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Qué es la oratoria?

Nuestra definición de oratoria es el


arte de informar, impactar,
conmover y entretener por medio
de la palabra. Y denominamos Las
4 Leyes de Técnicas Dinámicas
Para Hablar en Público a la
estructura firme basada en
principios, que nos permite diseñar,
entender, aprender y enseñar la
oratoria de una manera fácil y
bienestructurada. 

4 principios
de una
oratoria
eficaz

Si no
informas
debidamente,
no te
entenderán;
si no INFORMAR
impactas, no IMPACTAR
recordarán lo CONMOVER
que dijiste; si ENTRETENER
no
conmueves,
no los
persuadirás;
y si no
entretienes,
se aburrirán y
no te
prestarán
atención.

Un orador pudiera presentar


información valiosa, pero hacerlo
de manera poco entendible;
pudiera mencionar algunos
ejemplos o ilustraciones bien
pensados, pero enredarse y
hacerlo de manera confusa;
pudiera decir cosas que tienen en
cuenta los sentimientos del
auditorio, pero hacerlo
de manera que no parezca que
realmente sus oyentes le importan;
o pudiera hacer participar al
auditorio y aun así aburrirlo por
hacerlo de manera aburrida y
monótona, o desconsiderada y
frívola. El resultado no
es que solo no le prestan atención,
sino que le pierden el respeto. Su
oratoria no tiene fuerza para invitar
a la reflexión ni para impulsar los
cambios.

¿Cuál es la palabra clave en el


párrafo anterior? La manera de
hacerlo.  Uno pudiera estudiar y
aprender una larga lista de
principios de oratoria, y aún así
fracasar en su intento de llegar al
corazón de sus oyentes. Porque
aunque LO QUE se dice es muy
importante, la MANERA de decirlo
contiene el secreto del éxito. 

Una voz apagada, monótona y


carente de entusiasmo, y unos
gestos y ademanes débiles que no
pintan cuadros en el aire,
difícilmente pueden estimular a un
auditorio, porque el oyente lo
interpreta como desinterés, lo cual
despierta una empatía negativa (si
a él no le interesa, a mí tampoco,
mejor me voy a dar una vuelta y
regreso cuando hable otro orador,
o mejor, la próxima vez no
regreso).  Si una reunión siempre
comienza de manera poco
agradable, aumentan las
probabilidades de que todos
lleguen tarde, cuando los temas
tienden a ser menos monótonos.
Pero si promete ser muy
interesante, será probable que
todos lleguen puntualmente.

Cuando los discursantes tienden a


ser aburridos, los oyentes tienden a
sentarse en la parte posterior de la
sala para sentirse libres de poder
fugarse tan pronto como consiguen
una buena excusa (tengo sed, me
dio tos, me duele la columna, no
puedo estar sentado mucho
tiempo, olvidé algo en casa, ya
regreso, etc.). Pero cuando tienden
a ser entusiastas, todos madrugan
y hasta se pelean por ocupar las
filas delanteras.

Por eso, no creas que es suficiente


con hablar bien o no tener temor de
hablar en público. El secreto del
éxito en oratoria está en la
manera de hacerlo. Por eso en
este site no descuidamos ninguno
de los cuatro aspectos arriba
indicados. Esperamos que de hoy
en adelante resuenen en tu mente
y corazón como una sirena de
barco que te advierta que algo muy
importante está por sucederte:
Aprender a hablar en público de
manera que todos disfruten de la
experiencia. 

Por oratoria se entiende,1 en primer lugar, el arte de hablar con elocuencia. En segundo lugar, es


también un género literarioformado por el discurso, la disertación, el sermón, el panegírico, etc.

