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Acción revocatoria o pauliana 

: concepto y antecedentes.

Aquella que corresponde a los acreedores para pedir la rescisión de los actos
dolosos y dañosos realizados por el deudor

El fundamento de esta acción es el de evitar que no sea disminuida la garantía


que tiene el acreedor sobre los bienes del deudor

Los antecedentes de la acción revocatoria o pauliana están en una refundición


de una serie de normas del Derecho Romano, y concretamente en la
compilación de Justiniano, estaban encaminadas a contrarrestar los actos de
los deudores realizados en fraude de acreedores.

En cuanto a su naturaleza jurídica, como se trata de una refundición de


acciones no resulta clara, se suele confundir la acción revocatoria con la
llamada acción de simulación, y sus diferencias son:

1.- En la simulación se aparenta realizar una enajenación que no existe en


realidad. Sin embargo en la acción revocatoria el negocio fraudulento es
efectivamente realizado.

2.- Cuando prospera la acción de simulación se desvirtúa el acto simulado en


su totalidad, por el contrario, al prosperar la acción de revocación el acto
fraudulento sólo se revoca en la parte necesaria para dejar a salvo los
derechos del acreedor.

Dentro de la naturaleza jurídica se diferencia si tiene carácter personal o


carácter real. Tiene carácter personal, porque aunque persigue bienes que
están en poder del adquirente esta persecución se detiene ante los adquirentes
a titulo oneroso y de buena fe.

También hay que diferenciar esta acción de la acción subrogatoria. Las dos
acciones tienen como finalidad reforzar la responsabilidad patrimonial del
deudor, sin embargo, la subrogatoria se ejercita por dejadez del deudor
mientras que la pauliana se ejercita contra la actuación del deudor.

Otra diferencia es que la acción subrogatoria integra en el patrimonio del


deudor bienes que no estaban en él, la pauliana entrega bienes que salieron
del patrimonio del deudor.

El acreedor en la acción subrogatoria ejercita un derecho ajeno y en la pauliana


ejercita un derecho propio.

La acción subrogatoria aprovecha a todos los acreedores y en la pauliana solo


al que la ejercita.
Quienes pueden ejercitar la acción pauliana? Pueden ejercitarla los acreedores
que tengan créditos anteriores a la fecha de la enajenación y que se vean
perjudicados por estas.

Requisitos para la acción revocatoria :

1.- La existencia de un crédito a favor del actor (quien ejercita la acción).

2.- Que se produzca una enajenación posterior de bienes del deudor.

3.- Que esa enajenación sea fraudulenta.

4.- Que perjudique al acreedor.

A estos requisitos hay que añadir otros por la Jurisprudencia y es el de la


ausencia de otro medio para exigir el crédito.

De estos requisitos destacamos dos:

- Que la enajenación perjudique al acreedor: es necesario para el ejercicio de la


acción que el acreedor pruebe la insolvencia o el aumento de la insolvencia del
deudor que ha producido la enajenación.

Por tanto hay que decir también que es necesario que no haya bienes libres
dentro del patrimonio del deudor y que el acreedor no tenga otro medio para
satisfacer su crédito.

- Que esa enajenación sea fraudulenta: esa enajenación se realice con la


intención de perjudicarlos o al menos con conciencia del daño que se causa. La
Jurisprudencia dice que es suficiente con que se sepa que con la enajenación
el acreedor no puede hacer efectivo su crédito.

Es difícil probar que la enajenación ha sido fraudulenta, Se presumen


celebrados en fraude de acreedores todos aquellos contratos por virtud de los
cuales el deudor enajenare bienes a titulo gratuito ; establece dos
presunciones :

a) Enajenación a titulo gratuito, se presume que siempre está hecho el fraude


del acreedor. Presunción iure et iuris (no admite prueba en contrario).

b) Cuando se enajenan bienes obligados al efecto. Presunción iuris tantum


(admite prueba en contrario).
Efectos de la acción pauliana

1º.- Adquirentes de los bienes

a) La revocación o rescisión del acto fraudulento, sin embargo, la doctrina dice


que sólo se consigue cuando no se perjudique los intereses de terceros.

El efecto que tiene es de una indemnización de los daños y perjuicios.

