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CONSERVACIÓN DE LA
BIODIVERSIDAD EN LA CIUDAD
DE COCHABAMBA
I. ANTECEDENTES
Sin embargo, el crecimiento de la frontera urbana, las políticas de fragmentación territorial, a través de
emisión de Títulos Ejecutoriales y las características de segregación socio-espacial de programas
gubernamentales, asociada a la presión de migraciones y los asentamientos ilegales, han contribuido a
limitar y rebasar la capacidad de preservación y protección de las áreas verdes y su biodiversidad de la
Provincia en décadas pasadas, no solo en su manejo sino incluso en su derecho propietario.
En estos términos, es prioridad del Gobierno Municipal, planificar e implementar áreas de forestación en
todo el Cinturón Ecológico, bajo características de protección de la cobertura vegetal, en zonas
susceptibles a la erosión, contaminación y de reposición de la flora y fauna nativa, asociada a contribuir
el proceso sostenible de manejo de zonas amenazadas por la invasión de asentamientos urbanos no
planificados, lo que permitirá proteger los suelos de las inclemencias climáticas y mejorar la calidad
ambiental de la región.
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Los datos meteorológicos disponibles para la ciudad de Cochabamba por el Servicio Nacional de
Meteorología e Hidrología (SENAMHI), y el modelo bioclimático de RIVAS-MARTÍNEZ (1997), la
determinan a la zona con un macrobioclima tropical, un bioclima xérico, un piso bioclimático Mesotropical
(nivel inferior) y un ombrotipo semiárido (nivel superior), con una temperatura media anual de 16,3°C y
una precipitación media anual de 500 mm, con dos épocas bien marcadas, la estación seca de invierno
(mayo – octubre) y la estación lluviosa de verano (noviembre – abril).
VEGETACIÓN
Son varios los estudios realizados sobre la vegetación de Cochabamba. Según RIBERA (1992), la
ciudad de Cochabamba se halla situada dentro la región geográfica de los Valles Secos Interandinos
también llamados Valles Mesotérmicos, cuya vegetación potencial de este valle está constituida por los
bosques azonales freatófilos de algarrobo, ocupando también los glacis de pie de monte, abanicos
aluviales y terrazas fluviales. Los árboles más frecuentes en este bosque original son: Prosopis alba,
Acacia visco, Celtis tala, Schinus molle, Jacaranda mimosifolia.
Los estudios realizados por NAVARRO (1996, 1997, 2002), caracterizan a la vegetación de la ciudad de
Cochabamba en dos Provincias Biogeográficas:
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1. La cordillera del Tunari en la Provincia Biogeográfica de la Puna Peruana, dentro el Distrito
Biogeográfico del Tunari, donde caracteriza a lo largo de la cordillera dos diferentes pisos
ecológicos:
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neño que se desarrolla desde los 3100-3200 m hasta los 3900-4000 m de altitud, cuya
vegetación climatófila potencial de este piso está dominada por varias subespecies de
Polylepis besseri (K’ewiña), como bosques bajos con dosel de 6-8 m de altura de cobertura
variable en función del grado de conservación. El sotobosque arbustivo puede alcanzar
bastante densidad, siendo característica la presencia de Berberis commutata, Berberis
rariflora, Citharexyllum punctatum, Escallonia resinosa, Gynoxis psilophylla, Schinus
microphyllus y Vallea stipularis, que pueden ser compartidas también con algunas otras
asociaciones dominadas por Polylepis. El sotobosque herbáceo está dominado por
matorrales seriales del género Baccharis y en los afloramientos pedregosos se desarrolla
una comunidad saxícola caracterizada por la cactácea endémica Echinopsis
(Trichocereus) tunariensis y la bromeliácea Puya glabrescens (NAVARRO et al., 1996,
NAVARRO 1997, NAVARRO & MALDONADO, 2002).
¾ La vegetación Boliviano–Tucumana del Piso Prepuneño que abarca desde los 2300 a
3100 m de altitud, con bioclima xérico seco inferior a semiárido superior, ocupando las
laderas inferiores de las serranías periféricas, como la de San Pedro y de la Cordillera del
Tunari, cuya vegetación están reducidos a enclaves residuales muy localizados y más o
menos degradados, donde se puede observar aún que son microbosques decíduos con
dosel de 6-8 m en las zonas más conservadas. Florísticamente, estos bosques se
caracterizan por la combinación peculiar del Soto (Schinopsis haenkeana) y la Kacha-
Kacha (Aspidosperma quebracho-blanco), con algunos árboles de óptimo mesotropical
como la Gargatea (Carica quercifolia) y a veces también el Jacarandá (Jacaranda
mimosifolia), este último sobre todo en el tramo altitudinal superior de la serie.
