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Para leer
El
Capital
III
Es para responder al deseo, a menudo formulado, por nuestros lectores de los dos
primeros volúmenes de Lire le Capital aparecidos en la Petite Collection Maspero por
lo que hemos decidido publicar de nuevo estos dos volúmenes, Lire le Capital III y Lire
le Capital IV. La edición publicada en 1965, en la colección Théorie, bajo la dirección
de Louis Althusser, es pues restablecida en su integridad.
El Editor.
2
Jacques Rancière: El concepto de crítica y la
crítica de la economía política de los
“Manuscritos de 1844” al “Capital”
3
I. – La crítica de la economía política en los “Manuscritos de
1844”
PRELIMINAR
Toda la crítica se soporta en el modo en que los tres términos que he designado –
el sujeto, el objeto y el método- están aquí anudados.
Hablemos en primer lugar del objeto: ¿de qué se trata? Se trata de una experiencia
en la que el sujeto es la humanidad. Esta experiencia la humanidad la lleva a cabo desde
hace muchísimo tiempo de manera ciega, pero nosotros nos hallamos ahora en el punto
en el que le es posible comprenderse a sí misma.
El nosotros representa la conciencia crítica. Ella es la que primero toma la
conciencia de que ha llegado el tiempo en que esta experiencia llega a su término que es
el conocimiento de sí. Es la conciencia privilegiada en la cual esta experiencia llega a
ser clara para sí misma, o, más precisamente, es la palabra con que se expresa el
lenguaje en el cual esta experiencia humana conoce al fin su verdad.
Todo el método está contenido en este erklären. Significa a la vez declarar y
explicar. Eso quiere decir que la exposición de los hechos tal como son (für das was sie
sind), la exposición de la experiencia humana tal como se da, es ya su explicación.
Basta que la palabra sea tomada para formular estos hechos (lo que Marx llama los
pecados de la humanidad). La formulación de estos hechos es ya su conocimiento y su
conocimiento los suprime como pecados porque lo que los constituía como pecados era
precisamente el no ser conocidos, el ser una experiencia ciega.
Lo es que es dicho de capital en este erklären es que la explicación no pertenece
fundamentalmente a un orden distinto que el (lo) enunciado, la constatación (lo
constata).
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Se trata de los Anales franco-alemanes.
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Podemos expresar esto por otra metáfora: diremos que la crítica es lectura. El
texto con el que ella se enfrenta es esta experiencia en la que el sujeto es la humanidad.
¿Qué es lo que constituye este texto, este enunciado? Este enunciado está tejido por
contradicciones. La forma bajo la cual la experiencia humana da a conocer su desarrollo
es la forma de la contradicción. Cada esfera de la experiencia humana (política,
religiosa, moral, económica, etc.) presenta un cierto número de contradicciones. Estas
contradicciones son experimentadas (sentidas) por los individuos en lo que Marx lama
“las luchas y las aspiraciones de nuestra época”.
El papel de la crítica es el de decir o leer –según la metáfora escogida- la
contradicción, declararla tal como es. ¿Qué es lo que establece su diferencia con el
enunciado ordinario? ¿Qué le permite ser crítica?
Es que percibe detrás de estas contradicciones, una contradicción más profunda, la
que expresa el concepto de alienación.
Se conoce de sobra la descripción banalizada: el sujeto, el hombre, expresa los
predicados que constituyen su esencia en un objeto exterior. En el estadio de la
alienación, este objeto le resulta extraño. La esencia del hombre es pasada a (en) un ser
extraño. A su vez, este ser extraño -que no está constituido más que por la esencia del
hombre- se plantea como verdadero sujeto y plantea al hombre como su objeto.
En la alienación, el ser propio del hombre existe bajo la forma de su ser extraño;
lo humano existe bajo la forma de lo inhumano, la razón bajo la forma de la no-razón.
Es esta identidad de la esencia del hombre y de su ser extraño la que define la
situación de contradicción. Es decir, que la contradicción se funda en la escisión de un
sujeto consigo mismo. Que la contradicción sea escisión, es lo que es capital para seguir
toda la articulación del discurso crítico.
En la experiencia, sin embargo, la estructura de la contradicción no es dada tal
cual. Se expresa bajo una forma particular. En efecto, la escisión del hombre con su
esencia tiene por consecuencia una división. Las diferentes esferas de manifestación de
la experiencia humana –esferas que corresponden a los diferentes predicados de la
esencia humana- toma cada cual una realidad autónoma. Debido a ello, la contradicción
se presenta siempre como contradicción en el interior de una esfera particular. Todo
enunciado de la contradicción que se sostenga en esta forma particular es un enunciado
unilateral, parcial. El trabajo de la crítica es elevar la contradicción a su forma general.
Diferentes conceptos expresan este cambio de nivel. Marx habla de forma
general, de altura de los principios, de significación verdadera. Estos términos se
resumen en el concepto general que designa la operación, el de Vermenschlichung
(palabra a (por) palabra: humanización). Dar a la contradicción su forma general, es
darla su significación humana: la separación del hombre y su esencia. Este sentido de
humano del que la contradicción particular es la manifestación, la crítica lo encuentra
despejando la forma general de la contradicción: la relación entre los dos términos en
los que la escisión está planteada en la contradicción.
Tomemos un ejemplo. En La Cuestión judía, Marx critica la manera en la que
Bauer ha planteado el problema de la emancipación de los judíos. Para este (Bauer), el
problema se reduce a la relación entre el estado cristiano y la religión judía. Así, no
considera el Estado en su forma general, sino que toma un tipo de Estado particular. Por
otra parte, no considera el judaísmo más que un su significación religiosa en lugar de
dar su significación humana general.
Marx, opera este pase (passage) en la forma general. De la contradicción
Estado/religión particular, pasa a la contradicción Estado/presupuestos del estado, la
cual reenvía a la contradicción Estado/propiedad privada.
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A este nivel aparece la contradicción profunda. El hecho de la esencia del hombre
existe fuera del hombre en el Estado.
Sobre este ejemplo, veremos que el discurso crítico es:
-explicitación del sentido profundo de la contradicción,
-redescubrimiento de la unidad originaria.
Esta unidad originaria, es la unidad de un sujeto y de su esencia. Es esta unidad
del sujeto hombre y de su esencia la que define, en la crítica feuerbachiana, el concepto
de verdad.
Este concepto de verdad nos permite situar el discurso opuesto al discurso crítico,
el discurso especulativo. Este se caracteriza como un discurso abstracto. Este concepto
de abstracción, en la crítica antropológica, es el lugar de un equívoco fundamental:
designa, al mismo tiempo, un proceso que tiene lugar en la realidad y el planteamiento
propio a un cierto tipo de discurso.
Abstracto es, en efecto, tomado aquí en el sentido de separado. La abstracción (la
separación) se produce cuando la esencia humana está separada del hombre, sus
predicados fijados en un ser extraño. La especulación parte de esta abstracción, de esta
separación de la unidad originaria. En este estado, el predicado existe separado del
sujeto. Pero esta escisión de la unidad originaria es al mismo tiempo constitución de una
nueva unidad, en beneficio de este ser extraño donde es alienada la esencia del sujeto.
Es lo que permite plantear el predicado como el verdadero sujeto. Y así es como los
teólogos, partiendo de la división entre el hombre y su esencia alienada en Dios, hacen
de Dios el verdadero sujeto. Así mismo, la filosofía especulativa –la filosofía hegeliana-
parte del pensamiento separado de su sujeto, el hombre, para hacer de la Idea abstracta
el verdadero sujeto de la experiencia.
De modo que leemos en la Filosofía del futuro de Feuerbach:
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Para resumir estas consideraciones preliminares sobre el concepto de crítica,
sacaremos los tres tipos de discurso posibles con respecto a la crítica:
-un discurso que se mantenga en el nivel de los fenómenos, discurso unilateral que
no comprende más que un aspecto particular de la contradicción;
-dos discursos que se mantengan en el nivel de la esencia; el discurso crítico o
desarrollo de la esencia verdadera y el discurso especulativo o desarrollo de la esencia
falsa.
Ahora, podemos abordar el estudio de la crítica en los Manuscritos.
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entre sí (en el concepto de cambio). La economía cubre, entonces, todo el campo de la
experiencia humana, y ella no es más que la figura tomada por este concepto mismo de
experiencia.
La localización de la realidad económica peca así, en un caso por defecto, y en
otro por exceso. Pero, por ambos lados, el resultado es el mismo: Marx no constituye un
dominio de la economía política.
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“Mis resultados son el producto de un análisis del todo empírico, que
se funda en un estudio crítico concienzudo de la economía política.”.
2. – LA ELABORACIÓN CRÍTICA
“Este hecho no expresa nada más que esto: el objeto que el trabajo
produce, su producto lo afronta como un ser extraño, como una potencia
independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha
fijado, concretizado en un objeto, es la objetivación del trabajo. La
actualización del trabajo es su objetivación. En el estadio de la economía
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política, esta actualización (Verwirklichung) del trabajo aparece como la
pérdida para el obrero de su realidad (Entwirklichung), la objetivación como
la pérdida del objeto y la esclavitud a él mismo, la apropiación como la
alienación (Entfremdung), el desobrecogimiento (Entäusserung,
transmisión, cesión, desistimiento, abandono).
“El objeto del hombre no es nada más que su esencia misma tomada
como objeto”.
“El objeto con el que un sujeto se relaciona por esencia y necesidad no
es nada más que la esencia propia de este sujeto pero objetivada”.
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El objeto producido por el obrero aparece así como un objeto feuerbachiano,
como la objetivación de la esencia propia del hombre.
Lo que hace posible la operación crítica, es un deslizamiento operado sobre los
términos de producción y objeto. Al pasar de su sentido económico (indeterminado) a
su sentido antropológico, estos dos conceptos hacen bascular el discurso dado en el
discurso de referencia.
Este procedimiento que permite a la ley económica devenir ley antropológica
(forma general de la contradicción), nosotros lo llamaremos anfibología.
3. – LA ANFIBOLOGÍA Y SU FUNDAMENTO
Trabajo del obrero = actividad que procura al obrero sus medios de subsistencia
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hecha sobre un cierto número de conceptos distintos de los de los Manuscritos.
Podremos entonces redactar un cuadro de las anfibologías donde se verá cómo los
términos y los encadenamientos de términos (leyes) de la economía clásica son
inmediatamente transpuestos en el discurso crítico (antropológico).
cuadro de anfibologías
Economía Crítica
___________________________________ ____________________________________
obrero hombre
trabajo actividad genérica
producto objeto
capital ser extraño (fremdes Wesen)
medios de subsistencia medios de vida (Lebensmittel)
valor valor (Wert) = dignidad (Würde)
cambio comunidad
comercio comercio (Verkehr)
riqueza riqueza (Sinnlichkeit feuerbachiana)
Notas
“El obrero se convierte en tanto más pobre cuanto más riqueza produce,
riqueza que su producción crea en potencia y en volumen.”.
“El hombre se convierte tanto más pobre en tanto que hombre, tiene tanta o
más necesidad de dinero para volverse dueño (amo) del ser hostil, y la potencia de
su dinero cae exactamente en razón inversa del volumen de la producción, es
decir, que su indigencia aumenta a medida que crece la potencia del dinero”.
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b) La anfibología del valor es sensible en la pareja Verwertung/Entwertung de
nuestro texto. Al concepto económico clásico de valor se le superpone un concepto de
valor que reenvía de hecho al concepto (kantiano) de dignidad.
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el encadenamiento de los hechos, es la elaboración del lenguaje en el cual se dice la
experiencia humana.
O, si se quiere, la crítica es traducción y nuestro cuadro de las anfibologías es un
diccionario. Pero esto último es del todo relevante. Nos encontramos aquí una
correspondencia término a término, y donde no son solamente los términos sino los
enunciados mismos los que se corresponden.
Esto no es posible más que por un encuentro privilegiado: el encuentro de un
discurso antropológico explícito y del discurso antropológico implícito en la economía
clásica. En efecto, la economía política con la cual nos las vemos aquí es la economía
“pre-crítica”, la que todavía no la sido sometida a la crítica decisiva que hará Marx en
El Capital. Es una economía que habla de producción en general sin poder formular el
concepto de la especificidad de un modo de producción, que concibe el desarrollo
económico a partir de la acción de sujetos económicos.
Tomemos una de las definiciones de la economía clásica, la que determina el
capital como trabajo acumulado. Se ve fácilmente el esquema antropológico que puede
deslizarse aquí, la anfibología de la que no se saldrá hasta que Marx, en El Capital,
defina el capital como una relación de producción, operando así la mutación radical que
hará pasar al discurso económico del campo de la antropología al de la ciencia. Del
mismo modo, textos como el célebre texto de Boisguillebert sobre el dinero que debería
ser el servidor del hombre y que se ha convertido en el amo se ofrecen por sí mismo a la
elaboración de la crítica antropológica. La economía política con la que se las ve Marx
está así gravada por toda una antropología implícita. Se presenta generalmente de una
manera más o menos implícita según el caso, en el cuadro de una teoría de la sociedad.
Esta teoría de la sociedad reenvía a una teoría de la subjetividad humana (que puede
presentarse como teoría de las necesidades, teoría de los intereses, teoría de las
pasiones, etc.), a una teoría de la intersubjetividad, de las relaciones entre los sujetos
humanos, y a una teoría de las relaciones del hombre con la naturaleza. Los conceptos
mismos que constituyen su dominio, los de intercambio, industria, etc., está lejos de ser
puros de toda implicación psicológica o antropológica. Ahora bien, la teoría
antropológica del joven Marx se presenta precisamente como una teoría general de las
relaciones del hombre con la naturaleza y con el hombre. Igualmente, hay en la
economía clásica una teoría más o menos implícita del orden natural y de su perversión
(tenemos un ejemplo de ello en el texto ya mencionado de Boisguillebert). Ahora bien,
la teoría de la alienación es la sistematización de esta teoría de la perversión. Por ahí, la
crítica antropológica puede presentarse como la explicitación y la sistematización del
discurso antropológico implícito en la economía clásica.
(No hago aquí sino señalar este problema de una manera muy general. Sería
preciso, naturalmente, hacer un estudio en profundo. Quizás se podría igualmente
abordarlo de un modo diferente planteando la cuestión de una doble relación: la relación
de los conceptos de trabajo, de alienación, etc., en los Manuscritos con la eterización de
los conceptos en Hegel, y la relación de Hegel con la economía política.).
