You are on page 1of 179

Historia Medieval de España

Historia Medieval de España


ORIGEN DE LOS REINOS Y CONDADOS CRISTIANOS

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

1. EL REINO ASTURLEONÉS

El dominio musulmán sobre la Península no fue total. Protegidos por las montañas y por
su escasa vinculación al reino visigodo, astures, cántabros y vascones occidentales
mantuvieron su independencia, limitándose en algunos casos a pagar tributos a Córdoba
como símbolo de su dependencia, sin que los emires tuvieran control sobre el avance
hacia Galicia y León. Al este, navarros, aragoneses y catalanes, aliados con muladíes
rebeldes y apoyados por carolingios crearon en el 800 reinos y condados donde Córdoba
no tuvo autoridad.

1. COVADONGA Y LOS ORÍGENES DE LA RECONQUISTA

Hasta hace pocos años, la batalla de Covadonga (718-722, según versiones), indicaba el
comienzo de la reconquista. Hoy la tesis ha perdido fuerza. Para los cronistas del Islam
sólo fue una escaramuza entre una expedición de castigo y los montañeses asturianos
residentes en zonas de difícil acceso sin interés para los emires que se conformaban con
evitar los saqueos de aquellos « salvajes» y enviando expediciones que recordaran la
autoridad cordobesa con el cobro de tributos. La versión cristiana es distinta1 y fue
descrita por mozárabes huidos de Al-Ándalus en el siglo IX.

La Crónica Mozárabe del 754 no habla de Pelayo –héroe de Covadonga-, y la única


referencia a una reconquista es de carácter personal. Al mencionar el asesinato de Abd
al-Aziz, que aconseja el asesinato para sacudirse el yugo árabe y recuperar el reino de
Iberia.

A finales del Siglo IX las sublevaciones de muladíes y mozárabes dan la posibilidad de


expulsar a los musulmanes, justificando la operación las crónicas de los mozárabes
llegados a Asturias que reflejan no los intereses de los astures, sino los de los mozárabes
herederos de los visigodos y obligados a abandonar sus ciudades tras la revuelta de
mediados de siglo, de la ejecución de sus dirigentes y la pérdida de importancia de los
cristianos al islamizarse Al-Ándalus.

2. NEOGOTICISMO EN EL REINO ASTURLEONÉS

Los astures se convierten en sucesores de los visigodos a través de Pelayo, presentando


como espatario de los reyes Witiza y Rodrigo, hijo del duque Favilia o nieto de
Rodrigo, realzando su nobleza al emparentarlo con el duque Pedro de Cantabria,
descendiente de Leovigildo y Recaredo. Establecido este lazo entre reyes de Asturias y
visigodos se entra en el proyecto reconquistador expuesto en el diálogo entre el obispo
Oppas y su primo Pelayo y en la adaptación de la profecía de Ezequiel sobre Gog y
Magog. La profecía se ve reforzada con la petición de Pelayo en Covadonga. A través
de estos textos se afirma que Alfonso III y sus sucesores tiene derecho y obligación de
expulsar a los musulmanes y extender su autoridad de los territorios que habían
Historia Medieval de España

pertenecido a la monarquía visigoda. La idea de unidad de España bajo la dirección de


los reyes astur-leoneses tiene en Covadonga su punto de arranque y en los cronistas
mozárabes sus defensores.

La realidad es distinta y los orígenes del reino astur hay que retrasarlos a mediados del s
VIII coincidiendo con la sublevación de los beréberes y el abandono de las guarniciones
situadas frente a las tribus montañesas, contenidas en sus territorios y poco controladas
por los visigodos y rebeldes igualmente a los musulmanes. Covadonga tiene poco que
ver con la defensa del cristianismo; es obra de tribus que defienden su modo de vida y
organización económico-social frente a los musulmanes, herederos y respetuosos con la
organización visigoda basada en la gran propiedad y en la desigualdad social.

Sólo a mediados del VIII, cuando Alfonso I destruye las guarniciones abandonadas por
los beréberes puede hablarse de los orígenes de un reino astur cristianizado con un
contingente hispanogodo que controlará política e ideológicamente el nuevo reino. Al
proclamarse emir Abd al-Rahmán I en el 756, tras las guerras civiles el reino astur-
leonés vuelve a ser vasallo de Córdoba durante los reinados de Aurelio, Silo, Mauregato
y Vermudo (768-791) siguiendo una política de amistad y sumisión hacia los
musulmanes, lo que no impidió la sublevación de gallegos y vascos.

3. EL TRIBUTO DE LAS CIEN DONCELLAS Y CLAVIJO

La sumisión astur-leonesa a córdoba se expresa con la entrega de tributos, los que están
en desacuerdo se agrupan en torno a Alfonso II, proclamado rey a la muerte de Silo. Si
Alfonso I fue el creador del reino, Alfonso II lo afianza e independiza, lo que se refleja
en el aspecto económico con la supresión del tributo de las Cien Doncellas, 2 en lo
eclesiástico en la independencia de la iglesia astur respecto a la toledana y en lo político
en la creación de una extensa tierra a orillas del Duero que durante 2 siglos separará a
cristianos de musulmanes. Si la leyenda de las Cien Doncellas no es cierta, puedo serlo
pues el conde barcelonés Borrell II, llevaba a Córdoba numerosos grupos de esclavos.
Era frecuente la entrega de mujeres de la familia real como esposas o concubinas de los
emires y califas. El pago de este tributo refleja una realidad y su cese sólo era posible si
el reino tiene fuerza militar para oponerse a los emires que castigan a quienes se
resisten.

Alfonso II podía negar los tributos gracias a las sublevaciones de los muladíes y
mozárabes que impidieron a los cordobeses lanzar sus campañas de intimidación contra
los astures, protegidos indirectamente por la revuelta de los muladíes del Ebro y por la
intervención de los carolingios en apoyo de los montañeses de Pamplona, Aragón y
Cataluña. Se atribuye a la intervención milagrosa del Apóstol Santiago el fin de los
tributos, combatiendo junto a Alfonso en la Batalla de Clavijo, sobre la que no hay
acuerdo en su fecha. Estudios actuales prueban que el Apóstol difícilmente pudo venir a
la Península y las posibilidades de que fuera enterrado en Compostela son escasas, pero
los hombres medievales lo creyeron convirtiendo Compostela en lugar de peregrinación
(la ofrenda actual al Apóstol es recuerdo de la liberación del tributo). Castilla tendrá
como protector celestial a San Millán, a cuyo monasterio pagan tributo los castellanos
hasta épocas modernas.

La independencia astur no se limita al campo político, también al eclesiástico, porque


los hombres medievales saben que no hay independencia real mientras el clero esté
Historia Medieval de España

sometido a otras fuerzas políticas. Los clérigos del reino astur dependen del
metropolitano de Toledo en tierras musulmanas. La aceptación del adopcionismo por
Elipando de Toledo ofrece a Alfonso II la oportunidad de romper los lazos con la iglesia
« musulmana» y lo mismo hará Carlomagno en la diócesis de Urgell. La ruptura fue
acompañada de una fuerte visigotización del reino. Esto se reflejó en un cronicón
perdido, escrito por un monje mozárabe del séquito de Alfonso, en donde se identifica a
los reyes astures con los visigodos, adoptando la organización y el Liber Iudicorum
como norma jurídica del reino. La organización político-jurídica refuerza a la
eclesiástica, trasladando la metrópoli de Braga a Lugo, restaurando la sede de Iria-
Compostela, creando un obispado en Oviedo y erigiendo iglesias y monasterios.

Afianzado el reino, Alfonso inicia una política ofensiva: ayuda a muladíes y mozárabes
de Toledo y Mérida, amparando a los sublevados contra Córdoba, ataca dominios
musulmanes ocupando Lisboa y apoderándose de abundante botín destinado a la
construcción de palacios y monasterios.

4. DE ASTURIAS A LEÓN (REPOBLACIÓN)

Durante los primeros cien años de su historia, el reino astur permanece a la defensiva,
protegido por las montañas y por las revueltas de los muladíes fronterizo, e intentando
unificar a los pueblos que lo forman: gallegos, astures, cántabros y vasco, enfrentado en
ocasiones entre sí o rebeldes al poder central. El carácter electivo de la monarquía,
siempre dentro de una familia, favorece la aparición de bandos nacionales en torno a los
candidatos al trono. A la muerte de Alfonso (843) los gallegos apoyan a Ramiro I,
astures y vascones a Nepociano o a otros nobles que pagaron con su vida y la ceguera su
rebeldía. A pesar de ello, los ataques vikingos a las costas gallegas (844) 3 Ramiro
adelantó las fronteras y ocupó León aunque la conquista definitiva fue obra de Ordoño I
(850-856) quien repobló las ciudades de Astorga, Tuy o Amaya, con importante
población de campesinos.

Este avance se relaciona con las sublevaciones muladíes, complicadas con la oposición
de los mozárabes al poder musulmán. Los astures apoyan a los rebeldes siendo
derrotados cerca de Toledo, pero la presencia astur tan lejos de su territorio prueba la
importancia del reino. Los toledanos mantienen la revuelta obligando a los cordobeses a
concentrar en la zona a sus mejores hombres, con lo que los astures sólo están
amenazados por oriente por los muladíes del Ebro, cuyo dirigente Musa Ibn Musa fue
derrotado por Ordoño en Albelda (859). Los hijos de Musa colaboran con astures
frenando a los cordobeses que sólo en el 865 derrotan a Ordoño.

Nuevos conflictos entre muladíes y árabes permiten a Alfonso III conquistar Oporto,
Coimbra y repoblar el norte de Portugal antes de firmar con el emir un tratado de paz en
el 883. A pesar del tratado se realizan expediciones en busca de botín durante la
sublevación de Umar Ibn Hafsún, a cuya actuación se deben los éxitos de los reyes y
condes cristianos de la época: independencia de condados catalanes, afianzamiento del
reino de Pamplona y expansión astur-leonesa (nueva capital en León). Las campañas de
Ordoño I y Alfonso III conllevan la repoblación de tierras ocupadas, repoblación que
necesita la reconstrucción de murallas y creación de fortalezas que defiendan el
territorio y sus campesinos. Ordoño repoblará León, confía Astorga a su hermano
Gatón, Amaya al conde de Castilla Rodrigo. Alfonso III repuebla tierra orensana,
encarga la repoblación de Oporto al conde de Vimara Pérez, a Hermenegildo Pérez la de
Historia Medieval de España

Coimbra, a Diego Rodríguez la de Burgos. De la forma de repoblación depende la


organización social. La presura individual permitirá la existencia de campesinos libres y
pequeños propietarios. Las llevadas a cabo por nobles y clérigos originan extensas
propiedades cultivadas por colonos o siervos y absorberán a los pequeños campesinos
con más o menos rapidez según las zonas.

2. LA MARCA HISPÁNICA Y LOS CANDADOS CATALANES

La proximidad de los dominios musulmanes y las tribus independientes de los Pirineos


suponían un peligro para Carlomagno. La derrota de Roncesvalles en el 778 es un
intento de someter a los vascones de Pamplona y serán éstos los que consigan alejar a
los carolingios de los Pirineos orientales durante 30 años.

La desastrosa campaña del 778 tuvo una compensación en los movimientos


anticordobeses iniciados en Gerona y Urgell-Cerdaña, cuyos habitantes buscaron la
alianza con los francos contra los musulmanes y aceptaron la autoridad carolingia en el
785. Si Abd al-Rahmán I no pudo intervenir, su hijo Hisham recuperó las comarcas
sublevadas y saqueó los territorios francos entre Narbona y Toulouse. Ante el grave
peligro musulmán, Carlomagno presionó militarmente sobre Urgell. Con la presencia
del adopcionista Félix de Urgell en el 798 Carlomagno, tras controlar la barrera
pirenaica (Aragón, Pallars-Ribagorza, Vic, Cardona y Pamplona) intenta dominar
Huesca, Lérida, Barcelona y Tortosa. Fracasa en todas las expediciones excepto en la
dirigida contra Barcelona, ocupada en el 801. El gobierno de los nuevos dominios fue
confiado a los francos o a hispanovisigodos refugiados en territorio carolingio: Gascón
Velasco en Navarra, Aureolo en Aragón y Guillermo en Pallars-Ribagorza. Los
hispanos Borrell en Urgell-Cerdeña y Bera en Barcelona se sublevarán4 contra los
carolingios aceptados para librarse de los musulmanes.

1. SIGNIFICADO

El término « marca hispánica» usado en textos del IX y la posterior unión de los


condados de la zona catalana, hizo pensar que las tierras catalanas controladas por
carolingios constituían una entidad administrativa y militar con mando único, que sería
el precedente de Cataluña. Esta marcha habría incluido Toulouse, Septimania y la actual
Cataluña y fragmentada en dos hacia el 817 con la división del imperio realizada por
Luis el Piadoso: al oeste la marca tolosana y al este la marca Gótico-Hispánica que
comprendería Urgell-Cerdeña, Gerona, Barcelona, Narbona, Rosellón y Ampurias. En
865 Narbona y Rosellón formarían la marca Gótica y los condados situados al sur de los
Pirineos integrarían la Marca Hispánica: podría decirse que las tierras catalanas tuvieron
unidad desde el siglo IX.

Frente a estas teorías, Ramón de Abadal ha probado que « marca hispánica» sirve a los
cronistas para designar una parte del dominio carolingio, tiene un valor geográfico y no
es una división administrativo-militar del imperio con un jefe único. La marca o regnum
hispanicum está dividida en condados no vinculados entre sí. La persona que se
encuentra al frente de varios recibe el título de duque o marqués. Pero estos condados se
disgregan y reagrupan a voluntad del rey. Cada condado tiene un conde que ejerce la
autoridad. En zonas de peligro para una mejor coordinación de la defensa se acumulan
los condados en una misma persona, en el 812 Bera es conde de Barcelona y Odilón de
Historia Medieval de España

Gerona, tres años más tarde, como consecuencia de un ataque musulmán, se unen
Barcelona y Gerona en manos de Bera.

No se puede ignorar la historia del Imperio Carolingio en la historia política de los


condados catalanes. Cada conde aspira a hacer hereditario su cargo y sus posesiones. El
emperador encarna la autoridad y el poder, gobierna por medios de asambleas anuales a
través de los administradores locales (condes) y por mediación de los missi o delegados
del rey. Al conde se le confía la administración, la justicia, la política interior y la
defensa militar del territorio. Su autoridad, casi absoluta, depende de la voluntad del
monarca y del poder que éste tenga.

Las guerras civiles provocadas al dividir Luis el Piadoso el reino entre sus hijos obliga a
los condes a tomar partido, con lo que éstos consolidan o pierden sus cargos según la
orientación de la guerra. Los candidatos al trono tienen que hacer concesiones a sus
partidarios con lo que la monarquía sale debilitada sin poder evitar la formación de
clanes y partidos con más fuerza que los condes nombrados por el vencedor. Por esta
razón fue sustituido, en el 820, el hispanogodo Bera por el franco Rampón y el
nombramiento posterior de Bernardo de Septimania.

Los condes francos de la corte carolingia tienen como misión poner fin a los afanes
independentistas del conde de Barcelona-Gerona y de sus seguidores, que llegan a
aliarse a los musulmanes contra los carolingios, aunque no se pueda hablar de
independencia catalana sino de independencia del conde.

Bernardo de Septimania recibe, por someter a los rebeldes, el condado de Narbona y


desde sus condados toma partido contra el emperador al dividir Luis el5 Piadoso el
imperio entre sus hijos (Pipino, Luis el Joven y Carlos el Calvo). Bernardo y su
hermano Gaucelmo, conde de Rosellón y Ampurias, perdieron sus condados a favor de
Berenguer, conde de Pallars-Ribagorza y Toulouse. En el 834 Galindo de Urgell-
Cerdeña se apodera de Pallars-Ribagorza. El emperador nombra a Suñer conde de
Rosellón y Ampurias y Bernardo de Septimania recupera los condados cedidos a
Berenguer y uniendo el de Carcasona.

Muerto Luis el Piadoso (840) Bernardo de Septimania apoyó a Luis el Joven contra sus
hermanos, perdiendo el condado al firmarse el tratado de Verdún en 843 por el que las
tierras catalanas pasaban a Carlos el Calvo y, por delegación, a Sunifredo, conde de
Urgell-Cerdeña y hermano de Suñer, que mantendrán su fuerza aunque los
acontecimientos les hagan perder los condados. Sus descendientes Vifredo, Mirón y
Suñer II serán condes de Urgell-Barcelona-Gerona y Besalú, Rosellón y Ampurias,
iniciándose la dinastía catalana que perdura hasta 1410.

La tendencia a heredar los cargos se observa en los monarcas carolingios que nombran
condes a los hijos de Sunifredo y Suñer 30 años después de la muerte de éstos, porque
la función condal conlleva una serie de privilegios que no se extinguen con la
deposición de los titulares, elegidos entre grandes propietarios cuyo poder heredan los
descendientes. Para combatir a los rebeldes, el rey se apoya en las grandes familias,
dinastía condales, con lo que acentúa el carácter hereditario del cargo condal. Esto
cristalizó al morir Carlos el Calvo (877) cuando le sucedieron tres monarcas en once
años sin que ninguno hiciera frente al peligro normando ni a los ataques musulmanes,
por tanto los condes se ven obligados a actuar por su cuenta. Uno de estos condes,
Historia Medieval de España

Eudes, será elegido rey en el 888 y la ruptura dinástica dará el pretexto para afianzar su
independencia a los condes carolingios a los catalanes entre ellos.

El imperio carolingio es sólo un recuerdo reflejado en las fechas de los documentos por
los años del reinado del monarca. La independencia se manifiesta en el reparto de los
condados entre los hijos del conde que ya no son bienes públicos sino propiedad del
conde, creando nuevos condados o confiando el gobierno a varios de sus hijos
conjuntamente: Vifredo, primer conde catalán independiente dejó al morir en 897 a su
hijo Sunifredo el condado de Urgell, a Miró II los de Cerdeña y Besalú, a Vifredo,
Borrell y Suñer, conjuntamente los de Barcelona, Gerona-Vic, que se mantendrán
unidos y serán el núcleo de la futura Cataluña.

La independencia política debe ir acompañada del control eclesiástico. Los reyes


carolingios sustituyeron el clero adopcionista por el franco imponiendo en los
monasterios de obediencia visigoda la regla benedictina; los condes catalanes intentaron
controlar a los eclesiásticos de sus territorio evitando que obispos dependientes de otro
conde tuvieran autoridad en sus dominios. El primer intento de independencia se dio en
el 888 con la creación de un arzobispado en Urgell del que dependían las diócesis de
Barcelona, Gerona, Vic y Pallars. El intento fracasó por la rivalidad entre los condes. La
nueva sede beneficiaba a Ramón de Pallars y a Suñer de Ampurias, el primero crea un
obispado propio para no depender ni de los francos ni de los demás condes catalanes y
el segundo logra que se deponga al obispo de Gerona y se nombre para el cargo a uno
de sus fieles. La negativa de Vifredo, inseguro y temiendo un ataque franco, reconoce al
monarca y con ayuda del arzobispado de Narbona suprime el de Urgell y logra la
deposición del obispo gerundense, aunque no consiguió que desapareciera el obispado
6
de Pallars.

Las divisiones y reagrupamientos de los condados imposibilitaron que en cada uno


existiera una sede episcopal. En algunos casos un condado pertenecía a dos diócesis
situadas fuera de los dominios del conde; el recurso era favorecer a los monasterios de
la zona y lograrles la independencia respecto al obispado correspondiente. El
monasterios de Eixalda-Cuixá (fundado hacia el 840) debe su grandeza a esta
circunstancia, logrando relativa independencia del obispado de Elna.

La dependencia de los condados catalanes respecto a los carolingios ha prestado


especial atención a la crisis del imperio para explicar respecto a los carolingios la
desvinculación de los condes, pero esta no se explica sin la presencia del mundo
islámico: la presencia musulmana hace que la población apoye a los condes porque ve
en ellos a sus jefes inmediatos por encima del rey, que está demasiado lejano cuando se
producen los ataques musulmanes; por otro lado las disensiones musulmanas permiten
la consolidación de los condados; gracias a ellas Vifredo ocupa la comarca de Vic y los
monasterios de Ripoll y San Joan de les Abadeses para repoblar estas tierras. Al morir
Vifredo (897) los condes catalanes reconocen la autoridad de la restaurada dinastía
carolingia en la persona de Carlos el Simple, aunque ya no fue efectiva, Vifredo Borrell
fue el último conde en prestar fidelidad a los reyes francos para que se reconocieran los
derechos heredados y buscar ayuda frente a los musulmanes que habían dado muerte a
Vifredo I habían obligado a evacuar Barcelona.

Los orígenes del condado de Barcelona no escapan a la leyenda ni su primer conde


independiente Vifredo, cuya historia se novela: « Vifredo, tras una serie de
Historia Medieval de España

circunstancias recupera Barcelona tras dar muerte al franco Salomón y salvar el honor
de su padre muerto. Ante los ataques musulmanes y la imposibilidad de contar con la
ayuda del rey, es capaz de expulsarlos él solo, permaneciendo el honor de Barcelona en
sus manos y en las de sus herederos. El honor de Barcelona pasó de la potestad real a
manos de las de los condes de Barcelona» .

MARCA HISPÁNICA RESUMEN

La proximidad de los dominios musulmanes y las tribus independientes de los Pirineos


suponían un peligro para Carlomagno. La derrota de Roncesvalles es un intento de
someter a los vascones de Pamplona y serán los vascones los que consigan alejar a los
carolingios de los Pirineos orientales durante 30 años.

Debido a la derrota de Roncesvalles, Gerona, Urgell-Cerdeña buscan una alianza con


los francos contra los musulmanes y aceptan la autoridad carolingia 785. Ante la
amenaza musulmana Carlomagno presionó militarmente sobre Urgell contra la barrera
pirenaica e intenta dominar Huesca, Lérida, Barcelona y Tortosa. Sólo consigue
Barcelona que ocupa en 801. El gobierno de los nuevos dominios fue confiado a francos
o a hispanovisogodos.

El término Marca Hispánica usado en textos del s IX y la posterior unión de los


condados de la zona catalana constituían una entidad administrativa y militar con mando
único, que sería el precedente de Cataluña. Según esto podría decirse que las tierras
catalanas tuvieron unidad desde el s. IX. Pero frente a estas teorías, Ramón de Abadal
ha probado que Marca Hispana sirve a los cronistas para designar una parte de los
7
dominios carolingios, tiene un valor geográfico y no es una división administrativa-
militar del imperio con un jefe único. La marca está dividida en condados no vinculados
entre sí. La persona que se encuentra al frente recibe el título de marqués o duque, pero
estos condados se disgregan o reagrupan a voluntad del rey. Cada condado tiene un
conde que ejerce la autoridad. Cada conde aspira a hacer hereditario su cargo y sus
posesiones. El emperador encarna la autoridad y el poder, gobierna por medio de
asambleas anuales a través de los administrados y por mediación de los delegados del
rey. Al conde se le confía la administración, la justicia, la política militar y la defensa
del territorio.

Las guerras civiles provocadas al dividir Luis el Piadoso el reino entre sus hijos obligan
a los condes a tomar partido con lo que éstos consolidan o pierden sus cargos según la
orientación de la guerra.

Los condes francos de la corte carolingia tienen como misión poner fin a los afanes
independentistas del conde de Barcelona-Gerona que llegan a aliarse a los musulmanes
contra los carolingios. Se puede hablar de independencia del conde.

Muerto Luis el Piadoso (840) Bernardo de Septimania que había recibido el condado de
Narbona por someterse a los rebeldes, apoyó a Luis el Joven contra sus hermanos,
perdiendo el condado en el tratado de Verdún (843), por el que las tierras catalanas
pasaban a Carlos el Calvo y por delegación a Sunifredo, conde de Urgell-Cerdeña. Sus
descendientes Vifredo, Mirón y Suñer II serán condes de Urgell-Barcelona, Gerona y
Besalú, Rosellón y Ampurias, iniciándose la dinastía catalana que perdura hasta 1410.
Historia Medieval de España

La tendencia a heredar los cargos se observa en los monarcas carolingios que nombran
condes a los hijos de Sunifredo y Suñer. Para combatir a los rebeldes el rey se apoya en
grandes familias dinásticas condales, con los que se acentúa el carácter hereditario del
cargo condal.

El primer conde catalán independiente es Vifredo el Velloso que dejó al morir, en 897,
en herencia a sus hijos los condados de su propiedad, pues aquí se pone de manifiesto
que los condados ya no son bienes públicos sino de propiedad del conde.

La independencia de los condes con respecto a los carolingios tiene su explicación en la


presencia musulmana, que hace que la población apoye a los condes porque ven en ellos
a sus jefes inmediatos por encima, ya que el rey está demasiado lejos cuando se
producen los ataques musulmanes.

Las discrepancias musulmanas permiten la consolidación de los condados, gracias a


estas discrepancias Vifredo ocupa la comarca de Vic, creando el condado de Ausona, el
obispado de Vic y los monasterios de Ripoll y San Juan de Las Abadesas para repoblar
estas tierras. Al morir Vifredo (897) los condes catalanes reconocen la autoridad de la
restaurada dinastía carolingia y será Vifredo Borrell el último conde en prestar fidelidad
a los reyes francos para que se reconocieran los derechos heredados. Vifredo recupera
Barcelona y pasa dicha ciudad de la potestad del rey a mano de los Condes de
Barcelona.

3. CAROLINGIOS Y MULADÍES EN ARAGÓN Y PAMPLONA


8
El valle del Ebro, como el resto de la Península, se sometió a los musulmanes sin
oponer resistencia y las ciudades y puntos estratégicos recibieron guarniciones árabes o
beréberes islamizándose como hicieron los jefes visigodos. Las zonas montañosas no
fueron ocupadas y sus habitantes sólo pagaban tributos a los cordobeses. La diferencia
ente montaña y llano se agudiza tras la conquista: en la montaña hay islamización,
representa la libertad política con economía pastoril, agrícola basada en la propiedad
individual, en las ciudades y comarcas del llano el Islam reporta ventajas, abunda la
gran propiedad heredada de la época romana-visigoda. Los intereses de cada grupo son
distintos pero tiene enemigos comunes en los carolingios y en los omeyas y se unirán
contra unos y otros sin que desaparezcan sus diferencias.

La separación respecto a Córdoba es simultánea y tiene iguales causas que en el


territorio catalán: aprovechando las guerras civiles islámicas, los carolingios intentan
dominar los pasos pirenaicos para prevenir nuevos ataque cordobeses. Hacia el 800 los
valles de Pallars y Ribagorza están unidos al condado de Toulouse, la zona de Jaca la
gobierna, en nombre del emperador, el franco Aureolo y 6 años después el gascón
Velasco está al frente de Pamplona.

El primer conde aragonés conocido fue el franco Oriel o Aureolo, sustituido en el 810
por el indígena Aznar Galindo, quizá para lograr la adhesión de los aragoneses.
Coincidiendo con los primeros enfrentamientos entre Luis el Piadoso y sus hijos,
García, yerno de Aznar, expulsó del condado a su suegro y a los partidarios de la
vinculación con los carolingios, pues en los Pirineos occidentales los carolingios son
rechazados una vez que han liberado el territorio de la presencia islámica.
Historia Medieval de España

Expulsado de Aragón, Aznar Galindo recibió del emperador el condado de Urgell-


Cerdaña al que su hijo Galindo unirá el de Pallars-Ribagorza. Durante las guerras civiles
carolingias, Galindo perdió Urgell y recuperó Aragón, gobernando de manera
independiente y manteniendo un equilibrio entre los poderosos vecinos. Galindo se alía
con el navarro García Iñiguez para hacer frente a la presión musulmana y carolingia.
Una vez debilitado el imperio y fragmentados los musulmanes por las revueltas
muladíes, los navarros se expanden hacia el sur y el este, cortando la expansión
aragonesa, entonces Aznar II y Galindo II establecen pactos con los musulmanes de
Huesca y con los condes de Gascuña, a pesar de lo cual Sancho Garcés I de Navarra
(905-925) con ayuda de los astur-leoneses ocupa zonas situadas al sur de Aragón y
sometiendo a tutela el condado reflejado en el matrimonio de la aragonesa Andregoto
Galíndez con el navarro García Sánchez cuyo hijo, Sancho Abarca, unirá Aragón y
Navarra.

El condado mantiene su organización dirigido por los barones aragoneses reforzando su


autonomía con la creación de un obispado a comienzos del s X. Rompiendo los vínculos
con los carolingios: con esto se crearon numerosos monasterios como San Zacarías o S.
Pedro de Siresa. El influjo carolingio perdió fuerza al producirse una migración de
clérigos mozárabes que introdujeron la cultura y organización hispanogoda, creando
monasterios como S. Juan de la Peña, cuya crónica habla de la llegada a la peña de
cristianos fugitivos derrotados por musulmanes.

El recuerdo de la cueva se mantuvo por una ermita que atrajo a más monjes y cuando en
el s IX los musulmanes lanzan nuevas campañas, los cristianos se refugian en la cueva.
Protegidos por la cueva y su patrón, los aragoneses hicieron frente a los musulmanes
9
con éxito.

Navarros y aragoneses se independizan al mismo tiempo de los carolingios, pero


mientras los segundos tienen cierta subordinación reflejada en el título condal de sus
dirigentes, los primeros formaron una monarquía adoptando sus jefes el títulos de reyes,
destacando su independencia frente a carolingios y cordobeses. El carácter de esta
monarquía en el s IX es desconocido pero la escasa cristianización-visigotización del
territorio y el rechazo carolingio, indican que no tenían otras características que las de
su papel de señores naturales del país que se opone a injerencias extrañas, aliándose con
la familia muladí de los Banu Qasi del Ebro, aunque según las circunstancias, se
opondrán a ellos.

A fines del VII gobernaba Pamplona un miembro de esta familia de conversos, Mutarrif
en nombre del emir. Los pamploneses se sublevaron en el 798. Aliados a la familia
pamplonesa de los Arista, los Banu Qasi recuperaron Pamplona en el 803, extendiendo
su influencia hasta Zaragoza. Su excesivo poder y las tendencias independentistas de los
muladíes, hicieron que interviniera el emir cordobés, confiando el gobierno al valí de
Huesca quien años antes terminó con la revuelta muladí de Toledo. A la muerte del valí,
Carlomagno recupera Pamplona, pero los Arista, dirigidos por Iñigo Iñiguez y los Banu
Qasi dirigidos por Musa Ibn Musa, expulsan a los carolingios en el 816 y derrotan al
ejército franco 8 años después. El reino de Pamplona se afianza pero sin la total
independencia por ser una especie de protectorado de Musa Ibn Musa que alterna
independencia y sumisión a Córdoba y arrastra a los reyes de Pamplona en su política.
Historia Medieval de España

La ruptura entre navarros y muladíes se produce hacia el 858, cuando la flota vikinga
entrando por el Ebro se apodera del rey García Iñiguez sin que Musa interviniera; libre,
tras pagar un fuerte rescate, se une a los astures de Ordoño I y vencen a Musa en la
batalla de Albelda (859). Un año después los Banu Qasi vengaban su derrota
permitiendo el paso por sus dominios al ejército cordobés que hizo prisionero a Fortún
hijo de García de Pamplona y fue retenido más de 40 años.

La fragmentación muladí a la muerte de Musa (62 fue catastrófica para el reino astur,
pues suponían una defensa indirecta frente a Córdoba: los ejércitos musulmanes en sus
campañas contra los astures evitaban el valle del Duero, desierto, donde no podían
hallar alimentos; se dirigían al valle del Ebro y desde allí hacia el oeste por la frontera
castellana de León. Estas campañas exigían colaboración de los Banu Qasi y mientras
éstos se opusieran las campañas cordobesas eran limitadas. Al desaparecer el escudo
muladí, el reino astur queda expuesto a los ataques cordobeses y se necesita recrear una
fuerza que impida o debilite la amenaza: Ordoño I y su hijo Alfonso III se aliaron con
los hijos y nietos de Musa y cuando éstos fueron derrotados y sustituidos por tuchivíes,
reforzaron la amistad con Pamplona, donde la ausencia de Fortún Garcés, prisionero en
Córdoba, permitió el ascenso de la familia de los Jimeno, cuyo jefe, Sancho Garcés I
(905-925) subió al trono con la ayuda astur-leonesa.

10
Historia Medieval de España

ENTRE LA UNIDAD TEÓRICA Y LA DIVERSIDAD POLÍTICA

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

1. ALFONSO III (866-911)

La unidad visigoda resucitada por los cronistas de Alfonso III choca con la realidad.
Hispania está fragmentada en reinos y condados que desean expulsar a los musulmanes,
reconquistando el territorio godo, pero no quieren reconocer la autoridad del monarca
leonés. Estas diferencias de criterio se reflejarán en la literatura de siglos posteriores
(Poema Fernán González).

Algunos clérigos leoneses dan título de emperador al rey astur-leonés Alfonso III,
aunque nunca utilice este rey el título imperial. Con el traslado a León de la capital a
comienzos del X y la repoblación del valle del Duero. León se convierte en el reino
cristiano más importante de occidente y el sepulcro de Santiago convierte a Compostela
en la 2ª sede apostólica de occidente después de Roma, con autoridad sobre clérigos de
otros reinos y condados cristianos.

Si en las ideas los clérigos aceptaban la unidad, en la práctica reyes y condes cristianos
no aceptan la superioridad leonesa: los condes catalanes no aceptan el nombramiento
11 de
Cesáreo de Montserrat y la hegemonía en la 2ª ½ del X la tiene Navarra, cuyos
monarcas intervienen en el nombramiento y destitución de los reyes leoneses que no
mantuvieron la unidad de sus dominios, de los que se independizó Castilla y en el que
los condes gallegos actuaron con gran independencia.

2. LA DIVISIÓN LEONESA (SUCESORES DE ALFONSO III DE ASTURIAS-


LEÓN)

Las diferencias surgen en los años finales de Alfonso III, cuyos hijos se sublevan y a su
muerse te proclaman reyes de León, Asturias y Galicia (años después, los hijos de
Ordoño reinaron en León, Galicia y Portugal) aunque reconociendo la superioridad
leonesa. Al reconstruir la unidad del reino de Ordoño II (914-924), los castellanos
rechazan la alianza con Navarra porque favorece la expansión de este reino a costa de
los castellanos, cuyos condes son destituidos por no participar en la batalla de
Valdejunquera (920) contra Abd Al-Rahmán III una vez finalizados los problemas
internos de Al-Ándalus, impidiendo la repoblación de lugares como San Esteban de
Gormaz, Osma o Viguera.

Al morir Ordoño sus hijos se dividen el reino y León no recobra la unidad hasta el
reinado de Ramiro II (931-951), que intenta unir a los cristianos contra el califa, apoya a
los rebeldes toledanos, refuerza la alianza con Navarra y atrae a los tuchibíes del Ebro
derrotando a Abd Al-Rahmán en Simancas (939), lo que le permite consolidar la
posición leonesa en el valle del Duero repoblando Sepúlveda, Ledesma y Salamanca.
Las victorias ante los musulmanes no impidió que se sublevara el conde castellano
Fernán González y se independizara a la muerte de Ramiro, iniciándose la decadencia
Historia Medieval de España

del reino leonés, cuyos monarcas son nombrados por castellanos y navarros, sometidos
ambos a la tutela de los omeyas en cuya corte se refugian los destronados y los
aspirantes al trono. Allí acuden condes y reyes en busca de apoyo, para reconocer su
dependencia y pagar los tributos a los califas.

Fernán González y la reina Toda de Navarra ponen y quitan reyes a su antojo, uniéndose
en ocasiones a los musulmanes. Depuesto Sancho I por el conde castellano, se refugia
en Pamplona y Córdoba. Los cordobeses reponen a Sancho tras comprometerse éste a
devolver 10 fortalezas ocupadas; en Córdoba le sustituirá el rey depuesto cuya presencia
amenazaba la estabilidad del reino leonés, aunque navarros y castellanos apoyaron a
Sancho y tuvieron la ayuda del conde de Barcelona. Unos y otros fueron derrotados por
Al-Hakán (936) y a Córdoba peregrinaron condes y reyes de diferentes lugares en señal
de sumisión, sin que pudieran evitar la destrucción de Zamora por Almanzor (981) ni la
derrota de castellanos, navarros y leoneses ante Rueda el mismo año. Los cordobeses
permanecen en León y saquean Coimbra, Sahagún, Esconza con ayuda de condes
rebeldes al monarca cuando Vermudo II intenta librarse del protectorado musulmán.
Tras las campañas contra Santiago de Compostela (997) Almanzor mediará entre el
conde castellano y el portugués, Menendo González, que disputan la tutela de Alfonso
V.

El reino leonés, debilitado desde mediados del X, no puede ampliar sus fronteras ni
evitar la presión castellana sustituida por la navarra al morir el conde García (1029),
pasando Castilla a los dominios de Sancho el Mayor que ocupa León con título de
emperador, según algunos documentos, para indicar su poder sobre León. Fernando I
hijo de Sancho el Mayor de Navarra, rey de Castilla en 1035, derrota al último rey
12
leonés, Vermudo III, dos años más tarde proclamándose rey de León.

3. CASTILLA INDEPENDIENTE

Los cronistas de Alfonso II hacen historia en doble sentido: recuerdan el pasado e «


inventan» una historia futura en la que el antiguo reino visigodo será unificado por los
monarcas asturianos, herederos de los godos, cuya idea pasará a los reyes de León y de
éstos a los de Castilla, cuyos orígenes e historia ha sido muy estudiada, lo castellano se
ha identificado con lo español además de mitificarse.

En sus orígenes Castilla fue sólo frontera oriental del reino astur-leonés, zona más
expuesta a los ataques cordobeses por el sur y a los de los musulmanes del Ebro por el
este. Predomina las llanuras lo que hace que sea una comarca diferenciada dentro del
reino. Por una parte su población ha de ser guerrera: cuando Alfonso I desmantela las
guarniciones musulmanas, la población mozárabe de Castilla se retira a las montañas y
Castilla será repoblada en el IX y X por vascos occidentales poco civilizados, poco
adaptados a la vida romano visigótica. La libertad individual frente a la servidumbre
gótico-asturleonesa será la primera característica de la población castellana que defiende
la frontera de ataques muladíes y cordobeses.

Los repobladores de Castilla no conocen la jerarquía social de León y las desigualdades


entre los primeros castellanos se deben a la función que cada uno desempeñaba en una
sociedad guerrera: es noble el que por su riqueza puede combatir a caballo, su situación
es semejante a sus vecinos excepto cierta benevolencia fiscal. El carácter fronterizo de
Castilla no anima a instalarse ni a la vieja nobleza ni a clérigos mozárabes huidos de
Historia Medieval de España

Córdoba. En Castilla no habrá grandes linajes ni monasterios ni grandes sedes


episcopales que someten a los campesinos en las montañas o en las nuevas tierras
repobladas. En Castilla no se produce la concentración de la propiedad hasta época
tardía y se mantiene la libertad individual garantizada por la mayor resistencia que
ofrecen las comunidades locales (agrupadas en grandes núcleos) a la absorción por
grandes propietarios.

El origen de sus pobladores y su situación fronteriza explican las diferencias sociales,


económicas y jurídicas: sin una tradición visigótica. En Castilla se prefieren la
costumbre ancestral, la decisión de hombres justos, a la ley representada por el Liber
Iudicorum visigodo y cuando crean sus propias leyendas las centran en los jueces de
Castilla, representantes y defensores de la diferenciación jurídica y política respecto a
los leoneses, expresión de distintas formas de vida.

Un descendiente de estos alcaldes o jueces será Fernán González, considerado el primer


conde independiente de Castilla, aunque antes se habían producido las primeras
manifestaciones de particularismo castellano. Desde la creación de condados en Castilla
sus habitantes construyen fortalezas por la ausencia de defensas naturales, desde ellas
los condes desafían la autoridad leonesa como lo hacen contra el poder carolingio los
condes situados en las zonas fronteriza.

Esta oposición se atestigua por la prisión de condes castellanos en épocas de Ordoño II.
Como razón se da la ausencia de huestes castellanas en el desastre de Valdejunquera. Si
así fuese, se derivaría que los condes, que habían sufrido los primeros ataque de Abd al-
Rahmán y siendo destruidas sus fortalezas y sus cosechas en el mes de junio prefirieron
dedicarse a la reparación y reconstrucción que defender al navarro Sancho 13 Garcés I, al
que apoyaba Ordoño II. Antes, uno de los condes castellanos, Nuño Fernández, había
demostrado su independencia frente a Alfonso III del que conseguiría la liberación de
García, acusado de conspirar contra su padre.

El proceso de independencia de Castilla tiene puntos semejantes a los de los condados


catalanes: la división de Castilla en numerosos condados, cuyos dirigentes no siempre
actúan de acuerdo, permite a los monarcas de León mantener la autoridad. Las
necesidades militares exigen un poder unificado llega cuando Fernán González, cuya
fidelidad se garantiza con el matrimonio de una de sus hijas con el heredero leonés,
recibe de Ramiro II los condados de Burgos, Lantarón, Álava, Lara y Cerezo, dándole la
fuerza suficiente para enfrentarse al monarca. Fernán González utiliza las dificultades
de León, apoyando a su conveniencia a uno y otro candidato al trono leonés. Alternando
la sublevación con la sumisión y los pactos con Navarra, Fernán González consigue
mantener unidos los condados y transmitirlos a su hijo García Fernández que actuará
como señor independiente aunque reconozca la superioridad del monarca leonés.

Enfrentado a los generales musulmanes, el conde castellano favorece a los campesinos


que dispongan de caballo para la guerra, les concede categoría de infanzones o nobles
de 2º grado, ocupando con su ayuda diversas plazas en la zona del Duero. García alterna
la guerra con la sumisión provocando disensiones entre los musulmanes al atraerse a los
hijos de Almanzor, pero su propio hijo, Sancho, colabora con los árabes y, más tarde,
pide a Almanzor, sin éxito, la tutela del rey leonés Alfonso V.
Historia Medieval de España

Desaparecido el peligro musulmán por los enfrentamientos entre beréberes y eslavos,


Sancho vende sus servicios a los primeros, obteniendo plazas fronterizas en el valle del
Duero donde se intensifica en estos años la labor de repoblación, fortaleciendo la
autoridad condal, hasta el punto de que a la muerte de Sancho (1007) el condado pudo
ser regido por un menor, García. El peligro viene ahora de Navarra y los castellanos
intentan evitar la anexión mediante una alianza con los leoneses lograda con el
matrimonio de García con Sancha, hermana de Vermudo III de León quien reconocería
al conde el título de rey, es decir, la independencia castellana. El asesinato de García en
León llevaría a los castellanos a entregar el condado a Sancho el Mayor de Navarra

4. ARAGÓN Y PAMPLONA

La rapidez de los avances cristianos en la zona occidental sólo se explica si aceptamos


la relativa despoblación de esta zona sin interés para los musulmanes como
asentamiento tras el abandono de las guarniciones beréberes a mediados del siglo VIII.
El valle del Ebro está más poblado y los dirigentes, árabes o nobles visigodos
convertidos al Islam, ofrecen mas resistencia, siendo más lento el avance cristiano.

Ya antes de la intervención carolingia, los pamploneses se negaron a seguir pagando


tributo a los musulmanes, lo mismo hicieron los habitantes del Pirineo aragonés,
rompiendo el lazo que les unía al mundo musulmán, iniciándose una frontera en una
línea que se extiende desde la sierra de Codés en occidente hasta Benabarre pasando por
el valle de Berrueza, las estribaciones de Montejurra y el Carrascal hasta el río Aragón
en Pamplona y desde el Aragón por Luesia, Salinas, Loarre, Guara y Olsón en el
condado aragonés. Esta línea no se superó hasta inicios del X en tiempos de Sancho
Garcés I (905-925), que subió al trono ayudado por Alfonso III interesado14en que los
navarros cerrasen el paso a musulmanes del Ebro y cordobeses y protegiesen el flanco
oriental del reino.

Sancho I, con ayuda leonesa, domina Mojardín, Nájera, Calahorra y Arnedo, a pesar de
la derrota de Valdejunquera. Se expande hacia el este por la cuenca del Aragón,
quedando sin posibilidad de ampliar el territorio excepto por la orilla izquierda del
Gállego. Aragón se unirá al reino navarro aunque conserve sus instituciones y su
personalidad. El artífice de la unión navarro-aragonesa parece haber sido la reina Toda,
regente de García Sánchez I, al que casó con Andregoto Galíndez de Aragón y al que
hijo intervenir en León al morir Ramiro II. Toda, aliada con Fernán González o de
acuerdo con los califas, nombra y depone reyes en León y pone en peligro la
independencia de Castilla que tuvo que ceder el monasterios de San Millán de la
Cogolla y su entorno a Navarra. Este monasterio sería saqueado por Almanzor igual que
Santiago de Compostela a pesar de la sumisión de Navarra y León a los musulmanes a
finales del X. Vermudo II de León y Sancho II de Navarra reconocen su dependencia de
Córdoba con la entrega a Almanzor de una hermana y una hija como esposas.

SANCHO III DE NAVARRA Y SU HERENCIA

Las expediciones de Almanzor no fueron en Navarra tan sistemáticas como en las


demás regiones cristianas. Entró el reino de Pamplona s XI con todos sus recursos
militares intactos y gobernado por Sancho el Mayor (1000-1035).
Historia Medieval de España

La actividad guerrera y política de Sancho III se dirigió más a conseguir la hegemonía


política entre los cristianos que a conquistar tierras en poder musulmán. Anexó a su
reino los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Ocupó el monasterio de San
Millán de la Cogolla (1009), que pertenecía al condado de Castilla y se apoderó de
tierras del actual País Vasco. Al morir sin descendencia el último conde de Castilla, el
infante García, Sancho III lo reclama íntegro como herencia de su mujer, hermana de
García.

El vasto reino que había logrado consolidar Sancho III lo divide a su muerte entre sus
cuatro hijos. Se aplicaba el principio patrimonial, que consideraba las tierras del rey
como heredables y divisibles. Además al dividir su reino, Sancho el Mayor respeta las
unidades administrativas romanas, separando de Castilla y anexionando a Navarra las
tierras que habían pertenecido a la antigua Tarraconense.

El primogénito García Sánchez recibe el reino de Navarra en su integridad originaria,


pero con la incorporación de las tierras de habla vasca que antes habían pertenecido a
Castilla. A Fernando le otorga el condado de Castilla con el título de rey, más la
comarca del río Céan tomada al rey leonés. A Ramiro I le corresponde el condado de
Aragón, también con el título de rey y heredó los condados de Sobrarbe y Ribagorza
que había recibido de su hermano Gonzalo.

El rey de Castilla, Fernando, consiguió la hegemonía sobre los restantes reinos de la


Península. Tras la muerte del rey leonés Vermudo III en el campo de batalla, Fernando I
heredó el antiguo reino astur-leonés, proclamándose rey de Castilla y León.
15
A la muerte de Fernando I repartirá los reinos entre sus hijos: Sancho II recibe Castilla,
Alfonso VI León, García reinará en Galicia, mientras las infantas Elvira y Urraca
reciben el señorío sobre los monasterios de los reinos.

La hegemonía castellana se ve contrarrestada por el título imperial que corresponde al


leonés Alfonso VI y que su padre Fernando I refuerza, entregándole el derecho de
conquista sobre el reino musulmán de Toledo. Pero el primer rey castellano (Fernando
I) complicó aún más la cuestión al repartir las parias.

Sancho II de Castilla recibe las parias de Zaragoza y se enfrentará con los intereses de
Navarra porque su rey García Sánchez III hijo de Sancho el Mayor había recibido de
éste tierras castellanas como los Montes de Oca y la Bureba. Ocupar estas zonas era el
objetivo de Sancho II quien en 1037 ataca Navarra y 1068 derrota al leonés Alfonso VI;
pero la batalla no fue decisiva y los dos hermanos e unen para destronar a García de
Galicia.

Alfonso VI recibe las parias de Toledo, símbolo de la unidad peninsular a la que alude
el título imperial concedido a los reyes leoneses desde la época de Alfonso III. Además
recibió la incorporación de la Tierra de Campos.

García rey de Galicia recibe las parias de Badajoz y Sevilla.

Castilla tenía cerrada su expansión al sur por las parias de León y de Galicia, al oeste
había perdido la Tierra de Campos y al este chocaba con Navarra. Por esto las guerras
entre hermanos fueron continuas. Fernando I se lució con el reparto. Alfonso VI de
Historia Medieval de España

León fue derrotado en Golpejera y buscó refugio en Toledo. Sancho fue asesinado por
Vellido Dolfos cuando intentaba ocupar Zamora que defendía Urraca. De este suceso se
deriva la « jura de Santa Gadea» , en la que Alfonso VI tiene que jurar que no ha
intervenido en la muerte de su hermano. Así Alfonso VI consigue reunificar los
dominios de su padre, pero la Bureba y los Montes de Oca no pasarán a control
castellano hasta 10678 con Sancho II de Castilla.

5. LOS CONDADOS CATALANES

La frontera cristiano-musulmana se estabiliza a comienzos del IX en la línea formada


por las sierras de Boumort, Cadí, Montserrat y Garraf, quedando entre las primeras una
zona de nadie sin ocupar hasta la época de Vifredo y de forma definitiva en los años
finales del X, coincidiendo con los ataques de Almanzor. La repoblación se hizo
mediante aprisio o presura controlada por los condes y sus funcionarios colaborando la
sede episcopal de Vic y los monasterios de Ripoll y San Joan de les Abadeses,
uniéndose nobles con siervos y vasallos y campesinos-pequeños propietarios con una
evolución semejante a los de Galicia y León. Al principio libres, pero perderán la
libertad en un largo proceso que se extiende hasta el XI.

La fragmentación política es constante en los dominios cristianos de la zona oriental,


pero esta corriente coexiste con una tendencia a la unidad, reconociendo el prestigio y
autoridad de los condes de Barcelona que intentarán en el X unificar eclesiásticamente
los condados catalanes reconstruyendo la metrópoli tarraconense, que reforzará la
unidad, permitiendo la ruptura de los vínculos francos representados por la archidiócesis
de Narbona de la que depende el clero catalán. Fracasado el intento de Cesáreo de
16
Montserrat, que buscó el nombramiento de León, los condes de Barcelona logran que el
obispo de Vic, Atón, sea nombrado arzobispo de Tarragona con jurisdicción sobre
Barcelona, Gerona, Vic, Urgell y Elna. El arzobispo fue asesinado a consecuencia del
revuelo provocado por su nombramiento que separaba las iglesias catalana y franca para
ponerla en manos del conde de Barcelona, controlando el condado de Ampurias,
políticamente diferenciado. El recurso a Roma para contrarrestar la presencia carolingia
se fortalece con los cluniacenses, dependientes directamente del pontificada, cuya regla
adoptan en el X la mayoría de los monasterios catalanes.

La ruptura abierta con los monarcas francos no era aconsejable mientras existiera el
peligro musulmán, al menos mientras los reyes francos ayudaran en caso de ataque.
Fiados de este apoyo, los condes catalanes dirigen algunas expediciones contra
dominios musulmanes en la 1ª ½ del X, pero al afirmarse la autoridad de Abd al-
Rahmán III y sus sucesores, Borrell II (954-992) se reconcilia con el califa y las
embajadas de Barcelona se alternan en Córdoba con las leonesas, castellanas y navarras,
probando su buena disposición hacia los musulmanes, obedeciendo los deseos de los
califas, aunque Barcelona recibió ataques de Almanzor (985) que atacó las capitales de
los reinos y condados cristianos.

La falta de ayuda franca, la extinción de la dinastía carolingia (985) y la falta de


esperanza en la ayuda de los Capetos fueron el pretexto de Borrell II para romper con la
monarquía franca y los catalanes de Urgell y Barcelona actuarán en adelante con
independencia, real y teórica. Juntos colaboran con los eslavos en las luchas internas en
Al-Ándalus a la muerte del 2º hijo de Almanzor. Por 1ª vez los catalanes abandonan una
política defensiva y emprenden una campaña, aunque con fracaso, que constituyó un
Historia Medieval de España

triunfo psicológico con importante botín que permitió mayor circulación monetaria y
activación del comercio. Se reconstruyeron los castillos destruidos por Almanzor y se
repoblaron tierras abandonadas. Esto sirvió para afianzar la autoridad del conde
barcelonés frente a los vasallos y demás condes catalanes.

La unión de condados lograda por Vifredo el Velloso no le sobrevive: el condado de


Urgell se unirá al núcleo barcelonés hacia 940 para separarse poco después y
permanecer independiente hasta el XIII. Cerdaña-Besalú también permanecen al margen
del núcleo Barcelona-Gerona-Vic hasta comienzo del XII, como consecuencia de la
distribución de los condados entre los hijos de los condes como si se tratase de una
propiedad. Este concepto patrimonial no impedirá que se mantengan unidos Barcelona-
Vic-Gerona aunque para lograrlo sea preciso atribuir condados conjuntamente a dos o
más hijos del conde, como ocurrió a la muerte de Vifredo (898), de Suñer (954) o de
Berenguer Ramón I (1035), durante cuya minoría peligró la política unificadora de
Borrell II seguida por Ramón Borrell. Parece que entre Ramón y su madre Ermesinda
hubo desavenencias que aprovecharon los nobles para independizarse del conde
buscando los grupos en pugna ayudas ajenas al condado: Ramón Berenguer se inclinó
hacia Sancho el Mayor de Navarra y Ermesinda hacia los normandos.

La situación caótica por las diferencias, por la insubordinación de la nobleza y la


anarquía es conocida por la actuación del abad Oliba (1ª ½ del XI). Descendía de los
condes de Cerdeña y fue mediados en los conflictos entre condes catalanes y entre éstos
y sus vasallos. Culmina su acción con la difusión de las « constituciones de paz y
tregua» en las que se basan los condes de Barcelona para pacificar sus dominios. Junto a
los esfuerzos del mundo laico, fijación de derechos y deberes de señores y vasallos
feudales, se da en el mundo eclesiástico la institución de Paz y Tregua de 17 Dios, por la
que se protege los bienes eclesiásticos en todo tiempo y los de los fieles en días festivos
para que cumplan los deberes religiosos. Oliba introduce esta disposición en Cataluña
en su sínodo celebrado en Tolugas (1027). Se ratifican los decretos para garantizar la
seguridad de los fieles; el castigo por infringirlos es la excomunión. Ningún cristiano se
relacionará con un excomulgado, excepto para tratar del arrepentimiento. Los que
mueren excomulgados no reposan en lugar sagrado ni se reza por ellos.

En 1030 y 1033 se extiende la Paz de Dios desde el jueves al lunes, se amplía la


excomunión a falsificadores de moneda y a los que molesten a los mercaderes en el
mercado o en el viaje. La protección a bienes eclesiásticos ampara a campesinos y
hombres de villas no combatientes. La Paz de Dios se completa con la Tregua que va
desde el día primero de Adviento a la octava de Reyes, desde el lunes antes de
Cuaresma al lunes después de Pascua, desde el lunes anterior y posterior a la Ascensión
y octava de Pentecostés y en diferentes vigilias y festividades. Con el tiempo la Paz y
Tregua se hace laica y es paz y tregua del príncipe según consta en los « Usatges» de
Barcelona o en asambleas celebradas por los condes-reyes que utilizan la fórmula para
tener pacificados los dominios en sus ausencias.
Historia Medieval de España

ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA DE LOS REINOS Y


CONDADOS PENINSULARES

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

1. EL FEUDALISMO PENINSULAR

La vinculación de una parte importante de medievalista a las corrientes históricas de


tipo jurídico ha llevado a afirmar que en la Península sólo pueden ser considerados
feudales los condados catalanes, relacionados con el mundo carolingio, pero en lo
referente a la aristocracia militar, no lo es menos que todos los dominios cristianos de la
Península son muy parecidos a la Europa durante este período, y si bien es verdad que
no existe un feudalismo pleno, de tipo francés, si se dan condiciones económicas y
sociales que permitan hablar de una sociedad en diferentes estados de Feudalización. En
cada caso, la situación geográfica, la abundancia o escasez de tierra, la posición militar,
los orígenes de los pobladores, las modalidades de repoblación, influyen y determinan
una evolución distinta de esta ciudad, en la que puede verse todas las fases del proceso
feudal.

2. LOS CONDADOS CATALANES

El feudalismo catalán presenta numerosas peculiaridades y un ritmo de evolución


propio que viene determinado por la situación inicial de la sociedad en18la que se
implanta y por las circunstancias en la que se desarrolla.

A comienzos del XI coexisten en los condados de la Marca dos estructuras


administrativas y dos formas de vida: la de la población autóctona (payeses), agrupada
en valles en los que predomina la pequeña propiedad y la igualdad social de sus
habitantes, y la impuesta por Carlomagno, que divide el territorio en condados y confía
su defensa a hispanos (miembros de la antigua nobleza refugiados en el reino
carolingio) o a francos unidos al emperador por lazos de fidelidad y dotados con tierras
situadas en zonas estratégicas que repueblan con la ayuda de colonos.

La aproximación entre ambos es lenta, sufre avances y retrocesos, y el triunfo de la 2ª,


de la gran propiedad, no se producirá hasta los siglos XI-XII. Sin embargo, la necesidad
de atender a la defensa militar de estas fronteras incitaría a los condes a incluir en el
círculo de sus fieles a los miembros más destacados de la comunidad indígena y de
algunos que se sentían atraídos por las ventajas que la condición de vasallo al conde
podía reportarles.

La independencia lograda a fines del XI no modifica mucho la situación, pero sin duda
el conde instalado en la zona, intensificaría las relaciones con la población indígena
cuyos dirigentes, así como los de origen hispano o franco asentados en el territorio,
adquirirían una estabilidad que no tenía en los años precedentes. Durante el IX el conde
representa al monarca: en su nombre recibe los juramentos de fidelidad, hace cumplir
las órdenes reales, concede los derechos de ocupación de la tierra y entabla
negociaciones con los musulmanes, está encargado de administrar las tierras fiscales y
las personales del rey, así como de la administración de los derechos reales (portazgo,
Historia Medieval de España

censos, servicios personales de los súbditos) y de las cecas. Como jefe militar del
condado se encarga de reclutar y dirigir las tropas y dispone de contingentes
permanentes a sus órdenes, garantiza la paz en el territorio y preside los tribunales (para
estas tareas cuenta con funcionarios que actúan en nombre del conde y son retribuidos
con los derechos condales).

Los cargos más importantes son los de vizconde y veger. El Vizconde actúa como
sustituto del conde, cuando es necesario, y tiene sus mismas atribuciones. En muchos
casos se le encomienda la dirección de una parte del condado, cuando éste incluye un nº
importante de valles. El Veger ejerce una autoridad más directa aunque geográficamente
más limitada: es el representante del conde en los castillos, que no son simples
fortalezas sino centro administrativo dotado de un territorio propio. A estos funcionarios
con poderes similares a los del rey en su reino o del conde en su territorio habría que
añadir los cargos especializados: jueces, recaudadores de impuestos, administradores
directos de los bienes fiscales, procuradores judiciales del conde.

Este sistema de gobierno ha tenido como efecto más importante romper la organización
tribal de la población de los valles. Estos pierden su carácter administrativo al
fragmentarse en castillos y agruparse en vizcondados y condados. A romper esta
estructura ha colaborado la organización eclesiástica, que divide los valles en parroquias
y los agrupa en obispados, y a fines del IX los valles y sus pobladores están organizados
no con criterios geográficos sino de tipo militar y eclesiástico en parroquias, castillos,
valles (que comprenden más de un valle geográfico y equivalen a veces a los
vizcondados), condados y obispados. Al frente de cada uno de estos organismos están
personas que se distinguen por sus funciones, a veces por su riqueza, del resto de la
19
población.

La reorganización de Al-Ándalus por Abd al-Rahmán III tuvo importantes


repercusiones militares en los condados catalanes, al acelerar la construcción de
castillos. Dado que el conde no puede ocuparse de construir ni de defender, la defensa
de estos castillos, vende parte de ellos a las corporaciones eclesiásticas (obispado de
Vic, catedral de Barcelona, monasterio de Sant Cugat) o a los laicos que poseen
suficientes medios para organizar su defensa (vizcondes, fieles, vergeres o particulares
enriquecidos). En otros casos autoriza la construcción de castillos en zonas fronterizas
ocupadas por laicos o eclesiásticos mediante el sistema de aprisio. Los castillos que
dependen del conde y tienen un distrito siguen bajo la autoridad del veger, cuyas
funciones tienden a hacerse hereditarias, así como las tierras unidas al castillo, lo que
aumenta la importancia de estos personajes.

El proceso de creación de grandes dominios se acelera a fines del X coincidiendo con


esta privatización de los castillos: la autoridad y la fuerza que da la posesión de una
plaza fuerte se combina con la necesidad de protección sentida por los campesinos, que
en muchos casos se encomiendan y entregan sus bienes a militares a cambio de
protección (en este momento la concentración de la tierra tiene gran importancia por lo
que tanto los grandes propietarios como las corporaciones eclesiásticas invierten los
beneficios de otras actividades en la obtención de nuevas tierras con el fin de aumentar
la concentración de sus tierras).

Así las cosas, la autoridad del conde sólo se conserva mientras posee suficiente fuerza
para imponerse a los castellanos y garantizar el ejercicio de la justicia. Las campañas de
Historia Medieval de España

Ramón Borrell sobre Córdoba, en ayuda de los esclavos, le permiten mantener el


control del condado barcelonés, pero a su muerte (1018) los condados de Barcelona-
Gerona-Vic quedan en manos de Ramón I. Hombre de débil carácter, al morir dividió
los condados entre sus hijos, todos ellos menores de edad. Con esta decisión se va
debilitando el poder condal lo que lleva a las grandes familias catalanas a crear un
sistema que les permite regular entre ellas sus propios problemas, mediante acuerdos o
convenios, mediante pactos feudales en los que se fijan los derechos y deberes de cada
una de las partes. Con esto tratan de imitar las normas feudales vigentes en el mundo
europeo aunque en el territorio catalán esta organización no aparecerá hasta época
posterior.

LOS HONORES NAVARRO-ARAGONESES

La situación de guerra constante en que viven las sociedades navarra y aragonesa,


situadas entre los carolingios del norte y los musulmanes al sur, causa las primeras
diferencias sociales: a la población agrícola y ganadera se superpone, en los siglos IX y
X, un grupo militar cuyos jefes, los barones, son los colaboradores del rey o conde. El
nº de barones es reducido, pero su importancia social aumenta al confiarles los condes y
reyes el gobierno de algunos distritos y dotarles de tierra en plena propiedad,
autorizándoles a poner en cultivo otras, es decir, las declara libres de las cargas fiscales
y concederles honores, es decir, tierras que no se puedan incorporar a sus bienes
patrimoniales pero de las que recibe tributos y derechos del rey sobre quienes habitan en
ellas, aunque el alcance de la concesión viene fijado en cada caso por el monarca, que se
reserva siempre la mitad de los ingresos y tiene libertad para cambiar el emplazamiento
de las dotaciones.
20
Los deberes de los barones como usufructuarios del honor son militares y judiciales,
semejantes a las obligaciones de los vasallos del emperador carolingio. El servicio
militar en ayuda del señor es obligatorio y lo paga el barón con sus medios durante los 3
días y es retribuido si exige más tiempo. En ocasiones, los barones reciben 2 honores
complementarios: uno en el interior, en la retaguardia, que proporciona los ingresos
necesarios para defender el honor concedido en la frontera.

INMUNIDADES Y SEÑORÍOS OCCIDENTALES

De los reinos y condados cristianos surgidos tras la invasión musulmana, el reino astur-
leonés fue el más influido por la tradición visigoda y teóricamente debería haber sido el
más feudalizado, si tenemos en cuenta que este reino se hallaba en el 711 en un estado
similar al del Imperio Carolingio cien años más tarde. Sin embargo, no fue así debido a
que en sus orígenes el reino fue creación de las tribus cantábrica y galaica entre las que
predominaba la pequeña propiedad y no existió hasta época tardía una nobleza que
pudiera imponerse sobre los campesinos y éstos conservan su libertad mientras haya
amplios territorios desiertos o poco labrados cuya colonización interesa al monarca, que
por otra parte, tiene en Asturias-León un poder muy superior al de los reyes visigodos.
Si es verdad que no existe una feudalización del reino, sí se dan numerosas instituciones
feudales como el vasallaje, el beneficio o prestimonio y la inmunidad, que llevan a la
constitución de señoríos básicos y eclesiásticos, pero ni el régimen señorial se
generalizó suficientemente ni el grupo nobiliario adquirió conciencia como tal y el rey
pudo mantener el todo momento unos derechos básicos que reducían considerablemente
la autoridad de los nobles.
Historia Medieval de España

Resumiendo, la sociedad astur-leonesa conoció un desarrollo bastante considerable del


vasallaje a cambio del cual se obtiene una soldada o un beneficio. Los reyes se rodean
de clientes armados a los que llama milites y milites palatii, que deben al monarca
servicios de guerra o de corte por los que reciben donativos en tierras, que en algunos
casos son declarados inmunes, libres del control del rey. Junto al vasallaje real se
desarrolló el privado y los nobles y eclesiásticos se rodean igualmente de milites, según
fuentes del X, parece que imponen a los infanzones y milites la obligación de tener
señor. Desde comienzos del X se dan en Castilla privilegios por los que los funcionarios
reales no pueden actuar en las tierras declaradas inmunes, lo cual suponía, según
Sánchez Albornoz, los siguientes derechos para el propietario, que en general, coinciden
con las atribuciones y derechos que tienen los señores feudales:

·Cobrar los tributos y servicios que los habitantes estaban obligados a pagar al
soberano.
·Administrar justicia dentro de sus dominios.
·Cobrar las caloñas o penas pecuniarias atribuidas al monarca.
·Recibir fiadores o prendas para garantía de la composición judicial.
·Encargarse de la policía de sus tierras inmunes.
·Exigir el servicio militar a los moradores del coto y nombrar funcionarios que
sustituyen al rey

Pero la diferencia radica en que en el caso feudal el gran propietario actúa como señor
inmune al atribuirse las funciones públicas, mientras que en el reino leonés el privilegio
es una concesión del rey, que puede revocarlo y otorgarlo libremente según la fuerza de
que disponga. Y, a diferencia de lo ocurrido en el imperio carolingio, los reyes leoneses
21
y más tarde los castellanos tuvieron casi siempre la fuerza necesaria para imponerse a la
nobleza.

3. LIBRES E INDEPENDIENTES

La existencia de gran nº de hombres libres en los reinos hispánicos ha servido para


negar la feudalización del territorio, pero a veces se olvida que el proceso feudal el lento
y que en el siglo IX son numerosos los libres, en los siglos X y XI disminuye su nº y
que en gran nº de casos aparecen en los documentos precisamente cuando han perdido
sus propietarios, por venta o donación y con ellas la libertad personal.

EL CAMINO HACIA LA DEPENDENCIA

El paso de la libertad a la dependencia puede realizarse directamente por medio de la


encomendación que supone, por parte del campesino, aceptar como señor a un noble o
institución eclesiástica a la que entrega sus tierras a cambio de protección, pera volver a
recibirlas ya no como propietario sino como cultivador que reconoce los derechos
señoriales pagando determinados tributos o realizando diversos trabajos para el señor.
Incluye una primera fase de pérdida de la propiedad en los años difíciles y una segunda
pérdida de la libertad cuando el campesino, sin tierras, se ve obligado a aceptar las
condiciones del gran propietario. Hay múltiples formas de absorber la pequeña
propiedad y reducir a dependencia a sus cultivadores.