En este segundo sentido, más amplio, se aplica en todos los procesos comunicativos hablados,
tales como conferencias, charlas,exposiciones o narraciones. En todos los procesos orales se
aplica la oratoria y su finalidad, por lo general, es persuadir. Esta finalidad de lograr la persuasión
del destinatario es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales. Del mismo
modo que la finalidad de la didáctica es enseñar y la de la poética deleitar, lo que pretende la
oratoria es persuadir. La persuasión consiste en que con las razones que uno expresa oralmente,
se induce, mueve u obliga a otro a creer o hacer una cosa. Ahora bien, no es su única finalidad. En
la oratoria, como en cualquier forma de comunicación, concurren cinco elementos básicos, a
menudo expresados como "quién dice qué a quién usando qué medio con qué efectos". El
propósito de la oratoria pública puede ir desde, simplemente, transmitir información, a motivar a la
gente para que actúe, a simplemente relatar una historia. Los buenos oradoresdeberían ser
capaces de cambiar las emociones de sus oyentes, no sólo informarlos. La comunicación
interpersonal y la oratoria tienen diversos componentes que abarcan cosas como el lenguaje
motivacional, desarrollo personal/liderazgo, negocios, servicio al consumidor, comunicación ante
grupos grandes y comunicación de masas. La oratoria puede ser una poderosa herramienta que se
usa para propósitos tales como la motivación, influencia, persuasión, información, traducción o
simple entretenimiento.

ELOCUENCIA.

a elocuencia (del latín eloquentia) es la capacidad de expresarse en público de forma fluida,


elegante y persuasiva. Es una manera de expresar emociones de tal forma que produce convicción
o persuasión en el oyente, mediante la lengua hablada o escrita, de una forma llamativa y
apropiada.

El concepto de elocuencia surgió en la antigua Grecia. En la mitología griega, Calíope (una de las


nueve hijas de Zeus y Mnemósine) era la musa de la poesía épica y la elocuencia. Así mismo, la
elocuencia era considerada la forma más elevada de la política por los antiguos griegos.

El término "elocuencia" proviene de la raíz latina loqu o loc que significa "hablar". Así, ser elocuente
es tener la capacidad de comprender y ordenar el idioma de tal manera que sea empleado de
forma agradable y con gran poder de persuasión.

Hay que estar muy bien preparado y tener facilidad de palabra para ser calificado de elocuente. Un
ejemplo clásico es el de los políticos, quienes usualmente poseen tales condiciones. Otro ejemplo
es el caso de los publicistas, en cuyo caso la elocuencia es la clave para la consecución de
resultados.
RATORIA Y
 
ELOCUENCIA
     
     
     
          La oratoria es el arte  de conmover, deleitar y persuadir , por medio
de la apalabra, inflexiones de voz y otros recursos. La elocuencia es la parte
de la retórica que enseña cuanto se refiere a la oratoria. Han habido
quienes pretenden encontrar la diferencia entre oratoria y elocuencia en
que ésta no se limita a la palabra sino también utiliza el gesto, la mirada, las
lagrimas, los suspiros e incluso hasta el silencio que, en ciertos casos, puede
ser bastante elocuente. Tanto en la oratoria como en la elocuencia existe
  una finalidad muy concreta: el convencimiento del auditorio. En suma la  
oratoria se realiza en el discurso mientras que la elocuencia puede
manifestarse en la conversación cotidiana.  Existe una gran diferencia entre
un poeta rapsoda y un orador: el rapsoda recita una composición y tratará
de hacerlo con la mayor perfección pero no se saldrá del texto de su poesía
en cambio el orador puede alterar el texto de su discurso en función de
como perciba que impacta en el auditorio; en este sentido el orador
dispone de un margen de maniobra y mucha mas libertad de acción.  
            Para un orador es fundamental estudiar a su auditorio calculando sus
creencias, gustos, grado de inteligencia. . .etc. y percibir el grado de
heterogeneidad que lo compone; no es lo mismo hablar para un público
diverso y heterogéneo que para un publico de adeptos y esta realidad la
  podemos comprobar en los discursos políticos: es muy diferente que el  
orador se dirija a un publico diverso y que se encuentra en un espacio
público donde puede acudir cualquiera a que ese mismo orador pronuncie
su discurso en un recinto cerrado donde tan solo asisten sus adeptos pues
éstos están dispuestos a apoyarle a poco bien que lo haga.
            La elaboración de un discurso oratorio implica un fuerte y profundo
conocimiento de la materia a tratar y fuerza dialéctica. Si para hablar en
público hay que tener, en primer lugar, algo que decir, cuando se trata de
convencer a ese público de cuanto se dice ello ha de apoyarse en un
dominio total del tema; a partir de ahí entrarán en juego todos los recursos
de la oratoria para poder alcanzar el fin: convencer al auditorio. Por ello el
   