El que hubiere adquirido de mala fe las cosas enajenadas en fraude de


acreedores, deberá de indemnizar a éstos de los daños y perjuicios que la
enajenación les hubiese ocasionado, siempre que por cualquier causa le fuere
imposible devolverlas.

El adquirente enajenado de las cosas fraudulentas, pero de buena fe no le


afectaría la acción.

2º.- Adquirentes o posteriores

Tampoco tendrá lugar la rescisión cuando las cosas, objeto del contrato, se
hallaren legalmente en poder de terceras personas que no hubiesen procedido
de mala fe. En este caso podrán reclamarse la indemnización de perjuicios al
causante de la lesión.

Causas de la extinción de la acción pauliana :

- Se extingue la acción cuando se produce el pago al acreedor del crédito que


tenía.

- Cuando el deudor renuncia al acto fraudulento.

- Cuando la acción caduca, que es de cuatro años (empieza a contar desde


que se ejercita la acción).
OBJETIVOS:

- Conocer cual es el procedimiento correcto para introducir en los Juzgados una acción
Revocatoria o Pauliana.

- Saber a quien podemos interponer una acción Revocatoria o Pauliana

- Cuando es el momento necesario de hacer esta acción.

- Saber que la acción Pauliana puede darse a través de la rescisión o resolución y lo que esto
significa.

INTRODUCCION:

Para Cabanellas: Acción Pauliana: Es la que es concedida a todo acreedor quirografario para
demandar la revocación de los actos celebrados por el deudor en perjuicio o fraude de sus
derechos.

La acción revocatoria o Pauliana - es la acción que se le concede jurídicamente al acreedor


para poder pedir, bajo ciertas condiciones la revocación de los actos o contratos realizados en
perjuicio de su derecho, por el deudor. Este puede impugnar los actos que el deudor haya
podido realizar en fraude de su Derecho.

Si el deudor posee o adquiere bienes suficientes para pagar a sus acreedores, éstos no
pueden proceder a la acción revocatoria, para ello el acreedor tiene que demostrar que el
deudor se encuentra insolvente.

Si el deudor quiere defraudar al acreedor puede hacerlo mediante un titulo oneroso o gratuito,
El título Oneroso es aquel en que el deudor vende a un tercero parte de su patrimonio para
perjudicar al acreedor y no cumplir con su obligación. En el Derecho Romano se exigía el
fraude del deudor en todos los actos, fueren onerosos o gratuitos, a diferencia de nuestro
código civil que sólo exige en los actos onerosos y no en los gratuitos.

El título gratuito es dar a alguien de forma gratuita sin recibir ningún pago a cambio, solo con
la intención de perjudicar al acreedor.

los actos a Título Oneroso es la complicidad en el fraude. Si la acción de los acreedores es


dirigida contra un acto del deudor a título oneroso, para la revocación del acto es preciso que
el tercero haya sido cómplice en el fraude.

En el título gratuito no es necesaria la complicidad. El acto del deudor insolvente que


perjudicare a los acreedores, con título gratuito puede ser revocado a solicitud de éstos,
igualmente se daba en el Derecho Romano.
El acreedor que entable la acción debe probar los requisitos necesarios para que pueda ser
acogida por el juez o tribunal, se puede valer de todos los medios de prueba, incluyendo
testigos y la presuncional.

La revocación se declara únicamente en interés del acreedor que la ejerce y como


consecuencia no beneficia a los otros, ni la pueden invocar,

La acción Pauliana puede darse a través de la rescisión o resolución, es decir, puede darse un
acuerdo de voluntades en el cual se deja sin efecto un contrato, el acuerdo de voluntades ha
podido crear un vínculo jurídico, que también puede aniquilarlo o extinguirlo.

Los efectos de la rescisión dependen de la voluntad de las partes, se puede acordar que el
contrato originario quede sin efecto retroactivamente, con obligación de las partes de
restituirse mutuamente todo lo que hubieran recibido, o bien acordar que el contrato deja de
producir sus efectos en adelante, quedando firmes los ya producidos.

En el Derecho Romano se combatía el fraude a través de varios medios de impugnación, los


cuales fueron unificados por el Derecho Justiniano, pero sin crear una teoría armónica. La
concepción románica de esta acción ha sido decepcionada en buena parte por el Derecho
Moderno.

1.- LA ACCIÓN REVOCATORIA O PAULIANA:

Es la que se concede al acreedor para pedir, bajo ciertas condiciones, la revocación de los
actos o contratos realizados en perjuicio de su derecho.