·En los condados catalanes, los condes, los funcionarios y los monasterios e
iglesias se convirtieron rápidamente en señores de las tierras y de los servicios y
Historia Medieval de España

derechos de los hombres que las cultivaban, bien por compra, cesión real,
usurpación, o por entrega voluntaria (como las 18 familias de Bañen que
entregaron en el 920 todos sus bienes al conde Ramón I de Pallars para obtener
su protección contra todos los hombres del condado).
·Los pequeños propietarios castellanos pudieron defenderse mejor de la presión
nobiliaria y eclesiástica por el hecho de que los condes los necesitaban para
mantener su independencia frente a León, Navarra y Córdoba y por no existir en
Castilla hasta época tardía un clero organizado ni una aristocracia fuerte.
Además, la libertad castellana se vio favorecida por la existencia de
comunidades rurales que ya en el X tenían una organización y una personalidad
jurídica que permitía a sus habitantes tratar colectivamente con nobles y
eclesiásticos y defender sus derechos con eficacia. Colabora a la supervivencia
de los hombres libres en Castilla la elevación a un cierto tipo de nobleza de los
campesinos que tenían medios suficientes para combatir a caballo (caballeros
villanos) que aunque existían en otros reinos no alcanzaron la importancia que
en Castilla. En el Fuero de Castrojeriz del 974, equipara a los caballeros villanos
con los infanzones o nobleza de sangre y a los peones con los caballeros villanos
de otras poblaciones, se alude también a la modalidad de dependencia.
·En león quedan sometidos quedan sometidos a un señor mientras vivan y
transmiten a sus hijos la dependencia. En Castilla conservan, al menos en teoría,
la libertad de romper sus relaciones con el patrono, de moverse libremente y de
elegir por señor a quien quieran, al que deberán prestar determinados servicios,
como trabajar sus tierras en determinadas ocasiones (sobre todo en determinadas
faenas temporeras del campo: podar, segar, vendimiar, etc.).

LIBERTOS Y SIERVOS 22

Junto a los hombres libres figuran los libertos, cuyo modo de vida y situación es similar
a la de los campesinos encomendados ya que, igual en Europa, ha desaparecido la
división tajante entre libres y no libres y se tiende a dividir la sociedad en propietarios y
no propietarios o en propietarios o cultivadores de la tierra. Libertos y colonos son
hombres de un señor, del propietario cuyas tierras cultivan y transmiten su condición
social a los descendientes, que no pueden abandonar la tierra sin permiso del dueño al
que están obligados a prestar una serie de servicios y a pagar tributos, por lo que en
muchos textos los llaman tributarios y foreros. Otros nombres son los de hombres de
mandación, iuniores, collazos, solariegos, vasallos, en León y Castilla. En Cataluña
commanentes y stantes, para indicar su obligación de permanecer en la tierra. En
Aragón y Navarra les denominan mezquinos. Tanto los libertos como los colonos deben
al señor censos y prestaciones personales de cuantía muy variable, pero generalmente
consisten en trabajar las tierras que se reserva el señor durante un cierto número de días
en las épocas en las que hay más trabajo.

Jurídicamente distintos de libertos y colonos son los siervos, que pueden ser vendidos
como cosas y cuya situación es parecida a la de los colonos por cuanto el señor prefiere
liberar a los siervos y entregarles unas tierras para que las cultiven, pagando los censos
y prestaciones habituales. Liberándoles el señor actúa de acuerdo con las enseñanzas de
la iglesia y dándoles tierras para que las pongan en cultivo, aumenta sus ingresos, evita
los gastos de manutención de los siervos, obtiene unos censos suplementarios y puede
disponer de mano de obra cuando lo necesite. Cuando mejora la suerte de estos siervos
Historia Medieval de España

y empeora la de libertos y encomendados, ambos grupos se confunden y sólo perviven


los siervos domésticos.

LIBRES Y PRIVILEGIADOS

La acumulación de la propiedad en manos de nobles y eclesiásticos está relacionada con


la función que realizan los miembros de estos grupos (siervos y encomendados). La
defensa del territorio y de los hombres contra los enemigos es compensada mediante la
entrega de tierras en propiedad o en beneficio, feudo o prestimonio a los milites o
bellatores y la búsqueda de protección ante la divinidad explica las donaciones a
clérigos y oratores que ven cómo reyes y particulares dotas iglesias y monasterios
mientras ellos incitan a los fieles a despojarse de sus bienes.

Los reyes y condes ven en la dificultad del cristianismo y de los centros eclesiásticos un
factor de expansión política y posibilidad de poner en cultivo sus tierras, lo que les lleva
a hacer continuas donaciones y a proteger los bienes eclesiásticos hasta hacer de la
iglesia el mayor propietario territorial de la Edad Media.

Dentro del grupo nobiliario puede distinguirse entre alta nobleza cuyos miembros
reciben los calificativos de magnates, optimates, próceres y barones y los nobles de
segunda fila. Los primeros son los que han desempeñado funciones militares en los
primeros tiempos o han estado al frente de cargos administrativos de importancia,
tienden a constituirse en grupos cerrados y transmiten sus privilegios a los herederos,
tienen grandes propiedades, intervienen en las asambleas palatinas, gobiernan los
distritos de los reinos y condados y se hallan unidos al rey o conde por vínculos
23
especiales de vasallaje. Más numerosa y abierta es la 2ª de la que pueden formar parte
los descendientes de la alta nobleza (nobles de sangre o infanzones) y todos los que
tienen medios para combatir a caballo al servicio de un señor (vasallos caballeros) o
guardan un castillo (castellanos). Ambos grupos se funden en una nobleza de linaje, la
de los caballeros infanzones o nobles (claramente diferenciados de los caballeros
villanos de los concejos) y suelen estar ligados a los reyes o magnates de los que reciben
beneficios o sueldos a cambio de ayuda militar. Todos los nobles están exentos del pago
de tributos personales y territoriales y tienen ante la ley una categoría superior a la de
los simples libres. Sólo pueden ser juzgados por el rey y su comitiva y su testimonio
tiene en juicio más valor que el de un simple libre.

4. ECONOMÍA DE LOS REINOS Y CONDADOS CRISTIANOS

Frente al predominio urbano e industrial de Al-Ándalus, los dominios cristianos sólo


pueden ofrecer una economía agrícola y pastoril carente de moneda propia, sin
proyección exterior importante y destinada fundamentalmente a la alimentación, vestido
y calzado de sus habitantes. También carecemos de fuentes para el estudio de la
economía. Pese a todo, es posible afirmar que la economía de estos territorios se basa en
el botín y en el cultivo de la tierra, es decir, muy parecida a Europa, aunque no puede
hablarse de igualdad de situaciones porque mientras las roturaciones de tierras no se
producen en Occidente hasta el año mil, en la Península tiene lugar desde mediados del
IX.

Este desfase cronológico va unido a diferencias sociales: la población de los reinos y


condados peninsulares es una población joven, poco evolucionada, primitiva y será
Historia Medieval de España

preciso un lento y largo proceso para que se llegue a la sumisión personal y territorial
del campesino a los señores-propietarios de la tierra. La guerra es más rentable para los
señores y sólo a medida que las fronteras se alejan presionan los propietarios sobre los
campesinos para labrar la tierra. Es preciso recordar que la situación de guerra
permanente, y no sólo contra los musulmanes, mantuvo el prestigio de reyes y condes,
jefes similares ante todo y les permitió mantener un mayor control sobre los grandes
propietarios y sobre los funcionarios.

EL BOTÍN

La importancia del botín en la historia peninsular puede ser entrevista todavía en el


XIII, cuando los nobles navarros intentan limitar los poderes del monarca, extranjero,
Teobaldo de Champaña, le recuerdan que tras la ocupación de la Península por los
musulmanes, algunas personas no aceptaron la nueva situación, reunieron en las
montañas de Ainsa y Sobrarbe hasta 300 caballeros, llevaron a cabo numerosas
cabalgadas contra los infieles y sólo aceptaron un rey cuando, incapaces de ponerse de
acuerdo sobre el reparto de las ganancias, siguieron el consejo del Papa, de los
lombardos y de los francos, no sin antes poner por escrito sus derechos y obtener la
promesa de respetarlos por parte del futuro monarca.

En fuero, en cuanto intento de limitar el poder real, es obra del XIII, pero se ajusta a la
realidad del VIII al afirmar que fueron los hombres de las montañas los únicos que
ofrecieron resistencia a los nuevos señores de la Península y que lo hicieron no para
oponerse al Islam y defender la fe cristiana, sino en busca de botín y de tierras para una
población a la que los recursos de la montaña no bastaban y en defensa de una situación
24
(pequeña propiedad y libertad individual) que los diferenciaba del mundo civilizado en
el que predomina la gran propiedad y la esclavitud o la servidumbre.

Las dificultades internas de Al-Ándalus habían permitido a los astures llevar sus
fronteras hasta el Duero en connivencia con los muladíes sublevados en Toledo,
Badajoz, Bobastro. El reino leonés dispone de una ideología que no sólo justifica la
guerra sino que hace del enfrentamiento armados con los musulmanes la razón de ser
del nuevo reino visigodo y otro que como el se hallaba en guerra con los musulmanes
como el reino de Pamplona, el condado de Aragón y los condados catalanes.

Con el muro que ponen a los musulmanes Pamplona y Castilla, León pierde importancia
militar a lo largo del X y la defensa del reino queda en manos de los castellanos, cuyos
condes alternan la sumisión a Córdoba con la realización de campañas de saqueo como
la llevada a cabo en el 974.

También Pamplona, Aragón y los condados catalanes basaron una parte de su economía
en las campañas de saqueo, únicas que pueden explicar las riquezas acumuladas por el
monarca pamplonés en el IX (fue apresado por los normandos y tuvo que pagar un
cuantioso rescate). Respecto a los catalanes, se sabe que alternaban las campañas en
búsqueda de botín con el comercio: por tierras catalanas pasaban los rebaños de
esclavos adquiridos en Europa por emires y califas, y al comercio y la piratería. Los
condes de Barcelona y Urgell intervienen activamente en la guerra entre beréberes y
esclavos apoyando a éstos tras exigir que cada uno de los combatientes recibiría dos
dinares diarios, además de vino y comida, el conde recibía 100 dinares por día y que les
pertenecía todo lo que arrebataran a los berberiscos.
Historia Medieval de España

SUELDO, MODIO Y OVEJA

Al margen del botín, durante los primeros tiempos, tanto en la parte occidental como en
la oriental, debía predominar la ganadería sobre la agricultura. Los avances hacia el sur
harían posible el cultivo de cereales, viñedos. El comercio apenas supera el ámbito local
o regional y sólo la nobleza y los clérigos disponen de objetos de lujo procedentes de
Al-Ándalus.

En el reino astur-leonés, la economía agraria-ganadera viene atestiguada por la


equivalencia entre sueldo de plata, el modio de trigo y la oveja, que utilizan en
numerosos casos como moneda real ante la inexistencia o insuficiencia de la moneda.

La naturaleza de los documentos conservados, mayoritariamente título de propiedad,


impiden conocer el valor de los objetos empleados en la vida diaria y de los productos
alimenticios, pero la lista de objetos y productos vendidos demuestra una gran actividad
comercial, sobre todo de artículos de lujo como ornamentos eclesiásticos y alhajas.
Dentro de la producción local los mayores precios corresponden al ganado equino y
mular, utensilio de comedor, dormitorio y prendas de vestir. En último lugar figuran el
ganado vacuno, objetos de uso diario como colchones, lienzos, pieles de conejos o
corderos, el ganado asnal.

Es importante destacar la importancia del caballo como arma de guerra. En León y


Castilla, la posesión de un caballo de guerra llegó a ser requisito suficiente para acceder
a un cierto grado de nobleza. Los objetos manufacturados fueron escasos debido a la
falta de mano de obra, ya que todas las fuerzas de trabajo se dedicaban a la producción
25
agrícola o a la defensa del territorio, escaseaba la mano de obra especializada.
Importante destacar que los objetos de lujo de alto precio se encuentran en la mayoría
de los casos en zonas gallegas, donde se ha creado una aristocracia territorial
importante. Los utensilios están más extendidos, pero abundan más en Galicia que en
León y Castilla mientras que los arreos de cabalgar, las armas y el ganado caballar
alcanzan precios superiores en Castilla y León que en Galicia.

Los bienes raíces, tierras cultivadas y yermas, molinos, prados e iglesias, son más
baratos si comparamos sus precios con los artículos de lujo o simplemente con los
objetos manufacturados de uso corriente, lo que explica la abundancia de la tierra y las
facilidades que da el rey para ocuparlas. Iglesias y molinos carecen de valor por su
reducido tamaño y por su rústica construcción. Los precios se mantuvieron estables con
excepción del alza experimentada en el valor de los ganados y de los bienes muebles a
raíz de las campañas de Almanzor.

El estudio de monasterios castellanos y leoneses es importante para conocer la


economía, evolución y mentalidad de la época. El monasterio de San Millán recibe entre
los años 931 y 970 la donación de cinco ermitas, diez iglesias, un monasterio, siete
villas, ocho eras de sal, una casa, cuarenta hombres y nueve vaquerizos, y tan sólo
compra las salinas que precisa para conservar carne y pescado, para los monjes y para la
alimentación del ganado. A comienzos del XI, el monasterio basa su economía en la
producción de cereales, de vino y de sal, en la pesca y en la ganadería, aunque ésta
pierde importancia a favor de la agricultura. Se realizan pequeñas obras de regadío,
mejoran los molinos, pesqueras y la difusión del hierro permite cultivar mejor la tierra.
Historia Medieval de España

Según la documentación del monasterio de Sahagún reunida por José Mª Mínguez


confirma el predominio de la economía ganadera y del sistema de trueque: los pagos se
hacen en ganado hasta los años setenta del X y el tipo de ganado que se entrega depende
de las características geográficas de cada región. En la montaña predomina el pago de
ganado ovino, en el páramo se alterna el pago entre ganado ovino, bueyes, caballos y
ganado lanar, en la llanura se emplea el ganado vacuno y sobre todo cereales. Las vegas
de los ríos están densamente pobladas las llanuras y son campos abiertos dedicados a los
cereales y en ocasiones aparecen cercas que delimitan los prados para forraje y los
huertos en el páramo, los campos alteran con los bosques de encinas, robles y fresnos y
con el monte bajo. Puede afirmarse que existe una íntima asociación entre la agricultura
y la ganadería. El monte está destinado a la roturación y mientras la parcela explotada
rinde fruto, el campesino acondiciona otra que pondrá en cultivo cuando la anterior se
agote.

HACIA UNA ECONOMÍA MONETARIA

La situación es similar en Pamplona, Aragón y Cataluña. En los condados de Pallars y


Ribagorza se generaliza una economía tendente a satisfacer las necesidades
alimenticias, vestidos y alejamiento, agricultura en las zonas prepirenaicas y la
ganadería en la montaña. En la zona occidental existen pequeños mercados agrícolas
donde se realizan compraventas, pero, al menos hasta avanzado el XI, los pagos se
hacen casi siempre en productos. Una excepción encontramos en el condado de
Barcelona, donde los documentos encontrados muestran que entre los años 880 y 1010
los pagos se efectúan directamente en moneda. Sin embargo, en otros condados como
Vic, Cerdaña, Besalú y Gerona se establece el pago en productos. La cantidad de
moneda circulante aumenta a partir de la 2ª ½ del X, pero ésta se halla en26 manos de
monasterios y nobles que lo invierten en la compra de propiedades agrícolas, cuyos
dueños anteriores pasan a la situación de colonos. Las campañas de Almanzor llevaron
consigo un enrarecimiento de la moneda y el regreso momentáneo a una economía
seminatural del pago en especie. El botín logrado en las campañas sirvió para reactivar
y relanzar la economía catalana.

Pese a los paralelismos señalados entre la economía castellano-leonesa y la catalana, las


diferencias entre una y otra son considerables: los condados orientales, incluyendo
Pamplona, son un lugar de pago entre dos civilizaciones, entre el mundo islámico y el
carolingio europeo y por sus tierras cruza un activo comercio que contribuyó a acelerar
el paso de una economía natural a la monetaria. Por otro lado, mientras en León no
existía una conciencia monetaria ni siquiera a nivel político como lo prueba la
utilización del modio y la oveja como monedas de cuenta y que las primeras
acuñaciones reales datan de la 2ª ½ del XI, en Cataluña, aún cuando se pague en
productos por escasear la moneda, los bienes se valoran siempre en moneda y tanto los
reyes carolingios como, en el siglo X, los condes independientes acuñaron piezas en
territorio catalán. La vinculación al mundo europeo permitió que sobreviviera la
moneda. Los intercambios con Al-Ándalus, que disponían de abundante y fuerte
moneda, hicieron que se activara la circulación de las piezas amonedadas y la necesidad
de los condes de señalar por la emisión de moneda propia, su independencia respecto a
los monarcas carolingios les llevaron a acuñar moneda de planta en el siglo X y
mancusos de oro en el XI. Castilla y León no emitirán moneda de oro hasta después del
1172.
Historia Medieval de España

Los condados catalanes utilizan igualmente las monedas preexistentes de época


visigoda, las musulmanas y las acuñadas por carolingios y, desde el X por los condes.
Esta moneda utiliza como moneda de cuenta la libra y el sueldo y como moneda real el
dinero, que equivale a la duodécima parte del sueldo y éste a un vigésimo de la libra.

Aunque en menos medida, puede hablarse de una atracción similar en la zona occidental
de la Península. Según Sánchez Albornoz, que ha reconstruido la ciudad de León, puede
afirmarse que a este centro urbano acudían junto a hebreos que llevaban artículos de
gran precio destinados a satisfacer las necesidades de lujo de los grupos dirigentes,
campesinos que intercambiaban sus animales, venden el ganado caballar indispensable
para la guerra y para el prestigio social de los ciudadanos, o venden productos
alimenticios en el mercado semanal.

ARTE Y CULTURA DE LOS REINOS CRISTIANOS

Las riquezas acumuladas mediante la guerra y la explotación de la tierra fueron


empleados en gastos de prestigio y en sacrificios a la divinidad. Las donaciones a los
monasterios e iglesias de objetos de lujo fueron muy frecuentes. La construcción de
edificios se halla frecuentemente relacionado con el prestigio o con el culto. La
búsqueda de este prestigio dio como resultado las edificaciones realizadas por los
monarcas astur-leoneses en las proximidades de Oviedo, las iglesias mozárabes
diseminadas por el N de la Península, las cruces ofrecidas a la catedral de Oviedo entre
los siglos IX y comienzos del X.

La independencia asturiana y los avances territoriales durante los años de Alfonso II el


Casto se refleja en el traslado de la capital a Oviedo y en la construcción en27esa ciudad
de una serie de edificaciones cuyo centro será la catedral dedicada al Salvador. Los
monarcas asturianos defensores ahora del cristianismo, se plasma en la leyenda que
lleva escrita la Cruz de los Ángeles conservada en la Cámara Santa: « Con este signo se
protege al piadoso, con este signo se vence al enemigo» . Ramiro I continuaría la labor
constructora de Alfonso en las proximidades de Oviedo con la construcción de Santa
María del Naranco y las iglesias de San Miguel de Lillo y Santa Cristina de Lena. Al
monarca Alfonso III se debe la construcción de San Salvador de Valdediós y la
elaboración en los talleres reales de la Cruz de la Victoria. La visigotización de los reyes
asturianos es el reflejo de la influencia cultural de los mozárabes llegados de Al-
Ándalus, a los que se debe la reorganización de la vida eclesiástica y la construcción de
iglesias mozárabes como las de San Miguel de Celanova (Orense), San Miguel de
Escalada y Santiago de Peñalba en León, San Cebrián de Mazote (Valladolid), Santa
María de Lebeña, con precedentes en la iglesia de Santa María de Melga, edificada en
las cercanías de Toledo todavía bajo dominio musulmán. Para los clérigos de estas
iglesias y de las sedes episcopales restauradas se iluminas en los monasterios obras
como el Antifonario de León, el salterio de San Millán de la Cogolla o el Comentario
del Apocalipsis de Beato de Liébana, mozárabes son loas crónicas escritas en el siglo
VIII (bizantina-arábica del 714, mozárabe del 754) así como los asturianas escritas en la
corte de Alfonso III a finales del IX y continuadas por el obispo de Astorga. Mozárabes
parecen ser los autores de los himnos dedicados al apóstol Santiago, el 1º de los cuales
pudo ser escrito, según Díaz, por uno de los seguidores de Mauregatol que a través del
himno lleva a cabo una apología de la política de colaboración con los musulmanes
seguida por el rey en los años anteriores a Alfonso II.
Historia Medieval de España

Los centros culturales mejor conocidos se localizan en la zona leonesa del Bierzo, en las
tierras discutidas por Castilla y Navarra y en torno al monasterio de Ripoll. La cultura
berciana gira en torno a San Genadio, fundador de monasterios como San Pedro de
Montes, San Andrés y Santiago de Peñalba, a los que dotó de una biblioteca importante
para la época.

La vida cultural de los monasterios navarros se conoce a través de las cartas enviadas
por Eulogio de Córdoba al obispo Wilesino de Pamplona que lo acompañó en su viaje
por estas tierras en las que visitó Leire, etc., haciendo copiar para su biblioteca obras de
San Agustín, Virgilio y Avieno que no se conservaban en el mundo mozárabe. Centro
de cultura de 1ª línea es el monasterio de San Millán de la Cogolla, que interesa destacar
las llamadas « Glosas emilianenses» , de mediados del X, consideradas como el primer
testimonio escrito de las lenguas castellana y vasca: al copiar sermones, letanías y otros
textos en latín, el copista explica algunas palabras que le parecen de difícil comprensión
y si a veces aclara los conceptos con nuevas palabras latinas, en otros momentos recurre
a palabras tomadas de la lengua oral. Glosas semejantes se conservan en otro texto
escrito del monasterio de Silos, y al dorso de una donación hecha en el año 959, anotada
con rasgos más romances que latinos, una relación de los quesos dispensados por el
monasterio de Rozuela. « La noticia de kesos» y las glosas son, hoy por hoy, la 1ª
manifestación del idioma que ha derivado del latín, que es todavía la lengua culta de los
reinos hispánicos.

También en los condados catalanes se abre paso el idioma romance, aunque sus
manifestaciones escritas sean más tardías y también son los centros eclesiásticos los
conservadores y difusores de la cultura heredada del mundo visigodo, del carolingio y
28
de los musulmanes de Al-Ándalus, cuya influencia más visible la encontramos en
Ripoll, único en el que se enseñan, por influencia musulmana, las ciencias del
quadrivium.
Historia Medieval de España

UNIÓN Y DIVISIÓN POLÍTICA EN LOS REINOS OCCIDENTALES

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

INTRODUCCIÓN

La historia política de los reinos occidentales de los siglos XI y XII. Castilla y León
pasan por un proceso de acercamiento y distanciación que culminará en la unión
definitiva en el 1230, pero manteniendo sus diferencias, reuniéndose en Cortes
separadas, planteando los problemas específicos de cada reino, etc., hasta el siglo XIV.
Para entonces, la independencia de Portugal, cuyos orígenes están en el siglo XII, estará
afianzada.

Las diferencias entre los tres reinos no impidieron ampliar las fronteras a costa de los
musulmanes. El proceso expansivo no fue lineal: en el siglo XI las ampliaciones
territoriales son escasas y de reducida importancia (Toledo). Avances y retrocesos se
alternan hasta el primer cuarto del siglo XIII, ya que la expansión no sólo choca con los
intereses de los árabes, sino de los propios de cada reino cristiano que no son siempre
coincidentes y sobre todo con las insuficiencias económicas y demográficas que no
permiten dedicar los medios y las personas necesarias para la ocupación efectiva del
territorio.

Las bases de la economía en el siglo XI serán: la guerra, el cultivo de los campos


29
y el
pastoreo. Pero lentamente irá surgiendo una pequeña artesanía y un comercio interior y
exterior gracias a los intercambios efectuados a lo largo del camino de Santiago.

La sociedad hispánica, al igual que la europea, es una sociedad estamental dividida en


clérigos, nobles y labradores, pero dentro de esta clasificación aparecen otras
diferencias internas basadas en la riqueza y en la posición que cada uno ocupa en la
escala de valores sociales.

2. LA HERENCIA DE SANCHO III EL MAYOR DE NAVARRA

Como esto es un complicado enjambre de las dinastías de los diferentes reinos


cristianos, al final existen unos esquemas aclaratorios.

El siglo XI tiene tres fechas capitales:

·1031 desaparición del califato y su sustitución por numerosos reinos de taifas,


incapaces de hacer una resistencia eficaz a los reinos cristianos.
·1035 Sancho III el Mayor de Navarra divide sus dominios entre sus hijos y
recuperarán la independencia, convertidos en reinos, los condados de Castilla y
Aragón.
·1037 En Tamarón hallará la muerte Vermudo III de León y le sucede Fernando
I de Castilla en nombre de su mujer Sancha, hermana del rey leonés.

Castilla buscará en la guerra la recuperación de sus fronteras de época condal, con León
inicia un largo proceso de uniones y separaciones que culminará en 1230 con la unión
Historia Medieval de España

definitiva de ambos reinos, bajo la hegemonía del primero. Estas divisiones son el
reflejo de la situación económica, social y militar y de la personalidad de los reyes.
Fernando I (1032-1065), considerará los reinos bienes propios y así los reparte entre sus
hijos: Sancho II recibe Castilla, Alfonso VI León y García reinará en Galicia, mientras
las infantas Elvira y Urraca reciben el señorío sobre los monasterios de los reinos.

La hegemonía castellana está contrarrestada por el título imperial que corresponde al


leonés Alfonso VI y que su padre Fernando I refuerza entregándole el derecho de
conquista sobre el reino musulmán de Toledo. Pero el primer rey castellano (Fernando
I) complicó aún más la sucesión al repartir también las parias, señalando a su vez la
zona de influencia y futura conquista de cada reino:

·Sancho II de Castilla recibe las parias de Zaragoza y va a enfrentarse con los


intereses de Navarra porque además su rey García Sánchez III (1035-1054)
había recibido de Sancho III el Mayor tierras castellanas como los Montes de
Oca y la Bureba, ocupar estas zonas era el objetivo de Sancho II quien, en 1037
ataca Navarra y en 1068 derrota al leonés Alfonso VI en Llantada. Pero la
batalla no fue decisiva y los dos hermanos se unen para destronar a García de
Galicia.
·Alfonso VI de León recibe las parias de Toledo, antigua capital visigoda,
símbolo de la unidad peninsular a la que alude el título imperial concedido a los
reyes leoneses desde la época de Alfonso III. Además recibió la incorporación
de tierra de Campos.
·García rey de Galicia recibe las parias de Badajoz y Sevilla.

Castilla tenía cerrada su expansión al sur por las parias de León y Galicia, al30oeste había
perdido la Tierra de Campos y al este chocaba frontalmente con Navarra. Por esto las
guerras entre hermanos fueron continuas. Alfonso VI de León fue derrotado en
Golpejera (1072) y buscó refugio en Toledo. Sancho fue asesinado por Vellidos Dolfos
cuando intentaba ocupar Zamora que defendía la infanta Urraca. De este suceso se
deriva la « jura de Santa Gadea» en la que Alfonso VI tiene que jurar que no ha
intervenido en la muerte de su hermano. Así que Alfonso VI ha conseguido reunificar
los dominios de su padre, pero la Bureba y los Montes de Oca no pasarán a control
castellano hasta 1067 con Sancho II de Castilla.

3. LA PRESENCIA AFRICANA Y EUROPEA

Alfonso VI rey de León y de Castilla seguirá las directrices políticas de su padre frente a
los musulmanes y las parias seguirán afluyendo al reino hasta que en 1085 ocupa
Toledo, ciudad en la que sería restablecida la sede primada como símbolo de la unidad
eclesiástica de España, mientras el título imperial utilizado por Alfonso VI refleja la
unidad política.

En el campo musulmán la ocupación de Toledo puso fin al círculo vicioso en que se


movían los reinos de taifas: el pago de las parias era el precio para evitar los ataques
cristianos, pero su cobro obligaba a aumentar la presión fiscal y ocasionaba revueltas de
la población que sólo podían ser sofocadas con la ayuda cristiana, con el pago de
mayores parias que a su vez ocasionaban mayor presión fiscal. El círculo se rompe
cuando las parias dejan de ser una protección eficaz: tras la conquista de Toledo los
reyes taifas piden ayuda a los almorávides del Magreb, cuyos ejércitos ponen en peligro
Historia Medieval de España

las conquistas del XI y unifican Al-Ándalus. Sólo el Cid es capaz de hacerles frente en
Valencia, reino sometido al pago de parias por Alfonso VI .

A la penetración africana desde el sur se contrapone la entrada en los reinos cristianos


de numerosos fracasos, que se instalan en los monasterios del Camino de Santiago como
artesanos, mercaderes y monjes o contribuyen a la defensa del territorio y a la
repoblación de las ciudades situadas en el valle del Duero. Entre los caballeros más
destacados están Raimundo de Borgoña y Enrique de Lorena que se convierten en el
brazo derecho del rey que les dará a sus hijas Urraca y Teresa en matrimonio, y con
ellas los condados de Galicia y Portugal, respectivamente. Estos enlaces son
importantes, con el de Enrique de Lorena y Teresa comenzará a fraguarse la
independencia de Portugal. Por otro lado, al morir el heredero de Alfonso VI en la
batalla de Uclés, Urraca es designada para la sucesión, pero ya había fallecido su marido
Raimundo de Borgoña, con quien había tenido un hijo, el futuro Alfonso VII. Se decidió
que debía casarse de nuevo, el pretendiente ideal fue Alfonso I el Batallador que había
unido los reinos de Navarra y Aragón, pero el matrimonio fue un fracaso, no hubo
heredero y no se pudieron unir los reinos de Castilla y León con Navarra y Aragón.
Frente a Alfonso el Batallador se alzaron los clérigos francos en defensa de los derechos
de Alfonso Raimúndez (Alfonso VII). Tras varios años de guerra civil entre los
partidarios de Urraca y los de su marido Alfonso y de enfrentamientos entre clérigos
francos y sus vasallos, que apoyan al monarca navarro para liberarse de la dependencia
feudal. El matrimonio sería disuelto por Roma y proclamado rey Alfonso VII, que en
1134 adoptaría el título de emperador. Este rey va a tener una formación plenamente
feudal y entre sus vasallos se encuentran los reyes de Navarra y Aragón, separados tras
la muerte de Alfonso I en 1134, los condes de Barcelona, reyes musulmanes y el conde
de Portugal que ha utilizado la guerra civil para actuar en su condado con 31 absoluta
independencia, como un rey más, título que adoptará en fecha temprana.

4. LOS CINCO REINOS. S. XII. ALFONSO VII 1134

El título imperial de Alfonso y los derechos feudales que reflejaba no sobrevivieron al


emperador, que dividió el reino entre sus hijos: Sancho III sería rey de Castilla y
Fernando II de León, la frontera entre ambos reinos, la polémica Tierra de Campos es
atribuida a Castilla y para suavizar las tensiones es convertida en infantado para la
hermana de Alfonso VII, Sancha.

Los reyes de Castilla y León no contentos con el reparto, se reúnen en Sahagún (1158)
para buscar una solución a la Tierra de Campos, repartirse la zona de influencia de Al-
Ándalus y dividirse el recién nacido reino de Portugal. Pero este mismo año muere el
rey de Castilla, sucediéndolo un menor de edad, Alfonso VIII y se rompen los acuerdos
de Sahagún. Fernando II ocupa la Tierra de Campos ante el vacío de poder en Castilla y
las tensiones entre sus nobles dirigidas por los Lara y los Castro, éstos se alían con el
rey de León. A partir de entonces Fernando II se ocupa de la frontera sur de su reino
amenazada por almohades y portugueses cuyo caudillo Geraldo Sempavor (el Cid
portugués) llegó a dominar la actual Extremadura.

Mientras Castilla-León-Portugal han permanecido juntos poco importa que Toledo, sede
primada, haya sido conquistada por los castellanos, pero quien controle Toledo tendrá el
control sobre todo el clero de todas las sedes episcopales que dependen de la sede
primada. Por ello León intenta recuperar Mérida, antigua metrópoli arzobispal anterior a
Historia Medieval de España

Santiago ante la imposibilidad de ocuparla, Fernando II se alía con los almohades para
que no la consigan los castellanos o los portugueses. El resto de los reinos cristianos
reaccionaron contra la sede episcopal de Toledo, los catalano-aragoneses y portugueses
restaurando las antiguas metrópolis de Tarragona y Braga.

Castilla, amenazada al oeste por León y al este por Navarra y Aragón-Cataluña (unidos
en 1137), firma la paz con los almohades, que se convierten en árbitros de la situación,
seguros ante la división de fuerzas cristianas, atacarán y reconquistarán la mayor parte
de las zonas conseguidas por Alfonso VII. Pero el peligro común para los cristianos
hizo que tras el ataque almohade de 1197 se llegara a una nueva alianza mediante el
matrimonio del leonés Alfonso IX, sucesor de Fernando II y la castellana Berenguela,
hija de Alfonso VIII, que llevaría como dote la polémica Tierra de Campos.

Nuevos problemas, el matrimonio fue disuelto por razones de parentesco, pero la unión
política de ambos reinos va a ser posible en la persona de Fernando III, sucesor de
Alfonso IX, en 1230, y que recibirá de Berenguela el reino de Castilla al morir sin
herederos Enrique I de Castilla en 1217. Pero los sucesores de Fernando III no podrán
evitar la separación e independencia de Portugal, a pesar del tratado de Sahagún en
1158.

5. DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS

Desde este punto de vista parece que las divisiones de los reinos eran voluntades de los
reyes, pero no es así, también los súbditos intervienen aceptado o desechando uniones y
separaciones, ya que se sientes diferentes. Así, tras la independencia de la frontera
32
oriental del reino de León (Castilla), los condes crean monasterios e iglesias que
civilizan y evangelizan a los castellanos y poco a poco se convierten en centros
económicos y de atracción de las propiedades de los pequeños campesinos libres que
pasan a depender de un centro eclesiástico o de un noble. Fernando I tendrá que
combatir a la nobleza leonesa que lucha por mantener sus derechos feudales y actúan en
sus tierras con gran independencia, estos a su vez se enfrentan a la nobleza castellana
por conseguir un puesto en la corte. Para poner fin a las disputas, Fernando I lanzará a
los nobles a las campañas de Viseo y Lamego en la zona natural de expansión leonesa,
donde el botín compensará a los nobles leoneses.

Los beneficios de las parias hacen aconsejable la unión, por ello los nobles castellanos
aceptarán de buen grado al rey Alfonso VI, una vez puesto a salvo la fidelidad a Sancho
II con la jura de Santa Gadea el Cid será desterrado pero no por ser castellano, sino por
haber sido hombre de confianza de Sancho II y haber tenido un papel destacado en la
jura. En esta época no estamos en una sociedad nacionalista, aunque aceptemos el
enfrentamiento entre castellanos y leoneses, es una sociedad abierta que admite a
francos, navarros y aragoneses en la repoblación del valle del Duero. Las diferencias
entre los castellanos del norte y los de León desaparecen al abrirse nuevas tierras donde
se acepta a cuantos quieren intervenir. Las diferencias sociales se van a establecer entre
el norte y el sur de los dos reinos: campesinos libres en su mayoría en el sur y
campesinos dependientes en el norte.

La guerra civil que sucederá a la muerte de Alfonso VI no va a ser una guerra entre
leoneses y castellanos, sino entre los partidarios de Alfonso el Batallador y los de Doña
Urraca y Alfonso Raimúndez. En ambos bandos habrá leoneses y castellanos que
Historia Medieval de España

defienden los intereses de grupo y no de autoridad, aunque al final de la guerra, tras la


muerte de Urraca (1126) puede hablarse de un enfrentamiento castellano-leonés, ya que
Alfonso el Batallador controla la mayor parte de Castilla y Alfonso VII domina en
León, la paz de Tamara en 1127 va a resultar ventajosa para los navarros que recuperan
las fronteras de la época de Sancho el Mayor. Los condes de Portugal apoyarán
alternativamente a uno y otro de los contendientes para asegurarse la semiindependencia
que tienen, Alfonso VII permitirá esta situación, siempre que se reconozca su autoridad.
Además Alfonso VII deberá dar preferencia al este (Castilla) para intervenir en Navarra
y Aragón tras la muerte de Alfonso el Batallador, por lo que la expansión natural del
reino de León se verá perjudicada por la independencia de Portugal, reconocida por el
emperador en 1142, mientras recuperaba las tierras cedidas a Navarra en Tamara y se
repartía Navarra con el rey de Aragón-conde de Barcelona (unidos en 1137).

Las circunstancias y la mentalidad feudal llevaron a cabo una nueva división tras la
muerte de Alfonso VII, el tratado de Sahagún de 1158 fue una revisión de la política del
emperador por parte de sus hijos, la desaparición del reino favorecía a los leoneses, que
tenían cerrado el camino hacia el sur, pero tras la muerte del castellano Sancho III el
pacto fue inviable y los nobles y Fernando II orientaron su política a crear un pasillo
hacia el sur entre Portugal y Castilla y ocupar la actual Extremadura. Alfonso VIII,
nuevo rey castellano, se alía con los portugueses para cerrar ese pasillo, frente a Navarra
se unirá con los aragoneses, mientras los leoneses ayudan a los navarros. Esta situación
dará lugar a que la frontera sur se encuentre sin protección, por lo que se crean las
milicias concejiles y las órdenes militares para combatir a los musulmanes desde
Castilla, León y Portugal.

Aunque en un principio las órdenes de Santiago y Alcántara sean leonesas 33 y Calatrava


castellana, las tres órdenes tienen posesiones en Castilla, León y Portugal y defienden
indistintamente los tres reinos y repueblan Extremadura y La Mancha. Tras la victoria
en las Navas de Tolosa, donde luchan unidos todos los reinos cristianos, se abre el
camino de los portugueses hacia el Algarve, leoneses y castellanos hacia Andalucía y
Murcia, catalano-aragoneses hacia las Baleares y Valencia.

 LEÓN  CASTILLA  NAVARRA  ARAGÓN


Ramiro III Condado dependiente Condado anexionado
(966-984)  de León. Hacia 1029 García Sánchez por Navarra. Por
Vermudo II pasa a depender de II (994-1000) matrimonio de
(984-999) Navarra García Sánchez I
 Alfonso V
(999-1027)  Sancho III el Mayor (1000-1035)Rey de Navarra, Castilla y
Vermudo Aragón, al morir reparte sus dominios entre sus Hijos.
III (1027- Castilla y Aragón, reinos  
37)
García Sánchez
Fernando I (1032-1065)Desde
III (1035-1054)  Ramiro I (1035-
1037 une León a sus dominios. Al
Sancho Garcés 1063) 
morir divide los reinos 
IV (1054-1075)
García rey Sancho II (1065-
  Sancho I (1063-1094
de Galicia 1072)
Alfonso VI (1072-1109) une los   Pedro I (1094-1104)
Historia Medieval de España

tres reinos nuevamente


Alfonso VII (1126-1157) Guerra Alfonso I (1104-
 
civil 1134)
García Ramírez Ramiro II (1134-
 
(1134-1150) 1137)
Fernando II
Sancho III (1157- 1137 Unión Aragón-
(1157-  
1158) Cataluña
1188)
Alfonso VIII (1158- Sancho IV Alfonso II (1167-
 
1214) (1150-1194)  1196)
Alfonso IX Sancho El
Enrique I (1214-
(1188- Fuerte (1194- Pedro II (1196-1213)
1217) 
1230) 1234)
Fernando III (1217-1252)    

34
Historia Medieval de España

PROYECCIÓN EXTERIOR DE LOS REINOS OCCIDENTALES

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

INTRODUCCIÓN

La división de Al-Ándalus a comienzos del XI coincide con la unión de castellanos y


leoneses (a la muerte de Vermudo III de León) con Fernando I (1037-1065) que sucede
a su hermana Sancha, lo que significaba fuerza suficiente para derrotar a los reinos
musulmanes, sin embargo, como ni un reino ni el otro disponía de recursos humanos
para establecer guarniciones militares y repobladores para asegurar la permanencia en
las zonas ocupada, se preferían las campañas de intimidación a las de conquista.

En el reinado de Fernando I se cobran parias por servicios militares así como por no
atacar los dominios de los que pagan. También cobrará a dos reinos enfrentados,
reservándose el derecho a intervenir, según conveniencia, a favor de uno y otro.
Asimismo no dudará en atacar a otro reino cristiano para defender a sus protegidos,
porque protege sus fronteras. Del mismo modo entrega a su hermano García de Navarra
tierras que posteriormente intenta recuperar dando muerte a su hermano en Atapuerca
(Burgos). En 1043 apoyó a al-Mamún de Toledo en contra de Sulymán Ibn-Hud de
Zaragoza y veinte años más tarde defendía a éste contra su hermano Ramiro 35
I de
Aragón, quien moriría en la batalla de Graus, en la que intervino el Cid. También al-
Mamún colaboró al sometimiento de Valencia y Murcia.

El cobro de parias tenía un doble interés:

·Económico, principal fuente de ingresos.


·Político, las fronteras del reino protector teóricamente se extendían hasta las del
protegido.

2. DE TOLEDO A LAS NAVAS DE TOLOSA

Fernando I dividió sus dominios y con ellos los reinos de taifas entre sus hijos,
correspondiendo Badajoz y Sevilla a García de Galicia; al rey de León, Alfonso VI el de
Toledo con Valencia; y Zaragoza para Castilla, con Sancho II. Éste no acepta el
testamento por el reparto de parias-taifas que impedían su expansión hacia el sur,
obligándole a orientarse hacia el este, entrando en competencia con aragoneses,
navarros y catalanes. Intenta recuperar las tierras cedidas por Sancho el Mayor de
Navarra con el apoyo del rey vasallo de Zaragoza y derrota al leonés en 1168 en
Llantada, luego ambos se unirían para destronar a García (1972). En Golpejera Alfonso
es derrotado y se refugia en Toledo, regresando al ser asesinado Sancho cuando trataba
de ocupar Zamora, defendida por Urraca en nombre de Alfonso.

Con la muerte de Sancho y la prisión de García vuelven a reunificarse los territorios


paternos con Alfonso VI (1072-1109), después de jurar en Santa Gadea el no haber
tomado parte en el asesinato de su hermano. Mantiene la misma política frente a los
Historia Medieval de España

musulmanes que en épocas anteriores, apoya a Sevilla contra Granada (los beréberes se
niegan a pagar parias) y ayuda a Toledo a ocupar Córdoba anexionada por Sevilla. El
resultado es el aumento de parias con el descontento popular, que adopta actitudes
violentas en Toledo, a la muerte de al-Mamún. Al-Qadir, el nuevo rey cede a las
presiones y expulsa de Toledo a los partidarios de la sumisión a Castilla y se niega a
pagar las parias. Al quedarse sin apoyo de Castilla-León no puede controlar una revuelta
en Valencia (posiblemente instigada por los agentes de Alfonso VI, así como la guerra
entre Badajoz y Toledo), por lo que acabó negociando su rendición a Alfonso VI, no sin
antes perder gran parte de tierras cordobesas.

Los ataques de almorávides ponen en peligro la conquista de Toledo, la cual hubiera


sido ocupada si los norteafricanos hubieran unido sus dominios andaluces, los reinos de
Zaragoza y Valencia (ambas independientes hasta 1110 y 1102, respectivamente). La
resistencia de los valencianos se debió a Rodrigo Díaz de Vivar, antes servidor de
Sancho II y ahora de Alfonso VI, hasta que le expulsa en 1081, cuando siendo
recaudador de parias en Sevilla entra en conflicto con García Ordóñez que intentaba
tomar el reino, por lo que obligado a ganarse la vida ofrece sus servicios al rey de
Zaragoza, quien lo acepta con la esperanza de librarse de la tutela de los reyes de
Castilla-León, Navarra-Aragón y los condes de Urgell y Barcelona. A la muerte de este
rey sus hijos se enfrentan pero el Cid permanece al lado del de Zaragoza combatiendo
incluso con los protectores cristianos.

Cuando el rey moro de Valencia muere, Alfonso VI quiere poner al depuesto de Toledo,
al-Qadir, en contra de los intereses de los reyes de Lérida, apoyada por el conde de
Barcelona con el que se establece alianza y Zaragoza, defendida por el Cid,
36
produciéndose un acercamiento entre él y Alfonso VI, con lo que es admitido de nuevo,
después de la victoria de los almohades en Sagrajas, unifican las fuerzas para defender
al rey vasallo de Valencia. Al-Qadir es asesinado (1092) y Rodrigo ocupa militarmente
la ciudad en la que actuó hasta su muerte en 1099, después de haber establecido alianzas
con el conde de Barcelona y el rey de Castilla frente al peligro almorávide. Alfonso VI
no consigue mantener Valencia y abandona la ciudad después de incendiarla.

La fragmentación del imperio norteafricano es aprovechada por los cristianos para


nuevas expediciones hacia al sur, con la ocupación por Alfonso VII de Coria y otras
ciudades próximas. Ahora con éste (hijo de Urraca, hermana de Alfonso VI, a la muerte
del heredero en Uclés (1108) y que en 1134 adoptará el título de emperador, puesto que
entre sus vasallos se encuentran reyes) se repueblan y fortifican las ciudades del valle
del Duero, hasta entonces semiabandonadas, que se perderán con su muerte, ya que sus
herederos alternarán la guerra entre sí, alianzas y enfrentamientos con los almohades o
con los reyes taifas.

A su muerte divide el reino entre sus hijos: para Sancho III, Castilla, León para
Fernando II, como frontera la polémica Tierra de Campos que dará lugar a años de
enfrentamiento entre Castilla y León y León y Portugal. En 1165 Alfonso I de Portugal
y Fernando II de León firman la paz de Lérez y ambos atacan a los musulmanes con la
colaboración del conde de Urgell Armengol VII y el caudillo portugués Geraldo
Sempavor, quien para sitiar Badajoz pide ayuda a su señor en contra de Fernando II.
Vencido el rey portugués, renuncia a esta plaza y además cede Cáceres. Geraldo es
hecho prisionero y sólo recobrará la libertad al entregar algunas plazas. Tras esta
Historia Medieval de España

victoria, Fernando II de León se alía con los almohades para mantener sus posesiones
frente a Portugal.

Castilla padece problemas internos por enfrentamientos entre nobles y en guerra con
Sancho IV de Navarra que ocupa La Rioja durante la minoría de Alfonso VIII.
Problemas con los almohades y sólo el rey Lobo de Murcia, al lado de Castilla pusieron
freno a los norteafricanos en 1172.

En 1173 castellanos y portugueses firman treguas con los almohades para unirse contra
Navarra y León, respectivamente. El sultán almohade en paz con Castilla y Portugal
rompe la que tenía con León en 1169 y llega a Ciudad Rodrigo recuperando las plazas
ocupadas por Fernando II.

Treguas y guerras, éxitos y fracasos como el estrepitoso de Alarcos (1194 por Castilla).
A pesar de este fracaso habían aprendido que unidos podían derrotar al musulmán. Así,
a comienzos del XIII se firman acuerdos entre Castilla, Navarra, Aragón y Portugal y
además cuentan con el apoyo del Papa, con lo que la guerra adquiere carácter de
cruzada en la que intervendrán nobles europeos. El resultado será la gran batalla de Las
Navas de Tolosa de 1212, que acabará con la decadencia y desaparición del imperio
almohade.

3. DE LA DEPENDENCIA DE PORTUGAL A LA UNIDAD CASTELLANO-


LEONESA

La independencia de Portugal tiene precedentes lejanos en movimientos


37
independentistas registrados en Galicia y en el N de Portugal en el siglo X y próximos
en la creación de Fernando I del reino de Galicia (la concesión por Alfonso VI del
condado portugués al conde Enrique de Borgoña casado con su hija Teresa, lo que no
suponía la independencia del territorio, la cual sería conseguida en la guerra civil
provocada por el matrimonio de Urraca y Alfonso el Batallador).

En esta guerra, Enrique apoya a Urraca o a su hijo Alfonso, según conveniencia y el


pago de estos servicios los recibe mediante plazas que van ampliado su condado. Tras la
muerte del conde (1114) Teresa y su hijo Alfonso Enríquez (Alfonso I) siguen la misma
política hasta 1127, momento en que Alfonso VII les recuerda militarmente la
dependencia. Desde ese año Alfonso Enríquez utiliza el título de infante o príncipe que
cambia en 1139 por el de rey, reconocido por Alfonso VII pero con limitaciones y
obligaciones propias de un vasallo feudal, ya que Portugal sigue formando parte de
León.

El librarse de esta dependencia será su objetivo para lo que recurre al sistema de otros
reyes y condes haciéndose vasallo de la Santa Sede, mediante tributo anual. Roma, 35
años después, dará validez legal y le concederá el título real (1179) que utilizaba ya
desde 1157 tras la muerte de Alfonso VII considerando que su dependencia feudal
acaba con la muerte de su señor. Esta independencia política se verá reforzada con la
eclesiástica al unir los obispados portugueses bajo la dirección del metropolitano de
Braga.

La disputa por las tierras próximas y la frontera enfrentarán a Portugal con León lo que
le llevará a convertirse en aliado de Castilla a pesar de que Sancho III pactará con
Historia Medieval de España

Fernando II el reparto del reino portugués en 1158. en la minoría de Alfonso VIII,


Alfonso Enríquez se une a la nobleza contra el leonés que replica creando Ciudad
Rodrigo.

La creación de esta ciudad dio lugar a protestas de los salmantinos que ofrecieron su
ciudad al portugués y declaran la guerra a Fernando II en 1162. la actuación de Geraldo
Sempavor en Extremadura los enfrentará nuevamente a pesar de firmar alianzas y
ratificarlas con matrimonios con duración mientras interesa.

A la muerte del monarca navarro-leonés (1134) Alfonso el Batallador deja sus reinos a
las órdenes militares, lo que no fue aceptado ni por navarros ni aragoneses que elegirán
su propio rey. Zaragoza acepta al castellano Alfonso VII (1109-1157), único capaz de
hacer frente a los almorávides, el cual le cede a Ramiro II de Aragón a cambio de
vasallaje y el de su hija Petronila y su futuro marido el conde Ramón Berenguer IV de
Barcelona, además el acuerdo de repartirse Navarra en 1140. García Sánchez salva el
reino declarándose vasallo del emperador que renovará su hijo Sancho IV en 1151.

Con la muerte de Alfonso VII de Castilla, los lazos feudales se rompen y Navarra
recupera (durante la minoría de Alfonso VIII) la Rioja con Aragón conquistada y
repartirse Murcia (estaba el rey Lobo principal aliado de Castilla) y Valencia. Pero
Alfonso VIII compra al aragonés y conde de Barcelona, con las parias pagadas por el
musulmán, además en el acuerdo iba implícito el apoyo contra la monarquía francesa
por el control de la Provenza, ya que Castilla aspiraba a hacer efectiva la dote de Leonor
de Aquitania (casada con Alfonso VIII). Esta colaboración acabó con el siguiente
reparto de tierras musulmanas: Valencia para Aragón-Cataluña y Murcia para Castilla.
38
4. LA APROXIMACIÓN A EUROPA (REVUELTAS NOBILIARIAS DEL
CAMINO)

A fines del XI es cuando se produce la incorporación de los reinos hispánicos al mundo


europeo a través del mundo eclesiástico, monjes cluniacenses y peregrinos acuden a la
tumba del apóstol Santiago, así se producen intercambios culturales.

En 1073 cuando es elegido Papa Gregorio VII, recuerda a los hispanos que forman parte
de la donación hecha por Constantino al Papa, por tanto debían renunciar al rito
mozárabe, rasgo distintivo hispánico y aceptar el rito romano.

Esta medida encuentra la resistencia del clero local y enfrentó a Ricardo, legado
pontificio y a Roberto llegado de Cluny, que Alfonso VI había designado para dirigir el
monasterio de Sahagún. Los monjes no lo aceptan y abandonan el monasterio, se
enfrentan a Ricardo pero éste para mantener su posición en la corte abjura rápidamente.
El rito mozárabe sólo desaparecerá cuando Alfonso VI, amenazado de excomunión,
acuerde mediante concilio (Burgos 1080) adoptar la liturgia romana y pone al frente del
monasterio de Sahagún al cluniacense Bernardo (1086 el primer arzobispo de Toledo).

Desde 1080 Alfonso VI llega a un acuerdo con Al-Qadir de Toledo y así restauran la
sede que ofrece a García obispo de Jaca. El Papa Gregorio VII se opone y entonces es
cuando se elige a Bernardo al que le otorga poder sobre todos los clérigos del reino, con
el apoyo del pontificado.
Historia Medieval de España

4.1 DESARROLLO DEL PONTIFICADO

Bernardo favoreció el nombramiento de francos o formados por ellos para sedes y


monasterios más importantes del reino, de tal manera que a principios del XII estos
eclesiásticos eran un grupo político muy poderoso con participación decisiva en las
luchas a la muerte de Alfonso VI, en las que también intervinieron artesanos,
mercaderes y grupos militares francos llegados a fines del XI.

La incipiente burguesía se opone a esta nobleza feudal-eclesiástica que controla las


ciudades y ve en la guerra civil la oportunidad de manifestarse abiertamente intentando
suprimir los señoríos. Movimientos que se producen en todas las ciudades castellanas,
leonesas y gallegas del camino de Santiago. Las principales manifestaciones se
produjeron en Sahagún (1110-1115) y en Santiago (1116-1117), los clérigos apoyan a
Alfonso Raimúndez y los burgueses a Alfonso el Batallador.

4.2 SAHAGÚN

Es un señorío cuyos vecinos deben al abad un censo anual, sujetos al monopolio del
horno no pueden vender vino ni paños o pescados antes de que lo hagan los monjes.
Contra estos privilegios se produce la 1ª revuelta en 1087. Más tarde, en 1095,
consiguen suprimir el monopolio del horno y transformarlo en un censo anual, también
consiguen suprimir el tributo de la mañería.

El gran ataque contra el abad tuvo lugar en 1115, cuando los burgueses anulan los
fueros de Sahagún y se promulgan leyes nuevas en las que figura una cláusula que dice
39
que ni el rey ni la reina entrarán en esta ciudad hasta que juren guardar la costumbre que
habían escrito y ordenado y por otra parte el hecho de que el abad se vinculara al grupo
eclesiástico para anular el matrimonio de Alfonso el Batallador y Urraca radicalizó las
posturas.

Los burgueses se unieron y destruyeron bienes y fincas de los que habían permanecido
fieles al abad, cuyo poder fue reducido al poner fin a la inmunidad del señorío y luego
ser expulsado al nombrar al rey otro abad, a Ramiro, hermano del rey aragonés (que
reinará después con el nombre de Ramiro II, el monje).

4.3 SANTIAGO

Un grupo de burgueses aspiraba, con la ayuda de los canónigos, a sustituir al obispo al


frente de la ciudad para así compartir el control de la misma, enriquecida por la
afluencia de peregrinos al sepulcro del santo. Los canónigos también descontentos con
la reorganización del cabildo catedralicio, llevada a cabo por Gelmírez. No obstante,
ante el interés común frente al peligro, acallan sus intereses y apoyan a Alfonso VII
contra el Batallador y Urraca.

Cuando el navarro abandone la lucha, los rebeldes volverán a la carga contra el obispo,
nombrarán funcionarios y renovaban leyes y costumbre, sin embargo, no podrán resistir
los ataques de Gelmírez apoyado por Urraca y su hijo Alfonso VII

Estos movimientos fracasaron e independientemente a ellos, siguen los contactos con


Europa.
Historia Medieval de España

4.4 PORTUGAL

Por lo que respecta a Portugal, el hecho de vincularse a Roma facilitó su independencia,


pero también la puso en peligro pues el rey descuidó sus obligaciones como vasallo de
Inocencio III, le exigió el pago de censos desde 1179 a 1198, amenazándole con
estimular la alianza de castellanos y leoneses contra Portugal. No se sabe si por política
o por piedad Alfonso I hizo sustanciosas donaciones al clero, hasta el punto de lesionar
los intereses de la monarquía. Sancho I (1185-1211) quiso poner remedio a esta
situación tratando de reducir el poder del clero, la chispa saltó con el obispo de Porto,
cuando el rey intervino en el proceso de anulación del matrimonio del heredero con
Urraca de Castilla.

Estos enfrentamientos entre el monarca y el obispo tenían como objetivo el control de la


ciudad, cuyos habitantes dependientes del señorío eclesiástico desde el XI aprovechan
para declararse súbditos del rey, lo mismo que sucedió en los monasterios de Sahagún y
Santiago. El clero no podía tolerar este despojo de la sede y obligó a Sancho I a volver a
la situación anterior, produciéndose nuevos enfrentamientos en los siguientes reinados
de Alfonso II (1211-1223) y Sancho II (1223-1247).

4.5 ALFONSO II (1211-1223)

Se inicia su reinado con la claudicación ante el clero (igual que Juan sin Tierra en
Inglaterra, con los condes y la Carta Magna). En las cortes de Coimbra reconoce la
vigencia del fuero eclesiástico, exención de impuestos y cumplir con los legados de su
padre Sancho I. Esto lesiona los intereses de la monarquía y los funcionarios intentan
40
mediante investigaciones sobre los derechos, anular las donaciones. Los eclesiásticos y
los nobles son apoyados desde el exterior por Alfonso IX de León y el pontífice, ahora
Honorio III, quien como señor amenazó al monarca con privarle del reino, amenaza que
fue llevada a cabo más tarde, ya en el reinado de Sancho II.

4.6 SANCHO II (1223-1247)

Es sustituido, con apoyo de Roma, por su hermano Alfonso de Boulogne que se


comprometerá a suprimir las modificaciones introducidas por su padre Alfonso II y su
hermano Sancho II (éste abandonado por sus partidarios se refugia en Castilla).

5. LA ÉPOCA DE LAS GRANDES CONQUISTAS (FERNANDO III)

Fernando III rey de Castilla desde 1217 y de León en 1230, amplía los dominios
recibidos a costa de los musulmanes. En sus campañas colaboran de forma destacada las
órdenes militares hispánicas creadas en 1170. A ellas se debió la conquista y la
repoblación de La Mancha y de Extremadura.

Este monarca sigue la política de sus antecesores, ayuda a los sublevados contra
almohades o apoya a reyes taifas enfrentados entre sí y cuando la ocasión es propicia,
ocupa plazas y reinos.

Hacia 1224, organiza una expedición de apoyo al señor de Baza para ocupar Quesada.
Estas intervenciones militares son pagadas con botín o con entrega de ciudades.
También con los almohades firma treguas y pagan parias a cambio de ayuda contra
almohades sublevados, las parias recibidas por la ayuda de Murcia y Valencia sirven
Historia Medieval de España

para comprar la renuncia al trono de León de las infantas portuguesas hijas de Alfonso
IX.

Unidos Castilla-León y los acuerdos con Portugal y Aragón, facilitan el ataque a los
musulmanes. Ibn Hud que había logrado unificar Al-Ándalus, compra la paz. Fernando
III se une luego al rey moro de Granada y ocupan Córdoba en 1236. El de Granada
intenta ocupar Murcia que pide ayuda a Castilla, aceptando establecer guarniciones
castellanas en las ciudades importantes, algunas se oponen a las tropas del heredero,
Alfonso X el Sabio. Más adelante castellanos y aragoneses se repartirán los reinos de
Murcia y Valencia respectivamente y establecerán las fronteras distintos reinos.

Una vez asegurada la frontera en la zona orienta, le concentra la atención hacia la zona
más occidental donde los portugueses iban obteniendo victoria y amenazaban con
invadir tierras castellano-leonesas, habían puesto sitio a Jaén, el rey de Granada al no
poder socorrerla acepta la rendición y con ella renueva el vasallaje a Fernando III, para
salvar el resto de sus dominio, luego colabora con Castilla en el ataque a Sevilla, por
tierra, rendida en 1248, con ayuda de una flota cantábrica que impide el desembarco de
refuerzos norteafricanos. Con los musulmanes de Granada, vasallos del castellano se
limita la expansión de aragoneses y portugueses hacia el sur y queda Castilla como
reino de mayor importancia de la Península.

Portugal, independiente, frente a los musulmanes adopta la misma política de sus


vecinos, paces, treguas, hizo la guerra solo o aliado con Castilla y León. La falta de
fronteras de las zonas de influencia de los reinos cristianos dio lugar a enfrentamientos,
esa situación se resolvió en 1253 con la cesión de los territorios en litigio a Alfonso X
41
quien la mantendría en nombre del rey portugués hasta que el hijo de éste (matrimonio
de Alfonso III con una hija del castellano) llegara a la edad de 7 años (hijo de Alfonso
VI y Berenguela de Castilla).
Historia Medieval de España

NAVARRA, ARAGÓN Y CATALUÑA SIGLOS XI AL XIII

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

Las uniones y separaciones, alianzas y enfrentamientos en la historia de Al-Ándalus y


de los reinos cristianos occidentales tienen su equivalente en la zona oriental en este
período que se inicia con la división de los dominios de Sancho el Mayor entre navarros
y aragoneses 1035. se unen en 1076 y se separan definitivamente a la muerte de Alfonso
el Batallador en 1134. tres años más tarde Aragón se une al condado de Barcelona para
toda la Edad Media, pero conservando cada Estado su propia organización, intereses
políticos, cortes, etc.

Navarra teóricamente forma parte de la Corona de Aragón (Roma incluye territorios


navarros bajo la metrópoli de Tarragona) pero en la práctica los navarros mantienen su
independencia gracia a una hábil política de equilibrio entre Aragón y Castilla, a pesar
de diversos pactos entre ambas para repartirse el reino, lo que le hará buscar en sus
vecinos próximos, los franceses, apoyo militar frente a Castilla o Aragón, mediante
alianza 1º con la nobleza francesa (condes de Champaña) y hacia la 2ª ½ del XIII con la
casa real francesa, cuyos herederos serán la mismo tiempo reyes de Navarra.

Navarra, Aragón y Cataluña se enfrentan y colaboran en el cobro de parias 42


y control de
los reinos taifas.

El reino de Zaragoza (conquistado por Alfonso el Batallador) se incorpora a Aragón lo


que corta la expansión de navarros hacia tierras musulmanas del sur, orientándose hacia
el N de los Pirineos. También Aragón y Cataluña penetran hacia el sur de Francia al
mismo tiempo por tierras musulmanas. Sin embargo, la frontera catalano-aragonesa
quedará sin definir hasta el XIII.

Se repoblarán tierras abandonadas, como el campo de Tarragona donde se restaurará la


sede arzobispal que servirá como símbolo de la unidad político-eclesiástica entre
Cataluña-Aragón y el reino de Navarra.

Las repoblaciones, lo mismo que ocurre en tierras castellanas, exige conceder


privilegios para compensar a sus habitantes del riesgo de permanecer en zonas
expuestas a correrías musulmanas o de los reinos vecinos. Estos nuevos habitantes
tenían una condición nueva, libertad individual y la unión entre los pobladores de cada
aldea, valle o ciudad. Se les atrae con concesiones, fueros, cartas de población o cartas
de franquicia, se fijan normas de convivencia entre los vecinos. Destaca la ciudad de
Barcelona que recibe su carta de población en 1025 y en la que surge un importante
núcleo de artesanos y mercaderes, cuya actividad se ve favorecida por la proximidad del
Mediterráneo. Esta proximidad es la que diferencia a las ciudades costeras de las del
interior, donde predomina la actividad agrícola.

El auge del comercio convierte a Cataluña en el motor de la Corona de Aragón que


orienta su política exterior hacia el Mediterráneo.
Historia Medieval de España

1. DEL IMPERIO DE SANCHO EL MAYOR A LA CORONA DE ARAGÓN

Con la división de los dominios de Sancho el Mayor entre sus hijos se pone fin a la obra
unificadora y la monarquía pamplonesa queda en un 2ª plano, mientras en occidente
sobresale el nuevo reino de Castilla unida al leonés y en oriente el condado de
Barcelona.

1.1 NAVARROS Y ARAGONESES ENTRE LA UNIÓN Y LA SEPARACIÓN

Sancho el Mayor no dividió el reino sino que confió el gobierno de sus dominios a sus
hijos, Fernando, Ramiro y Gonzalo, que jurídicamente dependerían del único rey,
García de Navarra, pero que en la práctica actuaron como independiente y se opusieron
a las pretensiones de García contra el que sublevaron en 1043, Ramiro y en 1054
Fernando, para rectificar fronteras fijadas por Sancho. Derrotado y muerto en Atapuerca
García, la situación se invierte y el nuevo monarca Sancho IV (1054-1076) ya no será
señor sino vasallo del castellano.

Castellanos y aragoneses por las parias de Zaragoza llegan a una guerra en la que muere
el aragonés Ramiro (1063 en Graus). Más tarde cuando Sancho II de Castilla inicie
guerra fronteriza con Sancho IV, el aragonés Sancho Ramírez acudirá en ayuda del
navarro pero no podrá impedir la ocupación de ciertas plazas.

Por esta épocas entran los cluniacenses en Aragón lo que aumenta la influencia de
Roma, cuya presencia se ve como garantía de estabilidad y poder (Roma representa el
poder supremo de occidente) y a Roma se dirigen aquellos que quieren dar legitimidad a
43 derechos
sus adquisiciones. Allí acudirá Sancho Ramírez de Aragón para legitimar sus
frente a sus vecinos, especialmente navarros. Se hace vasallo de la Santa Sede, como
hará 50 años más tarde Alfonso Enríquez de Portugal para librarse de la tutela
castellano-leonesa y afirmar su independencia.

Los cluniacenses son los agentes de la intervención romana que se manifiesta mediante
la infeudación del reino y la supresión del rito mozárabe y antes en el ensayo de lo que a
fines de siglo serán las cruzadas, el objetivo de este ensayo será la toma de Barbastro
(1064 en las que intervendrán caballeros italianos, franceses y catalanes, dirigidos por el
obispo de Vic y el Conde de Urgell) que compartirán con Sancho el control de la plaza,
reconquistada por el musulmán de Zaragoza en 1065.

Por las parias de Zaragoza el rey navarro y el conde de Urgell se comprometen a no


apoyar a los francos que querían atacar Zaragoza y a mantener la paz y seguridad en los
caminos a cambio del pago de las parias. Esto enfrenta a navarros y aragoneses y
cuando en 1076 muere el navarro, Sancho Ramírez es aceptado como único rey. En
ataque a Huesca muere en 1096, su hijo Pedro (1096-1104) la ocupará y 4 años más
tarde tomará Barbastro. Estas tierras ocupadas serán repobladas en tiempos de Alfonso
el Batallador (1104-1134) quien casa con Urraca de Castilla e interviene en las guerras
de sucesión de Alfonso, en sus conquistas fue ayudado por las órdenes militares, del
Temple y Hospital, con las que proyecta una especie de cruzada contra Zaragoza en la
que también participan francos dirigidos por Gastón de Bearne, el éxito fue total.

