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Este ensayo esta dedicado con especial afecto a Don Domingo Asún,

a Verónica, y a todos y todas quienes creen que otro mundo es posible.


Los que trabajan tienen miedo a perder el trabajo.

Los que no trabajan tienen miedo a no encontrar nunca trabajo.

Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.

Los automovilistas tienen miedo a caminar

y los peatones tienen miedo a ser atropellados.

La democracia tiene miedo de recordar

y el lenguaje tiene miedo de decir.

Los civiles tienen miedo a los militares,

los militares tienen miedo a la falta de armas,

las armas tienen miedo a la falta de guerras.

Es el tiempo del miedo.

Miedo de la mujer a la violencia del hombre

y miedo del hombre a la mujer sin miedo.

Miedo a los ladrones, miedo a la policía.

Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes,

al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir

y miedo al día sin pastillas para despertar.

Miedo a la multitud, miedo a la soledad,

miedo a lo que fue y a lo que puede ser,

miedo de morir, miedo de vivir.

Eduardo Galeano.
Resumen....

El siguiente texto trata de abordar de manera sucinta el fenómeno de la reestructuración

que han vivido las ciudades a raíz de la imposición de un modelo neoliberal, ellas sufren al igual

que quienes viven en ellas, los fenómenos de la expansión del capital, y de reestructuración del

estado.

Las ciudades han pasado a formar parte del mercado y se puede observar que su función y

diseño se va conduciendo hacia un mejoramiento que posibilite la expansión de los mercados y de

la acción de los privados.

Estos fenómenos se han expresado en la manera que tienen nuestras autoridades de

administrar la ciudad, que en el caso de Chile se inaugura con la imposición del modelo neoliberal

a través del gobierno de la dictadura militar.

Este episodio de la historia de nuestro país permite generar una reflexión acerca de la

manera en que se construye nuestra subjetividad actual, de las relaciones sociales que posibilita

en entornos determinados, que para efectos de este texto son las poblaciones que surgieron

debido al proceso de erradicación sufrido desde la dictadura militar en adelante.

Estas comunidades se caracterizarían por la fragmentación de su entorno y por una baja

calidad de vida y percepción de su ambiente, así como de la falta de acceso a servicios públicos,

tanto en su espacio público como privado (mala calidad de iluminación, dificultad de tránsito, mala

calidad de la vivienda).

Ello produce una falta de identidad y de sentimiento de habitabilidad de los espacios que

constituyen su cotidiano, lo que iría en directa relación con la merma de su calidad de vida.

Se propone entonces una reflexión acerca de este fenómeno y se elaboran propuestas de

acción desde la práctica del trabajo comunitario en torno a ella.


Introducción...

Lo que se presenta a continuación es un intento por tratar de reflexionar acerca de lo que

sucede en nuestras ciudades, y en particular en cierto tipo de comunidades que se han ido

formando a lo largo de los últimos 30 años en nuestro país. En este sentido la siguiente reflexión

se enmarca dentro del ámbito de las ciencias sociales, y busca reflexionar entorno a las

posibilidades que ofrece el trabajo comunitario en pos de fortalecer y mejorar la situación de las

comunidades y los movimientos sociales donde se desarrolla esta práctica social.

La estructura de esta reflexión se ha dispuesto en tres partes, la primera dice relación con

una mirada de los movimientos y lineamientos que está viviendo hace un par de décadas la

realidad mundial y en particular la latinoamericana, con respecto al fenómeno de la globalización, y

la imposición de la hegemonía neoliberal. En un segundo momento esta reflexión se centra en el

ámbito de las comunidades, en su significación territorial, lo que se puede expresar bajo el

concepto popular de población, se reflexiona a partir del caso particular de Chile, y en lo específico

en torno a aquellas poblaciones que nacen bajo la administración de la dictadura militar. El

momento final busca reflexionar y aportar con algunas ideas en torno al cómo se podría desarrollar

un trabajo que posibilite la mejora de estos asentamientos humanos dentro del contexto chileno, y

bajo el fenómeno de una realidad que se aparece como global y total.


"... lo que es un polo de acumulación de riqueza es,
en el polo contrario.... acumulación de miseria..."
Karl Marx (1867)1

Primero...

Durante los últimos treinta años Latinoamérica a vivido una serie de transformaciones

estructurales que la han llevado de tener un modelo de estado nacional centralizado, que buscaba

lograr la satisfacción de la población a través del desarrollo industrial por un lado, y por el otro de

asegurar el tener acceso a los beneficios de aquella etapa del capitalismo para todos, a través de

lo que se ha denominado un estado benefactor, es decir un estado de carácter paternal, que

asumía dentro de sus labores buscar la equidad ante la ley y los servicios que resultaban

necesarios para la dignidad de todas las personas.

El si se cumplieron satisfactoriamente o no estos anhelos que se expresaban en las

políticas de los estados en aquella época es juicio de la historia, aquí baste decir que fue un

modelo que logró posibilitar en nuestro país por ejemplo, el acceso a la educación gratuita a una

parte importante de la población, lo que conllevó a un crecimiento considerable de lo que hoy en

día denominamos clase media, y a su vez fomento un aparato estatal de carácter burocrático que

ha tenido consecuencias que vivimos hasta hoy.