El acreedor tiene por garantía el patrimonio del deudor, pero no está autorizado a impugnar u
oponerse a la celebración de los actos o contratos que realice, pues ha depositado en él su
confianza, salvo que de mala fe pretenda con ellos burlar el pago.

2.- REQUISITOS:

a.)Perjuicio a los acreedores (eventos damni)

Son dos las razones fundamentales que justifican este requisito:

a.)El interés es la medida de la acción, pues donde no hay interés no hay acción.

b.)El perjuicio del acreedor justifica la desposesión que sufre el tercero que contrató con el
deudor.

El perjuicio está justificado cuando concurren los requisitos siguientes:

a.)Que el deudor se halle insolvente:


El perjuicio está justificado cuando concurren los requisitos siguientes:

a.)Que el deudor se halle insolvente:

Si el deudor tiene o adquiere bienes en cantidad suficiente para pagar a sus


acreedores, no procede la acción revocatoria, pues estos deben existir al tiempo de entablarse
la acción. La prueba de la insolvencia corresponde al acreedor.

b.)Que el perjuicio de los acreedores resulte del acto mismo del deudor, o que antes se
hallare insolvente.

En otras palabras: que el acto del deudor lo deje en insolvencia o que ésta ya exista antes del
acto, agravándola.

Ejemplo: Juan debe C$100.000 y tiene una casa que vale C$ 80.000 y un carro que vale C$
30.000. Si vende la casa, se encontrará insolvente. Si Juan antes de la venta hubiere contraído
otra deuda de C$ 40.000, dicha venta agrava su estado de insolvencia anterior a ella.

Como consecuencia, si no existía insolvencia anterior, ni el acto o contrato la produjo,


de tal manera que el deudor tiene suficientes bienes para que se paguen sus acreedores, estos
actos y contratos no podrán ser revocados, aunque se produzca la insolvencia en virtud de
otros actos posteriores, los que sí podrán ser revocados.

De no ser así, todos los actos y contratos estarían sometidos a la revocación, lo cual
es contrario a la seguridad jurídica y a lo dispuesto en el arto. 2227 inc. 2 C., que preceptúa
que el perjuicio debe resultar del acto mismo, o que el deudor ya se encontrare en estado de
insolvencia.

Si la insolvencia del deudor resultare de actos accidentales y no del acto o contrato,


tampoco éstos estarán sujetos a la revocación por parte de los acreedores.

Este segundo requisito debe ser probado por el acreedor. Para que se pueda entablar
la acción revocatoria no es preciso que la insolvencia haya sido declarada previamente por los
Tribunales de Justicia, pues basta que el deudor se encuentre insolvente, lo que debe
demostrar el acreedor.

c. Que el crédito en virtud del cual se intenta la acción sea

de fecha anterior al acto del deudor.

El acreedor cuyo crédito nació con posterioridad al acto o contrato no puede intentar
la acción revocatoria, por cuanto ellos no le han causado perjuicio. La Corte Suprema confirma
en su jurisprudencia el principio de la anterioridad del crédito.
Existen ciertos créditos que aparentemente no tienen fecha anterior, pero que en la
realidad sí la tienen: los que nacen con anterioridad al acto, pero reconocidos con
posterioridad al acto o contrato.

Ejemplo: La indemnización de perjuicios por actos o hechos ilícitos; los que reclaman
los subrogados en créditos anteriores al acto o contrato, aunque el pago sea posterior a dichos
actos o contratos, ya que el tercero que pago ocupa la posición del primitivo acreedor.

El arto. 2228 C. establece una excepción al principio de la anterioridad del crédito


dice: “Exceptuando de la condición 3ª . del artículo anterior, las enajenaciones hechas por el
que ha cometido un crimen, aunque consumadas antes del delito, si fueren ejecutadas para
salvar la responsabilidad del acto, las cuales pueden ser revocadas por los que tengan derecho
a ser indemnizados de los daños y perjuicios que los irrogue el crimen”.

Ejemplo: Juan piensa causarle daño a José y para aludir el pago de los daños y
perjuicios enajena sus bienes. La agresión se produce con posterioridad al acto, causando
daños y perjuicios, pero José tiene acción para revocar las mencionadas enajenaciones,
aunque sean anteriores al hecho que causó el daño.