El precedente de estas Órdenes Militares se halla en la Cofradía de Belchite, cuyas


metas estarán marcadas en la « carta fundacional» : luchar contra los musulmanes por la
Historia Medieval de España

ruta de Zaragoza camino al mar y de allí a Jerusalén. De cuanto ganen nada habrán de
dar al rey, éste cede a la cofradía ciudades, castillos, botín y exime de todos los
impuestos a los mercaderes que negocien en nombre de la cofradía, el aumentar los
recursos para llevar a cabo la misión militar. Como guerreros, los cofrades tienen los
beneficios eclesiásticos reservados a los clérigos.

Con la ayuda de estas cofradías y con los francos, Alfonso se apoderó de las tierras de
las cuencas del Jalón y Jiloca (Zaragoza) y penetró en la serranía de Cuenca, asedió
Valencia y en 1125 llevó a cabo una expedición por Andalucía. Todo esto explica que
en su testamento ceda sus reinos a las órdenes. Lógicamente, este testamento no es
aceptado ni por los nobles navarros, ni aragoneses que deciden nombrar su propio rey.

1.2 CATALUÑA Y LOS INICIOS DE LA POLÍTICA ULTRAPIRENAICA Y MEDITERRÁNEA

El saqueo y destrucción de Barcelona por Almanzor en 985 obliga al conde de


Barcelona, Ramón Borrell a tomar relaciones con los musulmanes y romper con
Francia. Se dirige a Córdoba como aliado de los eslavos (moros asentados en la zona
levantina). La campaña fue un gran éxito y el botín permitió la reactivación del
comercio, así como la reconstrucción de castillos y repoblación de tierras abandonadas
y además sirvió para afianzar la autoridad frente a sus vasallos.

Cuando el califato desaparece, los condes siguen la misma tónica que los demás reinos
hispánicos y se centran en el cobro de las parias, buena fuente de ingresos, y lo
defienden si es preciso con las armas. Firmas acuerdos con otros condados como el de
Urgell y Cerdaña, para juntos conseguir y repartirse las parias.
44
Barcelona se consolida como centro y cabeza de Cataluña y sus condes, la saga de los
Ramón Berenguer y Berenguer Ramón se dedican a unificar sus dominios paternos para
dividirlos a su vez y lo mismo que en otros reinos, cuando el gobernante es débil, los
nobles tratan de independizarse, tal y como sucedió en la minoría de Ramón Berenguer
I (1018-1035) bajo la tutela de su madre Emersinda.

De entre todos estos condes destaca Ramón Berenguer III (1097-1131) llamado el
Grande, por la ambición de su política y los éxitos logrados tanto frente a los
musulmanes como al N de los Pirineos. Intensificó la repoblación de la comarca de
Tarragona, lo que le permitió restaurar la sede arzobispal (1089-1091), fijando la
residencia del metropolitano en el obispado de Vic.

Ramón Berenguer en 1112 se casa con Dulce de Provenza y hace valer sus derechos
sobre Carcasona, cuyo señor reconoce la soberanía del conde y se declara su vasallo. La
muerte, sin herederos, de los condes de Besalú y Cerdaña le valen la incorporación de
estos dominios. Sus posesiones pirenaicas y provenzales le hacen entrar en conflicto con
el conde de Toulouse con el que llegó a un acuerdo por el que se dividían la Provenza.
Las crónicas catalanas dan una versión mucho más poético-caballeresca de esta
incorporación, en ellas cuentan que el conde había recibido el condado de manos del
emperador alemán en recompensa por haber combatido a los nobles que acusaban a la
emperatriz de adulterio.

En colaboración con una flota pisana interviene en la toma de Mallorca. Esa


intervención tenía por finalidad acabar con la piratería de los mallorquines, tomando la
Historia Medieval de España

isla y repoblándola, pero como los catalanes no disponían de hombres suficientes, la isla
fue rápidamente ocupada por una flota almorávide.

A su muerte, 1131, hereda el condado Barcelonés Ramón Berenguer IV y el 2º de sus


hijos Berenguer Ramón, la Provenza, con la condición de que si ambos mueren sin
descendencia, heredera de Ramón Berenguer será Berenguela, mujer de Alfonso VII de
Castilla y de Berenguer Ramón sus otras hermanas.

1.3 REYES DE ARAGÓN, CONDES DE BARCELONA

Cuando en 1134 moría Alfonso el Batallador su testamento (dejó sus dominios a las
órdenes militares del Temple, Hospital y Santo Sepulcro) fue discutido y rechazado por
navarros, aragoneses, zaragozanos y catalanes, porque Alfonso podía disponer
libremente de las tierras conquistadas pero no de las heredadas, cuyos herederos
legítimos eran García Ramírez de Navarra y Ramiro el Monje de Aragón (según el
derecho aragonés un clérigo o una mujer transmiten sus derechos, pero no los ejercen
plenamente sino por medio de un bajulus (tutor o marido). Los aragoneses aceptan a
Ramiro quien contrae matrimonio para dar un heredero, nace Petronila a la que hay que
buscar un marido que se haga respetar.

También los repobladores cristianos de Zaragoza hacen caso omiso al testamento y


entregan el reino al monarca castellano Alfonso VII, quien acepta a Ramiro (éste una
vez reconocidos sus derechos se apresura a devolvérselo) y se piensa en casar a
Petronila con el hijo mayor, Sancho III.

Este testamento afecta también al condado barcelonés enfrentado con Aragón 45 por el
cobro de las parias y por las zonas de expansión. Prefieren aliarse con los almorávides
antes que permitir la ocupación aragonesa. En Fraga, los almorávides seguros de la
neutralidad de los catalanes, concentran sus tropas y vencen a Alfonso el Batallador,
que muere meses más tarde sin resolver los problemas del testamento que las Órdenes
reclaman. Roma interviene para llegar a un acuerdo y el conde de Barcelona Ramón
Berenguer IV es elegido para marido de Petronila, así se evita que se unan Castilla y
Aragón. Los derechos de las órdenes son compensados mediante acuerdos.

Este es el doble origen de la autoridad de Ramón Berenguer IV sobre Aragón:

·Cesión de las Órdenes Militares y


·Matrimonio con Petronila (a su hijo en el testamento le llama Alfonso el casto,
mientras que su marido le llama Ramón a fin de perpetuar la saga).

1.4 NAVARRA, ALBARRACÍN Y URGELL ENTRE ARAGÓN Y CASTILLA

La independencia política de los condes fue seguida de la creación de sedes episcopales


en cada uno de los condados y tendencia a unificarlos eclesiásticamente mediante la
restauración de la sede tarraconense y así rompen la dependencia de Narbona, a la que
estaban vinculados desde la ocupación de estas tierras por Carlomagno y de Toledo,
donde desde 1086 hay un primado de Hispania. Cataluña consigue que Roma incluya la
iglesia navarra en la órbita tarraconense e intentan hacer valer sus derechos política y
militarmente, para lo que negocian con Castilla el reparto de Navarra. El vasallaje
feudal que el conde debía a Castilla será suprimido a costa de que el rey aragonés
Historia Medieval de España

renuncie a la conquista de Murcia, esto será en 1177 de manera definitiva con Alfonso
el Casto, cuando acuda en ayuda del castellano Alfonso VIII para asediar Cuenca. Se
prestan homenaje mutuo y modifican las zonas de influencia, Valencia para el Casto y
Murcia para Castilla. Con este acuerdo se fijan los límites orientales de Castilla y
Aragón-Cataluña.

Los repartos de las tierras navarras son neutralizados por García Ramírez y Sancho VI
(1150-1194) mediante una hábil política que le lleva a reafirmar dependencia feudal
respecto a Castilla y a colaborar con el rey-conde aragonés. La inestabilidad entre
Castilla y Aragón lleva a los monarcas navarros a buscar contrapesos como alianzas
matrimoniales con Ricardo Corazón de León, rey de Inglaterra y con Teobaldo de
Champaña, cuyos descendientes en el XIII serán reyes de Navarra. Hacen alianzas con
Castilla que luego sustituyen por León contra los castellanos. Cuando Alfonso VIII
quiere hacer vales sus derechos sobre Aquitania por su matrimonio con Leonor hija de
Enrique II de Inglaterra, los navarros colaboran con él en las Navas de Tolosa. La
sucesión de Alfonso VIII y minoría de Jaime I de Aragón, permite a Sancho VII
reforzar la frontera.

En 1230 León y Castilla se unen con Fernando III que presiona al monarca navarro, el
cual firma un pacto con Jaime I y ofreciendo la corona a Teobaldo de Champaña con el
que se unían las dinastías francesa y navarra.

Albarracín: la unificación almohade acaba con los reinos taifas a pesar de la ayuda
prestada por los cristianos al rey Lobo de Murcia y Valencia, al que sucede en
Albarracín uno de sus auxiliares, el navarro Pedro Ruiz de Azagra, caudillo cristiano,
46
que crea su propio señorío como hiciera el Cid años antes. Azagra mantendrá su
independencia y aumentará sus dominios oscilando entre Aragón y Castilla, con apoyo
de Navarra. Transmite sus derechos sobre Albarracín a su hermano, que mantiene la
misma política de equilibrio y hace alianza con la orden de Santiago a la que nombra
heredera en 1190, aunque el señorío pasó a sus hijos, la orden de Santiago se convirtió
en garantía de la independencia. Por razones de situación geográfica, se fue vinculando
cada vez más a Aragón para pertenecer a este reino definitivamente a fines del XIII.

Urgell: la presión que los condes de Barcelona ejercen sobre este condado no acaba con
su relativa independencia, cuyos condes mantienen una política de equilibrio con las
potencias vecinas, lo mismo que Navarra y Albarracín. Armengol IV dispone en su
testamento que si sus hijos mueren antes que él, el condado pasaría al infante Pedro de
Aragón y si ese muriera sin descendencia, el condado pasaría al conde de Barcelona, en
el caso que el urgelitano muriese siendo su hijo menor de edad, el gobierno le
pertenecería al condado catalán y al reino aragonés, pero la tutela sería para Alfonso VI,
esa era su salida de equilibrio, con esto se inicia una mayor aproximación a Castilla.

2. LAS TIERRAS NUEVAS DE ARAGÓN Y CATALUÑA

Las obligaciones feudales de Ramón Berenguer IV incluyen la ayuda a su señor Alfonso


VII, al igual que el navarro García Ramírez, además cuenta con la ayuda naval de
Génova. A pesar de la intervención conjunta de aragoneses, urgelitanos y barceloneses,
las tensiones de años anteriores no desaparecen. Se realizan diversos ataque contra
tierras musulmanas de Valencia, aunque se prefieren las alianzas y las parias con el rey
Lobo que sirve de barrera contra las incursiones almohades. La conquista de estas zonas
Historia Medieval de España

no supone la incorporación directa, puesto que con frecuencia el conde-rey paga a los
nobles que colaboran en campañas militares los servicios prestados, mediante señoríos.

La obtención de un señorío lleva consigo intervenir en el nombramiento de funcionarios


municipales, participar en los impuestos, así como en las multas. Pero por el contra les
obliga a la defensa de las ciudades. Se les hace promesas que no siempre se cumplen.
También a las órdenes militares se les compensa su renuncia a los derechos al trono por
la entrega de plazas y castillos.

Se recupera Tortosa, que Alfonso el Casto entrega a la orden del Temple, reservándose
la mitad de los ingresos de la ciudad, y Lérida, 1236. en cuanto al condado de Urgell, en
adelante será una prolongación del condado de Barcelona, aunque teóricamente
independiente.

Se recupera Tarragona cedida en propiedad al arzobispo Olegario, 1118, que es devuelta


en feudo a Ramón Berenguer en 1151, para que la poseyera en nombre y como vasallo
de la iglesia, además del señorío disponía de un horno y un molino señoriales y los
ingresos de la ciudad (menos los eclesiásticos) mitad entre la iglesia y el conde.

3. POLÍTICA OCCITANA

Rivales en el sur por el control de las parias, los reyes de Aragón y condes de Barcelona
chocan también en el N. 1118. Alfonso el Batallador recibe el homenaje feudal del
conde de Tolosa, quien ofrece una serie de ciudades. Por medio de pactos y alianzas se
convierten en señores feudales al N de los Pirineos con predominio catalán.
47
La política occitana en los años iniciales del XIII no es fácil de entender puesto que
influye en la misma la situación europea: el territorio dividido en condados y
vizcondados relacionados mediante acuerdos que continuamente cambian según los
intereses del momento. Los enfrentamientos entre ingleses y franceses repercuten al
apoyar los ingleses a Provenza, los franceses a Toulouse y por encima del emperador,
señor de Provenza. Problemas religiosos por la difusión del catarismo es estas ciudades
y por último, enfrentamientos entre burgueses y señores feudales, así como rivalidad por
el control del comercio entre pisanos y genoveses. Las paces que se firman por cinco
años duran meses o días y el fallecimiento de un personaje pone en marcha nuevas
alianzas. A pesar de la dificultad, podemos distinguir 3 etapas:

·Hasta la muerte de Ramón Berenguer IV en 1152, característica la intervención


del emperador alemán que confirma los derechos del conde sobre la Provenza.
·1162-1176 la rivalidad entre pisanos y genoveses se traduce en relativo
equilibrio entre tolosanos y provenzales que firman la paz en 1176.
·1176-1213, la política se complica con la intervención eclesiástica frente a los
cátaros, cuyos seguidores tienen obispos en las principales ciudades del S de
Francia y en el valle de Arán, incorporado a la corona en 1176 por vasallaje de
sus habitantes.

La paz de fines de ese mismo año coincide con el entendimiento entre el Pontificado y
el imperio y permite a la Iglesia intervenir contra los cátaros, que en el III concilio de
Letrán de 1179 acuerda prohibir la defensa de los herejes y comerciar con ellos (la
herejía se extiende a través de los mercaderes). Por ello se ponen bajo la protección
Historia Medieval de España

eclesiástica todos aquellos que tomen las armas para reducir a los herejes. Así, bajo el
manto de cruzada se camuflan las campañas políticas, tal como ocurrió en 1213 en que
los cruzados de Simón de Montfort al servicio de la monarquía francesa pusieron fin a
la presencia catalana en Occitania y dieron muerte a Pedro el Católico en la batalla de
Muret.

4. LOS REYES CONDES

La convergencia en los reyes de las dinastías catalanas y aragonesas crea confusiones en


la numeración de sus monarcas. Así, el 1º, Alfonso sería Alfonso II de Aragón y I de
Cataluña, ese desfase sería hasta finales de la Edad Media. Para evitar equívocos,
generalmente se les nombra por el calificativo con que fueron conocidos: el Casto, el
Católico, el Liberal, el Benigno, etc.

Alfonso el Casto (1152-1196) y su hermano Pedro el Católico (1196-1213) fueron


confiados a la tutela de Enrique II de Inglaterra, lo que serviría de contrapeso al
monarca francés aliado de los condes de Toulouse.

El conde-rey Alfonso el Casto para dar satisfacción a los nobles aragoneses continúa
con las campañas de conquista ultrapirenaicas catalanas. También participó en las
campañas de Castilla contra Cuenca (1177), se atrajo la influencia de Albarracín. Buscó
una salida a la relación vasallática con Castilla por el rey de Zaragoza y a la
independencia de Navarra. Temas resueltos en el tratado de Cazorla (1179) por el que
castellanos y aragoneses se repartirán Navarra, se ponía fin al vasallaje aragonés a
cambio de la renuncia al reino de Murcia. Este tratado sin resultados políticos prácticos,
48
pues llegarán a formar un bloque aragonés-navarro-leonés-portugués contra Castilla,
cuya política expansiva representaba un peligro para todos los reinos peninsulares.

La intervención ultrapirenaica estuvo motivada por la muerte sin herederos de Ramón


Berenguer III de Provenza, 1166, llevó a varios años de enfrentamientos, paces y
alianzas. Alfonso consiguió la renuncia de los condes de Toulouse a los posibles
derechos sobre Provenza, los acuerdos de nada sirvieron porque tras el conflicto
Provenza-Toulouse se debatía el predominio de Francia e Inglaterra en el S de Francia.
Así, Felipe II Augusto apoya a Ramón V de Toulouse y Enrique II de Inglaterra a
Alfonso de Aragón, al final de su reinado Alfonso logra controlar la Provenza que luego
confió a su hijo segundo Alfonso y sus dominios peninsulares a su primogénito Pedro el
Católico.

Este último (1196-1213) pone fin a las luchas con los condes de Toulouse, cuando
Inocencio III Papa desde 1198, inició la lucha contra los albigenses y su protector el
conde tolosano. El monarca francés, que había debilitado el poder de Inglaterra, no tenía
interés en mantener al tolosano contra el Papa, por lo que Ramón VI se ve obligado a
buscar la amistad del rey aragonés, el cual se convirtió en protector y señor feudal de la
mayor parte del S de Francia, especialmente desde su matrimonio con María, quien
llevaba la dote la ciudad de Montpellier.

Ante el problema albigense intenta quedar bien con sus vasallos, pero también con
respecto a sus deberes hacia Roma, a la que acude para hacerse coronar rey y renueva el
vasallaje al Papa. Este le recuerda la obligación de combatir a los herejes y realiza
algunas campañas para justificarse. Luego abandona el S de Francia y se dedica a los
Historia Medieval de España

asuntos peninsulares, pacta con el monarca castellano una nueva división de Navarra.
Por falta de medios económicos tiene que renunciar a las campañas militares, esta
situación es aprovechada por Sancho VII de Navarra para comprar la paz y hacerle un
préstamo. En 1212 el rey de Aragón colabora en la cruzada castellana contra los
almohades, interviniendo de forma muy activa en la victoria de las Navas de Tolosa. Un
año más tarde moría en Muret al intentar defender a sus aliados vasallos contra los
cruzados de Simón de Montfort, contra Francia.

49
Historia Medieval de España

LA GRAN EXPANSIÓN CRISTIANA DEL SIGLO XIII

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

El siglo XIII se inicia en la Península con dos hechos de distinto signo y de


consecuencias similares:

·La victoria sobre los almohades en Las Navas de Tolosa (1212) que aceleró la
disgregación del imperio musulmán norteafricano y posibilitó el avance de
castellanos, leoneses y portugueses hacia el sur.
·La derrota y muerte de Pedro el Católico de Aragón en Muret (1213) que obligó
a catalanes y aragoneses a renunciar a su presencia en Occitania y buscar
expansiones por los dominios islámicos.

A través de dicha expansión los reinos peninsulares acentuaron su incorporación


económica a Europa. Castellanos y leoneses, unidos en 1230 y portugueses llevan sus
fronteras hasta el Estrecho de Gibraltar y con ello facilitan la navegación cristiana entre
el Mediterráneo y el Atlántico, los intercambios comerciales entre las ciudades italianas
y flamencas. Las costas de Portugal y de Castilla se convirtieron en etapas de la
navegación europea. Los mercaderes activaron la importación de productos de lujo y la
exportación de materias primas. 50

Por su parte, los aragoneses y catalanes ocuparon el reino valenciano. Los catalanes
llevaron su expansión a las Baleares desde las que pudieron intervenir en el comercio
del Mediterráneo occidental, compitiendo con las ciudades italianas. Sólo Navarra,
aislada, permaneció al margen de la expansión de los reinos peninsulares y acentuó su
relación con Francia, para librarse de la opresión aragonesa y castellana.

Las nuevas tierras conquistadas en Andalucía y Murcia fueron incorporadas a Castilla-


León. El Algarve se uniría a Portugal. En la corona de Aragón, el siglo transcurrido
desde la unión acentuó las diferencias económicas, sociales y políticas entre aragoneses
y catalanes que actuaron por separado tanto en la conquista como en la repoblación.
Mallorca, ocupada por los catalanes estará unida a Cataluña, el reino valenciano fue
ocupado conjuntamente por catalanes y aragoneses. Ambos intentarán imponer sus
leyes y costumbres. Se haría precisa la intervención del monarca que, para evitar
enfrentamientos, crearía un nuevo reino independiente. Unido a Aragón y Cataluña por
la corona, pero completamente diferente a éstos.

La procedencia y origen de los repobladores y el destino de los antiguos habitantes de


las tierras ocupadas serán decisivos en la historia de las nuevas zonas: castellanos y
portugueses, agricultores y ganaderos, colonizarán el campo andaluz, murcianos y del
Algarve, sólo Sevilla se transformará en ciudad comercial gracias a la llegada de
comerciantes genoveses, catalanes y francos, en Murcia la permanencia de musulmanes
conservará la agricultura intensiva, de época islámica frente a la agricultura extensiva
castellano-andaluza. Artesanos y mercaderes catalanes se sentirán atraídos por los
núcleos urbanos de Mallorca y del litoral valenciano, donde permanecen los huertanos
Historia Medieval de España

musulmanes. El interior de Valencia, conquistado por nobles aragoneses continuará


dedicado a la agricultura y hablará aragonés. El valenciano-catalán será la lengua del
litoral.

UNIDAD INTERNA Y DE EXPANSIÓN

La expansión de los reinos cristianos es una manifestación de la superioridad del mundo


europeo sobre el africano y oriental musulmán, dividido en sectas e imperios. La
expansión cristiana obedece, en muchos caso, a la necesidad de buscar en el exterior una
salida a los problemas internos: al rechazo de una parte de la nobleza a la unión de
castellanos y leoneses bajo Fernando III. A los enfrentamientos de los monarcas
portugueses con la Iglesia, a la rivalidad entre aragoneses y catalanes en el interior de la
corona. Los beneficios de los ataques a los musulmanes pueden posponer los problemas
y la debilidad de los reinos surgidos de la disgregación almohade permite que el cobro
de parias dé paso a la ocupación de ciudades y reinos musulmanes con la colaboración
de otros musulmanes vasallos de los reyes cristianos.

1.1 CASTILLA Y LEÓN UNIDOS

Los problemas fronterizos que enfrentaban a castellanos, leoneses y portugueses


acentuaban la cohesión dentro de cada reino y aumentaban los recelos ante los otros.
Hubo algunos intentos de colaboración militar frente a los almohades y se concertaron
alianzas mediante matrimonios. Estos tenían como objetivo resolver los problemas de
frontera mediante la entrega a los contrayentes de las zonas en litigio, pero en ningún
caso se buscaba la unión política de los dos reinos. Cuando las alianzas que servían de
base a estos matrimonios se rompían, se buscaba la anulación del matrimonio 51 ante
Roma, basándose en el parentesco de las familias reales. Uno de estos matrimonios, el
celebrado entre Alfonso IX de León y Berenguela de Castilla, hija de Alfonso VIII,
permitía 30 años después reunir de nuevos ambos reinos en la persona de Fernando III.

Muerto Alfonso VIII en 1214, Castilla quedó en manos de Enrique I (1214-1217) bajo
la tutela del noble Alvar Núñez de Lara, que actuó como verdadero rey apoyándose en
la fuerza económica de su familia y de las órdenes militares. Tres años después de su
subida al trono moría Enrique I y la corona pasaba a Berenguela, que cedía sus derechos
a su hijo Fernando III, habido de su matrimonio con Alfonso IX de León. Alvar Núñez
y los concejos de la Extremadura castellana y de la Transierra se opusieron al nuevo
monarca con la colaboración del rey leonés, que aspiraba a recuperar las tierras leonesas
arrebatadas por Alfonso VIII y a evitar que la expansión leonesa quedara cortada por
Castilla y Portugal. Pero la entrega de algunas plazas y una fuerte compensación
económica alejaron al rey leonés. Sin su ayuda Alvar Núñez fue vencido.

La desaparición de los conflictos internos y la presión pontificia, tras la celebración del


Concilio de Letrán (1215) hizo centrar la atención en la lucha contra los almohades,
debilitados tras la derrota de las Navas y amenazados en África por los benimerines y en
Al-Ándalus por nuevos reyes de taifas.

El avance portugués hizo que Alfonso IX intentara, sin éxito, la conquista de Cáceres,
que sería ocupada en 1227 durante la guerra civil que siguió a la muerte del Sultán
Yusuf II, guerra en la que Fernando III ofreció su ayuda a los jefes militares de Murcia,
Córdoba, Granada y Sevilla contra el sultán marroquí, al que opusieron la figura del rey
Historia Medieval de España

Ibn Hud de Murcia. Las parias pagadas por los musulmanes, permitirá a Fernando III
unir León a Castilla en 1230 al morir Alfonso IX, en cuyo testamento dejaba León a
Sancha y Dulce, hijas de un matrimonio anterior con Teresa de Portugal; Fernando III y
su madre Berenguela compraron la renuncia de las infantas al trono leonés. Así se
unieron en 1230 los reinos separados por Alfonso VII 60 años antes.

Esta unión y un acuerdo con Portugal permitieron la acción contra los musulmanes
cuyos dominios fueron atacados simultáneamente por los aragoneses de Jaime I. Ibn
Hud tendrá que hacer frente a estos ataques y a las sublevaciones de Granada, Sevilla y
Valencia que le obligan a comprar los servicios de Fernando III, pero no pudo impedir
que Castilla apoyara a Muhammad Ibn Nasr (cabeza de los nazaríes) de Granada y que
tropas castellanas ocuparan Córdoba en 1236. A la muerte de Ibn Hud (1238), el rey de
Granada extendió su autoridad por Málaga y Almería. Sevilla solicitó apoyo de los
almohades africanos; Murcia, amenazada en el S y el O por Granada y en el N por los
catalano-aragoneses obtuvo la protección castellana y aceptó el establecimiento de
guarniciones militares en los centros más importantes. Poco después se firmaría el
tratado de Almizra (1244) por el que se fijaban definitivamente las fronteras entre
Murcia y Valencia o entre Castilla y Aragón. Se ponía fin a las vacilaciones de los
tratados de Tudillén y Cazorla.

Aseguradas las fronteras en la zona oriental, Fernando III se concentró en la ocupación


de Jaén, donde los ejércitos portugueses obtenían importantes victorias. Sitiada la
ciudad por hambre, no pudo ser socorrida por Muhammad de Granada que se vio
obligado a aceptar la rendición de Jaén (1246) y a declararse vasallo de Castilla para
salvar el resto de sus dominios. El vasallaje se tradujo en el cerco por tierra de Sevilla,
mientras una flota procedente del Cantábrico dirigida por Ramón Bonifaz52impedía la
llegada de refuerzos norteafricanos. La ciudad se rindió en 1248. acababa el período
expansivo del reino castellano-leonés, en menos de 20 años se había reducido a los
musulmanes del reino granadino y limitando la expansión de aragoneses y portugueses,
convirtiéndose en el reino más importante de la Península.

El cumplimiento de sus obligaciones vasalláticas hacia Fernando III, permitió a


Muhammad consolidar su dinastía, el éxito de las campañas cristianas favoreció a los
nazaríes granadinos al refugiarse en el reino los jefes musulmanes vencidos. Es fácil
pensar que en los planes de Fernando III se incluía la ocupación posterior de Granada,
pero la muerte del monarca en 1252, las dificultades del reinado de Alfonso X y de sus
herederos y la insuficiencia demográfica de Castilla permitieron sobrevivir a la dinastía
granadina hasta 1492.

1.2PROBLEMAS INTERNOS Y EXPANSIÓN ARAGONESA JAIMEN I

La muerte de Pedro el Católico en Muret (1213) dejó el reino en manos de Jaime I,


menor de edad, bajo la tutela de Inocencio III, señor feudal de Aragón y Cataluña. El
pontífice procedió a organizar el reino devastado por las sublevaciones nobiliarias y
arruinado por la mala administración de Pedro el Católico. El conde Sancho, procurador
del reino, restableció la paz interior mediante la construcción de paz y tregua, firmó
treguas con los musulmanes por 3 años, favoreció a las ciudades de Cataluña
eximiéndolas del pago de impuestos hasta la mayoría de edad del monarca y reorganizó
las finanzas de la corona por disposición de Inocencio III, quien confió la
administración de los bienes de la corona a los templarios: una parte de las rentas, las
Historia Medieval de España

procedentes de Montpellier, sería destinada al monarca, por haber nacido allí. Los
restantes ingresos serían para pagar las deudas contraídas por Pedro el Católico.

Los intentos catalanes de proseguir la política occitana hallaron en todo momento la


oposición de los pontífices, que obligaron a las tropas catalano-aragonesas a evacuar la
ciudad de Toulouse ocupada en 1217 contra Simón de Montfort. Ante el riesgo de
provocar una nueva cruzada que estaría dirigida contra los dominios peninsulares de la
corona, obligaron al conde Sancho a renunciar a la procuración del reino, que en
adelante será gobernado por los nobles del consejo del rey nombrados por el pontífice.
Al desaparecer de la escena política el conde Sancho y debilitarse el poder pontificio
por la acción del emperador Federico II, cada consejo actúa como señor independiente
en sus dominios procurando ampliarlos sirviéndose de su posición ante el rey para
compensar la disminución de los ingresos por el cese de conquistas a partir de fines del
XII.

El reino entró en esta época en un período de crisis económica a la que Pedro el


Católico buscó la solución más fácil: la acuñación de moneda de mala calidad, que al
provocar alteraciones en los precios, agravó más la situación. Los ingresos de la corona
estaban empeñados y la nobleza sólo podía aumentar sus rentas mediante la guerra
contra los musulmanes o la guerra interior, mientras los almohades mantuvieron su
cohesión. Lo mismo que en Castilla y Portugal la expansión hacia el S se debió, en
parte, a la necesidad de buscar solución a los problemas internos planteados por los
nobles: al dirigir las campañas de conquista y ocupar en ellas a los nobles, la monarquía
les facilitaba nuevos ingresos e indirectamente pacificaba el interior.
53
Los primeros años del reinado de Jaime I estuvieron dedicados a luchar, sin éxito,
contra los nobles y a reorganizar las finanzas del reino, comprometiéndose a mantener
el peso y la ley de la moneda durante 10 años y ordenando una inspección a cargo de
frailes templarios, de la actuación financiera de los oficiales reales. El mantener la
estabilidad monetaria significaba una pérdida de ingresos para la monarquía al perder
ésta los derechos de acuñación y los beneficios derivados de la disminución del peso y
de la ley (con la misma cantidad de metal se acuñaba mayor número de monedas) y la
pérdida fue compensada mediante un impuesto, el monedaje, que equivalía al 5% del
valor de los bienes muebles e inmuebles de todos los súbditos sin excepción.

La fragmentación del imperio almohade permitió a Jaime I la posibilidad de intervenir


en Valencia, pero tanto el asedio de Peñíscola (1225) como un ataque lanzado desde
Teruel fue un fracaso, no encontró apoyo de la nobleza de Aragón. Ésta prefería actuar
por su cuenta y atacar, como Pedro Ahonés, a los musulmanes, a pesar de las treguas y
de las parias que pagaba Abu Zeyt de Valencia. La muerte del noble a manos de los
hombres del rey dio lugar a un levantamiento general en Aragón. Las causas profundas
hay que buscarlas en el malestar entre los nobles aragoneses por la pérdida de
importancia del reino en comparación con el principado y en el olvido o ruptura de los
lazos especiales que unían al monarca con los nobles. Tradicionalmente, los nobles
estaban obligados a combatir al lado del rey durante 3 días ampliables a 3 meses cuando
el noble tuviera del monarca « tenencias de honor» (distritos territoriales) cuya
concesión y revocación dependía de la voluntad del rey, hasta que los nobles, durante
los años que siguieron a la muerte de Alfonso el Batallador consiguieron que el monarca
no pudiera revocar las concesiones sin causa justificada, que no pudiera concederlas a
Historia Medieval de España

extranjeros y que, si revocaba por justa causa, debería entregarla a los parientes del
perjudicado.

Para evitar la conversión en propiedad de las concesiones temporales, los monarcas


pagaron los servicios nobiliarios mediante la concesión de « caballerías de honor» ; el
rey otorga las rentas de un determinado lugar (en el XIII una caballería equivale a 500
sueldos) o los ingresos de ciertos impuestos a cambio de que el beneficiario sirva con un
número de caballeros proporcionado a la cantidad recibida; pero esta política no evitó el
convertir en hereditarias las concesiones. El proyecto de recuperar la corona las
concesiones indebidamente privatizadas por los nobles fue la causa del levantamiento
de la nobleza aragonesa a la que se unieron algunos nobles catalanes dirigidos por
Guillén de Moncada, Vizconde de Bearn y señor de importantes dominio en Aragón. La
falta de solidaridad entre los nobles y el apoyo al rey de la nobleza catalana permitieron
al monarca imponerse en Aragón un año más tarde (1227), pero los acuerdos con la
nobleza fueron más una transacción que una victoria de Jaime I: los jefes rebeldes
fueron perdonados y recibieron determinado número de caballerías según su
importancia. Pese a esto, la oposición aragonesa se mantendrá latente durante todo el
XIII y parte del XIV.

Pacificados los dominios aragoneses y catalanes, Jaime I tuvo que atender a los
problemas surgidos en el condado de Urgell, sometido a la tutela de los condes de
Barcelona. La vieja rivalidad entre los condes de Urgell y los vizcondes de Cabrera por
el dominio del condado se acentuó en 1229 al reclamar sus derechos Aurembiaix de
Urgell que reclamó el arbitraje del rey; rechazado éste por Guerau y por su hijo Ponce
de Cabrera, Jaime los expulsa militarmente del condado que es, cada vez más, una
prolongación del condado barcelonés al que está destinado a unirse según el54acuerdo de
concubinato suscrito por Jaime y Aurembiaix 10 años más tarde (ésta le deja a Jaime I
como heredero del condado de Urgell, a pesar de estar casada con Pedro de Portugal).

La importancia política de las ciudades catalanas fue reconocida en 1214 por el


Cardenal Pedro de Benevento, al hacer jurar la constitución de Paz y Tregua a los
ciudadanos, al eximir a las ciudades de Cataluña de todo impuesto hasta la mayoría de
edad de Jaime I y al ordenar que en cada ciudad fueran elegidos, por el consejo del
obispo, dos pahers (encargados de mantener la paz). Las reuniones para declarar paz y
tregua se celebran en los momentos en que es preciso poner orden en el interior o
preceden a las campañas en el exterior como las celebradas en Tortosa (1225) antes de
los ataques a Peñíscola o en Barcelona (1228) para preparar la expedición contra
Mallorca a instancias de las ciudades catalanas interesadas en mantener e incrementar su
comercio, amenazado por competidores mallorquines.

La importancia naval y comercial de Cataluña fue reconocida por el monarca en 1227 al


dictar medidas proteccionistas según las cuales ningún barco procedente o que se
dirigiera al N de África o al Mediterráneo oriental podría transportar mercancías salidas
o enviadas a Barcelona mientras hubiera barcos barceloneses disponibles para efectuar
el transporte. Al amparo de estas normas serían construidos en Barcelona nuevos
barcos. Esto daría lugar a represalias por parte de los mallorquines a los que se acusa en
1228 de haber capturado naves de mercaderes barceloneses que se ofrecieron al
monarca para invadir las Baleares en un momento en el que la división almohade
impedía cualquier ayuda al reino balear.
Historia Medieval de España

Organizada la campaña en 1229, con participación de los ciudadanos de Marsella y


Montpellier, Mallorca se rindió en diciembre del mismo año, Menorca se declaró
tributaria del rey en 1231 e Ibiza fue conquistada en 1235.

La conquista de Baleares fue posible por la coincidencia de intereses entre las ciudades
costeras, Barcelona ante todo y la nobleza catalana que veía en la guerra exterior la
posibilidad de incrementar sus ingresos y recuperar prestigio. En la conquista
valenciana, los intereses fueron distintos y a menudo contrapuestos. La conquista
interesaba a la nobleza de Aragón deseosa de aumentar sus dominios. Por otro lado, el
rey estaba interesado también en la conquista y en evitar un excesivo protagonismo de
los nobles; por último, el reino valenciano era para mercaderes y nobles catalanes zona
natural de expansión.

Puede admitirse que en la conquista valenciana intervinieron de un lado los nobles de


Aragón y de otro el rey, secundado por catalanes y aragoneses de la frontera. La
conquista fue lenta, tras un período en el que tomaron la iniciativa los nobles aragoneses
(conquista Morella en 1232) y las milicias de Teruel (toma de Ares), el rey se hizo
cargo de la campaña y ocupó Burriana en 1233 y con esta ciudad toda la Plana
castellonense; más tarde ocuparían la llanura y la huerta valenciana con la capital del
reino (1238). Por último incorporaron la zona del Júcar entre 1239 y 1245 (Cullera,
Alcira y Játiva).

Aunque las campañas mallorquina y valenciana ocuparon gran parte de los esfuerzos de
Jaime I, no por ello se desentendió de la política occitana. Intentó, por medios pacíficos,
contrarrestar la presencia de los Capetos en el S de Francia y aunar los esfuerzos de los
55
condes de Toulouse y Provenza, pero no pudo contrarrestar la presencia francesa
ratificada por los matrimonios de Luis IX de Francia y de Carlos de Anjou con
Margarita y Beatriz de Provenza, respectivamente. Ante la imposibilidad de recuperar
Provenza, Jaime I firmaba con Luis IX el tratado de Corbeil (1258) por el que
renunciaba a sus posibles derechos sobre Provenza y Languedoc a cambio de la
supresión de los vínculos feudales que, teóricamente al menos, unían al conde de
Barcelona con el rey de Francia. Corbeil fue el reconocimiento oficial de dos realidades
que ambos monarcas consideraban irreversibles.

1.3 NAVARRA SE APROXIMA A FRANCIA

Desde su separación del reino aragonés, los monarcas navarros mantienen una línea de
equilibrio entre sus vecinos castellanos y catalano-aragoneses con los que colaboran
militarmente (participación en las Navas de Tolosa) y económicamente (préstamos a
Pedro el Católico de Aragón), lo que no impide que Alfonso VIII ocupe Álava y
Guipúzcoa y corte la posibilidad de expansión hacia el S de Navarra, cuyo rey Sancho
VII acentuará las relaciones con el N donde consiguió que le rindieran vasallaje los
señores de Tartaix, Agramunt y Ostabat y donde buscó una salida marítima mediante
acuerdos con Bayona.

Frente a Castilla, Sancho VII se apoyó en Aragón (Jaime I), firmó un pacto de filiación
mutua según el cual el monarca superviviente heredaría los dominios del que falleciera
primero (1231). Esto equivaldría a unir de nuevo Navarra y Aragón más Cataluña, pero
la unión no interesaba a los nobles navarros quienes al morir Sancho ofrecieron el trono
a Teobaldo de Champaña (1234), sobrino de Sancho VII, después de hacer jurar los
Historia Medieval de España

fueron navarros y a comprometerse a reparar los agravios hechos por Sancho a barones
y nobles, que son los que rechazan a Jaime I, quizá porque años antes éste se había
opuesto a privilegios de los nobles aragoneses similares a los navarros. También porque
Jaime I era impuesto por Sancho VII y los nobles prefirieron elegir ellos mismos al
nuevo rey, que les confirmaría los derechos tradicionales de la nobleza navarra.

El predominio de los consejeros procedentes de Champaña y el incumplimiento de los


fueros provocaron un levantamiento nobiliario contra el rey, que se vio obligado a pedir
ayuda a Roma: en 1235 Teobaldo se comprometió a intervenir en la cruzada. Gregorio
IX ordenó que se disolvieran las juntas y hermandades de nobles que impedían al rey
partir a Jerusalén, ya que no era posible abandonar el reino mientras persistiera la
revuelta. La excomunión contra los rebeldes fue insuficiente y Teobaldo tuvo que
pactar, nombrar una comisión encargada de decidir cuáles eran las obligaciones del rey
para con los súbditos y las de éstos hacia el monarca. Esta comisión, presidida por
Teobaldo y por el obispo de Pamplona e integrada por 10 ricoshombres, 20 caballeros y
10 eclesiásticos, redactó el Fuero Antiguo de Navarra, que regulaba los derechos de los
nobles sobre los honores y limitaba la autoridad monárquica.

En el prólogo de este Fuero, los nobles dieron su propia versión de la reconquista y de


la creación de la monarquía en los reinos peninsulares: tras la desaparición del último
rey godo, los caballeros continuaron combatiendo a los musulmanes y peleando entre
ellos por el reparto del botín. Para poner fin a las disputas, acordaron elegir rey a uno de
ellos, sometido a normas de conducta previamente fijadas. Así se situaba a la
comunidad por encima del monarca, cuyo derecho no derivaba de Dios, como en la
monarquía francesa con la que se relacionaba Teobaldo, sino de la comunidad, de sus
56
electores.

Las obligaciones aceptadas por el elegido se concentran en el mantenimiento del


derecho tradicional, corrección de las violencias y agravios cometidos por sus
antecesores, compromiso de repartir los bienes de cada tierra entre los barones,
hidalgos, clérigos y hombres de las villas, de no conceder más de cinco cargos en cada
bailía a extranjeros y de no declarar la guerra, paz o tregua ni administrar alta justicia
sin el consejo de los ricoshombres. Tras aceptar los acuerdos de 1238, Teobaldo pudo
participar en la Cruzada. Fracasaron en Gaza, vuelto a Europa, el monarca continuó la
política de atracción de los señores pirenaicos. En los últimos años de su reinado, murió
en 1235, tuvo que hacer frente al obispo de Pamplona.

Al iniciar su reinado (1235) Teobaldo II prestó el juramento exigido por los


ricoshombres, caballeros, infanzones y representantes de las villas y se comprometió a
aceptar hasta su mayoría de edad la tutela de una persona elegida por la comunidad.
También se comprometió a mantener la moneda estable durante 12 años. La sumisión
de los monarcas navarros se contrarresta mediante la introducción de prácticas jurídicas
y de consejeros franceses que practicaron en Navarra los consejos dados por Jaime I a
Alfonso X: entendimiento con el poder eclesiástico, del que consiguieron la unción
regia, símbolo de que el poder venía de Dios y no de la comunidad. La minoría de edad
facilitó un nuevo ataque de los castellanos al que se opondrá el rey de Aragón hasta la
firma de la paz de Soria (1256) por el resultado incierto de las campañas militares, por
la rebelión contra Alfonso X de los nobles castellanos y por la revuelta de los
musulmanes de Valencia y de parte de la nobleza aragonesa contra Jaime I.
Historia Medieval de España

Teobaldo consiguió de Roma una bula de disolución de las juntas y hermandades (1264)
y junto a San Luis de Francia participó en la cruzada contra Túnez, donde halló la
muerte en 1270. El sucesor fue Enrique I, hermano de Teobaldo. Durante su breve
reinado (1270-1274) Jaime I se convirtió de nuevo en aspirante al trono navarro y exigió
el cumplimiento del testamento de Sancho VII, pero una vez más dificultades internas
(sublevación de Fernán Sánchez contra Jaime) salvaron al reino navarro. En el que
comienzan a organizarse grupos favorables a la unión con Castilla, a la incorporación
del reino a la corona de Aragón y a la alianza con la monarquía francesa: la heredera es
Juana, de año y medio, a la que se ofrecen como maridos un nieto de Jaime I o de
Alfonso X o un hijo de Felipe III de Francia. El matrimonio en cualquiera de los casos,
legitimaría los derechos adquiridos diplomáticamente o por medio de la presión militar.

La guerra civil entre los grupos se inicia en 1274, al morir Enrique. Fue Pedro, hijo de
Jaime I el encargado de exponer los derechos aragoneses que se basaban en la unión
navarro-aragonesa de tiempos de Sancho el Mayor de Navarra y en los acuerdos
firmados por Sancho VII. Jaime I se mostró dispuesto a mantener las libertades y fueros
del reino y a preservar la independencia de Navarra; se comprometió a que no
coincidiera en la misma persona el título de rey de Aragón y de Navarra: mientras él
sería rey de Aragón, su hijo Pedro lo sería de Navarra y cuando éste accediera al trono
aragonés, Navarra sería regida por el primogénito del monarca navarro-aragonés.
Disposiciones parecidas fueron adoptadas por Alfonso X de Castilla, que renunció a los
derechos sobre Navarra a favor de su hijo Fernando.

Jaime I dejó los asuntos navarros en manos del infante Pedro, aceptado como rey en las
Cortes de Olite en 1274 tras comprometerse a respetar los fueros; incrementar el valor
57
de las « caballerías navarras» (de 400 a 500 sueldos) y prometer que mantendría las
donaciones hachas por los reyes anteriores, que todos los oficiales serían elegidos entre
naturales del reino y que durante sus ausencias, el nombramiento de lugarteniente sería
competencia de la Curia navarra. El nombramiento no tuvo efectividad, una nueva
sublevación de los nobles aragoneses y catalanes requirió la atención de Jaime I y su
hijo. Sus partidarios ante la falta de apoyo militar y también ante la actitud del monarca
ante los rebeldes se unieron a los partidarios de Fernando de Castilla o a los partidarios
del rey francés quien nombró rey de Navarra a su hijo Felipe IV, casado finalmente con
Juana. El matrimonio no puso fin a la presión de Alfonso X cuyos partidarios
explotaron las diferencias entre navarros y francos de Pamplona: junto a los primeros
combatió la mayor parte de la nobleza; junto a los segundos, el senescal enviado por
Felipe III, que se vio obligado a solicitar un poderoso ejército para someter a los
rebeldes y recuperar el reino. En adelante, Felipe III hará caso omiso de los fueros y
gobernará con entera libertad, a pesar de la oposición de la hermandad de las villas y de
la junta de hidalgos.
Historia Medieval de España

REVUELTAS NOBILIARIAS Y PROYECCIÓN EXTERIOR EN EL


SIGLO XIII

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

INTRODUCCIÓN

En la 2ª mitad del XIII, Alfonso X de Castilla, Alfonso III de Portugal, Jaime I de


Aragón y sus sucesores tienen que hacer frente a continuas revueltas nobiliarias. Los
reyes de Navarra se ven obligados a aceptar las imposiciones nobiliarias recogida en el
Fuero.

Las causas son complejas: la introducción del Derecho Romano en occidente disminuyó
los privilegios de la nobleza al reforzar la posición del monarca. Va acompañado de una
pérdida de importancia militar, económica y social. La caballería pierde importancia
ante la infantería, las huestes nobiliarias dejan de ser el grupo militar exclusivo, se
contratan mercenarios profesionales.

Amenazada su posición privilegiada por el ascenso de mercaderes y juristas, la nobleza


recurrió a la revuelta para ampliar sus dominios y forzar al rey a limitar la influencia de
los juristas (el desarrollo del comercio favoreció en principio a los terratenientes,
58 al
conseguir mejores precios agrícolas, pero los contratos a largo plazo mediante los cuales
estaban arrendadas muchas tierras de los nobles impedían actualizar los ingresos). Por
otra parte, el alza de los productos manufacturados favoreció a los mercaderes. Los
juristas, funcionarios de la monarquía alcanzaron gran prestigio a través de sus cargos.

Dichas revueltas serán básicas para entender los avances y retrocesos en el exterior.
Fundamental es la intervención pontificia tan influyente en la política. Los matrimonios
de Fernando II con Beatriz de Suabia y de Jaime I con Violante de Hungría obedecieron
al deseo de los pontífices de evitar problemas de parentesco (posibles anulaciones).
Ambos matrimonios tendrían efectos contrarios a los intereses de Roma. El hijo de
Beatriz, Alfonso X, sería aceptado a la muerte de Federico II como emperador de
Alemania por parte de los electores y por algunas ciudades italianas que ven en el
monarca castellano la posibilidad de imponerse a Roma, las pretensiones imperiales de
Alfonso sólo sirvieron para empobrecer al reino y obligarle a aceptar las exigencias
nobiliarias.

La unión de Jaime y Violante de Hungría repercutió gravemente sobre la situación


interna de Aragón y condicionó su expansión mediterránea. Para dotar a los hijos de
este 2º matrimonio, Jaime redacta testamentos en los que separa Valencia y Mallorca e
incluso Aragón y Cataluña y provoca el malestar del heredero que contará con el apoyo
de la nobleza aragonesa. La oposición nobiliar influye en la política mediterránea al
negar su apoyo a Pedro el Grande cuando éste ocupa Sicilia: al morir Federico II, Roma
separó los dominios alemanes de los italianos y cedió los segundos a Carlos de Anjou,
señor de Provenza, gracias a la ayuda de los papas y de los cruzados de Simón de
Montfort; con la cesión de Sicilia, Roma ponía en peligro el comercio catalán con el N
Historia Medieval de España

de África. Frente a los Anjou y frente al Pontífice, Pedro el Grande, en nombre de su


esposa Constanza de Sicilia, ocuparía la isla en 1282. Por caminos distintos, Castilla y
Aragón entraban en la política europea e intentaban convertirse en herederos de los
emperadores alemanes: Alfonso X en Alemania y Pedro el Grande en Sicilia.

Problemas europeos y sublevaciones nobiliarias condicionan los últimos años del


reinado de Alfonso X y de Pedro el Grande. El 1º, enfrentado a una revuelta dirigida por
su hijo Sancho, buscó la ayuda de Felipe II de Francia, aliado del pontífice, e intentó por
mediación del monarca francés que Roma aceptara sus derechos al trono imperial;
frente a Pedro de Aragón, Roma excomulgó al monarca y concedió sus reinos al francés
Carlos de Valois. El castellano Sancho se convirtió en aliado natural del monarca
aragonés, del que no podía prescindir pues en Aragón se hallaban los infantes de la
Cerda, proclamados por Alfonso X herederos del trono castellano.

2. EL SUEÑO IMPERIAL DE ALFONSO X

2.1 ECONOMÍA Y POLÍTICA PENINSULAR

Los dos primeros actos conocidos del reinado de Alfonso son el mejor exponente de la
situación del reino en 1252. Devaluó la moneda, como consecuencia se encarecieron las
cosas, lo que obligó a fijar en las Cortes celebradas en Sevilla los precios de numerosos
artículos, limitar los gastos suntuarios, intentar frenar la especulación, prohibir la
exportación de animales y productos alimenticios y tomar medidas para restaurar la
economía.

La subida de salarios y precios y la tendencia al lujo termina por arruinar59 al reino,


excepto a los mercaderes. Explica las continuas sublevaciones, el fracaso de la política
exterior y las reformas intentadas por Alfonso X.

En los primeros años del reinado, la nobleza encontró una salida a sus problemas
económicos en la intervención en el Algarve, cedido por Sancho II a Alfonso en 1245
como recompensa por la ayuda castellana en la guerra civil portuguesa y reclamado por
Alfonso III en 1252. La guerra finalizó con un acuerdo por el que el Algarve y los
castillos de Moura, Serpa, Aroche y Aracena eran atribuidos a Portugal pero quedarían
en poder de Castilla hasta que el hijo de Alfonso III y Beatriz de Castilla (matrimonio
concertado al firmar la paz de 1253) llegara a los 7 años. El éxito portugués fue seguido
de una intervención en Navarra donde Alfonso pretendía ser reconocido como señor
feudal por Teobaldo II; la intervención de Jaime I apoyando a Navarra impidió la
ocupación del reino por Alfonso X, cuya presencia en Navarra sirvió para renovar los
derechos castellanos sobre Gascuña, región incluida en la dote y nunca entregada a
Leonor la esposa de Alfonso VIII y ofrecida ahora a Alfonso por Gastón de Bearn,
sublevado contra el monarca inglés. Ni Inglaterra ni Castilla tenían interés en iniciar una
guerra por Gascuña. Tras una alianza contra Navarra, los rebeldes gascones fueron
perdonados y Alfonso entregó Gascuña en dote a su hermana Leonor, que casaría con
Eduardo de Inglaterra.

2.2 REVUELTAS NOBILIARIAS

Las campañas contra Navarra se suspendieron al sublevarse los nobles castellanos


dirigidos por el infante Enrique, hermano de Alfonso, y por Diego López de Haro, que
Historia Medieval de España

se ofrecieron al rey de Aragón. Entre los hermanos existían antiguas desavenencias


agravadas por la forma de llevarse a cabo el reparto andaluz: Enrique fue uno de los
menos favorecidos y parte de sus bienes fueron confiscados por Alfonso en 1254; al
mismo tiempo, Enrique pretendía actuar como jefe natura de la nobleza castellana y se
veía relegado por Nuño González de Lara, hombre de confianza de Alfonso. Si los Lara
están a favor del monarca, en su contra estarán los Haro desde el siglo XII; ambas
familias eran equiparables en poder y se consideraban con derecho a dirigir a la nobleza
y a controlar el reino de Castilla sirviendo al rey o enfrentándose a él cuando el monarca
se inclinaba hacia un miembro de la otra familia. A la muerte de Enrique, Ios Lara
apoyaron a Alfonso IX de León contra Fernando III, a cuyo lado estuvieron los Haro.
Asentado el poder de Fernando, los Lara contrarrestaron a sus antagonistas alineándose
al lado del heredero Alfonso y cuando éste llegó al trono, los Haro pasaron a dirigir la
oposición nobiliaria. Las expediciones contra los musulmanes suavizaron las tensiones,
pero no las pusieron fin. En los últimos años de reinado Alfonso se vio obligado por una
revuelta nobiliaria a suspender las campañas contra Navarra. Durante todo su reinado
mantuvo una incesante actividad diplomática destinada a incorporar Navarra a Castilla.
Al final, ante el fracaso diplomático intentó de nuevo la aventura militar que provoca la
intervención de Felipe III de Francia y condiciona la política exterior de los reinos
hispánicos.

2.3 LA SUCESIÓN DE FEDERICO II DE ALEMANIA

A la muerte de Federico II, se disputan su herencia, entre otros los reyes de Castilla y
Aragón, que intervienen en los enfrentamientos entre güelfos y gibelinos, partidarios los
primeros de la hegemonía del Pontífice y los segundos del predominio del emperador.
Alfonso X, como hijo de Beatriz de Suabia tenía derechos al trono imperial, 60 ofrecidos
en 1256 por la ciudad gibelina de Pisa. La elección imperial en 1257 dio lugar al
nombramiento de dos emperadores: Alfonso de Castilla y Ricardo de Cornualles,
hermano del rey de Inglaterra. Ambos aceptaron el nombramiento y Alfonso X intentó
movilizar las fuerzas económicas del reino para hacer efectivo el título imperial, pero su
elección no fue aceptada por el Pontificado y Castilla se negó a financiar las campañas
imperiales. A pesar de ello, Alfonso mantuvo sus pretensiones hasta 1275 y orientó la
política exterior hacia la obtención de aliados para convertir en realidad el sueño
imperial.

Los pisanos envían una embajada a Soria para ofrecer el trono al rey castellano. Intentan
favorecer los intereses de Pisa e Italia en el Mediterráneo. Otro sueño, también fallido,
de Alfonso es organizar una cruzada contra los musulmanes del N de África. La ciudad
italiana ofreció además de su ayuda interesada por las campañas del N de África, el
título imperial como señuelo para convencer a Alfonso X. Estos intereses quedaron al
descubierto en los acuerdos firmados en Soria: en un primer documento Alfonso
proclamó sus derechos al trono imperial y Lancia, en nombre de Pisa, lo aceptó como
emperador; el mismo día se fijaron las condiciones de la ayuda pisana: Alfonso se
comprometía a combatir al lado de Pisa contra Luca, Florencia, Génova y a conceder
territorios y privilegios comerciales a los pisanos en Sicilia, desde donde se controlaba
el comercio con Túnez, el Algarve y el N de África. Por su parte, Pisa ofrecía al
monarca 10 galeras para sus campañas en Italia y en el N de África.

El acuerdo no prosperó. Los pisanos, al referirse al Imperio, aludían únicamente a su


parte italiana y Alfonso sólo se interesaba por Alemania. Años después, Pedro el
Historia Medieval de España

Grande de Aragón llevaría a cabo los proyectos italianos expuestos por Pisa al monarca
de Castilla.

2.4 CONTROL DE LA ECONOMÍA A TRAVÉS DE LAS CORTES

La situación económica de Castilla y el malestar de los nobles convierten en irrealizable


el sueño de Alfonso. Las medidas tomadas en 1252 fueron incapaces de contener el alza
de precios y el lujo de la población castellana. Las Cortes de Segovia suprimieron, al
parecer, las tasas puestas en 1252 ya que si antes los precios subían de un modo oficial,
después de los acuerdos de Sevilla los mercaderes se negaron a vender a los precios
fijados y los revendedores acapararon los productos, provocaron su escasez artificial y
los vendieron aprecios más altos. Una nueva devaluación monetaria agravó más la
situación, contribuyó a incrementar los precios y dificultó cualquier aportación
económica del reino al Imperio ofrecido en 1256.

Dos años después, las Cortes reunidas en Valladolid intentaron reorganizar la economía
mediante una serie de medidas. Las leyes suntuarias aprobadas en estas Cortes (su
incumplimiento hará que se renueven periódicamente) tienen un objetivo: reducir el
gasto al tiempo de evitar la confusión entre los diferentes grupos sociales: cada uno
habrá de vestir, calzar y comer de acuerdo con su categoría. Las limitaciones afectan a
todos: en lo que se refiere al monarca se limitan sus gastos de alimentación, aunque se
le autoriza a utilizar cuantos trajes quiera; sobre los oficiales y nobles al servicio del rey
se dispone que coman más mesuradamente y que hagan menos gasto; se prohibe a los
nobles acudir a la Corte sino cuando sean llamados, o tengan algún asunto que resolver,
su estancia se limitará a 3 días y su séquito no podrá incluir más de 10 caballeros; no
más de 2 serán los representantes de los concejos ante la corte, serán elegidos 61 entre
personan que no tengan otra cosa que hacer, es decir, cuyo trabajo no fuera necesario
para la producción, lo que, indirectamente dejaba la representación de los concejos en
manos de los grupos privilegiados. En estas mismas Cortes se limitó al 33% el interés
de los préstamos hechos por los judíos, se disminuyó el número de peajes y montazgos
cobrados sobre el ganado y se fijó su cuantía en un 2 ‰ y se prohibieron las
asociaciones de mercaderes para evitar acuerdos sobre los precios. Pero no se tomaron
medidas para aumentar la producción, sólo la caza fue protegida con diversas
disposiciones.

En estas Cortes o quizás en las celebradas un año después en Toledo obtendría Alfonso
los subsidios para la cruzada norteafricana en la que contaba con la ayuda de Aragón,
siempre que no atacase las tierras tunecinas donde está asentado el comercio catalán. Se
obtuvo un solo éxito: la conquista de Sale (1260), abandonada ese mismo año. Su
pérdida fue compensada por la victoria obtenida sobre los musulmanes en el reino de
Niebla (1262) que, tras haberse acogido a la protección castellana, se sublevaron
adelantándose a la gran sublevación de los mudéjares en Andalucía y Murcia apoyados
por Granada y los benimerines norteafricanos.

Alfonso X logró reducir a los andaluces mientras Jaime I sometía a los murcianos para
que la sublevación no se extendiera por Valencia. Solucionado el problema mudéjar
Alfonso llegó a un acuerdo con el monarca portugués y renunció a las posesiones del
Algarve, decidas en 1267 a su nieto Dionís, hijo del rey portugués. Esta cesión realizada
en contra del parecer de los nobles fue el pretexto de la revuelta nobiliaria iniciada en
1269, aunque no faltan las causas de carácter económico.
Historia Medieval de España

La penuria económica castellana fue la causa de la convocatoria de las Cortes de Jerez


(1268). Las medidas superaron a las acordadas anteriormente. El monarca se
comprometió a no alterar la moneda y a uniformar los pesos y medidas como medio
necesario para dar efectividad al resto de los acuerdos, referidos a los precios de una
serie de productos, entre los que figuraban el oro, la plata, el cobre, el estaño, el plomo,
los tejidos, las pieles, los cueros, las armas, las aves de caza, el ganado, etc. Se
repitieron algunas de las leyes suntuarias, se fijaron los salarios, se prohibió la
exportación de oro, plata, cueros, seda, lana sin hilar, trigo, vino, carne y pescado y se
fijaron los puertos por los que debía realizarse la exportación en los casos en que fuera
autorizada; se dispuso, para paliar la escasez de mano de obra que ningún peón ande
baldío.

2.5 LAS REVUELTAS NOBILIARIAS IMPIDEN EL SUEÑO IMPERIAL

En 1269 los nobles dirigidos por Nuño de Lara ofrecieron sus servicios a Jaime I,
molesto con Alfonso por no haber mantenido éste el repartimiento de la ciudad y huerta
de Murcia ordenado en 1266 por el rey aragonés. La falta de apoyo de Jaime I llevó a
los nobles a ofrecer sus servicios al rey de Navarra y, después al granadino, entre los
sublevados figuran los hermanos de Alfonso y personajes importantes de la nobleza
castellana (1271), agraviados porque intenta sustituir el Fuero Viejo de Castilla,
favorable a los privilegios nobiliarios, por un nuevo código en el que se fortalece la
autoridad del monarca, al agravio jurídico se une el económico. Se quejan del exceso de
impuestos, de la extensión de la alcabala, del impuesto del 10% sobre las ventas, a los
hidalgos y de la creación de pueblos de realengo en León y Galicia, que atraen a los
campesinos de las tierras nobiliarias.
62
Nobles sublevados y fieles al monarca (dos formas de alcanzar un mismo objetivo)
insisten en que su actuación tiene como finalidad el bien de la tierra a lo que el rey se
resiste como queda expuesto en una carta dirigida en 1275 a su hijo Fernando, en la que
se expone la usurpación por parte de los nobles de los bienes y poder del rey. Base de
los problemas a los que tuvieron que enfrentarse durante el siglo XIII todos los reyes
peninsulares.

Aceptadas las exigencias de 1271, los rebeldes pidieron que se reservase a los hidalgos
el cargo de juez, que se destruyeran las pueblas castellanas mandadas hacer por el rey,
que fueran sustituidos los merinos reales por adelantados (nobles), que se suprimieran
los diezmos en los puerto y se eximiera de tributos a los vasallos nobiliarios, lo que
equivalía a dar el gobierno de Castilla a los nobles y convertir sus dominios en inmunes.
Los nobles y eclesiásticos fieles al monarca obtuvieron concesiones que equivalían a las
pedidas por los sublevados, limitó el cobro de los diezmos de los puertos a un plazo
máximo de 6 años y accedió a que los nobles se rigieran por los fueron antiguos. Las
concesiones se extendieron a los rebeldes en 1274 para conseguir su apoyo en el fecho
del imperio, quimera a la que Alfonso nunca renunció. Para su realización llegó a pedir
a los sublevados que solicitaran del rey granadino una fuerte ayuda económica.

Pacificado el reino, Alfonso se fue a entrevistar (en Beaucaire, Francia) con Gregorio X
y conseguir el reconocimiento de sus aspiraciones imperiales. El gobierno quedó
confiado a Fernando quien murió en Andalucía al intentar contener a los benimerines
(1275). Teóricamente, la sucesión correspondía a los hijos de Fernando, los infantes de
la Cerda a cuyo lado se situarán los Lara, mientras que los Haro aceptarán como
Historia Medieval de España

heredero al segundo hijo de Alfonso, Sancho IV, alegando la minoría de edad de los
infantes. Los éxitos militares de Sancho fueron decisivos para que, al regresar Alfonso
de Beaucaire, aceptara como heredero a Sancho, cuyo nombramiento interesaba,
además por razones de política exterior. La presencia entre los valedores de Sancho del
señor de Vizcaya, Lope Díaz de Haro, exigía la aceptación de Sancho si Alfonso quería
intervenir en navarra donde desde la muerte de Enrique I (1274) existía un partido
favorable a la unión con Castilla y otro a la unión a Francia cuyo rey Felipe III había
tomado partido por sus sobrinos los infantes de La Cerda. El problema sucesorio
castellano se transformaba en conflicto internacional, cuyo objetivo inconfesado era
Navarra.

Ante el resultado indeciso de los combates, Alfonso X intentó negociar con Felipe III,
cuyo apoyo le era necesario para que el pontífice reconociera sus derechos al Imperio, y
llevó el pleito sucesorio a las Cortes cuyo beneplácito era previo a la concesión de
ayuda económica. Las Cortes de Segovia (1278) ratificaron el nombramiento de Sancho
y concedieron los subsidios, pero el cobro se retrasó y Alfonso tuvo que recurrir a la
ayuda de los judíos que le adelantaron el dinero y se encargaron de efectuar el cobro de
las ayudas votadas. El matrimonio de la heredera navarra con el primogénito francés
puso fin a las pretensiones de Alfonso y con ellas desapareció el apoyo a Sancho: el rey
castellano buscó una solución de compromiso que le permitiera repartir el reino entre
Sancho y los infantes, refugiados en Aragón.

Sancho se opuso a la división y encabezó una nueva revuelta. Se le unieron gran parte
de la nobleza, eclesiásticos y numerosas ciudades. Alfonso sólo pudo contar con
algunos nobles, con Sevilla y Murcia y con el monarca francés, interesado en asegurarse
63
mediante los infantes cierto control sobre Castilla. El aliado exterior de Sancho sería el
rey de Aragón, enfrentado al monarca francés desde la ocupación de Sicilia en 1282. En
su último testamento, Alfonso X desheredó a su hijo y proclamó herederos a los infantes
bajo la tutela de Felipe III de Francia, que heredaría Castilla si los infantes murieran sin
descendencia. Abandonado, el rey Sabio murió en Sevilla en 1284, su testamento no fue
respetado.

3. DE OCCITANIA AL MEDITERRÁNEO

Los problemas del reinado de Jaime I (1214-1276) guardan cierto paralelismo con los
castellanos: revueltas nobiliarias, que aquí se complican con tendencias nacionalista o
anticatalanas, intervención en Navarra, sin éxito a pesar de los pactos de filiación con
Sancho VII, implicación de los problemas europeos desde Toulouse y Provenza a pesar
del fracaso de Muret, interviniendo directamente en la sucesión de Federico II y en las
luchas por el control del comercio en el Mediterráneo occidental.

3.1 LAS DIFERENCIAS ENTRE ARAGÓN Y CATALUÑA

Entre la muerte de Pedro el Católico y la mayoría de edad de Jaime I la anarquía fue


total en Aragón. Al ser proclamado rey Jaime I tuvo que reprimir los abusos de Rodrigo
de Linaza, de Pedro Fernández de Azagra y después de Pedro Ahonés, uno de los que
había colaborado con el monarca a sofocar la anterior sublevación; la muerte de Pedro
daría lugar a una sublevación general de los aragoneses. En Cataluña la situación no fue
muy diferente: contra Guillén de Montcada fue valedor del monarca Nuño Sánchez,
cuya colaboración fue decisiva para controlar al vizconde de Cardona, Ramón Folc y
Historia Medieval de España

Nuño y Ramón se aliarían finalmente a los rebeldes aragoneses y catalanes, que unidos,
exigieron al rey que echase de su corte a aquellas personas que le aconsejaban mal y
siguiese el parecer de los ricoshombres.

La campaña mallorquina permitió resolver las dificultades económicas de los nobles


catalanes y desviar su belicosidad hacia el exterior: Jaime se había comprometido a
recompensar a los prelados y ricoshombres que participaran. La conquista de Valencia
pudo tener en Aragón los mismos efectos que la de Mallorca en Cataluña, pero los
problemas surgidos sobre la aplicación del fuero aragonés complicaron las relaciones
entre el monarca y la nobleza y entre Aragón y Cataluña.