Este tipo de estado benefactor era propio de un momento histórico que fue mermando, y

que en Chile y en Latinoamérica fue sucumbiendo al ritmo de los avatares de la guerra fría y de las

dictaduras militares que asolaron a nuestro territorio, encargándose de fragmentar y aterrorizar a

los movimientos sociales, populares, que habían logrado consolidarse hasta ese minuto.

Es en el contexto de las dictaduras militares donde se genera un nuevo tipo de relación

entre el estado y la población. El ejercicio de la ciudadanía paso a ser de carácter pasivo, no

estaba permitida la libre asociatividad de los sujetos, todo lo que fuera sinónimo de organización

1
Karl Marx (1867) El Capital, FCE, México, 22º ed. 1946, p. 547. Cita tomada de "Globalización,
Hegemonía y Crisis" p. 27, Diego Pereyra (1998)
social podía ser percibida como peligrosa para los intereses de las clases dominantes que bajo el

alero del poder militar estaban construyendo el escenario social bajo el cual nos encontramos.

Es así como en nuestro continente pudimos observar como la realidad social iba

transformándose bajo la aparición de profundas mutaciones tanto en nuestra estructura social,

como en el mercado mundial y en los modos de producción industrial.

En nuestro país, bajo la dictadura militar, pudimos observar la imposición de un modelo

neoliberal que es el modelo de pensamiento y acción que impera en nuestros días y que se

caracteriza por "la reivindicación del mercado como instrumento eficiente en la organización de la

economía. Las políticas neoliberales apuntan a instalar un marco legal que garantice la circulación

sin trabas de bienes y capitales y fomentar el retroceso del estado y la privatización de los

servicios públicos en beneficio de las empresas privadas."(D. Pereyra,1998, p.24).

Es entonces bajo la dictadura militar donde se impone un borrón y cuenta nueva: nueva

constitución, nueva economía, nuevo sistema previsional, de educación, salud, de política urbana

y distribución de los territorios, en definitiva, la construcción de un nuevo sujeto social. Sistema

social que pretende aparecer hasta nuestros días como total y único. Siguiendo a Gabriel Salazar,

esto se expresaría en la hegemonía de las constelaciones G, que se puede entender como el

modelo de pensamiento epistemológico que domina la realidad chilena, que en este caso sería de

carácter ahistórico que se caracteriza (entre otras cosas) : por el discreto afán de la élites

dirigentes por monopolizar la administración pública de los términos y conceptos relativos a las

(estratégicas) ideas de Totalidad y de lo General... ( G. Salazar, 1990, p. 26).

Ahora bien, corresponde reflexionar en torno cuál es la Totalidad que se impone en nuestro

territorio, a mi juicio es la Totalidad del mercado, del sistema económico neoliberal, desde hace un

par de décadas el mercado se nombra con mayúscula. Es el Mercado quien tiene la facultad para

conducir a los países al progreso, al desarrollo, es él, y no otra entidad o concepto quien puede

solucionar nuestros problemas de salud, educación y satisfacer todas nuestras necesidades, todo

se vende, todo se compra, todo se puede encontrar en un Mall.


¿Y aquello que se nos presenta como General? No es otra cosa que la idea de que este

modelo es quien dirige al mundo, no hay otro camino posible que seguir atentamente los

lineamientos de nuestros renovados tratados de libre comercio, del FMI, OMC, BM, etc. Baste con

observar la crisis en que se encuentra sumida el pueblo argentino, quien para recibir ayuda de la

comunidad internacional debe esperar a que las instituciones de carácter transnacional encuentren

que el país está en condiciones de mantener una economía acorde a su norte, o por el otro lado la

idea de que el terrorismo es global, de que la disidencia hacia Estados Unidos es sinónimo de

maldad y que merecemos por tanto del intervencionismo y justicia infinita por parte de quienes se

encargan de levantar y destruir gobiernos alrededor del mundo a su antojo.

El actual modelo neoliberal se nos presenta como un absurdo, un absurdo que instala un

miedo global, una desconfianza institucional expresada en los continuos azotes de la corrupción

en nuestras instituciones, en el constante control de nuestros mensajes y finanzas. DICOM es

nuestro ejemplo cotidiano, y la Ley de Seguridad Interior del Estado la encargada de enrostrar el

absurdo de la frase Libertad de Expresión.

El neoliberalismo se caracteriza en nuestro país entre otras cosas, por generar un modelo

de inestabilidad laboral, por sumarse a la mundialización del consumo y de las modas (La cajita

Feliz, el AXE), por presentar a lo local como ajeno, y a lo global como correcto. Es la exclusión a la

orden del día, solo excluyendo al que no crea en la fuerza de los sin historia, de los pasmados por

la velocidad del mercado, podremos superar los miedos de vivir en el absurdo.