orador tendrá que dominar perfectamente la inducción y la deducción. En
una argumentación deductiva el orador parte de principios que tiene por
ciertos el auditorio y demuestra que una argumentación particular está
contenida en una general. En el razonamiento inductivo cuando el orador
utiliza hechos suministrados por la experiencia o la observación marcha de
lo particular a lo general.
            Aristóteles en su tratado de los Topicos y en La Retorica marca los  
puntos capitalesque pueden servir de guión en la elaboración de un
discurso; y estos tópicos en orden a su contenido podían dividirse
en lugares comunes y lugares propios. A partir de ahí el orador ya sabia, los
utilizase o no, todos aquellos puntos propicios a la retórica. Por este camino
llegamos a un punto que el orador debe tocar con gran tacto: inculcar en el
auditorio la importancia de la materia de que se está tratando. La lengua
griega se prestaba bastante a la oratoria, ya que ofrecía distintas
posibilidades: Decir la oración completa o parte de ésta formarla con
vocablos compuestos. Un ejemplo clásico de orador fue Demóstenes, quien
superó la tartamudez e incluso disertaba, en la playa, frente a las olas para
acostumbrarse al clamor de las masas; se hicieron celebres sus "Filípicas"
contra Filipo, rey de Macedonia, a quien acusa de pretender la ocupación de
Grecia; tras la acusación de Esquino, pronunció el famoso discurso de la
Corona. Y si nos hemos referido a la Gracia clásica no podemos olvidarnos
de otros grandes oradores, el primero de los cuales fue Solón, seguido de
Temistocles  durante las Guerras Médicas y Pericles, marcando tres
periodos de tiempo muy definidos. 
          El discurso oratorio debe estar tan preparado que parezca una
improvisación. Cobrará mas fuerza. Para conseguir tal efecto a veces hay
que recurrir a los resortes de la elocuencia con brotes de pasión
efervescente. Y el orador ha de marcarse un plan de discurso que estará
subordinado al estado del auditorio. El público debe de estar pendiente de
cuanto escucha y no perder el grado de atención necesaria. Si el orador
observa que ese grado de atención puede decaer antes de que suceda
tendrá que alterar su plan e introducir elementos de activación. Ello se
suele conseguir con ciertas frases emotivas que puedan hacer vibrar al
auditorio. Es preciso controlar el hilo conductor que se produce entre la
palabra y quienes la escuchan; ese hilo conductor debe de controlarlo el
orador y de ello dependerá el éxito de nuestros propósitos. El discurso en sí
se compone de varias partes que los retóricos definieron como: exordio o
  preámbulo e introducción del discurso que sirve de preparación al ánimo de  
los oyentes; proposición y división donde se realiza el enunciado de cuanto
se va a tratar y como se va a hacer; , narración de cuanto supone el
contenido principal del discurso;  confirmación que es donde se prueba la
verdad de la proposición; , refutación donde se desvirtúan las razones de
contrario demostrando que son falsos; la refutación no es necesaria en
todo tipo de discursos ya que no siempre hay argumentos que
rechazar. Cuando Quintiliano aborda las pruebas que debe utilizar el orador
en defensa de sus argumentos comenta que esas pruebas deben ser sólidas,
propias y peculiares y advierte, además, que no basta con que el orador
deba probar sus afirmaciones sino que deberá disipar toda duda. Lo que nos
conduce a la importancia del concepto de la refutación. El valor de la
prueba y la refutación son aspectos que debe dominar el orador.  ;  y
finalmente la  peroración que actuaría a modo de resumen.  
              En cuanto a la elocución o estilo, la oratoria habría que ubicarla entre  
la elocución poética y la didáctica o filosófica. Si en la oratoria se utilizasen
los recursos poéticos en su totalidad se terminaría por restar fuerza al
discurso; y si nos valiésemos tan solo de los razonamientos filosófico
didácticos el discurso podría pecar de monotonía. De ahí que convendrá
utilizar de cada rama aquellos recursos que tan solo nos sean precisos. En el
mundo romano, M. Porcius Cato Censorius, impulsó el latín frente al griego,
en todos sus discursos. Cicerón dio muestras de su dominio de la
oratoria, de quien se dice que conocía más de 15O discursos de Caton, el
que había definido al orador como vir bonus dicendi peritus, lo que, a su
vez, era compartido por Quintiliano. Tanto Cicerón como Quintiliano
conocían perfectamente la obra de Aristóteles. Y ya que nos referimos a
Roma podríamos dividir la practica de la oratoria en tres periodos; 1 ) el
primero de ellos seria preciceroniano y estaría protagonizado por Fabio,
Escipión, Labeón, Metelo, Galba, Emilio Lépido, los dos Lucios, Espurio,
Mummio, Gabón, Tiberio Graco, Léntulo, Decio, Druso, Flaminio, Curio,
Butilio, Catón el Censor, Lucio Licinio Craso, Marco Antonio. . . etc. 2) Un
segundo periodo clásico habría que reservarlo para Cicerón ya que su
gigantesca obras sobresale sobre todas las demás; lo cual no implica olvidar
a otros contemporáneos y rivales de aquel cual serian Hortensio, de palabra
ardiente, Calvo de gran concisión, al majestuoso Cesar o a Bruto con la
gravedad de su palabra.  3) En el periodo postciceroniano ya encontramos
una decadencia en la oratoria y pese a ello destacaron Domicio Afer, Crispo
Pasieno, Décimo Lelio y Julio Africano.
           Uno de los resortes del estilo es la amplificación: su importancia es tal
que algunos tratadistas han pretendido incluirla como parte del discurso.
Consideramos que su importancia es tal pero que la amplificación es un
recurso que puede utilizarse en distintas partes del discurso según
convenga y por ende actúa no como parte sino como recurso en si. Otro
aspecto muy importante a tener en cuenta es la pronunciación pues será la
   
