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ENTRET'EkAS (mini- relatos) nos mosrró orra de sus víctimas (¿un trapo. trópico adormilado y las oleadas de perfu dificultad, padeciendo el despojamiento de
Por Jaime Alejandro Rodríguez Ruiz un perro muerto?), el cielo se desplomó y me-sal con que aún el mar penetraba mi cada prenda; se quitó las pesrañas postizas y
no se escuchó nada más que el ruido de los nostalgia y mi tristeza; todo eso, fertilizó la las guardó en el estuche. lo mismo hjw con
UN INSTANf.E DE SU PIEL truenos celestiales. Corrí a refugiarme y posibilidad de nuestro amor; un amor in las uñas; echó las cajas de dientes en el vaso
desde la poncrfa del edificio contemplé el tenso, pero ficticio, porque, cuando óal con agua colocado sobre la mesa de noche.
Su piel demasiado blanca, al comienzo cegó
deterioro final de su figura. Pensé: "vendrá finó el sol ocultó sin piedad su mirada, el arrancó la máscara que cubría su rostro,
mis ojos. A !rdvés de aquella transparencia,
a escampar jumo a.mí", pero no lo hizo. De bus quedó en penumbras y el espejo se colgó la piel de su cuerpo en el gancho
cruzada por cordones azules, vi correr su
sus pies broló la sangre. En una sola masa se transformó en un ojo ciego, ocioso y cruel. dispuesto en el envés de la puerta y luego
sangre y vi fluir (ambién, el pequeño río
fundió el rojo, el café y el negro y luego el Pese a todo, ninguno de los dos arriesgó la decidió arroparse apenas con la sábana,
acanalado que cOlllemplábamos desde el
dorado de sus cabdlos. Grité: 'corre,corre', certeza del ouo y la oscuridad y el silencio de pues el ahogo era ya insoportable.
pueme. 'Quisiera quedarme en esta paz, en
pero Se quedó enganchada a su momento. la noclle acabaron por emerrar el espejismo.
esta paT....', dijo, y enmudeció enseguida.
Cuando desperté, decidido a buscarla, la ODISEA CON MISHIMA.
Pcnst: 'la vida no es otra cosa que el deseo
ESPEJISMO nifia ya no emba en su sitio: algún pueblito Sucedió asl:
aguas un cuerpo extraño (¿un trapo, un perro Por costumbre y (ambién por necesidad. Las horas que escoltaron después mi sole tuve qw; viajar por aire. Ya acomodado en
muerto?) y su piel emitió un sobresalto. levanté los ojos hacia el espejo retrovisor del dad provocaron la amargura insoporrable el inreriC?r dd avión, ajusté mi cinturón de
autobús donde viajaba de regreso a la ciu en un viaje que demoró mucho más que lo seguridad, saqué el libro que había compra
yen la base del puente alcancé a derec(ar la percepción de su freme confirmó la bellC7..l. VERANO depresivo, narra la historia personal de
oscura presencia de una rata. Volvl mis ojos presclllida en su primer perfil. Pero hubo Aunque extenuada por el calor y por una Mizogguchi. un muchacho torpe y tarta
hacia su cabel<1 y la encontré coronada de algo extraordinario: sus ojos descubri eron agotadora jornada de trabajo. Gloria no mudo óa causa de un traumatismo psicoló
mosquiros de invierno: miles de ellos la mi reflejo con una familiaridad que yo al violó la costumbre de redactar los sucesos gico-, afligido por un complejo de inferio
sobrevolaban. Un auto cruzó la calle y se comienzo me figuré equivocada. ln(crué del dla y se encaminó hacia el cuarto de ridad tan parecido al que yo sufría que en
internó en el garaje de uno de los edificios revolver en mi mente para enconrrar el esrud io antes de acostarse. Las frases insulsas mi alma empezó a resonar esa imagen del
del secror. Sus ojos lloraron silenciosos. Oí indicio de algún recuerdo, pero no conse fluyeron como las gOtas de sudor sobre su joven japonés arrodillado en el monas[erio
un grufiir de Ilalllas y luego un ínsulro. Su guí otra cosa que el desconcierto. frente. Tras concluir, quiso repasar la pági de Rokuonji como si hubiese sido extraída.