Solo donde los hombres viven tan unidos
que las potencialidades de la acción están siempre presentes,
el poder puede permanecer con ellos, y la fundación de ciudades,
que como las ciudades - estado sigue siendo modelo
para toda organización política occidental,
es por lo tanto el más importante prerrequisito material del poder.
Hanna Arendt

El espacio neoliberal....

Por espacio se suele denominar a aquella instancia simbólica que ha logrado cargarse de

significado y a su vez que se logra perpetuar a través del tiempo, en términos materiales,

territoriales, de uso de suelo, es tomar un lugar determinado, por ejemplo una ciudad, establecerla

como un sitio a intervenir, y convertirla en un espacio, el que es simbólico, histórico (aunque

algunos no quieran), especular, expresión de una cierta ideología.

En este sentido es que se puede hablar de un espacio neoliberal, y a su vez de la ciudad

neoliberal, ella que se estructura en diversos frentes, que genera múltiples fronteras. Las

ciudades son espejos de nuestra realidad social...

La ciudad neoliberal posee las características de los entramados urbanos del capitalismo,

se funda en la exclusión, se constituye en un polo de riqueza para generar un polo de miseria, es

una ciudad que expresa nuestra subjetividad en diversos aspectos, ya sea en la calidad ambiental

a nivel comunal, en el acceso a servicios o en la posibilidad que tienen unos citadinos sobre otros

de transitar libremente en las calles.

Es una entidad depredadora, en términos de uso de suelo y recursos naturales, nuestras

ciudades no son capaces de llamarse a si mismas sustentables, ellas se consumen en el

consumo. Este no es otro reflejo que la actitud que tienen las sociedades ante el entorno,

reflejadas en la indiferencia de EEUU ante el calentamiento del planeta, o al uso indiscriminado del

automóvil, el agua o cualquier otro bien por parte de los residentes de este.

Es egocéntrica, las ciudades crecen bajo las ordenes del mercado, y bajo su propio interés,

la disposición de distintas entidades con respecto al entorno inmediato de las ciudades, por
ejemplo el lugar donde depositar las basuras, crecen sin control, podríamos decir,

hedonistamente. Es por ejemplo el caso de Santiago de Chile acaparando para si comunas que

hace un par de años eran periféricas o estaban fuera de la ciudad, imponiendo las costumbres de

la ideología neoliberal, como es el caso de Puente Alto, Pirque y otras localidades de la región.

Por último es una entidad que se caracteriza por ser separatista, reflejado en las

características de nuestras edificaciones, muros altos, planos, dejando todo a la imaginación, es

hacer muros en lo público para separar2, para hacer patente la diversidad comunal, es el reflejo de

nuestro encierro propio, nuestra única ventana parecen ser los medios de comunicación, lo público

se pinta a la usanza de los spots, las luminarias y lo que vemos por televisión.

En este sentido podemos decir que la historia de Santiago se ha caracterizado por una

lógica de exclusión y separación de sus habitantes en clases sociales, la que tiene su expresión

más radical en el proceso que vivió la ciudad a raíz de la liberalización de los mercados de suelo

durante la dictadura militar. La liberalización de los mercados de suelo genera entre otras cosas, la

difusión de los límites urbanizables, con la consecuente creación de las parcelas de agrado para

la clase más acomodada del país, y la erradicación de grandes aglomeraciones de pobladores, a

terrenos de escasa urbanización, y con pocas condiciones sociales en cuanto a calidad de vida. El

tema de la vivienda social, es traspasada desde el estado a depender de capitales privados, esto

con el objetivo de generar un gran mercado inmobiliario, el que bajo una lógica neoliberal fue

creando un verdadero cordón urbano marginal, sin tomar en cuenta los efectos psicosociales y

psicoambientales que podrían tener en los sujetos desterrados de sus terrenos.

Este uso indiscriminado del suelo llevo a crear un entramado urbano caracterizado por

un gran círculo marginal, literalmente desterrado de su historia. El destierro de grandes masas

de pobladores, a espacios nuevos para ellos, tanto en términos geográficos como históricos,

generó un proceso de desarraigo que fue llevado a cabo sin tomar en cuenta los efectos que

2
Por ejemplo el caso de la comuna de Lo Barnechea, donde la alcaldesa quería levantar un muro para
separar a las distintas realidades sociales de su comuna.
produciría en ellos, de las consecuencias que ello podía generar, tanto al nivel de las

relaciones sociales que iban a establecerse, como al efecto que tendría esta apropiación del

espacio en términos ambientales y urbanos3, es así como las grandes inundaciones de nuestra

capital en los sectores populares, ya no parecen producto de un mal uso del alcantarillado por

parte de los pobladores, o de un crecimiento fascinante del nivel de lluvias, sino que más bien

de una mala gestión a nivel estructural y urbano por parte de quienes desarrollaron este

proceso de erradicación.