que favorezca el relieve de la dicción. La eufonía dependerá de la cualidad o
metal y también de la modulación. Y para conseguir una buena modulación
habrá que tener en cuenta las reglas del ritmo y la melodía entre las que se
encuentran la unidad y la variedad. Otra cuestión importante es la acción 
que será la que realce la fuerza de expresión. La acción deberá estar en
consonancia con la voz y por tanto con las ideas y efectos que se utilicen.
           En cuanto a los Géneros de la Oratoria tanto los griegos como los
romanos la dividieron en tres: a) demostrativo, b) deliberativo y c) judicial.
El género demostrativo abarcaba  el panegírico, las acusaciones de crímenes
contra el Estado, acusaciones, oración fúnebre...etc. El género deliberativo 
   
era el que se empleaba en el Senado y tenia por objeto aconsejar y disuadir.
El Genero judicial tenia por objeto acusar o defender. Mas esta clasificación
clásica fue sustituida por otra que comprendía tres formas de oratoria: a)
sagrada, b) forense y c) política.
             La oratoria sagrada ha sido importantísima desde la antigüedad  
clásica y muy especialmente desde que surge el Cristianismo. Quizá es la
forma de oratoria mas artística, poética y sublime. Las religiones que mas se
han desarrollado han tenido como uno de sus pedestales mas sólidos la
predicación y el sermón. Los oradores sagrados que se han destacado a lo
largo de la Historia tenían una gran preparación; ello es imprescindible
siendo las fuentes de este genero de oratoria: la Sagrada Escritura, los
Santos Padres, la teología y la liturgia. Si en cualquier otro genero de
oratoria el poder de persuasión juega un gran papel en la sagrada tiene una
mayor importancia ya que el oyente espera no solo que se le convenza sino
alcanzar un grado mas sublime en su identificación y creencias.
          Dentro de la oratoria sagrada podemos distinguir varios tipos de
sermones: a) el sermón moral o plática donde el orador aplica los criterios
religiosos a los comportamientos humanos y sociales en un momento y
lugar determinados. b) el sermón religioso cuya naturaleza es
esencialmente didáctica; c) el sermón apologético que constituye una
alabanza o elogio a cualquiera de los principios, instituciones o personajes
en el orden religioso y d) los sermones evangélicos que son parecidos a los
religiosos pero que se concretan mas a pasajes de los Evangelios. Entre los
grandes oradores sagrados merecen ser citados San Justino, Clemente de
Alejandría utilizando el griego y Tertuliano, Arnobio de Licea y Lactancio
usando el latín. La figura mas grande anterior al siglo IV, siglo de oro de la
oratoria sagrada, fue San Jerónimo. Y ya en pleno siglo IV surgen San
   
Gregorio Nacianceno y San Juan Crisostomo. Los siglos siguientes lo marcan
San León y San Gregorio. Y tendremos que dar un salto en el tiempo y
situarnos en el siglo XI para encontrar predicadores de la talla de Pedro el
Ermitaño capaces a arrastrar muchedumbres a las cruzadas. . .  a San
Francisco de Asis, Santo Domingo de Guzman, el beato Jordan de Sajonia
con un poder extraordinario de convocatoria.  Y nuevamente a partir del
siglo XVII se vuelve a experimentar un auge en la oratoria sagrada,
especialmente en Francia con Bossuet, Bourdelone, Flechier, Feenelón,
Massillon. . . y otros como San Francisco de Sales, el padre Ligendes, el
abate de Saint Cyran. En Alemania destacaron los predicadores de la