Intentemos ahora delimitar más precisamente lo que permite el recubrimiento de
los dos discursos. Consideremos el cuadro de las anfibologías. Lo que hace posible la
traducción, el pase de una columna a la otra, es la existencia de un soporte común.
El soporte de la anfibología es un sujeto, el sujeto hombre.
Para ver como funciona este soporte, estudiemos la frase siguiente:
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La condición de transposición crítica, es que se pueda operar la estructura sujeto-
predicado-objeto. Y ello se hace posible gracias a la introducción del posesivo: su
producción. Por poco que se reflexione, esta relación de pertenencia nada menos que
evidente y, tratándose del obrero de la gran industria, no tiene mucho sentido. Ahora
bien, es su introducción lo que permite el centramiento del campo de los fenómenos
económicos alrededor de un sujeto. Este sujeto no está dado en el obrero. Es su
producción. Dicho de otro modo, es el despeje del predicado lo que determina el sujeto.
¿Por qué este su, esta relación de pertenencia sujeto/predicado puede ser aquí
introducida? Es el concepto mismo de producción quien lo induce. De no ser definido
científicamente como lo será en El Capital, es decir situado en un proceso, este
concepto queda por indicar un acto que sucede en la esfera de la actividad de un sujeto,
en una relación sujeto/objeto. Más generalmente, los conceptos de la economía clásica
(sociedad, producto, riqueza, renta, etc.) dado que no son criticados determinan este
lugar de un sujeto.
Si nos anticipamos y confrontamos el concepto de producción aquí en cuestión
con el concepto de proceso de producción en El Capital, veremos que en El Capital es
el concepto de relación de producción lo que permitirá dar salida a las anfibologías
operando la desubjetivación de las categorías económicas. Aquí es su ausencia la que
determina el sujeto/hombre como soporte necesario de estas categorías.
Vemos ahora por qué la no-crítica de los términos de la economía política es la
condición de la crítica de la economía política, como la no-determinación de un
dominio de la economía política es la condición de la determinación de los fenómenos
económicos como expresión de un proceso antropológico.
A este propósito no es indiferente preguntarse qué representa en los Manuscritos
la economía política. Si nos referimos a los textos citados en el 1º manuscrito, veremos
que pertenecen a dos categorías: los unos (el mayor número) están extraídos de Adam
Smith, los otros están extraídos de Buret y de Sismondi (representando la crítica
humanista del “cinismo” de Ricardo). Es de estos textos de done Marx saca las leyes de
la economía política que transpone en la teoría antropológica. En cambio, se puede
constatar en este mismo recuento de textos del 1º manuscrito una cuasi-ausencia: la de
Ricardo. Sin duda, Ricardo será mencionado, notablemente en el 2º manuscrito. Él es
quien expresa cínicamente todas las consecuencias inhumanas de la economía política.
Pero más no reflexiona aquí sobre lo que hace la originalidad de Ricardo en el seno de
la economía clásica. Ricardo es quien expresa en el interior de la economía política la
diferencia de la esencia y del fenómeno. Ahora bien, para el joven Marx, esta diferencia
queda fuera del discurso económico. Y es precisamente ella la que define la diferencia
del discurso económico con el discurso crítico que es su sentido.
En El Capital Marx tomará esta originalidad de Ricardo y situará en este nivel su
diferencia con la concepción ricardiana en tanto que ella representa lo que hay de más
profundo en la economía clásica. Al nivel de los Manuscritos, Ricardo aparece como el
hombre de la abstracción, aquel que, definiendo la competencia como algo accidental,
niega los fenómenos económicos aparentes para imponer sus abstracciones (es lo que
Marx le reprochará en sus notas de lectura).
Del mismo modo, Ricardo es quien redujo la importancia de los factores
subjetivos en la economía. El joven Marx no piensa esta reducción sino como expresión
de la inhumanidad de las leyes de la economía política.
Si Marx no tomaba en su verdadero nivel la importancia de Ricardo, es que nos
las vemos en los Manuscritos menos con una crítica de los principios de la economía
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política que con una verdadera teoría de la riqueza (y veremos más allá lo que es preciso
entender por ello).
Nota
He inscrito al lado del cuadro de las anfibologías lo que llamo el cuadro de las
oposiciones pertinentes: persona/cosa y medio/fin. Son estas oposiciones las que dan su
sentido al discurso antropológico. Al mismo tiempo, somos reenviados por ahí al
campo en que se encuentra localizada la pertinencia de estas oposiciones, el de a moral
kantiana.
No voy aquí a llamar la atención más que sobre un problema: si bien se ha
tematizado abundantemente el problema de la relación entre Marx y Hegel, no se ha
pensado nunca esta relación que tal vez pueda ser más decisiva para pensar la ruptura
entre la crítica del joven Marx y la del Marx maduro, la relación Kant/Marx.
Podemos preguntarnos si el terreno sobre el cual se sostiene el joven Marx no es
el designado por las oposiciones kantianas (autonomía/heteronomía, persona/cosa,
medio/fin). Convendría entonces estudiar en El Capital el desplazamiento de estas
oposiciones, por ejemplo el desplazamiento de la oposición persona/cosa en los
conceptos de soporte y de personificación. Del mismo modo, sería preciso preguntar en
qué medida los conceptos de medios y fines del modo de producción capitalista operan
esta desubjetivización de la oposición medios/fines.
Estas pocas notas pueden permitir explicar por qué la superación operada en el 3º
manuscrito, de la problemática del 1º manuscrito, es una superación hegeliana.
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“Las operaciones más importantes del trabajo son reguladas y
dirigidas según los planes y las especulaciones de aquellos que emplean los
capitales”.
“El goce está, pues, subordinado al capital, el individuo que goza está
subordinado al que capitaliza, mientras que anteriormente era lo contrario.
La disminución del interés no es, pues, sino un síntoma de la abolición del
capital en la medida en que es un síntoma de su dominación en vía de
cumplimiento, por tanto de la alienación que se acaba y se acelera hacia su
supresión”.
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¿Por qué este momento del capitalismo del cálculo es el momento que precede a
la supresión del capitalista? Es que la subjetividad capitalista (el cálculo) ha creado la
objetividad en la cual ella va a perderse, la que permitirá el fin de la alienación: la
riqueza.
Explicitemos aquí la anfibología planteada más arriba. La riqueza que es el
resultado del cálculo es la riqueza desplegada de las fuerzas humanas. Representa la
humanización del mundo sensible que ha sido hecha posible por la alienación, el
término del movimiento por el cual los objetos naturales del mundo, han llegado a ser
objetos naturales humanos, constituyendo un mundo donde el hombre podrá reencontrar
y reconocer su propia esencia, esta esencia alienada que, bajo la forma del trabajo
alienado, ha constituido la riqueza.
La anfibología consiste en esto: lo que es puesto bajo el concepto (económico) de
riqueza, es el concepto de Sinnlichkeit. La Sinnlichkeit es para Feuerbach la exterioridad
sensible en la que el hombre se reconoce. Para Marx, este reconocimiento, esta
identidad de la Sinnlichkeit (realidad sensible) y de lo humano no puede ser más que un
resultado. Es el resultado del trabajo alienado creador de la riqueza.
Vemos aquí lo que significa esta pérdida del sujeto económico en el desarrollo de
la propiedad privada. En su desaparición aparece el verdadero sujeto del movimiento, la
humanidad. A través de los motivos del capitalismo, es el desarrollo de la esencia
humana el que trazó el camino, quien jugó el papel de motor.
Lo que encontramos aquí es el modelo hegeliano del prefacio de las Lecciones
sobre la filosofía de la historia. El verdadero sujeto de la historia se sirve de las
subjetividades ilusorias para imponer su ley. El verdadero motor de la historia es la
esencia humana. Y el momento de la riqueza es el aquel en que la humanidad podrá
retomarla y reconocerse en el mundo sensible.
Podremos ahora precisar lo que es el nivel de la economía política. El estadio de
la economía política es donde aparece la esencia subjetiva de la riqueza, el trabajo. El
discurso de la economía reconocía la esencia del hombre como la esencia de la riqueza,
pero no conocía la alienación de esta esencia, no reconocía que el trabajo fuente de
riqueza es el trabajo alienado. Lo que la economía conocía como esencia del hombre, es
su esencia alienada.
Al mismo tiempo, comprendemos el fundamento de esta dificultad que señalamos
en la primera parte –la ausencia de décalage entre realidad económica y discurso
económico expresada en el concepto de nivel de la economía política: este concepto
expresa un determinado momento del desarrollo de esta experiencia humana de la
hablamos al principio. Expresa una cierta conciencia de sí de la humanidad. Pero esta
conciencia de sí de la humanidad es una conciencia de sí indirecta: la humanidad no
conocía su esencia más que bajo la forma de alienación o, lo que expresa la misma
situación, no la conocía más que bajo una de sus determinaciones (la economía política,
dice Marx, sólo conocía al hombre como capitalista u obrero, no conocía el trabajo
como actividad con vistas a una ganancia, etc.). Haciendo de la economía una historia
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antropológica de las relaciones del hombre con la naturaleza y con el hombre, al no
conocer pues la objetividad económica más que bajo a forma de la intersubjetividad y
de la sensibilidad (Sinnlichkeit), Marx hizo posible el planteamiento que hace
desvanecerse a esta objetividad en una dialéctica de la experiencia humana que no es en
definitiva sino una dialéctica de la conciencia de sí.
Si retomamos todos los elementos del discurso crítico, veremos que diseñan una cierta
figura que es la figura de las condiciones de imposibilidad del discurso científico.
El punto de partida del discurso crítico es el rechazo de la abstracción. De lo que
es cuestión, es en efecto, de la historia de un sujeto (tema). La abstracción de
pensamiento al ser identificada con la separación de los elementos de lo real, la
abstracción no puede considerar más que un momento separado de la historia del sujeto
(tema). No permite llegar a la comprensión de esta historia.
Pero, por su teoría de lo concreto, la condena condena su discurso a no ser más
que redoblamiento. Es redoblamiento de su punto de partida, es decir, de lo que le es
dado por la experiencia ordinaria y los discursos ya constituidos.
Para intentar demostrarlo, nos referiremos al esquema dado por Althusser para
pensar el concepto de práctica teórica2.
La práctica teórica es, se sabe, un proceso de transformación que produce un
objeto específico: el conocimiento. Por medio de los conceptos de una “teoría” o
generalidad II, transforma lo dado, es decir las generalidades ya elaboradas por la
práctica teórica anterior (generalidad I), produciendo así nuevos conceptos, o sea, un
nuevo conocimiento (generalidad III).
Aquí la generalidad I está representada por los conceptos económicos de la
economía política clásica (producción, trabajo, capital, renta, riqueza…). La generalidad
II es la teoría antropológica en la que el trabajo designado por términos como
Erklärung, VermenSchlichung, begreifen, produce los conceptos antropológicos de
producción, trabajo, riqueza ser extraño, etc. Podemos caracterizar esta transformación
de dos maneras:
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un azar si la mayor parte de las deformaciones de la teoría marxista tienen en común el
fundarse sobre una cierta ideología de lo concreto.
Igualmente, podemos ver cómo esta pareja teoría de la abstracción/teoría del
sujeto impide que sea planteado el problema de a constitución del dominio de la
economía política como un dominio de objetividad.
En efecto:
2) Por otra arte, si bien nunca jamás se ha tratado de una historia de la esencia
humana, no es posible, sin embargo, constituir objetividades específicas que dieran
lugar a discursos científicos específicos. En efecto, es siempre la misma historia que se
debe reconocer por todas partes. Es por todas partes la esencia humana la que es
expresada.
Y esto es lo que es expresado por Feuerbach en las Tesis Provisorias.
Del mismo modo que es el nombre de hombre lo que debemos encontrar en cada
objeto, por lo mismo es una teoría del hombre lo que encontramos en cada una de las
tesis en las que se expresa la teoría crítica del joven Marx.
Todas estas tesis que diseñan la figura de la teoría crítica se reflejan las unas en
las otras y expresan todas la misma teoría del hombre.
Esta teoría, en los Manuscritos, alcanza su límite. Encuentra su acabamiento en el
texto del 3º manuscrito sobre el comunismo.
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En este texto en que Marx desarrolla una dialéctica propiamente hegeliana, donde
el comunismo es definido en los términos que definen en Hegel el saber absoluto, nos
las vemos con un discurso a la vez perfecto en su rigor e insoportable (o sea,
insostenible en el cuadro de una teoría que se propone una acción revolucionaria
efectiva).
Por eso, este discurso no tendrá ni salida ni consecuencias. El objeto nuevo
encontrado por la crítica, la economía política, parece aquí haber sido enteramente
absorbido por la crítica. En realidad, es lo que impondrá la explosión, el estallido, del
modelo crítico y la reestructuración de toda la problemática de Marx.
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II. – Crítica y ciencia en “El Capital”
PRELIMINAR
22
Se puede plantear esta última cuestión tomando como referencia una cierta
interpretación de Marx, la cual es desarrollada en la escuela de Della Volpe. Según esta
interpretación, Marx utilizaría en El Capital, para hacer la crítica de la economía
clásica, el modelo crítico que había elaborado en el “Manuscrito de 1843” titulado
Kritik des hegelsche Staatsrechts (traducido por Molitor bajo el título de: “Critique de la
philosophie de l’Etat de Hegel”, Crítica de la filosofía del Estado de Hegel.).
En este texto, Marx, para hacer la crítica de la filosofía del derecho de Hegel,
utilizaba el modelo crítico feuerbachiano, el modelo de la inversión (del reverso)
sujeto/predicado. Se trataba de mostrar que Hegel hacía por todos lados del predicado
autonomizado el verdadero sujeto.
Marx toma como ejemplo el concepto de soberanía. La soberanía no es, dice, nada
más que el espíritu de los sujetos del Estado. Es, pues, el predicado de un sujeto
sustancial (Marx define este sujeto como ύποκειμενον, como sustancia). En la
alienación, este predicado, este espíritu de los sujetos del Estado, está separado de su
sujeto. Aparece como la esencia del Estado. Esta existencia separada del sujeto y del
predicado permite a Hegel cumplir la operación especulativa: por una nueva separación,
separa la soberanía del Estado real, de hecho, hace de una idea un ser autónomo.
Este ser autónomo debe tener un soporte. Este soporte le es proporcionado por la
Idea hegeliana, lo que Marx llama la Idea mística. La soberanía deviene en una
determinación de esta Idea mística.