Fitosociológicamente, estos bosques han sido descritos como la asociación Carico
quercifoliae – Schinopsietum haenkeanae por DE LA BARRA (1998), con sus siguientes
etapas de sustitución: Arbustedas espinosas seriales prepuneñas con la asociación Harrisio
tetracanthae y Prosopietum andicolae; matorrales arbustivos xerofíticos seriales
prepuneños con la asociación de Lippio bolivianae y Acalyphetum lycioidis; herbazal
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xerofítico serial prepuneño con la asociación de Glandulario cochabambensis y
Kallstroemietum bolivianae; y herbazales xerofíticos vivaces pioneros con la asociación de
Chlorido castillonianae y Rhynchelitretum repentis; y la vegetación saxícola que se
desarrolla en las laderas muy pedregosas de fuertes pendientes, en las grietas y fisuras de
los afloramientos rocosos, compuestas principalmente por las bromeliáceas Puya
glabrescens, Puya mirabilis y la cactácea endémica de la serranía de San Pedro Parodia
schwebsiana (NAVARRO et al., 1996, NAVARRO 1997, NAVARRO & MALDONADO,
2002).
Relictos del bosque climatófilo de Soto (Schinopsis haenkeana) en la Serranía San Pedro
Parodia schwebsiana
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seco superior, mientras que en ombroclima seco inferior o semiárido se comportan
como edafohigrófilos, tales como el Molle (Schinus molle), la Gargatea (Carica
quercifolia) y el Jacarandá (Jacaranda mimosifolia). Es frecuente y
característica la liana leñosa Clematis montevidensis, y algo menos abundantes
también Pisoniella arborescens y los bejucos herbáceos subfruticosos
Tropaeolum sp., Mikania sp., Funastrum gracile y Aristolochia prostrata
(NAVARRO et al., 1996, NAVARRO 1997, NAVARRO & MALDONADO, 2002).
Acacia visco
Carica quercifolia
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Tipuana tipu Erythrina falcata
Schinus molle
Salix humboldtianum
FAUNA
Los escasos estudios sobre la fauna de los Valles Secos Interandinos, reportan que la misma muestra
aspectos de transición entre la andina por un lado y la amazónica por otro.
Con respecto a la fauna de la Cordillera Tunari, el CLAS de la Universidad de San Simón (según informe
del SERNAP, 2000), reporta 13 especies de mamíferos, 23 especies de aves, dos especies de reptiles y
dos especies de anfibios, con especies importantes como Merganetta armata, Oreomanes fraseri,
Poospiza garleppi, Saltator ruufiventris, particularmente P. garlepii y O. fraseri, como especies de
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aves endémicas que viven dentro los bosquecillos
amenazados de Polylepis besseri subtusalbida. Por
otro lado, estudios más recientes realizados por
BALDERRAMA & RAMÏREZ (2001) sobre la avifauna en
el Tunari, determinó que existe una fuerte intervención
humana (agricultura, urbanismo), cuya vegetación
valluna y montana está muy degradada y solo
representada en quebradas y fragmentos de bosques
de Polylepis, donde se han registrado 160 especies de
aves, de las cuales cuatro especies son endémicas
bolivianas: Poospiza garleppi en peligro de extinción,
Oreotrochilus adela, Aglaeactis pamela y Asthenes
heterura vulnerables. El Parque Nacional Tunari es una
de las áreas protegidas más importante en cuanto a
diversidad y endemismos de aves de Polylepis en
Bolivia y la única con poblaciones de P. garleppi.