Reforma, tanto Lutero como Melanchton; en Inglaterra Tilloson y Blair; en
Italia el padre Señeri; en Portugal el padre Antonio Vieira
          En la oratoria forense el lenguaje es mas técnico y la disertación se
articula en una primera fase expositiva de hechos tras la que continua una
  segunda de argumentación jurídica para terminar y concluir con la petición.  
Tratándose de casos muy específicos donde no caben divagaciones de clase
alguna la oratoria se desarrolla dentro de unos márgenes muy limitados.
             En la oratoria política es donde existe mas libertad de formas y se  
desarrollan todo tipo de recursos. La oratoria politica se puede subdividir en
a) oratoria parlamentaria y b) oratoria popular .
            Dentro de la oratoria política parlamentaria un hombre que, junto a
su oratoria tuvo un estilo muy definido, fue Donoso Cortes, quien,
especialmente a raíz de 1.843, tuvo brillantes intervenciones en el Congreso
Español. Después de las elecciones de 1.869 Emilio Castelar alcanza un gran
triunfo en Zaragoza destacando por sus discursos sobre la libertad de
conciencia, la impugnación del proyecto de constitución monárquica y el
famosísimo sobre la existencia de Dios.
            Antonio Maura, dividía la oratoria política en "triunfante" y
"militante":  en la primera se presupone el convencimiento del publico; la
segunda implica la atracción del auditorio a las posiciones del orador.
            Martín Alonso considera que el arte de orador consiste más que en
emitir ideas, en conseguir una perfecta comunicación con el oyente .
            Y sucede que una cosa son las ideas, y otra lo que el auditorio quiere
escuchar. Un orador puede tener muy buenas ideas, pero si no sabe
exponerlas, no se ganará a su público. Quizá por esta razón, Unamuno se
mostrase bastante escéptico al ocuparse de estos temas; decía "el que
quiera oír vaciedades más o menos sonoras, que acuda a un meeting..."
            El derrotismo de Unamuno, muy típico en función de su
temperamento, no se puede aceptar enteramente. Hoy día, se lleva otro
estilo de oratoria más sobrio, pero...¿Por qué se lleva?. Hay quien pensará
que porque la moda es ésa; otros quizá piensen que hoy no abundan
oradores como Jovellanos, Melendez Valdes, Arguelles, Muñoz Torrero,
Calatrava, Gallego, Martines de la Rosa, Alcala Galiano, Donoso Cortes, Ruiz
Zorrilla, Castelar, Salmerón, Canovas, Sagasta, Canalejas...y tantos otros.
            Durante la II República Española destacó como orador Manuel Azaña
quien, precisamente, en el 1.900 se Doctoró en Derecho con la tesis " La
responsabilidad de las multitudes". José Antonio Primo de Rivera, destacó
por su peculiar estilo que implicaba nuevos aportes literarios y recursos
variados y se configuraba como triunfalista e impactante.
            Durante la Dictadura de Francisco Franco ante la inexistencia de
Partidos y de la lucha parlamentaria entre ellos no podía esperarse que
surgiesen oradores de tal naturaleza. De aquella época uno de los hombres
que más se ha destacado como orador ha sido Blas Piñar, cuyos discursos
dan muestra de su poder de atracción y líder de masas.
            Durante la época de la Transición comienza una nueva vida
parlamentaria. No podemos decir que se hayan producido grandes
oradores. Si han habido hombres con estilos muy definidos: por ejemplo el
Presidente Suárez con una dicción muy calculada  y altanera; Guerra con un
verbo agresivo se enmarcaba en una línea populista; quizá el mas
   