cabello dejó de ondular. Una gota grande Se inició una comunicación muda. pero na, pero sintió de nuevo los rigores del de mi propia memoria.
manchó el pavimento. sonó alguna alarma feliz, ba5ada apenas en el sutil dom inio del , cansancio. Cerró el diario, dejó el escrimcio Tal vez por eso, ni siquiera me percaté del
y, al [iempo. la piel de sus mejillas secomra gesro. Lo dijimos todo en aquel corro idilio y se dirigió a la alcoba. Adentro. comprobó momento en que. ya completo el cupo. el
jo con violencia. Cuando los pitos de los luminoso. De alguna manera, el paisaje de que la ventilación artificial no funcionaba. avión decoló y mucho menos del tipo de
carros chillaron con más fuerza, vi v~rias la ca rrerera, el aroma a (ierra caliente OptÓ por laapada. MecánicamelHe, colocó personas que lo hablan abordado. Afuera.
raras alrededor, royendo sus zapatos. El río succionado por las ventanillas, el color del su peluca sobre el rocador; se desvistió con la noche parecía haberse adelantado, el
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Revista Javeriana • Junio 2000 Revista Javeriana • Junio 2000
tiempo estaba terrible, los avisos de adver que ahora hao!a empezado a arder por obra PROCEDIMIENTO ecos de su pasado imentaron romper la
tencia no se apagaban y el avión se vio de Miwggudli, de modo que confundí las resistencia por el flanco más débil de su
Evita el mediod!a. Si encuentras el pow
sacudido varias veces por los embates de un llamas que lamían la ventanilla con las personalidad: la nostalgia. La imagen de sus
apropiado ya hecho, deslfzate por él. Una
viento tormentoso que amenazaba cons danzantes Icnguas de fuego que empezaban padres y de sus hermanos - sobre todo del
vez ahajo y en la oscuridad, permanece un
tantemente la estabilidad de la aeronave. a consumir el santuario, y el calor y el mayor, en quien se fiaba con una creencia
tiempo (el que sea necesario, el que tú
En el salón, sin embargo, no se escuchaba ni estremecimicnto que empezaron a apode ciega-; los rosrros de antiguos amores
quieras) contemplando el fenómeno. El
un suspiro. Inmerso en la lectura, yo ni rarse de la nave con el quc .~intj6 Miwgguchi algunos de los cuales reposan aún, papel
momentO del ascenso será tu prerrogariva.