Una vez cumplido este movimiento de abstracción, Hegel deberá operar el
movimiento inverso, redescender hacia lo concreto. El nudo entre la idea abstracta y la
realidad empírica concreta no podrá hacerse sino de una manera mística, por una
encarnación. Es por esta encarnación como la determinación abstracta podrá existir en
lo concreto. La Idea mística se encarnará en un individuo particular: el monarca. Aquel
aparecerá entonces, en Hegel, como la existencia inmediata de la soberanía.
Resumamos este movimiento en el siguiente esquema:
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(ύποκειμενον) Sujeto/Predicado
Sujetos
del Estado / Espíritu de los sujetos
del Estado separación Soberanía
separación
autonomización
Idea
(ser
autónomo)
salto
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abstracta de la apropiación. No hay producción, señala Mill, sin apropiación de la
naturaleza por el hombre. Por tanto, la propiedad es una condición general de toda
producción. Esta categoría abstracta está, entonces, encarnada en un tipo de propiedad
muy particular, la propiedad privada capitalista.
A partir de textos como este, y a partir de las páginas de la Introducción general
sobre “la abstracción determinada”, Della Volpe resume así el trabajo crítico operado
por Marx: el que se opondría a la economía clásica al sustituir por todas partes las
abstracciones determinadas (históricas) por abstracciones generales indeterminadas o
hipóstasis.
Una interpretación tal parece descuidar un problema esencial: el de las
condiciones teóricas necesarias para que el modelo del Manuscrito de 1843 pueda
funcionar. Para ello es preciso que las dos oposiciones sujeto/objeto y
empiria/especulación sean oposiciones pertinentes en el interior del campo teórico del
Capital.
Es preciso, en primer lugar, que nos las veamos con un sujeto. Para que el modelo
pueda funcionar, es preciso que la sociedad juegue el papel de sujeto que jugaba la
humanidad en el discurso antropológico. Efectivamente, dos textos de la Introducción
general hablan de la sociedad como de un sujeto. Pero esta determinación de la
sociedad como sujeto se encuentra todavía condenada por Marx y nosotros veremos que
es incompatible con los conceptos que pone en práctica en El Capital.
Por otra parte, la aplicación del modelo empiria/especulación supone un cierto
tipo de relación entre realidad económica y discurso económico. Si tampoco existe esta
relación, esta pareja deja de ser operatoria.
Es sobre el fondo de esta problemática como nosotros buscaremos definir la
especificidad de la “crítica de la economía política” que constituye El capital.
Tendremos ahí un índice que nos permitirá determinar sin los las vemos con un cambio
de terreno teórico.
25
traducción de Molitor, publicada bajo el título: Historia de las doctrinas
económicas, t. VIII).
Ricardo determina dos cosas: la sustancia del valor que es el trabajo, la amplitud
del valor que es medida por el tiempo de trabajo. Pero olvida un tercer término:
En el análisis del valor que es el punto de partida científico de Ricardo, hay, pues,
un término ausente. Marx, en el 1º capítulo del Capital restablece este término ausente:
26
Sea la ecuación: x mercancías A = y mercancías B. Ricardo la resuelve
simplemente diciendo que la sustancia del valor de A es igual a la sustancia del valor de
B. Marx demuestra que esta ecuación está planteada en unos términos del todo
particulares. Uno de los términos no figura sino como valor de uso, el otro como valor
de cambio o forma de valor.
Entonces hay que plantear:
forma de valor A = forma natural de B
B presta su cuerpo, su forma natural para la expresión del valor de A. Así, el valor
debe tener su forma de existencia en la forma natural de B.
Por tanto, uno se puede contentar con afirmar la identidad del contenido de A y de
B. Es lo que podemos ver a partir de la crítica que Marx dirige a Bailey en las Teorías
sobre la plusvalía. Para Bailey, el valor no es más que una relación entre dos objetos,
tanto como la distancia es una relación entre dos objetos del espacio.
“Un objeto no sabría tener valor sino es mediante una relación con
otro, del mismo modo que no puede estar alineado sino es en relación a
otro” (Citado por Marx, Histoire des doctrines économiques, p. 218).
Este texto me parece susceptible de una doble lectura. En un primer nivel, Marx
defiende a Ricardo contra la crítica de Bailey, despejando la existencia de una sustancia
del valor. La existencia de esta sustancia común a los dos términos de la relación hace
que no nos las veamos con una relación del tipo: A = mesa. Esta última relación es una
relación absurda, irracional. Al despejar la sustancia del valor, Ricardo impide la
irracionalidad a este nivel. Pero, como, de hecho, no despeja la forma del valor, se
condena, cuando se trate de formas más complejas, más desarrolladas que la forma
mercancía, a caer a su vez en la contradicción y la irracionalidad.
Lo que Ricardo omite es la cuestión crítica, la cuestión del signo =. Este signo es,
lo hemos visto, problemático, porque pone en relación dos términos que se presentan
bajo formas absolutamente heterogéneas. Tenemos, por un lado, una cosa pura, y por el
otro, una encarnación pura del valor.
27
forma de valor de uso y la forma natural de la mercancía B más como forma
de valor” (El Capital, Tomo I).
Por tanto, la identidad planteada por el signo = esconde la diferencia más radical.
Ella es identidad de los contrarios.
Esta identidad de los contrarios no es posible sino porque una forma (la forma
natural de B) se convierte ella misma en la forma de manifestación de su contrario: el
valor.
Vemos pues, y esto es lo que en un segundo nivel se puede leer en el texto sobre
Bailey, que las mercancías no se igualan más que en el mecanismo muy particular de la
representación (Darstellung). No se igualan ni como simples cosas, ni como ejemplares
de la misma sustancia; se igualan en condiciones formales determinadas, impuestas por
la estructura en la cual se efectúa esta relación.
Podemos hacer en esta referencia al espacio un poco más que lo que Marx no dice
explícitamente. Las formas en las cuales los objetos están, por la dimensión del valor,
puestos en relación los unos con los otros son formas determinadas por la estructura de
un cierto espacio. Las propiedades que revisten en la ecuación deben ser determinadas
por las propiedades del espacio donde se efectúa la representación, la Darstellung. La
puesta en lugar de este espacio que hace posible una ecuación imposible está expresada
por un cierto número de operaciones formales: representación, expresión, revestimiento
de forma, aparición bajo tal o cual forma, etc.
Consideraremos una de estas operaciones: “el valor reviste la forma de una cosa”.
Este examen va a permitirnos precisar el sentido de la relación contenido/forma: se trata
de la relación entre la determinación interna y el modo de existencia, la forma de
aparición (Erscheinungsform) de esta determinación.
En efecto, la expresión significa que el valor tiene su modo de existencia, su
forma de aparición (o de manifestación), en la forma natural de la mercancía
equivalente. La paradoja es que el valor no sabría ni aparecer ni existir. Sin embargo,
aparece en la forma natural de una mercancía, y ahí es donde desaparece como valor, y
ahí es donde reviste la forma de una cosa.
Por tanto, el valor sólo tiene su forma de manifestación en la relación de cambio
la cual, sin embargo, no se manifiesta. Nos las vemos con un tipo de causalidad del todo
nueva en relación con los Manuscritos. En los Manuscritos, las ecuaciones que
expresan la contradicción (por ejemplo: puesta en valor del mundo de las cosas =
depreciación del mundo de los hombres, o valor del trabajo = valor de los medios de
subsistencia) reenvían todas ellas a la ecuación: esencia del hombre = ser extraño al
hombre; es decir que reenvían, como a su causa, a la escisión entre el sujeto humano y
su esencia. La solución de la ecuación estaba en uno de sus miembros. En la esencia del
hombre separada del sujeto humano estaba dada la causa de la contradicción y la
solución de la contradicción. La causa era referida al acto de la subjetividad que se
separaba de sí misma.
Aquí, en la ecuación, o, lo que viene a ser lo mismo, en la contradicción: x
mercancías A = y mercancías B, la causa no está en la ecuación. Aquí se presenta una
relación entre las cosas, una conexión de los efectos determinada por la ausencia de la
causa. Esta causa se encuentra en la identidad del trabajo útil, creador de valores de uso,
28
y del trabajo creador de valores de cambio, del trabajo concreto y del trabajo abstracto.
Se sabe que Marx, en una carta a Engels del 8 de enero de 1868, declara que el
descubrimiento de la doble naturaleza del trabajo (trabajo abstracto y trabajo concreto)
es “todo el secreto de la concepción crítica”. Esta distinción es, en efecto, lo que permite
problematizar la unidad de las dos determinaciones. La economía clásica toma el
concepto de trabajo sin efectuar la distinción. Así pues, no podrá comprender el carácter
específico de la unidad trabajo abstracto/trabajo concreto y caerá en dificultades
inextricables. Al haber pensado a distinción, Marx, podrá pensar la unidad. Esta es el
resultado de un proceso social. La causa ausente a la cual somos reenviados son las
relaciones sociales de producción.
Así las operaciones formales que caracterizan el espacio en que son puestos en
relación los objetos económicos manifiestan, disimulándolos, procesos sociales. Ya
nunca nos las veremos más con una causalidad antropológica referida al acto de una
subjetividad, sino con una causalidad del todo nueva que podemos llamar causalidad
metonímica, tomando prestado este concepto a Jacques-Alain Miller que lo formuló en
la exposición que consagró a la crítica de G. Politzer. Aquí, podemos enunciarlo de la
siguiente manera: lo que determina la conexión de los efectos (las relaciones entre las
mercancías), es la causa (las relaciones sociales de producción) que, sin embargo, está
(es) ausente. Esta causa ausente, no es el trabajo como sujeto, es la identidad del trabajo
abstracto y del trabajo concreto en tanto que su generalización expresa la estructura de
un determinado modo de producción capitalista3.
Dicho de otro modo, la ecuación: x mercancías A = y mercancías B es, como
hemos visto, una ecuación imposible. Lo que Marx va a hacer y lo que lo distingue
radicalmente de la economía clásica, es la teoría de la posibilidad de esta ecuación
imposible. A falta de esta teoría, la economía clásica no puede concebir el sistema en el
cual está articulada la producción capitalista. No reconociendo esta causa ausente, no
reconocía la forma mercancía como la “forma más simple y más general” de un modo
de producción determinado: el modo de producción capitalista. Incluso aun habiendo
reconocido en el análisis de la mercancía la sustancia del trabajo, se condena a no
comprender las formas más desarrolladas el proceso de producción capitalista.
En la crítica del punto de partida de la economía clásica, Marx ha resuelto un
problema que es el del modo de manifestación de una cierta estructura en el seno de un
espacio que no le es homogéneo. Ahora, es de este problema del que se trata de precisar
los términos.
29
Se trata de definir la Gegenständlichkeit de las mercancías, es decir, su realidad de
objeto4. Y es del todo particular. La coseidad de las mercancías es una coseidad social,
su objetividad, una objetividad de valor. Por otra parte, Marx dirá que son una
objetividad fantasmagórica (espectral). Esta objetividad no existe más que como
expresión de una unidad social, el trabajo humano.
Por tanto, ya no tendremos nunca más una pareja sujeto-objeto semejante a la de
los Manuscritos. En este texto, el término de Gegenstand era tomado en un sentido
sensualista. Aquí no es más que un fantasma, a manifestación de un carácter de a
estructura. Lo que toma la forma de una cosa, no es el trabajo como actividad de un
sujeto, es el carácter social del trabajo. Y el trabajo humano del que se trata aquí no es
el trabajo de ninguna subjetividad constituyente. Lleva la marca de una estructura social
determinada:
El carácter de de esta Gegenständlichkeit hace que sólo pueda ser conocida por lo
que es –es decir, por una manifestación metonímica de la estructura-, en la ciencia. En
la percepción ordinaria, es tomada por una propiedad de la cosa en tanto que tal. El
carácter social de los productos del trabajo aparece como propiedad natural de estos
productos en tanto que simples cosas.
Esta teoría del objeto sensible-suprasensible permite marcar la diferencia de la
problemática del Capital con la de los Manuscritos. En los Manuscritos, los objetos
económicos eran tratados de una manera anfibológica porque la teoría de la riqueza
estaba recubierta por una teoría feuerbachiana de lo sensible. El carácter sensible de los
4
La cuestión es saber cuál es el tipo de objeto con el que nos las vemos y qué es lo que funda su
naturaleza de objeto.
5
Traducimos aquí a partir del texto alemán (Dietz, p. 76). La versión francesa reproduce el texto
siguiente:
“No hay más que una época determinada, en el desarrollo histórico de la sociedad, que transforma
generalmente el producto del trabajo en mercancía, es aquella done el trabajo gastado en la producción de
los objetos útiles reviste el carácter de una calidad inherente a estas cosas, de su valor”. (Ed. Sociales, p.
75).
Tengamos en cuenta la adición por Marx en la edición francesa del adverbio generalmente. Este
añadido no está, ciertamente, sin relación con las dificultades que señalamos en nuestro anexo.
30
objetos del trabajo reenviaba a su carácter humano, a su estatuto de objetos de una
subjetividad constituyente. Aquí, los objetos ya no son tomados para lo humano-
sensible. Son sensibles-suprasensibles. Esta contradicción en el modo de su aparición
reenvía al tipo de objetividad del que dependen. Su carácter sensible suprasensible es la
forma en la cual aparecen como manifestaciones de caracteres sociales.
La sustitución de la relación: sensible/suprasensible social, por la relación:
humano/sensible, es fundamental para comprender lo que Marx llama el fetichismo de
la mercancía.
Examinemos para mostrarlo, el principio del texto del 1º capítulo: el carácter
fetiche de la mercancía y su secreto.
Nos parece que puede ser instructivo tomar esta última frase al pie de la letra.
Significa que la mercancía es teológica, siguiendo el sentido que este concepto tiene en
la antropología de Feuerbach y del joven Marx.
Sigamos este hilo conductor en el análisis de la mercancía.
Tampoco existe transparencia del objeto. Aquí se cae toda la teoría de lo sensible
y del objeto relacionada con el sujeto humano. La ropa porta una cualidad que no le
proviene del acto de un sujeto, porque es una cualidad sobrenatural. Es el soporte
(Träger) de algo que no tiene nada que ver con ella.
Nos encontramos aquí con el concepto de soporte que ya habíamos localizado en
el esquema de la crítica antropológica de la especulación y nos lo encontramos con una
función que corresponde en este mismo esquema a la función de la encarnación. La
cosa empírica (la ropa) se convierte en el soporte de la abstracción sobrenatural valor de
la misma manera en que la existencia empírica del monarca devenía en Hegel en la
encarnación de la categoría abstracta de soberanía.