Actualmente nuestra capital está viviendo cambios estructurales, en vías de enfrentar de

mejor manera la modernidad tardía que nos acecha, existe por un lado una renovación urbana

de su centro histórico, proceso conocido como gentrificación, que no es otra cosa que la

renovación de los barrios históricos o viejos, junto con el recambio de residentes pobres, por

familias de profesionales, generalmente jóvenes, a zonas centrales, en busca de su

rehabilitación urbana. Por otro lado podemos observar la replanificación de nuestro sistema de

transporte, tanto a nivel de tránsito vehicular, como de extensión de redes de transporte público

(por ejemplo el METRO). Por último señalar la búsqueda de la descentralización de la ciudad a

través de la generación de centros de comercio y actividades en distintos núcleos de la ciudad,

es la llegada de los Mall's, y todo lo que ellos acompañan como centros neurálgicos de la

diversión y el comercio a distintos lugares de la ciudad, la expansión de los colegios y las

universidades por la ciudad, etc.

Ello sin duda provoca un replanteamiento acerca del uso que le está dando el capitalino

al espacio público, el Mall lo homogeiniza, lo fantasea, en términos de que presenta para todos

los estratos sociales un mismo tenor, siendo que nuestras plazas y emplazamientos públicos

en los distintos barrios de la capital distan mucho de ser homogéneos. A su vez, mencionar

que el uso de la calle también es diferenciador en nuestras clases sociales, es bastante

3
Este punto se abordara en mayor profundidad en la segunda parte.
conocido por todos la manera de carretear que tienen los jóvenes según estrato

socioeconómico, unos en la esquina, otros en la oscuridad de un local. No habitamos el

espacio de igual manera, ni el privado, ni el público, y las consecuencias o efectos que ellos

nos genera no son, por cierto, los mismos.

La ciudad neoliberal se nos presenta como nueva, pero a la vez eterna, como un

continuo que es expresión del progreso del capitalismo, como un ente neutro, inmaterial, de

concreto, que esta ahí para que la transitemos, es una ciudad pensada al ritmo de las

autopistas, que es diseñada para que no se produzca el encuentro de lo diverso, es la ciudad

que quiere llenarse de casetas, comprar comida y abrigo en grandes cajas de hormigón con

tapa, dormirse temprano y verse por la pantalla.


Ciudades son lo mismo que perderse en la calle
de siempre, en esa parte del mundo, nunca en otra.
Enrique Lihn4

Dos...

En la calle de siempre, en el territorio, ese que está determinado en su circulación y

emplazamiento por alguien que la más de las veces, nunca lo ha pisado. Esa calle que lleva a la

casa, al departamento, que ayuda a recorrer la población, a vivir en un ambiente, a demarcar un

entorno.

Cabe aquí hacer algunas precisiones, por Ambiente se entenderá a todo aquello que rodea

a las personas, con un carácter específicamente sociofísico (lo natural, lo artificial y el hombre).

Por otra parte el Entorno, será aquello que expresa un momento tangencial, transversal si se

quiere al ambiente que rodea al sujeto. Es el Entorno quien nos posibilita entregar la carga

simbólica necesaria a los ambientes, el que nos ayuda a pensarlos como espacios históricos,

especulares de la ideología que nos transita en momentos determinados.

En este punto hacemos la contracción, de la ciudad pasamos a sectores más pequeños en

términos de superficie, pero dotados de gran significación, nos referimos al concepto de población.

La población en nuestro país es aquel lugar territorial, que posee unos limites determinados, y

dentro de ellos dice albergar a una comunidad o a varias de ellas. Esto en el sentido de que el

concepto de comunidad habla de una unión que establecen un grupo de personas con un fin

determinado, es entonces en este espacio poblacional donde se pueden encontrar comunidades

con objetivos determinados, como células de partidos políticos, centros de madres, grupos de

esquina entre otros.

Ahora bien, también se puede hablar de comunidad en términos territoriales, en nuestro

país esto queda administrado por la ley de Junta de Vecinos que se decreta en 1968 bajo el

4
En "Poesía de Paso", Casa de la Américas, Colección Premio La Habana, 1966.
gobierno de Frei Montalva. Esta ley determina la institucionalización, y el agenciamiento por parte

del estado de la organización poblacional. No es objeto de este ensayo hablar sobre el

funcionamiento de las juntas de vecinos en Chile, solo baste con mencionar lo anterior, y recordar

que en la historia del movimiento popular chileno en torno al tema de la habitación, la creación de

esta ley viene a representar nada más que el reconocimiento a la necesidad de abrir " espacios

institucionales que los pobladores reclamaron por más de sesenta años." (Espinoza, 1988)

En este sentido es el movimiento social quien se encarga de hacer presencia en la historia,

reclamando sus espacios, en un momento en que las fuerzas políticas del país buscaban el apoyo

necesario para llevar a cabo sus grandes proyectos de transformación estructural de la sociedad

chilena. Es en el escenario de aquellos años en que irrumpe el gobierno de la Unidad Popular con

el posterior advenimiento de la Dictadura Militar.