siquiera me inmutaba y los demás pasaje tratando de huir, y hasta losí como el chitcado, en bolsillos interiores de su bille
Si, cn cambio, no has descubierto alguno
ros, adiestrados en el arre de la inamovili muchacho que ahora. se lanzaba en una tcra-; el recuerdo de los amigos de infancia
que sea apropiado, dispólHe a consrruirlo y
dad, no emitieron ni un sonido, ni una desati nada carrera ... y de adolescencia y luego de trabajo; el
recuerda quc no hay nada más emocionan
seílal de pánico por lo que, en cualquier Sólo cmonces, alcé la vista, y vi a mi lado, barrio, las ficstas, el estudio, el periódico
t(!, para nuestra conciencia urbana, qU(:
otra circunstancia, se habrla asumido como casi sin sorpresa, a Tsurukawa; miré hacia donde componía la página de avisos de
horadar la rierra. La herranlÍema es lo de
una situación de real emergencia. atrás y reconocí a Kashiwagi y más allá a defunción. Toda una vida imerrumpida,
menos. Ojalá puedas hacerlo acampo abier
Cuando los truenos se hicieron más fre Mariko y a Yokobutu y al Prior: ¡todos de promo, sin atenuantes ni pesadumbre,
ro: la presencia de edificios puede estropear
cuemcs y la lluvia empezó a rasguñar con se empeñaba en desfilar por su memoria,
esraban allí! En ese momemo me asusté de el experimemo. Erige la excavación de tal
furia el fuselaje del avión, yo estaba en veras, alcancé a pensar que la lectura me disfrazada de sueño o de cara conocida en la
manera que su diámelro sea al menos el
medio del Monaslerio, acompañando a había rransportado hasta el lugar de los calle o 'de llamado insólito. Luchó contra
triple de tu propia circunferencia (estO faci
Tsurukawa y a Mizogguchi en alguna se hechos, y entonces intenré pararme, pero el todo eso y, aunque no pudo evirar la prc
lilará el descenso y también la observación)
sión de ensefianza. A esa ahura me encon cimurón me haló de nuevo al asiento. Re sencia de aquellos embates imprevisibles, se
y su profundidad alcance lo necesario para
traba absoJmamente idemificado con el cobré asf la conciencia, aunque sólo por un hizo más fuene cn.su propia convicción.
que la luz del sol ya no ilumine el interior.
terrible dolor del muchacho, quien ya no instante, porque enseguida me desmayé y Luego, asegúrate de inundarlo hasta que se Aquella tarde de tragos me confió su gran
podía amar y se sentía molesto por la per no pude por eso ser testigo del forzoso forme un embalse estable que puedas go secrero: del archivador de su cuarto de
versa ironía de su amigo Kashiwagi. Había aterri7.aje quc, gracias a la pericia del piloto, bernar. Entonces deslízate por el espacio y estudio sacó un obiruario. El nombre no
comenzado ya a manifestar esa paranoia se IIcvó acabo, alli, en medio de una trodu. conrempla la maravilla. me dijo nada y el texto no podía ser más
enfermi7.a que lo llevaría a destruir su ídolo, cerca dc la montaña, a pocos kilómetros del convencional. "Ese era yo". me aseguró y
Esrc procedimiento, si has comprendido, o
en una desesperada tcntativa por zafarse de aeropuerto; ni del rescate que se efectuó a comenzó a llorar. No me explicó nada más.
cualquier OHO esencialmente equivalente,
su paralizadora influencia, que le impedía los pocos minutos, con el cual pudo poner tampoco volvió a mCllciona.r el tema y
te servirá para mirar estrellas en el dfa.
scr libre de verdad. se a salvo la misión japonesa quc visitaba la eva.dió siempre mi curiosidad.
Así, en ese eSlado. imposiblc at.ender el zona, )' que había abordado, por pura De vez en cuando lo veo allí, scntado en su
EL OTRO silla, freme a la máquina de escribir, y su
llamado del piloro a permanecer alma (que coincidencia, el mismo avión que yo.
tampoco los demás pasajeros parecían con Despené en el hospiral, acompañado por Lejos de su pensamiento la ideade retornar. piel se templa, su VOl, se ahoga. Entonces
siderar). Cualquiera que observase la escena mis hijos y por mi mujer, quienes mc , Al principio había asumido su nueva con puedo imaginar su desarraigo. ~I lo sabe:
habría creído que en el avión no había contaron lo sucedido y también que el dición (no tan nueva cuando me relató su conozco su historia , la he indagado, pero
pasajeros, sino muñecos, quizás maniquíes, único enser que pudieron recuperar de mi hisroria) con tal entusiasmo, que, por un tanlbién sabe que además de estas Hneas
dispucsros para algún simuJacro. Cuando equipaje fue c1libro de Mishima, del que, tiempo, los primeros años, logró olvidarlo inéditas. ninguna otra cosa se ha dicho... ni
el primer mOtor se incendió, yo estaba en aún en mi inconsciencia, no quise despren todo y habituarse a los inconvenientes ob se dirá... Sabe rambién que ya no puede
realidad abismado en medio del rempl.o derme. vios generados de su osadía. Pero, después. rcnunciar a su otredad.