31
Vemos, pues, aparecer una figura idéntica a la del Manuscrito de 1843. Pero aquí
no tiene ni la función crítica que tenía en la crítica antropológica de la especulación, ni
la que la escuela de Della Volpe querría hacerle jugar como crítica de la operación
especulativa ejercida por la economía política clásica. La unión de lo sensible y de lo
suprasensible expresa aquí la forma misma de aparición del valor y no su traducción
especulativa. En los Manuscritos de 1843, esta unión era presentada como una
operación de la especulación. Hegel transformaba lo sensible (la empiria) que
encontraba en el punto de partida para hacer una abstracción suprasensible que
encarnaba enseguida en una existencia sensible que servía de cuerpo a esta abstracción.
Esto quiere decir que la figura que en la crítica antropológica designaba el
proceder de la especulación designa aquí el proceso que se desarrolla en el campo
mismo de la realidad. Por este concepto de realidad (Wirklichkeit), es preciso entender
justamente el espacio donde se manifiestan las determinaciones de a estructura (espacio
de la objetividad fantasmática). Debemos distinguir cuidadosamente esta Wirklichkeit,
real con respecto a la percepción, de la wirkliche Bewegung (movimiento real) que
constituye lo real con respecto a la ciencia.
Vemos que las propiedades que definen la Wirklichkeit, el espacio de aparición de
las determinaciones de la estructura económica, son las que definían para el joven Marx
las operaciones de la filosofía especulativa, que se presenta a ella misma bajo a forma
del misterio.
Podemos encontrar otro ejemplo de este cambio de función de la estructura de la
encarnación en el texto titulado Die Wertform (anexo “didáctico” al primer tomo del
Capital):
32
Notas 1
Un vistazo sobre los conceptos en juego en esta problemática de los objetos económicos
nos muestra que lo que está aquí en cuestión es la cuestión crítica de la dialéctica
trascendental kantiana. Reencontramos, en efecto, la problemática del objeto
(Gegenstand) y las parejas fenómeno/ apariencia (Erscheinung/Schein) y
sensible/suprasensible (sinnlich-übersinnlich). En Kant, una línea de partición (partage:
reparto, división) referida a las facultades de una subjetividad separa dos dominios:
Gegenstand
sinnlich übersinlich
Erscheinung Schein
33
Notas 2
6
Parece que este análisis de forma define para Marx la forma de la cientificidad. Es interesante leer a este
respecto su apreciación sobre Aristóteles: este es calificado como el “gran pensador que fue el primero en
analizar la forma de valor así como tantas otras formas ya sean del pensamiento, de la sociedad, de a
naturaleza”.
34
reenviados a la identidad de los contrarios que caracteriza el trabajo representado en la
forma de valor de la mercancía –identidad del trabajo concreto y del trabajo abstracto.
Podemos hacer aquí tres notas.
1) La contradicción aquí planteada no puede ser reducida al orden de la
apariencia y de la ideología, lo que era el caso de la pseudo-contradicción in
adjecto implicada, según Bailey, en el concepto de un valor de cambio
intrínseco a una mercancía. Al contrario, esta contradicción no aparecía más
que en el discurso científico. Ella no es percibida por los sujetos del cambio
para los cuales la relación xA = yB es totalmente natural.
2) La contradicción no consiste en una escisión. En las ecuaciones que, en los
Manuscritos de 1844, expresan la contradicción, esta se reducía a la
separación de una unidad originaria. La contradicción residía en la existencia
separada de los términos complementarios. Aquí, al contrario, reside en la
unión de dos términos exclusivos el uno del otro. Esta identidad de dos
contrarios denuncia la existencia escondida de un tercer término que supone
su unión. Así es para el término social que soporta la contradicción sensible-
suprasensible.
3) La contradicción no consiste, tampoco, en que el trabajo concreto se invierte
en trabajo abstracto, a la manera pues en el ser, en Hegel, se invierte en nada
(néant) o en que lo concreto se invierte en universal abstracto.
La unión contradictoria del trabajo concreto y del trabajo abstracto no está
determinada por una dialéctica que sería inherente a uno de los dos términos. Expresa la
forma particular que toman, en un modo de producción determinado, las características
generales del trabajo.
Marx demuestra, en efecto, cómo toda producción está necesariamente
determinada por el tiempo de trabajo disponible de la sociedad y por la repartición del
trabajo social en función de las diferentes necesidades 7. Esta regulación debe hacerse de
una manera o de otra en todas las formas de producción. Pero toma, en cada una de
estas formas, caracteres diferentes. Es así como, Marx; en los textos sobre el fetichismo
del capítulo 1, demuestra en el caso de varias formas de producción diferentes (la de
Robinson, la de la Edad Media, la de una industria rústica y patriarcal y en fin la de una
sociedad comunista) cómo esta ley natural trata según formas específicas determinadas
por cada una de estas estructuras. En el interior del modo de producción capitalista,
donde la producción mercantil es la producción dominante, la ley reguladora del tiempo
de trabajo y de su repartición adopta una figura del todo particular, la de la identidad
contradictoria del trabajo concreto y del trabajo abstracto, la cual se encuentra
representada en las contradicciones inherentes al intercambio de mercancías.
La “contradicción” podría también no designar nada más que el modo de eficacia
propio de la estructura. Ya hemos visto que el espacio de la representación
(Darstellung) de la estructura era un espacio de la contradicción donde los objetos no
eran objetos, donde las relaciones unían cosas que no tenían ninguna relación entre
ellas, etc. La existencia de la contradicción aparecía así como la existencia misma de la
estructura. De este modo, es preciso que demos al concepto de contradicción tal como
Marx lo utiliza en la primera sección del Capital un valor puramente indicial; Marx
pensaría con los conceptos hegelianos de contradicción y desarrollo de la contradicción
algo radicalmente nuevo de lo que llegaría a formular el concepto: el modo de acción de
la estructura en tanto que modo de acción de las relaciones de producción que la
gobiernan.
7
Ver particularmente la carta de Engels del 8 de enero de 1868 y la carta a Kuggelmann del 11 de julio de
1868.
35
Así, el reconocimiento de la contradicción sería reconocimiento de la estructura
en el interior de la cual funcionan los objetos económicos y sus relaciones, la estructura
de un modo de producción determinado. Analizando la forma mercancía, Marx,
descubrió la contradicción, es decir descubrió que los objetos económicos estaban
determinados como manifestaciones de una estructura particular. Así, el desarrollo de
las formas será desarrollo de la contradicción. La resolución (Lösung) de la
contradicción será efectuada en lo que Marx llama sus formas de movimiento. Las
formas más complejas, más desarrolladas son formas en que pueden desarrollarse y
resolverse las contradicciones de las formas más simples. Hay, así, formas del
intercambio en relación a las contradicciones inherentes a la forma mercancía, formas
de la producción capitalista en relación a las formas de la producción mercantil simple.
36
Se sabe, que la categoría de trabajo asalariado plantea a la economía clásica un
problema insoluble. ¿Qué pasa en el cambio entre el capitalista y el obrero?
El capitalista compra una cierta cantidad de trabajo, la jornada de trabajo del
obrero, con un salario que representa una cantidad de trabajo social menor. Vemos,
pues, intercambiar como iguales mercancías que representan tiempos de trabajo
desiguales, lo que invierte la ley del valor trabajo.
Al mismo tiempo, nos encontramos ante un círculo: el salario aparecía como el
valor del trabajo. Ahora bien, el trabajo ha sido planteado como creador del valor.
¿Cómo determinar el valor de lo que crea el valor?
A solución de esta inversión y de este círculo se encuentra en la introducción de
una categoría nueva, ausente de la economía clásica, la categoría de fuerza de trabajo.
El salario representa el valor de la fuerza de trabajo. Este valor, se sabe,
representa, conforme a la ley del valor, el valor de los medios de subsistencia necesarios
para reproducir la fuerza de trabajo. Esta determinación del valor de la fuerza de trabajo
la había formulado bien la economía política clásica, pero como valor del trabajo. Así
pues, se sostenía en un quiproquo.
En los Manuscritos de 1844, Marx se mantenía igualmente en este quiproquo,
ligado a la no-crítica del concepto de valor del trabajo, y del concepto mismo de trabajo.
Aquí, al contrario, Marx se agarra al concepto mismo y ejerce sobre él, con la ayuda de
los conceptos de forma y relación, un trabajo que hace aparecer un nuevo concepto, el
de fuerza de trabajo, y que permite comprender en su inadecuación el concepto de valor
del trabajo.
Marx comprende la diferencia entre el valor de cambio de la fuerza de trabajo
(cantidad de trabajo social necesario en su reproducción, representada en el salario) y su
valor de uso específico que es crear valor.
Podemos plantear los términos del problema en los dos enunciados siguientes:
1) La fuerza de trabajo tiene un valor de cambio, medido por el tiempo de trabajo
necesario en reproducirla, y un valor de uso que es creador de valor, que
produce un valor de cambio superior a su propio valor (lo que no es el caso de
ninguna otra mercancía).
2) El trabajo es creador de valor. No tiene valor.
En estos dos términos enunciados podemos leer la posibilidad de la plusvalía, y
podemos gracias al análisis del carácter doble del trabajo, de la distinción del trabajo
útil y del trabajo creador de valor, lo que nos permite atravesar las apariencias del modo
de producción capitalista.
“Según todas las apariencias, lo que el capitalista paga, es el valor de
la utilidad que el obrero le da, el valor del trabajo y no el de la fuerza del
trabajo que el obrero no parece enajenar. La sola experiencia de la vida
práctica no hace resaltar la doble utilidad del trabajo, la propiedad de
satisfacer una necesidad que tiene en común con todas las mercancías y la
de crear el valor que lo distingue de todas las demás mercancías y lo
excluye, como elemento formador del valor, de la posibilidad de tener
ninguna.”.
Nos encontramos ante la contradicción siguiente: el trabajo aparece como
mercancía cuando no puede ser en absoluto una mercancía. Es decir que nos las vemos
con una estructura que ya pusimos al día: la existencia en la Wirklichkeit de algo que es
imposible. Esta posibilidad de una imposibilidad nos reenvía a la causa ausente, a las
relaciones de producción. A consecuencia de la acumulación primitiva que separó a los
productores directos de sus medios de producción, estos están obligados a vender su
37
fuerza de trabajo como mercancía. Su trabajo se convierte en trabajo asalariado y la
apariencia se produce, según la cual lo que es pagado por el capitalista es el trabajo
mismo y no su fuerza de trabajo.
La evidenciazión de la categoría valor de la fuerza de trabajo, disimulada detrás
de la categoría valor del trabajo, es evidenciación del carácter determinante de las
relaciones de producción capitalistas.
Al no poder problematizar la categoría valor del trabajo como forma de aparición
del valor de la fuerza de trabajo, Ricardo no puede hacer aparecer o que sostiene todo el
mecanismo, a saber las relaciones de producción que son el capital y el trabajo
asalariado.
“En lugar de trabajo debería haber hablado de fuerza de trabajo, pero
entonces el capital hubiera aparecido como la expresión enfrente del obrero
de las condiciones materiales del trabajo, como una relación social
determinada. Para Ricardo, no se trata más que de trabajo acumulado por
distinción con el trabajo presente; no se trata más que de un elemento en el
proceso de trabajo y de ahí no se sabría deducir la relación del capital y del
trabajo, del salario y del beneficio.”. (Historia de las doctrinas económicas,
t. III.).
38
Aquí vemos precisarse la teoría de a forma y del desarrollo de las formas. La
expresión valor del trabajo supone un cambio de forma: el valor de la fuerza de trabajo
aparecía, se manifiesta en una forma de manifestación (Erscheinungsform) que es el
valor del trabajo. Forma de manifestación de la fuerza de trabajo, el valor es por ello
forma de manifestación de la relación de producción esencial al modo de producción
capitalista que es el trabajo asalariado. El mecanismo de transformación de las formas
está así determinado por las relaciones de producción que se manifiestan en las
Erscheinungsformen disimulándose. Es esta eficacia propia, esta
manifestación/disimulación cuya irracionalidad es el índice.
D) El concepto de proceso
39
“Se ve: el carácter de producto, de materia prima o de medio de
trabajo sólo se vincula a un valor de uso según la posición determinada que
cumple en el proceso de trabajo, después al lugar que ocupa, y su cambio de
lugar cambia su determinación”.
A este nivel ya es posible la confusión que toma por una propiedad material de los
elementos de la producción su determinación funcional. Pero, de hecho, sabemos que el
proceso de producción tiene siempre lugar en formas sociales determinadas, que
siempre es un proceso de producción determinado. Eso quiere decir que los lugares,
formas y funciones que determina deben servir ellos mismos de soportes a los que son
determinados por las relaciones de producción que caracterizan tal o cual modo de
producción. Estos determinan, en efecto, lugares y funciones nuevas que dan a los
elementos del proceso de trabajo de las formas específicas. En la Wirklichkeit, estas
formas aparecen como propiedades de los elementos materiales que las soportan,
mientras que son formas de aparición, modos de existencia del motor escondido del
desarrollo. Así, la forma mercancía cortada, en la ilusión fetichista, de las relaciones
sociales que la fundan o la forma “valor de trabajo” detrás de la cual se esconde el valor
de la fuerza de trabajo, es decir, las relaciones de producción capitalistas.
Esta estructura del proceso como objeto de la ciencia implica el carácter
específico de los conceptos de la ciencia que le rinden cuenta. Es lo que Marx expresa
en una oposición que determina por un lado la verdadera forma de la cientificidad, y por
el otro el principio de los errores de la economía clásica.
Al creer vérselas con relaciones naturales entre cosas estables, la economía clásica
desconocía la estructura específica del proceso de producción capitalista. Esta está, en
efecto, constituía por el recubrimiento del proceso de producción en general, de la
forma de producción de la mercancía y las formas propias en el proceso capitalista que
se desarrolla según varios niveles (producción, reproducción, proceso de conjunto). La
economía clásica que solapa sobre un solo plano esta estructura cae en toda una serie de
confusiones: confusión de las determinaciones materiales de los elementos de la
producción con sus determinaciones de forma capitalista, confusión entre formas de la
producción mercantil simple y las formas capitalistas, confusión entre las formas del
capital en el proceso de producción y en el proceso de circulación, etc. Se encuentra un
condensado de todas estas confusiones en la concepción de Smith sobre el capital fijo y
el capital circulante criticado por Marx, en el libro II. Smith acaba por relacionar las
determinaciones del capital fijo y el capital circulante, determinaciones de forma del
capital comprometidas en el proceso de circulación, con la movilidad o inmovilidad de
los elementos materiales del capital.
