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Publicado por primera vez en Causa Proletaria Nº10, pág. 1-2, 1975
Nuevamente el revolucionarismo
Patricio Torres E.
Practicismo filantrópico
No fijar la atención en cada uno de los fenómenos, descuidar la perspectiva y el desenlace de la
misma, sacrificar la estrategia en nombre de la táctica, definir la realidad solo por cada uno de
los acontecimientos del momento, sacrificar la táctica en nombre de las coyunturas, es la esencia
del practicismo filantrópico, del revolucionarismo. En este sentido es urgente definir la táctica
manteniendo siempre una objetiva consecuencia con los fenómenos concretos, así, la tendencia
general económica de la sociedad, el carácter y dirección política del Estado, son nuestras
primeras guías para ir definiendo la táctica; sin embargo, plantear estos dos elementos
unilateralmente, sin fijar nuestra atención en cuál es el carácter general del estado de ánimo de
las masas oprimidas y el nivel de la organización del proletariado, nos llevan a caer en
imprecisiones frente al nivel y diferencia de intereses que expresan cada uno de los sectores,
clases o estamentos en la sociedad. Por otra parte, nuestra táctica seria incompleta y, lo será
desde el punto de vista del proletariado, si no tenemos en cuenta el carácter político y las
tendencias de cada uno de los estados cercanos y el nivel de las contradicciones entre las
diferentes facciones burguesas. Por último, y para ser exactos en la aplicación de la táctica, el
marxismo nos recomienda tener una apreciación general de la lucha de clases a nivel mundial y
la situación de los diferentes países.
Así estructurada, la táctica es correcta, puesto que nos permite explicarnos, mediante el análisis
de fenómenos aparentemente aislados, pero que obedecen a una planificación política muy
concreta, cuáles son las intenciones de los estados mayores burgueses; de esta manera se
pondrá en claro, la verdadera esencia de esas “coincidencias” en la táctica política y en las
declaraciones oficiales de los diferentes gobiernos latinoamericanos en este último período.
Nuestro izquierdista de buenas intenciones es en esencia rudimentario y torpe en la práctica;
nocivo para el proletariado y estéril su esfuerzo. Esto, dentro de la práctica política, refleja la
ausencia de una teoría de vanguardia. Quien no entiende que la realidad no solo debe ser
interpretada sino, transformada, no comprenderá nunca la realidad.; la teoría es la “cabeza” y el
proletariado el “corazón” de la gran cruzada emancipadora.
En el plano de la lucha revolucionaria, el papel fundamental como clase dirigente, corresponde al
proletariado que es y constituye el agente teórico e histórico de la revolución. Forjar al partido
que sea capaz de enfrentar y destruir la política de la burguesía, tal es la tarea presente de la
revolución. En tal sentido, la táctica cobra una importancia inusitada, puesto que la consigna
política es el elemento condensador de las aspiraciones de las masas oprimidas y, además, el
movilizador; —con esto, el partido organiza y educa, construye y determina cuáles son los
métodos de lucha, allanando el camino del futuro, preparando al hombre nuevo.
¿Y el programa proletario?
Se ha confirmado uno de nuestros temores y ha evidenciado con notoria claridad cómo nuestro
criterio es exacto: “gobiernismo o anti—gobiernismo”, cualquiera de los dos criterios como táctica
del proletariado, es restringir las consignas, oportunismo y claudicación, pero fundamentalmente:
ir a la lucha aislados de las capas oprimidas de la población, postergar y restringir nuestras
aspiraciones revolucionarias.
Pero los acontecimientos han sido tan variados, tal difusión de la política burguesa que en los
cuatro meses del presente año el movimiento obrero cae destrozado. Así de Enero a Marzo, la
CTE ha optado definitivamente en forma abierta y contundente por un gobiernismo. La CEDOC,
luego del congreso de la primera y llevando adelante las resoluciones del partido Demócrata—
Cristiano, que busca a la sazón lograr una estructura partidaria de masas para las próximas
jornadas electorales, ha optado como dijimos por un anti—gobiernismo; y si fijamos la atención,
pese a las denuncias y publicaciones sobre el archiconocido papel de la CEOLS, respecto a sus
vinculaciones y papel anti—comunista al servicio de la CIA, continuara como es normal en una
línea pro—yanqui. Sin embargo, el papel del militante revolucionario no se reduce a mirar, si
debe trabajar o no, sólo en el sindicalismo “progresista” y, no en los sindicatos “reaccionarios”;
nuestra respuesta es; la Unidad Nacional de Clase, para un marxista no existen masas
reaccionarias, solo masas atrasadas, desorientadas y así, en esta línea. Hoy debernos redoblar
nuestra lucha, concluyendo; “Todo lo que nosotros no hagamos lo harán los reformistas y los
enemigos del pueblo”.
