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Muchas aplicaciones industriales llevan asociada una carga cíclica en lugar de estática y en
ese caso, los materiales se romperán a tensiones mucho menores que aquellas que puede
soportar la pieza bajo la aplicación de una única tensión estática. La fatiga es el fenómeno
general de fallo del material tras varios ciclos de aplicación de una tensión menor a la de rotura.
Definición: rotura por fatiga se da como consecuencia de esfuerzos repetidos y variables
debiéndose a un desmemizamiento de la estructura cristalina, con el consiguiente
deslizamiento progresivo de los cristales, con producción de calor.
El aspecto de las piezas rotas por fatiga presentan en su superficie de rotura dos zonas
características que son:
- Una zona lisa, de estructura finísima y brillante: la rotura por fatiga se da después de
un periodo relativamente largo.
- Una zona de cristales grandes, o de estructura fibrosa: cuando la rotura por fatiga se
da instantáneamente debido a la disminución de sección.
Las circunstancias que influyen en la rotura por fatiga de un material metálico son:
- Estado de la superficie: el estado de esta tiene gran importancia sobre la rotura por
fatiga.
- Variaciones de sección: el límite de fatiga se reduce por los cambios bruscos de
sección no acordados con radios amplios, entalladuras de cualquier otra clase.
- Temperatura: en casi todos los materiales metálicos el aumento de temperatura por
encima de cierto valor, disminuye el límite de fatiga.
- Tratamientos térmicos: las termones internas provocadas por tratamientos térmicos,
crean localización de esfuerzos que pueden originar fisuras.
- Homogeneidad de la estructura cristalina: cuando la estructura no es homogénea
puede suceder que los cristales más pequeñas, se acuñen entre las más grandes,
originando fisuras y la consiguiente disminución de seccion.
- Corrosión: cuando la corrosión existe no tiene tanto problema., pero si va actuando,
cada punto de corrosión se convierte como si fuera una entalle rebajando notablemente
el límite de fatiga.
Un esquema de la máquina típica para realizar un ensayo de fatiga se muestra en la figura.
Aquí la probeta está sujeta a tensiones de compresión y extensión alternas de igual magnitud
mientras se rota. Se cuenta el número de ciclos que soporta la muestra antes de fallar y se
realiza una gráfica Tensión vrs número de ciclos ( en escala logarítmica)
Ensayo de fatiga
Para los materiales ferrosos, la perdida de resistencia con el número de ciclos alcanza un límite
denominado Resistencia a la fatiga ó Límite de vida a fatiga. Los materiales no férreos no
tienen un límite tan marcado, aunque la velocidad de pérdida de resistencia disminuye con el
número de ciclos y en este caso se escoge un número de ciclos tal como para establecer el
límite.
La resistencia a la fatiga es como la cuarta parte o la mitad de la resistencia a la tracción.
Curvas de fatiga
Fatiga de materiales
En ingeniería y, en especial, en ciencia de materiales, la fatiga de materiales se refiere
a un fenómeno por el cual la rotura de los materiales bajo cargas dinámicas cíclicas
(fuerzas repetidas aplicadas sobre el material) se produce ante cargas inferiores a las
cargas estáticas que producirían la rotura. Un ejemplo de ello se tiene en un alambre:
flexionándolo repetidamente se rompe con facilidad, pero la fuerza que hay que hacer
para romperlo en una sóla flexión es muy grande. La fatiga es una forma de rotura que
ocurre en estructuras sometidas a tensiones dinámicas y fluctuantes (puentes,
automóviles, aviones, etc.). Su principal peligro es que puede ocurrir a una tensión
menor que la resistencia a tracción o el límite elástico para una carga estática, y aparecer
sin previo aviso, causando roturas catastróficas. Es un fenómeno muy importante, ya
que es la primera causa de rotura de los materiales metálicos (aproximadamente el
90%), aunque también está presente en polímeros (plásticos, composites,...), y en
cerámicas.
La rotura por fatiga tiene aspecto frágil aún en metales dúctiles, puesto que no hay
apenas deformación plástica asociada a la rotura. El proceso consiste en un inicio y
posterior propagación de fisuras, que crecen desde un tamaño incial microscópico hasta
un tamaño macroscópico capaz de comprometer la integridad estructural del material.
La superficie de fractura es perpendicular a la dirección del esfuerzo. Aunque es un
fenómeno que, sin definición formal, era reconocido desde antiguo, este
comportamiento no fue de interés real hasta la Revolución Industrial, cuando, a
mediados del siglo XIX comenzaron a producirse roturas en los ejes de las ruedas de los
trenes, que pugnaban, por aquel entonces, por imponerse como medio de locomoción.
