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El tiempo…

Dos perspectivas podemos tener de él, entre las cuales buscamos mediaciones y repuestas a
las cosas que nos acontecen a diario, por una parte se impone la experiencia del saber que la vida es
corta (comparado con la eternidad del mundo espiritual), y por la otra la experiencia que al vivir
pareciera que no fuese así, ya que es este pequeño periodo de tiempo (el que vivimos) es lo único
que conocemos… que hay más allá del tiempo que tenemos destinado para este mundo ?.. Nadie
con exactitud puede decirlo, sin embargo siempre nos encontramos envueltos en acciones que
tienen que ver precisamente con el tiempo y su vez estados de ánimos que dependen profundamente
del tiempo que estamos viviendo.
Por lo antes expuesto pienso que en este transitar de la vida aunque tenemos tiempo para
todo, para reír, para llorar, para amar, para ser amado, para pelear y para tener la fortaleza y
templanza necesaria para ir superando los escalafones o dificultades que la vida misma nos trae,
muchas son las veces en que podríamos pensar por qué tales vicisitudes. Pero hay que tener
presente que ellas son partes de la vida misma ya que una vida sin nada que resolver se tornaría una
vida vaga y vacía.
Por otra parte hablar de tiempo implica hablar de hoy ya que es el tiempo que conozco,
obviamente no podemos olvidar el pasado pero este como su definición lo dice “es el tiempo que
paso y que en línea cronológica ha quedado atrás”. Y hablando precisamente de ese tiempo hay
cosas que podríamos anhelar o querer de él pero ese tiempo ya no nos pertenece, como quisiera hoy
un abrazo o un consejo de mi padre pero ese ya no es mi tiempo, mi tiempo es hoy y aunque este
hoy pueda influir en el mañana ese mañana es incierto, como lo era el hoy cuando vivía el ayer.
Hoy veo las adversidades que viví en el ayer como si realmente no lo hubiesen sido, y lo más
probable es que en el mañana lo que hoy implica un desafío ya no lo será pues seguramente ya lo
habré superado.
En otro sentido tenemos que mirar el tiempo como algo que va más allá de lo medible, que el
mismo no es únicamente el periodo que dura la tierra al dar la vuelta a su eje, o la elíptica alrededor
del sol. El tiempo es mucho más que eso… El tiempo no es posible sin acontecimientos, sin seres en
movimiento es por ello que es mejor medirlo con respecto a lo anterior y lo posterior. Ya que si no
tuviéramos conciencia de los cambios que vivimos, no sabríamos que tiempo transcurre.
Si decimos de algo que es presente, estamos afirmando que ya no será y que pasará al mundo
de lo inexistente. El presente propiamente no es, sino que pasa, deja de ser, carece de dimensión y
sólo lo podemos caracterizar relacionándolo con el futuro, que todavía no existe, y con el pretérito,
que ya ha dejado de ser. El tiempo es un "ahora", que no es, porque el "ahora" no se puede detener,
ya que si se pudiera detener no sería tiempo. No hay presente, no hay ya pasado, no hay todavía
futuro. Por lo tanto, la medida del tiempo no es el movimiento, no son los seres que cambian; la
verdadera medida del tiempo es el alma, el yo, el espíritu.
El pasado es aquello que recordamos; el futuro, aquello que esperamos; el presente, aquello a
lo que prestamos atención. Pasado, futuro y presente aparecen, pues, como memoria, espera y
atención….

Alejandro M. Dorante..

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