Publicado por primera vez en Causa Proletaria Nº10, pág. 2-10, 1975
La lucha victoriosa de los pueblos es la mejor guía para nuestra acción
Manuel Uribe
La velocidad con que se han desencadenado los acontecimientos y los trascendentales sucesos
del primer trimestre de este año nos llevan a concluir que la crisis general que hoy sacude al
mundo capitalista, la ampliación de las luchas victoriosas de los trabajadores y los pueblos y, la
consolidación de un bloque socialista fuerte y solidario, como manifestaciones actuales de la
lucha de clases a nivel mundial.
Muchos fenómenos “ocultos” saltan a la superficie y la marejada de luchas sociales evidencia la
real situación del capitalismo, sus contradicciones y el antagonismo que lleva a enfrentarse a los
diversos países capitalistas en su afán de captar mercados, materias primas y aliados,
La crisis del Medio Oriente o la denominada “Guerra del Petróleo” determina que los socios del
imperialismo yanqui adopten una preocupación más acentuada por sus intereses; disminuyendo
no sólo el prestigio sino también el poder yanqui en las diferentes “áreas” del “mundo libre”. Los
primeros signos se manifiestan en la ofensiva diplomática y las “iniciativas” europeas para
superar la inflación mundial y llegar a la mesa de conversaciones en condiciones de “igualdad’ a
los países industrializados con los “en vías de desarrollo” (ver C.P. No. 6-7). La república
francesa cumple eficientemente este cometido, encabezando políticamente a los países del
Mercado Común Europeo, la Comisión Económica Europea y en general a los intereses del gran
capital europeo; dicha ofensiva va acompañada de los ofrecimientos y garantías que ofrece en
ayuda técnica, empréstitos en condiciones “ventajosas” para los “países no desarrollados”. La
lucha contra los intereses político—económicos norteamericanos se pone de manifiesto cuando
Francia disputa el aprovisionamiento de armas a la OTAN y el nada despreciable negocio de 300
millones de dólares en material bélico.
Así el capitalismo europeo pasa a la ofensiva luego de una etapa aparentemente tranquila o de
segundo orden, buscando cambiar el polo hegemónico del capitalismo mundial, para lo cual,
previamente necesita debilitar políticamente y aprovechar muy bien cada uno de los “errores” de
la política norteamericana; esto permite a los europeos penetrar en los mercados y áreas de
influencia controladas por los yanquis. Este conflicto evidentemente puede ser utilizado, bien por
las vanguardias revolucionarias del proletariado en su lucha, lo mismo que por las burguesías de
los denominados países “tercermundistas”, que encuentran la fisura propicia para negociar en
mejor forma sus intereses, mediante lo que hoy se ha dado en llamar “nacionalismo”, “actitud—
patriótica” o, definitivamente “anti—imperialismo”, formas que no cambian en absoluto el carácter
opresor de las minorías dominantes.
La crisis imperialista no es un hecho casual sino, el fruto mismo de las contradicciones que
caracterizan a la sociedad capitalista y de la pujante ofensiva del proletariado mundial. En el No.
6—7 de C.P, se analizaba ya este fenómeno que hoy lo ampliamos: derrotas, retiradas, fracasos
diplomáticos, estancamiento de las conferencias, todo esto, es sin lugar a dudas el corolario de
la política de garrote y “buen vecino” implantada por el imperialismo.
La pérdida de influencia y de poder norteamericanos se manifiestan así: fracaso militar, político y
diplomático en Chipre; derrota diplomática, militar y política en el Medio Oriente; bancarrota de la
política anti—comunista y anti—popular en Grecia; crisis total de la OTAN; pérdida de control e
influencia y peligro para la “estabilidad europea” por la victoria anti—fascista en Portugal.
Sumado a esto la caída de algunas monarquías; la reactivación de las luchas revolucionarias en
Europa que tienen su signo más alto en la ofensiva proletaria contra el fascismo en España.
El descalabro total y definitivo y las pretensiones de implantar una política aleccionadora para los
pueblos a través del proyecto de “vietnamizar” cualquier intento de lucha emancipadora, implica
el fracaso del imperialismo con respecto a sus promesas de gendarme internacional para
mantener la estabilidad de las burguesías sumisas al dólar, fracaso de la tecnología utilizada
para oprimir y sojuzgar a las masas, escándalo internacional con relación a los métodos “limpios”
y “honestos” de la intriga que caracteriza a la criminal acción de los cuerpos de seguridad y
espionaje imperialistas.
Todo esto se ha de ver mejor al sufrir los guerreristas yanquis la más humillante derrota por la
acción incontenible del heroico pueblo vietnamita, confirmando así lo que señaláramos: “ni la
más alta tecnología puede detener a un pueblo organizado armado política y militarmente”
(Balance Crítico, Enero/71), se ha desbaratado así, el afán de todos los cultores del poder
burgués, de tanto caníbal afanoso en convertir a la ciencia y técnica en armas de chantaje,
mixtificándolas y poniéndolas como nuevas diosas. Vietnam es la lección más grande del
proletariado en la etapa de agonía del imperialismo, es inspiración del “Che” Guevara, ejemplo
luminoso para la lucha de todos los pueblos del mundo; en Vietnam es rescatado el hombre, es
él quien hace la historia, quien gobierna a la naturaleza, quien utiliza la técnica. Todos los
intentos yanquis son destruidos y ya nada detiene el triunfo total del proletariado vietnamita.