Como ya habíamos mencionado, se podría caracterizar a la Dictadura como un proceso de

reconversión de la realidad social chilena, con la imposición de un modelo económico, social y

cultural de características neoliberales, con cambios estructurales que tienen una fuerte influencia

en nuestras pautas culturales y en nuestras políticas sociales.

Por ejemplo es la imposición del modelo de focalización, según el cual la mejor manera de

operar en las clases sociales más empobrecidas, es trabajar en torno a ellas y sus problemáticas

determinadas, en este sentido se fragmenta el tejido social y se comienza a trabajar con mujeres,

niños desnutridos, jóvenes urbano populares drogadictos, hombres cesantes... sujetos sociales

fragmentados y cristalizados en un solo aspecto de su realidad social, sacados muchas veces del

contexto por la política social imperante, en este sentido la realidad de los sujetos pobladores

pasa a ser solo el tema de la vivienda en su especificidad.

Si durante el gobierno de la Unidad Popular se acrecienta la edificación en masa de

conjuntos residenciales con fines sociales, ubicándolos en la periferia, por el bajo costo, pero

manteniendo ciertos cánones de calidad. Con la llegada de la dictadura militar, se producirán


cambios estructurales, no sólo en Santiago, sino que en la planificación, división y administración

del país, dentro de sus acciones más relevantes en la capital cabe destacar:

El reajuste de en dos mil novecientos por ciento los de bienes raíces no agrícolas, y de un

novecientos por ciento de los avalúos de los bienes raíces no agrícolas vigentes al 31 de

Diciembre de 1973, con el pretexto de reconstituir la provisión económica del Estado. El 10 de

junio de 1974 se reglamentan nuevas disposiciones sobre las poblaciones de emergencia. El 12

de mayo de 1974 se modifican los límites urbanos del Plan regulador Intercomunal de Santiago.

Esta última medida genera una gran dificultad para sostener la continuidad de los proyectos

que se estaban desarrollando en la capital. Esta nueva fragmentación de la ciudad se radicaliza,

cuando en 1979, la dictadura decide liberalizar los mercados de suelo, decretando que el espacio

urbanizable es un bien no escaso, esto bajo un convencimiento y fe absoluta en el mercado como

regulador de las relaciones sociales, por lo menos desde una perspectiva económica. Es en esta

época donde nace la figura del allegado, la que se expresa en una nueva relación de hogares por

vivienda, lo que va generando paulatinamente el crecimiento de la densidad global y el cuociente

de ocupación residencial.

La liberalización de los mercados de suelo genera entre otras cosas, la difusión de los

límites urbanizables, con la consecuente creación de las parcelas de agrado para la clase más

acomodada del país, y la erradicación de grandes aglomeraciones de pobladores, a terrenos de

escasa urbanización, y con pocas condiciones sociales en cuanto a calidad de vida. El tema de la

vivienda social, es traspasada desde el estado a depender de capitales privados, esto con el

objetivo de generar un gran mercado inmobiliario, el que se ocupó de extender aún más el antiguo

Camino de la Cintura, creando un verdadero cordón urbano marginal.

Es en estas condiciones históricas, que se produce el gran proceso de

erradicación a la zona sur de la capital, es aquí donde Santiago comienza a expandirse

vertiginosamente al ritmo del mercado, radicalizándose el proceso de segregación


socioespacial (Sabatini, 1999).

Es así como la creación de estos cordones marginales, de centros cívicos y

económicos, ha respondido a una estructuración del entramado urbano que dice relación con el

uso de suelo, que en algunos casos responde a un criterio, más estético que técnico de algún

modo:

" Es posible observar que en la etapa más reciente del proceso de urbanización de la

sociedad chilena está marcada por una dialéctica de contrarios. En efecto, al mismo tiempo

que se aceleran los cambios impulsados por la creciente hegemonía del modelo neoliberal,

fundado en la competencia mercantil de individuos y empresas, se reintenta legitimar el

discurso de una planificación territorial basada en el consenso y la solidaridad social." (Ernesto

Calderón A.; Alberto Gurovich W ; M. Isabel Pavez R. 1994)5

Por otra parte este proceso generara que " ... la vivienda social se ha seguido

construyendo en las áreas donde los precios del suelo son menores, situación de segregación

espacial que agrega a la condición de pobreza de la gente nuevas dimensiones urbanas de

pobreza y desintegración social: barrios lejanos y mal equipados y, lo que es más preocupante,

barrios en que la aglomeración de pobreza facilita la desintegración social"6.