Vemos así como el estudio del punto de partida del Capital nos conduce a
reconocer la objetividad propia con la cual se las ve la ciencia y a comprender el
fundamento de los errores de la economía clásica.
40
Notas anexas
41
mercancía en tanto que forma fundamental de la riqueza y la alienación en
tanto que forma predominante de la apropiación no pertenecen más que al
período de producción burguesa y que, por consiguiente, el carácter del
trabajo creador de valor de cambio es específicamente burgués.”.
(Contribución a la crítica de la economía política).
Sin embargo, debemos evitar la trampa de una lectura hegeliana del Capital según
la cual la forma mercancía contendría en germen, en su interioridad, todas las
contradicciones del modo de producción capitalista donde El Capital no sería más que
el desarrollo, con el corolario inevitable en un discurso de tipo hegeliano de que este
punto de partida sería mediatizado por el punto de llegada, que la mercancía
presupondría todo el desarrollo del proceso de producción capitalista donde El Capital
no sería más que el desarrollo, con este corolario inevitable en un discurso de tipo
hegeliano de que el punto de partida sería el mismo mediatizado por el punto de llegada,
de que la mercancía presupondría todo el desarrollo del proceso de producción
capitalista.
Señalaremos que Marx da argumentos a esta interpretación hegeliana al menos
por lo que respecta al interpretación historicista e indicamos la vía por donde nos parece
que el problema puede ser correctamente planteado. Podremos, por eso, sacar partido de
las indicaciones que nos da Marx en el capítulo del libro III titulado: “relaciones de
producción y relaciones de distribución”:
42
A partir de la separación entre productores directos y medios de producción, de la
conversión de los medios de producción en capital, operados en el proceso constitutivo
del modo de producción capitalista (la acumulación primitiva), el trabajo útil del obrero,
del productor directo, no puede manifestarse más que como trabajo creador de valor. De
este modo, se encuentra creada la condición que permite a la identidad del trabajo útil y
del trabajo creador de valor convertirse en ley general de la producción. Es de esta
manera, como las características del modo de producción capitalista pueden encontrarse
ya incluidas (eingeschlossen) en la forma mercantil simple del producto del trabajo.
¿En qué consiste esta inversión? Lo que aparecía en la forma del salario, es que el
obrero está pagado por toda su jornada de trabajo sin distinción, mientras que el salario
corresponde en realidad al valor de la fuerza de trabajo, por tanto, a la parte de la
jornada de trabajo durante la cual el obrero reproduce el valor de su propia fuerza de
trabajo. En la forma del salario, la base de la comprensión de la plusvalía (la división de
la jornada del trabajo) se encuentra así invertida.
Uno de los puntos esenciales de la revolución operada por Marx en la economía
política consiste en poner al día en su campo esta relación de inversión entre la
determinación científica y la forma fenomenal, que es para él una ley general de la
cientificidad.
43
de las mercancías. Ahora bien, si se examina el movimiento de la circulación tal como
se da en la experiencia ordinaria, las cosas se presentan de modo muy diferente;
Marx distingue aquí dos movimientos: un movimiento real que es el movimiento del
valor, movimiento que se disimula en la repetición del proceso de circulación, y un
movimiento aparente, movimiento acreditado por la experiencia cotidiana y que
presenta lo inverso del movimiento real.
Esta relación de inversión, la veremos confirmada en la medida en que pasemos
de las formas más abstractas y las menos desarrolladas del proceso capitalista a sus
formas más desarrolladas, las más concretas. Es el desarrollo de “estas formas concretas
a las cuales da nacimiento el movimiento del capital considerado como un todo” 8,
formas determinadas por la unidad del proceso de producción y del proceso de
circulación en el proceso de conjunto del capital, que constituye el objeto del libro III
del Capital. Este desarrollo tiene por término las formas que se manifiestan en a
superficie de la producción capitalista, aquellas bajo las cuales los diferentes capitales
se enfrentan en a competencia y que perciben en su experiencia ordinaria los sujetos
económicos a los cuales Marx da el nombre de agentes de la producción.
El desarrollo de las formas del proceso está así gobernado por la ley de la
inversión: las formas bajo las cuales se presenta o aparecía el proceso de producción
capitalista son rigurosamente invertidas en relación a su determinación interna.
Presentan una conexión de las cosas (Zusammenhang der Sache), inversa de la
conexión interna (innere Zusammenhang), un movimiento aparente inverso del
movimiento real de la producción capitalista. Es esta forma del movimiento aparente o
de la conexión de las cosas la que está dada en la percepción de los agentes de la
producción9.
8
T.IV.
9
En “Función de la formación teórica” (Cahiers marxistes-léninistes, nº 1), J-A. Miller puso en evidencia
esta ley de inversión que determina la percepción de la estructura por el sujeto:
“En el sistema estructural donde se articula en un modo específico la producción, el área de
desplazamiento del sujeto –por más que se sostenga en el nivel de lo actual, es decir por más que la
estructura le conceda la percepción de su estado (de su movimiento aparente) ocultándole la de su sistema
44
Estudiaremos esta ley sobre un ejemplo preciso: la teoría de las “razones de
compensación” expuesta por Marx en el libro III (t. VI). Sin embargo, antes de ir al
estudio de este texto, es necesario hacer dos notas previas.
a) Plusvalía y beneficio
Partamos de la fórmula: C (capital constante) + V (capital variable) + pl
(plusvalía) en la cual se expresa el valor de las mercancías. Sacaremos la tasa de
–se define como ilusión.
“Ésta, en tanto que el sujeto la refleja, la significa, en una palabra la redobla, se perpetúa bajo la
forma de la ideología.
“La ilusión y la ideología, si se las piensa en la continuidad de un “ver” con (en) un “decir”,
forman el elemento natural en un sujeto rigurosamente cualificado por su inserción en la estructura de una
formación social.
“Justamente porque la economía es la última instancia, a situar como referente de todas las
manifestaciones de la práctica social, su acción es radicalmente extraña a la dimensión de lo actual, ella se
da por sus efectos.
“La ausencia de la causa basta para cumplir la inversión de las determinaciones estructurales al
nivel de la conciencia individual.
“La inversión como percepción es ilusión, como discurso es ideología.”.
45
plusvalía igual a pl/V. Esta fórmula pl/V expresa lo que Marx llama la relación
conceptual. Ella expresa, en efecto, el origen de la plusvalía, como relación del trabajo
no pagado con el trabajo pagado.
Al nivel de los fenómenos concretos del proceso de conjunto del capital, la
plusvalía no aparecía. Lo que aparecía es una forma de aparición de la plusvalía: la
ganancia, el beneficio. Como toda forma de aparición, es, al mismo tiempo, una forma
de disimulación. Aquí no se considera, tampoco, la relación conceptual de la plusvalía
con el capital variable, sino su relación a-conceptual (begriffslose) con el conjunto del
capital, relación donde desaparecía la diferencia entre los elementos que componen,
donde se borra pues, según Marx, “el origen de la plusvalía y el misterio de su
existencia”.
La tasa de ganancia (margen de beneficio) se expresará por la fórmula:
B (beneficio)
________________________________________________
pr (precio de costo o coste de producción)
que representa en realidad pl/V, siendo igual la masa de beneficio a la masa de plusvalía
y determinando la suma C + V el coste de producción.
“Por este perpetuo vaivén, por la manera en que se reparte entre las
diferentes esferas se comprende que la tasa de beneficio baje por aquí y
aumente por allá, el capital provoca una relación entre la oferta y la
demanda tal que entraña la igualdad del beneficio medio en las diferentes
esferas de la producción, de ahí, la transformación de los valores en precio
de producción10.” (T.VI).
En consecuencia, capitales de la misma amplitud darán beneficios iguales,
independientemente de su composición orgánica. La ley del valor se encuentra así,
invertida, o, más exactamente, se realiza bajo la forma de su contrario. Pero esta
determinación por la ley del valor sólo es conocida por la ciencia. Las formas de la
10
El precio de producción de la mercancía es igual a su coste de producción, más un porcentaje de
beneficio cálculado conforme a la tasa general de ganancia. Éste representa la relación de la masa total de
plusvalía extorsionada por la clase capitalista del capital total que ha avanzado. En efecto, es preciso
considerar que a plusvalía es producida para el conjunto de la clase capitalista. Los movimientos de la
competencia que equilibran la tasa de ganancia en las diferentes esferas tiene por término la realización
de este “comunismo capitalista”.
46
competencia en las cuales se realiza la disimulan. Es lo que Marx demuestra en el texto
sobre las razones de compensación.
En cambio, la competencia demuestra tres fenómenos que irán contra la ley del
valor:
1) la existencia de beneficios medios independientes de la composición orgánica
del capital en las diversas esferas de producción, por tanto, de la masa de
trabajo vivo que un capital se apropia en una esfera determinada;
2) el alza y la baja de los precios de producción consecutivos para una
modificación de los salarios;
3) la gravitación de los precios de mercado alrededor de un precio de producción
de mercado diferente del valor de mercado.
Verkehrung
(inversión)
47
fertige Gestalt Kerngestalt
Superficie
Existencia real interna esencial
Podemos completar esta tabla con un cierto número de términos equivalentes. El nivel
de la fertige Gestalt es también el de la conexión de las cosas. Del movimiento aparente
y de la realidad (Wirklichkeit). El nivel de la Kerngestalt es aquel de la conexión
interna y del movimiento real.
Este cuadro nos permite, en primer lugar, precisar el concepto de ciencia. Por eso,
relacionemos el texto que definía la economía clásica como ciencia.
zürückfuhren Mannigfaltigkeit
Einheit Errscheinungsformen
48
forma nuclear desaparecía, disimulada e invertida en sus formas desarrolladas, si ella se
convertía en el elemento invisible (así como la plusvalía en la forma del beneficio), la
ciencia está fundada como ciencia de este invisible. Entonces, es posible remplazar la
primera definición de la ciencia por esta definición nueva, que quizás parecerá muy
esquemática de antemano, pero que permitirá ajustar cuentas rigurosamente:
Esta reducción del movimiento aparente no es, de hecho, otra cosa que la
presentación del movimiento real. Esta es la razón por la que el término que designa la
actividad científica es, en nuestro texto, el de Begriff. Se trata de comprender el
movimiento por el cual se manifiesta la determinación interna del proceso.
No es inútil el situar estos conceptos de Begriff y de begreiffen en relación a los
Manuscritos. La operación del begreiffen designaba allí la traducción de un discurso
antropológico de referencia. A partir de ahí, se podía encontrar todas las categorías de la
economía política como expresiones del mismo concepto (el trabajo alienado). Cada
una de ellas no era más que una “expresión determinada y desarrollada” de estas
“primeras bases” que constituían para Marx el trabajo alienado y la propiedad privada.
Él, daba como ejemplos de estas categorías lo que se podía desarrollar así: el tráfico, la
competencia, el capital, el dinero.
Tenemos en esta “expresión determinada y desarrollada” una formulación muy
próxima a las del Capital. Pero lo que, en realidad, designa es una simple relación de la
esencia (antropológica) con el fenómeno que es su expresión particularizada. El
begreifen una simple diferencia de nivel entre una esencia y fenómenos que están,
todos, al mismo nivel, expresiones de la misma esencia. Lo que no está en la
enumeración de las categorías (tráfico, competencia, capital, dinero) ni desarrollado ni
determinado, es precisamente la diferencia de nivel entre capital y dinero, entre
movimiento del capital y movimiento de la competencia, es la articulación de estas
categorías en el sistema de la producción capitalista.
En El Capital, el begreifen consiste al contrario en la localización de cada una de
estas categorías, en la comprensión de las formas en las cuales se efectúa el proceso de
producción capitalista. El trabajo conceptual, no obstante, comprende la articulación de
las formas dado que comprende lo que determina su articulación, a saber, las relaciones
sociales. Así, la relación conceptual de la tasa de plusvalía permite aprender la relación
social que la relación a-conceptual de la tasa de beneficio disimula.
Por esta toma conceptual (conceptualización), la ciencia puede comprender a
articulación de a estructura. Puede, por lo mismo, dar las condiciones de posibilidad de
los discursos que pueden sostenerse sobre ella determinado el lugar donde estos
discursos se sostienen, aquel donde se ejercen las representaciones (Vorstellungen) del
sujeto.
B) Función de la subjetividad
49
El sujeto, el agente de a producción, es definido aquí y en otros varios textos como un
soporte (Träger).
Este concepto es capital. Habíamos visto a Marx utilizarlo para definir los objetos
económicos. El que este concepto sirva para definir a la vez el sujeto y el objeto
demuestra muy bien el desplazamiento de conceptos que se está operando. En los
Manuscritos, la pareja central era la pareja sujeto/objeto (o persona/cosa). Las
relaciones definen la realidad económica sosteniéndose en la esfera determinada por
esta pareja sujeto/objeto: acción del sujeto sobre el objeto, inversión de la relación
sujeto/objeto, reconocimiento del sujeto en el objeto. En El Capital es la posición de
excentricidad de las relaciones de producción la que determina el lugar del sujeto y del
objeto. La pareja sujeto/objeto ya no es más la matriz que determina la constitución del
campo de la realidad económica. El sujeto no es más que el soporte de las relaciones de
producción constitutivas de la objetivada económica.
Nos las vemos con la siguiente serie de transformación:
50
“El capitalista no tiene ningún valor histórico, ningún derecho
histórico a la vida, ninguna razón de ser social en tanto que funciona como
capital personificado. No es más que a este título como la necesidad
transitoria de su propia existencia está implicada en la necesidad transitoria
del modo de producción capitalista. El objetivo (fin) determinante de su
actividad no es, pues, ni el valor de uso ni el goce, sino el valor de cambio y
su crecimiento continuado.
El desarrollo de la producción capitalista necesita una ampliación
continúa del capital colocado en una empresa y la competencia impone las
leyes inmanentes de la producción capitalista como leyes coercitivas
externas a cada capitalista individual.”. (T.III).
51
de la tasa de beneficio por la competencia interiorizada del capitalista como
móvil que determina su cálculo.