A partir de la ocupación del reino valenciano, se observa (aún manteniéndose las


rivalidades entre los nobles) una alianza de la nobleza aragonesa como grupo contra el
monarca, que cuenta con el apoyo de los catalanes; la división por familias,
predominante en la nobleza castellana y en la catalano-aragonés de los primeros
momentos, es sustituida por la oposición por países. Los catalanes apoyan al Rey, los
aragoneses se le oponen. A la supresión del fuero aragonés en Valencia, problema que
no será solucionado hasta mediados del XIV, se unieron como motivo de los agravios
aragoneses los repartos y divisiones de sus dominios por Jaime I. Al separarse en 1229
de su primera esposa, Leonor de Castilla, reconoció como sucesor en Aragón y en el
señoría de Lérida a su hijo Alfonso, y se reservó el derecho de disponer de Cataluña
para los hijos que pudiera tener más adelante. 3 años después, Jaime declaró a Alfonso
heredero universal, pero no mantuvo su acuerdo y al celebrar su segundo matrimonio
(1235) concedió a Violante de Hungría y a sus futuros hijos el reino de Mallorca los
condados de Rosellón y Cerdaña; el Conflent, Vallespir, la ciudad de Montpellier y las
64
conquistas que llevase a cabo en Valencia.

Los dominios del primogénito, Alfonso, quedaron reducidos al nacer el que sería Pedro
el Grande de Aragón y Cataluña, con exclusión de las tierras catalanas situadas al norte
de los Pirineos; y nuevos testamentos, a medida que nacían nuevos hijos, dejaron la
herencia de Alfonso reducida al antiguo reino de Aragón del que se desprendieron el
reino de Valencia y la ciudad de Lérida, que fue incluida en Cataluña. El descontento
aragonés por la pérdida de Valencia y Lérida se tradujo en un apoyo a las reclamaciones
del primogénito, cuya sublevación (1243) fue utilizada por Castilla para exigir una
modificación de las fronteras entre Valencia y Murcia en el tratado de Almizra (1244),
confirmado mediante el matrimonio de Violante de Aragón con Alfonso X de Castilla
que, así, se desentendía de la suerte del heredero aragonés.

La desmembración de Lérida, la negativa real a aceptar el fuero aragonés en Valencia y


la preferencia dada a Cataluña, mantuvieron el resentimiento aragonés, puesto de nuevo
en manifiesto en 1248 y 1264 con motivo del nuevo testamento del monarca en el
primer caso y de la petición de ayuda económica y militar para intervenir en Murcia
contra los mudéjares sublevados contra Castilla. En 1248 el pleito sucesorio sometido al
arbitraje de las Cortes aragonesas y catalanas decidieron dejar la gobernación de Aragón
y Valencia al infante Alfonso reservando el principado de Cataluña para el infante don
Pedro, hijo mayor de la reina Violante. El testamento definitivo sería redactado en 1252
tras la muerte de Alfonso. Se mantenía la unidad de los territorios peninsulares
(Cataluña, Aragón y Valencia) concedidos a Pedro; su hermano Jaime recibía el reino
de Mallorca con los dominios ultrapirenaicos.
Historia Medieval de España

En 1264, las Cortes de Aragón controladas por los nobles tras recordar que no estaban
obligados a servir al rey fuera de Aragón y menos en el caso de que la guerra no les
afectara de modo directo, negaron la ayuda al monarca hasta que se repararan los
agravios sufridos y se aceptara la vigencia del fuero aragonés en Valencia. Jaime intentó
mediatizar el voto de las Cortes atrayendo a su bando a quienes más se habían opuesto a
la concesión de la ayuda: les ofreció la exención para ellos y los suyos si convencían a
los demás para que votaran los subsidios pedidos. Pero no fue aceptada porque la
negativa de los nobles tenía razones políticas de fondo y era previa la reparación de
agravios como la concesión de honores a extranjeros y a personas que no tenían la
categoría de ricoshombres, únicos que tenían derecho a honores y a juzgar los pleitos.

Jaime accedió en parte a las peticiones nobiliarias: a no dar tierra ni honores a


extranjeros, a que los nobles aragoneses que tuvieran posesiones en Valencia fueran
juzgados a fuero de Aragón y a que los pleitos entre el rey y los nobles fueran sometidos
al Justicia de Aragón, que de ser un asesor de la Curia se convirtió en juez en los
asuntos nobiliarios. A pesar de estas concesiones, no participaron en la campaña
murciana. Un nuevo pretexto de disconformidad se presentó a los nobles aragoneses con
motivo del enfrentamiento entre el infante Pedro y su hermanastro Fernán Sánchez
(1271).

En Cataluña, con mejor situación económica, no puede hablarse hasta 1270 de


sublevaciones nobiliarias sino de enfrentamientos entre grupos de nobles, pero la
devolución a Castilla del reino murciano, provocó la oposición a Jaime I cuando éste
solicitó ayuda para una nueva expedición a Andalucía en apoyo de Alfonso X. Jaime
respondió ordenando el embargo de castillos y honores recibidos en feudo por los
rebeldes y el grupo nobiliario se alió a los aragoneses partidarios de Fernán 65
Sánchez y a
los castellanos sublevados contra Alfonso X.

En principio, la medida iba contra el vizconde de Cardona, que tuvo la habilidad de


convertir su caso personal en general. Logró atraer a una gran parte de la nobleza
catalana que mantuvo su rebeldía hasta que en 1275 Fernán Sánchez fue ajusticiado.
Los nobles volvieron a la amistad con el monarca, conservaron sus bienes y alejaron el
peligro de nuevas intervenciones monárquicas en 1282, al hacerse pagar sus servicios
militares con el reconocimiento de los derechos tradicionales.

3.2 SICILIA, NUEVA ETAPA DE LA EXPANSIÓN MEDITERRÁNEA

La derrota de Muret no supuso el abandono de los derechos aragoneses en el S de


Francia. El conde Sancho, como gobernador del reino, apoyó a los sublevados de
Toulouse contra Simón de Montfort. Esto provocó una fuerte presión pontificia y la
amenaza de cruzada contra Cataluña y Aragón por lo que Jaime I sustituirá las armas
por la diplomacia para mantener los condados de Toulouse y Provenza en la órbita
política de la corona. Indispensable para hacer frente a la presión francesa era la unión
de los condados y a unirlos dedicó Jaime I sus esfuerzos, frustrados por el pontífice al
no legalizar el matrimonio de Sancha de Toulouse y Ramón Berenguer V de Provenza,
cuyo condado aportaría su hija Beatriz a Carlos de Anjou, hermano de Luis IX de
Francia, esto ponía fin a la presencia catalano-aragonesa. Por el tratado de Corbeil
(1258), Jaime I reconocía el triunfo diplomático de la dinastía francesa y renunciaba a
sus derechos, no sin antes hacer constar su oposición a Carlos de Anjou u ceder sus
Historia Medieval de España

posibles derechos sobre Provenza no a Beatriz sino a Margarita, esposa de Luis IX y


heredera por ser la hija mayor de Ramón Berenguer.

Los angevinos provenzales y los catalanes chocarían de nuevo por el control del
comercio del Mediterráneo y por la herencia italiana del emperador alemán Federico II.
Al morir éste (1250), el pontificado dividió los dominios alemanes italianos del sur e
hizo cuanto pudo para anular a los herederos del emperador alemán contando en
Alemania e Italia con la monarquía francesa. El reino de Sicilia quedó en manos de
Manfredo, hijo del emperador alemán y Roma ofreció el reino (1263) a Carlos de Anjou
que derrotó a Manfredo en Benevento (1266) y a su sobrino Conradino en Tagliacozzo
(1269). La aceptación del reino siciliano por el conde de Provenza perjudicaba al rey de
Castilla que se consideraba emperador y al infante Pedro de Aragón, casado en 1262
con Constanza, hija de Manfredo.

Este matrimonio, realizado contra los deseos de Roma, tenía como objetivo garantizar
las relaciones y combinar los intereses de Sicilia y Cataluña en Túnez, cuyos reyes
musulmanes están sometidos a un cierto control político desde Sicilia y donde el
comercio catalán estaba sólidamente asentado. Desde su matrimonio el infante Pedro
actuó contra los intereses angevinos.

Los sicilianos partidarios de Constanza se acogieron a la corte catalana y otros se


refugiaron en Túnez bajo la protección de milicias catalano-aragonesas al servicio del
rey musulmán. Contra éstos se dirigiría la cruzada organizada por Luis IX de Francia en
1270 para desde allí, por tierra, llegar a Egipto, Siria y Jerusalén. Resultado de esta
cruzada fue la disolución de las milicias cristianas, catalanas, al servicio de los
66
musulmanes y la firma de un tratado comercial entre Sicilia y Túnez, en perjuicio de los
catalanes. Pedro intervendrá en Sicilia en la primera ocasión favorable. Se presentó en
1282 cuando los sicilianos sublevados contra los Anjou solicitaron ayuda al monarca
aragonés que envió una flota para expulsar a los angevinos e incorporar Sicilia a los
dominios catalanes y poner el comercio tunecino bajo control de los mercaderes de
Barcelona.

3.3 LA EXPANSIÓN COMERCIAL CATALANA DIRIGIDA POR BARCELONA

El trasfondo de la expansión catalana por Mallorca, Valencia o Sicilia fue comercial. La


participación de los mercaderes en las campañas de Jaime I se inicia con la conquista de
Mallorca, decidida en Tarragona a instancias de Pedro Martel, mercader, que hizo ver al
rey el interés para que la navegación comercial catalana tenía la toma de la isla, cuyos
mercaderes-corsarios dificultaban el comercio, dirigido ya en 1227 a los mercados de
Constantinopla, Siria, Alejandría y Ceuta.

En la campaña mallorquina los ciudadanos barceloneses colaboraron activamente con


sus naves y obtuvieron del rey, en pago, exención de impuestos por la compra o venta
de mercancías en Mallorca y Menorca. Exención que en 1232 fue ampliada a todos los
dominios de la corona. La ayuda barcelonesa al monarca alcanzó su mayor importancia
en el terreno económico: la ocupación de Mallorca y Valencia, la campaña sobre Murcia
y la lucha contra los nobles no hubieran sido posibles sin los subsidios concedidos por
las ciudades. A cambio, obtuvieron privilegios para organizarse en municipios y para
desarrollar sus actividades comerciales.
Historia Medieval de España

Las Ordenanzas de la Ribera de Barcelona aprobada en 1258 son un verdadero código


para el transporte marítimo en el que se fijaban las responsabilidades de los dueños de
las naves y de los marineros respecto a las mercancías que transportaban, se exigía la
presencia de un escribano en cada nave, se pedía la solidaridad de los barcos en caso de
peligro, se fijaba el armamento de cada nave, las cargas que podían llevar, etc.

El texto, que presupone la existencia de una organización o gremio de mercaderes que


intervienen en la redacción de las ordenanzas, va seguido en 1266 de otro documento en
el que se regula la actuación de los cónsules catalanes en los barcos que van a ultramar
(Siria y Egipto). Su autoridad se extiende sobre todos los súbditos de la corona que
vayan a estas zonas o los que fijen allí su residencia. Los cónsules sólo están sometidos
a los consellers de Barcelona, que son los encargados de vigilar su actuación. Junto a
estas disposiciones se toman medidas contra los competidores expulsando de Barcelona
a mercaderes lombardos, florentinos, sieneses y luqueses o prohibiendo que los dueños
de naves y los mercaderes extranjeros carguen en la ciudad mercancías que no les
pertenecen.

Se llegó a un entendimiento completo entre los mercaderes y el monarca quien les


apoyó. En ocasiones modificó sus decisiones a petición de éstos: la conquista de
Mallorca fue seguida de la creación de una flota de guerra para combatir a los
musulmanes de Túnez que enviaban ayuda a los mallorquines, pero la expedición no fue
aprobada por los mercaderes barceloneses, temerosos de que la presión militar pusiera
en peligro la actividad comercial. Será el veguer de Barcelona quien presida la
embajada que negoció la paz con los tunecinos en 1235. Una nueva embajada presidida
por un mercader barcelonés logró en 1238 que los tunecinos no acudieran en ayuda de
67
Valencia y Jaime I llegaría a pedir a Inocencio IV que excluyera de los objetivos de la
cruzada general contra el Islam al reino de Túnez, en el que los catalanes estaban
representados por milicias al servicio de los reyes musulmanes, por mercaderes y
misioneros al menos desde 1253, año en el que está comprobada la existencia de un
consulado y una alhóndiga o almacén en la ciudad de Túnez; 6 años después consulado
y alhóndiga existen en Bujía y desde antes de 1257 está documentada la existencia de
una milicia cuyo jefe es nombrado por el rey aragonés que percibe una parte del sueldo
de los caballeros y de su jefe. Por esta época, dominicos y franciscanos, trinitarios y
mercedarios están presentes en el reino tunecino. Los primeros crean una escuela para
enseñar el árabe a los misioneros.

Las relaciones amistosas catalano-tunecinas se firmaron por el matrimonio del infante


Pedro y Constanza de Sicilia, pero la revuelta, dos años después, de los musulmanes de
Murcia y Andalucía, apoyados por los tunecinos puso en peligro las relaciones
comerciales con Túnez, reino con el que Jaime mantuvo la paz al tiempo que autorizaba
la actuación de corsarios para contrarrestar la actuación bélica tunecina. La presencia
catalana se mantuvo hasta la cruzada dirigida por Luis IX de Francia, en 1270, inspirada
por Carlos de Anjou interesado en anular a los sicilianos refugiados en Túnez y a los
catalanes. Jaime I autorizó a sus milicias a combatir al lado de los musulmanes.

Muerto Luis IX durante la cruzada, Carlos de Anjou puso fin a la guerra tras firmar un
tratado con el sultán de Túnez, éste se avenía a pagar una indemnización de guerra,
aceptaba el pago de un tributo anual al rey de Sicilia y se obligaba a expulsar a todos los
cristianos enemigos de los cruzados, es decir, a los refugiados sicilianos y a los
catalanes. Liberado de la presencia de los cruzados, el sultán restableció las relaciones
Historia Medieval de España

comerciales y diplomáticas con la corona de Aragón con la que firmó en 1271 un nuevo
tratado comercial.

Desde 1232 hay mercaderes catalanes en Orán. Poco más tarde una colonia mercantil
entra en contacto desde Tremecén con las rutas caravaneras que desde el centro de
África llevaban hasta el Mediterráneo el oro africano, marfil, plumas de avestruz,
esclavos, etc., comercio controlado en parte por las colonias judías relacionadas con los
hebreos mallorquines y catalanes. También hubo en Tremecén una milicia catalana
formada por caballeros rebeldes y delincuentes que querían alejarse del reino, como el
caso de Guillén Galcerán, sublevado contra el monarca y jefe de la milicia. Vuelto a
Cataluña en 1272 obtuvo el perdón para los que habiendo cometido algún delito, se
enrolaran en la milicia de Tremecén, controlada por el rey que recibe una parte del
sueldo de estos guerreros y, desde 1272, un tributo del rey musulmán.

Menos importantes fueron los contactos con Marruecos desde el comercio y la


protección armada contaban con mercaderes y milicias genovesas y castellanas. En
Ceuta en 1269 se firmó un tratado de amistad con el señor de Ceuta, amenazado por los
benimerines. Sitiada la ciudad, 5 años después Jaime se alió al sultán meriní Abu Yusuf
con el que firmó un tratado de colaboración militar a cambio de mantener las ventajas
comerciales adquiridas en Ceuta. Aragón proporcionaría al sultán meriní un ejército de
500 caballeros y una flota de 10 galeras, 10 naves y barcos de menor tonelaje, y el
sultán se comprometía a pagar un tributo anual a la corona una vez se hubiese
conquistado Ceuta. La ciudad se sometió al sultán en 1275; los acuerdos no se
respetaron, marinos y mercaderes catalanes fueron expulsados de la ciudad.
68
La preferencia dada a los intereses de los mercaderes explica el caso omiso que había
Jaime I a veces de las prohibiciones pontificias de vender a los musulmanes productos
de interés militar: hierro, armas, madera, etc. El pontífice prohibe vender estos artículos
a los sarracenos y Jaime publica el documento reduciendo la prohibición a los dominios
del sultán de Alejandría, donde los intereses comerciales catalanes eran reducidos.

4. LOS MONARCAS PORTUGUESES ANTE LA IGLESIA Y LAS CORTE

Alfonso III (1248-1279) elegido por los obispos portugueses mantuvo una política de
amistad con la Iglesia durante sus primeros años de reinado, le devolvió los bienes
confiscados por Sancho II y pagó con donaciones los servicios prestados por los
eclesiásticos cuya influencia es visible en las normas, equiparables a las constituciones
de paz y tregua, dictadas en 1251 para poner fin a la anarquía: severas penas a los
salteadores, protección a los viajeros y de modo especial a los mercaderes.

El interés del monarca por el fortalecimiento de los concejos y el desarrollo del


comercio, se explica por la necesidad de disponer de una fuerza fiel que le permita
disminuir la presión de sus valedores eclesiásticos. También por las necesidades
económicas de la corona que tenía sus bienes en manos de nobles y eclesiásticos y sólo
podía contar con los ingresos de tipo fiscal. Dentro de esta política de acercamiento a
concejos y mercaderes se inscribe la concesión de fueros a numerosas poblaciones y la
creación de ferias permanentes en diversos lugares del reino.

Las dificultades económicas del reino se hallan en la base de las primeras Cortes
portuguesas conocidas como Lisboa-Leiria-Coimbra de 1253-54. Alfonso intenta poner
Historia Medieval de España

freno a la subida de precios. El monarca atribuye la subida al temor de que en fecha


próxima se alteraría el valor de la moneda, temor que no era infundado según escritos
del monarca dirigidos a dignatarios eclesiásticos y al pontífice. Si la alteración de la
moneda era responsable de la subida de precios, la salida lógica suponía la estabilidad
monetaria a la que accedió el rey por un plazo de 7 años, tras obtener un servicio
extraordinario. Se hizo un ordenamiento de precios y salarios que, como ocurrió en
Castilla por los mismos años, tuvo efectos contraproducentes y sólo sirvió para
encarecer los artículos tasados.

Se inicia con la equivalencia de las monedas circulantes en por, se fijan los precios del
cobre, estaño, bueyes, vestidos, pieles, etc., se indican los salarios y se toman medidas
para evitar la exportación indiscriminada de artículos. En ningún caso podrá sacarse
plata.

La negativa de parte del clero a pagar el servicio extraordinario a cambio de la


estabilidad de la moneda disminuyó los ingresos del monarca que se vio obligado a
reducir gastos y a intentar la recuperación de los derechos usurpados: en 1248 Alfonso
ordenó realizar inquiriçoes en la zona entre el Duero y el Miño para conocer la situación
de los bienes y derechos pertenecientes a la corona. Como resultado, en 1265 se
prohibió a los nobles y oficiales del rey exigir posada y yantar a los hombres de
realengo, se ordenó que fueran devueltos a la corona numerosos bienes en poder de
eclesiásticos y nobles, se castigó a vasallos que habían abandonado los lugares de
realengo y se dispuso que las caballerías estuvieran sometidas al pago de impuestos ya
que la exención era la contrapartida de los servicios militares contra los musulmanes y
al cesar éstos no había razón para mantener el privilegio.
69
Los obispos intentaron evitar el cumplimiento de las normas mediante amenaza de
penas canónicas y el recurso a Roma. Pero la autoridad pontificia era menor, la nobleza
no secundó a los obispos; estos no permanecieron unidos y en 1265 el rey podía
apoyarse en los concejos que habían pagado los subsidios votados en las Cortes de
Coimbra de 1254 y votarían nuevas ayudas en 1261 para mantener estable la moneda, al
tiempo que concejos con los de Lisboa hacían préstamos al monarca. Los obispos
acusaron al rey ante el papa de agravios hacia sus súbditos y en particular hacia el clero.
Los agravios iban desde la ocupación ilegal de terrenos particulares o municipales hasta
la obtención por la fuerza de préstamos, la imposición del matrimonio a vírgenes, a
viudas. Más numerosas eran las quejas de los clérigos, nombraba y deponía abades,
párrocos, e intervenía en el nombramiento de obispos, tenía funcionarios judíos, no
pagaba los diezmos de las propiedades reales, etc.

Ante la orden pontificia de corregir los abusos, el monarca sé reunión en Santarem


(1273) con los de su consejo, con los ricoshombres y con los concejos, en ausencia de la
mayor parte del brazo eclesiástico y se acordó nombrar una comisión que analizara los
agravios y tomara las medidas oportunas. El historiador portugués Herculano considera
esta reunión una comedia representada con toda solemnidad que refleja el cambio de
relación de fuerzas operado en por desde mediados de siglo.

5. NAZARÍES Y ESCAYUELAS DE GRANADA

El reino granadino fue creación de Muhammad ben Yusuf ben Nasir al-Ahmar
(Muhammad I), sublevado en Arjona hacia 1232 contra Ibn Hud de Murcia, unificador
Historia Medieval de España

de los dominios almohades. Desde Arjona, Muhammad extendió sus dominios sobre
Guadix-Baza-Jaén y logró ocupar Granada en 1237 después de haber colaborado con
Fernando III de Castilla en la ocupación de Córdoba. Tras la muerte de Ibn Hud el reino
granadino se extendió por Málaga y Almería, pero no pudo evitar que Castilla ocupara
Jaén en 1246. A partir de esta fecha, Muhammad figura como vasallo de Fernando III,
colabora en sus campañas militares contra Sevilla y paga tributo al castellano. La
sumisión fue confirmada en los primeros años de Alfonso X (1254) pero los problemas
internos de Castilla permitieron obtener ventajas económicas: el tributo pasó de 300.000
maravedíes de la moneda antigua a 200.000 de la devaluada por Alfonso X.

La sublevación de los castellanos y el descontento de la población musulmana de


Andalucía y Murcia permitirían recuperan algunos de los territorios perdidos y sobre
todo evitar la sumisión a Castilla. Pero los éxitos militares se vieron limitados, igual que
en los demás reinos hispánicos, por las revueltas nobiliarias. Granada contó con la
colaboración de milicias norteafricanas cuyos jefes fueron recompensados en perjuicio
de la aristocracia local dirigida por los Askilula (Escayuela) que gobernaban Guadix,
Málaga y Comares. Descendientes de los tuchibíes de Zaragoza, los Escayuela
colaboran activamente con Muhammad en la creación del reino nazarí. Sus servicios
son pagados por el monarca, su poder llega a eclipsar al de Muhammad y en ciertos
momentos actúan con independencia de Granada.

Al verse postergados, los Escayuela ofrecieron sus servicios al rey castellano que pudo
así obligar a los granadinos a firmar el pacto de Alcalá por el que el rey musulmán se
comprometía a pagar anualmente la cantidad de 250 mil maravedíes y a colaborar
militarmente en la ocupación de Murcia, Alfonso X prometió por su parte, desamparar a
los Escayuela. No obstante, los Escayuela actuarán en todo momento como70aliados de
Alfonso X y los rebeldes castellanos hallarán acogida en el reino de Granada.

La alianza entre los Escayuela y el monarca de Castilla se fortaleció en 1272, año en


que Alfonso concedió a un hijo del arraez de Málaga diversos bienes en Murcia para
contrarrestar la colaboración de los nobles castellanos con Muhammad I, muerto en
1273 combatiendo a sus nobles. Su hijo, Muhammad II (1273.1302) privado del apoyo
de los nobles castellanos al acceder Alfonso a las pretensiones nobiliarias, se vio
obligado a firmar la paz, a hacerse armar caballero por Alfonso y a pagar un tributo, lo
que no impediría la alianza del monarca de Granada con los benimerines norteafricanos,
que mantendrán la amenaza sobre Castilla hasta mediados del XIV, aunque en
ocasiones meriníes y castellanos se alíen contra Granada.
Historia Medieval de España

CONSECUENCIAS DE LA EXPANSIÓN DEL SIGLO XIII

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

1. GUERRAS Y PARIAS

Durante el siglo XI las fronteras entre cristianos y musulmanes no experimentan las


variaciones que cabría esperar de la superioridad de los cristianos (salvo algunas
poblaciones aragonesas y Toledo, importante por su valor simbólico de la unidad
peninsular de época visigoda), pocas son las conquistas realizadas por los reinos
cristianos que dedican sus esfuerzos a la consolidación de sus fronteras y a la
repoblación de zonas ocupadas anteriormente y no repobladas hasta que el peligro
almorávide obliga a establecer una línea defensiva.

Las conquistas se detienen debido a la escasez de población –de nada sirve la ocupación
militar si no se dispone de personas capaces de asegurar el control- y a la falta de interés
de reyes y nobles que prefieren el dinero de las parias a la ocupación y llegan a proteger
a los musulmanes y a enfrentarse entre sí para conseguir ese dinero (apoyo de El Cid a
los reyes de Zaragoza y Valencia, enfrentamientos entre catalanes, aragoneses, navarros
y castellanos por las parias de Zaragoza, Lérida, Tortosa o Valencia, etc.).
71
El dinero de las parias sirvió a Ramón Berenguer I de Barcelona para comprar los
derechos de su madre al condado, llegar a soluciones de compromiso con la nobleza
feudal y asegurar la hegemonía del condado barcelonés. Las parias también están en el
origen de la política ultrapirenaica de los condes de Barcelona, compradores de algunos
derechos sobre el condado de Razés y la ciudad de Carcasona (para legarlos en herencia
a los segundones).

Sin el dinero de las parias no se explicaría la proliferación de monumentos románicos en


el N de los reinos cristianos ni la fortificación de las fronteras, así como la llegada de
importantes grupos de francos a la Península (en León, Raimundo de Borgoña,
repoblador del valle del Duero, Enrique de Lorena, primer rey de hecho de Portugal,
casados ambos con hijas de Alfonso VI, etc.). También el dinero de las parias es
importante en la activación del Camino de Santiago, cuya ruta principal se fija en los
tiempos de Alfonso VI de Castilla-León y Sancho Ramírez de Aragón, concediendo una
serie de privilegios y exenciones de peajes y portazgos a los peregrinos y a repobladores
o fundadores de nuevos asentamientos (muchos de ellos francos).

Las parias siguen cobrándose en los siglos XII y XIII al desintegrarse los imperios
almorávide y almohade respectivamente, pero los ingresos de la guerra proceden
fundamentalmente del botín que pertenece a los combatientes, una vez entregado el
quinto al rey o conde, y de la explotación de las nuevas tierras incorporadas así como de
las soldadas percibidas por los mercenarios, cuyos máximos representantes pero no
únicos son los almogávares.
Historia Medieval de España

Las grandes conquistas del XIII fueron seguidas de la entrega de tierras a quienes
habían intervenido en la campaña y en casos como el mallorquín, el inicio de la guerra
fue precedido del reparto en función de la contribución militar o económica ofrecida por
cada uno. Jaime I se reservó la mitad de la isla y distribuyó el resto entre los nobles; de
la parte real saldrían las concesiones hechas a los oficiales del rey, a las ciudades que
habían intervenido en la campaña y a quienes quisieron repoblar la isla.

El territorio andaluz, aunque los sistemas de repoblación variaron de unos a otros


lugares en función de la modalidad de conquista, puede aceptarse que fue dividido en
donadíos y heredamientos, los primeros constituyen la recompensa a quienes han
intervenido en la campaña de modo directo (fuerzas militares) o indirecto (persona y
organizaciones que han contribuido a financiar las expediciones, avituallar las tropas,
gobernar el reino durante las ausencias del rey), y los segundos son entregados a los
repobladores que acuden a sustituir a los musulmanes huidos o expulsados. La
extensión de los donadíos varía considerablemente según la importancia del
beneficiario.

Finalizadas las conquistas peninsulares, los nobles buscan salida en el exterior


contratándose como mercenarios entre los que cabe destacar en los años iniciales del
XIII a Sancho VII de Navarra, cuyo reino carece de fronteras con los musulmanes, que
obtiene de su actividad militar dinero suficiente para convertirse en prestamista de los
reyes de Aragón; tropas castellanas intervienen en la defensa del N de África e igual
papel realizan las milicias catalano-aragonesas existentes desde mediados del XIII en
Túnez, Bona, Bujía y Constantina, cuyo jefe era nombrado por el rey aragonés al que
correspondía una parte del salario de estos caballeros, valorada entre cuatro y nueve mil
72
dinares de oro al año.

B. LIBERTAD Y SERVIDUMBRE TRAS LA CONQUISTA

Tanto en los reinos occidentales como en los orientales, los avances cristianos se
efectúan sobre tierras de difícil defensa si no se consigue atraer a pobladores
ofreciéndoles privilegios que compensen el evidente riesgo que supone habitar en zonas
expuestas a las correrías de los musulmanes o a los ataques de los reinos vecinos. El
ofrecimiento de condiciones favorables, entre ellas la libertad para los pobladores de
nuevas tierras, tuvo repercusiones sociales, no sólo sobre el territorio fronterizo sino
también sobre las zonas alejadas de la frontera, cuyos pobladores intentarán trasladarse
a las nuevas tierras o conseguir condiciones similares en sus lugares de origen. Se
produce así un doble fenómeno en las regiones del norte de todos los reinos
peninsulares:

·Por una parte, los señores reforzarán los lazos jurídicos que unen a los campesinos a la
tierra (para evitar que la abandonen).

·Por otra, mejorarán las condiciones materiales de estos mismos campesinos.

2. REINOS OCCIDENTALES

La conquista de Toledo permitió incorporar definitivamente a los dominios castellano-


leoneses la extensa zona situada entre el Duero y el Tajo; para colonizarla fueron
Historia Medieval de España

llamados campesinos de las zonas norteñas y de los reinos y condados europeos


llegados con los peregrinos, clérigos y caballeros francos que se acercan al Apóstol.

La repoblación tiene carácter político-militar y está dirigida por el rey o los personajes
allegados a él y encargados de organizar las nuevas poblaciones, los concejos surgidos
en la cuenca del Duero, en la Extremadura castellana, leonesa o portuguesa:

·En la parte central

· se crean los concejos de Medina, Cuéllar, Arévalo, Sepúlveda y Olmedo, repoblados


desde Palencia, Valladolid, Burgos y La Rioja.

·La repoblación más importante se efectúa en la cuenca del Bajo Duero en la que el
conde Raimundo de Borgoña dirige la colonización de Segovia, Ávila y Salamanca con
pobladores de origen franco, navarro, aragonés y mozárabe.

·Al aragonés Alfonso el Batallador se debe la creación de los municipios de Soria,


Berlanga, Almazán y Belorado.

En todas estas poblaciones se acepta discriminadamente a cuantos quieren repoblar


siempre que se comprometan a fijar en ellas su domicilio al menos durante un año; sus
habitantes son eximidos de tributos feudales como la mañería y el nuncio {1}; de peajes,
portazgos y montazgos.

Cada concejo tiene sus propias milicias, que actúan con gran independencia y a las que
Castilla y León debieron el mantenimiento de sus fronteras durante 73 los ataques
almorávides y almohades. La guerra con los musulmanes es una fuente importante de
ingresos para estas milicias, además se reconoce una superior categoría social a quienes
dispongan de un caballo de guerra y se concede a estos concejos amplias zonas de
influencia, de tierra no conquistada por la que pueden y deben extenderse por la acción
de estos caballeros concejiles, populares o villanos que alternan la guerra y pastoreo.

La superioridad militar de los pastores-guerreros sobre los campesinos sedentarios


provoca una diferencia social que los fueros recogen al establecer un estatuto distinto
para los caballeros y encomendarles no sólo la defensa permanente del territorio sino
también la protección del ganado comunal.

Toledo, entregada a Alfonso VI en 1085 es un caso especial, éste se comprometió a


mantener a la población musulmana, judía y mozárabe, por lo que más que de
repoblación hay que hablar de castellanización y de romanización eclesiástica llevada a
cabo por los nuevos pobladores castellanos y francos, minoritarios que acabarán
imponiéndose sobre los antiguos pobladores. Entre 1100 y 1300, los mozárabes
perdieron la propiedad de las tierras que cultivaban, sus diferencias litúrgicas (rito
mozárabe) y lingüísticas (hablaban árabe) irán desapareciendo bajo la presión de los
arzobispos y de sus auxiliares francos.

Los mudéjares fueron numerosos durante los primeros años, pero la inseguridad de las
fronteras animaría a la emigración, al menos a la aristocracia musulmana y en el reino
toledano sólo permanecieron los campesinos, sucesores sin duda de los que en el VIII
aceptaron resignadamente a los musulmanes.
Historia Medieval de España

Los judíos controlaban gran parte de la administración toledana en el momento de la


conquista y los reyes les mantuvieron en sus funciones y les utilizaron como
prestamistas, administradores y recaudadores de impuestos. Tanto francos como
castellanos gozaban de fueros específicos, que fueron suprimidos en 1118 por Alfonso
VII al conceder a todos un mismo fuero, el de Toledo visigodo, el Fuero Juzgo, para
conseguir la convivencia que los distintos fueros hacían difícil.

Las tierras situadas al sur del Duero e incorporadas a fines del XI se perdieron en su
mayor parte durante los contraataques de almorávides y almohades y sólo se
mantuvieron en poder de los castellano-aragoneses Toledo, Talavera, Madrid, Maqueda
y Guadalajara que fueron organizadas de forma semejante a la empleada en los concejos
del Duero. La conquista y repoblación de estas tierras, sobre todo las situadas al sur del
Tajo, fue obra de las Órdenes Militares, cuya importancia repobladora se explica no
sólo por su actividad militar sino también por su papel de agentes de la centralización
eclesiástica a los que Roma favorece con privilegios.

En las tierras dominadas por las Órdenes, La Mancha y la Extremadura actual, no hubo
establecimientos monásticos de importancia ni grandes ciudades porque las Órdenes se
reservaron diversos privilegios que coartaban la libertad y reducían el estímulo de los
nuevos pobladores.

La frontera portuguesa apenas tuvo cambios hasta mediados del XII; el condado y
posteriormente el reino tenía una extensión próxima a los 30.000 km 2, divididos en
tierras o territorios. Las conquistas efectuadas al disgregarse el imperio almorávide
situaron la frontera en las orillas del Tajo. La repoblación se hizo de forma semejante a
la empleada en León o Castilla, cuyos fueros (forais) se hallan aplicados en74numerosos
lugares de Portugal, tanto en la frontera con los musulmanes como en tierras próximas a
León. La zona del Tajo fue repoblada en gran parte por las Órdenes Miliares.

4. ARAGÓN

Entre 1087 y 1170 este reino incorporó a sus dominios unos 48.000 km 2, entre la Tierra
Nueva de Huesca, el reino de Zaragoza y la comarca de Teruel, cuya conquista se
diferenciaba de lo ocurrido en los reinos occidentales por haberse efectuado en tierras,
que a excepción de la comarca turolense, tenían abundante población musulmana cuya
permanencia garantizaban las capitulaciones firmadas entre vencedores y vencidos,
aparte del interés de estos últimos de mantener en cultivo estas tierras. En el campo se
mantuvo la mayor parte de la población, aunque sometida ahora a los nuevos señores
que se limitaron a sustituir a los dirigentes musulmanes.

En las ciudades se toleró la presencia de los musulmanes durante un año, siendo


obligados después a fijar su residencia extramuros de la ciudad, en sitios donde no
fueran una amenaza para el control militar de la zona. En todos los casos fueron
respetadas las costumbres, religión y organización interna de la comunidad musulmana.

Para sustituir a los ciudadanos expulsados y a los campesinos fugitivos, ni Aragón ni su


aliada Navarra disponían de hombres suficientes ni los monarcas se hallaban en
condiciones de obligar a la nobleza que permitiera la salida de sus colonos o siervos de
las zonas del N, para atraer pobladores era preciso ofrecerles, como en el Tajo,
condiciones ventajosas: propiedad de las tierras que cultivaran dentro y fuera de la
Historia Medieval de España

ciudad y concesión de la libertad. Francos, campesinos libres y siervos fugitivos de


Aragón y Navarra acudieron en estas condiciones a repoblar Zaragoza, pero su número
sólo fue suficiente para repoblar las tierras más rentables, las de regadío, las de secano
serán repartidas de nuevo posteriormente, a pesar de lo cual esta zona estuvo
escasamente poblada.

Dificulta la repoblación que aumenta en las zonas de frontera expuestas a la guerra, en


las que se hace preciso conceder los fueros de los concejos castellanos, el de Sepúlveda,
a las poblaciones de Soria, Almazán, Medinaceli, Calatayud, etc. La ciudad que servía
de centro a este tipo de repoblación se confiaba a un noble que, con su comitiva, era el
organizador de la defensa y de los ataques a tierras musulmanas en busca de botín, que
es una fuente normal de ingresos en poblaciones fronterizas.

El concejo y sus funcionarios están en algunos aspectos a las órdenes del señor de la
villa, pero tan sólo en cuanto éste era delegado del rey; la nueva situación era
incompatible con las atribuciones señoriales y el concejo no estará sometido a un señor
sino que constituirá una entidad de gobierno con autonomía derivada de los fueros. A la
diversidad territorial de Aragón corresponde una clara diferenciación social:

·En los núcleos originarios de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, zona de valle y hábitat
disperso, predomina el campo sobre la ciudad, la organización señorial sobre el derecho
territorial.

·En la Nueva Tierra, de hábitat concentrado, predominan los núcleos locales con
derecho y normas de gobierno propias aunque en el campo existan distritos militares y
señoríos laicos y eclesiásticos donde los campesinos musulmanes pasan de75aparceros a
siervos adscritos a la gleba.

Los vecinos de la Tierra Vieja necesitan poseer caballo para ser libres por habitar en
esta zona y sus hombres sólo acuden al fonsado, a la guerra, con el rey y bajo su
dirección, por lo que se convierten o se intenta convertirles en eficaz contrapeso del
poder nobiliario y en valiosos auxiliares del monarca.

El único vínculo que une a todos los aragoneses es la dependencia del rey y estos lazos
se refuerzan al unirse Aragón y Cataluña: las diferencias entre aragoneses y catalanes
hacen que disminuyan las existentes dentro del reino.

6. CATALUÑA

La Cataluña Vieja sólo supera ligeramente los límites alcanzados en vida de


Carlomagno. Las diferencias entre esta zona y la situada al sur eran tan evidentes, que
ya desde el XII puede darse a las segundas el nombre de Cataluña Nueva para indicar su
distinta organización social, directamente relacionada con el sistema de repoblar el
territorio.

El sistema concejil y la concesión de fueros especiales a los repobladores de frontera no


es una innovación aparecida en el XI ni se limita a Castilla; también en Cataluña los
condes ofrecen privilegios cuando se trata de repoblar zonas fronterizas: exención de
peajes y tributos, inmunidad a los criminales que acudiera a repoblar y libertad a los
seirvos.
Historia Medieval de España

La creación de estos concejos se incrementó tras la expedición de los condes de Urgell y


de Barcelona a Córdoba el año 1010, para apoyar a los eslavos en la guerra civil
musulmana. Este tipo de fuero o carta de población sería otorgado en 1025 a la ciudad
de Barcelona por el conde Ramón Berenguer I en un documento en el que se habla de
una zona franca, libre, que comprende el territorio asignado a la ciudad. La concesión
de franquicias y cartas pueblas no se generalizó hasta la 2ª ½ del XII, es decir, hasta que
fueron conquistadas y fortificadas Lérida y Tortosa y pudieron asentarse en ellas nuevos
pobladores con garantías de continuidad.

Lérida y Tortosa eran ciudades con una fuerte población musulmana, cuyos derechos
fueron mantenidos según los modelos de Tudela y Zaragoza, es decir, permitiendo la
permanencia en el campo, y durante un año en el núcleo urbano. A los pobladores
cristianos de Tortosa se les concedió la plena propiedad del suelo, la exención de
impuestos y la promesa de que la administración de justicia sería regulada por el conde
junto con los prohombres de la ciudad. Su territorio fue repartido entre los genoveses
que habían colaborado en la conquista (un tercio), el noble Guillermo Ramón de
Montcada (un tercio) y el conde de Barcelona, que cedió la quinta parte de sus derechos
a los templarios.

La repoblación de Tarragona se inicia oficialmente en 1118 con la entrega al obispo


barcelonés Olegario y a la sede tarraconense de la ciudad y de su territorio para cuya
repoblación se autorizaba a reunir pobladores de cualquier procedencia y clase social y
se les ofrecía la libre posesión de sus bienes de acuerdo con las normas que, en su
momento, dictara Olegario.
76
Barcelona, Lérida, Tortosa o Tarragona son los puntos sobresalientes de una
repoblación que se extiende en los siglos XI y XII a otros muchos lugares y lleva a la
instalación de nuevas poblaciones en las zonas protegidas por los castillos. Para evitar la
huida de campesinos del N hacia estas localidades, los señores feudales se vieron
obligados a mejorar las condiciones de sus hombres, con declaraciones de ciertas
poblaciones como villa franca o villa libre, aunque este método sólo será utilizado de
modo sistemático a fines del XII y durante el XIII por los condes-reyes para crear
núcleos fieles al monarca y contrarrestar la influencia de los señores feudales.

7. LAS FRONTERAS ENTRE LOS REINOS CRISTIANOS

La Rioja fue una zona fronteriza disputada desde la muerte de Sancho el Mayor, entre
navarros y castellanos hasta la definitiva incorporación a Castilla por Alfonso VIII entre
1173 y comienzos del XIII al tiempo que ocupaba Álava y Guipúzcoa. Las 3 zonas
fueron repobladas y en ellas se establecieron concejos de frontera con poblaciones de
origen castellano en Vitoria, Treviño, San Sebastián.

Los incidentes fronterizos entre Castilla y León en la 2ª ½ del XII dieron lugar a la
fortificación de la Tierra de Campos por Fernando II y Alfonso IX de León y Alfonso
XIII de Castilla, estableciéndose fuertes guarniciones en varias poblaciones de ambos
reinos. El sistema de repoblación fue en todos los casos el concejil con asentamiento de
numerosos caballeros villanos encargados de la defensa del territorio. La frontera
castellano-leonesa en el sur fue reforzada por Alfonso VIII con la creación de los
concejos de Béjar y Plasencia, castellanas, mientras que Cáceres y Mérida, ocupadas
más tarde, serán leonesas.
Historia Medieval de España

Las fronteras entre León y Portugal fueron reforzadas en la zona gallega, pero los
intentos de implantar concejos fracasaron en parte por la resistencia opuesta por los
señores eclesiásticos y por la negativa de los pobladores libres a instalarse en zonas de
fácil control por señores con atribuciones feudales. Con la repoblación de este lugar,
Fernando II recortaba los límites del poderoso concejo salmantino. Obispo y concejo no
dudaron el alzarse contra el monarca y en pedir ayuda al monarca portugués, sin éxito.

8. LA REPOBLACIÓN INTERIOR

La emigración hacia el sur y la insuficiencia demográfica de los reinos cristianos,


obligados a dar preferencia a la repoblación fronteriza, dejaron sin poblar numerosos
lugares del interior, que serán repoblados por artesanos y mercaderes de origen franco a
lo largo del Camino de Santiago (llamado camino francés) bajo la dirección de clérigos
cluniacenses en el XI y por los monjes del Císter a partir de mediados del XII.

En todos los lugares que atravesaba el Camino de Santiago, en sus diferentes ramas, se
estableció una población relativamente importante de francos que trabajaban como
campesinos en algunos casos y en otros como artesanos y mercaderes.

A pesar de la actividad comercial realizada en las ciudades situadas en el Camino, ni en


Aragón ni en Navarra y Castilla surgió una burguesía activa durante la E.M. a causa de
que, en ningún caso, estas ciudades crearon una artesanía e industria de mediana
importancia y se limitaron a recoger los beneficios del comercio efectuado a través del
Camino en Al-Ándalus y Europa, entre los cristianos y musulmanes. Al desaparecer en
el XIII su privilegiada situación de intermediario entre el Islam y Europa por la
77 europea,
destrucción de los reinos islámicos y la apertura del estrecho a la navegación
estas ciudades desaparecieron como centros económicos y perdieron importancia del
mismo modo que la perdió el Camino de Santiago al quedar reducido a su papel de
camino de peregrinación.

Los monjes cistercienses llegados a mediados del XII se instalan en lugares desiertos de
las montañas de Galicia, León y en las nuevas tierras de Cataluña y Portugal. Todos los
monasterios (Sacramenia, Veruela, Huerta, Alcobaça, Poblet, etc.) se hallan en la mitad
norte de la Península y la mayor parte está en la Meseta, a ambas orillas del Duero. El
Tajo parece actuar como frontera de las abadías: el sur es zona reservada a las Órdenes
Militares.

El establecimiento de los cistercienses –llegaron a tener 70 abadías- se inicia con la


deforestación de las cercanías del monasterio, realizado por los propios monjes,
auténticos expertos en el trabajo agrícola, ayudados por conversos o por jornaleros
cuando el dominio se extiende lejos de la abadía; en estos casos se crean granjas en las
que residen estos trabajadores y que, con el tiempo, se transforman en villas, en nuevos
centros de población en los que se acepta a cuantos tienen algo que hacerse perdonar.
En determinados casos las abadías cistercienses se transforman en verdaderos señoríos
feudales como ocurre en Las Huelgas de Burgos, o en Poblet.

C. EFECTOS SOCIALES DE LA EXPANSIÓN DEL SIGLO XIII

9. EL REINO CASTELLANO-LEONÉS
Historia Medieval de España

La fertilidad de las tierras ocupadas y las facilidades dadas por los soberanos deberían
haber atraído a una gran masa de campesinos semilibres del N, si bien el número de
gallegos, asturianos y leoneses instalados en Sevilla fue menor al de castellanos y
leoneses procedentes de los concejos creados en los siglos XI y XII y de las zonas
castellanas de Burgos, Palencia y Valladolid donde la fuerza nobiliaria era menor; no
obstante, el control del reino por los nobles no fue total y resultó imposible evitar la
huída de los campesinos, según se desprende de la exigencia presentada ante Alfonso X
por los nobles en 1271 para que cesara la creación de las nuevas poblaciones reales
porque hacían disminuir las rentas y vasallos que la nobleza tenía en León y Galicia:

·No podían permitir los nobles que fueran abandonadas sus tierras para acudir a pueblas
reales.

·Y mucho menos instalarse en Andalucía.

·Sólo aceptando estos supuestos puede entenderse la permanencia de la población


musulmana hacia 1264 y la relativa despoblación posterior de las tierras ocupadas por
los monarcas de los reinos occidentales.

A la insuficiencia demográfica y a la resistencia nobiliaria se añadieron razones de


carácter político-militar, psicológico y económico para explicar la permanencia de
musulmanes en los primeros momentos: Fernando III debió la mayor parte de sus
conquistas a la alianza con los reyes musulmanes y más que de conquista debe hablarse
de capitulaciones cuyos pactos han de respetarse, entre ellos el de permitir la
permanencia de los antiguos habitantes.
78
Por otra parte, los siglos de convivencia en la Península de cristianos y musulmanes,
aún cuando frecuentemente estaban enfrentados, no habían producido un odio
irreparable entre ambas comunidades, y tanto la experiencia aragonesa y valenciana
como la castellana demostraron que era posible la convivencia pacífica entre ambas
comunidades si se privaba a los vencidos de sus dirigentes y los vencedores controlaban
castillos y plazas fortificadas, por tanto, ni el rey castellano ni los que con él
colaboraron en las campañas militares tenían el menor interés en prescindir de una
población que era necesaria para mantener la producción agraria y urbana.

Sólo tras la sublevación de 1264 se produjo un cambio de población en Andalucía y


Murcia con características distintas:

·En Andalucía predominaron los grandes latifundios, cuyos dueños terminarían


controlando a los repobladores de las ciudades. Todos los intentos de los reyes
castellanos para contrarrestar la influencia nobiliaria fracasarían al no instalar en las
ciudades población artesano-comercial; la escasa industria y el importante comercio
quedaron en manos de extranjeros a los que el fuero vedaba la particilación en el
gobierno municipal, y en poco tiempo los grandes propietarios agrícolas extenderían su
acción sobre las ciudades.

Los pequeños propietarios de los concejos de la zona del Duero, los únicos que podían
moverse libremente, fueron los más atraídos por las nuevas tierras y para acudir a
Andalucía malvendieron o abandonaron sus propiedades y con ello facilitaron la
concentración de la propiedad y la aparición de las dehesas o latifundios salmantinos y
Historia Medieval de España

extremeños, que si no alcanzaron la importancia de los andaluces, sirvieron como éstos


para romper en favor de la nobleza el equilibrio económico y político entre nobles y
concejos, con graves consecuencias económicas.

·En Murcia, Alfonso X completó la repoblación inicial dirigida por Jaime I, aunque con
criterios diferentes: el aragonés llevó a cabo un reparto de carácter señorial al otorgar
grandes extensiones de tierras de regadío a un grupo reducido de caballeros a los que
estarían sometidos los habitantes de la ciudad, Alfonso X quiso evitar la excesiva fuerza
de los nobles y alejó a estos de Murcia dándoles grandes extensiones de tierra en las
zonas próximas a la frontera granadina, donde la población era escasa y con economía
predominantemente ganadera y dicha población se agrupó alrededor de las fortalezas.
En la huerta, la atribución de bienes a los repobladores se realiza con gran cuidado, y
cuando se conceden grandes extensiones, éstas se dividen en lotes separados sin
posibilidad de unirlos por compras, permutas o donaciones, expresamente prohibidas
por el rey.

11. LA CORONA DE ARAGÓN

Aquí, los nobles, antes que permitir la emigración de sus campesinos, apoyaron a los
mudéjares sublevados contra Jaime I en 1248 y 1254 o consintieron el relativo
despoblamiento de Valencia o Mallorca. Cabe distinguir diferentes repoblaciones en los
distintos stados que conforman la corona de Aragón:

11.1 Mallorca
79
Hubo numerosos campesinos procedentes del Ampurdán, zona fuertemente
señorializada, por lo que cabe suponer que se establecerían en las tierras concedidas a
los nobles. Mallorca absorbería el excedente demográfico de la montaña catalana y una
vez restablecido el equilibrio entre la población y los recursos ampurdaneses se
impediría la emigración porque la despoblación de la Cataluña Vieja suponía la pérdida
de ingresos señoriales.

El sistema de repoblación empelado en Mallorca impidió la creación de grandes


propiedades, y el carácter urbano de los repobladores de la ciudad permitió mantener
actividades artesanales y comerciales que la isla había tenido bajo dominio musulmán.

11.2 Reino de Valencia

Pueden distinguirse dos zonas, todavía diferenciables en la actualidad:

·En el litoral, repoblado por catalanes y aragoneses de la frontera, predominó la


pequeña propiedad, y se mantuvo un cierto comercio que alcanzaría su mayor desarrollo
en el XV.

·En el interior, repoblado por nobles aragoneses, abunda la gran propiedad, escasean las
ciudades y la economía es exclusivamente agrícola.
Historia Medieval de España

11.3 Reino de Aragón

A lo largo del XIII los nobles obtuvieron de la monarquía concesiones judiciales y


económicas que dejaron a los colonos de las tierras señoriales totalmente en manos de
los dueños de la tierra. Ciertamente, un recrudecimiento de la dependencia campesina
habría sido inconcebible mientras hubiera tierras libres si no hubiese ido acompañado de
una mejora de la situación económica de los campesinos. Las condiciones de trabajo,
arbitrarias hasta el XIII, comenzaron a ser especificadas en los contratos, desaparecieron
o disminuyeron las prestaciones personales que fueron sustituidas por el pago de una
cantidad en productos o en dinero. Este endurecimiento de las relaciones señoriales
parece haber sido mayor en las comarcas del norte, de tierras más pobres, es decir, allí
donde los campesinos habrían abandonado las tierras si los señores no hubieran
dispuesto de la fuerza material y legal para impedírselo.

11.4 Cataluña

La expansión hacia el sur y hacia el Mediterráneo fue acompañada en el interior del


doble fenómeno ya descrito: concesión de franquicias y de privilegios a los campesinos
y por otro lado, aumento de las presiones señoriales en las zonas montañosas y de
escaso rendimiento. De esta forma se produjo una diferenciación en el mundo
campesino de la Cataluña Vieja:

·En las zonas fértiles, de llanura, no fue preciso someter al campesino a una mayor
dependencia para evitar la huída, bastó hacer algunas concesiones económicas que, por
otra parte, el señor podía permitirse dada la fertilidad de la tierra. 80
·En las zonas pobres, los privilegios y franquicias eran insuficientes para retener a los
campesinos y se les impidió la emigración de manera legal.

Esta diferencia será decisiva a la hora de explicar el distinto carácter de los movimientos
campesinos a fines de los siglos XIV y XV: en la comarca próxima a Barcelona y en
Vic desaparecieron los malos usos a fines del XIII y los campesinos luchan para que se
les permita cultivar la tierra en condiciones ventajosas, mientras que en el N se exige el
derecho de abandonar la tierra, los primeros se muestran dispuestos a negociar, para los
segundos la única opción es la revuelta para conseguir la libertad, para redimirse.

La remensa, la obligación de pagar un rescate para abandonar la tierra, se fijó en el XIII,


sin duda para frenar el movimiento migratorio. En 1283, Pedro el Grande reconoció la
vigencia de la remensa y dispuso que los campesinos de los lugares donde
acostumbraban a redimirse no podían fijar su residencia en villas de realengo si antes no
pagaban la cantidad exigida; en estas mismas Cortes se fijó la dependencia de los
vasallos respecto a su señor, aparte de otras medidas regresivas (como la disposición en
desuso de 1202). Para evitar la competencia entre señores, la atracción de campesinos
de unos por otros, en 1202 se prohibió a todos recibir bajo su protección al hombre de
otro señor sin la autorización de éste.

12. LOS GASTOS SUNTUARIOS Y DE PRESTIGIO

La existencia de un público comprador que dispone de dinero en abundancia y la


pacificación relativa del Mediterráneo tras el control del Estrecho que supone la
Historia Medieval de España

ocupación del Algarve y de Andalucía hicieron posible la llegada masiva de productos


italianos y flamencos cuya posesión se convierte en símbolo de riqueza y de
importancia social. Los vestidos y los adornos que eran sólo el símbolo y reflejo de una
situación económica y de la categoría social correspondiente, pasaron a ser el elemento
esencial y se consideró más rico y más importante desde el punto de vista social a quien
más lujosos vestidos y objetos de adorno poseía.

Se inició así una desenfrenada competencia que acabó por provocar la ruina de
numerosas personas y la confusión externa entre los diversos grupos sociales. La
búsqueda de nuevos ingresos para mantener su prestigio social daría lugar a las
sublevaciones nobiliarias de la 2ª ½ del siglo y obligaría a los reyes a tomar medidas:

·Fijación de precios y salarios.

·Adopción de medidas proteccionistas.

·Promulgación de leyes suntuarias con las que se pretendía tanto reducir el gasto como
fijar claramente los signos externos que podría utilizar cada persona de acuerdo con su
condición social.

Notas

Mañería: prestación económica que era satisfecha al señor por el colono estéril o
mañero para poder trasmitir por herencia el predio cultivado y por extensión sus otros
buenos cultivos.
81
Nuncio: prestación que los vasallos satisfacían a su señor para poder trasmitir a sus
hijos las tierras que habían recibido de éste en beneficio. Esta prestación mortuorium
tenía origen en el derecho germánico.
Historia Medieval de España

LOS TRABAJADORES DEL CAMPO Y SUS MODOS DE VIDA

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

INTRODUCCIÓN: TRABAJADORES, CLÉRIGOS Y NOBLES

La sociedad medieval se conforma según un esquema tripartito: unos trabajan y de su


trabajo viven los demás. Otros tienen la función de defender la tierra y los últimos
rezan. Los tres grupos se necesitan y sus funciones son complementarias, pero el trabajo
de unos y otros no tiene el mismo valor:

·El primer puesto de la jerarquía social lo ocupan los clérigos cuya mediación
relaciona al hombre con el más allá y su función se compensa entregándoles
tierras, animales y productos en forma de diezmos, primicias, ofrendas a la hora
de recibir los sacramentos, donaciones en el momento de la muerte; a las
riquezas así acumuladas y al ascendiente que les proporciona su función se une
el prestigio de una mayor formación cultural que les lleva a convertirse en
consejeros y asesores del monarca y en representantes y dirigentes culturales de
la sociedad.
·Siguen a los clérigos en importancia los guerreros, imprescindibles en una
sociedad amenazada e insegura, cuya función exige medios suficientes 82
y al igual
que en el caso de los clérigos, personas que trabajen por y para ellos, que les
libren de la obligación de buscar el sustento para que puedan dedicarse a la
guerra. Ésta lleva aparejada la dirección de la sociedad, la reserva de los cargos
públicos.
·En último lugar figuran los trabajadores de cuyas manos sale cuanto necesitan
clérigos, guerreros y ellos mismos.

--- Si son propietarios de la tierra que cultivan entregarán una parte de su producción a
nobles y eclesiásticos, además de al rey.

--- Si carecen de tierra pondrán su fuerza de trabajo a disposición de los propietarios,


que les permitirán quedarse con una parte de la producción, les cederán una parcela para
que la tengan en usufructo o les pagarán un jornal por su trabajo.

Cuando se desarrollen las ciudades, el mundo de los trabajadores se diversifica y junto a


los laboratores-labradores aparecen artesanos y mercaderes que, por vivir en los burgos,
en los nuevos barrios surgidos junto a las fortalezas o a las ciudades episcopales,
reciben el nombre de burgueses. Su forma de vida no se adapta a ninguno de los
modelos existentes y aunque en principio fueron considerados un grupo marginal dentro
de la sociedad, la fuerza económica, la cultura y en muchos casos la potencia militar de
los ciudadanos terminará imponiéndose y romperá el viejo esquema tripartito de la
sociedad medieval.

Por otra parte, la división de la sociedad, atendiendo a la función que cada uno
desempeña, pierde gran parte de su eficacia ante las nuevas condiciones de vida, mucho
Historia Medieval de España

más diversificadas, y la sociedad tiende a organizarse en grupos de acuerdo con su


riqueza y su poder político. En el XIV, aunque los orígenes son anteriores, la sociedad
aparecerá dividida en tres grupos:

·Integran el 1º los altos cargos eclesiásticos, los miembros de la nobleza, los


oficiales del rey de mayor importancia y los dirigentes de las ciudades y
concejos que no sólo tienen el poder económico sino también el político a través
de su vinculación con el monarca o gracias a su intervención en las reuniones de
las Cortes.
·El 2º grupo lo integran los restantes cargos eclesiásticos, la nobleza de 2ª fila,
los oficiales menores, los miembros de las profesiones liberales urbanas, los
dueños de industrias y los pequeños mercaderes.
·En el 3er grupo están los campesinos, el bajo clero y los demás habitantes de las
ciudades.

A. CAMPESINOS PROPIETARIOS, DEPENDIENTES Y JORNALEROS EN


LOS REINOS OCCIDENTALES

El estatus laboral y la forma de vida de los campesinos en este período variará


dependiendo de la zona en que habiten y de la estructura socio-política que predomine
en ésta.

El pequeño propietario libre surgido en los siglos iniciales de la Reconquista va


lentamente perdiendo su propiedad y cae bajo la dependencia de un noble o de un centro
eclesiástico, a través de diversos medios, que éstos utilizan para incrementar sus bienes:
83
·Un préstamo hecho en años de malas cosechas y no devuelto a tiempo, se
saldará con la entrega de la tierra del campesino, lo único que éste posee.
·Ésta servirá igualmente para pagar las multas judiciales, para hacerse perdonar
delitos en los que el señor o los clérigos son los jueces.
·Con la tierra se pagarán los tributos que el señor tiene derecho a cobrar.
·Otras veces, no será la presión económica sino la política o militar la que lleve
al campesino a entregar sus tierras: necesidad de protección, incluyendo la
necesidad de salvar el alma.
·Incluso hay ejemplos de campesinos obligados a vender porque sus tierras están
en zonas cuyo control interesa a un noble o monasterio (concentración de
parcelas dispersas).

Privado de su tierra, el campesino se ve obligado a ofrecer su trabajo a un propietario,


que le entregará en usufructo una parcela o su antigua tierra a cambio de que reconozca
el señorío, aceptando su dependencia mediante el pago de ciertos tributos y el cultivo
durante ciertos días al año de las tierras que se reserva el señor (reserva dominical).
Podemos hablar ya de campesinos dependientes.

Los hombres de behetría castellanos, que se entregan a un señor para que les proteja y
defienda, también han de reconocer su dependencia. Inicialmente, éstos conservan su
libertad de movimiento y pueden elegir como señor a quien le plazca. En la práctica
abundan las behetrías hereditarias y el protector se transforma en señor de una familia o
de una aldea completa en las behetrías colectivas, percibiendo tributos muy diversos
(según el Fuero Viejo de Castilla: infurción o tributo con el que se reconoce la
Historia Medieval de España

dependencia, posada y alimentos cuando visita el lugar). No obstante, hay diferencias


según se trate de la Zona Norte y de la Zona Sur.

En la Zona Norte existe la dependencia generalizada, consecuencia de la creación de


grandes propiedades laicas y eclesiásticas, a lo que contribuye decisivamente la entrada
en la Península, por el Camino de Santiago, de las ideas y de la organización feudal
europea (por ejemplo, el fuero concedido a Sahagún en 1085), que reconoce la
dependencia y el total dominio del señor, bien sea laico o eclesiástico.

Los vasallos, en ocasiones, se rebelaron contra su señor cuando las circunstancias les
son favorables, es decir, cuando se producen enfrentamientos entre los señores y el
monarca, siendo utilizados por éste en su lucha contra clérigos y nobles. No es que el
monarca sea antiseñorial y apoye a los vasallos, los utiliza en su lucha contra la iglesia
cluniacense. Esto es prueba del malestar campesino que se agudiza a medida que se
aleja la frontera musulmana y puede prescindirse de los campesinos para la defensa de
la zona. La guerra había permitido a los campesinos de Castilla y en menor medida a los
de León y Portugal, tener una libertad de movimientos mayor que sus contemporáneos
europeos. Pero ahora servirá a largo plazo para fortalecer a los guerreros: su función
perderá sentido, pero la fuerza adquirida les permitirá controlar a los campesinos.

En la zona Sur, la conquista de Toledo habría sido inútil si no se hubieran reforzado las
zonas próximas y repoblado las tierras situadas entre el Duero y el Sistema Central
(entre los años finales del XI y primeros del XII), con la ocupación definitiva y
permanente de las provincias de Segovia, Ávila, Salamanca y Zamora y se crean o
restauran estos núcleos y Olmedo, Medina, Coca, Cuéllar, Sepúlveda. Los pobladores
84
son libres o adquieren libertad junto con la propiedad de la tierra, por el hecho de
instalarse en estos lugares. Puede afirmarse que gracias a la guerra, en la zona repoblada
en este período predominan los campesinos libres propietarios de la tierra que cultivan
mientras en el Norte se acentúa la dependencia en parte para evitar la migración masiva
hacia nuevas tierras. Pero sería erróneo afirmar que los habitantes de los concejos del
Valle del Duero son todos libres e iguales, pudieron serlo en el momento inicial de la
repoblación, pero en el XII hay claras diferencias:

·Entre los habitantes de la villa o ciudad y los de las aldeas que forman el
territorio o alfoz de cada concejo.
·Entre los que poseen casa y tierra y los que trabajan para otros.
·Entre los agricultores y los pastores que alternan esta actividad con las militares
(guerreros-pastores) en defensa del concejo. Estos nuevos guerreros concejiles o
caballeros villanos tienden a reservarse en exclusiva los cargos concejiles,
aumentando las diferencias con el resto de la población.

A pesar del predominio de los concejos de realengo en el Valle del Duero y la


abundancia en ellos de hombres libres, el rey concede tierras y derechos a nobles y
eclesiásticos, los cuales repueblan sus dominios poniendo a los pobladores condiciones
diversas. En muchos casos, campesinos y señores están ligados por contratos agrarios de
clara naturaleza feudal, reconociendo el señorío de nobles o eclesiástico, pagarle
tributos y trabajar determinados días al año la reserva dominical (prestaciones
personales en forma de corveas, jeras o sernas, durante las cuales los campesinos son
alimentados por el propietario). Este trabajo en la reserva señorial va desapareciendo,
sustituido por pagos en dinero, a medida que se reactive el comercio pues el propietario
Historia Medieval de España

prefiere ceder nuevas partes de la reserva a nuevos vasallos o a jornaleros que la


cultiven. El campesino sale beneficiado al no tener que abandonar sus tierras en las
fechas clave (siembra, siega, trilla y acarreo) para cultivar las del señor.

Propietarios teóricos de la tierra que cultivan el resto del año, su propiedad está
fuertemente limitada: están obligados a residir en el lugar para mantener sus derechos y
no pueden vender la tierra sino al señor o a otro vasallo que acepte su dependencia y las
obligaciones que conlleva. La libertad y la propiedad tienen como límite los derechos
señoriales, que en ningún caso deben verse perjudicados. Si el señorío es eclesiástico se
obliga a los campesinos a ser parroquianos de la iglesia local, a recibir de ella los
sacramentos y entregarle los diezmos, primicias y ofrendas de todo tipo.

Junto a los campesinos libres y dependientes (propietarios en una u otra forma) hay
otros que carecen de tierra y viven como criados en casa de un señor de forma
permanente, o como jornaleros que alquilan su trabajo con carácter temporal. Los
primeros se integran plenamente en la familia del señor, que los alimenta y responde por
ellos en juicio.

Los jornaleros están unidos al propietario mediante un contrato verbal o escrito en el


que se especifican sus derechos y obligaciones con respecto al señor para el que
trabajan, contratos que en principio son acordados libremente por las partes, pero en
momentos de crisis es el rey el que debe obligar a los jornaleros a ofrecer sus servicios a
precios por él fijados. Las diferencias de salario son consecuencia del mayor o menor
nivel económico y de la mayor o menor necesidad de mano de obra (menos necesarios
en la zona norte, de predominio de campesinos dependientes, absolutamente necesarios
85
en las tierras andaluzas). Los sueldos de las mujeres son la ½ que los de los hombres.

B. LA DEPENDENCIA EN NAVARRA, ARAGÓN Y CATALUÑA

Al igual que ocurre en los reinos occidentales, el libre en los siglos iniciales de la
Reconquista, evoluciona a la dependencia del noble o la Iglesia por motivos de tipo
económico; préstamos o rentas impagados, multas judiciales y de tipo político-militar;
petición de protección a un señor noble o eclesiástico. Para atender a estos compromisos
o necesidades, el campesino tiene que pagar con lo único que posee: su tierra.

En Aragón y Navarra esta dependencia se acentúa por el hecho de la imposibilidad de


expansión hacia Levante, con lo que los señores feudales ven mermada su capacidad de
adquisición de nuevas tierras (sobre todo tras la toma de Valencia), y aumentan la
presión sobre el campesinado. A pesar de este endurecimiento de la relación señor-
vasallo, la situación económica mejora, ya que, a partir del siglo XIII los pechos y
servicios que el campesino presta, quedan reflejados por escrito en documentos que
obligan a ambas partes.

Existen ejemplos como la carta donde el monasterio de Rueda da a poblar la villa de


Jaulín en 1217, los nuevos pobladores adquieren una serie de compromisos como
construir casa en el lugar, residir en él, trabajar heredades, pagar diezmos y primicias,
ayudar a la siembra que se reserva el monasterio. El monasterio se reserva la exclusiva
de administrar justicia, dominio del lugar y el horno. Si alguien quiere vender su parte
se la ofrecerá en primer lugar al monasterio; caso de venderse a otro, éste deberá
cumplir con todos los compromisos que tuviera el antiguo poblador.
Historia Medieval de España

En Cataluña durante los siglos XI y XII numerosos campesinos pierden la propiedad y


se convierten por tanto en dependientes de un señor: « homes propis i solius» , y, en el
siglo XIII este número aumenta cuando el campesino busca protección militar.

