You are on page 1of 3

EL RÉGIMEN DE ESTADOS UNIDOS ADQUIERE UN NUEVO TROFEO: LA MUERTE DE SU PROPIO

BASTARDO.

Gran júbilo ha causado en millones de personas la muerte de OSAMA BIN LADEN, líder de una de
las organizaciones más nombradas a nivel mundial por su supuesta responsabilidad en diferentes
ataques terroristas que llevaron a la muerte a cientos de personas en diferentes partes del mundo,
ataques dirigidos especialmente contra los intereses de Estados Unidos.

Este júbilo tiene razón de ser, y muchas personas así lo comprenden (otras muchas simplemente
se dejan arrastrar por lo espontaneo de la alegría pero ni siquiera saben el real significado), es que
dar de baja a una persona señalada por los medios de comunicación a nivel mundial como la más
temible y asesina llena de satisfacción y colma los deseos de venganza de más de una persona,
quienes ven en este suceso un acto de justicia o de triunfo del “bien” sobre el “mal”. Pues bien,
sea como sea, alegre a quien alegre, es importante antes de sacar conclusiones apresuradas,
conocer de manera así sea superficial el real papel de este personaje siniestro que hoy los
Imperialistas muestran como un trofeo.

Osama Bin Laden Nació en 1957 en Djedda, Arabia Saudí, a los escasos 13 años recibe una
millonaria fortuna como herencia de su padre (aproximadamente 80 millones de dólares) el jeque
Muhammad bin Laden, ingeniero y arquitecto según unas fuentes, simple campesino según otras,
capital que le convierte muy pronto en una persona influyente en la vida económica de su país.

Osama se vincula a estudios de Ingeniería en la universidad de Djedda y en 1979 recibe su


diploma, pero no comienza una vida ligada al desarrollo de su profesión si no que su interés por la
religión lo lleva a comprometerse con actividades tendientes a la formulación de consignas
fundamentalistas que habían sido en cierta parte influenciadas por algunos de los profesores que
tuvo a lo largo de su vida universitaria. Pero este 1979 tiene más ingredientes que a la postre
terminan configurando la vida militante como fundamentalista islámico de este difuso personaje,
puesto que fue el año tanto de la firma de un acuerdo de paz entre Egipto e Israel –
acontecimiento donde por primera vez un país Islámico firma una paz duradera con Israel – como
de la invasión Soviética a Afganistán, acontecimientos que Osama repudia y considera hostiles a
sus intereses religiosos y políticos y que motivaron que más adelante adoptará una vida del todo
comprometida con la “causa” del fundamentalismo Islámico.

La presencia militar Soviética en Afganistán hace que Osama se articule a un Movimiento Armado
que tenía como objetivo hacer resistencia a tal invasión y enfocar tal resistencia a través de la
Yihad, la guerra santa de los Musulmanes contra los “demonios” de otras creencias o religiones.
Fue en el marco de esta guerra donde Osama, fervoroso anticomunista, desarrolla campañas con
el objetivo de recolectar recursos para la resistencia islámica, pero es también donde la CIA
estadounidense hace contactos con los islámicos con el fin de bridarles apoyo en su lucha contra la
Unión Soviética (recordemos que aún el mundo vivía en el contexto de la denominada Guerra Fría
que enfrentó por casi medio siglo a las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, La
Unión Soviética por un lado y EE. UU y sus amigos por el otro, conflicto que se denominó “frio”
porque nunca enfrentó directamente a los principales implicados si no que se desarrollo a través
de terceros, caso Corea, Vietnam, Cuba, Afganistán, etc.)apoyo que los Islámicos recibieron con
agrado, puesto que contemplaba aspectos financieros, propagandísticos y de entrenamiento
militar, a la vez que armas e inteligencia para contrarrestar el avance Soviético en Afganistán.

Con la “ayuda” de la CIA Norteamericana Osama aprende a mover dinero a través de sociedades
inexistentes y a disfrutar de edenes fiscales, también a preparar explosivos, a utilizar códigos
cifrados para comunicarse y a adquirir técnicas avanzadas en camuflaje, clandestinidad y
escondite, además recibe entre 1979 y 1989 alrededor de tres mil Millones de Dólares del
Régimen gringo con la condición que los destine contra los Soviéticos, lo que muy obediente hace
Osama, actuando como el hijo de una potencia que destina gran parte de los impuestos de sus
ciudadanos en promover y mantener guerras en lugares donde tiene centrados sus intereses
principalmente por recursos naturales, fuerza de trabajo o estrategia militar.

