, que se extienden de principios del siglo XX hasta el
final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, nos muestra que un acon-
tecimiento decisivo en la historia de Europa –el ascenso al poder en 1933
del Partido Nacional Socialista en Alemania– dividió este período en dos
fases claramente diferenciadas. Durante la primera fase, de 1900 a 1933,
el psicoanálisis estadounidense fue un satélite de las sociedades psicoa-
nalíticas centroeuropeas en las que había surgido el psicoanálisis. En la
segunda fase, de 1933 a 1945, la situación anterior se invirtió: durante
esos años, el psicoanálisis centroeuropeo fue trasplantado a los Estados
Unidos por los psicoanalistas que se exiliaron en este país escapando de
la persecución nazi, lo cual determinó el ulterior auge del psicoanálisis
estadounidense.
En este trabajo, describiré los hitos y protagonistas fundamentales de
estas dos etapas y, complementariamente, revisaré ciertos aspectos de la
cultura de los Estados Unidos que influyeron en la orientación del psico-
análisis estadounidense de ese período y determinaron su evolución
histórica posterior.

* Dirección: Rambla de Cataluya 106, (08008) Barcelona, España.


12875jnl@comb.es
58 JAIME NOS LLOPIS HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS ESTADOUNIDENSE [...] 59

I. Los orígenes del psicoanálisis estadounidense: de 1900 a 1933 teresó por el psicoanálisis, y tras su retorno a los Estados Unidos tradu-
jo las obras de Freud al inglés, los Collected Papers; o el eminente neuró-
A diferencia de lo que ocurrió en Europa, las ideas de Freud tuvieron logo James Jackson Putnam, a quien Freud dedicó dos trabajos cortos
una rápida aceptación y difusión en los Estados Unidos desde el inicio que aparecen en la Standard Edition.
del siglo XX. De 1900 a 1930, un período en el que todavía no existía ningún insti-
El primer reconocimiento internacional del psicoanálisis provino de tuto psicoanalítico en los Estados Unidos –el primero se fundaría en
los Estados Unidos de un modo honorífico: en 1909, Freud fue invitado Nueva York en 1931–, numerosos psiquiatras estadounidenses hicieron
por el psicólogo Stanley Hall, presidente de la Clark University (en su peregrinaje a Europa para obtener una formación psicoanalítica con
Worcester, Massachussets), con motivo de la celebración del vigésimo Freud y el resto de psicoanalistas pioneros.
aniversario de esa universidad, a dar cinco conferencias en alemán sobre Diversos biógrafos de Freud (Jones, 1955; Gay, 1988) e historiadores
psicoanálisis (Freud, 1910). Freud aceptó la invitación y zarpó desde del psicoanálisis (Oberndorf, 1953) describen la rápida difusión del psi-
Bremen rumbo a Nueva York acompañado de Jung, Jones y Ferenczi, coanálisis en los Estados Unidos a principios del siglo XX, así como la
sus más fieles colaboradores de ese período. ayuda económica y los numerosos gestos públicos en defensa de Freud y
La visita de Freud a los Estados Unidos en 1909 le permitió extraer el psicoanálisis que hicieron los psicoanalistas norteamericanos, en so-
algunas conclusiones que se reflejan en estos comentarios suyos: ciedades profesionales y periódicos. Comparemos esta actitud con la del
establishment médico vienés de ese período: en su autobiografía, Elias
Con gran sorpresa comprobamos que todos los miembros de aquella Canetti (1982) narra que en la culta y burguesa Viena de las décadas de
Universidad [...] conocían los trabajos psicoanalíticos y los habían dado a co- 1910 y 1920, en la que surgieron tantas figuras innovadoras en diversos
nocer a sus alumnos. Así, pues, en la pudibunda América, podían discutirse
y examinarse científicamente con toda libertad, por lo menos dentro de los
campos del arte y la cultura –Gustav Mahler; Klimt; Otto Wagner y el
círculos académicos, cosas que en la vida individual eran objeto de violenta grupo arquitectónico vienés Sezession, con Loos, Hoffmann y Olbrich;
repulsa [...] La falta de una arraigada tradición científica y la menor rigidez Arthur Schnitzller; Karl Krauss; Wittgenstein y los positivistas lógicos
de la autoridad oficial han sido decisivamente ventajosas […] Otra circuns- del Círculo de Viena–, las ideas de Freud eran discutidas apasionada-
tancia característica fue la de que, desde el principio, los profesores y direc- mente por los estudiantes e intelectuales vieneses más avanzados, pero
tores de manicomios mostraran por el análisis un interés tan grande como el
ignoradas o ridiculizadas por las figuras más prominentes de la univer-
de los médicos independientes.
sidad.
Y a continuación, Freud compara la actitud receptiva hacia el psicoaná-
lisis de los Estados Unidos con el rechazo de Europa: “[...] es evidente
Razones históricas de la rápida aceptación del psicoanálisis en
que la lucha por el psicoanálisis ha de decidirse allí donde ha surgido la
los Estados Unidos
mayor resistencia, o sea en los viejos centros de cultura” (Freud, 1914,
págs. 1909-1910).
Si el psicoanálisis había encontrado tanta resistencia en los círculos
Dos años más tarde, en 1911, cuando tan sólo existían en el mundo
académicos e intelectuales europeos, ¿cuáles fueron las razones de que
tres sociedades psicoanalíticas –las de Viena, Berlín y Zurich– se funda-
tuviera una aceptación tan inmediata en los Estados Unidos? En mi opi-
ron la Sociedad Psicoanalítica de Nueva York y la Sociedad Americana
nión, un amplio sector de la sociedad estadounidense era particular-
de Psicoanálisis; y en 1914 se fundaron las sociedades de Boston y
mente receptivo a nuevas ideas. Veámoslo.
Washington D.C.
Desde una perspectiva centroeuropea, la cultura norteamericana a
Los analistas pioneros americanos fueron, en su mayoría, académicos
menudo se concibe como radicalmente distinta de la europea; pero en
de prestigio de las universidades más elitistas del nordeste del país
realidad, los Estados Unidos es un producto de la cultura europea mo-
(Columbia, Harvard, Philadelphia, Johns Hopkins, etc). La lista de ana-
derna, que a su vez era el fruto de una profunda transformación causa-
listas fundadores de las primeras sociedades psicoanalíticas de los
da por los cambios políticos, religiosos, económicos y sociales ocurridos
Estados Unidos incluye algunos nombres conocidos: el psicoanalista
a lo largo de un periodo de tres siglos, del XVII al XIX: reforma protes-
británico Ernst Jones, biógrafo de Freud y uno de sus más fieles colabo-
tante, liberalismo, revolución francesa, ilustración, revoluciones antico-
radores; Abraham Brill, que se formó con Bleuler en Zurich, donde se in-
loniales americanas, revolución industrial, etc.

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60 JAIME NOS LLOPIS HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS ESTADOUNIDENSE [...] 61

El término “liberalismo” hace referencia a una nueva actitud que se científica; puritanismo; nacionalismo aislacionista y desconfianza de
desarrolló en Europa en el siglo XVII tras la reforma protestante, como ideas nuevas y culturas “extrañas”, no americanas; y una visión ideali-
fuerza de liberación de todas las tiranías –religiosas, políticas, sociales, zada de América como tierra de promisión elegida por Dios.
económicas e intelectuales– residuales del período medieval. La actitud En cambio, otra parte de la población norteamericana –no menos nu-
liberal incluye diferentes rasgos: rechazo de cualquier injerencia en ma- merosa que la anterior– había asimilado profundamente los ideales li-
teria de conciencia; rechazo de la autoridad de la Iglesia en cuestiones berales y los principios ilustrados en los que se sustentaba la democra-
relacionadas con la ciencia y la filosofía; individualismo en la esfera cia americana. Al inicio del siglo XX, parte de este sector liberal, ilus-
económica, que se tradujo en una actitud de laisser-faire; oposición de trado y progresista se había convertido en una elite cultural –minorita-
las nuevas clases medias al poder regio de origen divino y a los privile- ria dentro del país, pero numéricamente considerable– que, comparada
gios arbitrarios de la aristocracia y monarquía; confianza en la razón y con la burguesía europea culta de ese período, estaba mucho más abier-
la ciencia como fuentes de progreso; importancia de la educación y la ta que ésta a cualquier innovación que ofreciera esperanza de progreso,
ética del trabajo (Max Weber, 1904-1905); y un sistema político de- ya que carecía de la rigidez que, a menudo, genera en el europeo la idea-
mocrático basado en el derecho a la propiedad privada. lización acrítica de su tradición histórica e identidad cultural nacionales,
Desde un punto de vista histórico, los Estados Unidos fueron –a dife- que se consideran inmutables e incuestionables. Esta mayor permeabi-
rencia de los países europeos– la primera nación occidental que se cons- lidad a lo nuevo de un sector de la sociedad norteamericana explica he-
tituyó desde su inicio como una nación “moderna”, sin un pasado feu- chos paradójicos como el siguiente: la monografía sobre la sexualidad
dal-aristocrático y sin una tradición religiosa y cultural propias. La re- humana del psicólogo victoriano inglés Havelock Ellis (Studies in the
volución anticolonial, la declaración de independencia y la Constitución Psychology of Sex, 1900) fue publicada por una editorial de la puritana
de los Estados Unidos de América de 1787 estuvieron inspiradas –al Filadelfia, tras haberse prohibido su publicación en Inglaterra por con-
igual que la revolución francesa y la corriente intelectual de la ilustra- siderársela obscena.
ción en Europa– en los principios del liberalismo: libre expresión de pen- Fue esta elite progresista e ilustrada de la sociedad estadounidense
samiento, libertad de asociación, libertad de prensa, libertad religiosa, de principios del siglo XX la que aceptó rápidamente el psicoanálisis. Las
separación Iglesia-Estado, laicidad o no-confesionalidad del Estado, etc. ideas revolucionarias de Freud sobre la sexualidad infantil y el funcio-
El ideal liberal se convirtió en el ideal nacional de los Estados Unidos, namiento mental inconsciente, y sobre su conexión con aspectos tanto
que estaba reflejado en su Constitución e impregnaba la cultura esta- psicopatológicos como normales y creativos del ser humano –como el
dounidense de finales del siglo XIX. Pero este ideal –como suele suceder humor o el arte–, despertaron un interés inmediato por el psicoanálisis
con los ideales– no fue siempre alcanzado durante ese período: la lucha entre dos grupos concretos de este sector de la sociedad: por un lado, in-
política y económica planteada entre los estados del Norte y del Sur telectuales con una actitud progresista utópica –típicamente americana–
sobre la extensión del esclavismo a los nuevos estados del Oeste del país, que estaban abiertos al psicoanálisis como movimiento cultural y a las
derivó en 1861 en una sangrienta Guerra Civil o Guerra de Secesión corrientes vanguardistas europeas del momento; y por otro, los círculos
(1861-1865) de cuatro años de duración. Esta confrontación violenta académicos médicos, cuya actitud pragmática –también característica-
puso de manifiesto de forma trágica que la sociedad estadounidense no mente americana– les hacía especialmente receptivos a nuevos métodos
había asimilado global y homogéneamente los principios liberales del que pudieran tener utilidad terapéutica.
pensamiento moderno europeo, sino que dentro de ella coexistían –y to- Freud expresó abiertamente su gratitud por el apoyo que recibió de
davía coexisten–, en tensión dialéctica y frágil equilibrio, dos tendencias los psicoanalistas estadounidenses, que le ayudaron de forma generosa
opuestas. Intentaré diferenciar esas tendencias, a riesgo de simplificar desde el principio. Pero su gratitud estaba mezclada con otros senti-
una realidad muy compleja. mientos contrapuestos (Gay, 1988): Freud sentía un intenso prejuicio
Un numeroso sector de la población –la “mayoría moral”– tenía una antiamericano –típico del europeo culto decimonónico– que se manifes-
actitud profundamente conservadora, cuyas raíces históricas se remon- taba en sus críticas del materialismo tosco y anti-intelectual, el purita-
taban a los emigrantes “pioneros” de origen europeo que se vieron obli- nismo sexual, y la superficialidad que él atribuía a América, un país que
gados a salir de sus países de origen por pertenecer a minorías religiosas apenas conocía; igualmente, Freud temía que el fundamentalismo reli-
discrepantes. Los rasgos que definen esta actitud conservadora son va- gioso y anticientífico del sector conservador de la sociedad estadouni-
rios: rechazo de las ideas liberales; religiosidad fundamentalista y anti- dense, la popularización del psicoanálisis, y la medicalización de la prác-

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tica psicoanalítica en los Estados Unidos, diluyeran los aspectos revolu- de información comprometedora, su hijo Martín fue detenido y su hija
cionarios de sus ideas y contaminaran el desarrollo del psicoanálisis en Anna interrogada en la sede de la Gestapo, donde tuvo que demostrar
ese país. La historia posterior demostró que algunos de los miedos de que la Sociedad Psicoanalítica Internacional era una sociedad científica
Freud estaban fundados. sin implicación política alguna.
Hasta entonces Freud se había resistido a abandonar Viena, pero fi-
nalmente reconoció la gravedad de la situación: su estado de ánimo de
II. El psicoanálisis estadounidense desde 1933 a 1945: diáspora del ese momento se refleja en una breve nota suya, “Finis Austriae”, que es-
psicoanálisis centroeuropeo hacia los Estados Unidos cribió en su diario personal. Ese mismo año, con la ayuda de una red de
personas influyentes –entre ellas, la princesa Marie Bonaparte y el pre-
En la década de 1930, un acontecimiento fundamental de la historia mo- sidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt–, Freud consiguió
derna de Europa iba a afectar para siempre el desarrollo posterior del un pasaporte para salir de Austria y se exilió en Inglaterra junto con su
psicoanálisis en los Estados Unidos. En Alemania, tras el agitado perío- familia. El 23 de septiembre de 1939, Freud moría en Londres.
do de la República de Weimar (1919-1933), el Partido Nacional Socialista Semanas antes, el 1 de septiembre de 1939, Alemania había invadido
–de ideología pangermanista y racista– ganó las elecciones y accedió al Polonia y no atendió un ultimátum de Inglaterra y Francia exigiendo la
poder: el 30 de enero de 1933, el presidente Hindenburg nombró retirada de sus tropas. El 3 de septiembre estos países declararon la gue-
Canciller a Adolf Hitler, quien en varios meses barrió toda oposición e rra a Alemania: comenzaba la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
instauró el régimen totalitario del III Reich. Estos acontecimientos históricos provocaron una diáspora de cientí-
A partir de entonces, la situación se fue haciendo irrespirable en ficos, artistas e intelectuales europeos que supuso la pérdida irreparable
Alemania para los psicoanalistas de origen judío, sobre todo si estaban de lo mejor de una generación de la cultura europea. De esta catástrofe
vinculados con partidos políticos de izquierdas. El 10 de mayo de 1933, humana y cultural se beneficiaron los países receptores del exilio y, en
en la Universidad de Berlín, una turba de estudiantes quemó pública- especial, los Estados Unidos: Otto Fenichel, en sus cartas (Rundbriefe)
mente miles de libros de la biblioteca que eran considerados perniciosos, dirigidas a su círculo de amigos psicoanalistas durante su exilio ameri-
entre ellos las obras de Freud. La práctica del psicoanálisis se convirtió cano al final de la década de los años treinta, describe las reuniones de
en peligrosa: sirva de ejemplo el que Edith Jacobson –que por entonces la comunidad de exiliados alemanes de Los Ángeles, a las que acudían
ejercía el psicoanálisis en Berlín– fue encarcelada por negarse a dar in- escritores como Thomas Mann y Bertolt Brecht, miembros de la escue-
formación a la Gestapo sobre un paciente. la de Frankfurt como Theodor Adorno y Max Horkheimer, físicos como
A partir de este período comenzó un éxodo constante y masivo de psi- Robert Oppenheimer. Mientras tanto, Einstein se había instalado en la
coanalistas europeos hacia los Estados Unidos. Los analistas del Universidad de Princeton (New Jersey), Carnap en la Universidad de
Instituto de Berlín fueron los primeros en exiliarse: al principio de la dé- Chicago. Y así, una lista interminable de exiliados ilustres de todos los
cada de 1930, Franz Alexander, Sandor Rado y Karen Horney –que du- campos: escritores; pintores; músicos; directores de orquesta, cine y tea-
rante los años veinte habían formado parte del claustro de enseñanza tro; arquitectos; médicos; científicos; filósofos.
del Instituto Psicoanalítico de Berlín– emigraron a los Estados Unidos. Asimismo, esta diáspora diezmó el psicoanálisis en los países de
Posteriormente, conforme la ocupación nazi y la persecución de los Europa central. Durante la década de 1930 y principios de 1940, emigra-
judíos se fue extendiendo al resto de países centroeuropeos, les seguirían ron a los Estados Unidos la mayoría de la segunda generación de analis-
los analistas de Viena, Budapest, Praga, etc. tas (nacidos alrededor de 1900) formados con Freud en Viena, o con los
El 12 de marzo de 1938, los nazis entraron en Viena, y Austria fue analistas pioneros de Berlín y Budapest (Oberndorf, 1956). Ésta es una
anexionada a Alemania. Durante los días siguientes, en toda Austria se breve lista de algunos de los psicoanalistas que se exiliaron en los Estados
desató un reinado del terror de pogroms antisemíticos, planeados y es- Unidos: Franz Alexander, Edmund Bergler, Siegfried Bernfeld, Edward
pontáneos, cuya crueldad y violencia presagió lo que ocurriría después Bibring, Bruno Bettelheim, Helene Deustch, Kurt Eissler, Erik Erikson,
en Alemania: muchos judíos fueron arrestados, linchados o asesinados; Paul Federn, Otto Fenichel, Heinz Hartmann, Karen Horney, Edith
sus viviendas, comercios y sinagogas saqueadas; sus cementerios profa- Jacobson, Ludwig Jekels, Ernst Kris, Heinz Kohut, Margaret Mahler,
nados. Ni siquiera un científico del prestigio internacional de Freud es- Herman Nunberg, Sandor Rado, Annie Reich, Paul Schilder, Ernst
tuvo a salvo: los nazis hicieron varios registros de su domicilio en busca Simmel, René Spitz, Richard Sterba, Robert Waelder, y tantos otros.

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 57-77


64 JAIME NOS LLOPIS HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS ESTADOUNIDENSE [...] 65

Hinshelwood (1989), en la entrada “Ego psychology-classical psychoa- Entre 1930 y el final de la Segunda Guerra Mundial se fundaron los
nalysis” de su diccionario del pensamiento kleiniano, afirma que la psi- nueve primeros institutos psicoanalíticos de los Estados Unidos, en el si-
cología del yo americana fue trasplantada a los Estados Unidos e guiente orden cronológico: Nueva York (1931); Chicago (1932); Boston
Inglaterra por el grupo de Viena. Quizá esto fuera así en Inglaterra, pero (1933); Baltimore-Washington D.C. (1933); Filadelfia (1940); San Francisco
en los Estados Unidos la historia fue más compleja: como ya he dicho, (1942); Topeka (1942); Columbia University (1944), el primer instituto psi-
muchos psicoanalistas del Instituto Psicoanalítico de Berlín –primero coanalítico integrado en una universidad, la de Columbia en Nueva York; y
Alexander, Horney, y Rado; posteriormente, Otto Fenichel, Ernst Simmel Los Ángeles (1946).
y otros– emigraron a los Estados Unidos y tuvieron un papel esencial en A la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, el epicentro del psi-
la organización de los nuevos institutos psicoanalíticos, que siguieron el coanálisis se había desplazado del mundo germano a los países anglo-
modelo y currículum del Instituto de Berlín (el “modelo Eitingon”, en re- parlantes, especialmente a Inglaterra y los Estados Unidos, donde la
ferencia a Max Eitingon, uno de los fundadores de ese instituto). emigración había sido más numerosa; debido a ello, el inglés se convir-
Estos detalles históricos no carecen de importancia: el Instituto de tió en la lingua franca de transmisión del conocimiento psicoanalítico.
Berlín había sido fundado en 1920 siguiendo el modelo de la Sociedad Los modelos psicoanalíticos que los psicoanalistas centroeuropeos
Psicoanalítica de Viena y fue el primer instituto oficial de formación psi- exiliados introdujeron en los Estados Unidos fueron los que Freud había
coanalítica. En la década de 1920, el Instituto de Berlín era conocido por elaborado durante la década de 1920: la segunda tópica del aparato psí-
todos los analistas jóvenes como más abierto e innovador que la Sociedad quico o teoría estructural (la “psicología del yo” freudiana) y los mode-
de Viena, ya que los analistas más originales de ese período surgieron en los de ansiedad y conflicto coherentes con esta teoría y con el modelo de
Berlín, o se mudaron a esa ciudad en algún momento de sus carreras dualismo pulsional. Estos modelos son el fundamento teórico y técnico
(Jacobi, 1983): con Abraham como maestro, el grupo de Berlín incluyó a de la escuela de la “psicología del yo” clásica, que predominó en el psi-
Wilhem Reich, Annie Reich, Edith Jacobson, Otto Fenichel, Melanie coanálisis estadounidense hasta la década de 1970 (Paniagua, 2009, en
Klein, Karen Horney, Franz Alexander, Eric Fromm, y otros. este mismo volumen).
En cambio, en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, la abrumadora
presencia intelectual y transferencial de Freud generó una actitud más
comedida: allí estaban analistas como Anna Freud, Heinz Hartmann, Impronta de la cultura de los Estados Unidos en el desarrollo del
Erik Erikson, Ernst Kris, Helene Deustch, Richard Sterba, Robert psicoanálisis estadounidense de las décadas de 1930 y 1940
Waelder, y otros, cuyas aportaciones no fueron menos brillantes que las
del grupo de Berlín, pero sí más clásicas. El proceso de transplante del psicoanálisis europeo a los Estados
Es cierto que tras su exilio a los Estados Unidos, los analistas viene- Unidos fue extremadamente complejo debido a un conjunto de factores
ses –agrupados alrededor de Hartmannn en el New York Psychoanalytic culturales y psicológicos que están relacionados entre sí: por un lado, la
Institute– fueron más conocidos porque detentaron el poder político en cultura estadounidense (su tradición científica, filosófica, humanista,
la Sociedad Americana de Psicoanálisis durante varias décadas y elabo- médica) fue desigualmente receptiva a los diferentes ingredientes de la
raron la doctrina oficial de la psicología del yo, que a partir de la década Weltanschauung freudiana (Gay, 1978, 1988; Jacobi, 1983; Rapaport,
de 1950 se convertiría en la corriente dominante (o mainstream) del psi- 1960; Sulloway, 1983); por otro lado, la experiencia de la persecución
coanálisis estadounidense; pero los analistas procedentes del Instituto nazi y el exilio generó una profunda inseguridad en los psicoanalistas
de Berlín –Alexander, Horney, Jacobson, Annie Reich, etc.– siguieron refugiados, quienes –debido a ello– concentraron su atención en validar
contribuyendo a la evolución de la teoría y técnica psicoanalíticas con el estatus científico del psicoanálisis y amoldarlo a la cultura científica
ideas de gran originalidad. y la práctica médica normativas en los Estados Unidos. Revisaré estos
La diáspora de psicoanalistas europeos durante la década de 1930 su- factores y la influencia que tuvieron en la orientación del psicoanálisis
puso una “colonización” del psicoanálisis estadounidense por el psico- estadounidense de este período.
análisis centroeuropeo, que fue transplantado a los Estados Unidos: de-
bido a ello, a partir de la Segunda Guerra Mundial, el psicoanálisis es- 1. Durante la segunda mitad del siglo XIX, el empirismo, positivismo y
tadounidense comenzó un período de auge, que tuvo su cenit en la dé- evolucionismo darwinista se convirtieron en los ingredientes fundamen-
cada de 1950 y comenzó a declinar en la década de 1970. tales de la ciencias positivas modernas, y reemplazaron al idealismo y vi-

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talismo de la Naturphilosophie romántica germánica, predominante al William James –profesor de psicología y hermano de Henry James–
principio de ese siglo. El objetivo de las ciencias modernas –como el evo- traspuso las ideas de Peirce del terreno científico-metodológico al ético y
lucionismo y el psicoanálisis– era elaborar sistemas teóricos generales psicológico. En sus Principios de psicología (1890), James criticó el dua-
que describieran “verdades objetivas” y explicaran de forma coherente lismo tradicional entre sujeto y objeto –una confusión racionalista que,
y sistemática la realidad. La ciencia moderna intentó desprenderse de según James, no responde a criterios empíricos– y propuso un empiris-
cualquier residuo de pensamiento especulativo y creencia religiosa: la mo radical: el conocimiento humano sólo puede basarse en lo que él de-
observación empírica de los hechos se convirtió en la autoridad última, nomina “experiencia pura” y no en las posteriores reflexiones abstrac-
como lo refleja un aforismo de Charcot (“las teorías son buenas pero no tas sobre ella. Esta postura es visible en su visión psicofisiológica de las
impiden que los hechos existan”) que tuvo gran influencia en Freud. emociones, la “teoría James-Lange”: las emociones son la experiencia
Luego veremos que la vertiente empirista de Freud coexistía con otra es- subjetiva de una reacción corporal y, por lo tanto, su origen es pura-
peculativa. mente físico; es decir, estamos tristes porque lloramos, enfadados por-
La visión darwinista conectó al ser humano con el reino animal a que pegamos, asustados porque temblamos; y no al revés. Esta visión de
través del proceso de evolución filogenética, lo cual cuestionó el pensa- las emociones influyó a algunos sectores del psicoanálisis estadouniden-
miento religioso tradicional y el narcisismo antropocéntrico de la cien- se, entre ellos el grupo de medicina psicosomática del Instituto
cia anterior. La conexión darwinista de lo humano con lo animal o bioló- Psicoanalítico de Chicago, liderado por Alexander, que relacionó los fac-
gico orientó el pensamiento freudiano. Freud invirtió radicalmente la tores somáticos y psicológicos que intervienen en la etiología de ciertas
relación cuerpo-mente del dualismo cartesiano y substituyó el “pienso enfermedades.
luego existo” de Descartes por una nueva visión evolucionista y psicoa- Un discípulo de James, John Dewey, en su obra Human Nature and
nalítica que podría formularse así: “pienso y descubro que mis verdade- Conduct (1921), criticó el concepto freudiano de instinto: según Dewey,
ros motivos, mi más auténtico yo, es de origen corporal, inconsciente e no existe una conciencia o “dimensión psíquica” individual sino sólo
instintivo” (Draenos,1982). “impulsos”, que son una potencialidad neutral que no tiene efecto hasta
Como ya he dicho, la escuela predominante en los Estados Unidos al que se convierte en un “hábito” social integrado en la cultura; por lo
final de la Segunda Guerra Mundial –la psicología del yo clásica– eligió tanto, la naturaleza humana no puede entenderse en términos de ins-
el modelo de las ciencias naturales, una elección que conllevó un énfasis tintos, sino de conducta social y adaptación a la organización social
de las motivaciones pulsionales de la conducta humana y un descuido de (Rieff, 1979). Las ideas de Dewey tuvieron gran influencia en la psico-
otros aspectos complementarios, lo cual provocó las críticas de psicoa- logía social moderna y en los psicoanalistas neofreudianos (Horney,
nalistas de diversas orientaciones, que luego mencionaré. Fromm, Sullivan) que resaltaron los aspectos culturales e interpersona-
Durante este mismo período –final del siglo XIX y principio del XX– les de la mente, como reacción al énfasis unilateral que ponía el psico-
se desarrolló en los Estados Unidos una corriente filosófica autóctona análisis clásico en la dimensión pulsional e intrapsíquica; la excepción
denominada “pragmatismo”, que tuvo gran influencia en el pensamien- dentro del psicoanálisis clásico fue Hartmann (1939), quien ya antes de
to de ese país y cuyo objetivo era reinterpretar la filosofía de acuerdo a emigrar a los Estados Unidos destacó la importancia psicológica de la
la ciencia moderna. El pragmatismo surgió entre 1872 y 1874 en el seno adaptación al medio.
de un grupo de académicos de la Universidad de Harvard, en Boston, co- Más recientemente, Richard Rorty (2000), un filósofo de la corriente
nocido como Metaphysical Club (grupo de los metafísicos), en el que des- neopragmática estadounidense actual, ha desarrollado una visión pos-
tacan Charles Peirce –que desarrolló formalmente la doctrina pragmáti- moderna del pragmatismo que resalta sus aspectos antiesencialistas y
ca– y William James –que popularizó las ideas de Peirce– (Russell, 1962; constructivistas: según Rorty, la corriente filosófica pragmática nos
Menand, 2002). muestra que las ideas son productos construidos socialmente, herra-
Peirce elaboró una teoría general de la investigación que denominó mientas para enfrentarse a la realidad que nos permiten construir dife-
“falibilismo”, según la cual la verdad de una aseveración depende de su rentes versiones de ella que dependen de la perspectiva del observador.
verificación empírica, y por lo tanto no puede considerarse como defini- Esta corriente neopragmática ha tenido gran influencia en el psicoaná-
tiva, ya que nuevas pruebas pueden mostrar que es errónea; Peirce lisis contemporáneo de orientación relacional e intersubjetiva, que adop-
adoptó una concepción instrumental de la verdad, que considera que la ta una postura epistemológica constructivista y considera que las cate-
verdad de una aseveración se evalúa por sus consecuencias prácticas. gorías que describen la realidad no son verdades absolutas, sino cons-

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68 JAIME NOS LLOPIS HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS ESTADOUNIDENSE [...] 69

trucciones generadas en un contexto interaccional de naturaleza socio- interpretación de los sueños (1900) sólo se habían vendido 351 ejempla-
político-cultural. res; la segunda edición tuvo que esperar hasta 1909. Asimismo, la pro-
moción de Freud como Profesor de la Facultad de Medicina se eternizó
2. La identidad liberal y pionera de Freud fue un ingrediente central en por razones poco claras, pero todo hace pensar que Freud obtuvo algún
su vida y su obra. tipo de satisfacción aferrándose a un mito personal (Kris, 1956) rebelde
Durante el último tercio del siglo XIX y principios del XX, la liberaliza- y agraviado, ya que se negó a aceptar las reglas del juego y evitó buscar
ción de los sistemas políticos en el área geográfico-cultural de Mitteleuropa padrinos que facilitaran su promoción académica: sólo tras la muerte de
(Magris, 1961, 1973) produjo cambios sociales importantes: más oportuni- su padre, Freud decidió aceptar la influencia de un aristócrata vienés
dades de ascenso social y económico; mayor porcentaje de ciudadanos con que había sido paciente suyo, lo cual le permitió conseguir el nombra-
derecho a votar; mayor integración de diferentes etnias y religiones, etc. miento de profesor, que iba acompañado de prestigio social y un flujo se-
Estos cambios afectaron de forma especial a los ciudadanos de origen guro de pacientes.
judío, a quienes se les permitió residir fuera de sus guetos y practicar Estos aspectos de la identidad de Freud se tradujeron en una visión
ciertas profesiones y actividades que antes les estaban vetadas, como, por mítica de él como un héroe innovador, y del psicoanálisis como una cien-
ejemplo, medicina, derecho, periodismo, o teatro. Ello impulsó el creci- cia y filosofía revolucionaria que generaba rechazo porque amenazaba la
miento de una nueva clase media de judíos “asimilados”, que no basaban cultura establecida (Sulloway, 1983). Como enseguida veremos, la ver-
su identidad en su propia religión y cultura sino que habían integrado la tiente revolucionaria del psicoanálisis centroeuropeo se fue diluyendo en
cultura de la nación en que vivían: inevitablemente, su ascenso social fo- América
mentó desconfianza y rivalidad en el resto de la población y echó leña al
fuego del antisemitismo, perenne en las ciudades centroeuropeas. 3. La compleja y contradictoria relación que tuvo Freud con su identidad
Todos estos ingredientes de la cultura centroeuropea de principio del judía también influyó en el desarrollo histórico del psicoanálisis.
siglo XX eran también parte de la sociedad liberal, democrática y secu- A lo largo de siglos, el antisemitismo había forzado a la comunidad
larizada de las ciudades en las que surgieron las primeras sociedades judía asquenazí del centro y este de Europa a una constante movilidad
psicoanalíticas estadounidenses (Nueva York, Boston, Chicago, geográfica que le obligó a asimilar las diferentes culturas de las naciones
Washington D.C., Filadelfia, San Francisco, Los Ángeles), donde las mi- en las que se asentaba. La identidad del judío “asimilado” representaba
norías étnicas y religiosas iban conquistando, paso a paso, el derecho a una amalgama de actitudes contradictorias: su actitud moderna y cos-
ser tratadas como norteamericanos “auténticos” por los emigrantes ya mopolita (caracterizada por valores urbanos y no rurales, globales y no
asentados. parroquiales, que le permitían adaptarse a la cultura burguesa de las
Freud mantuvo una actitud social y política belicosamente liberal y ciudades centroeuropeas) coexistía con otra tradicional, de naturaleza a-
sus maestros más admirados eran científicos abiertamente liberales histórica y basada en valores eternos (transmitidos a través del “libro”
(Nothnagel, Brücke, etc.). La ambición social y científica de Freud era de los judíos, el Antiguo Testamento).
típica de un judío asimilado que consideraba la “meritocracia” como un Estas dos actitudes coexistieron en Freud, prototipo del judío asque-
progreso sobre el sistema de prebendas de la aristocracia vienesa, una nazí asimilado: por un lado, Freud se había distanciado de lo judío como
clase social que hasta entonces había monopolizado los puestos de poder cultura particular, cerrada, y consideraba exóticas las prácticas religio-
en el gobierno, la universidad, etc. La competición y el desprecio de sas, las costumbres, la estructura familiar conservadora, y los rituales
Freud hacia la aristocracia se reflejan claramente en un sueño suyo que del judaísmo jasídico ortodoxo; pero su vertiente secularizada y univer-
aparece en La interpretación de los sueños (1900), en el que presenta a salista se mezclaba con su orgullo de ser judío, de pertenecer a un grupo
un ilustre conde vienés –el Conde Thun– como un perfecto mentecato que había superado el principio de nacionalidad. En mi opinión, el temor
que goza de privilegios debido a su origen aristocrático, no a su valía per- constante de Freud a diversos peligros que acechaban al movimiento
sonal. psicoanalítico y a que se desintegrara todo lo que había construido a lo
Sabemos que hasta el final de la primera década del siglo XX, Freud largo de su vida, se debió no sólo a las resistencias que generaban sus
no tuvo suficientes pacientes que le proporcionaran seguridad económi- ideas, sino también a la inseguridad y el pesimismo inherentes a su pers-
ca. Igualmente, sus primeras publicaciones tuvieron una mala acogida pectiva de judío centroeuropeo asimilado, en un momento de grandes
inicial: seis años después de haberse publicado la primera edición de La cambios en la cultura occidental: el período de entreguerras.

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El período posterior a la Primera Guerra Mundial supuso el fin de una Unidos, un país menos politizado que las naciones de donde ellos pro-
tradición y el comienzo de la atomización y secularización del mundo mo- venían: sólo un grupo reducido de psicoanalistas que habían estado co-
derno, lo cual generó una profunda inseguridad y crisis de valores en los nectados en Europa con partidos de izquierdas –Fenichel, Federn, Edith
europeos, como lo reflejan los personajes de las novelas de Kafka, Musil Jacobson, Helene Deustch, Annie Reich, Bruno Bettelheim, y otros–
y otros autores de ese período, tanto judíos como “gentiles”. Pero la de- mantuvieron contactos secretos entre ellos sobre sus ideas políticas a
sorientación e inseguridad del inicio del mundo moderno las vivió de través de las famosas Rundbriefe de Fenichel (Jacobi, 1983).
forma especialmente dramática e intensa la comunidad judía centroeu-
ropea, desde la Primera Guerra Mundial hasta la persecución nazi, el 4. Freud sentía una profunda admiración por la cultura germánica y,
Holocausto y el éxodo: ésa es la razón de que los intelectuales de origen cuando le concedieron el premio Goethe de Literatura, se reconoció cul-
judío de ese período ejercieran anticipadamente una función metafórica turalmente “germano”. Ello explica que la orientación empirista y posi-
de “reveladores” de la situación de la cultura occidental (Magris, 1971). tivista de Freud coexistiera con su afinidad por el espíritu especulativo
¿Cómo afectó la persecución y la diáspora a la comunidad judía? Ante de la Naturphilosophie romántica alemana de la primera mitad del siglo
la angustia catastrófica que le generaba la total desintegración de su XIX: la influencia de esta perspectiva es particularmente evidente en su
mundo, el judío centroeuropeo que se exiliaba para escapar de la perse- modelo de creatividad artística y en su método patobiográfico (Nos,
cución nazi, estuvo tentado a adoptar actitudes defensivas antitéticas: o 2000), en los que prevalece una visión romántica que concibe la creati-
bien idealizar el judaísmo y la familia judía tradicional, unos marcos que vidad como el resultado de una descarga de pasiones irracionales rela-
transmitían valores eternos y le protegían ante la nueva cultura; o bien, cionada con la locura.
intentar adaptarse a toda costa a las nuevas culturas que les acogían, Freud siempre reconoció su tendencia a dejarse llevar por la imagi-
aunque fuera adoptando una máscara. Inevitablemente, los psicoanalis- nación y la necesidad de autoimponerse una disciplina que le forzara a
tas exiliados debieron sentirse tentados por estas soluciones defensivas: observar los hechos y a contrarrestar la “querencia” metafísica de su
o aferrarse a una tradición de verdades incuestionables y crear una or- pensamiento. La vertiente especulativa de Freud se refleja en su propia
todoxia psicoanalítica, que interrumpiría la experimentación y el pro- vida: Freud prolongó sus estudios de medicina para obtener una forma-
greso del psicoanálisis; o adaptarse miméticamente al nuevo medio, a ción humanística y filosófica; y en su vejez, reconoció que su interés
costa de una convencionalidad y superficialidad de pensamiento. siempre había sido la filosofía y el estudio de la cultura, como lo prue-
Posiblemente, Freud lo intuyó y ello debió acrecentar su temor de que, ban sus obras más especulativas. Esta tensión dialéctica entre idealismo
tras su muerte, el psicoanálisis se decantara por una de ellas. romántico y empirismo científico-positivo está presente en toda su obra,
La historia posterior demostró que la experiencia traumática de pér- que es una genial mezcla de observación y especulación metafísica.
didas materiales y humanas que habían sufrido los psicoanalistas exi- Igualmente, Freud utilizó la literatura y la mitología no como un sim-
liados durante la persecución nazi, influyó en el desarrollo del psicoaná- ple recurso formal, sino como un vehículo de comprensión del ser hu-
lisis estadounidense. Los Estados Unidos acogieron generosamente a los mano: Freud recurrió al Antiguo Testamento y a los clásicos europeos
analistas exiliados, que inmediatamente obtuvieron posiciones académi- –desde los grandes autores de la Grecia clásica a Rabelais, Cervantes,
cas en los departamentos de psiquiatría de universidades y centros hos- Shakespeare, Moliere, Nietzsche– como fuentes inagotables de informa-
pitalarios, lo cual les garantizó un flujo de pacientes, seguridad econó- ción sobre el comportamiento humano. La afinidad de Freud por la lite-
mica y prestigio científico y social; pero, como contrapartida, se hicieron ratura influyó en su estilo literario, caracterizado por un lenguaje me-
más cautos y perdieron la creatividad contestataria que había caracteri- tafórico, evocador, que evitaba la reificación de sus ideas y teorías.
zado al psicoanálisis en Europa. Diversos autores (Eissold, 1994, 1998; Menos conocida es la influencia que tuvo en Freud la tradición her-
Bergmann, 1997; Kernberg, 1997) han descrito cómo esta actitud con- menéutica judía (el estudio e interpretación del significado de frases y
servadora propició la formación de una ortodoxia académica-médica que pasajes del Antiguo Testamento) e, incluso, la tradición cabalística judía,
se otorgó a sí misma la función de preservar el “auténtico” pensamien- con sus ingredientes de superstición y misticismo: por ejemplo, Freud
to freudiano contra cualquier innovación que fuera considerada revisio- siempre fue profundamente supersticioso con respecto a la significación
nista o crítica. de los números como indicadores de la fecha de su muerte. Este aspecto
Igualmente, los psicoanalistas exiliados decidieron mantener su pen- de Freud –contradictorio con su pensamiento ilustrado y secularizado–
samiento político al margen de su actividad profesional en los Estados ayuda a entender su interés por lo oculto.

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Todas estas vertientes humanísticas, literarias, políticas y filosóficas III. Conclusiones


de Freud eran ajenas a la cultura de los Estados Unidos y tuvieron poca
influencia en la corriente predominante del psicoanálisis estadouniden- Un conjunto interrelacionado de factores culturales y psicológicos pro-
se de las décadas de 1950 y 1960 –la psicología del yo–, que eligió una vocaron una “americanización” (Jacobi, 1981) del psicoanálisis europeo
orientación científico-natural: en cambio, la dimensión humanista del tras su transplante a los Estados Unidos. La atmósfera social, cultural,
psicoanálisis se mantuvo viva en los departamentos de historia, filosofía, religiosa, política, científica y filosófica que encontraron los psicoanalis-
sociología, arte y literatura de la universidades. Un eminente analista tas centroeuropeos exiliados en los Estados Unidos a partir de principios
vienés exiliado, Bruno Bettelheim (Freud and the Soul, 1982), afirma de la década de 1930 fue receptiva a la visión liberal, individualista, se-
que el sesgo positivista del psicoanálisis estadounidense de este período cularizada, democrática e igualitaria de Freud y a la orientación cientí-
tuvo un impacto incluso en las traducciones al inglés de la obra de fico-positiva, empirista, darwinista, y biológica del psicoanálisis; en cam-
Freud, en las que su pensamiento humanista quedó diluido y su lengua- bio, fue mucho menos permeable a la vertiente humanista, filosófica,
je evocador y claro se sustituyó por una jerga científica, abstracta e im- política, especulativa y hermenéutica de Freud. Complementariamente,
personal. la inseguridad de los psicoanalistas refugiados hizo que éstos centraran
Sólo ulteriormente, en la década de 1970, algunos psicoanalistas es- sus esfuerzos en sistematizar –prematuramente– la teoría psicoanalíti-
tadounidenses (como Roy Schafer o Donald Spence) desarrollaron una ca, validar el estatus científico del psicoanálisis y amoldarlo a los mode-
perspectiva hermenéutica psicoanalítica, que concibe el psicoanálisis los de la ciencia positiva y la práctica médica normativas en los Estados
como una ciencia humanista, interpretativa, generadora de narrativas, Unidos, en detrimento de las vertientes más sociológicas, culturales, fi-
cuyos criterios de validación son distintos de los de las ciencias natu- losóficas y humanistas del psicoanálisis.
rales. Como consecuencia de todo ello, la orientación del psicoanálisis esta-
dounidense tras la Segunda Guerra Mundial se caracterizó por los si-
5. A lo largo de su vida, Freud mantuvo una actitud ambivalente hacia guientes ingredientes: elección del modelo científico típico de las cien-
la aplicación terapéutica del método psicoanalítico, ya que temía que la cias naturales; tendencia a la profesionalización y medicalización; acti-
medicalización del psicoanálisis y una formación profesional orientada a tud eminentemente pragmática; menor influencia de la tradición huma-
la práctica diluyeran las ideas revolucionarias del psicoanálisis, desvir- nista; sistematización prematura de la teoría y técnica psicoanalíticas; y
tuaran su vertiente de investigación y lo convirtieran en un simple gre- formación de una ortodoxia psicoanalítica dentro de la escuela clásica de
mio profesional. la psicología del yo.
Durante las reuniones de los miércoles en su domicilio de Berggasse En mi opinión, el estudio de las vicisitudes históricas de este período
19, en Viena, a menudo Freud criticó duramente algunos trabajos de sus de transplante del psicoanálisis centroeuropeo a los Estados Unidos es
discípulos por su tendencia al reduccionismo y a la simplificación de las imprescindible para entender el desarrollo y las características específi-
teorías psicoanalíticas, y vaticinó que esas actitudes acarrearían el cas de la corriente predominante del psicoanálisis estadounidense du-
descrédito del psicoanálisis. Freud también criticó abiertamente la mo- rante las décadas de 1950 y 1960: la psicología del yo clásica. Pero
nopolización de la práctica psicoanalítica por la profesión médica esta- además, la historia de este período también ayuda a entender las poste-
dounidense, opuesta a los psicoanalistas no-médicos: imaginemos cómo riores críticas y ampliaciones del modelo de la psicología del yo, que han
hubiera sido la historia del psicoanálisis sin las contribuciones de psico- llevado al pluralismo teórico y técnico del psicoanálisis estadounidense
analistas no-médicos como Anna Freud, Ernst Kris, Robert Waelder, o contemporáneo, en el que –además de la psicología del yo clásica– coe-
Erik Erikson, por citar sólo algunos xisten diversos modelos teóricos y técnicos: el psicoanálisis neofreudia-
Pero la presión hacia una medicalización y profesionalización del psi- no de orientación interpersonal y culturalista, elaborado por autores
coanálisis fue enorme: en la década de 1950, en los Estados Unidos, el como Horney, Sullivan o Fromm; el modelo de relaciones de objeto de la
psicoanálisis ya no era una disciplina individualizada, sino que se había psicología del yo, elaborado por Mahler, Jacobson, Kernberg y otros,
convertido en una rama de la psiquiatría, sujeta a todos los requisitos para ampliar el modelo clásico y hacerlo aplicable al tratamiento de pa-
profesionales de la medicina. cientes con patología severa de origen temprano; el enfoque técnico de
la psicología del yo contemporánea, desarrollado por autores como Paul
Gray o Fred Busch; la psicología del self de Kohut, dirigida a la com-

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prensión y el tratamiento de la patología de déficit, diferente de la pato- Summary


logía de conflicto estudiada por Freud; la perspectiva hermenéutica psi- THE HISTORY OF PSYCHOANALYSIS IN THE UNITED STATES FROM ITS ORIGINS TO THE
coanalítica, desarrollada por autores como Roy Schafer y Donald SECOND WORLD WAR
Spence; el psicoanálisis relacional e intersubjetivo actual, representado
This paper reviews the history of the first four decades of American psycho-
por analistas de orientaciones diversas (interpersonalistas como
analysis, from its origins until 1945. In the author’s view, a central event in
Greenberg, Mitchell, Renik; psicólogos del self, como Stolorow; psicoa-
European history –the rise to power of the National Socialist party in Germany
nalistas con una orientación sociolingüística como Aron; psicoanalistas in 1933– divides this initial period of American psychoanalysis into two clearly
feministas como Benjamín; autores como Ogden, que integra el psico- differentiated stages. During the first stage, from the turn of the century to
análisis clásico con las ideas de Klein, Bion y Winnicott), todos ellos con 1933, American psychoanalysis was a satellite of European psychoanalysis.
una perspectiva común constructivista, que concibe el psicoanálisis During the second stage, from 1933 to the end of World War II in 1945, this sit-
como una “psicología de dos personas” y al analista como un observador- uation was inverted: the massive exile of Central European psychoanalysts es-
participante en la relación analítica, en contraposición a la perspectiva caping Nazi persecution transplanted European psychoanalysis to the United
objetivista del psicoanálisis clásico, que concibe al analista como un ob- States, contributing to the subsequent rise of American psychoanalysis. The
servador objetivo y neutral de la realidad intrapsíquica del paciente. author reviews the historical milestones and protagonists of this period, as well
Espero que esta revisión del complejo y rico itinerario histórico del as certain aspects of American culture which contributed to the theoretical and
psicoanálisis estadounidense sirva para disipar prejuicios sobre su pasa- technical orientation of American psychoanalysis during its first four decades.
do y estimular curiosidad sobre su plural panorama contemporáneo. The author argues that the history of this period of American psychoanalysis
elucidates the characteristics of the psychoanalytic school which prevailed in
the United States after World War II –ego psychology, based on Freud´s struc-
tural theory– and the subsequent revisions, critiques and expansions of this
Resumen
model, which have led to the current pluralism of American psychoanalysis.

El objetivo de este trabajo es la revisión histórica de las primeras cuatro décadas


KEYWORDS: HISTORY OF PSYCHOANALYSIS / NAZISM / MIGRATION / SOCIETY / CULTURE /
del psicoanálisis estadounidense, desde sus orígenes hasta 1945. En opinión del
SIGMUND FREUD
autor, un acontecimiento decisivo en la historia de Europa –el ascenso al poder
en 1933 del Partido Nacional Socialista en Alemania– dividió este período inicial
del psicoanálisis de los Estados Unidos en dos etapas claramente diferenciadas.
Resumo
En una primera fase, que se extiende desde principios del siglo XX hasta 1933,
HISTÓRIA DA PSICANÁLISE ESTADUNIDENSE DE SUA ORIGEM ATÉ A 2ª GUERRA MUNDIAL
el psicoanálisis estadounidense fue un satélite del psicoanálisis centroeuropeo.
Durante la segunda fase, que abarca de 1933 hasta el final de la Segunda Guerra
Mundial en 1945, esta situación se invirtió: un gran número de psicoanalistas O objetivo deste trabalho é a revisão histórica das primeiras quatro décadas da
centroeuropeos se exiliaron en los Estados Unidos escapando de la persecución psicanálise estadunidense, de sua origem até 1945. Na opinião do autor, um
nazi y transplantaron a este país el psicoanálisis europeo, un hecho que contri- acontecimento decisivo na história da Europa –a ascensão ao poder em 1933 do
buyó al posterior auge del psicoanálisis estadounidense. El autor revisa los hitos partido Nacional Socialista na Alemanha– dividiu este período inicial da psi-
y protagonistas principales de ese período, y los diversos aspectos de la cultura canálise dos Estados Unidos em duas etapas claramente diferenciadas. Em uma
de los Estados Unidos que influyeron en la orientación teórica y técnica del psi- primeira fase, que se estende do início do século XX até 1933, a psicanálise es-
coanálisis de ese país durante sus primeras cuatro décadas. El autor sostiene que tadunidense foi o satélite da psicanálise da Europa Central. Durante a segunda
este período inicial de la historia del psicoanálisis estadounidense permite en- fase, 1933 até o final da 2ª Guerra Mundial em 1945, esta situação se inverteu:
tender las características de la escuela que predominó en los Estados Unidos a um grande número de psicanalistas da Europa Central se exilou nos Estados
partir de la Segunda Guerra Mundial –la psicología del yo, fundamentada en el Unidos escapando da perseguição nazista e transladou, a este país, a psicanáli-
modelo estructural freudiano– así como también las posteriores revisiones, crí- se européia, fato que contribuiu para o posterior auge da psicanálise estaduni-
ticas y ampliaciones del modelo de la psicología del yo, que han llevado al plura- dense. O autor revisa os fatos e os principais protagonistas desse período, e os
lismo teórico y técnico del psicoanálisis estadounidense actual. diversos aspectos da cultura dos Estados Unidos que influenciaram a orien-
tação teórica e técnica da psicanálise desse país durante suas primeiras quatro
décadas. O autor afirma que este período inicial da história da psicanálise esta-
DESCRIPTORES: HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS / NAZISMO / MIGRACIÓN / SOCIEDAD / CULTURA /
dunidense permite entender as características da escola que predominou nos
FREUD SIGMUND

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REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 57-77


REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 79-95

Técnica en la psicología del yo


contemporánea

*Cecilio Paniagua

No es fácil condensar en un breve artículo una exposición de la técnica


en la Psicología del Yo Contemporánea (PYC). Espero contar con la in-
dulgencia del lector a la hora de comprender mi necesidad de recurrir a
numerosas referencias bibliográficas, a sabiendas de que un tratamiento
más extenso y detallado del progreso de las aplicaciones clínicas de la se-
gunda tópica freudiana haría mayor justicia al tema.
Hace un par de décadas, un famoso maestro argentino de la técnica
vino a la Asociación Psicoanalítica de Madrid para dar una conferencia.
En el tiempo de discusión le pregunté si no veía mérito en el argumento
de Charles Brenner (Panel, 1955) de que el criterio más válido de confir-
mación de una interpretación era la verbalización por parte del analiza-
do de elementos pulsionales reprimidos por el mecanismo de defensa que
había sido objeto de la interpretación. Mi pregunta pareció extrañarle y
la respuesta que obtuve fue: “¿Brenner?, ¡pero si Brenner es de la psico-
logía del yo!”. En un buen número de colegas sudamericanos y de la
Europa meridional existía, y posiblemente continúe existiendo, prejuicio
y relativa ignorancia respecto a esta escuela que fue hegemónica en el
psicoanálisis norteamericano. Esto parece verse reflejado en las diferen-
cias significativas de intereses teóricos entre los candidatos de dichas re-
giones y los estadounidenses. Los latinoamericanos muestran preferen-
cia por estudiar autores europeos antes que los norteamericanos (Pereira
et al., 2007). Samuel Arbiser (2003), en un artículo en el Journal of the
American Psychoanalytic Association, expresó abiertamente la opinión
de que los analistas argentinos, al considerarse “miembros de los círcu-
los intelectuales europeos [...] valoraron el estilo de vida americano con
bastante desdén” (pág. 331). Este mismo autor señaló que dicha postura
parecía coloreada por la ideología de izquierdas de un buen número de

* Dirección: c. Corazón de María 2, 28002 Madrid, España.


paniagua@arrakis.es
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estos profesionales. Janine Puget y René Kaës (1991) también han es- Aunque la PYC se practica principalmente en Norteamérica, tiene
crito sobre el solapamiento de estos posicionamientos ideológicos con las antecedentes claros en Europa. Algunos de sus pioneros semiolvidados,
consideraciones científicas en el psicoanálisis. Andrea M. Rodríguez como el alemán Hellmuth Kaiser (1934) o la británica Nina Searl (1936),
Quiroga de Pereira et al. (2007) se preguntaron hasta qué punto la cul- mostraron notable clarividencia en cuanto a recomendaciones técnicas
tura institucional podía haber influido sobre la elección de diversas teo- consonantes con la teoría estructural freudiana. En la actualidad, hay
rías psicoanalíticas, concluyendo que “puede ser que ciertas razones so- autores europeos como los finlandeses Pentti Ikonen (2002) o Leo
ciopolíticas den cuenta del modo cómo América Latina percibe a otras Kovarskis (2008) que escriben sobre dicho enfoque, pero, ciertamente, el
regiones” (pág. 1257). desarrollo de esta técnica ha tenido su epicentro en los Estados Unidos.
Muchos colegas invocan al triunvirato de los teóricos “Hartmann, Sigmund Freud pensó al principio que la patogenia de los síntomas
Kris y Loewenstein” como representantes máximos, ¡si no únicos!, de la neuróticos era debida al conflicto entre unos deseos instintuales incons-
psicología del yo en la actualidad. También a menudo se toma errónea- cientes y las exigencias de una moralidad consciente. Más tarde tuvo que
mente la perspectiva adaptativa de la metapsicología analítica por un concluir que todos los elementos en el conflicto podían ser inconscientes
concepto sociológico. La absurda suposición de que el psicoanálisis esta- (Freud, 1916, 1923). Fue el reconocimiento de que tanto lo reprimido
dounidense propugna el fin terapéutico de una adecuación a las conven- como las fuerzas represoras podían estar más allá de la conciencia lo que
ciones sociales ha sido aducida como exponente de la supuesta “superfi- hizo insostenible el concepto del funcionamiento mental basado en una
cialidad” teórica de los autores del Norte. Como Joseph Smith (1995) ha primera tópica o teoría topográfica que dividía el psiquismo en un
señalado, “es muy común la tendencia entre la intelectualidad europea Inconsciente y un Preconsciente/Consciente. Como Merton Gill (1963)
(Freud incluido) a menospreciar a América y el psicoanálisis norteame- escribió, “Evidentemente, Freud pensó que las fuerzas antitéticas no
ricano [...] suponiendo que éste tiene como objetivo único la adaptación” debían situarse conceptualmente dentro del mismo sistema y las separó,
(págs. 615-617). En realidad, el punto de vista adaptativo psicoanalítico, poniendo los impulsos en el ello y la defensas en el yo” (pág. 140). En
esencial para la comprensión de las transacciones psicológicas con el efecto, en El yo y el ello, Freud (1923) llegó a la conclusión de que “Lo
medio, fue elaborado principalmente por Heinz Hartmann (1939) antes Inc. no coincide con lo reprimido. Todo lo reprimido es inconsciente,
de emigrar a Nueva York y es un producto típico de la escuela vienesa o pero no todo lo inconsciente es reprimido. También una parte del yo [...]
clásica. Tampoco es infrecuente la confusión de la psicología del yo con puede ser inconsciente” (pág. 2704). Freud cayó en la cuenta de que cier-
la posterior psicología del self kohutiana, tan distinta y, en algunos pun- tos recuerdos infantiles de acontecimientos traumáticos eran a veces re-
tos, contraria a la primera. memorados, mientras que algunas motivaciones anti-instintuales como
Curiosamente, tanto en Europa como en Latinoamérica con frecuen- la culpa podían ser completamente inconscientes. Así, en 1933 escribió:
cia sigue creyéndose, de modo desfasado, que el psicoanálisis americano “Mal que nos pese, el superyó y lo consciente, por un lado, y lo reprimi-
es eminentemente monolítico, lo que desde hace décadas no puede ser do y lo inconsciente, por otro, no coinciden en modo alguno” (pág. 3139).
tomado por cierto. Como reconoce Steven Levy (2006), editor del La consideración de que no sólo los impulsos sino también las defensas
Journal of the American Psychoanalytic Association, la actitud “ecumé- podían estar soterrados fue lo que llevó a Freud a formular un paradig-
nica” del psicoanálisis actual en los Estados Unidos ha hecho que en ese ma estructural o segunda tópica, en la que tanto las pulsiones del ello
país “haya cesado la predominancia de la corriente teórica de la mains- como las defensas yoicas, los imperativos superyoicos y los modelos idea-
tream ego psychology” (pág. 355). En efecto, la PYC, a la que el autor de les podían ser completamente inconscientes. La segunda tópica permitió
estas líneas se subscribe, no constituye ya una tendencia mayoritaria en comprender la vida mental desde una nueva perspectiva tridimensional
Norteamérica. No obstante, Fred Busch (1999) ha mostrado cómo otras y decididamente más completa: sueños, parapraxis y síntomas pudieron
corrientes dentro del psicoanálisis norteamericano, como la intersubje- ser conceptuados como resultado de transacciones inconscientes entre el
tiva representada por Owen Renik o la psicología del self de Heinz ello, el yo y el superyó. Las fantasías y la psicopatología de la vida coti-
Kohut, pueden ser articuladas dentro de una técnica moderna basada en diana fueron reinterpretadas como consecuencia biográfica de unos
el modelo de la segunda tópica o teoría estructural. También, en mate- compromisos intersistémicos. Paralelamente, Freud modificó su teoría
ria de técnica, hay que hacer mención de la sustancial contribución de de la angustia, concluyendo que ésta no podía deberse a una sencilla
Otto Kernberg (1979, 1983) al rapprochement entre la teoría de las re- acumulación de libido, creencia que había llevado ingenuamente a su-
laciones objetales y la moderna psicología del yo. poner que la descarga sexual constituía de por sí la curación de los tras-

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tornos histéricos. En Inhibición, síntoma y angustia, Freud (1926) se re- “cuando el paciente experimenta angustia, ¿a qué estrategias recurre?”.
tractó de esta teorización sobre la génesis de la angustia, explicando: Podría añadirse aquí una importante cuarta puntualización descrita por
Anna Freud (1936): estas “estrategias” se manifestarán inexorablemen-
Intentábamos justificar económicamente su aparición en cada caso, y su- te como “transferencia de la defensa” (págs. 31-34).
poníamos [...] que la libido (la excitación sexual) [...] encontraba una deriva- El concepto de una instancia mental, el yo, que determinaba incons-
ción directa en forma de angustia. No puede pasar ya inadvertido que estas
[...] afirmaciones no armonizan bien [...] El yo es la única sede de la angustia
cientemente qué contenidos mentales eran representables y cuándo y
(pág. 2876). bajo qué forma podían representarse debería haber hecho que el análi-
sis de las defensas inconscientes se convirtiese en práctica estándar, sus-
Estos desarrollos del pensamiento de Freud son conocidos por todos los tituyendo al anterior método de descodificación de contenidos latentes.
psicoanalistas. Lo que no parece haberse generalizado suficientemente Sin embargo, lo que sucedió fue que muchos analistas continuaron uti-
es el hecho de que el revolucionario cambio en su metapsicología no con- lizando la técnica primitiva, empleando terminología de la segunda tó-
llevó una modificación paralela en la técnica psicoanalítica. Tras haber pica, con las ecuaciones simplistas Inc. = ello, Prec.-Cc. = yo. Esto cla-
reconocido que en el yo existía “algo que se conduce idénticamente a lo ramente revela la inercia topográfica de creer que las pulsiones son lo
reprimido, o sea, exteriorizando intensos afectos sin hacerse consciente verdaderamente inconsciente, mientras que las actividades defensivas
por sí mismo”, Freud (1923) añadió que la apercepción de ese “algo” re- no lo son. Pero como Waelder (1967) observó perspicazmente, “No se
quería “una especial labor” (pág. 2704), pero ni especificó en qué con- puede reprimir una idea estando al mismo tiempo consciente de haber-
sistía dicha “labor” ni trasladó a su técnica las consecuencias lógicas que la reprimido, porque la conciencia alertaría a la mente a ir en pos de
se desprendían de su cambio de paradigma. Paul Gray (1992) comentó: dicha idea, lo que, claro está, haría insegura la represión” (pág. 354). El
hecho de que este elemental razonamiento no nos haya resultado inme-
Tras descubrir que la parte del yo encargada de modo esencial de la resis- diatamente evidente dice mucho acerca de nuestra resistencia general a
tencia era también inconsciente, Freud dejó bastante solos a sus colegas en adoptar las consecuencias técnicas del cambio de tópica. Roy Schafer
la tarea de elaborar una metodología para hacer consciente el yo inconscien- (1983) escribió sobre el hecho de que muchos analistas aseguren enten-
te (pág. 308). der el papel de las defensas yoicas mientras que en sus prácticas siguen
haciendo uso de la anterior técnica topográfica. Escribiendo sobre la fre-
La percepción de las operaciones inconscientes del yo, menos llamativas cuente tendencia a pasar por alto el análisis del yo, este autor comentó
que las manifestaciones del ello, requiere una forma diferente de escu- que, cuando en un tratamiento el analizado parece mostrar contenidos
cha y, en efecto, una “especial labor” por parte del aparato conceptual que no explicita, el analista suele sentirse tentado de verbalizar inter-
del analista. pretaciones directas de los afectos latentes. Y pregunta Schafer: “Si esto
El objetivo principal de la técnica psicoanalítica de superación de la es tan obvio, ¿por qué no lo pudo expresar directamente el analizado?”,
represión y catarsis de los traumas infantiles constituyó un enfoque va- añadiendo que “Este tipo de observaciones debería habernos dirigido al
lioso en la historia de la disciplina, pero debió haberse dejado atrás en precepto técnico que dicta que hemos de enfocar nuestra atención en la
congruencia con los nuevos hallazgos de la segunda tópica. La introduc- defensa antes de enfocarla en aquello de lo que el paciente se está de-
ción de ésta supuso una innovación que hizo ver los fenómenos resis- fendiendo” (pág. 75). Es común que se mantenga que el abordaje técni-
tenciales no como meros obstáculos a la libre asociación, sino como ma- co topográfico y el correspondiente al análisis de las defensas represen-
terial que proporcionaba información esencial sobre los mecanismos de tan una perspectiva integrada, cuando en realidad suponen dos métodos
defensa inconscientes que habían sido erigidos ante temores y deseos in- distintos (Busch, 1992; Paniagua, 1995).
manejables por la personalidad inmadura del niño y que habían acaba- Seguramente la famosa monografía de Anna Freud de 1936 debe ser
do formando rasgos del carácter. En el decir de Robert Waelder (1960), considerada el primer texto sistemático sobre la técnica del análisis de
la antigua pregunta del analista “¿qué deseos inconscientes tiene el pa- las defensas. Pero hay que recordar que este texto tuvo una fría acogida
ciente?” hubo de ser suplementada por una segunda: “¿qué teme éste entre los colegas coetáneos (cf. Kris, 1938; Sterba, 1982). Helene
que le pueda suceder como consecuencia de sus deseos?”. Por último, el Deutsch le auguró que El yo y los mecanismos de defensa la antagoni-
reconocimiento de que las defensas eran inconscientes y distintivas de zaría para siempre con sus colegas (cf. Sandler y Freud, 1985). Como ex-
cada analizado extendió la atención del analista a una tercera pregunta: presó en el capítulo primero de su clásico libro, la hija de Freud sabía

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que sus ideas iban a ser consideradas “como una apostasía del psico- (2000) observó astutamente que no había que confundir la profundidad
análisis” (pág. 17). Monroe Pray (1996) ha conjeturado que la actitud de de la interpretación con la profundidad de la comprensión por parte del
rechazo hacia las tesis de Anna Freud se debió a que “sumieron en una paciente. Hemos de recordar que la predilección topográfica por la in-
inaplicabilidad virtual la investigación dinámica empleada por aquellos terpretación de contenidos no observables, en vez de la exploración en
métodos que pretendían poseer la capacidad de resolver conflictos antes alianza con el yo preconsciente del analizado, hace de la primera técni-
de que éstos resultasen visibles” (pág. 100). ca un terreno claramente más propicio para la proyección de las fan-
El análisis de las defensas que se deducía de la aplicación a la clínica tasías del analista. A veces todo esto se complementa con la racionaliza-
de la segunda tópica freudiana fue elaborado, sobre todo, a partir de los ción de que la adhesión a una técnica que abogue por el análisis sis-
trabajos originales de Anna Freud, Otto Fenichel, Richard Sterba, el temático del conflicto a través de los estratos defensivos puede consti-
temprano Wilhelm Reich y Robert Waelder, pero el desarrollo de esta tuir una práctica sintomática de inhibiciones contratransferenciales.
técnica de análisis sufrió luego un estancamiento durante décadas. Esto Como señaló Gray (1982), el análisis sistemático de la transferencia de
fue debido parcialmente a que, durante la llamada edad de oro de la psi- autoridad –en vez del recurso a ésta para vencer la resistencia– hará que
cología del yo en los Estados Unidos, los grandes autores emigrados de el analista sea objeto de una variedad más intensa de derivados pulsio-
Europa central, en especial Heinz Hartmann (1956) y David Rapaport nales dirigidos no sólo a la percepción fantaseada de éste, sino también
(1959), mostraron mucho menos interés en adecuar la técnica a las con- a la evaluación de sus atributos realistas, lo que hace la labor más ardua
clusiones de la segunda tópica que a crear una psicología general psico- para la autoestima del analista. Esto, claro está, contribuye a reacciones
analítica que coronase la metateoría freudiana. Con razón señaló Robert contrarresistenciales a la hora de abrazar una técnica que intente mini-
Wallerstein que, a pesar de las importantes modificaciones teóricas lle- mizar aquella clarividencia putativa que tendía a promover –en vez de
vadas a cabo en el psicoanálisis estadounidense, “tendríamos dificulta- analizar– la dependencia regresiva del paciente.
des en especificar las formas en que evolucionó la técnica como resulta- Elizabeth Zetzel (1956) señaló que nada hay más denotativo de la téc-
do de estos cambios” (en Richards, 1984, pág. 587). nica de la psicología del yo que la convicción de que para llevar un tra-
Pero, ¿fue sólo esa preferencia de los pioneros de la psicología del yo tamiento a buen puerto es necesaria una alianza terapéutica entre el yo
lo que explicó la resistencia de la profesión psicoanalítica a adaptar la del analista y el yo observador del analizado. Ralph Greenson (1967)
técnica a los progresos hechos en cuestión de teoría? Parece existir otra también opinaba que seguramente la característica más típica de la téc-
serie de motivaciones irracionales que dan cuenta de la peculiar adhesi- nica propia de la segunda tópica era la actitud del analista de hacer al
vidad de la primera técnica topográfica, ya con un siglo de antigüedad analizado partícipe del proceso, reduciendo la necesidad de recurrir a
(Paniagua, 2001, 2003). En primer lugar, ésta gratifica más directamen- maniobras de persuasión y contención. Analizar las resistencias a la
te los anhelos de omnisciencia y omnipotencia del analista. La consi- libre asociación implica un entendimiento racional con aquella parte del
guiente satisfacción epistemológica facilita, además, la elusión de ciertas yo autónomo del analizado que no se halla abrumada por las emociones
manifestaciones del ello con potencial para herir el narcisismo del ana- y que es capaz de someter éstas a examen.
lista. Esto último suele vivirse más agudamente que las contratransfe- En 1973, Paul Gray del Instituto de Baltimore-Washington propuso,
rencias agresivas o sexuales. Ya en su libro de Técnica, de 1941, Otto medio siglo después de la introducción por parte de Freud de su segun-
Fenichel señaló que, en la práctica clínica, nada hay más delicado para da tópica, una técnica de escucha e intervenciones sistemáticas de pro-
el analista que su vulnerabilidad narcisista. ceso cercano (close-process) más concordantes con dicho cambio de mo-
Las interpretaciones “profundas” típicas de la técnica primitiva no delo. Más tarde, Gray (1982) expondría elocuentemente los motivos
rara vez resultan “aceptadas” por el paciente porque, inconscientemen- aparentes del “retraso en el desarrollo” de la técnica psicoanalítica. El
te, son percibidas como oportunidad para evadir la exploración de signi- establecimiento de una forma más coherente de formular el análisis ba-
ficados más auténticos, ofensivos y culpógenos. Así, el analista puede en- sado en la teoría estructural freudiana inauguró la técnica de la llama-
trar en colusión inadvertida con la resistencia del paciente. Las inter- da psicología del yo contemporánea. Ésta prescribe unas medidas signi-
pretaciones descifradoras propias del enfoque de la primera tópica sue- ficativamente distintas de las empleadas en la modalidad topográfica
len hallarse demasiado influidas por la fantasmática personal del ana- precedente, esto es, aquella que tenía como objetivo manejar o suprimir
lista (justificada a menudo como identificación proyectiva) o por “ideas la resistencia del paciente apoyándose en su transferencia de autoridad
sobrevaloradas” de naturaleza teórica (Britton y Steiner, 1994). Busch externa.

