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La revolución industrial y el capitalismo

A partir de 1780 Inglaterra experimentó una profunda transformación en su economía y en su sociedad. La


industria ocupó el centro de la economía y dio lugar al surgimiento de nuevos grupos sociales. El mercado
fue el principal objetivo de la producción, tanto agraria como industrial. En esta etapa se produjo la
consolidación de una nueva forma de organizar la producción: el capitalismo.

A partir de 1780
Mercado interno que se
en
abastecía correctamente

porque tenía un Mercado externo en


Inglaterra
crecimiento
se produjo la
Gobierno que apoyaba la
industrialización
Revolución
Industrial
consecuencias

Cambios Cambios Cambios


tecnológicos económicos sociales

aparecen surgen se conforman

 Capitalismo industrial
 Máquina Nuevos sectores
 Búsqueda de nuevos
 Uso del vapor como sociales
mercados de consumidores
fuente de energía
 Nueva forma de son
producción: la fábrica
 Burguesía industrial
 Obreros

La gran transformación
A mediados del siglo XVIII, y como resultado de varios cambios político, económicos y sociales que se
venían produciendo desde fines del siglo anterior, Inglaterra se convirtió en el escenario del comienzo de
una Gran Transformación: en un mundo hasta entonces sostenido por actividades agrícolas y artesanales, la
aparición de la gran industria significó una verdadera “revolución” que modificó estructuralmente la
organización dela vida económica y extendió su influencia al ámbito, social, jurídico y político.
La incorporación de “máquinas en algunos sectores hasta entonces manufactureros y la utilización
creciente de nuevas fuentes de energía que reemplazabas la fuerza humana, permitieron incrementar el
volumen de los bienes producidos y expandir el comercio internacional. Pero, al mismo tiempo, también
promovieron cambios estructurales en el proceso de producción.
En la sociedad industrial, quien poseía el capital para adquirir maquinarias, acceder a las modernas fuentes
de energía, comprar materia prima y tener o arrendar un espacio físico donde desarrollar la actividad,
podía organizar la producción atendiendo a sus propios intereses. Poco a poco, las herramientas que
sostenían la producción manufacturera del trabajador domiciliario se vieron en inferioridad de condiciones
frente a las máquinas que exigían inversiones cada vez mayores. La imposibilidad de competir llevó a que
estos trabajadores independientes y otros que se trasladaban desde el campo a los centros urbanos en
busca de sustento, debieran “vender su fuerza de trabajo a aquellos que controlaban los nuevos “medios
de producción”. Esta situación habría de configurar una sociedad nueva, donde muy pronto surgirían las
primeras tensiones y los primeros conflictos entre los burgueses y los obreros.

El capitalismo
La Revolución Industrial dio el impulso definitivo a una nueva forma de organización económica y social: el
capitalismo. El desarrollo que se venía produciendo hacía varios siglos, se consolidó, para dar lugar a una
economía en la que el mercado ( es decir un sistema de intercambios y de precios, resultantes del ajuste
entre la oferta y la demanda de bienes y servicios ) pasó a ocupar un lugar central. A fines del siglo XVIII la
producción se orientó, principalmente, al intercambio y no al consumo directo.
En el capitalismo la clave está en la propiedad privada de los medios de producción (maquinarias,
herramientas, tierras, etc.) y la libertad para contratar. Un grupo de personas, los capitalistas, son dueños
de los medios de producción. Los trabajadores, en cambio, solo poseen su posibilidad de trabajar. Pero son
libres, en el sentido de que no están obligados a trabajar, como estaban los siervos, y reciben un salario por
sus servicios. Los capitalistas se apropian de los beneficios de la producción a partir de la diferencia entre
los salaros que pagan y el valor de los bienes producidos.
La doctrina económica liberal se había desarrollado a fines del siglo XVIII. El crecimiento de los mercados
mundiales de bienes y de factores de producción hizo que las ideas del liberalismo ganasen apoyo entre los
industriales, los comerciantes y los inversionistas europeos. Los gobiernos influidos por estos grupos de la
sociedad fueron adoptando medidas económicas liberales, incluso en las monarquías absolutas. Así,
lentamente las restricciones a la circulación de productos, capital, trabajadores, la libertad de empresas y a
la iniciativa privada fueron superadas, permitiendo su libre movimiento dentro y fuera de Europa.

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