No es muy complejo pensar entonces en el cauce histórico de estas comunidades,

lugares sin espacios públicos bien acondicionados, a grandes distancias de sus lugares de

trabajo y estudio, del acceso a la salud. Si bien en Chile se ha podido observar este hecho,

este era particular para poblaciones que en un primer momento se generaron a través de

tomas de terreno, como es el caso de Achupallas en la quinta región, ahí el proceso de

5
"Hacia el no-plan de la no ciudad". Versión electrónica de un artículo publicado en la revista DE
ARQUITECTURA Nº5, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, noviembre de
1994, pp. 7-9.
6
"A 20 años de la Liberalización de los Mercados de Suelo". Discurso inaugural del Seminario " A 20
años de la Liberalización de los mercados de Suelo", pronunciado por el presidente de la Cámara de
Diputados en 1999, Carlos Montes. (En la Revista Electrónica de Arquitectura y Urbanismo de la
Universidad de Chile).
urbanización, va de la mano con la voluntad de los pobladores organizados en torno a su

territorio, a su suelo. En cambio durante la dictadura militar esto se caracteriza por ser una

política del estado, un estado de formación neoliberal, que necesitaba fragmentar al

movimiento social, borrar las huellas del pasado, trasladar, marginar.

Se borran los nombres de las poblaciones emblemáticas, de las calles, por ejemplo en

viña del mar la que fue la población Salvador Allende, paso a llamarse Glorias Navales, o en

Valparaíso a una población llamada Cobre Chileno, se le paso a denominar Héroes del Mar,

este mismo proceso lo sufre todo el territorio, en calles, escuelas, regiones. (García Letelier, P.

1998)

Ahora bien, este proceso que se inicia en Dictadura, no cesa con los gobiernos de la

Concertación, se sigue trasladando poblaciones a sectores que para ellos no tienen ninguna

significación, solo basta con entregar la vivienda, es posible observar como se inauguran

nuevos campamentos, en los que se tiene cero planificación en torno al tema vecinal por

ejemplo, las personas que vivieron juntas por décadas, ahora gracias al acceso a su vivienda

se ven separadas, sin que se les escuche.

Estructuras urbanas que nacieron bajo un diseño militarizado, focalizado, fragmentado,

controlado, de su situación y espacio social. La reunión no era bien vista para estas nacientes

poblaciones erradicadas, su estructura árida y en altura, no posibilita la reunión, por decirlo de

algún modo, no hay rincones, sino más bien escaleras para mirarse.

Desde la imposición de un modelo neoliberal a nuestro suelo, este solo es significativo

en tanto valor, en tanto UF por metro cuadrado, es así como se han ido construyendo

generaciones de pobladores en asentamientos, en comunidades que nacen dañadas, ya que

se les impone la historia del territorio por la violencia, y castradas, en el sentido de que ya no

existe pertenencia ante el nuevo ambiente, y las posibilidades de generar en ellos un nuevo

entorno, espacio, se ven dificultades por la imposición de los dictámenes de la dictadura, y

ahora, a más de diez años del traspaso del poder, esto se ve mermado por el avance de la
delincuencia, la seguridad ciudadana y el miedo globalizado. Estas comunidades DC, dañadas

y castradas, son el fiel reflejo de nuestra realidad social, es aquí donde se debate actualmente

los nuevos modos de resistencia, las nuevas esperanzas de generar una nueva ciudad,

ciudadanía, y democracia.

Es en este escenario donde se juega una parte de las acciones que realiza el trabajo

comunitario, en un territorio, con un espacio y entorno determinado, en un lugar y una fecha. Al

decir de Paulo Freire, nacemos situados y fechados, es ahí donde se comienza, en el cara a cara

a reflexionar y trabajar comunitariamente, la pregunta es, cómo es posible pensar este tipo de

trabajo, en comunidades que han sido fundadas bajo estas características.


Lo privado, constituido por esas pequeñas rutinas de la vida diaria
signadas por la dinámica afectiva, es precisamente el espacio donde,
entre telones, se produce lo público.
L. C. Restrepo
Tres...

En este punto podríamos partir diciendo que construir ciudad es ante todo, pensar en el

derecho que tenemos todos para tener una ciudad para todos, en este sentido las ciudades

neoliberales se nos muestran como la perfecta antítesis de aquello. Lo urbanizado no es

constituyente de ciudad en sí, una política de ciudad exige pensarla en igualdad, una política de

asentamientos humanos, de vivienda social, exige a su vez de la participación de la voz y gestión

de sus pobladores en su generación.

Nuestra política actual en torno a la vivienda social no pretende cubrir este aspecto, quizás

nunca lo ha cubierto en ningún momento de nuestra historia, pero ello no significa que no se

pueda plantear algo semejante, ya que las políticas públicas son históricas, al igual que la ley, y

por lo tanto son humanas y transformables.

En nuestro país la constante transición que estamos viviendo hacia la democracia, nos lleva

a pensar acerca del ejercicio de la ciudadanía, la ciudadanía que tenemos ahora es propia del tipo

de democracia que nos trasciende, reglada, representativa, amarrada.

Si queremos llegar a un verdadero ejercicio democrático se hace necesario pensar en el

ejercicio de ciudadanía que queremos, y por ende en la ciudad que queremos. En este sentido lo

que sigue a continuación es un intento por tratar de hacer ciertos alcances con una cierta manera

de gestionar la ciudad y sus poblaciones, que podrían dar luces de nortes nuevos en la

intervención que se lleva a cabo en el trabajo comunitario.