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En efecto, fue Gray (1986) principalmente quien puso de relieve los instintuales que, se presupone, presionan constantemente por obte-
modos en que se solía recurrir a explotar –en vez de a analizar– la trans- ner gratificación (Freud, 1915; A. Freud, 1936);
ferencia positiva con el fin de superar la resistencia. Tanto este autor 3) se pone especial énfasis en el análisis del superyó (intimidatorio o
como sus seguidores (cf. Goldberger, 1996) intentaron elaborar funda- apaciguador) como estructura caracterial de naturaleza defensiva, no
mentos más sólidos sobre los que asentar los esfuerzos de aquellos pri- conceptuándolo como manifestación de una inexorable tendencia
meros analistas que abogaron por una exploración organizada de las de- biológica destinada a restaurar la vida a un estado inorgánico (Gray,
fensas. Pero, de hecho, el enfoque topográfico de establecer por medio de 1987);
la interpretación una impresión de lo que se supone que existe en un re- 4) las interpretaciones son formuladas más de acuerdo con lo que el pa-
gistro reprimido, ha continuado empleándose junto con la técnica poste- ciente puede entender en su estado de regresión yoica que atendien-
rior que intenta dirigir la atención del analizado hacia las manifestacio- do al conocimiento, real o supuesto, de las dinámicas inconscientes
nes de las defensas inconscientes que han contribuido a formar el carác- del analizado (Busch, 1997, 1999);
ter como bastión ante las pulsiones. 5) las intervenciones se asemejan más a lo que Bibring (1954) denominó
Mientras que Gray (1996) trató en sus escritos acerca de las diferen- “clarificaciones” que a las interpretaciones “profundas” de la técnica
cias entre la técnica de la PYC y la de la teoría topográfica freudiana, anterior;
Fred Busch (1999), probablemente el autor vivo de la PYC más influ- 6) se presta especial atención a los “cómos” de la resistencia, además de
yente en la actualidad, centró su crítica en las diferencias de este enfo- a los “porqués”, explorando de forma más microanalítica puntos no-
que moderno con la técnica de la psicología del yo de los comienzos, dales de la superficie clínica, como los cambios temáticos, las fluctua-
sobre todo la mainstream de Arlow y Brenner. La importante obra de ciones en el tono afectivo, las pausas, las omisiones, la comunicación
Busch (1995, 1999) ha sido traducida a varios idiomas, pero, significati- paraverbal, etc. (Paniagua, 1985, 1998; Davison et al., 1996);
vamente, no al español. Busch (2000) consideró que la técnica encami- 7) el analista procura no atender al material con una atención flotante
nada a hacer al paciente consciente de forma progresiva del poder analí- fundamentada en sentimientos contratransferenciales, sino con aten-
tico de su propia mente constituía “un nuevo paradigma de interpreta- ción consciente a las secuencias y la resistencia a la libre asociación;
ción” (pág. 241). Esta capacidad se adquiere por medio de una identifi- 8) las reacciones subjetivas del analista en la sesión, importante fuente
cación paulatina con la función analítica del analista (no con la figura de información respecto a las proyecciones del analizado, intentan
misma del analista). Este procedimiento contrasta con el mecanismo “objetivarse” repasando junto con éste el material accesible a la re-
“mutativo” aducido por Strachey (1934), para quien “la finalidad de las trospección (Busch, 1995), lo que difiere notablemente del uso por
interpretaciones mutativas es causar la introyección del analista como parte del analista de sus propias reacciones como si perteneciesen al
un objeto” (pág. 981). La nueva técnica no supuso que el interés del ana- analizado;
lista se desviara de las pulsiones instintuales a un análisis exclusivo de 9) en la medida de lo posible, el analista, en sus intervenciones –y en las
las funciones yoicas –suponiendo que esto fuese posible–. Lo que signi- comunicaciones científicas– separa sus propias perspectivas de las del
ficó es que comenzó a prestarse una atención más detallada a la articu- analizado (Schwaber, 1996);
lación entre las pulsiones inconscientes y las defensas, también incons- 10) se intenta facilitar los descubrimientos del mismo paciente, en vez
cientes. Así es como se exploran los mecanismos con los que el yo se de- de proporcionarle insights interpretativos (Poland, 2000). En pala-
fiende, por una parte, y contribuye, por otra, a la formación de fantasías bras de Busch (1997), “existe aún la tendencia de relegar al analiza-
inconscientes (Brenner, 1982). do al papel pasivo de proveedor de información, mientras que el ana-
Las características del enfoque técnico de la PYC podrían resumirse lista es quien proporciona los insights” (pág. 44);
esquemáticamente en estos puntos: 11) las intervenciones analíticas se hallan más fundamentadas en la lec-
tura textual de lo que el paciente manifiesta que en las intuiciones
1) el analizado es considerado copartícipe en una alianza racional que basadas en el “tercer oído” del analista (Reik, 1948), prestándose
privilegia su yo observador y otras funciones yoicas “autónomas” (cf. mayor atención a lo que puede constatarse en el material que a lo que
Hartmann, 1952); se supone que se está gestando en la mente del paciente (Busch,
2) la labor analítica va dirigida predominantemente a explorar los 1999);
obstáculos que se oponen a la manifestación verbal de unos impulsos 12) la actitud de docta ignorantia del analista suele llevar a hallazgos

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que pueden sorprender más al analista que al mismo analizado Una paciente de 30 años hablaba de un sueño erótico en el que apa-
(Smith, 1995; Paniagua, 2006); recía el analista, hizo una pausa y continuó añadiendo detalles sexuales.
13) la técnica que se llevaba a cabo, en palabras de Freud (1919), “utili- El analista percibió en la analizada la intención de que se interesara por
zando la transferencia del enfermo sobre la persona del médico para el contenido sexual del sueño, pero le señaló primero su breve parénte-
infundirle nuestra convicción de la falta de adecuación de las repre- sis en mitad del relato. La paciente carraspeó y verbalizó con cierto em-
siones desarrolladas en la infancia” (pág. 2457) se considera hoy día barazo que había pensado que el analista tenía una edad demasiado
sugestiva y más propia de las psicoterapias (cf. Waelder, 1962); avanzada para ser incluido en ese tipo de fantasías y, además, ese día pa-
14) el énfasis se pone más en la exploración analítica de la mente del pa- recía especialmente cansado. (El analista había estado una hora antes
ciente que en la investigación de su biografía. El foco analítico se apli- en el dentista). Si el analista hubiese privilegiado el contenido pulsional,
ca más a la fenomenología intraclínica que a las circunstancias preté- pasando por alto el apenas perceptible incidente resistencial de la pausa,
ritas o presentes de fuera de la sesión (Gray, 1973); habría eludido la exploración de un afecto inmediato que le tenía a él
15) se intenta potenciar en el analizado la capacidad yoica auto-obser- como protagonista transferencial. Habría sorteado una evaluación rea-
vadora, por haberse comprobado que el desarrollo de mecanismos au- lista que, aunque hiriente para su narcisismo, se hallaba más próxima a
toanalíticos es significativamente más distintivo de los tratamientos la vivencia puntual de la analizada. Ésta habría conseguido distraer con
exitosos (Schlesinger y Robbins, 1983; Falkenström et al., 2007); lo que Reich (1930) calificó como “sonrisa interior” la atención del ana-
16) en aquellos casos considerados analizables, se supone que la “fun- lista hacia una temática supuestamente atractiva, pero alejada del con-
ción sintética del yo” (Nunberg, 1931) empleará los derivados pulsio- flicto del momento.
nales que habían estado reprimidos, bien para una descarga directa
más apropiada, o bien para la sublimación. La PYC propugna una técnica de sensibilización de nuestro oído analíti-
co ante las manifestaciones resistenciales con el fin de inducir al anali-
A modo de breve ilustración de esta técnica utilizaré tres simples viñe- zado a hacer uso de sus capacidades yoicas para la observación de sus
tas clínicas. Una paciente de 50 años evocaba obsesivamente fantasías propias actividades intrapsíquicas. El análisis procede explorando en de-
de los posibles contactos de su marido con otras mujeres por Internet, talle cómo las señales de angustia movilizan mecanismos destinados a
de la partida futura de su hijo de casa y de la muerte de su hermano (aún anticiparse y contrarrestar la cascada de afectos displacenteros que
vivo) cada vez que el analista intentaba explorar los recuerdos de su in- amenazan alcanzar la percepción consciente. Las fantasías implicadas
fancia en un orfanato. El analista dirigió su atención repetidamente resultan temibles porque van a desencadenar angustia, culpa, vergüen-
hacia este cambio temático cuando consideró que el yo observador del za o depresión, poseyendo, por tanto, una cualidad de afecto-señal que
paciente lo podía procesar. De forma gradual, ésta se familiarizó con un despierta los automatismos defensivos (Brenner, 1982). Se necesita una
mecanismo inconsciente a través del cual intentaba “vacunarse” defen- “atención de proceso cercano” (Gray, 1991) para el apercibimiento de
sivamente contra retraumatizaciones causadas por posibles abandonos cuándo y cómo en el curso de la sesión el yo inconsciente moviliza me-
futuros. canismos controladores del asomo de una ansiedad que anuncia la pro-
Cuando un paciente de 24 años estaba relatando lo felices que se ximidad de fantasías intolerables o recuerdos excesivamente dolorosos.
sentían él y su esposa porque su empresa iba a enviarle a otra ciudad eu- Las fantasías siempre tienen una dimensión transferencial y es esen-
ropea en una promoción laboral, el analista se dio cuenta de que estaba cial que el paciente experimente la contradicción entre la naturaleza
jugando insistentemente con su anillo de casado. Mencionó su observa- anacrónica de éstas y su vivencia actual. El analista dirige sus esfuerzos
ción sin verbalizar conjetura interpretativa alguna. El paciente suspiró a examinar los motivos represores de origen infantil que bloquean la ca-
y reconoció que le había cruzado por la cabeza la idea de que iba a triun- pacidad del analizado de conocerse a sí mismo. La exploración paulatina
far mucho profesionalmente, su mujer iba a querer regresar a España y de las transacciones entre pulsión y defensa que constituyeron las solu-
él iba a decirle que no estaba dispuesto a renunciar a su carrera. Su ac- ciones que, en los años formativos de la niñez, el paciente tuvo que dar
ting in simbolizaba y condensaba un duelo anticipatorio por la ruptura a sus conflictos equivaldrá a hacer análisis del carácter –indicación prín-
de lo que parecía un buen matrimonio. Deseo subrayar que esta conclu- ceps del psicoanálisis–. Sin embargo, es necesario resaltar que la prácti-
sión interpretativa es del mismo analizado, cuya atención fue sencilla- ca consistente en centrar el foco perceptual primordialmente en los
mente dirigida a una percepción accesible a su yo consciente. datos de la sesión no es lo mismo que “sólo transferencia”. Los adjetivos

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 79-95


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“intraclínico” y “transferencial” no son sinónimos. El análisis detallado mismo del conflicto (el “aquí y ahora” sandleriano, 1992). Este aborda-
del material resistencial observable suele tener también dimensiones je analítico hace hincapié en los aspectos cognitivos de la interpretación
psicogenéticas y extratransferenciales. Generalmente se mantiene que por lo que, frecuente y erróneamente, ha sido tomado como “intelectua-
la tarea de entrelazar a lo largo del tratamiento estos elementos con la lizado”. La práctica clínica consonante con la segunda tópica o teoría es-
dimensión transferencial es lo que mejor caracteriza el concepto de “ela- tructural lleva no sólo a entender el funcionamiento del yo en conflicto,
boración” o working through (Waelder, 1960). sino también, en contra de lo que suele opinarse, a acceder de forma más
El enfoque técnico que fusionaba las interpretaciones asociativas del naturalista a la exploración del ello (Paniagua, 2007).
propio analista con las manifestaciones transferenciales del analizado Todo lo anteriormente expuesto implica una modificación técnica que
dificultaba o imposibilitaba el examen veraz de las dinámicas del pa- no ha sido aún suficientemente reconocida. Algunos analistas pensamos
ciente (cf. Paniagua, 2003). El analista adscrito a la PYC se aproxima que la técnica característica de la PYC es la que minimiza de modo más
más al polo unipersonal que al intersubjetivo y también se inclina más efectivo la influencia de la sugestión. El énfasis en unas reglas de co-
al polo positivista que al constructivista. Ciertamente, los analistas de rrespondencia que vinculen más rigurosamente lo observable con las in-
cualquier orientación reconocen que la objetividad absoluta es un mito ferencias sobre el funcionamiento de la mente en conflicto parecen hacer
y que la subjetividad forma parte de sus percepciones acerca del anali- esta técnica más comprensible, especificable, más accesible a la investi-
zado. Sin embargo, un subjetivismo a ultranza supone la renuncia a gación y, por ende, científicamente más defendible.
cualquier pretensión científica del psicoanálisis. En nuestra disciplina,
la actitud científica implica necesariamente la creencia en algún tipo de
verdades psíquicas comprobables. El hecho de que la objetividad perfec- Resumen
ta se halle más allá de los límites humanos no se toma como indicativo
de que algún grado de objetividad represente una meta utópica El autor comenta sobre las posibles razones del relativo desconocimiento de la
(Gabbard, 1997). Como dijo Lawrence Friedman (1996), “Es difícil ima- psicología del yo contemporánea en algunos círculos psicoanalíticos y las difi-
ginar cómo puede trabajar un analista que no crea que existe una reali- cultades en la incorporación a la técnica de las conclusiones derivadas de la in-
troducción de la segunda tópica freudiana. Asimismo, examina los motivos de
dad fuera de él que espera ser descubierta” (pág. 261).
la adherencia a la técnica de la primera tópica. Se resumen algunas caracterís-
En la técnica de la PYC los fenómenos clínicos que dan pie a las in-
ticas del enfoque basado en la “atención de proceso cercano” de Gray.
tervenciones analíticas son aquellos en los que se percibe “una tensión
intrapsíquica que obliga al yo a interferir con el material emergente del DESCRIPTORES: PSICOLOGÍA DEL YO / TÉCNICA PSICOANALÍTICA / PRIMERA TÓPICA / SEGUNDA
ello, impidiendo una mayor manifestación en la conciencia del elemento TÓPICA/ INTERPRETACIÓN
pulsional en conflicto” (Gray, 1990, pág. 1087). Estos momentos de
estrés constituyen los “puntos de urgencia” para un analista adscrito a
la PYC. En la técnica moderna de la psicología del yo se presta una aten- Summary
ción más inmediata y constante al curso de las palabras, a la secuencia TECHNIQUE IN CONTEMPORARY EGO PSYCHOLOGY
de las asociaciones, a las entonaciones y otras exteriorizaciones de los
afectos, con el fin de detectar los derivados instintuales que, en el cami- The possible reasons for the relative lack of knowledge of contemporary ego
no hacia su manifestación consciente, tropezaron con el yo, que los con- psychology in some psychoanalytic circles, and the difficulties in the technical
sideró peligrosos y con el superyó que los juzgó reprobables. Este tipo de incorporation of conclusions derived from the introduction of Freudian struc-
tural theory are commented upon. The motivations for the adherence to the
Angstsignal conforma la “superficie trabajable” preferible para el análi-
technique of the topographical theory is examined. Some characteristics of the
sis de los elementos del ello que han generado la necesidad de la defen-
approach based on Gray’s “close process attention” are summarized.
sa (Paniagua, 1991). La conceptuación de dicha superficie requiere la
evaluación de múltiples factores dependientes de la empatía, la expe- KEYWORDS: EGO PSYCHOLOGY / PSYCHOANALYTIC TECHNIQUE / FIRST TOPIC / SECOND TOPIC /
riencia y el juicio del analista respecto a la capacidad del analizado para INTERPRETATION
“digerir” emocional y cognitivamente las intervenciones analíticas. El
analista intenta explorar, en alianza con el yo observador del analizado,
qué fantasías temió éste que le aflorasen a la conciencia en el momento

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92 CECILIO PANIAGUA TÉCNICA EN LA PSICOLOGÍA DEL YO CONTEMPORÁNEA 93

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El psicoanálisis en los
Estados Unidos

*Irene Cairo

“Comencemos con esta afirmación: el psicoanálisis estadounidense no


existe. Es decir, Estados Unidos, desde el punto de vista psicoanalítico,
no es un país. Es un continente, donde los diversos fragmentos tejen un
complejo entramado que sólo en el mito que conservan los extranjeros
puede creerse uniforme”. Éste es el provocativo comentario de Warren
Poland, quien ocupa, en mi opinión, una singular (y hermosa) isla en ese
continente. Brillante pensador, su libro de ensayos Disolviendo las tinie-
blas debiera ser lectura obligatoria para todo analista interesado en pro-
fundas reflexiones clínicas. Por lo tanto, su comentario, por provocativo
que sea, no es ni superficial ni tan humorístico como uno podría suponer.
Su visión parece algo nostálgica, pero es recogida de maneras diversas
por todos los distinguidos representantes del psicoanálisis estadouniden-
se con los que conversé sobre el tema. ¿Qué son, entonces, estos repre-
sentantes? ¿A qué o a quién representan? Pienso que los que seleccioné
para citar son inconfundiblemente serios en su tarea analítica, pero
varían mucho, efectivamente, en su orientación teórica, y ocupan distin-
tos lugares en el espectro político del psicoanálisis estadounidense ac-
tual. Sin embargo, todos coinciden en señalar, en la teoría, la declinación
de la influencia de la escuela del yo y, en lo político, la complejización
cada vez mayor del ejercicio del análisis y la disminución de la “autori-
dad” de la Asociación Psicoanalítica Norteamericana.
Poland está entre quienes creen que la dilución del análisis del yo se
debe a la creciente colonización por otras teorías. Y si bien piensa que los
cuestionamientos y las aperturas a otras perspectivas constituyen un
cambio deseable, ve con preocupación lo que considera la disolución de
los conceptos del inconsciente y de los instintos. Para él, las influencias
más importantes han sido, localmente, la escuela del Self y, entre las
ideas “importadas” en los últimos diez años, Klein y Bion. Tal vez, pien-

* Dirección: 5 West, 86th, (10024) Nueva York, Estados Unidos.


irecai@aol.com
98 IRENE CAIRO EL PSICOANÁLISIS EN LOS ESTADOS UNIDOS 99

so yo, esa importación fue el resultado de deficiencias en el mercado peranza. ¡Estos sentimientos pueden también describir la mezcla de
local… emociones con que los analistas en los Estados Unidos consideramos la
Para situar al lector argentino en mi propia perspectiva, diré que yo posición que ocupa hoy el psicoanálisis!
me formé en el Instituto Psicoanalítico de Nueva York, uno de los más Al mismo tiempo, el último número del International Journal of
ortodoxos, de orientación freudiana y del psicoanálisis del yo. Psychoanalysis, de diciembre de 2008, incluye un artículo de Paul
Considerándome curiosa, abierta a todos los aportes y con cierto bagaje Mosher titulado “Carta de Estados Unidos”, en el cual, respondiendo a
kleiniano proveniente de mis primeros años como médica en Buenos una solicitud de los editores, el autor da un panorama esencialmente
Aires, elegí una institución de estrictez y exigencia legendarias pero que, gremial y político de la situación del psicoanálisis en este país. Mosher
a la vez, ofrecía una formación sólida. Y recibí exactamente lo que espe- describe claramente cómo se dan en estos momentos dos situaciones to-
raba: una excelente formación teórico-clínica y una cierta formalidad y talmente paradójicas. Por una parte, el crecimiento inaudito de institu-
rigidez que mi temperamento encontró difícil de tolerar. Ahora, cuando ciones y grupos que quieren llamarse psicoanalistas; por la otra, un cier-
enseño en el mismo Instituto, me resulta llamativo ver los cambios que to desprestigio tanto de las teorías como de las prácticas del psicoanáli-
éste ha experimentado. En parte, por ejemplo, fue mi erudición kleinia- sis, que el público en general considera un método antiguo, costoso e ine-
na lo que llevó a quien era en ese momento la Directora de Instituto a ficiente.
invitarme a dictar mi propio curso. Es parte de la visión de Mosher que la “American” (como se la cono-
En mi institución, entonces, hay casi una división generacional: entre ce informalmente, denominación que muchos fuera de la institución en-
aquellos que fueron mis maestros, hay pocos que ven los cambios con mi- cuentran arrogante), por muchos años el guardián oficial del psicoanáli-
rada aprobadora; son los más jóvenes –mi generación o las siguientes– los sis norteamericano para la Asociación Psicoanalítica Internacional
que han promovido la apertura. ¿En qué consiste esa apertura, que va (API), se ve actualmente casi escindida por un conflicto esencialmente
más allá de mi institución y abarca todos los institutos que dependen de gremial. Éste gira en torno de quienes deben estar a cargo del nombra-
la Asociación Norteamericana? Durante décadas, la Asociación fue el miento de analistas en función didáctica.
motor del psicoanálisis en los Estados Unidos. Fundada en 1911, creció En esencia, una parte importante del electorado de la Asociación
rápidamente. En 1910, Freud había publicado “Análisis salvaje”, y la cre- Psicoanalítica Norteamericana quiere descentralizar el control ejercido
ciente preocupación por este tema llevó al establecimiento de la forma- por el “Board of Professional Standards”. Ésta es la entidad de la aso-
ción tripartita en Berlín y, más tarde, en Viena y en Londres. Éste es el ciación que define tanto los estándares analíticos, como quiénes pueden
modelo de formación que se transmitiría eventualmente a los institutos ejercer la función didáctica. Estos analistas “rebeldes” alegan que, dado
estadounidenses. ¿Cómo veía Freud el análisis en los Estados Unidos? el enorme crecimiento de las instituciones que forman analistas fuera de
la Asociación y la consiguiente competencia por candidatos, cuando el
Cuando subí al podio en Worcester, para dar mis Cinco conferencias, parecía futuro candidato ya está en análisis y desea comenzar su formación, si
la realización de un increíble sueño diurno […] El psicoanálisis se había vuel- la institución no logra nombrar a su analista como posible didacta, el fu-
to parte de la realidad […] No ha perdido su lugar en América, desde nues-
turo candidato buscará otro analista de otra asociación.
tra visita. Es increíblemente popular entre el público y muchos psiquiatras lo
reconocen como un valioso elemento del entrenamiento médico […] Sin em- Mosher no habla de personas o escuelas, o de los movimientos creati-
bargo ha sufrido mucho por haber sido diluido. vos dentro del psicoanálisis estadounidense. Esto es particularmente no-
table porque, casi al mismo tiempo que este número del Journal llegaba
Con estas palabras se refiere Freud, en su “Estudio autobiográfico” de a nuestros consultorios, tenía lugar el congreso de invierno de la
1925, a sus vivencias con motivo de las Conferencias de la Clark Asociación. Con 1.700 inscriptos, el congreso ofreció paneles, plenarios,
University en 1911, y agrega sus reflexiones posteriores. Así que resul- simposios, talleres clínicos y cien grupos de discusión. Los temas de
ta extraño que en 2009, con tantos cambios sociales, políticos y, por estos últimos eran inmensamente variados. Como ejemplos: “Enfoques
ende, profesionales que han tenido lugar durante más de ochenta años, para pacientes graves”, “La influencia de los kleinianos británicos en el
esas reflexiones de Freud tengan eco en el presente. Mientras escribo psicoanálisis contemporáneo”, “El valor clínico de las ideas de Bion”,
estas líneas en enero de 2009, hay un cambio radical en la política y las “Sentimiento anti-musulmán después del 11 de septiembre de 2001”,
condiciones de los Estados Unidos. Un nuevo presidente se hace cargo “Budismo y psicoanálisis”, “Farmacoterapia y psicoanálisis”. El título
de un país en grave crisis. Se respira una enorme desazón y algo de es- de la sesión plenaria de Judy Kantrowitz fue “La confidencialidad y su

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 97-112


100 IRENE CAIRO EL PSICOANÁLISIS EN LOS ESTADOS UNIDOS 101

ruptura en el psicoanálisis”. Kantrowitz, quien reside en Boston, ha de- La Primera Guerra Mundial aumentó enormemente la influencia de
dicado muchos años a la investigación en el área de la confidencialidad Freud en los Estados Unidos. Llamada por mucho tiempo “La Gran
y a indagar sobre la necesidad de requerir la autorización de los pacien- Guerra” (¡como si fuera la única!), ésta trajo como consecuencia un nivel
tes para escribir sobre ellos. de sufrimiento psíquico en los soldados que no había sido observado
Los paneles, cuatro, destacaron la participación de analistas invita- antes, y mucho menos en números tan masivos de víctimas. La obser-
dos. Glen Gabbard moderó un panel sobre el rol del análisis de los vación de que el cuadro de shell shock se presentaba casi exclusivamen-
sueños en el psicoanálisis actual, en el que participaron Paul Denis de la te en soldados no heridos, y no en soldados heridos ni en prisioneros de
sociedad de París, Vicenzo Bonaminio de Roma y Bob Michels de Nueva guerra, llevó a los psiquiatras a intentar trabajar con métodos psicote-
York. Dos paneles posteriores se centraron en temas afines: uno, sobre rapéuticos inspirados por Freud.
la interpretación de la acción, moderado por Harry Smith (actual direc- Los conceptos psicoanalíticos comenzaron a invadir la literatura
tor del Comité de Programa), contó con la participación de John Steiner científica y la popular. Al expandirse, el psicoanálisis se infiltraba tam-
de Londres, Jay Greenberg de Nueva York y Dominique Scarfone de bién en la Educación, el Trabajo Social y la Criminología. Freud era
Montreal; otro, moderado por Nancy Chodorow, abordó la elasticidad del visto como el genio capaz de comprender la irracionalidad y la brutali-
encuadre. En éste participaron Adrienne Harris de Nueva York, Dale dad del ser humano. Nociones psicoanaliticas como catarsis, trauma,
Boesky de Michigan y Peter Goldberg de San Francisco. Entre los cua- instintos en lucha contra las restricciones sociales, inconsciente, repre-
tro simposios, dedicados a la participación de analistas en la comunidad, sión e interpretación de los sueños comenzaron a volverse comunes en
se destacó uno llamado “Los efectos escondidos de la guerra”, donde se una psiquiatría que había estado centrada en la psicobiología de Adolf
presentaron dos trabajos: uno, sobre el seguimiento de familias de sol- Meyer.
dados en Irak; y otro, sobre un detallado caso de síntomas de reactiva- Sin embargo, no todo era admiración: para el imbatible optimismo
ción de un cuadro infantil de fobia en una mujer adulta luego del 11 de norteamericano, trabajos como “Consideraciones sobre la guerra y la
septiembre de 2001. muerte” resultaban terriblemente pesimistas. Algunas figuras como
El enorme éxito de este congreso y su alta calidad científica no pare- William Alanson White, quien se consideraba un psicoanalista conven-
cen el producto de una sociedad científica en peligro, desmintiendo, por cido, pensaban que Freud no incluía en sus teorías instintos más benig-
el momento, las sombrías predicciones de Douglas Kirsner en un traba- nos que los que había descrito, tales como el “instinto parental”.
jo de 1990 sobre la decadencia de la Asociación Norteamericana. La his- Incidentalmente, el testimonio psicoanalítico de W. A.White en el famo-
toria de la Asociación esta íntimamente ligada a los conflictos sociales y so caso criminal de Loeb-Leopold contribuyó en gran medida a la divul-
también económicos del país y, en parte, a los producidos por el mismo gación del psicoanálisis.
crecimiento del análisis después de su introducción en los Estados Poco a poco comenzaron a crearse institutos de formación psicoanalí-
Unidos, especialmente a partir de los años treinta. tica, pero inicialmente su influencia no fue tan grande como lo sería más
Fue el psiquiatra A. A. Brill quien, tras traducir a Freud y luego via- adelante. Los primeros analistas se autotitularon analistas. La primera
jar a Viena para conocerlo, importó, por así decirlo, la práctica del psi- generación sufrió, en los Estados Unidos al igual que en Europa, enor-
coanálisis a los Estados Unidos a comienzos del siglo XX. Según mes tensiones ocasionadas por la adhesión a Freud o a sus rivales. Al
Richards (1991), Brill estableció la primera práctica psicoanalítica en el mismo tiempo, como he sañalado anteriormente, la lucha por mantener
país en 1908. Brill también fundó la Sociedad Psicoanalítica de Nueva el psicoanálisis como una especialidad solamente médica se desarrollaba
York en 1911. Fue el primer presidente de la sección de Psicoanálísis de en las instituciones pero tenía ecos en medios intelectuales.
la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y, más tarde, presidente de Centrándose en Nueva York, la formación psicoanalítica se hace mé-
la flamante Asociación de Psicoanálísis. dica, excluyendo otras disciplinas, y el modelo de entrenamiento se de-
La historia de la institución psicoanalítica y del monopolio médico del sarolla de acuerdo con el de Berlín, promovido por Hanns Sachs. En
psicoanálisis estadounidense está ligada en sus comienzos a la reestruc- esencia, en muchas instituciones este modelo no ha sufrido modificacio-
turación de la licencia para practicar la medicina. Fue la toma de con- nes desde entonces. Rado emigra a Nueva York, Alexander a Chicago.
ciencia de la mala calidad de la práctica de esta profesión a comienzos de Estos pioneros permanecerán muchos años en sus respectivos institutos
siglo lo que llevó a una progresiva exigencia respecto de la licencia médi- pero, eventualmente, Rado se volverá un gran crítico del sistema esta-
ca en general, que abarcó también la nueva disciplina del psicoanálisis. dounidense y abandonará la institución para fundar la Association for

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 97-112


102 IRENE CAIRO EL PSICOANÁLISIS EN LOS ESTADOS UNIDOS 103

Psychoanalytic and Psychosomatic Medicine (Asociación para la de psicoanálisis como una cordillera cuyos picos distantes, con sus vis-
Medicina Psicosomática y Psicoanalítica), que posteriormente se afiliará tas inmensas y rarificada atmósfera, son casi imposibles de alcanzar. Y
a la Columbia University. Alexander, en Chicago, se convertirá en la fi- sin embargo, el estudiante debe intentar ese difícil ascenso y llegar más
gura central del desarrollo teórico de ese instituto. Allí afirma la idea del allá, para poder incluir el trabajo de Hartmann dentro de su propia vi-
psicoanálisis médico y desarrolla sus concepciones sobre medicina psico- sión del psicoanálisis”. Leo Rangell y Kurt Eissler eran igualmente elo-
somática, así como su controvertida noción de “experiencia emocional giosos, casi con la convicción de que si Freud hubiera vivido, habría se-
correctiva”. guido los pasos de Hartmann. Sin embargo, había quienes criticaban el
Es los años veinte y treinta hubo un cierto apagamiento del espíritu hecho de que Hartmann y su escuela, en su afán por teorizar, parecían
de innovación del que habían gozado los analistas de Berlín. Así sucede alejarse del inconsciente. George Klein (1976), autor a quien me refe-
que, en rebeldía contra la estrictez de sus instituciones, figuras como riré más adelante, articula esta crítica como pocos: “La teoría del yo pa-
Karen Horney o Harry Stack Sullivan dejan la ortodoxia de esos insti- rece un popurrí de ideas académicas sin ningún significado psicoanalí-
tutos para fundar los propios. tico distintivo”.
La Segunda Guerra Mundial trajo nuevamente una gran populariza- El veredicto acerca de Hartmann, Kris y Loewenstein no es tan uni-
ción del psicoanálisis que duraría hasta el final de la década del sesenta. forme como lo habría sido aún en los sesenta o setenta. Para Poland, es
Según cita Nathan Hale (1995), en 1957 había en los Estados Unidos 942 inconcebible que se acuse a Hartmann de haber superficializado o aisla-
analistas llamados freudianos, incluyendo 702 que era miembros de la do el análisis. Poland considera que el rechazo de las ideas de Hartmann,
Asociación Psicoanalítica Norteamericana. El instituto fundado por Kris y Loewenstein fue acompañado de un creciente desinterés por los
White agrupaba a 140 analistas, y el de Karen Horney a 100. Los perió- instintos. ¡Señala, además, que cierto número de profesionales que se
dicos, las revistas e incluso el cine reflejaban una imagen idealizada del consideran analistas profesan desconocer los instintos y cuestionan el
psicoanálisis. Los psicoanalistas eran vistos como seres humanos excep- inconsciente!
cionales. El retrato hecho por Ingrid Bergmann de la psicoanalista ficti- Casi en el otro extremo ideológico del espectro de notables figuras del
cia del filme de Hitchcock Spellbound (Cuéntame tu vida) (¡yo ideal de mi psicoanálisis estadounidense está Owen Renik. Bien conocido en Buenos
adolescencia!) era el de una mujer sensible y valiente; el retrato del ver- Aires por sus presentaciones en los tres institutos afiliados a la API,
dadero Ralph Greenson en época de guerra, representado por Gregory Renik, carismático, brillante y provocativo, afirma que la influencia de
Peck en Captain Newman, era el de un héroe. Freud mismo fue objeto de Hartmann, Kris y Loewenstein no fue “peor que otras influencias”, sólo
un filme de John Huston. No era concebible ser un intelectual y no tener parte de la “característica arrogancia del psicoanálisis estadounidense”.
alguna información acerca de su obra o alguna vinculación con ella. Según Renik, cada vez menos pacientes consultan a analistas porque el
Esta época coincide con el gran auge de Heinz Hartmann, Ernst Kris análisis es visto cada vez menos como una disciplina científica. Además,
y Rudolf Loewenstein. Estos autores (a quienes yo, a pesar de funda- en los Estados Unidos esta disciplina se ha ido olvidando de que su mi-
mentales desacuerdos teóricos, considero interesantísimos) compartían sión es proveer beneficios terapéuticos. La dicotomía entre objetivos vi-
una serie de creencias en la cientificación del análisis sobre la base de tales y objetivos psicoanalíticos se resuelve claramente a favor de los psi-
aquellos descubrimientos de Freud que juzgaban incuestionables: la coanalíticos. Renik cree que, a través de los años, los analistas han desa-
transferencia, el complejo de Edipo y la asociación libre. Consideraban tendido la necesidad de alivio de los pacientes. Para muchos, el análisis
que Freud no había sistematizado sus conocimientos de una forma sólo podía ser evaluado por analistas, y se fue convirtiendo en una doc-
científica y rechazaban tanto sus ideas lamarquianas como la del instin- trina de iniciados, un movimiento basado en la fe.
to de muerte. El tono de Renik es muy definido, y su negativismo con respecto a las
Dos características principales de sus teorías eran las ideas sobre el posibilidades de cambio dentro de las instituciones es considerable. Sin
yo libre de conflicto (memoria, percepción, juicio) y sobre la neutraliza- embargo, desde un ángulo distinto, muchos coinciden con sus aprecia-
ción de los instintos. El énfasis estaba puesto en la adaptación. ciones.
Hartmann en particular enfatizaba el rol del intelecto en análisis Robert Michels ocupa un lugar especial en el psicoanálisis estadouni-
(Friedmann, 1989) dense contemporáneo. Autor de más de trescientos trabajos, tiene la dis-
Schafer (1970), refiriéndose a la obra de Hartmann, afirmó: “[…] sus tinción de ser un analista que es también profesor de psiquiatría en una
contribuciones a la teoría psicoanalítica se elevan frente al estudiante universidad (y nada menos que la Cornell University, parte de las uni-

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104 IRENE CAIRO EL PSICOANÁLISIS EN LOS ESTADOS UNIDOS 105

versidades de la “Ivy League”), habiendo sido, además, decano de su ámbito el factor económico no ha sido nunca demasiado importante: los
Facultad de Medicina de 1991 a 1996. Michels confirma lo afirmado por académicos no tienen grandes expectativas de prosperidad económica.
Poland y Renik: en los años sesenta no era imaginable que un psiquia- Así, en filosofía, antropología y, sobre todo, en literatura, Freud con-
tra pudiera estar a cargo de una cátedra de Psiquiatría si no era analis- tinúa siendo admirado, como lo son algunos autores contemporáneos.
ta. Hoy en día, sugiere Michels sonriendo, puede ser un obstáculo. Hoy en día, muchas de las figuras notables del psicoanálisis estadou-
Michels ve el panorama actual con preocupación. En respuesta a mi nidense no vienen de la psiquiatría, sino de las humanidades o de las
pregunta sobre cuáles son las escuelas que él identifica en los Estados ciencias sociales. Jonathan Lear es uno de ellos. Filósofo, autor de libros
Unidos, reflexiona que justamente lo que caracteriza al psicoanálisis es- de gran éxito (Open Minded y Love and Its Place in Nature) y convin-
tadounidense actual es la falta de límites nítidos entre las escuelas. cente orador, es muy solicitado como panelista tanto en medios acadé-
Como el lector habrá notado, esto es una variante de las ideas de Poland micos como psicoanalíticos. Nancy Chodorow, socióloga de Berkeley,
sobre el “continente”. Michels cree que, imperceptiblemente, la psico- California, se convirtió a los 34 años en una célebre figura del feminis-
logía del yo ha ido adoptando ideas de otras teorías. El psicoanalista de mo con la publicación en 1978 de su tesis de doctorado: The
hoy incorpora ideas relacionales, intersubjetivas y objetales y, en la últi- Reproduction of Mothering (traducido como El ejercicio de la materni-
ma década, kleinianas y bionianas. Al mismo tiempo, Michels considera dad). El libro despertó el interés y la adhesión de muchos a las ideas pro-
que la distinción entre psicoanálisis y psicoterapia psicoanalítica es cada vocativas de su autora. Versada no sólo en Freud sino también en Klein,
vez menos clara. Compartimos la impresión de que hay una notable dis- Winnicott, Fairbairn y los Balint, su trabajo es erudito, apasionado y, a
minución de la práctica puramente analítica. veces, controvertido. Ese primer libro fue seguido por otros varios, el
La falta de diferenciación entre psicoanálisis y psicoterapia psicoa- más reciente de 1999: The Power of Feelings (traducido como El poder
nalítica se debe, en parte, a la menor frecuencia de sesiones, pero tam- de los sentimientos: la significación personal en el psicoanálisis, el gé-
bién a otros factores: la desmedicalización y el gran influjo de psicólogos nero y la cultura).
y trabajadores sociales a las filas de analistas. El trabajo de Leo Stone de Chodorow resolvió que, para profundizar su interés en el psicoanáli-
1954, “The Widening Scope of Psychoanalysis”, mostró cómo el uso del sis, necesitaba formarse en un Instituto. En San Francisco, su forma-
análisis se extendía al tratamiento de personalidades más patológicas. ción fue parte del movimiento iniciado dentro de la Asociación por la
De hecho, los analistas hoy tratan pacientes más enfermos… con psico- “Comisión sobre investigación y formación especial” (CORST:
terapia. La decisión de tomar un paciente en análisis o en psicoterapia Committee on Research and Special Training), que permitió el ingreso
está determinada con frecuencia por consideraciones prácticas o econó- de candidatos no médicos, llamados “candidatos de investigación”. Este
micas: tiempo, disponibilidad de medios, disponibilidad del terapeuta/ proceso es muy anterior a la entrada libre de no médicos, la cual, como
analista. es sabido, fue consecuencia de la demanda legal presentada como acción
Michels afirma enfáticamente que el análisis es un método único y legal colectiva contra la API y dos institutos de Nueva York y resuelta
privilegiado. Por lo tanto, comparte mi preocupación sobre la creciente en 1989. Chodorow continuó su participación activa en el psicoanálisis
dilución de la formación analítica. Es decir, la tarea de transmitir lo de San Francisco hasta su traslado a Boston, donde tiene una práctica
único, específico y distintivo del análisis reside en que los candidatos activa y es analista didacta.
tengan su propia experiencia como analizandos, así como la experiencia Chodorow ve el encuentro clínico como un encuentro bipersonal que
con pacientes en tratamiento analítico bajo supervisión. Sin estos dos no implica más que la suma de las dos partes. Se considera miembro de
elementos, Michels sostiene sin vacilar, no formaremos analistas. Pero, la “tradición independiente estadounidense”, y aspira a la divulgación
agrega, si la comunidad no puede garantizar la carrera psicoanalítica, es de este término (acuñado por ella siguiendo el modelo de la “tradición
probable que se pierda lo que es tan específico del análisis. independiente británica”). Para ella, esta tradición es multiteórica, con
Al mismo tiempo, en un afán en gran parte económico, los institutos una clara influencia de Freud, Klein, Winnicott, Balint y Fairbairn, así
comienzan a ofrecer cursos e, incluso, programas en psicoterapia. Esto como el crucial influjo de Hans Loewald. Loewald, autor de numerosos
diluye aún más los recursos didácticos, humanos y económicos de las trabajos teóricos y clínicos, ha tenido un peso importante también en las
instituciones. Paralelamente a este relativo empobrecimiento de la prác- concepciones de Warren Poland, quien lo cita como una figura “local” de
tica, el psicoanálisis conserva su relativa popularidad en los medios enorme erudición y originalidad. Es de notar que Herbert Rosenfeld cita
académicos, especialmente en las humanidades. Es cierto que en este a Loewald en Impasse and Interpretation.

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Chodorow piensa que lo que ella denomina “tradición independiente Gooch. Asimismo, Judith Mitrani continúa hoy las ideas de Frances
estadounidense” abarca efectivamente a analistas como Poland en Tustin y Meltzer en la comprensión de esos autores de los aportes de
Washington D.C., Ted Jacobs en Nueva York, Rosemary Balsam en Yale Bion.
y James McLoughlin, quien trabajó en Filadelfia. Así es que Chodorow Tanto Gabbard como Poland observan la muy limitada influencia de
no ve ninguna disminución de la vitalidad y creatividad de los analistas Lacan. Si bien esto es cierto, yo creo que ha cambiado en la última dé-
estadounidenses. Comparto con ella el entusiasmo que manifiesta por cada, y continúa cambiando. Lewis Kirscher en Boston es un serio estu-
los autores que menciona, y por otros muchos que tratan de integrar te- dioso de Lacan y ofrece regularmente un grupo de discusión sobre ideas
orías y reflexionar continuamente sobre problemas clínicos. lacanianas en los congresos de la Asociación. Además, en Nueva York,
Claro que la declinación del número de tratamientos analíticos, la re- Francis Baudry y Gail Reed han formado grupos de estudio sobre André
ducción de la práctica, es observable para todos. En la medida en que la Green y otros autores franceses.
práctica privada del psicoanálisis se diluye, los analistas buscan otros Gabbard no duda en afirmar que las teorías de Hartmann, Kris y
campos, tal como ha ocurrido ya en América Latina. Esquemáticamente, Loewenstein fueron dañinas para los Estados Unidos y contribuyeron a
estos campos se pueden dividir en dos clases: los no lucrativos, que in- la marginalización del análisis. Formado en la Menninger en Topeka,
cluyen trabajo de investigación, compromiso comunitario y asesoría a Kansas (donde también se formó Otto Kernberg, quien no necesita pre-
instituciones gubernamentales en el nivel nacional o estatal; y los lucra- sentación para los argentinos), Gabbard relata cómo, para tratar pa-
tivos, que se centran en consultorías a empresas o a estudios jurídicos. cientes perturbados, sus maestros utilizaron las ideas de Klein,
Glen Gabbard, reciente editor del International Journal, ex director Winnicott y Bion porque el psicoanálisis del yo era inútil para dichos pa-
del Comité de Programa de “la American” y distinguido investigador, cientes. Resulta interesante destacar la evolución de muchos de los in-
comparte algunas de las perspectivas señaladas sobre el panorama ac- vestigadores formados en la Menninger. Entre los más conocidos se haya
tual, especialmente el escepticismo respecto de la primacía de la David Rappaport. Psicólogo húngaro que fue salvado del Holocausto por
“American”. Coincide con Michels, en cierta manera, cuando afirma que el Comité de Refugiados de la Asociación, Rappaport se trasladó luego al
la práctica de referencia para muchos hoy en día es el pluralismo. Sin famoso centro de Austen Riggs. Allí atrajo a Merton Gill, George Klein
embargo, Gabbard cree que aún hay escuelas identificables. Así, la teo- y Roy Schafer. Vale la pena comentar que, entre 1935 y 1945, el Comité
ría del Self introducida por Kohut en Chicago está representada por de Refugiados recolectó entre los analistas estadounidenses casi 47.000
Paul y Anna Ornstein, acutalmente en Boston, y por Arnold Goldberg dólares (de los cuales sólo fueron devueltos 6.000). Gracias a sus esfuer-
en Chicago. Asimismo, los interpersonalistas, escuela iniciada por zos pudieron llegar a los Estados Unidos, además de Rappaport, Bruno
Sullivan, están representados fundamentalmente por Ed Levenson, del Bethelheim, Leopold Bellak, Rudolf Eckstein y el mismo Heinz
Instituto William Alanson White en Nueva York. La escuela relacional, Hartmann.
fundada por Steven Mitchell, se continúa hoy con Jay Greenberg, tam- Inicialmente doctrinario, Rappaport se volvió un crítico de la teoría
bién uno de sus fundadores. Otros representantes son Lew Aron y Jodie del yo, y transmitió sus ideas a un grupo de inquietos investigadores que
Davies. devendrían más tarde figuras ilustres. Es así que cuando Grünbaum
Gabbard cree que es difícil distinguir, dentro del grupo de los “rela- (1984) publica su desvastador cuestionamiento de las teorías psicoanalí-
cionales”, entre los intersubjectivistas y los constructivistas, pero ubica ticas, pensadores como Holt, Morris Eagle, George Klein y Lester
a Jessica Benjamín en el primer grupo y a Irwin Hoffman en el segun- Lubovsky (así como Margaret Mahler desde un ángulo diferente) acuer-
do. Señala que el número de analistas que se identifican como analistas dan con las críticas formuladas. Sus tareas se centran en la investiga-
del yo es cada vez menor, pero entre ellos sin duda están Dale Boesky y ción empírica y a veces conceptual, y promueven la revisión de muchas
Fred Busch. También cree que hay un grupo que se asemeja al grupo in- nociones.
dependiente británico y, sin duda, el líder de esa escuela es Christopher El tema de la investigación y su importancia para el futuro analítico
Bollas, quien reside actualmente en los Estados Unidos. Agrega es un foco importante de la discusión local. Gabbard es terminante acer-
Gabbard que Ogden se destaca como alguien que ha hecho un desarro- ca de la importancia de la investigación. Michels, por su parte, destaca
llo propio siguiendo las ideas de Bion. que hay muchos tipos de investigación. Se muestra escéptico respecto de
Para mí, sin duda la influencia que ejerció Bion en los Estados Unidos la importancia de la neurociencia para convalidar el psicoanálisis pero
dejó como herederos a James Grottstein, así como a James y Shirley cree, en cambio, que la investigación de resultados va a ser esencial, y

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señala que el diseño de protocolos apropiados es un gran desafío. Yo la condición de refugiados les hacía difícil a aquellos analistas seguir
coincido, y confieso una cierta desconfianza hacia la investigación empí- pensando en libertad. Cree, además, que la medicalización fue un pro-
rica y una predilección por la conceptual, con modelos como los de Anna blema.
Ursula Dreher, seguidos, por ejemplo, en Europa por Jorge Canestri, Harris considera que el futuro reside, en parte, en políticas públicas
Peter Fonagy y los Wohleber. que devengan en la mejora de la atención de la salud, esencial, según
Vale la pena remarcar que en la sociología del análisis, después de la ella, para proteger la psicoterapia y el análisis. Asimismo, insiste en que
muerte de las figuras femeninas de la primera ola de inmigrantes (Annie es necesario que el diálogo entre escuelas continúe y se amplíe, sin ocul-
Reich, Edith Jacobson y Berta Bornstein), hubo una reducción del nú- tar ni minimizar las diferencias. Cree que para convalidar el análisis
mero de mujeres analistas, pero esta tendencia ha cambiado en la últi- hacen falta estudios profundos sobre la personalidad del analista, la sub-
ma década. jetividad, la contratransferencia y la puesta en acto (enactment). Vuelve
Continuando con mi panorama de las escuelas locales, quiero volver a enfatizar, además, la ruptura de barreras cuando sugiere que también
a referirme al grupo relacional. La prematura muerte de Stephen es necesario mantener contacto con otras disciplinas: filosofía, semióti-
Mitchell privó a este grupo y, en especial, a la revista Dialogues, de una ca, neurociencia y estética.
figura excepcional. Jay Greenberg, por su parte (como destaca Poland, Quisiera destacar que de todas las personas que entrevisté para este
entre otros), ha trascendido su escuela: es un lúcido crítico de las ideas artículo, Harris es la única que no pertenece a la American, aunque en
de su propio grupo, desdeñando el sectarismo estrecho y habiendo pro- este momento es miembro invitado del Comité de Programa. Harris se
vocado así cierto resentimiento entre sus colegas. formó en el programa de posgrado de la New York University y es ana-
A Stephen Mitchell y Jay Greenberg se agrega Adrienne Harris. lista didacta a través del PINC (Psychoanalytic Institute of Northern
Harris se identifica como relacional, pero también se ve un poco como un California). De esa forma, es miembro directo de la API. Poland, por su
híbrido, con influencia kleiniana e interés en las ideas de Bion. La ferti- parte, es miembro directo de la American, ya que ha renunciado a la par-
lización a través de la apertura a otras ideas es para Harris un elemento ticipación en su instituto original. Estas situaciones son posibles desde
esencial del funcionamiento analítico. Esta analista considera que la es- que la demanda legal fue resuelta. Antes, la American era la única or-
cuela “posfreudiana” trabaja ahora desde una perspectiva kleiniana, in- ganización a través de la cual se podía pertenecer a la API. Ni los indi-
fluida por los kleinianos británicos y también por los latinoamericanos. viduos ni las sociedades no amparadas por la American podían ser parte
Identifica una tradición estadounidense de relaciones de objeto, donde in- de la agrupación internacional. Hoy en día, en cambio, la American se
cluye a Glenn Gabbard y Harry Smith. Para ella, el grupo relacional está ha abierto cada vez más a nuevos miembros, y el número actual de in-
agrupado alrededor de la revista Dialogues. (Incidentalmente, por invi- tegrantes sobrepasa los 3.200.
tación de Harris, Janine Puget publicará un trabajo en esa revista.) Bueno, debo volver ahora a mi pregunta del comienzo: ¿A quién re-
Menciona a Anthony Bass y Jody Davies en Nueva York, Steven Cooper presentan entonces estos representantes (con quienes fue un enorme
en Boston y Stephen Seligman en San Francisco. Distingue entre ellos un placer charlar para escribir este artículo)? Coincido con la descripción de
grupo dedicado a estudios de género y sexualidad, en el que se ubica junto Poland de un continente pero, sin dudas, un continente pujante y vital,
a Muriel Dimen y Virginia Goldner. Considera que Beatrice Beebe y con fronteras en constante movimiento, con avances y retrocesos. Sus
Frank Lachman ligan la psicología del Self y la toería del apego. Entre los “representantes”, entonces, usan lenguajes diversos, pero empiezan a
que utilizan ideas kleinianas cita a Roy Schafer, Lynn Zeavin y Roberto entenderse y a respetarse entre ellos.
Oelsner. Aquellas figuras valiosas en lo teórico y en lo clínico a las que me he
Advirtiendo que su comentario puede resultar “disociado”, Harris referido se preocupan poco por los conflictos “gremiales” de la
agrega que cree que el panorama analítico en los Estados Unidos es muy Asociación. Renik tiene una visión pesimista: piensa que toda modifica-
vital. Sin embargo, le preocupa la falta de recursos que hace que pa- ción es superficial, y ve el aislamiento como problema de fondo. Gabbard
cientes graves no tengan acceso a un tratamiento analítico, con la ex- considera que el futuro está en una progresiva extensión del uso de con-
cepción de Austen Riggs (y yo agregaría el Centro de Cornell, en el ceptos analíticos en la psicoterapia y en otros campos. Poland empieza
Condado de Westchester, que dirige Otto Kernberg). Harris no cree que por decir que ha visto muchas modas. Sonriendo, modifica el dicho que
el psicoanálisis del yo por sí mismo haya producido aislamiento. Muy las modas “vienen y van” diciendo que “la mayoría viene y pocas se van”.
consciente del impacto de lo social, señala que los efectos del exilio y de Está de acuerdo con la existencia de un deterioro organizacional, pero

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ello no atenúa su confianza en que las verdades del psicoanálisis no van sión, y aunque reconoce las dificultades actuales, se muestra optimista con res-
a desaparecer. Si bien piensa que se lee mucho menos a Freud que antes pecto al futuro, basándose sobretodo en su experiencia en educación, tanto con
(lo que resulta en la repetición de viejas controversias), cree que seguirá candidatos como con residentes en psiquiatría hospitalaria.
habiendo siempre gente inteligente y curiosa interesada en el análisis.
Comparto ese optimismo, como lo hacen Chodorow y Harris, y qui- DESCRIPTORES: HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS / INSTITUCIÓN PSICOANALÍTICA / PSICOLOGÍA DEL
YO / PLURALISMO
siera terminar con este comentario: yo encuentro gente joven necesita-
da de conocimiento analítico. Enseño a residentes de psiquiatría que ven
cuán inadecuado es el contacto con pacientes cuando sólo se los medica Summary
y no se los sabe escuchar. Siento gran orgullo personal al ver que varios PSYCHOANALYSIS IN THE UNITED STATES
de los residentes que hicieron mi curso sobre psicodinamismo son ahora
candidatos a analistas. Otros, si bien no han resuelto seguir la carrera, This paper presents an overview of the conditions of psychoanalytic theory and
han visto la necesidad de analizarse. Creo también –reconociendo que practice in the United States at the present time. It offers a brief outline of the
esto puede tener un dejo elitista– que habrá una vuelta al análisis en history of its development in that country from the early 20th Century to the
profesionales de todas las disciplinas, especialmente entre aquellos más present. It describes the enormous expansion that began after the two world
wars, and the relative decline of the last twenty years. The author points out
curiosos, abiertos y profundos. Pienso que la rivalidad económica se re-
many contradictions apparent today, in the competition for the ownership of
solverá tal vez aceptando la limitada lucratividad de la profesión, y que
the title of “psychoanalyst” while there are many challenges relative to the sci-
los profesionales más brillantes e inquietos, en quienes cifro mis espe- entific validity of the method and its efficacy as treatment. Through interviews
ranzas, estarán dispuestos a hacerlo. with prominent current figures of North American Psychoanalytic field the au-
En mi opinión, la falta de una estructura monolítica es precisamente thor highlights the divergence of many contemporary views. She also presents
muy bueno. De hecho, la fuente de mi esperanza es la evidencia de tanto her personal view, which whereas recognizing many of the difficulties, offers a
interés por conceptos nuevos. Veo el panorama un poco en analogía con el hopeful perspective on the outlook for the field, based on her experience in ed-
arte o la música, donde las modas disonantes periódicamente perturban y ucation of candidates and hospital residents.
crean miedo a la degeneración o a la distorsión, pero las obras de genio
perduran y siguen inspirando a figuras capaces de crear y evolucionar. KEYWORDS: HISTORY OF PSYCHOANALYSIS / PSYCHOANALYTIC INSTITUTION / EGO PSYCHOLOGY /
Esto no significa que desdeñe el valor posible de estudios que confirmen PLURALISM

el valor “científico” del análisis como método. Como he dicho anterior-


mente, creo que tales estudios serán útiles para la clínica, y coincido en Resumo
particular con la visión de Harris acerca de las áreas que pueden ser de A PSICANÁLISE NOS EUA
gran valor para nuestra profesión. Asimismo, espero que el lector argen-
tino, aprovechando la información provista en este artículo, se abra a nue- Este trabalho oferece uma visão das condições da teoria e prática da psicanálise
vos caminos y preguntas, así como a la posibilidad de nuevos diálogos. atual nos Estados Unidos. Resumindo brevemente seu desenvolvimento, do iní-
cio do século 20 até a atualidade, descreve sua expansão depois das duas guerras
mundiais e sua relativa declinação nos últimos vinte anos. A autora aponta mui-
Resumen tas contradições atuais: enquanto muitos desejam ser reconhecidos como psica-
nalistas, desvaloriza-se o valor científico do método e sua eficácia como trata-
Este trabajo ofrece una visión de las condiciones de la teoría y práctica del psi- mento. Através das entrevistas com importantes especialistas em psicanálise
coanálisis actual en los Estados Unidos. Reseñando brevemente su desarrollo norte-americana atual, a autora enfatiza as divergências de muitos pontos de
desde comienzos del siglo XX hasta el presente, describe su expansión luego de vistas contemporâneos. Depois, apresenta sua própria visão, embora reconheça
las dos guerras mundiales y su relativa declinación en los últimos veinte años. as dificuldades de hoje, mostra-se otimista com respeito ao futuro, baseando-se
La autora señala muchas contradicciones de este momento: mientras muchos especialmente na sua experiência na educação, tanto com aspirantes ou com re-
desean ser reconocidos como psicoanalistas, se desvaloriza el valor científico del sidentes em psiquiatria hospitalar.
método y su eficacia como tratamiento. A través de entrevistas con importan-
tes figuras del psicoanálisis norteamericano actual, la autora enfatiza las di- PALAVRAS-CHAVE: HISTÓRIA DA PSICANÁLISE / INSTITUIÇÃO PSICANALÍTICA / PSICOLOGIA DO EU /
vergencias de muchas visiones contemporáneas. Luego presenta su propia vi- PLURALISMO

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112 IRENE CAIRO

Bibliografia

Friedman, L. (1989): “Hartmann’s ‘Ego Psychology and the Problem of


Adaptation’”, Psychoanalytic Quarterly, 53, págs. 526-550.
Grünbaum, A. (1984): The Foundations of Psychoanalysis: A Philosophical
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(Este trabajo fue seleccionado para su publicación el 5 de marzo de 2009.)