En los « Usatges de Barcelona» se relatan las múltiples maneras de dependencia:

·Lo que encuentran los campesinos en la tierra como oro, plata, animales, es
propiedad del señor, reservándose éste la facultad de galardonar al campesino
por lo encontrado.
·Para las peticiones de Justicia, hay que acudir al señor, que es quien la
administra entre sus vasallos.
·Cuando el vasallo muere sin testar, el señor recibe 1/3 de la propiedad si el
difunto tenía mujer e hijos y ½ si sólo tiene mujer o sólo tiene hijos.

C. GANADEROS Y AGRICULTORES: LA MESTA

Con la concesión de los primeros fueros que se conceden a tierras altas de interés militar
adaptadas a la economía pastoril, vislumbramos, a fines del siglo XIII el comienzo del
predominio ganadero cuyas causas podemos expresarlas en:

·Insuficiencia demográfica.
·Dada la escasez de población, la ganadería se convierte en único medio de
explotación de grandes espacios.
·El ganado es de más fácil defensa en condiciones de emergencia.
·La oveja, al igual que el grano, es medio de pago.
86
Los grandes propietarios no sólo se quedaron con tierras al sur del Duero. La
trashumancia se extendió también al norte quedando algunas zonas no aptas para la
agricultura. En la corona de Aragón y Navarra hubo más equilibrio con la agricultura
por ser tierras más pobladas y la expansión más lenta.

Los grandes propietarios de ganado eran los monasterios, los grandes nobles y los
caballeros de los concejos. Estos últimos que, al mismo tiempo, son guerreros, forman
mestas locales para defender sus intereses buscando nuevas tierras, bien a costa de
musulmanes o de otros concejos. Su cohesionada fuerza les lleva a hacerse cargo del
poder de los concejos (caballeros villanos, milicias concejiles) organizando para su
interés los usos de los pastores de los predios municipales. Los conflictos a resultas de
ello con el otro poder ganadero (monasterios-iglesias) fueron numerosos.

El aumento de la cañada ganadera crea la necesidad de buscar nuevos pastizales, no


tanto en propiedad sino en el derecho de uso de esos pastos. Para ello, arrancan el
monarca la merced de poder pacer sus ovejas en condiciones análogas al ganado regio.
Esta situación de precariedad buscando siempre acuerdos, pactos, concordias, hace
aunar posturas a las mestas locales (Cuenca, León, Soria, Segovia) para conformar en el
año 1273, bajo el reinado de Alfonso X, el Honrado Concejo de la Mesta. El monarca
sólo se limitó a dar oficialidad a una organización ya existente. En la corona de Aragón
se crea la Casa de Ganaderos de Zaragoza entre otras agrupaciones. La fuerza de esta
organización regida por las oligarquías pastoriles (reduciendo a la larga la autonomía de
las mestas locales) incrementa aún más su poder en detrimento de la agricultura.
Historia Medieval de España

La Mesta regula las cañadas en las zonas de cultivo, regulando las rutas ganaderas más
importantes como son las Cañadas Reales segoviana, soriana, manchega y leones. El
Fuero municipal más completo en cuanto a la trashumancia resulta ser el de Cuenca.

Por último, añadir que el desarrollo de los grandes rebaños de ovino (raza merina) no
lleva implícito un aumento de la actividad textil. Al contrario, esta lana se vende en el
extranjero y regresa como artículo manufacturado y sensiblemente aumentado de
precio. Las Cortes proclaman que se prohíba la exportación de lana y se cree una
infraestructura textil, pero una industria solvente no interesa a los grandes propietarios
del ganado.

La información que tenemos de la agricultura es escasa y casi siempre a través de fueros


o fuentes económicas y ejemplos aislados. Así se nos indica sobre la propiedad
campesina la forma de explotación de la tierra o los aperos de labranza o el ajuar de una
casa campesina.

87
Historia Medieval de España

LA SOCIEDAD URBANA EN LOS REINOS HISPÁNICOS

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. ARTESANOS Y MERCADERES

Alrededor del año mil en Europa se produce un progreso por: mejores cosechas
agrícolas, cese de las guerras, mejores útiles técnicos en la agricultura. Al haber mejores
cosechas se produce una mejor alimentación de la población y con ello expansión
demográfica, excedentes agrícolas y su comercialización.

La fiebre de las construcciones en Cataluña: iglesias, centros urbanos y barrios


extramuros o burgos; el bienestar de los ricos trae el gusto por lo superfluo y por el lujo
y el interés por los libros y creación de escuelas catedralicias o monasterios que derivan
en el siglo XIII en universidades.

El progreso material no es sólo cuantitativo sino cualitativo: la roturación de nuevas


tierras previa desecación de pantanos, talas de bosques y construcción de caminos; con
los nuevos caminos y con la existencia de excedentes se produce el intercambio de
productos de unas zonas a otras y de unos productos por otros. En principio este
intercambio lo realiza directamente cada propietario, pero a medida que 88 aumenta el
número de productos y las distancias donde había que transportarlos, aparecen los
mercaderes, personas que viven del comercio. Estos se instalan cerca de los posibles
clientes a la entrada de los castillos y ciudades, la ciudad recupera su función económica
sin perder la administrativa, eclesiástica o militar. Surgen los barrios o burgos donde se
instalan los artesanos. El mercado pasa de ser sólo agrícola a la fabricación de objetos
manufacturados que atienden las necesidades de la comarca. Productos: origen animal,
vegetal, mineral y manufacturados.

Los nuevos burgos surgen en todo el territorio hispánico y con ellos sus habitantes,
artesanos y mercaderes; en las zonas costeras tuvieron contactos con el mundo europeo.
En el interior estos mercados tuvieron menos importancia, pues las ciudades eran
dominadas por guerreros-pastores, villanos, nobles y clérigos y el interés fundamental
estaba en la producción de lana y su exportación para obtener dinero. Esto produjo una
gran explotación de la ganadería y el poco desarrollo de la artesanía.

La artesanía tuvo gran desarrollo en el Camino de Santiago en el siglo XI y sigue las


mismas pautas que en Europa: los mercados locales y regionales de carácter agrícola
ganadero semanal; sigue pronto la instalación de tiendas en ciudades y concejos y la
posibilidad de comprar productos de otras zonas hace que surjan los mercados anuales o
ferias, estas se mantienen hasta la actualidad. Los mercados diarios están copiados del
zoco.

Las ferias, aunque autorizadas y creadas por los reyes, sólo prosperan cuando están en
zonas aptas por su riqueza y por su situación estratégica.
Historia Medieval de España

El mercado periódico no puede realizarse sin garantizar el orden, para ellos se prohíbe
el uso de armas en los mercados. El funcionario que dirige y controla el mercado es el
zabazoque, para controlar pesos y calidades, mantener el orden, aunque en algunos
concejos esto lo realicen los jueces y alcaldes, el sayón es el encargado de percibir las
caloñas o multas; los impuestos que recargan la entrada de mercancías las cobran los
teloneros, portazguero o portero.

B. EL COMERCIO INTERNACIONAL CATALÁN

La reactivación agraria de los siglos X y XI en los condados catalanes se manifiesta en


la creación de industrias, que si en un principio sirvieron para atender necesidades
locales, a partir del siglo XIII también suministraron productos para un activo comercio
internacional. A través de acuerdos (Paz y Tregua) se garantiza a los mercaderes la paz
del mercado.

A partir del siglo XIII aparecen los primeros gremios que apoyan y organizan a los
artesanos. La industria textil fue la más importante, siendo exportada a Castilla y norte
de África. También destacan la elaboración de joyas y la construcción naval. Junto a
estas actividades industriales o artesanales se desarrollan las comerciales, facilitadas por
la proximidad al Mediterráneo y por la pacificación de los condados. Los mercaderes
sufragan mediante préstamos las conquistas y financian la ocupación de Mallorca. Los
mercaderes con sus residencias y tiendas en las ciudades también realizan viajes fuera
de los condados para desarrollar su actividad en ferias y mercados.

Debido a esta expansión comercial surgen peajes como el de Barcelona de 1222 para los
89
productos locales e importados. En el arancel de 1271 se fijan por los conseller de
Barcelona las cantidades que deben cobrar los corredores o intermediarios y evitar los
fraudes. Los aranceles de Valencia (1243 y 1271) se hallan exentos de peaje, debido tal
vez a la falta de una artesanía capaz de atender a las necesidades locales y que estaban
obligados a la importación de artículos para abastecer el mercado.

La proyección externa de los mercados catalanes no habría sido posible sin una
organización, siendo la primera la de la Ordenanza de la Ribera de Barcelona de 1258,
en la que se definen los derechos y obligaciones de marinos y mercaderes, con
disposiciones como:

·El capitán y los marineros no abandonarán la vigilancia y cuidado de las


mercancías, hasta que éstas hayan sido desembarcadas.
·Un escribano deberá levantar acta de lo que ocurra entre ambas partes; señor de
la nave y los mercaderes o dueños de las mercancías.
·Servicio de vigilancia en función del valor de las mercancías.
·Solidaridad y ayuda que deben prestar a las naves de Barcelona en caso de
apuro.
·Nivel de carga que puede transportarse sin peligro.
·Crea la figura de cónsules en el exterior.

Entre 1260 y 1270 los barceloneses procederán a una nueva redacción de las
Ordenanzas en el « Libro del Consulado» . En la segunda mitad del siglo XIV será
aceptado en todo el Mediterráneo como código marítimo el « Llibre del Consolat del
Mar» donde están reguladas la construcción y reparación de naves, derechos y
Historia Medieval de España

obligaciones de los accionistas, obligación del patrón y marineros, condición de los


fletes, normas de carga y descarga y forma de compensar los daños causados y las
relaciones entre el patrón, los mercaderes y los pasajeros embarcados.

La expansión del comercio exterior está estrechamente relacionada con la expansión


política, la unión de Aragón y Cataluña (1137), la conquista de Baleares y Valencia y el
protectorado sobre Túnez (Jaime I), la incorporación de Sicilia (Pedro el Grande),
Cerdeña (Jaime II) y los ducados de Atenas y Neopatria (Pedro el Ceremonioso) y
Nápoles y el protectorado de Epira (Alfonso el Magnánimo). Los mercaderes necesitan
un apoyo político militar.

Entre las causas de la expansión tiene lugar preferente la económica, apoyada por los
burgueses. Cataluña en general y Barcelona en particular (desarrollo agrícola, comercio
de esclavos, oro, marina).

Las rutas del comercio fueron:

·Norteafricana, se inicia a comienzos del siglo XIII. La mayor parte de los


mercaderes son catalanes y mallorquines. Los productos eran oro y esclavos. Las
ciudades Ceuta, Túnez y Trípoli. Otros productos como el marfil, incienso, cera,
atún, coral, dátiles, azúcar, pimienta, ámbar, alumbre y desde el siglo XIV,
cereales.
·Mediterráneo central y el acceso a Bizancio, a las islas griegas, Siria y Egipto,
amenazada por Carlos de Anjou, con quien se enfrentan catalanes por defender
el comercio tunecino y su acceso a la ruta de las especias, además de la
90
necesidad del abastecimiento del trigo siciliano para Barcelona.
·Bizancio y de las islas griegas, además del aspecto comercial, existe el intento
de aproximarse a Chipre, mediante el matrimonio de Jaime II con María de
Lusignan. A pesar del fallido matrimonio de Jaime se mantienen las relaciones
negociadas por mercaderes y por la presencia en Rhodas de la Orden de San
Juan.

A los puertos de Siria y Egipto llegan mercaderes catalanes y sus cónsules, también
existen relaciones piadosas y humanitarias, como la petición del cuerpo de Santa
Bárbara al sultán egipcio Abu Al-Fatah, el cual exige a cambio el envío a Egipto de
artículos prohibidos por Roma como armas, hierro, naves y material para su
construcción y alimentos.

El comercio de estas rutas proporciona numerosos artículos a los mercaderes catalanes


que negocian en el mundo europeo, haciendo intercambios de productos orientales en la
feria de Champagne por paños flamencos que serán distribuidos por Roma, Gaeta,
Nápoles, Palermo y norte de África.

Otro centro importante del comercio catalán es Sevilla, donde los catalanes obtienen
numerosos privilegios durante los reinados de Alfonso X y Sancho IV; desde mediados
del siglo XIV misioneros y comerciantes catalanes y mallorquines se establecen en las
Islas Canarias, convertidas en el gran centro de exportación de esclavos.

En los libros de mercaderías se detallan los productos, clases y procedencias, forma de


descubrir los fraudes, las monedas, pesos y medidas utilizadas en cada zona, los
Historia Medieval de España

jornales, el coste de los fletes, las tasas mercantiles y aduaneras. Las ciudades con las
que se traficaba estaban reflejadas en el Primer manual hispánico de mercaduría:
Damasco, Trìpoli, Alejandría, El Cairo, Constantinopla, Chipre, norte de África,
Génova, Montpellier, Pisa, Sicilia, Narbona, Carcasona, Limoges, Ipres, Brujas, París y
Saint-Homer, entre otras ciudades.

C. MOZÁRABES, MUDÉJARES Y JUDÍOS

Entre los pobladores de los reinos hispánicos de los siglos XIII y XIV se encontraban
tres grupos diferenciados, atendiendo a su etnia, religión o cultura: los mozárabes,
judíos y mudéjares que convivían con la población cristiana.

Los mozárabes eran los cristianos que habían vivido en territorio musulmán,
conservaban su idioma árabe y la cultura visigoda. Eran muy numerosos en territorio
musulmán hasta el siglo XIII pero al aumentar la inseguridad se trasladan a las zonas
cristianas y a Toledo, conquistada en 1085, manteniendo su código: el Fuero Juzgo.

Conocían bien ambas culturas por lo que se adaptaron e integraron entre los cristianos, e
incluso fueron traductores cualificados por su dominio del romance y del árabe y sus
clérigos hablaban latín, lo que les permite actuar de intermediarios entre cristianos y
musulmanes.

Los judíos mantenían sus diferencias religiosas y vivían en juderías, apartados


físicamente de los cristianos, aunque en todos los reinos hispánicos. Su situación estaba
condicionada por las normas de la Iglesia, que a partir del siglo XIII les exigía
91
identificarse. Estaban en condiciones de inferioridad con respecto a los cristianos, tanto
en el ámbito social (cargos laborales inferiores) como religiosos (se les prohibía salir los
Viernes Santos por considerárseles autores de la muerte de Jesucristo). A este estado de
cosas se llegó a través de diversos concilios y sínodos ya desde principios del siglo XIV
como el celebrado en Zamora en 1313. Sin embargo, ciertos comerciantes judíos se
fueron enriqueciendo y poco a poco ocupando cargos de responsabilidad bajo la
protección del monarca, a quien favorecían económicamente (se dedicaban a recaudar
impuestos, eran administradores de Hacienda), convirtiéndose en funcionarios del
monarca y adquiriendo una autoridad que por su condición les estaba negada. Esto hizo
que entre la población cristiana surgiera una gran animadversión hacia los judíos,
especialmente a finales del siglo XIV. Muchos hubieron de emigrar o convertirse al
cristianismo. Sin embargo, con Jaime I de Aragón o Alfonso XI, se autorizó su vuelta y
se les protegió.

Los mudéjares eran musulmanes que habían permanecido en los territorios ocupados
por los cristianos, eran muy modestos social y económicamente, pues se dedicaban
generalmente a la agricultura o artesanía. Eran respetados en su religión y tolerados
socialmente (tenían sus propios jueces, como la aljama sarracena de Lérida). No
obstante, esta tolerancia no era aceptación plena al igual que los judíos, eran obligados a
llevar distintivos para no ser confundidos con los cristianos.

Las minorías mudéjares y las judías no pueden equipararse entre ellas, pues a pesar del
desdén que los cristianos sentían por ellos, los judíos podían llegar a ocupar altos cargos
en la sociedad mientras que los mudéjares debían conformarse con puestos más
modestos.
Historia Medieval de España

DEFENSORES Y CABALLEROS (1)

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. NOBLEZA CASTELLANO-LEONESA

Al cambiar la situación a partir del siglo XI, serán los reyes cristianos quienes exijan
parias a los musulmanes, exigencia también de los nobles fronterizos cristianos para no
ocupar el territorio musulmán.

Una vez ocupado, el botín se reparte de una manera previamente establecida: un quinto
para el monarca y el resto proporcional a los nobles. El oro musulmán sirve entre otras
cosas para primar servicios militares y políticos a los nobles. Para éstos, ya no es la
tierra, sino la moneda, la posesión de artículos de lujo, lo que muestra la categoría de
quien los posee.

En un principio, la nobleza es un grupo abierto, al que se accede por intervenir en la


guerra, por repoblación o por cargos en el gobierno de las tierras conquistadas, por tener
tierras y caballo. Poco a poco esto irá cambiando; los cargos se van haciendo
hereditarios así como las donaciones reales y la nobleza pasará a ser un grupo cerrado al
que se pertenece por nacimiento. Los nobles intentarán establecer diferencias jurídicas
con el resto, como privilegios fiscales y judiciales, consolidándose en textos 92
legales.

El primer fuero nobiliario del que se tiene noticia es de la época de Alfonso VII, al cual
se alude siempre en época de sublevaciones (el buen fuero anterior). Además se
redactaron otros en Nájera y en León, referentes a las relaciones de los nobles con los
vasallos. Todas estas recopilaciones pasaron al « Fuero viejo de Castilla» y al « libro de
los fueros de Castilla» (que también se refieren a León). Del ordenamiento de León
recogemos leyes referidas a las obligaciones de hidalgos y ricoshombres con el
monarca, además de otros derechos señoriales. El poema del Mío Cid es un claro
ejemplo de estas costumbres y leyes establecidas.

Hay una clara diferencia entre ricoshombres (unos 30 linajes) y simples nobles. Los
primeros tienen fuerza militar y política suficiente para provocar las sublevaciones e
intervenir en el reino. Los segundos obtienen cargos en Cortes y municipios. La nobleza
militar de épocas anteriores se va transformando en cortesana y los ingresos y tierras
obtenidos por conquista se obtienen ahora en la Corte, estando cerca del rey. Ahora, la
pérdida de ingresos equipara muchas veces a los nobles con mercaderes y burgueses
enriquecidos. Esto es lo que los nobles tratan de evitar con la aprobación de leyes
suntuarias (cada uno viste según la categoría) y la defensa del estatuto nobiliario, así
como la de poder pertenecer a una Orden de Caballería. Ordenarse caballero será como
un sacramento con funciones específicas consideradas sagradas, que dan sentido a la
continuidad de su status. Las revueltas nobiliarias se producirán por intentar mantener
ese status y salvar los fueros, por obtener más tierras del rey y más cargos que realcen
social y políticamente a los nobles.
Historia Medieval de España

Las revueltas condicionan los reinados de Alfonso VIII de Castilla, Fernando II,
Alfonso IX de León y, ya en el siglo XII de Fernando III. Hay bandos nobiliarios
importantes: los Haro, los Castro, los Lara, que capitanean las revueltas. Los problemas
surgen con Alfonso X, a pesar de que consiguen del monarca más tierras y dinero de las
que habían tenido nunca. El pretexto será que este rey pretende imponer el Derecho
Romano frente al nobiliario. Alfonso necesita a los nobles, su ayuda económica y
militar para sus aspiraciones imperiales y por eso acaba accediendo a todas sus
demandas.

La situación será muy parecida en Portugal, en donde, desde el siglo XII hay división en
los bandos de los grandes nobles. Alfonso II crea una nueva nobleza cortesana. La
monarquía intenta seguir una política centralizadora creando mecanismo como las «
inquirioes» . Esta política acabará en una auténtica guerra civil en tiempos de D. Dionis.
También es Castilla la monarquía intenta regular los derechos y deberes de los nobles.

B. EL FUERO GENERAL DE NAVARRA

Sancho VII de Navarra había previsto la unión de su reino al de Aragón, pero a su


muerte (1234) los nobles y el obispo de Pamplona ofrecieron el reino a Teobaldo de
Champaña, sobrino de Sancho.

Los nobles navarros impulsaron, promovieron y aprovecharon el cambio de dinastía


para defender mejor sus intereses; a tal efecto consiguieron imponer un fuero, cuyo
objeto no era otro que limitar considerablemente las atribuciones y poderes del nuevo
monarca. A diferencia de la nobleza de los reinos occidentales que utilizaron las
93
dificultades del rey para imponer sus puntos de vista.

En 1238 una comisión formada por diez ricoshombres, veinte caballeros y diez
eclesiásticos discutirán con el rey y con el obispo los derechos y obligaciones que
corresponden al monarca y a cada uno de los grupos sociales representados.

La concreción de estos privilegios de ambas partes se recogieron en el llamado « Fuero


Antiguo» que regulaba, entre otras cuestiones:

·La estructura de la monarquía y la sucesión del reino.


·Los derechos de los ricoshombres en relación con la corona « ... el rey no puede
quitar tierra ni honor a los ricoshombres sin sentencia judicial previa...»
·Las garantías procesales de los infanzones « ...los infanzones sólo pueden ser
juzgados en la corte del rey, en presencia del alcalde de la corte y de tres a siete
ricoshombres que sean de la misma tierra que el acusado... «
·El sistema hereditario de ricoshombres, caballeros, infanzones y dueñas de
linaje.
·La distribución de las conquistas que efectuarán el monarca y los ricoshombres,
etc.

Es significativo el prólogo del « Fuero Antiguo» , ya que los nobles navarros recuerdan
a Teobaldo de Champaña que sus derechos al trono proceden de su elección más que de
su parentesco con Sancho VII y consecuentemente su legitimidad viene de sus súbditos
y no de Dios.
Historia Medieval de España

Enlazando así con el viejo derecho germánico, del que tomaban también el rito de
proclamación del rey: jurar los fueros, recibir la orden de caballería, alzamiento sobre el
escudo, reparto de monedas entre el pueblo y una vez realizado todo ello, doce
ricoshombres, en nombre de todos los navarros, juran defender al rey, a la tierra y a los
fueros.

La imposición de estas cláusulas tiene por un lado una base histórica, Aínsa-Sobrarbe
(nobles contra musulmanes), así como paralelismo con Covadonga.

El « Fuero Antiguo» fue la matriz a partir de la cual, en los siglos posteriores, se fue
conformando y amejorando el que hoy conocemos como « Fuero General» . En este
amejoramiento hay que incluir a Felipe III, en 1630.

El poder de los ricoshombres se manifestó en un frente común ante los reyes


extranjeros, lo que no impidió la formación de bandos desde finales del XIII.

C. LOS GRUPOS PRESENTADOS A CORTES

13. PRECEDENTES

Los reyes y condes hispanos gobiernan aconsejados por nobles y eclesiásticos que
siguen a la corte o son llamados en circunstancias especiales, como los concilios de
Carrión en 1130 que Alfonso VII ordena convocar a Diego Gelmírez o el de León 5
años más tarde. Las separaciones de los reinos da lugar a curias por cada uno de los
reinos separados.
94
Estos concilios y curias no son las únicas asambleas. En Cataluña se convocan
asambleas más amplias, las de « paz y tregua» para legislar sobre las paces y las treguas
perpetuas en los territorios. Suelen estar relacionadas con campañas exteriores, como
por ejemplo, la toma de Valencia.

14. LAS CORTES

Los diferentes reinos peninsulares se disputan la prioridad de las Cortes pero es en León
en 1188 donde se convocan las consideradas más antiguas, no sólo en España
posiblemente también en Europa, por ser las primeras en convocar a los ciudadanos
junto con los clérigos y los nobles y que además conllevan el compromiso de seguir los
consejos de los « obispos, nobles y hombres buenos» .

Las Cortes pierden su función de consejo (que procedía de la curia) a favor de la ayuda
económica, política y militar. Las Cortes suponen la debilidad monárquica al exigir
siempre contrapartidas a la ayuda monetaria. Preocupándose con frecuencia, los
representantes, más de sus intereses que de los generales. Los asistentes a cortes
representan al reino según el concepto y la forma de la tradición medieval.

15. LOS COMPONENTES DE LAS CORTES

Los clérigos: arzobispos, obispos, cabildos catedralicios, clérigos regulares (monjes y


frailes) y órdenes militares. Estos no sólo se representan a sí mismos, también a todos
los que viven bajo su protección, son los territorios de abadengo.
Historia Medieval de España

Los nobles, con éstos pasa lo mismo no sólo se representan a sí mismos, también a
todos los que viven bajo su protección incluidos otros nobles bajo su jurisdicción, son
los territorios solariegos.

Los ciudadanos: dependen directamente del rey son llamados bien a título personal o
bien elegidos entre los principales de las ciudades, son la caballería villana de los
concejos semi-urbanos y los grandes mercaderes « los burgueses» de las ciudades, son
gentes con gran poder económico. Proceden de las zonas de realengo (brazo real).

La representación es la que corresponde a una sociedad basada en la desigualdad y el


privilegio. Teóricamente todos están representados y a todos atañe lo pactado. En la
práctica sólo una minoría con poder socioeconómico y militar actúa confundiendo en
ocasiones, más que el bien común, sus propios intereses.

95
Historia Medieval de España

DEFENSORES Y CABALLEROS (II)

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. LOS FUEROS DE ARAGÓN

La palabra fuero, del latín « forum» = foro, etimológicamente significa juicio, lugar
donde se administra la justicia, o territorio sobre el que se extiende la jurisdicción,
aunque en legislación se refiere a uso, costumbre y « derecho, no observado de un modo
general» , definiéndose entonces como « colección de privilegios, franquicias e
inmunidades otorgadas por el poder público a determinadas localidades o clases
sociales» . En el Derecho vigente se usa en equivalencia de « legislación especial» .

Durante el siglo XIII vemos repetirse el mismo proceso en todos los reinos del norte
peninsular: los nobles, caballeros y defensores, a quienes las prerrogativas forales
benefician, buscan ser plasmados de forma expresa los « Usos y Costumbres» que se
remontan a tiempos ancestrales (principios de la Reconquista e incluso los visigodos)
aprovechando cualquier período de debilidad real, sucesiones o peticiones de ayuda.
Los reyes lógicamente eran remisos a sancionar lo que era para ellos pérdida de poder
efectivo, de sus intereses centralizadores y sobre todo de la capacidad para represaliar
debidamente a quien se alzara en armas o conjurara contra el poder real. 96

El « Fuero Real» promulgado por Alfonso X para los territorios de Castilla y León, los
« Usatges» de Cataluña, promulgados por Ramón Berenguer I (1068) y elevados a
compilación legal con el Privilegio « Recognoverunt Proceres» dado por Pedro III en
1283, en la misma fecha y situación en que se vio obligado a otorgar el « Privilegio
General» a los nobles aragoneses, o el « Fuero General de Navarra» , recopilado como
consecuencia de las disidencias entre la nobleza y el rey Teobaldo I en 1287, todos ellos
son el resultado de esa pugna entre el rey y la nobleza por delimitar sus respectivos
campos de actuación. A diferencia de los anteriores, en Aragón no se produce confusión
entre alta y baja nobleza, formando grupos diferenciados en su representación en Cortes.

Los « Fueros de Aragón» son una colección de « cartas pueblas» y privilegios


concedidos desde los comienzos de la Reconquista a Sobrarbe, Aínsa, Jaca, San Juan de
la Peña (en cuyo monasterio se recopiló la Crónica que más tarde invocarían los
nobles), Zaragoza, Belchite, Calatayud, Daroca, Alcañiz y Teruel. Fueron recopiladas
por el Obispo de Huesca Vidal de Cañellas, por orden de Jaime I y aprobadas por las
Cortes de Huesca de 1247, agregándose en 1283 el « Privilegio General» en las
siguientes circunstancias:

Tras la conquista de Sicilia, Pedro III fue excomulgado y depuesto por el Papa Martín
IV y Felipe III se disponía a invadir el territorio. El rey necesitaba subsidios y a la
nobleza para organizar la defensa pero, a pesar de su crítica situación, en las Cortes de
Tarazona (septiembre) se resiste a las presiones nobiliarias. Un mes más tarde, en las
Cortes de Zaragoza se ve obligado a otorgar 30 nuevas leyes añadidas a los Fueros,
dando lugar al « Privilegio General» , aceptando entre otras cosas, las siguientes:
Historia Medieval de España

·Reunir Cortes todos los años.

·No proceder contra la clase privilegiada de oficio sino sólo a instancia de parte.

·Nombramiento del Justicia de Aragón entre caballeros o hijosdalgo y con el consejo de


ricoshombres.

·Derecho a los honores y a trasmitirlos a sus hijos.

·Derecho de los ricoshombres a juzgar sus propios pleitos.

·Protesta por la concesión de un Fuero propio al reino de Valencia, y sobre todo

·Obligación de jurar los fueros como condición indispensable para ser aceptado como
rey.

Sancionados los Fueros de Aragón, Cataluña y Valencia, se hace frente a los franceses
derrotándoles en el paso de Panisars, donde muere Felipe III. Poco después muere el
Papa Martín IV, Alfonso X y el propio Pedro III, superándose la crisis pero
consolidándose una situación favorable a los intereses socio-económicos de la nobleza.
Entre las consecuencias de la aprobación de los Fueros se pueden citar:

·Imposición de la nobleza al poder real.

·Imposición de la nobleza a las nuevas clases sociales emergentes de burgueses y


comerciantes.
97
·Consolidación de las estructuras feudales.

·Separación de los intereses aragoneses y catalanes.

·Reclamación sobre el reino de Valencia como zona de expansión aragonesa y salida al


mar.

·Intereses por los asuntos estratégicos del Mediterráneo.

B. LOS USATGES DE BARCELONA

Usatges del latín « usatici» , derivado de « usus» (uso, costumbre). Son el fuero de
Barcelona que se extienden a todos los dominios del conde y aunque en sentido estricto
no pueden ser definidos como fuero nobiliario, son mayoría en ellos las disposiciones
referentes a los nobles, comenzando por las que regulan la compensación que se ha de
pagar por la muerte o herida causada a un vizconde, a un caballero, un burgués o un
campesino. Otras disposiciones regulan las relaciones entre caballeros y sus señores,
entre éstos y los campesinos que cultivan sus tierras, pero donde verdaderamente puede
verse el derecho feudal catalán es en las « Conmemoracions» redactadas por el
canónigo barcelonés Pere Albert (siglo XIII), subtituladas « Costumbres de Cataluña
entre señores y vasallos» .

Fijados los derechos feudales en los Usatges y en las Conmemoracions, las


Constituciones de Paz y Tregua confirman la independencia de los señores y su
autoridad sobre los campesinos:
Historia Medieval de España

·1173, Alfonso el Casto ponía bajo la protección de la paz y tregua las iglesias, personas
y bienes eclesiásticos, las personas y propiedades de los campesinos y sus casas «
siempre que no se hallaran en alodios de caballeros» sobre los que el conde-rey carece
de jurisdicción.

·1202, se precisó aún más la independencia nobiliaria al adoptarse una disposición por
la que los señores que maltrataran a los campesinos o les quitaran sus cosas no deberían
composición alguna al rey, excepto en el caso de que los campesinos o sus bienes
hubieran sido recibidos en feudo del rey o de personas eclesiásticas.

·1214, tras señalar las personas y bienes protegidos por la constitución, se aludió
directamente a « los hombres de los alodios y castillos de los caballeros en los que el
rey sólo poseía la potestad» (la justicia criminal); estos hombres no podían ser incluidos
en la paz y tregua sin una declaración expresa de sus señores.

Las disposiciones legales no impiden la tendencia a la confusión entre los distintos


grupos de nobles, al igual que en Castilla, y en las Constituciones de Paz y Tregua
(1235) se adoptaron medidas semejantes a las tomadas por las Cortes Castellanas
(1258): se prohibieron los vestidos lujosos. Al mismo tiempo se completó la tendencia a
convertir la caballería en grupo cerrado al ordenar que nadie pudiera ser caballero si no
era hijo de caballero, aunque no todos los hijos de caballeros llegan a esa categoría
según se desprende de los Usatges, que reconocen al hijo de caballero la categoría
paterna hasta que llegan a la edad de 30 años y de aquí en adelante se le considerará
como a un payés si no reúne las condiciones de los caballeros, si ni tiene caballo, armas
ni feudo, no va en hueste ni en cabalgadas, pleitos o cortes como corresponde a un
98
caballero mientras no se lo impidan la vejez o la enfermedad.

C. LOS GRUPOS PRESENTADOS A CORTES

Los reyes y condes hispánicos gobiernan aconsejados por nobles y eclesiásticos que
siguen a la Corte. Los concilios y la curia son los precedentes de las Cortes. Pero en
Cataluña existen unas asambleas, anteriores a las futuras Cortes, denominadas « Paz y
Tregua» , que se convocan junto con el consejo del rey-conde y que tienen como
finalidad mantener pacificado el territorio en momentos de gravedad; desde el XII
tendrán un significado político más que religioso. Lo acordado en estas asambleas
difiere poco unas a otras. Es el caso de las asambleas de Ramón Berenguer III para
mantener la paz, o de Jaime I, que aconsejado por obispos, nobles, caballeros y
ciudadanos de Cataluña decreta Paces y Treguas perpetuas para llevar a cabo la
conquista de Mallorca. Por esta paz están protegidos: iglesias, clérigos, viudas,
huérfanos, campesinos, burgueses. Con la conquista de Valencia ocurrirá lo mismo,
pero esta vez las asambleas de Paz y Tregua tomarán medidas de carácter social y
económico como las leyes suntuarias que ponen límite a los gastos, reconocen la
autoridad de los señores sobre sus hombres.

Las Cortes heredan de la curia la función de consejo, pero éste va perdiendo


importancia a favor de la ayuda económica, política y militar. La convocatoria de Cortes
mostrará en ocasiones la debilidad de la monarquía, que servirá para exigir e imponer
sus condiciones mediante pactos con el rey, que en adelante no podrá gobernar sin el
consentimiento de las Cortes.
Historia Medieval de España

Las limitaciones del poder monárquico se verán reflejadas por ejemplo en Navarra,
donde al subir Teobaldo de Champaña e incumplir los fueros provocarán una revuelta
nobiliar.

16. LOS COMPONENTES DE LAS CORTES

16.1 Iglesia

Fuertemente jerarquizada, a las Cortes van: arzobispos, obispos, miembros de los


cabildos catedralicios, los clérigos regulares y los caballeros-monjes de las órdenes
militares.

16.2 Nobleza

Guerreros a los que la actividad militar ha convertido en señores de vasallos. Su consejo


y ayuda es doble: como especialistas de la guerra y como señores que deben autorizar la
ayuda económica de sus vasallos. Serán compensados con el reconocimiento de sus
derechos y privilegios.

16.3 Ciudadanos

Aquéllos que se han desvinculado del rey-señor feudal, que poseen un mayor nivel
económico, político y militar. Muchos son miembros de la caballería villana que
controlaba los cargos municipales o quienes destacaban en los centros urbanos como
mercaderes, llamados burgueses o ciudadanos.
99
En Cataluña los funcionarios importantes de la administración: batlles (general de
Cataluña, más tarde gobernador del Principado y lugarteniente real) y los veguers (que
dirigen las catorce veguerías en las que se haya dividido el Principado).

Teóricamente todos están representados y se cumple el principio de Derecho Romano.


En la práctica, sólo una minoría de mayor fuerza económica, política y militar está
presente en las Cortes.

Mallorca carecerá de Cortes y deberá aceptar las catalanas.

Las concesiones hechas por Pedro el Ceremonioso a las Cortes catalanas limitarán el
poder real y someterán aún más a los vasallos de los señores feudales.
Historia Medieval de España

LOS INTERCESORES ANTE DIOS

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

  En la Santa Misa


ORATORES = rezan e interceden   Predican las verdades de fe

Los clérigos se organizan, tienen  Diócesis (clero


intereses contrapuestos: secular)
 Organización de los  Órdenes (clero
creyentes   Órdenes militares regular)
 Laicos / familiares 
 

Los fieles deben ser conscientes de que no son dueños de los bienes que pertenecen a
Dios →las donaciones → poder económico del clero.

A. ARZOBISPADOS, DIÓCESIS Y PARROQUIAS

Una de las características de la institución eclesiástica es la continuidad por encima de


las contingencias políticas. 100

La Iglesia hispana se organiza en época romana y visigoda, época unitaria y mantiene la


idea de unidad incluso cuando la situación política es de clara diversidad y de
enfrentamiento entre los reinos en que se ha dividido Hispania.

La restauración del primado toledano es el símbolo de esta unidad, adaptándose a la


realidad política permitiendo la restauración de sedes episcopales o la traslación de éstas
y de sedes metropolitanas a lugares donde no las hubo en época romana o visigoda.

La autoridad del primado toledano encontrará numerosas resistencias inicialmente entre


los condes de Barcelona que se apresuran a restaurar la metrópoli tarraconense para
evitar cualquier posible intervención del toledano-castellano.

Cuando en Aragón y Barcelona se unan, la unidad política será reforzada con la


eclesiástica.

Tarragona extenderá su autoridad sobre las diócesis catalanas sobre los territorios de
Aragón y también sobre Navarra con una serie de problemas. Plantea dos a raíz de las
ocupaciones al independizarse Portugal a comienzos del siglo XII y separarse León y
Castilla en 1157: el primado de Toledo-Castilla se contrarresta desde los arzobispados
de Braga, en el que se ponen las diócesis y clérigos portugueses y de Mérida.
Trasladado éste a Santiago de Compostela por orden de Diego Gelmírez. Esta realidad
explica que Fernando II y los arzobispos de Santiago unan su esfuerzo en la ocupación
de Extremadura, amenazada por castellanos y portugueses y hace que la Orden militar
Historia Medieval de España

de Cáceres o de la Espada se convierta en la Orden de Santiago al hacerse familiar de


ella el arzobispo de Santiago que ofrecerá a sus miembros la mitad de Mérida, puesto
que el control de la ciudad garantiza que la sede metropolitana podrá seguir en Santiago
y no volverá a Mérida. La de Sevilla en 1249 chocará con la de Toledo, extendiendo sus
límites hasta Córdoba y la expansión de Portugal hacia el sur hará que se cree una
provincia eclesiástica en Lisboa, cuyos intereses chocarán con los de Sevilla, esta
incorporará la diócesis de Canarias y el obispado de Marruecos.

La situación es cambiante y la fidelidad visigoda hace que los límites metropolitanos y


políticos no coincidan de forma total. De Toledo dependen Palencia, Osma y Segovia.
De Braga, Zamora y Astorga, más tarde dependerán de Compostela los obispos de León
y Burgos consiguen que sus iglesias estén exentas, es decir, no dependan de ninguna
metrópoli.

Las diócesis se extienden sobre territorios demasiado extensos que es preciso subdividir
en arcedianatos y éstos en arciprestazgos, cada uno de los cuales comprende varias
parroquias, base de la organización eclesiástica que engloba a los fieles de cada barrio
de las ciudades. El obispo es auxiliado en su tarea pastoral por el cabildo catedralicio,
cuyos miembros forman una especie de aristocracia dentro del clero por su intervención
en ceremonias litúrgicas, misas, horas canónicas y procesiones que se realizan en torno
a la catedral y por la situación económica que disfrutan los canónigos.

En todos los cabildos están las dignidades o personas entre los que se incluyen el deán o
presidente del cabildo.
101
B. MONASTERIOS Y CONVENTOS

Hasta los reinos hispánicos llegan monjes cluniacenses, símbolo de la independencia de


los monjes respecto al poder civil. Son los agentes de la centralización de la cristiandad
emprendida por Roma. Su influencia se hizo sentir especialmente en Castilla y León. El
primer monasterio, San Isidoro de Dueñas, se fundó en 1073. Monjes cluniacenses o
clérigos formados por ellos llegarían a las más importantes sedes episcopales. La
vinculación a Cluny será decisiva en el cambio del rito mozárabe por el romano.

Pese a la importancia de la reforma, la iglesia mantuvo su estructura feudal, semejante a


la de los laicos. Contra esta situación se alzan numerosos reformadores que exigen la
vuelta de la iglesia al ideal evangélico de la pobreza. Dentro de esta corriente se inscribe
la comunidad cisterciense, creada en 1099 por Roberto de Molesmes, quien aspiraba a
que su grupo viviera del trabajo personal, en el más absoluto retiro y con sujeción
estricta al ideal de pobreza individual y colectiva. Pero el grupo adquirió tal renombre
que le llovieron los donativos y pronto sus monasterios rivalizaron en riqueza con los
cluniacenses. En menos de 25 años el ideal evangélico de pobreza había pasado a un 2º
plano.

Los cistercienses llevaron a cabo una actividad repobladora de extraordinaria


importancia. Entre las condiciones exigidas para aceptar la donación de tierras y fundar
en ellas sus monasterios figuran la propiedad absoluta del lugar y la concesión por el
obispo de lo que podemos llamar inmunidad episcopal, es decir, la renuncia a
inmiscuirse en el gobierno de la abadía. Previamente a la aceptación de las tierras, dos o
tres abades de la orden realizaban una visita de inspección para comprobar si los
Historia Medieval de España

terrenos permitían la vida de los monjes en régimen de autosubsistencia y si se hallaban


lejos de cualquier aglomeración urbana, característica que diferencia claramente a los
monasterios cistercienses de los cluniacenses.

San Bernardo de Claraval, cisterciense, está en la base de la creación y organización de


las órdenes militares creadas para acoger y defender a los peregrinos que se dirigían a
Tierra Santa y combatir a los musulmanes, objetivo que despierta gran interés en la
Península, según se vio en el testamento de Alfonso el Batallador. Alfonso es también el
creador de cofradías como Zaragoza, Uncastillo, Monreal y Belchite, precedente de las
órdenes que se crearán en la 2ª ½ del XII, ante la falta de combatividad de las órdenes
internacionales. Así nació la orden de Calatrava, la 1ª de una larga serie que incluye a
las de Santiago, Alcántara, Avis y otras menos conocidas.

Cistercienses, premostratenses, Comunidad de Fontevrault y cartujos aspiraban a


reformar la iglesia mediante el ejemplo personal. Otros grupos aspiraban a reformar las
costumbres mediante la predicación. Entre ellos no sólo hay clérigos sino también
laicos. Entre los laicos destacaron Pedro Valdo y Francisco de Asís. El segundo se
adaptaría a las exigencias de la jerarquía y su movimiento será incorporado tras la
adaptación correspondiente al sistema eclesiástico y sus seguidores formarán la orden
franciscana. Pedro Valdo se negaría a aceptar la injerencia eclesiástica y sus teorías
serán condenadas como heréticas. Para combatir doctrinalmente a los valdenses y a los
cátaros, se crea en el XIII, por Domingo de Guzmán la orden de los dominicos.
Completan esta relación de órdenes surgidas durante este período, las creadas a
comienzos del XIII para redimir cautivos (trinitarios y mercedarios) y las de origen
eremítico (carmelitas y agustinos). Todos estos frailes, por estricta que sea la orden,
viven en el mundo, en las ciudades y desempeñan un papel fundamental en102 ellas como
agentes de Roma y promotores de universidades.

Si en algún lugar podían surgir órdenes dedicadas a la redención de cautivos cristianos


era en la Península, en las zonas costeras amenazadas por los piratas. Catalanes fueron
los fundadores de trinitarios y mercedarios (San Juan de la Mata y Pedro Nolasco),
cuyas casas hallamos repartidas por toda la geografía hispana.

17. VINCULACIÓN A ROMA

Hasta fines del XI la influencia de Roma en la Península es reducida y los reyes,


siguiendo el ejemplo visigodo, convocan concilios por sí mismos en los que se tratan
tanto asuntos religiosos como políticos. En 1215 se celebró en Letrán, con presencia de
numerosos obispos peninsulares, un concilio universal que concedió especial
importancia a la reforma de las costumbres del clero, pero sus ecos apenas fueron oídos
en la Península hasta la llegada en 1228-9 del legado pontificio Juan de Abbeville. Las
disposiciones de Letrán relativas a la obligación de confesar y comulgar una vez al año,
pagar los diezmos y en especial los acuerdos sobre las relaciones de los clérigos con las
mujeres, la necesidad de tener unos conocimientos mínimos para ejercer dignamente el
ministerio eclesiástico y la obligación de los canónigos de asistir al coro y al rezo de los
oficios divinos, fueron el empeño de la obra de Juan de Abbeville, que, sin embargo, no
tuvo continuidad.

Equiparados los clérigos en muchos puntos a los nobles, como ellos ocupan cargos en la
administración. Desde fines del siglo XIII se pide insistentemente que los clérigos sean
Historia Medieval de España

apartados de cargos en la administración de los que no se les puede pedir


responsabilidades por estar sometidos únicamente al fuero eclesiástico.

Concilios y sínodos no son asambleas políticas, pero en ellos se hace hincapié en la


defensa del fuero y de las propiedades eclesiásticas.

103
Historia Medieval de España

DERECHO, LITERATURA Y ARTE, EXPRESIÓN DE LA SOCIEDAD

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. DERECHO REGIO Y DERECHO MUNICIPAL

Los monarcas tienen un doble objetivo jurídico: instaurar un derecho nacional


sustituyendo los derechos locales e instaurar el Derecho Romano que les permite ejercer
poderes más amplios. Así, normas de mayor alcance empiezan a sustituir normas locales
como es el caso de los Usatges de Barcelona en Cataluña y el Fuero Juzgo en León.

En Castilla fracasa el intento de imponer el Fuero Real, imponiendo la nobleza los


antiguos fueros. Serán las Cortes de Alcalá las que aprueben el Código de las Partidas, a
propuesta de Alfonso XI, si bien coexistirá con los fueros locales y la consuetudo,
además del reconocimiento del poder legislativo del monarca.

En Aragón el derecho se mantiene codificado y unificado, pudiendo ser modificado por


las Cortes y la costumbre que es la fuente preeminente del Derecho. Mediante el Justicia
de Aragón se previenen las influencias legales foráneas.

En Cataluña el derecho visigodo se mantiene si bien juntamente con 104 el Derecho


Romano, la costumbre y las normas canónicas. Se le reconoce al conde de Barcelona
determinadas prerrogativas y su preeminencia en Cataluña. Al mismo tiempo que se
refuerzan las instituciones feudales se fortalece la autoridad del príncipe.

El Valencia el cuerpo normativo estuvo compuesto por el Fuero de Aragón y Les Furs
de Valencia, aplicados territorialmente de manera diferenciada. Los grupos
privilegiados consiguieron la renuncia real al ejercicio del poder legislativo libre del
control de las Cortes, diferenciándose así de Cataluña y Aragón.

En Mallorca la consuetudo carece de valor gozando el monarca de amplia capacidad


jurídica. En Navarra se crea un derecho común sin perjuicio del derecho local y
respetuoso con las costumbres, Fuero General de Navarra.

Por otro lado, a medida que los concejos adquieren importancia, se recopilan los Fueros
Extensos que contienen privilegios, costumbres y sentencias de los jueces con el
objetivo de mantener la paz y seguridad ciudadanas. Cuando al frente de los concejos,
los hombres buenos son sustituidos por caballeros, los fueros locales desembocarán en
regulaciones diferenciadas para los grupos sociales. En Cataluña son los burgueses los
que ostentarán el poder municipal.

Los regidores (probi homines) terminan constituyendo un grupo social que, con el
reconocimiento regio, representan a la ciudad. Disposiciones reales, en especial de
Jaime I, regulan los nombramientos y funcionamiento de los concejos que colaborarán
con el veguer, delegado real. El gobierno municipal acabará quedando en manos de los
grandes mercaderes que crean un patriciado urbano que, mediante el Consejo de los
Historia Medieval de España

Cien, repartirá los cargos entre los mismos beneficiarios, quedando relegado, sin
atribuciones, el delegado real.

De los fueros de Barcelona (Recognoverunt Proceres, 1284) se desprende un apoyo a la


aristocracia urbana que confunde sus intereses con los municipales y que provocará
conflictos sociales y levantamientos a lo largo del siglo XIII.

B. POESÍA Y ARTE DE CORTESANOS Y CLÉRIGOS

El arte es casi exclusivamente religioso. Símbolos de la unificación de la cristiandad de


occidente son las rutas del Románico y del Gótico. El primero se difunde a través del
Cluny y el segundo con el Císter.

Son ejemplos del arte Románico Ripoll, la catedral del Jaca, San Isidoro de León, las
catedrales de Zamora, Salamanca y Santiago y del Gótico: Las Huelgas, Poblet, Santa
María del mar y catedrales de Burgos, Toledo, León, Gerona y Pamplona, estas dos
últimas en el XIV.

El Románico y el Gótico vinculan a la Península con Europa. El arte Mudéjar recuerda


las diferencias en la Seo, El Salvador y San Martín de Teruel.

En el aspecto literario, las lenguas romances se van imponiendo al latín, aunque éste
conserve su importancia como lengua filosófica, científica y litúrgica.

Tanto Alfonso X como Jaime I están interesados en favorecer la difusión de las lenguas
105
habladas porque reflejan mejor el sentir de la población y además es una nota
diferencial frente al Pontificado y el Imperio.

La única epopeya conocida en castellano es el Poema del Cid. También hay fragmentos
de otras en las Crónicas del siglo XIII y en el Romancero. Los orígenes de Castilla dan
lugar a diversos poemas. También hay poesía erudita. Gonzalo de Berceo recuerda que
San Millán salvó a los castellanos del peligro musulmán y éstos, agradecidos se obligan
a pagar los Votos a San Millán como los leoneses los de Santiago.

Surge la poesía lírica o cortés en las cortes señoriales europeas, cantadas por trovadores.
Se utiliza como arma política.

Algo después aparece la poesía gallego-portuguesa, también en el XIII, para unos,


derivación de la lírica mozárabe, y para otros, imitación de la poesía provenzal llegada a
Galicia con los peregrinos.

Otra manifestación son los poetas goliardos, vagabundos que no se encuadran en


ninguno de los grupos sociales existentes. Se desplazan siguiendo a los maestros
célebres. Sus poesías atacan a la sociedad, a todos los grupos establecidos y cantan al
juego, al vino y al amor. Uno de sus blancos preferidos es la jerarquía eclesiástica.

Alfonso X está considerado como el creador de la prosa literaria castellana. Reunió todo
el saber de la época en lengua castellana. Trabajan, traduciendo todo tipo de géneros de
obras, árabes y hebreas, sabios judíos, musulmanes y cristianos.
Historia Medieval de España

La primera crónica se redacta en el reinado de su hijo Sancho IV es la Primera Crónica


General de España y finaliza en el reinado de Fernando III. También está la crónica o
Llibre dels Feits (libro de los hechos) del reinado de Jaime I, en catalán y escrita por el
monarca. Con esta obra se inicia la literatura catalana, cuyo mejor representante es
Ramón Llull que utiliza por primera vez un léxico científico en catalán.

El latín no perdió su carácter de lengua cultural y se escribieron himnos, poemas


religiosos y obras de tipo histórico. En Ripoll se redacta la que comprende desde
Vifredo el Velloso hasta Jaime I.

En Castilla y León, el continuador de las crónicas del ciclo de Alfonso III es Sampiro.
También está la Crónica Silense, la de Pelayo de Oviedo, la de Alfonso VII. De tema
particular son la Historia Compostelana o de Diego Gelmírez y la Primera crónica
anónima de Sahagún. La crónica de Jiménez de Rada y la rudense defienden la idea
unitaria de la Península, identificando a los hispanos con los visigodos, de modo
especial a los astur-leoneses-castellanos.

106
Historia Medieval de España

LA CORONA DE ARAGÓN: DE LAS CORTES DE BARCELONA A


LA DINASTÍA TRASTÁMARA

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. LA DIFÍCIL UNIÓN POLÍTICA Y LA FORMULACIÓN DEL PACTO


SOCIAL

Los reinos de Aragón, Valencia, Cataluña y Mallorca forman la corona de Aragón, que
es una confederación a cuyos miembros une la dependencia de un mismo monarca pero
con un derecho distinto.

En su testamento de 1262, Jaime I mantiene unidos los reinos de Aragón, Valencia y el


Principado y separa el reino de Mallorca (Baleares, Rosellón, Cerdaña y Perpiñán). La
presión de Pedro III el Grande de Aragón y de los mercaderes catalanes desembocó en
el Tratado de Perpiñán (1279) por el que Mallorca y su rey se convierten en vasallos del
aragonés.

Los aragoneses se niegan a colaborar en la guerra provocada por la ocupación de Sicilia


(1282) y culpan al rey de haber embarcado al reino aragonés en una guerra que en nada
beneficia a Aragón. El precio por colaborar con Pedro III es el reconocimiento
107 del
Fuero de Aragón y el control del de Valencia por los nobles aragoneses agrupados en la
Unión.

También los catalanes negocian su ayuda al monarca en la guerra que le enfrenta con el
rey de Sicilia, el Papa, el monarca francés y con Jaime II de Mallorca. Enfrentado a
Carlos de Anjou, al Papa, al monarca francés y al rey de Mallorca, Pedro III (1276-85)
necesita que aragoneses, valencianos y catalanes le faciliten hombres de guerra y dinero
y para conseguirlo aceptará todas las exigencias de los súbditos. Los catalanes ponen
otro precio: que el rey use el título de conde de Barcelona y más consejeros catalanes.

18. LA FORMULACIÓN POLÍTICA DEL PACTO SOCIAL

Desde 1283 las limitaciones impuestas al poder monárquico serán un factor esencial en
la historia política de Cataluña. Los acuerdos impuestos al monarca sirven para reforzar
la autoridad de miembros destacados de la nobleza, eclesiásticos de alto rango y los
dirigentes de las ciudades importantes. Pedro III, que había pretendido limitar la
autoridad señorial, confirmó en 1283 las libertades y privilegios catalanes.

Se restablece una Constitución de 1202 por la que se prohibía a los señores acoger en
sus dominios a vasallos ajenos sin licencia del dueño. Por lo que se refiere a los
patricios, se reafirma la independencia de las ciudades respecto al monarca. A los
ciudadanos se les concedió el privilegio de proceder personalmente al embargo de los
bienes de quienes no pagaran las rentas de las casas en las que viven. La presión de los
acreedores combinada con un año de malas cosechas, con el alza de los impuestos y la
subida de los precios, fue determinante en el levantamiento de los menestrales
Historia Medieval de España

barceloneses que llegaron a instalar un auténtico gobierno popular (Berenguer Oller


representa el primer intento de acceder al poder municipal para desde él anular las
disposiciones que les imposibilitan la vida). Pedro III se negó a escuchar las razones del
dirigente de la revuelta e hizo ahorcar a Oller y a siete de sus partidarios después de
hacerles arrastrar por las calles de la ciudad. Ejecutados los dirigentes, el movimiento
fue sofocado y Barcelona entra en un período de calma sólo alterada hacia la 2ª ½ del
XIV por algunos motines populares provocados por la carestía de productos
alimenticios y por abusos de los dirigentes urbanos.

Los efectos de la ocupación de Sicilia fueron considerables: el Papa excomulgó a Pedro


III el Grande y dictó el entredicho contra los dominios aragoneses. Jaime II de Mallorca
aprovechó las dificultades del monarca aragonés para recuperar la independencia y se
alió a los enemigos de Pedro III, que tuvo que hacer frente a los ataques angevinos en
Sicilia, a los franceses y a los mallorquines. La división de Castilla entre los partidarios
de Alfonso X (1252-1284) y de su hijo Sancho IV (1284-95) permitirá negociar el
apoyo de uno de los bandos, el que, al seguir a Sancho tiene como enemigo al monarca
francés y está obligado a mantener relaciones amistosas con Aragón mientras Pedro
tenga en su poder a los infantes de la Cerda, candidatos al trono castellano.

Pedro III murió mientras organizaba la expedición contra los dominios de Jaime II de
Mallorca y su hijo Alfonso III el Franco dirigirá con éxito la campaña contra el reino de
Mallorca que vuelve de este modo a formar parte de la corona de Aragón. Al morir
Alfonso III dejó sus reinos a Jaime II de Sicilia, que a su vez, debería renunciar a Sicilia
a favor del tercer hermano, Federico.
108
Por el Tratado de Anagni (1295) Jaime II, rey de Aragón, abandona Sicilia, donde se
proclama rey a Federico, devuelve Mallorca a Jaime II y en la negociación obtiene de
Roma los derechos de ocupación de Córcega y Cerdeña y la paz con los angevinos y
con Francia. Por el Tratado de Caltabellota (1302) se condecía a Federico la posesión
del reino mientras viviera. Este acuerdo no fue respetado y, en definitiva, Sicilia
continuará en manos de la dinastía catalana, pero la paz de 1302 dejó libres a los
mercenarios de uno y otro, cuyos servicios fueron reclamados por diversas ciudades
italianas y por el emperador bizantino para defender sus tierras contra los turcos.
Recuperada la Corona de los gastos ocasionados por la actividad política de Jaime II,
pudo el rey llevar a efecto la ocupación militar de Cerdeña (1323-1324).

La independencia de cada uno de los reinos de la Corona no impide que Cataluña sea el
centro político de los territorios. Los unionistas aragoneses, ante las disensiones entre
Alfonso IV el Benigno (1327-37) y su hijo Pedro, jugaron la carta del heredero,
confiando en recuperar el predominio: durante los primeros años de su reinado, Pedro
IV el Ceremonioso (1336-87) tomó como principal consejero al arzobispo de Zaragoza,
pero pronto el monarca confía el gobierno al catalán Pedro de Ribagorza, lo cual avivó
el malestar aragonés, que halla ocasión de manifestarse en el momento en que Pedro IV
hizo proclamar heredera a su hija Constanza. Los aragoneses se aliaron a los hermanos
de Pedro IV y resucitaron la unión. El monarca aceptó las exigencias unionistas, pero
mientras el rey negociaba con los nobles, sus partidarios organizaban el ejército que
vencería a los unionistas y aseguraba el predominio catalán dentro de la corona.

Pedro IV intenta en el XIV sustituir la unión personal de sus reinos por una vinculación
más firme que vendría dada por la creación de cargos generales, con autoridad sobre
Historia Medieval de España

todos los territorios. Su hijo Juan I creará vicecancillerías en cada uno de los reinos y en
1419 Alfonso V el Magnánimo nombrará para el reino de Valencia un Mestre nacional.

La guerra civil que enfrenta a los catalanes entre 1462 y 1472 es el final de un proceso
en el que se mezclan la pugna por el poder político entre el monarca y los grupos
dirigentes de Cataluña, los enfrentamientos entre patricios y los maestros de los gremios
de Barcelona por el control del municipio y la lucha de los campesinos por su libertad
personal.

19. DEBILIDAD DE LA MONARQUÍA ARAGONESA

Rompe el equilibrio en el reino con un cambio de intereses en los grupos sociales que
nos llevan directamente a un enfrentamiento entre todos: campesinos, ciudadanos,
artesanos, rentistas, etc., y un acentuado pactismo en el reino.

B. EL DESCONTENTO CAMPESINO Y LOS MOTINES URBANOS

La colaboración entre el monarca y los ciudadanos mercaderes se rompe porque estos


últimos preferían (s. XIV) comprar propiedades y vivir como nobles sin dejar de
controlar los municipios. Se produce, al tiempo, una desvinculación con los artesanos
que al ver que aquellos se habían alineado con los propietarios ven la solución en la
modificación del régimen municipal de Barcelona para dar peso a los gremios. Al
enfrentamiento ciudadanos-gremios se une el de campesinos-señores.

Todos estos enfrentamientos tienen su reflejo en el pactismo político. El monarca es


controlado por las Cortes y éste se apoya en campesinos y artesanos. 109

La Remensa (obligación de pagar para poder abandonar las tierras señoriales) no es el


único mal uso impuesto por los señores para incrementar sus beneficios gracias a otros
usos conocidos con los nombres de intestia (morir sin testar), eixorquia (sin
descendencia), cugucia (adulterio), arcia (incendios) y firma de spoli.

El más importante es el de la remensa: en muchos contratos se incluye la renuncia


específica de los payeses a fijar su residencia en los lugares de realengo y, para quienes
olvidan su dependencia, las Cortes recuerdan en 1289, 1291, 1300 y 1321 la obligación
de redimirse. Insisten en 1350 cuando a causa de la peste negra se acelera la emigración
a la ciudad que declara ciudadanos a quienes tienen alquilada habitación y van a
Barcelona en determinadas fiestas.

El interés señorial radica en mantener la tierra en cultivo y en las zonas de montaña se


restablecen estos malos usos para mantener en ellas a los campesinos. En comarcas
como el Maresme y el Vallés se ofrece reducción de censos y se permite la ocupación
de mansos abandonados. Así, mientras unos campesinos se enriquecen, otros se ven
abocados a la miseria. Unos aspiran a obtener la libertad y otros, los campesinos ricos, a
mantener su posición. En 1370-80 se originarán manifestaciones de descontento de los
payeses de remensa por la reimplantación de los malos usos.

Las amenazas de los campesinos se acompañan de una organización interna que


permite, a fines de siglo, ofrecer a los reyes cantidades importantes para conseguir la
redención en masa. A esta oferta se une el interés real por limitar el poder señorial y el
Historia Medieval de España

convencimiento de la injusticia de la servidumbre. Pese a la buena disposición de la


monarquía, los intentos de recuperar el patrimonio real no despertaron entusiasmo entre
los campesinos cuyo interés está en la supresión de los malos usos y no en el pago al
realengo donde subsiste la remensa, a pesar de las gestiones para que la supriman los
eclesiásticos en sus dominios.

Las manifestaciones del conflicto campesino coinciden con los intentos de modificar el
régimen municipal para hacer frente a la situación del mundo urbano. Las primeras
dificultades surgen en 1333 en que los cereales escasean, su precio aumenta y el
descontento popular se ve atizado por frailes que acusan a los dirigentes de acaparar el
trigo y provocar su encarecimiento. Las medidas tomadas no impidieron la revuelta,
1334, ni el saqueo de las casas y bienes de los consellers y la condena de los dirigentes
de la revuelta. La escasez de cereales se debe a la dedicación de tierras de cultivo al
azafrán, cáñamo y lino, de fácil salida comercial, que ocupan el lugar de los cereales y
hay que traer éstos del exterior.

Nuevas hambrunas y motines preparan la gran peste de 1348 que diezmó a la población
urbana, subalimentada a pesar de los intentos de avituallamiento. Fueron asaltadas las
casas de los patricios y judíos. El hambre y la peste fueron seguidas de un alza de
precios y salarios y de una escasez de mano de obra que paralizó la ciudad, de la ruina
de numerosos cambistas-banqueros y de la renuncia al comercio por algunos
mercaderes que prefirieron invertir en tierras.

Pedro el Ceremonioso aprobó el proyecto de búsqueda de una mayor democratización


del gobierno municipal propuesto por algunos artesanos y mercaderes, quienes piden
110
permiso para formar un sindicato.

Sin embargo, el saneamiento de la hacienda municipal no prosperó ya que muere el rey


y Juan I puso fin a la reforma. Las manifestaciones violentas se suceden y el odio
popular se desvía hacia los judíos ricos y prestamistas que serán saqueados y atacados.
El pueblo consiguió se autorizara la participación en las deliberaciones del Consejo de
Ciento a personas que antes no formaban parte del mismo; se piden las cuentas del trigo,
impuestos municipales, rebaja de los sueldos de los consellers. Durante algunos meses
los menestrales controlaron las ciudades y los procesos contra los atacantes de los judíos
como contra los que intervinieron en las reuniones del Consejo se prolongaron durante 2
años. En este tiempo se fue consolidando el poder de la oligarquía urbana aunque ésta
asumió algunas de las peticiones de los populares como disminución de impuestos sobre
alimentos, reforma de la moneda y medidas favorables al comercio.

Los impuestos y las contribuciones de ciudades como Barcelona no bastan para hacer
frente a las necesidades de éstas. Se recurre al crédito facilitado por los judíos o por los
cambistas-banqueros; en la práctica cubrirán los gastos del municipio cuando se halle al
descubierto; a cambio Barcelona deposita la mayor parte de sus ingresos en las taulas de
los cambistas a los que se confiará el pago de los gastos previo el cobro de salario.

Esto resuelve los momentos de apuro, pero al necesitar mayores ingresos se emite deuda
pública (de censals y violaris), pero este tipo de préstamo se gasta en necesidades
urgentes y provoca que se renuncie a la producción por parte de mercaderes y a colocar
su dinero en deuda. Es un círculo vicioso: quiebra de cambistas-banqueros, creación de
Historia Medieval de España

la Taula de Barcelona que inmovilizó capitales. Medidas para el relanzamiento


económico (comercio, moneda) no ponen fin al problema.

La falta de estabilidad de la moneda catalana trae consigo la tendencia a sustituirla por


las francesas de oro y planta cuyo valor oficial es superior al que da el metal contenido.
Esta sobrevaloración hace que se deje de llevar oro y plata a las cecas reales y el metal
es ofrecido a las cecas francesas. Se dan varios intentos de revalorización de la moneda
con fuerte oposición de los rentistas catalanes que no se fían.

Contención indirecta de precios, rebajando los impuestos municipales, control de


revueltas urbanas, disminución de deuda pública y solución a los problemas monetarios
no bastan para devolver a las ciudades catalanas su esplendor: éste depende del
comercio y para reactivarlo se creará el Consejo de los Mercaderes y se dictarán o
reactivarán ordenanzas proteccionistas como la de 1227 que daba prioridad a los barcos
catalanes para cargar en Barcelona los artículos destinados a Ultramar.

C. LA SUCESIÓN DE PEDRO EL CEREMONIOSO

20. JUAN I

La rivalidad entre Pedro el Ceremonioso y su hijo Juan es un reflejo de la división


existente en el reino de Aragón: Pedro sigue fiel a los ideales mediterráneos de la
dinastía y Juan se inclina hacia la colaboración con Francia y Castilla, países a los que
los que seguirá en la obediencia al Papa de Aviñón, oponiéndose a la política tradicional
de la monarquía aragonesa al negarse a unirse en matrimonio con María de Sicilia,
mediante el cual se pretendía unir de nuevo la isla a la corona de Aragón. 111

Anuló la reforma del Consell barcelonés y se enfrentó a unas Cortes que exigieron la
expulsión de algunos de sus consejeros más influyentes porque consideraban que
llevaban al rey hacia un gobierno personalista al margen de los fueros y derechos
tradicionales, que reclamaban el derecho a intervenir en la elección del canciller y los
consejeros reales, y que se negaban a enviar tropas tanto a Cerdeña como a Sicilia. A los
problemas planteados por las Cortes, se unieron en 1391 manifestaciones de
descontento popular que acabaron en el ataque y la destrucción de los barrios judíos y
un intento de invasión dirigida por el heredero de Mallorca, conde de Armañac.

En 1392 Juan I, ante la situación de Cerdeña, preparó una expedición que no llegó a
producirse por las acusaciones de corrupción de los consejeros.

El final del reinado acaba con malestar: tema de Benedicto XIII, problema de los
consejeros denunciado por Valencia. Cuando muere el monarca sus fieles son juzgados.