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Las aves representan a uno de los grupos de animales mejor estudiados en Bolivia, se encuentra dentro
de los diez países más ricos en especies de aves del mundo, y aproximadamente el 45% de todas las
aves del continente sudamericano se encuentra dentro el territorio boliviano. Esta enorme riqueza se
debe principalmente a la diversidad de zonas de vida presentes en el país (HERZOG, 2003). Para los
Valles Secos Interandinos se registran 520 especies de aves, de acuerdo a la base de datos de la
distribución de las aves bolivianas compilada por la Asociación Armonía/BirdLife Internacional. De las 16
especies endémicas bolivianas que actualmente se reconocen, siete de ellas (Ara rubrogenys,
Myiopsitta luchsi, Ochetorhynchus harterti, Cranioleuca henricae, Asthenes berlepschi, Poospiza
garleppi y Oreopsar bolivianus) se encuentran en los Valles Secos Interandinos; por lo que, FJELDSA
et al. (1999) atribuyen que la formación de éstos altos niveles de endemismo en comunidades de aves,
se debe a la alta estabilidad ecoclimática a lo largo de miles de años en algunas regiones de los Andes,
como es el caso de las pendientes en el Norte del valle de Cochabamba (Parque Nacional Tunari),
donde los bosques de Polylepis albergan el mayor grado de endemismo de aves. Por otro lado, para el
ecosistema Alalay ARIAS (1997, 1998), registra más de 136 especies de aves, tanto de tierras altas
como de tierras bajas; entre las especies características de las tierras bajas y poco comunes, se
encuentran Dendrocygna autumnalis, Sarkidiornis melanotos y Rynchops níger y entre las
nidificantes más importantes están Rollandia rolland, Fulica ardesiaca, Oxyura jamaicensis, Anas
puna, Anas bahamensis, Dendrocygna bicolor, Plegadis ridgwayi, Egretta thula, Rallus
sanguinolentus, Jacana jacana, Tachuris rubrigastra, Himantopus melanurus, Charadrius collaris,
y otros; entre las especies típicas de los valles secos de Cochabamba, de amplia distribución, se
encuentran una variedad de picaflores (Chlorostilbon aureoventris), el tarajchi (Molothrus badius), la
golondrina (Notiochelidon cyanoleuca), el jilguero cabeza negra (Carduelis maguellanicus), el
hornero (Furnarius rufus), etc.
En general, muy pocos estudios se concentraron sobre los mamíferos en Bolivia, sin embargo, siguen y
seguirán publicándose y estos registros serán especialmente para especies de menor tamaño como es
el caso de roedores y/o murciélagos. Dos especies de roedores (Phyllotis wolffsohni y Ctenomys
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lewisi) se registran como endémicas para los Valles Secos Interandinos (IBISCH & MÉRIDA, 2003). En
Cochabamba, para la laguna Alalay ARIAS (1997) reporta la presencia de 8 especies de mamíferos
entre murciélagos, vampiro, ratones, conejillos, etc. (Lasiurus cinereus, Desmodus rotundus, Myotis
levis, Rattus rattus, Mus musculus, Didelphis albiventris, Galea m. musteloides y Pseudalopex
culpaeus andinus).
En Bolivia, los ecosistemas más degradados corresponden especialmente a las ecoregiones de la Puna
y los Valles Secos Interandinos. Claramente, en los Andes, la presencia prolongada de culturas
agrocéntricas y una densidad poblacional elevada en un entorno ambientalmente sensible han causado
mayor degradación. La actividad humana se concentra hace miles de años en la Puna Húmeda, Puna
Semihúmeda, Puna Seca y en la ecoregión de los Bosques Secos Interandinos. Por eso, la vegetación
natural fue casi completamente eliminada y por ende la fauna (IBISCH & MERIDA, 2003).
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En Cochabamba, entre las principales causas para la degradación de la biodiversidad se ha identificado
a los siguientes:
¾ Cambios de la calidad del hábitat de especies silvestres generadas por cambios de la densidad
poblacional de otras especies ajenas al ecosistema natural original (incluyendo introducción de
especies exóticas, individuos criados en cautiverio y agentes patógenos).
La esperanza de conservar relictos de la fauna y flora nativa propia de los valles del Municipio de
Cochabamba, están confinados a pequeños espacios que aún quedan, como la serranía de San Pedro,
la Colina San Sebastián, Parque Tunari, ecosistemas acuáticos (lagunas Alalay, Coña Coña y
Albarrancho, río Rocha) y algunos otros pequeños espacios; por lo que, la H. Municipalidad de Cercado,
a través de la Dirección de Gestión Ambiental, con el propósito de recuperar y conservar estas áreas
naturales e incrementar otros de interés para la educación, recreo, salud ambiental, psicológica y
cultural, tiene planificado el desarrollo de las siguientes acciones:
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¾ Fortalecer a la unidad municipal encargada de actividades de conservación de la biodiversidad,
como es el Jardín Botánico, para cumplir los estándares internacionales.
Para la reforestación de las diferentes áreas verdes del Municipio de Cochabamba, se ha tomado en
cuenta las recomendaciones realizadas por DE LA BARRA (1997), sobre las especies nativas descritas
en el siguiente cuadro:
ESPECIES FORESTALES NATIVAS EN LA CIUDAD DE COCHABAMBA: ECOLOGÍA Y
RECOMENDACIONES PARA USOS DE REFORESTACIÓN
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V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
FJELDSA, J., E. LAMBIN & B. MERTENS. 1999. Correlation between endemism and
ecoclimatic stability documented by comparing Andean bird distributions
and remotely sensed land surface data. Ecography 22:63-78.
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