Para que esta excepción se produzca es necesario que:

i) El deudor verifique las enajenaciones con el deliberado propósito de eludir la


responsabilidad del delito.

Muchos piensan que cabe también aunque no esté de por medio un crimen, sino el
propósito de eludir la responsabilidad de operaciones comerciales de carácter dudoso, que
con posterioridad producen pérdidas, dejando al deudor en la imposibilidad de pagar a sus
acreedores.

ii) La acción la dirija la víctima, o sus herederos, de los daños y perjuicios ocasionados por
el crimen. Los otros acreedores no la pueden intentar.
b.- Que el deudor haya querido defraudar (concilium fraudes) y la complicidad del tercero
en el fraude (conscius fraudes)

Estos dos requisitos sólo son requeridos para los actos o t{títulos oneroso. El arto. 2233
C. se refiere exclusivamente a los actos onerosos. Este artículo exige como primera condición
el ánimo de defraudar. Expresa que es preciso para la revocación del acto que el “deudor haya
querido por este medio defraudar a sus acreedores”.

Al acreedor le basta probar la insolvencia del deudor y el conocimiento que éste tenía de
ella, pues de acuerdo con el arto. 2234 C. el ánimo del deudor de defraudar a sus acreedores
por actos que les sean perjudiciales, se presume por su estado de insolvencia. De aquí que la
doctrina estima que el ánimo de defraudar no consiste en la intensión deliberada de
defraudar, sino en la conciencia que ha tenido el deudor de provocar o gravar su insolvencia
con el acto o contrato.

La presunción del arto. 2234 C. es iuris tantum, admite prueba en contrario. El deudor
podrá demostrar que no obstante conocer su estado de insolvencia, no ha tenido el ánimo de
defraudar, como en el caso que cita Salvat del que hubiere invertido el precio de la venta de
sus bienes en el pago de los acreedores que más lo apremiaban.

En el derecho romano se exigía el fraude del deudor (concilium fraudes) en todos los
actos, sean onerosos o gratuitos, a diferencia de nuestro Código Civil que sólo lo exige en los
actos onerosos y no en los gratuitos. Ello se debe a que en éste se siguió las orientaciones de la
Partidas. Tal orientación se justifica en las enajenaciones a título gratuito por cuanto el
donatario no resulta perjudicado, pues no ha entregado contraprestación por el acto o
contrato, en cambio el acreedor sí resulta dañado.

El segundo requisito que exige el arto. 2233 C. en los actos a título oneroso es la
complicidad en el fraude. Expresa que si la acción de los acreedores es dirigida contra un acto
del deudor a título oneroso, es preciso, para la revocación del acto, que el tercero haya sido
cómplice en el fraude. Sin este requisito la acción no pede prosperar.

Cuando el acto es a título gratuito no es necesario esta complicidad. El arto. 2232 C.


expresa que si el acto del deudor insolvente que perjudicare a los acreedores, fuere a título
gratuito puede ser revocado a solicitud de éstos, aunque aquél a quien sus bienes hubiere
pasado ignorase la insolvencia del deudor. Igual solución se daba en el Derecho Romano.
La complicidad del tercero en el fraude del deudor también se presume si en el
momento de tratar con éste, conocía su estado de insolvencia. El acreedor, pues, debe probar
la insolvencia del deudor y el conocimiento que de ella tenía el tercero. Comprobando estos
hechos se presume la complicidad. Se sostiene que esta presunción es iuris tantum, que
admite prueba en contrario, como en el caso que cita Salvat del tercero que no obstante tener
conocimiento de la insolvencia del deudor haya procedido de buena fe.

Ejemplo: Haber obtenido, valiéndose de gestiones más premiosas, el pago de su crédito,


una dación en pago, una hipoteca o prenda. El tercero ha procedido con más diligencia que
otos acreedores del deudor, en defensa de sus créditos.

En los actos o contratos onerosos es necesario para que prospere la acción pauliana; el
daño a los acreedores; el fraude del deudor y la complicidad del tercero en dicho fraude. En los
actos a título gratuito basta el perjuicio, no siendo necesario el fraude y la complicidad del
tercero. La importancia de distinguir entre actos a título oneroso y a título gratuito. La Corte
Suprema ha dicho que:

a) Para que proceda la acción revocatoria contra el adquirente a título oneroso se


necesita:

i) La insolvencia del deudor:

Esta insolvencia también puede resultar del acto revocado. Si la insolvencia no


resulta del acto impugnado, sino de otro posterior no prospera la acción, ya que no le
ocasión{o perjuicio alguno.

ii) La intención del deudor de defraudar a su acreedor. El fraude del deudor se


presume por su estado de insolvencia .

iii) La complicidad del tercero en el fraude.