21. MARTÍN I (1396-1410)

Designado rey a la muerte de su hermano, centró su política en poner fin al cisma de la


Iglesia con una solución favorable a Benedicto XIII, en afianzar la posición aragonesa
en Cerdeña y Sicilia y, en el interior, proteger a los judíos, poner fin a las banderías,
ambas sin éxito, y en recuperar el patrimonio enajenado por sus antecesores. Promueven
esta política de recuperación las ciudades, que exigen al rey que incluya en su juramento
de coronación el no vender ni empeñar los bienes patrimoniales ni siquiera en caso de
Historia Medieval de España

extrema necesidad. El monarca, aunque no cumplió esto, ya que enajenó propiedades


para financiar las campañas sardas, buscó la integración a la corona de los derechos
jurisdiccionales y de los bienes cedidos por sus antecesores, de acuerdo con un
inventario de los bienes del patrimonio real realizado por los consejeros de Juan I. La
recuperación de tierras y castillos apenas se llevó a cabo debido a la falta de
disponibilidad de dinero del monarca. Recuperar la jurisdicción se conseguiría si los
habitantes de las villas y lugares enajenados corrían con los gastos de la recompra. Las
Cortes de Valencia y Aragón prestaron al monarca cantidades para la redención del
patrimonio y nombraron comisiones para llevarla a cabo. Esto exigía el nombramiento
de representantes del monarca que controlasen las operaciones, autorizasen la
celebración de asambleas generales que actuasen en nombre de la comunidad y
negociasen con los hombres del rey las condiciones de la redención.

Los campesinos de remensa fueron los más resistentes ante estas redenciones, aunque
adquirieron conciencia de su fuerza, llegando al convencimiento de que el sistema
empleado para la recuperación del patrimonio podría liberarles de los malos usos y de la
autoridad señorial. Entre cataluña y aragón

La ocupación de Valencia fue obra de aragoneses y catalanes, unidos bajo la misma


Corona y diferentes, por su lengua, estructura social, sistema monetario, legislación,
economía. El doble origen de los conquistadores-repobladores se manifestará
posteriormente en sus formas de vida.

En las comarcas montañosas próximas a Aragón se asentaría la población aragonesa


bajo la dirección de su clase nobiliaria, el obispo de Tortosa y las órdenes Militares
112
entre las que destaca la de Montesa y como consecuencia, con una organización socio-
económica feudal basada según las normas de las Cartas Pueblas aragonesas.

En las zonas bajas, pero sobre todo en el litoral, el origen de los asentados sería de
procedencia catalana y con una organización administrativa preferentemente en
concejos. En estos lugares de realengo los ciudadanos se rigen por el derecho
valenciano (los furs), que se extenderán a las tierras alicantinas (Elche, Orihuela, etc.)
tras su incorporación al Reino en el XIV.

La importancia económica de la ciudad, centro artesanal y comercial, y con una


agricultura intensiva y de regadío y su identificación con el Reino, lleva a la confusión
ciudad-reino que viene propiciada por los furs, que dicen estar vigentes en la ciudad de
Valencia y en todo el reino, villas, castillos, etc.; a pesar de lo cual al menos 50
ciudades se rigen por el fuero aragonés, unas 12 por las costums de Lérida y unos 100
lugares en los que está vigente el derecho valenciano que se extenderá hacia Alicante.

Según el franciscano Francesc Eximierais que escribe a fines del XIV, los mercaderes
son la base de la riqueza valenciana. Sus palabras son reflejo de una sociedad próspera
donde caben todos los estamentos sociales porque en la sociedad valenciana todos son
necesarios y útiles. Con una economía relativamente saneada gracias a la fertilidad de
sus tierras, al trabajo de sus artesanos y sobre todo a la actividad de sus mercaderes, a
los cuales hay que favorecer quitándoles impuestos de tránsito, concediéndoles
privilegios y honores especiales.

D. EL COMPROMISO DE CASPE
Historia Medieval de España

Martín I el Humano fue rey de Aragón de 1396 a 1410. Al morir sin descendencia su
hermano, su hijo Martín el Joven tendrá el trono aragonés. En 1409 muere Martín el
Joven sin hijos legítimos, planteándose el problema de la sucesión al no tener Martín el
Humano, viudo, otros hijos. Podía contraer matrimonio buscando un hijo, o designar
alguien capaz de sucederle. Casó nuevamente pero no tuvo descendencia y los juristas
no aceptaron que Fadrique, hijo ilegítimo de Martín el Joven pudiera reinar. Sólo
quedaba la posibilidad de pensar en algún pariente y así, se nombra a Jaime de Urgell
como lugarteniente del reino, que no supo poner fin a las banderías internas y su
candidatura no es aceptada por ninguno de los reinos de la corona. La elección tendrá
que hacerse por acuerdo de las Cortes de Cataluña, Aragón y Valencia. Pero aragoneses
y valencianos tienes parlamentos irreconciliables, al final, en 1412, una comisión de
nueve personas procedió en Caspe a la elección como rey de Aragón del regente
castellano Fernando de Antequera con el que se inicia la presencia de los Trastámara
castellanos en la corona de Aragón. Los historiadores castellanos y catalanes consideran
que con Fernando de Antequera comienza la unidad española y a favor de Castilla. Por
otro lado, los nacionalistas catalanes culpan del declive nacional a las decisiones de
Caspe. Los castellanistas apoyaban a Fernando de Antequera, sobrino de Martín y nieto
de Pedro el Ceremonioso, contra él están Luis de Anjou, nieto de Juan I, Fadrique de
Luja, Jaime de Urgell y Alfonso de Gandía, nieto de Jaime II.

Ante tantos candidatos era lógico que Martín I preguntase a los juristas si el parentesco
de los candidatos debía referirse a él o a sus antecesores. En Aragón, las mujeres no
pueden reinar pero sí transmitir los derechos, mientras en Cataluña la herencia se
transmite por línea masculina. La situación es muy complicada.
113
Los candidatos con posibilidades eran Jaime de Urgell y Luis de Anjou, a los que
apoyan uno de los bandos en que está dividida la nobleza: a Jaime le apoyan los Luna
de Aragón, los Vilagut de Valencia y parte de la nobleza catalana. Apoyan a Luis los
Urrea y los Centelles, algunos nobles catalanes enemigos de Jaime y parte de la
burguesía catalana.

El 1-6-1411 el arzobispo de Zaragoza, cabeza de los partidarios de Luis de Anjou, es


asesinado, esto llevó a los aragoneses a buscar a Fernando de Antequera para que se
enfrentase a los Luna. El nuevo aspirante, que en realidad tiene escasos derechos,
tardará más de 4 meses en presentar su candidatura, pero tiene riquezas personales y es
regente de Castilla (hijo de Juan I de Castilla y Leonor de Aragón y regente desde
1406), contando además con el respaldo de Benedicto XIII (el Papa Luna).

El parlamento aragonés se reúne en Alcañiz, mientras las tropas castellanas dominan la


mayor parte de Aragón. Por recomendación de Benedicto XIII se acuerda que la
elección del rey fuese hecha por 9 personas, divididas en grupos de 3, se debería obtener
6 votos, siendo al menos 1 de cada grupo. En Alcañiz se confía la elección de los 9 al
gobernador y al Justicia del Reino, pero en Tortosa los catalanes eligen 24 personas, de
diversas tendencias, para que nombren a los 9. Los aragoneses designaron rápidamente
a los 9, pero los catalanes no llegan a un acuerdo y al final tuvieron que aceptar
íntegramente la propuesta de Alcañiz.

Fernando será el único candidato posible, un parlamento reunido bajo las armas
castellanas sólo podía elegir compromisarios adeptos al pretendiente castellano al que
además apoyan los valencianos. Mientras catalanes y aragoneses discuten, las tropas
Historia Medieval de España

castellanas penetran en Valencia, derrotan a los urgelistas y consiguen que el


parlamento acepte a los 9 ofrecidos por Aragón.

Fernando obtuvo los votos necesarios. El triunfo de Fernando se debió a la división


existente entre los reinos y en el interior de cada uno, al poder que tenía como regente
de Castilla y al apoyo de Benedicto XIII (que hasta 1411 apoyó a Fadrique de Luna,
pero luego cambió su apoyo al castellano). Amenazado por el concilio, el Papa Luna
necesitaba afianzar su posición, contar al menos con la obediencia de los reinos
peninsulares y ni Luis de Anjou ni Jaime de Urgell garantizaban la obediencia de
Aragón. La situación interior de Castilla favoreció también al infante, asimismo la
nobleza y la reina Catalina de Lancaster confían en que Fernando renunciará a la
regencia de salir elegido y dan toda clase de facilidades a pesar de que, legalmente,
tuviera mayores derechos al trono aragonés el rey Juan II.

Sólo Cataluña tuvo en sus manos la posibilidad de rechazar a Fernando, nombrando


como rey a Jaime de Urgell inmediatamente después de la muerte de Martín I, e
imponer después su candidatura en Aragón y Valencia con la ayuda de los urgelistas de
estos reinos. Creyéndolo así, los historiadores hablan de claudicación de Cataluña,
quienes piensan que debería haber sido elegido un catalán, otros hablan de madurez
política catalana al permitir la elección de Fernando.

Pero Cataluña no estaba unida como en las épocas de esplendor, después de la crisis del
XIV si no se eligió a Jaime de Urgell en 1410 fue porque una parte importante de los
catalanes no quiso aceptarlo debido a que sus intereses personales o de grupo eran
opuestos a los defendidos por los partidarios del conde y para ellos sus intereses eran
más importantes que el hecho de que el nuevo rey fuera o no catalán 114 y Cataluña
desunida nada podía hacer contra el parlamento aragonés unificado por Fernando de
Antequera. La división era tal que se presentaron 6 opciones distintas e irreconciliables:
sus intereses estarían mejor defendidos por el castllano que por cualquier candidato y
otros porque la elección de Jaime podía provocar una guerra civil en la que no estaban
interesados o porque podía dar lugar a la ruptura de la unidad de la corona de Aragón.

Fernando I (1412-1416) sabe que el apoyo no ha sido unánime y al tiempo que premia a
sus fieles intenta atraerse a los antiguos adversarios haciendo concesiones a nobles,
eclesiásticos y ciudadanos: las barreras comerciales entre Castilla y Aragón desaparecen
y se perdonan diversos impuestos debidos por los mercaderes mientras nobles y
eclesiásticos logran que el rey les apoye en sus reivindicaciones. La sublevación de
Jaime de Urgell no tuvo partidarios ni siquiera en Cataluña, fue fácilmente sofocada ese
mismo año y Jaime permaneció en prisión hasta su muerte. En los breves años del
reinado, Fernando impulsó considerablemente los asuntos mediterráneos y firmó la paz
con Génova.

El problema del cisma de la Iglesia halló una solución definitiva durante su reinado. La
alianza y amistad con Benedicto XIII fueron mantenidas, pero las posibilidades del Papa
Luna se terminaron al iniciarse el concilio de Constanza. El concilio exigió que
Benedicto fuese depuesto, sin que de nada sirviera la defensa hecha por Fernando. En
1416 Aragón negaba obediencia al que en adelante sería el Papa de Peñíscola, su lugar
de residencia y un año después Castilla se adhería a los acuerdos de Constanza.

E. LOS INFANTES DE ARAGÓN ENTRE ITALIA Y CASTILLA


Historia Medieval de España

Los compromisos reunidos en Caspe, le eligieron en efecto rey de Aragón (1412). En el


momento de su elección estaba en Cuenca y marchó a Zaragoza, convocó Cortes, juró
los fueros y libertades aragonesas, recibió el homenaje de sus súbditos y nombró
heredero a su hijo primogénito Alfonso. Fernando I impulsó asuntos mediterráneos,
pacificó Sicilia y Cerdeña y tuvo relación con el N de África. En estos años se
transforma la Diputación General de Cataluña en un organismo político con
atribuciones muy grandes.

Fernando I no renunció a la regencia de Castilla y la utilizó para preparar el futuro de


sus hijos, los Infantes de Aragón, de forma que controlaban todos los reinos
peninsulares: el mayor, Alfonso, le sucedería en Aragón; el segundo, Juan, sería rey de
Navarra por su matrimonio con Blanca; ambos apoyarían a Enrique, maestre de
Santiago, para que gobernara Castilla como jefe de la nobleza; Sancho sería maestre de
Alcántara, y la posición familiar se reforzaría mediante el matrimonio del primogénito
Alfonso con María, hermana de Juan II de Castilla. Las dos hijas de Fernando, María, se
casó con el monarca castellano y la segunda, Leonor, con el heredero portugués.

El cabeza de familia, Alfonso V el Magnánimo (1416-58) intenta en los primeros años


compaginar la defensa de los intereses de los infantes en Castilla con la política
mediterránea de la corona, en la que encuentra dificultades semejantes a la de los reyes
anteriores. Aunque no hubo acuerdo sobre el papel de las Cortes en el gobierno del
Principado, Alfonso recibió la ayuda económica solicitada y puso fin a la revuelta de
Cerdeña, además decide atacar una de las bases genovesas, la isla de Córcega,
concedida a Aragón después del tratado de Anagni (1295).
115
En 1420 un ataque realizado por Génova proporcionó pequeños éxitos militares que
prepararon la incorporación de Nápoles a la Corona. En 1421 las naves de Aragón
entraban en el puerto de Nápoles y poco después la reina Juana proclamaba heredero,
virrey y lugarteniente general a Alfonso.

En 1423 Alfonso regresa a la Península tras su fracaso en Nápoles y la situación de


Castilla. Sin la colaboración de las Cortes de Cataluña no era viable la política del
monarca y éste tuvo que aceptar cuanto fue exigido a su esposa María por las Cortes de
1421-3.

Poco más tarde, Alfonso interviene activamente en la política castellana y forma una
alianza con sus hermanos para anular al favorito Álvaro de Luna, mientras tanto, las
Cortes no sólo actúan en el interior, sino que dirigen la política exterior y obligan a
Alfonso a aceptar la tregua de Majano (1420) que puso fin a la intervención de Alfonso
en los problemas de Castilla.

Por lo tanto, la renuncia a intervenir en Castilla se debe al desinterés tanto de aragoneses


como catalanes y valencianos. Eclesiásticos, nobles y ciudadanos formaron un frente
común y actuaron divididos en otros por los que Alfonso tuvo el dinero solicitado y
además intervino en Nápoles donde la presencia de la flota dio lugar a una coalición
formada por el Papa, Venecia, Florencia, Milán – Génova, bajo la dirección de Felipe
María Visconti, duque de Milán y señor de Génova. Esta coalición teme la ruptura del
equilibrio italiano si Nápoles se une a la corona de Castilla.
Historia Medieval de España

HACIA LA GUERRA CIVIL CATALANA

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

Enfrentamientos entre el monarca y las Cortes-Diputación, revueltas campesinas y


conflictos urbanos desembocan en la guerra civil del último tercio del XV, en donde el
monarca, por estrategia política se une a campesinos y menestrales y una vez
conseguida la victoria se aliará con el grupo dirigente catalán.

A. LA BUSCA Y LA BIGA

Compartir el poder municipal para resolver los problemas económicos es la aspiración


de artesanos y mercaderes catalanes que radicalizan sus posturas a medida que
encuentran resistencias y consiguen el apoyo de la monarquía que se une a ellos como
forma de presionar a los dirigentes urbanos y de obtener dinero que éstos le niegan para
mantener la política mediterránea.

Se produce una crisis económica mediterránea hacia 1425 que conlleva a la intervención
por medio de medidas proteccionistas, pero para aplicarlas hay que vencer la resistencia
de la oligarquía.
116
Las protestas y motines se suceden lo que da lugar a una serie de cambios y reformas
(1436). Los mercaderes y menestrales proponen una serie de medidas: devaluación
monetaria, prohibición de importación de productos, mejora de la producción textil,
impuestos a extranjeros. Los ciudadanos proponen medidas más limitadas: trabajos
públicos para atenuar el paro, etc.

La intransigencia de los ciudadanos y su resistencia al cambio precipitaron la crisis


económica y dividieron a los barceloneses, a partir de 1450, en dos grupos claramente
diferenciados: la biga y la busca:

·La Biga, integrada por la mayoría de los ciudadanos y algunos mercaderes –


importadores de paños de lujo-, se considera, actúa y vive como un grupo
nobiliario, tienen tierras, castillos y derechos señoriales y viven de las rentas. Se
oponen a las alteraciones monetarias.
·La Busca, el partido de los menestrales y mercaderes que aspiran a controlar el
gobierno municipal para hacer cumplir los privilegios, libertades y costumbres
de Barcelona. Quieren la devaluación monetaria y medidas proteccionistas.

Entre la Busca y la Biga, Alfonso el Magnánimo, que mantendrá una postura ambigua,
ya que por un lado necesita dinero y lo aceptará tanto de buscaris como de bigaris y por
otra parte, aspira como los demás reyes del XV a imponer su autoridad en las Cortes.

Finalmente se inclinará a favor de campesinos y buscaris, a veces de manera directa y


en ocasiones apoyando medidas antioligárquicas, como Galcerán de Requesens.
Historia Medieval de España

La oposición sistemática a los mayores, la divulgación de las irregularidades cometidas


y de los altos salarios cobrados por los ciudadanos, la insistencia en la necesidad de
devaluar la moneda y la promesa de rebajar los impuestos sobre la carne, dieron a la
Busca el apoyo del pueblo e hicieron posible el reconocimiento por el monarca del
Sindicato de los Tres Estamentos (mercaderes, artistas y menestrales).

El reconocimiento del Sindicato de los Tres Estamentos fue acompañado (1451) por una
modificación del sistema de elección de los consellers y de una reorganización del
Consejo de Ciento, con lo que el gobierno del municipio quedó en manos del Sindicato
y la Biga en minoría. El triunfo de la Busca fue seguido de las reformas pedidas o
prometidas.

Sin embargo, no todo fueron éxitos en su gestión y a menudo cayeron en los mismos
errores que los bigaris. Las diferencias entre el programa y las posibilidades reales de
Barcelona, así como la heterogeneidad de los miembros del Sindicato, dieron lugar a
una escisión en el grupo y el relativo fracaso de las medidas económicas le hizo perder
parte del apoyo popular.

Pero el fracaso no es imputable sólo a la Busca, desde el primer momento la Biga


(apoyada por las Cortes y la Diputación) se opuso por todos los medios a las reformas y
las hizo fracasar.

Igualmente unidas, la Busca y la Biga, hicieron fracasar, retrasaron o anularon los


efectos de la devaluación monetaria y de la prohibición de importar paños de lujo.
117
La ofensiva contra el Consejo buscari continuó especialmente después de la muerte de
Alfonso el Magnánimo (1458). Lentamente recuperó la Biga su ascendencia en el
Consejo y de forma especial se confirmó el resurgimiento de los ciudadanos cuando la
Diputación General creó el Consell Representant de lo Principat de Catalunya y lo puso
bajo la dirección de la Biga: en 1461, después de la Capitulación de Villafranca que
prohibía al monarca entrar en Cataluña y acusando a los buscaris de conspiradores,
ajusticiaron a los más principales.

B. EL SINDICATO REMENSA

Por los mismos años en que se reconoce al Sindicato de los Tres Estamentos barcelonés
tiene lugar la autorización a los payeses a reunirse y crear el Sindicato Remensa,
después de años de dudas y ambigüedades, que se inician en las Cortes convocadas por
Fernando de Antequera en 1412-3. El monarca pide ayudas que le permitan vivir como
corresponde a su categoría y los nobles se la dan tras conseguir la reparación de los
agravios sufridos y lograr la aprobación de la constitución, que alude a los derechos
señoriales, en contra de los payeses que tras cambiar de domicilio pretendían mantener
sus derechos sobre las tierras y amenazaban a los señores y a los nuevos cultivadores.
En 1413 se da plazo de un año para vender a vasallos o ceder las tierras al señor junto
con los documentos acreditativos de sus derechos.

La Constitución tiene carácter retroactivo sin limitación de fecha; el objetivo


fundamental es la recuperación de las tierras para cederlas en condiciones más
ventajosas a otros payeses, cultivarlas directamente o venderlas.
Historia Medieval de España

Los campesinos ven coartada su libertad de movimiento y limitados sus derechos sobre
la tierra, pero indudablemente, la situación de los remensas es más dura y desde 1440 el
primer objetivo de los campesinos es conseguir la libertad personal, la supresión de los
malos usos mediante la compra de los derechos de los señores. Con esta finalidad se
forma el Sindicato Remensa, en cuya creación intervienen abiertamente los oficiales del
rey. Éste mantiene la política de ambigüedad que se ha visto al hablar de la Busca. El
problema remensa aparece estrechamente ligado al de la recuperación del patrimonio
real, iniciado en tiempos de Martín I. Ya en 1420 se autorizó a los habitantes de
diversos lugares a reunirse para encontrar el modo de pagar la redención de los derechos
señoriales y volver a la jurisdicción real. Pero esta política no aparece claramente
definida hasta 1446, cuando Pere de Besalú fue encargado de inventariar y amortizar
todos los títulos señoriales de posesión de castillos, villa, masías, casas, lugares y tierras
de realengo y de embargar los bienes de cuantos señores no pudieran presentar títulos
convincentes.

Estas medidas se relacionan con las necesidades económicas del monarca, residente en
Nápoles e incapaz de conseguir la ayuda de las Cortes mientras no las presidiera
personalmente y regresar a Cataluña. Los remensas se ofrecieron a cubrir las
necesidades del rey a cambio de volver a la jurisdicción real y los oficiales del monarca
facilitaron las reuniones de los campesinos. Las protestas de las Cortes contra los
instigadores de estas reuniones no se hicieron esperar y en 1447 llega a culparse de la
agitación campesina a los malos juristas (los oficiales). Alfonso se limitó a disolver las
Cortes y se inclinó hacia los campesinos y hacia los remensas a los que autorizó a
reunirse en 1448.
118
Asume la defensa de los señores la Diputación del General, que envía embajadas a
Nápoles, se opone a que se haga pública la decisión real y manda detener a los oficiales
que la pregonan. Colabora activamente con la Diputación el Consejo barcelonés, cuyos
dirigentes y el propio municipio son propietarios de campesinos de remensa. Pese a la
prohibición, se celebraron las reuniones, pero la oferta hecha en 1449 se quedó corta
ante los 400 mil florines que ofrecieron las Cortes en 1452. Nuevas contraofertas
payesas y la negativa de las Cortes a hacer efectiva la ayuda mientras el monarca no
regresara a Cataluña le llevaron a apoyar de nuevo a los remensas y a suspender,
provisionalmente, en 1455, los malos usos y servidumbres hasta que se llegara a un
acuerdo. Tras una nueva anulación, la sentencia fue confirmada en 1457, cuando el rey
anunció que renunciaba definitivamente a volver a Cataluña y recibir la ayuda ofrecida
por las Cortes.

Las necesidades económicas por sí solas no explican la actuación de Alfonso el


Magnánimo, al que habría resultado más fácil entenderse con los señores que con los
campesinos. En el fondo, lo que estaba en juego es el poder político de Cataluña: lo que
se discute es la autoridad real, que no podrá ser efectiva por más dinero que se dé al
monarca mientras no se recupere el patrimonio real y no se reduzcan los poderes
señoriales.

C. EL MONARCA SOMETIDO AL CONSELL DE CATALUÑA

Fernando de Antequera reconoció en las Cortes atribuciones políticas a la Diputación


del General. Las Cortes siempre apoyadas por el Consejo barcelonés van perdiendo
fuerza hasta que son disueltas. Pero de nuevo con Alfonso V (1421-22) reconoce la
Historia Medieval de España

vigencia de los usos y constituciones de Cataluña, el control a través de la Diputación y


la facultad de nombrar representante ante la corte para vigilar el cumplimiento de las
leyes.

En las Cortes de 1454 presididas por Juan de Navarra (futuro Juan II) se produce una
ofensiva contra el monarca, los buscaris y los payeses. Las Cortes, lógicamente hacen
causa común con la Biga barcelonesa. Fueron disueltas sin acuerdos, pero quedó el
problema del hijo de Juan de Navarra, el príncipe de Viana, enfrentado a su padre que se
utilizará como pretexto para oponerse al monarca. Las Cortes asumirán su defensa
cuando es encarcelado en 1460.

Un año más tarde Juan II se ve obligado a firmar la concordia de Villafranca del


Penedés con la que culmina el proceso pactista iniciado en 1283: Juan II no podrá entrar
sin permiso en Cataluña en donde el poder corresponderá a su hijo de forma limitada, ya
que la Diputación, el Consejo de Ciento barcelonés y el Consejo del Principado
controlan el resto de aquel poder. Cuando muere en 1461 Carlos de Viana, el príncipe
Fernando, su medio hermano, inicia los contactos con los aliados monárquicos buscaris
y remensas para establecer el brazo real. El Consejo reacciona utilizando la violencia
contra éstos y el rey, el 28 de mayo de 1462 rompe el acuerdo y entra en Cataluña.

D. LA GUERRA CIVIL

En la guerra de 1462-72 se enfrentan por un lado el monarca (apoyado por buscaris y


remensas) y las Cortes (Biga). La causa de la guerra tiene como antecedente la prisión
del príncipe Carlos cuyo error permite aglutinar, a través de la Diputación del General, a
119
todos los catalanes y declararle la guerra a Juan II aunque lo que buscas no es su
destronamiento sino la imposición de sus puntos de vista, tanto políticos como socio-
económicos. La Biga, mientras tanto, había afianzado su posición, frente a sus
enemigos.

La guerra se internacionalizó ya que Juan II buscó el apoyo de Luis XI de Francia (al


que le da entre otras cosas en garantía el Rosellón y la Cerdaña) y Gastón de Foix
(promesa de heredar Navarra). El Consejo de Cataluña, por su parte, buscará apoyos
interiores y la desarticulación de las fuerzas opositoras: el partido buscari y los
remensas. Al no obtener los resultados deseados, el Consejo comienza a ofrecer el
Principado a candidatos que, 50 años después de Caspe, pueden albergar derechos en
Cataluña.

Se propuso nombrar conde de Barcelona al rey Enrique IV de Castilla si respetaba toda


la particularidad catalana y la Concordia de Villafranca, además el rey castellano, aparte
de sus derechos al trono, puede contar con la ayuda de los beamonteses navarros
enemigos de Juan II y del conde de Foix. Ellos apoyan a Blanca, hermana de Carlos de
Viana, ex mujer de Enrique IV.

Enrique IV acepta el ofrecimiento ante la división de la nobleza. Las tropas castellanas


dirigidas por Juan de Beamont obligan a levantar el cerco de Barcelona pero Juan II
utiliza las divisiones de la nobleza castellana que acabará forzando a Enrique, por la
sentencia de Bayona, con Luis XI de árbitro, a renunciar al Principado y, en
compensación, se le entrega la merindad de Estella. Juan II renuncia a las rentas que le
correspondían en Castilla.
Historia Medieval de España

Tras el monarca castellano, la corona se le ofrece a Pedro de Portugal, descendiente de


Jaime de Urgell que, dadas sus limitaciones, se alía con el duque de Borgoña enemigo
de Luis XI. Aragoneses, valencianos y mallorquines, mientras tanto, prestan su apoyo a
Juan II, además de los buscaris y remensas y algunos nobles y clérigos. Bernat
Saportella, diputado (uno de los tres) del Principado de Cataluña se pasa con el rey con
lo que la Diputación le permitirá la legalización de su situación.

Muere el Condestable Pedro de Portugal en 1466 y se le ofrece la corona a Renato de


Anjou, también descendiente de los candidatos de Caspe y enemigo de Alfonso V, lo
que modificará el sistema de alianzas internacionales. Finalmente Juan II busca la
alianza con Castilla a través del matrimonio de su hijo Fernando y, tras una serie de
candidatas, consigue que se case con la infanta Isabel. Sin apoyos exteriores, los
catalanes tienen que rendirse a la realidad: Barcelona se entrega a los realistas tras un
perdón general.

E. LA CAPITULACIÓN DE PEDRALBES (1472)

Es el fin de una guerra que termina sin vencedores ni vencidos. Únicamente Juan II pide
que no se dé por hecha la Concordia de Villafranca. Las medidas de clemencia y una
preferencia a la Diputación rebelde frente a la realista permitiendo seguir en el cargo a
diputados que habían sido opositores, trajo alguna división pero pacificó el país. Algo
había que hacer para solucionar los graves problemas económicos, ya que Cataluña
estaba arruinada tras la guerra. Las Cortes de 1473 abordan el tema de la recuperación
que no se solucionará.
120
Fernando II (el Católico) intentará solucionar todos los problemas, en primer lugar
ocupando el Rosellón y la Cerdaña. El programa económico era, en parte, el de los
buscaris desde 1450. se decide también la reforma de los organismos dirigentes de
Cataluña: la Diputación y el Consejo.

El problema remensa fue el último en solucionarse. Durante la guerra el jefe de los


remensas Francesc Ventallat fue hecho vizconde de Hostolés, pero sobre los malos usos
la política siguió siendo ambigua, lo que dará lugar a nuevas revueltas, como la de 1475,
o se manifestará en medidas antirremensas (Cortes de 1480). Fernando tiene tantas
dudas sobre la cuestión que los nobles recuperan derechos perdidos y entonces se
produce la 2ª guerra remensa (1484) dirigida por Pere Joan Sala que consigue una
revuelta de grandes proporciones. Esto fuerza el compromiso que se plasmará en la
Sentencia Arbitral de Guadalupe (1486) en donde los malos usos son redimidos
mediante el pago de sesenta sueldos por mansos y los campesinos lograrán una serie de
libertades. Los señores fueron indemnizados y al monarca se le pagó una multa de 50
mil libras. Los señores siguieron teniendo derechos sobre los campesinos cultivadores
pero no de la forma humillante como hasta aquel momento.
Historia Medieval de España

EL REINO DE MALLORCA

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

La conquista de la isla fue fundamentalmente obra de catalanes. La campaña fue


financiada mediante el cobro en Cataluña del bovatge (impuesto para casos
excepcionales). Conquistada Mallorca, los musulmanes que no la abandonan fueron
reducidos a la esclavitud y sus bienes repartidos entre los conquistadores
proporcionalmente a los contingentes militares aportados. Las ciudades que colaboraron
en la conquista también fueron recompensadas, así, desde 1231 se conceden franquicias
comerciales en la isla a mercaderes de Barcelona, Tarragona, Lérida, Perpiñán,
Montpellier, etc.

Si los catalanes logran franquicias en la isla, los nuevos mallorquines ven recogido en la
Carta de Franquicia o de Franquesa, considerada la Carta Constitucional del Reino, el
derecho a comerciar, exentos de cualquier carga fiscal, en todos los territorios sometidos
a la jurisdicción de Jaime I y en aquellos que en un futuro pudieran conquistar.

A. INDEPENDENCIA POLÍTICA Y VINCULACIÓN ECONÓMICA

El libre comercio de mallorquines en los territorios de la Corona, de los catalanes


121 en la
isla y la concesión de la Carta de Franquesa, puede hacer pensar que Mallorca se
incorpora a la Corona en plena igualdad con Cataluña, Aragón y, más tarde, Valencia,
pero no es así. Jaime I utiliza las islas para resolver problemas peninsulares, así a
cambio de los derechos sobre Urgell cede el feudo vitalicio Mallorca y Menorca y,
durante 2 años, reservará la conquista de Ibiza a Pedro de Portugal y al conde Nuño
Sánchez, a los que se unirá el arzobispo de Tarragona.

Pedro de Portugal mantiene el feudo mallorquín hasta 1244. pero la entrega a Pedro del
señorío mallorquín no anula los derechos de Jaime I que en todos los testamentos deja el
reino a sus hijos. Según el último testamento, los hijos de Jaime I actuarían en sus
respectivos dominios como soberanos independientes, pero en la práctica el reino de
Mallorca está subordinado a los dominios del primogénito. Esto queda claro en el
Tratado de Perpiñán (1279), en el que Pedro el Grande hace que su hermano Jaime II
reconozca la dependencia política de Mallorca respecto a Aragón y la dependencia
económica respecto a Cataluña.

La ocupación de Sicilia en 1282 divide a los mallorquines: mientras la burguesía


comercial se une a Pedro el Grande y colabora en la campaña, la nobleza y Jaime II se
alían al Pontificado y a la monarquía francesa contra el rey de Aragón y ponen fin al
vasallaje concertado en 1279. Pedro el Grande mantuvo su política de atracción de los
mercaderes mallorquines y ratificó la exención de impuestos comerciales en las
ciudades de la Corona. La presión económica con fines políticos es una práctica habitual
que explica la facilidad con la que se acepta la ocupación del reino por el monarca
aragonés en 1285 y las buenas relaciones que mantienen los mercaderes de Mallorca y
la Corona después de la devolución del reino a Jaime II en 1298. En un intento de
Historia Medieval de España

romper la dependencia económica de las islas respecto a la Corona y de finalizar su


autoridad política, a comienzos del XIV Jaime II crea una moneda propia, adopta
medidas para crear en la isla una industria lanera de cierta calidad, reorganiza el mundo
rural para conseguir un mayor autoabastecimiento y eliminar en parte la dependencia
del exterior, llevará a cabo una política proteccionista, lo que implicará malestar entre
los comerciantes catalanes que verán afectado su comercio con las islas y pedirán al rey
aragonés la adopción de medidas, llegando a declarar el boicot comercial al
archipiélago, acompañado de la guerra de corso y la confiscación de naves insulares
hasta conseguir la anulación del proteccionismo. Las medidas llevadas a cabo por Jaime
II no lograron superar la crisis y Mallorca entró en un período de decadencia. En 1343
Pedro el Ceremonioso ocupó la isla y puso fin a la breve independencia de Mallorca
iniciada a la muerte de Jaime I en 1276 e interrumpida entre 1285 y 1298.

B. CIUDADANOS Y FORÁNEOS

A los problemas económicos se añaden los políticos provocados por la oposición entre
la ciudad y las villas de Mallorca desde la conquista por Alfonso el Franco en 1285:
sólo la parte foránea, los campesinos ofrecen resistencia mientras los artesanos y
mercaderes negocian condiciones de la redención, e igual sucede en 1343. El distinto
planteamiento no se debe sólo a diferencias económicas, sino al malestar de los
campesinos ante el control que los ciudadanos pretenden ejercer sobre todo el territorio
insular a través del Consell creado en 1249. Los campesinos tienen una presencia
honorífica porque no están representados en el Consell restringido.

La reorganización de las villas iniciada en 1300 por Jaime II da a estos una mayor
122
cohesión y fuerza que se manifiesta en la reforma del rey Sancho de Mallorca en 1315:
la ciudad pagará sus gastos específicos y las villa contribuirán con un tercio de los
gastos comunes y podrán controlar la gestión económica; cada villa tendrá dos
representantes en el Consell amplio y la parte foránea en su conjunto designará 10
síndicos sin cuya conformidad no tendrán validez las ordenanzas que afecten a villas.

La anexión del reino a la Corona coincide con un recrudecimiento de la guerra de corso


en el Mediterráneo y con la aparición en las islas de la peste negra con un número de
bajas alrededor de 10 mil. El mayor número de bajas se produce en las villas, quizá por
emigrar sus pobladores a la ciudad donde muchos fijan su residencia una vez pasada la
peste, uno de cuyos efectos es la reforma del Consell en 1351 para dar entrada a los
menestrales, que tendrán igual número de representantes que ciudadanos, mercaderes y
caballeros, tanto el Consejo General como en su comisión delegada o Consejo
restringido.

En esta reforma no se alude a los foráneos cuyas protestas contra los impuestos y
representantes se ignoran. Las peticiones serán atendidas en parte por Pedro el
Ceremonioso que pone fin a determinados abusos de la ciudad: las villas estaban
obligadas a abastecer de alimentos a la ciudad y en 1358 el rey dispone que nadie pueda
obligar a los foráneos a llevar sus alimentos a la ciudad, salvo en guerra.

Tan importante como el reconocimiento efectivo de la proporcionalidad es conseguir la


independencia de las villas, sometidos tradicionalmente al control de los jurados de la
ciudad: en adelante, ni los jurados de las villas ni los síndicos estarán obligados a rendir
cuentas ante los jurados de la ciudad, en lo relativo a fondos de cada villa o de
Historia Medieval de España

comunidad foránea y la independencia se extiende a los funcionarios reales, prohibiendo


a los bailes y escribanos de su curia intervenir en el manejo de los fondos municipales;
los oficiales del rey no podrán elevar la cuantía de las multas por encima de lo señalado
en las ordenanzas municipales.

C. CRISIS ECONÓMICA Y REFORMA DEL CONSEJO GENERAL

Abella es el encargado de sanear las finanzas del reino mallorquín en 10 años. Éste se
propone reducir el gasto público, fiscalizar las cuentas de la administración y amortizar
la deuda en el plazo de 10 años (emisión de deuda pública cuyos intereses consumen el
90% de los ingresos mallorquines, siendo sus acreedores los barceloneses), reduciendo
salarios y gastos, limitar la inversión en obras públicas, reducir a 2 los representantes
del Reino en la Corte, vigilar la concesión de arrendamientos de impuestos, exigir
informe anual a los jurados, reducción de intereses de violarios y censales.

La oposición al plan de Abella parte de los ciudadanos que dilatan cuanto pueden su
publicación a través del Consell y pretextando la falta de agilidad de éste, se reducen sus
miembros. Se salva la independencia del Consejo y la letra del Privilegio de Franqueza,
que se reserva la elección de los consejeros a los jurados de la ciudad y de las villas. Los
jurados elegirán a los designados por el monarca.

El plan Abella fracasa por la sequía, la peste, impuestos, deuda y por la continua
exigencia de ayuda económica para la defensa de Cerdeña y la construcción de naves
123
para defensa de las islas.

Los menestrales de la ciudad lo mismo que en Barcelona, consideran que sus derechos
no están suficientemente defendidos por el Consejo y aspiran a un mayor control
político para resolver sus problemas económicos, con apoyo de los foráneos que
intentan en vano que se revisen sus cuentas; la tensión crece a finales del XIV y Álvaro
Santamaría define la situación como catastrófica.

En este caldo de cultivo llegan al Reino noticias de los ataques a los barrios judíos en
las ciudades peninsulares y tras el asalto al Call de Inca, foráneos y menestrales
desahogan su odio hacia los judíos y dirigentes de la ciudad. Ésta fue cercada por
ejércitos foráneos que levantan el asedio cuando el gobernador acepta sus peticiones
para democratizar el Consell y sanear la administración económica del Reino. De sanear
la administración se encargaría un regente que no podría ser mallorquín, sino catalán,
con poderes absolutos durante los 5 años de su mandato. La economía no se recupera y
en 1405 se produce la quiebra de las finanzas del Reino: se firma el Contrato Santo en
1405 por el cual se crea una Junta Administrativa, formada por censalistas acreedores
que centralizarán lo recaudado y realizarán los pagos: primero a acreedores catalanes,
los más numerosos y con mayor volumen de deudas, y si es posible a los mallorquines.

D. DE CASPE A LA SUBLEVACIÓN FORÁNEA

La dependencia mallorquina respecto a Cataluña, económica y políticamente, se observa


especialmente cuando se produce el interregno a la muerte de Martín el Humano (1396-
1410).
Historia Medieval de España

Los mallorquines se consideran y son parte interesada en la sucesión y como tales


reciben en septiembre de 1409 y 22 de enero de 1410 dos cartas de Martín el Humano,
en la primera comunica el matrimonio con Margarita de Prades y en la segunda pide al
Consejo General envíe personas de todos los estamentos para que le aconsejen sobre a
quien pertenece el derecho de sucesión. Tres de los candidatos se dirigen a los
mallorquines pidiendo apoyo para su causa y el Consejo acaba enviando una delegación
a la Península, donde permanece más de 7 meses.

Los embajadores mallorquines presentan al Parlamento catalán un escrito en el que


preguntan si consideran a Mallorca un reino por sí unido a los demás reinos y al
Primado y si estiman que los representantes del Reino deben ser administrados en todos
los actos relativos a la sucesión en plano de igualdad. La respuesta no llegó y el
arzobispo de Tarragona convence a Mallorca para que retiren el escrito.

Mientras Mallorca intenta hacer valer sus derechos políticos ante aragoneses y catalanes
y por lo menos conseguir la misma consideración que Valencia, los problemas
económicos se agudizan y el reino carece de fondos para atender las necesidades más
urgentes.

La tensión ciudad-villa impide reunir dinero para defensa del Reino y el Consejo
decidió suspender el pago de sus rentas de los censalistas catalanes. Un acuerdo de
revisión del Contrato Santo se firma en 1431: los acreedores aceptan un descenso de los
intereses. En adelante los impuestos cobrados en Mallorca se dedican al pago de las
pensiones y a la amortización de los censales. La administración la llevarían tesoreros
del Reino, rindiendo cuentas ante la Junta de acreedores catalanes.
124
La política mediadora de Alfonso el Magnánimo exige nuevos sacrificios económicos a
mallorquines y fue el detonante de la gran revuelta foránea de mediados del siglo XV.

Alfonso concede poderes absolutos al gobernador Berenguer d’Olms al que nombró


lugarteniente para que pacificara ánimos, restituyendo a cada uno sus derechos,
especialmente en el caso de los préstamos de ciudadanos a campesinos foráneos.

Durante los meses de enfrentamiento (1450-1451) los campesinos se niegan a contribuir


en impuestos normales, a permitir a los ciudadanos vender las cosechas de las tierras
que poseían en las villas e intentan anular préstamos recibidos alegando que sólo tenían
para pagar hasta que las rentas se igualen al capital. La parcialidad del gobernador
aliado a los ciudadanos le llevó a condenar a los foráneos al pago de 2 mil libras anuales
en concepto de servidumbre perpetua irredimible, rechazado por éstos, que inician la
revuelta y asedian la ciudad. El monarca se limitó a restablecer la situación corrigiendo
deficiencias que dieron lugar a la revuelta y exigiendo las responsabilidades oportunas.

En mayo de 1454 libre de asuntos italianos, Alfonso dicta sentencia y concede indulto
general excepto a delitos de sangre y se mantiene la organización tradicional del Reino.
La economía se resintió después de 3 años de guerra abierta. Las tensiones continúan
agravadas por el resurgimiento de bandería en el campo y en la ciudad hasta tiempos de
Fernando el Católico y surgirán en época de Carlos V con el nombre de Germanías.

El levantamiento foráneo se relaciona directamente con los conflictos entre buscaris y


bigaris de Barcelona. La presión ejercida por los acreedores catalanes pudo ser una de
Historia Medieval de España

las causas de la tensión entre Barcelona y Mallorca y quizá influyera, junto a la escasa
consideración que el Reino merecía a los dirigentes del Principado en el apoyo de los
mallorquines a Jaime II durante la guerra civil catalana. La primera medida fue la
supresión del pago de las pensiones, que fueron puestas a disposición del rey.

Para remediar la situación se pide al rey autorice a pagar los censales de los catalanes no
en el Principado sino en la ciudad de Mallorca. Dando la razón a Mallorca frente a las
reclamaciones de Pere Catllar y le condene al pago de Carta entre otras peticiones y tras
la explicación ofrecerá al rey 2 mil florines de oro al tiempo que le pide se compadezca
del Reino, destruido por continuas peticiones de donativos para el rey y por el pago de
los censales barceloneses.

125
Historia Medieval de España

VALENCIA, REINO INDEPENDIENTE

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. ENTRE CATALUÑA Y ARAGÓN

La ocupación de Valencia fue obra de aragoneses y catalanes, unidos bajo la misma


Corona y diferentes, por su lengua, estructura social, sistema monetario, legislación,
economía. El doble origen de los conquistadores-repobladores se manifestará
posteriormente en sus formas de vida.

En las comarcas montañosas próximas a Aragón se asentaría la población aragonesa


bajo la dirección de su clase nobiliaria, el obispo de Tortosa y las órdenes Militares
entre las que destaca la de Montesa y como consecuencia, con una organización socio-
económica feudal basada según las normas de las Cartas Pueblas aragonesas.

En las zonas bajas, pero sobre todo en el litoral, el origen de los asentados sería de
procedencia catalana y con una organización administrativa preferentemente en
concejos. En estos lugares de realengo los ciudadanos se rigen por el derecho
valenciano (los furs), que se extenderán a las tierras alicantinas (Elche, Orihuela, etc.)
tras su incorporación al Reino en el XIV. 126

La importancia económica de la ciudad, centro artesanal y comercial, y con una


agricultura intensiva y de regadío y su identificación con el Reino, lleva a la confusión
ciudad-reino que viene propiciada por los furs, que dicen estar vigentes en la ciudad de
Valencia y en todo el reino, villas, castillos, etc.; a pesar de lo cual al menos 50
ciudades se rigen por el fuero aragonés, unas 12 por las costums de Lérida y unos 100
lugares en los que está vigente el derecho valenciano que se extenderá hacia Alicante.

Según el franciscano Francesc Eximierais que escribe a fines del XIV, los mercaderes
son la base de la riqueza valenciana. Sus palabras son reflejo de una sociedad próspera
donde caben todos los estamentos sociales porque en la sociedad valenciana todos son
necesarios y útiles. Con una economía relativamente saneada gracias a la fertilidad de
sus tierras, al trabajo de sus artesanos y sobre todo a la actividad de sus mercaderes, a
los cuales hay que favorecer quitándoles impuestos de tránsito, concediéndoles
privilegios y honores especiales.

B. EL PREDOMINIO SEÑORIAL

Tras la ocupación, las tierras de la actual provincia de Castellón fueron entregadas a


nobles como Blasco de Alagón, a las Órdenes del Temple, del Hospital, de Calatrava, a
los monasterios de Poblet. Entre todos ellos pronto destaca el Temple del que recibirá
Montesa prácticamente toda la zona del Maestrazgo. Las numerosas cartas pueblas
conservadas ponen de relieve la escasa importancia en esta zona de la reserva señorial y
consecuentemente de las prestaciones personales. Los ingresos señoriales proceden
fundamentalmente de las rentas en productos o dinero, del cobro de diezmos, primicias,
Historia Medieval de España

monopolios de horno, molinos, herrerías a los que se unen los derechos de caza, la
posada.

Durante el XIV prácticamente desaparecen la reserva y las prestaciones personales


excepto en las tierras cultivadas por musulmanes a los que llega a exigirse hasta ocho
días de trabajos al año en la reserva, aunque algunas veces este trabajo se transforma en
dinero: en un impuesto cobrado anualmente.

El campesino, una vez pagados los diezmos, entrega al señor entre 1/3 y 1/6 de la
cosecha, según los lugares y religión del campesino, aunque en muchos casos no se
paga cantidad alguna por el derecho a explotar la tierra. Absolutamente obligatorio es el
pago de diezmos y primicias sobre cereales, vino, aceite, lino, cáñamo, productos de
huerta, ganado, animales de corral.

Los derechos de pasto pertenecen generalmente a la Orden, igual que los monopolios,
que se extienden ahora a carnicerías, pescaderías, baños y tabernas. Sólo el señor puede
autorizar la instalación de una carnicería y cobrar la autorización o percibir una renta; y
sólo la Orden de Montesa puede vender sal, autorizar el uso de pesos y medidas,
controlar el paso de hombres y mercancías, cobrar el correspondiente peaje, percibir la
sisa de todo cuanto se venda en las tierras del señorío. Completan los ingresos las
multas, derechos de escribanía, impuestos personales pagados por musulmanes y judíos
y las tallas extraordinarias.

A partir del XIV adquiere especial importancia la lana del Maestrazgo exportada de
modo regular a Italia y protegida, lana y ganado, mediante la creación de lligallós o
127
comunidades ganaderas de municipios comarcales, con la misión de recoger,
administrar, entregar a sus dueños o hacerse cargo del ganado perdido o extraviado. Al
desarrollo ganadero se une un incremento de las actividades comerciales visible por la
multiplicación de ferias y por la mayor importancia que se da a los puertos marítimos.

En esta sociedad, que basa su economía en una agricultura de secano, en el desarrollo de


la ganadería y en la exportación de materias primas como la lana, no faltan tensiones y
enfrentamientos por cuestiones de límites entre los municipios, aprovechamiento de
pastos, conflictos entre campesinos y señores, aunque en la mayor parte de los casos la
tensión se resuelve en una resistencia pasiva, en el incumplimiento de las obligaciones,
hasta que se produce el levantamiento de los unionistas aragoneses y valencianos contra
Pedro el Ceremonioso a mediados del XIV: Montesa se alinea junto al monarca y los
lugares de señorío se adhieren a las posturas de los nobles aragoneses, forman una
hermandad o germanía, destruyen los bienes y los símbolos del poder de la Orden y
cuando los unionistas son vencidos, la Orden recupera incrementados sus derechos
señoriales e impone sanciones económicas que van desde la reconstrucción de las casas
destruidas hasta el pago de cantidades relativamente importantes.

C. VALENCIA Y LA UNIÓN ARAGONESA

La revuelta de los nobles aragoneses contra Pedro el Ceremonioso se explica por su


presencia en Valencia, pero hay algo más que un movimiento nobiliario ya que
intervienen también los campesinos y el Consell de Valencia que nada tiene que ver con
la nobleza.
Historia Medieval de España

Los orígenes de la Unión se sitúan cuando Pedro el Ceremonioso nombra heredera a su


hija Constanza. Los frustrados herederos hijos de su hermano son los que aglutinan a los
nobles aragoneses descontentos con el rey y sus consejeros catalanes. Por parte del
Consell Valenciano sólo aceptarán al heredero designado por las Cortes Generales de la
Corona.

El Consell llama en 1347 a constituir la Unión recogiendo los agravios y atentados


sufridos por el reino, la ciudad y sus fueros, negando la validez de la decisión real y
autorizando a los abogados a seguir ejerciendo sus actividades por considerar la
decisión del monarca contraria a los fueros y privilegios del reino, oponiéndose al
monarca y a sus consejeros catalanes y rosellonenses. Los nobles aragoneses en defensa
de sus intereses señoriales y los burgueses valencianos que controlan el Consell
(protagonistas de la Unión) contra la excesiva presión fiscal protagonizan la oposición
al grupo dominante so pretexto de que no se respetan sus fueros.

Los nobles agrupados en torno al gobernador del Reino formando una « Fraternitat» o
Germanía y los Unionistas de la ciudad que tendrán el apoyo de los campesinos que
aprovechan el conflicto para plantear sus reivindicaciones se enfrentan por el control del
Reino aunque el predominio burgués y de la ciudad de Valencia en la Unión aparece
claramente cuando se analiza la composición de los organismos de dirección unionistas.

Sofocada la revuelta y vencidos los unionistas en Mislata (1348), Pedro el Ceremonioso


limitará su justicia a castigar a 20 personas de las sólo 4 serán nobles.

D. POBLACIÓN Y POBLADORES: LA PROSPERIDAD VALENCIANA


128
Frente a la prosperidad valenciana del siglo XV defendida por numerosos historiadores,
el Doctor Balaguer pone de manifiesto tres problemas:

·De tipo político: la pérdida de autonomía del Consell, de las Cortes.


·De tipo económico: la sangría motivada por las continuas peticiones de ayuda y
préstamos por parte de los reyes, así como el intento de controlar los municipios
y las Cortes, como puede verse en el siglo XIV y que da lugar a la formación de
una clase de rentistas. La Ciudad emite Deuda Pública para atender a las
peticiones del rey, los que suscriben retiran el capital de las actividades
productivas y viven de las rentas, de las pensiones y de los censales.
·Las dificultades para aprovisionar de trigo a la ciudad que debe adquirirlo fuera
del reino, a veces a precios excesivos y siempre con dinero procedente de las
emisiones de censales que van aumentando las deudas de la Ciudad. Para evitar
las alteraciones que puedan producirse ante la falta de pan, los dirigentes priman
la importación, adelantando el dinero y cobrando un interés, permiten que se
exporte arroz o vino a cambio de trigo o bien se arman naves para incautarse del
trigo que puedan hallar.

Valencia está controlada por los ciudadanos-mercaderes que tienen mayoría en el


Consell Secret o Consejo restringido, integrado por 4 jurados, ciudadanos, en el siglo
XIII y ya en el XIV se incorporan 2 jurados del estado de los caballeros, este concejo
está asesorado por un Consejo amplio o Consejo de Ciento, formado por representantes
de las parroquias y de los gremios (que aumenta según aumentan las cofradías). El
consejo amplio o Consejo de Ciento, formado por 6 jurados, 6 consejeros caballeros 4
Historia Medieval de España

juristas, 4 consejeros de cada una de las 12 parroquias y 4 representantes de cada oficio.


El poder real radicaba en los 6 jurados, el síndico y los 3 abogados que forman el
Consell Secret o Menor.

Las competencias de este Consell son el abastecimiento urbano, la asistencia social y


mantenimiento del orden moral y público; creación de un sistema social y financiero y
la ordenación económica.

El gobierno de los mercaderes es aceptado en momento de prosperidad pero discutido


en las primeras dificultades. Todos aceptan que el comercio es el origen del bien
público pero los valencianos no toleran que estén al frente del Consell quienes no
practican el comercio, rentistas o importadores a los que nada interesa el desarrollo
artesanal y que utilizan los cargos públicos para aplicar una política favorable a sus
intereses. La cual puede ser intervencionista o liberal según convenga a sus negocios,
permitiendo comerciar brocados a los extranjeros, comerciantes genoveses y florentinos
a los que les estaba prohibido pues competían con la producción valenciana.

La oposición a los mercaderes dirigentes urbanos, está protagonizada por los maestros
de gremios que exigen una política proteccionista que elimine a los competidores
extranjeros, impida que los productos elaborados en el mundo rural accedan al mundo
urbano, esta política les enfrenta a los importadores y a los mercaderes-empresarios
(que utilizan mano de obra rural).

22. ACTIVIDAD COMERCIAL

129Francia e
Los cereales consumidos en Valencia proceden de Cataluña, Aragón, Castilla,
Italia. Los transportistas son en su mayoría mercaderes valencianos, a veces
comerciantes del lugar de procedencia del trigo avecindados en Valencia. Entre los
mercaderes se encuentra el rey cuyos beneficios son como los de otro mercader y recibe
ayudas y subvenciones concedidas por el Consell a los importadores.

Además de trigo, se importan otros productos alimenticios como quesos de Sicilia,


Cerdeña y Baleares, pastas de Italia (artículos de lujo); aceite de Andalucía, del
Atlántico Norte congrios, arenques, merluza, sardinas y otros. También productos
medicinales, especias. Para la industria se importan materias primas como lana y seda,
algodón, cáñamo, alumbre, colorantes, metales, pieles. Estas importaciones son
pagadas, en parte, con productos valencianos: frutos secos, legumbres y productos de
huerta que son vendidos a genoveses, castellanos y franceses directamente a través de
intermediarios. Junto a los frutos secos, pasas, almendras, higos o dátiles, exporta seda
en bruto o elaborada en las moreras o piezas más cuidadas elaboradas en centros
urbanos (Valencia y Játiva), también paños de lana, elaborados a la manera inglesa de
Bruselas o Courtray.

Para atender a la alimentación de los valencianos se imponen limitaciones a la


exportación de algunos artículos que sólo pueden ser sacados del Reino con licencia
especial y previo pago de un impuesto, anotándose debidamente en el registro de «
coses vedades» con todo lujo de detalles.

Una gran parte de este comercio está en manos de mercaderes valencianos y son
numerosos los extranjeros avecindados que comercian en la ciudad, entre ellos hay
Historia Medieval de España

judíos valencianos, castellanos, portugueses, aragoneses, catalanes, mallorquines y


algún navarro, argelino, maltés, que aparecen en los registros de « coses vedades» y
como importadores. También son muy numerosos los italianos cuyas actividades son
permitidas o prohibidas según las circunstancias políticas o recargadas con un impuesto
el "dret italià". Hacia 1403 Martín el Humano puso fin a las diferencias con los italianos
concediéndoles un privilegio por el que se les permite comerciar con la Corona de
Aragón siempre que paguen tres dineros por libra del valor de los productos que
introduzcan, con lo que obligará, posteriormente, a fijar los precios de los productos
italianos.

Junto a los mercaderes individuales existen las Compañías o factores representantes de


Compañías internacionales como los Passi, Alberti, Dattini, encargados de tratar
directamente con los productores obteniendo, al eliminar a los intermediarios, reducción
de costes, para luego distribuir el producto entre otras compañías. Los productos a
comerciar son: lana, tejidos, hojas de espadas, hilo de oro, papel, colorantes, paños de
Flandes, hierro y armaduras.

Los mercaderes valencianos también salen al exterior y crean empresas como Jaume
Ferrer, en Génova, desde donde comercia con Barcelona, Tortosa, Valencia, Baleares y
Pisa, mediante un impuesto "drictus catalanorum" similar al "Dret italià" en Valencia.

23. JUDÍOS Y MUSULMANES

En los años 1283-84 mediante una serie de disposiciones recogidas en el Privilegio


General de Aragón se prohíbe a los judíos ocupar cargos públicos, no pueden ser bailes
ni ejercer como recaudadores de impuestos ni otro oficio público que les dé 130
jurisdicción
sobre cristianos.

Durante el XIV a pesar de contar con el apoyo de los monarcas, que siguieron
utilizándoles en misiones diplomáticas, la excesiva presión fiscal creó problemas a
algunas aljamas valencianas y a mediados del siglo se produjo un antisemitismo que
desembocó en ataques a los judíos como ocurrió en la judería de Murviedro en 1348,
durante el conflicto de la Unión, también el clero contribuyó a esta situación haciendo
responsables a los judíos de todas las calamidades padecidas; esto llevó a los judíos a
reunirse y pedir una bula en la que se les exima de estas culpas y se castigue a los
cristianos que utilicen la violencia contra ellos.

Tras la recuperación económica en la 2ª ½ del siglo, llega la tranquilidad en las


relaciones entre cristianos y judíos, no obstante los recelos persisten y la población
cristiana pide que moros y judíos no tengan "mustaçaf" propio en sus barrios. Se tiende
a aislarlos mediante una serie de acuerdos, actitudes similares ocurren en todos los
reinos hispánicos y en 1391 se producían asaltos a las juderías. Valencia fue la primera
en atacar y destruir la aljama, que desaparece (los supervivientes viven entre los
conversos o se trasladan a Murviedro donde se reúnen judíos escapados de otras aljamas
y llegan a formar una comunidad). Ataques similares se producen en Játiva, Burriana,
Alcira. Los sobrevivientes se convirtieron al cristianismo para salvar la vida. Tras los
ataques a las juderías se producen los asaltos a las morerías.

Los judíos al igual que los cristianos están divididos en manos (mayor, mediano y
menor) cada una participa en las elecciones a los cargos de la aljama, cargos que
Historia Medieval de España

acapara una oligarquía que basa su poder en tres fuentes: fortuna, saber y ascendencia y
que vive del préstamo, arriendo de impuestos y el gran comercio, también en Valencia
encontramos orfebres, sederos, zapateros, sastres.

Contra las morería también se producen los ataques, si bien la menor importancia social
y económica de este colectivo, en la Corona de Aragón, les permite sobrevivir más de
un siglo a los hebreos.

La separación se inicia con la residencia: los sarracenos habitan en la periferia,


generalmente extramuros, durante toda la Edad Media si bien algunos cristianos no
tienen inconveniente en instalarse entre ellos, algunos conversos y prostitutas. Esta
separación se extiende a hostales, fiestas y convites. Con respecto a las relaciones
sexuales entre personas de diferente religión en Valencia se castiga con pena de muerte
en la hoguera, aunque en la práctica se ejecuta al sarraceno y se encarcela a la mujer
cristiana, si se trata de cristiano y musulmana o judía, la pena se reduce a correr
desnudos por la calle, se deja en libertad al cristiano y se reduce a cautividad a la
musulmana y si ésta es esclava a nadie extraña las relaciones con su señor. A este
castigo fijado por las leyes cristianas se une, más duro, el de las musulmanas, pena de
azotes y en determinados casos lapidación y pérdida de los derechos hereditarios.

Debían llevar determinados distintivos que permita reconocerlos a distancia, intentando


además convertirlos a la verdadera fe obligándoles a asistir a las predicaciones, que
duran varias horas. Los conversos siempre fueron mal vistos por los cristianos y por sus
propios colegas que les insultaban, las conversiones se aprovechan para confiscar sus
bienes, a pesar de las disposiciones de los monarcas que obliga a la judería o morería a
131
hacerse cargo de las cantidades que correspondían al converso.

Aunque raras, también existen conversiones al Islam especialmente de cautivos en


Granada y no faltan enamoradas que aceptan la fe de sus amantes, marinos y soldados o
intelectuales a través de las lecturas de la obra de Averroes.

La libertad para practicar su religión sufre en los siglos XIV y XV recortes y trabas
mediante la confiscación de mezquitas o prohibición de construir nuevas e incluso se
llega a la profanación de mezquitas y de cementerios.

También fue prohibido la llamada a la oración. Se cobra un impuesto a los peregrinos a


la tumba del cadi Sid Buna al-Juzai muerto por Jaime I.

Los musulmanes en su mayor parte son campesinos y su situación es comparable a la de


los payeses de remensa, sometidos a sus señores. A mediados del XIV se les prohíbe el
cambio de residencia y cuando éste se les autoriza pierden parte o la totalidad de sus
bienes muebles. Con el fin de atraerlos, se les conceden privilegios pero con la
condición de permanecer en el lugar, un número concreto de años y si este sistema falla
se recurre a la coacción: los musulmanes podrían cambiar de residencia pero no las
musulmanas solteras que deberán casarse dentro del grupo; para pasar de lugares de
realengo a los de señorío se precisa licencia especial de la Corte.

Las condiciones para cambiar de residencia varían de acuerdo con las Cartas Pueblas
por las que se rigen, las cuales se fueron endureciendo y cada vez fue mayor el número
de años a permanecer en las tierras del señor para recibir de éste tierras el plazo suele
Historia Medieval de España

ser de doce años, aunque si hay causas importantes se puede abandonarla mediante una
compensación económica al señor y además buscar un poblador moro de su misma
condición. También están obligados a las prestaciones personales, ellos y sus animales.
Además de su trabajo, mal pagado, deben entregar al señor el derecho de tasa de
determinados productos alimenticios que éste paga a un precio inferior al de mercado.
Por contraer matrimonio debe pagar el derecho de almería y otros impuestos gravan la
tenencia del ganado, el uso de los pastos; cuando vende la tierra reconoce el derecho de
« fadiga» del señor (reconoce que la tierra no es enteramente suya y da preferencia al
señor en la compra por el mismo precio y si éste no estos interesado, pagará el luismo
(una parte de lo recibido por sus bienes).

132
Historia Medieval de España

ARAGÓN CABEZA DE LA CORONA

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. LAS UNIONES ARAGONESAS

De la atenta lectura del epígrafe que nos ocupa podemos colegir que la palabra «
Uniones» tiene dos acepciones: una eminentemente geográfica, por cuando la
ampliación del reino en lo que se refiere a sus fueros, usos y costumbres se haga en los
territorios de Valencia, Teruel y Ribagorza, con independencia de las nuevas conquistas
que se puedan ir añadiendo a la Corona, y otra eminentemente política, merced a la que
Unión como tal es una institución formada fundamentalmente por los ricoshombres, que
crean una hermandad para mantener sus privilegios, franquezas y libertades y las cartas
de donaciones y cambios que tenían con el rey don Jaime y los reyes pasados.

La duración de la Unión fue corta, de 1288 a 1348, y su verdadero auge o fuerza la tuvo
desde su creación hasta 1291, año en que el rey Jaime II inicia una aproximación a
Castilla, reino donde la institución monárquica, o mejor dicho el rey, tiene plenos
poderes (la indicada aproximación consta de una tregua que firman ambos monarcas,
Jaime II por Aragón y Sancho IV por Castilla, para hacer frente común contra los
benimerines). 133

Se entiende perfectamente que el rey de Aragón, a la sazón Pedro III el Grande, en su


corto reinado (1276-85) antes de que se cree la Unión, ejerza sus funciones libremente y
que un hecho como la toma de Sicilia, demandando dinero y hombres para llevar a cabo
su impresa sea el desencadenante de la negativa de los nobles aragoneses, y maniaten al
rey con una reglamentación (el Privilegio General de Aragón de 1283) que anula la
autoridad regia e impide la actuación de éste en cualquier causa y orden. No hay lugar a
pacto en Aragón, el rey se somete a lo que estipulen las Cortes, bajo amenaza de
retirarle la obediencia, bien por escoger otro rey, bien, como le ocurrió en la realidad
por quedar excomulgado por Roma, que haciendo gala del más profundo y estricto
sentido del feudalismo, propone su propio monarca (Carlos de Valois).

Las Cortes de Barcelona seguirán el mismo ejemplo que las de Aragón, pero aquí por lo
menos el rey puede negociar, aunque las condiciones sean también muy duras y el
monarca tenga que hacer numerosas concesiones, entre ellas reunirse una vegada l’any
(una vez al año).

Es completamente natural que aunque el rey se ve por fuerza mayor obligado a respetar
los fueros, trate de liberarse de tanta opresión e incumpla sus promesas. Sus sucesores,
Alfonso III, que en 1288 tuvo que conceder el Privilegio de la Unión, Jaime II, Alfonso
IV y Pedro IV el Ceremonioso, no tendrán más remedio que jurar los fueros del reino
para que se invistieran y fueran reconocidos como reyes de Aragón. Hasta que este
último vence a los unionistas en 1348, el mismo año en que se declara por 1ª vez la
peste negra y en una irónica crónica declara que la Unión ha muerto y que bien la han
llorado él y sus partidarios, por el humo que echaba la hoguera donde ardían, después de
Historia Medieval de España

rotos con el puñal los privilegios y sello de la Unión. Por este hecho fue conocido aparte
de El Ceremonioso (por lo excesivamente legalista que era), como El del Punyalet
(porque al parecer se hirió con el puñal mientras rompía las hojas del libro donde
constaban los privilegios de la Unión).

La nobleza aragonesa se opone a la conquista de Sicilia y en general a la política


expansionista del Mediterráneo de Pedro el Grande, porque se consideran ajenos a esta
política, les granjea enemistad con Francia, no confía en sus propios súbditos
aragoneses y tampoco les consulta en los asuntos de la guerra ni les pide parecer, por lo
que al convocar Cortes el rey para pedir dinero, éstos le someten al privilegio ya
aludido.

Pese a la confirmación de los fueros y a la reparación de agravios, ni los nobles ni las


ciudades aragonesas apoyan salvo Calatayud, Daroca y Teruel, el asedio de la plaza de
Albarracín en manos del castellano Juan Núñez de Lara, aliado del rey francés Felipe
III. El monarca nuevamente en dificultades militares tiene que volver a confirmar los
privilegios exigidos por los unionistas especialmente en materia de justicia, extendiendo
la autoridad del Justicia de Aragón al reino independiente de Valencia y al condado de
Ribagorza que es a su vez reclamado por los catalanes, a quienes consideran
extranjeros. Únicamente dando estas concesiones en 1285, los unionistas colaborarán
con el rey en la campaña militar comenzada 3 años antes en Sicilia (situación harto
repetida en el reino aragonés, que siempre favorecía a sus enemigos).

Alfonso III el Franco, hijo y sucesor de Pedro III, jugará a quitar y dar concesiones a los
unionistas en función de la fuerza que dispone en cada momento, bien por los fieles de
los que se rodea y contrarrestan la acción de los unionistas, bien porque 134 la situación
internacional se vuelve en su contra y tiene que plegarse a lo estipulado. Se verá
obligado bajo su reinado a conceder el Privilegio de la Unión y se comprometerá a
reunir anualmente Cortes. La Unión en este caso se abroga el derecho de nombrar
diversos cargos de la casa real, no ya a simples consejeros. Se da aunque no se logra,
para la formación de Cortes, una situación parecida a la que será Diputación del
General, con representación cuando se planteen asuntos de interés general de 4
ricoshombres, 4 mesnaderos, 4 caballeros aragoneses, 2 valencianos y 9 representantes
de las ciudades.