[editar] Teorías sobre la fatiga
Para explicar el fenómeno se propusieron teorías que justificaban la pérdida de
resistencia mecánica en la alteración de la estructura interna del acero por campos
magnéticos o por el propio giro del eje. Por absurdas que puedan parecer estas teorías,
hay que tener en cuenta que por entonces los conocimientos relativos a la estructura
interna de los materiales eran muy limitados, aunque se sabía que el proceso de
fabricación condicionaba la textura del material confiriéndole unas determinadas
propiedades.
Wöhler extrajo dos conclusiones de aquellos ensayos: la primera, que las fuerzas
necesarias para provocar la rotura con cargas dinámicas son muy inferiores a las
necesarias en el caso estático, y la segunda, que existe un umbral por debajo del cual las
probetas no se rompían (límite de fatiga).
Ya en el siglo XX, Humfrey y Ewing observaron que, bajo cargas dinámicas, aparecían
deformaciones por deslizamiento similares a las obtenidas en el caso estático, de modo
que el progreso de dichas líneas era el que conducía a la rotura. Posteriormente, Hanson
y Gough introdujeron la hipótesis del endurecimiento por deformación (acritud) para
explicar la existencia del límite de fatiga, de modo que con cargas pequeñas el
endurecimiento llegaba a compensar y detener el avance del deslizamiento.
Por convención, los esfuerzos a tracción son positivos y los de compresión son
negativos. Para el caso de un ciclo con inversión completa de carga, el valor de R es
igual a -1.
Estas curvas se obtienen a través de una serie de ensayos donde una probeta del material
se somete a tensiones cíclicas con una amplitud máxima relativamente grande
(aproximadamente 2/3 de la resistencia estática a tracción). Se cuentan los ciclos hasta
rotura. Este procedimiento se repite en otras probetas a amplitudes máximas
decrecientes.
Se pueden obtener dos tipos de curvas S-N. A mayor tensión, menor número de ciclos
hasta rotura. En algunas aleaciones férreas y en aleaciones de titanio, la curva S-N se
hace horizontal para valores grandes de N, es decir, existe una tensión límite,
denominada límite de fatiga, por debajo del cual la rotura por fatiga no ocurrirá.
Curva S-N de un Aluminio frágil, se puede observar cómo la curva decrece y tiende a
decrecer hasta llegar a rotura.
Suele decirse, de manera muy superficial, que muchas de las aleaciones no férreas
(aluminio, cobre, magnesio, etc.) no tienen un límite de fatiga, dado que la curva S-N
continúa decreciendo al aumentar N. Según esto, la rotura por fatiga ocurrirá
independientemente de la magnitud de la tensión máxima aplicada, y por tanto, para
estos materiales, la respuesta a fatiga se especificaría mediante la resistencia a la fatiga
que se define como el nivel de tensión que produce la rotura después de un determinado
número de ciclos. Sin embargo, esto no es exacto: es ingenuo creer que un material se
romperá al cabo de tantos ciclos, no importa cúan ridículamente pequeña sea la tensión
presente.
En rigor, todo material cristalino (metales,...) presenta un límite de fatiga. Ocurre que
para materiales como la mayoría de los férricos, dicho límite suele situarse en el entorno
del millón de ciclos (para ensayos de probeta rotatoria), para tensiones internas que
rondan 0,7-0,45 veces el límite elástico del material; mientras que para aquellos que se
dicen sin límite de fatiga, como el aluminio, se da incluso para tensiones muy bajas (en
el alumnio, de 0,1-0,2 veces dicho límite), y aparece a ciclos muy elevados (en el
aluminio puede alcanzar los mil millones de ciclos; en el titanio pueden ser, según
aleaciones, cien millones de ciclos o incluso, excepcionalmente el billón de ciclos).
Como en general no se diseñan máquinas ni elementos de manera que las máximas
tensiones sean de 0,1-0,2 veces el límite elástico del material, pues en ese caso se
estarían desaprovechando buena parte de las capacidades mecánicas del material, y
como tampoco se suele diseñar asumiendo valores de vida por encima del millón de
ciclos, en la práctica este tipo de materiales no van a poder presentar su límite de fatiga,
aunque sí lo tienen.
