El gran Filósofo griego Sócrates hablo sobre las virtudes, las
enuncio en sus enseñanzas tipificadas en los escritos platónicos, sobre este tema este filósofo decía que para alcanzar la verdadera felicidad, el cual según él tiene como consecuencia inicial el desarrollo verdadero del ser humano y el conocimiento de sí mismo, él decía que para alcanzar esta felicidad “Uno debe conocerse así mismo” y practicar las virtudes, que fueron denominadas: “Prudencia, Justicia, Fortaleza y templanza”
La Iglesia como Madre y Maestra nos define las virtudes
como “la disposición habitual y firme a hacer el bien, esto permite a que las personas realicen actos buenos, dar de todo de sí, con todas las fuerzas humanas y espirituales.”1
Las virtudes son clasificadas en dos grupos, conforme a su
importancia y función en la vida del ser humano.
VIRTUDES CARDINALES: Estas virtudes tienen un papel
fundamental, las cuales son: Justicia, Fortaleza, Prudencia y Templanza.
VIRTUDES TEOLOGALES: Son aquellas que se adaptan a
las facultades del hombre en la participación de la naturaleza divina, estas virtudes se refiere directamente a la relación de Dios y el hombre, a diferencia a las Cardinales que se refieren a la relación humana, estas virtudes son: La fe, Esperanza, Caridad.
Las virtudes se adquieren conforme a un proceso de
educación, mediante actos humanos que confirmen y acrecienten esa virtud, la cual transformara la voluntad del ser humano, estos esfuerzos que se deben practicar para alcanzarlas tiene un auxilio divino, solo con la ayuda de 1 Cf: C.E.C 1803 Y SS Dios se puede formar el carácter, sin Dios no podemos hacer nada. (El Dios que te creo con tu consentimiento, necesita de ti para salvarte) San Agustín.
Por lo tanto la vida virtuosa no se puede alcanzar de la
noche a la mañana, como muchas veces nos puede suceder que queremos cambiar nuestros defectos y vicios de una vez.
Este cambio que el hombre siempre busca y que el mismo
Señor Jesús nos invita a una conversión radical, debe iniciar con un proceso, a veces lento como a veces rápido, esto depende siempre a cada persona y a su vivencia humana y de fe.
Por lo antes expuesto es evidente y claro que las virtudes
son aquellas que nos ayudan a hacer verdaderos seres humanos, e hijos de Dios, a controlar la concupiscencia que existe en nuestro ser, por culpa del pecado original.
Este pecado original que siendo tan antiguo, sigue siendo
visible y real en esta sociedad que día tras día nos encamina a un relativismo de los valores humanos, en tanto estos están siendo limitados y ultrajados por algunos derechos que si no son bien interpretados, pueden ocasionar desastres en la vida en sociedad.
Esta sociedad que debe ser edificada en el entendimiento
mutuo, en el respeto en el pensamiento del otro, en su forma de ser, siempre todo en caminado en el respeto, como seres humanos e iguales ante los ojos de la ley y Dios.
Las virtudes son aquellas que nos ayudan a controlar los
impulsos humanos, la práctica de ellas ayudaran a construir una ambiente de solidaridad y de paz, al igual que produce en el hombre un cambio de vida, lo impulsa a la verdadera felicidad, a la comunión con Dios. Para que se puedan practicar de manera correcta las virtudes, es necesario conocerlas siendo interpretadas como lo hace nuestra santa madre iglesia, como esposa de Cristo y maestra en la fe, que a través de su magisterio guía al hombre en el conocimiento de la verdad, la cual es Cristo.
Al iniciar este conocimiento de las virtudes, comenzaremos
con la relación entre Dios y el hombre, ósea las virtudes teologales.
Virtudes Teologales: Estas virtudes son infundidas por
Dios en el alma de cada ser humano, es decir desde su concepción natural, estas virtudes ayudan a que nosotros como hijos de Dios, actuemos como tales y podamos alcanzar la vida bienaventurada, al igual son las garantías de la presencia y de la acción del espíritu santo, siendo él quien inspira las buenas acciones, es aquel que ilumina el intelecto del ser humano, para que pueda ser fieles a las enseñanzas de Jesucristo.
La Fe: En la carta a los hebreos en su capítulo undécimo, el
autor sagrado nos hace una hermosa definición de la fe, “la fe es el fundamento de lo que se espera y la prueba de lo que no se ve”2, esta virtud es la que nos impulsa a creer en Dio, en todo lo que él nos ha dicho y revelado, y que la santa Iglesia nos propone3.