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Revista Javeriana • Junio 2000 RCVlsla JnvcnalJ~ • JunIO 2000
AROMA Abrí los ojos de nuevo y vi cinco ancianos desbocado. No tengo otrO medio, ni olra
Mieouas dormía, un aroma enrareció el alrededor de mi cama, sonrientes e inquie manera de llegar hasta LÍ , más que esta
espacio de mi cuarro. Los efluvios de un ros. Entonces compren di: sólo yo falraba. botella lanzada al oc¿'ano de las ilusiones,
sueño, me dije, pues comenzaron a desfilar este golpe de dados, eSle artificio, este im
imágenes jugueronas parecidas a los recuer MITSUKU pulso irracional de haCerle rea l :J pe~~r de la
dos. Una de ellas mosrró a Claudia desnu realidad. con la esper:lJlza de UI1 n~llI l r;¡gio
El recuerdo de tu cuerpo me atormenra,
da, sobre una playa extrafia, pero infinira cerca de 11I isla.
sobre todo porque lo presienm irreru,
meme hermosa. Fresca y bella como en sus
inalcanzable y Inisr.erioso. No creas que soy
mejores años; me tendió los brazos, invi
ingenuo o ton to, no: cuando me selHé en
tándome a sus misterios, como sólo ella
la silla del teatro sabía con tOda claridad
sabia hacerlo. Sonrió y desapareció sin dar
qué deseaba, pero, al abandon ar la sala
me tiempo para indagar por la triSteza que
no tuve ya ninguna cenC7.a. Me sentí
habla en sus ojos.
burlado y ya no supe qu ién de los dos
Má~ [arde, desde un rincón de la alcoba, habla desempeñado un papel, si yo el de
surgió Francisco. Al comienzo, sólo escu espectador de cine, o tú el de ángel orien
ché sus carcajadas, pero después lo vi cerca tal, o si había asistido al rda lO de una
de la cama y pude apreciar su rostro, joven mentira o a la ficción de una ficción.
y enérgico todavía. Me contó chistes y Entonces tuve una esperanza (esta espe
anécdoras de su nuevo repeflorio y se des ranza) : si menos por menos da más. es
pidió con un nos vemos chico que rebotÓ posible que tÚ exiSTas. En realidad tam
en las paredes como un cco enloquecido. poco eslOy seguro de sem ejante probabi
Enseguida entró Mana y me atendió con lidad , pero es la única que rengo y a dla
un vaso de agua. Se sentó al borde de la me aferro con la ilusión de romper el
cama y musitó sus cternas palabras cariño círculo y de poseer asl tu cuerpo , de
sas. Luego me besó con ternura, con esa saborear el color de tus latuaj es. de be
ternura que siempre brotó de su mirada. ber, algún día , del manantial de tu sexo
Cuando ella se levamó y se dirigió a la misterioso. No vayas a creer que estoy
puerta, quise correr para alcam.arla, pero loco, no. Sé medir muy bien cada paso de
emonces aparecieron Miguel y Clara toma la realidad, sobre lOdo si ella penetra con
dos de la mano. Habían regresado, hada el absurdo Curor de la guerra. Sé también
poco, según dijeron, de modo que habla que el li empo ya no cuema, que IU ser 110
mos largo rato de su vida de tantos años en se altera, pues tu edad no juega a la lógica
Europa. T ras su despedida, el cuartO quedó lineal de las mentiras, que lOdo ha cam
sumido en un silencio absoluto ysólo podía biado para mí, desde aquel aCCaire maravi
percibirse el aroma empotrado en alguna lloso: cobraste vida y te enraizaste en mi
parte. mundo subterráneo con la Fuerza de un do
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