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El desarrollo industrial de Europa se encuentra en crisis a finales del
siglo XIX. Es el periodo conocido como la «gran depresión», que hará
tambalear las economías europeas industrializadas de finales de siglo. Para
tratar de superar esta crisis, los países industrializados de Europa
buscarán en todo el mundo mercados privilegiados y zonas que les
abastezcan de materias primas a precios baratos. Se crea, así, una
tensión entre el liberalismo, que propugna la libertad de comercio, y el
nacionalismo, que pretende proteger los mercados.
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Las potencias europeas necesitan mercados nuevos y exclusivos para
su desarrollo económico. Estos territorios han de ser, además, ricos en
materias primas, que se puedan utilizar en la industria del país. Es la
teoría de los grandes mercados y el autoabastecimiento de la economía.
Nadie quiere depender de los productos de la industria de otra nación
europea.
Bajo el impulso de portugueses y españoles se produjo, en el siglo XV, un gran avance en navegación, que
los llevaría a descubrir nuevas rutas marítimas y comerciales. Los portugueses recorriendo todo el continente
africano y los españoles descubriendo América y navegando hacia el Oeste, hacia el océano desconocido.
Sin embargo, lo que algunos llaman una gran ³revolución comercial´ iniciada en el siglo XV y continuada en
los posteriores siglos, tenía ya sus antecedentes en los siglos XII y XIII, al tomar auge el comercio y la vida
urbana, tan débiles en el medievo. Eso sí, desde mediados del siglo XV y hasta mediados del XVIII la
economía europea se caracteriza por una gran expansión del comercio y de los mercados, situación que
precede y posibilita la revolución industrial.
Uno de los factores importantes de la nueva fase de expansión económica estuvo representado por los
cambios tecnológicos que se presentaron durante toda la segunda parte del siglo XV. Hubo un desarrollo de
la imprenta, de las técnicas de la minería y la metalurgia, de las armas de fuego y de la navegación, que
tenía un relativo gran desarrollo desde principios de siglo.
Empero, se produjo un estancamiento de la tecnología y de la productividad agrícolas, que impusieron a la
nueva fase expansiva límites precisos que también explican su carácter principal: una expansión cuyos
motores son la navegación oceánica, el comercio oriental, la conquista y la explotación de América.
El instrumento esencial del descubridor es su buque. La carabela, y en menor medida, la nao, fueron los
tipos utilizados para adentrarse en lo desconocido del Océano Atlántico.
Un conjunto complejo de factores económicos, sociales, culturales y políticos, hace posible los
descubrimientos.
El progresivo perfeccionamiento de la carabela durante el siglo XV es tan solo un factor dentro de esta
complejidad. Esta embarcación es un símbolo de la expansión marítima ibérica, en primer lugar, y de la
europea en general, posteriormente.
El vencimiento del océano (Atlántico), ³el Mar Tenebroso´, se debió en alguna medida, al apreciable caudal
de experiencia y técnica ya adquiridos y que permitió a los marinos orientarse más allá de la costa.
Se desarrollaron ³las cartas de marear´, la astronomía náutica, la brújula marina, que consistía en una aguja
magnética, la sonda para navegar en aguas someras, la ampolleta o reloj de arena para medir el tiempo; en
tanto que para estimar la velocidad del barco, se hacía ³a ojo´, por la pura costumbre.
¿Cuál era la importancia de los especias y en qué medida influyeron en el progreso de la navegación? Su
importancia es trascendental en el proceso de conquista y colonización de América.
Europa necesitaba las especias de Asia (de Oriente), las cuales no podían cultivar. Eran utilizadas en la
industria farmacéutica y para condimentar la carne. A cambio de las especias y demás productos, los
orientales recibían dinero, metales, tejidos livianos de Inglaterra, alfombras, tejidos flamencos y plata. El
comercio era valiosísimo y hasta finales del siglo XV los productos de oriente llegaban por el Mediterráneo.
Independientemente de los problemas que los turcos produjeron en las tradicionales rutas en las que se
trasladaban las especias, los lusitanos y los españoles buscaron afanosamente una ruta alternativa para
llegar a oriente y competir con ciudades del mediterráneo, sobre todo italianas, y con otras ciudades
europeas, en el riquísimo comercio de las especias. Fue así como, tras una larga tradición náutica, los
portugueses llegaron a la India en 1498 con Vasco da Gama, luego de darle la vuelta a África.