52
Así, el sistema de las ilusiones capitalistas se expresa en una teoría de las
amplitudes (magnitudes). La determinación del valor de las mercancías por el tiempo de
trabajo es algo que pasa detrás de la espalda del capitalista, la plusvalía no entra en su
libro de cuentas. Existe la necesidad de magnitudes reguladoras dadas para su cálculo.
Y las encuentra en las magnitudes que determinan la distribución del valor producido: el
salario, el beneficio y la renta. En la superficie de la producción capitalista, por tanto, en
la experiencia del capitalista, éstas aparecen como elementos que constituyen el valor de
las mercancías. Así, el capitalista las hace entrar en su cálculo como magnitudes
constitutivas del valor.
53
Vemos aquí, entonces, puesta a plena luz, la relación de tres términos: tendencias
inmanentes del capital, movimiento aparente y conciencia del capitalista.
“La economía vulgar no hace nada más que traducir sobre el plano
doctrinal y sistematizar las representaciones de los agentes de la producción
presos en las relaciones sociales burguesas y hacer de ellas la apología”. (T.
VIII).
Esta diferencia, tenemos ahora los medios para precisarla. Lo haremos a propósito de un
problema que ha dado lugar a una amplia discusión: la relación entre valor y precio de
producción.
Recordemos la definición de precio de producción.
54
“El precio de producción de la mercancía es igual a su coste de
producción, más un porcentaje de beneficio calculado conforme a la tasa
general de beneficio. Dicho de otro modo: es igual a su coste de producción
más el beneficio medio”. (T.IV)
Esta contradicción ha dado lugar, desde la publicación del libro III, a discusiones
de las que encontramos eco en el complemento al libro III de Engels. Más
recientemente, la encontramos problematizada en un artículo de un economista italiano
Pietranera: “La Struttura logica del Capitale”11. Pietranera intenta dar una explicación
fundada sobre los conceptos puestos en relieve por Della Volpe para definir a
cientificidad del marxismo.
Critica, en primer lugar, un tipo de explicación que se funda sobre una analogía
con la física. Según esta explicación, la ley del valor trabajo es una ley teórica, válida
para un espacio vacío. Pero, en la realidad de los fenómenos económicos nos las vemos
con espacio lleno. Se produce, por este hecho, un cierto número de fenómenos
accidentales, perturbadores, análogos a los fenómenos de fricción (frotación). La
diferencia entre valor y precio de producción expresaría así la diferencia entre una ley
que opera en el vacío y una ley que opera en lo lleno.
Para Pietranera, esta oposición vacío/lleno hace referencia a una teoría de la
abstracción que no es marxista. La opondrá a la teoría de la abstracción determinada, es
decir, de la abstracción que representa un estadio de desarrollo histórico determinado.
Apoya su interpretación sobre las piezas siguientes.
11
Societá, 1955.
55
“La ley del valor de Marx es generalmente válida, sin embargo,
toda vez que las leyes económicas puedan serlo, para todo el período
de la producción simple de mercancías, por tanto hasta el momento en
que éste último sufre una modificación por la llegada del modo de
producción capitalista.
[…] La ley del valor de Marx es, pues, económicamente válida
en general para un período yendo desde el principio del intercambio
que transforma los productos en mercancías hasta el siglo XV de
nuestra era”. (T. VI).
56
En la forma del crédito, el capital portador de interés aparecía como una simple forma
particular subordinada al capital industrial.
Es este esquema el que Pietranera va a utilizar para la relación valor/precio de
producción sin tener en cuenta el nivel en que se sitúan estas categorías. Establecerá
entre valor y precio de producción la misma relación que Marx establecía entre capital
portador de interés y capital industrial.
Sea, en efecto, una secuencia cronológica:
excedente-plusvalía-beneficio-(ingresos de monopolio).
Del mismo modo, Marx dirá del precio de producción que es “una forma de valor
de la mercancía completamente exteriorizada (veräusserlichte) y, a primera vista, a-
conceptual (begriffslose)”.
Pasando de la plusvalía al beneficio, del valor al precio de producción, no
pasamos a un estadio histórico más avanzado, sino a otro nivel de proceso. Estamos en
el nivel de los fenómenos de la fertige Gestalt y no en el nivel de la esencia, de la
Kerngestalt. Pero en la inversión de los fenómenos se realiza la ley de la esencia: lo que
57
determina la producción de la plusvalía para el conjunto de la clase capitalista es la ley
del valor. Beneficio y precio de producción son categorías que no consideran más que la
distribución de la plusvalía entre los miembros de la clase capitalista. Son las formas
que toman la plusvalía y el valor en el nivel del proceso de conjunto.
Así, lo que se echa de menos en Pietranera, es la diferencia radical que permite a
Marx explicar lo que permanecía como inexplicable en la economía clásica, a causa de
la teoría insuficiente de la abstracción: la relación del valor y de la plusvalía con sus
formas modificadas. Los economistas clásicos se encontraban ante el siguiente
problema: ¿cómo conciliar la ley del valor-trabajo y los fenómenos de la producción
burguesa que la niegan? He aquí, en particular, como se planteaba el problema, según
Marx, para Adam Smith:
Acordémonos ahora de lo que nos decía Engels: que la ley del valor de Marx era
válida “para todo el período de la producción simple de mercancías”, antes de la
modificación aportada por “la llegada del modo de producción capitalista”. Ahora bien,
es precisamente tal concepción la que Marx reprocha a Smith. En suma, Engels y
Pietranera quieren disculpar a Marx del pecado ricardiano de abstracción endosándole la
teoría smithiana. En cuanto a Marx, él no nos deja ninguna duda sobre su propia teoría.
58
De ese modo, Pietranera se sitúa sobre un terreno que es el de los Manuscritos de
1844, los cuales representan la teoría de la identificación entre estructura del proceso
como objeto de la ciencia y desarrollo de una historia.
Si Pietranera identifica forma de desarrollo del proceso y estadio de desarrollo
histórico es porque se mantiene, como Della Volpe, sobre el terreno de un historicismo
y una teoría de la abstracción como separación, es decir, sobre el terreno de un
empirismo diseñado, como hemos visto, por los presupuestos de los Manuscritos de
1844. En lucha contra la dialéctica abstracta, no puede concebir la constitución de una
objetividad que no coincide con el desarrollo de una historia.
Nos encontramos aquí con el desconocimiento de la estructura en nombre de un
partido tomado por el historicismo, mientras que precisamente, sólo y únicamente el
análisis de las determinaciones de la estructura permite comprender indirectamente la
historicidad de las formas y las categorías económicas. Así, el análisis de la mercancía
como objeto sensible-suprasensible que permite plantearla como la expresión de ciertas
relaciones sociales, por tanto, de un cierto estadio del desarrollo histórico.
Prosiguiendo con el estudio de este punto encontraremos nuestro punto de partida:
el desconocimiento por Ricardo de la forma valor. Ricardo había planteado el trabajo
como sustancia del valor sin ocuparse del carácter particular de este trabajo y sin tener
en cuenta el hecho de que este trabajo se representaba en una forma del todo particular.
Se había contentado con afirmar la ley del valor. Ahora bien, nosotros sabemos que los
fenómenos percibidos contradicen esta ley.
Entonces, se presentan dos posibilidades: o bien abandonar la ley del valor, es
decir abandonar según Marx “el fundamento y el suelo de la actitud científica”. Es la
solución de la economía vulgar; es, también, la del Adam Smith exotérico que,
habiendo enviado a los tiempos pre-adamitas la ley del valor, determina el valor de las
mercancías por la teoría de las tres fuentes (salario, beneficio, renta). O bien se
mantiene la ley como Ricardo, pero para ello era preciso un coup de force (abuso de
autoridad) para hacer entrar en la ley del valor hechos que le están en contradicción
como a tasa de beneficio medio. Este abuso de autoridad, Ricardo lo opera mediante
una doble negación:
- negación de la diferencia entre plusvalía y beneficio: para él, el beneficio no es
más que una expresión diferente de la plusvalía, el precio de producción –que Ricardo
llama precio natural-, la expresión dinero del valor;
- negación de la inversión: así el beneficio medio que aparece como la
contradicción de la ley del valor en Ricardo es, en realidad, su confirmación. Más
generalmente, el movimiento aparente se presenta en Ricardo como la confirmación del
movimiento real.
En esta doble operación se manifiesta el método de Ricardo, el tipo de abstracción
al cual hace recurso:
59
Sobre el primer punto, Marx toma el contrapié de la crítica habitual de Ricardo
que también era la del joven Marx. No es que Ricardo sea demasiado abstracto, es que
no lo es lo suficiente.
De hecho, en su primer capítulo que no debía de tratar más que del valor de las
mercancías determinado por el tiempo de trabajo, Ricardo hace intervenir, nos dice
Marx, categorías como el salario, el capital, el beneficio, la tasa general de beneficio,
etc. Contrariamente a su principio (la disolución de las formas fijas de la riqueza),
Ricardo toma como dadas las formas particulares de la plusvalía que él no distingue de
la forma pura. Así, presupone, desde el primer capítulo, la tasa general de beneficio. En
cuanto a Marx, pues bien, Marx procede a una disolución radical. He aquí como define,
en una carta a Engels del 8 de Enero de 1868, uno de los “tres fundamentalmente
nuevos elementos” del Capital:
60
Todo lo que en apariencia contradice la ley es accidente, se abalanza en lo
inesencial. Se planteó como una invariante el valor. Todo lo que no reproduce esta
invariante pertenece a lo inesencial.
Ricardo se queda en una concepción clásica de la abstracción que sería mucho
más propia de la teoría de la fricción (frotamiento), que algunos querrían aplicar a
Marx. No habiendo estudiado la plusvalía bajo su forma pura, Ricardo no puede
reconocer que las aparentes perturbaciones de la plusvalía son de hecho modos de
existencia de la plusvalía, modos de realización de la plusvalía bajo la forma de su
contrario. Así pues, está obligado a descartar estas perturbaciones y afirmar la identidad
allí donde hay contradicción e inversión, plantear el movimiento aparente, contradicción
del movimiento real, como su confirmación inmediata. Marx resume el error de Ricardo
diciendo que él quiso “aportar la ciencia antes de la ciencia” (letra a Kugelmann, 11 de
julio de 1868). De ahí que, en Ricardo, se encuentren cerca pero sin articularse en un
sistema, por una parte, las determinación científica (la ley del valor), y por otra, las
formas fijas de la riqueza, formas de aparición del valor que son tomadas como dadas.
Si seguimos el consejo de buscar la fuente de los errores de los economistas en
sus puntos de partida, constataremos que la situación en la cual se encuentra Ricardo
sostiene a este desconocimiento que Marx ha situado en el punto de partida. Ricardo no
comprende la verdadera relación del beneficio con la plusvalía por la misma razón que
le impide comprender la relación de la forma valor simple de la mercancía con la forma
dinero. Y es que después de haber planteado la sustancia (el trabajo) como la invariante,
dejó caer la forma valor en lo inesencial. Tomó esta forma valor como algo que ni que
decir tiene. Sin embargo, era preciso problematizar esta forma, plantear la cuestión
crítica y hacer así aparecer “todo el secreto de la cuestión crítica”: el carácter doble del
trabajo representado en el valor de la mercancía.
A partir de ahí, es posible comprender el desarrollo de las formas de la producción
capitalista. Marx lo indica en una nota del capítulo 1º: la forma valor del producto del
trabajo es la forma más abstracta del modo de producción capitalista. Su análisis
permite comprender el desarrollo ulterior de sus formas (forma dinero, forma capital,
etc.). En cambio, si este análisis cae, si la cuestión crítica de la forma no es planteada,
tampoco se puede plantear el problema de la relación entre la forma nuclear y las
formas concretas. Se reduce a la comparación entre las categorías existentes y la
categoría que expresa la determinación interna. Se tiene una falsa abstracción que no es
desarrollable.
Si recordamos el texto ya citado donde el método de la economía clásica es
definido por el hecho de restablecer la unidad de las diferentes formas de la riqueza,
podremos comprender la diferencia del método de Marx en e texto siguiente:
61
constitución de las formas (Gestaltungsprozess) en sus diferentes fases.”.
(Historia de las doctrinas económicas, T. VIII)
Preliminar
62
El concepto de fetichismo en El Capital plantea un problema que, de antemano, se
puede formular bajo la forma ingenua: ¿de que se trata?
Se sabe que es el concepto que sirve de punto de enganche a los que interpretan
El Capital a partir de la antropología del joven Mari. Para ellos, el fetichismo no es más
que el nuevo nombre de la alienación. En el fetichismo, las relaciones entre los hombres
devienen relaciones entre las cosas. Así, la acción de los hombres sucede en un ser
extraño, deviene determinación de las cosas y los hombres son dominados por estas
relaciones entre las cosas. El fetichismo sería, pues, un proceso antropológico, análogo
al de la alienación.
Una interpretación inversa consistiría en negar al fetichismo todo carácter de de
proceso real, en decir que no es más que una concepción de las relaciones económicas,
una ideología.
De hecho, no comprenderemos el fetichismo sino lo pensamos en la continuidad
de lo que hemos dicho de la estructura del proceso y sobre el desarrollo de sus formas.
Hemos visto que, a medida que pasamos a formas más concretas del proceso de
producción capitalista, la determinación interna que dirigía su movimiento desaparecía,
que la forma nuclear desaparecía en la forma acabada. Es este movimiento el
constitutivo del fetichismo. En la superficie del proceso se presenta una cierta conexión
que podemos llamar estructura fetichista. El discurso fetichista es la elaboración de esta
conexión de las formas concretas que se presenta en la superficie del proceso capitalista
y se refleja en la conciencia de los agentes de la producción.
Este discurso fetichista, Marx lo resume en lo que llama la fórmula trinitaria.
Constituida por tres parejas:
- capital/beneficio
- tierra/renta
- trabajo/salario.
Los tres elementos, el capital, la tierra y el trabajo, aparecen aquí como tres
fuentes que, cada una, producen un ingreso (producto). El capital produce naturalmente
el beneficio, el trabajo produce el salario, la tierra produce la renta. Esta trinidad
representa la sistematización de lo que es percibido por los agentes de la producción, las
formas en las cuales se inscribe su acción.