Si la revocación del acto, dice la Suprema, restringiese solamente sus efectos


respecto al deudor, bastaría el fraude de éste para justificarla. Pero esto no es posible, pues a
revocación tiene que producir necesariamente sus efectos también contra tercero, a quien se
despoja de los derechos que había adquirido mediante otro correlativo; y, por lo tanto, para
que la revocatoria no resulte una injusticia con respecto al tercero, debe encontrar su
fundamento jurídico en la culpa del mismo tercero, culpa que consiste propiamente en su
mala fe, y que la ley presume cuando en el momento de tratar con el deudor el tercero
conocía el estado de insolvencia de aquél.

b.) No se revoca la venta si no se prueba el fraude del deudor y la complicidad del


adquirente.

3.- LA ACCION REVOCATORIA Y LOS SUBADQUIRENTES:

Es posible que el tercero adquirente de los bienes del deudor los trasmita a un tercero que
es el subadquirente a que me refiero. Para que prospere la acción revocatoria contra los
subadquirentes es necesario que:

a. Sea procedente contra el primer adquirente: Si el acto fue válido con respecto al primer
adquirente, la acción no prospera contra el subadquirente.

b. Que el subadquirente sea cómplice en la adquisición a título oneroso. En la gratuita no es


necesario tal complicidad

El arto. 2235 C. dice: “Si la persona a favor de la cual el deudor hubiere otorgado un acto
perjudicial a sus acreedores, hubiere transmitido a otros los derechos que de él hubiere
adquirido, la acción de los acreedores, sólo será admisible, cuando la transmisión de los
derechos se haya verificado por título gratuito. Si fuere por título oneroso, sólo en el caso que
hubiere sido cómplice en el fraude”.

Se pueden dar las combinaciones siguientes:

i. Cuando el primer adquirente y el subadquirente adquieren a título gratuito. En este


supuesto basta el perjuicio para que prospere la acción pauliana contra el subadquirente. Esta
misma acción cabría contra el primer adquirente.

ii. Cuando el primer adquirente es a título gratuito y el subadquirente es a título oneroso.


Para que prospere la acción revocatoria es preciso que concurran los requisitos siguientes:
1.- El perjuicio a los acreedores

2.- El fraude del deudor.

3.- La complicidad del subadquirente

Para la procedencia de la acción contra el primer adquirente bastaba el


perjuicio, no siendo necesario los otros dos requisitos.

iii. Cuando el primer adquirente y el subadquirente adquieren a título oneroso. Para que
prospere la acción revocatoria es necesario que concurran los requisitos siguientes:

1.- Perjuicio al acreedor

2.- Fraude del deudor.

3.- Complicidad del primer adquirente y del subadquirente.

iv. Cuando el primer adquirente es a título oneroso y el segundo a título gratuito. Para que
prospere la acción revocatoria es preciso que concurran los requisitos siguientes:

1.- Perjuicio a los acreedores

2.- Fraude del deudor

3.- Complicidad del primer adquirente. Como puede observarse, no se requiere la


complicidad del subadquirente.

4.- ACTOS QUE PUEDEN SER REVOCADOS:

El Arto. 2226 C. habla en general de los actos jurídicos que pueden ser revocados por los
acreedores. Son objetos de esta acción los actos bilaterales o unilaterales, los onerosos y los
gratuitos.

También puede ser objeto de la acción pauliana la renuncia de facultades. Así se dispone en
el arto. 2229 C. que dice: “Si el deudor por sus actos no hubiere abdicado derechos adquiridos;
pero hubiere renunciado facultades por cuyo ejercicio hubiere podido mejorar el estado de su
fortuna, los acreedores pueden hacer revocar sus actos y usar de las facultades renunciadas”.

Para revocar la renuncia de facultades no es preciso robar el fraude del deudor, basta
probar el perjuicio, ya que, generalmente, estas renuncias son a titulo gratuito. Si se hacen a
título oneroso será preciso: el perjuicio, el fraude del deudor y la complicidad del tercero.