Publicado por primera vez en Causa Proletaria Nº10, págs. 11-13, 1975
Breves consideraciones sobre el proyecto burgués y las tareas actuales del proletariado
Pablo Razín y Eduardo Moreno
1. El agro
2. La industria y su capitalización.
a) La izquierda olvida con “harta frecuencia” la tipificación objetiva del desarrollo social y político
de nuestro país; y cuál es el real carácter de la burguesía. Este “olvido” deviene, no solo en
errores tácticos y metodológicos sino sobre todo en limitaciones estratégicas.
Preguntémonos si es posible seguir manteniendo los mismos criterios en torno a la sociedad, las
clases dominantes, la lucha política, la táctica política, de los años —por ejemplo— 1.870 (en el
plano interno el dominio clerical y los primero indicios de modernización del Estado ecuatoriano),
y no reconocer algunos fenómenos concretísimos; el auge del capital monopolista y por decir lo
menos imperialista de los años 1.890 a 1.914 en la vieja Europa y la época de las revoluciones
socialistas a partir de 1.917.
No se puede conceptuar a una burguesía en lucha contra el feudalismo del mismo modo que a
una burguesía triunfante; y a esta, de igual manera al modelo clásico definido por Marx, en
nuestra realidad. En el primer caso, la burguesía deviene en revolucionadora de la sociedad, y
apoyándose en los sectores populares y oprimidos derrota el poder económico-político de la
nobleza terrateniente y clerical; en el segundo caso, la burguesía es y deviene por su propio
carácter en regresiva; por tanto, sólo puede existir a condición de explotar y oprimir al pueblo,
por lo mismo una burguesía triunfante es reaccionaria. No ver esta diferencia y los nuevos
fenómenos presentes en la sociedad capitalista, es ir a la cola de los intereses de la burguesía
más reaccionaria, o sencillamente tomar el rábano por las hojas, los sueños en una burguesía
“progresista” sólo encajan en la mentalidad oportunista de los reformistas.
En la dirección anterior es importante analizar con mucho detenimiento el papel que juega el
capital extranjero en la acentuación de la opresión. Examinemos el siguiente pasaje que ilustra
esta idea: la penetración de capitales y el montaje de ciertas industrias darían como resultado
que “nuestra” burguesía tenga que ser necesariamente la que más explote al trabajo asalariado,
es decir, adoptar un carácter mucho más rapaz puesto que se encuentra en desventaja frente al
gran capital, por un lado, y, por otro por la tecnología que viene unida a la inversión industrial del
capital extranjero y/o en último término, por la desventaja de igual manera en las empresas de
capital asociado. Pero esto no puede ser visto mecánicamente como lo hacen a menudo los
reformistas para descubrir la clave que los conduzca hacia su “burguesía nacional”, criterio
teóricamente inexacto y políticamente oportunista. Este aspecto es de importancia fundamental,
puesto que de otra manera erraremos en nuestra táctica política y en último término veremos
determinativamente la acción del monopolio como la única, causa, razón y consecuencia de la
explotación, opresión y miseria del proletariado lanzándonos en la clásica lucha “anti-monopolio”
que ha caracterizado a las tesis reformistas, “social chauvinistas”, que olvida el carácter del
modo de producción capitalista y limita considerablemente la lucha de los trabajadores y el
movímiento de masas en su acción política de clase, y en cambio, se dirigen por un
reivindicativismo conciliador y economicista; sin ubicar los reales términos de la lucha anti—
imperialista y las tareas del proletariado como movimiento político de clase.
b) Se torna de importancia decisiva el análisis sobre los partidos políticos burgueses, el carácter
y la tendencia de la burguesía en nuestro país; así por ejemplo si tomamos como modelo a otros
países del continente e incluso europeos para objetivar el fenómeno, podemos afirmar que
“nuestra” burguesía carece de partido político y que en último caso el partido que la representa
es el conservador que hoy pugna por ligarse decisivamente al capital financiero internacional. Se
podría situar como ejemplo el desarrollo de este partido sobre todo a partir de 1.939; por el
contrario el partido liberal aparece como el partido de los comerciantes que finalmente toma un
carácter pro-imperialista mucho más acentuado que los otros; este ideario político que
caracteriza a los partidos liberales guiados por las tesis del iluminismo, pierde su esencia en
realidades como la nuestra y más bien se adaptan al concepto general sobretodo político-
económico de los conservadores.
NOTAS:
(1) Abelardo Villegas, “Reformas y revolución en el pensamiento latinoamericano”
(2) Paulo Mercadante “La conciencia conservadora en Brasil”
(3) Gustavo Beyhaut “Raíces contemporáneas de América Latina”
Publicado por primera vez en Causa Proletaria Nº 10, págs. 13-19, 1975
Notas críticas
XI Congreso de la CEDOC: nada nuevo bajo el sol
15 de Abril de 1.975
Causa Proletaria
Publicado por primera vez en Causa Proletaria Nº 10, págs. 20-21, 1975