convincente fuese Felipe González utilizando todo tipo de recursos. Todos
los demás se encuadran dentro de una oratoria monótona y plana lo cual no
significa que el contenido de sus mensajes no fuesen importantes; pero aquí
estamos hablando ahora de oratoria y en este sentido no podemos concluir
que nuestros políticos se hayan destacado en este genero.
             Claro que algunos pensarán que lo importante, no es el continente,  
sino el contenido, no la forma de decirlo sino lo que se dice. Pero, en
realidad, tampoco se dice mucho. A veces escuchamos discursos, replicas
palabras, etc., de muchos que nunca dicen nada. Y me acuerdo de las
palabras de Marcial a Névolo causídico: "Cuando todos chillan, sólo
entonces tú hablas, Nevolo, y te crees patrono y causídico. Con este sistema,
no hay nadie que no sea elocuente y ahora que todos callan, Névolo, dinos
algo"...Sí ,...y escuchamos un silencio parlamentario que viene a ser de la
imaginación su tumba, y de la oración un sudario.
           Si en la actualidad carecemos de oradores de gran talla no puede
echarse la culpa a la inexistencia de vida parlamentaria o política. No es por
eso. La vida parlamentaria existe y los meeting también. Si realizamos un
estudio comparativo entre los políticos actuales y los de épocas pasadas
observamos una gran diferencia: los políticos de pasadas épocas tenían una
fuerte preparación lo que no sucede en la época actual. Y hay que partir de
ahí. Si leemos las biografías de aquellos grandes oradores que han marcado
la Historia observaremos que todos ellos tenían esa preparación de la que
hablamos y se habían destacado en las áreas del pensamiento, literatura,
periodismo. . .Eran hombres que teniendo esa preparación y una posición se
pasaban a la política. Que ello no es lo mismo que carecer de esa
preparación, no haber destacado en campo alguno y si se conocen a
algunos de estos personajes es precisamente porque de forma directa han
accedido a la política. ¿ Que sucede ? Pues que el listón de los políticos es
  muy bajo. Y el gran orador no siempre se produce pero cuando surge es en  
el seno de los hombres que están muy preparados. Y ante esta realidad a
veces se dice que el estilo ha cambiado. Es cierto que ha cambiado pero
¿ Por que ha sucedido ? Ha tenido que cambiar porque los estilos los crean
las personas y ante la inexistencia de políticos de calidad  el listón se baja
paulatinamente lo que ocasiona , a su vez, ese cambio en el estilo. Ha
sucedido en otras áreas. Por ejemplo, no hay un ambiente poético. . .
¿ Significa esto que la poesía no existe ? ¡ En absoluto ! ¿ Lo que no existe
son los grandes poetas ! Y lo mismo pasa con la pintura, la literatura, la
moda. . .etc. Estamos en el declive de una civilización que ha conseguido
grandes logros en el terreno de la técnica y la informática porque, en
definitiva, ello se debe a un reducido número de genios, pero que  cada vez
tiene menos formación y educación. Y este es el gran problema que tiene
planteada la sociedad. Así que si no existen grandes oradores es por la
misma razón que tampoco existen grandes pintores, literatos o poetas.
            El político actual es conocedor de la realidad y cuando tiene que  
explicarse ante su público no realiza un esfuerzo de oratoria sino que confía
en que diga lo que diga sus adeptos se lo van a creer. Los medios de
información y televisivos nos están lanzando mensajes diariamente que el
pueblo sabe que son mentiras y que los políticos confían en que una
mentira, repetida una y otra vez se convierta en una verdad o cuasi verdad.
Esos mensajes informativos que actúan como un bálsamo para  las mentes
de los electores sean el remedio ante la falta de preparación, de formación,
de ideas y de cualidades oratorias del político en cuestión. 
          Esta realidad que apuntamos no hay que interpretarla de forma
catastrofista. Estamos convencidos de que asistimos a un periodo de la
Historia bastante decadente. Pero también a lo largo de esa misma Historia
se han conocido momentos de decadencia lo cual no significa que luego
pueda volver un periodo de recuperación. Si analizamos cada uno de los
siglos pasados observaremos que hay siglos que se han destacado y otros
que han pasado sin pena ni gloria. Y en este periodo de tiempo en el que
vivimos cuando se realice un estudio desde una perspectiva histórica se
 