Nota
Marx señala que sería mejor remplazar la primera pareja (capital beneficio) por lo que
en realidad recubre, a saber, la pareja capital/interés. En efecto, el beneficio es una
forma de aparición –es decir, de disimulación- de la plusvalía. Pero todavía no es la
forma más concreta, la más mediatizada de la plusvalía. Todavía está en relación con a
esfera de la producción. El interés que es una forma de aparición/disimulación del
beneficio –por tanto, una forma de aparición/disimulación de la plusvalía en segundo
grado- representa la forma más concreta, más mediatizada de la plusvalía. Aparece fuera
incluso de la esfera de la producción. Su mecanismo es el siguiente: una suma de dinero
A es avanzada, vuelve a su poseedor bajo la forma A’ (A+dA) y ello en virtud de un
contrato. No es cuestión aquí de ningún proceso de producción, sino solamente de un
63
contrato entre dos personas y de un poder misterioso que tiene el dinero de aumentar en
sí mismo.
Es bajo esta forma como el capital aparece en la superficie del proceso capitalista.
Así, es la fórmula capital/interés la constituye verdaderamente la primera pareja de la
fórmula trinitaria.
Para estudiar la constitución del fetichismo, yo examinaría la condición de
posibilidad de una de estas tres parejas, la pareja capital beneficio (es decir,
capital/interés). Esta condición de posibilidad es lo que Marx llama la Veräusserlichung
de la relación capitalista. Para no anticipar nada sobre la elucidación de este concepto,
lo traduciremos llanamente por exteriorización.
El problema de la Veräusserlichung de la relación capitalista –o por qué es
preciso entender el capital en tanto relación de producción- es tematizado por Marx
particularmente en el capítulo XXIV del libro III (t.VII). Exteriorización de la relación
capitalista en la forma del capital portador de interés.
En este texto, la forma del capital portador de interés es caracterizada como la
forma más exteriorizada (äusserlichste) de la relación capitalista. Podemos, a partir de
este y otros textos de los libros III y IV, dar a este superlativo un cierto número de
sinónimos. El capital portador de interés es aquí definido como la forma más concreta,
la más mediatizada, la más fetichizada, la más alienada (entfremdetste). Así, somos
conducidos a unas notas interesantes: por una parte, el movimiento de la fetichización
aparecía como idéntico al movimiento de la exteriorización, por otra vemos aparecer
como equivalente del concepto de Veräusserlichung, el concepto clave de la crítica
antropológica, el de Entfremdung (alienación). En los libros III y IV nos las vemos con
una pareja Entfremdung/ Veräusserlichung que recuerda extrañamente a la pareja
dominante de los Manuscritos.
¿En qué consiste, pues, la Veräusserlichung? Para definir la estructura de este
movimiento que permite la constitución del fetichismo, plantearemos los conceptos por
los cuales podemos rendir cuentas de la estructura del proceso.
Son los conceptos de:
- relación –por lo que es preciso entender, naturalmente, relación de
producción-, en tanto que estas relaciones sostienen todo el proceso,
- forma, en tanto que la forma es en lo que la relación se manifiesta, puesto que
está representada en la Wirklichkeit,
- origen y límite del proceso,
- movimiento o desarrollo de las formas,
- resultado.
Nos proponemos estudiar as transformaciones de estos elementos que hacen
posible la figura fetichizada del proceso.
A) La “Begriffslosigkeit” de la forma
64
En efecto, el movimiento A – A’, que es aquí planteado como movimiento
espontáneo de A, sólo es posible si el capital-dinero A entra en un proceso de
producción donde es puesto en valor (es decir, valorizado). Es esta valorización en el
interior del proceso de reproducción del capital industrial la que permite el crecimiento
dA.
Para tener el verdadero ciclo cumplido por este A, es preciso, en el intervalo entre
A y A’, plantear todo el ciclo del capital-dinero que es uno de los tres ciclos, una de las
tres formas funcionales del capital industrial estudiadas por Marx al principio del libro
II.
Tendremos entonces:
A-M T
Mp
Esto quiere decir que A no es en sí capital. No dispone por él mismo ningún poder
de crecimiento. No cumple más que una función monetaria (función de compra) y no
una función capitalista (función de valorización del valor). ¿Qué es lo que transforma
esta función monetaria en función capitalista? Es la naturaleza de su ligazón con los
otros estadios del proceso.
12
El valor-dinero A permite la compra de mercancías T (fuerza de trabajo) y Mp (medios de producción).
Éstas se encuentran, ahora, invertidas (contratadas, comprometidas) en el ciclo productivo (P) que tiene
por resultado el valor-mercancía aumentado M’, el cual se convierte en A’.
65
“Siendo este acto13 el primer estadio del proceso del valor-capital es al
mismo tiempo función del capital-dinero en virtud de la forma de uso
específica de las mercancías T y Mp que compra”. (T.IV)
Mp
A- M = A – M T
Mp
13
El acto A-M.
66
La representación (Darstellung) de A’ como relación de a con A,
como relación capitalista, es una función directa no del capital-dinero sino
del capital-mercancía M’ que, a su vez, como relación de m con M, no hace
más que expresar el resultado del proceso de producción, de la valorización
del valor-capital que es aquí operada”.
67
“La apariencia de independencia que pertenece a la forma dinero
del valor-capital en la primera figura de su ciclo (en el ciclo del
capital-dinero) desaparecía en esta segunda figura, que es por
consecuencia la crítica de a primera y la reduce a una simple figura
particular”.
68
B) La “Veräusserlichung” de la relación
69
- Si se considera A como suma de valor, la relación A- A’ será de la forma 4 =
5, relación incomprensible (unbergreiflich). Nos las vemos con el misterio del
crecimiento.
- Se puede buscar la solución de este misterio del lado del valor de uso de los
elementos materiales de la cosa A. Se substituye entonces la relación
incomprensible por una relación inconmensurable: la cosa A produce la
plusvalía, es decir una relación social. Formularemos adecuadamente este
misterio dando a esta relación inconmensurable su verdadero nombre: se trata
de una relación irracional.
De este modo, podremos comprender la posibilidad y la solución de este misterio.
La solución nos será dada por la elucidación del concepto Verkehrung. Este designa el
movimiento siguiente: la transformación de la relación social en cosa es también una
transformación de la cosa en relación social. La cosa en la cual ha desaparecido la
relación social fue herencia del movimiento que determina. Aquí vemos, pues,
precisarse y dar el último toque al sentido de esta disimulación por la cual Marx
caracteriza el modo de acción de las relaciones de producción.
El efecto de este modo de acción se manifiesta en primer lugar en que la cosa
aparece como un autómata, dotado de un movimiento determinado. El pase (passage) de
4 a 5 es posible porque la cosa posee en ella misma una razón de su crecimiento. Y ella
posee esta razón porque se encuentra, como dice Marx, preñada por la presencia en ella
misma de la relación social. Así pues, es lo irracional lo que es la razón el crecimiento
de la cosa14. Lo irracional se confirma así, en todos los sentidos de la palabra, como la
razón de la Wirklichkeit. El modo de presencia de la relación social en la cosa permite
explicar los dos misterios: el del crecimiento y el de la producción de una relación
social por una simple cosa. El capital-cosa puede, así, producir naturalmente y de una
manera determinada el interés (del mismo modo que la tierra produce la renta).
Podemos resumir este movimiento diciendo que la cosa se convierte en un sujeto
autónomo, lo que Marx expresa en el concepto de Versubjektivierung (subjetivación).
Estamos, pues, en presencia de un doble movimiento: cosificación de las
determinaciones sociales de la producción y subjetivación de las bases materiales, de las
cosas en las cuales estas determinaciones sociales se representan y se disimulan. Marx
explica que este doble movimiento era ya sensible desde la determinación más simple
del modo de producción capitalista: la forma mercancía del producto del trabajo.
70
(doble movimiento de cosificación de las relaciones sociales y subjetivación de os
soportes materiales) es la rodeada de todo un halo antropológico, marcado por una
referencia no reflejada, no criticada, a un campo conceptual anterior.
No es necesario examinar aquí, de cerca, la relación de esta figura del
invertimiento en tanto que caracteriza la Veräusserlichung de la relación capitalista y de
la figura clásica de la alienación, tal como se expresa en los Manuscritos. A la
estructura aquí presente constituida por la pareja de sinónimos
Entfremdung/Veräusserlichung y el mismo concepto de Verkehrung. (Este
invertimiento designa en la crítica antropológica el toque final del proceso de la
alienación por la cual el sujeto deviene objeto de su objeto y al mismo tiempo el método
de la especulación que confirma la separación y el invertimiento). Por otra parte aquí
como en los Manuscritos, el invertimiento se sitúa sobre el terreno de una relación
persona/cosa.
De ahí, la necesidad de precisar la significación de los conceptos aquí en juego.
Consideremos, en primer lugar, el movimiento de la cosificación (Versachlichung o
Verdinglichung). Lo que sucede en la cosa, no es la esencia de una subjetividad sino una
relación. En la Veräusserlichung, no es un sujeto que se separa de sí mismo, cuyos
predicados suceden en un ser extraño. Es una forma que deviene extraña a la relación
que ella soporta y, de su devenir extraño, deviene cosa y entraña la cosificación de la
relación. Esta definición de la Veräusserlichung vale igualmente para la Entfremdung.
Lo que cae en el fetichismo es la implicación estructural que funda la distancia de
la cosa con ella misma, distancia que es el lugar mismo en que se juegan las relaciones
económicas. Esta distancia es suprimida en el fetichismo, pero se puede decir que
también lo era en los Manuscritos de 1844 donde la cosa era tomada directamente como
objeto de una subjetividad. Era la supresión de esta distancia, de esta dimensión
particular de la cosa que manifiesta la toma de estructura, lo que permitía la anfibología
del objeto y del producto. La Versachlichung de la relación capitalista no puede, pues,
comprenderse como objetivación de los predicados de un sujeto, salvo al suprimir la
dimensión específica en la que el capital determina las relaciones económicas.
En cuanto a la subjetivación, vemos que ya no puede ser más tiempo el
invertimiento en sujeto del predicado de un sujeto substancial. Lo que es designado por
Marx como subjetivación de la cosa, es la adquisición por la cosa de la función de
motor del proceso. Esta función no pertenece en el proceso a un sujeto o a la acción
recíproca de un sujeto y un objeto, sino a las relaciones de producción, las cuales son
radicalmente extrañas al espacio del sujeto y del objeto donde no pueden encontrar más
que soportes. Las propiedades que recibe la cosa no son las cualidades de un sujeto,
sino el poder motor de las relaciones de producción. Es, en tanto que herencia del
movimiento como la cosa se presenta como sujeto. El concepto de sujeto designa una
función que se sitúa en un movimiento ilusorio.
Podemos concluir que si en un campo teórico como el de los Manuscritos los
conceptos de subjetivación, cosificación, invertimiento, expresan adecuadamente un
cierto contenido conceptual, en el campo teórico del Capital no hacen más que designar
un contenido conceptual diferente. Tampoco están en el registro de una adecuación
conceptual a su objeto, sino en el de la analogía. Así es como los términos de
cosificación, subjetivización, invertimiento enmascaran este rodeo en el que todo se
juega: la función de motor del proceso y la eficacia propia de las relaciones de
producción15.
15
Aparecerá claramente cuan inadecuada es la utilización de este esquema para expresar el mecanismo de
la fetichización, si se observa que a la “subjetivación” de las cosas (autonomización de los soportes
materiales) no le corresponde en absoluto un cosificación de las personas. Muy al contrario, lo que, en la
71
Expresemos brevemente la diferencia de los dos movimientos. En los
Manuscritos, el sujeto (el obrero) pone su esencia en un objeto. Este objeto va a hacer
crecer la potencia del ser extraño (el capital) que, en el movimiento del invertimiento, se
plantea como sujeto y reduce al obrero a ser el objeto de su objeto.
En El Capital, la Veräusserlichung consiste en que, por la Begriffslosgkeit de la
forma, la relación ve sus determinaciones dobladas sobre las propiedades materiales de
la cosa (cosificación); la cosa en la cual ha desaparecido la relación se presenta ahora
como un sujeto autónomo (subjetivación). En este movimiento el obrero y el capitalista
no intervienen. Así, el obrero figura aquí como soporte de la relación de producción
trabajo asalariado y no como sujeto originario del proceso. El mecanismo de la
Entfremdung no le concierne.
Así pues, podemos determinar dos estructuras bien diferentes. Ero Marx tiende
constantemente a confundirlas, a pensar la Entfremdung de la relación capitalista sobre
el modelo de la alienación del sujeto sustancial, a pensar la Verkehrung-inversión como
Verkehrung-invertimiento.
Quisiera tomar un ejemplo de este deslizamiento en el segundo capítulo del libro
III. Se trata de la transformación de la plusvalía en beneficio. Hemos visto que el
beneficio era una forma de aparición/disimulación de la plusvalía donde desaparecía la
determinación del valor por el tiempo de trabajo y de la plusvalía por el sobretrabajo,
una forma caracterizada por la inversión del movimiento real de la producción
capitalista. Ahora bien, en este texto, vamos a ver esta inversión reducida a la figura
antropológica del invertimiento y de igual manera confundidos el primer y el segundo
modelo de la Entfremdung en esta indeterminación que es la característica del discurso
antropológico.
forma del capital portador de interés corresponde a la figura de la cosa autómata es la figura del contrato
entre dos personas libres, entre dos subjetividades constituyentes. Por donde aparece con evidencia que el
fetichismo no concierne a la relación de un sujeto con un objeto, sino la relación de cada uno de sus
soportes con las relaciones de producción que las determinan.
72
cosa (objeto) persona (sujeto)
Capitalista Obrero
(soporte de la relación (soporte de la relación
de producción capital) de producción trabajo asalariado)
73
rigurosamente su vocabulario. Las palabras en las cuales se expresan los conceptos
nuevos introducidos por El Capital son, en numerosos casos, las mismas que servían
para expresar los conceptos antropológicos del joven Marx.
Es necesario insistir sobre esta distinción: se trata de conceptos diferentes. Por
ejemplo, encontramos en El Capital un concepto de Verkehrung y un concepto de
Entfremdung que son conceptos nuevos en relación a los de los Manuscritos, que tienen
un contenido diferente. Pero son las mismas palabras que sirven para expresar los
conceptos antropológicos (que llamaría conceptos I) y os conceptos del Capital
(conceptos II).
Es interesante señalar que, en los dos casos, los conceptos de Verkehrung y
Entfremdung tienen una función de relación. En el seno de un cierto espacio teórico,
designan relaciones entre términos. En el espacio teórico I, los términos puestos en
relación por los conceptos de Verkehrung y de Entfremdung son los de sujeto,
predicado, objeto, persona, cosa, empiria, especulación, etc. En el espacio teórico II
estos términos son forma simple y forma compleja, relación y forma, etc.