La Unión defiende los derechos de los ricoshombres frente al monarca y los de Aragón
como cabeza de la Corona, sus intereses les llevarán a estar de un lado o de otro,
especialmente cuando hay disparidad entre miembros de la familia real o por sentirse
desplazados del Consejo Real por los catalanes y rosellonenses tras la anexión de
Mallorca.

Los aragoneses defienden el derecho de las mujeres a transmitir el trono, en el XII había
el precedente de Petronila, pero esta situación era nueva para Cataluña, en el futuro
volverá a suceder algo similar en Caspe. El rey que en estos momentos (1245) está
preocupado por su sucesión al solo tener 2 hijas, Constanza y Juana, decide nombrar
heredera a la primera. Esto dará lugar a resucitar la Unión, por cuanto ese término debe
contar con el consentimiento de las Cortes que el rey no ha convocado desde el
comienzo de su reinado y por tanto no se han podido manifestar al respecto. Los nobles,
encabezados por Jaime de Urgell, Fernando y Juan, todos ellos hermanos del rey,
resucitan la Unión, derrocan al Gobernador y al Justicia de Aragón y llevan las revueltas
Historia Medieval de España

a Valencia y pretenden incluso llegar a Mallorca. Serán derrotados en dos batallas: en


Épila la nobleza aragonesa y en Mislata la valenciana.

B. CORTES Y DIPUTACIÓN DEL GENERAL

Al desaparecer la Unión en 1348, existe una cierta normalidad en el funcionamiento de


las Cortes, convocadas generalmente para solicitar ayuda económica en la guerra contra
Castilla y mientras ésta dura las Cortes se convocan cada año. La ayuda es siempre
concedida, con la única salvedad del brazo eclesiástico de que sirva sólo para defender
al Reino y no para llevar la guerra fuera los límites de Aragón. Pedro el Ceremonioso se
resiste a convocar las Cortes pero ante la toma de Calatayud por las tropas castellanas se
ve obligado a reunirlas en Monzón en 1362-3 (ya consolidadas las Diputaciones de cada
uno de los territorios de la Corona). El origen es el mismo en Aragón, Valencia y
Cataluña; las Cortes atienden a las peticiones de ayuda económica del monarca pero
ponen condiciones de cuyo cumplimiento se encarga un pequeño grupo de diputados o
administradores de la ayuda y ni siquiera los hombres del rey, ni él mismo, pueden pedir
las cuentas, una vez aprobadas por las personas que las Cortes designen pues se
quemarán todos los documentos.

Cada reunión de Cortes nombra su comisión permanente de administradores de la ayuda


que, en representación de las Cortes, se encarga de reunir y administrar las ayudas; esta
comisión se llama Diputación del General y actúa por primera vez en las Cortes
catalanas de 1359. El dinero se recauda mediante un fogaje, cobrando en cada casa o
fuego una cantidad y un porcentaje del salario a quien no tenga casa propia y trabaje
para otros; la recogida y administración de este dinero se encomienda a 12 personas, 4
135
por cada brazo, que nombran recaudadores, piden préstamos, vigilan que se cumpla lo
ordenado por las Cortes, y tienen la posibilidad de introducir cambios y decidir en los
casos dudosos. Cinco años más tarde los diputados son 20, distribuidos en comisión:

·3 oidores de cuentas
·6 controlan a los combatientes y comprueban el armamento adecuado.
·11 los administradores de la ayuda

Tres dirigentes siempre en Barcelona (donde se centraliza la administración) y los otros


se desplazan por Cataluña para hacer efectivo el cobro.

La Diputación aragonesa es semejante a la catalana, aunque los datos de que se dispone


no son tan precisos.

La organización interna de estas comisiones delgadas es importante pero también lo es


la creación de impuestos propios de las generalidades. Estos impuestos extraordinarios
acaban por convertirse en permanentes y serán la base del poder de las Diputaciones,
aparecen por primera vez en 1362 en las Cortes de Monzón.

El impuesto de las Generalidades va acompañado del siguiente programa económico:


una parte de estos ingresos se obtiene mediante un impuesto que grava la fabricación y
venta de paños de lana, por eso se prohíbe la venta de paños de lana extranjeros en la
Corona, así los menestrales tendrán más trabajo, también favorece a los ganaderos que
aumentarán los rebaños y las disponibilidades de lana y carne. El auge de la industria
textil atraerá maestros de otras tierras que impartirán aquí sus conocimientos y la
Historia Medieval de España

abundancia de paños hará que todos vistan mejor. La forma de hacer efectivo el
impuesto es:

Los paños fabricados en territorios de la Corona deberán llevar dos sellos uno con el
símbolo de la Corona y otro de plomo (por un lado el símbolo del rey y por el otro la
señal de la villa, ciudad o del señor del lugar en el que se ha fabricado), sólo estos paños
pueden venderse en los territorios de la Corona. Los paños extranjeros tendrán que ser
declarados en el plazo de dos días so pena de ser confiscados. El resto de las
generalidades se obtiene de los impuestos sobre la exportación de azafrán, aceite, miel,
plomo, hierro, cáñamo, sebo, alquitrán, vinos, arroz, frutos secos, pescado.

El retraso en el cobro de las generalidades o los errores de cálculo sobre las cantidades y
la urgencia del dinero lleva a las Diputaciones a emitir Deuda Pública, garantizada por
las generalidades. La Diputación es y funciona como una comisión permanente de las
Cortes y su nombramiento dura hasta que nuevas Cortes la revocan. Con la llegada al
trono de los Trastámara, debido a la necesidad de que las comisiones tengan continuidad
para cumplir sus objetivos, la Diputación deja de ser una comisión de las Cortes para
convertirse en un organismo autónomo con:

·3 diputados, 3 oidores de cuentas, 2 abogados


·El mandato es de tres años tras los cuales ellos mismos y no las Cortes
proceden a nombrar a los sucesores.

La mala gestión de las generalidades entre 1436 1446 permitirá a Juan de Navarra,
Lugarteniente de Alfonso el Magnánimo, modificar el sistema e intervenir en la
elección de diputados evitando la cooptación: el arzobispo de Zaragoza y el136
Justicia de
Aragón preparan una lista de las personas de cada brazo aptas para ejercer el oficio de
diputados, sus nombres escritos en bolas de cera se meten en sacas extrayéndolos al
azar.

En 1461 se pone fin a la inmunidad de los diputados que podrán ser acusados ante el
Justicia como cualquier oficial del rey si no cumplen con su cometido. Las funciones de
la Diputación después del siglo XV son:

·Administración de la Hacienda
·Garantiza y controla la paz interna y externa.
·Actúa como árbitro entre nobles y ciudades.
·Controla al Justicia pues nombra a sus lugartenientes.

Se convierte en defensora de los fueros aragoneses, protagonizará revueltas como en


1483 que se opone al establecimiento de la Inquisición en el reino aragonés. Pero
tendría que rendirse a las presiones de Fernando el Católico, incluso vencida recordará
que el rey no puede gobernar sin su consentimiento.

C. DEL COMPROMISO DE CASPE A LA GUERRA CIVIL CATALANA

Tras el acuerdo sucesorio adoptado en el Compromiso de Caspe (1412), se hizo cargo


de la corona de Aragón Fernando de Antequera.
Historia Medieval de España

Fernando I (1412-16) consciente de que su nombramiento no había contado con todos


los apoyos, puso en práctica medidas conciliadoras con sus viejos adversarios, en
especial con las Cortes catalanas, lo que no impidió la sublevación del antiguo
candidato Jaime de Urgell. Aprovechando esta revuelta, las Cortes Catalanas de 1413
arrancaron del monarca amplias concesiones, imponiendo su concepción pactista, lo que
suponía una limitación efectiva del poder real; en aquellas Cortes se adoptó la nueva
composición de la Generalitat y el rebustecimiento de sus poderes. Sólo tras la derrota
del conde pudo el rey recuperar parte de sus prerrogativas. Pero la mayor parte de sus
esfuerzos se encaminaron a impulsar la política mediterránea de sus antecesores,
pacificando Cerdeña y Sicilia, estrechando relaciones con Nápoles y reestableciendo las
relaciones comerciales con el N de África. Durante su breve reinado se solucionó
definitivamente el problema del Cisma en la Iglesia, al retirar Aragón su obediencia al
Papa Benedicto XIII, por negarse éste a aceptar las resoluciones del Concilio de
Constanza.

A Fernando I le sucede su hijo Alfonso V el Magnánimo (1416-58), gran amante de las


artes y las letras, que también dedicó gran parte de sus esfuerzos a la política
mediterránea, residiendo muchos años en Italia. Uno de sus primeros objetivos fue la
conquista de Córcega, atribuida a los catalanes por el tratado de Anagni (1295), pero
controlada, de hecho, por los genoveses. Un primer ataque, en 1420, no dio los frutos
deseados. Simultáneamente, Alfonso interviene en Nápoles, como consecuencia de una
petición de apoyo de la reina Juana contra Luis de Anjou, lo que fue recompensado por
ésta con la designación de Alfonso como heredero del trono de Nápoles, si bien una
sublevación de los napolitanos en 1423 le obligó a abandonar precipitadamente Italia.
Sólo tras el fallecimiento de la reina Juana en 1435, puso nuevamente Alfonso sus ojos
137
en Nápoles. Inicialmente su flota es derrotada en Ponza por una flota coaligada de
varios reinos italianos, que veían en la intervención aragonesa un peligro para sus
intereses, siendo el rey hecho prisionero. Tras su rescate, en alianza ahora con los
milaneses, reanuda la lucha y en 1442 entra triunfante en Nápoles, que se convierte así
en el centro efectivo de los dominios de Alfonso V, aunque este reino nunca se
incorporase efectivamente a la corona de Aragón, pues se designó como heredero a
Ferrante, hijo ilegítimo del rey.

Durante sus ausencias italianas, los asuntos peninsulares son atendidos por la reina
María y nuevamente las Cortes catalanas se enfrentan al rey, negándose a apoyar
económicamente las pretensiones políticas de los infantes de Aragón en Castilla, pero
sobre todo se recrudecen los conflictos políticos y sociales, principalmente con las
revueltas de los payeses de remensa en Cataluña y los movimientos contra la oligarquía
ciudadana en Mallorca de 1450, sofocados al cabo de varios años.

A Alfonso le sucede su hermano Juan II (1458-79), hombre de larga experiencia


política, tanto en Castilla (era uno de los Infantes de Aragón), como en Navarra, de
donde era rey desde 1425, o en Cataluña, de donde era lugarteniente desde 1454. Pero
durante su reinado el clima de enfrentamiento social y político preexistente acaba por
estallar en Cataluña, desembocando en la guerra civil de 1462 a 1472. Entre los factores
que la justifican se encuentra la crisis económica latente desde el XIV, la agitación de
los payeses y el conflicto municipal de Barcelona. Durante su período como
lugarteniente de Cataluña, Juan había apoyado a los buscaris y a los payeses, por lo que
los grupos nobiliarios del Principado se encontraban en guardia desde al ascenso al
trono del nuevo rey. La chispa que encendió la guerra fue las diferencias que mantenía
Historia Medieval de España

Juan II con su primogénito Carlos, Príncipe de Viana, por su condición de heredero al


trono de Navarra. El clima emocional generado por la prisión de Carlos, ordenada por
su padre en 1460, hizo pasar a la ofensiva a las clases privilegiadas del Principado. Las
Cortes de Lérida de aquel mismo año eligen un Consell del Principat que exigió al rey la
inmediata liberación de su hijo. Esta enérgica actitud, unida al levantamiento de los
beamonteses navarros y a la movilización castellana en la frontera de Aragón, obligaron
al rey a ceder, liberando a Carlos y aceptando las capitulaciones de Villafranca del
Penedés (1461), donde se recogían las reivindicaciones políticas de la oligarquía
catalana, entre otras, la prohibición al rey de entrar en Cataluña sin permiso del Consell.

Pero la súbita muerte del Príncipe de Viana a las tres semanas de su liberación alteró la
aparente pacificación. Los realistas, apoyándose en sus tradicionales aliados, buscaris y
payeses, intentaron recuperar posiciones, provocando un levantamiento campesino en
1462 y con el apoyo del rey de Francia, Juan II penetró en el Principado sin permiso del
Consell. La respuesta de los catalanes consistió en organizar un ejército para sofocar el
levantamiento campesino y destituir al monarca en junio de 1462.

Durante el desarrollo de la guerra el trono vacante es ocupado sucesivamente por


Enrique IV, rey de Castilla (1462-4), por el condestable Pedro de Portugal (1464-6) y
por Renato de Anjou (1466-72), quien a pesar de la situación desfavorable, pudo
mantenerse en el poder gracias al apoyo militar de Luis XI, rey de Francia, hasta
entonces aliado con Juan II.

Este cambio de actitud obliga al aragonés a buscar nuevos aliados, que encuentra en
Castilla, gracias al compromiso matrimonial de los herederos de ambas coronas,
138
Fernando e Isabel. A partir de ahí, el bando rebelde empieza a descomponerse. La
entrada de Juan II en Barcelona en 1472, tras anunciar medidas de clemencia hacia los
rebeldes, puso prácticamente fin a la guerra civil, que se consuma con la capitulación de
Pedralbes en octubre de ese año. En esta capitulación se pretende una paz sin
vencedores ni vencidos, pues si bien se anula la anterior de Villafranca, también se
acuerdan numerosas medidas de gracia. Aunque buena parte de los problemas
subsistieron, el agotamiento general del Principado hizo renacer la paz, que se mantuvo
hasta la muerte de Juan II en 1479.

D. ECONOMÍA Y SOCIEDAD ARAGONESA

Aunque Aragón no tenga salida al mar, sí orienta su economía hacia la actividad


comercial. En el campo se producen cereales, aceite y vino, cada vez dedicó más
superficie al cáñamo, lino o azafrán (monocultivo en algunas zonas); se obtiene madera
en Albarracín y valles pirenaicos, ésta dedicada a la construcción naval de Cataluña y
Valencia a donde llegan los troncos por los cauces de los ríos; la permanencia en el
Valle del Ebro de musulmanes permite mantener el sistema de regadío y huertas.

El ganado lanar tiene mucha importancia por la buena acogida de la lana de la oveja
merina. El pastoreo está organizado por la Casa de Ganaderos de la ciudad de Zaragoza,
se organizan como zonas ganaderas Teruel, Daroca y Albarracín; en el norte del reino
existe una impotente cabaña que abastece a la industria textil, aunque nunca pudo
competir en calidad con los paños catalanes, italianos, flamencos o franceses. Los
pardillos tienen buena acogida en Castilla.
Historia Medieval de España

Cuenta con otras industrias como el trabajo del barro (alfarería de Huesca, Calatayud o
Teruel); metales en la zona del Moncayo o el trabajo de la piel.

Pese a la escasa importancia de la industria aragonesa, el comercio es muy activo y se


basa en la exportación de materias primas del reino (frutos, trigo, lana, azafrán, aceite,
cueros y madera) y la importación de artículos manufacturados y de lujo: especias,
algodón, azúcar, pescado, paños, telas de lujo. Los intercambios son con Cataluña y
Francia y en menor medida con Castilla, Valencia y Navarra.

Las ciudades aragonesas viven en gran parte de la agricultura. La más importante es


Zaragoza con casi 15.000 habitantes. El acceso a los cargos municipales depende de la
posibilidad económica. Las desigualdades sociales en los siglos XIV y XV aumentan
por los privilegios y exenciones que logran los grupos dirigentes, que impiden a otros el
acceso a los cargos; hasta 1441 los impuestos se repartían por parroquias. Para evitar las
injusticias, se clasificó la población en 8 grupos sociales, según ingresos.

El sistema de cooptación de los dirigentes municipales deja el poder en manos de uno


de los bandos en los que está dividida la población, para poner fin a los enfrentamientos
Alfonso el Magnánimo instaura el sistema de insaculación, que consiste en elaborar una
lista para 10 años de las personas con derecho a ejercer los cargos municipales, sus
nombres en bolsas de las que se extraen a la suerte, así se evita que los salientes
nombren a los sucesores y que el gobierno esté siempre en las mismas familias. Todos
los ciudadanos seleccionados, por una comisión en la que están representados todos los
barrios de la ciudad, tienen las mismas posibilidades.
139
Un grupo importante de la población aragonesa está formado por judíos que llevaron
una vida floreciente hasta el saqueo de la mayoría de las aljamas en 1391. Los
sobrevivientes emigran o se convierten gracias a las predicaciones de personajes como
Vicente Ferrer, a las que son obligados a asistir bajo pena de fuertes multas y castigos.
Estas conversiones en masa plantean problemas a las aljamas que han emitido deuda y
puesto a la venta censales, que suelen comprar los cristianos; los intereses son
garantizados por la comunidad hebrea, si uno de sus miembros se convierte, al
desligarse de todo compromiso con su grupo, su parte de la deuda recae sobre los
demás, se arruinan las aljamas y los censalistas y hubo que bajar el tipo de interés y
obligar a los conversos a contribuir.

En la ciudad también hay morerías, pero el núcleo más importante vive en el campo
bajo la jurisdicción de la nobleza o del rey.

Teóricamente los musulmanes son libres y pueden fijar su residencia donde quieran; hay
momentos en que ante la insuficiencia demográfica se establece una pugna entre los
señores y entre éstos y el rey para atraer a esta población; se supone que al igual que en
Valencia, esta libertad de movimientos moros fue restringida; aumentaron los impuestos
ordinarios, la pecha (un quinto o un sexta parte de la cosecha) y extraordinarios sobre
estos pobladores que, como los judíos, recurrieron a la emisión de deuda, de censales.
En los lugares de señorío han de pagar la utilización de los monopolios señoriales del
horno, lagar y molino, contribuyen con su trabajo, al cultivo de las tierras del señor, a la
reparación de los caminos y fortalezas, y pagar los impuestos extraordinarios que el
señor imponga en momentos de necesidad.
Historia Medieval de España

Por lo que respecta a las mujeres, su formación varía según la condición social, las de la
nobleza aprenden buenos modales y recurren a la lectura de libros piadosos y
formativos, de tal manera que sean conscientes de su privilegiada situación y los
deberes que ello comporta. Las del común, sabe de cuentas apenas lo necesario, cocinar,
llevar una casa y en casos concretos los oficios de sus padres o maridos (carnicero,
tejedor, etc.). A veces los ejercen con total independencia, como las panaderas. También
hubo vendedoras internacionales.

140
Historia Medieval de España

NOBLEZA Y MONARQUÍA CASTELLANA

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. LOS REINADOS DE SANCHO IV Y FERNANDO IV

A raíz del problema sucesorio planteado con la herencia de Alfonso X, se van a suceder
en Castilla una serie de revueltas nobiliarias protagonizadas por la nobleza, agrupada
principalmente en dos familias que venían alternando en los cargos más cercanos al
monarca, en contra del poder representado por los concejos, en los cuales se apoyaba el
rey en tiempos de crisis. Este juego de contrapesos entre una nobleza dividida y unas
Cortes a las que el monarca utiliza en contra del estamento nobiliario será la base de una
monarquía fuerte no pactista como en el caso de los reinos orientales.

El detonante de las revueltas va a ser la cuestión sucesoria junto con las minorías de
edad. En el caso de Sancho IV, ante la ausencia del monarca (Alfonso X) más
preocupado en sus ansias imperialistas y a la muerte de su primogénito en la lucha con
los benimerines, cederá su sucesión a los hijos de su difunto hijo: « los infantes de La
Cerda» que en su minoría se verán apoyados por una parte de la nobleza representada
por los Lara, mientras el otro bando nobiliario representado por los Haro aceptará como
heredero a Sancho IV, triunfador frente a la amenaza benimerí. Todo esto en medio de
141
un juego de alianzas internacionales dará la herencia a Sancho IV, siendo la clave
Navarra, que al intentar atraerla hacia Castilla, favoreciendo al partido del Señor de
Vizcaya (López de Haro), en contra del monarca francés aliado de los Infantes. El
matrimonio del rey francés con la heredera de Navarra pondrá fin a las pretensiones de
Alfonso X, con lo cual dejó de apoyar a Sancho IV y buscó una solución « salomónica»
entre los aspirantes. Sancho se opuso a la división contando con nuevos apoyos de la
nobleza, clero y el rey aragonés, enemigo del francés, aunque Alfonso X dejará el
testamento a favor de los Infantes, éste no sería respetado.

24. SANCHO IV

En la 1ª ocasión que tuvo (Cortes de 1285) ratificó su autoridad, revocando privilegios


de nobles, ciudades y Órdenes Militares y concediendo ciertas contrapartidas a ciudades
sobre todo en el orden fiscal en contra de los judíos, defensa y recuperación del
patrimonio regio en contra de los nobles, así como evitar la injerencia de éstos en las
ciudades. Para favorecer a las ciudades, el rey retiró a los guardianes y encomendó el
cobro de los impuestos a los hombres buenos de las villas.

Salió reforzado el privado del rey, López de Haro. Éste entregó la administración de las
finanzas a Abraham el Barchillón que al volverse a apoyar en el elemento judío
(hacienda) se enemistará no sólo con el otro bando nobiliario sino también con las
ciudades, lo que provocaría la caída del Señor de Vizcaya so pretexto de su amistad con
Aragón. Ante las revueltas, tendrá el monarca que volver a apoyarse en los concejos
frente a los nobles descontentos y de nuevo volverá a otorgar concesiones a las ciudades
en las Cortes de Alfaro y posteriormente en 1293 se reunirán por separado los reinos de
Historia Medieval de España

León y Castilla en Valladolid (prueba de las diferencias existentes sobre todo del «
nacionalismo» leonés), donde de nuevo se revisarán sobre todo problemas fiscales, tipos
de intereses en los préstamos de los que el elemento judío eran los acreedores, así como
otra serie de beneficios de la nobleza y el clero.

25. FERNANDO IV

El reinado se inicia con la minoría de edad de Fernando IV que servirá entre otras
cuestiones de excusa para intentar los reinos vecinos (Aragón, Portugal, Granada que
reivindicarán territorios fronterizos), junto con el apoyo de la nobleza (ahora unida)
frente a la creciente importancia de las Cortes, a las que acuden sólo los concejos, para
dividir el reino.

A favor del monarca estará su madre, María de Molina, que autorizará la creación de
Hermandades junto con un pequeño grupo nobiliario. Será la ocasión de los concejos
que reivindicarán los privilegios recibidos desde la época de Alfonso VII y otros
monarcas anteriores, junto con otra serie de disposiciones a favor de ellos de las que
habían estado privados en anteriores reinados.

La respuesta de la clase nobiliaria tanto como la eclesial no se hizo esperar, sobre todo
en el caso del clero, lo que hizo rectificar a María de Molina ante las amenazas de
Bonifacio VIII de excomunión; las concesiones hechas en 1295 (Cortes de Valladolid) a
los clérigos fueron suficientes para atraérselos a su bando, pero al igual que en el
estamento nobiliario, se producirán devaneos constantes según la situación dominante y
los intereses particulares que harán muy divisible y por medio de diversas concesiones
142 de los
tanto en tierras como en títulos o dinero o bien cargos que saldrán principalmente
concejos y de la monarquía castellana, por lo cual volveremos a la situación de partida
de una nobleza que apenas ha perdido poder y fuerza, frente a sus vecinos. También el
reino perderá ciertas posiciones fronterizas en el juego de alianzas para mantenerse en el
poder. Dionis de Portugal es atraído al campo real cuando se concierta el matrimonio de
Constanza de Portugal con Fernando IV; otros ejemplos: los infantes Enrique y Juan
también fueron tratados y los dirigenes de la nobleza Lara y Haro.

La división de los consejeros del rey explica los fracasos militares contra musulmanes y
el monarca de Aragón, al que se le cede Alicante y otras ciudades en 1304.

A los concejos se les reconoce el derecho a participar en el gobierno, pero la sangría


económica, la administración de justicia, etc., no evitan que a la muerte de Fernando IV
el reino siga en crisis.

En conclusión, se mantuvo la unidad de Castilla frente a las divisiones propuestas por


los aspirantes, que si aceptan a Fernando IV es por el creciente predominio de los
concejos en las Cortes, pero al final del reinado de éste veremos el predominio del
estamento nobiliario que desembocará en una nueva minoría en Alfonso XI con nuevas
revueltas.

B. CORTES Y HERMANDADES

Fue María de Molina, viuda de Sancho IV, quien mantuvo la unidad castellano-leonesa
durante la minoría de edad de su hijo Fernando IV, para ello se atrajo la lealtad de los
Historia Medieval de España

concejos, ya que éstos aceptaban las divisiones propuestas por los aspirantes a repartirse
el reino: León, Galicia y Asturias para el infante Juan, Castilla, Toledo y Andalucía para
Alfonso de la Cerda y Murcia para Jaime II de Aragón.

Si los nobles aceptan finalmente a Fernando IV es porque quieren poner fin al


ascendiente de los hombres de las ciudades, quienes consiguieron en 1297 que se les
reconozca su papel en el gobierno del reino. En 1302 se puede decir que el poder está ya
totalmente en manos de la nobleza, según se desprende de las Actas de las Cortes,
donde los procuradores de los concejos se quejan de que « ricoshombres, caballeros y
otros poderosos les exigen impuestos indebidos» . Son los campesinos y ciudadanos los
únicos que contribuyen al pago de los impuestos, pues clérigos y nobles están exentos.

La justicia se muestra impotente para reprimir estos abusos y las quejas del pueblo no
serán oídas hasta 1312, cuando un grupo de nobles pretenda sustituir a Fernando IV por
su hermano Pedro.

El rey de nuevo se ve obligado a solicitar ayuda a los concejos ofreciendo:

·La administración de justicia se encomendará a doce alcaldes legos,


·Se prohibirá ejercer como abogados en la corte a los eclesiásticos,
·Se reorganizará la cancillería para evitar que se concedan cartas en blanco y
selladas para que luego sean utilizadas en beneficio de particulares.

Todas estas concesiones habrían permitido la independencia de los concejos frente a


nobles y eclesiásticos, pero el mismo año que las otorga (1312) muere Fernando,
143
dejando el reino en una nueva minoría (su hijo Alfonso XI contaba un año de edad) y
entrando en una nueva crisis.

Por la tutela del monarca y el control del reino se enfrentarán nobles, infantes y las
reinas María de Molina y Constanza de Portugal, abuela y madre de Alfonso XI.
Durante 2 años reina la anarquía y la inseguridad hasta que los concejos y prelados se
ponen de acuerdo y ordenan que la tutoría corresponda conjuntamente a María de
Molina y a los infantes Pedro y Juan (Cortes de Palencia de 1313, ventajas de las
ciudades, endurecimiento contra los judíos, etc.).

En 1319 y en la guerra granadina mueren los infantes y en 1321 fallece María de


Molina, por lo que la tutoría pasa al infante D. Juan Manuel (nieto de Fernando III), a
Juan, hijo del infante muerto en Granada del mismo nombre y a Felipe, hermano de
Fernando IV:

·D. Juan Manuel domina Toledo y Extremadura.


·Juan domina Castilla.
·Felipe domina Andalucía, Galicia y León.

Durante estos años las banderías nobiliarias, la opresión de los señores a los
campesinos, los continuos robos, hacen que muchos campesinos abandonen el reino y
vayan a poblar lugares de Aragón y Portugal. En estas condiciones se encontró el reino
Alfonso XI cuando llega a la mayoría de edad (1325).
Historia Medieval de España

Cada uno de los tutores convoca sus propias cortes y los concejos se verán más o menos
favorecidos, dependiendo de las necesidades económicas de dichos tutores. Las
concesiones que se hacen a los concejos tienen su origen en las necesidades políticas,
económicas y militares de reyes y tutores. También hay que tener en cuenta la presión
que realizan las villas organizadas en Hermandades para defender sus derechos de los
abusos de los nobles y también para mantener el orden persiguiendo a los malhechores.

El origen de las hermandades con finalidad política parecer ser que fue en tiempos de
Sancho IV (1282), cuando se enfrentó a su padre Alfonso X. Sancho autorizó la
formación de hermandades de clérigos y ciudadanos para mantener la unión de sus
partidarios, pero una vez pasado el peligro las suprime en 1284.

Con María de Molina en 1295 las hermandades resurgen y las legaliza en las Cortes.
Cada reino crea su propia hermandad con capital en Burgos, León, Toledo y Murcia. Se
comprometían a guardar los derechos de Fernando IV y sus herederos. A cambio, el
monarca se compromete a guardar los fueros, usos, costumbres, franquicias y
privilegios de los concejos y los autoriza a unirse para mantener sus derechos frente al
rey, contra sus oficiales, frente a los nobles y contra los particulares.

Durante el reinado de Fernando IV las hermandades pierden fuerza, pero en 1315


(Alfonso XI) se reorganizan creando la Hermandad General, que engloba a la baja
nobleza y a los vecinos de las villas de todo el reino. La rama castellana de la
Hermandad General pronto cayó bajo la influencia de los ricoshombres y en las Cortes
de Carrión de 1317 se puso fin a esta hermandad.
144
Junto a estas hermandades que engloban a todos los concejos de uno o todos los reinos,
existen otras más pequeñas: entre nobles y eclesiásticos, entre dos o más ciudades, baja
nobleza o entre la alta nobleza para mantener su situación privilegiada. La Iglesia que
sufre los efectos de la anarquía e intenta paliarlos mediante la creación de hermandades,
como las de los monasterios benedictinos, cistercienses y premonstratenses de Castilla y
León, sínodos de Peñafiel (obispos castellanos) y de Salamanca (leoneses),
hermandades episcopales, etc.

Las ciudades del Cantábrico también se unen creando su propia hermandad en 1295
para defender sus intereses, ya que la importancia comercial de estas ciudades era muy
grande. Estarán representados en Cortes por los procuradores de la marisma (Fernando
IV confirmó los fueros bilbaínos). Directamente relacionado con la revitalización de los
puertos del Cantábrico está la disputa por el control del Señorío de Vizcaya, que acabará
pasando a los propios reyes.

A finales del XIII se crearon hermandades de carácter económico en Toledo, Ciudad


Real y Talavera, como la de los Colmeneros o Santa Hermandad Vieja, para protección
de colmenas y ganados, unidos para expulsar a los bandoleros.

A comienzos del XIII y para proteger el ganado trashumante se crea otra hermandad en
Ávila, Segovia y Plasencia.

La Hermandad de Toledo, de la que forman parte los colmeneros, ballesteros y


propietarios, se rige por dos alcaldes que son nombrados anualmente. Su misión es
conservar los privilegios reales, mantener el orden en los caminos y juzgar a los
Historia Medieval de España

malhechores. Los reyes les dieron su protección, organizada militarmente, fue ampliada
a todo el reino por Pedro I en 1351. Más tarde dará lugar a la creación de la Santa
Hermandad por los RR.CC.

C. CONSOLIDACIÓN DE LA MONARQUÍA CASTELLANA: EL REINADO


DE ALFONSO XI

En 1325 termina la larga minoría de Alfonso XI durante la cual Castilla estuvo dividida
entre los tutores del rey, más interesados en consolidar su posición social y la de los
nobles que les apoyan que en la gobernación del reino. Obligado a elegir entre los tres
grupos nobiliarios que se disputan el poder, Alfonso se apoya en los partidarios del
infante Felipe e intenta atraerse a D. Juan Manuel, pidiendo en matrimonio a su hija
Constanza, al tiempo que manda asesinar a D. Juan (1326); todos los bienes del rebelde
pasaron a manos del monarca, que consiguío, además, comprar el Señorío de Vizcaya a
la madre de D. Juan. Abandonado el proyecto matrimonial con Constanza (acordado en
momentos de dificultad para romper la alianza de los nobles), Alfonso casará con María
de Portugal, con lo que quita a los nobles el apoyo del portugués. Después, casará a su
hermana Leonor con Alfonso el Benigno de Aragón y con la ayuda que le proporcionan
las Cortes en 1329 compra los servicios de D. Juan Manuel e inicia la guerra contra
Granada, cuyo rey se declara vasallo del castellano.

La atracción de los nobles y los concejos continúa en los años siguientes. Ya en 1325
los concejos habían pedido al monarca que fijara las soldadas de ricoshombres y
caballeros, de manera que pudieran vivir dignamente, sin necesidad de recurrir al robo y
destrucción del reino; argumentos semejantes emplearán los dirigentes nobiliarios para
145
prestar su ayuda militar contra los benimerines. D. Juan Manuel exigió que sus
dominios de Murcia fueran convertidos en un ducado hereditario exento de tributo real
y con permiso para acuñar moneda. Juan Núñez pidió la devolución del Señorío de
Vizcaya y de los bienes confiscados a su padre, exigencias que no fueron atendidas por
Alfonso XI. Los nobles fueron vencidos militarmente en 1336 y desde ese momento
parece existir una colaboración sincera entre ellos y el monarca.

Las sublevaciones nobiliarias y la energía que usó para dominarlas han hecho que
Alfonso XI pase a la historia como un rey antinobiliario, pero puede afirmarse que fue
un decidido partidario del acuerdo con los nobles, intentando atraerlos a su servicio y
exaltando los ideales caballerescos: él mismo se hizo armar caballero por una imagen
articulada de Santiago en el monasterio de Las Huelgas, creó la Orden de la Banda para
premiar los hechos de caballería y armó a más de cien caballeros en una ceremonia
celebrada en Burgos en 1332.

Para el rey, la milicia no es un simple ejercicio de armas, sino que requiere de una cierta
moralidad; esto le lleva a prohibir los juegos de azar durante el servicio y a aprobar
leyes que prestigien a los caballeros y permitan distinguir claramente por el aspecto
externo a los diferentes grupos y jerarquías (el monarca tomará 4 comidas al día, los
prelados y ricoshombres 3 y los demás 2). Las mujeres de la alta nobleza podrán utilizar
vestidos de seda, siempre que no lleven oro; las demás no tendrán este derecho.

El monarca necesitaba mantener a su servicio a los nobles, pero éstos sabían que la
mejor forma de incrementar sus beneficios era servir al rey desde los puestos de
gobierno. Para lograr este objetivo, los nobles no dudarán en sublevarse o aceptar la
Historia Medieval de España

voluntad real si ésta les compensa, como ocurrió en 1338, cuando el rey ordena la
reconciliación dando forma a un estatuto que fija los sueldos, tipos de armas, tiempo de
servicio, etc., que será perfeccionado en 1348 con los ordenamientos de Nájera,
auténtico fuero de los nobles, atribuidos a Alfonso VII el Emperador. Los salarios,
punto más importante del estatuto, fueron actualizados en las Cortes de Alcalá de 1348.
La estabilidad dada con estas normas al grupo militar pacificó a los nobles e hizo
posible la realización de campañas contra los musulmanes. La nobleza permanecerá
sumisa durante algunos años, pero el alza de precios que ocasionó la peste negra hará
que los nobles vuelvan a sublevarse e intenten imponerse a Pedro I.

26. PRESIÓN FISCAL

Las revueltas nobiliarias dejaron al reino en ruinas y controlado por los prestamistas
judíos. Las Cortes proponen que se perdone la 3ª parte de las deudas. Finalmente se
perdona la 4ª parte de las deudas y el resto se harían en pagos cuatrimestrales durante un
año. Como tampoco eso fue la solución, se decide acuñar moneda, para lo cual Alfonso
XI fija el precio de la plata. Los perjuicios fueron para la población por la especulación
de los prestamistas. Pero las Cortes siguen quejándose. Las necesidades militares
predominan sobre los intereses del reino como se ve en las concesiones a los nobles y
las decisiones sobre la cría caballar.

El control sobre la nobleza es posible gracias a la colaboración voluntaria de los


concejos. Se desarrolla la política de control de las ciudades a través de corregidores.
Las Cortes de 1348 confirman el triunfo monárquico frente a las ciudades y la política
de colaboración y apoyo a la nobleza. Otra manifestación de la victoria monárquica se
ve en la implantación del « Código de las Siete Partidas» . Sólo se utilizará146
cuando las
leyes promulgadas por Alfonso XI y los fueros dados no sean suficientes para resolver
las cuestiones planteadas.

27. POLÍTICA EXTERIOR

Como en todos los reinos, los problemas internos condicionan la política exterior. Las
relaciones con la corona de Aragón se afianzan tras el matrimonio de la hermana del rey
y Alfonso el Benigno, aunque habrá tensiones por el afán de Leonor de dejar a sus hijos
herencia (Fernando) en el realengo aragonés.

Para conjurar el peligro benimerí, Alfonso XI pacta con los nobles, aumenta los
impuesto, impone autoridad sobre concejos y Cortes y pide ayuda de otros reinos. Con
ayuda de portugueses y aragoneses el rey derrota a los benimerines en la batalla del
Salado (1340) e inicia la lucha contra los granadinos a los que vence en Palmones
(1343) aunque no logra ocupar la plaza de Gibraltar, en cuyo asedio muere de peste.

28. REVUELTAS NOBILIARIAS GRANADINAS

Los problemas internos de Castilla dificultan o hacen imposible la guerra contra los
musulmanes. Pero Granada no está libre de revueltas nobiliarias en todo semejantes a
las que se producen en los reinos cristianos, que facilitan, en ocasiones, los avances
castellanos.

Entre 1302 y 1354 se suceden al frente de Granada: Mohamad III, depuesto por su
hermano Nasr, quien es nombrado por una coalición de castellanos-aragoneses-meriníes
Historia Medieval de España

apoyada por los nobles granadinos. Su vasallaje fue la causa de que los nobles se
volvieran a sublevar y pusieran en el trono a Ismael I, que logró consolidar su poder,
creando un grupo de adictos que asegurarían la sucesión en su hijo, tras su asesinato.
Mohamad IV, menor de edad, fue sometido a la tutela nobiliaria hasta su deposición y
muerte. Su hermano Yusuf I fue nombrado rey por los nobles.

Todos estos cambios repercuten en la política exterior y, a veces, estuvieron


condicionados y provocados por ella. Con el fin de consolidar su posición en Castilla,
los tutores de Alfonso XI aprovechan las divisiones entre musulmanes para iniciar las
campañas contra Granada en 1319. Esto no impide que cristianos y musulmanes
mantengan unas relaciones que pueden ser consideradas como caballerescas (uno de los
tutores, muerto en tierra musulmana, recibe honores de rey en Granada, quien manda
rezar y velar su cadáver a los cristianos cautivos en Granada).

147
Historia Medieval de España

LA HEGEMONÍA CASTELLANA

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. CAMBIO DE DINASTÍA EN CASTILLA

Desde la unión en 1137 del reino aragonés y del condado de Barcelona, la corona de
Aragón y el reino Castellano-Leonés aparecen como las dos fuerzas políticas más
importantes de la Península, pero este equilibrio de potencias se romperá a mediados del
XIV coincidiendo con la guerra que enfrentó a castellanos y aragoneses y el cambio
dinástico producido en Castilla. Esta nueva hegemonía castellana en lo político-militar
irá acompañada de un auge en lo económico y una crisis en Cataluña.

Los hechos históricos que provocaron el decisivo cambio dinástico en el reino de


Castilla-León tuvieron su origen en las Cortes de 1351 (poco después del inicio del
reinado de Pedro I), en las cuales, aparte de aprobar algunas medidas contra la
mendicidad, bandolerismo y la regulación de precios, salarios y comercio, el hecho
político más importante fue la concesión de behetría y otras disposiciones favorables a
la nobleza, pero esto no puso fin a las diferencias entre nobles y es posible que éstas
aumentaran al tratar de repartir las behetrías, o cualquier otro de los ingresos que
dependían del monarca. Los lugares de behetría son en los que los campesinos pueden
elegir señor. Los nobles piden su conversión en señoríos inmunes. Pedro I manda hacer
un inventario para conocer la organización de estos lugares, llegando a tener148
un índice
fiscal, además de conocer la pertenencia de las behetrías. Así, el rey, entre otras cosas
de importancia, se enteró de la autenticidad o falsedad de los derechos nobiliarios. En
este sentido hay que explicar que, en la secular lucha por el poder entre nobleza y
realeza, la 1ª se había dividido en bandos nobiliarios que luchaban por el control del rey;
estas facciones estaban dirigidas durante el reinado de Pedro I por los hijos de Alfonso
XI y Leonor de Guzmán (Enrique de Trastámara, Fabrique y Tello) de un lado, y frente
a ellos, por el infante Fernando y su hermano Juan (hijos de Leonor de Castilla y
Alfonso el Benigno de Aragón).

Contra el rey se alzará Tello (Señor de Vizcaya) pero con el apoyo del grupo del infante
Fernando será derrotado y obligado a refugiarse en Aragón.

Sin embargo, a pesar de este éxito ante el primer brote de rebeldía, Pedro I provocará
que los diversos grupos nobiliarios, apoyados por la Iglesia, se unieran contra él al
abandonar a su esposa Blanca de Borbón y poner fin a la tradicional amistad castellana
con Francia. Por tanto, el rey tuvo que someterse a la nobleza, siendo total el control de
los hijos de Alfonso XI y del infante Fernando, pero pronto surgirán nuevas
desavenencias entre los nobles y con ayuda de Fernando y su hermano, a los que el
monarca ofreció numerosas posesiones, Pedro I vencerá a Enrique de Trastámara quien
buscará refugio en Francia. El rey gobernará con la ayuda de la burguesía, de los
recaudadores judíos y otros, y los nobles, descontentos, buscarán apoyo en Pedro IV de
Aragón (1356).

La guerra con Aragón fue, en sus comienzos, una complicación más de la guerra entre
Aragón y Génova que era aliada de Castilla. Invocando esa alianza y aprovechando que
Historia Medieval de España

dos naves genovesas habían sido destruidas en aguas castellanas, Pedro I declara la
guerra al monarca aragonés. El rey castellano aspira a recuperar los lugares que en
tiempo de María de Molina pasaron a Aragón. También hay disputas por los pastos que
afectan a castellanos y valencianos, y cuestiones comerciales: Cataluña y Mallorca
quieren acabar con la flota genovesa y castellana, etc. La guerra entre ambas potencias,
que oficialmente durará desde 1356 hasta 1365, aunque las operaciones bélicas se
prolongaron hasta la victoria de Enrique de Trastámara sobre Pedro I en 1369 y aún más
tarde hasta la paz de Almazán que consagra el triunfo y la hegemonía castellana.

El desarrollo de los hechos fue el siguiente:

·En una primera fase se enfrentan los reyes de Castilla y Aragón, Pedro I cuenta
con gran número de nobles castellanos dirigidos por Enrique de Trastámara (al
que el rey aragonés hizo importantes concesiones a cambio de su apoyo contra
Castilla).

La tregua que siguió a esta 1ª fase fue aprovechada por Pedro I de Castilla para poner
fin a las ambiciones de la alta nobleza y reunir en sus manos todos los poderes mediante
muertes y persecuciones (Fabrique y el infante Juan de Aragón, entre otros, serán
asesinados).

Esta política ha valido a Pedro I el apelativo de El Cruel.

·En una segunda fase los protagonistas son el rey castellano, que cuenta con la
colaboración de ingleses, portugueses, granadinos y navarros, y el aspirante al
149
trono de Castilla, Enrique, apoyado por Aragón y compañías de mercenarios
franceses.
·En una tercera fase la iniciativa pasaba ahora del monarca aragonés al Conde de
Trastámara, que reclamaba para sí el trono castellano en posesión de su
hermanastro. En 1358 los ataques castellanos alcanzan no sólo a los reinos de
Aragón y Valencia sino también a Cataluña. No obstante, en 1360 los
trastamaristas fueron vencidos en Nájera. En 1362 Pedro I está en una situación
óptima pero la entrada de las compañías de mercenarios pagadas por el Papa y
Francia le da la vuelta a la guerra a favor de Enrique.

En 1366 Enrique logró penetrar en Castilla y hacerse coronar en el monasterio de Las


Huelgas. Este triunfo supuso la unión de la flota castellana a la francesa e Inglaterra
intervino en el conflicto, la guerra continuará hasta la muerte de Pedro el Cruel a manos
de su propio hermanastro en Montiel en 1369, consumándose el cambio dinástico.

Con la victoria de Enrique de Trastámara triunfaba la nobleza en Castilla frente al único


rey que se había atrevido a enfrentarse directamente a ella, el nuevo rey castellano se
impondrá a su antiguo aliado Pedro el Ceremonioso y a los antiguos partidarios de
Pedro el Cruel, a todos los cuales impondrá la paz en términos ventajosos para Castilla.

B. LOS TRASTÁMARA EN LOS REINOS HISPÁNICOS

Desde 1365 Enrique de Trastámara (hijo bastardo de Alfonso XI) se convierte en


aspirante al trono castellano. La guerra entre los nobles y el monarca conlleva una fuerte
propaganda para desacreditar a Pedro I, provocar revueltas en el interior, participar a
Historia Medieval de España

Enrique y conseguir para él el apoyo internacional. El clero y la nobleza en principio


tienen recelos para aceptar un rey bastardo, pero desaparecen tras la campaña de
rumores sobre el origen judío de Pedro I. Así se desata el odio hacia los judíos, a su
predominio económico (recaudadores, prestamistas) e incluso político.

Los terratenientes se presentan como libertadores de la tiranía personal del monarca,


defensores del pueblo frente a los judíos y musulmanes. Esta propaganda propició la
entrada de Enrique en Castilla: Pedro fue abandonado por parte de sus partidarios y los
nobles ocuparon el eje Burgos-Toledo-Sevilla. Pronto aparecen las primeras dificultades
para Enrique ya que se presentó decido a prescindir de los judíos y a reducir la presión
fiscal, cosa que no cumplió, pues necesitaba dinero para pagar los servicios que había
recibido.

Para mantenerse en el poder, Enrique acudió a los servicios del ejército nobiliario. Los
nobles por ello recibieron títulos, cargos y donaciones (las llamadas « Mercedes
Enriqueñas» ) y los judíos fueron protegidos de nuevo y volvieron al servicio del rey, y
los impuestos aumentaron. Su prestigio cayó en picado y fue derrotado en 1367 en
Nájera (en las Cortes de 1367 Enrique todavía no era rey).

Enrique también se dedicará al control y reorganización del reino. Mientras su autoridad


no está asentada, transigirá a las peticiones hechas en Cortes siempre que no pongan en
peligro el entendimiento entre el monarca y los nobles. En Burgos (1367) permitió
reconstruir las hermandades y concedió a los concejos un papel político. Los nobles
recibieron cargos y donaciones y confirmó los fueros y privilegios de cada ciudad, pero
a pesar de su política antijudía, confesó su dependencia económica respecto a los judíos,
los únicos que se hicieron cargo de las rentas del reino y adelantaron al rey el150
dinero que
necesitaba nada más empezar el reinado, ya que necesitó su dinero para pagar a los
auxiliares.

Pedro I reinaba de nuevo en Castilla gracias a la colaboración de navarros e ingleses (a


cambio de la entrega de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava). Al no cumplir lo prometido,
Pedro I, la situación quedó en manos de los mercenarios franceses que reestablecieron
definitivamente en el trono a Enrique de Trastámara en 1369.

Los primeros años de su reinado fueron difíciles: en el interior abandonan los


partidarios de Pedro y en el exterior se forma una coalición contra Castilla en la que
están todos los reinos peninsulares e Inglaterra. El problema interno fue resuelto con
una nueva concesión de « mercedes» a la nobleza (parientes del rey, capitanes
extranjeros, pequeña nobleza y expartidarios de Pedro I). Esta política supuso un
aumento de impuestos a los concejos, a los que se atrajo permitiéndoles crear
hermandades, fijando precios de artículos básicos, concediendoles un mayor papel
político, etc.

La falta de coordinación entre los distintos reinos peninsulares (Granada, Aragón,


Portugal y Navarra) posibilitó que Castilla negociara o combatiera por separado con
cada uno e impusiera su paz, acompañada siempre de acuerdos matrimoniales que
garantizaran el reconocimiento de la nueva dinastía haciendo olvidar sus orígenes
bastardos.
Historia Medieval de España

Enrique se enfrentó con éxito a Inglaterra y para ello necesitó la colaboración de los
marinos del Cantábrico que se unieron a la flota francesa para derrotar a la inglesa en La
Rochela en 1372. Así quedó el convenio del Cantábrico y del Canal de la Mancha en
manos de marinos y mercaderes castellanos.

Tras el triunfo definitivo en 1369, las Cortes de Toro buscaron soluciones a los graves
problemas del reino: aumento del bandolerismo, escasez de mano de obra, alza de
salarios, etc. A pesar de anular las disposiciones de su hermanastro Pedro I, se repiten
casi literalmente los acuerdos y disposiciones tomados por Pedro I en 1351 (aquí se
favorece a los propietarios) y en 1369 se fijan los precios de los artículos de primera
necesidad.

Pero las medidas de contención de precios y salarios fueron inútiles y perjudiciales, y


las ciudades pidieron que anulara el ordenamiento general del reino y fuera sustituido
por ordenanzas válidas para cada localidad. En las Cortes de Toro de 1371, Enrique ha
consolidado su poder y puede llevar a cabo su propia política sin tener en cuenta las
peticiones de las ciudades contra las « mercedes» hechas a los nobles y contra los
judíos. Pero como no es posible sustituir a los judíos, las ciudades piden que se les
humille socialmente obligándoles a llevar un distintivo que les diferencie de los
cristianos.

A pesar de las donaciones hechas a los nobles y de la aprobación de leyes suntuarias en


las que se diferencia a nobles de otros grupos sociales, Enrique no estuvo totalmente
sometido a la nobleza: los grandes nobles fueron alejados de la política, los cargos de
gobierno se confiaron a la segunda nobleza y a juristas que no representaron peligro
151
para la monarquía (Cortes de Burgos de 1379). Con Enrique se puso fin al
enfrentamiento entre la monarquía y la nobleza, pero ésta mantendría intacta su potencia
económica y militar, por lo que sigue aspirando a poder controlar al rey.

C. NAVARRA, LIBRE DE LA TUTELA FRANCESA Y APROXIMACIÓN A


CASTILLA

Unida de hecho a Francia tras el matrimonio de Juana y Felipe IV, Navarra mantuvo
una independencia teórica reconocida por los monarcas franceses que evitaron la
existencia de un mismo rey en Navarra y Francia, renunciando a su poder y cediendo
sus derechos a los herederos, que sería reyes privativos de Navarra.

En la práctica, Felipe III gobernó el reino hasta su muerte (1285) y Felipe IV nombró
para los cargos a franceses adictos, a pesar de que el título correspondía a Juana y luego
a su hijo Luis el Hutín (X de Francia), cuya presencia en el reino fue exigida por
asambleas de prelados y nobles.

Sólo a la muerte de Felipe IV (1314) tendrán navarros y franceses el mismo rey (Luis),
cuya sucesión fue problemática, al morir sin hijos varones, correspondiendo a Juana II
el reino navarro que fue entregado a Felipe V (hermano de Luis). Según el derecho
francés, los varones son preferidos y a Felipe IV sucederán en el trono sus hijos Luis X,
Felipe V (1316-22) y Carlos IV (1322-28). El derecho navarro reconocía la capacidad
de las mujeres de transmitir los derechos a sus hijos, así pues, los navarros reconocieron
como soberanos a Juana II y a su marido Felipe de Évreux, aceptados como reyes tras la
muerte de Carlos IV sin hijos y la sustitución en Francia de los Capeto por los Valois.
Historia Medieval de España

El nuevo rey supo atraerse a los súbditos al jurar ante los tres estados que conservaría
los fueros, franquezas y libertades de cada estamento, repararía los agravios, compartiría
los bienes con los súbditos, dejaría el reino a su hijo con la mayoría de edad y en caso
de morir antes, abandonaría el reino. En el exterior, mantuvo una política de amistad
con los reinos vecinos, alterada con Castilla por las disputas sobre el monasterio de
Fitero y el castillo de Tudején.

La independencia se confirma con Carlos II (1349-87) con acciones tendentes a sanear


la administración y asegurarse el apoyo de los nobles. En Navarra los señores reciben la
pecha taxada, algo que afecta a los campesinos que tienen que pagar la misma cantidad
a pesar de ser menores en nº, lo que provocará desacuerdos. La mediación entre
campesinos y señores para disminuir la pecha desemboca en aplazamientos temporales
(soffriencas) e incluso en su anulación (restancas), aunque legalmente nunca se
renuncia. Ante esto, los nobles buscan una salida en la guerra exterior, tanto en Francia
como en Castilla, ofreciéndose como soldados a quien los necesite y presionan al
monarca para que confirme las mesnadas que perciben por sus servicios nobiliarios.

Pacificado el reino, Carlos II intervino activamente en la política francesa tras la muerte


de Felipe VI, el navarro era uno de los nobles de categoría en la corte y no dudó en
asesinar al favorito de Carlos de España (o de la Cerda) cuando éste recibió tierras que
el navarro consideraba propiedad de los Évreux, ni tuvo reparos en alternar la
obediencia al rey con la revuelta. Hecho prisionero en 1356 por el monarca francés, su
encarcelamiento precedió a la derrota de Juan II en Poitiers, hecho que inicia el intento
de los burgueses (E. Marcel) de controlar el reino. Carlos apoya a la burguesía parisina
contra el Delfín y sólo abandona a sus aliados cuando se unen a los campesinos. El
navarro será uno de los miembros de la represión contra la Jacquerie 152 y mantiene
alianzas con ingleses hasta la paz de Bretigny (1360) entre ingleses y franceses.

Vencido en Cocherel (1364), Carlos se olvida de los asuntos franceses y se concentra en


la Península, donde participa en el conflicto castellano-aragonés, tan pronto al lado de
Pedro el Ceremonioso como de Pedro el Cruel, del que obtuvo por su ayuda militar, tras
la 1ª entrada en Enrique de Trastámara en Castilla, las zonas de Guipúzcoa y Álava.
Muerto Pedro el Cruel (Castilla), Carlos se unió a los monarcas de Portugal, Granada y
Aragón contra Enrique de Trastámara, pero los aliados no fueron capaces de coordinar
sus acciones bélicas y Carlos firmó el tratado de Briones (1373 y 1379) donde se
estipulaba el matrimonio del heredero navarro, Carlos III, con Leonor, hija de Enrique II
de Castilla.

Frente a la capacidad política de Pedro el Ceremonioso (IV de Aragón) y de Carlos II de


Navarra para engrandecer sus dominios y evitar la integración en la órbita castellana, los
herederos de ambos reinos desarrollaron una política de pacifismo y amistad con
Castilla. Ni Pedro ni Carlos supieron sacar partido de la crisis castellana de 1385.

Ámbos mantuvieron cierta independencia respecto a Castilla y se negaron a secundar a


Juan I respecto al cisma de la Iglesia, sólo a la muerte de Carlos y Pedro (1387) Navarra
y Aragón prestaron obediencia al Papa aviñonés y tomaron partido en la Guerra de los
Cien Años a favor de Francia.

El cambio de actitud simbolizado por la aceptación de Benedicto XIII parece ser


atribuido a la situación en el interior de ambos reinos: repetidos fracasos militares
Historia Medieval de España

agravan la crisis económica y se produce una aristocratización de la sociedad. El cambio


fue mental al tiempo que material: el ideal de vida burgués cedió ante el caballeresco
(algo que ya había sucedido en Castilla y Francia). La conjunción de cambios
económicos, mentales y sociales explicarán la nueva actitud de Navarra y Aragón,
cuyos intérpretes serán Carlos III y Juan I.

Al morir Carlos II, el heredero al trono navarro (Carlos III) se hallaba en Castilla, con
cuyos monarcas mantuvo las mejores relaciones de su reinado a pesar de la intromisión
de su mujer, Leonor, en asuntos castellanos durante la minoría de Enrique III.
Contingentes navarros colaboraron en las campañas de Fernando de Antequera contra
los musulmanes, de la misma forma que antes habían intervenido al lado de Juan I de
Castilla en la guerra de Portugal.

Las relaciones de Navarra con Aragón fueron amistosas, esto se refleja en el matrimonio
de Blanca de Navarra y Martín el Joven. Al morir Martín I, Carlos III apoyó la
candidatura de Fernando de Antequera y autorizó el matrimonio de Juan, hijo del
anterior, con Blanca de Navarra. El progresivo alejamiento de Francia se nota en el
arreglo de los problemas pendientes, así en 1404, Carlos renuncia a los condados de
Champagne y de Brie a cambio de 12.000 francos anuales.

En el interior, Carlos III continuó la política de navarrización mediante el


nombramiento de navarros para los cargos administrativos, y uno de sus primeros actos
fue hacerse coronar de acuerdo con el viejo ritual del reino (jura respetar el fuero, recibe
el juramento de los súbditos, los eclesiásticos le dan la unción que simboliza el origen
divino de su poder y sube a un escudo donde están pintadas las armas de Navarra).
Partidario del ideal caballeresco, creó las órdenes del Lebrel Blanco y de la153 Bonne Foi
para premiar a los caballeros más distinguidos. Su política no sirvió para poner fin a las
guerras nobiliarias de dos sociedades antagónicas, el Llano y la Montaña dirigidos por
los Agramunt y los Beamont, que darán nombre a los agramonteses y beamonteses,
cuyos enfrentamientos llenan el XV navarro.

También en las ciudades tuvo que intervenir para poner fin a las banderías, como en
Estella, donde los Ponce y Learza se disputan el control de la villa, así el nombramiento
del alcalde será perpetuo en vez de anual para evitar los enfrentamientos y sería
designado por el monarca entre tres candidatos elegidos por el sistema de insaculación.
En Pamplona continúan los enfrentamientos entre el Burgo, la población y la Navarrería
hasta la firma de un acuerdo en 1423 por el que se forma un solo municipio.
Historia Medieval de España

EL REINO DE PORTUGAL

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. SESMARÍAS Y COMERCIO PORTUGUÉS

Portugal tiene, como en el caso castellano, desde finales del XIII, un tema político
recurrente: la afirmación del poder monárquico frente a los nobles, que se mezcla con
temas sociales y económicos por el papel ejercido por los burgueses de Oporto y
Lisboa. Hay que añadir, además, las revueltas de los eclesiásticos que se remontan a
tiempos de Alfonso III y no terminan con la muerte del rey. Los reinados de Dionís
(1279-1325) y de Alfonso IV (1325-1357) conocen tanto el reforzamiento del poder
monárquico como la contestación de los grupos sociales que se resisten a él. Los
Inquiriciones o pesquisas ordenadas por el rey Dionís para conocer la legitimidad de los
derechos señoriales pueden ser el origen de esa contestación.

En ambos reinados los reyes portugueses intervinieron en Castilla, generalmente,


apoyando a los rebeldes, que también es una manifestación de independencia de
Portugal junto con hechos como la creación de una universidad, la de Lisboa, que
evitaba la dependencia salmantina. Alfonso IV también ayudó a los rebeldes
castellanos, pero otro problema adicional fue el matrimonio de su hijo Pedro 154
I y la
afición del heredero por Inés de Castro quien fue asesinada, lo que acabó por provocar
la guerra civil entre grupos nobiliarios. El malestar de los nobles se sigue perfectamente
por las Cortes a lo largo de todo el XIV. Destaca la convocatoria de 1340, pero aquellas
revueltas nobiliarias no impidieron sus actividades en Flandes, Inglaterra y Francia con
gran éxito.

Desde 1349 los concejos y ciudades fueron protagonistas en el reino al preconizar


Alfonso IV un fuerte intervencionismo en los municipios para evitar la despoblación,
causa directa de los efectos de la peste. Las disposiciones no funcionaron y las Cortes de
Lisboa de 1352 mostraron el descontento de los concejos que culparon a clérigos,
nobles, jornaleros y hasta judíos.

Pedro I (1357-1367) y Fernando I (1367-1383) llevaron a cabo una política de


pacificación interna y de protección a la agricultura y el comercio a pesar de las
divisiones políticas que se observan dentro del Consejo Real. La división se refiere,
básicamente, a los partidarios de la colaboración con Francia (nobles) y los que apoyan,
por intereses comerciales a Inglaterra (concejos, burgueses). Las diferentes Cortes
repiten las quejas y agravios e intentan aportar la solución a los problemas internos
portugueses. Pedro I logró reunir un importante tesoro más tarde dilapidado en la guerra
contra Castilla. La devaluación de la moneda que siguió al agotamiento de las reservas
tuvo consecuencias en el alza de los precios y salarios. Esto incitó a la especulación,
cosa que intentaron evitar las leyes aprobadas en las Cortes de 1372 y 1375, de gran
importancia, conocidas como las « Leyes de las Sesmerías» . La ley pretende evitar la
escasez de cereales y su carestía, incrementar el número de campesinos y de ganado de
labor para atender mejor a la población y ofrecer estímulos a los agricultores. Muchas
Historia Medieval de España

son las disposiciones de estas Leyes de las Sesmerías, destacando las que obligan a
poner a los propietarios en cultivo sus tierras, directa o indirectamente, o a vender el
grano a precio señalado. Las bandas de mendigos y desocupados se utilizaron como
mano de obra.

Tan importante como la agricultura en Portugal fue el comercio exterior cuyo desarrollo
favoreció el monarca (compra de naves, seguro de mercancías, etc.). Hubo privilegios
para los que construyeran o compraran barcos. Las medidas para favorecer el comercio
fueron muchas: matrícula de barcos con más de 50 toneladas, bolsa común a compensar
a quienes perdieran, sin culpa, sus naves, anulación de las normas que prohibían sacar
de las poblaciones determinados productos, acuñación de monedas de oro y plata, etc.

Pedro I mantuvo una política de recelo y control de los clérigos, favoreció a la nobleza y
en política exterior, mantuvo la alianza con Castilla y con Inglaterra. La llegada del
Trastámara, Enrique II, le obliga a elegir y también a su sucesor, entre la amistad y la
alianza con Inglaterra. Los nobles apoyan la 1ª opción (Castilla), los mercaderes la 2ª
(Inglaterra). Estos últimos, en las Cortes de 1372, le leyeron la « cartilla» al rey.

Fernando I apoyó a los enemigos de Enrique de Trastámara pero, en el Tratado de


Alcoutim proyectó su matrimonio con una hija del castellano aunque, más tarde, rompió
el acuerdo para casarse con Leonor Téllez y, aliado de Inglaterra, ataca los dominios
castellanos. La paz de Santarem (1373) se basa en matrimonio de familias reinantes.

B. LA REVOLUCIÓN PORTUGUESA DE 1383-1385


155
Juan I de Castilla anuló el matrimonio de Fadrique de Benavente con la heredera
portuguesa para ofrecerse él mismo como rey consorte. Este gesto le condujo a una
guerra con Portugal que, ayudado por los ingleses, marca un antes y un después en la
historia portuguesa. Portugal derrotó a los castellanos en Aljubarrota después de que los
artesanos y mercaderes de Lisboa y Oporto se impusieran a los nobles y eligieran como
rey al maestre de Avís.

El matrimonio de Juan I con la heredera de Portugal, en principio, respeta la


independencia portuguesa al mantener los reinos separados y gobernar Enrique, el
primogénito del monarca en Castilla y los hijos de Beatriz de Portugal. Pero los efectos
fueron los contrarios a los buscados. Y los nobles disidentes se pasaron al partido de los
burgueses del maestre de Avís que pronto solicitó la ayuda de Juan de Gante. Cuando
muere Fernando I, los lisboetas pidieron que se incluyeran ciudadanos en el Consejo. La
reina Leonor no se comprometió y los representantes de los concejos se sublevarán
dirigidos por el infante Juan, maestre de Avís e hijo de Pedro de Portugal.

Juan I entró en Portugal hallando una fuerte resistencia en las ciudades comerciales, que
no pudieron tomarse. Incluso comenzaron a ser discutidos los derechos al trono de
Beatriz, la mujer de Juan I. Este hizo lo propio llamando ilegítimos a los defensores del
maestre de Avís.

Las Cortes de Coimbra tienen un claro paralelismo con Caspe. Incluso el maestro Joao
das Regras es comparable con Vicente Ferrer. En Coimbra los defensores del maestre de
Avís, que tenía todos los apoyos económicos, militares y políticos, primaron sobre la
ilegitimidad y la condición de clérigo del Maestre. Las Cortes le eligieron rey.
Historia Medieval de España

Aljubarrota, 1385, fue una batalla trascendental tanto para la Castilla de Juan I, en
donde perdieron la vida numerosos nobles (López de Ayala fue hecho prisionero) ya
que el rey castellano tuvo que hacer frente a compensaciones ante las Cortes (Consejo
Real) sino y sobre todo, para Portugal que inició un ascenso imparable en política
exterior que la llevaría a la era de los descubrimientos.

C. LA CRISIS CASTELLANA

Durante su reinado Enrique II intenta evitar la intervención política de nobleza y Cortes.


Los soportes en los que se basa Enrique son el clero y los juristas, que le ayudan a evitar
la intervención política de Cortes y nobles, que se mantienen en equilibrio.

Juan I continuará el apoyo a los nobles para lo que creó nuevas órdenes de caballería: la
del Sol o la Paloma y la de la Rosa. Atrajo al estamento ciudadano aprobando leyes
antijudías y leyes suntuarias. No acepta la petición de Cortes de intervenir en el Consejo
Real, ni renunciar al derecho de modificar las decisiones de las Cortes, porque era el rey
la fuente suprema del Derecho y las Cortes sólo asesores.

En la lucha entre nobles y clérigos, favorece a los últimos:

·Anula la presión económica que los nobles ejercen sobre los monasterios con la
excusa de su defensa.
·Sólo reconoce el carácter de encomenderos o protectores a los fundadores de
iglesias o monasterios y a sus herederos.
156
Ante el Cisma eclesiástico, Juan II, aliado de Francia, se decanta por el Papa de Aviñón
y consigue que se unan a esta causa Navarra y Aragón que aceptan al Papa con Carlos
III y Juan I.

En contraposición al equilibrio interior, en lo exterior se inmiscuye en asuntos internos


de Portugal, aspirando a ser rey consorte político que trae la derrota de Aljubarrota
(1385), que le obligará a aceptar las exigencias de las ciudades representadas en Cortes,
que intentan hacerse cargo del poder ante la incapacidad del monarca y sus nobles.

Se muestra la fragilidad del poder de los Trastámara:

·Sublevación nobiliaria dirigida por su hermano Alfonso.


·Durante la guerra tuvo que reducir a Pedro de Trastámara.
·Derrota entre Juan de Avis y Juan de Gante.
·No tiene el apoyo de la alta nobleza.
·Necesita ayuda económica para evitar que entren en Castilla ejércitos
portugueses e ingleses (Juan de Gante reclama su trono).

Ante esto acude a las Cortes que le hacen pagar el precio de su ayuda: permitir que
entren en el Consejo Real cuatro representantes de las ciudades en igualdad con clérigos
y nobles.

El Consejo atenderá en todos los asuntos del reino excepto en la Administración de


Justicia que la realiza la Audiencia y en algunos derechos sólo del monarca:
nombramiento de oficiales y presentación de obispos y cargos eclesiásticos.
Historia Medieval de España

El nombramiento de consejeros recayó en los obispos del reino (Toledo, Santiago y


Sevilla) y el obispo de Burgos, cuatro nobles (sólo uno de la alta nobleza) y cuatro
juristas representando a las ciudades.

Se crea un ejército nacional en el que participan obligatoriamente todos los ciudadanos


que deben armarse en proporción a sus riquezas y bienes.

En 1386, en las Cortes de Segovia, Juan I autoriza la creación de hermandades para


garantizar el orden. Continúa, aunque se adelanta a la coronación de Enrique II (1393)
para terminarla.