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La psicología del yo en
la Argentina

*Arnaldo Smola

El psicoanálisis nació historizando. Los primeros historiales (evoco el


muy rico y audaz historial de Isabel) contienen el germen de la concep-
ción teórica y el uso técnico de los recuerdos y de los símbolos. A partir
de allí, “la historia de las histerias”, los historiales clínicos, como todos
los otros elementos de sus contenidos, fueron cambiando y enriquecien-
do sus modalidades y énfasis. Cada uno de ellos dejó una marca en el de-
sarrollo de la ciencia misma.
Lo que en el presente artículo me propongo es trazar una historia,
aunque sea parcial, del devenir de la psicología del yo en nuestro país y
los factores que motivaron ese destino, dado que considero útil tomar
conciencia de dichos factores, para comprenderlos y, si no es tarde, repa-
rar algunos errores, ya sea de operatoria o simplemente de concepción
general, y entender cómo aparecen convicciones en el horizonte científi-
co, cómo desaparecen y por qué.
Sorprende que, en tan poco tiempo de puesta en marcha, haya enten-
dido Freud la importancia del uso de los símbolos; de modo que el psico-
análisis nace historizando, pero para ello le es preciso develar símbolos.
El arte interpretativo se va poblando de un instrumental simbólico1 que
debe ser considerado en cada caso. Volveré sobre este punto para tomar
el caso de la psicología del yo.
Digámoslo desde ya: la Psicología del Yo, los pilares básicos, sus pos-
tulaciones originarias, han sufrido suerte variada, han llegado a tener
“mala prensa”, y quisiera considerar las causas, siendo ésta una consi-

* Dirección: Arenales 2949, 8º “B”, (C1425BEI) Ciudad Autónoma de Buenos Aires,


Argentina.
arnaldosmola@gmail.com

1. Baudelaire dice que “el universo es un enorme almacén de símbolos que deben ser
digeridos y transformados”.
114 ARNALDO SMOLA LA PSICOLOGÍA DEL YO EN LA ARGENTINA 115

deración absolutamente personal. No se tratará de una defensa de dicha 1955) acerca de las biografías de artistas, al importante libro sobre la
teoría, sino de una puesta en valor. creatividad desde los estudios de psicoanálisis de Phillys Greenacre
En los principios de nuestra institución, en las primeras décadas en (1960), que se declara inspirada en los estudios de Kris sobre el tema, y
que se dictaran seminarios, los pioneros enseñaron basados en dichos a su vez acudió a viejos (Galton, 1869) y nuevos estudios (los menciona-
pilares básicos de la psicología del yo con fluidez, muy especialmente dos de Kris). Otro analista que trabajó en el tema de la creatividad y el
las características del yo-instancia, las funciones del yo, en especial las genio, dio el ejemplo de echar mano a todos los recursos psicoanalíticos
defensivas, aunque incursionando en algo que tampoco produjo recha- producidos hasta el momento; el libro que compila Didier Anzieu (1978),
zo: el “Área Libre de Conflicto”, con aquellas que Hartmann propuso contiene una bibliografía general y abarcativa, no específica de una de-
como funciones autónomas primarias. La adaptación tampoco fue mi- terminada corriente. Es cierto que eso bien podría quedar para la psico-
rada con el desdén que ulteriormente imperó sobre ese concepto. La logía académica, pero, si el psicoanálisis tiene algo que decir al respecto,
idea era, y sigue vigente, tomar en cuenta cómo esas funciones, que sería bueno que lo hiciera luego de una exploración desde su campo. Por
constituyen la dotación genética con la que el sujeto va a enfrentar los lo demás, no es posible dejar de lado esas condiciones durante el análi-
requerimientos de la vida pulsional, tanto como del mundo exterior, sis de un artista dotado.
han de influir en el armado de la personalidad, y en la síntesis de su Podríamos encontrar, en trabajos analíticos, múltiples ejemplos de
identidad. cómo una función es atravesada por el conflicto, convirtiéndose en un
Conviene saber que Hartmann, el más importante pensador de esa síntoma, pero no sabríamos hablar de su desarrollo “normal”, o el ca-
tendencia, escribió sobre las funciones del yo y la adaptación antes de mino de sus sublimaciones.
emigrar a los Estados Unidos, de modo que no parece haber sido la in- Un primer motivo para explicarnos la suerte de la psicología del yo
fluencia del país lo que motivara su pensamiento al respecto. Según ex- en la Argentina puede hallarse en las diferencias personales y de los
presó, las interacciones que se produzcan entre la dotación primaria y el pueblos donde ha de ser aplicada. El nuestro es un país de inmigran-
conflicto tienen mucho que ver. La lógica propia de este pensamiento, tes, e inmigrantes de ciertas zonas del mundo lejano, habitado por
sin ser desmentida, ha sido dejada de lado, o aparece como comentario gentes que ponen su nota de añoranza en relatos, folklore y lo trans-
común, sin que les sea dado el lugar que la relación trazada por miten a sus descendientes. En la siguiente generación a la que
Hartmann le otorga. Leo en un antiguo número de nuestra revista, a emigró, con sus vaivenes políticos negativos, se marca hasta el can-
raíz de un caso: “[…] se trata de una joven inteligente…”, etc. En todo sancio la imposibilidad de cambio, la resignación, un aire oscuro y nu-
el artículo, interesante por cierto, ninguna mención a esta cualidad, nin- boso que sobrevuela y que forma un paraguas de escepticismo muy
guna intervención de la inteligencia indudable de esa persona parece apto para la defensa. La Argentina nostálgica, la de los tangos, la de
haber motivado otro comentario. Y las interpretaciones sí se dirigían a Yupanqui y de Carriego.
una persona inteligente, contaban con ello, con su tendencia a la intros- Los Estados Unidos, en cambio, recibió una inmigración de otras ca-
pección, su sinceridad, y su capacidad de asociar. La paciente también, racterísticas.
por lo que puede verse, contaba con su inteligencia como parte impor- La psicología del yo de Hartmann, si bien concebida en Europa, se ex-
tante de las investiduras del Self. Esa analista, de corte kleiniano, al pandió en un país y una cultura basada en las fuerzas que lo movilizan,
menos en ese trabajo, trata la inteligencia como área no conflictiva de la y en lo funcional que guía esas fuerzas. En síntesis, una cultura opti-
mente, cosa que permanece no tocada ni vuelta a mencionar en ese aná- mista, que no gusta detenerse en las complejidades que conducen a que
lisis. algo no pueda ser realizado; un país donde tanto fue creado, inventado,
Algo similar ocurre con los talentos especiales del psicoanalizado, con expandido, difundido. Los Estados Unidos de Walt Whitman.
las dotes artísticas, que sí se han estudiado desde el punto de vista de la Otra razón es que entre la población psicoanalítica fueron cada vez
motivación, y en un análisis se tiende a que el paciente pueda dar curso más los profesionales psicólogos quienes, obviamente, tienen una for-
libre a ellas. En cambio, la exploración de la aptitud del artista, cómo y mación menos biológica que los analistas médicos. Eso resulta notorio,
dónde se han originado sus condiciones de habilidades y destrezas supe- en especial el vuelco hacia la escuela francesa (lacaniana) de psicoanáli-
riores, han quedado para lo innato. sis, tan basada en la antropología estructural y en la lingüística.
El analista que se interesara en esos temas, y recurriera a la biblio- Además, una teoría que promete reemplazar con ventajas a las prece-
grafía, no podría dejar de acudir a los trabajos de Ernst Kris (1952, dentes, ahorrando el esfuerzo de conocerlas.

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Bien entendido, no se trata, con ello, de los aciertos o superioridad de ciones de psicoanalistas, abocados a la lectura de Freud y Klein como au-
una u otra teoría, sino de la búsqueda de razones que expliquen una pre- tores canónicos, a la espera de que llegaran los poskleinianos. De paso,
ferencia. nos librábamos de alguna admiración que, a nuestro gusto, sería “de-
Por lo demás, estoy hablando de lo que decimos en nuestros salones masiado”, e implicaría una genuflexión vergonzante, como ofrecerles
de discusión, donde, hablando sin demasiada suspicacia, imperan, no más a los poderosos. La psicología del yo fue, entre nosotros y en ese
sólo la opinión sincera, sino el cuidado por la filiación que se muestre, y tiempo, un símbolo de los Estados Unidos opresores, aquello contra que
hasta un aspecto promocional que conlleva el temor de estar “fuera del luchar. Cuando algo es elevado a la categoría de símbolo (ocurre lo
tiempo”. Pero, de hecho, un ADN de las interpretaciones que se emiten mismo que con los modelos), la responsabilidad es mucha, hay riesgo,
en los consultorios psicoanalíticos y los recursos “inventados” por el porque adquiere el valor de contraseña; alcanza con mencionarlo, para
analista en su cometido terapéutico coinciden con un esquema concep- que ya se “sepa” lo subyacente. Los mecanismos del prejuicio cuentan
tual no conscientemente aceptado. Con frecuencia no trabajamos en con eso. Esto ocurría cuando aquí palpitaba la lucha contra la desigual-
forma tan ortodoxa. Durante mucho tiempo se consideró importante (y dad social, que algunos consideraron que debía ser tratada en los con-
aún hoy) que el analizando realizara progresos en su vida real, progre- sultorios y desde las concepciones psicoanalíticas.
sos vinculados al desempeño sexual, incremento de la ganancia moneta- El kleinianismo, en su comprensión quizá más torpe y vulgarizada,
ria, tener hijos en lo posible o alguna otra forma de fecundidad, armoni- probablemente también víctima del prejuicio, proporcionaba una ver-
zación con el mundo externo, y, factiblemente, ser creativo en lo concer- sión en que lo negativo imprimía un sello de mayor autenticidad.
niente a procurar alguna modificación en éste. Esto tenía el sello de ade- Entonces, como la teoría de Hartmann, con su área libre de conflictos,
lanto conseguido por la persona analizada. aunque fuera vulnerable al conflicto pero que no nacía de él porque es-
Nada mal, pero poco a poco, con la aparición de las siguientes gene- taba basada en lo biológico en primera instancia, fue descartada porque
raciones de analistas, comenzó a desconfiarse de esta especie de “decá- el sujeto era visto como una máquina de combustión interna, y la tera-
logo de la salud mental”, a producir malestar. Adecuadamente, a mi jui- pia, un servicio prestado al sistema, lo cual no dejó de ser un prejuicio,
cio, el progreso fue sustituido por la palabra Proceso, en referencia a los una contaminación y confusión del objeto. Al respecto, debe tenerse en
avances en un análisis, con consecuencias casi excluyentes de lo ante- cuenta que el concepto de Hartmann acerca de la adaptación resalta el
rior. Los intereses de analista y paciente transitaban un camino quizá tema de la sintonía del yo con la realidad, lo que él llama realidad-sintó-
más auténtico, más indirecto también, más divergente y erizado de ries- nico, y que no se trata de una adaptación pasiva y conformista al medio
gos. Era inevitable. Sobrevino un tiempo en el que mucho se habló de externo, como aquí fue entendida en general. Su concepción es más com-
mejorías disociadas, resistenciales, no sin perspicacia, pero a un paso de pleja, habla de una armonía del sujeto con su ambiente, pero también
la suspicacia. habla de los cambios en el medio ambiente como actividad del yo. Al fin
Un factor más que influyó para que la teoría (del yo) fuera descartada de cuentas, también Freud (1911) con su “principio de realidad” consi-
fue el ideológico: los “intelectuales guía” de cierta generación de analis- dera a la misma supuestamente objetiva, al menos, en un aspecto. Es,
tas tenían, con frecuencia, tendencias políticas de izquierda, con mayor o por tanto, objetivista en ese sentido, dado que el interlocutor psicoa-
menor grado de sofisticación y aun de autenticidad. En tal sentido, en el nalítico es quien evaluará dicha realidad material. De la realidad histó-
imaginario institucional, lo que emanara del “poderoso hermano del rica hablará el inconsciente. En esto, Hartmann se considera y procede
Norte” pudo ser visualizado como la cultura del egoísmo, del entreteni- como freudiano. Esta dualidad le fue imprescindible a Freud (1911) en
miento tipo “The Truman Show”, de obediencia al sistema, del bienestar su trabajo “Los dos principios del suceder psíquico”. Hartmann (1958)
a costa de otros y la simplificación positivista. Obviamente, el positivis- advierte contra la concepción de una adaptación desde el inicio de la
mo pretende la multiplicación de documentos de investigación, utiliza vida. Su idea es que el bebé desde su nacimiento, y asistido por el am-
muchos datos para pocas síntesis. Por lo demás, es notorio que los psicó- biente, cuenta con condiciones precoces de adaptabilidad, que luego se
logos del yo han debatido con los positivistas de su país, defendiendo la irán transformando en adaptación. La retrospectiva histórica podría
metodología propia del psicoanálisis. continuar con la aversión de Freud hacia la cultura norteamericana, sus
No obstante, en nuestro medio, la acusación de “positivistas” y, más críticas a la emigración de Alexander, por quien sentía él mucho afecto,
aún, “cientificistas” llevó a una suerte de desprecio tal, que práctica- y por los resultados de la guerra, un cierto nacionalismo europeo, a
mente lo básico de la teoría no fue conocido por las ulteriores genera- pesar del creciente fascismo y el antisemitismo consiguiente.

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Otro factor fue, podría decirse, casual, y la historia fue narrada entre Vale la pena aquí la referencia etimológica, porque “entusiasmo” pro-
nosotros por Betty Garma en una reunión científica de la Asociación viene del griego en-teos asmos (con Dios adentro).
Psicoanalítica Argentina (APA) hacia los años noventa como sigue: Por lo demás, nuestra práctica se veía enriquecida por el contrapun-
to transferencial planteado en la obra de un analista local de gran ta-
[…] dos de nuestras antiguas líderes, en realidad las introductoras del psico- lento, nuestro Heinrich Racker (1960). A lo largo de su libro, Racker
análisis de Niños en Argentina, fueron a un congreso internacional con la in- examina y revisita las recomendaciones técnicas de Freud, y les otorga
tención de conocer y tomar contacto con Anna Freud, por haber estudiado al-
una característica de especularidad, un juego de reciprocidades que
guno de sus textos. En esos tiempos, Anna estaba bastante influida por
Hartmann. Al dirigirse ellas a Jones y darle a conocer su intención, éste, que brinda el instrumento para profundizar la relación analista-analizando.
estaba analizando a uno de sus niños con Melanie Klein, los desvió hacia ella, Estábamos ocupados con eso. Y en cuanto a la Alianza de Trabajo plan-
y a las nuestras les resultó fascinante. Prosiguió entre nuestras pioneras y teada por Greenson (1978), quedaba para la transferencia positiva su-
Klein un contacto epistolar, y rápidamente la teoría kleiniana se difundió en blimada, en la cual no había mucho apuro por creer.
la Argentina. Pero el camino para olvidar al yo de funciones estaba trazado por el
Debe decirse que era, en realidad, fascinante. La seguridad con que Melanie
Klein se expresaba, el modo como pasaba a través de las dificultades, cómo
yo de la identificación de Melanie Klein, y por el superyó precoz, difícil
ampliaba el campo de acción del psicoanálisis hacia el análisis de niños, y al de entender aunque aceptado sin chistar, por el temor de los analistas de
de las psicosis, cómo ayudó a nuestro conocimiento el mecanismo de la iden- padecer de resistencias.
tificación proyectiva, construyeron una imagen de titanismo que proporcio- Es necesario referirse a un importante aspecto de la obra de estos au-
naba seguridad. Estábamos en la “buena senda”; los trabajos de índole klei- tores de la Ego-Psichology, que fue el de organizar a terapeutas de los
niana se multiplicaban en nuestras revistas y la lectura de Anna Freud era
Estados Unidos que, utilizando sus lecturas freudianas, produjeron di-
en esos tiempos, para los analistas de niños, poco menos que una ingenuidad,
aunque fuera mencionada con respeto. Sin embargo, ocurría que varias ana- ferentes mezclas, salidas de su imaginación y de sus esfuerzos clínicos,
listas mayores ya tenían conocimiento y estaban utilizando el Perfil pero siempre de su desigual formación.
Metapsicológico de Ana Freud (1973) con éxito, en especial por la posibilidad Me refiero a interaccionalistas, neo-analistas, psiquiatras dinámicos.
de organizar un diagnóstico del niño, con esa característica suya de sistema- Proveerles una formación psicoanalítica resultó en general provechoso,
tizar las destrezas adquiridas en el desarrollo y ofrecer una semiología del yo sobre todo en ese país, donde impera cierta libertad de creatividad, y
y sus defensas. Una sistematización que se hace necesaria cuando se trata de
también medios económicos necesarios para algunas experiencias con
evaluar una persona y decidir un tratamiento. Además, ya estaba en marcha
la metodología de los archivos de la Hampstead Clinic. pacientes graves. Por ejemplo, las experiencias con pacientes psicóticos
que hicieran algunos talentosos psiquiatras, como Frieda Fromm-
“La batalla por el análisis de niños”, como gusta denominarla E. Reichman y Harry Stack Sullivan en la clínica denominada Chestnut
Rodrigué (1996), se decidió por la postura kleiniana (Simposyum del Lodge, dieron lugar a conocimientos de primera mano, nacidos de la ex-
’27), es decir, la existencia de la asociación libre, transferencia y exis- periencia clínica interpersonal, y originaron textos como “Problemas de
tencia de un superyó temprano, pero quisiéramos saber, hoy en día, transferencia en esquizofrénicos” (Reichman, 1939), y la formulación
cómo trabajan los analistas de niños; me refiero si algo de aquella “pre- del concepto de “distorsión paratáxica”, por Sullivan, y otras referidas
paración” o período preanalítico no figura en muchos análisis de niños y al pensamiento. Estos textos tienen el valor de haber surgido del trato
de adolescentes, a pesar de hacer uso de las fantasías inconscientes. Es directo y continuado con pacientes graves, internados en una comuni-
más, no sólo al comienzo de los tratamientos, sino a lo largo de ellos, dad terapéutica pionera. De allí mismo surgió, también, un autor quizá
quizá bajo el rótulo de no ser “demasiado ortodoxo”. A eso me referiré más puramente psicoanalítico que, entre nosotros, es aún hoy un autor
luego con el término de “borronear” las díadas o tríadas inicialmente a descubrir: Harold Searles (1966). Estos terapeutas, reunidos inicial-
planteadas. mente bajo el rótulo de Psiquiatría Dinámica, motivaron al personal de
¿Éramos, pues, kleinianos puros? Encontré pocos, y muchos pensa- la clínica, y a sí mismos, a psicoanalizarse, lo cual contribuyó al con-
ron que no era imprescindible, por no decir imposible, analizar a ciertos cepto del terapeuta psicoanalizado, aunque no fuera en un análisis di-
niños con dicho encuadre. Sin embargo, alcanzaba con toda la riqueza recto, oficial.
que Melanie Klein prestaba. Con la riqueza y el entusiasmo que susci- Heinz Hartmann, por referirme a la cabeza del trío famoso, y no cabe
taba, y que fatalmente otorgaba, como todo corpus teórico, al analista duda de que fuera el teórico más importante de esa tendencia, un “pri-
entusiasta y convencido. mus inter pares”, escribió sus trabajos considerándose perfectamente

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freudiano, freudiano de la segunda tópica. Su lectura sobre el desarrollo (1977), donde las sesiones son sorprendentemente espaciadas, contra-
futuro del psicoanálisis fue que debía responder al requerimiento de riamente al caso Richard, que se traslada de localidad para ser atendido.
convertirse en una psicología general (Hartmann, 1958). Como tal, Frente a la severidad kleiniana, que torna al análisis un procedimiento
debía tratar de dar cuenta de aquellas funciones básicas de la personali- exigente y sombrío, que cura al fin, en Winnicott aparecen los “permi-
dad. Lo cierto es que el psicoanálisis de la segunda tópica, con todas los sos” para el analista, la madre buena, él mismo caracterizado de tal ante
completamientos y las producciones que de él se originaron, ya es una el analista, etc. Winnicott es un autor que tiende puentes, él mismo ha
teoría de la personalidad, es decir, una psicología general, con un objeto sido alumno de Klein y de Anna Freud. Y es un autor que presenta lo
específico, que es el inconsciente. que ya había a través de una metabolización personal, a veces muy am-
Por supuesto, no hay teoría psicoanalítica que ceda a la ambición, plia y creativa. Así, en él encontramos que la adaptación existe, y tam-
difícil y conflictiva por cierto, de explicar los orígenes lo más completa- bién a cargo de la todopoderosa madre.2 Él dice que si el bebé es forza-
mente posible. do por la madre o el medio en su adaptación, el resultado será un falso
Para Hartmann, no existe un yo desde el comienzo de la vida, sino self (1960), siempre existente, pero en mayor medida. Es decir que lo
“…el bebé recién nacido no es totalmente una criatura de impulsos; pulsional es destino, pero no el único y no algo previo al fenómeno, o sea,
posee aparatos innatos (mecanismos preceptuales y protectores), que no el único forjador de éste. Su conocido Espacio Transicional, quizá su
realizan adecuadamente una parte de las funciones que, después de la creación más original, tiene parecido con el área libre de conflictos. Es
diferenciación entre Yo y Ello, le atribuimos al Yo”. un autor donde lo que resalta son, justamente, las transiciones.
Sin duda, el tema de la adaptación va de la mano con el tratamiento Veamos... Es en esa zona, que si no es interrumpida por el conflicto,
y profundización que pretende dársele al yo. Hartmann (1939) entiende aparece la creatividad, el símbolo, el juego, el arte (obviamente, si se
que el yo cuenta con una energía que le es propia, aunque no exista como cuenta con la dotación). Es decir, este autor retoma algo del área libre
tal desde el principio, pero se organiza como tal y toma también energía de conflictos, lo ambienta en la relación madre-bebé, y hace surgir de
del ello (“lo que originalmente estuvo anclado en los instintos puede ul- allí la creatividad humana. El objeto transicional es, por tanto, un ob-
teriormente ser ejecutado por el yo y a su servicio”). jeto pre-simbólico.
En realidad, resultó poco atractiva una idea que no tomara inicial- Lo que perdimos al no frecuentar los autores de la psicología del yo
mente en cuenta las relaciones de objeto, o que, en todo caso, las pos- es una cuenta que todavía está por hacerse. Sería imposible citar a todos
tergara para describir el lecho en que esas relaciones se fundarán, pero los trabajos y autores y sus importantes aportes. Están, y por elegir al-
que no son fundantes en sí. Por otra parte, de cosa parecida se ha acu- gunos, las obras antes mencionadas de Hartmann, no sólo las obras bá-
sado a Melanie Klein, más adherida a la pulsión de muerte que el mismo sicas, sino su teoría acerca de la psicosis (1953), las de Kris sobre la bio-
Freud. En Klein, es la madre la protagonista de la adaptación (véase, si grafía, autobiografía y los artistas, los autores de la generación siguien-
no, su artículo de 1952). te, Greenacre, tanto sus trabajos sobre creatividad (1960) como los de
Con todos sus valores, muchos de los cuales llegaron a nosotros para los mecanismos de defensa, Waelder (1960) y sus polémicas contra el po-
quedarse, pues la kleiniana es una teoría que cura, la estrella kleiniana sitivismo, los valiosos trabajos de Edith Jacobson sobre las formas de
también pareció declinante. Quizá, la imposibilidad de insistir en la identificación en los pacientes psicóticos, y los que tratan el tema del
transferencia negativa, la frecuencia de las sesiones, difícil de mantener rango de los mecanismos defensivos, y en general, los de Cameron
en esos tiempos, la falta de habilidad y las resistencias por parte de los (1961-1963) acerca de la teoría y clínica de la psicosis, y muchos más. De
analistas (la técnica kleiniana es muy difícil), fueron parte de esa decli- paso diré que en los trabajos clínicos sobre psicosis de los autores men-
nación, de ese no poder ser “kleinianos puros”. cionados puede notarse que trabajan teniendo en cuenta la contratrans-
Y simultáneamente, como empujando, aparece Donald Winnicott. Ni
pulsión de muerte, ni frecuencia de sesiones, ni atenerse sólo a las aso-
ciaciones, sino una teoría del juego que permite al analista jugar, y en la
que se cree que el juego es, en sí mismo, terapéutico. (Obviamente que 2. Sólo una observación, que inquieta a muchos: el padre, ¿viene después? ¿Existe
para regular las interacciones de la díada, es su sostén y nada más, en los primeros mo-
eso entraña sus peligros, el analista puede entregarse al juego y condu-
mentos? ¿Puede, entonces, irse tranquilo a su trabajo? Porque la pareja humana es, hoy
cir las sesiones como actuaciones de su parte. “Lo que le es permitido a en día, otra, e investigaciones recientes hablan de la voz a través de las membranas ute-
Zeus, no le es permitido al buey.”) Tropezamos con el caso “The Piggle” rinas, y la voz sonora del padre es, por consiguiente, transmitida.

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ferencia, que no es patrimonio de la escuela inglesa, que muchos histo- ra y el aprovechamiento de la experiencia de distintos analistas. Al fin y
riales clínicos y trabajos de épocas anteriores parecen anticipar al inter- al cabo, el narcisismo tiene distintas máscaras, y la religiosidad, reduc-
subjetivismo y otros movimientos similares. tos no siempre descubiertos.
Hemos, sí, leído y estudiado la obra de Margaret Mahler, sin duda una La opción argentina se produjo por todos esos factores.
pensadora útil que partió de la clínica para sus hipótesis sobre el desa- Insisto en que hemos hecho un uso intuitivo de algunos elementos de
rrollo y sus dificultades precoces, construyendo una teoría sobre las psi- la psicología del yo, y que hubiera sido mejor el conocimiento de sus
cosis y sus puntos de fijación basada en la relación madre-bebé; la pro- bases. No es una buena práctica el dejarse llevar ¡toda una institución!
puesta mahleriana fue seguida por muchos autores. Pero, como bien por entusiasmos que van como una ola, porque fatalmente leeremos al-
apuntan Bleichmar y Bleichmar (1989), “…el edificio teórico de gunos descubrimientos de un autor en otro dialecto; un dialecto que
Hartmann que está presente en los trabajos de Mahler bien podría ser “autorice, aunque sin el autor”; así, en la actualidad, podemos llegar a
considerado un lenguaje auxiliar, una semántica ad-hoc más que un ele- leer a Melanie Klein en francés (¡!).
mento esencial de la teoría mahleriana”. No se puede tampoco ignorar Quiero hacer un intento de plantear el asunto en términos ideales.
el monumental Psychoanalitic Study of the Child, un órgano de consul- Supongamos que, en un primer momento de su formación, el analista
ta variado, original y adecuadamente libre. tuviera a su disposición las líneas básicas de los autores fundamentales,
Una institución psicoanalítica atraviesa por períodos en que, como los considerando las escuelas americana, inglesa y francesa. ¿Estaría en-
pasados entusiasmos kleinianos, y los actuales, lacanianos, todo el tonces en mejores condiciones de optar? Parece ingenuo, porque está so-
campo de interés se desplaza hacia el autor en vigencia. Esto hace que metido a un análisis, y todo esto estaría teñido, o matizado, por restos
se pierdan de vista otros autores cuyos aportes son valiosos en sí, por el transferenciales. A pesar de todo, eso le permitiría un mayor rango de
trabajo realizado, y cuyas obras no pueden aprovecharse por desconoci- opciones, al encontrar en su práctica diferentes hallazgos psicopatológi-
miento, por prejuicios, o por escasa frecuentación de los principios bási- cos que encuadren mejor en una descripción teórica o en otra. Y tendría
cos, de las hipótesis de mayor nivel de generalidad. Lo dicho representa esa opción, que da libertad, y hasta los análisis didácticos resonarían
una pérdida, sin duda. más neutralmente, sin imprimir en todo lo que fuera posible el sello al
No es que en los Estados Unidos no hubieran surgido voces críticas, candidato. Muchas veces se ha planteado el problema de la libertad del
ni que siguieran hoy los pasos de la psicología del yo. Por el contrario. El candidato a psicoanalista, problema que parece difícil de resolver, dado
mismo Hartmann ha modificado, o logrado algunas síntesis, ulterior- que la regresión transferencial lo torna más permeable, más vulnerable,
mente. Pero, en nuestro país, las críticas o el desinterés por el enfoque a lo que entiende que es la elección teórica de su analista.
económico, con el cual tampoco los psicólogos del yo han logrado más ¿Cuál o cómo sería la ocasión para el progreso y aprovechamiento del
que un concepto y algún aspecto semiológico, y los factores anterior- debate en el contexto institucional? Una discusión que se haga fecunda
mente mencionados, han sido los que motivaron su abandono. Quedan, sería aquella en que las discrepancias conceptuales se pongan explícita-
sí, las ideas acerca de la desexualización o neutralización de energía, que mente en tensión, de modo de resaltar las diferencias, diferencias que
utiliza, por ejemplo, Winnicott al hablar de la intervención de excesos todos conozcan. Es decir que “juguemos el partido con fichas por todos
pulsionales que “arruinan” el juego del niño. conocidas”. Así, un Instituto no funcionaría como un seleccionador pre-
Para concluir, y retomando lo dicho anteriormente, una institución vio, de acuerdo a preferencias que la transferencia transmita. No se
puede pasar por períodos de entusiasmo por una teoría, pero pierde trata, entiéndase, de un eclecticismo esterilizante u obsesivo, sino de
cuando eso le impide escuchar otras líneas y probar sus posibilidades te- que queden planteadas, a disposición del entendimiento del analista,
rapéuticas. Un verdadero y útil pluralismo sería aquel que preparara a díadas o tríadas conceptuales que marquen, quizá exagerando en un pri-
sus miembros para entender a autores de diferentes líneas. Cada crea- mer tiempo, las diferencias. Esto sirve para crear una distinción, discri-
dor, suele decirse, “parte” el inconsciente (y por qué no, la personalidad minar. Y discriminar, a partir de esa tensión, el núcleo duro del concep-
toda) por otro lugar y con otros ejes, y cada muestra clínica parece obli- to (por ejemplo, el concepto de yo, defensa, objeto en psicoanálisis), que
gar a una asepsia y prometer una cura casi quirúrgica. En las descrip- estará constituido por el criterio que se use para ello. La productividad
ciones se dejan a un costado los forcejeos, las vacilaciones y los comen- que ofrece el poner los conceptos en tensión se demuestra en la genera-
tarios no interpretativos que el analista hace a su paciente. Las hipóte- ción de una distancia crítica (el concepto de duda). En realidad, no se
sis de mayor nivel de generalidad, una vez conocidas, permiten la lectu- piensa en diferencias o pares dicotómicos para preservarlos para siem-

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pre, sino para ver lo que distingue algo, de “la otra cosa”. Luego, esa di- velopment of this theory and suggests ways to become aware of differences and
ferencia se pone en cuestión en la reiteración del uso clínico. Pero es la convergences in the theories we use in discussions and in our practice.
misma existencia de estas distinciones la que permite ponerlas en duda.
Entretanto, servirán para generar una lógica a partir del concepto. KEYWORDS: EGO PSYCHOLOGY / HISTORY / AREA FREE OF CONFLICT / ADAPTATION / EGO / TRAN-
SITIONAL SPACE / PSYCHOANALYTIC INSTITUTION / PLURALISM
Lo que estamos diciendo a esta altura ya es claro, estas distinciones
no son del orden del ser sino del de los fenómenos. No se encuentran
“allí” sino que son creaciones del pensamiento. Y que el pensamiento
Resumo
procede de esta forma, es cosa testimoniada por el hecho de que casi A PSICOLOGIA DO EU NA ARGENTINA
todas nuestras definiciones se producen en referencia a la alteridad.
La ciencia avanza de esta manera. Una teoría viene a poner en duda Neste artigo são analisados alguns dos fatores que influenciaram o que viria a
o en cuestión las distinciones sobre las que una teoría anterior se sos- ser a psicologia do Eu no nosso país. São observados fatores teóricos, ideológi-
tenía; se siente, por lo tanto, obligada a contestarla de raíz, dando por cos e até fortuitos que tiveram que ver com o desenvolvimento desta teoria, e
tierra con todos sus contenidos. “Exagera”, pero lo hace con el objeto de se sugere uma maneira de se conscientizar sobre as diferenças e coincidências
producir otra distinción. nas teorias que se manejam nas discussões e na nossa prática.
En la creación de estas distinciones debemos reconocer dos procesos
distintos: la relación con el referente y aquella entre las diversas refor- PALAVRAS-CHAVE: PSICOLOGIA DO EU / HISTÓRIA / ÁREA LIVRE DE CONFLITO / ADAPTAÇÃO / EU /
ESPAÇO TRANSICIONAL / INSTITUIÇÃO PSICANALÍTICA / PLURALISMO
mulaciones. Podría decirse, sin riesgo de equivocarse, que “cada teoría
tiene su propio Freud”. En esta referencia hay, claro está, una reformu-
lación y una reapropiación a través de la cual se crea un campo propio
de pensamiento. Estas teorías no entran en competencia con el referen-
Bibliografía
te (Freud, en este caso), sino que lo hacen entre sí donde incluso la pre-
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— (1977): El nacimiento psicológico del infante humano, Buenos Aires,
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Racker, E. (1960): Estudios sobre técnica psicoanalítica, Buenos Aires, Paidós.
Rodrigué, Emilio (1996): Sigmund Freud (Cap. 58), Buenos Aires,
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Searles, Harold F.: Escritos sobre esquizofrenia, Barcelona, Gedisa, 1980.
— (1997): “Mi trabajo con pacientes borderline”, en Zona Erógena, nº 33.
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— (1960): “Deformación del ego en términos de un ser verdadero y falso”, en
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— : Psicoanálisis de una niña pequeña (The Piggle), Buenos Aires, Gedisa (tra-
bajo original publicado en 1977).

(Este trabajo fue seleccionado para su publicación el 3 de marzo de 2009.)

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 113-126


REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 127-135

La “plaga” del psicoanálisis.


Psicoanálisis y lengua
Comentario de las conferencias y
charlas dictadas por J. Lacan en
las universidades norteamericanas

*Liliana Szapiro

Los primeros norteamericanos interesados en J. Lacan en los Estados


Unidos fueron los académicos. En primer lugar realizaron un Congreso
sobre constructivismo y deconstructivismo en la John Hopkins University
en 1967, del que participaron Derrida, Todorov y Lacan, entre otros.
Con posterioridad, Lacan es invitado por los académicos del Departamento
de Lenguas a dar una serie de charlas en las universidades de Yale y
Columbia entre noviembre y diciembre de 1975. Entre ellos, lingüistas
muy reconocidos en su medio como Geoffrey Hartman, Shoshana Felman
y Paul De Man.
En este artículo vamos a hacer una sucinta referencia a las cuestiones
centrales que Lacan desarrolla en estas conferencias en 1975, que entre
otras son:

a) la estructura del lenguaje (el significante) y el psicoanálisis;


b) el descubrimiento del inconsciente freudiano asociado al discurso de la
histérica;
c) el inconsciente, el material del lenguaje y la interpretación;
d) el equívoco y la reducción del síntoma;
e) el inconsciente y el dispositivo analítico.

* Dirección: Amenábar 2046, 9º “A”, (1428) Ciudad Autónoma de Buenos Aires,


Argentina.
lilianaszapiro@yahoo.com
128 LILIANA SZAPIRO LA “PLAGA” DEL PSICOANÁLISIS. PSICOANÁLISIS Y LENGUA 129

La estructura del lenguaje (el significante) y el psicoanálisis 1925, en sus trabajos referidos a las psicosis basadas en el automatis-
mo mental.
Ya sobre el final de su vida, en estas reuniones Lacan intenta transmitir J. Lacan nos aclara que Freud no estudió principalmente a los psicó-
sus ideas sobre el psicoanálisis. Estas ideas están centradas en función ticos, sino que estudió los escritos de un psicótico –haciendo referencia
de un eje que es que el sujeto se constituye en relación a la lengua y que al trabajo de S. Freud relativo al análisis de las Memorias del Presidente
el psicoanálisis mismo es creado por Freud a partir de una estructura de Schreber, quien como recordamos desencadenó una paranoia al ser nom-
lenguaje. brado Presidente de la Corte Suprema de Sajonia–. Es a partir de este
Lacan nos remarca que lo que crea la estructura subjetiva es la ma- escrito extraordinario sobre D. Schreber, denominado “Observaciones
nera en que el lenguaje emerge en el inicio de un ser humano. psicoanalíticas sobre un caso de paranoia autobiográficamente descrip-
Al respecto, Lacan plantea que el inconsciente no puede ser aborda- to”, que S. Freud sienta las bases para su teorización de las psicosis. Lo
do sin referencia a la lingüística. Plantea que Freud abrió ese camino al hace con relación al escrito de un psicótico, nos remarca Lacan, no al
fundar el psicoanálisis. Nos dio el eje de la teoría y la práctica del psico- tratamiento del mismo. Este señalamiento de Lacan tiene el objetivo
análisis. Ese eje está articulado a la estructura de la lengua. Lacan re- (articulado al eje de su transmisión en estas conferencias) de remarcar
marca que él ha agregado su esfuerzo a la apertura freudiana. la importancia del significante, de la estructura significante en la obra
No es casual que Lacan haga en inicio este planteo frente a un audi- de Freud. Importancia a la cual Lacan dedicó gran parte de su enseñan-
torio de académicos de la lingüística ni que quienes primero hayan in- za. A partir de esta lectura de los textos freudianos extrae consecuencias
troducido las ideas de Lacan en los Estados Unidos fuesen los lingüistas para la práctica y la teoría del psicoanálisis.
norteamericanos, puesto que Lacan pone el eje de la práctica y teoría del
psicoanálisis en relación con la lengua.1 Se centra en la lectura de la obra
de Freud a partir de los desarrollos de lingüistas estructuralistas como La histeria y el descubrimiento del inconsciente
Saussure en un inicio y, con posterioridad, Jakobson y Benveniste. Son
los desarrollos de esos lingüistas los que orientan la lectura de Lacan de Lacan nos dice que en un inicio Freud estudió centralmente a la histe-
los textos psicoanalíticos freudianos y es esa lectura la que orientará su ria. Es entonces con relación a la histeria que Freud introduce y crea el
práctica, sus formalizaciones teóricas y su enseñanza. psicoanálisis, y es sobre el discurso de la histérica que Freud trabaja. El
En estas conferencias, Lacan plantea que fueron los psicóticos quie- relato de las histéricas lo conduce al descubrimiento del inconsciente.
nes lo habían conducido a Freud. Recordemos que Lacan era psiquia- Freud funda el psicoanálisis a partir de articular esa noción que es
tra y que es a partir del trabajo con sus pacientes psicóticos que él des- la del inconsciente, y al que Lacan plantea estructurado como un len-
cubre el psicoanálisis, al que llega –nos dice en la Conferencia en Yale– guaje.
recién a los 35 años y después de una vasta formación en el ámbito de El descubrimiento del inconsciente –agrega Lacan– “[...] es una cosa
la psiquiatría. Cabe recordar que él reconoce como su maestro en psi- muy curiosa, el descubrimiento de una muy especializada suerte de
quiatría a De Clérambault, de quien se considera deudor en relación saber, íntimamente anudada con el material del lenguaje”.
con sus elaboraciones acerca del fenómeno elemental en la psicosis.
Concepto que Lacan elabora a partir de las ideas de De Clérambault
con relación al automatismo mental, noción desarrollada por éste en El equívoco y la interpretación

Lacan hace referencia a tres libros de Freud que considera centrales: La


interpretación de los sueños, La psicopatología de la vida cotidiana y El
1. Cabe destacar que una de las críticas centrales que Lacan había hecho casi veinti-
chiste y su relación con el inconsciente.
cinco años antes a la corriente psicoanalítica norteamericana de la Ego Psychology era Lacan señala que Freud, en La interpretación de los sueños, insiste en
la de no dar a las determinaciones lingüísticas que están articuladas en los fundamen- el relato que se hace de los sueños. Para Freud, no importa la experien-
tos de la teoría freudiana la relevancia que éstas tenían desde la lectura lacaniana. Para cia real del sueño. Justamente en este punto, nos dice Lacan, se centra
Lacan, esta cuestión tenía consecuencias en la práctica del psicoanálisis. Así, Lacan
plantea en “La Dirección de la cura y los principios de su poder” que él no realizaba esas
la objeción a Freud de que el sueño carece de validez porque no está ar-
críticas “por gusto”, sino para “hacer de sus escollos las boyas de su ruta”. ticulada a la experiencia real del sueño sino a su relato.

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 127-135


130 LILIANA SZAPIRO LA “PLAGA” DEL PSICOANÁLISIS. PSICOANÁLISIS Y LENGUA 131

Es precisamente sobre el relato mismo y su material (la manera en Así, Lacan continúa diciendo en la Conferencia en Yale:
que el sueño es relatado) que Freud trabaja, y Lacan remarca que si él
hace una interpretación, es con relación a la repetición, la frecuencia de […] en ningún caso una intervención debe ser teórica sugestiva, es decir im-
ciertas palabras. Es siempre el relato del sueño, el material verbal del perativa; ella debe ser equívoca. La interpretación analítica no está hecha
para ser comprendida; está hecha para producir oleaje. Pues no es necesario
sueño lo que sirve de base a la interpretación.
ir allí con gruesos zuecos y a menudo vale más callarse; sólo es necesario ele-
Lacan también señala la relevancia de la estructura significante en el gir.
texto freudiano La psicopatología de la vida cotidiana. En este texto,
Freud da cuenta del lapsus y del acto fallido. Éstos no pueden ser pen- O sea, la propuesta de Lacan es no apuntar al sentido, a una interven-
sados sino con relación a la estructura del lenguaje. ción plena de sentido, de un significante con una relación unívoca con
El ejemplo más acabado es dado por el chiste, a partir del cual él ar- un significado a la manera en que lo hace la psicoterapia, pues él plan-
ticula los elementos centrales de la interpretación. tea que las interpretaciones que apuntan al sentido refuerzan la fijeza
En el chiste, insiste Lacan, la cualidad y el sentimiento de satisfac- del goce articulado en el síntoma. Refuerzan ese sentido al que el ser del
ción mostrado por quien ríe, proviene esencialmente del material sujeto está anclado por la “elección forzada” del sentido que le viene del
lingüístico. Es justamente en el chiste que Lacan va a poner énfasis, ar- Otro en su venida a un mundo donde rige la Ley del símbolo que lo cons-
ticulándolo con su noción de equívoco, con relación al cual él formalizó tituye, y con relación al cual se ordena como ser hablante.
la noción de interpretación en tanto que produciendo efectos en el su- Recordemos que en los Seminarios 22, 23 y 24, Lacan nos dirá que el
jeto. equívoco es el responsable de la reducción del síntoma en la cura analí-
Lacan nos dice en esta Conferencia que al término “palabra” lo ha tica. Diferenciará el significante del sentido y así nos dirá poco tiempo
sustituido por el término “significante”, y que eso significa que él se después de estas conferencias a las que estamos haciendo referencia, en
presta a equívocos, es decir que tiene siempre múltiples significaciones mayo de 1977, que “[...] entre el uso del significante y el peso de la sig-
posibles. Y agrega: “[…] es en la medida que Uds. eligen bien sus térmi- nificación, la manera en que opera un significante, hay un mundo”, y
nos, que van a importunar al analizante, encontrarán el significante eli- nos aclarará que en nuestra práctica se trata de precisar cómo opera la
dido, aquel del cual se tratará”. interpretación. Nosotros nos interesamos en los síntomas y es la inter-
Pensamos el planteo de J. Lacan en el párrafo arriba transcripto a la pretación basada en el significante en tanto que equívoco, que vuelve
luz de sus desarrollos relativos a que el sujeto se constituye en relación “[…] al afecto (en el sentido freudiano) articulado en el síntoma ‘ino-
a una cadena significante que se funda en una falta. Falta que se repite fensivo’, no engendrando nuevos síntomas”. “[...] el afecto –nos aclara
en el intervalo. Es en ese intervalo entre los significantes donde adviene Lacan– está hecho del efecto de lenguaje, de lo que en alguna parte es
el sujeto en el chiste, en el olvido y en el lapsus. Ese intervalo articula- dicho.”
do es lo que Lacan llama la operación de separación, adonde apunta la En este camino está la langue.
interpretación asociada al equívoco. Se trata de aislar ese significante Lacan nos dice que la metáfora y la metonimia no tienen alcance
“elidido”, ese significante vacío de sentido al cual “el sujeto está sujeto para la interpretación sino en tanto que son capaces de hacer función
como sujeto” (Lacan, 1986). En el marco de la dirección de la cura, el su- de otra cosa, para lo cual se unen estrechamente el sonido y la signifi-
jeto se desprende del sentido que le viene del Otro al que su ser está fi- cación. Es en tanto que una interpretación justa extingue el síntoma
jado por la “elección forzada” (Lacan, 1986) asociada a la operación de que la verdad se especifica por ser poética. Es el significante el que re-
alienación. La interpretación basada en el equívoco, al operar con el sig- suena en los orificios del cuerpo. No se trata de lo bello que resuena en
nificante vaciado de todo sentido fijo, al operar con el sin-sentido, apun- el cuerpo como en Santo Tomás. Es la resonancia que se trata de fun-
ta al intervalo en la cadena y a la posibilidad de propiciar el adveni- dar en el chiste.
miento subjetivo. La noción de resonancia es el efecto del significante en tanto que so-
El significante opera en su sonoridad. Recordemos al respecto que nido sobre lo real de la sustancia gozante que se vehiculiza en el sínto-
para Saussure (quién introdujo el concepto de signo lingüístico) el sig-
nificante era un sonido que está asociado a un significado que se des-
plaza. A ese desplazamiento apunta la interpretación a partir del signi-
ficante en tanto que sonido.

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132 LILIANA SZAPIRO LA “PLAGA” DEL PSICOANÁLISIS. PSICOANÁLISIS Y LENGUA 133

ma. La interpretación tiene efectos así, sobre la particular manera de Ya sobre el final de su vida, en estas exposiciones, Lacan intenta transmitir
gozar de un sujeto en ese síntoma.2 sus ideas sobre el psicoanálisis. Estas ideas están centradas en función de un
eje que es que el sujeto se constituye en relación a la lengua. Así, lo que crea la
estructura subjetiva es la manera en que el lenguaje emerge en el inicio de un
Para concluir, el inconsciente y el dispositivo analítico ser humano. El psicoanálisis mismo, nos dice Lacan, es creado por S. Freud a
partir de una estructura de lenguaje.
Al respecto, Lacan plantea que el inconsciente no puede ser abordado sin re-
En estas conferencias, Lacan nos plantea que el inconsciente articula su
ferencia a la lingüística. Ese inconsciente que articula su lógica en el marco del
Lógica en el marco del dispositivo analítico. Es en el marco de ese dis- dispositivo analítico.
positivo que el analista invita a decir la verdad al analizante. Por otra parte, en ocasión de esta gira de Lacan por los Estados Unidos, tie-
Es en relación a la ética del psicoanálisis que operamos, ética que está nen lugar discusiones entre Lacan y Noam Chomsky, por un lado, y entre Lacan
articulada a la falta y al inconsciente en la que se funda la experiencia y Roman Jakobson, por el otro, con relación al estatuto del equívoco en la
analítica, experiencia que supone la sustancia gozante. lingüística. En este trabajo, la autora desarrolla los puntos de convergencia y de
Si el goce es lo que no tiene valor de uso, Lacan nos dirá que “Una divergencia en relación con el tema que se plantea en el marco de esas charlas.
práctica sin valor es lo que se trataría de instituir para nosotros”. De eso El interés de Lacan respecto al estatuto lingüístico del equívoco está rela-
se trata “la plaga” del psicoanálisis. cionado con el planteo que él continúa haciendo a esta altura de su enseñanza:
Resumen “el equívoco es el responsable de la reducción del síntoma”, y con sus desarro-
llos respecto a “lalangue”, que es como denomina al lenguaje, que con sus sin-
El objetivo de este trabajo es tratar de dar cuenta de las ideas centrales que J. gulares “equívocos” y su esquema de resonancias internas determina la estruc-
Lacan desarrolla en las conferencias y charlas que brinda en universidades nor- tura subjetiva.
teamericanas durante los meses de noviembre y diciembre de 1975.
Lacan es invitado a dictar estas conferencias por académicos del DESCRIPTORES: HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS / LENGUAJE / SIGNIFICANTE / PSICOANÁLISIS / IN-

Departamento de Lenguas de la Universidad de Yale. Entre ellos, lingüistas CONSCIENTE / DISCURSO DE LA HISTÉRICA / INTERPRETACIÓN / SÍNTOMA / DISPOSITIVO

muy reconocidos como Geoffrey Hartman, Shoshana Felman y Paul De Man.


Summary
THE “PLAGUE” OF PSYCHOANALYSIS. PSYCHOANALYSIS AND LANGUAGE

This paper ims to explain the major ideas developed by J. Lacan in the lectures
and talks he offered in North American universities in the months of November
2. En el marco de la Conferencia en el Instituto Tecnológico de Massachussets el 2
and December, 1975.
de diciembre de 1975, Lacan le preguntó a Roman Jakobson si había una rama de la
lingüística que pudiera dar cuenta del equívoco y de los juegos de palabras a los cuales Lacan was invited to give these lectures by acholars in the Language
está articulada la operación analítica. Jakobson le respondió que había numerosos tra- Department of Yale University. Eminent linguists such as Geoffrey Harman,
bajos sobre este tema, en particular sobre las lenguas indias. Aclaró, por otra parte, que Shoshana Felman and Paul De Man were among them.
sólo las lenguas formalizadas, es decir artificiales, no hacían retruécanos y que la gramá- At the end of his life, Lacan tried to convey his ideas on psychoanalysis in
tica tendía a actualizar el retruécano, es decir, el equívoco. Así, una lengua artificial, en these presentations. These ideas center on a nucleus which is that the subject
tanto que sólo respondía a reglas universales, no podía dar cuenta de la singularidad del is constituted in relation to language. Thus, what creates subjective structure
equívoco.
is the way language emerges at the beginning of a human being. Lacan tells us
Al día siguiente tuvo lugar el encuentro de Lacan con Noam Chomsky. Lacan le dio
suma importancia a este encuentro y se refirió a él en numerosas oportunidades en el that psychoanalysis itself was created by S. Freud on the basis of a language
marco de su Seminario. Resulta llamativo que pese a esto, en la versión publicada de structure.
estas Conferencias en la revista Scilicet en 1976, no haya un testimonio de tal encuen- In this regard, Lacan proposes that the unconscious cannot be approached
tro. Sólo contamos al respecto con un informe de la discusión mantenida entre Lacan y without reference to linguistics. This unconscious which articulates its logic in
Chomsky de la norteamericana Sherry Turkle. Ella nos dice que en el marco de esta dis- the frame of the analytic device.
cusión Lacan le formuló a Chomsky la misma pregunta que le había hecho a Jakobson On occasion of Lacan's tour of the United States he debates with Noam
el día anterior: en qué la lingüística podía ayudar a los analistas con relación a la cues-
Chomsky and Roman Jakobson in relation to the status of the equivoque in lin-
tión del equívoco, haciendo referencia a su conceptualización de lalangue, que es la ma-
nera en que él designaba un lenguaje con sus peculiares “equívocos”, con su esquema es-
guistics. In this paper he develops points of convergence and divergence in re-
pecial de resonancias internas y de múltiples significaciones. lation to the subject discussed in the frame of these talks.

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134 LILIANA SZAPIRO LA “PLAGA” DEL PSICOANÁLISIS. PSICOANÁLISIS Y LENGUA 135

Lacan’s interest in the linguistic status of the equivoque is related to the Bibliografía
proposal he continues to make in his teaching that “the equivoque is responsi-
ble for the reduction of the symptom” and his developments in relation to Freud, S. (1900): La interpretación de los sueños, A. E., IV y V.
“lalangue”, which is the term he gives the language whose singular “equivo- — (1901): La psicopatología de la vida cotidiana, A. E., VI.
ques” and scheme of internal resonances determines subjective structure. — (1905): El chiste y su relación con el inconsciente, A. E., VIII.
Lacan J.: El Seminario. Libro XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psi-
KEYWORDS: HISTORY OF PSYCHOANALYSIS / LANGUAGE / SIGNIFIER / PSYCHOANALYSIS / UN- coanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1986.
CONSCIOUS / DISCOURSE OF THE HYSTERIC / INTERPRETATION / SYMPTOM / DEVICE — : “Conférences et entretiens dans des universités nord-amèricaines”,
Scilicet, 6/7, Seuil, 1976.
— : “El Seminario. Libro 22, R.S.I.· (Inédito.)
Resumo — El Seminario. Libro 23, El Sinthoma, Buenos Aires, Paidós, 2006.
A “PRAGA” DA PSICANÁLISE. PSICANÁLISE E LÍNGUA — : “El Seminario. Libro 24, L’Insu que sait de L’ Une- bevue s’aile a mourre”.
(Inédito.)
O objetivo deste trabalho é tratar de comentar sobre as idéias centrais desen- Turkle, S.: J. Lacan. La irrupción del psicoanálisis en Francia, Buenos Aires,
volvidas por J. Lacan nas conferências e palestras ministradas nas universida- Paidós, 1983.
des norte-americanas durante os meses de novembro e dezembro de 1975.
Lacan foi convidado pelos acadêmicos do Departamento de Línguas da
Universidade de Yale, eles se encontravam famosos lingüistas como Geoffrey (Este trabajo fue seleccionado para su publicación el 10 de marzo de 2009.)
Hartman, Shoshana Felman e Paul De Man.
No final de sua vida, Lacan tenta transmitir, nestas exposições, suas idéias
sobre a psicanálise. Estas idéias giram ao redor de um eixo: o sujeito se consti-
tui em relação à língua. Dessa forma, o que cria a estrutura subjetiva é a ma-
neira em que a linguagem emerge no início de um ser humano. Lacan afirma
que a própria psicanálise é criada por S. Freud a partir de uma estrutura de lin-
guagem.
Com respeito a isso, Lacan sugere que o inconsciente não pode ser abordado
sem referir-se à lingüística. Esse inconsciente é quem articula sua lógica no
marco do dispositivo analítico
Além disso, por ocasião da turnê de Lacan pelos Estados Unidos, travaram-
se discussões entre Lacan e Noam Chomsky, por um lado e entre Lacan e
Roman Jakobson por outro, em relação ao estatuto do equívoco na lingüística.
Neste trabalho, desenvolvo os pontos de convergência e de divergência em re-
lação ao tema gerado com estes debates.
O interesse de Lacan em relação ao estatuto lingüístico do equívoco está re-
lacionado com o que ele defende até os dias de hoje, que “o equívoco é o res-
ponsável da redução do sintoma” e aos seus desenvolvimentos em relação à “la-
langue”, que é como ele denomina a linguagem, que com seus singulares “equí-
vocos” e seu esquema de ressonâncias internas determinam a estrutura subje-
tiva.

PALAVRAS-CHAVE: HISTÓRIA DA PSICANÁLISE / LINGUAGEM / SIGNIFICANTE / PSICANÁLISE / IN-


CONSCIENTE / DISCURSO DA HISTÉRICA / INTERPRETAÇÃO / SINTOMA / DISPOSITIVO

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*El uso de los sueños en el


contexto clínico.
Convergencias y divergencias.
Una propuesta interdisciplinaria

**Susana Vinocur-Fischbein

Introducción

Desde los orígenes del psicoanálisis, el análisis de los sueños ha sido uno
de los instrumentos favoritos para la investigación del psiquismo in-
consciente, así como para la del método psicoanalítico. Esta doble pers-
pectiva involucra investigar tanto el sueño en sí mismo, como en relación
con la naturaleza del proceso analítico, el problema de la interpretación
y las vicisitudes de la relación transferencial.
Tal como Freud lo señalara en escritos tardíos, para él (Freud, 1933,
pág. 7),1 la teoría de los sueños nunca dejó de ocupar un lugar especial.
A través de los sueños accedió a explicar no ya exclusivamente el sentido
de los síntomas, lapsus, chistes y demás formaciones del inconsciente,
cuyo estatus adquirieron; sino que el descubrimiento epistémico del
Capítulo VII de La interpretación de los sueños (1900, pág. 509) posibi-
litó la categorización de un aparato psíquico con características de uni-
versalidad, y el análisis del deseo inconsciente se transformó en una pri-
vilegiada vía exploratoria de los mecanismos mentales, básicamente, las
leyes que rigen los procesos primarios.

* “Ticho Foundation Lectureship Award”


** Dirección: Avda. Las Heras 3901, 15º, (C1425ATD) Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Argentina.
vinfisch@arnet.com.ar

1. Todas las citas de Freud han sido tomadas de la Standard Edition. Me pertenece
su traducción y énfasis cuando aparezcan en itálica.
138 SUSANA VINOCUR-FISCHBEIN EL USO DE LOS SUEÑOS EN EL CONTEXRO CLÍNICO [...] 139

¿Han cambiado los puntos de vista en la comprensión del soñar como dacional, los sueños, considerados “sin sentido” para el saber científico
un fenómeno psíquico dentro y desde la misma teoría freudiana hasta el de entonces, se tornaron en portadores de significación. Se trata de una
presente? ¿Han influido los desarrollos teóricos de las relaciones entre significación que obedece a leyes y que rescata verdades “ignoradas” por
el soñar y la mente sobre la importancia de los sueños en el proceso el sujeto.4
analítico? En sucesivos momentos, Freud fue revisando sus propios modelos y
El presente trabajo se propone, en principio, delimitar ciertas ines- avanzó en su descubrimiento. Inicialmente, caracterizó a los sueños
peradas convergencias y ciertas previsibles divergencias concernientes a como una actividad mental cuya única función útil era la de constituirse
algunos aspectos de la conceptualización de los sueños,2 y su empleo en guardián del dormir, sin intención alguna de comunicar información
como herramienta investigativa, específicamente en la clínica de los pa- al otro (Freud, 1923, pág. 127). Sin embargo, se alejó cada vez más del
cientes no neuróticos,3 en distintas líneas de pensamiento. propósito de dar cuenta de una traducción o interpretación acabada del
En segundo lugar, formular un enfoque interdisciplinario, de orden contenido del sueño (Freud, 1911, pág. 93; 1923, pág. 113, 1940, pág.
semiótico-pragmático respecto de la función de los sueños y su posterior 165), en beneficio de revalorizar el contexto en el que se inscribe la inte-
utilización clínico-técnica en el contexto del campo dinámico intersubje- lección de su narración; es decir, la situación psicoanalítica condicionada
tivo (Baranger y Baranger, 1962). Este enfoque, fundamentado en la por los vectores de la resistencia y la transferencia. Simultáneamente,
hipótesis de que los sueños relatados en sesión constituyen signos co- enfatizó su validez como un acto psíquico con sentido, factible de ser
municativos –dables de transformarse en una matriz simbólica que ge- usado como cualquier otra comunicación (Freud, 1923, pág. 9). También
nera procesos de semiosis psíquica–, articula el pensamiento psicoanalí- en varios escritos, manifestó que los sueños constituían una forma de
tico con ideas derivadas de la semiótica analítica. La teoría del signo de pensamiento (Freud, 1900, págs. 506-507; 1917, pág. 65; 1920, pág. 229;
Charles Peirce permite conceptualizar una perspectiva triádica de los 1923, pág. 112) y que el proceso de pensamiento, actividad psíquica equi-
sueños y describir la relación intersubjetiva como un proceso de semio- parada a una suerte de acción experimental (Frued, 1911, pág. 221), con-
sis infinita. Se introducirá simultáneamente un material clínico ilustra- sistía en relacionar las impresiones de objeto que devendrían compren-
tivo de las ideas expuestas. sibles al ligarse con las representaciones-palabra, aunque esto no impli-
case necesariamente que se tornasen conscientes (Freud, 1917, págs.
202-232).
Los sueños: sus vicisitudes en la evolución del pensamiento La nutrida bibliografía sobre análisis de los sueños desde Freud en
psicoanalítico. Interpretación y función comunicativa adelante, que incluye los trabajos ya clásicos de E. Sharpe (1961), E.
Erikson (1954), D. Anzieu (1987), A. Grinstein (1981), entre otros, nos
En el libro de los sueños, la “interpretación” es esencial desde su misma provee de inestimables fuentes respecto de la técnica de la interpreta-
presencia en el título de la obra (Freud, 1900). A partir de este texto fun- ción. Esta literatura muestra cómo desandar el camino de la elaboración
onírica, cómo descubrir los escondidos pensamientos latentes, las fan-
tasías y los recuerdos que asoman tras el disfraz del contenido mani-
fiesto por vía de la operatoria combinada de la censura y de los meca-
2. Los límites impuestos a la longitud del trabajo hará que necesariamente queden
sin desarrollar los datos de las actuales investigaciones neurocientíficas, obtenidos nismos del proceso primario, que representan y encubren múltiples ni-
extra-clínicamente por métodos no-psicoanalíticos, los del campo de las disciplinas cog- veles de significación. La interpretación deviene el envés del trabajo del
nitivas, así como otros aspectos (metapsicológicos) de la actividad onírica no directa- sueño. No obstante, una constante es que remiten casi sin excepción a
mente relacionados con los temas a tratar.
3. Siguiendo a A. Green (1990, pág. 107), se comprende como pacientes con patología
no neurótica a aquellos en los que se considera que existe un déficit en la simbolización
y procesamientos psíquicos. Las estructuras no neuróticas se ubican en una posición que 4. Precisa Freud al inicio del capítulo II: “[…] [Pues] ‘interpretar un sueño’ signifi-
permite articular y comprender mejor la neurosis y la psicosis, así como a otros trastor- ca indicar su ‘sentido’, sustituirlo por algo que se inserte como eslabón de pleno dere-
nos de la personalidad. Esta categorización presupone además una mayor estabilidad cho, con igual título que los demás, en el encadenamiento de nuestras acciones aními-
que la así denominada patología borderline, a la vez que una menor probabilidad de des- cas. Ahora bien, como ya vimos, las teorías científicas sobre los sueños no dejan espacio
compensación psicótica; y al no estar tales pacientes tan distanciados de las neurosis, alguno al eventual problema de su interpretación, puesto que según ellas el sueño no es
permiten “aprehender la índole del problema, porque se prestan a la indagación psicoa- en absoluto un acto anímico, sino un proceso somático que se anuncia mediante ciertos
nalítica profunda”. signos en el aparato psíquico” (Freud, 1900, pág. 96).

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los sueños del mismo creador de la técnica de su interpretación, cuya Desde la Ego psychology, Kanzer (1958) rescata la idea de una función
formación literaria y humanística esclarece las múltiples asociaciones comunicativa del sueño, directa si es en función de objetos introyecta-
que Freud brindó acerca de sus producciones oníricas, así como de su re- dos; o indirecta, en relación con el mundo externo. Los elementos co-
volucionaria escucha clínica. municativos tienen especial significación según su aparición en el con-
El procedimiento freudiano consiste excepcionalmente en una lectura tenido manifiesto, en el latente, en el deseo o en el trabajo onírico.
simbólica del contenido de los sueños mediante una interpretación
analógica. Éstos devienen interpretables a partir de su narración y las
asociaciones concomitantes. En consecuencia, frente a la falta de aso- El sueño: ¿sólo un acto evacuativo?
ciaciones, también se comprueba el tope del concepto tradicional de “in-
terpretación”, especialmente si ésta es entendida estrictamente como Según Brenner (1969) y Anzieu (1989) no hubo muchos intentos de re-
develamiento de una verdad que se encuentra oculta, tras la presupues- visar la teoría psicoanalítica de los sueños a la luz del segundo modelo
ta existencia de representaciones secundariamente reprimidas y deveni- del aparato psíquico, un modelo generado por los crecientes requeri-
das inconscientes. Dichas representaciones serían descifrables no sólo a mientos de las patologías más allá del Principio de Placer. Empero,
través del hábil manejo de un código por parte del analizando, sino que, emergió la conveniencia de estudiar conjuntamente la alteración regre-
además, se presupone su capacidad de hacer inferencias, producir im- siva del pensamiento y el uso del lenguaje, íntimamente asociados du-
plicaturas (Grice, 1968) y metaforizar.5 rante el soñar.
Históricamente, la conceptualización del análisis del sueño como una Partiendo de las ideas de M. Klein (1946) y trabajando con pacientes
situación subjetiva, focalizada en cómo la represión opera en el psiquis- severamente perturbados, W. Bion (1962), H. Segal (1980), L. Grinberg
mo, cedió paso a examinar los aspectos relacionales y transferenciales, (1967), han sostenido que los así llamados “sueños evacuativos”, no re-
situación que implicó que el problema de la interpretación del sueño presentan una elaboración simbólica, ni intentan establecer una comu-
fuese comprendido en el contexto del proceso psicoanalítico. nicación con el analista. Se aproximan a las alucinaciones y son viven-
Así lo expone H. Blum (1976), para quien el sueño constituye un es- ciados en forma concreta y amenazadora. Su narración en sesión es uti-
labón más en la cadena de asociaciones que contribuyen a recuperar lizada como un acto para seducir, impresionar o asustar al analista, al
tanto el contenido latente del sueño como el de otras comunicaciones. invadir su mente con imágenes que describen situaciones explosivas; o
Una perspectiva antagónica a colocarlo en una posición excepcional en con animales, objetos bizarros y/o acciones de violenta intrusión. Estos
la clínica (Greenson, 1970) surgió al equipararlo a cualesquiera otras co- sueños manifiestan un intento de descarga de contenidos psíquicos in-
municaciones con las que el analista trabaja (Waldhorn, 1971). Coincide tolerables, depositándolos en la mente del analista; desempeñarían una
Blum, junto con otros autores americanos (Frosch, 1967; Mack, 1970), mera función de desalojo de la angustia, anticipando intensas conductas
en afirmar que los pacientes con relaciones defectuosas con sus objetos de acting out no verbal, o bien coincidiendo con somatizaciones graves.
y con la realidad pueden no distinguir entre el sueño y los sucesos rea- En síntesis, no cumplen con su función de contención, memorización y
les, o creer que el sueño influirá sobre la realidad. Difiere de la línea in- transformación de los estímulos e impresiones del mundo externo para
glesa, al relacionar el acting out de los sueños con el comportarse como hacerlos comunicables a sí mismo y a los otros.
en un sueño, o como vivenciando fantasías o impulsos inconscientes. Sin embargo, W. Bion (1962) sostiene que el trabajo del sueño no sólo
puede emplearse para controlar y expulsar vivencias, sino además para
transformar los estímulos y la realidad a fin de almacenarlos en la me-
moria oniroide,6 permitiendo que sean accesibles para establecer rela-
5. Recordemos que casi todos los pacientes de Freud pertenecieron a un determina- ciones y para la evocación (Miramón y Vinocur Fischbein, 2008).
do medio social, cultural e histórico, cuyos hábitos discursivos representaban un espec- Seguidores de sus ideas, han trabajado especialmente el concepto de “un
tro muy específico de las capacidades de verbalización. Ellos sirvieron de base para afir-
maciones casi universales acerca de los conflictos simbolizables de orden psiconeurótico
y sus respectivas modalidades de significación, tanto en los aspectos lingüísticos de ex-
presión de sus síntomas: reminiscencias, sueños, fantasías, chistes, juegos de palabras,
lapsus, delirios; así como en las manifestaciones conductuales de su patología: actos fa-
llidos, puestas en acto de sus organizaciones defensivas, repeticiones en la transferencia. 6. La memoria oniroide hace referencia a una memoria abierta, no saturada.