Primero decir que pensar en trabajar con los territorios, con los asentamientos, en definitiva,

con los espacios sociales que se configuran en la ciudad y las poblaciones, ya nos traslada a un

nuevo tipo de sujeto, que no está presente en nuestra política pública actual, este sujeto ya no se
presenta fragmentado, cristalizado en sus relaciones con el estado sino que en constante devenir,

al igual que la expansión y fugacidad de la vida en la ciudad. Es repensar la política urbana, pero

esta vez desde lo sujetos, de quienes en este minuto residimos los espacios, es reflexionar en que

se puede generar en el ámbito comunitario para poder llegar a habitarlos7. En este sentido el

ejercicio de la ciudadanía va de la mano con la generación y apropiación de espacios que antes

estaban vedados, es volver a encantar el espacio de reunión en las calles, no solo en las

esquinas, espacio marginal que demarca frontera entre un punto y otro, sino que más bien es

pensar en la calle, en lo público en su conjunto, cruzar la calle hacia el encuentro, buscar romper

la frontera de la esquina.

Al pensar en generar la búsqueda por el ejercicio de la ciudadanía a través de lo público, es

menester pensar en la participación, y por ende en la participación de quién. Hay muchos grupos y

colectivos que habitan las calles, baste con nombrar las ya conocidas tomas culturales alrededor

de la ciudad, o la labor que lleva a cabo Santiago Amable, pero hay grupos sociales que es

necesario darles mayor urgencia, ellos son por ejemplo los niños, mujeres, adultos mayores, la

ciudad y nuestras poblaciones no han sido diseñadas para que las habiten dignamente, una

ciudad diseñada para el flujo vehicular no es un ciudad para los niños. En este sentido es

interesante reflexionar acerca de lo que dice Francesco Tonucci, el plantea que ante el

advenimiento de este tipo de ciudades es necesario dar un giro completo y pensar a ciudad desde

los niños, ya que con eso “...no se pierde de vista a nadie...quien sea capaz de tener en cuenta

las necesidades de los niños no tendrá ningún problema para saber tener en cuenta también las

necesidades de los ancianos.... “(Tonucci, 1998) y de los jóvenes, y de quienes viven en el margen

de la ciudad.

Ahora bien, pensar en el registro de una ciudad, no es pensar en hacer una ciudad más

humilde, para quienes tengan menos no se sientan insultados de algún modo por ella, sino todo lo

7
Cuando hablamos de residir hacemos referencia a esa vivencia de estar en un lugar, pero no sentirlo
como propio, en cambio el habitar tiene relación con el sentido de lugar, con generar un espacio, de
contrario, es entregar una suerte de lujo a la ciudad, todos nos merecemos un buen sistema de

alcantarillado, luminarias y áreas verdes, seguridad y confort en nuestras viviendas, es que el polo

de la riqueza no siga extendiendo el de la miseria.

El caso de las comunidades DC....

Lo que en este texto se llamo comunidades DC (Dañadas y Castradas), se puede decir que

es una característica de nuestros cordones marginales, es en ellos donde se desarrolla gran parte

del trabajo comunitario.

Para pensar en la democracia, hay que pensar en la efectiva igualdad ante la ley, y en la

dignificación de los derechos de todos los ciudadanos, el ejercicio de la ciudadanía debe ser

efectivo, debe buscar reconstruir la memoria que se intento anular en los últimos años de nuestra

historia como país.

No es pensar en la reparación, sino en una relectura y resignificación de los procesos

sociales que se producen al interior de ella, es pensar en los efectos que genera la vivienda social

en la salud mental de quienes residen o habitan en ellas, en las relaciones sociales, vínculos que

establecen con el resto y con el entorno, lo que se cuida y se destruye es reflejo de algo, no es

casual, por ejemplo, lo que se ataca en las protestas callejeras, no se raya cualquier cosa. Los

grafittis de al actualidad son tanto expresión, en lo público, sentimientos privados de canales de

expresión, como de la búsqueda de lugares de identificación en el entorno.

Estas poblaciones que son fundadas bajo el alero de la violencia, ya sea del desalojo, o de

la violencia de carácter más simbólico, como es la imposición de un modelo económico y pautas

de relación con el entorno nuevas, arrastra consigo el sentimiento del desarraigo, es por ello que

se hace necesario reflexionar acerca de posibles caminos que tendría el trabajo comunitario en

estas poblaciones para llevar a cabo esta tarea.

arraigo, identidad y por lo tanto de cuidado del entorno.


En este sentido dar algunas ideas que, al igual que este texto, no tiene por propósito dar

una receta de acerca el cómo se debe pensar este u otro asunto, sino que más bien poner en la

mesa algunas tareas que considero relevantes para poder llevar a cabo un trabajo que diga

relación con el ejercicio de la ciudadanía, en los espacios públicos de nuestras poblaciones.