En la política interior, Enrique II siguió con el afianzamiento del poder monárquico:

·Intenta anular políticamente a la alta nobleza.


·Reducir las prerrogativas de las Cortes.
·Acabar con la independencia de las ciudades.

Se apoya en la segunda nobleza y en el obispo de Toledo. Para debilitar a la nobleza y


Cortes se apoya en una contra la otra: somete a las Cortes para enfrentarse y vencer a la
alta nobleza de parientes. Las consecuencias serán:

·La segunda nobleza se convierte en peligro para el rey.


·Surge la figura de Fernando de Antequera.

Aparece la figura del corregidor, delegado del rey que interviene en asuntos
157
municipales. La sumisión de las ciudades trae la pérdida de poder de las Cortes y sus
funciones serán:

·Conceder subsidios.
·Ratificar acuerdos tomados previamente.
·Solicitar la adopción de medidas contra los judíos.

En política exterior llevará a cabo:

·Alianza con Aragón y Navarra.


·Amistad con Francia, afectada por el problema del Papa Luna.
·Paz con Inglaterra.
·Oscilación de guerra y paz con Portugal (luchas fronterizas) y Granada
(incidentes fronterizos y expedición del maestre de Alcántara).

A la muerte de Enrique III el hombre más importante de Castilla era su hermano


Fernando de Antequera, que unía riqueza y fuerza militar y al que su hermano confía la
conquista de Granada.

Es propuesto como rey en lugar del niño Juan II pero el testamento de Enrique dispone
una regencia compartida con Catalina de Lancaster para evitar que alguno pudiera
actuar por sí solo en el reino, aunque ambos lo intentan.

Fernando logra apartar a Catalina y gobierna Castilla controlando a los nobles mediante
la guerra con Granada. Obtiene máxima autoridad, lo que le permite emplear el dinero
Historia Medieval de España

destinado a la lucha contra los musulmanes para acceder al trono de Aragón. Con el
apoyo de sus riquezas, de un ejército preparado y de Benedicto XIII obtuvo los votos
necesarios.

La nobleza castellana y la reina Catalina le habían apoyado, confiando en que así


abandonaría la regencia, pero no lo hizo, perjudicando a Castilla a favor de Aragón.

D. LOS DESCUBRIMIENTOS PORTUGUESES

A finales del XIV, en Portugal como en otros reinos, la nobleza tradicional pierde fuerza
y es sustituida por una segunda nobleza formada por los partidarios del monarca y por
sus juristas-consejeros.

Los intereses de esta nobleza y los de la burguesía comercial orientan la política


portuguesa a lo largo del XV. Tras la oposición castellana a las pretensiones
portuguesas de ocupar Granada, el objetivo será la costa norteafricana. En 1415 los
portugueses ocupan Ceuta por su importancia económica y estratégica. Ceuta era uno de
los puntos terminales de las rutas sahariana por las que el oro de Tombuctú llegaba al
Mediterráneo y Portugal, al igual que otros reinos europeos, necesitaba oro para
mantener su actividad comercial. No obstante, los objetivos comerciales de la expansión
portuguesa no se lograrán hasta años después con el infante Enrique el Navegante. A
partir de la conquista de Ceuta, los portugueses podrían haber ocupado una parte de
Marruecos de donde habrían obtenido oro, mano de obra esclava y trigo, escaso en la
Península, pero la magnitud del botín conseguido hizo que los portugueses se limitaran
a ocupar la ciudad.
158
Bajo la dirección del infante Enrique, Portugal emprende una serie de expediciones por
la costa atlántica africana para mantener y aumentar sus dominios que culminan con el
paso del Cabo de Bojador, en 1434. Son expediciones de tanteo y poco rentables, pero
su importancia es grande ya que sin ellas no hubiesen sido posibles las posteriores.

Paralelamente a estas expediciones oficiales organizadas por la corona portuguesa, se


producen, en la 1ª ½ del XV una serie de viajes que llevan a los portugueses a las Islas
Canarias, Azores y Madeira, ya conocidas desde el XIV pero no ocupadas y poco
explotadas. A finales del XIV portugueses, catalanes y castellanos emprenden una serie
de viajes a las Canarias con el fin de obtener esclavos y colorantes. Los catalanes son
pronto apartados y el archipiélago canario será disputado por portugueses y castellanos.

En 1402 marinos normandos y franceses al servicio de Castilla ocupan las Canarias.


Entre 1424 y 1434, Enrique el Navegante intenta ocupar Gran Canaria pero sin éxito.
Las pretensiones portuguesas sobre las Islas Canarias terminan cuando el Papa Eugenio
IV reconoce la soberanía castellana sobre las islas en 1436, aunque Portugal no la
reconoce hasta años más tarde. El fracaso portugués en Canarias será compensado con
la ocupación de Madeira y Porto Santo en 1419 y 1420 y el establecimiento de
portugueses en el archipiélago de las Azores en 1427. Las Azores son entregadas al
infante Enrique en concepto de feudo vitalicio.
Historia Medieval de España

EL REINO DE PORTUGAL

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. SESMARÍAS Y COMERCIO PORTUGUÉS

Portugal tiene, como en el caso castellano, desde finales del XIII, un tema político
recurrente: la afirmación del poder monárquico frente a los nobles, que se mezcla con
temas sociales y económicos por el papel ejercido por los burgueses de Oporto y
Lisboa. Hay que añadir, además, las revueltas de los eclesiásticos que se remontan a
tiempos de Alfonso III y no terminan con la muerte del rey. Los reinados de Dionís
(1279-1325) y de Alfonso IV (1325-1357) conocen tanto el reforzamiento del poder
monárquico como la contestación de los grupos sociales que se resisten a él. Los
Inquiriciones o pesquisas ordenadas por el rey Dionís para conocer la legitimidad de los
derechos señoriales pueden ser el origen de esa contestación.

En ambos reinados los reyes portugueses intervinieron en Castilla, generalmente,


apoyando a los rebeldes, que también es una manifestación de independencia de
Portugal junto con hechos como la creación de una universidad, la de Lisboa, que
evitaba la dependencia salmantina. Alfonso IV también ayudó a los rebeldes
castellanos, pero otro problema adicional fue el matrimonio de su hijo Pedro 159
I y la
afición del heredero por Inés de Castro quien fue asesinada, lo que acabó por provocar
la guerra civil entre grupos nobiliarios. El malestar de los nobles se sigue perfectamente
por las Cortes a lo largo de todo el XIV. Destaca la convocatoria de 1340, pero aquellas
revueltas nobiliarias no impidieron sus actividades en Flandes, Inglaterra y Francia con
gran éxito.

Desde 1349 los concejos y ciudades fueron protagonistas en el reino al preconizar


Alfonso IV un fuerte intervencionismo en los municipios para evitar la despoblación,
causa directa de los efectos de la peste. Las disposiciones no funcionaron y las Cortes de
Lisboa de 1352 mostraron el descontento de los concejos que culparon a clérigos,
nobles, jornaleros y hasta judíos.

Pedro I (1357-1367) y Fernando I (1367-1383) llevaron a cabo una política de


pacificación interna y de protección a la agricultura y el comercio a pesar de las
divisiones políticas que se observan dentro del Consejo Real. La división se refiere,
básicamente, a los partidarios de la colaboración con Francia (nobles) y los que apoyan,
por intereses comerciales a Inglaterra (concejos, burgueses). Las diferentes Cortes
repiten las quejas y agravios e intentan aportar la solución a los problemas internos
portugueses. Pedro I logró reunir un importante tesoro más tarde dilapidado en la guerra
contra Castilla. La devaluación de la moneda que siguió al agotamiento de las reservas
tuvo consecuencias en el alza de los precios y salarios. Esto incitó a la especulación,
cosa que intentaron evitar las leyes aprobadas en las Cortes de 1372 y 1375, de gran
importancia, conocidas como las « Leyes de las Sesmerías» . La ley pretende evitar la
escasez de cereales y su carestía, incrementar el número de campesinos y de ganado de
labor para atender mejor a la población y ofrecer estímulos a los agricultores. Muchas
Historia Medieval de España

son las disposiciones de estas Leyes de las Sesmerías, destacando las que obligan a
poner a los propietarios en cultivo sus tierras, directa o indirectamente, o a vender el
grano a precio señalado. Las bandas de mendigos y desocupados se utilizaron como
mano de obra.

Tan importante como la agricultura en Portugal fue el comercio exterior cuyo desarrollo
favoreció el monarca (compra de naves, seguro de mercancías, etc.). Hubo privilegios
para los que construyeran o compraran barcos. Las medidas para favorecer el comercio
fueron muchas: matrícula de barcos con más de 50 toneladas, bolsa común a compensar
a quienes perdieran, sin culpa, sus naves, anulación de las normas que prohibían sacar
de las poblaciones determinados productos, acuñación de monedas de oro y plata, etc.

Pedro I mantuvo una política de recelo y control de los clérigos, favoreció a la nobleza y
en política exterior, mantuvo la alianza con Castilla y con Inglaterra. La llegada del
Trastámara, Enrique II, le obliga a elegir y también a su sucesor, entre la amistad y la
alianza con Inglaterra. Los nobles apoyan la 1ª opción (Castilla), los mercaderes la 2ª
(Inglaterra). Estos últimos, en las Cortes de 1372, le leyeron la « cartilla» al rey.

Fernando I apoyó a los enemigos de Enrique de Trastámara pero, en el Tratado de


Alcoutim proyectó su matrimonio con una hija del castellano aunque, más tarde, rompió
el acuerdo para casarse con Leonor Téllez y, aliado de Inglaterra, ataca los dominios
castellanos. La paz de Santarem (1373) se basa en matrimonio de familias reinantes.

B. LA REVOLUCIÓN PORTUGUESA DE 1383-1385


160
Juan I de Castilla anuló el matrimonio de Fadrique de Benavente con la heredera
portuguesa para ofrecerse él mismo como rey consorte. Este gesto le condujo a una
guerra con Portugal que, ayudado por los ingleses, marca un antes y un después en la
historia portuguesa. Portugal derrotó a los castellanos en Aljubarrota después de que los
artesanos y mercaderes de Lisboa y Oporto se impusieran a los nobles y eligieran como
rey al maestre de Avís.

El matrimonio de Juan I con la heredera de Portugal, en principio, respeta la


independencia portuguesa al mantener los reinos separados y gobernar Enrique, el
primogénito del monarca en Castilla y los hijos de Beatriz de Portugal. Pero los efectos
fueron los contrarios a los buscados. Y los nobles disidentes se pasaron al partido de los
burgueses del maestre de Avís que pronto solicitó la ayuda de Juan de Gante. Cuando
muere Fernando I, los lisboetas pidieron que se incluyeran ciudadanos en el Consejo. La
reina Leonor no se comprometió y los representantes de los concejos se sublevarán
dirigidos por el infante Juan, maestre de Avís e hijo de Pedro de Portugal.

Juan I entró en Portugal hallando una fuerte resistencia en las ciudades comerciales, que
no pudieron tomarse. Incluso comenzaron a ser discutidos los derechos al trono de
Beatriz, la mujer de Juan I. Este hizo lo propio llamando ilegítimos a los defensores del
maestre de Avís.

Las Cortes de Coimbra tienen un claro paralelismo con Caspe. Incluso el maestro Joao
das Regras es comparable con Vicente Ferrer. En Coimbra los defensores del maestre de
Avís, que tenía todos los apoyos económicos, militares y políticos, primaron sobre la
ilegitimidad y la condición de clérigo del Maestre. Las Cortes le eligieron rey.
Historia Medieval de España

Aljubarrota, 1385, fue una batalla trascendental tanto para la Castilla de Juan I, en
donde perdieron la vida numerosos nobles (López de Ayala fue hecho prisionero) ya
que el rey castellano tuvo que hacer frente a compensaciones ante las Cortes (Consejo
Real) sino y sobre todo, para Portugal que inició un ascenso imparable en política
exterior que la llevaría a la era de los descubrimientos.

C. LA CRISIS CASTELLANA

Durante su reinado Enrique II intenta evitar la intervención política de nobleza y Cortes.


Los soportes en los que se basa Enrique son el clero y los juristas, que le ayudan a evitar
la intervención política de Cortes y nobles, que se mantienen en equilibrio.

Juan I continuará el apoyo a los nobles para lo que creó nuevas órdenes de caballería: la
del Sol o la Paloma y la de la Rosa. Atrajo al estamento ciudadano aprobando leyes
antijudías y leyes suntuarias. No acepta la petición de Cortes de intervenir en el Consejo
Real, ni renunciar al derecho de modificar las decisiones de las Cortes, porque era el rey
la fuente suprema del Derecho y las Cortes sólo asesores.

En la lucha entre nobles y clérigos, favorece a los últimos:

·Anula la presión económica que los nobles ejercen sobre los monasterios con la
excusa de su defensa.
·Sólo reconoce el carácter de encomenderos o protectores a los fundadores de
iglesias o monasterios y a sus herederos.
161
Ante el Cisma eclesiástico, Juan II, aliado de Francia, se decanta por el Papa de Aviñón
y consigue que se unan a esta causa Navarra y Aragón que aceptan al Papa con Carlos
III y Juan I.

En contraposición al equilibrio interior, en lo exterior se inmiscuye en asuntos internos


de Portugal, aspirando a ser rey consorte político que trae la derrota de Aljubarrota
(1385), que le obligará a aceptar las exigencias de las ciudades representadas en Cortes,
que intentan hacerse cargo del poder ante la incapacidad del monarca y sus nobles.

Se muestra la fragilidad del poder de los Trastámara:

·Sublevación nobiliaria dirigida por su hermano Alfonso.


·Durante la guerra tuvo que reducir a Pedro de Trastámara.
·Derrota entre Juan de Avis y Juan de Gante.
·No tiene el apoyo de la alta nobleza.
·Necesita ayuda económica para evitar que entren en Castilla ejércitos
portugueses e ingleses (Juan de Gante reclama su trono).

Ante esto acude a las Cortes que le hacen pagar el precio de su ayuda: permitir que
entren en el Consejo Real cuatro representantes de las ciudades en igualdad con clérigos
y nobles.

El Consejo atenderá en todos los asuntos del reino excepto en la Administración de


Justicia que la realiza la Audiencia y en algunos derechos sólo del monarca:
nombramiento de oficiales y presentación de obispos y cargos eclesiásticos.
Historia Medieval de España

El nombramiento de consejeros recayó en los obispos del reino (Toledo, Santiago y


Sevilla) y el obispo de Burgos, cuatro nobles (sólo uno de la alta nobleza) y cuatro
juristas representando a las ciudades.

Se crea un ejército nacional en el que participan obligatoriamente todos los ciudadanos


que deben armarse en proporción a sus riquezas y bienes.

En 1386, en las Cortes de Segovia, Juan I autoriza la creación de hermandades para


garantizar el orden. Continúa, aunque se adelanta a la coronación de Enrique II (1393)
para terminarla.

En la política interior, Enrique II siguió con el afianzamiento del poder monárquico:

·Intenta anular políticamente a la alta nobleza.


·Reducir las prerrogativas de las Cortes.
·Acabar con la independencia de las ciudades.

Se apoya en la segunda nobleza y en el obispo de Toledo. Para debilitar a la nobleza y


Cortes se apoya en una contra la otra: somete a las Cortes para enfrentarse y vencer a la
alta nobleza de parientes. Las consecuencias serán:

·La segunda nobleza se convierte en peligro para el rey.


·Surge la figura de Fernando de Antequera.

Aparece la figura del corregidor, delegado del rey que interviene en asuntos
162
municipales. La sumisión de las ciudades trae la pérdida de poder de las Cortes y sus
funciones serán:

·Conceder subsidios.
·Ratificar acuerdos tomados previamente.
·Solicitar la adopción de medidas contra los judíos.

En política exterior llevará a cabo:

·Alianza con Aragón y Navarra.


·Amistad con Francia, afectada por el problema del Papa Luna.
·Paz con Inglaterra.
·Oscilación de guerra y paz con Portugal (luchas fronterizas) y Granada
(incidentes fronterizos y expedición del maestre de Alcántara).

A la muerte de Enrique III el hombre más importante de Castilla era su hermano


Fernando de Antequera, que unía riqueza y fuerza militar y al que su hermano confía la
conquista de Granada.

Es propuesto como rey en lugar del niño Juan II pero el testamento de Enrique dispone
una regencia compartida con Catalina de Lancaster para evitar que alguno pudiera
actuar por sí solo en el reino, aunque ambos lo intentan.

Fernando logra apartar a Catalina y gobierna Castilla controlando a los nobles mediante
la guerra con Granada. Obtiene máxima autoridad, lo que le permite emplear el dinero
Historia Medieval de España

destinado a la lucha contra los musulmanes para acceder al trono de Aragón. Con el
apoyo de sus riquezas, de un ejército preparado y de Benedicto XIII obtuvo los votos
necesarios.

La nobleza castellana y la reina Catalina le habían apoyado, confiando en que así


abandonaría la regencia, pero no lo hizo, perjudicando a Castilla a favor de Aragón.

D. LOS DESCUBRIMIENTOS PORTUGUESES

A finales del XIV, en Portugal como en otros reinos, la nobleza tradicional pierde fuerza
y es sustituida por una segunda nobleza formada por los partidarios del monarca y por
sus juristas-consejeros.

Los intereses de esta nobleza y los de la burguesía comercial orientan la política


portuguesa a lo largo del XV. Tras la oposición castellana a las pretensiones
portuguesas de ocupar Granada, el objetivo será la costa norteafricana. En 1415 los
portugueses ocupan Ceuta por su importancia económica y estratégica. Ceuta era uno de
los puntos terminales de las rutas sahariana por las que el oro de Tombuctú llegaba al
Mediterráneo y Portugal, al igual que otros reinos europeos, necesitaba oro para
mantener su actividad comercial. No obstante, los objetivos comerciales de la expansión
portuguesa no se lograrán hasta años después con el infante Enrique el Navegante. A
partir de la conquista de Ceuta, los portugueses podrían haber ocupado una parte de
Marruecos de donde habrían obtenido oro, mano de obra esclava y trigo, escaso en la
Península, pero la magnitud del botín conseguido hizo que los portugueses se limitaran
a ocupar la ciudad.
163
Bajo la dirección del infante Enrique, Portugal emprende una serie de expediciones por
la costa atlántica africana para mantener y aumentar sus dominios que culminan con el
paso del Cabo de Bojador, en 1434. Son expediciones de tanteo y poco rentables, pero
su importancia es grande ya que sin ellas no hubiesen sido posibles las posteriores.

Paralelamente a estas expediciones oficiales organizadas por la corona portuguesa, se


producen, en la 1ª ½ del XV una serie de viajes que llevan a los portugueses a las Islas
Canarias, Azores y Madeira, ya conocidas desde el XIV pero no ocupadas y poco
explotadas. A finales del XIV portugueses, catalanes y castellanos emprenden una serie
de viajes a las Canarias con el fin de obtener esclavos y colorantes. Los catalanes son
pronto apartados y el archipiélago canario será disputado por portugueses y castellanos.

En 1402 marinos normandos y franceses al servicio de Castilla ocupan las Canarias.


Entre 1424 y 1434, Enrique el Navegante intenta ocupar Gran Canaria pero sin éxito.
Las pretensiones portuguesas sobre las Islas Canarias terminan cuando el Papa Eugenio
IV reconoce la soberanía castellana sobre las islas en 1436, aunque Portugal no la
reconoce hasta años más tarde. El fracaso portugués en Canarias será compensado con
la ocupación de Madeira y Porto Santo en 1419 y 1420 y el establecimiento de
portugueses en el archipiélago de las Azores en 1427. Las Azores son entregadas al
infante Enrique en concepto de feudo vitalicio.
Historia Medieval de España

PROBLEMAS ECONÓMICOS Y CONFLICTOS SOCIALES EN


CASTILLA

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

A. DEL SECUESTRO DE TORDESILLAS A LA FARSA DE ÁVILA

A la muerte de Fernando de Antequera, la nobleza castellana se agrupó en torno a la


reina Catalina de Lancaster, y dirigida por el arzobispo de Toledo y por los nobles
designados por Enrique III para custodiar al rey, se hizo con el poder y alejando a los
infantes Juan y Enrique, quienes recuperando su poder sobre el monarca con el apoyo
de Alfonso el Magnánimo de Aragón, al quedarse sin dirigentes la nobleza castellana
(Juan Fernández de Velasco y Diego López de Stúñiga), en 1417. Durante dos años, los
infantes gobernaron Castilla sin más oposición que la existente entre ellos, que se pone
de manifiesto cuando Juan se aleja de Castilla para llevar a cabo el matrimonio con
Blanca de Navarra. Enrique aprovecha su ausencia para apoderarse del monarca en
Tordesillas, hacerse conceder el marquesado de Villena y unirse en matrimonio con
Catalina, hermana del monarca castellano.

Los nobles castellanos, descontentos, dirigidos por Álvaro de Luna derrotan a Enrique
III en 1422 y repartieron sus bienes y los de sus partidarios entre los vencedores,
164 serán
estos bienes la garantía de fidelidad nobiliaria.

La unión de Juan de Navarra y Álvaro de Luna responde a las necesidades del momento
y aunque ambos no tardaron en enfrentarse por el control del reino, la alianza sirve para
anular totalmente a las ciudades y a las Cortes.

Los procuradores pasan a cobrar de la Corona y se convierten en funcionarios carentes


de autoridad, y las ciudades serán gobernadas por regidores nombrados por el monarca
y no elegidos según los fueros locales.

El Concejo amplio, integrado por todos los vecinos, desaparece para dejar paso al
Concejo restringido del que sólo forman parte los caballeros urbanos equiparables a la
nobleza de sangre con la que mantienen estrecho contacto y a la que se subordinan en
ocasiones.

La fuerza adquirida por Álvaro de Luna reconcilia a Juan de Navarra y Enrique por la
mediación de Alfonso el Magnánimo y aleja de la corte al privado en el año 1427. Si los
infantes disponían de grandes riquezas que las utilizaban para controlar el reino, Álvaro
de Luna había logrado reunir a los nobles, a los que ofrecía a cambio de su ayuda una
participación en el poder y el reparto de los bienes de los infantes que serán expulsados
de Castilla en el año 1429.

El triunfo de Álvaro de Luna fue la concesión de las tierras, cargas y títulos a los
aliados, pero pronto se formó un grupo de descontentos que solicitó una vez más la
Historia Medieval de España

intervención de Juan de Navarra y de Enrique, contra los que apoyaran de nuevo a


Álvaro de Luna.

Entre 1435 y 1440 el sistema de alianzas cambia continuamente, los nobles aliados a los
infantes utilizan las Cortes para buscar una salida a los enfrentamientos nobiliarios y
para pedir al monarca que autorice el matrimonio del heredero de Castilla, Enrique IV,
con Blanca de Navarra, hija de Juan de Aragón. Años más tarde son los partidarios de
Álvaro de Luna los que logran que las Cortes anulen las donaciones hechas en los
últimos años y se frenen las enajenaciones de bienes reales.

Ante esta nueva situación los infantes hicieron prisionero al rey en 1443 y Álvaro de
Luna les derrotó en Olmedo en 1445.

El poder nobiliario había crecido extraordinariamente y los nobles castellanos no


aceptaron durante mucho tiempo ni la autoridad del monarca ni la de su favorito, el
nuevo jefe de los nobles rebeldes será Juan de Pacheco.

La proclamación como rey de Castilla del príncipe Alfonso, que tenía once años y
dependía totalmente de la nobleza.

Sólo después es cuando se decidió el monarca a combatir militarmente a los nobles a los
que venció (no es seguro) en Olmedo en 1467, su victoria debilitó más el poder real, al
morir Alfonso un año más tarde ofrecieron el trono a su hermana Isabel.

Apoyada por la nobleza rebelde, Isabel evitó el enfrentamiento con los partidarios del
165
monarca y se proclama heredera de Enrique IV, que aceptó en la entrevista, celebrada
en Guisando (Ávila), la solución ofrecida por Isabel que era desheredar a la hija de
Enrique IV, Juana, que no era posible. Para asegurar su triunfo, los nobles partidarios de
Isabel necesitaban buscar un marido conveniente. Entre los candidatos se encontraban
Alfonso V de Portugal que estaba dispuesto a aceptar las condiciones del marqués de
Villena y dejar el gobierno de Castilla en manos de los nobles que siguen a Pacheco.
Otros nobles se mantienen fieles al infante Juan, rey de Navarra y Aragón.

Para hacer frente a los catalanes rebeldes apoyados por Luis XI de Francia, Juan II
precisa el apoyo o la neutralidad de Castilla y para lograr sus objetivos propuso el
matrimonio de Isabel con su hijo Fernando. También Luis XI, por las mismas razones
que Juan II, buscaba la alianza con Castilla y ofrece como marido de Isabel a su
hermano el duque de Guyena.

La habilidad de Juan II de Aragón y sus partidarios castellanos convirtieron en realidad


el matrimonio de Isabel y Fernando en el año 1469, y en contra los nobles descontentos
dirigidos por el marqués de Villena proclamaron heredera legítima a la hija de Enrique
IV.

La guerra civil fue inevitable y se prolongó hasta después de la muerte de Enrique IV.
Durante estos años la posición de Isabel y Fernando fue consolidándose, sobre todo
cuando Juan II logró poner fin a las guerras catalanas en 1472, a la muerte de Enrique
IV, Isabel y Fernando fueron reconocidos por la mayoría de los nobles castellanos
mientras los seguidores de Juana, apoyados por Alfonso V de Portugal seguían la lucha
hasta 1479.
Historia Medieval de España

B. HERMANDADES, CIUDADES Y CORTES

La época de esplendor de unas y otras se sitúa en los años finales del XIII y principios
del XIV, durante los años de debilitamiento del poder monárquico y división nobiliaria
(sublevación de Sancho IV contra Alfonso X y minorías de Fernando IV y Alfonso XI),
pero ni siquiera en estos momentos tuvieron importancia por sí mismas. Las promesas
hechas mientras necesitaron su apoyo se olvidaron al llegar a un acuerdo entre los
nobles o entre el monarca y los grupos rebeldes.

Tampoco reyes autoritarios (Alfonso XI o Pedro I, a los que se atribuye una alianza con
las ciudades o con la burguesía contra los nobles) concedieron importancia a los centros
urbanos (Pedro I prescindió totalmente de las Cortes).

Los primeros años de los Trastámara parecen iniciar un resurgimiento de la fuerza


política de las ciudades a las que Enrique III o Juan I halagan en los momentos de
dificultad pero de las que prescinden en cuanto la situación interna o externa lo
permiten.

Enrique III incrementa el número de corregidores y reduce a las Cortes a su función más
conocida: proporcionar dinero a la corona mediante la concesión de subsidios.

A lo largo del XV la misión de las Cortes no varía; no benefician a las ciudades sino a la
monarquía, que en muchas ocasiones prescinde incluso de las reuniones de Cortes.

Durante el turbulento reinado de Enrique IV las ciudades recuperan importancia y


166
parecen dispuestas a resucitar las Hermandades para imponer sus puntos de vista y
administrar la justicia abandonada por el rey. En numerosas ocasiones Enrique IV
facilitó la formación de hermandades dirigidas contra los nobles (caso gallego).

En estos años y coincidiendo con épocas de predominio nobiliario se dan tres momentos
asociativos importantes: en 1456-1460, 1464-1468 y 1473-1474.

·1456-1460. La Hermandad que adquiere mayor importancia es la formada por


villas y campesinos de Guipúzcoa contra los nobles (Oñalcinos y Gamboinos).
·En Galicia la revuelta de los « hermandiños» adquirió carácter oficial en 1467
durante los enfrentamientos entre Enrique IV y la nobleza dirigida por Juan
Pacheco y terminó en 1469, después de que el monarca reconociera en el pacto
de Guisando el triunfo nobiliario.

El monarca no fue ajeno a este levantamiento y autorizó la constitución de la


hermandad, seguramente después de la « Farsa de Ávila» y el nombramiento del
príncipe Alfonso como rey de Castilla.

La hermandad tuvo un gran número de seguidores y se radicalizó más a causa de la


señorialización: control de puertos por los nobles, extensión de behetrías, la ocupación
de tierras de abadengos, aumento de impuestos, prestaciones personales.

Las causas de los enfrentamientos hay que encontrarlas en las contradicciones creadas
en una sociedad en expansión económica, a pesar de la inflación y en una nobleza que
se resiste a aceptar los cambios.
Historia Medieval de España

El conflicto no puede reducirse a un simple enfrentamiento de los campesinos contra los


señores feudales, ya que intervienen concejos, pequeña nobleza independiente, clérigos,
etc.

En Fuensalida (Toledo) fueron aprobadas por el rey las Ordenanzas de la Hermandad


gallega y los agentes del monarca recorrieron Galicia buscando la adhesión de todos los
pobladores (paralelismos con la actuación de los oficiales del rey aragonés en el
problema remensa).

Organizadas las Juntas de Hermandad y elegidos los diputados, que representarían a las
juntas locales en las asambleas generales, los hermandiños exigieron la entrega de
fortalezas nobiliarias. En 1469 firmaron un pacto el monarca y los nobles y organizando
sus fuerzas lograron derrotar a los hermandiños, desapareciendo la hermandad.

En época de los RR.CC. se creará la Santa Hermandad, enteramente controlada por los
monarcas y cuya financiación llevó a la ruina a diversas ciudades (1476).

Es preciso recordar que no todas las ciudades son convocadas a Cortes, sólo las de
realengo pueden asistir y su número se reduce a 17.

En teoría, la ciudad está dirigida por una asamblea, por un concejo, en el que se hallan
representados hidalgos, caballeros menestrales, pero su control a mediados del XV está
en manos de una cerrada oligarquía.

En los siglos XIV y XV Sevilla fue la ciudad más importante del reino.
167
C. CRISIS Y RESTAURACIÓN MONÁRQUICA

Para comprender la situación de Castilla durante el reinado de Enrique IV (1454-74), es


preciso repasar la historia política del reino en época de los Trastámara. La victoria de
Enrique fue obra de la nobleza, en sus manos quedó la economía castellana, aunque el
monarca se reservó el gobierno y opuso a la alta nobleza una segunda nobleza que le
había sido fiel. Con este apoyo Juan I, Enrique III y Juan II pudieron vencer a sus
familiares, sustituyéndoles por esta segunda nobleza, cuando estos últimos consolidaron
su poder, aspiraron a tener los mismos privilegios, atribuciones y derechos de los
grandes nobles.

La victoria obtenida por Juan II en Olmedo (1445) sobre los infantes de Aragón, no le
sirvió para fortalecer el poder monárquico: Álvaro de Luna logra el triunfo militar con
el apoyo de parte de la nobleza y no estaba en condiciones de enajenarse su apoyo, por
lo que Olmedo sólo significó la derrota, no definitiva, de la nobleza de sangre y no de la
nobleza general, que buscará frente al favorito el apoyo del heredero de la Corona,
negocia con el monarca en 1446 una serie de garantías mutuas en su nombre y en el de
los grandes que siguen a uno y otro: Enrique se compromete a no tomar, ocupar ni
consentir o ayudar a la ocupación de tierras, villas, lugares y a no embargar rentas,
pechos y derechos reales y Juan II acepta lo mismo en lugares de Príncipe.

Con estos precedentes, cuando Enrique IV sube al trono no tiene autoridad para
enfrentarse a los nobles, ni siquiera podía recurrir a las ciudades, ya que habían perdido
su poder dominadas por la nobleza triunfadora que se opone al nuevo favorito Juan
Historia Medieval de España

Pacheco. Un perdón general y una política de paz en el exterior permiten al reino estar
tranquilo unos años, las alianzas con Portugal y Francia fueron renovadas. Se llega a un
acuerdo con Aragón y Navarra mediante el pago de cantidades a Juan de Navarra y la
devolución de los bienes confiscados a los servidores de los infantes de Aragón. La
guerra con Granada no entretiene a los nobles y nuevas revueltas merman la autoridad
real. Los intentos de algunos nobles para devolver el poder monárquico le lleva a
reconocer como heredero de Castilla al infante Alfonso. Golpe de Estado palaciego,
destierro de Beltrán de la Cueva que había sustituido a Pacheco en el favor del monarca.
La concesión del Maestrazgo de la Orden de Santiago a Pacheco, la reducción del
ejército real y el reconocimiento del derecho a los nobles a ser juzgados por un tribunal
especial integrado por tres nobles, tres eclesiásticos y tres juristas (1464). Enrique VI
acepta todo, perdiendo autoridad, por lo que fue posible su deposición en la « Farsa de
Ávila» de 1465.

Proclamado el príncipe Alfonso rey de Castilla a los once años, esto hace que el
monarca reaccione y se decida a combatir a los nobles, a los que vence en Olmedo
(1467). Al morir el rey Alfonso en 1468, se ofrece el trono a su hermana Isabel.

Isabel no quiso enfrentamiento con Enrique, aceptó una entrevista en Guisando en la


que se ofrecía como solución desheredar a Juana, hija de Enrique y ofrecer un marido
conveniente a Isabel. Los candidatos fueron Alfonso V de Portugal, lo que convenía a la
nobleza, a Juan Pacheco, ya que se llegó a un acuerdo con él y se dejaba el poder en
manos de una oligarquía nobiliaria. Frente a éste era: el infante Juan, rey de Navarra;
Aragón y Cataluña ofrecieron a Fernando hijo de Juan II y Francia, al duque de Guyena.

La habilidad de Juan II de Aragón y sus partidarios castellanos convirtieron168


en realidad
el matrimonio de Isabel y Fernando en el año 1469, y en contra los nobles descontentos
dirigidos por el marqués de Villena proclamaron heredera legítima a la hija de Enrique
IV.

La guerra civil fue inevitable y se prolongó hasta después de la muerte de Enrique IV.
Durante estos años la posición de Isabel y Fernando fue consolidándose, sobre todo
cuando Juan II logró poner fin a las guerras catalanas en 1472, a la muerte de Enrique
IV, Isabel y Fernando fueron reconocidos por la mayoría de los nobles castellanos
mientras los seguidores de Juana, apoyados por Alfonso V de Portugal seguían la lucha
hasta 1479.

D. GUERRA CIVIL EN NAVARRA

Los grupos nobiliarios de agramonteses y beamonteses están enfrentados desde el


reinado de Carlos II el Noble (1387-1425). Las causas profundas del enfrentamiento son
además del control político, dos formas de vida muy diferenciadas dentro del reino.
Estas rivalidades superan el marco político representado por el rey Juan II y su hijo
Carlos, príncipe de Viana, que desembocan en la guerra civil, que beamonteses,
montañeses de economía pastoril, que se sienten postergados por el monarca, llevan a
cabo contra Juan de Navarra, partidario de los agramonteses, ribereños, con fuerte
economía agraria y mayor desarrollo urbano.

El desencadenante de esta guerra fue el testamento de Blanca de Navarra, esposa de


Juan II, rey consorte.
Historia Medieval de España

La paz de Briones (1373) entre Navarra y Castilla lleva al matrimonio de Carlos III el
Noble con Leonor de Trastámara. Carlos apoya a Castilla y Francia en sus problemas
europeos y firma tratados de paz con Aragón. También ayudó a Fernando de Antequera
en la sumisión de la revuelta de Jaime de Urgell. Fruto de esta política de acuerdos y
alianzas es el matrimonio de su hija Blanca con Martín el Joven en 1402. A la muerte de
su marido, Blanca regresa a Navarra y en 1419 se casa con el futuro Juan II, hijo del
nuevo soberano aragonés Fernando de Antequera. Blanca hereda el reino de Navarra
por el fallecimiento de sus hermanos. Las consecuencias políticas de esta unión van a
ser: mayor dependencia de Castilla pero los navarros, celosos de sus fueros hicieron
hincapié en las capitulaciones matrimoniales en que el reino pertenece a Blanca y a sus
hijos.

A su fallecimiento Blanca deja como heredero a su hijo Carlos y sus descendientes, a su


hija Blanca y a sus descendientes y en último lugar a su hija Leonor, pero ruega a Carlos
que no utilice el título de rey sin el consentimiento de su padre Juan II, lo que
significaba el gobierno de hecho de Juan. La imprecisión de esta cláusula coadyuvó a la
explosión de la guerra civil. El rey optó por dejar el gobierno de Navarra a Carlos y él
se ocuparía de los asuntos castellanos. Esta fórmula no fue aceptada por el príncipe ni
por parte de la población. Las dificultades de Juan en Castilla aumentan y quiere
recuperar el patrimonio real. Con este fin el rey sustituye a los consejeros navarros por
castellanos y crea una Diputación permanente en las Cortes con la intención de
prescindir de las convocatorias generales y así agilizar los trámites, presionando a los
diputados para lograr los subsidios necesarios. Esta política fue aprobada por los nobles
agramonteses pero no por el príncipe de Viana ni los beamonteses.
169
La guerra se declara abiertamente cuando Juan II se casa con Juana Enríquez, entonces
quedan anulados sus derechos al trono de Navarra. Carlos, dirigiendo a beamonteses y
apoyados por Álvaro de Luna, se sublevan contra el monarca. La guerra continuará
hasta 1455 con suerte alterna, pero favorable a Juan II que deshereda a su hijo y nombra
heredero a Gastón de Foix, casado con su hija Leonor.

Las Cortes también se dividen, tomando partido por el príncipe (Pamplona) y por Juan
(Estella). Carlos va a Nápoles para pedir la intervención de Alfonso el Magnánimo (su
tío), quien fallece al poco tiempo, dejando como sucesor de los estados peninsulares, en
Mallorca, Sicilia y Cerdeña a su hermano Juan. Carlos tiene el apoyo de los sicilianos
que intentan mantener su propio rey y ante este peligro, Juan II perdona a su hijo, por el
que habían intercedido los reinos de la Corona. La reconciliación entre padre e hijo duró
poco, Juan II encarcela a su hijo cuando el monarca conoce la noticia de las
negociaciones de Carlos con Castilla para su matrimonio con la infanta Isabel, entonces
los catalanes se alzan e imponen al monarca la capitulación de Villafranca del Penedés y
le declaran la guerra por incumplimiento de los acuerdos.

En 1461 fallece Carlos y son reconocidos herederos Gastón de Foix y su mujer Leonor a
pesar de los derechos preferentes de Blanca, quien fue reducida a prisión por haber
apoyado a Carlos y ser cabeza de los beamonteses. Esta decisión de Juan II tiene un
interés político: necesita la colaboración del conde de Foix para alcanzar un acuerdo con
Luis XI de Francia contra los catalanes rebeldes que eligieron como señor a Enrique IV.
Este había repudiado a su esposa Blanca cuando se rompió el acuerdo con el rey
castellano.
Historia Medieval de España

Blanca decide ceder sus derechos a su antiguo marido, el cual se convierte en rey de
Castilla, de Navarra y jefe de los beamonteses. En 1463 Enrique renuncia y los
beamonteses vuelven a la obediencia de Juan II por poco tiempo, ya que la ruptura de la
alianza con Luis XI de Francia les enfrenta de nuevo al monarca castellano.

En 1469 Gastón y Leonor son depuestos como herederos y Juan II nombra nuevo
heredero a Gastón, hijo de ambos, en lugar de su hijo Fernando, heredero de Aragón y
rey consorte de Castilla. Juan teme que los beamonteses arrastren a cuantos en Navarra
deseaban tener un rey propio. Leonor y su padre llegan a un acuerdo, pero la guerra
continua hasta 1476, en que Navarra muy debilitada no puede hacer frente a las tropas
castellanas dirigidas por Fernando el Católico y pasa a ser protectorado de Castilla.

Juan II fallece en 1470 y Leonor reina brevemente, pues muere 15 días después. Su
nieto, Francisco Febo es el heredero al que apoyan agramonteses, mientras que
beamonteses se inclinan hacia la alianza con Fernando el Católico. El rey muere
prematuramente en 1483 y le sucede su hermana Catalina. Castilla y Francia están
interesadas en mantener su influencia en Navarra. Los continuos enfrentamientos de los
nobles permiten a Castilla incrementar su influencia y en 1512, Fernando el Católico
decide ocupar el reino ante la alianza de Navarra con Francia, en guerra con Castilla. En
las Cortes de Burgos, tres años después, Navarra será incorporada a Castilla.

El rey tiene que jurar los fueros navarros para reinar y aunque tiene la máxima libertad,
en la práctica está sometido al control de las Cortes, que están constituidas por 12
ricoshombres, 50 miembros del estamento militar (caballeros e infanzones),
eclesiásticos, con nutrida representación: el obispo de Pamplona, el deán de Tudela, el
170
prior de la Orden de San Juan y los abades de los monasterios más importantes, en los
que ocasionalmente también están incluidos los obispos de Bayona y de Calahorra. Por
último, por el estamento real, los representantes de las Buenas Villas. El número de
representantes de cada estamento puede variar según las épocas, pero se mantiene una
proporción según la importancia económica. El rey es la autoridad máxima y en su
ausencia lo será el gobernador o lugarteniente del rey. Otros funcionarios con amplios
poderes son los inquisidores y reformadores del estado del reino de Navarra, nombrados
por los monarcas con carácter eventual.

La administración central la lleva el Hostal, el Consejo Real, la Cancillería, el Tribunal


de la Corte y la Cámara del Comptos. Los ingresos proceden de las posesiones reales y
de los impuestos ordinarios: pecha o impuesto sobre la tierra cultivada, derechos del rey
sobre hornos, molinos, aguas, mercados, venta de sal, monopolio del rey, minas y
ferrerías, también de propiedad real, así como los tesoros sin dueño conocido. Mercados
y baños públicos son monopolio real.

Los ingresos extraordinarios proceden de las ayudas otorgadas por las Cortes, las
ciudades o los estamentos, y de los préstamos concedidos al monarca por particulares o
corporaciones. A partir de 1350 tienen periodicidad anual por lo que se convierten en
impuestos ordinarios.

Una ayuda especial es el monedaje, equivalente a 8 sueldos por fuego y pagadero en


principio al comienzo de cada reinado por los pecheros para mantener la estabilidad y
calidad de la moneda, aunque las devaluaciones fueron numerosas en los siglos XIV y
XV.
Historia Medieval de España

Los nobles, clérigos y francos están exentos del pago de impuestos ordinarios y del
monedaje. Los pecheros son exclusivamente labradores, tanto de realengo, como de
solariego (dependientes de un laico) o collazos (cuando residen en señoríos
eclesiásticos).

171
Historia Medieval de España

EL REINADO DE LOS REYES CATÓLICOS

Bibliografía: MARTÍN RODRÍGUEZ, J. L.: Manual de Historia de España. 2. La


España Medieval, Madrid, Historia 16, 1993.

El reinado de los RR.CC. es de importancia fundamental en la historia de España; en


tanto que para unos autores pone fin a la E.M. española, para otros supone el comienzo
de la Modernidad. Lo más lógico es, probablemente, contemplarlo como un período de
transición entre una y otra edades históricas.

El restablecimiento de la autoridad regia (en grave quebranto desde el advenimiento al


trono de la dinastía Trastámara), fue uno de los mayores logros de Fernando e Isabel,
acompañado de un importante impulso al proceso de reorganización institucional y
administrativa y de un significativo esfuerzo por la reconstrucción de la economía. La
culminación de la empresa reconquistadora y el establecimiento de las bases para la
inmediata expansión española en el mundo son también logros achacables a la política
de los RR.CC.

A. POLÍTICA PENINSULAR

29. LA GUERRA DE SUCESIÓN

172
Hay que tener en cuenta el problema sucesorio de Enrique IV de Castilla, atendiendo a
las circunstancias que provocaron tal situación y a los primeros intentos de solución del
mismo. Habrá que señalar las líneas más generales de la evolución de los
acontecimientos tras la muerte del monarca.

Inmediatamente después de la muerte de Enrique IV, Isabel fue proclamada reina de


Castilla en Segovia, ciudad que le era adicta desde hacía tiempo. Mediante la sentencia
arbitral de Segovia (1475) se creaba una fórmula de gobierno conjunto de Fernando e
Isabel para Castilla (en los sellos y en las monedas que se acuñaran figurarían ambos
reyes), y acto seguido se enviaban mensajeros a las principales ciudades del reino
animándolas a prestar juramento a la nueva soberana.

La rápida actuación del partido isabelista obligó a los nobles y a las ciudades a tomar
partido ante una situación de hecho. Ciudades como Ávila, Valladolid, Tordesillas o
Toledo reconocieron sin dificultades a Isabel como reina; por el contrario, Burgos,
Zamora y la mayor parte de las ciudades del sur del reino se opusieron a Isabel o
quedaron a la expectativa de los acontecimientos. La nobleza también se dividió: en
tanto que los Mendoza, los Enríquez, los Velasco o los Pimentel se adhirieron al partido
isabelista, los Stúñiga o los Girón apoyaron la candidatura de Juana.

La guerra de sucesión castellana tuvo importantes connotaciones internacionales:


Aragón, Borgoña e Inglaterra apoyaron a Fernando e Isabel, mientras Portugal y Francia
se situaron del lado de Juana.
Historia Medieval de España

En mayo de 1475 Alfonso V de Portugal invadió Castilla, al tiempo que los nobles
partidarios de Juana se lanzaban a la ofensiva. Los aparentes éxitos iniciales de los
adversarios de Isabel fueron contrarrestados desde marzo de 1476 por una campaña de
Fernando, quien asedió Burgos y Zamora y derrotó a los portugueses en Toro. La guerra
se prolongó aún durante 3 años, pero Fernando e Isabel consolidaron poco a poco sus
posiciones, al tiempo que se disolvía el partido que apoyaba a Juana y se desvanecía el
apoyo francés a esta causa.

El tratado de Alcaçovas (septiembre de 1479) puso fin de forma definitiva a las


hostilidades: Portugal reconoció a Fernando e Isabel como reyes de Castilla,
renunciando a toda pretensión dinástica. Como contrapartida, Castilla se comprometió a
no interferir en la expansión portuguesa por el África occidental.

La importancia de este tratado es enorme, no sólo porque puso las bases de una futura
alianza dinástica de las monarquías portuguesa y castellana (se acordaba el matrimonio
de la infanta Isabel hija RR.CC., con el infante Alfonso, heredero de la corona
portuguesa), sino también porque al cortar a Castilla el paso hacia África la obligó a
buscar nuevas rutas marítimas, propiciando el descubrimiento de América. Juana « la
Beltraneja» por su parte, profesó en el convento de Santa Clara de Coimbra.

También en el año 1479 murió el rey Juan II de Aragón, siendo sucedido por su hijo
Fernando II, dando un paso decisivo el proceso que conducía a la unidad de Castilla y la
corona de Aragón.

30. LAS REFORMAS DE LA ADMINISTRACIÓN


173
Concluida la guerra de sucesión, los RR.CC. pusieron en marcha en el reino de Castilla
un programa de reformas internas, con el fin de garantizar la paz que contribuyera al
reforzamiento de la autoridad regia y la reconstrucción económica. Para ello, el primer
paso consistía en el sometimiento de la nobleza a su autoridad. La política de los
monarcas en relación con la nobleza se puede resumir en dos ideas básicas: el
mantenimiento de su poder económico y de su prestigio social y la sumisión
incondicional a la autoridad regia (son significativas a este respecto las decididas
acciones llevadas a cabo contra los Guzmán y los Ponce de León sevillanos y contra la
nobleza gallega, así como la incorporación a la corona de buen número de villas del
marquesado de Villena); por tanto, la actuación política de la nobleza quedó supeditada
a la monarquía.

El inmenso poder de las Órdenes Militares fue absorbido por la monarquía, al recabar
para el rey Fernando el cargo de gran maestre de las distintas Órdenes, a medida que
iban quedando vacantes. De este modo las Órdenes, con sus inmensas rentas, pasaron a
ser administradas directamente por la corona.

La autoridad regia se impuso también de forma decidida a los municipios,


extendiéndose el régimen de corregidores, oficiales regios encargados de supervisar la
gestión municipal.

El Consejo Real, reorganizado en las Cortes de Toledo de 1480, adquirió un papel


preponderante en la gobernación del reino. Letrados expertos en Derecho romano
Historia Medieval de España

fueron quienes llevaron el peso fundamental de este órgano de gobierno, contribuyendo


poderosamente al reforzamiento de la autoridad regia.

En la misma línea, las Cortes perdieron gran parte de su peso político y fueron reunidas
en escasas ocasiones a lo largo de todo el reinado de los RR.CC., cuando era preciso la
votación de nuevos impuestos directos extraordinarios (servicios) o cuando hubo que
preparar la sucesión al trono. Las Cortes fueron también utilizadas por los monarcas al
comienzo de su reinado como firme apoyo a su proyecto de reorganización del Estado,
frente a las pretensiones nobiliarias; son particularmente importantes en este sentido las
Cortes de Madrigal de 1476 y las de Toledo de 1480.

Otro paso en la política de reforzamiento de la autoridad regia fue la reestructuración de


la Hermandad, llamada desde entonces Santa Hermandad, cuyo papel fue fundamental
para garantizar el orden y la seguridad en territorios despoblados. La Santa Hermandad
terminó convirtiéndose en un organismo estable a cuyo sostenimiento colaboraban todos
los concejos castellanos que formaban las « cuadrillas locales» .

Los RR.CC. procedieron asimismo a la reorganización de la administración judicial. A


la Audiencia y Chancillería de Valladolid (alto organismo de justicia encargado de
tramitar en última instancia los procesos civiles y criminales) se unió otra en Ciudad
Real (para todos los territorios situados al sur de Sierra Morena) que, más tarde, fue
trasladado a Granada. Galicia contó también con una Audiencia propia, dependiente de
la de Valladolid.

Del mismo modo, los monarcas impulsaron una importante tarea de recopilación
jurídica (dirigida por el legista Montalvo), que supuso el primer intento de174
superar la
confusión de la legislación medieval y ofrecer a los jueces unas referencias mucho más
precisas.

En la corona de Aragón Fernando el Católico puso también en marcha una política


tendente a reforzar el autoritarismo regio que, sin embargo, tuvo que acomodarse a las
peculiares características de cada una de las unidades políticas que la integraban. En
Cataluña, donde mayores podían ser las resistencias a la monarquía autoritaria,
Fernando consiguió la permanencia de las instituciones propias, aun cuando limitando
sus competencias; el rey intervino activamente en el nombramiento de los cargos
municipales de Barcelona y de los diputados de la Generalitat.

Las Cortes fueron aquí también convocadas en muy pocas ocasiones (entre 1481 y 1515
sólo siete veces en Aragón, una en Valencia y seis en Cataluña), por su abierta
oposición al gobierno de Fernando.

Desde el punto de vista institucional, la principal novedad afecta a la administración de


justicia. La Cancillería (órgano máximo de la administración de justicia) se dividió: una
parte se adscribió a los distintos reinos como órgano judicial y otra parte se integró en el
Consejo Real de Aragón, quedando a su cargo el estudio de las disposiciones relativas a
los diferentes estados de la Corona.

31. LA GUERRA DE GRANADA


Historia Medieval de España

Tras la ocupación del valle del Guadalquivir, la empresa reconquistadora quedó


prácticamente detenida durante más de un siglo, posibilitando la pervivencia del reino
nazarí de Granada. Una vez concluida la guerra de sucesión al trono y suscrita la paz
con Portugal, y habiendo puesto en marcha el proceso de reorganización institucional en
las Cortes de Toledo de 1480, los RR.CC. se mostraron decididos a retomar las
operaciones militares que les permitieran hacerse con el reino granadino.

El pretexto para el inicio de las hostilidades lo dieron los granadinos, al apoderarse a


fines de 1481 de Zahara. La reacción cristiana no se hizo esperar y se expresa en la toma
de Alhama (febrero de 1482); desde este momento las habituales escaramuzas
fronterizas entre cristianos y musulmanes se transformaron en una guerra auténtica,
cuya duración fue de 10 años.

Entre 1482 y 1485 los castellanos fracasaron en varias operaciones militares para
apoderarse de Loja y de Málaga, aunque conquistaron Álora en 1484. La primera etapa
de la guerra se caracterizó por las periódicas campañas de tala y saqueo de la Vega
granadina y por el aprovechamiento de las interminables discordias civiles granadinas
para provocar la división interna.

Desde 1483 se aprecia una organización mucho más eficaz, que se manifiesta en la
conquista de Ronda (mayo de 1485). Las operaciones militares castellanas (con el
apoyo de numerosos caballeros borgoñones, franceses e ingleses) se centraron en el
territorio de la actual provincial de Málaga. Las disensiones internas granadinas
concluyeron con la abdicación del rey Muley Abdullassan a favor de su hermano El
Zagal, agravándose los enfrentamientos entre éste y el hijo de aquél, Boabdil, quien fue
175
apoyado por los RR.CC. En agosto de 1487 cayó la ciudad de Málaga, sitiada desde el
mes de mayo, lo que supuso un gran triunfo del ejército castellano.

La última fase de la guerra vino marcada por el enfrentamiento entre el Zagal y Boabdil,
y se inició con una serie de operaciones lanzadas desde Murcia que permitieron la toma
de Vélez Blanco, Vélez Rubio, Mojácar, Baza, Guadix y Almería; sólo permanecía la
ciudad de Granada, mantenida por Boabdil. Los RR.CC. reunieron importantes medios
financieros y establecieron el cuartel general de las operaciones en el Real de Santa Fe,
donde se instalaron desde junio de 1491 hasta la ocupación de la ciudad de Granada el 2
de enero de 1492.

La guerra de Granada exigió un importante esfuerzo militar y económico, que se


materializó en la recaudación de impuestos extraordinarios, como la bula de cruzada, y
en el obligado endeudamiento de la hacienda regia con nobles, monasterios, ciudades o
financieros particulares.

El reino de Granada quedó vinculado a Castilla, y los grandes dominios territoriales


fueron confiscados y repartidos entre los municipios y los representantes de la alta
nobleza que habían participado en las operaciones militares. La capital del reino recibió
un trato privilegiado, porque la ocupación fue precedida de un acuerdo de los RR.CC.
con Boabdil, por el que se comprometían a respetar la vida y los bienes de los
musulmanes, su religión, sus leyes y sus costumbres.

El acuerdo de rendición fue respetado en los primeros años, mientras estuvo al frente
del arzobispado de Granada fray Hernando de Talavera, quien llevó a cabo una campaña
Historia Medieval de España

de evangelización basada en la persuasión de la palabra. Pero en 1499 fue relevado por


Cisneros, quien se mostró mucho más enérgico con los mudéjares y con los moriscos
que mantenían costumbres islámicas, provocando una revuelta en el barrio del Albaicín
que fue rápidamente sofocada por el conde de Tendilla, capitán general del reino de
Granada. Las conversiones al cristianismo se multiplicaron pero, entre tanto, se produjo
una revuelta mudéjar en las Alpujarras, que sólo pudo ser sofocada en mayo de 1501.
Unos meses después, en febrero de 1502, y como reacción frente a dicha sublevación,
los RR.CC. dieron una pragmática en la que se obligaba a los mudéjares de todo el reino
a elegir entre la conversión al cristianismo o el exilio.

Concluida la toma de Granada, los RR.CC. pudieron intervenir en otros ámbitos


geográficos peninsulares, en los que chocaron de forma inexorable con Francia.

32. ROSELLÓN Y CERDAÑA

Francia había aprovechado las dificultades internas de la corona de Aragón para


imponer su autoridad sobre los condados del Rosellón y la Cerdaña, desde hacía mucho
tiempo motivo de fricción entre franceses y catalano-aragoneses. En 1463, y como
compensación por el apoyo de Luis XI de Francia frente a la revuelta catalana, Juan II le
hizo entrega de ambos territorios; pero desde este momento fue una aspiración
permanente de Juan II y de su sucesor Fernando II su recuperación.

La ocasión se le presentó a Fernando II con motivo del enfrentamiento surgido por el


dominio de Bretaña (1484-91), en el que intervinieron las principales potencias
europeas: Francia, Borgoña e Inglaterra. España se situó al lado de Borgoña e Inglaterra,
176 Pese al
frente a Francia, con el decidido propósito de recuperar los condados pirenaicos.
fracaso español en la guerra de Bretaña, deseosos los franceses de romper la triple
alianza anglo-hispano-borgoñona, y conocedores de la decidida voluntad de Fernando el
Católico de recuperar el Rosellón y la Cerdaña, propiciaron un acuerdo de paz, suscrito
en Tours y Barcelona, en enero de 1493. Los RR.CC. establecían la alianza con Francia
y suspendían las negociaciones matrimoniales que tenían en marcha con Inglaterra y
Borgoña, obteniendo a cambio el compromiso de la devolución de los condados
pirenaicos, que se hizo efectivo en septiembre de 1493.

33. LA ANEXIÓN DE NAVARRA

La rivalidad franco-castellana permitió también al rey Católico anexionar el reino de


Navarra. Navarra había permanecido al margen de los conflictos europeos, pero
mantenía una política de amistad con Francia que preocupaba a Fernando II. El monarca
español reclamó a Juan III y Catalina de Albert, reyes de Navarra, la confirmación del
tratado de paz que mantenían y la entrega de ciertas plazas fuertes navarras mientras
durara el conflicto franco-castellano, como mejor garantía de que los reyes navarros no
permitirían el paso de tropas francesas. Pese a que los tratados de paz fueron
confirmados, los monarcas navarros se negaron a entregar las plazas solicitadas, por lo
que Fernando el Católico ordenó al duque de Alba y al conde de Lerín la ocupación del
reino de Navarra que se materializó en 1512.

En marzo de 1513 el virrey castellano Diego Fernández de Córdoba reunió las Cortes
navarras en Pamplona y juró los fueros en nombre del rey Fernando II, quien fue
reconocido como rey de Navarra (en este reconocimiento tuvo un papel fundamental el
Historia Medieval de España

matrimonio de Fernando, en segundas nupcias, con Germana de Foix). En 1515 las


Cortes de Castilla, reunidas en Burgos, aceptaron la integración permanente de las
coronas de Navarra y Castilla.

Pese a que la Navarra ultrapirenaica (merindad de Ultrapuertos, en torno a Pau) quedó


bajo dominio francés, la incorporación del reino navarro llevó la vieja aspiración de los
RR.CC. de lograr la unidad hispánica. Como los restantes reinos, Navarra siguió
rigiéndose con arreglo a sus propias instituciones.

B. POLÍTICA EXTERIOR

34. LA CONQUISTA DE LAS ISLAS CANARIAS

En los primeros años del XV, el rey Enrique III había patrocinado la conquista de las
Islas Canarias « menores» : entre los años 1402 y 1404 un grupo de caballeros
normandos, al mando de Jean de Bethercourt y de Gadifer de la Salle, ocuparon para
Castilla las islas de Lanzarote, Fuerteventura y parte de la de El Hierro. En torno a 1420
los linajes sevillanos de Las Casas y Peraza se hicieron con el señorío de estas islas,
completaron la conquista de El Hierro y se apoderaron también de la de La Gomera.
Algunos decenios después, y en el marco de la pugna luso-castellana por el dominio del
Atlántico, los RR.CC. se interesaron por proseguir la conquista de las Islas Canarias;
como primer paso, compraron a los señores de Canarias, Diego de Herrera e Inés
Peraza, el derecho de conquista sobre las islas « mayores» , aún no ocupadas: La Palma,
Tenerife y Gran Canaria. Asimismo, en el tratado de Alcaçovas (1479) se garantizaban
los derechos de los portugueses a la conquista de toda África, excepto las Canarias y
177 con el
una estrecha franja litoral que se extendía desde el cabo Bojador hasta el límite
reino de Fez, que quedaban para Castilla.

La conquista de Gran Canaria fue iniciada por un pequeño ejército financiado por Juan
de Frías, obispo de Lanzarote, y capitaneado por Juan Rejón, quien estableció en 1478
el real de Las Palmas. La ocupación total de la isla no tuvo lugar hasta 1483, tras las
operaciones militares dirigidas por Pedro de Vera, capitán general, corregidor y alcaide,
y financiada por la propia corona y por el marino y mercader genovés Pedro Fernández
Cabrón. La conversión al cristianismo del Guanartene de Gáldar, Tenesort Semidam
(llamado en lo sucesivo Fernando Guanarteme), aceleró la ocupación de la isla. Una vez
conquistada, se procedió al reparto de la tierra entre los conquistadores.

La isla de La Palma fue sometida fácilmente por alonso Fernández de Lugo entre
septiembre de 1492 y mayo de 1493, apoyándose en las parcialidades de los indígenas
ya cristianizados. Al igual que para la conquista de La Palma, Fernández de Lugo
dispuso de capital italiano (principalmente genovés) para la empresa de Tenerife.
Iniciadas las operaciones militares en abril de 1494, los castellanos encontraron una
muy fuerte resistencia (sufrieron una terrible derrota en mayo de 1494 en Acentejo), que
sólo pudo ser vencida en noviembre de 1495 con las victorias obtenidas en Agüere
(donde se fundó la ciudad de San Cristóbal de la Laguna) y en Acentejo sobre los
guanches dirigidos por el mencey Benitomo. La ocupación total de la isla no se
consiguió hasta mayo de 1496, cuando fueron sometidos los últimos reyes o menceyes
insumisos.

35. LA EMPRESA AMERICANA


Historia Medieval de España

Desde el XIII se habían producido algunos avances importantes en las técnicas de


navegación, que facilitaron el descubrimiento de América, al permitir una navegación
de altura: el uso de la brújula y del astrolabio permitían el alejamiento de la costa y la
carabela era un nuevo tipo de barco mucho más apto para la navegación en las aguas
atlánticas.

La experiencia de los marinos cántabros y portugueses y la localización geográfica de la


Península Ibérica convirtieron a Castilla y Portugal en los reinos mejor situados para
llevar a cabo esta aventura. Las expediciones atlánticas fueron impulsadas por diversos
factores económicos (especialmente la búsqueda del oro) y animadas por las colonias de
mercaderes y financieros italianos establecidas en distintas ciudades de la Península
Ibérica.

Diversos acuerdos y tratados de paz entre Castilla y Portugal, suscritos a lo largo de la


2ª ½ del XV, se habían ocupado de regular los derechos a la expansión africana, en la
que Portugal cobró clara ventaja. Precisamente fue la intensa dedicación portuguesa a la
expansión por el África islámica el motivo que llevó a los monarcas lusos a no prestar
atención a los proyectos de Colón, que ofrecían la posibilidad de alcanzar las « Indias»
navegando hacia occidente.

Concluida la guerra de Granada, los RR.CC. y algunos miembros de la alta nobleza


(duque de Medinaceli) se decidieron a patrocinar la expedición de Colón. Las razones
para el apoyo decidido de la corona, fundamental para el éxito de la empresa, fueron de
diversa índole: económicas (búsqueda del oro, potenciación del comercio), religiosas
(deseo de extender el cristianismo), intelectuales (ansia de ampliar conocimientos).
178
La expedición, compuesta por una nao y dos carabelas, partió del puerto de Palos el 3 de
agosto de 1492 y, tras una parada en las Islas Canarias, alcanzó la isla de Guanahaní, en
las Bahamas, el 12 de octubre. Posteriormente se hicieron otros descubrimientos, entre
los que destaca el de la isla de la Española (actual Santo Domingo).

En virtud de las convenciones firmadas antes de la partida, Colón tomaba posesión de


las tierras descubiertas en nombre de los reyes de España, recibiendo los títulos de
almirante de la mar océana y virrey y gobernador perpetuo de todas las tierras e islas
que descubriera cien leguas al oeste de las islas de Cabo Verde y de las Azores.

Tras el primer viaje de Colón, hubo otros muchos, en los que se prosiguió la tarea de
descubrimiento de nuevas tierras, iniciándose también la puesta en explotación de las
mismas. Con el deseo de reservarse el monopolio en la colonización de « las Indias» ,
los RR.CC. firmaron con Portugal el tratado de Tordesillas (7 de junio de 1494) en el
que se delimitaban las zonas de expansión de España y Portugal en el Atlántico
occidental; una línea teórica que se extendía de polo a polo, a 370 leguas al oeste de las
islas de Cabo Verde, dividiría las tierras descubiertas o por descubrir: todo lo situado al
oeste de esta línea quedaba para España, en tanto que lo situado al este de la misma
(excepto las Islas Canarias) era para Portugal.

36. LA PRESENCIA EN EL NORTE DE ÁFRICA


Historia Medieval de España

Los RR.CC. se propusieron la conquista de diversas plazas del N de África que


impidieran las siempre temidas razzias musulmanas sobre las costas andaluzas y que, al
mismo tiempo, aseguraran mejor la defensa del recién conquistado reino de Granada.

Los objetivos principales eran Melilla y Orán. Melilla fue conquistada en el año 1497
por el duque de Medina Sidonia, quien la recibió en « tenencia» . La conquista de Orán
hubo de aplazarse con motivo de la guerra contra los turcos en 1501 y de la 2ª guerra de
Nápoles. En 1505 fue conquistada Mazalquivir, en 1508 el Peñón de los Vélez de la
Gomera y en 1509 Orán; en 1510 fueron asaltadas Bugía y Trípoli.

Asimismo, los reyes se interesaron por establecer puestos fronterizos en la costa


norteafricana, con el fin de proteger el sector pesquero al que acudían a faenar los
castellanos desde Canarias. Estas operaciones fueron llevadas a cabo por los
gobernadores castellanos de las Islas Canarias.

Pero África ocupó siempre un lugar secundario en los objetivos políticos y militares de
los RR.CC. Estas empresas tuvieron siempre unos objetivos muy limitados, consistentes
en disponer de plazas y puestos fortificados en la costa desde los que poder prevenir los
ataques o actos piráticos de los musulmanes norteafricanos y que, al mismo tiempo,
sirvieran como plataformas para el comercio castellano hacia el interior del Magreb.

37. LA POLÍTICA EUROPEA DE LOS RR.CC.

Concluida la guerra de Granada, los RR.CC. quedaban libres para desplegar una
auténtica política europea, que orientarán en dos direcciones: los Pirineos e Italia. En
179 lo que
ambos espacios geográficos los intereses españoles chocaban con los de Francia,
influyó en un acercamiento de los RR.CC. a Inglaterra y a la casa de Borgoña, mediante
el establecimiento de alianzas dinásticas.

Por lo que se refiere a la política europea, fueron los intereses de la Corona catalano-
aragonesa los que marcaron las directrices. Tradicionalmente Castilla y Francia habían
mantenido a lo largo de la Baja E.M. una política de alianzas y amistad, mientras las
relaciones franco-aragonesas habían sido muy distintas: rivalidad y continuos
enfrentamientos en los Pirineos, en el Mediterráneo y en Italia. En este contexto, los
RR.CC. asumieron los objetivos de la diplomacia aragonesa, de forma que la política
europea de Fernando e Isabel vino marcada por una profunda rivalidad con Francia.

La entrada de los RR.CC. en la política internacional europea fue preparada


concienzudamente desde los años 80 mediante una política de alianzas matrimoniales.
En noviembre de 1490 contrajeron matrimonio el príncipe heredero Alfonso de Portugal
y la hija primogénita de los RR.CC., Isabel; la muerte del príncipe portugués poco
tiempo después no rompía, sin embargo, los proyectos de enlace dinástico hispano-
portugués.

La política de acercamiento a Inglaterra, en la que estaban especialmente interesados los


mercaderes y marinos vascos y cántabros, se sellaba con un acuerdo de marzo de 1489
sobre colaboración militar y comercial, en el que se contemplaba el futuro matrimonio
del heredero inglés Arturo con la infanta Catalina, hija de los RR.CC.

You might also like