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espacio del sueño” identificado como una estructura intrapsíquica y el Rescatando la función comunicativa: texto y deconstrucción
desarrollo del pensamiento (Kahn, 1962).7
Desde otra vertiente, coincide Sami-Ali (1976) en ligar el soñar con la Un cambio técnico, ineludible con los pacientes no neuróticos, nos re-
capacidad de crear un espacio mental específico. Afirma que los sueños quiere una revisión del valor del contenido manifiesto y de su narrativa.
son el núcleo de lo imaginario subjetivo del humano, debiéndose pensar La cuestión del texto de los sueños y el lenguaje fue tratada por Freud
tanto en el plano de la significación simbólica como en el del funciona- en varios escritos. Cito: “El fraseo elegido es en sí mismo parte de lo re-
miento psicosomático. En una corriente de continuidad con la metapsi- presentado en el sueño”9 (Freud, 1900, pág. 455). Años después, afirma:
cología freudiana, Fain y David (1963) remarcan que en los pacientes “[…] Puede señalarse así que las interpretaciones del psicoanálisis son
con trastornos psicosomáticos, la actividad onírica y fantasmática puede ante todo traducciones de un modo de expresión que nos resulta ajeno, a
faltar o encontrarse alterada. Tal carencia o falla es paralela al predo- un modo que nos es familiar” (Freud, 1913, págs. 176-178).
minio de un tipo de pensamiento operatorio (Marty y De M’Uzan, Comparando los medios figurativos del sueño a un sistema de escri-
1983).8 Sus sueños “crudos” involucran un investimiento pulsional, pero tura, Freud agrega: “Si este modo de concebir la figuración onírica no ha
no les atribuyen una función evacuativa, sino mostrativa, casi fotográfi- hallado todavía un mayor desarrollo, es debido a la comprensible cir-
ca “del inconsciente, tanto originario como reprimido del durmiente” cunstancia de que el psicoanalista no posee aquellos puntos de vista y co-
(Marty, 1984). Estos autores suscriben la necesidad de profundizar en el nocimientos con los cuales un lingüista abordaría un tema como el del
rol del sueño como indicador de la anulación progresiva de los traumas sueño. […] El lenguaje de los sueños puede considerarse como el méto-
internos y externos, igualmente en su función de protección del dormir, do por el que la actividad mental inconsciente se expresa. Pero el in-
dando así preferencia al régimen y a la forma de las producciones oníri- consciente habla más de un dialecto” (Freud, 1913, pág. 177).10
cas por sobre el contenido de éstas. Estas citas subrayan el hecho de que aun sin contar con la semiología
Podemos concluir que según las corrientes actuales dedicadas a las saussureana, ni con la semiótica de Peirce, Freud era plenamente cons-
patologías severas: ciente de la complejidad de las relaciones entre el sujeto y los sistemas
significantes, así como del hecho de que lo que el lenguaje permite ex-
1) El proceso clínico con pacientes no neuróticos evidencia que la ana- presar a un sujeto puede encontrarse distante de lo que ese sujeto in-
logía entre la situación del soñar y la situación analítica clásica ya es conscientemente desea, siente y piensa.
difícilmente sostenible. Resulta casi obvio señalar que prácticamente todo nuestro conoci-
2) La falla en la capacidad de diferenciar apropiadamente entre los su- miento sobre los sueños ha sido mediatizado a través del lenguaje, y
cesos de la realidad externa e interna, entre la realidad fáctica y el cada vez que escuchamos o leemos el relato de un sueño, esta narración
soñar; entre lo concreto y lo simbólico, muestra que el soñar se torna es en sí misma un acto de traducción intersemiótica; es decir, se produ-
de mayor importancia que el contenido del sueño mismo. La función ce una transferencia de significado de un lenguaje a otro. P. Mahony
de los sueños está menos centrada en dar expresión al deseo incons- (1987, pág. 115) postula que los análisis textuales cuidadosos son “ma-
ciente (Freud, 1900) que en representar el estado del perturbado neras promisorias de explorar la formación de símbolos […] el análisis
mundo interno (Meltzer, 1984). completo de un sueño debe tratar todos los elementos de su especifici-
3) La parquedad de asociaciones que habitualmente acompañan a los dad, incluyendo los formales: su naturaleza polisémica llegando hasta el
sueños no permite proceder técnicamente del mismo modo que con nivel de los prefijos, sufijos y preposiciones; su gramática y su uso reve-
los pacientes neuróticos. lador de los pronombres, nombres propios y títulos […] el lugar y fun-
ción del detalle en la narrativa”.

9. “This description was unintelligible even to myself; but I have followed the fun-
7. Este autor sostiene que el espacio del sueño constituye una estructura intrapsí- damental rule of reporting a dream in the words which occurred to me as I was writing
quica específica en la que se actualiza cierto tipo de experiencias de un orden diferente it down. The wording chosen is itself a part of what is represented by the dream” (Freud,
al del sueño como una creación mental simbólica. 1900, pág. 455, n. 4).
8. Se trata de un tipo de pensamiento que duplica las cosas y/ o la acción. 10. En los textos en inglés de Peirce, me corresponde la traducción y el énfasis.

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Retomando la cuestión de la índole evacuativa de algunos sueños, es compatible con su teoría de semiosis infinita, que integra significado y
posible afirmar que, aunque rudimentariamente, los sueños “evacuati- comunicación en una experiencia simultánea.
vos” han cursado sucesivas transformaciones: los pensamientos oníricos En la compleja concepción semiótica de Charles Peirce, el signo es
han devenido imágenes visuales. Éstas han sido luego traducidas/trans- una representación que tiene la capacidad de crear una relación triádi-
formadas en una expresión verbal, conformando así el contenido mani- ca entre un objeto de representación, un signo-vehículo existente especí-
fiesto, que finalmente se vierte en una narración en la situación analíti- fico, o representamen, y un interpretante, un pensamiento a través del
ca. Estos procesos implican sucesivas elecciones de diferentes modalida- cual el representamen y su objeto adquieren significado.14 El signo es
des de expresión que acarrean algún grado de simbolización y coheren- ante todo una categoría mental, una idea por medio de la cual se evoca
cia. Aunque acordemos que su narración en el contexto analítico marca un objeto con el fin de aprehender el mundo o establecer una comunica-
su realización como un acto,11 se trata de un acto de habla que tiene un ción. Esta concepción triádica del signo tiene su origen en las categorías
valor simultáneamente locutivo, ilocutivo y perlocutivo (Austin, 1962; universales que estructuran la experiencia: primeridad, segundidad y
Searle, 1969). Se instaura como acto locutivo en el momento de su na- terceridad, categorías que Peirce postula acerca de los tres modos de ser
rración, como acto ilocutivo en tanto comprendamos globalmente al de todo tipo de fenómeno (fanerón).15 Peirce también diferencia los po-
sueño como una intención comunicativa portadora de un sentido, y no sibles modos de ser que el signo en sí mismo (representamen), el objeto
simplemente como acción de descarga, aun antes de prestar atención a del signo y el interpretante puedan tener.16 La primeridad (representa-
sus elementos componentes. Finalmente, se instaura como acto perlocu- men), sea real o imaginaria, es el modo de ser de lo que es tal como es,
tivo, en tanto desarrollemos nuestra disponibilidad de responder a su sin referencia a ninguna otra cosa. La segundidad (objeto) es el campo
enunciación y eventuales asociaciones con un trabajo interpretativo de los “hechos en bruto” que surgen de una relación. Es la categoría de
(Vinocur-Fischbein, 2003, 2005a). lo real, que se opone a la primeridad y a la terceridad –que conciernen a
lo posible–. La terceridad es la categoría crucial del elemento mental (in-
terpretante), es el campo de la ley general, de la regularidad en la expe-
Sueños y semiosis riencia. La noción de que una ley general no sólo influye en todos los
acontecimientos pasados de algún tipo, sino también en todos los acon-
Mi hipótesis, fundada sobre la teoría de los sueños y del campo dinámi- tecimientos que pudieran tener lugar (Parker, 1998), nos permite vincu-
co bipersonal (Baranger y Baranger, 1962),12 es que los sueños relatados
en sesión constituyen signos comunicativos, dables de transformarse en
una matriz simbólica que genera procesos de semiosis psíquica. Son
mensajes polisémicos con un valor intrínseco, no totalmente dependiente
14. Según Peirce: “Un signo o representamen es algo que representa algo para al-
del diálogo analítico.13 guien en algún aspecto o carácter. Se dirige a alguien, es decir crea en la mente de esa
Las herramientas semióticas nos permiten conceptualizar más aca- persona un signo equivalente o, quizá aun, más desarrollado. A este signo creado, yo lo
badamente la relación intersubjetiva en el campo dinámico. La postula- llamo el interpretante del primer signo. El signo está en lugar de algo, su Objeto.
ción acerca del origen dialógico del significado y la comunicación en el Representa este objeto no en todos sus aspectos, pero con referencia a una idea que he
llamado a veces el Fundamento del representamen” (Peirce, 1987, págs. 244-245).
contexto clínico admite una articulación no sólo con la concepción triá- 15. Por fanerón entiende “la totalidad de lo que está presente en la mente, del modo
dica y dinámica del signo según Peirce, sino que, específicamente, es o en el sentido que sea, corresponda a algo real o no” (CP 1, pág. 284). El objetivo de la
Faneroscopía, o estudio del faneron; es describir los rasgos presentes en todos los fenó-
menos, basándose sobre un cuidadoso escrutinio de fenómenos particulares. Debe ad-
vertirse también que al elegir la palabra Faneroscopía (Gr. Scopeein, ver), en lugar de
11. Un acting out para algunos autores (Segal, 1981, 1997; Grinberg, 1967). Fenomenología, Peirce dio prominencia a los elementos visuales de la experiencia en de-
12. En un trabajo anterior he desarrollado ampliamente las ideas de W. y M. trimento del -logos (del Gr. habla, razón).
Baranger respecto del campo dinámico bipersonal y justificado la actualización de dicha 16. “Los signos son divisibles según tres tricotomías; primero, según que el signo en
noción remplazándola por la de intersubjetivo (Vinocur-Fischbein, 2005a). sí mismo sea una mera cualidad, un existente real, o una ley general; segundo, confor-
13 Queda implícito que el sujeto con el que trabajamos clínicamente es esencialmen- me a que la relación del signo con su objeto consista en que el signo tenga algún rasgo
te un sujeto hablante; y que el sueño tratado en la vida cotidiana, el ofrecido por el dis- en sí mismo, o en alguna relación existencial con ese objeto, o en una relación con un in-
positivo neuro-fisiológico y el recreado en la sesión analítica, sólo comparten una rela- terpretante; tercero, según su Interpretante lo represente como un signo de posibilidad,
ción de homonimia. como un signo de hecho, o como un signo de razón” (CP 2, pág. 243). (Mi traducción.).

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larla con el concepto de resignificación retroactiva como una modalidad R R
del funcionamiento mental (Freud, 1895 [1950], pág. 352).
Otro concepto esencial a la presente conceptualización de los sueños
es el de semiosis, definida por Peirce como “una acción, o influencia que

    
sea, o involucre, una cooperación de tres sujetos: un signo, su objeto y su O I O I
interpretante, esta influencia tri-relativa que en ningún caso puede re-
solverse en una acción entre parejas” (Peirce, CP 5, pág. 484).17 Además,
al tener en cuenta la semiosis, Peirce distingue dos tipos de objeto en el
fenómeno semiótico: el objeto inmediato (interno a la semiosis) y el diná-
mico (la cosa real); y tres interpretantes: el inmediato, el dinámico y el Inmediato Dinámico Inmediato Dinámico Final
final. El interpretante puede además dividirse en emocional, energético o (Emocional - Energético - Lógico)
lógico.18 Estas nociones contribuyen a la tesis en favor de la existencia
de una semiosis psíquica, dado que el interpretante emocional produce
un sentimiento; el energético, un esfuerzo mental o muscular; y el lógi-
co, además de generar sentimiento y acción, es un pensamiento inter- Ya sea que se enfaticen las propiedades semánticas del signo, que vincu-
pretante que consiste en conjeturas lógicas e imaginativas, compuestas lan significante, significado y referente, o que se acentúen las propieda-
de elementos tanto ideativos como figurativos (Vinocur-Fischbein, des pragmáticas del signo, enlazando la relación signo-objeto con los efec-
2005a). tos interpretativos y contextuales, el significado circula entre el signo, el
Puede objetarse que no hay en los escritos de Peirce un sujeto perso- objeto y el interpretante, no adhiriéndose a un término singular ni a la
nalizado, debido a que la noción de interpretante es a la vez una norma relación de sólo dos de ellos. Tampoco se detiene en este punto el flujo del
social y un hábito colectivo; es sólo una otra clase de signos, diferencia- significado, dado que cada acto de semiosis depende de actos interpreta-
ble de los otros en tanto que está más íntimamente involucrado en la tivos anteriores y se reitera y traduce en subsiguientes actos de signifi-
mente de un sujeto –el intérprete–.19 Sin embargo, es posible pensar al cación (Moorjani, 2000).


interpretante en el contexto de una semiosis psíquica, ya que la idea no
está ajena en algunos de sus escritos. En 1908, Peirce escribe: SEMIOSIS INFINITA
“Denomino Interpretante del signo a la determinación de la mente del
Intérprete” (1976, pág. 886). REPRESENTAMEN


OBJETO INTERPRETANTE

(REPRESENTAMEN)


17. Estos tres constituyentes de la semiosis (el representamen, el objeto y el interpre- OBJETO INTERPRETANTE
tante) se combinan a su vez en tríadas, sobre la base de de las tres categorías faneroscó-
picas de primeridad, segundidad y terceridad. Esta combinación da lugar a nueve tipos
de signos, de los cuales los más conocidos y empleados son los referidos al objeto: icono, (REPRESENTAMEN)
índice, símbolo. (Los referidos al representamen se denominan cualisigno, sinsigno y le-
gisigno; finalmente los que remiten al interpretante: rema, dicisigno y argumento. OBJETO INTERPRETANTE
18. Esta división corresponde a las categorías de primeridad, o sentimiento; de se-
gundidad, o acción; y terceridad, o ley (Peirce, 1931-5b).
19. El interpretante es la expresión de una relación dialéctica entre el mundo real, co- (REPRESENTAMEN)
dificado por relaciones institucionalizadas interiorizadas por los individuos y esos mis-
mos individuos que las actualizan en sus determinaciones concretas (Samaja, 2003). Por Es posible aplicar y extender la comprensión de las ideas anteriores a los
esta razón, ciertos semiólogos llaman a diferenciar rigurosamente interpretante de intér- hechos clínicos. El campo dinámico intersubjetivo, que involucra la com-
prete. Pero no puede dejar de señalarse que es este último, el intérprete como sujeto sin-
gular, el necesario soporte de tal dialéctica. binatoria de tres niveles –el marco funcional del análisis, el diálogo

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analítico y la estructura dinámica inconsciente subyacente a ese diálogo asociaciones y recuerdos posteriores. Unos pocos sueños, anteriores a los
(Baranger, 1993)– proporciona el fundamento necesario y suficiente que se transcriben a continuación, habían develado a través del análisis
para la producción de un proceso continuo de semiosis. Dicho campo episodios de juegos sexuales adolescentes con un hermano, así como
cumple una función de terceridad contextual reguladora, en la cual las sombríos secretos familiares, de los cuales ella era la depositaria.21
expresiones subjetivas del analizando y las interpretaciones del analista Los siguientes pertenecen a una fase intermedia en su tratamiento:
adquieren nuevos sentidos (Vinocur-Fischbein, 2005a).
Tuve un sueño muy extraño anoche. Soñé que me habían invitado a una reu-
nión unos amigos de mi hermana. Primero llegaba a un lugar que era como
una habitación donde dejaba un bolso. Me quitaba los zapatos y me ponía un
Ejemplificación clínica
par de zuecos. De ahí tenía que caminar varios kilómetros hasta llegar al
lugar de la reunión. Tenía que tomar un tren y tenía que atravesar más es-
Los sueños desempeñaron un papel crucial en el análisis de Laura, una caleras de hierro que estaban suspendidas para ir a la estación. Era muy ex-
mujer soltera, de casi 50 años, acentuadamente retraída y sin vínculos traño eso. Eran varias escaleras movibles y no sé… cuando llegaba el último
afectivos fuera de los familiares. Su tratamiento se caracterizó por lar- escalón de una y tenía que empalmarse a otra, y había tramos que eran ho-
gos períodos de absoluto silencio. Severas depresiones habían determi- rizontales. Subir las escaleras con esos zuecos era como estar permanente-
mente tratando de evitar una caída. Entre escalón y escalón estaba el vacío,
nado que fuera medicada durante largo tiempo e incluso internada en el poder resbalar y caer… estar siempre buscando un equilibrio y el peligro
ocasiones. Consultó por su intensa adicción al tabaco, causa de proble- de caer… Y después de subir y bajar varias escaleras encontraba que había
mas respiratorios, y por la intolerable angustia que le despertaba su es- llegado al lugar que era la reunión. Era un balcón dividido en varios cuar-
caso trabajo profesional. Laura ponía en escena en el campo analítico tos… entré y no había nadie… cuando llegué estaban en otro… escuchando
una duplicación de la opacidad de su vida gris. o haciendo música. Me quedé esperando. Había una puerta cerrada. Al rato
sale mi hermana y otra gente. Mi hermana me dice cómo había venido sin za-
Constantemente imperaban el titubeo, la negación, el lamento, el
patos, le digo que voy a buscarlos pero que tengo miedo de atravesar todo eso
llanto y las amenazas de abandono del tratamiento, especialmente cada de nuevo. Me preguntó si quería que me acompañara alguien porque sentía
vez que intentaba desarmar una ecuación simbólica entre el hacer y el miedo de caerme y le dije que no, que iba a ir sola de todas formas. No sé qué
hablar de su sexualidad, connotada por la masturbación vivida como un pasaba después.
acto delictivo. Un tema repetido eran sus sentimientos de inutilidad y
fracaso, el deseo de morir o suicidarse. Sus gestos y actos sintomáticos Las parcas asociaciones a este sueño no se conectaron con sí misma y re-
hicieron necesarias intervenciones inferenciales referidas a sus sensa- mitieron a lo extraño de la construcción de las escaleras, suspendidas y
ciones y sentimientos, para evitar el languidecimiento del proceso debi- divididas en diferentes tramos; una estructura que no se sabía adónde
do a sus caídas en un mutismo pertinaz. conducía y que le recordó un sueño anterior de una casa sostenida por
Gradualmente fue posible reconstruir aspectos de su historia en la pilares. Ambas estructuras podían caer y, sin embargo, sorprendente-
que sobresalieron alusiones a situaciones familiares endogámicas, acci- mente se sostenían. Aclaró que el tren no aparecía en el sueño.
dentes y muertes; fantasías obsesivas destructivas; así como referencias Pensé que la imposibilidad de subir las escaleras con zuecos (un resto
a períodos de insomnio nocturno, durante los cuales salía a deambular diurno) y el peligro de caer encerraban no sólo el simbolismo sexual del
sin rumbo fijo, en un estado de casi automatismo.
Algunos sueños, anodinos al comienzo, devinieron cada vez más sig-
nificativos de una incipiente reflexión de Laura sobre su propio funcio-
namiento. Éstos brindaron la oportunidad de establecer ligaduras entre
atacan salvajemente, presencia exclusiva de padres y hermanos (vs. notoria ausencia de
pasado y presente, e instauraron una continuidad en el trabajo mental otros personajes de su realidad externa). Fonagy (2000) señala que los elementos biza-
de ambas. Fue este proceso el que generó la hipótesis de considerarlos rros en los sueños de los pacientes borderline explican la ausencia de elaboración men-
como signos comunicativos. talizadora, ellos contienen el residuo de un muy temprano modo de auto-reflexión, que
Singularmente, su relato transmitía escenas y elementos bizarros rei- responde a la fase del desarrollo en la que los estados mentales no pueden representar-
se aún y predomina en ellos una cualidad más concreta que simbólica.
terativos20 que contrastaban elocuentemente con las escasas o nulas
21. Los relatos de estos sueños ocupan una posición intermedia en una serie de ocho
y fueron narrados entre el tercero y quinto año de su análisis, realizado en diván, con
20. Elementos tales como escaleras, rejas, caída de cuerpos al vacío, animales que una frecuencia de cuatro veces semanales.

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coito, sino el fantasma de la psicosis que siempre la rondaba. Interpreté algo natural. A pesar de haber pensado muchas veces en la muerte, nunca se
sus sentimientos de aislamiento expresados en el rechazo a ser acom- me ocurrió pensar morir en esa forma… es que no sé si veía al tigre, sé que
estaba… como que me sujetó el brazo y me tiró… caíamos al vacío pero no…
pañada en su viaje por una vida de acechantes peligros relacionados con
no recuerdo más.
una fantasía de exclusión de una escena primaria frente a la cual se pa-
ralizaba. (Hubo otra imagen disruptiva que su relato despertó en mí –no
Era muy probable que transferencialmente yo fuera como su hermana
comunicada en ese momento–, ligada a la película Matador22).
menor, quien iba por delante en su vida, pero no la ayudaba a salvarse.
Creo que sí se relaciona con lo sexual […] muchas veces me surgió la idea de
La escalera evocó en mí nuevamente imágenes de la película de
que el hecho de mantener una relación sexual o de sentir algo es como que Almodóvar. Al aludir a la película, negó conocerla; pero, en una sesión
me llevaría ahí, donde está el punto de desintegración, una pérdida total de posterior, espontáneamente reveló que había ido a verla y que la impactó
control […] como que lo peligroso estaría en sentir, en sentir placer por algo, sobremanera. Fue posible entonces relacionar lo visto en la pantalla con
conseguir algo que quiero. sus escondidas fantasías masoquistas que la inmovilizaban por el temor
de que hablarlas significara ponerlas en práctica.
Laura se comparó con una momia rígida a la que es necesario quitarle Dijo entonces:
la mortaja para descubrir quién es. Surgió su temor a descubrir con
quién podría encontrarse y una fantasía de desintegración, ser algo des- Sí, era como haber visto fantasías mías representadas, como haber visto en
pedazado sostenido no más que por la mortaja. ¿No serían el despedaza- imágenes pensamientos míos, sobre todo los que tengo sobre la muerte… es
miento y la desintegración un baluarte frente al tema de la sexualidad? como que la muerte sería el momento de máximo placer o mayor goce… no
sé… lo que me pregunto es si estoy esperando ese momento… y como dijo…
Agregó: “No sé… una pregunta que me surge sobre este temor es que si
no me permito sentirme bien con las pequeñas cosas, esperando siempre lo
realmente percibo que puedo llegar a enloquecer o que utilizo esto para máximo…
dejar todo como está.”
Pocas sesiones después del anterior trajo otro sueño: Examinaré los sueños y asociaciones anteriores básicamente en relación
con el concepto de semiosis psíquica factible de generar significación y
Es un sueño muy corto, muy nítido como si lo estuviera viviendo. Última-
mente parece que mi hermana está en todos mis sueños. Estábamos juntas,
comunicación.23 Se trata esencialmente de un proceso de desplazamien-
no sé si era un bosque, un lugar así, muy amplio, teníamos que ir a buscar tos continuos, dado que un signo es “Cualquier cosa que determina a
algo y teníamos que subir una escalera de piedra con escalones muy altos. De otra cosa (su interpretante) a referirse a un objeto al cual ella también se
un lado estaba la pared y del otro el vacío y recuerdo que le decía que venía refiere (su objeto) de la misma manera, deviniendo el interpretante a su
un tigre. Lo sentía que se acercaba. Ella iba delante y le decía que se apura- vez en signo, y así sucesivamente, ad infinitud” (Peirce, CP 2, pág. 303).
ra. En un momento sentía que el tigre estaba detrás de mí y que se abalan-
La noción de que el signo interpretante no es un duplicado del signo ori-
zaba sobre mí y me agarraba del brazo y caía al vacío por el costado de la es-
calera. Me sentía muy tranquila. Me despedía de ella de una forma muy na- ginal, porque puede modificar o agregar significación a la información
tural. Ahí me desperté. transmitida por aquél, corrobora la posibilidad de articular el proceso de
semiosis infinita con la resignificación retroactiva.
Espontáneamente agregó: Pondré entre paréntesis el hecho de que las imágenes de ascenso y
caída,24 así como la de estar inmovilizada, podrían ser analizadas al
La escalera aparecía en el medio, tampoco sé dónde iba. Teníamos que ir a modo de los sueños típicos, que no requieren asociaciones para su inter-
buscar algo pero no sé qué era… Lo que pensé es que es que iba a morir des- pretación. Parto del supuesto de que las formas de simbolización y los
trozada por el tigre. Después pensé que es una de las formas que… […] A diversos modos de uso onírico de los símbolos, no son arbitrarios sino
pesar de que sabía que iba a morir no estaba angustiada, sino que era como

22. En este filme de Almodóvar, la heroína, una abogada, cita a hombres desconoci- 23. Por exigencias respecto de la extensión del trabajo, no se incluye un análisis
dos, mantiene relaciones sexuales con ellos y los mata con su peinetón en el clímax se- lingüístico pragmático del texto de sus sueños que daría cuenta de su uso idiosincrásico
xual. La escena final la muestra con un último amante, un torero desahuciado, con quien de las formas verbales, paráfrasis, negaciones, comparaciones, léxico, pausas, etc.
han preparado una escena teatral para mantener su primera y última relación. Ambos 24. Los sueños de caídas, especialmente en las mujeres, describen el temor a rendir-
hacen el amor y se asesinan mutuamente. se a una tentación erótica (Freud, 1900, págs. 355, 395).

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152 SUSANA VINOCUR-FISCHBEIN EL USO DE LOS SUEÑOS EN EL CONTEXRO CLÍNICO [...] 153

que están determinados por circunstancias históricas subjetivas ligadas 2) Su articulación para producir el contenido latente de un sueño
al entorno social del soñante (Baranger, 1962). La idea de que es dicho (Representamen 3).
entorno el que establece un código para interpretarlos es análoga al con- 3) El contenido manifiesto organizado y traducido como una poten-
cepto de Peirce de interpretante lógico o último de un signo. cial narrativa verbal (Interpretante 3).
En este proceso se pueden exponer una serie de tricotomías, comen-
zando a un nivel más general y continuando hacia otros más específi- Se plantea abajo, a los fines del análisis, el artificio de un corte sincró-
cos. En realidad, el nivel inicial presupone un punto de partida ficticio, nico correspondiente a las sesiones en que los sueños fueron narrados:
en tanto que refleja el resultado de procesos de semiosis previos y cada
uno de sus componentes implica un proceso de semiosis en sí mismo. (IV)
En consecuencia, cada uno de los siguientes componentes triádicos 1) La emergencia de un sueño específico soñado por el paciente
puede concebirse como un signo complejo.25 Algunos de los fenómenos (Objeto 4 –“Sueño de las escaleras”).
abajo descriptos no son necesariamente consecutivos, sino que ocurren 2) La producción en la sesión de la narración del “sueño de las esca-
simultáneamente (en la mente del paciente y/o en la del analista) y se leras” y las asociaciones concomitantes (Representamen 4).
expresan en el setting. 3) Las interpretaciones del analista (Interpretante 4 –El rechazo
transferencial de L., su sentimientos de exclusión y aislamiento).
(I)
1) Los fenómenos mentales tanto en la mente del paciente como en la (V)
del analista (Objeto 1). 1) La aparición de otros pensamientos e imágenes preconscientes/
2) El diálogo analítico como su expresión en signos verbales conscientes asociados con el sueño (Objeto 5 –Las imágenes y asociacio-
(Representamen 1). nes con Matador, en la analista –La imagen de la momia amortajada en
3) La estructura dinámica inconsciente que subyace a dicho diálogo la paciente).
(Interpretante 1). 2) La expresión verbalizada de sus fantasías de “desintegración”
(Representamen 5).
(II) 3) Los pensamientos interpretativos producidos por la paciente
1) La existencia de una fantasía inconsciente específica a esta pareja misma y/o por la analista (Interpretante 5 –Su reflexión interrogativa
analítica (la fuente de las manifestaciones transferenciales y contra- sobre si era una percepción real o una utilización defensiva para no en-
transferenciales) (Objeto 2). frentar los riesgos de una sexualidad activa).
2) La expresión verbalizada de la transferencia del paciente
(Representamen 2). (VI)
3) La emergencia de los sentimientos/pensamientos contratransfe- 1) La emergencia de un nuevo sueño, una asociación, un recuerdo, o
renciales del analista (Interpretante 2). cualquier otro material significativo en la mente del paciente y/o el ana-
lista (Objeto 6 –“El sueño del tigre” –Nueva evocación de escenas del
Los puntos (I) y (II) sintetizarían la diacronía dinámica que involucra filme).
las vicisitudes del inicio y desarrollo del proceso analítico, derivando 2) El despliegue verbal y/o no verbal (expresiones faciales, lenguaje
luego en: corporal, sonidos, etc.) de este material (Representamen 6 –Su relato del
sueño, la expresión de sus sentimientos de sorpresa y angustia,26 su ini-
(III) ciativa de ver la película).
1) La existencia de los pensamientos oníricos como un fenómeno 3) La interpretación producida por el analista (y/o el paciente)
mental inconsciente en la mente del paciente (Objeto 3). (Interpretante 6 –La vinculación ostensiva de la película con sus fan-

25. En última instancia, recordemos que cualquier signo involucra alguna combina- 26. A diferencia de otras veces en que la angustia era transmitida por el llanto, ta-
ción de representamen, objeto, e interpretante. parse los ojos, morderse los labios o retorcer sus manos.

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154 SUSANA VINOCUR-FISCHBEIN EL USO DE LOS SUEÑOS EN EL CONTEXRO CLÍNICO [...] 155

tasías masoquistas –Su reflexión acerca de la muerte y lo que no se per- zación clínico-técnica en el contexto del campo dinámico intersubjetivo. Esta
mitía experimentar). propuesta, fundamentada en la hipótesis de que los sueños relatados en sesión
constituyen signos comunicativos, sostiene su trascendencia como matriz
simbólica que genera procesos de semiosis psíquica, a través de la articulación
Conclusiones del pensamiento psicoanalítico con ideas derivadas de la semiótica analítica de
Charles S. Peirce. Se introduce simultáneamente un material clínico ilustrati-
vo de las ideas expuestas.
Las formulaciones anteriores intentan sostener específicamente no sólo
la hipótesis de los sueños como signos comunicativos, sino además su
DESCRIPTORES: SUEÑO / COMUNICACIÓN / SOÑAR / CAMPO / SIGNO
valor como una matriz simbólica. Las impresiones sensoriales y las imá-
genes (cualisignos e iconos), así como los sentimientos (los interpretan-
tes emocionales) son componentes de la primeridad. Se organizan en Summary
una escena representacional interna, íntimamente relacionada con los THE USE OF DREAMS IN CLINICAL CONTEXT. CONVERGENCES AND DIVERGENCIES.
pensamientos oníricos. Así, a través de la incorporación del trabajo psí- AN INTERDISCIPLINARY PROPOSAL
quico, se logra la segundidad; o sea, el interpretante energético, siendo
el resultado sinsignos e índices. Cuando un sueño (como objeto) se tra- This paper aims to define certain unexpected convergences and foreseeable di-
duce a un código verbal (representamen), y es comunicado a un “intér- vergences about the conceptualization of dreams and their use as a research
prete”, la terceridad se logra por medio del interpretante lógico o final; el tool, specifically in clinical practice with non-neurotic patients.
cual, como se ha dicho anteriormente, no sólo genera sentimiento y ac- The paper includes a concise review of different lines of thought on the vi-
ción, sino que es además un pensamiento interpretante (argumento), cissitudes of dreams throughout the history of psychoanalysis: from dreams’
compuesto por elementos ideativos e imágenes. initial conception up to their use to examine transference and relational aspects
in the context of a psychoanalytic process.
De este modo, el campo dinámico intersubjetivo puede caracterizarse
The idea of the existence of dreams with just an evacuative function is dis-
no sólo como el terreno contextual compartido, esencial a una experien-
cussed and compared with that of their potential communicative value. Lastly,
cia de continuidad, sino como una terceridad que regula los intercam- an interdisciplinary pragmatic-semiotic approach dealing with the function of
bios entre la inmediatez de las experiencias inconscientes/preconscien- dreams is set forth, as well as its further clinical and technical use in the con-
tes (primeridad) y los impactos recíprocos que ocurren en las relaciones text of an intersubjective dynamic field. Based on the hypothesis that dreams
diádicas (segundidad). Al conjugar las dimensiones semánticas y retold in the session are communicative signs, this proposal argues their sig-
pragmáticas de la significación, este enfoque resulta compatible con la nificance as a symbolic matrix that generates a process of psychic semiosis. To
construcción de significación como un proceso de continuidad entre el achieve this, the proposal combines psychoanalytic thinking with ideas coming
funcionamiento psíquico y los significados compartidos. from Charles S. Peirce analytic semiotics. Clinical material is included to illus-
trate this viewpoint.

Resumen KEYWORDS: DREAM / COMMUNICATION / DREAMING / FIELD / SIGN

El presente trabajo se propone delimitar ciertas inesperadas convergencias y


previsibles divergencias concernientes a la conceptualización de los sueños, y su Resumo
empleo como herramienta investigativa, específicamente en la clínica de los pa- O USO DOS SONHOS NO CONTEXTO CLÍNICO. CONVERGÊNCIAS E DIVERGÊNCIAS.
cientes no neuróticos. UMA PROPOSTA INTERDISCIPLINAR
Incluye una breve revisión de distintas líneas de pensamiento respecto de las
vicisitudes de los sueños en la evolución del psicoanálisis: desde su concepción Este trabalho se propõe a delimitar certas inesperadas convergências e di-
inicial a su utilización para examinar los aspectos relacionales y transferencia- vergências previsíveis concernentes à conceitualização dos sonhos, e sua utili-
les en el proceso psicoanalítico. Se discute la idea de la existencia de sueños zação como ferramenta investigadora, especificamente no tratamento dos pa-
cuya función sería sólo evacuativa, contrastándola con la de su potencial valor cientes não-neuróticos.
comunicativo. Finalmente se formula un enfoque interdisciplinario, de orden Inclui uma breve revisão de diferentes linhas de pensamento a respeito das
semiótico–pragmático respecto de la función de los sueños y su posterior utili- vicissitudes dos sonhos na evolução da psicanálise: da sua concepção inicial até

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156 SUSANA VINOCUR-FISCHBEIN EL USO DE LOS SUEÑOS EN EL CONTEXRO CLÍNICO [...] 157

a sua utilização para examinar os aspectos relacionais e transferenciais no pro- — (1900): The Interpretation of Dreams, S. E., 4 y 5.
cesso psicanalítico. Discute-se a idéia da existência de sonhos cuja função seria — (1911): “The Handling of Dream Interpretation in Psychoanalysis, S. E., 12.
só evacuativa, contrastando-a com a de seu potencial valor comunicativo. — (1913): “The Claims of Psychoanalysis to the Interest of the Non-
Finalmente, formula-se um enfoque interdisciplinar, de ordem semiótica- Psychological Sciences”, Parte II, “The Philological Interest of
pragmático, no que diz respeito à função dos sonhos e sua posterior utilização Psychoanalysis”, S. E., 13, págs. 176-178.
clínico-técnica no contexto do campo dinâmico intersubjetivo. Esta proposta, — (1916): Introductory Lectures on Psychoanalysis, S. E., 15.
fundamentada na hipótese de que os sonhos relatados na sessão constituem sig- — (1917): “A Metapsychological Supplement to the Theory of Dreams”, S. E.,
nos comunicativos, mantém a sua transcendência como matriz simbólica que 14.
gera processos da semiose psíquica, através da articulação do pensamento psi- — (1920): Beyond the Pleasure Principle, S. E., 18.
canalítico com idéias derivadas da semiótica analítica de Charles S. Peirce. — (1923): “Remarks on the Theory and Practice of Dream Interpretation”, S.
Acompanha material clínico ilustrativo sobre as idéias expostas. E., 19.
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Del acontecimiento psíquico al


amor y la sexualidad

*Néstor Alberto Barbon

“[…] la boca encuentra el pecho, encuentra


y traga un primer sorbo del mundo.”
Piera Aulagnier (1975)

A modo de introducción

La estructuración del aparato psíquico es coextensa con la construcción


de la psicosexualidad, concepción ésta que nos legara el genio creador de
Freud y que fuera luego tomada en consideración y desarrollada por dis-
tintos autores posfreudianos.
En este sentido, consideramos que las vicisitudes de los vínculos tem-
pranos, cuyos resultados se verán reflejados en la estructuración del psi-
quismo, habrán de determinar un comportamiento sexual acorde con
dicha estructura y dinámica, como así también la posibilidad o no de ac-
ceder a esa incomparable posibilidad de amar.
Mal puede un cuerpo deficientemente libidinizado participar de una
sexualidad placentera; mal puede un yo defectuosamente constituido
participar de una historia de amor.

En los inicios

Los dos procesos mencionados tendrán como punto de partida el en-


cuentro infans-madre que sigue inmediatamente al advenimiento del
primero a la vida extrauterina, con su particular estado de desvalimien-

* Dirección: Juncal 2351, 5º “A”, (C1125ABE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires,


Argentina.
nesbarbon@fibertel.com.ar
162 NÉSTOR ALBERTO BARBON DEL ACONTECIMIENTO PSÍQUICO AL AMOR Y LA SEXUALIDAD 163

to (Hilflosigkeit) y esa “angustia primordial” que lo caracteriza y a la que el cuerpo sea bien advenido por la psique. Por otra parte, el contac-
que Freud (1926) denominó “angustia automática”. Anticipémonos a lo to adecuado del objeto con el cuerpo del infans da lugar a un placer ero-
que desarrollaremos más adelante recordando que, para el adulto, dicho tizado que constituye la base del “anclaje somático del amor” (Aulagnier,
estado de desvalimiento es el prototipo de una situación traumática 1986).
(Laplanche y Pontalis, 1967). De ese amor en los vínculos primarios ha de surgir la posibilidad de
Todo niño ha de experimentar en el inicio “[…] una ‘x’ que en el a vincularse al cuerpo de otros con amor. De lo contrario, el afecto que do-
posteriori del discurso se designa como sufrimiento” (Aulagnier, 1975). mine la escena será el odio (hacia sí mismo, hacia el objeto y el mundo).
Ahora bien, ese estado primordial en el niño exige –a los fines de poder También será de importancia la teoría que el niño construya sobre su
llevar a cabo la “acción específica”– una “asistencia ajena” (Freud, 1895) origen, en función de considerarse proveniente de un vínculo de amor o
capaz de satisfacer las dos demandas vitales propias de ese momento: de odio.
aporte de alimento y aporte libidinal, permitiéndole así el pasaje del es- Recordemos también que el niño construirá una representación de su
tado de necesidad al de deseo. cuerpo en función de los contactos primarios con el objeto-mundo; y que
Es pertinente señalar que el asistente ajeno operará como represen- la relación yo-cuerpo habrá de reproducir la que el niño tuvo con su
tante del medio al que adviene el infans, con lo que éste se encontrará madre. Freud (1938) señala: “La vida sexual incluye la función de la ga-
también con un discurso y con quien lo habla. nancia de placer a partir de zonas del cuerpo”.
Freud (1926) nos recuerda que el objeto-madre psíquico sustituye a Agreguemos, a lo ya dicho, que P. Aulagnier nos ha enseñado que la
la madre fetal biológica. Si el objeto primario opera adecuadamente, vale psique, al representar la unión objeto-zona sensorial, se representa tam-
decir en términos de una “madre corriente dedicada” (Winnicott, 1931- bién a sí misma como organización viviente.
1956), ofrecerá al infans la oportunidad de crear un estado de encuen- Ahora bien, en aquellas situaciones en las que exista un adecuado
tro y con ello habilitará el “estado de existente” (Aulagnier, 1975) con la nivel de libidinización, habrá de quedar inaugurado el campo de la re-
consecuente “puesta en vida” del aparato psíquico. presentabilidad. De lo contrario, toda falla del medio psíquico ambiente,
El encuentro del niño con el pecho marca el nacimiento a la vida psí- todo encuentro con un objeto que no experimente placer en sus contac-
quica y el punto de partida en la construcción de la psicosexualidad. tos, cuyo aporte libidinal sea inadecuado (tanto en exceso como en de-
Freud (1917a) al respecto dice: fecto); que no sea portador de un auténtico “deseo de hijo” (Aulagnier,
1992), impedirá dicha inscripción psíquica, en tanto no serán investidas
El mamar del pecho materno pasa a ser el punto de partida de toda la vida las huellas mnémicas que dan cuenta del encuentro y estaremos, en tér-
sexual, el modelo inalcanzado de toda satisfacción sexual posterior […] minos metapsicológicos, en el terreno de lo no representado, del más allá
Incluye el pecho materno como primer objeto de la pulsión sexual; no puedo
del proceso primario, de las cantidades no ligadas, de la vivencia de
darles una idea de la importancia de este primer objeto para todo hallazgo
posterior de objeto, ni de los profundos efectos que, en sus mudanzas y sus- dolor, del trauma, de la compulsión de repetición, de la pulsión de muer-
tituciones, sigue ejerciendo sobre los más distantes ámbitos de nuestra vida te… del sufrimiento, en definitiva. Por ello, la madre debe poder ejercer
anímica. una acción amortiguadora de la pulsión de muerte.
Recordemos también que otra de las posibilidades es la de que el in-
Winnicott (1954) nos recuerda que la naturaleza humana es una cues- fans, ante lo proveniente del mundo externo e inadecuado para sí, ponga
tión de psique y soma interrelacionados y que en la evolución el soma en juego el mecanismo de desmentida (Verleugnung), mecanismo que si
vino primero. En efecto, es el cuerpo somático del infans, y más especí- bien es en parte estructurante, puede alcanzar ribetes patológicos,
ficamente sus zonas sensoriales, los que habrán de ponerse en contacto dando lugar a escisiones en el yo. Ello lleva a Aisemberg (1998) a pun-
con el objeto materno, siendo así informada la psique de la naturaleza tualizar que “si este más allá de la representación se debe a que nunca
del encuentro inaugural, como así también de los múltiples encuentros pudo acceder a ser representable o a que actuó la desmentida o la de-
subsiguientes. El resultado de la unión objeto-cuerpo –placiente o su- sestima, es uno de los tantos interrogantes a plantearse”.
friente– preanuncia al objeto madre. Es en el cuerpo del infans donde En relación con la desestima o repudio (Verwerfung) recordemos que
anida, entonces, la “madre anticipada” (Aulagnier, 1986). tanto McDougall (1989) como De M’Uzan (1994) hacen mención de
Serán dichas zonas sensoriales las que albergarán la ignorada ex- dicho mecanismo como forma de explicar el campo de la irrepresentabi-
pectativa de ser transformadas en zonas erógenas, pudiendo lograr así lidad. En cuanto a la desmentida, tanto Marucco (1978a, 1978b, 1980)

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 161-175


164 NÉSTOR ALBERTO BARBON DEL ACONTECIMIENTO PSÍQUICO AL AMOR Y LA SEXUALIDAD 165

como Aisemberg (1998) hablan de la inauguración por Freud de una (“Podrías cambiar las sillas, ¿no?; no son demasiado cómodas”; “¿Me
“tercera tópica”, en referencia a la existencia de un inconciente escindi- podrías traer un poco de agua?”; “Tendría que haber unos caramelos
do y a la consecuente convivencia de un funcionamiento neurótico y otro para que uno coma mientras está aquí”; “¿Podés abrir la ventana?”;
no neurótico o narcisista. “¿Y si bajás un poco la persiana?”; “¿Acá no se sirve café?”), expresio-
De la naturaleza de los encuentros originarios y en función de las ex- nes éstas del predominio en él de un estado de necesidad más que de
periencias de placer o sufrimiento resultantes, dependerá también la re- deseo.
lación que se establezca entre la psique y el cuerpo. Aquella deberá ac- Miguel cambia de horario o de día de sesión permanentemente, faci-
ceder a la posibilidad de alojarse (lodgement) en este último, dando lugar litado ello porque vive en una localidad de la Provincia de Buenos Aires
al proceso de “personalización”; cuestión que, como señala Winnicott distante unos 150 km de la Capital; hace cosas que me mueven a estar
(1954), es “[…] un logro que de ningún modo les toca en suerte a muy atento a él. Así, pone los pies sobre la silla; toma la otra silla, le-
todos!”. vantándola de manera tal que quede apoyada sólo en una pata, hacién-
Es pertinente recordar también que Freud (1923) habrá de señalar dola girar; hace pelotitas con papelitos que tiene en las manos, los que
que el yo es “sobre todo una esencia-cuerpo” y que en la madre hay ex- van rompiéndose y cayendo al piso; da vuelta la silla sentándose “a ca-
pectativas respecto del mismo aun antes del nacimiento, creando un “yo ballo”... Es cierto, me lleva a que esté muy atento a él. Y, a su vez, él
anticipado [que] lleva consigo la imagen del niño que todavía no está, busca detectar qué ocurre en este nuevo encuentro paciente/analista.
imagen fiel a las ilusiones narcisistas de la madre […]” (Aulagnier, Cuál es la reacción del objeto frente a sus acciones.
1986). Esta “sombra hablada” habrá de tener que ser proyectada luego Miguel está animado por un movimiento constante, que no lo deja ni
sobre el cuerpo real del infans, y el “yo anticipado” será sometido a un quedarse quieto ni tampoco pensar. Parece haber en él una permanente
proceso de cesión al niño para que él pueda llevar a cabo exitosamente necesidad de descarga; y… también, sí, ¡el moverme a mí a pensar! A
su propio “proyecto identificatorio” (Aulagnier, 1975). pensar por él; a hacer lo que para él es una gran dificultad; a los fines de
El nacimiento es punto de partida de una historia, libidinal e identi- ayudarlo a poder acceder a su propio trabajo de pensamiento.
ficatoria; y el cuerpo, placiente o sufriente, ha de cumplir un papel deci- Algo típico en Miguel es su forma de tocar el timbre: al del portero
sivo en la historia que el niño construirá acerca del devenir de ese cuer- eléctrico parece “quedarse pegado” y al del departamento lo pulsa repe-
po y de sí mismo (Barbon, 2004). tidamente, y dado que el mismo suena al apretar y al soltar, genera una
especie de “enloquecimiento” en el timbre y en mí.
Pegoteamiento y locura; dos cuestiones que no dejo de resaltar. Y
Transitando la clínica además intrusión, ¡claro! ¡Si es lo que yo experimento!
Esto me genera también, contratransferencialmente, en muchas
Me parece importante hacer referencia, ante todo, a que Miguel, un oportunidades, sentimientos de rechazo, de intenso malestar, ganas de
joven paciente de 35 años –al serme derivado– dejó dos mensajes en el sacármelo de encima, que son reemplazados luego por un deseo de poder
contestador telefónico, mediando escaso tiempo entre uno y otro. ayudarlo a que mejore su situación, seguramente plena de sufrimientos;
Lo llamé y se mostró francamente molesto porque no había podido co- deseo que él se sabe ganar.
municarse conmigo en su primer llamado (¿necesidad de satisfacción in- El paciente –como ya he señalado– tiene 35 años de edad; es alto, de
mediata?, ¿cuántas y qué frustraciones habrá recibido?, ¿urgente recla- contextura robusta, aunque parece –sin embargo– un niño, dados su
mo de una figura paterna?). comportamiento y su decir. Utiliza un lenguaje muy simple, con escaso
Pero me gustaría consignar además que tanto los dos mensajes, como simbolismo, y muchas veces me veo esforzado a tener que utilizar con él
la reacción del paciente al hablar con él, generaron en mí una sensación términos sencillos, movido quizás por el deseo de que me entienda cla-
contratransferencial de profundo malestar; lo que también me ayudó a ramente. Por otra parte, en repetidas ocasiones, recurre al “¡Ah! ¡Ah!
pensar en los malestares que sentiría el paciente al tener que enfren- ¡Ah! ¡¿Me podés repetir lo que me dijiste?!”.
tarse a determinados vínculos, especialmente a aquellos que no le depa- En la primera entrevista, Miguel dice: “Tengo fobias... no me dejan
raban una satisfacción… en lo posible, inmediata. moverme libremente... me tienen cansado... no puedo hacer lo que quie-
Quiero aclarar que desde la primera entrevista se puso de manifies- ro”. Y agrega: “Yo era antes un tipo feliz y ahora... no sé... me agarró
to, en nuestros encuentros, una permanente demanda de su parte esto...”.

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166 NÉSTOR ALBERTO BARBON DEL ACONTECIMIENTO PSÍQUICO AL AMOR Y LA SEXUALIDAD 167

Miguel entonces dice: “Un día salí en auto y faltaban 10 o 15 km para marios. Así, un día, Miguel llegó a sesión y comenzó su discurso contán-
llegar a mi casa y me dio una sensación de adormecimiento en las pier- dome que había venido a Buenos Aires acompañado por su perro; agre-
nas, falta de aire y transpiración. Tuve que pararme en una estación de gando: “Es bárbaro… es lo que necesito… porque mi perro ¡¡me mira y
servicio. No quería decir qué me pasaba. Cuando se me pasó un poco, me no me habla!!”.
apuré y llegué. Le tomé miedo a la ruta. Después evitaba la noche. No La imposibilidad de Miguel de viajar solo en la ruta por temor a que
me animaba a venir a Bs. As. A veces venía solo, pero siguiendo a un co- le ocurra algo y no encontrar quién lo socorra, queda íntimamente em-
lectivo. Trato de ir siempre acompañado por alguien en el auto. El otro parentada con el sentimiento de desamparo, de abandono, de falta de
no sabe, pero yo sé que así no me va a pasar nada”. ayuda o favor, que no son más que expresiones que, como ya hemos seña-
Freud (1895 [1894]), con relación al “ataque de angustia”, dice: “Un lado, nos remiten al desvalimiento del yo, que es lo que caracteriza a la
ataque tal puede consistir en el sentimiento de angustia solo, sin ningu- situación traumática.
na representación asociada, o bien mezclarse con la interpretación más Miguel es hijo único de un matrimonio muy mal avenido. “Nunca se
espontánea, como la aniquilación de la vida, ‘caer fulminado por un sín- llevaron”, dice. Subrayo el “nunca se llevaron” porque me parece muy
cope’, la amenaza de volverse loco, […]”. distinto a “nunca se llevaron bien”. “Siempre discutían y se agredían,
También expresa Miguel: “Le tengo miedo a la oscuridad y también hasta que se separaron”; cuando él tenía 16 años. Durante un tiempo
tengo claustrofobia. No puedo subir a ascensores cerrados”. Sólo accede prolongado no vio al padre; quien vivía en un hotel. Al año siguiente la
a ello en caso de poder hacerlo con otra persona; su temor es el de que madre se fue a España y se casó con un venezolano, quien murió dos
se detenga y pueda pasarle algo, al estar solo. Aclaro también que otro años después, oportunidad en que ella regresa a la Argentina. El padre
de sus grandes temores es el de que se produzca, mientras va manejan- de Miguel reapareció luego y se reinició el contacto entre ambos. De
do, un atascamiento en el tránsito y “que no haya ningún lugar hacia todas maneras ese vínculo fue siempre desafectivizado. “Nunca tuve
donde escapar”. diálogo con mis padres... me llevaba un poquito mejor con mi madre...
“Cuando yo era chico me encerraban en un cuartito oscuro en peni- nunca fui amigo”, refiere Miguel.
tencia. Y me dejaban ahí… Me llevaban la comida y muchas veces tenía El padre muere a causa de un cáncer de próstata tres años después
que dormir ahí… ¡¡¡solo!!!” También le tengo miedo a la muerte.” de la separación; vale decir, cuando el paciente tenía 19 años; coinci-
Hay en Miguel una conjunción de agorafobia-claustrofobia, lo que nos diendo con el regreso de la madre. Miguel refiere haber tenido en esa
conduce a recordar que la primera es incluida por Freud (1895) dentro oportunidad lo que él denomina un “ataque de pánico”.
de los síntomas de la neurosis de angustia y que respecto de la última, El vínculo con la madre fue siempre muy conflictivo. En un comien-
afirma (1917b) que aparece comúnmente asociada a la anterior y que es zo, Miguel evitó hablar de ella; pero luego fue atreviéndose a hacerlo,
una cuestión en la que el sujeto “[…] se comporta como un niño pe- con toda clase de agravios e insultos; acusándola de que no lo quiere; de
queño” (1917c); tal vez experimentando un sentimiento de desamparo que nunca lo quiso; y de que no respetó ni respeta lo que él dice o pien-
que revelaría la posible reinvestidura de “huellas traumáticas” (Barbon, sa. Afirma: “Ella quiere que haga siempre lo que ella dice... no me escu-
2005). cha... sólo habla ella, y siempre para decirme qué es lo que tengo que
Ello, emparentado a otras cuestiones a las que nos referiremos más hacer... me tiene podrido… ¡¡¡es una hija de puta!!!, señalándole que tal
adelante, llevarían a hacernos pensar en una angustia más arcaica que vez sí pudo haber sido hija de una madre con dificultades para comuni-
la de castración, tal como la descripta por Green (1972-1986) en los carse con ella.
casos de pacientes fronterizos y a la que él denomina “angustia de sepa- La abuela materna murió poco antes de su nacimiento, por lo que al
ración-intrusión”. Incluida dentro de las neurosis actuales, esa angustia producirse el mismo su madre estaba en pleno duelo. Miguel agrega: “Mi
sería atribuible a aumentos de tensión somática que no sufren tramita- vieja es una depresión caminando… ¡estuvo deprimida desde siempre!”
ción psíquica. Cabe recordar el efecto negativo que tiene la vivencia depresiva de la
El paciente pone además de manifiesto su dificultad para moverse li- madre en los primeros contactos con el niño, en tanto es causante de de-
bremente, para ser dueño de sí; para poder escapar de lo que lo apresa. samparo psíquico. Aulagnier (1986) recuerda que “[…] la depresión ma-
Es también muy clara su necesidad de la presencia concreta de un otro terna es casi una constante entre los factores traumáticos”.
para poder andar por el mundo, pero de un otro que debe poder reunir Cuenta también que su madre toma bastante alcohol y que es muy
ciertas particularidades, todas ellas distintas de las de los objetos pri- desordenada: “Uno, por ejemplo, va a la casa y encuentra toda la mesa

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llena de jarritos; o lee el diario y lo deja todo desarmado... uno lo va a su padre, a un padre mediador que de otra manera parece no haber exis-
leer y las páginas no siguen una secuencia... a veces están todas las hojas tido. Es cierto también que, al tomar el lugar del padre, Miguel está tam-
desparramadas por el suelo”. Una muy clara descripción del perfil ma- bién más cerca de la madre. Es por ello que agrega: “Quisiera deshacer-
terno. me de mi madre, pero con el asunto del campo voy a seguir teniendo re-
Incursionemos en los terrenos de la sexualidad y el amor de este pa- laciones con ella”.
ciente. A partir de un determinado momento del tratamiento pudo em- En una sesión, Miguel dice: “Yo no me casé. Tengo una novia; una
pezar a confiarme abiertamente todo lo relacionado con su vida amoro- mujer separada, con 5 hijos (mujer-madre; pienso). La conocí hace 10
sa. Yo sentía que era puesto en el lugar de un padre en el que podía con- años. Tiene 6 años más que yo... Era la mujer de un amigo mío”. Quiero
fiar; un analista/padre que podía compartir con él aspectos muy íntimos aclarar que más adelante el paciente habrá de decir que en realidad era
de su vida. Entendí también que se estaba dando lugar a un encuentro la mujer de un primo; primo al que nunca más vio. Este vínculo le ha
con características distintas del primario, pudiendo poner en juego mi costado, entre otras cosas, grandes discusiones y peleas con la madre.
capital pulsional a fin de poder ofertarle una suerte de manto libidinal, ¿Qué lugar ocupará –para Miguel– el hombre frente a la mujer? ¿Qué
un “continente” que permitiera luego atender a sus contenidos; conte- será una mujer para Miguel? Y en este sentido es de especial importan-
nidos precarios en su mayoría y que correspondían a un tiempo coagu- cia detenernos un poco pensando en el vínculo entre Miguel y Andrea,
lado, signado por la repetición. el que se inicia luego de la separación de Andrea del primo hermano de
Miguel hizo referencia a que nunca había estado enamorado y a que Miguel, lo que ocasiona la ruptura del vínculo entre los primos.
no sabía cómo era querer a alguien. Contó también que tenía vínculos En este triángulo desaparece (desaparece = muere para Miguel, porque
–siempre transitorios– con muchas mujeres, pero que nunca había sen- no lo ve más) la pareja de la mujer; y hay un tercero (hijo) que se queda con
tido amor por ninguna. Las mujeres parecen ser para él desplazamien- ella. La relación Miguel-Andrea podría pensarse como un vínculo con ca-
tos de la figura materna, intentando poner distancia con la misma in- racterísticas incestuosas.
tensidad que la fuerza que lo atrae hacia ellas. Lo que prima en ese vínculo es la agresión, permanente. Además, su
Con una de sus parejas transitorias Miguel tuvo un hijo, el que ahora pareja es, como su madre, especialmente intrusiva. En estos casos, la
tiene 9 años, pero a quien sólo vio una vez, cuando tenía pocos meses de agresión entre ellos es también física.
vida. Dice: “No sé... no lo veo... a veces pienso que tendría que verlo, “Ella se enoja conmigo y me dice de todo y me grita delante de la
pero no me dan ganas... Yo no quiero a nadie... no sé qué es el amor, gente, en medio de la calle... ‘cornudo; basura; sos una porquería a quien
¿cómo es amar a alguien? Yo estoy con una mujer... ¡pero que sé yo! Me la madre no quiso, porque tu vieja también es una basura, una vieja de
acuesto con ella y después... no me dan ganas de estar con ella... yo quie- mierda y vos sos tan mierda como ella...’ .”
ro estar libre”. Le pregunté en esa oportunidad si él sabía que había otras formas de
Es evidente que después de producirse la descarga de cantidades, no ser tratado… que había tratos cariñosos… afectuosos… en los que había
hay un resto, un algo que relacione a su yo con el objeto, dado que no exis- amor y no odio.
te la posibilidad de establecer un vínculo amoroso.
Miguel dice: “Yo salgo con mujeres que me quieren y me tratan bien, pero
Y Miguel agrega: “¡¡Yo soy un peligro con el sexo!! Soy un enfermo del
duran poco... además ¡¡mirá si las tengo que llevar en el auto y después no sé
sexo... ¡¡es una obsesión!! Por poco soy psicópata... Puede pasar una por dónde volver... o es un lugar muy desconocido para mí!!
mina y yo estar yendo para un lado y de repente me voy para el otro... Terapeuta: El lugar que me parece que es muy desconocido para vos es el de
para mirarla”. Le señalo entonces que parece desviar su camino en al- ser bien tratado... ¿No será que vos no encontrás ese lugar, y que en tu vín-
gunas oportunidades. Responde: “Soy una basura... ¡¡anormal!! Quisiera culo con Andrea sólo te enfrentás, en forma repetida, al maltrato? ¿No será
nacer de nuevo, con una familia más normal, una madre más normal; que habrá que crear un nuevo tiempo, distinto al pasado?
Miguel: Me gustaría que me lo repitieras... ¿Ves? A veces me pasa que me voy
una niñez más normal y una adolescencia más normal. Empezaría todo de aquí y quisiera acordarme de las cosas que me decís y no sé que me pasa...
de nuevo. Lo que no cambiaría es mi pasión por el campo; todo lo demás me olvido... y me gustaría acordarme.
lo cambiaría”.
Aclaremos que si bien el campo es de la madre de Miguel, el mismo En varias oportunidades, Miguel ha llegado a su sesión, se ha sentado y,
era trabajado por el padre, siendo el paciente entonces un continuador con una mirada suplicante, me ha dicho: “Hoy no estoy bien, no sé qué
de las tareas paternas. Tal vez sea ésta la única forma de presentificar a me pasa... No quiero hablar yo, necesito que me hables; por favor, ¡¡de-

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170 NÉSTOR ALBERTO BARBON DEL ACONTECIMIENTO PSÍQUICO AL AMOR Y LA SEXUALIDAD 171

cime algo!!”, como probable expresión del vacío que siente y que –impe- funcionamiento psíquico parece estar impregnado por el modelo del
riosamente– necesita ser llenado de palabras, para no seguir desfalle- acto, al que se suele sumar el de las somatizaciones: calambres; desga-
ciendo. rros; lesiones cutáneas (algunas, como vino a descubrirse más tarde, au-
Un día, Miguel concurre a su sesión, toca el portero eléctrico y, cuan- toprovocadas, ¿autosensorialidad?); diarreas a repetición; epigastralgia;
do contesto, él no responde. Me contesta el encargado del edificio di- y, en aquellas situaciones generadoras de aumento de tensión: intensos
ciéndome que “el señor que tocó el timbre me pidió que le cuidara unas mareos, dolor precordial, “sensación de que el cuerpo está separado de
cosas que traía en la mano y salió corriendo”. Quince minutos después, mi cabeza”; “sensación de que floto y no puedo pisar bien”; “sensación
Miguel volvió a tocar el timbre; subió y me contó que Andrea le había de que no me entra el aire”, etc.
arrancado todos los documentos y unos papeles, se había metido en el Miguel también ha referido llevar a cabo una muy intensa actividad
auto y había salido disparando y que él la había corrido hasta un semá- masturbatoria, expresando: “A veces me sorprendo de las veces por día
foro y los había recuperado. que lo tengo que hacer… pero no lo puedo dominar… hay algo interno
En este paciente tienen lugar acciones que llevan la marca de lo que me lo pide… ¡como una fuerza!
traumático; de la existencia y perdurabilidad de acontecimientos dis- Ante la pregunta de qué ideas acompañan su autoestimulación,
ruptivos generadores de huellas traumáticas, que encuentran expresión Miguel expresa: “Ninguna; no pienso en nada… lo hago solamente… ¡y
en su vida cotidiana; lo que podría atribuirse al “congelamiento de la si- a veces es todo rapidísimo!”.
tuación de fracaso” del medio ambiente (Winnicott, 1931-1956), lo que Asimismo, Miguel ha referido perder su erección en muchos de sus
operaría como punto de fijación. encuentros sexuales. Trata de no llegar a lo coital, pero cuando esto se
Él está ligado a esta mujer, tanto como a su madre, porque si pierde hace “inevitable”, se asusta mucho porque empieza a sentirse mal. “Yo
eso –aunque malo–, se queda sin nada. En su discurso siempre está pre- trato de dar vueltas y evitar la penetración… ¡¡soy un experto en juegos
sente su necesidad de poder dejarla(s), pero parece estar inexorable- eróticos!!… ¡me he tenido que especializar!” (se sonríe).
mente ligado a ella(s). Más allá de la posible puesta en juego de la angustia de castración, es
En una oportunidad –seguramente como parte del pacto de agresión factible que esto muestre también la presencia de una angustia más ar-
y padecimiento que los une–, Andrea le dijo súbitamente que no lo caica; de atrapamiento en ese otro cuerpo; de “engolfamiento”
quería ver más, porque estaba saliendo con otro hombre. Miguel vivió (McDougall, 1987); de ser fagocitado, absorbido, devorado… hasta de
momentos de gran angustia; me llamaba por teléfono casi diariamente; perder la existencia; temores a los que paulatinamente pudo ir ponién-
parecía no poder soportar tanto sufrimiento. Encaró a quien él catalo- doles nombre, y así nominar “lo sabido no pensado” (Bollas, 1987).
gaba como el responsable y lo agarró a golpes. Sus episodios de impotencia nos remiten también a comunicaciones
Paulatinamente pudimos ir trabajando sobre lo que estaba pasando de Amati Mehler (1991), quien hace referencia a aquellos sujetos en los
ante la separación de Andrea. Pudo ir entendiendo, lo que le permitió que, al no ser tolerada la experiencia fusional regresiva unida a la geni-
mitigar su angustia. Se lo veía más tranquilo y en sus sesiones empeza- talidad, la manifestación más clara es la impotencia.
ban a tener lugar otras cuestiones distintas de las habituales. Es también interesante consignar que en los casos en que Miguel
Fue en esta época que Miguel alquiló un departamento para alojarse logra conservar su erección, dispone de otro recurso frente a los mismos
en él cuando viajaba a Buenos Aires, en lugar de hacerlo en casa de la temores: la eyaculación precoz.
madre. La creatividad del analista; la posibilidad de implementar una flexibi-
Como ya hemos señalado, el paciente se ve movido a llevar a cabo una lidad en el encuadre, conservando su encuadre interno; el análisis de la
actividad sexual muy intensa. El modelo de sexualidad que lo caracteri- transferencia; el uso adecuado de la contratransferencia; el trabajo de fi-
za da cuenta claramente de su estructura y dinámica psíquicas: múlti- gurabilidad (Botella, 2001); las construcciones; son todos ellos ingredien-
ples encuentros sexuales al estilo de una pura descarga, para –en todos tes esenciales en el manejo clínico de estos pacientes.
los casos– huir lo antes posible sin que se establezca vínculo amoroso al- Hoy, Miguel ha podido distanciarse de Andrea y refiere estar “más
guno. Lleva a cabo una actividad sexual que parece transitar por el te- apaciguado con el sexo”. Se lo ve más distendido, menos ansioso, menos
rreno de la necesidad y no por el del deseo; podríamos decir que se trata irritable, menos inquieto y algo más pensante.
de una satisfacción instintiva y no pulsional, en la que el paciente se ve Respecto de su madre, puede evitar responder tan fielmente a sus de-
movido a la descarga (cortocircuito) de contenidos no reprimidos. Su mandas y operar más de acuerdo con lo que él piensa y desea.