5.- LEGITIMACION ACTIVA:

El arto. 2226 C. se refiere a todos los acreedores sin distinción. Claro que es improbable que
un acreedor hipotecario o prendario, suficientemente garantizado para pagarse su crédito con
el producto de los bienes dados en garantía, entable la acción revocatoria.

6.- LEGITIMACION PASIVA:

Debe demandarse al deudor y al adquirente. Si existiera un subadquirente también debe


ser demandado. Existe un litis consorcio necesaria pasiva..

7.- PRUEBA DE LOS REQUISITOS DE LA ACCION:

El acreedor que entable la acción debe probar los requisitos necesarios para que pueda ser
acogida por el Juez o Tribunal. Se pede valer de todos los medios de prueba, incluyendo la de
testigos y la presuncional.

8.- EFECTOS:

a. Revocación del acto impugnado.

Por medio de la acción pauliana se revoca el acto o contrato atacado, dejándolo sin
efecto, a fin de que el acreedor pueda satisfacer su crédito como si no existiere tal acto o
contrato.
Si el acto o contrato revocado trasmitió bienes o derechos, el acreedor podrá satisfacer
su crédito mediante la realización de éstos, sin el obstáculo de la enajenación revocada. Si el
acto revocado tenía por objeto la constitución de un derecho real.

Ejemplo: Usufructo, hipoteca, prenda, etc. El acreedor también podrá realizar el bien
originalmente afectado, como libre de tal derecho real. Si el acto revocado tenía por objeto la
renuncia de una facultad, el acreedor podrá usar de dicha facultad, como si no existiera.

b. Relación de los acreedores

La revocación se declara únicamente en interés del acreedor que la ejerce y, como


consecuencia, no beneficia a los otros, ni la pueden invocar. Se declara también hasta el
importe de sus créditos, por lo que si el acreedor se puede satisfacer con parte de los bienes
enajenados, la revocación sólo se declara con relación a ellos. El arto. 2230 C dice: “La
revocación de los actos del deudor será sólo pronunciada en interés de los acreedores que la
hubieran pedido y hasta el importe de sus créditos”. No obstante, si la revocación fue pedida
por el procurador del concurso, ésta aprovechará a todos los acreedores del concurso, sin
distinción de fechas, es decir, tanto a los de fecha anterior al acto como a los de distinción de
fechas posteriores. No rige en tal caso la distinción del arto. 2227 inc. 3 C.

c. Relaciones de los acreedores con los terceros adquirentes

Decretada la revocación, deberá el tercero devolver los bienes adquiridos. El alcance de


esta obligación depende de la buena o mala fe del tercero.

a. Tercero de mala fe

El arto. 2236 C. dispone que, revocado el acto fraudulento del deudor, si hubiere
habido enajenaciones de propiedades, éstas deben volverse por el que las adquirió, cómplice
en el fraude, con todos sus frutos como poseedor de mala fe.

Se sostiene que este artículo se aplica también a los títulos gratuitos. Cuando la
enajenación es a título gratuito no se precisa la prueba del fraude y la complicidad del tercero
para que proceda la acción pauliana. No obstante, si se prueba dicho fraude en el adquirente a
título gratuito, su obligación de devolver se regirá por lo dispuesto en la mencionada
disposición.

De acuerdo con el arto 2237 C., el que hubiere adquirido de mala fe las cosas
enajenadas en fraude de los acreedores, deberá indemnizar a éstos de los daños y perjuicios,
cuando la cosa hubiere pasado a un adquirente de buena fe, o cuando se hubiere perdido. El
artículo contempla dos supuestos: la venta a un subadquirente de buena fe, contra quien no
cabe la acción revocatoria, y la pérdida de la cosa.

Se discute en la doctrina el derecho que tiene el adquirente de mala fe de pedir la


devolución del precio pagado o su descuento del valor que deba devolver. Se hace la distinción
siguiente: el tercero puede hacer uso de tal derecho si el precio se invirtió en provecho de los
acreedores.

Ejemplo: En pago de otros acreedores del deudor, por el contrario, no puede hacerlo
si no se invirtió en provecho de los acreedores del deudor.

b. Tercero de buena fe

Si el tercero ha procedido de buena fe, las cosas son diferentes a las establecidas en
el arto. 2237 C. El deudor no está obligado a devolver los frutos percibidos y devuelve la cosa
en el estado que se encuentra.