Desde el mimo momento de nuestra concepción,(es decir
que cuando el espermatozoide se une con el ovulo se crea el cuerpo y el alma), Dios infunde en el hombre esa necesidad de él, claro está la experiencia de Dios siendo intrínseca, se va manifestando conforme el hombre va creciendo en su experiencia de vida.
Siendo la fe el fundamento de nuestra religión y experiencia
de Dios, esta fe debe mostrar obras, como lo dice el apóstol Santiago, yo te mostrare con mis obras la fe. 2 Cf. Hebreos 11 1 3 Cf. C.E.C 1814 Nosotros como jóvenes estamos continuamente bombardeados por situaciones y pensamientos que nos hacen perder esa fe, esa fe que nos ayuda a conocer a ese Dios fuente de amor.
La fe a veces puede perderse por culpa de nosotros en
tanto en nuestra vida perdemos seres queridos ó no conseguimos lo que le pedimos a Dios, esto convierte a Dios como el Dios bombero, que solo estamos con él y lo adoramos, le agradecemos, le pedimos, cuando nos encontramos en la inmunda.
Pasa que solo necesitamos a Dios para que nos dé, es como tener una pareja la cual nos enamoramos de él ó ella en tanto nos de cosas materiales, pero cuando no nos dan lo que queremos, le perdemos interés.
Esto no puede seguir pasando, por nuestra debemos ser
fieles a Dios, no tanto es creer en Dios, sino creerle a Dios, a ese Dios que se manifiesta plenamente en Cristo y que lo conocemos por medio de la Iglesia.
Le creemos más a las personas que dicen ser cristianas,
que al mismo Cristo, cuando la fe es débil no nos sentimos bien en nuestra iglesia católica y nos vamos a otros credos, en los cuales encontramos a Dios, sabiendo nosotros que la única iglesia creada por Cristo es la iglesia católica.
Debemos alimentar nuestra por medio de la oración, los
sacramentos y obras de caridad, en especial el sacramento de reconciliación y la eucaristía, siendo esta el acto de amor más grande de Dios, a eucaristía es nuestro alimento espiritual, es el alimento de la fe, como podemos nosotros creernos dioses, exigiendo que él haga lo que nosotros queremos.
Teniendo una fe verdadera vemos en todos los
acontecimientos de nuestra vida, sea momentos malos y buenos, debemos ver la mano misericordiosa de Dios. Dios no es el culpable de los males y santanas tampoco de nuestros errores, cuenta una historia de un santo que vio al demonio y el demonio se quejo de que el hombre le echaba la culpa de todo a él, el santo le pregunto que si no era él entonces quién, y Satanás le respondió que él no tenía poder, por que Cristo murió en la cruz y él no tenía poder y por lo mismo lo malo que le pase al hombre es problema del mismo hombre.
Entonces tener fe no solo es creer en Dios sino creerle a él,
es enamorarse de ese Dios, Dios nos pone pruebas de fe y de amor, cuando sentimos en nuestra alma desolación. Es hermosos recordar el poema de san Juan de la cruz que se titula la noche oscura, es la manifestación más grande del amor incondicional de Dios y la fe del autor, que sintiendo que Dios no está el sabe que si lo está y que lo ayuda y lo ama.
Tener fe es tener confianza en Dios, uno no le dice a un
medico como debe curarlo, uno solo va y confía que él por sus conocimientos sabrá como ayudarnos en nuestros problemas físicos. Si creemos en un hombre por q no creerle a Dios, siendo él que nos ha creado, siendo él que nos conoce de verdad más que él no sabrá cómo ayudarnos.
Pero la fe no es dejar las cosas como están a ver qué
sucede, es ser capaces de actuar, conforme a nuestras experiencias y ver en todo la mano de Dios, claro esta no ver las cosas malas que nos sucedan ver a Dios, ya que Dios no es un padre malo y castigador sino que es un padre lleno de amor, el nos ama tanto que nos da esa libertad y confía tanto en nosotros que no se inmiscuye en nuestras decisiones, él solo opina.
Dios confía en nosotros, sabiendo él que no somos
perfectos, porque no confiar en él que es infinitamente perfecto? La fe no es teoría es práctica, es vivir la vida como Dios quiere.
Preguntémonos como esta nuestra fe, de verdad tenemos