Primero, como ya se ha señalado anteriormente, un cambio de mirada, puede ser desde la

óptica de los niños como plantea Tonucci, o desde otro registro, pero aquí lo importante es

cambiar la mirada, los sujetos sociales no somos independientes de nuestros entornos, en ellos se

encarna la historia de nuestra vida, individual, familiar y social, en ellos podemos leer nuestro

pasado, en tal o cual esquina o cancha. Es entonces pensar en refundar, en generar nuevos

espacios para el encuentro de los pobladores y del ejercicio ciudadano.

Esto trae consigo el ejercicio de la memoria, ella es necesaria para llenar de contenido esos

lugares que se encuentran vacíos de algún modo, esa memoria se encuentra en quienes habitan

esos espacios, es pensar por ejemplo en el desarrollo de bibliotecas populares que tengan como

norte trabajar en pos de la recuperación de la memoria histórica de los pobladores, aquí por

ejemplo, desarrollar talleres de narración oral, ya que como todos sabemos la cantidad de material

histórico que se destruyo por miedo durante la dictadura nos deja con más de algún vacío en

nuestra frágil memoria nacional.

Para esto se propone un enfoque basado en los presupuestos de la educación popular, en

el sentido de que la educación es permanente, es en un lugar y una fecha, y es finita, al igual que

la vida humana. Ello nos insta a hacernos responsables de nuestros entornos, a pensarlos en

finitud, y por lo tanto a tratar de vivirlos como sustentables, para ello en primera instancia solo

basta con aunar voluntades de quienes residen ahí, por ejemplo desde la perspectiva de Tonucci,

ya que si yo no cuido mi entorno, mi hijo vivirá en el desarraigo hasta que se vaya “desterrado” a

otro lugar.

Ante una realidad que se quiere presentar como total y global, es necesario volver a

reencantar lo local, no en un sentido de folclore, o de nativo, sino que más bien es volver la mirada
a la ventana y no al televisor, la hegemonía nos quiere hacer pensar que en todos lados existen

los mismos problemas, y ahí, lo que no deja de ser una realidad es que si, hay problemas

globales, como la exclusión y la marginación, o la creciente violencia en los espacios cotidianos,

pero por ejemplo, los problemas medio ambientales no se solucionan con agendas pautadas por

los intereses de los grupos económicos, sino que por el fortalecimiento de una conciencia

ciudadana al respecto. Es necesario generar sentido de pertenencia, de cuidado y abrigo con

nuestros entornos, para que en ellos den ganas de permanecer, de salir a pasearlos, no hay nada

más peligroso para los habitantes de una ciudad, que el sentirla como peligrosa.

Es por ello que se propone darle un giro a las poblaciones y transformarlas en

comunidades educativas, buscar que la ciudad, y el entorno inmediato puedan ser construidos

desde una óptica educativa, no solo se aprende en el colegio, sino que donde más se aprende es

en el entorno, es volver a plantear que sabemos que sabemos, cada uno en su esquina, sabe que

sabe, sabe que aprende y sabe que educa, este es el momento de volver a mirarse cara a cara y

poder decirlo, de reconocerse en el suelo y en el cielo y comenzar a gestionar nuestros espacios,

que no son solo institucionales o académicos, sino que fundamentalmente, terrenales, son suelo y

block, población y ciudad, es allí y no en otro espacio donde se debe volver a pensar en el tipo de

ciudadanía que se quiere, y consecutivamente en el tipo de democracia que se quiere construir.

Es urgente volver la mirada al eje ciudadanía, ciudad (comunidad) educativa,

sustentabilidad, y democracia, sus cruces sin duda pueden dar nuevos aires al trabajo comunitario

de nuestro país, que en las últimas décadas se ha visto envuelto en una especie de vorágine,

avasallado por los lineamientos de la política pública.

Es así como se vuelve a jugar el deseo por construir, crear instancias nuevas para poder

generar una real democratización de nuestro entorno, es volver a pensar en tomarse la calle, pero

esta vez para hacerla propia, no pedirla prestada o por asalto, sino que buscar esa apropiación,

que surge desde lo privado, para hacerse público, y por lo tanto democrático, nuevos ciudadanos

para nuevas ciudades.


Por eso es importante afirmar que no basta con reconocer que la ciudad es educativa,

independiente de nuestro querer o nuestro deseo. (...). La ciudad somos nosotros y nosotros

somos la ciudad. Pero no podemos olvidar que lo que somos guarda algo que fue y que nos llega

por la continuidad histórica - de la que no podemos escapar, pero sobre la cual podemos trabajar -

y por las marcas culturales que heredamos.8

Al decir de Lihn, las ciudades son imágenes, entonces lo relevante e imprescindible es

poder pensar que reflejo de ciudad queremos, que historia vamos a contar a las generaciones

futuras....

Sambito

Octubre 2002

8
Paulo Freire : Política y Educación (1996, p.26 - 27).
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Antecedentes:

Nombre: Waiman Kentyi Cheung Lau

Dirección: Elena Blanco 956, Providencia, Santiago de Chile

Teléfono(s): 2097202 ; 09-7686782

Correo electrónico: wkentyi@hotmail.com

Seudónimo: sambito

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