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172 NÉSTOR ALBERTO BARBON DEL ACONTECIMIENTO PSÍQUICO AL AMOR Y LA SEXUALIDAD 173

Hace poco, Miguel se sorprendió al descubrir que está empezando a Transitamos el terreno de la clínica a través de la presentación de un pa-
recorrer mayores distancias solo, en su auto; aunque, a la vez, teme que ciente en quien las vicisitudes de los vínculos tempranos se ven reflejadas en sus
alguien lo detenga en la ruta y quiera robárselo. Estas cuestiones pare- actitudes; en los acontecimientos de su vida cotidiana; como así también en las
cen indicar, por un lado, que posiblemente haya logrado acrecentar su particularidades de su comportamiento sexual y en su imposibilidad de estable-
caudal representacional al poder otorgarle algún sentido a los aconteci- cer vínculos amorosos.
La creatividad del analista, la posibilidad de implementar una flexibilidad en
mientos de su vida cotidiana, apartándose del terreno del exceso de can-
el encuadre, el análisis de la transferencia, el uso adecuado de la contratrans-
tidades, a consecuencia de una mayor libidinización (“confirmación nar-
ferencia, el trabajo de figurabilidad, las construcciones, son todos ellos ingre-
cisista” (Aisemberg, 1988). Y, por otro lado, Miguel parece no sentirse dientes esenciales en el manejo clínico de estos pacientes.
dueño de sus propios logros aún.
En una de sus últimas sesiones, Miguel me habló de sus deseos de re- DESCRIPTORES: APARATO PSÍQUICO / PSICOSEXUALIDAD / DESAMPARO / RELACIÓN MADRE-BEBÉ /
conocer a su hijo, y seguramente ha de haber podido conectarse con sus CUERPO / LIBIDO
emociones y sus afectos, en tanto percibí yo una intensa emoción.
“Yo estoy bien, aunque todavía tengo miedo”, dice Miguel.
Tal vez aquello a lo que teme (¿temor al derrumbe?; Winnicott, 1963) Summary
sea algo ya conocido… porque ya le pasó. FROM THE PSYCHIC EVENT TO LOVE AND SEXUALITY

Nos veríamos inclinados a pensar en que el paciente podría ser in-


cluido dentro de la categoría winnicottiana (1963) de los bebés que han Structuring of the psychic apparatus is co-extensive with psychosexuality.
The vicissitudes of early relationships, whose results are reflected in the
sido significativamente “dejados caer” y que “llevan consigo la expe-
structuring of the psyche, determine sexual behavior in accord with this struc-
riencia de la angustia impensable o arcaica”.
ture and dynamic, as well as the possibility (or impossibility) to access this in-
Aunque, de todas maneras, hoy parece estar abocado a “pensar la es- comparable capacity to love.
peranza” (Aulagnier, 1984) y, así, abierto a una expectativa de logros. Both the chance to possess an erotogenic body and to relate to others lov-
ingly grows out of love in primary relationships and adequate libidinization. If
not, the affect dominating the scene is hate (towards oneself, the object and the
Resumen
world) and sexual behavior will give proof of it.
Any failure of the psychic environment may generate alterations in the field
La estructuración del aparato psíquico es coextensa con la construcción de la
of representability. Any encounter with an object that does not derive pleasure
psicosexualidad.
from this contact or whose libidinal contribution is inadequate, who does not
Las vicisitudes de los vínculos tempranos, cuyos resultados se verán refleja-
have an authentic “desire for a child”, prevents this psychic inscription, since
dos en la estructuración del psiquismo, habrán de determinar un comporta-
the memory traces of this encounter are not cathected; therefore we are, in
miento sexual acorde con dicha estructura y dinámica, como así también la po-
metapsychological terms, left in the terrain of the unrepresented, beyond pri-
sibilidad o no de acceder a esa incomparable posibilidad de amar.
mary process, with unbound quantities, the experience of pain, trauma, repeti-
Del amor en los vínculos primarios y de la adecuada libidinización habrán de
tion compulsion, death drive… suffering, ultimately.
surgir tanto la posibilidad de disponer de un cuerpo erógeno, como así también
We move through the field of clinical work with the presentation of a patient
la de vincularse a otros con amor. De lo contrario, el afecto que domine la esce-
in whom vicissitudes of early relationships are reflected in his attitudes and in
na será el odio (hacia sí mismo, hacia el objeto y el mundo) y el comportamien-
events of his everyday life, as well as in the details of his sexual behavior and
to sexual será prueba de ello.
an impossibility to establish loving relationships.
Toda falla del medio psíquico ambiente conlleva la posibilidad de generar al-
The analyst’s creativity, the prospect of implementing flexibility in the set-
teraciones en el campo de la representabilidad. Todo encuentro con un objeto
ting, analysis of transference, adequate use of countertransference, work with
que no experimente placer en sus contactos, cuyo aporte libidinal sea inade-
figurability and constructions are all essential ingredients in the clinical han-
cuado, que no sea portador de un auténtico “deseo de hijo”, impedirá dicha ins-
dling of these patients.
cripción psíquica, en tanto no serán investidas las huellas mnémicas que dan
cuenta del encuentro y estaremos, en términos metapsicológicos, en el terreno
KEYWORDS: PSYCHIC APPARATUS / PSYCHOSEXUALITY/ HELPLESSNESS / MOTHER-BABY RELA-
de lo no representado, del más allá del proceso primario, de las cantidades no
TIONSHIP / BODY / LIBIDO
ligadas, de la vivencia de dolor, del trauma, de la compulsión de repetición, de
la pulsión de muerte… del sufrimiento, en definitiva.

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174 NÉSTOR ALBERTO BARBON DEL ACONTECIMIENTO PSÍQUICO AL AMOR Y LA SEXUALIDAD 175

Resumo L. y otros, Cuerpo, historia, interpretación, Buenos Aires, Paidós, 1994.


DO ACONTECIMENTO PSÍQUICO PARA O AMOR E A SEXUALIDADE — (1992): “¿Qué deseo, de qué hijo?”, en Psicoanálisis con niños y adolescentes,
Buenos Aires, Grupo para la Investigación y Estudio sobre Niñez y
A estruturação do aparato psíquico é coextensiva com a construção da psicose- Adolescencia.
xualidade. Barbon, N. (2004): “El cuerpo en las fronteras: algunas cuestiones metapsi-
As vicissitudes dos vínculos precoces, cujos resultados se verão refletidos na cológicas”, V Congreso Argentino de Psicoanálisis, Rosario, 21 y 22 de
estruturação do psiquismo, determinarão um comportamento sexual acorde mayo de 2004.
com dita estrutura e dinâmica, como também a possibilidade, ou não, de aceder — (2005): “Las huellas de lo traumático. Del encuentro al acontecimiento”,
a essa incomparável possibilidade de amar. XLIV Congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional, Río de
Do amor nos vínculos primários e da adequada libidinização surgirá tanto a Janeiro (Brasil), REV. DE PSICOANÁLISIS, LXII, 2.
possibilidade de dispor de um corpo erógeno como também a de vincular-se com Bollas, Ch. (1987): La sombra del objeto, Buenos Aires, Amorrortu, 1991.
os outros com amor. Caso contrário, o afeto que dominará a cena será o ódio (de Botella, C. y Botella, S. (2001): La figurabilidad psíquica, Buenos Aires,
si mesmo, do objeto e do mundo) e o comportamento sexual será prova disso. Amorrortu, 2003.
Toda falha do meio psíquico ambiente coadjuva a possibilidade de gerar al- De M’Uzan, M. (1994): “Los esclavos de la cantidad”, en La boca del incon-
terações no campo da representabilidade. Todo o encontro com um objeto que ciente. Ensayos sobre la interpretación, Buenos Aires, Amorrortu, 1995.
não experimente prazer nos seus contatos; cujo aporte libidinal seja inadequa- Freud, S. (1895 [1950]): “Proyecto de psicología”, A. E., I, 1988.
do; que não seja portador de um autêntico “desejo de filho”; impedirá dita ins- — (1895 [1894]): “Sobre la justificación de separar de la neurastenia un deter-
crição psíquica, por isso não serão investidas as marcas mnêmicas que dão minado síndrome en calidad de ‘neurosis de angustia’”, A. E., III, 1981.
conta do encontro e estaremos, em termos metapsicológicos, no terreno do não- — (1917a): “20º Conferencia. La vida sexual de los seres humanos”, A. E., XVI,
representado, do que vai além do processo primário, das quantidades não-liga- 1996.
das, da vivência da dor, do trauma, da compulsão de repetição, da pulsão de — (1917b): “17º Conferencia: El sentido de los síntomas”, A. E., XVI, 1996.
morte… do sofrimento, em definitiva. — (1917c): “25º Conferencia: La angustia”, A. E., XVI, 1996.
Percorremos o terreno da clínica através da apresentação de um paciente no — (1920): Más allá del principio de placer, A. E., XVIII, 1984.
qual as vicissitudes dos vínculos precoces se vêem refletidas nas suas atitudes; nos — (1923): El yo y el ello, A. E., XIX, 1984.
acontecimentos de sua vida cotidiana; como também nas particularidades de seu — (1926 [1925]): Inhibición, síntoma y angustia, A. E., XX, 1986.
comportamento sexual e na sua impossibilidade de estabelecer vínculos amorosos. — (1940 [1938]): “Esquema del Psicoanálisis”, A. E, XXIII, 1993.
A criatividade do analista; a possibilidade de implementar uma flexibilidade Green, A. (1972-1986): De locuras privadas, Buenos Aires, Amorrortu, 1991.
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REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 177-192

*El enactment como concepto


clínico convergente de
teorías divergentes

**Claudia Lucía Borensztejn

Introducción

Desde hace tiempo, el concepto de enactment es un visitante cada vez


más asiduo de los textos psicoanalíticos de diferentes orientaciones teó-
ricas. Traducido por algunos como “puesta en acto” y, por otros, como
“puesta en escena”, el enactment es mencionado en los trabajos actuales
de intersubjetivistas (Ogden, Renik), kleinianos (Britton, Feldman,
Steiner) y freudianos contemporáneos de Londres (Sandler y Fonagy),
según la clasificación de Hinshelwood (1999). En traducciones y escritos
en español se lee también enactar o reenactar.1 En esta presentación
usaré el término “enactment” de modo tal que abarque todas ellas.
Fue Joseph Sandler (1976) quien, considerando el concepto de identi-
ficación proyectiva (IP) como elemento significativo de la contratransfe-
rencia (CT), desarrolló la noción de enactment de la transferencia, y
llamó respuesta de rol, o actualización de rol, a la correspondiente res-
puesta contratransferencial.2

* Agradezco a mi amigo y colega el doctor Gabriel Sapisochin de la Asociación


Psicoanalítica de Madrid, quien dirigió mi atención hacia este concepto y generosamente
puso a mi disposición su investigación personal realizada en 2003 y antes de ser publica-
da en 2007.
** Dirección: Uruguay 1061, 2º “43”, (C1015ACA) Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Argentina.
claudiaborensztejn@yahoo.com.ar

1. El término también se ha traducido como enactuación (Benjamín, 2007).


2. Role responsiveness, o role actualization, respectivamente.
178 CLAUDIA LUCÍA BORENSZTEJN EL ENACTMENT COMO CONCEPTO CLÍNICO CONVERGENTE DE TEORÍAS DIVERGENTES 179

La cercanía del pensamiento de Sandler con las percepciones kleinia- En el citado trabajo, el autor plantea que la transferencia no es sólo
nas ha llevado a que, en los últimos años, autores de la actual escuela in- la percepción ilusoria de otra persona, sino que ésta también incluye los
glesa de psicoanálisis adopten el término de enactment, siendo Betty intentos inconscientes y a menudo sutiles de manipular o provocar si-
Joseph la primera en reconocer la coincidencia entre sus observaciones tuaciones reales con otros que son repeticiones de experiencias y rela-
clínicas acerca del uso de la IP y el concepto de enactment, difundiendo ciones tempranas. Esas manipulaciones o provocaciones ocurren en la
de este modo su utilización. vida cotidiana, la persona hacia la que se dirigen puede no aceptar el rol,
En el ámbito clínico, las convergencias son posibles; la utilización del pero si está inconscientemente predispuesto a aceptarlo, actuará de
concepto de enactment produce el acercamiento entre kleinianos, teóri- acuerdo a él.
cos de las relaciones de objeto no kleinianos, freudianos contemporáneos En el análisis, el paciente proyecta y externaliza aspectos de figuras
de Londres, así como también con los intersubjetivistas. de su pasado en la persona del analista, lo que incluye una percepción de
Las nociones acerca del enactment son también objeto de controver- los modos de reacción de este último.
sias, entre las más recordadas están las que mantuvieron Jacobs (1992b, El enactment abarca la relación de transferencia/contratransferen-
1993) y Green (1993) en el Congreso Internacional realizado en Áms- cia; las implica en su dinámica. De parte del paciente, la transferencia
terdam en 1993, con relación a la cuestión del papel que desempeña en que determina el enactment son sus relaciones de objeto infantiles.
la clínica la participación de la mente, las ideas, y la persona del analis- Hasta aquí la repetición. Dado que no se repite sobre un grabador sino
ta. Hay una divisoria de aguas entre analistas respecto al uso del con- con una persona que participa, en este caso el analista, ésta es presio-
cepto de contratrasferencia (CT), y el enactment parece ser la actuali- nada para que reaccione de acuerdo con estas relaciones de objeto in-
zación y continuación de esta anterior y no caducada polémica.3 fantiles, pero también el paciente busca una relación real con el analis-
En este trabajo considero los orígenes del término, sus equivalencias ta, real y verdadera, según sus propios parámetros.
en la escuela argentina de psicoanálisis, su utilidad clínico-técnica y los En 1993, Sandler propone que los límites entre las representaciones
alcances de su uso conceptual. del self y de objeto no deben verse como algo que se establece concreta y
definitivamente, de una vez y para siempre. Sugiere que podría pensar-
se en una función limitante (del self y el objeto) que tiende a aparecer y
Origen del concepto desaparecer en la medida en que se producen identificaciones y desi-
dentificaciones en el proceso analítico, proceso en el que la neutralidad
Como idea preliminar que transmite el espíritu de esta comunicación, ci- y la abstinencia como aspiraciones del método se pierden y recuperan a
taré la frase de una paciente que me resultó inspiradora. Una joven se través del análisis de la CT.
quejaba acerca de las peleas con su padre en ocasión de organizar su fes- El enactment incluye el uso conceptual de la CT como base para la
tejo de cumpleaños: “Es muy simple –me decía– le falta el concepto de comprensión, lo que a su vez implica la consideración del concepto de
informalidad”. Lo que mi paciente dijo se puede aplicar a algunos con- Identificación Proyectiva (IP), como forma de comunicación de incons-
ceptos psicoanalíticos, que iluminan el campo que nombran, lo cual ciente a inconsciente.
tiene consecuencias sobre la práctica clínica. Elizabeth Bott Spillius (1992) describe tres modos de acción de la IP
La idea que sustenta este concepto puede ubicarse en el año 1976, en la CT, siguiendo las ideas planteadas por Melanie Klein, Wilfred Bion
cuando Joseph Sandler publica su artículo “Contratransferencia y res- y Betty Joseph: el modo kleiniano, que se expresa por canales del pen-
puesta de rol”. De raigambre annafreudiana, creador y pluralista, here- samiento –hacer pensar a otro algo determinado–; el modo bioninano,
dero de las controversias británicas y conocedor de la teoría kleiniana, que se expresa a través de los sentimientos –hacer sentir a otro algo de-
Sandler se interesó por el estudio de la identificación proyectiva como terminado–; y el modo josephiano, que se expresa en la acción –hacer ac-
forma de comunicación y expresión del vínculo objetal. tuar a otro–. Los tres modos se observan en un análisis, y es este último
el que Joseph acuerda en llamar enactment, siendo, por lo tanto, una de
las manifestaciones de la CT.
Para Joseph Sandler hay dos pasos en la IP, lo que da la idea del mo-
3. Para ampliar el tema de la CT véase el debate entre Daniel Widlöcher y Jacques- vimiento que subyace al enactment: el primero es intrapsíquico, hay es-
Alain Miller, “El porvenir del psicoanálisis”, en REVISTA DE PSICOANÁLISIS (LX, 4, 2003). cisión y proyección en la fantasía inconsciente de algún aspecto de la re-

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180 CLAUDIA LUCÍA BORENSZTEJN EL ENACTMENT COMO CONCEPTO CLÍNICO CONVERGENTE DE TEORÍAS DIVERGENTES 181

presentación del self en la representación de objeto. El segundo paso de evitar manifestarse de esa manera, de los cuales el analista sólo toma
la IP es intersubjetivo, se proyectan aspectos del objeto interno en un conciencia al verse involucrado en ellos cuando formula la interpreta-
objeto externo, en este caso el analista. ción, con el correspondiente componente de acción que ésta ha genera-
Se relacionan los procesos intrapsíquico e intersubjetivo a través de do. En mi modo de entender el enactment discrimino dos tiempos, en el
la IP, que es la forma en que se produce la comunicación entre ambos.4 primero se produce el enactment interpretativo y, en el segundo, la inter-
En esta modelización nos alejamos de la metáfora del analista-espejo, pretación del enactment, que es una corrección o un completamiento de
para acercarnos a la del analista-continente con objetos internos que en- la interpretación en la que el analista se ha visto involucrado. No hay
ganchan o atraen a los del paciente. connotación negativa. Es algo a ser pensado.
Betty Joseph llega al concepto de enactment desde sus propios desa- El enactment es una acción sutil que el analista percibe a posteriori
rrollos acerca de la IP, en los que el paciente ejerce sutiles presiones de haber formulado la interpretación; el enactment interpretativo, al
sobre el analista empujándolo a actuar de una determinada manera que decir de Steiner (2006), en el cual el analista se ha escuchado a sí mismo,
se traduce en el tono de voz del analista, en su forma de interpretar e in- crítico, apaciguador, seductor o estimulante, según el rol que ha tomado
cluso en el contenido de la interpretaciones. Hay numerosos ejemplos en involuntariamente. Algunos autores (Sapisochin, 2007) destacan el fac-
los trabajos reunidos en su libro Equilibrio psíquico y cambio psíquico tor sorpresa del analista al escucharse a sí mismo. Puede haber una
(1989). serie de interpretaciones antes de que el analista tome conciencia de
Joseph (1999) dice que en el área de los refinamientos técnicos, donde este rol, lo que se logra atendiendo a la respuesta del paciente. El enact-
podemos ver los progresos del psicoanálisis, Sandler hizo con el concep- ment es interpretado a posteriori, considerando el punto de vista del pa-
to de enactment un aporte fundamental. ciente, corrigiendo aquello que en una primera vuelta quedó incomple-
to, como necesariamente queda cualquier enunciación que no tome dos
puntos de vista, el del paciente y el del analista, sujeto y objeto, transfe-
Definición rencia y contratransferencia.

El concepto de enactment expresa la idea de una forma de actuar den-


tro de la situación analítica. El paciente pone en acto sus relaciones de Conceptos coincidentes con el enactment en autores argentinos
objeto interno primitivas a través de la transferencia de éstas sobre el
analista, quien las percibe mediante la presión que se ejerce sobre su CT, El movimiento psicoanalítico argentino, influido en su origen por las
involucrándose en una forma sutil de acción. El analista acepta el rol o ideas kleinianas, fue pionero en desarrollos conceptuales de la vincula-
lo rechaza, lo que da como resultado un tipo de vínculo que es un enact- ridad analista-paciente. En los años cincuenta, casi 40 años antes de la
ment conjunto de la relación entre ambos. formulación del enactment, en Buenos Aires, Racker (1953) describía
En muchos textos actuales, el concepto de acting ha sido sustituido las variedades de la CT: concordante (identificación del analista con el
por el de enactment. Este último abarca de modo más acotado el actuar yo del paciente) y complementaria (identificación del analista con los ob-
dentro del diálogo, de la palabra, sin incluir la acción motora de ningún jetos internos del paciente), o directa e indirecta. La CT complementa-
integrante de la pareja analítica (Sapisochin, 2007). El hecho de con- ria e indirecta está próxima a las ideas del enactment.
templar de este modo el actuar como elemento de la terapia, implica un A finales de la década del cincuenta, Grinberg (1956, 1957) describió
reconocimiento a la existencia de mecanismos sutiles, que no pueden la Contraidentificación Proyectiva (CIP), que se produce como resulta-
do de una excesiva IP del analizado, por lo que el analista se ve llevado
pasivamente a desempeñar el rol que en forma activa e inconsciente el
paciente forzó dentro de sí. Grinberg, como Sandler posteriormente,
también hablaba de desempeñar el rol.
La diferencia entre enactment y CIP es que, para Grinberg, lo que el
paciente forzó dentro de él, actúa como un cuerpo extraño que produ-
4. En la discusión de Green sobre la presentación de Jacobs, leemos: “[...] pienso que
los progresos teóricos deberían alcanzar la articulación de dos puntos de vista indisocia- ciría en diferentes analistas la misma reacción, y en el enactment cada
bles, intrapsíquico e intersubjetivo” (1993, pág. 714). analista reaccionaría de forma personal e idiosincrásica según sus pro-

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182 CLAUDIA LUCÍA BORENSZTEJN EL ENACTMENT COMO CONCEPTO CLÍNICO CONVERGENTE DE TEORÍAS DIVERGENTES 183

pias modalidades de relaciones de objeto internas que se externalizan, a sujeto o en otro del rechazo y la frustración; hay una visión binocular de
su vez, sobre el paciente.5 los hechos. La visión de un solo vértice predomina en el primer tiempo
La conceptualización más lograda como teoría clínica de lo que ocu- interpretativo, en el que ocurre el enactment, cuando la interpretación
rre entre el paciente y el analista en sesión, la proponen los Baranger se centra en la experiencia del paciente o en las fantasías del paciente
(1961) en su trabajo “La situación analítica como campo dinámico”, en acerca del analista.6 La interpretación centrada en el paciente toma
el cual introducen la idea de campo bipersonal intersubjetivo. Este como punto de partida por ejemplo, en este caso, el rechazo del pacien-
campo es descripto por los autores como atravesado por tres ejes o líneas te. Si el analista interpreta los motivos para que el paciente se muestre
de fuerza: 1) el encuadre, 2) el discurso manifiesto y 3) la fantasía in- rechazante, el paciente podría sentirse criticado, produciéndose un
consciente bipersonal, que es una fantasía de pareja que se construye en enactment interpretativo. Si la interpretación está centrada en el ana-
el juego de la IP de ambos integrantes de la pareja analítica. Esta fan- lista, partiendo de la frustración que el paciente siente provocar en éste,
tasía bipersonal es producto de la ambigüedad del campo, concerniente el enactment interpretativo producido puede hacer sentir desesperanza
a los significados emergentes y a los significados de la relación, y es esta al paciente acerca de que el analista sea capaz de ayudarlo. El paciente
ambigüedad la que permite el juego y la escenificación de múltiples va- también podría sentir “que el analista interpreta para cubrir su propia
riedades del campo analítico. situación y no tener que enfrentarla” (Steiner, 1995, pág. 244). En
El concepto de campo dinámico en la clínica puede correlacionarse ambos casos de interpretaciones centradas en el analista o en el pacien-
con el concepto de enactment en la técnica, aun cuando no habiendo sido te, la interpretación es necesaria y previa a una toma de conciencia del
formulado, está presente en forma implícita en las descripciones de los enactment vincular por parte del analista. Si este segundo paso no se da,
autores cuando afirman que toda interpretación es una interpretación la interpretación es incompleta al no tocar la clave dinámica del recha-
del campo. zo/frustración, por ejemplo, en el caso mencionado. Ésta es una solución
El concepto actual de enactment subsume ideas de autores como técnica para el dilema interpretativo, produciendo una comunicación no
Grinberg, Racker y los Baranger, quienes han trascendido más allá de explicativa, como se ha dado en el primer tiempo del enactment inter-
sus fronteras y, explícita o implícitamente, han impactado en la evolu- pretativo, sino descriptiva, característica del segundo tiempo de la in-
ción del pensamiento del psicoanálisis en el mundo. terpretación del enactment.
No se trata de que el paciente o el analista sean quienes hacen tal o
cual cosa. El rechazo frustra, y puede ser que, por diferentes motivos, el
Del enactment interpretativo a la interpretación del enactment paciente rechace las palabras del analista o se sienta, a la vez, rechaza-
do por él debido a los períodos de separación entre sesiones, por ejemplo;
Hubo un tiempo en que un joven paciente rechazaba sistemáticamente pero también es un par que juega dentro de su mente, en sus relaciones
todo lo que yo decía. Entonces, le dije que él me cerraba todas la puer- de objeto internas y puede ser en un momento el que rechaza y en otro,
tas para pensar, puesto que era un no por aquí y un no por allí; a lo cual quien se frustra, estando alternativamente en uno u otro lado según la
respondió que suponía que debía ser muy frustrante para mí. Desde ya situación.
que lo era y me pareció importante reconocerlo, siendo la frustración la Más adelante pudieron descubrirse algunas configuraciones subya-
respuesta natural al objeto rechazante, su otra cara. Se ponía en acto un centes que determinaban el enactment rechazo/frustración, ansiedades
vínculo de rechazo y frustración, donde tanto uno como otro, paciente o confusionales acerca de su identidad sexual, con las que presionaba al
analista, podrían ser en diferentes momentos el frustrado, el frustrante, analista provocando culpa en él y temor de influencia a causa de ideas
el rechazado o el rechazante. teóricas o creencias sobre la cura que éste pudiera tener, ideas que en
En la interpretación del enactment se reconoce e interpreta lo que su- una nueva vuelta interpretativa pudieron analizarse como aspectos que
cede en el campo, los dos polos del vínculo, más que la localización en un

5. Para Grinberg (1956) hay en el analista una forma personal de involucrarse que 6. Steiner (2006) las llamó interpretaciones centradas en el analista, e interpretacio-
depende de conflictos personales no resueltos. nes centradas en el paciente.

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184 CLAUDIA LUCÍA BORENSZTEJN EL ENACTMENT COMO CONCEPTO CLÍNICO CONVERGENTE DE TEORÍAS DIVERGENTES 185

circulaban en el campo, que podrían ser tanto teorías del analista o del El término “acting” (in/out) puede entonces utilizarse más específi-
propio paciente expresadas como fantasías de curación. camente en el terreno de acciones del paciente violatorias del encuadre,
dentro de la sesión, y fuera de la sesión en acciones relacionadas direc-
tamente con problemas derivados del vínculo analítico. En los analistas,
Evolución del concepto la denominación de acting podría reservarse para los errores técnicos in-
voluntarios pero mayores con violaciones del encuadre, y para el abuso
En los años noventa, en los Estados Unidos aparecieron una cantidad de del poder económico sexual o intelectual sobre las transferencias de las
autores cuyo interés en la CT dio lugar a trabajos sobre temas relacio- que son responsables.
nados con ésta, tales como los enactments, la intersubjetividad y el au- Sería preferible reservar el término “enactment” para la marcha de
toanálisis (Cassorla, 2007; Grinberg, 1957; Hinshelwood, 1999; Renik, un análisis, en el área de aquellas inevitables acciones que ocurren en el
1997) marco del método y la técnica psicoanalítica, que es donde este término
Chused, en un trabajo de 1991, clarifica su rol tanto en análisis de encuentra su máximo rendimiento.
niños como en el de adultos. Ella dice:

A lo largo de un análisis los pacientes se comprometen en acciones simbóli- Utilidad del concepto de enactment
cas (verbales y no verbales) que generan un correspondiente impulso a la ac-
ción en el analista. En el mejor de los mundos posibles un analista es sensi-
Los analistas de niños estamos familiarizados con una dosis mayor de
ble a la transferencia, ya sea ésta expresada en palabras o en acciones, pero
no actúa. Contiene sus impulsos, los examina y usa la información ganada acciones en las sesiones por la técnica del juego, lo que produce confu-
para enriquecer su trabajo interpretativo. Este mundo es ideal pero no siem- siones acerca de los límites de su utilización. Podría ser que, de haber te-
pre lo alcanzamos. En el mundo en el que la mayoría de los analistas vivimos, nido a disposición en su momento el concepto de enactment, se hubie-
los analistas reaccionamos, nos “pescamos” en esta acción, y volvemos a la si- ran evitado largas discusiones sobre el estatuto del psicoanálisis de
tuación analítica con una interpretación de lo que ha ocurrido entre el pa- niños, como verdadero psicoanálisis, o como psicoterapia de orientación
ciente y el analista que lo ha precipitado a actuar.7
psicoanalítica, discusión que se extendió al compás de los progresos teó-
ricos que permitieron el tratamiento de pacientes fronterizos y psicóti-
Treinta años antes, los Baranger describían la interpretación analítica
cos, familias y parejas en los que el analista es requerido de modo más
como una interpretación del campo, en la que el analista se rescata y res-
participativo. Faltaba una herramienta conceptual que permitiera pen-
cata a su paciente de la fantasía inconsciente bipersonal transferen-
sar las acciones que estos tratamientos requieren. No es que no se rea-
cial/contratransferencial que los captura. La idea del rescate evoca la de
lizaran, pues, de todos modos, estas acciones estaban presentes, con
restauración de un límite. La neutralidad fluctuante, perdida y recupe-
culpa por cierto, escondiéndolas y, dificultando su entrada en la corrien-
rada que menciona Sandler.
te de pensamiento de la técnica oficial, quedando como acciones critica-
En un trabajo reciente, Steiner (2006) plantea una variedad de situa-
bles y comentarios aparte.
ciones en las que el actuar puede ser usado en la implementación del
Con el concepto de enactment, el análisis de niños, adolescentes y pa-
enactment para una mejor comprensión de las relaciones del paciente, pa-
cientes graves, encuentra un parámetro compartido de comprensión clí-
sando por un área gris que contiene los errores técnicos y llegando hasta
nica, señalando el “hecho clínico” del actuar en sesión, lo que es común
las violaciones del encuadre. En la discusión de este trabajo, Levenson
en la práctica de analistas con diferentes esquemas teóricos, modelos a
(2006) plantea que para estas dos últimas el término de acting out es per-
los que puede ser incorporado sin alterar su coherencia. Al decir de
tinente. Cassorla (2007) también propone que habría enactments obs-
Sandler (1991) es un concepto elástico, complementario de otro concep-
tructivos y productivos, si éstos pueden ser pensados y elaborados.8
to del mismo autor, quien propone, como actitud de la escucha analítica
junto a la atención flotante, la responsividad libremente flotante.
En el análisis de niños, el juego se equipara con la asociación libre del
adulto. En el enactment figuramos en el discurso aspectos de “el juego
7. Chused (1991), “The evocative power of enactments”, Journal of the American
Psychoanalytic Assosiation, pág. 616 (traducción personal). de las fantasías”. El analista de niños no puede no entrar en el juego
8. Al respecto es instructiva la discusión entre Steiner y Levenson (2006). para permitirle al niño expresarse de ese modo (Borensztejn et al.,

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186 CLAUDIA LUCÍA BORENSZTEJN EL ENACTMENT COMO CONCEPTO CLÍNICO CONVERGENTE DE TEORÍAS DIVERGENTES 187

1995). El analista de adultos no puede “no entrar” en la fantasía in- pone en acto en todos sus vínculos, y constituye el núcleo del enactment
consciente bipersonal del campo, fantasía que él mismo co-crea con su T/CT (Jacobs, 1993).
historia, personalidad, teorías y creencias. El analista no es una máqui- Entre los teóricos del enactment surgen posturas radicales, como la
na de absoluto control que recibe experiencias, por un lado, y las inter- de Owen Renik (1993), quien propone el abandono de la neutralidad y
preta, por otro lado. En todas sus reacciones e interpretaciones, el ana- la autorrevelación del analista.10
lista se muestra a sí mismo. Desde otra perspectiva teórica, Leguil (2004) critica el abandono de
El enactment permite pensar lo nuevo del vínculo entre paciente y la neutralidad de Renik, a la vez que defiende el “acto analítico”, es
analista, y las fantasías inconscientes subyacentes, fluctuantes y cam- decir la atribución del analista de interrumpir la sesión. Muchos pen-
biantes en cada momento de la relación. El enactment es útil para la su- samos que en ese momento se debe autoanalizar la CT. El enactment, a
pervisión y el material clínico, escuchar el material de colegas con este diferencia del acto analítico, es involuntario; por este motivo sólo se ob-
vértice, permite entender el lugar que ocupa el analista en su trabajo, serva a posteriori, con relación al norte que señala la brújula del méto-
sustituyendo la crítica por una visión más descriptiva.9 do analítico, los parámetros de neutralidad y abstinencia del encuadre,
En el capítulo 4 de Vida onírica se presenta el caso Matheu, y Meltzer como la inevitable desviación que, al haber ocurrido, permite ser pen-
le dice a la terapeuta: “Tiene alguna idea de por qué hizo eso? Ud. se pasa sada.
todo el tiempo haciendo cosas y nosotros tenemos, después, que tratar de
entender por qué las hace”. Luego, Meltzer agrega: “[...] esto es lo que la
gente intuitiva hace cuando juega con niños pequeños: inician el juego y Lugar del enactment en la clínica
responden a él de un modo que éste adquiere significado”, y concluye en-
tonces suponiendo que el juego del niño dio lugar de una manera u otra El enactment resalta en el escenario del análisis cuando el vínculo real
a esa conducta de la terapeuta (Meltzer, 1987, pág. 61). con el analista cobra protagonismo. En otros momentos o situaciones en
los que analista y paciente trabajan en sintonía, el enactment, se cir-
cunscribe a lo intrasubjetivo con los objetos internos, o a lo intersubje-
El enactment en relación con la neutralidad y abstinencia analíticas tivo, con otras personas del entorno del paciente. En última instancia, el
enactment es la puesta en acto de vínculos, que son la base del mundo
El enactment sólo se observa en relación con los parámetros del marco interno de cada persona, y que se exteriorizan en todas las relaciones
del método analítico que presupone la regla de abstinencia y la neutra- con los otros.
lidad del analista (Steiner, 2006). Para Sapisochin (2007), no todo lo que ocurre entre paciente y ana-
Betty Joseph nos alerta acerca del hecho de que un analista esté sos- lista en sesión es enactment. Hay un modo empático-intuitivo de escu-
pechosamente más silencioso de lo que suele estar, o “hablando dema- char y un modo en que se implica la CT y se produce el enactment.
siado” o en determinado tono quizás más alto o imperativo. Se puede Sapisochin plantea que ambos modos se alternan.
detectar el enactment en el contenido de una interpretación, por ejem- Tiempo atrás, una paciente me contaba un insight que había tenido
plo, reasegurando al paciente de alguna forma en que éste lo hubiera so- acerca de una conducta con los hombres que le generaba confusiones y
licitado inconscientemente, o animándolo en caso de la percepción de que consistía en iniciar ella misma el acercamiento erótico. Pensó que su
tendencias depresivas en el material (Jacobs, 1993). Joseph rescata el amigo aprovechaba su impulsividad para provocar en ella la acción,
valor del enactment de la historia. El paciente nos puede decir que tuvo como quien lanza un boomerang. La idea que le surgía era la de haber
un padre muy rígido, pero esto es un “hecho puro” y no podría llevar a sido manipulada, y por mi parte, acordando con su visión, me escucho
un real cambio psíquico. Éste ocurre sólo si el paciente está posibilitado ofreciendo una interpretación explicativa acerca de la conducta de se-
de ver la rigidez como algo con lo que él mismo “juega”, provocándola, ducción, la cual incluía el uso de la palabra “animal”, cuando nada en el
sometiéndose a ella, negándola, etc., en un juego sadomasoquista que se discurso lo sugería, sino que más bien venía de algunas ideas persona-

9. Para Donald Meltzer, la supervisión es un comentario acerca de un texto (comu-


nicación personal). 10. Esto fue investigado en nuestro medio como confesiones contratransferenciales.

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188 CLAUDIA LUCÍA BORENSZTEJN EL ENACTMENT COMO CONCEPTO CLÍNICO CONVERGENTE DE TEORÍAS DIVERGENTES 189

les, que no tenía muy conscientes en ese momento. Era algo así como ex- ment interpretativo y, en el segundo, la interpretación del enactment, que es
plicar la seducción como defensa primitiva frente a la sensación de un una corrección o un completamiento de la interpretación en la que el analista
ataque feroz “animal”. Esta palabra dio lugar a muchas asociaciones de se ha visto envuelto. No hay connotación negativa. El enactment es algo a ser
la paciente, entre ellas el relato de una experiencia de teatro en la que, pensado.
con este amigo, habían tenido que caracterizarse e identificarse con ani- 6) El análisis del enactment se da en todos los vínculos del paciente, en la
transferencia con el analista, en las transferencias extraanalíticas y en lo in-
males. Comenté acerca de lo curioso de nuestro intercambio, que de
trasubjetivo, en la relación con sus objetos internos.
algún modo ella habría quizás provocado en mí la idea de mencionar lo
7) El concepto de enactment es el correlato clínico del concepto de relación
animal, que resultaba ser algo que tenía tanto sentido para ella. Y en- de objeto y fantasía inconsciente en el mundo interno, así como una de las evi-
tonces su reacción, más curiosa aún... ahora que se lo decía, ella se daba dencias más claras de la comunicación de inconsciente a inconsciente.
cuenta de que había olvidado por completo que yo había mencionado esa
palabra. DESCRIPTORES: ENACTMENT / CONTRATRANSFERENCIA / TRANSFERENCIA / CAMPO PSI-
Dejo aquí este ejemplo de intuición o empatía para terminar este es- COANALÍTICO / ACTUACIÓN / INTERPRETACIÓN / VÍNCULO
crito con una invitación a delimitar la extensión y especificidad que se
quiera dar al concepto reseñado. Queda abierta la indagación de sus me-
canismos más íntimos. En la investigación conceptual del enactment Summary
quizás encontremos aquel elemento que fomenta el desarrollo empático- ENACTMENT AS A CONVERGENT CLINICAL CONCEPT OF DIVERGENT THEORIES

intuitivo, como vínculo creativo entre paciente y analista.


Dado que actualmente varios modelos teóricos suponen que en la mi- 1) It emerges as a clinical fact in an inter-theoretical context (American
croscopía de la mente los vínculos son el elemento constitutivo esencial, inter-subjectivists use it as well as post-Kleinians) adequate for considering
clinical and technical aspects in the Barangers' theory of the field.
estamos urgidos por persistir en la búsqueda de concordancias clínicas y
2) It illuminates the varied forms of acting occurring in the analytic situa-
mayores precisiones, las que nos ayudarían a avanzar en los problemas
tion and includes it as a habitual issue.
del psicoanálisis como terapia, acuciado por la demanda actual de solu- 3) Enactment refers essentially to the relation resulting from the patient's
ciones. El enactment como concepto clínico es un paso adelante en este transference and the analyst's countertransference; it is based on the bi-per-
sentido. sonal unconscious fantasy co-created by both in the field and is interpreted in
function of a dynamic in which the places of subject and object may be inter-
changeable.
4) It involves countertransference but goes beyond its recognition. When
Resumen there is direct reference to the analyst, the analyst needs to describe him or
herself in the function occupied in relation to the patient: the other aspect of
1) El enactment surge como hecho clínico, en un contexto interteórico (lo the relation, e.g. rejection/frustration.
usan los intersubjetivistas americanos tanto como los poskleinianos) adecuado 5) In enactment there are two moments: in the first, interpretive enactment
para pensar aspectos clínicos y técnicos dentro de la teoría barangeriana del is produced and in the second, interpretation of the enactment: correction or
campo dinámico. completion of the interpretation involving the analyst. There is no negative
2) Ilumina las variadas formas en las que el actuar ocurre dentro de la si- connotation. Enactment is something to consider.
tuación analítica y lo incluye como temática corriente. 6) Analysis of enactment takes place in all the patient's relationships: extra-
3) El enactment se refiere esencialmente al vínculo que resulta de la trans- analytic transference (spouse, children, bosses, and in activities such as stud-
ferencia del paciente y la contratransferencia del analista; se sustenta en la fan- ies, etc.).
tasía inconsciente bipersonal que ambos co-crean en el campo y se interpreta 7) The concept of enactment is the clinical correlate of the concept of object
en función de una dinámica donde sujeto y objeto pueden ser lugares inter- relation and unconscious fantasy in the internal world, as well as one of the
cambiables. clearest evidences of communication from unconscious to unconscious.
4) Implica a la contratransferencia pero va más allá de su reconocimiento.
Cuando el analista está directamente aludido, éste debe describirse a sí mismo KEYWORDS: ENACTMENT / COUNTERTRANSFERENCE / TRANSFERENCE / PSYCHOANALYTIC FIELD /
en la función que ocupa en relación con el paciente, la otra cara del vínculo. ACTING OUT / INTERPRETATION / LINK
5) El enactment contiene dos tiempos. En el primero se produce el enact-

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 177-192


190 CLAUDIA LUCÍA BORENSZTEJN EL ENACTMENT COMO CONCEPTO CLÍNICO CONVERGENTE DE TEORÍAS DIVERGENTES 191

Resumo Green, A. (1993): “¿Una sesión interactiva?”, REV. DE PSICOANÁLISIS, L, 4/5,


O “ENACTMENT” COMO CONCEITO CLÍNICO CONVERGENTE DE TEORIAS DIVERGENTES págs. 707-715.
Grinberg, L. (1956): “Sobre algunos problemas de técnica psicoanalítica deter-
1) Surge como fato clínico, em um contexto interteórico (usado pelos inter- minadas por la identificación y la contraidentificacion proyectiva”, REV. DE
subjetivistas americanos como os “pós-kleinianos”) ideal para pensar sobre os PSICOANÁLISIS, XIII, 4.
aspectos clínicos e técnicos dentro da teoria "barangeriana" do campo. — (1957): “Perturbaciones en la interpretación por la contraidentificación
2) Ilumina as variadas formas em que o agir ocorre dentro da situação analí- proyectiva”, REV. DE PSICOANÁLISIS, XIV, 1/2, pág. 23.
tica e o inclui como temática de uso corrente. Jacobs, T. (1992a). “Enactments in Psichoanalysis”, Journal of the American
3) O enactment se refere essencialmente ao vínculo resultado da trans- Psychoanalytic Assosiation, 40, pág. 82.
ferência do paciente e a CT do analista; se sustenta na fantasia inconsciente bi- — (1992b): “Las experiencias internas del analista, su ccontribución al proceso
pessoal que ambos concriam no campo e se interpreta em função de uma dinâ- analítico”, REV. DE PSICOANÁLISIS, XLIX, 2, pág. 253.
mica onde sujeito e objeto podem ser lugares intercambiáveis. — (1993): “Respuesta a la discusión”, REV. DE PSICOANÁLISIS, L, 4/5, págs. 725-733.
4) Envolve a CT, mas vai além de seu reconhecimento. Quando o analista Joseph, B.: “From Acting to Enactment”, trabajo presentado en The Joe
está diretamente aludido deve descrever-se a si mesmo na função que ocupa em Memorial Day, mayo de 1999 (inédito).
relação ao paciente, a outra cara do vínculo. Exp. do rechaço/ frustração. — (1989): Equilibrio psíquico y cambio psíquico, Madrid, Julián Yébenes, 1993.
5) No enactment há 2 tempos: no primeiro se produz o enactment interpre- Hinshelwood, R. D. (1999): “Countertransference”, The Inernational Journal
tativo e no segundo, a interpretação do enactment que é uma correção ou uma of Psychoanalysis, 80, pág. 797.
complementação da interpretação em que o analista se envolveu. Não há co- Hirsh, I. (1996): “The concept of enactment and theoretical convergence”, The
notação negativa. O enactment é algo para ser pensado. Psychoanalytic Quarterly, 67, págs. 78-101.
6) A análise do enactment se dá em todos os vínculos do paciente: a trans- Levenson, E. (2006): “Response to Steiner”, The Internationalt Journal of
ferência extra-analítica (cônjuge, filhos, chefes, como também nas atividades, Psychoanalysis, 87, págs. 321-324.
por exemplo, de estudo, etc.). Leguil, F. (2004): “Entrevista: Más allá de la neutralidad”, REV. DE
7) O conceito de enactment é o correlativo clínico do conceito de relação de PSICOANÁLISIS, 2, pág. 517.
objeto e fantasia inconsciente no mundo interno, assim como uma das evidên- Meltzer, D. (1987): Vida onírica. Una revisión de la teoría y de la técnica analíti-
cias mais claras da comunicação de inconsciente a inconsciente. ca, Madrid, Tecnipublicaciones.
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192 CLAUDIA LUCÍA BORENSZTEJN

Segal, H.: Prólogo del libro Equilibrio psíquico y cambio psíquico de Betty
Joseph.
Steiner, J. (1995): Refugios psíquicos. Organizaciones patológicas en pacientes
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Widlöcher, D. y Miller, J.-A. (2003): “El porvenir del psicoanálisis”, REV. DE
PSICOANÁLISIS, LX, 4.

(Este trabajo fue seleccionado para su publicación el 15 de febrero de 2009.)

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Psicoanálisis del carácter:


¿una misión imposible...?

*Norma Cattaneo

“[...] Los procesos de la formación del carácter son menos trans-


parentes y más inasequibles al análisis que los procesos neuróticos.”
Sigmund Freud

Esta afirmación plantea una doble tarea que intentaremos llevar a cabo
en este trabajo: en primer término, investigar a través de los textos freu-
dianos acerca de los procesos que transita un sujeto hasta arribar a la
construcción de lo que llamamos sus “rasgos de carácter”. En una se-
gunda etapa, observar estos “trazos” del carácter ante las vicisitudes de
la cura analítica.
Me detengo un instante más para reflexionar sobre el título que elegí
para mi monografía. ¿Elegí... o fui elegida...? Una “misión” imposible...

En el diccionario, leemos:

Misión: • viaje de estudio, exploración; • apostolado, predicación; • poder que


se da a un enviado para que haga alguna cosa; • deber moral que a cada hom-
bre le impone su condición.

Se abre entonces ante mí un mundo de sentidos sobre algunas de las ra-


zones posibles por las que me dedico a la tarea de analizar. Cada uno de
los conceptos sobre la palabra misión abarca aspectos de mi historia
biográfica personal y singular, y la de mis ancestros.
El psicoanálisis vivido y significado como “misión” revela sin duda
uno de mis más genuinos rasgos de carácter.

* Dirección: J. Salguero 2565/7, 13º “B”, (C1425DEJ) Ciudad Autónoma de Buenos


Aires, Argentina.
ncattaneodepica@yahoo.com.ar
194 NORMA CATTANEO PSICOANÁLISIS DEL CARÁCTER: ¿UNA MISIÓN IMPOSIBLE...? 195

Primera parte: Los procesos de la formación del carácter esconde la identificación primera, con el padre de la prehistoria perso-
nal, directa, no mediada, anterior a cualquier investidura de objeto. En
El carácter es una cualidad del yo que se sustantiviza. Comenzaremos Tótem y tabú (1912), Freud dice: “[...] En el acto de la devoración del
entonces por conceptualizar qué es el “yo”. padre se consuma la identificación con él. Cada uno se apropia de una
parte de su fuerza [...]”. El desvalimiento y la dependencia inicial favo-
I. El yo, el carácter y las identificaciones recerán estos procesos en la ontogenia. No obstante, estas identifica-
En El yo y el ello, Freud dice: “[...] Propongo llamar yo a la esencia que ciones primarias son reforzadas por las que corresponden a los primeros
parte del sistema percepción y que es primero precc. y ello [...]”. períodos sexuales y atañen al padre y a la madre.
Un individuo es un ello psíquico no conocido e inconciente sobre el
cual como una superficie se asienta el yo desarrollado desde el sistema El ello no puede experimentar ningún destino sino es a través del yo que lo
conecta con el mundo exterior. Las vivencias del yo parecen al comienzo per-
percepción como si fuera su núcleo. Así, como al jinete si quiere perma- derse para la herencia pero si se repiten con frecuencia e intensidad en mu-
necer sobre el caballo, a menudo no le queda más remedio que condu- chos individuos que se siguen unos a otros generacionalmente se trasponen
cirlo donde éste quiere ir, también el yo suele trasponer en acción la vo- en vivencias del ello cuyas improntas son conservadas por herencia [...]
luntad del ello como si fuera la suya propia. (Freud, 1918).
Sigue expresando Freud que si el yo fuera sólo la parte del ello modi-
ficada por el sistema percepción, estaríamos ante un estado de cosas El ello hereditario guarda en su interior el resto de innumerables exis-
simples: “[...] El yo está formado también por indentificaciones prove- tencias yo, y cuando extrae las fuerzas para su superyó, cuando incor-
nientes de las primeras investiduras de objeto resignadas. Éstas van a pora las primeras identificaciones que constituyen su carácter no hace
constituir lo que se llama su carácter [...]”. más que “sacar a luz” figuras yoicas más antiguas.
Al comienzo es imposible distinguir entre investidura de objeto e A modo de síntesis, en este punto diremos:
identificación, luego puede pensarse que las investiduras de objeto par-
ten del ello como necesidades eróticas, el yo endeble busca al principio 1) La identificación es la ligazón afectiva más temprana con una perso-
defenderse de ellas mediante represión. Si un objeto sexual es resignado, na.
sobreviene una alteración del yo pues éste se erige en él, igual que en la 2) La identificación primaria o incorporación oral de un objeto es ante-
melancolía. El yo mediante esta introyección, especie de mecanismo de rior a la investidura de objeto, y a través de ella se configura el yo a
regresión a la fase oral, posibilita la resignación del objeto. Esto es semejanza del Otro. Esto es estructurante.
común en las fases tempranas y puede dar lugar, según Freud, a la si- 3) La identificación secundaria edípica, fruto de una elección de objeto
guiente concepción del carácter: “[...] El carácter del yo es una sedi- es lo que del Otro se quiere tener.
mentación de las investiduras de objeto resignadas. Contiene la historia 4) En la formación del superyó intervienen ambas identificaciones.
de las elecciones de objeto [...]”. La persona puede adoptar estos influjos 5) Aunque el carácter se refiere siempre al yo (“Conferencia 32”), no
o defenderse de ellos. Esta trasposición de una elección erótica de obje- deja de tener sus raíces superyoicas en la identificación primaria por
to en una alteración del yo, permite al yo dominar el ello e imponerse a incorporación.
él como objeto de amor. “[...] Puedes amarme a mí también, soy tan pa- 6) Respecto de la clínica, la dialéctica de las identificaciones está cen-
recido al objeto [...]”. trada en las identificaciones secundarias. Ellas tienen movilidad. La
La trasposición de la libido de objeto en libido narcisista conlleva una identificación primaria no hace sustitución, es fija, se inscribe en el
resignación de las metas sexuales, una desexualización. principio de placer, de una vez para siempre.
Más allá de la resistencia a estos influjos, los efectos de las primeras
II. El carácter y los destinos de pulsión
identificaciones producidas a edad temprana serán “universales y dura-
deras”. Según Groddeck, somos vividos por poderes ignotos ingoberna- En Tres ensayos de teoría sexual (1905), Freud dice: “[...] La fijación pul-
bles y lo que llamamos nuestro yo se comporta en la vida de manera sional infantil está en la génesis del carácter”.
esencialmente pasiva. En el epílogo de “Carácter y erotismo anal” (1908), refiriéndose a los
Este proceso congela al psiquismo en un “para siempre” característi- destinos de pulsión y la formación del carácter, Freud afirma que “[...]
co del inconciente atemporal. Remite al “ideal del yo” porque tras él se los rasgos de carácter son continuaciones inalterables de las pulsiones

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196 NORMA CATTANEO PSICOANÁLISIS DEL CARÁCTER: ¿UNA MISIÓN IMPOSIBLE...? 197

originarias de la infancia, sublimaciones de ellas, o bien formaciones re- Los efectos pueden ser positivos: se puede intentar devolverle al trauma
activas frente a ellas [...]”. su vigencia, ser acogido dentro del yo llamado normal y, como tendencia
Retomando Tres ensayos de teoría sexual, en los factores que pertur- de él, prestarle unos rasgos inmutables, justamente porque su origen
ban el desarrollo, Freud cita la sublimación y una “subvariedad”: la for- real-vivencial, su fundamento histórico está olvidado. Freud da el ejem-
mación reactiva como desenlace o destino de una “disposición constitu- plo de un hombre que pasó su infancia en una ligazón madre hiperpo-
cional anormal”. Freud dice: “[...] A las excitaciones hiperintensas que tente y que luego buscará durante su vida una mujer que lo alimente y
vienen de diversas fuentes de la sexualidad se les procura drenaje en mantenga. Subraya que con esto rebasamos el problema de la neurosis
otros campos de suerte que la disposición peligrosa puede terminar in- y entramos en la formación del carácter.
crementando la capacidad y el rendimiento psíquico [...]. [...] La persona En los efectos de índole negativa “se persigue la meta contrapuesta”:
dotada de disposición artística revelará poseer una mezcla de talento, no repetir ni recordar los traumas. Éstas son reacciones de defensa, evi-
perversión y neurosis [...]”. taciones, pueden llegar a ser inhibiciones y fobias.
Respecto de la formación reactiva, Freud expresa: “[...] Lo que lla- También estas reacciones negativas prestan rasgos a la acuñación del
mamos carácter de un hombre está constituido de pulsiones fijadas carácter.
desde la infancia, de otras adquiridas por sublimación y de otras desti- Los síntomas, en las neurosis, como formación de compromiso reúnen
nadas a sofrenar mociones perversas reconocidas como inaplicables...”. ambas tendencias.
En una nota al pie de página, Freud agrega: “[...] Se ha llegado a indivi- Las limitaciones del yo y las alteraciones estables de carácter poseen
dualizar en ciertos rasgos de carácter componentes erógenos determi- naturaleza compulsiva. Freud las llama “un Estado dentro del Estado”.
nados. Por ejemplo obstinación, carácter ahorrativo y ordenado derivan También puede pensarse en el concepto de enfermedad como intento
del empleo del erotismo anal. La ambición es una fuerte disposición al de curación. El yo, en su compulsión de síntesis, toma las marcas del
erotismo uretral [...]. [...] Así en la disposición perversa de la infancia carácter y se identifica con ellas: “Yo soy así, ordenado, tímido...”.
puede verse la fuente de una serie de nuestras virtudes en la medida que Muy difícil de ser modificado, el carácter se convierte muchas veces
por vía de la formación reactiva se da el impulso para crearla [...]”. en bastión no negociable a la cura.
En tanto punto de fijación inalterable, cuasi satisfacción sustitutiva Ahondando en la comprensión del trauma y su tramitación, tomare-
pulsional, son un baluarte indomeñable a la transferencia. mos algunos conceptos vertidos en “Esquema del psicoanálisis” (1940).
Formación cicatricial, marca del deseo cumplido. Compulsión de re-
petición hecha carácter que sella el origen de toda filiación. El yo combate en dos frentes: contra un mundo exterior que amenaza ani-
“[...] Herencia del parricidio, acuñación del carácter y fijación al trau- quilarlo y contra un mundo interior demasiado exigente. De los peligros del
mundo interior es difícil escapar pues siempre perduran (retorno de lo repri-
ma, lo peor del padre y residuo del superyó [...]”, escribe Marta Gerez
mido) [...] (Freud, 1940).
Ambertin (2007) en su libro Voces del superyó.
Tramitar el trauma plantea al yo “una escisión”. Se forman dos postu-
III. El carácter, el trauma temprano, la escisión del yo, el fetichismo
ras psíquicas: la que toma en cuenta la realidad objetiva, la normal, y
En Moisés y la religión monoteísta (1939) (capítulo “La analogía”), otra que bajo el influjo de lo pulsional deshace al yo de la realidad. Las
Freud cita a los traumas tempranos como constitutivos de la formación dos coexisten una junto a otra. Un ejemplo de esta elaboración son las
del carácter. Dice: “[...] Llamamos traumas a esas impresiones de tem- teorías sexuales infantiles.
pranas vivencias, olvidadas luego, a las cuales atribuimos tan grande En el fetichismo, el varón no reconoce la falta de pene en la mujer y
signíficatividad para la etiología de las neurosis [...]”. se atiene a la convicción contraria. La desmentida tiene consecuencias,
pues no se atreve a afirmar que no vio el pene y recurre a algo visto casi
– Sucedieron entre los 2 y 4 años. en forma simultánea a la percepción de los genitales femeninos.
– Cayeron bajo la amnesia infantil. En realidad, más que de una escisión del yo puede tratarse, dice
– Son impresiones de naturaleza sexual o agresiva. Freud, “[...] de una formación de compromiso con la ayuda de un des-
– Daños tempranos del yo (mortificaciones narcisísticas). plazamiento [...]”. El fetiche ha servido para aplacar la angustia de cas-
– Debido a las características de estas vivencias se produce una fijación tración.
al trauma y compulsión de repetición.

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198 NORMA CATTANEO PSICOANÁLISIS DEL CARÁCTER: ¿UNA MISIÓN IMPOSIBLE...? 199

Pero agrega más adelante que en fetichistas y no fetichistas se ha ob- En el segundo ensayo, “Los que fracasan al triunfar”, nos encontra-
servado que pueden subsistir simultáneamente la negación de la falta de mos con un planteo que contradice una tesis psicoanalítica. Ésta dice
pene y el reconocimiento de la misma, por lo que se puede pensar en una que “[...] Los hombres enferman de neurosis a consecuencia de la frus-
“escisión del yo”. tración de sus deseos libidinales [...]”.
La construcción de un fetiche salva al sujeto del efecto del trauma. Lo Sin embargo, en este escrito vemos individuos que enferman cuando
salva de la psicosis y de la perversión. se les cumple un deseo “hondamente arraigado y por mucho tiempo per-
La singular y personal tramitación de la castración forma parte de la seguido”.
condición erótica, es del sujeto en su intimidad y constituye sus rasgos Freud va a demostrar que “la frustración interior” ha tenido efecto
de carácter. por sí sola. A través del trabajo analítico va a decir que “[...] son poderes
Cómo se elaboró el conocimiento de la diferencia sexual anatómica, de la conciencia moral los que prohíben disfrutar de lo deseado [...]”. Es
constituirá la base de cómo se tramitarán todas las diferencias en la obra de tendencias punitivas difíciles al análisis. Deseo y prohibición se
vida. El trámite nunca será perfecto, siempre quedará un residuo que hallan unidos.
dará lugar a “ulterioridades psíquicas”. Lacan dirá que no es posible hacer circular la culpa por el camino de
“Ulterioridades psíquicas” inexpugnables, inaccesibles a la palabra, la deuda simbólica.
sorprendentes en las vicisitudes de su procesamiento hasta llegar en al- Incesto y parricidio no tramitado hacen soporte a estos caracteres. Es
gunos casos extremos a “Las excepciones”. la misma ley que prohíbe lo que legisla la satisfacción sustitutiva de
deseo. Sustitución no absoluta.
IV. Algunos tipos de carácter descubiertos en la labor psicoanalítica Freud va a remitirse a Shakespeare e Ibsen para ejemplificar estos
En 1916, en el último número de la revista Imago, se publicaron tres en- casos.
sayos de Freud bajo el nombre de “Algunos tipos de carácter dilucidados Finalmente en el tercer ensayo, “Los que delinquen por sentimiento
por el trabajo psicoanalítico”. de culpabilidad”, Freud muestra cómo la culpa avanza un paso más y
En el primero, “Las excepciones”, Freud nos habla de un baluarte mueve al crimen para obtener un castigo y el apaciguamiento que pre-
narcisista que no ostenta la grandeza de “his majesty the baby”, sino lo cisa.
contrario, la injuria, la mortificación narcisística que lo nomina como Hacer sufrir con un crimen menor para padecer su castigo es la coar-
trauma. tada para un crimen mayor (parricidio e incesto).
El trabajo psicoanalítico le insiste al paciente para que renuncie al Freud no universaliza este “tipo de carácter” ya que hay situaciones
placer inmediato a cambio de la promesa de una ganancia de placer me- en que el acto delictivo conduce por otros goces.
diata más segura. Avanzar desde el principio de placer al principio de Identificación primaria al padre por incorporación, trauma temprano
realidad es aquello por lo que un hombre se diferencia de un niño. y superyó tienen correlación con los tipos de carácter.
Nos relata Freud que, en la práctica clínica, el médico se encuentra En las Conferencias, en 1932, Freud dirá: “[...] El superyó del niño no
con individuos que se oponen a este trabajo. Éstos dicen que han sufrido se edifica sobre el modelo de sus progenitores sino sobre el superyó de
bastante y que tienen derecho a que “se los excuse de tales sufrimientos”, ellos [...]. [...] El superyó conserva el carácter del padre y la facultad de
pues ellos son las excepciones y piensan seguir siéndolo. Estos pacientes oponerse al yo y dominarlo como imperativo categórico [...]”.
han padecido una vivencia o un sufrimiento en su más temprana infan- Fijeza y crueldad de la conciencia moral, cobardía y compulsión al fra-
cia y sienten de la siguiente manera: “Me es lícito ejercer la injusticia por- caso, ostentación del pecado y seguimiento de sanción son los avatares
que conmigo se la ha cometido”. Exigimos total resarcimiento por tem- con los que deberá enfrentarse el analista cuando alguna de estas cons-
pranas afrentas a nuestro narcisismo. Tal como Ricardo III, a quien telaciones irrumpe en el proceso de la cura.
Freud toma como ejemplo, estos individuos se atrincheran en su defecto Es el reino de la identidad, la ilusión de ser UNO.
para ostentar desde allí su poderío. Difícilmente puedan recibir algo del Concluiré el recorrido por los textos freudianos seleccionados, para
padre en el orden del don de amor, de allí su rebeldía al análisis. rastrear el concepto de carácter en Un recuerdo infantil de Leonardo Da
En este artículo se hace mención a las mujeres y su pretensión de Vinci (1910).
ciertas prerrogativas en la vida por haber sido cercenadas en un pedazo,
es decir, por haber nacido mujeres y no varones.

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 193-208


200 NORMA CATTANEO PSICOANÁLISIS DEL CARÁCTER: ¿UNA MISIÓN IMPOSIBLE...? 201

V. Leonardo: paradigma en los destinos de pulsión. El síntoma, Segunda parte: El carácter como inasequible al análisis...
la sublimación, el rasgo de carácter
Mi interés por revisar los postulados de Freud respecto a este núcleo de
Tal vez Leonardo constituya un paradigma que nos permita observar las
la formación del yo que es el carácter, proviene de mi profesión como psi-
posibilidades en la trasmudación de la pulsión, los traumas tempranos y
coanalista que debe escuchar cotidianamente el pedido de alivio por el
la formación del carácter.
padecer de los pacientes.
Dice Freud sobre Leonardo: “[...] La contingencia de su nacimiento
Transitando esta tarea, tanto con mis pacientes como en mi propio
ilegítimo y la hiperternura de su madre ejercieron la más decisiva in-
análisis, he arribado al “Trazo del carácter” inalterable e indomeñable
fluencia en la formación de su carácter [...]. [...] La represión sexual so-
al análisis. Cicatriz del yo, inscripción vía principio de placer, reminis-
brevenida tras esa fase infantil lo movió a sublimar libido en esfuerzo de
cencia del trauma que emerge con fuerza de real, fijo e inconmovible im-
saber pero a cambio de inactividad sexual para el resto de su vida...”.
posibilitando toda creación. Es como si se hubiera detenido el tiempo en
Sabemos a través del psicoanálisis que no necesariamente debió pro-
un “tiempo sin tiempo”, en un “tiempo de muerte”.
ducirse esta represión, y también sabemos que otro individuo pudiera
El “¡Qué carácter!” de la sabiduría popular se instala en la cura, con
haber enfermado en lugar de sublimar.
su fortaleza, su susceptibilidad, decidido a reinar aun a costa de subsu-
“Nos vemos precisados a remitir tanto la inclinación a reprimir como
mir toda creatividad original.
la aptitud para sublimar a las bases orgánicas del carácter [...]. [...] No
Como analistas debemos escuchar con atención flotante la asociación
obstante –dirá Freud–, no abandonaré el terreno de la investigación psi-
libre de un paciente cuyo goce prohibido se expresa mediante un sínto-
cológica pura [...].”
ma. El analizante dice su síntoma aunque de él no diga más que imagi-
Sólo un hombre con las vivencias de Leonardo hubiera podido pintar
narios que ayudan a sostenerlo, si bien cree combatirlo. Pero ¿guarda el
la Mona Lisa. En el juego facial de la hermosa florentina se reúnen los
carácter esta condición?
opuestos que gobiernan la vida amorosa de la mujer: reserva y seduc-
Si el carácter alcanza casi la forma de un modo de ser un síntoma
ción, ternura y sensualidad. Sensualidad que devora al varón ante la au-
asintomático, ¿cómo, cuándo y por qué puede consultar un sujeto asin-
sencia de un padre, y el padre de Leonardo estuvo ausente durante los
tomático a un analista?; o más aún, llegada la cura a este “modo de ser
primeros cinco años de vida del niño; este padre llegó a gravitar no sólo
en el mundo”, aunque cobre el precio de recortar la libertad del sujeto,
por vía negativa, sino también por su posterior presencia. Para la crea-
¿qué derecho asiste al terapeuta de intentar desplegar la trama que ar-
ción pictórica de Leonardo, la identificación con su padre tuvo una fatal
ticuló la formación de ese carácter?
consecuencia. Creaba y dejaba incompleta sus obras como su padre lo
Freud situó a la neurosis en su condición diferencial del carácter
había descuidado a él. Rasgo de carácter, acuñación de lo peor del padre.
tanto en su conceptualización como en las consecuencias de ambos en la
Se pregunta Freud: “[...] ¿No cabe escandalizarse por los resultados
prosecución del tratamiento. Señaló:
de una indagación que concede a las contingencias de la constitución pa-
rental tan decisivo influjo sobre el destino de un hombre? [...]”.
1) En lo relativo a la pulsión, falta en el carácter la presencia de la re-
Luego Freud responde que de buena gana olvidamos que todo en
presión, su fracaso y el retorno de lo reprimido.
nuestra vida es azar; desde nuestra génesis por la unión del espermato-
En el carácter hay fijación de la pulsión, formación reactiva y algunas
zoide y el óvulo, azar que tiene su parte en la legalidad de la naturaleza
sublimaciones.
pero que no articula en modo alguno con nuestros deseos e ilusiones.
2) El carácter no es unívoco sino constituido por un precipitado de “tra-
“La naturaleza –según palabras del propio Leonardo– está llena de infi-
zos” que pueden o no estar articulados o tener un recorrido autónomo.
nitas causas que nunca estuvieron en la experiencia [...]”.
3) Dada su relación con la pulsión, ya que los trazos de carácter son pro-
Identificaciones, formaciones reactivas, sublimaciones en un articu-
secución inalterada de las pulsiones parciales, está ligado a los desti-
lado absolutamente singular, determinaron la personalidad del pintor y
nos de pulsión. En un texto inédito preparatorio de su metapsico-
su obra excepcional. La fuerza y la debilidad de una madre, lo mejor y lo
logía, Freud va a afirmar que sólo después de superar los destinos de
peor de un padre, la presencia de un yo, resto de innumerables ellos, se
pulsión se perfila lo que se llama “el carácter” de un hombre que
muestran una vez más a nuestra observación, desalándonos en el que-
suele clasificarse como “bueno o malo”. Esto lo relaciona con la ética
hacer de comprender al ser humano.
y la verdad, y entonces vale la pena pensarlo en la clínica.