Este supuesto sólo es aplicable en las adquisiciones a título gratuito, porque si el


tercero es a título oneroso y de buena fe no cabe en su contra la acción pauliana.

c. Derecho de los terceros de hacer cesar la acción revocatoria.

El arto. 2231 C. dispone que el tercero a quien hubieren pasado los bienes del
deudor, puede hacer cesar la acción de los acreedores satisfaciendo el crédito de los que se
hubieren presentado, o dando fianza suficiente sobre el pago íntegro de su crédito, si los
bienes del deudor no alcanzaren a satisfacerlo.
La justificación de tal derecho se encuentra en la propia finalidad de la acción
revocatoria: si hay pago o fianza desaparece el perjuicio al acreedor.

d.- Relaciones del deudor con el tercero.

En las relaciones del tercero con el deudor el acto se considera válido. Como
consecuencia, el saldo de la venta de los bienes devueltos para pagar a los acreedores,
pertenece el tercero. Sobre este saldo tampoco tienen derecho los acreedores que no
intentaron la acción, ya que ésta se acoge en interés de los demandantes.

9.- LA ACCION PAULIANA Y EL REGISTRO

El Arto. 3950 C. regula fundamentalmente la repercusión de las acciones rescisorias o


resolutorias con relación a terceros. Como regla general establece que las acciones rescisorias
o resolutorias no perjudican a los terceros que hayan inscrito su derecho, exceptuándose:

a. Las acciones de rescisión o resolución que deben su origen a causas que; habiendo sido
estipuladas expresamente por las partes, constan en el Registro.

b. Las acciones rescisorias de enajenaciones en fraude de acreedores en los casos


siguientes:

1.- Cuando la segunda enajenación ha sido por título lucrativo.

2.- Cuando el tercero haya tenido conocimiento del fraude del deudor,

3.- Cuando se está en cualquiera de los casos comprendidos en el capítulo que trata del
fraude de los actos jurídicos.

Los terceros a que se refieren los literales 1) y 2) son los subadquirentes, es decir, los que
adquieren del primer adquirente (el que adquirió del deudor).

Si la adquisición es a título gratuito (caso del literal 1) el Registro no protege al tercero


aunque esté de buena fe. El arto. 3950 inc. 2 parte primera C., no hace más que aplicar el arto.
2235 C.
Si la adquisición es a título oneroso y el adquirente es de mala fe (caso del literal 2), es
decir, tiene conocimiento del fraude, el Registro no protege a éste. El conocimiento lo puede
tener, ya sea porque es cómplice en el fraude o porque conoce que el acto es fraudulento y
puede ser anulado.

También es posible que el subadquirente no sea cómplice en el fraude y también


desconozca la fraudulencia del acto, pero que le afecte la acción pauliana por haber adquirido
con posterioridad a la anotación preventiva de dicha acción. De aquí la gran importancia de
anotarla en el Registro, para impedir que surja un tercero protegido por el Registro.

Es más exigente la ley cuando se trata de proteger al tercero registral. Al tercero corriente,
o sea, el que adquiere al margen del Registro, sólo le afecta la acción pauliana cuando es
cómplice en el fraude, según así lo dispone el arto. 2235 C.

Si el tercero tiene buena fe y reúne todas las demás condiciones exigidas, el Registro lo
protege frente a la acción pauliana. Así se desprende de los artos. 3796, 3949 y 3950 C. inc. 2
parte C.

Para impedir el surgimiento del tercero protegido por el Registro el acreedor puede pedir la
anotación de su demanda.

La acción pauliana funcionará con independencia del Registro, si se llenan los requisitos de
ley, prospera; en caso contrario, será rechazada.

10.- NATURALEZA DE LA ACCION PAULIANA

En torno a su naturaleza jurídica se ha abierto una amplia discusión sobre tres puntos: su
carácter personal, real o mixto, su carácter anulatorio, rescisorio o de inoponibilidad; su
carácter indemnizatorio; y su naturaleza ejecutiva o conservativa. Los dos primeros se refieren
al efecto que produce sobre el acto impugnado y el tercero a una cuestión de oportunidad de
su ejercicio.
La doctrina ha formulado otras características; se le aprecia como una acción de carácter
penal en virtud del fraude, calificandola de acción exdelictus; como una causa de abuso del
derecho, y como un supuesto de enriquecimiento sin causa.