destacará por los avances informáticos, algunos en medicina, cirugía o en
física. . .pero, desde luego, no en humanismo. Ese resurgimiento
humanístico está por llegar y vendrá una época futura en que se produzca
un resurgimiento similar a lo que  fue el conocido Renacimiento. Cuando
llegue esa época, que posiblemente nosotros no veamos, renacerán las
ideas, los conceptos, las formas y todo ello repercutirá en las letras y en la
forma de manifestar esas ideas. En esos ambientes surgirán nuevamente los
charlistas y también los oradores.

CONCEPTOS GENERALES SOBRE ORATORIA


La oratoria ha sido utilizada por el hombre desde tiempos inmemoriales; en su condición natural
de ser social y gregario, siempre ha necesitado de un medio efectivo para transmitir sus
impresiones y vivencias –la oratoria constituye un medio oral que por miles de años ha
demostrado su efectividad- de ahí que, aún, en nuestra moderna sociedad; computarizada e
informatizada, su uso continúe vigente y sea motivo de esmerado estudio para lograr su dominio y
correcta utilización.

Para efectos de enseñanza de la oratoria nosotros planteamos la siguiente definición:


"CONJUNTO DE PRINCIPIOS Y TÉCNICAS QUE PERMITEN EXPRESARNOS, PRINCIPALMENTE DE
MANERA ORAL, CON CLARIDAD, FACILIDAD Y SIN TEMORES, ANTE UN PÚBLICO NUMEROSO Y
VARIADO, CON LA INTENCIÓN DE TRANSMITIR UN DETERMINADO MENSAJE".

Es importante precisar, también, que la Real Academia de la Lengua Española define a la oratoria
como el “arte de hablar con elocuencia; de deleitar, persuadir y conmover por medio de la
palabra.” Un concepto que se complementa armoniosamente con la definición que
consignáramos en líneas anteriores.

Por otro lado, la palabra oratoria tiene dos sinónimos de uso frecuente; retórica y elocuencia. El
primero, del griego “rhétor” (orador), “arte del bien decir, de embellecer la expresión de los
conceptos, de dar al lenguaje escrito o hablado la eficacia adecuada para deleitar, persuadir o
conmover” y el segundo, “facultad de hablar o escribir de modo eficaz para deleitar, conmover y
persuadir”.

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