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202 NORMA CATTANEO PSICOANÁLISIS DEL CARÁCTER: ¿UNA MISIÓN IMPOSIBLE...? 203

Pero una vez más debemos subrayar que si bien pulsión y carácter son Si es determinante en la clínica analítica, para Lacan, reafirmar la
inseparables, la identificación no es menos constitutiva del carácter. instauración de la ley y el establecimiento de un orden simbólico que
Huellas mnémicas de nuestras primeras impresiones forman el acote el goce para que emerja el deseo, ¿es el carácter armadura u orden
carácter y casi nunca advienen concientes. Huellas mnémicas y rasgos simbólico? (Harari, 1991).
conforman la inscripción resultante de la existencia de un Otro primor- Según Lacan, lo que Reich denominó armadura no es más que un es-
dial, inscripción en la que el Otro identifica y no “se” identifica. cudo de armas, un blasón. El blasón es significante sin ser habla y puede
Operación anterior a la existencia del objeto y, a la vez, determinante de ser legible y aprehensible en tanto imagen heráldica (un cuasi orden
la existencia de éste. simbólico y posibilidad de intercambio). ¿Es lícito borrar estos mensaje
Ya hemos señalado que estas primeras identificaciones importan una opacos, significantes amo, o es preciso descifrarlos como jeroglíficos aun
regresión oral: comer-hacerse comer. Conllevan una actividad-pasividad a través de su fijeza?
(transformación en lo contrario) así como una vuelta contra la propia En el blasón también se inscriben los hitos de una historia bélica a
persona (melancolía). modo de supervivencia. Historia que nos remite al concepto de tiempo.
Las identificaciones tempranas corresponden con lo que Lacan lla- El tiempo del acto analítico en la propuesta de “hacer conciente lo in-
maba identificaciones en virtud de la fijeza y estabilidad de un núcleo conciente” es el tiempo de los relojes, de los calendarios, de la historiza-
que cabe ser posicionado en lo real. ción. Sin embargo, el inconciente (y Freud no se cansa de decirlo) está
El carácter participa del registro de lo real dada la índole de las anti- “fuera del tiempo”.
guas identificaciones a quienes se les atribuye efectos universales y du- La dirección temporal que captamos (cosa que también preocupa a los
raderos que hacen tope al análisis y se han denominado “resistencia del físicos contemporáneos), lo que desanudamos es puesto a rodar en el
carácter”. tiempo cronológico y lo conceptualizamos como pasado.
Entra en el registro de lo simbólico por condición de trazo o de rasgo Pero si tenemos en cuenta la atemporalidad de lo inconciente, debe-
(“trazo” es la prosecución inalterada de la pulsión primaria, formacio- mos decir que ese pasado se ha grabado, se ha cifrado en un ordena-
nes reactivas frente a ella o sublimaciones). miento topológico.
Y podemos señalar lo imaginario en la determinación que cabe a la No sólo la experiencia sino también la fantasía, y más aún las fan-
imagen en la conformación del carácter cuando ante la pérdida de un ob- tasías primordiales y su resolución, permiten que cada uno organice su
jeto éste es sustituido por una identificación (alteración del yo y refuer- existencia de una manera única, particular, contando con algunas inva-
zo narcisístico donde lo imaginario da cuenta). riables simbólicas que los incluye en un ordenamiento significante.
Pero, ¿cuáles son las identificaciones más tempranas e incoercibles? El análisis legitima la historización del síntoma para recobrar el
Son las erigidas en virtud de la incorporación de la “anterior instancia tiempo detenido.
parental en tanto superyó”, previas a las del complejo de Edipo y que Prevalece allí la idea de trauma y la cura busca según la metáfora ar-
forman el núcleo del carácter. Núcleo que antes de ser un factor adapta- queológica de Freud recuperar las piezas intactas donde el paso del tiem-
tivo y regulador está regido por el imperativo al goce. po no produjo envejecimiento.
Si el carácter da cuenta del lugar del superyó, se plantea como un Hasta allí los rendimientos terapéuticos de la reconstrucción históri-
mandato con pedidos imposibles de obedecer. ca. (Una historia que no es ya la acontecida.)
Llegamos así al capítulo de la castración. Lacan articula el goce con Pero en este trabajo nos interpela el carácter, como lo no historizable.
la castración, y dice que la castración es lo que cae del goce por la arti- Allí donde las significaciones se han agotado en los atolladeros de las pri-
culación de éste con la pulsión. Habla de un goce parcial, de un resto, de meras identificaciones, en la vivencia y no en lo olvidado, en lo angus-
un horizonte limitado pero posible. tioso de la castración.
“[...] La forma de tramitar la castración influye sobre su ‘carácter’, si Castración como la diferencia que se instituye como lo más traumá-
el sujeto permanece sano; sobre su neurosis si enferma y sobre sus re- tico y, paradigmáticamente, lo más humano.
sistencias, en caso que emprenda un tratamiento analítico [...]” (Freud, No un trauma que acaece y desbarata la estructura, sino una estruc-
“Conferencia 20”). tura que se constituye en ese agujero en la base.
Desde el psicoanálisis cabe plantearse entonces una pregunta fuerte Lo que no hay no puede operar en el tiempo más que como “imperio-
que no deja de abarcar el plano de la ética en la cura. so ahora”. Lo esencial no es memorable, tampoco olvidable.

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204 NORMA CATTANEO PSICOANÁLISIS DEL CARÁCTER: ¿UNA MISIÓN IMPOSIBLE...? 205

Aquí confluirían la repetición (lo no ligado que insiste) y rasgos de No tengo el propósito de aseverar que el análisis como tal sea un trabajo sin
carácter (compulsión repetitiva). conclusión. La terminación de un análisis es un asunto práctico. Todo ana-
lista experimentado podrá recordar una serie de casos en que se despidió del
Aquello del orden de lo avizorado en Más allá del principio de placer
paciente para siempre. Mucho más se distancia la práctica de la teoría en los
que convive con nociones como lo traumático, la cosa, la roca viva de la llamados “análisis del carácter”. Aquí no se podrá prever fácilmente un tér-
castración donde Freud detiene su marcha... mino natural [...] uno no se propondrá como meta limitar las peculiaridades
Esta región es ajena al tiempo serial. humanas en favor de la normalidad esquemática [...] Sólo deberá crear las
¿Cómo aproximarse en la cura a este terreno, al blasón, a la armadu- condiciones psicológicas favorables para las funciones del yo. Con eso que-
ra, al gran Otro que habita al paciente? dará tramitada su tarea [...].
Tal vez la transferencia...
“Vida es Eros y Tánatos. La molestia se encuentra en su desequilibrio,
Lo que se actualiza en la transferencia no es sólo la estructura del
no en su presencia.”
fantasma con sus componentes eróticos y agresivos (síntoma). Lo hacen
también estructuras arcaicas infantiles organizadas alrededor de la se-
paración, la pérdida, la ausencia.
Resumen
Al calor de la llamada transferencia positiva se incuba el despliegue
de líneas vinculadas al ideal, al amor, un amor que cuanto más se em- En este trabajo se investiga, a través de los textos freudianos, acerca de los pro-
peña en demandar reciprocidad, más obstinado se vuelve en no querer cesos que transita un sujeto hasta arribar a la construcción de lo que llamamos
saber qué lo causa. Un amor que se dirige al saber con la ilusión de or- sus “rasgos de carácter”. La autora comienza por conceptualizar qué es el “yo”,
ganizar una imagen completa de sí. su relación con el carácter y las identificaciones, luego el carácter y los destinos
Sin embargo, junto a ese deseo se instala la resistencia. El carácter de pulsión para pasar al trauma temprano, escisión del yo y fetichismo.
con todas las características que hemos descripto cumple muchas veces Cerrando el recorrido, aborda el síntoma, la sublimación y el rasgo de carácter
esa función. a través del texto Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci, paradigma de los
Freud nos advierte sobre el riesgo del “furor curandis” y no se cansa destinos de pulsión.
de insistir en exigir respeto por la individualidad del paciente. Plantea En una segunda etapa, la autora analiza los “trazos” del carácter ante las vi-
“apartarse de toda propuesta identificatoria o búsqueda de resultados”. cisitudes de la cura psicoanalítica.
En este punto nos interpela el carácter, como lo no historizable. Allí donde
Esto es complementado por Lacan en términos de “deseo del analis-
las significaciones se han agotado en los atolladeros de las primeras identifica-
ta” correlativo al deseo del paciente que le adscribe el lugar de sujeto su-
ciones; en el trauma no representado; en la vivencia, y no en lo olvidado; en lo
puesto saber. angustioso de la castración.
Si intentamos dar cuenta de este saber (vía historización indefinida ¿Cómo aproximarse en la cura a este terreno, al blasón, a la armadura, al
de sus síntomas), obturaremos el acceso del sujeto a lo real de su falta. gran Otro que habita al paciente? Tal vez la transferencia…
Sólo inscribiendo la falta en el Otro (analista), podrá asumir el pa- Lo que se actualiza en la transferencia no es sólo la estructura del fantasma
ciente un “no hay saber”. con sus componentes eróticos y agresivos (síntoma). Lo hacen también estruc-
El análisis es tanto un arte como una ciencia. El analista debe funcio- turas arcaicas infantiles organizadas alrededor de la separación, la pérdida, la
nar como el poeta, produciendo efectos de sentido a la vez que bordean- ausencia.
do el agujero. Sería un poeta y un esteta más que un científico historicis- Junto al deseo se instala la resistencia. El carácter, con todas las caracterís-
ta. Deberá ocuparse más de un “siempre” que de un “antes”. ticas descriptas, cumple a veces esa función. Freud advierte sobre el riesgo del
La creación es y no es ex-nihilo: no puede prescindirse de lo pasado y “furor curandis”.
de lo histórico, pero tampoco de lo que no es ni lo uno ni lo otro. El analista deberá funcionar como un poeta, un creador, un esteta más que
un científico historicista.
El carácter hace tope al análisis, se presenta como atemporal; resto
Situado ante esta encrucijada, Freud escribió en “Análisis terminable e in-
pulsional que busca la satisfacción directa, regresiva en la ilusión del
terminable”: “No tengo el propósito de aceverar que el análisis como tal sea un
eterno retórico de lo igual; herencia de lo más arcaico; presencia de lo trabajo sin conclusión. La terminación de un análisis es un asunto práctico.
real. Todo analista experimentado podrá recordar una serie de casos en que se des-
Situado ante esta encrucijada, Freud escribió en “Análisis terminable pidió del paciente para siempre. Mucho más se distancia la práctica de la teoría
e interminable (1937): en los llamados ‘análisis del carácter’. Aquí no se podrá prever fácilmente un

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206 NORMA CATTANEO PSICOANÁLISIS DEL CARÁCTER: ¿UNA MISIÓN IMPOSIBLE...? 207

término natural […] uno no se propondrá como meta limitar las peculiaridades KEYWORDS: CHARACTER TRAITS / EGO / IDENTIFICATION / VICISSITUDES OF THE DRIVE / CAS-
humanas a favor de la normalidad esquemática […] sólo deberá crear las con- TRATION / SYMPTOM / SUBLIMATION / CURE
diciones psicológicas favorables para las funciones del yo. Con eso quedará tra-
mitada su tarea […]”.
“Vida es Eros y Tánatos. La molestia se encuentra en su desequilibrio, no en Resumo
su presencia.” PSICONÁLISE DO CARÁTER: UMA MISSÃO IMPOSSÍVEL…?

DESCRIPTORES: RASGOS DE CARÁCTER / YO / IDENTIFICACIÓN / DESTINOS DE LA PULSIÓN / CAS- Neste trabalho se investiga, através dos textos freudianos, sobre os processos
TRACIÓN / SÍNTOMA / SUBLIMACIÓN / CURA que um sujeito transita até chegar à construção do que chamamos seus “traços
de caráter”. Começaremos conceitualizando o que é o “eu”, sua relação com o
caráter e as identificações, depois o caráter e os destinos de pulsão para passar
Summary ao trauma prematuro, excisão do “eu” e fetichismo. Para finalizar, abordaremos
PSYCHOANALYSIS OF CHARACTER: AN IMPOSSIBLE MISSION...? o sintoma, a sublimação e o traço de caráter através do texto “Uma lembrança
infantil de Leonardo Da Vinci: paradigma dos destinos de pulsão”.
This paper investigates, through Freudian texts, about the processes that an Em uma segunda etapa serão analisados os “traços” do caráter ante as vi-
individual must go through until he reaches the construction of what we call cissitudes da cura psicanalítica.
his “character traits”. We will start defining what “ego” is, its relation with Neste ponto nos interpela o caráter como o não-historializável. Ali onde as
character and identifications, then character and destinies of drive, and later to significações se esgotaram nos “atoleiros” das primeiras identificações; no trau-
the early trauma, ego excision and fetishism. Finally, we will talk about symp- ma não-representado; na vivência ou não, no que foi esquecido; na angústia da
tom, sublimation and the trait of character through the text: “Leonardo Da castração.
Vinci and a Memory of his Childhood: paradigm of the destinies of drive”. Como aproximar-se na cura a este terreno, ao brasão, à armadura, ao gran-
On a second stage, we will analyze the traits of character before the vicissi- de Outro que habita no paciente? Talvez a transferência…
tudes of psychoanalytical treatment. O que se atualiza na transferência não é só a estrutura do fantasma com
At this point, character questions us, as something non historical. There, seus componentes eróticos e agressivos (sintoma). Fazem-no também estrutu-
where we have run out of significations because of the first identifications ob- ras arcaicas infantis organizadas ao redor da separação, da perda, da ausência.
stacles; the non represented trauma; the experiences and non experiences; the Junto ao desejo se instala a resistência. O caráter com todas as característi-
forgotten; the distress of castration. cas descritas cumpre às vezes essa função. Freud nos adverte sobre o risco do
How can we get near, in treatment, to this field, to this coat of arms, to this “furor curandis”.
armor, to the great Other that inhabits the patient? Maybe transference... O analista deverá agir como um poeta, um criador, um esteta mais do que
Transference brings up to date not only the ghost structure with its erotic um científico historicista.
and aggressive components (symptoms), but also the archaic structures from Diante desta encruzilhada Freud escreveu em “Análise terminável e inter-
childhood organized around separation, loss, absence. minável”: “[…] Não tenho o propósito de assegurar que a análise como tal seja
Along with desire, resistance instates. Character, with all its described char- um trabalho sem conclusão. O fim de uma análise é um assunto prático. Todo
acteristics, sometimes fulfills that function. Freud warns us about the risk of analista experiente poderá recordar uma série de casos em que o paciente foi
“furor curandis”. despedido para sempre. Muito mais se distancia a prática da teoria nas chama-
Faced with this crossroads, Freud wrote, at “Analysis Terminable and das “análises do caráter”. Aqui não se poderá prever facilmente um fim natu-
Unterminable”: “[...] It is not my intention to assert that analysis is a job with- ral […] nossa meta não será limitar as peculiaridades humanas a favor da nor-
out conclusion. Analysis termination is a practical matter. Every experimented malidade esquemática […] somente deveremos criar as condições psicológicas
analyst can remember a number of cases in which he or she dismissed the pa- favoráveis para as funções do eu. Assim sua tarefa estará concluída […]”.
tient forever. Practice and theory get even more distant in the case of ‘charac- “Vida é Eros e Tânatos. A moléstia se encontra no seu desequilíbrio, não na
ter analysis’. Here you cannot easily foresee a natural ending [...] we will not sua presença.”
intend, as a goal, to limit human peculiarities in favor of an schematic normal-
ity... we should create favorable psychological conditions for the ego functions. PALAVRAS-CHAVE: TRAÇOS DE CARÁCTER / EU / IDENTIFICAÇÃO / DESTINOS DA PULSÃO / CAS-
With that, our task will be finished [...]”. TRAÇÃO / SINTOMA / SUBLIMAÇÃO / CURA
“Life is Eros and Thanatos. What bothers is its imbalance, not its pres-
ence..”

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208 NORMA CATTANEO

Bibliografía

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Freud, Sigmund (1905): Tres ensayos de teoría sexual, A. E., VII.
— (1908): “Carácter y erotismo anal”, A. E., IX.
— (1910): Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci, A. E., XI.
— (1912): Tótem y tabú, A. E., XIII.
— (1915): “Pulsiones y destinos de pulsión”, A. E., XIV.
— (1916): “Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico”,
A. E., XVIII.
— (1920): Más allá del principio de placer, A. E., XVIII.
— (1923): El yo y el ello, A. E., XIX.
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— (1940): “Esquema del psicoanálisis”, A. E., XXIII.
Harari, Roberto: La repetición del fracaso, Buenos Aires, Nueva Visión, 1991.
Revista de Psicoanálisis: Número especial internacional, nº I, “Qué es la neu-
rosis en el psicoanálisis actual”, 1992.
Revista de Psicoanálisis: Número especial internacional, nº II, “La repetición”,
1993.
Winnicott, D. W.: Deprivación y delincuencia, Buenos Aires, Paidós, 1991.

(Este trabajo fue seleccionado para su publicación el 15 de febrero de 2009.)

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En las fronteras de lo analizable:


la escisión, un caso clínico

*Marta Dávila

La práctica clínica actual impone a los psicoanalistas desafíos importan-


tes que nos llevan a repensar, partiendo desde Freud, distintas perspec-
tivas teóricas, en un intento de desarrollar hipótesis en torno de la nueva
psicopatología y sus manifestaciones en el campo psicoanalítico.
Mi interés en este trabajo es recorrer el camino partiendo de la pre-
sentación de un caso clínico, para intentar una comprensión desde mar-
cos teóricos relacionados con la problemática del vacío, la patología del
narcisismo y, en especial, la escisión.

Material clínico

Héctor tiene casi 45 años y hace dos que está en tratamiento. Mantiene
un trato agradable, a pesar de ser escéptico y despectivo. El motivo de
consulta es difuso, manifiesta sentir mucha angustia e intranquilidad.
No le encuentra sentido a su vida. Se siente vacío y no halla intereses en
cosas ni en personas.
No trabaja desde hace varios años y siente que no podría soportar tal
presión. Inició varias carreras universitarias pero no finalizó ninguna.
No está en pareja y refiere que ha perdido el interés por las mujeres.
Vive solo y se mantiene con unos pequeños ahorros, preocupado por
no saber hasta cuándo le alcanzarán, sin poder tomar otra decisión para
modificar su situación Se siente solo, encerrado en su casa; no obstante,
huye de las compañías.
Su madre falleció hace algunos años y él vivió siempre con ella. Lo que
más extraña de ella es su “mirada”, que lo acompañaba siempre y sentía

* Dirección: Lavalle 1710, 6º “11”, (C1048AAP) Ciudad Autónoma de Buenos Aires,


Argentina.
martadavila@fibertel.com.ar
210 MARTA DÁVILA EN LAS FRONTERAS DE LO ANALIZABLE: LA ESCISIÓN, UN CASO CLÍNICO 211

que le daba significación a su vida. Una mirada tan “particular”, que pa- En la relación transferencial, podría decir que Héctor, al igual que su
recía estar sobre él, al mismo tiempo que estar contemplando algo “más padre, también es un paciente enigmático, aunque a diferencia de aquél,
allá”, un lugar difuso. habla todo el tiempo. Su temática más frecuente gira en torno de cues-
Su padre, un personaje enigmático y con cierto carisma, lo consentía tiones ideológicas de muy difícil comprensión. También habla del cuer-
sin necesidad que le pidiera algo, pero tampoco hablaba con él. Lo des- po, pero no del cuerpo erógeno sino de sus síntomas corporales, y cuan-
cribe a través de la admiración que provocaba por ser un hombre muy do lo hace, les da un tratamiento muy particular: parecería describirlos
inteligente. La noche antes de morir, llamó a Héctor y le dijo que él como si éstos fuesen un otro maligno que, ajeno, lo acecha desde aden-
había sido muy feliz casado con la mamá; pero que ahora le correspondía tro. Tiene permanentes temores relacionados con sus trastornos somá-
a él cuidarla. Falleció hace más de veinte años. ticos, y, sin llegar a ser hipocondríaco, suele pensar que aquéllos son el
Tiene varios hermanos y hermanas, todos mucho mayores que él. Le anticipo de una grave enfermedad.
ofrecen su compañía, pero Héctor la rehúsa. Es una persona muy inteligente y tiene gran cantidad de conoci-
Habla de la historia de su familia, más que de la suya propia. Siente mientos de todo tipo, pero sus permanentes cuestionamientos teóricos
nostalgia por aquellas vivencias que supone tuvieron sus padres en los tiñen de escepticismo cualquier señalamiento o interpretación. Como te-
años juveniles, y dice con tristeza que ésa sí era una época que merecía rapeuta siento una gran dificultad en entender el lenguaje manifiesto y,
haberse vivido. De su propia infancia, relata episodios del período esco- más aún, en acercar algún señalamiento que sobreviva a su desconfian-
lar y de su barrio. Son recuerdos impregnados de alegría y calidez, pre- za. Cuando me incluyo en una interpretación en la transferencia, Héctor
vios a hechos familiares muy dolorosos: un brote psicótico de la madre, suele decir: “Claro… esto es lo que pasa en las terapias. Creo que lo que
con un período de internación y una grave operación del padre. discuto es la metodología de las terapias. Pongo muy en duda todo esto,
Nunca se acostumbró a la casa actual, a pesar de vivir desde hace mu- etc., etc.”.
chos años en ella. En su imaginación, ésta aparece poblada de fantasmas Muchas veces tengo la sensación de no poder comprender de qué me
del pasado, a los que no puede darles sepultura. Las figuras de sus pa- habla, pues se expresa a través de significantes muy variados, que ter-
dres han quedado dentro del paciente, tan grabadas en los rincones de minan por hacerme sentir desorientada y vacía, sin encontrar la mane-
ese lugar, que, por mucho que reconoce que le haría bien mudarse, no ra de acercar algún contenido que pueda serle de utilidad.
puede siquiera considerar tal posibilidad, pues se angustia pensando que Paradójicamente, cuando logro salir de ese bloqueo mental y realizo al-
estaría abandonando los espacios queridos por ellos. guna interpretación que siento pueda ser valiosa o servir de punto de
En plena adolescencia, Héctor sufrió un accidente muy grave. Estuvo partida para alguna posible elaboración, suele desalentarme, desvalo-
internado muchos meses y fue sometido a varias intervenciones quirúr- rizándola; no obstante, si no acierta a responder devaluando en ese mo-
gicas que le provocaron una inmovilidad de un par de años. mento mis palabras y les reconoce un cierto sentido, se angustia inten-
Respecto de su juventud, según cuenta, parece haberla vivido inten- samente. El menoscabo hacia lo hablado resurge a la sesión siguiente.
samente. Tuvo varias parejas y una sexualidad muy activa, pero nunca A continuación relataré cuatro fragmentos de sesión de diferentes
hubo una entrega afectiva total hacia alguna de ellas. momentos del proceso terapéutico.
Su encierro comenzó hace unos siete años, época en que dejó de tra-
bajar. En la actualidad prácticamente no sale de su casa, no obstante,
manifiesta sentirse muy angustiado por ello. Primer fragmento de sesión, al año de tratamiento
Inició varios tratamientos psicoterapéuticos en diferentes épocas, Héctor explica que se dio cuenta de que, en realidad, lo que le cuesta no
todos interrumpidos al poco tiempo. es solamente “salir” de sí mismo o de su casa, sino “entrar”, referido
Al comenzar la terapia conmigo, según me dijo, portaba en su mochi- tanto al hecho de “ingresar” en un lugar como a “entrar” en el recono-
la un objeto que su padre le había regalado a la madre el día del casa- cimiento afectivo de un otro, sin siquiera pensar en hacer un vínculo.
miento. Cuando hubo oportunidad de tratar el tema, me dijo que lo Manifiesta que no puede incorporar personas a su vida y que siente que
usaba desde que ella murió. Con el correr de las sesiones y a partir de el mundo está, o bien “demasiado poblado”, o “totalmente vacío”, y,
haberlo trabajado, aproximadamente a los tres o cuatro meses, dejó de tanto por un motivo como por el otro, no puede entrar.
traerlo consigo, y me lo hizo notar, diciendo que, tal vez, ya no lo nece- Héctor, con sus palabras, pareciera estar describiendo un auténtico
sitaba. sentimiento transferencial de desconcierto y extrañeza, de soledad y de

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 209-225


212 MARTA DÁVILA EN LAS FRONTERAS DE LO ANALIZABLE: LA ESCISIÓN, UN CASO CLÍNICO 213

ausencia del otro. Mientras tanto, desde mi contratransferencia, perci- pañar, darme cosas, ropa, comida, lo que sea. Yo no quise nada y me fui.
bo una gran dificultad en encontrar la manera de ingresar como una fi- Quedé muy mal después de eso, me encerré en mi casa y lloré mucho.
gura presente en el psiquismo de este paciente y dejar una huella que Hacía mucho que no me pasaba algo así. Al día siguiente aparece otro de
quede inscripta libidinalmente. mis hermanos (José) cargado de ropa para regalarme, que seguramente
En ese punto de la sesión, acude a mi mente una imagen: es una es- había comprado o que era de él, y también comida. No sabía qué hacer,
cena en la que ambos estamos ubicados en dos islas separadas, aunque qué darme. Y después se fue. Desde el otro día salí solamente para venir
uno frente al otro. Nos comunicamos con sonidos, miradas y señales. para acá”.
Nos entendemos, a veces más, a veces menos, pero ninguno de los dos Fue una sesión conmovedora y preferí acompañarlo solamente con mi
puede llegar a la isla donde está el otro. La sensación de vacío y soledad escucha.
es inexorable.
En aquel momento, tomando en cuenta estos elementos, le sugiero:
“Me pregunto dónde estaría entonces yo en su vida, qué lugar estaría Tercer fragmento de sesión. Reciente
ocupando”.
Héctor comienza la sesión diciendo: “Necesito dinero, pero no sé cómo
Sorprendido, Héctor no responde, y continúo: “A menudo parecería
resolverlo”. Continúa mencionando una serie de planteos teóricos acer-
que yo no pudiera entrar en su mente, aunque percibo su interés y cier-
ca del significado del dinero en la sociedad, etc. Luego dice: “Me pasa
to afecto. Al mismo tiempo me dice que el mundo está vacío, quiere decir
algo con este tema que no puedo siquiera poner en palabras. Por un lado
que tampoco estoy afuera. Entonces, ¿dónde estoy yo en su vida?
está la cuestión A, por ejemplo, que es lo que siempre digo, que no me
¿Afuera? ¿Adentro? ¿Estoy presente o ausente? Héctor responde con
gusta trabajar, que no lo entiendo, que no le encuentro sentido, que no
cierto pesar: “Lo que le voy a decir habla muy mal de mí. Siento que
sé qué cosa haría, etc. Algo que veo todo gris y negro, lúgubre y me da
cuando estoy acá, usted está, pero yo me voy y usted se diluye”.
una angustia terrible. Por otro lado, está la cuestión B, que yo imagino
agradable, entretenida, llena de colores, de alegría, de percepciones y
Segundo fragmento de sesión, al año y medio de tratamiento sensaciones, hasta olores agradables. Algo que me podría gustar mucho,
lleno de vida… pero apenas empiezo a acercarme a esa situación, resul-
Héctor comienza el relato diciendo que hacía unos días se había sentido ta que ya no es B sino que se convierte en Z o en otra cosa, algo que em-
muy mal, pues estando en casa de unos parientes, en ocasión de un fes- pieza a perder los colores, y cuando estoy más cerca ya se convierte de
tejo familiar al cual no quería ir, tuvo una crisis de angustia “como nuevo en algo gris y sin vida. Eso me pasa con todo. Me pasaba también
nunca”. de joven, cuando salía. Mi vida durante el día en el colegio y luego en el
Transcribo su narración textualmente: “Mi hermana Juana, que es la trabajo era gris, negra, sin vida. Después, cuando salía a las noches, iba
que más me entiende, se dio cuenta enseguida: ‘¿Qué te pasa?’, me decía. entusiasmado, veía todo eso lleno de colores, de vida, de música, de
‘¿Querés que te acompañe? No te podés ir así’. Entonces fui directo a gente, pero después, nunca podía disfrutar plenamente”.
mis otros parientes y los encaré: Pero díganme una cosa, ¿qué estaban Le interpreto que, por lo que dice, parece que salía entusiasmado,
haciendo ustedes cuando yo estaba internado en el hospital? (Se refiere pensando que iba a encontrar algo maravilloso; en su imaginación eso
a la época de su accidente.).‘¿Cómo? No entiendo’, me dicen. Sí, ¿qué es- existía, pero que cuando llegaba y se encontraba con la realidad, todo se
taban haciendo que no se dieron cuenta lo que a mí me pasaba? ¡Estaban deslucía porque se daba cuenta de que se divertía pero igual seguía es-
ahí parados, pero no hablaban con los médicos, no preguntaban, dejaban tando solo; estaba con gente, pero no había un vínculo, no había afecto.
que me hicieran cualquier cosa! ¿No veían que estaba mal? ¿Qué hacía Héctor contesta: “Es que no sé qué es lo que busco, entonces nunca
papá? ¿No preguntaba? ¿Nunca nada? ¡Mis amigos me acompañaban sé si lo encuentro o no (…) Y para mí los vínculos no existen… Me re-
mejor que ustedes; no me dejaban solo ni un momento! ¿Por qué esa in- sisto a creer que puede haber vínculos con la gente”.
dolencia, esa resignación? Mi otra hermana (María) estaba pálida –con- Respondo: “Eso mismo le sucede conmigo. Se resiste a creer que
tinúa diciendo el paciente– No sabía qué decir. Yo les seguía diciendo una puede haber un vínculo conmigo, y nunca sabe si lo que hablamos le
y otra vez: ¿Qué hacían? Al final me fui hacia la puerta para irme. Todos puede servir o no”. Termina la sesión.
me miraban asustados. Mi hermana más chica me decía: ‘¡Qué vas a
hacer! ¡No te vayas en ese estado!’. Mi hermano Pedro me quería acom-

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214 MARTA DÁVILA EN LAS FRONTERAS DE LO ANALIZABLE: LA ESCISIÓN, UN CASO CLÍNICO 215

Cuarto fragmento de sesión, siguiente a la anterior vocan permanentes desencuentros con los objetos (“No sé qué es lo que
Héctor comienza refiriéndose a cierto malestar somático que lo aqueja busco, entonces nunca sé si lo encuentro o no”), por lo cual logra per-
últimamente, y las dudas entre tomar los remedio o no. Sigue hablando manecer detenido en el tiempo (“Tampoco tolero el paso del tiempo”).
de la desconfianza hacia los médicos. En ese punto le comento que se Es un analizando con quien, a pesar de su escepticismo, suelo tener
siente muy solo con todo lo que le pasa. la sensación de que está esperando ansiosamente algo de mí, palabras
Cuenta que a veces se acompaña escuchando música. Manifiesta emo- que puedan darle comprensión a su sin-sentido. Esta situación, desde la
ción nombrando a sus cantantes preferidos, que eran los que también le contratransferencia, me produce cierta angustia y sensación de confu-
gustaban a su padre; luego, continúa hablando de aquél por un rato sión, de modo tal que, a pesar de buscar elementos en mi mente en
largo. Menciona la admiración que provocaba en general por sus dones forma incesante, más de una vez encuentro un bloqueo, una “ausencia”,
como deportista, elegancia y otras habilidades especiales. Luego, con que me genera incertidumbre. Sin embargo, cuando logro salir de esa es-
una emoción intensa, expresa que él no tomó conciencia de la muerte de pecie de “aislamiento mental” y me aproximo con algún señalamiento,
su padre hasta muchos años después, y lo lamenta muchísimo. Héctor suele sentirse “acorralado”, “cercado”, respondiendo con más
Finalmente, al borde de las lágrimas dice: “Sabe, lo que yo no tolero es angustia aún.
‘no ser mi padre’. No ser él”. Vemos entonces que desde ambos términos del vínculo transferencial
Le interpreto que tal vez por ese motivo en lo único que se reconoce se intenta entender algo que no está, que es una “ausencia” que se sien-
como persona es en eso que tiene en común con su papá: la música que te en la contratransferencia, y que nos permite comenzar a comprender,
le gustaba a él y todo lo concerniente a su época. Pero en lo distinto a su entre la “intrusión” y el “abandono”, las diferentes dimensiones del
padre no puede descubrirse ni reconocerse. Entonces, le abro un inte- vacío (Dávila y Leguizamón, 2007a).
rrogante: “¿Será que está tan vacío como dice o es que rechaza y no to- Concuerdo con Green en que “El modelo implícito de los estados fron-
lera no ser idéntico a él? Es probable –continúo– que no pueda registrar terizos nos remite a la contradicción formada por el par angustia de se-
lo que en usted hay de diferente a su padre porque lo siente como algo paración-angustia de intrusión” (Green, 1975, pág. 61).
que no sirve, insignificante y le produce un dolor insoportable”. La mutación permanente entre la angustia de intrusión y la de sepa-
Héctor, muy conmovido, responde: “Sí, y tampoco tolero el paso del ración hace referencia a la presencia de un déficit narcisista primario en
tiempo”. relación con vivencias originarias, que ha imposibilitado tanto la repre-
Termina la sesión. sentación de objeto, si lo vemos en términos freudianos (Freud, 1900,
1915) como la constitución del self (Green, 1986).
A diferencia de lo que sucede en las depresiones neuróticas donde el
Reflexiones teórico-clínicas
síntoma que aparece es la inhibición, en el caso de Héctor, lo que obser-
vamos es la “falta de iniciativa”.
Para comprender en nuestra práctica cotidiana casos como éste, enmar- El narcisismo mortífero da lugar a un proceso de desobjetalización,
cados en las nuevas manifestaciones clínicas de borde, es importante que, por ende, mantiene al yo con un pobre caudal libidinal, y su vida
que el analista esté disponible en “un todo” (Dolto, 1987) desde su con- aparece como la de un ser “discapacitado”, o, al menos, él se trata como
tratransferencia, ubicando especial atención en captar, además del dis- tal, debido a que en la formación del sí mismo hubo un déficit en la im-
curso latente del paciente, sus propias fantasías contratransferenciales, pronta libidinal del objeto.
imágenes o síntomas corporales, los que he designado en otros trabajos A partir de un trauma precoz, probablemente conectado a vivencias
como “contratransferencia somática” (Dávila, 2006, 2007), que pueden relacionadas con la figura materna (el brote psicótico y sus secuelas, ex-
surgirle durante el “estado de sesión” (Botella, 2001), a fin de lograr la presadas a través de “esa mirada tan particular”), se produce una frac-
creatividad técnica necesaria para estos casos. tura en su Yo, una “escisión” patológica donde diferentes sectores del
Héctor es un sujeto descontento, insatisfecho, que, mediante un pen- mismo están en franca contradicción, sin que el paciente pueda perci-
samiento errante, intenta abocarse a la búsqueda y a la espera de algo birlo.
que nunca encuentra y por un terreno que no es el adecuado. Durante En este punto, recordamos las ideas de Green (2000) sobre la “posi-
ese trayecto inseguro, se producen marchas y contramarchas que pro- ción fóbica central”, como una manera de manifestación de “lo negati-
vo” en el proceso de la cura. El analista capta la negatividad, a partir de

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216 MARTA DÁVILA EN LAS FRONTERAS DE LO ANALIZABLE: LA ESCISIÓN, UN CASO CLÍNICO 217

transferencias de destructividad enviadas preponderantemente hacia el grave enfermedad”) o miedo a la locura, en consonancia con la enferme-
propio funcionamiento psíquico (mi bloqueo mental, que me hace sentir dad mental de su madre.
desorientada, vacía). Así es como el paciente permanece inmóvil, sin poder conseguir cosa
Luego, aparece en mi mente una imagen (ambos estamos ubicados en alguna, más que autotorturarse. Tortura superyoica al fin, que no le per-
dos islas separadas uno frente al otro, pero ninguno puede llegar a la mite lograr “ser” ni significarse, sólo narcisizarse tanáticamente, mirán-
isla donde está el otro). Deduje que dicha fantasía, que se ha reiterado dose todo el tiempo a sí mismo (como Narciso), aun a costa de hacer una
en distintos momentos del análisis, podría entenderse como una mane- minuciosa y dolorosa observación de sus síntomas corporales, tratando
ra en que “la escisión” se insinúa en la mente del analista. Las islas sin de “encontrar-se”, de hallar a ese “ser” que sus padres no percibieron ni
contacto que cercan los bordes de un vacío ubicado entre ambas, repre- comprendieron. Recordemos los conceptos de Winnicott (1963) sobre la
sentan, en la transferencia, al analista y al analizando, pero segura- importancia de ser visto y comprendido por alguien, para saber que uno
mente son la manifestación de dos sectores separados de su propio yo, ha sido reconocido como “ser”.
que aparecen como bloques sin correspondencia entre sí. En el intento por “encontrar-se”, Héctor va perdiendo la vida. Claro
Tal situación lleva al paciente a un permanente estado de tormento, que no es una vida “haciendo nada”. Es una vida cargada de un pesi-
quien, al desvalorizar mis señalamientos y desalentarme en mi labor, se mismo paralizante que gira todo el tiempo en torno de cavilaciones, en
comporta como si estuviese tratando de impedir un movimiento interno su afán por hallar explicaciones a aquello que sus padres no pudieron
hacia un punto en que ambos sectores podrían tocarse irremediable- significar. En esas tentativas fallidas, tropieza sólo con réplicas de la mi-
mente si no mantiene dichos cuidados. rada vacía de los padres, pero, por momentos (y creo que gracias al tra-
Pienso que seguramente en el espacio vacío en el medio de las islas se bajo analítico), logra transformar el “dolor” en “odio” hacia ellos, por el
encierra un gran temor. Recordemos las palabras de Pontalis (1978): “el abandono sufrido.
demasiado lleno crea un vacío”. Otras veces, el dolor se vuelve contra su propia persona y se asienta en
Pues entonces, nos podemos preguntar: ¿qué hay de “demasiado el cuerpo. Es pertinente recordar aquí a Freud cuando en 1923 hace refe-
lleno” dentro de ese vacío? rencia al yo como “sobre todo en esencia corporal” (Freud, 1923, pág. 27).
Creo que dentro del vacío está la “angustia”. Desconcertante, sin Las fronteras se confunden, nos dice Pontalis (1978), y el cuerpo llora
nombre, sin palabras y sin explicación posible, verdaderamente desga- el dolor psíquico.
rradora y aniquilante; es una angustia ante la pulsión, compatible con En suma, la angustia y el dolor, es decir, el “demasiado lleno del
uno de los conceptos que Freud plantea en 1926.1 vacío”, aparecen en Héctor debido a la “fisura” que se produce por el fra-
Dentro del vacío también está el “dolor”. Un dolor que tiene que ver caso en el proceso de duelo correspondiente a situaciones traumáticas
con el desamparo, con esa mirada de los padres que parecen mirarlo primarias fundamentales (primero la enfermedad mental de la madre
pero que están viendo a alguien que no es él. junto con la operación del padre) que se reactivan en sucesivos momen-
Tanto la angustia como el dolor estarían señalando el miedo al “de- tos dolorosos (su accidente en la adolescencia y el abandono sufrido des-
rrumbe” (Winnicott, 1963). En este paciente lo advertimos cuando toma pués del mismo, la muerte del padre y, por último, la enfermedad y muer-
la forma de terror a la desintegración corporal, en correlación con sus te de la madre).
trastornos somáticos (“suele pensar que aquéllos son el anticipo de una Es interesante indagarse sobre la conflictiva edípica en este paciente,
quien se siente unido a una madre que sufría importantes perturbacio-
nes psíquicas, por lazos que nada ni nadie habrían podido quebrar, y
nunca admitió vínculo alguno que pusiera en peligro este ligamen.
1. “El tercer factor o factor psicológico se encuentra en una imperfección de nuestro
La prohibición a la exogamia resulta evidente, reforzada superyoica-
aparato anímico, estrechamente relacionada con su diferenciación en un yo y un ello […] mente por el pedido que su padre le hizo poco antes de morir, de cuidar
El miramiento por los peligros de la realidad fuerza al yo a ponerse a la defensiva ante y proteger a la madre. El objeto que portaba dentro de la mochila al co-
ciertas mociones pulsionales del ello, a tratarlas como peligros. Empero, el yo no puede mienzo de la terapia, marca el sello paterno y el lugar que hubo de ocu-
protegerse de peligros pulsionales internos de manera tan eficaz como de una porción de
par en relación con la madre.
la realidad que le es ajena […] sólo puede defenderse del peligro pulsional limitando su
propia organización y aviniéndose a la formación de síntoma como sustituto del daño Cabe preguntarse: ¿cómo pudo haber sido el desarrollo del complejo
que infirió a la pulsión” (Freud, 1926, pág. 146). de Edipo y el del superyó en alguien cuyo padre mismo hubo de levan-

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218 MARTA DÁVILA EN LAS FRONTERAS DE LO ANALIZABLE: LA ESCISIÓN, UN CASO CLÍNICO 219

tarle parte de la prohibición del incesto, al dejar vacante su lugar y acor- tas” de los objetos primarios, y por efectos de la pulsión, para sobrevivir,
darle cierto permiso? el sujeto se “retira de sí mismo”. Explica que el sujeto se resguarda, en-
Es comprensible que en el paciente se produzcan confusiones de iden- cerrándose dentro de una zona clausurada, sin entrada y sin salida, que-
tidad temporarias en relación con la figura paterna y que mantenga la dando enfrentado a las secuelas letales de la pulsión de muerte. Así, la
convicción de que solamente la vida de su padre merecía haber sido vi- elaboración psíquica no puede encontrar un lugar plausible, y, dado que
vida, mientras que la de él, pobre e insignificante, parece ser la presen- la pulsión no es integrable, amenaza al yo y al psiquismo con un retorno
tificación misma del fantasma que su padre ha resignado en su lugar. desintegrador que a su vez exige la inmediata puesta en marcha de las
El trabajo de “lo negativo” le significa la alucinación negativa de sí defensas narcisistas, dando lugar, en el análisis, a las “transferencias pa-
mismo y la añoranza por las experiencias juveniles de sus padres. Kaës radojales” (Roussillon, 2001). Describe que el analizando le hacer “vivir”
(1996) habla de “herida de la historia” para referirse a la herida que al analista lo que él no pudo “vivir ni simbolizar” de su propia historia
dejan los otros en el sujeto, que no le permiten hacer “historia propia” y personal y familiar, y, por efectos de la transferencia, le hacer “sentir” lo
apoderarse de su espacio y tiempo, es decir, no le admiten la apropiación que él no logra sentir de sí mismo, haciéndole vivenciar que se encuentra
del mundo interno como proceso de subjetivación. frente a una situación sin salida (Roussillon, 2007a, 2007b).
En la relación terapéutica, el paciente se presenta poblado de identi- Sólo el apoyo y la solidez profesional del terapeuta en el clásico trípo-
ficaciones alienantes que, como fantasmas, lo invaden y se apoderan de de de la formación (teoría, clínica y reanálisis) le permitirán entender
“la propia identidad”, dejándolo inmerso en un estado de vacío “a mer- las formas complejas de la relación transferencial con estos pacientes.
ced” de lo ajeno. Tales identificaciones no sólo tienen la fuerza tanática ¿Cómo ayudar al analizando a salir de esta coraza defensiva tanática,
de la pulsión de muerte, sino que corresponden a la “presencia” misma para darle ligadura en una representación? ¿Cómo hacer que el dolor
de la muerte negada de los padres, que se deposita en el hijo para que psíquico sea tolerable dentro de la sesión analítica para el terapeuta y
éste sea la memoria viva de sus partes muertas (Dávila y Leguizamón, para el paciente, sin bloquear completamente nuestra capacidad de tra-
2007b). bajo? ¿Es posible construir el “ser” en las patologías comprendidas den-
En las sesiones, la asociación libre se hace demasiado verborrágica, y tro de las manifestaciones del “no-ser”, forjar aquello que no se pudo
distante, empleando un discurso de muy difícil comprensión. Es su ma- “concebir” en su propia historia? ¿Cómo conducir la escucha para que el
nera de evitar las conexiones psíquicas, pues éstas se le convierten en paciente pueda comenzar a sentir que tiene “derecho a vivir”?
persecutorias, adivinando, tal vez, las consecuencias que podría acarrear Éstas y muchas otras son las preguntas que nos formulamos aquellos
el establecimiento de ligaduras significativas, dado que a partir de ellas analistas que trabajamos con las patologías de fronteras. Tanto más difí-
podría hacer conciente su enojo, desamparo, soledad y destructividad. cil es encontrar las respuestas.
En su interiorse gesta una “escisión” que le provoca un sentimiento A menudo se observa a estos pacientes situarse en una posición de
de extrañeza, el mismo que percibo contratransferencialmente, y que fuga frente al vínculo transferencial, sin poder entender a qué le temen
convive a diario con el analizando, ya que éste siente que hay un otro (Green, 2000).
odiado que lo vive (los síntomas somáticos), no llegando él a vivirse a sí Lo “negativo”, particularmente movilizado por los efectos de las de-
mismo (Faimberg, 2006). Defensivamente, se esconde de sí y de los fensas narcisistas, atraviesa el psiquismo, y la sensación de haber llega-
demás, como detrás de una cáscara de un falso self negativo, ausente, do al límite del análisis nos invade.
que lo protege. La “escisión del yo” provoca un funcionamiento fóbico dentro del psi-
Green (2000), en “La posición fóbica central”, dice que los enérgicos quismo, de modo tal que la comunicación está impedida entre los diver-
esfuerzos de un paciente por demoler la expresión representacional del sos sectores del aparato, los cuales, al parecer, intentan repelerse entre
conflicto en la relación transferencial, desalentando al analista (“Esto es sí. Algunas partes se transfieren, por medio de la identificación proyec-
lo que pasa en ‘las terapias’. Pongo muy en duda todo esto”), trasunta tiva, al analista, quedando ambos enfrentados como islas con una fosa
tanto una defensa general contra la activación de una situación traumá- en el medio. Caer en ese abismo significaría encontrarse con el tan te-
tica como una identificación inconsciente concreta con un objeto muer- mible “derrumbe”.
to o destructivo. El analista debe “sobrevivir psíquicamente“ (Winnicott, 1963), a
Refiriéndose al trauma precoz, Roussillon (2007a, 2007b) dice que, de- pesar de la “amenaza agonística” formulada en la sesión y de las fallas
bido a la “falta” provocada por la inadecuación histórica de las “respues- que el paciente le señala sobre su función terapéutica.

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220 MARTA DÁVILA EN LAS FRONTERAS DE LO ANALIZABLE: LA ESCISIÓN, UN CASO CLÍNICO 221

El trabajo analítico es sumamente comprometido y riesgoso. Reposa Refiriéndose al trauma precoz, Roussillon (2007a, 2007b) dice que, debido a
sobre la creatividad del terapeuta, y se basa en la observación de todos la “falta” provocada por la inadecuación histórica de las “respuestas” de los ob-
los elementos captados contratransferencialmente. jetos primarios, y por efectos de la pulsión, para sobrevivir a esta experiencia,
La “escisión” se expresa a través de “actos” que germinan en el pa- el sujeto se “retira de sí mismo”. Así, la elaboración psíquica no encuentra
ciente (al estilo de la neurosis actual), donde el analista queda implica- lugar, y da lugar a “transferencias paradojales”.
¿Cómo ayudar al analizando a salir de esta coraza defensiva tanática, para
do. Aquí, la elaboración contratransferencial es indispensable.
darle ligadura en una representación? ¿Cómo hacer para que el dolor psíquico
Aparece un malestar en el cuerpo o en la mente del terapeuta, que se
pueda ser tolerable tanto para el terapeuta como para el paciente? ¿Es posible
le impone, debido a las condiciones de la transferencia-en-la-persona-del construir el “ser”, si no se pudo “concebir” en su propia historia? ¿Cómo con-
analista. Ésta, la “contratransferencia somática” (Dávila, 2006, 2007), ducir la escucha para que el paciente pueda comenzar a sentir que tiene “dere-
se presenta a la conciencia con una expresión muy primaria, por medio cho a vivir”?
de representaciones visuales o sensaciones corporales, y debe ser some- La escisión del yo provoca un funcionamiento fóbico dentro del psiquismo,
tida a un riguroso autoanálisis, con la correspondiente severidad cientí- que impide la comunicación entre los diversos sectores del aparato, los cuales
fica, pues, a partir de ella, podemos descubrir elementos significativos intentan repelerse entre sí. Alguna de estas partes se transfiere, por medio de
acerca del sufrimiento psíquico del paciente. mecanismos de identificación proyectiva, a la persona del analista, quedando
Las intervenciones deben ser cuidadosas, paulatinas, y efectuarse ambos enfrentados como islas con una fosa en el medio. Caer en ese abismo sig-
sólo cuando aquello que se desprende de las palabras del terapeuta nifica encontrarse con el tan temible “derrumbe”.
pueda ser compatible con lo que el psiquismo del paciente logre integrar Es necesario estar atentos a las exteriorizaciones de la pulsión de muerte en
la sesión psicoanalítica, pues en determinadas circunstancias, la escisión se ex-
(Aulagnier, 1975).
presa a través de “actos” que germinan desde el paciente (al estilo de la neuro-
Es necesario rastrear la vitalidad que quedó atrapada. El trabajo te-
sis actual), donde el analista queda implicado. Las intervenciones del analista
rapéutico consistiría en concebir la posibilidad de que Eros amortigüe la deben ser cuidadosas, paulatinas, y efectuarse sólo en la medida en que puedan
silenciosa labor de Tánatos. Es importante que el analizando sienta que ser compatibles con lo que el psiquismo del paciente logre integrar (Aulagnier,
el analista le devuelve un mundo más poblado, para ir “creándose”, aun- 1975).
que sea con imágenes prestadas. El trabajo terapéutico más adecuado sería concebir la posibilidad de que
La propuesta técnica sería “editar”, es decir, “fundar” una nueva ins- Eros amortigüe la silenciosa pero eficiente labor de Tánatos.
cripción psíquica en la relación transferencial, para que el paciente La propuesta técnica estaría puesta en “editar”, “fundar” una nueva ins-
pueda sentir que tiene derecho a “ser” y a “vivir”. cripción psíquica en la relación transferencial, para que el paciente pueda sen-
tir que tiene derecho a “ser” y a “vivir”.
Resumen
DESCRIPTORES: VACÍO / ESCISIÓN / SITUACIÓN ANALÍTICA / TRAUMA TEMPRANO / DERRUMBE
El interés de la autora en el presente trabajo es recorrer el camino partiendo de
la presentación de un caso clínico, para intentar una comprensión desde dife-
rentes marcos teóricos relacionados con la problemática del vacío, la patología Summary
del narcisismo y, en especial, la escisión. ON THE FRONTIER OF THE ANALYZABLE: SPLITTING, A CLINICAL CASE

A partir de un trauma precoz, se produce una fractura en el yo, una “esci-


sión” patológica donde diferentes sectores del mismo están en franca contra- The author’s interest focuses on the presentation of a clinical case with the in-
dicción, sin que el paciente pueda percibirlo. La autora recuerda las ideas de tention of understanding the problem of emptiness, the pathology of narcis-
Green (2000) sobre la “posición fóbica central”, como una manera de manifes- sism, and splitting in particular, in different theoretical frames.
tación de “lo negativo” en el proceso de la cura. Following an early trauma, a fracture is produced in the ego, a pathological
El paciente se presenta poblado de identificaciones alienantes que lo inva- “splitting” in which different sectors frankly contradict each other even though
den y se apoderan de “la propia identidad”, dejándolo inmerso en un estado de the patient is unable to perceive it. The author recalls the ideas of Green (2000)
vacío. Defensivamente se esconde de sí mismo y de los demás, como detrás de concerning the “central phobic position” as a way to manifest “the negative” in
una cáscara de un falso self negativo que lo protege. the process of the cure.
¿Qué hay de “demasiado lleno” dentro del vacío? Están la angustia y el dolor, The patient is inhabited by alienating identifications which invade him and
que expresan el miedo al “derrumbe” (Winnicott, 1963). take over “his own identity”, leaving him immersed in a state of emptiness. He

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222 MARTA DÁVILA EN LAS FRONTERAS DE LO ANALIZABLE: LA ESCISIÓN, UN CASO CLÍNICO 223

hides from himself and others defensively, as if behind the shell of a negative O paciente se apresenta povoado de identificações alienantes que o invadem
false self which protects him. e se apoderam da “própria identidade”, deixando-o imerso em um estado de
What “overfills” this emptiness? Anxiety and pain, which express fear of vazio. Defensivamente se esconde de si mesmo e dos demais detrás de uma
“collapse” (Winnicott, 1963). casca de um falso “self” negativo que o protege.
In reference to early trauma, Roussillon (2007a, 2007b) states that, due to O que existe de “excessivo” dentro do vazio? Estão a angústia e a dor, que
“lack” provoked by historical inappropriateness of “responses” of primary ob- expressam o medo ao “desmoronamento” (Winnicott, 1963).
jects, and due to effects of the drive to survive this experience, the subject Referindo-se ao trauma precoce, Roussillon (2007a, 2007b) diz que, devido à
“withdraws from himself”. Hence, there is no room for psychic working “falta” provocada pela inadequação histórica das “respostas” dos objetos primá-
through, which leads to “paradoxical transferences”. rios, e por efeitos da pulsão, para sobreviver a esta experiência, o sujeito se “re-
How can we help analyzands to come out of this thanatic defensive shell in tira de si mesmo”. Assim, a elaboração psíquica não encontra lugar e dá lugar
order to give them binding in a representation? How can we make psychic pain às “transferências paradoxais”.
bearable for both therapist and patient? Is it possible to construct the “being” Como ajudar o analisando a sair desta couraça defensiva tanática, para dar-
if it was never “conceived” in its own history? How may we lead listening so lhe ligação em uma representação? Como fazer para que a dor psíquica possa
that patients may begin to feel that they have “the right to live”? ser tolerável, tanto para o terapeuta como para o paciente? É possível construir
Splitting of the ego provokes a phobic functioning in the psyche which pre- o “ser”, se ele não pôde se “conceber” na sua própria história? Como conduzir
vents communication between diverse sectors of the apparatus, which attempt a escuta para que o paciente possa começar a sentir que tem “direito a viver”?
to repel each other. Some of these parts are transferred, by mechanisms of pro- A excisão do Eu provoca um funcionamento fóbico dentro do psiquismo, que
jective identification, to the analyst’s person, the two confronting each other impede a comunicação entre os diversos setores do aparato, os quais tentam re-
like islands with a moat between them. Falling into this abyss means encoun- pelir-se entre si. Algumas destas partes são transferidas, por meio de mecanis-
tering deeply feared “collapse”. mos de identificação projetiva para a pessoa do analista, ficando ambos enfren-
We need to be aware of exteriorizations of the death drive in the psychoan- tados como ilhas com uma fossa no meio. Cair nesse abismo significa deparar-
alytic session, since in certain circumstances splitting is expressed through se com o tão temível “desmoronamento”.
“acts” which germinate in the patient (in the mode of actual neurosis), involv- Devemos estar atentos às exteriorizações da pulsão de morte na sessão psi-
ing the analyst. The analyst’s interventions need to be cautious and gradual, canalítica, pois em determinadas circunstâncias, a excisão se expressa através
made only to the extent that they may be compatible with what the patient’s de “atos” que germinam do paciente (neurose atual), onde o analista acaba se
psyche is able to integrate (Aulagnier, 1975). envolvendo. As intervenções do analista devem ser cuidadosas, paulatinas, e
The most adequate therapeutic work conceives of the possibility that Eros efetuar-se somente na medida em que possam ser compatíveis com o que o psi-
may damper the silent but efficient work of Thanatos. quismo do paciente consiga integrar (Aulagnier, 1975).
The technical proposal centers on “editing” and “founding” a new psychic O trabalho terapêutico mais adequado seria conceber a possibilidade que
inscription in the transference relation so that these patients may feel that they Eros amenize o silencioso, mas eficiente labor de Tânatos.
have a right to “be” and to “live”. A proposta técnica seria “editar”, “fundar” uma nova inscrição psíquica
na relação transferencial, para que o paciente possa sentir que tem direito a
KEYWORDS: VOID / SPLITTING / ANALYTIC SITUATION / EARLY TRAUMA / COLLAPSE “ser” e a “viver”.

PALAVRAS-CHAVE: VAZIO / EXCISÃO / SITUAÇÃO ANALÍTICA / TRAUMA PRECOCE / DESMORONA-


Resumo
MENTO
NAS FRONTEIRAS DO ANALISÁVEL: A EXCISÃO, UM CASO CLÍNICO

Meu objetivo com o presente trabalho é percorrer o caminho partindo da apre-


sentação de um caso clínico para tentar uma compreensão através de diferen- Bibliografía
tes marcos teóricos relacionados com a problemática do vazio, a patologia do
narcisismo, especialmente a excisão. Aulagnier, P.: (1975): La violencia de la interpretación, Buenos Aires,
A partir de um trauma precoce se produz uma fratura no Eu, uma “excisão” Amorrortu, 1977.
patológica onde diferentes setores do mesmo estão em franca contradição, sem Bion, W. R. (1967): Volviendo a pensar, Buenos Aires, Paidós, 1977.
que o paciente possa percebê-lo. Recordamos as idéias de Green (2000) sobre a Botella, C. y Botella, S.: (2001): La figurabilidad psíquica, Buenos Aires,
“posição fóbica central”, como uma maneira de manifestação do “negativo” no Amorrortu, 2003.
processo da cura. Dávila, M. (2006a): “La repetición del síntoma: ominoso recordatorio en el cuer-

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224 MARTA DÁVILA EN LAS FRONTERAS DE LO ANALIZABLE: LA ESCISIÓN, UN CASO CLÍNICO 225

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El enigma de la reacción
de aniversario

*Isabel Eckell de Muscio

Introducción

La interesante convocatoria de este congreso acerca de “La práctica psi-


coanalítica: convergencias y divergencias” me motivó a transmitir algu-
nas ideas sobre la denominada “reacción de aniversario”, que fuera des-
cripta, entre otros, por George Pollock (1970).
Con motivo del trabajo analítico llevado a cabo con un paciente a
quien haré referencia más adelante, comencé a plantearme la hipótesis
de que dicha reacción de aniversario podía ser pensada como un peculiar
modo de repetición, manifestada en el soma y vinculada con situaciones
traumáticas tempranas.
En mi opinión, el hecho de que este congreso transcurra en los
Estados Unidos resulta relevante por cuanto ha sido el país donde se lle-
varon a cabo los primeros estudios sistemáticos sobre psicosomática. Y
fue justamente en esta bella ciudad, sede del congreso, donde F.
Alexander fundó la Escuela de Medicina Psicosomática de Chicago y
luego, junto a sus colegas French y Pollock, estudió y describió un grupo
de enfermedades psicosomáticas que conocemos como las Chicago Seven.
Resulta indudable que estas primeras investigaciones dejaron una hue-
lla, por más que desarrollos posteriores nos hayan conducido por otros
derroteros y que, en consecuencia, algunos de estos conceptos hayan sido
puestos en tela de juicio. Hasta aquí un poco de historia.
En la actualidad, resulta bastante frecuente que a nuestros consulto-
rios concurran personas que llegan con demandas atípicas de ayuda te-
rapéutica, si las consideramos en relación con las primeras entrevistas
que realizamos en los tratamientos clásicos habituales. Se trata de los

* Dirección: Avda. Santa Fe 2982, 2º “C”, (C1425BGR) Ciudad Autónoma de Buenos


Aires, Argentina.
isabeleckell@yahoo.com
228 ISABEL ECKELL DE MUSCIO EL ENIGMA DE LA REACCIÓN DE ANIVERSARIO 229

casos difíciles de la práctica psicoanalítica actual, entre los cuales se en- nacer otro varón. Durante el transcurso de las entrevistas dijo que, a
cuentran las manifestaciones somáticas. Los pacientes que presentan causa de su probable operación de cálculos y de la cesárea de su mujer
este tipo de trastorno, así como muchos otros, nos plantean desafíos, ya (la cuarta), que estaba indicada, temía que alguno de los dos se murie-
que es difícil lograr que se instale desde el inicio del tratamiento la de- ra. Dijo que motivaba este pensamiento el hecho de haber mirado en el
pendencia de transferencia; la posibilidad de dicha instalación depen- diccionario la palabra “gastritis” y haber visto que un tipo de ella era
derá, entre otros factores, de cierta creatividad técnica por parte del mortal. También mencionó, como al pasar, que unos días previos al na-
analista. cimiento de su hija mayor había chocado con el auto y poco antes de que
Estos peculiares encuentros entre consultante y analista fueron en naciera la segunda hija había volcado, sin que ninguno de los accidentes
un momento concebidos como extensiones del método psicoanalítico. Sin tuviera consecuencias para su integridad física.
embargo, hoy podemos pensar que caracterizan a una nueva escucha Desde las primeras entrevistas con Enrique tuve la sensación de que
que permite y contribuye a aceptar en tratamiento a personas que en me consultaba en una situación crítica, de riesgo inminente, pero sin
otra época hubiéramos calificado de inanalizables. Ésta es una manera tener registro de ello. La angustia señal que sólo podía expresar en su
de responder a la singular demanda de estos pacientes pero mantenien- cuerpo, ya que psíquicamente estaba ausente en él, era captada por mí
do al mismo tiempo un sólido encuadre interno producto de nuestras produciéndome un fuerte impacto contratransferencial. En ese clima de
convicciones como analistas. inquietud recibí el llamado de su mujer comunicándome que Enrique
había sido internado a raíz de una ictericia. Se sucedieron una cantidad
de días con diagnósticos confusos y erróneos, hasta que finalmente, al
Reacción de aniversario y duelo no elaborado cabo de un mes, lo intervinieron quirúrgicamente de urgencia de una li-
tiasis biliar, siendo su estado clínico sumamente grave y habiendo per-
Me referiré a un paciente que llegó a mi consulta hace ya muchos años. dido 20 kg de peso. Casi simultáneamente nació su hijo varón.
Cursaba en aquel momento la edad media de la vida, estaba casado, No es mi intención en este trabajo desplegar las alternativas de este
tenía tres pequeñas hijas y su mujer estaba por tener un hijo varón. Se proceso analítico que lleva muchos años de evolución y que fue amplia-
presentó diciendo: “Me dijeron que necesito tratarme por eso estoy acá”, mente expuesto con motivo de una presentación anterior (Eckell, 1997).
luego de lo cual comenzó a relatarme sus padecimientos físicos que con- Por lo tanto, me voy a referir sólo a un eje fundamental del tratamiento
sistían en cólicos en el abdomen, que se debían aparentemente a cálcu- de este paciente que fue el duelo no elaborado por la muerte precoz del
los en la vesícula, y era posible que padeciera también de una úlcera de padre y, relacionado con éste, las reacciones de aniversario que expresa-
duodeno. Relató que había tenido problemas de asma desde niño, que ba corporalmente. En efecto, una de éstas fue la que dramatizó al llegar
habían desaparecido durante un viaje al exterior, realizado al recibirse a mi consulta; su imposibilidad de elaborar el duelo quedó expresada en
de contador. Agregó que desde un par de meses atrás estaba muy depri- un accidente psicosomático que lo llevó casi a “reventar” del mismo
mido, sin ganas de ir a su estudio y que se veía rutinario y poco creati- modo que el padre, muerto de una hemorragia intestinal justo cuando
vo. Se definió por su ser contador y por su dedicación al trabajo en forma su mujer estaba por dar a luz a su hijo varón. Enrique repetía así, en su
total y exclusiva, habiéndose iniciado en su actividad profesional en el cuerpo, una historia similar sin tener la menor conciencia de ello.
estudio de un contador mayor y con más experiencia que él, quien lo Con el trabajo analítico fuimos descubriendo no sólo que repetía a
había asociado rápidamente por su apego y dedicación al trabajo. Este través de este pasaje al cuerpo la historia de un duelo imposible, sino que
hombre, muy importante en su vida, falleció joven, a los 45 años, here- todos estos hechos, incluida la consulta terapéutica, habían sucedido en
dando él su clientela. el mismo mes del aniversario de la muerte del padre, como lo comprobó
Enrique es hijo de un matrimonio de inmigrantes judío-polacos. Su la posterior reconstrucción analítica. Hasta el tercer año de análisis su
padre, con quien siempre tuvo poco contacto y al que recordaba vaga- modo de “recordar” era a través del cuerpo por medio de crisis somáticas,
mente, falleció también a los 45 años, de “algo así como de una hemo- aunque de menor gravedad, como reacciones de aniversario. Recién a
rragia intestinal”. Esto sucedió a sus 12 años. La madre, a la que siem- partir de ese momento pudimos comenzar a hablar del duelo en palabras.
pre sintió distante y frágil, en el momento de la consulta estaba viva. A pesar de la forma atípica en que había comenzado este tratamien-
Enrique es el primer hijo varón, tiene una hermana mayor y luego de to, se fue generando de a poco un espacio que posibilitó la instalación de
él siguen tres hermanas menores, y cuando murió el padre estaba por un encuadre clásico de cuatro sesiones semanales con diván.