Los dos espacios teóricos tienen propiedades diferentes. De donde se desprende
que las relaciones de tipo I y las relaciones de tipo II no sabrían ser homólogas. El rigor
querría, pues, que las palabras en las cuales estos conceptos de relación se expresan
fuesen igualmente diferentes. Como Marx no responde a esta exigencia de rigor, la
primera figura se arriesga a introducirse siempre allí donde no está su lugar. El
deslizamiento se opera en dos tiempos: establecimiento de una homología entre las
relaciones de tipo I y las relaciones de tipo II, y después una reconstitución del espacio
teórico I en el cual se intenta hacer entrar el espacio teórico II. Ahora bien, en esta
tentativa, se manifiesta una distorsión, que declara la resistencia del espacio teórico II.
Es esta distorsión la que va a producir, por ejemplo, la incoherencia del esquema que
acabamos de estudiar.
Encontramos distorsiones del mismo orden cada vez que Marx utiliza esquemas
tomados prestados de la crítica antropológica. Particularmente significativos a este
respecto son los textos que retoman el viejo esquema de la crítica de la alienación
religiosa. Todas las veces que Marx pone en evidencia una analogía del proceso que
estudia con el de la alienación religiosa (por ejemplo en el primer capítulo del Capital),
el análisis demuestra que la analogía no es absolutamente rigurosa.
Otra distorsión señalable es presentada por la fórmula a menudo empleada por
Marx para caracterizar el fetichismo: las relaciones entre los hombres devienen
relaciones entre las cosas, fórmula done los dos complementos toman subrepticiamente
el lugar de sujetos.
Falta por ver la razón profunda de estos deslizamientos. Hemos puesto en cuestión
el hecho de que Marx no hubiera procedido a una crítica de su vocabulario. Esta
ausencia de crítica no es una simple negligencia. Si Marx no juzgó necesario establecer
diferencias terminológicas es que jamás pensó rigurosamente la diferencia de su
discurso con el discurso antropológico del joven Marx. Si bien, en la práctica teórica de
Marx, podemos determinar la ruptura que Marx no ha hecho más que afirmar, podemos
afirmar la diferencia radical de las dos problemáticas. Marx mismo nunca comprendió
verdaderamente ni conceptualizó esta diferencia.
Veremos perfeccionarse la figura fetichizada del proceso, al examinar lo que ocurre con
el origen (Ursprung), el límite (Grenz) y el resultado de este proceso.
74
El origen en cuestión no es un origen temporal sino el origen del proceso
capitalista en tanto que tal.
El proceso de producción capitalista es un proceso de valorización del capital, el
origen del que se trata es el origen de la plusvalía: el sobretrabajo.
Este origen no se revela en las formas concretas del proceso capitalista. Lo que es
dado son los resultados del proceso, es decir las partes en las cuales se descompone a
plusvalía total: el beneficio, el interés y la renta. El estudio de las razones de
compensación nos demuestra que estas fracciones que expresan el reparto (distribución)
de la plusvalía se presentan como sus elementos constituyentes.
Es esta apariencia la que constituye el fundamento de la economía vulgar, la cual
encuentra su origen sistemático en la teoría de las tres fuentes del Adam Smith
exotérico. La operación de Adam Smith en hacer del salario, del beneficio y de la renta,
elementos resultantes de la descomposición del valor producido por un período
determinado, los elementos constituyentes de este valor17.
La operación de Adam Smith puede descomponerse en dos tiempos. De
antemano, salario beneficio y renta son arrancados de su origen (el tiempo de trabajo
social total que se realiza en el valor del que ellos representan la descomposición). Ellos
son entonces autonomizados y se presentan como formas indiferentes las unas a las
otras. Es necesario, entonces, encontrar cada uno de estos elementos que han perdido la
determinación de forma que les confería su lugar en el proceso un origen propio. Es lo
que hace la teoría de las tres fuentes que asigna como origen del salario el trabajo, de la
renta la tierra, del beneficio el capital.
Las tres fuentes toman así el lugar del origen desconocido. La oposición
Ursprung/Quelle no se encuentra por azar en Marx. Ella marca el passage (pase) de un
proceso de producción socialmente determinado a una suerte de proceso natural. El
desplazamiento del origen a la fuente es complementario de la Versachlichung, de la
transformación de las relaciones sociales de producción en cosas definidas por
propiedades materiales. Completa la naturalización del proceso.
Esta desaparición del origen es al mismo tiempo desaparición del límite. Sabemos
que este límite está determinado por el origen del valor (el tiempo de trabajo) y el de la
plusvalía (el sobretrabajo). Es la cantidad total de sobretrabajo explotado la que
determina los límites de la plusvalía. De esta manera, la ley del valor actúa como una
ley reguladora que indica los límites en los cuales puede ejercerse el reparto
(distribución) de la plusvalía en beneficio, interés y renta. Así, caen por los suelos todas
las ilusiones engendradas por una teoría de las tres fuentes produciendo cada una
naturalmente un ingreso. Un límite cualitativo conceptual determina la cantidad total del
valor y la plusvalía producidos.
Al contrario, si el capital produce naturalmente beneficio, si funciona como un
autómata todo límite cualitativo es suprimido y la producción de beneficio parecería
seguir las puras leyes de una progresión geométrica. De ahí el ingenioso descubrimiento
por el cual Price creía poder resolver todos los problemas de tesorería de los Estados:
17
Recordemos que, para plantear la teoría de las tres fuentes, Adam Smith debe desconocer que el valor
producido en realidad se descompone por una parte en capital, por otra parte en ingresos (salario,
beneficio, renta). La parte destinada a convertirse en capital desaparece de su análisis. Por ello se expresa
diciendo que salario, beneficio (beneficio de empresa + interés) y renta constituyen el valor o que
beneficio y renta constituyen la plusvalía.
75
Un chelín hubiera sido avanzado en el nacimiento de N.S. con una
tasa compuesta del 6 % habría alcanzado las dimensiones de una masa de
oro más importante que la que todo el sistema solar pudiera contener si se
hubiera transformado en una bola cuyo diámetro fuera igual a la trayectoria
de Saturno. Por consiguiente, un Estado jamás va a encontrarse en
dificultades, pues con las economías más ínfimas puede pagar las deudas
más elevadas en un tiempo tan corto como pueda exigirlo su interés”.
(Citado por Marx, El Capital, T.VII).
La borradura (el borramiento) del origen y del límite dan, así, el último toque a la
figura fetichizada del proceso, figura bajo la cual las relaciones económicas son dadas a
la percepción de los agentes de la producción:
D. – EL MUNDO ENCANTADO
76
Encontramos aquí aquello de donde hemos partido, a saber: que las relaciones que
determinan el sistema capitalista no pueden existir más que en la forma de su
disimulación. La forma de su realidad es la forma donde desaparecía su movimiento
real.
El análisis del fetichismo nos confirma que la mistificación es mistificación de la
estructura, que es la existencia misma. Así, el “mundo encantado” del fetichismo
“donde el Señor Capital y la Señora Tierra en tanto que caracteres sociales pero al
mismo tiempo inmediatamente en tanto que simple cosas que bailan su círculo
fantasmático18” es la figura acabada de esta conexión de los efectos que está
determinada por la ausencia de causa. Esta ausencia de causa es reflejada por Marx
como simple distancia. Está ligada a la desaparición de las mediaciones, al olvido de las
determinaciones del proceso.
Pero, asimismo, este olvido es constitutivo pues ya no se trata nunca más del
desarrollo de una consciencia dotada de la facultad hegeliana de la Erinnerung.
Más allá, pues, de las imágenes inadecuadas de la distancia y del olvido, somos
enviados al fundamento, es decir, al hecho de que las formas de aparición del proceso
están determinadas por algo (cualquier cosa) que no puede, en absoluto, representarse
en el campo de la Wirlichkeit sin disimularse, a saber: las relaciones de producción,
relaciones que portan –es decir, no portan- el testimonio del proceso de formación, del
Entstehungprozzes de un modo de producción determinado: el modo de producción
capitalista.
El fetichismo representa, así, no un proceso antropológico, sino el décalage
(desajuste, desfase) específico según el cual la estructura del modo de producción
capitalista se presenta en el campo de la Wirklickeit, de la Alltagsleben (la vida de todos
los días), se da a la conciencia y a la acción de los agentes de la producción capitalistas.
Es a partir de aquí como las formas del fetichismo son elaboradas, sistematizadas
en un discurso particular, el de la economía vulgar.
“La economía vulgar en realidad no hace otra cosa que traducir sobre
el plano doctrinal y sistematizar las representaciones de los agentes de la
producción prendidos en las relaciones burguesas, y hacer de ello la
apología”. (T.VIII).
Así pues, el discurso de los Manuscritos es un discurso que parte de las formas
alienadas e irracionales y quiere sostenerse en el nivel de la Wirklickeit. Eso quiere decir
que para él estas formas irracionales serán formas de la sinrazón, de la razón devenida
en extraña, formas del hombre convertido en extraño para sí mismo.
O, si se quiere, estas formas alienadas –y ya hemos visto que sentido era preciso
dar a este término- son para él formas de alienación en el sentido antropológico del
término.
Así, la reducción de las formas de la riqueza a la determinación del trabajo
alienado no constituye una verdadera crítica de las formas de la Gegenstädlichkeit
económica, sino que se sostiene en la simple figura de un invertimiento donde las
determinaciones del sujeto humano y de la intersubjetividad vuelven por todas partes al
lugar de las determinaciones materiales y de las relaciones entre las cosas (tenemos el
ejemplo más señalable en el de la anfibología de la riqueza y el del comercio). Por tanto,
este discurso es todavía prisionero de las ilusiones de la Wirlichkeit.
18
El Capital, T.VIII.
77
III. – Notas a guisa de conclusión
Querría terminar señalando un problema que es el de la posibilidad del discurso de la
economía clásica.
78
Hay, en efecto, un discurso cuyas condiciones de posibilidad están claramente
definidas: el de la economía vulgar. El problema es diferente en lo que concierne a la
economía clásica. Ésta no es, en su fundamento, dependiente de las representaciones de
los agentes de la producción. No lo es más que en sus debilidades (por ejemplo en el
Adam Smith exotérico). ¿Cómo explicar a la vez la autonomía relativa del discurso de
la economía clásica, autonomía que le permite disipar las apariencias del fetichismo, y
su imitación esencial, su incapacidad para llegar a la comprensión del movimiento real
de la producción capitalista.
Después de haber hecho el elogio del trabajo de disolución de la economía clásica
Marx nos declara:
79
Así, todas las omisiones y las contradicciones del discurso de la economía clásica
que giran alrededor de estos dos puntos tienden a disimular este hecho: la existencia de
la producción capitalista es la existencia de un modo de producción históricamente
determinado.
En el juego de esconder objetos de la economía política clásica, hay un punto
donde siempre deberá arder (que siempre deberá saltarse). Hay algo (cualquier cosa)
que no puede ver y esta cualquier cosa que no puede ver es también lo que debe no ver.
El concepto de este deber no ver no es, de hecho, formulado por Marx19. No
refleja conceptualmente las condiciones de posibilidad específicas del discurso de la
economía clásica. Su modo de pensar a imitación intrínseca de la economía clásica es
analógico.
Es lo que aparecerá en el estudio de un texto del libro III, comentando un texto de
Ricardo sobre el problema de la bajada de la tasa de ganancia.
19
Decir que la economía clásica no puede ver estos puntos porque en ellos se encuentra inscrito el
carácter histórico del modo de producción capitalista, por tanto su desaparición necesaria, y que el
capitalismo no puede soportar ver así su muerte de frente, no sabría manifiestamente pasar por la
formulación del concepto de esta ceguedad.
80
marcada por tres expresiones: in rein ökonomischer Weise, im bourgeois Standpunkt,
innerhalb der Grenzen des kapitalistischen Verstandes.
Podemos relacionar estas expresiones con un texto del libro I, situado al final del
capítulo sobre el salario.
81
lugar de la ciencia y las formas de la cientificidad, uno podría preguntarse si responde a
la pregunta: ¿cómo se llega a este lugar de la ciencia?
Tratándose de la economía vulgar, vemos que la cuestión se resuelve por la
determinación del lugar del sujeto capitalista en la Wirlichkeit: si se puede llegar a ese
lugar donde se sostiene el discurso de la economía vulgar es que ya se está en él. En
cambio, no es respondida la cuestión del acceso al discurso científico. Y yo no creo que
la cuestión sea resuelta por los celebres pasajes de la Introducción general a la crítica
de la economía política.
Se sabe que esta cuestión ha sido problematizada bajo la forma “Teoría e historia”
particularmente por la escuela de Della Volpe. Pero la respuesta que allí nos es dada en
la teoría del círculo concreto-abstracto-concreto o teoría del paso de las instancias
histórico-materiales a las instancias histórico-racionales tiende a caer por debajo de la
distinción radical establecida por Marx entre el proceso de pensamiento y el proceso
real. Por una parte, las determinaciones de lo abstracto y de lo concreto son confundidas
con las del pensamiento y o real (subrepción empirista). Por otra parte, el modelo
epistemológico aquí propuesto es penetrado totalmente por las categorías ideológicas
del pasado, presente, futuro, que son impuestas por el hecho de que el objeto del que se
trata (la historia) ha sido tomado sin crítica en su determinación ideológica vulgar. Esta
reflexión en el enunciado epistemológico de las propiedades ideológicas del objeto
ideológico que Della Volpe se pone de manifiesto, por una parte, en la concepción del
movimiento concreto-abstracto-concreto, por otra parte en la estructura antecedentes-
consecuentes, supuesta definición de la forma de la cientificidad. Las relaciones entre
las categorías económicas son, así, pensadas sobre el modelo de una secuencia de
antecedentes a consecuentes situada en un continuo lineal. Hemos visto con el ejemplo
de Pietranera cómo esta teoría de la racionalidad como orden lineal de implicaciones
(reflexión de las propiedades del concepto ideológico de historia) desconocía la
dimensión de la ciencia, y la naturaleza del proceso que es su objeto.
Así, vemos que las dificultades teóricas señaladas por la respuesta se sostienen en
a manera misma en que ha sido planteada la cuestión. Por tanto, no es preciso cumplir
aquí un movimiento del que Marx nos dio la figura ejemplar e ir a interrogar a los
términos mismos de la cuestión, y particularmente al concepto de historia. Si no somos
capaces de resolver el problema, sabremos al menos sobre qué terreno puede ser
resuelto: el de otro concepto de historia.
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