A finales de los años 80 los soviéticos se ven superados por una resistencia que conoce como la
palma de su mano las rocosas y arenosas montañas y desiertos del territorio Afgano, teniendo que
abandonar la que también consideraban parte de sus semicolonias, porque ya para ese tiempo la
Unión Soviética era dirigida – en palabras de Mao Tse Tung – por Socialimperialistas, es decir,
Socialistas de palabra, Imperialistas en los hechos.

Afganistán no logra conseguir la estabilidad política después de la retirada de las tropas Soviéticas,
es más, aun en la actualidad no logra hacerlo, pues Estados Unidos comienza a mostrar sus reales
objetivos en la región y exige beneficiarse principalmente de las riquezas petroleras de esta vital
zona de Asia Central, lo que lleva a que en 1996 los Fundamentalistas Islámicos tomen el poder e
instauren el régimen Talibán, forma feudal de gobierno basado en las escrituras del Corán, pero
que también comienza a negarle a EE UU la posibilidad de seguir extrayendo ese recurso
indispensable para el funcionamiento de su caduco modo de producción: EL PETROLEO. Es
precisamente en este momento cuando los Gringos se dan cuenta que su Hijo, el otrora servil y
manso buey de Osama, se les había convertido en su contrario, en una piedra en el zapato, pues
Osama era parte integrante fundamental del régimen feudal talibán.

Al darse de cuenta de esta nueva realidad nada conveniente para los voraces apetitos
Norteamericanos, comienza la propia CIA (la que forjó a este monstrum talibán anteriormente)
una campaña de acusaciones contra el nuevo régimen Afgano, lo que comprendía desde
“violaciones de los derechos humanos” hasta la más conocida a nivel mundial: Financiación y
Protección de grupos islámicos terroristas, sin importarle incluso que fueron en un inicio creados y
financiados por la propia Central de Inteligencia yanqui.

Esta ofensiva de la CIA, mediática principalmente, nos lleva a los abominables acontecimientos del
11 de septiembre de 2001, fecha en la que fueron derribadas las denominadas torres gemelas
supuestamente a manos del grupo fundamentalista islámico Al Qaeda (La Base ‫ القاعدة‬en Árabe),
acontecimiento que sirvió como escusa perfecta para que el Imperialismo Norteamericano
invadiera Afganistán en el mismo 2001 e Iraq en 2003, territorios claves para la extracción de
petróleo y otros recursos naturales que la crisis capitalista del momento necesitaba para así fuera
tapar un hueco abriendo uno mucho más grande, tal como suelen hacer los capitalistas con tal de
salvar su putrefacto modo de producción.

Desde este momento la figura de Osama se convierte en el ícono terrorista más buscado del
mundo, en el sinónimo del mal, el hombre que estaría detrás de todo el infortunio
Norteamericano, el peligro inminente de un nuevo ataque que sirvió efectivamente para
incrementar ese pánico crónico y constante que padecen gran parte de las personas que viven en
los EE UU, pánico que se traduce en la paranoia de una sociedad acosada por sus propios
fantasmas pero que se acostumbró a ver la naturaleza de sus penas y amarguras en las “amenazas
externas”, como en un momento determinado lo fue el Comunismo y que ahora entra a
reemplazar quizá la palabra más utilizada a diestra y siniestra nivel mundial: El Terrorismo.

En este orden de ideas entro a sustentar que Osama fue un engendro de la CIA que se volvió
contra su mano creadora, momento en el que se convirtió en una amenaza para su propio padre,
por eso Osama es un hijo bastardo de los gringos, los que hoy muestran su muerte cínicamente
como un “triunfo” de la libertad sobre la opresión, los que seguramente (así como hicieron con
Hussein) posaran para la foto al lado de un cadáver de la misma forma como posan
morbosamente con los detenidos y torturados de la prisión de Guantánamo.

En síntesis, la figura de Osama siempre, incluso hoy, le prestó una gran ayuda a la política
imperialista de EE UU, le abrió las puertas a zonas esquivas de Asía, le permitió extraer millones de
barriles de petróleo, le aseguró gran cantidad de mano de obra que hoy se reparten las potencias
a su antojo en nombre de la Libertad y la Democracia, dos banderas engañosas con las que se
cubre el actual orden de cosas a nivel mundial. Osama vivo o muerto es parte de la excusa
perfecta, es parte integrante de una maquinaria propagandística globalizada que hoy con su
muerte mostrará al mundo entero que “el imperialismo es invencible” y que no existen fronteras
nacionales o políticas cuando de lograr intereses económicos se trata, al mismo tiempo que dará
un baño de popularidad al régimen de Obama, continuador disfrazado de las políticas de su
antecesor, el criminal de George Bush, responsable de muchas más muertes a nivel mundial que
las que el sádico retrogrado de Osama pudiera haber cometido.

You might also like