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230 ISABEL ECKELL DE MUSCIO EL ENIGMA DE LA REACCIÓN DE ANIVERSARIO 231

Reacción de aniversario y repetición un valor equivalente al de la rememoración. Como resultado de la “ver-


dad” de la construcción por parte del analista, aunque se trate siempre
Las circunstancias de vida de este paciente, tan particulares, me lleva- de una conjetura, observamos que esta verdad conjetural provoca cam-
ron a pensar en algo así como una tragedia griega de destino en la cual bios psíquicos en el paciente.
Enrique parecía estar condenado a repetir la historia de su padre a En relación con este tema, y continuando con el material clínico, a me-
través de ciertos aspectos vinculados, en particular, a la identificación dida que el proceso analítico avanzaba y el paciente pudo empezar a em-
con él en la incapacidad de tramitar duelos psíquicamente. plear la palabra, antes que el cuerpo, como vehículo privilegiado para ex-
Desde este punto de vista, me resultaron interesantes los aportes que presar emociones, me llamó especialmente la atención un recuerdo que
hace G. Pollock en un trabajo denominado “Reacciones de aniversario, trajo, el primero, en el cual se condensaba el conflicto de ambivalencia en
trauma y duelo” (1970), donde relaciona dichas reacciones de aniversa- el seno del complejo paterno. En efecto, por medio de esta escena que
rio con consideraciones sobre el trauma, que a su vez conecta con situa- ahora podía relatar, aparecía en el escenario analítico un manojo de afec-
ciones de duelo irresueltas que resultan de pérdidas significativas. Este tos explosivos que por primera vez podían ser dichos e interpretados.
autor habla sobre la identificación del paciente con el padre muerto, que En este recuerdo encubridor, Enrique, que tendría unos 6 o 7 años, se
revive en determinado momento durante la adultez, y que adquiere veía caminando de la mano de su papá por el pueblo donde vivían. Él lle-
forma sintomática en la fecha del aniversario, convirtiéndose así el vaba en la otra mano una lata de tomates. Tenían que cruzar las vías del
mismo en disparador. ferrocarril y estaban esperando que pasara el tren. En ese momento se
Pollock cita en este trabajo a varios autores que, dentro de estas for- le cae la lata y el tren la revienta. Dice que recuerda muy bien como
mas sintomáticas, describen diversas manifestaciones somáticas como quedó “todo desparramado”.
reacciones de aniversario, vinculándolas con situaciones traumáticas El recuerdo invita a pensar en dos aspectos de Enrique: uno, un mo-
precoces que, en algunos casos, pueden estar relacionadas con la muer- mento tierno de él caminando de la mano de su papá en amoroso en-
te de una figura clave con la que el paciente había establecido una rela- cuentro. El otro incluye la fantasía de “reventar” al padre. Al morir el
ción compleja y ambivalente. padre seis años más tarde, Enrique quedaba así acorralado por dos dra-
mas internos: que él pudiera ser una persona muy peligrosa y que no pu-
diera sostener a la gente viva.
Surgimiento de un recuerdo en el proceso analítico En la medida en que los afectos, ahogados hasta ese momento, tuvie-
ron la posibilidad de ligarse a una representación de palabra, me pare-
Pacientes difíciles como Enrique, que sufrieron situaciones traumáticas ció posible pesquisar a través de este recuerdo una suerte de puesta en
tempranas, no sólo debido a muertes precoces de figuras significativas, escena de la relación culposa con el padre por el deseo de “reventarlo” y,
sino también por haber sido poco investidos narcisísticamente por sus al mismo tiempo, la identificación con él, identificación que lo llevaba,
madres, como en este caso, quedan expuestos a situaciones de desampa- en el aniversario de su muerte, y cuando él mismo se iba a convertir en
ro. Producto de dichas situaciones se genera un déficit de procesamien- padre de su primer hijo varón, a casi “reventar” de la misma manera y
to psíquico que conduce a que las emociones dolorosas y, entre ellas, es- en las mismas circunstancias que su padre.
pecialmente los duelos, se tramiten somáticamente, lo que da cuenta de Estas situaciones de intensa culpa le habían impedido durante mucho
un modo arcaico de funcionamiento mental. tiempo vivir con más placer su vida, que equivaldría a superar, final-
Estos casos, en los cuales el funcionamiento no neurótico o narcisis- mente, al padre y a cortar la historia de la repetición. Por este motivo
ta es predominante, requieren un abordaje donde el uso de las cons- había llevado siempre la vida de un sobreviviente.
trucciones (Freud, 1937) adquieren un valor fundamental ya que, al pro-
ponérselas oportunamente al paciente, aportan figurabilidad permitien-
do la creación de una escena. Se trata de la posibilidad de transformar Algunas conceptualizaciones teóricas
inscripciones tempranas no rememorables en una trama psíquica ima-
ginable y pensable. Dichas construcciones que se llevan a cabo en la El concepto de sobreviviente es trabajado por P. Lefebvre (1987), en re-
mente del analista y que son producto de la implementación de la con- ferencia al “pacto faustiano”, como manifestación de una fantasía de
tratransferencia ampliada, aportan una fuerza de convicción que tiene que la supervivencia depende de un trueque con los objetos primarios

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del sujeto y que cualquier transgresión al mismo supone una amenaza Esto nos conduce a pensar en las diferencias entre memoria y re-
de retribución letal. El mensaje implícito es: “puedes sobrevivir pero no cuerdo, así como entre los diferentes tipos de memoria.
vivir en su sentido pleno”. También G. Engel (1975), citado por En este sentido, me resultaron interesantes las formulaciones acerca
Lefebvre, propone una fantasía de pacto faustiano referida a una crisis de la memoria que hace Micheline Enriquez en un trabajo titulado “La
somática grave como reacción de aniversario que asimismo relaciona envoltura de la memoria y sus huecos” (1987). La autora señala la im-
con la transgresión del mandato implícito en el pacto, que dice: “puedes portancia que tiene la rememoración y la investigación del pasado para
vivir, pero no sobrevivir más allá de una cierta fecha, es decir, la fecha todo ser humano que se pregunte sobre su singularidad; es la forma de
de mi propia enfermedad y muerte”. darle un sentido a la propia existencia, de acceder a una historicidad que
Engel también escribió un interesante trabajo que gira en torno a garantice la continuidad del sí mismo a través del tiempo.
fragmentos de su autoanálisis realizado con los sueños de aniversario y Enriquez habla de dos tipos de memoria: la “memoria olvidosa y re-
los actos fallidos que le ocurrieron durante el período de diez años que memorable” y la “memoria no-rememorable e inolvidable”. Describe a
siguió a la muerte repentina e inesperada de su hermano gemelo. Más la primera como determinada por el conflicto psíquico y obedeciendo a
adelante, al percatarse el autor de que se aproximaba a la edad en que la acción de los procesos secundarios; se trata de un proceso de trans-
había muerto su padre (cuando los gemelos tenían 15 años), fueron so- formación que se escribe y se reescribe en una temporalidad abierta que
metidos a autoanálisis también los sueños, los síntomas y ocurrencias da origen tanto a la continuidad de sí como a la diferencia de uno con
vinculadas al mismo. uno mismo en el tiempo. Este pasado rememorable siempre sufre defor-
A propósito de esto, Joyce McDougall (1998) se ha referido al “calen- maciones debido a que se entreteje también con los productos de su ol-
dario secreto” que cada cual lleva consigo en las profundidades de su psi- vido. Señala a la represión secundaria como el único mecanismo que
quismo. Lo vincula con fechas, edades, o épocas del año en las que apa- provoca una forma de olvido constructiva, diferente del que produciría
recen o vuelven a manifestarse ciertas enfermedades somáticas, relacio- la desmentida y la forclusión. Esta forma de olvido producto de la re-
nando así la memoria del cuerpo con este “calendario secreto”. La auto- presión es constructiva porque permite conservar en el interior del psi-
ra agrega que el cuerpo y su funcionamiento somático están en alguna quismo los elementos que participaron en su elaboración. La represión
medida sometidos a la compulsión de repetición. Explica ciertas formas es el único mecanismo que da la posibilidad de recuperar el pasado a
de explosiones somáticas como manifestaciones de “histeria arcaica”, ci- través de una memoria historizante.
tando el caso de un paciente que tuvo la misma crisis cardíaca que su Enriquez califica, en cambio, a la “memoria no rememorable e inol-
padre a la misma edad que él, aunque su paciente logró sobrevivir. Se vidable”, en tanto que prehistórica, de inmutable, repetitiva e inaltera-
trata del caso Tim, tan bien descripto en Teatros del cuerpo. ble en relación con el paso del tiempo. Es una memoria constituida por
Fue justamente en ocasión de la supervisión del caso de Enrique que huellas psíquicas muy precoces que perdura durante toda la vida y que,
realicé con Joyce McDougall en la institución a la que pertenezco (APA), si bien puede ser elaborada con posterioridad, pertenece al pasado, y por
que dicha autora señaló una analogía entre la problemática del pacien- lo tanto es en gran parte incognoscible, pues solo se puede saber de ella
te que presento aquí de modo fragmentario y Tim. Se trata de la apari- a través de indicios, como por ejemplo ciertas repeticiones que darían
ción en el cuerpo de una historia que requirió de un largo proceso analí- cuenta de sus marcas.
tico para que lograra adquirir palabras, enlaces y sentido. Estas formulaciones sobre los dos tipos de memoria me recuerdan a
las que construye Michel de M’Uzan en su trabajo “Lo mismo y lo idén-
tico” (1969), en el que diferencia estos dos tipos de repeticiones. En la
Temporalidad y memoria repetición de lo mismo, la categoría de pasado está sólidamente elabora-
da. El autor entiende al pasado “no como la suma de acontecimientos vi-
Hay situaciones en la vida de algunos sujetos que, al no lograr ser psí- vidos sino su reescritura interior” (pág. 103). Desde esta perspectiva se
quicamente elaboradas como para quedar inscriptas en una trama de puede pensar que los hechos reales en cierto modo pierden importancia
memoria que pueda ser transmitida por medio de un mensaje explícito en relación con la que toma, en cambio, el relato interior que el sujeto
al modo de un recuerdo, como es el caso de Enrique, poseen entonces es- hace y rehace a lo largo de su vida. De esta manera, vemos que el valor
casas alternativas de expresión, una de las cuales puede ser el “cortocir- de la rememoración está conservado. Estos son procesos que caracteri-
cuito” en el cuerpo (Green, 1972-1986). zan al funcionamiento neurótico.

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Al contrario, en la repetición de lo idéntico, la categoría de pasado no micas y que, por lo tanto, no se pudieron elaborar psíquicamente, al ser
se ha podido elaborar y, debido a esta imposibilidad, la rememoración es investidas darían lugar al hecho somático.
reemplazada por una reproducción sin modificaciones. Estos procesos Sin embargo pienso, en razón del análisis llevado a cabo de la reac-
son los que caracterizan al funcionamiento no neurótico, o a patologías ción de aniversario en Enrique, que estas huellas primitivas expresadas
del narcisismo. como una “memoria amnésica” corporal que pueden ser pensadas como
“Memoria olvidosa y rememorable” producto de la represión; “me- un peculiar modo de repetición, también podrían concebirse, por efecto
moria no rememorable e inolvidable” donde la escisión y desmentida de- del proceso analítico, como un intento de ligadura “en busca” de un ob-
jaron su huella. Si bien podemos pensar que en el proceso analítico jeto apropiado que pueda ayudar a dar lugar a una transformación de di-
puede haber un interjuego permanente entre ambas, la memoria olvido- chas huellas traumáticas y adquirir así, por primera vez, un sentido en
sa y rememorable se expresará a través de sus deformaciones y trans- una suerte de aprés-coup.
formaciones, pero siempre dando cuenta de la energía psíquica ligada, Por lo tanto, quiero remarcar la importancia de considerar dos tipos
que se manifiesta a través del retorno de lo reprimido, como síntomas. de aprés-coup. El primero, que corresponde al funcionamiento neuróti-
En cambio, la “memoria no rememorable e inolvidable” surgiría co que se organiza en dos tiempos y se genera “espontáneamente” en la
como una “memoria sin recuerdo” que, al quedar sin ligadura, retorna mente del paciente, mecanismo ya descripto por Freud para el trauma
inolvidable e insistentemente a través de “cortocircuitos” expresados sexual. El segundo tipo de aprés-coup, que es el que podemos atribuir al
mediante actos en el mundo externo o en el cuerpo. trauma pre-psíquico o temprano, se construye, en cambio, en la mente
Esto último es lo que Green (2000) ha formulado como una memoria del analista o en ese espacio intermedio creado entre paciente y analis-
paradójica a la que denomina “memoria amnésica”. ta que, al dar sentido por primera vez a las huellas primitivas traumáti-
cas, permite salir del campo de la repetición.
Podemos pensar que la fecha, o “calendario secreto”, como lo deno-
El enigma de la reacción de aniversario. Algunas reflexiones mina McDougall, en que se desencadenó la reacción de aniversario de
Enrique correspondería tal vez a una situación que sólo pudo ser “per-
La puesta en escena en el soma que desplegó Enrique al llegar a mi con- cibida” por él a través de una “memoria corporal”, que encubría el duelo
sulta, estimuló mi interés por el estudio de los trastornos psicosomáti- no elaborado por la muerte del padre y que, como expresé anteriormen-
cos y, vinculado con éstos, en particular, las reacciones de aniversario, te, fue un eje fundamental en torno al cual giró este proceso analítico.
que fuimos descubriendo en el transcurso del análisis de este paciente.
En función de los interrogantes que se me generaron en relación con
este caso me pregunto: ¿cómo se puede pensar la reacción de aniversario? Resumen
¿Qué ocasionaría que surja en determinada fecha un hecho somático?
Una primera aproximación sería reflexionar acerca de las diferencias En este trabajo, la autora se plantea la hipótesis de que la reacción de aniver-
entre el trauma psíquico y el trauma pre-psíquico o temprano. El pri- sario podría ser pensada como un peculiar modo de repetición, expresado en el
mero es, como sabemos, un trauma constitutivo, sexual. La huella de soma y vinculado a situaciones traumáticas tempranas. Para ello incluye un
fragmento de historial clínico a los fines de ilustrar las implicancias de dicha
dicho trauma no se constituye en trauma hasta que, en un segundo
hipótesis.
tiempo, se produce otro acontecimiento que lo resignifica. Se trata de
En el material presentado, el eje fundamental del proceso analítico giró en
una atribución de sentido, otorgada aprés-coup a la primera experiencia. torno a la reacción de aniversario, que se manifestó en un accidente psico-
El trauma pre-psíquico o temprano, en cambio, está vinculado con la somático que encubría el duelo no elaborado por la muerte del padre.
cantidad en exceso que no se puede ligar, en el que predomina el sufri- La autora toma algunos aportes teóricos de diversos autores. De Pollock y
miento y la repetición de experiencias dolorosas. Esta falta de ligadura Engel, la reacción de aniversario vinculada con el trauma y el duelo; de
o fracaso del psiquismo para transformar dichas huellas dolorosas Lefebvre, el “pacto faustiano” como manifestación de una fantasía de que la su-
traumáticas en huellas estructurantes produce una vivencia de desam- pervivencia depende de un trueque con los objetos primarios del sujeto; de
paro para el yo, y una incapacidad para producir el efecto de aprés-coup. McDougall, el “calendario secreto” o fecha de aparición del accidente somático
Se podría aventurar la hipótesis de que las marcas sensoriales pro- y su relación con la memoria corporal de un trauma antiguo. La autora toma
pias del trauma temprano, que no lograron convertirse en huellas mné- también las ideas de André Green acerca de la memoria paradójica que deno-

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mina “memoria amnésica” y de Micheline Enriquez acerca de la memoria y de the analyst’s mind or in the intermediate space created between patient and
la temporalidad señalando la importancia que tiene la rememoración y la in- analyst; by giving meaning to the primitive traumatic traces for the first time,
vestigación del pasado para todo ser humano que se pregunte sobre su singula- it provides a way out of the field of repetition.
ridad.
Luego se plantean algunas reflexiones en relación con el enigma de la reac- KEYWORDS: REPETITION / SOMA / EARLY TRAUMA / MOURNING / MEMORY
ción de aniversario, para lo cual se exponen las diferencias existentes entre el
trauma psíquico y el trauma pre-psíquico o temprano y los dos tipos de aprés-
coup a que dan lugar a juicio de la autora. Un tipo de aprés-coup corresponde al Resumo
funcionamiento neurótico que se organiza en dos tiempos y se genera “es- O ENIGMA DA REAÇÃO DE ANIVERSÁRIO

pontáneamente” en la mente del paciente. Se trata del mecanismo que descri-


biera Freud para el trauma sexual. El segundo tipo de aprés-coup, que es el que Neste trabalho, a autora considera a hipótese de que a reação de aniversário po-
se puede atribuir al trauma pre-psíquico o temprano, se construye, en cambio, deria ser pensada como um modo peculiar de repetição, expresso na soma e vin-
en la mente del analista o en ese espacio intermedio creado entre paciente y culado às situações traumáticas precoces. Como exemplo, inclui um fragmento
analista, que al dar sentido por primera vez a las huellas primitivas traumáti- do historial clínico para ilustrar as implicâncias de dita hipótese.
cas, permite salir del campo de la repetición. No material apresentado, o eixo fundamental do processo analítico girou em
torno da reação de aniversário, que se manifestou em um acidente psicossomá-
DESCRIPTORES: REPETICIÓN / SOMA / TRAUMA TEMPRANO / DUELO / MEMORIA tico que encobria o luto não-elaborado pela morte do pai.
A autora faz uso de alguns aportes teóricos de diversos autores. De Pollock
e Engel, a reação do aniversário vinculada com o trauma e o luto; de Lefebvre,
o “pacto faustiano” como manifestação de uma fantasia de que a sobrevivência
Summary
depende de uma troca com os objetos primários do sujeito; de Mc Dougall o “ca-
THE ENIGMA OF THE ANNIVERSARY REACTION
lendário secreto” ou a data do aparecimento do acidente somático e sua relação
com a memória corporal de um trauma antigo. A autora faz uso também das
The author proposes the hypothesis that the anniversary reaction could be con-
idéias de André Green sobre a memória paradoxal que denomina “memória
sidered a particular mode of repetition expressed in the soma and related to
amnésica” e de Micheline Enriquez acerca da memória e da temporalidade, res-
early traumatic situations. She includes a fragment of clinical history to illus-
saltando a importância que tem a rememoração e a investigação do passado
trate the implications of this hypothesis.
para todo ser humano que se questiona sobre a sua singularidade.
In the material she presents, the basis of the analytic process turned upon
Depois, propõe algumas reflexões relacionadas com o enigma da reação de
the anniversary reaction, manifested in a psychosomatic accident which
aniversário, onde expõe as diferenças existentes entre o trauma psíquico e o
screened the unworked through mourning for the father’s death.
trauma pré-psíquico ou precoce e os dois tipos de aprés-coup defendidos pela
The author draws upon theoretical contributions by diverse authors: from
autora. Um tipo de aprés-coup diz respeito ao funcionamento neurótico que se
Pollock & Engel, she takes the anniversary reaction connected to trauma and
organiza em dois tempos e que é gerado “espontaneamente” na mente do pa-
mourning; from Lefebvre, the “Faustian pact” as a manifestation of the fanta-
ciente. Trata-se do mecanismo descrito por Freud para o trauma sexual. O se-
sy that survival depends on a trade-off with the subject’s primary objects; from
gundo tipo de aprés-coup é aquele que se pode atribuir ao trauma pré-psíquico
McDougall the “secret calendar” or the date of the somatic accident and its re-
ou precoce, entretanto se constrói na mente do analista ou nesse espaço inter-
lation to bodily memory of an old trauma. The author also works with the ideas
mediário criado entre paciente e analista que, ao dar sentido pela primeira vez
of André Green concerning the paradoxical memory which he calls “amnesic
aos vestígios primitivos traumáticos, permite sair do campo da repetição.
memory” and of Micheline Enriquez on memory and temporality, pointing out
the importance of remembering and investigating the past for all human beings
PALAVRAS-CHAVE: REPETIÇÃO / SOMA / TRAUMA PRECOCE / LUTO / MEMÓRIA
who inquire into their singularity.
She then offers some reflections in relation to the enigma of the anniversary
reaction, for which she discusses the differences between psychic trauma and Bibliografía
pre-psychic trauma and the two types of après-coup resulting from them. One
type of après-coup corresponds to neurotic functioning which is organized in Aisemberg, E. R. (2005): “Trauma, pulsión y somatosis”, REV. DE PSICOANÁLISIS,
two times and is generated “spontaneously” in the patient’s mind. This is the LXII, 2.
mechanism described by Freud for sexual trauma. The second type of après- — (2007): “Repetición, transferencia y somatosis”, Panel IPAC, REV. DE
coup, which may be attributed to pre-psychic or early trauma, is constructed in PSICOANÁLISIS, LXIV, 2.

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238 ISABEL ECKELL DE MUSCIO EL ENIGMA DE LA REACCIÓN DE ANIVERSARIO 239

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Construyendo psicoanálisis:
del trauma al trauma psíquico

*Gustavo Jarast

La teoría del trauma psíquico, reanalizada en Moisés y la religión mono-


teísta (1939), así como otros temas –el análisis del analista y la peculia-
ridad del mismo como factores preponderantes para la cura analítica–,
estudiados en “Análisis terminable e interminable” (1937a), y la labor
del analista, reconsiderada en Construcciones en el psicoanálisis (1937b),
constituyen algunos de los problemas retomados por Freud al final de su
obra.
Se los encuentra con descubrimientos que lo sorprenden, y que van al
fundamento de una concepción más elaborada para el tratamiento de pa-
cientes con alteraciones en la estructuración simbólica de sus síntomas,
a lo largo de décadas.
Intentaré indagar en el presente trabajo, a partir de estos textos, en
nuevas concepciones que se fueron planteando sobre la teoría del trau-
ma psíquico y la técnica psicoanalítica, para facilitar el acceso terapéuti-
co a los pacientes con esas alteraciones. Presentaré una viñeta clínica, y
luego expondré consideraciones sobre condiciones de la participación del
psicoanalista, de la disponibilidad de su vitalidad pulsional en la sesión,
que creo es fundamental para el trabajo analítico, especialmente con pa-
cientes con trastornos en su capacidad de elaboración simbólica.
Ferenczi, último gran interlocutor de Freud, había fallecido dejando
abierto un debate sobre la teoría de la técnica, la del trauma psíquico, y
el análisis del psicoanalista, que creemos que Freud continúa en los tra-
bajos mencionados.
Por ejemplo, la idea del trauma “real”, que mantuvo su presencia
como núcleo de verdad en la realidad psíquica, junto al descubrimiento

*Dirección: Castex 3330, 2º “A”, (C1425CDF) Ciudad Autónoma de Buenos Aires,


Argentina.
jarast@fibertel.com.ar
242 GUSTAVO JARAST CONSTRUYENDO PSICOANÁLISIS: DEL TRAUMA AL TRAUMA PSÍQUICO 243

de la “mentira” histérica (carta 69 a Fliess del 21/09/97, Freud, 1950a), Por ejemplo, en esta categoría de síntomas aparece la mencionada re-
reaparece ahora en las formas de retorno alucinatorio de vivencias tem- ferencia a la alucinación como portadora de vivencias tempranas de una
pranas (Freud, 1937b, pág. 268). época en la cual el niño “apenas era capaz de lenguaje” (1937b, pág.
También creo que el concepto de transferencia experimenta el im- 268), planteo que no parece lejano a las características de retorno de
pacto de los nuevos descubrimientos, a partir de la revisión de la rela- traumas de esa época de desarrollo (1939, pág. 73).
ción entre la actividad del analista y la del paciente (1937b), de la ob- En 1920 había quedado un camino abierto en la interrogación freu-
servación de la repetición de formas tempranas de vínculo (1939), o de diana, con el hallazgo de una fuerza que contrariaba el principio de pla-
la consideración de las condiciones de la personalidad del psicoanalista cer, y que también trascendía el de displacer mismo. Eran otras tensio-
y su influencia en la tarea psicoanalítica (1937a). nes las que se conjugaban para producir el síntoma que confrontaba a
Un paso relevante en el tratamiento del tema de la transferencia, ya Freud, y que le exigió y permitió el progreso teórico. La segunda tópica
lo había constituido el reconocimiento de la contratransferencia, a par- dará cuenta de ello.
tir de las vicisitudes de los análisis llevados a cabo por Jung, Ferenczi, Pero es recién al final del camino, en los últimos trabajos, donde cier-
Jones o Pfister, así como por el conflicto que le había generado a él tos interrogantes centrales terminarán de expresarse y, creo, de abonar
mismo el tratamiento de E. Hirschfeld (Falzeder, 1994). la base a desarrollos psicoanalíticos contemporáneos.
Freud había empleado por primera vez el término en el Congreso de Es en el “escenario” de la persona del analista (Freud, 1937b, pág.
Nuremberg en 1910, y si bien allí planteaba la necesidad de dominarla 260), en los procesos internos que en él se desarrollan, y en el trabajo
a través de su elaboración, habría que destacar primero la importancia elaborativo que realiza con ellos, donde se podrá llevar a cabo una tarea
de su descubrimiento, de lo que implicó la consideración de la participa- con los procesos psíquicos inconcientes del analizando. Particularmente
ción del analista, de su sentir inconciente, en la investigación psicoa- aquellos procesos que no alcanzaron un nivel de representación, o mejor
nalítica. De hecho, seguramente de modo no casual, introduce el con- dicho que su representabilidad no trascendió una inscripción más afec-
cepto en el texto sobre el porvenir de la terapia analítica. tiva (como “símbolo mnémico”), o siquiera tal, como estados descualifi-
Si bien allí exigía el autoanálisis del analista como condición para el cados (como estados de vértigo, asfixia o dolor no sentido). Estos se en-
ejercicio clínico (Freud, 1910), sólo dos años después, en “Consejos al contrarán escindidos, desconocidos en él, pero activos y eficaces en su
médico”, afirmaba que para ser analista era necesario analizarse con necesidad de actualización y de reclamo de un espacio “visible”, repre-
otra persona (Freud, 1912). sentable para su conciencia. Pero, para ello, aún deberán acceder a un
Pero es recién en el artículo de 1937, donde más claramente apoya el asidero en una huella mnémica, que se encuentra sólo en estado poten-
análisis interminable del psicoanalista. En principio en la forma de aná- cial, que tal vez se pueda constituir a partir de la tarea elaborativa con-
lisis periódico, probablemente también influenciado por la impronta que tratransferencial del analista.
Ferenczi le había impuesto al tema (Freud, 1937a). Serían entonces estados compulsivos que buscan devolverle a un víncu-
En el segundo texto de 1937, Construcciones en el análisis, la tarea lo temprano su vigencia mediante la repetición de la vivencia traumática,
de la construcción como empeño del psicoanalista en colaboración con el a través de hacerla revivir en un vínculo análogo “real-objetivo” con otra
paciente, que tanta impresión le provocara a Freud, no parece ajena a persona.
los anteriores planteos. El psicoanálisis deja aquí de tener enunciados Sería una de las formas que tienen estos estados de retornar al pre-
solipsistas, pues la construcción ya de por sí, explícitamente, implica sente, de presentarse en lo actual, de intentar someter al “examen de ac-
una labor de dos personas, “de cometido diverso”, y lo que le acontece al tualidad” (Freud, 1917, pág. 231, n. 34).
psicoanalista parece tener una importancia superior a lo que se suponía
hasta entonces.
Los motivos clínicos a los que se aboca –la vigencia actual de las vi- Del trauma “puro” al trauma psíquico
vencias tempranas preverbales y su retorno como síntomas–, son posi-
blemente los que han estimulado estos avances: existen escenas que el En una primera época, la teoría del trauma en Freud se desarrolla fun-
paciente no puede recordar, y que necesariamente requerirán de la par- damentalmente en torno a la investigación de la etiología de la histeria.
ticipación activa del psicoanalista, para que puedan alcanzar un estado Ésta era considerada como resultante de la seducción sexual del niño
de representación psíquica inédita. por un adulto o un niño mayor. Su resultado tendrá consecuencias

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244 GUSTAVO JARAST CONSTRUYENDO PSICOANÁLISIS: DEL TRAUMA AL TRAUMA PSÍQUICO 245

económicas sobre el psiquismo, generará un exceso de excitación que no tición y como fijación al trauma buscan devolverle su vigencia a través
podrá ser integrado psíquicamente, ni derivado por vía motora. Pero la de “recordar la vivencia olvidada o, todavía mejor, hacerla real-objetiva
elaboración del mismo trascenderá la antigua teoría catártica, abreacti- (real), vivenciar de nuevo una repetición de ella: toda vez que se tratara
va, tan afín a Breuer. sólo de un vínculo temprano, hacerlo revivir dentro de un vínculo aná-
Freud desarrolla una concepción dinámica de la creación del síntoma. logo con otra persona” (Freud, 1939, pág. 72).
Existirá la vivencia actual, sexual, traumática, cuyo recuerdo se repri- También el trauma tiene efectos negativos, que buscan lo contrario:
mirá y llevará de este modo a la creación del síntoma primario. “que no se recuerde ni se repita nada de los traumas olvidados” (ibíd.,
Posteriormente la defensa lograda fracasará, y de la lucha entre las re- pág. 73).
presentaciones reprimidas que retornan y el yo, surgirán los síntomas Por otra parte Freud destaca que “la influencia compulsiva más in-
nuevos, propios de la enfermedad neurótica (Freud, 1896, Manuscrito K tensa proviene de aquellas impresiones que alcanzaron al niño en una
{1950a}). época en que no podemos atribuir receptividad plena a su aparato psí-
Por lo tanto, la cura requerirá de una tarea elaborativa, mnésica, que quico” (ibíd., pág. 121), una época en la cual “sus tempranísimas impre-
permita la reintegración a los circuitos asociativos del recuerdo reprimi- siones, recibidas […] [cuando] era apenas capaz de lenguaje, exteriori-
do, no tanto su descarga. zan en algún momento efectos de carácter compulsivo […]” (ibíd., pág.
Más que renunciar a la antigua teoría, en la citada carta a Fliess de 125), que se terminarán plasmando en rasgos de carácter.
1897, Freud replantea la concepción del trauma. La experiencia clínica Estas nuevas propuestas despejan el camino para acceder a padeci-
frustrada lo lleva a inteligir “que en el inconciente no existe un signo de mientos que requieren de una forma de intervención del analista para la
realidad, de suerte que no puede distinguir la verdad de la ficción vesti- que deberá indagar en estados que no han adquirido representación
da con afecto” (Freud, 1950a, pág. 301). simbólica, y que se manifestarán en forma de afectos, seguramente su-
Pero esto significó descubrir que los síntomas histéricos “ya no apa- frimientos intensos, presiones en la transferencia, “odio en la contra-
recían más como retoños directos de los recuerdos reprimidos de viven- transferencia” (Winnicott, 1947).
cias sexuales infantiles, sino que entre los síntomas y las impresiones in-
fantiles se intercalaban las fantasías (invenciones de recuerdos) de los
enfermos…” (Freud, 1906, pág. 266). Se trata de una profundización del El trauma escenificado en el vínculo transferencial
concepto de trauma sexual infantil, concediendo su lugar a la vida fan-
tasmática, a la realidad psíquica, a su rol protagónico entre los aconte- Una consideración especial merece la obra de Ferenczi, en quien tanto
cimientos realmente vividos y sus efectos patógenos. La escritura de incidió la preocupación por hacer accesible al psicoanálisis a los pacien-
Freud es muy cuidadosa en no desmentir la existencia de los hechos re- tes más perturbados.
ales, junto a estas “poetizaciones” embellecedoras (Manuscrito M, 25 de En 1922, en el Congreso de Berlín, Freud invita a los analistas a re-
mayo de 1897 {1950a, pág. 293}). flexionar sobre la relación entre la teoría y la técnica analíticas, sobre la
La huella del acontecimiento comienza a producir recién efectos pató- medida en la cual ambas “se promueven u obstaculizan hoy recíproca-
genos por condiciones de maduración o por acontecimientos ulteriores, mente” (1919, pág. 263).
que retroactivamente generan esas consecuencias (Freud, 1950b, pág. La propuesta es tomada por Ferenczi y por Rank, quienes escriben
403). Perspectivas del psicoanálisis (1924). Ferenczi cuestiona allí (en los capí-
Esta causa retroactiva no despierta el recuerdo sino que constituye al tulos escritos por él), la concepción hasta entonces vigente de la repeti-
trauma mismo, introduciendo una conceptualización inédita respecto de ción como obstáculo resistencial del paciente, y la propone como el ver-
la temporalidad, creadora en ese acto del psicoanálisis. dadero material inconciente.
En 1926, la noción de trauma quedó ligada a la de situación traumá- La tarea implicará necesariamente un proceso elaborativo de dos,
tica. Ésta refiere a una situación vivenciada de desvalimiento. El yo in- sólo implementable a través del compromiso contratransferencial del
tentará anticiparse a la misma mediante el desarrollo de angustia como analista, por otra parte necesario para el despliegue transferencial de
señal, trasformándola así en situación de peligro (Freud, 1926, pág. 155). experiencias traumáticas.
Será necesario llegar al texto de 1939 para encontrarnos con otro pro- En el Diario clínico (1985) que Ferenczi redacta en 1932, es donde de-
greso: el trauma tiene empeños positivos que como compulsión de repe- sarrolla más extensamente la concepción de la “contratransferencia

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246 GUSTAVO JARAST CONSTRUYENDO PSICOANÁLISIS: DEL TRAUMA AL TRAUMA PSÍQUICO 247

real” del analista (17/01/32). Conjetura que la exploración profunda de sólo será capaz de responder a actitudes emocionales, receptivas del ana-
ésta, abre el acceso a resistencias del paciente hasta ese momento inac- lista; a vivencias de este último que el paciente capte, y que a su vez se
cesibles, para lo cual considera imperioso que el psicoanalista realice el sienta captado por un adulto –el analista–, esta vez adecuado (Ferenczi,
análisis más exhaustivo posible, por su grado de involucramiento en la 1923, 1931, 1933).
tarea. Entiende que el análisis terapéutico del psicoanalista debe ser Las posturas teóricas –especialmente las referidas a la etiología del
“perfectamente terminado” (Ferenczi, 1928, pág. 56). trauma– y técnicas –su concepto de repetición y sus propuestas de téc-
Con respecto a la contratransferencia real habría que mencionar el nicas “activas”– que Ferenczi defendió, generaron una reacción negati-
eco que tendrá en Winnicott, quien años después se referirá a los senti- va en algunos miembros del movimiento, particularmente en Jones,
mientos “reales” en la contratransferencia, en un sentido tal vez no de- Radó y Brill, así como una postura ambivalente en Freud (Jones, 1955-
masiado diferente a Ferenczi (Winnicott, 1947). 1957). La presentación que realizó en el Congreso de Weisbaden (1931),
Otro de los aspectos clave de su teorización se refiere a su concepción de “La confusión de lenguajes entre el adulto y el niño”, despertó un
sobre el trauma. Tomando como referencia el “sueño del bebé sabio” grado inusitado de controversia, y fue el punto culminante de una polé-
(1923), Ferenczi describe un niño traumatizado y herido en su narcisis- mica personal y científica. Recién pudo ser publicado quince años des-
mo, que se convierte en adulto escindido por la huella del trauma, trau- pués. Ferenczi fallecería en 1933.
ma que se origina en la confusión entre el lenguaje de la ternura del
niño, propio del lenguaje infantil, y el lenguaje de la pasión, propio de los
Condiciones que predisponen a la aparición de un trauma
adultos (Ferenczi, 1933).
El niño introyecta en su visión al adulto como agresor y conserva así Freud consideraba la existencia de un psiquismo temprano, con dife-
una situación de ternura, adecuándose a la pasión desbordante e inefa- rentes registros mnémicos, que quedarían perturbados por la exposición
ble del adulto. Es el único modo que encuentra para mantener controla- del psiquismo a la vivencia traumática. Creo que es de gran importancia
ble (pero vigente) la vivencia todavía “inexperienciable” por un yo inca- conocer estos registros, y los síntomas que generarían aquella vivencia.
paz aún de conciencia, pero que no obstante lo sofoca en una vivencia Será un modo de comprender a qué tipo de fenómenos deberá enfren-
violenta. tarse el analista, atento al psicoanálisis de pacientes que han padecido
Esta “identificación con el agresor” se convierte en la única posibili- esos avatares.
dad de mantener el vínculo. Éste adquiere características alucinatorias, Para Freud, la memoria está registrada bajo una diferente variedad
porque aún no se ha desprendido libidinalmente el objeto como una rea- de signos, al menos en tres formas (1950, carta 52, pág. 274). Un primer
lidad que pueda llegar a representar. signo de percepción es la primera transcripción de las percepciones, ar-
El juicio de realidad quedará sesgado por la realidad vivencial psíqui- ticulada según una asociación por simultaneidad. Una segunda trans-
ca, con escisiones yoicas en aquellas áreas arrasadas por la invasión pul- cripción, ordenada según nexos causales, corresponde a recuerdos de
sional de ese vínculo indiscriminado. conceptos. Finalmente una tercera retranscripción, ligada a representa-
Existe entonces un vínculo “real” agresor/agredido, que queda des- ciones-palabra, correspondiente a nuestro yo oficial, que así podría de-
mentido por razones diferentes por ambos participantes: en el niño, por venir conciente de acuerdo a ciertas reglas.
la necesidad de dominio pulsional como imperativo de supervivencia psí- Las neurosis se producirían por insuficiencia en la capacidad de tra-
quica; en el adulto, por la desmentida de su violencia “amorosa”, que a ducir un material psíquico, de una a otra escritura mnésica.
su vez también queda introyectada por el niño. Se forma así un conjun- Al faltar la reescritura posterior, la excitación propia del material “es
to completo de la escena traumática, vivida ya como “realidad objetiva”. tramitada según las leyes psicológicas que regían en el período psíquico
Este amplio espacio psíquico, puntualmente escindido, es gráfica- anterior y por los caminos de que entonces se disponía” (ibíd., pág. 276).
mente denominado por Ferenczi como el estado del “bebé sabio”: el niño Ese material entonces persistiría en forma anacrónica, como fueros o
escindido, se escinde para adaptarse a padres inadecuados. De algún relictos con leyes propias de funcionamiento, ajenas a las nuevas leyes
modo se invierte la situación parental. del material que sí fue pasible de transformación.
Este “bebé sabio”, en el adulto, requerirá de un analista que lo capte Según este esquema, habría al menos dos tipos de fueros, correspon-
más allá del lenguaje convencional del adulto. Porque el registro de esa dientes, por una parte, a la imposibilidad de traducción de los primeros
escisión yoica, a la vez circunscripta y extensa en el aparato psíquico, signos, y, por la otra, a la imposibilidad de traducción de los segundos.

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Si la imposibilidad de traducción de estos últimos –“los recuerdos de sin alcanzar el estado de ausencia que hubiera permitido su reencuen-
conceptos”–, podría dar lugar al desarrollo de las psiconeurosis, pues por tro como percepción.
defensa patológica no lograrían ser ligados con representaciones-palabra Como todas las representaciones provienen de percepciones (ibíd.
y sufrirían el destino de la represión, los signos no traducidos corres- pág. 255), la percepción que corresponde a objetos que no pudieron ser
pondientes a la primera transcripción seguirían otro tipo de camino no representados porque no se alcanzó un estado de pérdida y duelo por el
tan claro en la teorización freudiana. objeto en cuestión, no sería entonces una percepción sino una alucina-
El futuro superyó se edifica sobre las huellas mnémicas de las pala- ción.
bras oídas e introyectadas del discurso parental. Podría ocurrir que en Por otra parte, esta alucinación parece ser diferente de la alucinación
pacientes –no necesariamente psicóticos–, hayan fallado las transcrip- onírica, ya que, más que un cumplimiento de deseo, correspondería a un
ciones básicas al sistema representacional, y no se cuente con las repre- tiempo anterior a la instauración del principio de placer, tiempo propio
sentaciones-palabra correspondientes. Pero sí se encuentran las huellas de los sueños traumáticos, en el cual la percepción alucinatoria tendría
mnémicas de palabra (sin transcribir). una función de descarga, o de búsqueda de los estímulos traumáticos
Estos fenómenos clínicos, para Freud, muestran la génesis del su- (Freud, 1920, pág. 31).
peryó, y su contrucción incompleta. Cuando se puede lograr avanzar en El juego del carretel es el ejemplo por antonomasia del mecanismo
las transcripciones correspondientes al enlace con sus representaciones que intenta oponerse a esa descarga: la situación traumática de aleja-
de palabra, recién el sujeto podrá “pensar”, escuchando la voz de la con- miento de la madre es neutralizada en el niño por el placer que le gene-
ciencia en lugar de las voces que lo injurian “desde lo real”. ra la escenificación del arrojar el carretel infinidad de veces, convirtien-
En caso contrario, la investidura de las palabras podría ser total y lle- do en juego la vivencia penosa, pasiva. Así en forma activa, el niño se
gar a la percepción sensorial en estado alucinatorio, como las voces que adueña de ella. Por otra parte, por la actividad del jugar inflige a otro “lo
atormentan a los psicóticos. desagradable que a él mismo le ocurrió y así se venga en la persona de
Recién en Construcciones en el análisis (1937), Freud vuelve a plan- este sosias” (ibíd., págs. 16-17).
tear la forma de retorno como alucinación de “algo vivenciado en la edad Pero este juego no es primario.
temprana y olvidado luego, algo que el niño vio u oyó en la época en que
apenas era capaz de lenguaje todavía” (1937b, pág. 268).
La “pulsión emergente de lo inconciente” aprovecharía a la alucina- Precursores de la presencia de un objeto en el psiquismo
ción para imponer a la conciencia la creencia en la actualidad de estos
recuerdos (ibíd., pág. 268). Winnicott describe el “juego del bajalenguas”: coloca un reluciente baja-
Estas formas de “actualización” de la experiencia vivida, que no logró lenguas en el borde de una mesa, frente a un niño pequeño sentado en
atravesar caminos de traducción en registros causales que correspondan las rodillas de él o de la madre. Luego de un período de duda, el niño
a “recuerdos de conceptos”, a rememoraciones, reflejarían un trastorno toma el objeto, juega con él y finalmente invita a la madre o a un terce-
de simbolización, de imposibilidad de pérdida de objeto, que la hubiere ro a jugar también. En una etapa posterior arroja el bajalenguas y espe-
podido iniciar. ra que le sea devuelto, para volverlo a arrojar una y otra vez con enor-
Tal vez si se trata de la imposibilidad de traducción de las primeras me placer (1941, pág. 82).
transcripciones, preverbales, habría que investigar cuál construcción Winnicott entiende que el juego del carretel sucede lógicamente a este
psíquica primaria existe en el sujeto, para que pueda afrontar los pasos juego, pues el niño necesitaría poner a prueba la existencia previa de la
de elaboración subsiguientes, y por lo tanto indagar cuál sería entonces representación de la madre (ibíd., pág. 100).
la tarea requerida al analista para poder implementar esa labor Cabe considerar además que en la escenificación del juego también
(Rousillon, 1995). está creando un espacio exterior en el cual desplegar su actividad.
Según Freud, para que se instituya el examen de realidad, “tienen Estas observaciones están en concordancia con las de Freud.
que haberse perdido objetos que antaño procuraron una satisfacción ob- Para Freud, “el objeto de la madre” se establece a través de “repeti-
jetiva (real)” (1925, pág. 256). das situaciones de satisfacción” (1926, pág. 159). Hacen falta “repetidas
Si los objetos no procuraron esa satisfacción, es decir si la experien- experiencias consoladoras hasta que aprenda que, a una desaparición de
cia con ellos fue insatisfactoria, o traumática, permanecerán como tales, la madre, suele seguirle su reaparición” (ibíd., pág. 158).

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250 GUSTAVO JARAST CONSTRUYENDO PSICOANÁLISIS: DEL TRAUMA AL TRAUMA PSÍQUICO 251

Es la madre quien hace madurar este discernimiento, permitiendo, do transferencial y contratransferencial, en el cual, probablemente, se
por ejemplo, a través del juego del ocultamiento y reaparición del rostro, experimentarán vivencias de vacío de objeto, de “vaciamiento” de las pa-
el desarrollo de “una añoranza no seguida de desesperación” (ibíd., pág. labras del analista, de memorias y de asociaciones, sobre todo, con ma-
158), transformando de esta manera una posible situación traumática terial significativo. En estos casos se podría llegar a una verdadera re-
en una anticipada situación de peligro. acción terapéutica negativa con una fuerte desinvestidura del analista
Cuando esta situación es fallida o insuficiente, el aparato psíquico de- así como de la representación de sí (Green, 1993).
sarrolla un funcionamiento precario y así queda expuesto a los nuevos Para poder transitar airosamente estas complejas condiciones te-
traumas. rapéuticas, el psicoanalista debe estar muñido de su formación analíti-
En las situaciones en las que estímulos excesivos, generen estados de ca, incluyendo el conocimiento de las vicisitudes tempranas del desarro-
dolor que no logren ser ligados por el psiquismo, éste tenderá a la des- llo del psiquismo. Tanto en sus vertientes constructivas, como en las
carga de las tensiones, llevándolo a una nivelación según el principio de consecuencias patogénicas severas que pueden comportar sus trastor-
Nirvana, dejándolo al servicio de la pulsión de muerte (Freud, 1924, pág. nos.
166). Y a partir de allí, desplegar una gran creatividad y disposición perso-
En la lógica del principio de placer, el yo-placer en última instancia nal en la labor clínica.
quiere “arrojar de sí todo lo malo” (Freud, 1925, pág. 255), expulsarlo
(ibíd., pág. 256). Del yo propio segrega “un componente que arroja al
mundo exterior y siente como hostil” (Freud, 1915, pág. 130). Ésta es la Del trauma a su simbolización
lógica del yo narcisista.
Bion, por su parte, también considera la existencia de un aparato psí- Tal vez uno de los desarrollos más importantes que realizó Bion se re-
quico primario que se comporta según la lógica de la evacuación de los fiere a las condiciones que reviste la capacidad de soñar, y los efectos de
estímulos desagradables (1962b, pág. 33). Entenderá el desarrollo psí- su perturbación.
quico en relación con la capacidad de tolerar la frustración –para evitar Por su parte, Freud consideraba que el sueño era el guardián del dor-
el recurso a la evacuación de sentimientos intolerables–. Esta capacidad mir (1900, pág. 245). Para ello, el trabajo del sueño debe realizar la ela-
dependerá fundamentalmente de las cualidades psíquicas de la madre boración onírica que llevará a la creación del sueño, y con éste al des-
–originalmente–, o del analista luego, para tolerar, transformar esa frus- pertar de la conciencia que así lo puede percibir, para cumplir el deseo
tración y poder “pensarla”. A esa capacidad materna la denominará en- del preconciente de seguir durmiendo (ibíd., pág. 568).
soñación o revêrie (ibíd., pág. 58). Pero para Bion, son necesarias ciertas condiciones de la experiencia
Pero, para lograr el pasaje de la evacuación a la elaboración psíquica emocional para que sea posible construir un sueño. El sueño será la con-
de las tensiones, hace falta un proceso previo, como el considerado ori- dición necesaria para poder despertar a la vigilia.
ginalmente por Winnicott. Para que la elaboración del sueño sea posible, la madre, en la me-
Cuando Winnicott se refiere a la capacidad de estar a solas, destaca tafórica relación madre-hijo, debe poder disponer de una capacidad para
dos aspectos: por una parte ésta se desarrollará únicamente en presen- el “ensueño” (revêrie), que consiste en un estado anímico de aquélla,
cia de “alguien disponible” que le permita experimentar sus impulsos, abierto a la recepción del estado anímico del niño, y que “es el órgano re-
sus pulsiones. Solo así podrá sentirse como “real” y establecer la capa- ceptor de la cosecha de sensaciones de sí mismo que el niño obtiene por
cidad de juego (1958, pág. 37). Por la otra, esa “presencia” deberá poder medio de su conciencia” (Bion, 1962a, pág. 160). Por lo tanto, “lo que su-
“sobrevivir” a su destrucción subjetiva por el impulso agresivo, tanto del ceda dependerá de la naturaleza de estas cualidades psíquicas de la
niño en el desarrollo, como del paciente en sesión psicoanalítica. Sólo en- madre y su impacto sobre las cualidades psíquicas del lactante” (Bion,
tonces se podrá constituir la sensación de lo real, 1962b, pág. 59).
Aquellas experiencias tempranas tendrán, por lo tanto, en la clínica De manera que esa metafórica relación, trasladada a la relación
posterior, su correlato transferencial. transferencial en el tratamiento psicoanalítico, se referirá a las cualida-
Para que una presencia pueda tener un valor de realidad en algunas des más o menos adecuadas, suficientes, insuficientes o intrusivas, de la
formas de manifestación de lo traumático, previamente, y en el trans- ensoñación “materna” del analista, y tendrán un impacto sobre el psi-
curso de un tratamiento psicoanalítico, se deberá transitar por un perío- quismo del analizando, en sus fantasías, transferencias y resistencias.

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Del mismo modo impactarán las cualidades psíquicas de éste en el Viñeta clínica
analista, en su contratransferencia, en sus actuaciones contratransfe-
renciales, en sus modos de intervención en el curso de la sesión, o, even- Pedro es un paciente de 35 años, homosexual, que consulta por sentirse
tualmente, en la creación de un campo perverso transferencial-contra- muy angustiado. Suspendió un análisis anterior porque dice que su ana-
transferencial. lista empezó a tener actitudes “extrañas”, que las sesiones se parecían
Sería tarea central del psicoanalista poder estar en condiciones de más a una conversación “común”; que el analista, en un momento, des-
soñar la sesión (Bion, 1992, pág. 120), soñar al analizando y lo que ocu- pués de mucho tiempo de trabajo, comenzó a mostrarse agresivo con él,
rre en la sesión, tratando de disponer de una experiencia de revêrie que y que esta agresividad iba en aumento.
le permita realizar el trabajo psicológico necesario para comprender qué No entiende ese cambio, y sus intentos de encontrar explicación en el
está ocurriendo en un nivel inconciente en el vínculo analítico (Ogden, analista no encontraron respuesta. Sintió que el analista prácticamente
2003). lo había echado.
Por otra parte, para Bion, la memoria y el deseo interfieren con la ca- Nuestro trabajo comienza de un modo bastante “convencional”, cum-
pacidad receptiva del analista, hacia lo que es verdadero de la experien- pliendo el procedimiento de un encuadre tradicional, en transferencia
cia emocional en el momento presente de la sesión (1967, pág. 679). positiva, con un analizando con buena capacidad elaborativa, y asocia-
Considera que el recuerdo “con apariencia de sueño” es el recuerdo pro- ciones que respondían alentadoramente a las interpretaciones.
pio de la realidad psíquica, y sería el objeto del análisis. A diferencia de la Este modo de trabajo perduró durante varios meses, al cabo de los
memoria como experiencia relacionada con el evocar; o a diferencia de cuales, para mi sorpresa, me increpó con una serie de imputaciones, for-
aquello que se relaciona con un trasfondo de experiencia sensorial, que muladas con mucha tranquilidad, del tipo de que yo me venía compor-
tampoco es adecuado para los fenómenos de la vida mental, y no repre- tando con mucha “desconexión” hacia él, que mis interpretaciones
senta más que esa experiencia sensorial, “la experiencia de la sesión se tenían un tono “ajeno” y que dudaba de “mi salud mental”. Por otra
relaciona con un material semejante al sueño” (1970, pág. 68). parte hacía tiempo que intentaba decírmelo pero que yo “no me daba
La realidad psíquica, en particular con los pacientes más expuestos al por aludido o no escuchaba”. Tanto es así que consultó nuevamente al
dolor, incluirá el contacto con la experiencia de la nada, de un “terror sin colega que había efectuado la derivación, y comentándole lo que ocurría,
nombre”, no significable de ninguna manera, por falla severa en la ca- éste le había confirmado que me notaba “medio raro” y de que “no le
pacidad de revêrie materna (Bion, 1962a, pág. 160). La imposibilidad de sorprendía” lo que le contaba. Pensaron en buscar otro profesional.
soportar ese estado agónico, llevará a aquellos pacientes a intentar neu- Pedro me “confiesa” la consulta al colega, y ante mi incredulidad y mo-
tralizarlo con defensas omnipotentes de “no-cosa” (por ejemplo actua- lestia, sumado a la propuesta de que me explique su visión de lo que me
ciones, alucinaciones, somatizaciones o delirios), que reemplazarán a las estaba contando, me comenta que yo le había dicho que la tarea que
“cosas” (objetos) que hubieran permitido procesar simbólicamente afec- estábamos realizando “era extraordinaria”, “que le había hecho un au-
tos y pensamientos, a partir de una ausencia objetal que se hubiera po- mento inusitados de honorarios”, “que había intentado imponerle mi
dido tolerar y así introyectar como tal (Bion, 1970, pág. 21). ideología de vida”, y que mi colega le había ratificado que “yo no estaba
La capacidad empática del psicoanalista, su disposición al juego y al bien”.
ensueño en la sesión, su contacto con su inconciente mientras escucha Yo no me reconocía en su descripción, ni había tenido ningún contra-
al paciente y está atento a la emergencia de sus propios afectos, asocia- tiempo semejante con otros analizandos. Mi colega desmintió lo que le
ciones y evocaciones, podrán constituir un material de trabajo fértil para habría dicho a mi paciente, pero éste, no obstante, me lo ratificó, por lo
su tarea. Especialmente con los analizandos que han experimentado si- que mi malestar hacia el paciente aumentó. Como estaba tan convenci-
tuaciones traumáticas tempranas, y que requerirán de la “contribución” do de lo que me afirmaba, lo primero que le sugerí es que no era mi in-
del analista para la formación de una suerte de “argamasa”, con la cual tención que trabajara incómodo conmigo, y que se sintiera liberado de
poder ir recuperando territorio psíquico y subjetivo. Para esta delicada cualquier compromiso, pero que contara conmigo para lo que quisiera,
tarea, el analista deberá tener muy presente los riesgos de que en esa continuar o suspender la tarea.
construcción o reconstrucción, el analizando no quede atrapado en el Me dijo que no se encontraba en condiciones de dejarme por ahora,
nuevo trauma que significaría quedar arropado en la identidad –ajena–, pero probablemente en un tiempo. Seguimos trabajando, con gran segu-
de su analista. ridad de su parte con respecto a mis falencias empáticas y de valores,

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pero pasaron varios meses en los que mis intervenciones eran recibidas para poder escenificarse. Son situaciones que de otro modo no podrían
con mucha indiferencia, aunque no manifestaba ninguna intención de emerger, salvo a través de estas formas actuales, y las posibilidades del
cambiar de psicoanalista. Mis referencias alusivas a una repetición de analista de poder ayudar a darles un curso y un tiempo de expresión su-
los vínculos traumáticos infantiles y actuales con su madre “enloquece- ficientes, como para que luego puedan ser interpretadas.
dora y absorbente”, y su padre circunspecto y distante, no le hacían Pero en labor cotidiana, puede llegar a ser muy difícil no responder con
mella. Esta situación se mantuvo en términos parecidos durante bas- espontaneidad, o tolerar en forma “masoquista” estos maltratos. A su vez
tante tiempo, mientras yo intentaba comprender qué podía estar ocu- siempre estará presente la pregunta de si no corresponde “ponerles lími-
rriendo. Tal vez yo no alcance a transmitir en esta descripción la inten- te”, como tal vez le ocurrió a este paciente con su analista anterior.
sidad de la molestia y el desagrado que el paciente me manifestaba.
La enfermedad agónica de una mascota, y la descripción minuciosa de
esta agonía, seguida por ambos a lo largo de sesiones de varios meses, le La realidad del psicoanalista y la realidad del paciente
terminó produciendo un sentimiento de perplejidad. Se preguntaba
cuantas personalidades tenía yo, quién era que podía ser tan contras- La verdad histórica del paciente no es más –ni menos– que su verdad
tante: rechazable y sensible a la vez. subjetiva, su sentimiento de verdad de los hechos que le ocurrieron, a
Mi pregunta sobre qué razones pudieron generar el cambio del anali- partir de la convicción que adquirió sobre los mismos en su labor con su
zando hacia una actitud más reflexiva, no obstante su continua expre- analista. Ésta trasciende también lo que el mismo psicoanalista puede
sión de molestia y contradicción conmigo, no halló clara respuesta. Creo llegar a pensar como lo que es más verdadero del paciente, por lo que
que no fue sólo la circunstancia de la enfermedad de la mascota, pues ya puede ser un límite a la convicción del propio analista.
había habido otros episodios de conflictos y separaciones afectivas im- En todo caso es posible que diferentes verdades, no incompatibles,
portantes, en los que lo acompañé de un modo creo que similar. Me in- puedan coexistir y diversificar puntos de vista que expandan la com-
clino a pensar que fue un tiempo “suficiente” de trabajo, de vínculo te- prensión del paciente y el diálogo con el analista.
rapéutico, unido a mi relato de una experiencia que yo tuve de pérdida Tal vez, la tarea del analista debe poder contemplar estos aspectos
de otra mascota, cuando al volver de un veraneo, me enteré de que este mientras se va desarrollando el trabajo terapéutico, permitiendo antici-
perrito había sido atacado en una guardería para perros por un animal par una nueva e involuntaria situación traumática, en pacientes en quie-
de mayor porte, y a mis 11 años lo asistí en su agonía varias semanas. nes hasta ese momento sólo contaban con posibilidades no verbalizables
Pienso que se pudo identificar con mi relato, y que fue un material para disponer de sus experiencias y sólo estaban sometidos a ellas.
que le sirvió para estimular sus asociaciones y ampliar su repertorio No es un aspecto menor encontrar las palabras adecuadas que tengan
transferencial conmigo. una resonancia particular, sobre todo con los analizandos que estamos
A partir de ese momento, pudo comenzar a reconocer que tal vez hu- considerando. Éstas deberían poder ser utilizadas por el paciente, para
biera otros aspectos de “realidad psíquica” que pudieran impactar en su que pueda ir construyendo su verdad, más que ser proporcionadas por el
percepción y juicio. Por mi parte, pensaba que hasta ese momento había analista.
estado participando de un campo transferencial-contratransferencial, El analista debería poder acompañarlo y ayudarlo a que desarrolle su
que apenas me dejaba margen para actuar de un modo que no fuera pu- capacidad de elaboración psíquica, en presencia y con su estímulo refle-
ramente repetitivo, francamente con toda la intención de no seguir aten- xivo. Éste tendrá que estar atento a las trampas transferenciales de in-
diendo al paciente. Éste seguía acompañando su corrección formal en el ducción a la actuación, que probablemente el analizando intente, para
marco terapéutico, con una actitud despectiva y arrogante hacia mi per- evitar así la experiencia dolorosa de empezar a percibirse como más
sona e intervenciones. autónomo.
Considero que esta forma de transferencia se vincula con una repeti- Así interpreto también los cambios que fue experimentando el traba-
ción de escenas traumáticas tempranas, que suelen encontrar esa mo- jo con el analizando que presento en la viñeta clínica. Con éste, las mo-
dalidad conductual como forma de actualizarse. dificaciones en el vínculo terapéutico a partir de la inclusión de referen-
Éstas generan en el analista situaciones difíciles de sostener, por el cias a mi persona, a través del relato de ocurrencias, recuerdos o la evo-
“odio” que pueden llegar a despertar. La convicción de “realidad”, siem- cación de sentimientos expresados con palabras “con apariencia de
pre apoyada en fallas “reales” del analista, encuentra el asidero objetivo sueño”, a partir de mi experiencia en sesión con él, creo que permitió

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una mayor permeabilidad en el contacto con su inconciente, y así una Es posible que el analista se encuentre ocupando un rol transferen-
mayor fluidez asociativa. Como consecuencia de ello, puedo pensar que cial que escenifique un vínculo traumatizante del paciente
el carácter proyectivo de sus identificaciones se pudo ir distendiendo y Tal vez la única posibilidad de acceder terapéuticamente a esa repeti-
así permitir ir dándole un giro a una riesgosa transferencia. ción transferencial, en pacientes con suficiente precariedad en su psi-
Es posible que para que pueda desarrollarse la tarea analítica, espe- quismo, con todos los riesgos que por supuesto esto conlleva, en la cual
cialmente en el caso de pacientes con severos traumas –pero no exclusi- analizando y analista pueden estar atrapados, por un tiempo que mu-
vamente con ellos–, el analista deba, durante largos períodos de tiempo, chas veces puede no ser breve, sea la elaboración de esta situación por
mantenerse en un estado de receptividad emocional a las expresiones parte del psicoanalista, a través del recurso de apelar a sus propios re-
del paciente. Y expresarse con palabras “con apariencia de sueño”, que cuerdos, ensueños, o fantasías, que puedan servirle de materia para rea-
estimulen el asociar del paciente; con palabras con las que con su tono y lizar, por ejemplo, una construcción.
con su ritmo “se libera a lo abstracto de su forma por medio de la emo- Así la propuesta que le haga al paciente podría ser una primera plas-
ción que transmite y despierta en el objeto”. mación representacional, que luego requeriría de ulterior trabajo elabo-
De modo que las intervenciones del analista deberían adquirir una rativo.
forma y un matiz que faciliten un trabajo psíquico inconciente, un en- Atrapamientos contratransferenciales como el que describí en la
sueño en el paciente que estimule su estado de sueño diurno, alejándolo viñeta que presenté, creo que pueden ser muy habituales, y no siempre
de las representaciones-meta concientes y preconcientes (Freud, 1900, sencillos de detectar, o de encontrar en todo caso un modo adecuado de
pág. 525), permitiéndole así que se aproxime a los pensamientos oníri- tolerarlos.
cos de la vigilia (ibíd., pág. 582). La actividad del analista debería poder significar para el analizando
El analizando debe poder sentir que la experiencia terapéutica que la expectativa de que existe una posibilidad genuina de transformar una
está atravesando también es una experiencia de crecimiento para el ana- vida de pesadilla en un proyecto de existencia, utópico hasta ese mo-
lista; son dos personas, si bien en relación asimétrica, las que están afec- mento.
tadas por esa experiencia, de modo que se despliega tiempo real, que le
agrega veracidad y asidero a lo que ahora puede percibir y pensar, en de-
trimento de un fantasear repetitivo. Resumen
Las sesiones son únicas, “sin memoria ni deseo” del analista, con su
atención parejamente flotante, disponible para la recepción de todas las El autor considera que nunca se alcanzará a comprender la importancia de
comunicaciones concientes e inconcientes del paciente. También éste estar lo suficientemente atento y “presente” en cada momento de la sesión, es-
debe poder sentir que las comunicaciones del analista están dirigidas a pecialmente con los pacientes que consideramos más graves. Aquellos en quie-
él, en esa única sesión, diferente de lo que escucha en cualquier otra se- nes en su estructura aún no se conformó una constancia de objeto, que los
puede dejar extremadamente abiertos a la experiencia transferencial.
sión, para que constituya una nueva experiencia de crecimiento psicoló-
El autor entiende, como lo fueron interpretando diversos autores a partir de
gico y de expansión de su asociar libre.
Freud y el descubrimiento mismo de la transferencia, que este recurso nodal de
El analista debe poder “jugar”, “soñar despierto la sesión”, para esti- la experiencia de análisis debe seguir siendo explorado para el progreso de la te-
mular esa capacidad en el paciente, en especial en aquel que se encuen- rapia psicoanalítica. Sobre todo con los pacientes en los que se juegan situacio-
tra incapacitado para ello y luchando tenazmente desde su padecimien- nes transferenciales de enorme significación. Particularmente cuando se ponen
to, para destruir la “peligrosa” experiencia curativa a la que se lo pre- en escena traumas infantiles de orden narcisista con un alto contenido de dolor.
tende exponer. Esa herida narcisista, “en carne viva”, como primer paso, el paciente inten-
Es probable que intente imponer un estado de desvitalización, o un ta revertirla en forma activa en el analista para poder recuperarla en su con-
negativismo, que puedan impactar en el analista, produciéndole estados ciencia.
de agotamiento, trastornos somáticos, fuertes emociones o actitudes ex- Por razones como ésta, el analista debe estar atento a los procesos inter-
temporáneas, fruto de haber atravesado fronteras simbólicas en él. nos del paciente, así como a los propios, incluyendo particularmente los ma-
Estos impactos debieran poder ser revisados en el seno de un análisis soquistas.
De este modo, esa atención, en muchos momentos en forma de ensoñación,
personal, una supervisión o un autoanálisis, pero también debiera ser po-
servirá para la creación de un vínculo empático, con toda la sutileza de la que
sible ubicarlos en el marco del vínculo terapéutico.