Los españoles con Colón descubrieron un nuevo continente cuando navegaron hacia el oeste en busca del
extremo oriente, tierra de grandes riquezas y especias y objetos de gran valor como pimienta, el jengibre, los
clavos de olor, los purgantes, esenciales en la medicina, el alcanfor, el azúcar, el palo de brasil y otros
colorantes, y variados objetos como la seda, tapetes, tejidos de algodón, la laca, porcelanas, piedras
preciosas, madera de sándalo, etc.
¿Cuál era la situación y la vida de España en el siglo XV? Allí la unión de los mayores reinos ibéricos
(Aragón y Castilla) y con ella la realización de la unidad de la mayor parte de la antigua Hispania, dio a los
habitantes de ambos reinos un gran sentimiento de solidaridad, a la vez que una considerable base territorial
y humana. Y aunque la unidad no supuso la fusión política, pues cada reino conservó su personalidad
nacional, y volvieron a separarse después de la muerte de Isabel, lo cierto es que fueron gobernados por
una sola mano, la de Fernando. Así fue posible tras una dura lucha de once años (1482-1492), poner fin a la
empresa de reconquista con la incorporación del reino de Granada.
También se debe considerar que la rivalidad de España con Portugal ³contribuyó a unir las tradiciones de
Aragón (la España mediterránea) y las de Castilla (la España del interior y Atlántica.
La lucha contra el infiel continuó en América para someter al indio, económica, política y culturalmente. La
espada del soldado se alió con la cruz para someter a las sociedades indígenas, en beneficio de la corona y
de la religión (alianza Estado-Iglesia) y de la cultura occidental.
Y los invasores se creyeron que tenían el derecho de aplastar a los que consideraban muy inferiores a ellos
en todos los aspectos.
En 1492, ³fecha famosa´ se produce en España, no solo la unión de los reinos de Aragón y Castilla, sino
también la expulsión de los judíos, la Inquisición contra los ³conversos´ y la cristianización forzosa de los
musulmanes.
En 1492 el
por Colón significaría la conquista económica y la conquista
espiritual e ideológica.
A pesar de renacimientos y liberación de espíritus, el sometimiento ideológico-religioso servía al
sometimiento económico. La faceta mística, religiosa y evangelizadora de Colón no estaba desligada de su
avidez por las riquezas. La distinción entre lo espiritual y lo temporal no era sentida por los hombres de la
época de Colón. Una cosa sirvió a la otra y viceversa.
Y, una vez descubierta América, los españoles y
los portugueses trataron de legalizar, o hacer ver
ante los ojos del mundo, que, tenían no solo bases
jurídicas, sino, morales y religiosas, para ser los
dueños de los territorios ubicados ³viajando hacia
el occidente´, entre Europa y las Indias Orientales.
Cuando los ibéricos (españoles y portugueses)
entraban en contacto con pueblos desconocidos y
diferente cultura, respecto a la europea, superior y
cristiana, alegaban para legitimar su conquista,
derechos jurídicos y morales, sobre los territorios y
las ³almas´ (evangelización).
Bulas papales legitimaron, tanto las conquistas
portuguesas, por ejemplo tanto en Africa, como las
tierras descubiertas por Colón. Los papas se
sentían con el derecho de orientar, no solo a sus
ovejas cristianas sino, también, a los infieles, pues
la facultad recibida de Cristo era plenaria, sobre lo
temporal y sobre lo espiritual en este ³valle de
lágrimas´.
Las disputas entre las dos naciones ibéricas se
solucionaron ³santamente´ por medio del
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de 1494, el cual estableció los
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límites jurisdiccionales correspondientes a España
y Portugal.
Para ello, se dividió el Océano Atlántico por un meridiano a las trescientas setenta millas náuticas del oeste
de las islas del Cabo Verde, de donde resultaron dos áreas para la exploración, la española y la portuguesa.
Con la firma de ese tratado, Portugal se aseguraba las pretensiones sobre una parte del Nuevo Mundo.
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