Esta confusa discusión trae su causa del Derecho Romano en donde se combatía el fraude a
través de varios medios de impugnación, los cuales fueron unificados por el Derecho
justinianeo, pero sin crear una teoría armónica. La concepción románica de esta acción ha sido
decepcionada en buena parte por el Derecho moderno.

A. Acción real, personal o mixta

a) Carácter real

Se funda en algunos textos del Digesto y de las Instituciones. En éstas aparecen


enumeradas entre las acciones reales (Libro IV, Título VI, de Actionibus, 26).

Sus antecedentes se encuentran en la vindicatio utilis que se le concedía al acreedor


para reivindicar del tercero consicius fraudes el bien enajenado como si fuera propietario; en
el interdictum frauditorum, medida posesorio para reintegrar al acreedor en la posesión del
bien vendido por el deudor a un tercero; y la actio infactum como auténtica acción
reivindicatoria por medio de la cual se rescinde la enajenación y se restituye la cosa.

b) Carácter personal

El Derecho moderno la contempla como una acción personal las razones siguientes:
no existe la contradicción de textos como en Roma, surge para proteger un derecho de crédito
y no un derecho real; puede ejercitarse sobre cosas que no son determinadas; cuando afecta a
terceros, es por la complicidad de éstos en el fraude y no por ser poseedores de la cosa.

c) Carácter mixto

Los que la consideran como acción mixta parte de que en su esencia es personal,
pero al perjudicar a terceros se convierte en mixta.
La anterior distinción tiene importancia no sólo en cuanto a los efectos, sino también
en cuanto a la competencia de los jueces que conocerán de esta acción. Son diferentes las
reglas del Código de Procedimiento Civil relacionadas con la competencia de las acciones
reales, personales y mixtas.

B.- Acción de nulidad, rescisión o de inoponibilidad.

Los partidarios de la nulidad piensan que con ella se anula el acto frente a todos: las
partes del contrato y los terceros.

Los partidarios de la inoponibilidad parten de que el acto es intrínsicamente válido, pero


no oponible a terceros.

Los que la consideran como acción rescisoria parten de que el acto es válido pero puede
ser revocado y declarado ineficaz con relación al amparado con la acción.

Diferencia de estas posiciones: La acción de nulidad y de inoponibilidad parten de ideas y


efectos diferentes: la inoponibilidad presupone que el acto es intrínsecamente válido entre las
partes, por el contrario la nulidad considera que es nulo por afectarle un vicio; el vicio que
afecta el acto nulo es contemporáneo con su nacimiento, mientras que en la inoponibilidad la
insolvencia puede tomarse en consideración desde el momento de presentarse la demanda.

C.- Acción de indemnización

No podemos aceptar que sea una acción de indemnización, pues fundamentalmente se


dirige a destruir el acto y si no prospera la acción (por encontrarse el bien en manos de un
tercero de buena fe o por otra causa), se deben los daños y perjuicios.

11.- JURISPRUDENCIA

La Corte Suprema ha dicho que:


a.- Las acciones de nulidad a que se refieren los artos. 2256, 2257 y 2258 C. son diferentes
a la acción revocatoria o pauliana.

b.- La presunción de insolvencia por no aparecer bienes inscritos a favor del deudor se
aplica tanto para la declaratoria de insolvencia como para la acción revocatoria.

V.- CONCLUSIÓN

Es Importante saber y conocer cuales son los procedimientos correctos para interponer una
acción Revocatoria o Pauliana, como conocedores del Derecho, una de nuestras obligaciones,
es saber ante quien, el momento preciso, la forma en que se interpondrá.

Como estudiantes hemos adquiridos nuevos conocimientos, mediante la Investigación y la


lectura de textos que nos proporcionan información valiosa para enriquecer nuestras
habilidades de pensar y saber como actuaremos en los casos que nos ocupa.

VI.- BIBLIOGRAFÍA

1.- Derecho de Obligaciones, autor Dr. Iván Escobar Fornos, páginas 315 a la 326.

2.- Diccionario Jurídico Elemental, autor Guillermo Cabanellas de Torres.[pic][pic][pic][pic]


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