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seamos capaces como para que el paciente se sienta “encontrado” por su ana- Attempting to understand what the patient needed and being able to gener-
lista. A pesar de sus esfuerzos destructivos, tal vez se convierta, en momentos ate, I believe, conditions enabling him to find his own resources to resolve those
cruciales del proceso terapéutico, en nuestro recurso fundamental. Del mismo needs, was the product of arduous and shared work, enabling him to slowly
modo que será fundamental para él, y para nosotros nuestra propia “supervi- come away from the real danger to his life and at the same time reconstitute
vencia”. his psychic structure and with it his desire to live.
El autor presenta una viñeta clínica de uno de tales pacientes, el que pasó
por períodos en los cuales diversos modos de pensar en suicidarse eran el leit- KEYWORDS: TRAUMA / OBJECT CONSTANCE / THERAPEUTIC RELATION / COUNTERTRANSFERENCE /
motiv de cada sesión. EMPATHY
En este trabajo, el autor presenta los fundamentos teórico-técnicos de algu-
nos autores, particularmente Freud, Winnicott y Bion, quienes le ayudaron a
pensar y encontrar los recursos para encarar la tarea terapéutica. Resumo
Tratar de comprender qué necesitaba el paciente y poder ir generando con- CONSTRUINDO PSICANÁLISE: DO TRAUMA AO TRAUMA PSÍQUICO
diciones como para que él procurara sus propios recursos, fue el fruto de un
arduo trabajo compartido. Para que, lentamente, no sólo fuese saliendo de su Creio que a importância de estar o suficientemente atento e “presente” em cada
peligro real de vida, sino que a la vez pudiese ir reconstituyendo su estructura momento da sessão, especialmente com os pacientes que consideramos mais
psíquica, y con ello su deseo de vivir. graves, é uma “ferramenta” fundamental da nossa tarefa. Naqueles em que es-
truturalmente ainda não se formou uma constância de objeto, pode deixá-los
DESCRIPTORES: TRAUMA / CONSTANCIA DEL OBJETO / VÍNCULO TERAPÉUTICO / CONTRATRANS-
extremamente abertos à experiência transferencial, com seus benefícios e com
FERENCIA / EMPATÍA
seus riscos potenciais.
Principalmente com os pacientes aos que me refiro, onde se geram situações
transferenciais de enorme significação. Particularmente quando aparecem
Summary traumas infantis de ordem narcisista com um alto conteúdo de dor e absoluta
CONSTRUCTING PSYCHOANALYSIS: FROM TRAUMA TO PSYCHIC TRAUMA
falta de registro daqueles.
Essas feridas narcisistas, “em carne viva”, como primeiro passo o paciente
The author considers that the importance of being attentive and “present” tenta revertê-las em forma ativa no analista para poder recuperá-las na sua
enough in each moment of the session, especially with patients we consider consciência.
more seriously ill, is a central instrument in our work. Those whose structure Deve-se prestar muita atenção a estas experiências transferenciais, pois é ali
has not yet achieved object constancy may be left extremely open to transfer- onde se costuma decidir o destino destes tratamentos.
ence experience with its benefits and potential risks. Apresento uma vinheta clínica de um desses pacientes, que passou por
Especially with the patients he discusses, for whom transference situations períodos nos quais os diversos modos de pensar em suicidar-se eram o leitmo-
with huge significance are involved; particularly when they dramatize child- tiv de cada sessão.
hood traumata of a narcissistic order with high pain content and absolute lack Na verdade, me sinto particularmente agradecido a Willy e Madé Baranger,
of register. e a Jorge García Badaracco.
These patients attempt to revert these narcissistic injuries “in raw flesh” in As precursoras intuições dos Baranger, que em muitos casos estão apare-
an active form in the analyst, as the first step to recovering them in conscious- cendo como “novos” descobrimentos da psicanálise, assim como as meticulosas
ness. contribuições de Badaracco, que beneficiaram a tantos pacientes “graves”. Não
The analyst needs to be very alert to these transference experiences, since sei bem como definir o que me fazem sentir.
the fate of these treatments is played out here. Tratar de compreender o que o paciente necessitava e creio que poder ir ge-
The author presents a clinical vignette of one of these patients, who went rando condições para que ele mesmo pudesse procurar seus próprios recursos
through periods in which diverse modes of contemplating committing suicide para resolver as mesmas, foi o fruto de um árduo trabalho compartilhado.
were the leitmotiv of each session. Para que ele lentamente, não só vá saindo de seu perigo real de vida, mas
In our Association, I feel particularly indebted to Willy and Madeleine que ao mesmo tempo possa ir reconstituindo a sua estrutura psíquica, e com
Baranger and to Jorge García Badaracco. The Barangers” avant-garde intu- isso o seu desejo de viver.
itions, often appearing as “new” discoveries in psychoanalysis, and
Badaracco”s meticulous contributions that have benefited so many “severely PALAVRAS-CHAVE: TRAUMA / CONSTÂNCIA DO OBJETO / VÍNCULO TERAPÊUTICO / CONTRANSFER-
ill” patients, inspire ineffable feelings. ÊNCIA / EMPATIA

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(Este trabajo fue seleccionado para su publicación el 15 de febrero de 2009.)

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Sentimiento de dolor y angustia,


vectores de la vida psíquica

*Marta Kreiselman de Mosner y


**Marisa Ingrid Mosner

Introducción

El sentimiento de dolor es nodal como concepto de la teoría psicoanalíti-


ca y en la comprensión clínica. Investigamos las ocasiones donde el dis-
placer que la angustia promueve en el yo no es suficiente para morigerar
la intensidad de dolor. Encontramos que la pena y tristeza le exigen al
aparato psíquico una elaboración muy sofisticada. De hecho, mantener
en el yo grandes magnitudes de displacer imposibles de disolver por la
angustia es una prioridad en los procesos de elaboración de duelos.
Encontramos en las personas la utilización de medidas paliativas para
evitar el sufrimiento al modo de quitapenas o manías que son anestési-
cos del yo. Ante la imposibilidad de conexión con emociones de tristeza
se borran los enlaces con el contenido traumático y los dolores se disuel-
ven. Planteamos la necesidad teórica y clínica de repensar los destinos de
los afectos cuando se refieren a circunstancias extremadamente penosas.
Se puede seguir el derrotero de los mismos bajo otras presentaciones:
psicosomática, psicosis, accidentes o el dolor necesario para el creci-
miento. Pensamos que la clínica psicoanalítica abre las puertas a este
tipo de figurabilidad, y da cuenta de memorias no inscriptas como archi-
vos accesibles en la mente de los sujetos que constituyen las criptas o se-
pulturas secretas de traumas familiares no explorados. Es decir, el afec-
to doloroso es la brújula orientadora hacia este tipo de fenómenos que
comprometen o hipotecan la vida de los sujetos.

* Dirección: Avda. Las Heras 1750, 2º “B”, (C1018AAO) Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Argentina.
mmosner@infovia.com.ar
** Dirección: Rep. de la India 2945, 2º “D”, (C1425FCE) Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Argentina.
marisamosner@gmail.com1 Traducción de Diccionario Alemán – Castellano DIX.
264 MARTA KREISELMAN DE MOSNER Y MARISA INGRID MOSNER SENTIMIENTO DE DOLOR Y ANGUSTIA, VECTORES DE LA VIDA PSÍQUICA 265

El sentimiento doloroso es necesario para iniciar un trabajo de duelo. Freud propone que desde el nacimiento hay marcas de la cadena gene-
La angustia se acerca a la vivencia de desgarro psíquico (dolor, vivencia racional.
de fin de mundo, angustia de fragmentación) sólo cuando es angustia En Tótem y tabú (1912-1913), Freud investiga de qué modo se trans-
por pérdida de objeto. En el duelo encontramos anudados los dos afec- miten de una generación a la otra los estados psíquicos. En El yo y el ello
tos, angustia y dolor. Cuando estos afectos no quedan fusionados en el (1923, pág. 40), Freud enuncia la presencia en el ello de las existencias
trabajo de la elaboración de un duelo, el destino del afecto doloroso toma yoes-ancestrales:
diversos caminos, a saber: colisión con el mundo exterior, o en expresio-
nes psicosomáticas o psicosis. Freud muestra las diferencias entre las […] el ello hereditario alberga en su interior los restos de innumerables exis-
fuentes libidinales y las fuentes de producción del dolor. Freud dice tencias yo, y cuando el yo extrae del ello {la fuerza para} su superyó, quizás
no haga sino sacar de nuevo a la luz figuras, plasmaciones yoicas más anti-
(1929-1930):
guas, procurarles una resurrección.

El sufrimiento nos amenaza por tres lados: desde el propio cuerpo que, con-
denado a la decadencia y a la aniquilación, ni siquiera puede prescindir de los Para Freud, por lo tanto, la transmisión se da a través del superyó, en
signos de alarma que representan el dolor y la angustia; del mundo exterior, tanto mediador entre el yo y el ello. La idea de cómo se transfiere el pen-
capaz de encarnizarse con nosotros con fuerzas destructoras omnipotentes e samiento la investiga también en “Psicoanálisis y telepatía” (1941
implacables; por fin, de las relaciones con otros seres humanos. El sufri- [1921]), donde plantea la posibilidad de “leer” el inconsciente de otro.
miento que emana de esta última fuente quizá nos sea más doloroso que cual- En 1939, Freud refiere: “[…] en la vida psíquica del individuo pueden
quier otro; tendemos a considerarlo como una adición más o menos gratuita,
tener eficacia no solo contenidos vivenciados por él mismo sino por otros
pese a que bien podría ser un destino tan ineludible como el sufrimiento de
distinto origen. que le fueran aportados con el nacimiento, fragmentos de origen filo-
genético, una herencia arcaica […] lo que se reconoce como el factor
Aun cuando el ser humano pretenda como objetivo vital el programa que constitucional en el individuo”. Allí se puede ver una nueva vía de trans-
propone el principio de placer, éste se ve obstaculizado por las tres fuen- misión, además de la cultural, en la que pedazos de la vida psíquica de
tes de sufrimiento mencionadas. El principio de placer contrasta con la las generaciones anteriores se convierten en el bagaje inconsciente de
tan generalizada y universal “experimentar la desgracia”. Sufrimiento, generaciones posteriores.
pena y dolor son exigencias de trabajo para el psiquismo; cuando las vi- Mas contemporáneamente, René Kaës (1993) hace una investigación
vencias displacenteras no son toleradas, se convierten en enfermedad del concepto de transmisión en los textos de Freud, que es designada por
mental o daño del cuerpo. cuatro términos: Vererbung (herencia genética, transmisión heredita-
ria), que remite a lo que se ha legado; Erwerbung (adquisición), que es
lo recibido por transmisión; Erblichkeit (carácter hereditario, heredabi-
Acerca de la transmisión transgeneracional del dolor. lidad1), que designa aquello que ha heredado, y Ubertragung (transfe-
De secretos y dolores rencia), que es el único término activo, que corresponde a transmitir y a
transferir. El autor atribuye un fuerte carácter pulsional a la transmi-
Haremos un recorrido por autores que investigan estos temas. En espe- sión de los legados culturales, en cuya red de discursos, fantasías e his-
cial, enfatizar en estos autores los efectos compulsivos del trauma a torias contadas está siempre inserta la existencia del sujeto. Define un
través de las generaciones. La existencia en un sujeto de “vidas otras” conjunto de “[…] exigencias pulsionales inconscientes, en las que pre-
que lo exponen a un estallido, enfermedad o psicosis por retorno com- valecen a veces las exigencias narcisistas de conservación y continuidad
pulsivo. Son modos de ingreso de grandes cantidades de dolor en el yo. de la vida psíquica, a veces las del Ideal del Yo y del Superyó, más preci-
Modos de aparición de un trazo de las vidas de los ancestros. La temáti- samente, la transmisión de las prohibiciones fundamentales. […] siem-
ca de lo que se transmite a través de las generaciones es un tema que a pre aparece la necesidad de transferir-transmitir en otro aparato psí-
Freud no le pasó inadvertido. En “Introducción del narcisismo” (1914), quico [...]”.
Freud señala: “El individuo lleva realmente una existencia doble, en
cuanto es fin para sí mismo y eslabón de una cadena de la cual es tribu-
tario contra su voluntad o, al menos, sin que medie ésta”. Es decir, 1. Traducción de Diccionario Alemán-Castellano DIX.

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Del mismo modo, respondiendo una inquietud de Marilú Pelento, en Kaës (1993), basándose en Bion (1965), establece una diferencia
una conferencia, Haydée Faimberg (2005) plantea: entre la transmisión de objetos transformables y la transmisión de obje-
tos no transformables. Los objetos psíquicos transformables tendrían la
[…] esto no tiene que ver con lo que el paciente cree que es, ni lo que el pa- estructura del síntoma o del lapsus, en cambio, los no transformables
ciente se cuenta a sí mismo o a un otro, ni siquiera con lo que se dice explí- permanecerían enquistados, inertes.
citamente; es una dialéctica entre lo dicho y lo no dicho, es una dialéctica que
se desarrolla sobre todo con lo que insiste en lo no dicho y que el paciente ni
Otras investigaciones importantes sobre la temática de la transmi-
nadie sabe que está no dicho. Y al mismo tiempo es una situación paradojal sión fueron realizadas por Tisseron (1995), quien propone que la reali-
porque en la Verleugnung freudiana, o sea la desmentida, el objeto del des- dad psíquica de los padres nunca modela la vida psíquica de los hijos en
mentido es conocido, contrariamente a lo que la tradición hace creer. Es tan forma pasiva. La vida psíquica de cada niño se constituye en interrela-
conocido que se lo evita siempre, a diferencia de la represión. En la desmen- ción con la vida psíquica de sus allegados. La palabra transmisión, para
tida, lo que insiste es lo no dicho y ésta es la gran solución que tenemos por- Tisseron (1995), refiere únicamente a las situaciones que implican obje-
que se empieza a dibujar un no dicho muy particular. […] Es ese no dicho, es
ese mensaje que el otro va transmitiendo e insistiendo en lo que no puede
tos concretos claramente identificables. Propone la palabra “influen-
decir. cia”, que designa una acción que una persona ejerce sobre otra y deja la
posibilidad de interpretación por parte del receptor.
Kaës (1993) también propone cuatro territorios de la transmisión en la Tomando a Abraham y a Torok (1961-1975), Tisseron (1995) plantea
obra de Freud: La transmisión intrapsíquica, la intersubjetiva, la transpsí- una clara diferencia entre las influencias intergeneracionales y las
quica y la cuestión de la formación del yo. La transmisión intrapsíquica transgeneracionales. Las primeras se producen entre generaciones ad-
daría cuenta de lo que se transmite o se transfiere y de cómo se efectúan yacentes en situaciones de relación directa. Las otras se producen a
estos pasajes. La transmisión intersubjetiva “describe e interpreta los em- través de la sucesión de las generaciones: los contenidos psíquicos de los
plazamientos correlativos de los sujetos en sus relaciones imaginarias, hijos pueden estar marcados por el funcionamiento psíquico de los abue-
simbólicas y reales” (1993, pág. 34). La transmisión transpsíquica supone los o de ancestros que no han conocido, pero cuya vida psíquica ha mar-
la abolición de los límites y de espacios subjetivos. Y en cuanto a la forma- cado a sus propios padres.
ción del yo, lo concibe como una instancia psíquica particularmente reque- La vergüenza en relación con estas influencias suelen expresarse
rida en los procesos y las funciones de la transmisión psíquica en razón de más tarde por la enfermedad psíquica o física en los descendientes
su posición intermediaria. (Tisseron, 1995, pág. 18). Por lo tanto, los traumatismos no superados
Kaës (1993) también investiga otros modelos de transmisión no pro- pueden ser de naturaleza personal pero también estar ligados a la his-
venientes del psicoanálisis y menciona: toria colectiva.
Cuando una generación sufre un traumatismo que no elabora, la re-
– Modelo de la degeneración de Buffon (1749), en el que se transforman sultante es un clivaje que instituirá para las siguientes generaciones la
caracteres adquiridos y se transmiten cada vez más lejanos a un mo- prehistoria de su historia personal. El acontecimiento en cuestión puede
delo ideal de hombre. Es decir, se degenera la raza. denominarse “indecible” en la medida en que esté presente en el psi-
– Modelo epidemiológico y la barrera inmunitaria que sigue el modelo quismo de quien lo haya vivido, pero de tal manera que no puede hablar
médico y bacteriológico. “La transmisión se efectúa por la penetra- de ello. Este sujeto es portador de una “cripta”. En la generación si-
ción de un agente infeccioso vivo en el organismo que lo recibe” guiente, el hijo criado por padres portadores de un traumatismo no ela-
(1993, pág. 39). La transmisión se daría por la liberación de un agen- borado y clivado será afectado en el conjunto de su psiquismo. Será por-
te infeccioso por un organismo infectado, el pasaje del agente al tador de un “fantasma”. Los acontecimientos que corresponden a la ge-
medio externo y la penetración de este agente en el organismo sano. neración precedente son para esta generación “innombrables”. Sus con-
– Modelo del contagio mental y las psicologías de las multitudes, se ba- tenidos son ignorados y su existencia es presentida e interrogada. Los
saría en que la multitud le confiere poder al individuo. El estado nor- hijos de padres portadores de un traumatismo pueden desarrollar difi-
mal de la multitud es la furia y la credulidad. “En los seres sugestio- cultades de pensamiento, de aprendizaje, etc. En la generación siguien-
nados, la idea fija tiende a transformarse en acto” (1993, pág. 42). En te los acontecimientos se vuelven “impensables”. El niño puede percibir
esto coincide con el autor de preferencia de Freud, LeBon. en sí mismo sensaciones, emociones, imágenes o tener conductas que pa-
recen bizarras (Tisseron, 1995, págs. 18-19).

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En cuanto a los momentos facilitados para la transmisión, Tisseron una generación a la otra. Plantea que lo que entró vía ello en el indivi-
(1995, pág. 23) plantea que ésta se da desde el estado fetal, los primeros duo son huellas difíciles de asir. Para que se instalen como tradición, sín-
contactos del niño con su entorno y las primeras manifestaciones del toma o carácter necesitan conectarse con el vivenciar en uno mismo y,
bebé. La historia materna y su prehistoria transgeneracional constitu- de ese modo, se actualizan. Así se produce un puente entre lo que entra
yen para el bebé las primeras referencias de su mundo interno. Otro mo- vía ello habiendo sufrido el paso del tiempo, y lo que es yo y es actual.
mento importante de la vida psíquica se organiza en torno a las identi- Entonces se mantiene viva una memoria del trauma. Lo que se repite,
ficaciones del niño con cada uno de sus padres (identificaciones edípi- por lo tanto, son sucesos traumáticos que dejaron marcas y que fueron
cas). Momentos de nacimientos y muertes son ocasiones privilegiadas en silenciados. En este sentido, Gomel (1997, pág. 19) dice: “No me planteo
toda familia para integrar acontecimientos que hasta el momento otra temporación que la retroactiva en las cuestiones ligadas a lo trans-
habían sido separados de su vida psíquica. Toda experiencia nueva obli- generacional. La historia de una familia se construye en su transmisión:
ga a un nuevo trabajo de introyección: transmitir un pasado es, en verdad, construirlo”.
Las consecuencias del retorno de lo reprimido podrían ser los síntomas.
[...] en el caso de que esto no ocurra, estas experiencias no se integran en Hay muchas investigaciones respecto a este tema. En la “Conferencia 17”
forma armoniosa a la vida psíquica y pueden imponer a los descendientes, a (1917 [1916-17]), Freud dice que el “síntoma es rico en sentido y se en-
veces por varias generaciones, la necesidad de simbolizar aquello que lo fue
trama con el vivenciar del enfermo” (pág. 235). Amplia esta idea más ade-
sólo imperfectamente en los ascendientes (Tisseron, 1995, pág 25).
lante (pág. 247): “La tarea que se nos plantea no es otra que ésta: para
una idea sin sentido y una acción carente de fin, descubrir aquella si-
Por último, otra vía facilitada para la transmisión es por medio de la
tuación del pasado en que la idea estaba justificada y la acción res-
transferencia de objetos materiales de una generación a la otra.
pondía a un fin”. En un principio, Freud es guiado por las histéricas,
Eiguer (1997, pág. 28) señala:
podríamos decir por esos cuerpos hablantes, escuchando el deseo in-
[...] lo transgeneracional vehiculiza además el modelo de parentesco, el consciente. El cuerpo a través de sus síntomas se va delineando como
mismo que organiza atracciones y rechazos, prescripciones y proscripciones, brújula, como verdadera huella clínica, y la palabra se va manifestando
que distribuye el lugar de cada uno de los miembros de la familia. Está en el como instrumento de un trabajo, a través del cual el inconsciente irá re-
origen de la transmisión de los mitos, de los ideales, modula los proyectos de velándole a Freud sus mecanismos. Los síntomas son el resultado de un
vida e interviene en la organización del superyó individual. conflicto que se libra en torno de la satisfacción pulsional. Las dos fuer-
zas que se han enemistado tienen como resultante el síntoma. Una de
Quiere decir que lo ancestral aparece como un otro del padre que vehi- las fuerzas del conflicto es la libido insatisfecha, rechazada por la reali-
culiza mitos de origen que estructuran la familia. dad, que ahora tiene que buscar otros caminos para su satisfacción. Por
Silvia Gomel (1997) dice: “Transmisión generacional será entonces el lo tanto (Freud, 1916-1917, pág. 328), “Así, el síntoma se engendra
modo peculiar en el que verdades y saberes, odios y amores, deudas y le- como un retoño del cumplimiento del deseo libidinoso inconsciente,
gados, posibles e imposibles, se traspasan de los odres viejos a los nue- desfigurado de manera múltiple; es una ambigüedad escogida ingenio-
vos sosteniendo que la voz de las generaciones no se silencie”. Por lo samente, provista de dos significados que se contradicen por completo
tanto, la transmisión implica un trabajo doble: adueñarse de lo recibido entre sí”. ¿No deberíamos proceder de un modo similar con el senti-
de manos de nuestros antecesores y, al mismo tiempo, imprimir a ese ba- miento doloroso?
gaje nuestro propio sello.
Freud (1939 [1934-38]), en “La analogía”, punto C del Moisés…, re-
fiere a los traumas de la infancia y los efectos positivos (fijación al trau- Cuando el sentimiento doloroso se vuelve psicosis
ma y compulsión a la repetición) y negativos (reacciones de defensa).
Luego plantea (pág. 81): “[…] se discierne en las doctrinas y ritos reli- Un joven con diagnóstico de psicosis discute enardecidamente con su
giosos dos órdenes de elementos: por un lado, fijaciones a la antigua his- hermana, grita y amenaza con pegarle. La madre dice: “Pongan paños
toria familiar y supervivencias de ella; por el otro, restauraciones del pa- fríos… enfríen la bronca”. A la mañana, el joven despierta con gripe,
sado, retornos de lo olvidado tras largos intervalos”. En el mismo texto, explica que durante la noche tuvo un enfriamiento. Observamos que
Freud se pregunta cómo se pasan las tradiciones y los modos de ser de hubo un proceso de traducción inconsciente que permitió el desliza-

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miento del enfriar en sentido figurativo (poner “paños fríos” a una dis- a realizar no tome un valor incestuoso. Observamos que el joven tiene la
cusión) al enfriamiento como enfermedad real del cuerpo. Se trata de fuerza necesaria, pero está imposibilitado de utilizarla por su connota-
un salto cuantitativo. El lenguaje de órgano asiste al psicótico con la fi- ción edípica incestuosa. Entonces, la vuelta contra sí mismo implica se-
nalidad de sostener al yo antes que colapse en una vivencia catastrófi- guir siendo, en el delirio, el poseedor de su hermana, dueño de todas las
ca de desamparo, de ese modo el yo vuelve a configurarse. Decimos mujeres de su familia y no corre el riesgo de perderlas. Tal como lo plan-
“asiste” aludiendo al concepto de “objeto asistente” o “individuo auxi- tea Freud (1912-13), la vuelta contra sí mismo evita el duelo, el recono-
liador” desarrollado por Freud2 (1886 -1899) en el “Proyecto de psico- cimiento de la pérdida. Prefiere ceder un pedazo de su yo y así obviar la
logía”. Esta asistencia, frente a la vivencia de dolor, evita el desvali- angustia de castración. De ese modo sigue sujeto a la sexualidad y a los
miento (Hilflosigkeit) y la consecuente fragmentación del yo, pero padres de la infancia, renuncia a los riesgos de la sexualidad adulta.
muestra la regresión tópica y temporal que debe realizar el psiquismo Crecer es tolerar el dolor del desasimiento.
para controlar un conflicto, ahogándolo en la mismidad, imposibilitado
el acceso a una demanda del mundo externo. En “Introducción del nar-
cisismo” (1914) leemos que la hipocondría es en la psicosis un equiva- Crecer es tolerar el dolor de desasimiento
lente de la angustia en la neurosis.
La pregunta es: ¿por qué en la psicosis no alcanza el nivel discursivo En el período de latencia, los niños recuperan la curiosidad infantil ar-
simbólico para sostener el conflicto psíquico? ¿Cómo se pasa de poner dientemente explorada en la infancia bajo el modo discursivo de las teo-
paños fríos a enfermar de un enfriamiento? El trabajo (Arbeit) de la psi- rías sexuales infantiles (1908). De ellas se ocupan los niños pequeños.
cosis consiste en construir una neo-realidad convincente para el “deli- Investigan las teorías sexuales infantiles por medio del juego (el falo-
rante” mediante vivencias hipocondríacas y alucinaciones. La pulsión se centrismo, la teoría de la cloaca y el coito sádico) (Freud, 1908). En el
expresa en los límites. Para este joven, enfriarse fue el modo de evitar período de latencia, la curiosidad construye una nueva formación dis-
una explosión de sentimientos agresivos y punitivos hacia su hermana. cursiva llamada novela familiar (Freud, 1909) con dos estadios signifi-
La orden materna evitó la descarga en el mundo exterior de emociones cativos: el asexual (el latente desconoce el poder reproductor del semen
vividas con mucho placer: aniquilar a su hermana, pegarle, poseerla, hu- y la función de la vagina) y el sexual (cuando ese saber se inscribe como
millarla, destrozarla. Todo este imaginario anal está al servicio de la ri- verdad). Este saber provoca un crecimiento en el nivel del pensamiento,
validad fraterna edípica. Para frenar la acción recurre al uso de defen- la capacidad de deducciones independientes del plano perceptivo o de los
sas extremas y primitivas: la vuelta contra su propia persona. Sin em- sentidos que Freud metaforiza como “la madre es certidumbre y el
bargo, ¿qué contra-carga se debe utilizar para evitar que la descarga se padre es incierto”. Las fantasías vergonzosas de la latencia alejan a los
produzca en el afuera? La fuerza agresiva vuelta contra sí mismo llena niños de los padres, producen intrigas y novelas. Evitan la mirada de los
al yo de masoquismo y pulsión de muerte; es concentrar toda la mente adultos, se cierran puertas. Se va produciendo el desasimiento. Freud
en ideas recurrentes y perseverantes que sustituyen a la esperable re- (1909), en “La novela familiar del neurótico”, dice:
belión.
Pero ¿por qué un sujeto tiene una regresión psicótica frente a una de- [...] en el individuo que crece, su desasimiento de la autoridad parental es
manda del mundo exterior en lugar de sostener y defender su punto de una de las operaciones más necesarias, pero también más dolorosas. Es ab-
solutamente necesario que se cumpla, y es lícito suponer que todo hombre de-
vista? Una hipótesis estrictamente psicoanalítica: no sólo se necesita la venido normal lo ha llevado a cabo en cierta medida. Más todavía: el progre-
fuerza pulsional para modificar el mundo exterior, sino que la alteración so de la sociedad descansa, todo él, en esa oposición entre ambas generacio-
nes [...]

El concepto de desasimiento introduce en la teoría psicoanalítica el valor


2. S. Freud (1886-1899, págs. 362-363):“El organismo humano es al comienzo inca- del afecto doloroso como displacer necesario dentro del yo, y lo diferen-
paz de llevar a cabo la acción específica. Ésta sobreviene mediante auxilio ajeno: por la cia del afecto de angustia, que consideramos acompaña los movimientos
descarga sobre el camino de la alteración interior, un individuo experimentado advierte
el estado del niño. Esta vía de descarga cobra así la función secundaria, importante en
de la libido conquistando el mundo erógeno. “Desasimiento” en la obra
extremo, del entendimiento, y el inicial desvalimiento del ser humano es la fuente pri- freudiana es separación de cuerpos, es salida del narcisismo, es fracaso
mordial de todos los motivos morales”. de la salida alucinatoria como otorgadora de sensaciones. Si vivir signi-

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fica un progreso, debe haber desasimiento de la autoridad parental y ello Duelos patológicos en lugar de sentimiento de dolor.
sólo es posible si se conquista la sensación de autonomía que implica se- Una familia y la niña epiléptica
pararse de los mandatos superyoicos de la infancia. El desasimiento es
doloroso pues implica un trabajo de duelo, tal como nos lo expresa Florencia padece convulsiones desde sus 5 años. La mamá nos aporta un
Arminda Aberastury (1974) como “trabajo de la adolescencia”. Progreso dato relevante: las convulsiones se produjeron muy cercanas a los cum-
es movilidad psíquica, alteración del mundo exterior, exogamia, y la pre- pleaños de 5 y 6 años de la niña. La escucha analítica nos orienta para
sencia del sentimiento de dolor es el único ingrediente que permite sol- discriminar que las descargas eléctricas, “escalofríos” en el lenguaje de
tarse del cuerpo de los padres, a favor de la conquista de sensaciones en la niña, constituyen un fenómeno episódico que retorna y tienen una
el yo voluptuosas y excitantes para ser grandes. En este proceso no al- data. Desde esta perspectiva, vemos que no es una descarga anárquica
canza con la angustia. Así como el duelo se inicia con el examen de rea- neuronal sino que hay un dominio de lo pulsional, es decir, del campo de
lidad que reconoce la pérdida del objeto y la imposibilidad de su reen- la fantasía inconsciente. Los cumpleaños en los niños son significativos
cuentro, soportar dentro del psiquismo una cierta carga de sentimiento en relación con el desasimiento de la autoridad parental, signo inequí-
de dolor procura autonomía. No se puede seguir siendo todo bueno, pe- voco de envejecimiento de los padres (castración) e interroga los lugares
queño y sometido a los padres superyoicos, y para eso es importante de filiación del niño frente al Edipo, tal como éste ante la Esfinge. El sín-
aprender a soportar un poco de dolor. toma de Florencia cuestiona su estructura familiar, devela en cada borde
aquello del deseo que se le hace imposible conquistar para su crecimien-
to, es exigencia de trabajo para develar su posicionamiento en la estruc-
Sentimiento de dolor para el desasimiento o tura familiar. Los escalofríos, desde los 7 años, se manifiestan sólo antes
sentimiento de culpa en la neurosis de conciliar el sueño, no peligra la supervivencia.
Florencia, en su psicoanálisis, descubre que su mamá está impregna-
Juan tiene 7 años y es brillante en su desempeño escolar, es hijo de pa- da por un duelo patológico. Su abuela materna tenía una hermana que
dres vinculados a cuestiones de la cultura y la educación, la escuela es enfermó a los 17 años y se murió a los 23. Poco antes de morir, cuenta la
una continuación de su hogar. Un día se desata una tormenta de inten- leyenda, le dice a su hermana: “Ahora vas a ser única hija”. A los 5 años,
sa angustia, llanto inconsolable y arrepentimiento cuando la maestra Florencia queda como única hija de su mamá y nieta de una abuela que
de inglés le hace una advertencia severa al encontrarle malas palabras fue única hija por la terrible muerte de su hermana. Interpretamos que
escritas en el cuaderno de clases. Se trataba de una picardía comparti- las descargas eléctricas de Florencia son un electroshock a la mamá para
da entre varios compañeros: cuando entra la maestra, los amigos bo- sacarla del embrujo de esa frase del pasado pero aún vigente. La madre
rran rápido las malas palabras, en cambio Juan no advierte que debe se sorprende: “¿Yo te conté que a mi mamá le dieron electroshock por
borrarlas y se expone a que ella advierta el texto obsceno, cosa que su- sus depresiones?”. Florencia debe indagar, para desear y crecer, los due-
cede. Podemos pensar que la escena de mortificación en lo real, la se- los no elaborados de su madre y abuela. ¿Qué produjo en Florencia la
vera sanción moral de la maestra introduce en el psiquismo de Juan un muerte de su tía-abuela a la que no conoció? Encontrar a través de las
sentimiento de dolor necesario para el desasimiento de la autoridad. napas de la resistencia el significante “electroshock” fue remedio para el
Crea una escisión entre el mundo de los grandes y los chicos. El senti- cuerpo orgánico, inscribe la única vacuna para limitar los escalofríos.
miento doloroso obtenido en base a mortificaciones y sometimientos es La mamá se empeña en que Florencia se interese por la Biblia para
producto de la idealización a los padres. Obtiene el sentimiento de dolor niños, se interesa particularmente por José, abandonado por los herma-
pero padece mortificaciones narcisistas en los vínculos con las autori- nos que convencen al padre de que José ha muerto. José reaparece como
dades escolares. Por lo tanto, no obtiene adecuadamente el sentimien- onirocrítico y asesor del faraón. José, interpretador de los sueños, nos
to de crecer que proviene del desasimiento, en cambio siente que es cul- pone en el camino del psicoanálisis y la curación de los síntomas de
pable de “ensuciar” el nombre del padre, que es chico y no merece que Florencia. No dejaremos de señalar que la pequeña tiene medio herma-
confíen en él. nos de un primer matrimonio del padre, jóvenes adultos que ya han for-
mado sus familias. El nacimiento de Florencia es una desagradable sor-
presa por más “¡qué linda la nena!”, deberán modificar sus respectivos
y enraizados lugares en el sistema edípico, por ejemplo compartir la for-

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 263-277


274 MARTA KREISELMAN DE MOSNER Y MARISA INGRID MOSNER SENTIMIENTO DE DOLOR Y ANGUSTIA, VECTORES DE LA VIDA PSÍQUICA 275

tuna del padre. Florencia lee los malos deseos. Nos acercamos entonces nica orientadora e insubstituible. Esta investigación del concepto de
a la problemática de las rivalidades fraternas, el lugar de Florencia en sentimiento de dolor tiene como objetivo adicional subrayar la impor-
las generaciones no sólo en relación con su mamá, sino también con su tancia del “desasimiento “del analista de las teorías, conceptos y autores
papá. ¿Por qué el síntoma fue tan estruendoso? Justamente por que no que a veces lo constriñen y someten consagrando un concepto en detri-
había salida, Florencia quedaba encerrada entre duelos patológicos de mento de otro, como podría ser el deseo o, en este caso, la angustia.
ambos padres.
Entonces, para salir del peligroso estruendo convulsivo, es necesario
contar con la curiosidad (neurona de atención) para investigar las cues- Resumen
tiones transgeneracionales de la vida y la muerte. Y en ese sentido,
Freud es genial cuando nos advierte que para que emerja la curiosidad El sentimiento de dolor es nodal como concepto de la teoría psicoanalítica y en
infantil es necesario una articulación entre la energía de la pulsión de la comprensión clínica. Las autoras investigan las ocasiones donde el displacer
ver y la sublimación de la pulsión de dominio o aprehensión: la pulsión que la angustia promueve en el yo no es suficiente para morigerar la intensidad
de apoderamiento no puede manifestarse como agresividad en acto, debe de dolor. Sostienen que la pena y tristeza le exigen al aparato psíquico una ela-
boración muy sofisticada. De hecho, mantener en el yo grandes magnitudes de
morigerarse junto con la distancia espacial entre el ojo y el objeto a ser
displacer imposibles de disolver por la angustia es una prioridad en los proce-
capturado. Mirar para poder armar “la pulsión de saber”. Cuando este
sos de elaboración de duelos. Se observa en las personas la utilización de medi-
mecanismo de relojería aparece disgregado, con los enlaces perdidos, es das paliativas para evitar el sufrimiento al modo de quitapenas o manías que
el psicoanálisis el único medio para devolver ligadura. Sólo de ese modo, son anestésicos del yo. Ante la imposibilidad de conexión con emociones de tris-
descubriendo los significantes sustanciales, es posible evitar la electrici- teza, se borran los enlaces con el contenido traumático y los dolores se disuel-
dad anárquica, que intentamos mostrar, justamente, que no es anárqui- ven. Las autoras proponen la necesidad teórica y clínica de repensar los desti-
ca sino que sigue los derroteros del inconsciente. nos de los afectos cuando se refieren a circunstancias extremadamente penosas.
Asma, epilepsia, accidentofilia, alergias, afecciones intestinales, etcé- Se puede seguir el derrotero de los mismos bajo otras presentaciones: psico-
tera. Y más recientemente el tan trillado ADD. Éstos son modos de re- somática, psicosis, accidentes o el dolor necesario para el crecimiento. Ellas
torno de la compulsión repetitiva, intentos de inscribir una historia si- piensan que la clínica psicoanalítica abre las puertas a este tipo de figurabili-
lenciada a través de manifestaciones estruendosas, “adentro” del cuerpo dad, y da cuenta de memorias no inscriptas como archivos accesibles en la
o “afuera”, en el mundo exterior. Pero estos estallidos sólo pueden ser es- mente de los sujetos que constituyen las criptas o sepulturas secretas de trau-
mas familiares no explorados. Es decir, el afecto doloroso es la brújula orienta-
cuchados por un psicoanalista que se anime a juntar los pedazos escindi-
dora hacia este tipo de fenómenos que comprometen o hipotecan la vida de los
dos por el trauma a los fines de rescatar lo omitido demoníaco (incesto y
sujetos.
parricidio) y darle vigencia para ser tramitado. Sin embargo, el incons- En el transcurso del presente trabajo se desarrollan, junto con los conceptos
ciente del niño seguirá dando cuenta demoníacamente, de ahí el susto mencionados, dos casos que hacen alusión al sentimiento doloroso en una psi-
que provoca, de la urgencia de capturar un sentido de existencia para su cosis, el desasimiento doloroso en una neurosis y duelos no elaborados en una
vida. niña epiléptica. Los autores seleccionados para dicho propósito son: S. Freud,
El desinterés de atención, el aburrimiento, la distracción constante, R. Kaës, S. Tisseron, A. Eiguer, M. Torok, entre otros.
no aparecen espontáneamente ni por desórdenes neuronales. Cien años
de psicoanálisis posibilitan dar cuenta de estas redes de significación, lu- DESCRIPTORES: DOLOR PSÍQUICO / AFLICCIÓN / DUELO / DEFENSA / PSICOSOMÁTICA / PSICOSIS /
gares de condensación de deseos y duelos no elaborados. ACCIDENTES

Conclusiones Summary
FEELINGS OF PAIN AND ANGUISH, VECTORS OF PSYCHIC LIFE

Vemos, entonces, diferentes vicisitudes del sentimiento de dolor: tan in-


The feeling of pain is a nuclear concept in psychoanalytic theory and in clinical
tenso que el yo está amenazado de destrucción, o puede ser tolerado y understanding. The authors investigate occasions when unpleasure promoted
posibilita el crecimiento, o al servicio del masoquismo que conduce re- in the ego by anxiety is not enough to moderate the intensity of pain. They find
gresiones, etc. El sentimiento de dolor es una herramienta teórica y clí- that grief and sadness demand very sophisticated working through by the psy-

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276 MARTA KREISELMAN DE MOSNER Y MARISA INGRID MOSNER SENTIMIENTO DE DOLOR Y ANGUSTIA, VECTORES DE LA VIDA PSÍQUICA 277

chic apparatus. In fact, holding in the ego large quantities of unpleasure im- psicose, o desprendimento doloroso em uma neurose e luto não-elaborado em
possible to dissolve with anxiety is a priority of processes of working through of uma criança epiléptica. Os autores consultados foram S. Freud, R. Kaës, S.
mourning. The authors observe the use of palliative measures to avoid suffer- Tisseron, A. Eiguer, M. Torok, entre outros.
ing in the form of “painkillers” or mania which anesthetize the ego. When it is
impossible to connect with emotions of sadness, ties with the traumatic content PALAVRAS-CHAVE: DOR PSÍQUICA / AFLIÇÃO / LUTO / DEFESA / PSICOSSOMÁTICA / PSICOSE / ACI-
and pains are dissolved. They propose a theoretical and clinical need to re-think DENTES
the vicissitudes of affects when they refer to extremely painful circumstances.
Their course may be followed in the form of other presentations: psychosomat-
ic, psychosis, accidents or pain necessary for growth. They consider that psy- Bibliografía
choanalytic clinical work opens the door to this type of figurability and includes
memories not inscribed as accessible files in the mind of subjects who are crypts Aberasturi, A.: “Adolescencia y psicopatía: duelo por el cuerpo, la identidad y los
or secret burial places of unexplored family traumata. That is to say that padres primitivos”, La adolescencia normal, Buenos Aires, Paidós, 1974.
painful affect is the compass pointing towards this type of phenomena which Faimberg, H. (2005): Conferencia de Haydée Faimberg en la Argentina, UCES.
compromise or place a lien on the lives of these subjects. Sobre “The telescoping of generations”, en http://www.uces.edu.ar/institu-
The above concepts are accompanied by two clinical cases which refer to tos/iaepcis/conferencia_uces_200805.php
painful feeling in a psychosis, painful detachment in a neurosis and unworked Freud, S. (1908a): “Sobre las teorías sexuales infantiles”, A. E., IX, pág. 183.
through mourning in an epileptic girl. The authors selected for this purpose — (1908b): “El creador literario y el fantaseo”, A. E., IX, pág. 123.
are: S. Freud, R. Kaës, S. Tisseron, A. Eiguer and M. Torok, among others. — (1909): “La novela familiar de los neuróticos”, A. E., IX, pág. 213.
— (1913 [1912-1913]): Tótem y tabú, A. E., XIII.
KEYWORDS: PSYCHIC PAIN / AFFLICTION / MOURNING / DEFENSE / PSYCHOSOMATICS / PSY- — (1914): “Introducción del narcisismo”, A. E., XIV.
CHOSIS/ ACCIDENTS — (1916-1917): Conferencia de introducción al psicoanálisis (Conferencia 17:
El sentido de los síntomas), A. E., XVI.
— (1923): El yo y el ello, A. E., XIX.
Resumo
— (1929 [1930]): El malestar en la cultura, B. N., III, pág. 3025.
SENTIMENTO DE DOR E ANGÚSTIA, VETORES DA VIDA PSÍQUICA
— (1939 [1934-1938]): Moisés y la religión monoteísta, A. E., XXIII.
— (1941 [1921]): “Psicoanálisis y telepatía”, A. E., XVIII.
O sentimento de dor é nodal como conceito da teoria psicanalítica e na com-
Gomel, S. (1997): Transmisión generacional, familia y subjetividad, Buenos
preensão clínica. Investigamos as ocasiões onde o desprazer que a angústia pro-
Aires, Lugar Editorial.
voca no Eu não é suficiente para morigerar a intensidade da dor. Constatamos
Kaës, R.; Faimberg, H.; Enriquez, M. y Baranes, J. J. (1993): Transmisión de la
que a pena e a tristeza exigem do aparato psíquico uma elaboração muito sofis-
vida psíquica entre generaciones, Buenos Aires, Amorrortu.
ticada. De fato, manter no Eu importantes magnitudes de desprazer impossí-
Tisseron, S.; Torok, M. y otros (1995): El psiquismo ante la prueba de las gene-
veis de serem dissolvidas pela angústia é uma prioridade nos processos de ela-
raciones, Buenos Aires, Amorrortu.
boração do luto. Percebemos que as pessoas utilizam medidas paliativas para
Eiguer, A. y otros (1997): Lo generacional. Abordaje en terapia familiar psi-
evitar o sofrimento como forma de “fuga” ou manias que são anestésicos do Eu.
coanalítica, Buenos Aires, Amorrortu.
Ante a impossibilidade de conexão com emoções de tristeza se eliminam os en-
laces com o conteúdo traumático e as dores desaparecem. Propomos a necessi-
dade teórica e clínica de repensar os destinos dos afetos quando se referem às
(Este trabajo fue seleccionado para su publicación el 15 de febrero de 2009.)
circunstâncias extremamente penosas. Pode-se continuar percorrendo este ca-
minho analisando-os com outras apresentações: psicossomática, psicose, aci-
dentes ou a dor necessária para o crescimento. Achamos que a clínica psica-
nalítica abre as portas para este tipo de figurabilidade e dá conta de memórias
não-inscritas como arquivos acessíveis na mente dos sujeitos que constituem as
criptas ou sepulturas secretas de traumas familiares não-explorados. Isto é, o
afeto doloroso é a bússola orientadora para este tipo de fenômenos que com-
prometem ou hipotecam a vida dos sujeitos.
No decorrer do presente trabalho foram desenvolvidos, junto com os concei-
tos mencionados, dois casos que fazem alusão ao sentimento doloroso em uma

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REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 279-281

Recordando a Carlos Mario Aslan

*Andrés Rascovsky

Cuando muere alguien que ha estado tan presente en nuestra vida insti-
tucional, tan cercano para algunos de nosotros, que nos ha acompañado
por tantos y diversos caminos de la vida íntima, y de la vida analítica de
nuestros conflictos y decisiones, que ha sido modelo de muchos desarro-
llos a veces contramodelo y, sin embargo, referente indispensable, un as-
pecto de nuestra vida institucional pareciera tomar un giro diferente; en
alguna forma, nos parece que concluyó una época, que finalizó un perío-
do. En cierto modo es verdad, la palabra, la inteligencia, el humor, la ri-
gurosa presencia de Carlos Mario se nos fue, como aquel cuervo del
poema de Edgar Allan Poe que alude a la muerte y repite la frase never-
more tratando de simbolizar infructuosamente todo lo perdido. Sabemos
que nunca más –nevermore– nos acompañará con sus múltiples alusio-
nes, perspicacias y participaciones con las que tantas veces nos ha sor-
prendido, entusiasmado y enorgullecido.
Durante más de medio siglo, la pujanza, el compromiso ideológico y
científico de Carlos Mario Aslan colaboró en forjar los pilares de nuestra
institución.
Desde sus inicios como psicoanalista hasta los últimos momentos de
su vida, él estuvo presente en cada instancia del movimiento científico
institucional e internacional. Fue fiel a la corriente clásica del pensa-
miento psicoanalítico de Freud, al que enriqueció con sus múltiples y va-
riadas contribuciones; fue un erudito y riguroso lector de la contribución
psicoanalítica del mundo. Durante muchas décadas fue un representan-
te de nuestra institución que intervenía con agudeza en los múltiples de-
bates y coyunturas de nuestra disciplina. Fue representante de un psi-
coanálisis que se extendió más allá de lo meramente profesional y del ho-
rizonte cultural de una época.
Carlos Mario Aslan mantuvo diálogos intensos y polémicas significa-
tivas para sus concepciones y para nuestra institución con todos las per-
sonalidades científicas de nuestra época.

* Presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina.


280 ANDRÉS RASCOVSKY RECORDANDO A CARLOS MARIO ASLAN 281

El duro proceso que para nosotros comienza, nos hará reencontrar- semejante que contribuyó a forjar su espíritu médico y una extrema sen-
nos con sus múltiples escritos, con su palabra viva, con la palabra de sibilidad que emergía cálida y tiernamente detrás de su formalidad y su
quien ya no está y que nos brinda una forma de continuidad con él. digna elegancia de caballero de nuestra cultura.
La temática de Aslan es muy extensa. Sus artículos, conferencias, in- Sentiremos su ausencia y el vacío que deja el anhelo de escuchar su
troducciones a congresos o testimonios de experiencias, comentarios, humor y su palabra vital y comprometida. Por su labor psicoanalítica re-
contribuciones y esclarecimientos de aspectos de la producción psicoa- cibió el premio Sigourney que confiere la Asociación Psicoanalítica
nalítica de Freud y de otros autores se extendió durante medio siglo. Internacional a la trayectoria de una vida.
Quizás muchos recuerden sus múltiples perspectivas sobre el duelo,
su profundo o exquisito conocimiento de la metapsicología, los escritos Como presidente de la institución a la que le dedicó un enorme esfuerzo
sobre trauma o el análisis de la práctica actual y sus múltiples incursio- intelectual, una contribución científica singular y persistente, y un tiem-
nes, los temas de la formación y el futuro del psicoanálisis. po psíquico extraordinario, le brindo el homenaje conmovido de todos
Carlos Mario tenía un particular conocimiento de aspectos de la vida nuestros colegas de la institución, de las instituciones argentinas, de
cotidiana del movimiento psicoanalítico internacional, de sus actores, de Latinoamérica y el agradecimiento a su trayectoria.
las circunstancias conflictivas, de sus detalles más íntimos, fue él quien Sabemos que poco de esto hubiese sido posible sin el aporte cálido, ge-
conocía las múltiples circunstancias, personalidades y conflictos, neroso y sostenido de su mujer Adriana, y del estímulo reluciente de sus
Carlos Mario Aslan por su interés y su compromiso fue un erudito de hijos, sobrinos y nietos. Para Inés, Mariana, Alexis y Nicolás, nuestro
la historia y especialmente de aquella no escrita. Fue un maestro para profundo cariño.
varias generaciones, supo conocer la pasión y el amor. Fue un hombre de
la cultura amplia, un hombre de la modernidad, también un clásico, y en
el tiempo vertiginoso de nuestra actualidad sostuvo sus convicciones y DESCRIPTORES: OBITUARIO
sus firmes creencias.
Carlos Mario fue un inagotable trabajador, un hombre de coraje y va- KEYWORDS: OBITUARY
lentía, y representó la convicción en el psicoanálisis, así como también
PALAVRAS-CHAVE: OBITUÁRIO
sus tormentas y conflictos.
A Carlos Mario, quien lucho y vivió con intensidad y satisfacción,
también la vida le impuso sufrimientos, heridas, empresas imposibles.
Whitman expresaba: “Capitán mi Capitán el espantoso viaje a con-
cluido”. En cierto modo, el tremendo esfuerzo de vivir, la realidad cruel
y abrumadora, la implacable adversidad ha concluido, pero de su tra-
yectoria nos ha dejado una herencia humana y un legado científico que
ha brindado nuevas oportunidades a muchos.
Su vida y su contribución han sido sobresalientes y esperamos por
ello poder aceptar su descanso cuando todavía lo necesitábamos.
Carlos Mario Aslan ha dejado espléndidas hijas y nietos, y esa forma
de trascendencia que es el escrito del que ya no está.
Especialmente en estos momentos de pérdida y duelo, sentimos que
la vida es efímera, y por ello valoramos cada pequeño fragmento de
nuestro recorrido, y de lo realizado con él, del acceso al bienestar común,
a la vitalidad que nos brindó y el modo en que nos enriqueció, y quizás
todos nosotros agradecemos estas décadas tan extraordinarias así como
difíciles que hemos compartido.
Carlos Mario fue una escucha privilegiada para aquel que se aproxi-
mase en busca de comprensión, tenía una forma de preocupación por su

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 279-281


Los autores

EDUARDO RAGGIO: médico psiquiatra, miembro titular en función didáctica


de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Magister en Psicoanálisis, especialis-
ta en Psicología del Self, profesor de posgrado de la Asociación Psicoanalítica
Argentina, coordinador del Espacio Kohut.
HEINZ KOHUT: nació en 1913, en Viena, y murió en 1981, en Chicago. Se consi-
dera que el trabajo que inicia su obra dando origen a la corriente denominada
“Psicología del self” es “Introspección, empatía y psicoanálisis”. Un examen de la
relación entre el modo de observación y la teoría, presentado por primera vez en el
25º aniversario del Instituto Psicoanalítico de Chicago en 1957 y publicado en el
JAPA en 1959; artículo que se publica en este número por primera vez en español.
En 1971 publica el libro Análisis del self. El tratamiento psicoanalítico de los
trastornos narcisistas de la personalidad; en 1977, La restauración del sí-
mismo; en 1978, el trabajo “Reflexiones sobre el narcisismo y la furia narcisis-
ta”, publicado por la revista de la APA; en 1981, pocos días después de su muer-
te, se presentó el trabajo “Introspección, empatía y el semicírculo de la salud
mental”, también publicado en la revista de la APA; en 1984, el libro ¿Cómo
cura el análisis, y en 1987, una compilación: “Los seminarios de Heinz Kohut”
Sobre psicología del sí mismo y la psicoterapia con adolescentes y adultos jóve-
nes. P. Orstein compiló los trabajos de Kohut que fueron publicados en The
Search for the self, en 4 tomos por Internacional University Press.
FRED BUSCH: es analista didacta y supervisor en el Instituto Psicoanalítico
de Nueva Inglaterra, Región Este. Ha publicado más de cuarenta artículos en
revistas psicoanalíticas, así como dos libros, The Ego at the Center of Clinical
Technique [El yo en el centro de la técnica clínica] (1995) y Rethinking Clinical
Technique [Repensar la técnica clínica] (1999). Es miembro de la Junta de
Representantes de la Asociación Psicoanalítica Internacional y del Comité de
Educación de esta entidad.
JAIME NOS LLOPIS: miembro titular de la American Psychoanalytic
Association (Nueva York) y de la Sociedad Española de Psicoanálisis
(Barcelona). Director del Seminario sobre Psicoanálisis Norteamericano
Contemporáneo, Instituto de Psicoanálisis de Barcelona y Sociedad Española de
Psicoanálisis, 1999-2005. Ha publicado en revistas psicoanalíticas, psiquiátricas
y médicas de los Estados Unidos, Alemania y España sobre enfermedades psi-
quiátricas en pacientes tuberculosos; depresión; interpretación de los sueños;
trastornos de la personalidad; machismo; narcisismo; historia del psicoanálisis
norteamericano; creatividad literaria y psicoanálisis; la orientación intersubje-
tiva y relacional en el psicoanálisis actual.
CECILIO PANIAGUA: doctor en medicina por la Universidad de Madrid. Con
una beca Fulbright hizo la especialidad de psiquiatría en la Universidad
Thomas Jefferson de Filadelfia. Ha sido profesor clínico en la Universidad de
Georgetown (Washington) y Profesor Honorario de la Facultad de Medicina de
284 LOS AUTORES LOS AUTORES 285

la Universidad Autónoma de Madrid. Diplomado del Board Americano de MARTA DÁVILA: licenciada en psicología. Egresada del Centro de
Psiquiatría y Neurología. Psicoanalista por el Instituto Psicoanalítico de Investigaciones en Psicoanálisis y Medicina Psicosomática. Miembro titular en
Baltimore-Washington. Autor de traducciones y numerosos artículos en re- función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Especialista en
vistas nacionales y extranjeras. Premio Lewis B. Hill. Miembro titular de la Niños y Adolescentes. Ha presentado trabajos de investigación en numerosos
Asociación Psicoanalítica Americana. simposios y congresos nacionales e internacionales (Uruguay, Perú, Chile,
IRENE CAIRO: graduada de la escuela de Medicina de la Universidad de Francia, Alemania, etc.).
Buenos Aires, hizo su formación en psiquiatría en el Policlínico de Lanús, que ISABEL ECKELL DE MUSCIO: miembro titular en función didáctica de la
dirigía Mauricio Goldenberg. Es egresada del Instituto de Psicoanálisis de Asociación Psicoanalítica Argentina. Secretaria del Departamento de
Nueva York, donde es actualmente docente. Es miembro de la American Psicosomática Arnaldo Rascovsky de la Institución. Integrante de un grupo de
Psychoanalytic Association e integra el Comité de Programa, y es instructora investigación sobre psicosomática y co-autora de trabajos sobre este tema rea-
de residentes en Psiquiatría en el Hospital Mt. Sinai, en Nueva York. lizados en dicho grupo y presentados en congresos nacionales e internacionales.
ARNALDO SMOLA: miembro titular en función didáctica de la Asociación Autora de varios trabajos presentados en congresos internacionales.
Psicoanalítica Argentina. Ex director del Centro Racker. Ex co-coordinador del GUSTAVO JARAST: médico psiquiatra (UBA). Miembro titular en función
Departamento de Informática de la APA. Ex coordinador del Departamento de didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Co-editor del Libro Anual
Niños y Adolescentes de la APA. de Psicoanálisis. Ex director de la REVISTA DE PSICOANÁLISIS. Ex coordinador del
LILIANA SZAPIRO: psicoanalista, miembro de la EOL y la AMP, profesora de Departamento de Psicosis. Profesor del Instituto de Psicoanálisis de la
la Facultad de Psicología (UBA). Directora de Proyectos de Investigación Asociación Psicoanalítica Argentina.
UBACyT. Directora del Departamento de Trastornos de la alimentación de la MARTA KREISELMAN DE MOSNER: miembro titular de la Asociación
Asociación de Psicólogos de Buenos Aires. Presidenta de la Fundación Proyecto Psicoanalítica Argentina. Especialista en Niños y Adolescentes API.
Asistir. Miembro del Departamento de Estudios sobre el Cuerpo (ICBA). Autora Especialista en clínica con orientación en Niños y/o Adolescentes. Resolución
de numerosos artículos sobre psicoanálisis. Autora de “Elementos para una teo- Nº 1046. Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires. Consejo
ría y clínica lacaniana del fenómeno psicosomático”. Superior. Profesora titular de la Especialidad Clínica con Niños y Adolescentes.
SUSANA VINOCUR-FISCHBEIN: es miembro titular en funciones didácticas y Colegio de Psicólogos, distrito XII, provincia de Buenos Aires. Autora del libro
analista de niños y adolescentes de la Asociación Psicoanalítica Argentina. El niño, el cuerpo y su psicoanalista (Buenos Aires, Kargieman, 1994).
Fellow del Programa de Investigación y Miembro del Comité de Investigación MARISA INGRID MOSNER: Especialización en psicoanálisis de Niños. Res.
Conceptual de la API. Ha estado en funciones editoriales de las revistas de la Rectoral Nº C: 01/97. Res. Ministerio de Educación Nº 684/99. Res. CONEAU
APA, Fepal y de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Nº 341/00. Candidata del Instituto de Psicoanálisis de la Asociación
Graduados. Ha publicado trabajos en revistas y libros sobre la articulación del Psicoanalítica Argentina.
psicoanálisis con la semiótica y la lingüística pragmática.
NÉSTOR ALBERTO BARBON: miembro titular en función didáctica de la
Asociación Psicoanalítica Argentina. Profesor del Instituto de Psicoanálisis de
la Asociación Psicoanalítica Argentina. Ex integrante de la Comisión de
Enseñanza del Instituto de Psicoanálisis de la APA. Integrante de la
Subcomisión de Enlace Instituto-Candidatos y de la Comisión de Cursos
Virtuales de la APA.
CLAUDIA LUCÍA BORENSZTEJN: médica, miembro titular con función didác-
tica de la APA. Especialista en Niños y Adolescentes. Trabajos de investigación
con el método Esther Bick de Observación de Bebés. Actual directora de la
REVISTA DE PSICOANÁLISIS. Miembro del Latinoamerican Board del International
Journal of Psychoanalysis. Coeditora del Libro Anual de Psicoanálisis.
NORMA CATTANEO: psicóloga egresada de la UBA. Miembro adherente de la
Asociación Psicoanalítica Argentina. Fundadora y directora de un Centro
Asistencial para niños y adolescentes con autismo y psicosis, con sede en
Buenos Aires y Rosario. Profesora invitada en cursos de posgrado en la UBA,
UDEMM, UB, UCA. Capacitadora y supervisora de Equipos Interdisciplinarios
en la provincia de Chubut, Argentina.

REV. DE PSICOANÁLISIS, LXVI, 1, 2009, págs. 283-285


Objetivos de la REVISTA DE PSICOANÁLISIS
Los objetivos de la REVISTA DE PSICOANÁLISIS son la difusión del psicoanálisis, su desarro-
llo científico, las investigaciones relacionadas con la práctica y la teoría psicoanalíticas y
las contribuciones del psicoanálisis a la salud y a la cultura. Publica artículos y trabajos,
en su gran mayoría originales e inéditos, que contengan investigaciones clínicas, teóri-
cas, históricas, experimentales, críticas y metodológicas, cuantitativas y cualitativas, y
otros trabajos, ya difundidos (en otras revistas, simposios o congresos), en razón de ofre-
cer un interés especial. Las extensiones del psicoanálisis a otros campos y los aportes
multidisciplinarios que pudieran enriquecer al psicoanálisis también son considerados.
La evaluación de los textos enviados es realizada por el Comité Editor y por lectores
externos elegidos por su nivel de especialización en el tema que tratan, de modo de ase-
gurar la calidad del proceso de revisión por pares (peer-review). La lectura de los traba-
jos se lleva a cabo en forma de doble anonimato. La decisión de publicación es respon-
sabilidad exclusiva del Comité Editor.
Se edita trimestralmente, en los meses de marzo, junio, septiembre y diciembre, y si
bien está dirigida fundamentalmente a psicoanalistas y a otros profesionales de la salud
mental, también se propone como referencia para la discusión y el intercambio con
todas las disciplinas científicas y académicas

Requisitos para la presentación de los trabajos


La REVISTA DE PSICOANÁLISIS publica fundamentalmente trabajos originales. Por eso el
autor, al presentar su trabajo a la consideración del Comité Editor, se cerciorará de que
no haya sido publicado antes, ni total ni parcialmente, y de que tampoco está siendo con-
siderado por otro comité editor. La extensión máxima será de seis mil palabras.
Se enviarán 2 archivos por e-mail –uno, con los datos del autor, y otro, bajo anonimato
(evitando que el nombre del autor figure en el texto y la bibliografía)– y 6 ejemplares
impresos también anónimos. Deberá incluirse el resumen en castellano, que no ha de
superar las trescientas palabras.

Notas al pie de página


Deben escribirse al pie de la página correspondiente y enumerarse consecutivamente.

Citas de otros textos, propios o ajenos


Será cuidadosamente garantizada su exactitud. Todo agregado al texto original deberá
enmarcarse entre corchetes. Por ejemplo: “esa fuerza [la RTN] que se defiende con todos
los medios posibles contra la curación”. El autor mantendrá las bastardillas y otros diacrí-
ticos del texto citado. Cuando el autor necesite recalcar una o más palabras, agregará al
final de la cita “[las bastardillas son mías]”. Para indicar que se ha omitido algo en el texto
citado se emplearán suspensivos entre corchetes. Por ejemplo: “esa fuerza que se defiende
[...] contra la curación”.

Citas de textos de Freud


Se procederá como en el caso de los otros autores pero indicando no sólo de qué edición
se tomó la cita (de Santiago Rueda, de Biblioteca Nueva o de Amorrortu), sino también
de qué año es la edición (B. N. tiene varias ediciones). Si se citara por la edición inglesa
o por alguna de las ediciones en alemán (G. S., G. W. o S. A.), se agregará la página corres-
pondiente de alguna de las versiones castellanas. Si el autor prefiriera su propia traduc-
ción del alemán, lo hará constar expresamente.

Referencias
En general, se tratará de que no sean ni insuficientes ni excesivas. La finalidad es que los
lectores puedan distinguir claramente entre las ideas personales del autor y aquellas a
las que hace referencia. En tal sentido, no deberían omitirse los nombres y/o las obras de
autores consultados, ni incluirse aquellos que –aunque importantes– no sean específicos.

Referencias dentro del texto


Se citará entre paréntesis el nombre del autor seguido del año de publicación o sólo el año
si el nombre del autor perteneciera a la frase. Por ejemplo: “(Freud, 1918)” o “Freud
(1918)”. Si los autores fueran dos, se consignarán los dos nombres: “(Laplanche y
Pontalis, 1968)” o “Laplanche y Pontalis (1968)”. Se preferirá la fecha de la primera edi-
ción del texto a la fecha del texto que maneja el autor. Si los autores fueran más de dos,
se mencionará sólo el primero, seguido de la expresión latina “et al.” (pero escrita sin
comillas y no subrayada) o de la castellana “y otros”. Por ejemplo: “Garma y otros
(1971)” o “(Garma y otros, 1971)”. O bien “Garma et al. (1971)” o “(Garma et al., 1971)”.
Todas las referencias habrán sido trasladadas a la lista que con el título
“Bibliografía” el autor incluirá al final de su trabajo. Recíprocamente, los ítems (o entra-
das) de esta lista corresponderán exactamente a los trabajos citados en el texto; es decir,
se evitarán entradas superfluas. En la lista se colocará a los autores por orden alfabéti-
co, y a los trabajos (cuando se incluya más de uno de un autor determinado), por orden
cronológico. Si se mencionaran dos trabajos del mismo año, el primero agregará a des-
pués de la fecha, el segundo b, y así sucesivamente. Cuando determinado autor es men-
cionado en la Bibliografía por su/s trabajo/s individual/es y por otros en los que es
–alfabéticamente– el primero de los coautores, los trabajos individuales antecederán a
los colectivos. “Ib.”, “ibíd.”, “ibídem” no serán empleados en la bibliografía (ya que el
artículo o el libro se registra allí una sola vez) y en el texto serán evitados en lo posible.
Para distinguir dos o más lugares de una misma referencia, colóquense en el texto las
páginas que correspondan en cada caso.
Los títulos de libros (en castellano) se escribirán en minúscula (excepto la primera
letra de la primera palabra y los nombres propios), sin comillas y con bastardillas. Se
escribirá a continuación el lugar de edición, el nombre de la editorial y el año de edición.
Aunque el autor del trabajo no haya consultado la edición original, puede consignar las
dos fechas. Por ejemplo: “Laplanche, J. y Pontalis, J.-B. (1964): Fantasme originaire, fan-
tasmes des origines, origenes de fantasme, París, Hachette, 1985. [Traducción cast.:
Fantasía originaria, fantasía de los orígenes, orígenes de la fantasía, Barcelona, Gedisa,
1985.]”. Si se conociera la existencia de una edición castellana pero no se pudiera dar la
referencia completa, escríbase: “[Hay trad. cast.]”. En cualquier caso es conveniente que
figure la traducción del título al castellano.
Los títulos de artículos irán entre comillas y sin subrayar. Se escribirán a conti-
nuación el nombre de la revista que lo incluye (sin abreviar y subrayado), el número
del volumen y el año.

Descriptores
Los descriptores son adjudicados por la Comisión de Informática de la Asociación Psico-
analítica Argentina mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis.

Importante
El Comité Editor no se responsabiliza por las opiniones expresadas por el autor. La pre-
sentación de los trabajos a la REVISTA DE PSICOANÁLISIS implica la cesión legal de los dere-
chos de publicación escrita y electrónica por parte de los autores.

Suscripciones: contactar a la Secretaria Administrativa: revista@apa.org.ar

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