Esta confusión surge de la propia naturaleza de las curvas S-N de Wöhler, que fueron
concebidas en el siglo XIX para los aceros. Al ampliarse el tipo de materiales metálicos
usuales en ingeniería, los mismos conceptos y las mismas curvas se trasladaron a otros
metales cuyo comportamiento a fatiga es esencialmente diferente (de hecho, es una
característica propia de la fatiga la gran variabilidad de comportamientos que presenta
en los distintos tipos de materiales). Y como quiera que el acero ha sido y es la piedra
angular de la ingeniería, interesaba comparar las propiedades de los demás metales con
respecto al mismo: es y era común que, al ensayar materiales, los ensayos se
suspendieran una vez superado el millón de ciclos, considerando que no interesaba
caracterizar materiales por encima de ese límite temporal.
En todo caso, existe una diferencia notable entre la teoría y la realidad. Esto conduce a
incertidumbres significativas en el diseño cuando la vida a fatiga o el límite de fatiga
son considerados. La dispersión en los resultados es una consecuencia de la sensibilidad
de la fatiga a varios parámetros del ensayo y del material que son imposibles de
controlar de forma precisa. Estos parámetros incluyen la fabricación de las probetas y la
preparación de las superficies, variables metalúrgicas, alineamiento de la probeta en el
equipo de ensayos, tensión media y frecuencia de carga del ensayo.
Se han desarrollado técnicas estadísticas y se han utilizado para manejar este fallo en
términos de probabilidades. Una manera adecuada de presentar los resultados tratados
de esta manera es con una serie de curvas de probabilidad constante.
El proceso de rotura por fatiga se desarrolla a partir del inicio de la grieta y se continúa
con su propagación y la rotura final.
[editar] Inicio
Las grietas que originan la rotura o fractura casi siempre nuclean sobre la superficie en
un punto donde existen concentraciones de tensión (originadas por diseño o acabados,
ver Factores).
[editar] Propagación
Etapa I: una vez nucleada una grieta, entonces se propaga muy lentamente y, en
metales policristalinos, a lo largo de planos cristalográficos de tensión de
cizalladura alta; las grietas normalmente se extienden en pocos granos en esta
fase.
[editar] Rotura
Al mismo tiempo que la grieta aumenta en anchura, el extremo avanza por continua
deformación por cizalladura hasta que alcanza una configuración enromada. Se alcanza
una dimensión crítica de la grieta y se produce la rotura.
Dónde:
o bien
Desarrollando estas expresiones a partir de gráficas generadas por ellas mismas, se
puede llegar a la siguiente ecuación:
Dónde:
Dónde:
Estas fórmulas fueron generadas por Paul C. Paris en 1961 realizando una gráfica
logarítmica log-log de la velocidad de crecimiento de grieta contra el factor de
intensidad de tensiones mostrando una relación lineal en la gráfica. Utilizando esta
gráfica se pueden realizar predicciones cuantitativas sobre la vida residual de una
probeta dado un tamaño de grieta particular. Se encuentra así el comienzo de la
iniciación o iniciación rápida de grieta.
[editar] Diseño
La probabilidad de rotura por fatiga puede ser reducida evitando estas irregularidades
estructurales, o sea, realizando modificaciones en el diseño, eliminando cambios
bruscos en el contorno que conduzcan a cantos vivos, por ejemplo, exigiendo
superficies redondeadas con radios de curvatura grandes.
Es una técnica por la cual se aumenta tanto la dureza superficial como la vida a fatiga de
los aceros aleados. Esto se lleva a cabo mediante procesos de carburación y nitruración,
en los cuales un componente es expuesto a una atmósfera rica en carbono o en nitrógeno
a temperaturas elevadas. Una capa superficial rica en carbono en nitrógeno es
introducida por difusión atómica a partir de la fase gaseosa. Esta capa es normalmente
de 1mm de profundidad y es más dura que el material del núcleo. La mejora en las
propiedades de fatiga proviene del aumento de dureza dentro de la capa, así como de las
tensiones residuales de compresión que se originan en el proceso de cementación y
nitruración.
Tensión térmica
Coeficiente de dilatación térmica
Modulo de elasticidad
Incremento de temperatura
La fatiga con corrosión ocurre por acción de una tensión cíclica y ataque químico
simultáneo. Lógicamente los medios corrosivos tienen una influencia negativa y
reducen la vida a fatiga, incluso la atmósfera normal afecta a algunos materiales. A
consecuencia pueden producirse pequeñas fisuras o picaduras que se comportarán como
concentradoras de tensiones originando grietas. La de propagación también aumenta en
el medio corrosivo puesto que el medio corrosivo también corroerá el interior de la
grieta produciendo nuevos concentradores de tensión.